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martes, 21 de enero de 2025

Villarrobledo (1617-1618)

 El año 1617 vino con la noticia de que la villa debía pagar los diez mil ducados, a añadir a los primeros 12000, para confirmar en sobrecarta el privilegio de exención jurisdiccional y primera instancia del corregimiento de San Clemente. Para Villarrobledo eso fue una derrota, de hecho se emplea la palabra condena. La villa tuvo que hacer frente a un nuevo pago; en concejo abierto de 26 de mayo de 1617 se decidió tomar a censo los ocho mil quinientos ducados que faltaban para el pago de los diez mil y redondear a nueve mil ducados, pues el coste de obtener la sobrecarta de confirmación del privilegio suponía otros quinientos. acabado el pleito, Diego Muñoz de la Calera vuelve a Villarrobledo para ser elegido uno de los dos alcaldes el año 1617. Su presencia se notará en las cortapisas que pondrá al corregidor de San Clemente para evitar que entienda en materia de propios, pósito y montes. La confirmación de la primera instancia y el hacer frente al nuevo préstamo del conde de Cañete supuso para los villarrobletanos que se establecieran nuevas sisas sobre los cuatro productos que ya estaban gravados para el pago de millones: vino, vinagre, carne y pescado. El trigo vendido a los vecinos para panadear alcanzaba casi los veinticinco reales la fanega.

De nuevo en junio de 1617 se habla de que se han apedreado las cosechas de labradores de la villa, por lo que se hace preciso comprar mil fanegas para el pósito y, otra vez, se pide trigo al arzobispo de Toledo. A comienzos de julio se reconoce que la cosecha va a ser poca. El veinte de julio se es más explícito: atento que en la villa los frutos deste presente años an sido mui estériles que está a punto de despoblarse. Se decidirá registrar el grano de la rentas decimales para hacer uso de ellas: era la primera vez que, obviando al obispo de Toledo, la villa acude a los granos de las rentas decimales del las parroquias de San Blas, Madre de Dios, San Francisco y San Sebastián. La iglesia de Toledo rechazará la fianza que el concejo villarrobletano dé por estos granos. 

En noviembre de 1617, la villa debe dar alojamiento a tres compañías de soldados de paso por la villa, para evitar alboroto, algunos de ellos serán encarcelados durante su estancia. A final de mes, el día 26, la villa protesta, pues otra compañía de 250 infantes  al mando del capitán Pedro Motezuma hace presencia en la villa. Esta vez, se decide darle 250 reales para que marchen cuanto antes y abandonen la villa. Mientras la villa sigue con sus problemas para pagar las alcabalas del conde de Barajas. El conde Diego Zapata había comprado en 1611 las alcabalas y tercias de Villarrobledo por quince millones y medio de maravedíes pero mal que recibía los 800000 maravedíes anuales que debía pagar Villarrobledo. Ahora, en 1618 y después de los años de esterilidad de 1616 y 1617, la villa es incapaz de pagar al conde de Barajas. Los diferentes ramos de la alcabala se habían arrendado a recaudadores que habían entrado en quiebra por el cese de los tratos comerciales. La solución dejar el pósito más flaco, sacando doce mil reales de su caudal para pagar al conde de Barajas. Mil quinientos reales, sacados de los propios, para pagar los réditos del censo de Pablo de la Peña y evitar los costes del ejecutor enviado para el cobro. Para que nos hagamos, una idea el ejecutor del conde de Barajas y el ejecutor de don Pablo Peña costaron a la villa 36000 mrs., o sea, más de 1000 reales equivalentes a cerca de 100 ducados.

El año 1618 empezó con la rutina de otros años: la necesidad de tomar a censo del marqués de Cañete un nuevo préstamo. 8500 ducados,  y la necesidad de ordenar sus pósitos, tanto el de la villa como ese otro de pobres, que había sido fundado por Francisco Pacheco y cuya administración había llevado mucho tiempo el cura licenciado Sanvicente, que ahora abandonaba la villa. Al mismo tiempo se intentaba ordenar la venta de pan, restringida a los panaderos de la villa y limitada a 97 libras de pan por cada fanega de trigo entregada, a ocho maravedíes la libra. En el pósito de la villa, en ese momento había setecientas fanegas de trigo, pero el problema era que bastante de ese trigo era viejo, de cuatro o cinco años, guardado en el alhorí por miedo a quedarse sin existencias en época de necesidad.

El 22 de febrero de 1618, Villarrobledo ve el paso de una compañía de soldados, doscientos infantes al mando del capitán Pedro de Santamaría:

y esta villa sirviendo a su majestad para el avío de la dicha compañía quatro carros con los pares de mulas y los bagaxes que el dicho capitán e sus oficiales pidieron con que salieron acomodados par hacer la dicha jornada y abiendo salido desta villa por el camino el dicho capitán e soldados de la aldea de Pedro Gómez Ortiz un par de mulas de labor con su carro y de la aldea de Diego la Parra Gutiérrez otra mula de labor que tenía y las llevaron maltratándolas a la villa de Barrax y en otras aldeas del dicho camino rompieron algunas puertas y se llevaron aves y se hicieron otros malos tratamientos y desde la ducha villa de Barrax hicieron pasar en adelante a algunas de las mulas con sus carros y otras encerró y los bagaxes que llevaban y el dicho capitán públicamente decía que haría mal de no llevarlas hasta Cartagena

Es la segunda compañía de la cuatro que ha de soportar Villarrobledo ese mes de febrero, previamente había llegado una compañía de Martín de Porras y, tras la compañía de Pedro de Santamaría, llegarán las del capitán Valdivia y la del capitán TomCarlos. No debía haber mucha voluntariedad en los reclutamientos de esa época, pues los soldados venían presos y llegados a Villarrobledo, fueron encerrados en las carnicerías de la villa. A finales de junio, la que se moviliza es la milicia de cien soldados que tiene la villa al mando del capitán Muñoz de la Calera, que ha de personarse con los soldados en el puerto de Cartagena.

La cosecha de 1618 fue de nuevo mala, a la consabida esterilidad de los tiempos, se unió la aparición de la langosta ese año. El panorama de la villa en un concejo de 13 de agosto de ese año era desolador, la villa había perdido mil vecinos, cifra exagerada, pero síntoma de la desgracia vivida: esta villa está perdida e alcanzada mediante la esterilidad de los años y faltar el pan que en ella avía a cuia causa se an ido della más de mill vecinos, que su magestad le haga merced de bajar el repartimiento que a esta villa se la hicieron para la paga de los millones con que el reino sirve a su magestad por estar por las dichas causas muy cargada

A pesar de su independencia jurisdiccional, Villarrobledo tampoco se libraba de la intervención del corregidor que a la altura del mes de septiembre intervenía en los asuntos internos de la villa, como eran los repartimientos entre vecinos para pagar los censos tomados por la jurisdicción. La presión también venía de Alcaraz, de esta ciudad dependía fiscalmente todavía en las llamadas rentas del Reino, entre las que destacaba el servicio de millones: a Villarrobledo se le pedían cuentas de los años 1612 a 1618 por los diputados de millones de Alcaraz.

Para entender la situación financiera, caótica y ruinosa, de la hacienda municipal villarrobletana basta ver las decisiones de 26 de noviembre de 1618. En 1616, se había decidido sacar del caudal del pósito diez mil reales para pago de las alcabalas del conde de Barajas, cantidad que se había de restituir con la cosecha de ese año, pero, como ya sabemos, el año fue estéril y la cosecha apedreada. Para noviembre de 1618 todavía se le debían al pósito 896 reales y se debían sacar del pósito otros doce mil reales para pago del dicho conde. Para reponer el caudal del dicho pósito se ordenó entregar a su mayordomo 1074 fanegas y 8 celemines, a 12 reales la fanega. El trigo se había de pagar de aquel que tenían en poder los diversos recaudadores de rentas, pero evidentemente a costa de no pagar las tercias y alcabalas de ese año al conde de Barajas y garantizar de ese modo la siembra de los labradores. Si bien, las prisas por arreglar las cuentas del pósito venían por la pronta llegada del corregidor de San  Clemente Félix Vallejo Pantoja a tomar residencia a los oficiales del concejo villarrobletano. No había la misma voluntad por arreglar las cuentas del capitán Diego Muñoz de la Calera, cuyos gastos como procurador y como capitán de la milicia eran motivo de litigio en la Chancillería de Granada.

Villarrobledo tenía cierta confusión administrativa, heredada de su pasado. Fiscalmente, dependía de Alcaraz, pero tras la venta de la rentas reales, respondía ante el conde de Barajas, si bien en lo tocante a las rentas del Reino (servicios ordinario y extraordinario y millones) la cabeza de rentas seguía siendo Alcaraz; eclesiásticamente, dependía de Toledo, a quien pagaba la rentas decimales; políticamente, dependía del corregimiento de San Clemente, cuyo corregidor veía limitada su actuación a las apelaciones y a residencias y comisiones de no más de diez días, pero cuyo papel se verá reforzado en el futuro por las exigencias militares de la corona. Por último, la villa era dueña y señora para administrar su gobierno local y dueña de la jurisdicción de la primera instancia civil y criminal, pero las reuniones de sus ayuntamientos eran un continuo despacho de libranzas para pago de salarios a oficios menores, ejecutores, procuradores o censatarios, cuando no a las compañías de soldados que se veía obligada a alojar.




30 de diciembre de 1617, Juan Muñoz de la Calera sustituye a su hermano el capitán Diego Muñoz de la Calera como alcalde ordinario. No se llevaría a efecto por la oposición del ayuntamiento.


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ya a comienzos del siglo XVII, y en Villarrobledo, se confiaba que Dios guiara la acción de los gobernantes, antes de ser elegidos... quizás estaban escaldados por tanto yerro:
"por quanto mañana martes uno de henero comienço del año de mil seyscientos diez y nueve años se hacen elecciones de los oficios de justicia en esta villa e para que todo vaia guiado por mano de Dios nuestro señor se decreptó se diga una misa al Espíritu Santo"

viernes, 17 de enero de 2025

VILLARROBLEDO (1616)

Los dos primeros meses de 1616, y al igual que todos los años, el concejo villarrobletano se dedicó a la elección de sus oficios concejiles y, sobre todo, a pagar los numerosos salarios y deudas del conde de Barajas, propietario de las rentas reales, y de los censatarios. No debía andar muy boyante la villa, pues si en un principio se pensó en hacer un repartimiento de 30000 reales entre los vecinos para pagar al conde de Barajas, luego se decidió en la ya usual medida de echar mano de las tercias reales.

El caso es que llegado el mes de abril, la villa de Villarrobledo había incumplido el compromiso y concierto anterior del mes de noviembre de proveer con 7500 fanegas de trigo a la villa de Madrid. Nuevo requerimiento del corregidor de San Clemente y nuevas excusas de la villa, que son simple reconocimiento del estado calamitoso de la villa y que parte de esas 7500 fanegas han ido a aliviar las necesidades de los labradores y vecinos de Villarrobledo. La villa no ha superado la crisis y malas cosechas de años anteriores y es incapaz de cumplir con los acreedores, conde de Barajas y Pablo de la Peña, a los que debe los dos tercios de las rentas del último año. El corregidor, para el nueve de mayo, ya habla de requisar y conducir el trigo adeudado a Madrid, a la vez que el ayuntamiento reconoce su incapacidad para pagar a porteros, chirimías y a los frailes de San Francisco, que asumen los estudios de gramática. A los incumplimientos de compromisos de rentas y censos, se unen ahora otros por la compra años atrás de la correduría y almotacenía. La villa empieza a acumular jueces de comisión y ejecutores, mientras que la figura del mediador en Madrid, Diego Muñoz de la Calera se apaga y su compañero Andrés Romero no tiene la capacidad de negociación de su paisano. El 26 de mayo el ayuntamiento cede y se compromete a dar el trigo a Madrid, pero el día cinco de junio todavía se ve obligado a hacer un repartimiento entre los vecinos para que aporten del trigo, pues no tiene de donde sacarlo, ya sea pósito, tercios o tazmías. En junio, un nuevo mandamiento del corregidor de San Clemente habla de engaño de los villarrobletanos, que han dado un trigo de mala calidad a la corte. La realidad es que Villarrobledo compra trigo para surtir su pósito y alimentar a sus vecinos.

Entretanto, Villarrobledo seguía incursa en el pleito por el privilegio de primera instancia. Lo que era en otras villas cuestión menor, pues el corregidor intervenía por comisión o directamente sin ella en los asuntos de las villas, en Villarrobledo era oposición firma a la intervención del corregidor de San Clemente, en especial, en lo que era el tema nodal: el control del trigo. Aunque las comisiones del corregidor se habían limitado a diez días, los villarrobletanos evitaban su presencia en la villa. Desde San Clemente, se decía que el desgajamiento de hecho de Villarrobledo del partido era causa de inviabilidad por ser la mayor población y que el corregimiento quedaría aniquilado, pues calculaba la desgajamiento de Villarrobledo del corregimiento en ochenta mil ducados; desde Villarrobledo, su concejo seguía en sus trece, aun a costa de arruinar a la villa: el privilegio había costado doce mil ducados, pero es que la obtención de una sobrecarta de confirmación había supuesto otros diez mil ducados. Esos diez mil ducados fueron vistos por Villarrobledo como un castigo, al igual que fue visto desde San Clemente, pero su corregidor pedía una condena de 80000 ducados.

Lo peor de todo es que las malas cosechas se sucedían año tras año y 1616 se presentaba como uno de los peores, en Villarrobledo y en todo el Reino de Toledo: la esterilidad de este año es una de la mayores que se a visto porque en esta villa munchos de los labradores del pan que an sembrado no cojen los diezmos que otros años e munchos no cojen cosa alguna... se espera uno de los años que jamás se aia visto, porque no ai de donde traer trigo si no es por muy excesivos y caros prescios

jueves, 16 de enero de 2025

Villarrobledo (1614-1615)

 El año 1614, amaneció con los viejos problemas de antaño. Villarrobledo acusaba a los sanclementinos de haberse internado en la pasada nochebuena en la dehesa de Calaverón y haber cortado más de dos mil carrascas. Por odio y enemistad se decía. No era algo nuevo; es más, las acusaciones eran mutuas, acusando un año antes los sanclementinos a los villarrobletanos de haber talado diez mil carrascas. La intrusión de nochebuena ya había sido violenta con amenazas de cinco vecinos de San Clemente, armados con escopetas, pero el día 30 de diciembre, se hablaba de asalto armado: doscientos vecinos armados se habían dedicado a talar las carrascas, atacando a pedradas a un guarda villarrobletano, al que estuvieron a punto de matar.

Aunque los problemas de Villarrobledo tenían que ver con sus deudas y la escasez de grano. Así, cuando a comienzos de 1614 se deciden pagar las alcabalas del conde de Barajas con grano, llamado como tasador Ginés de Vala de Rey (que ya firma como Vara de Rey), reconoce que la fanega de trigo vale ya 17 reales, siete más que el año anterior. La escasez de grano iba acompañada de las viejas deudas, y algo que hemos pasado por alto, la paga de salarios. No solo de los oficios necesarios para la administración de la villa, sino para el pago de sus procuradores. Villarrobledo tenía dos procuradores en al corte: Diego Muñoz de la Calera y Rodrigo de Llerena, pero si el primero se llevaba doscientos ducados por sus gestiones el año 1613, el segundo se llevaba 40. Si bien, cuando se hagan las cuentas, Diego Muñoz de la Calera pedirá 435 ducados.

El nueve de junio nos aparece un contencioso que nos puede parecer insignificante y es el contencioso surgido en torno a la plantación de una viña. El regidor Bartolomé Gallego de Jávega había obtenido del ayuntamiento licencia para plantar una viña en una haza y monte que debió rozar. Un total de tres fanegas al menos. El caso es que fue denunciado por Andrés de Fontidueña por haberse excedido de la tierra asignada para viñedo. Nuevas licencias se darán en la primavera de 1615. Es un hecho aislado, pero que muestra la deriva de la villa del cereal al viñedo.

Se buscaban nuevas oportunidades en sustitución del trigo. A finales de junio de 1614, Villarrobledo debe comprar trigo para alimentar a su población y reglamentar la producción de pan y venta del mismo en la lonja de la plaza mayor. Para julio se deben de panadear doscientos fanegas del pósito para dar de comer a pobres. Unos días después se deciden matar borregos para dar de comer a los segadores y, por fin, se piden dos mil fanegas de trigo a Villanueva de los Infantes para alimentar a la población en los próximos cuatro meses, pues viene otro año de esterilidad. Villarrobledo, el granero de la corte, está dispuesto a pagar 18 reales por fanega de entrada, en lo que, dados los precios al alza, considera un precio cómodo. Un vecino de Infantes vendería el trigo, Fernando Ballesteros Saavedra, coincidiendo con la raquítica cosecha de trigo en Villarrobledo. Un total de 1589 fanegas, las otras 411 se intentan conseguir en la mesa maestral del Campo Montiel, que llega a ofrecer mil fanegas para entregar 439. Además, Villarrobledo tiene embargado el trigo de las tazmías de la iglesia de Toledo, que para el dos de diciembre pide la restitución de ese trigo. El destino del trigo no es la siembra, sino pan cocido para alimentar a la población. El uno de octubre, el pan que se ha reservado para la siembra en el pósito, ha de ser panadeado en 500 fanegas para alimentar a la población. Mientras que los villarrobletanos padecen necesidad, el viejo enfrentamiento con San Clemente continúa, pero sin la violencia de antaño y, ahora, sin discutirse la autoridad del corregidor, más allá del mantenimiento de los pleitos. Figuras principales de la villa han dejado sus puestos, así el alférez Sebastián de Losa o el alguacil mayor don Fernando Pacheco, que está levantando una compañía de infantes en el Reino de León.  No obstante, el intento del alcalde mayor por inmiscuirse en el mantenimiento como alguacil de Fernando Pacheco fue contestado por la villa

La situación de la villa es desesperada a finales del año 1614, como se hará saber al arzobispo de Toledo, pidiéndole trigo de sus tazmías: por causa de averse apedreado los panes de esta dicha villa de Villarrobledo los años pasados de mil seyscientos y doce y onze y la mala cosecha y esteril que ubo este presente año de seys cientos catorze están los vecinos y labradores pobres y alcanzados de tal manera que para aver de sembrar los barbechos que tenían se quedarían sin la congrúa sustentazión de sus casas y familias y para que los susodichos se remediasen y pasasen sin empeñarse ni vender sus haziendas se acordó de enviar a el Ylustrísimo de Toledo se sirviese de dar y repartir a los dichos labradores el pan que les perteneszía en sus rentas dezimales desta dicha villa del fruto deste presente año seyscientos catorze. Finalmente, Villarrobledo recibe 300 fanegas de la iglesia, obligándose a pagar 5400 reales, a 18 reales la fanega. Si bien embargará el resto de fanegas por si fueran necesarias; el embargo se alzará a comienzos de 1615. Tal desembargo no manifestaba una villa satisfecha de pan, sino la dificultad de comprar el trigo a esos precios, por eso, dada la necesidad en febrero de 1615 se decide comprar 4000 fanegas de trigo al mejor postor y pedir licencia a su majestad para la libre venta de pan en Villarrobledo.

Las decisiones del concejo de Villarrobledo tampoco ayudaban a aliviar la situación. Agobiado por los pagos de los réditos de los censos contraídos. La villa contaba desde 6 noviembre de 1610 de licencia para destinar hasta 8000 ducados del pósito para destinarlos a redimir censos vinculados al privilegio de la primera instancia. Pero el pósito dispone en ese momento únicamente de 4000 ducados. Si bien en un principio se piensa en redimir el censo de Gonzalo de Cáceres y Heredia, vecino de Segovia, al final se opta por redimir el censo de Catalina Cernúscalo, viuda de Miguel Vázquez, vecinos de Puertollano y Madrid.

En el mes de julio, la villa está falta de trigo, se manda hasta Villanueva de los Infantes varios procuradores para comprarlo, pero los precios son excesivos, por lo que se decide llenar el pósito con el trigo que acumulan algunos vecinos de Villarrobledo, pero limitando su precio a 15 reales la fanega. Sí parece claro que la cosecha de 1615 fue mejor, o al menos no tan mala como el año anterior, pues el corregidor de San Clemente fue cometido para sacar todo el grano posible para la corte. El nuevo corregidor era Félix Vallejo Pantoja, que había sustituido en agosto a Andrés Frías. Villarrobledo recusaría al corregidor de San Clemente y mandaría a Madrid a Diego Muñoz de la Calera y luego a Andrés Romero, condicionando cualquier acuerdo de venta a un máximo de dos mil fanegas y pago al contado. El Consejo Real mandará a Félix de Vallejo Pantoja, corregidor de San Clemente, con la determinación de sacar veinte mil fanegas de trigo, ante una villa que protesta y que nos dice que solo puede sembrar la cuarta parte de sus barbechos. La producción ese año había sido de ochenta mil fanegas; los labradores se habían visto obligados a vender parte de la cosecha en las mismas eras para pagar sus deudas. Félix Vallejo había inspeccionado casas y heredades de los vecinos de Villarrobledo y no había podido hallar más de 18000 fanegas, por lo que para las autoridades locales vender incluso las dos mil fanegas era arruinar a los labradores para la próxima sementera. La realidad sería que Villarrobledo ofreció para alimentar a la corte y a la villa de Madrid site mil quinientas fanegas de trigo a pagar al contado. A finales de noviembre se venderían al precio de 17 reales la fanega, y leuego ya a 18 reales. Los villarrobletanos, ante todo, no querían que el corregidor se metiera en sus asuntos y estaban dispuestos a llevar ellos mismos el trigo a Madrid. De hecho, las últimas condiciones habían sido firmada en la corte el 24 de octubre sin tener en cuenta a corregidor.


RELACIÓN DE HIDALGOS EN VILLARROBLEDO EL 10 DE AGOSTO DEL AÑO 1615

  1. Jerónimo Pacheco
  2. Fernando de Gabaldón
  3. don Francisco de Hermosa
  4. El capitán Francisco de Montoya
  5. Pedro de Montoya Vizcarra
  6. Los hijos de Cristóbal de Montoya y doña María su madre
  7. La casa de los Ruedas
  8. Pedro Alonso Palacios y su hermano
  9. Diego de Montoya Grimaldos
  10. Juana de Montoya, hija de licenciado de Montoya viuda
  11. Pedro de Alarcón Rosillo
  12. Don Francisco de Cuéllar
  13. Don Juan Ferrer de la Osa
  14. El capitán Diego Muñoz de la Calera
  15. Juan Muñoz su hermano
  16. Pablo de Buedo
  17. Alonso Pérez de Ávila
  18. El licenciado Pérez de Ávila
  19. Juan Rosillo Alarcón
  20. Alonso de la Torre y sus hijos
  21. Diego de Montoya
  22. Antonio Moreno Palacios
  23. Pedro de Urreta Lezcano
  24. Francisco Cano de Buedo
  25. Inés de Montoya su hermana
  26. Francisco Ruiz de Espinosa y sus hijos
  27. Los hijos de Diego de Ortega
  28. ...
  29. Juana de Montoya
  30. La Mercedes, viuda de Pedro de Montoya Jara
  31. Inés de Montoya
  32. Catalina de Aguilar
  33. Catalina...
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Los frailes reciben 30000 mrs. de salario por enseñar gramática.

miércoles, 15 de enero de 2025

VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1612-1613)

 Muestra de la dependencia de Villarrobledo de San Clemente, a pesar del privilegio de primera instancia, es que, con motivo del nombramiento de un nuevo corregidor que sustituye a don Alonso de Carvajal y Mendoza, los villarroblenos deciden el 12 de marzo de 1612 enviar a San Clemente a dos regidores para darle la bienvenida. No obstante, las diferencias entre las dos villas se mantendrán el año 1612 por la presencia de un juez enviado por el Consejo real para intervenir en el contencioso de la jurisdicción, exigiendo un concejo abierto en Villarrobledo para ratificarla, y las disputas entre las dos villas por las dehesas y pinares limítrofes. El concejo no obstante era un constante motivo de pagos continuos para los gastos de la villa, impuestos, nuevos repartimientos (como el del puente del Pajazo en Cuenca, aunque al final se suspendió por protestas de los pueblos, pues se decía que lo debían pagar los beneficiarios del pontaje) o la tradicional limosna de San Nicolás. El primer jueves del mes de mayo era costumbre una procesión a la ermita de San Nicolás de Villarejo, donde se daba limosna a los pobres por un valor de seis mil maravedíes. Ese año de 1612, el siempre valioso trigo de Villarrobledo alcanzaba los doce reales la fanega, dos reales más que el año anterior. La realidad era que el trigo iba a pagar las deudas de la villa, aunque ese año la falta de agua contribuía a la escasez y alza de precios, en tanto que el concejo mandaba hacer una procesión a San Nicolás de Villarejo para que lloviera y el padre franciscano Villalba recibía tres ducados por sus intercesiones.

Pero ese marzo de 1612, Villarrobledo comienza a dar síntomas de flaqueza. Con motivo del repartimiento para el puente de Pajazo se dirá: muchas de las personas de las repartidas se an muerto  otras se an ausentado desta villa sin dejar bienes de donde cobrarlos, otras partidas de vecinos a causa de la mudanza del tiempo. Los censos contraídos por la villa y las nuevas exigencias del conde de Barajas para los pagos de sus tercias y alcabalas más gravosas que cuando la villa había estado encabezada los quince años anteriores. El trigo de Villarrobledo ya no es suficiente y se hacen malos negocios. En 1611se venden 1125 fanegas para abastecer el pósito de Madrid, a diez reales, pero los excedentes villarrobletanos no pueden hacer frente a esa cantidad y el trigo se ha de tomar de la prestamera y beneficio eclesiástico de Guadalajara, que exigía el pago, ¡18 reales la fanega!, mientras que el pósito de Madrid tardaba en saldar sus deudas. En total, se debían a la prestamera de Guadalajara más de 20000 reales, el doble del valor del trigo vendido al pósito de Madrid. No era la primera vez que ocurría, ya en 1608, Villarrobledo había enviado 6000 fanegas a Madrid, sacando más de 900 de ellas de dicha prestamera. La villa tiene que recurrir al trigo de las tercias reales (1400 fanegas de trigo) para pagar sus alcabalas al conde de Barajas, la mitad de esa cantidad, aunque esta vez la venta se hace a 17 reales. Para el mes de mayo, Sebastián de Losa, en un acto de cinismo, anuncia una gran cosecha para agosto como excusa para dar salida al trigo almacenado en el pósito, dos mil fanegas, y que es simple operación para especulativa: ceder el trigo, que ha de ser devuelto por los labradores y abonados con un margen de ganancia para el pósito. Entre pagos de réditos de censos, de impuestos y salarios de procuradores en los tribunales se iba toda la hacienda municipal y con ella la de los vecinos. Tan molesto como los pagos es que el corregidor de San Clemente intervenía en estas operaciones de envío de trigo a la corte.

En octubre de 1612 se hace patente la realidad que ocultaba el alférez Sebastián de Losa: que a causa de la poca cosecha de pan que ubo en esta villa este presente año los labradores e vecinos desta villa están muy alcanzados y no tienen trigo para poder acabar el sembrar sus barbechos en esta sementera. Se tendrá que sacar la tercera parte del trigo del pósito para facilitar grano para la siembra a los labradores. Avanzado el año venidero de 1613, se reconoce, sin embargo, la buena cosecha que se espera, año fértil se dirá, y se decide dar a los labradores, siempre que sean abonados, 2000 fanegas de trigo, a recuperar con la cosecha del verano. Pero la tragedia se ceba con Villarrobledo, poco antes de San Juan, la piedra acaba con lo mejor de las labranzas de ese año y con la cosecha. El concejo villarrobletano declarará que "esta villa queda totalmente destruida", las fanegas destruidas de siembras de trigo, centeno o cebada subieron a ochenta mil fanegas. Desesperadamente, la villa pedía a la iglesia de Toledo grano de sus tazmías para hacer fretne a la siembra del año siguiente. Viejos proyectos se consideraban fracasados, tales la roturación de Calaverón y Bernagosa. Siguiendo una real cédula de la Corona de 1601, ambas dehesas se habían plantado de pinos, pero llegado el año 1613, los árboles eran raquíticos y se pedían otros veinte años de veda para facilitar el crecimiento. Para el nueve de diciembre, muchos barbechos están sin sembrar por falta de trigo, se decide entonces lo que se había planteado el 16 de noviembre, dar las 2760 fanegas de trigo restantes en el pósito para hacer posible la sementera.

La ruina de la villa venía certificada por los impagos a quién era su principal deudor, Pablo de la Peña y Carvajal, vecino de Toledo. Además de otros censos, ya referidos, don Pablo había prestado a la villa 25200 ducados. La finalidad de estos censos era, tal como se reconocía en 16 de noviembre de 1613, era la compra de la jurisdicción, de la escribanía y las necesidades del pósito de la villa. El interés de los censos era del 16 al millar (poco más del 6%), pero la villa pagaba un 5% de interés, apoyándose en una pragmática

Las diferencias entre San Clemente y Villarrobledo continuaban. Para el uno de febrero de 1613, se reconoce que hay 550 soldados en las milicias del corregimiento de diecisiete villas y dos capitanes al frente de las dos compañías existentes. Dada la aportación de Villarrobledo a la milicia y el excedente de soldados (se aconseja 200 por compañía) se da licencia a Villarrobledo para tener una compañía propia de cien soldados y el nombramiento de un capitán de la terna que proponga. El acceso a capitán se hace con unos servicios previos de diez años como soldado o ser alférez. Villarrobledo se comprometía a tener cien soldados armados a su costa. Finalmente el capitán sería Diego Muñoz de la Calera, nombrado el 7 de marzo, no sin protestas, de nuevo, de la villa de San Clemente ante el Consejo de Guerra. El 21 de noviembre se completaba la compañía de Villarrobledo con sus 100 soldados. Villarrobledo será muy escrupuloso a la hora de mantener la milicia y suplirá los soldados que vacan en esa milicia, como hará en 1618, sustituyendo a seis soldados ausentes.

Del terreno militar las diferencias se trasladaban a las escribanías. Los escribanos de San Clemente, encabezados por Cristóbal Aguado, pedían al consejo de Hacienda un acrecentamiento de un escribano de comisiones y visitas. Aunque el punto de mira de los escribanos sanclementinos estaban en los pleitos fiscales y su extensión al partido de abajo o de Chinchilla y en la visita de pósitos y cuentas a cargo de los mayordomos de las villas, como se había intentado a finales de la década de 1590; Villarrobledo protestaría de nuevo, el privilegio conseguido en 1610 decía que cualquier auto del corregidor debía pasar ante los escribanos de la villa.



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El ocho de enero de 1613 se plantea hacer un puente sobre el río Záncara en el camino que va a Las Mesas y Las Pedroñeras. Se pide a estos concejos que contribuyan  a la construcción de un puente de cantería, pues es necesario actualmente dar un rodeo de más de dos leguas.

el río Çáncara que pasa por la mojonera y límites de los términos desta villa y las del Provencio y Pedroñeras y Mesas a crecido mucho y el paso que ay para la villa de las Mesas y la de las Pedroñeras es muy necesario y los vados de ellos se an ahondado por ser el río muy llano y tener poca corriente y ser muy cenagoso no se puede pasar por ellos ...

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término y siembra de los vecinos de esta villa que se apedreó en veynte y uno y veynte y dos días del mes de junio pasado deste año que es desde más arriba de las Pelayas y aquellos llanos bajando del río de Córcoles y fueron prosiguiendo las nubes haciendo daños muy notables derecho al cerro Harcón y pasando muy más adelante mucho dividiéndose en partes que llevó por partes de más de una legua de ancho y por partes menos y más de tres leguas cojiendo mejores panes de la siembra de esta villa y sus vecinos que ubo ombres que les quitó a dos mil y quinientos fanegas y a otros a mil y a otros más y a otros menos y a otros labradores que tenían grandes siembras y buenos panes se la quitó toda


VILLARROBLEDO. ACTAS DE 1612-1613

lunes, 13 de enero de 2025

La reforma de la milicia del Reino en 1611

 Durante los años 1611 y 1612, se reorganiza la milicia del Reino creada en 1598. En lo que atañe al corregimiento de las 17 villas, sería nombrado Luis Díaz Navarra como sargento mayor de milicias y se dotaría de una nueva organización 

El encargado de establecer y mantener la milicia del Reino era el corregidor de San Clemente que recibió las siguientes instrucciones (dadas en Segovia a 15 de agosto de 1609)

  1. Hombres de 18 o 20 años a 44 años, entendiendo una flexibilidad que podía llegar hasta los 50, por las dificultades de saber la edad
  2. Concesión de preeminencias y exenciones para la gente de milicia
  3. Lectura de esta instrucción en los ayuntamientos y pregón de la misma con las libertades y preeminencias que recogen para los milicianos
  4. Revisión de las listas para henchirlas, partiendo de cada diez hombres uno, pero ahora de 18 a 50 años
  5. Sustitución de los soldados que se ausentaren por otros
  6. Sustitución de los soldados de milicia en el caso de ser llamados. Los soldados sustitutos deben estar preparados en el manejo de las armas
  7. Exclusión de los hidalgos, pero necesidad de un registro de los mismos disponible para cuando fueran llamados a la guerra
  8. Obligación de los concejos de armar a los soldados
  9. Propuesta de las villas de una triada por capitanes, de las cuales la corona elegirá del capitán de cada compañía. Las compañías se dividirán en escuadras de 25, al mando de cada una habrá un cabo nombrado por las villas.
  10. Las compañías serán de 200 soldados
  11. Obligación por los concejos de honrar a estos milicianos en los actos públicos
  12. Inscribir cédula e instrucciones de la milicia en los libros de los ayuntamientos
  13. Se informe de lo que se ha de proveer si es el caso
Orden e Instrucciones recibidas por Luis Díaz Navarra, sargento mayor de la milicia general en el reino de Murcia, excepto de lo comprendido en las doce leguas del mar, corregimiento de la diecisiete villas, y partido de Caravaca y de los otros lugares eximidos (instrucción dada en El Escorial a 10 de septiembre de 1611)
  1. Presentación de las cartas reales a los corregidores
  2. Se informe del estado actual de la milicia del reino
  3. Se nombren capitanes y se hinche la milicia hasta llegar a la relación uno de diez
  4. Formar compañías de doscientos hombres
  5. De las listas de soldados una copia ha de quedar en mano de los corregidores y otra en mano del escribano de los concejos
  6. Una vez alistados los voluntarios a la milicia, no se pueden dar de baja
  7. La milicia ha de estar ejercitada y habilitada para la guerra. El ejercitarse se hará en domingo, cuando menos falta hace a sus labores y cultura de la tierra.
  8. Cada compañía ha de ejercitarse de donde son naturales sus hombres.
  9. Alardes a cargo de corregidores en el punto que estos señalen con presencia del sargento mayor
  10. Obligación de dar posada al sargento mayor cuando acuda a los alardes
  11. Velar porque se respeten las exenciones exclusivamente a los milicianos
  12. Que las banderas se guarden cogidas y solo se arbolen cuando se junten las compañías
  13. Por parte de la real hacienda se darán las armas que faltaren, pero mientras tanto se usen los arcabuces y picas de que dispongan en las villas
  14. El sargento mayor estará subordinado a la jurisdicción de gobernadores y alcaldes mayores , donde no hubiere corregidores en su presencia 
  15. El ejercitarse de las compañías corresponde a capitanes y soldados, bajo la supervisión del sargento mayor
  16. Los milicianos han de disponer de una cédula expedida por el corregidor para no ser molestados en las rondas que se hagan de noche, para limpiar con esto la tierra de vagabundos y gente de mal vivir
  17. Cumplimiento de de estas instrucciones


25 de agosto de 1611, nombramiento de sargento de milicias de Luis Díaz Navarra

domingo, 12 de enero de 2025

VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1610-1611)

 Las intromisiones de la villa de San Clemente en la vida política de Villarrobledo era abrumadora ese año de 1610, tanto como las protestas de los villarrobletanos. La intervención era en el plano militar, aprovechando la milicia del Reino creada en 1598. Miguel Herreros, nombrado capitán de esa milicia en una junta de las dieciséis villas, nombraba a su vez por sargento de esa milicia a Bernal de Almansa. Si bien la milicia era un cuerpo inoperativo, la corona confiaba más en el reclutamiento voluntario de hombres: cuatro compañías de soldados tuvo que alojar Villarrobledo en octubre de 1610 (ya en 1608 tuvo que alojar una compañía de caballos con gran escándalo por sus excesos). Ese año de 1610 los problemas se acumulaban, la villa se estaba abasteciendo de la sal de piedra de las salinas de Minglanilla, entre protestas del administrador de la sal de Pinilla, que ahora perdía el mercado villarrobletano.

Pero la intervención era en el plano de la justicia civil y criminal. El corregidor Alonso de Carvajal y Mendoza se llevaba preso al villarrobletano Pedro de Vargas a la cárcel de San Clemente a comienzos de octubre de 1610, entre protestas del ayuntamiento villarrobletano que ni concedía primera instancia al corregidor ni derecho de apelación a las sentencias de sus alcaldes. El asesinato de un criado de Pedro Vargas y la muerte de Catalina Martínez, mujer de Juan García Vargas eran asuntos que implicaban a varios principales de la villa, que veían con malos ojos la intromisión del corregidor. Molestaba más la intromisión del corregidor en la administración del pósito y que tocase el trigo villarrobletano. El tema se llevó a la corte, aprovechando que el síndico de la villa, Diego Muñoz de la Calera, estaba allí. Diego Muñoz ya estaba en Villarrobledo el 24 de diciembre para asistir al pleno del ayuntamiento donde se recibió la ejecutoria por la que la villa gozaría del privilegio de la primera instancia en materia civil y criminal y limitaba los juicios de residencia del corregidor a los oficiales locales a un máximo de diez días. La sesión fue un acto de patriotismo local, pues lo que era común en otras villas -el reconocimiento de la independencia jurisdiccional y la no intromisión del corregidor-, aquí fue solemne declaración de exención, llegándose a decir que la villa quedó desincorporada del corregimiento de San Clemente. Algo que no se haría realidad, a pesar de los deseos y afirmaciones de la historiografía local posterior. En el concejo del día veinticuatro se nombrarían diputados para acudir a San Clemente a comunicar la "desincorporación de Villarrobledo del corregimiento". Recibidos por el alcalde mayor de San Clemente, éste desobedeció la cédula del rey que se le presentaba y ordenó la prisión del escribano y procurador villarrobletanos: Francisco Rodríguez de Arce y del procurador Juan Ortiz. Los villarrobletanos decidieron acudir entonces al alcalde mayor de Chinchilla y Albacete para hacer obedecer la cédula real, mandando a su síndico Diego Muñoz de la Calera y otro procurador, Juan Lozano. Y otorgaban poderes especiales a Juan Ortiz y Juan de la Torre para acudir a San Clemente y requerir al corregidor y al alcalde mayor para que obedecieran la ejecutoria real, aunque a uno de enero de 1611 los encargados de requerir a las autoridades del corregimiento serían Sebastián de Losa, alférez mayor de la villa, Francisco Plaza, regidor, el licenciado Perona, abogado, y el mencionado Juan Ortiz, procurador. El alcalde mayor, doctor Vázquez, mandaría meter en el calabozo al escribano de Villarrobledo Rodríguez de Arce, apresar a los otros cuatro y en todo momento evitó que se levantara testimonio de la notificación de la cédula real. 51 días los tendrá presos. EL concejo de Villarrobledo decidió ir a querellarse contra el corregidor y su alcalde mayor, el doctor Vázquez, a la Chancillería de Granada y prorrogaba el seis de enero de 1611 como síndico al capitán Diego Muñoz de la Calera, mientras que el corregidor intervenía de nuevo en asuntos de talas, cortas o alcabalas de Villarrobledo. La villa se metía en un laberinto que contribuirá a su ruina, a ello se venía a sumar la pretensión, llegada al ayuntamiento de siete de enero, del conde de Barajas para comprar las alcabalas y tercias de Villarrobledo y su tierra, algo que se haría realidad y reconocido en ayuntamiento de 26 de enero y que, hoy, la historiografía local confunde con señorío jurisdiccional de la villa, cuando fue simple salida de la tesorería de rentas reales de Alcaraz. La villa hará valer los privilegios de los Reyes Católicos después de la guerra de Sucesión Castellana de no ser enajenada de la Corona real, pero en vano, pues perdía la autonomía de recaudación fiscal a través del encabezamiento. Nuevo pleito para la Chancillería de Granada. Más pleitos y más gastos para unos vecinos, que debieron aportar doscientas fanegas de trigo para costear los pleitos. Unos días después eran 144 fanegas de trigo más; luego trescientos ducados. Así, sucesivamente, hasta reconocer que la villa estaba perdida, El 15 de abril de 1611, entre protestas, pagará salario al corregidor. Villarrobledo se seguirá quejando de la intromisión de la justicia del corregimiento; a comienzos de 1612, se reconoce que los pleitos criminales no son conocidos por la justicia del lugar, sino por el licenciado Casillas, juez de comisión enviado por la corte, acusado de connivencia con la justicia del corregimiento.

El privilegio de primera instancia no había salido gratis a Villarrobledo, era la contrapartida de 14300 ducados que la villa había pagado por un servicio a la Corona. El dinero, tomado a censo, había sido pagado en San Lorenzo del Escorial el seis de noviembre de 1610 y la villa pagaría los réditos del censo de nuevos arbitrios sobre el pescado fresco y salado y de las tercias y propios y arar para labor de pan la dehesa que está en los caminos que salen de esta villa hacia Munera y Bonillo y ciudad de Alcaraz. La dehesa se arrendaría en lotes de veinte almudes como máximo. El padre Caballería nos dirá que el precio de la primera instancia fue de 20000 ducados y damos por buena esa cifra, pues en ayuntamiento de diez de abril de 1611 se exigen desde la corte seis mil ducados más. Nueva necesidad de tomar dinero a censo (seis mil ducados tomados del segoviano Gonzalo de Heredia, que se sumaba a otro censo de 4274 ducados tomados a la viuda de Miguel Vázquez, Catalina Cernúsculo, vecina de Madrid y los primeros catorce mil ducados para el pago de la primera instancia, creemos que prestado por Gabriel de Cárdenas, vecino de Madrid, amén de otro préstamo del que era censatario Pablo de la Peña, que era el principal prestamista de la villa con 25000 ducados) y petición de licencias para arrendar dehesas como las de Calaverón, aunque también se entraba en conflicto con Lezuza y Bonillo por acotar tierras que eran de uso común. Nuevas exigencias se comían la hacienda municipal y, entre ellas, 920000 maravedíes anuales del servicio de millones, mientras que el conde de Barajas exigía 800000 mrs. por sus alcabalas y tercias.

Villarrobledo quería desligarse de San Clemente y no podía. Las exigencias de la monarquía no lo hacían posible. El 27 de marzo de 1611 se le piden sesenta y tres hombres, los que integraban la milicia del reino, ante el peligro berberisco y otros ciento diez más. La orden venía del corregidor de San Clemente, pero se obvia darle tal título, y la villa los había de poner bajo las órdenes del capitán sanclementino Pedro de Valenzuela, pero Villarrobledo, una vez más, trata de saltarse la capital del corregimiento y protestará ante el adelantado de Murcia, Luis Fajardo, capitán general para la expedición. La villa se lo tomará como venganza del corregidor. Se piden 800 soldados al corregimiento de San Clemente (que por obligación ha de disponer de 440 para la milicia del reino); el reparto no es equitativo.


SENTENCIA DE MUERTE CONTRA SEBASTIÁN MERCHANTE Y FRANCISCO MORENO EL MOZO POR LA MUERTE DE MARCOS DE LARA, CRIADO DE PEDRO VARGAS, VECINOS TODOS ELLOS DE VILLARROBLEDO

"Fallo atento los autos de este proceso, culpa y rebeldía que de él resultar contra los dichos Sebastián Merchante y Francisco Moreno que los debo de condenar y condeno a que de qualquiera parte que fueren hallados sean presos y traydos a la cárcel pública desta villa, de donde mando sean sacados en forma de justicia con voz de pregonero que manifieste el delito aleve que cometieron en la muerte del dicho Marcos de Lara y traydos por las calles acostumbradas desta villa caballeros en sendas bestias de albarda con sogas de esparto al pescueço y llevados a la parte y lugar donde cometieron el dicho delito, que son las casas de Pedro de Vargas y fronteras de ellas estará una horca hecha por mi mandado de la qual sean ahorcados de los pescueços los pies altos del suelo hasta que ayan muerto naturalmente de lo qual ninguna persona sea osado de los quitar sin mi licencia y mando so pena de muerte y mando que en dos palos fijados en tierra uno frontero de las dichas casas y otro en la plaça pública desta villa sean puestas las cabeças de los susodichos y ninguno sea osado en tiempo alguno a quitarlas so la dicha pena" (dictada en Villarrobledo el uno de diciembre de 1611 por el juez de comisión licenciado Casillas)

Por supuesto, los dos criminales habían huido

(ACTAS MUNICPALES DE VILLARROBLEDO 1610-1611)

SARGENTO DE MILICIAS

25 de agosto de 1611, nombramiento de sargento de milicias de Luis Díaz Navarra

jueves, 9 de enero de 2025

Los sucesos de Tarazona de 1627

 Los conflictos por las elecciones de oficiales del concejo llegaban hasta pueblos tan apartados como Tarazona de la Mancha. Eran tales las disputas, que el procurador síndico de la villa había acudido hasta la Chancillería de Granada a exigir la venida de un receptor que garantizara la limpieza de las elecciones para San Miguel de 1627. No sería bien recibido el receptor, pues el día anterior a las elecciones, día 28 de septiembre, sería sacado de la cama para conminarle en nombre de la justicia que no se presentara a la elección del oficios del día siguiente de San Miguel, pues tenían otra provisión del corregidor de San Clemente para hacer la elección de oficios concejiles en su presencia. Detrás de esta colisión de jurisdicciones se escondía la lucha por el poder local entre facciones. El resultado fue que las elecciones se hicieron ante el corregidor de San Clemente, Diego del Castrillo y Guzmán, en una alborotada sesión del ayuntamiento entre insultos, empujones, apresamiento de antiguos oficiales y retención del receptor granadino en su posada por cuatro guardas.

¿Era el sindico personero Cristóbal Lozano un defensor de los intereses populares en esta algarabía? ¿Por qué el corregidor de San Clemente había acudido con escribano y varios alguaciles a imponer la elección del día 29 de septiembre?

La "rebelión" contra el receptor enviado desde Granada fue encabezada por Martín de Segovia y Alonso Garrido y ejecutada por sus hijos Juan Navarro y Francisco Mondéjar, que fueron los que amedrentaron al granadino en su posada, sita en la plaza del pueblo y propiedad de la viuda María Briz. No se dejaría intimidar el receptor granadino que fue a ver al corregidor de San Clemente (llegado a Tarazona, acompañado de cinco alguaciles y un escribano) y que se alojaba en la casa de Martín de Segovia. Lo que se pretendía un arreglo entre caballeros, y entre jurisdicciones, no acabó bien, pues el corregidor rompió con sus manos la provisión de la Chancillería que le mostró el granadino y ordenó su apresamiento en la posada. El receptor, que tenía por nombre Jerónimo Ruiz Muñoz, sin embargo, estaba dispuesto a llevar su misión hasta el final y por esa razón, rompiendo su arresto domiciliario, se presentó en la sala del ayuntamiento donde se iban a celebrar las elecciones. Lo que allí encontró fue a los dos alcaldes salientes, Sebastián de Frías Luján y Damián Risueño, y a un corregidor encolerizado que ordenó su prisión, esta vez en al cárcel, si bien, arrepentido o temiendo las consecuencias de su acción el corregidor ordenaría el arresto domiciliario en la posada. Muestra de que el corregidor intentaba guardar las apariencias legales es que, considerando que la ley estaba de su parte, mandaba que el escribano testimoniase cada uno de sus actos. El mencionado escribano era Cristóbal Ángel, de una de las principales familias de San Clemente y que sin duda un poco crecido, pues sus parientes copaban los puestos del tribunal del Santo Oficio, acalló con prepotencia al receptor granadino con estas palabras: "voto a Dios que han de ser más (los guardas), si de cuatro se espanta". Las bravuconadas de los sanclementinos iban más allá, difícilmente entendibles si no consideramos los apoyos que debían tener entre un sector amplio de los tarazoneros, y poco después del incidente mencionado, un mozalbete imberbe que acompañaba al corregidor daría una paliza al síndico personero de Tarazona por intentar hacer valer en el ayuntamiento la misión del alto tribunal granadino. El receptor sería soltado de la prisión de su posada al día siguiente de la elección por invitación del corregidor que lo acompañó a misa dominical y cortésmente le indicó el camino de vuelta a Granada. Aún así, el receptor, un funcionario ejemplar, estaba dispuesto a cumplir su misión, dando fe de ella, haciéndose acompañar del licenciado Pedroñeras, escribano de Tarazona, para dar fe de lo ocurrido, pero antes del llegar al río Júcar fue sorprendido por el alguacil del corregimiento Alejo Martínez y el escribano tarazonero Ginés de Argeta, que se llevaron al licenciado Pedroñeras preso. La elección de los nuevos oficios se había realizado ante uno solo de los antiguos oficiales, el regidor Benito López.

Quien no estaba dispuesta a tolerar las afrentas del corregidor, y menos ver menospreciadas sus competencias jurisdiccionales era la Chancillería de Granada, que el uno de noviembre mandará de nuevo a otro receptor, Diego de Araque. El siete de noviembre y tras recorrer las cincuenta y cuatro leguas de distancia llegará a Tarazona de la Mancha. 

La presencia del receptor de Granada había sido muy mal vista en Tarazona por un sector de la población, que había pedido al intervención del corregidor de San Clemente como juez de comisión del Consejo Real para entender en la elección de oficios y que incluso había conseguido la prisión de un opositor, Alonso Garrido. El corregidor Diego del Castrillo se había presentado apresuradamente en la villa de Tarazona la medianoche, víspera de de San Miguel de 1627, y su llegada había sido recibida con alborozo por algunos vecinos. Su primera medida fue encarcelar a los alcaldes ordinarios salientes en la sala del ayuntamiento. Los más jóvenes de los vecinos, sin duda empujados por el grupo de Martín Segovia, se habían personado en la posada del pueblo, sito en la plaza, donde se hospedaba el receptor. Fue una irrupción llena de alborotos y voces: "cabrones, cornudos, pícaros, bergantes, infames ya a benido el correxidor de San Clemente por juez del Consejo para la elezión no a de ser como pensábades y a vuestro receptor lo abemos de fornicar" o "os avemos de fornicar a vosotros y a todos los que os ayudan y nos limpiamos con vuestras provisiones las partes suzias". Los jóvenes hacían ademanes de torear a la puerta de la posada, berreando como toros (en insulto de "cabrón" al receptor granadino). Con su actitud prepararon la llegada del escribano y regidores sanclementinos para comunicar al receptor granadino que cesara en su comisión. A lo cual no parece que hiciera mucho caso a pesar de las amenazas, manteniéndose firme en su intención de entrevistarse con el corregidor, cosa que haría la mañana siguiente. El encuentro estuvo rodeado de insultos, empujones y encarnizamiento con la provisión que llevaba el receptor de su comisión que fue agujereada para mostrar su nulidad. El más beligerante fue el escribano de San Clemente Cristóbal Ángel que vino a decir que la "provisioncilla" valía seis mierdas y que en la Chancillería de Granada se daban provisiones a maravedí. 

La tangana continuaría después. El corregidor, rodeado de sus alguaciles y algunos fieles entre los vecinos de Tarazona, se presentó en la plaza del pueblo, donde se habían reunido algunos vecinos del pueblo para estar presentes en la elección de oficios del día 29 de septiembre y repartiendo palos a diestro y siniestro (el corregidor con su vara de justicia o la prestada por un alguacil e incluso en la iglesia delante del Santísimo Sacramento) habían disuelto la reunión y reducido a prisión domiciliara al receptor granadino y a la cárcel pública a varios oficiales del concejo salientes. El pleno se celebraría mientras el receptor permanecía preso en su posada, guardado por alguaciles tras serle comunicado su arresto por el escribano Hergueta y mientras que el síndico personero Lozano era zarandeado para impedir se entrevistara con el receptor. No parece que se amilanasen los de Tarazona, pues mientras el corregidor iba al ayuntamiento a hacer la elección, los vecinos se volvían a reunir en la plaza, después de haberse refugiado en al iglesia, esta vez para ver cómo los oficiales díscolos, y que se habían librado de la cárcel, que pretendían intervenir en la elección eran expulsados de la sala de reuniones. Tal era el caso de Julián Picazo por deber 23 reales al pósito o el de Damián Risueño. Únicamente el regidor Benito López aceptó la elección.

Elegidos por alcaldes Martín Segovia y Juan Sánchez González, en los días siguientes, se inició una caza de brujas de sus enemigos políticos, encarcelando a algunos de ellos y poniendo guardas en la entrada del pueblo para evitar que recibieran ayuda de fuera de la villa y que salieran correos a otros lugares para comunicar los incidentes. De esta guisa fue apresado Miguel Clemente cuando se dirigía a la Chancillería de Granada a comunicar lo sucedido. Mientras el receptor huía a La Roda, junto al abogado licenciado Pedroñeras para dar fe de lo ocurrido en esta villa. Para llegar a La Roda en aquel entonces había que pasar el río por donde estaba situados los molinos de esta villa y se hacía con una barca. A caballo y detrás de ellos fueron el alguacil Alejo Martínez y el escribano Hergueta, que acabaron apresando al licenciado Pedroñeras en los alcores del Júcar y llevándolo a la cárcel de Tarazona, donde estuvo cinco días (los que estuvo el corregidor en Iniesta). Como se ve, fuera cuál fuera la actuación, un escribano siempre estaba presente para dar fe de los hechos. Legalidad ante todo.

La colisión de jurisdicciones entre el corregidor y el receptor granadino hay que verla en su contexto. En un principio, el receptor granadino se presenta como defensor de las viejas constituciones de la villa. De hecho, su primera medida es acudir al archivo de la villa, de donde saca copia de las ejecutorias que la villa tiene para la elección de sus oficios concejiles. El intrusismo del corregidor hay que verlo en el contexto de la política centralizadora de la Corona, pues su intervención a falta de competencias, ya que las villas conservaban la primera instancia judicial, ha de ser por comisión del Consejo de Castilla. Ahora bien, la acción del corregidor, por este y otros casos, se está apoyando en las nuevas oligarquías locales. En el caso de Tarazona, la familia de futuro serán los Garrido, que ya han enlazado familiarmente con la vieja familia de los Mondéjar. Las formas definen a unos y otros, mientras que el receptor granadino es muy escrupuloso en la defensa de la legalidad, el corregidor actúa con violencia: manda a alguaciles a intimidar al receptor, encarcela a opositores, golpea a los vecinos con su vara de justicia, aporrea al síndico personero y ordena apresar al licenciado Pedroñeras para impedir que el receptor levante testimonio del calvario sufrido. Son las viejas formas, legalismo y respeto a viejas constituciones o búsqueda del amparo y protección de la iglesia por los vecinos golpeados frente a una actuación llevada por el único interés de imponer la autoridad del Estado (de hecho y contra justicia hizo la elección, dirá alguno de los testigos). El corregidor, en el momento que se leen las dos reales provisiones, la del Consejo y la de la Chancillería de Granada (su comisión hera de superior tribunal), le recordará al receptor la superioridad jerárquica del Consejo Real sobre la Chancillería de Granada. En esta nueva política, el corregidor se apoya en familias ascendentes como los Garrido, pero también en letrados como Cristóbal Ángel de San Clemente o el abogado Muñoz de Quintanar.

La presencia de un síndico personero en fecha tan tardía y la presencia del grupo de labradores y estratos medios, tanto entre los testigos como entre los pocos oficiales salientes conocidos nos da idea de la parte contraria como defensora de una vieja república de labradores. A destacar la poca edad de estos testigos, todos ellos gente joven y muchos menores de edad. Entre los que apoyaron al receptor estaban Pedro de Toledo, regidor, Miguel Picazo y don Sebastián Abril y los oficiales del viejo concejo: Sebastián de Frías Luján, Damián Risueño, alcaldes, o Juan Picazo y Pedro Toledo, regidores y el escribano del ayuntamiento Juan Lozano. Ahora bien entre los nombres aparecen algunos con resonancias hidalgas, entre ellos, Sebastián Frías que será uno de los que mueva todo el proceso y contra el que se ensañarán, preso en la cárcel con grillos y cadena; es más, el corregidor llegaría a exclamar en algún momento: yo vengo a dar los oficios a xente pañería de la tierra y no a pelados hidalgos. Nos podemos hacer una idea del partido opositor, con las personas que acompañaron al receptor para entrevistarse con el corregidor el día de San Miguel por la mañana: el licenciado Pedroñeras, don Sebastián Abril, Pedro de Toledo, Juan de Urrea Ruipérez


CÓMO APALEÓ EL CORRGIDOR A LOS TARAZONEROS

... como vino el corregidor a la elezión y a el entrar en la plaza dio a correr tras de la xente con una vara gorda que quitó a un alguazil y los arrinconó a todos a la puerta de la yglesia dándoles de palos a hombres muy viexos honrados sin reparar en nada y entró tras de la xente a la yglesia y dentro de ella les apaleó haziéndoles huyr por otra puerta y a un hombre muy viexo que se llama Alonso García Guilleme le asió de la pretina y tiró dél abiendo quebrado la vara a palos y dio dél un tirón que se quedó con la pretina en la mano y el pobre viexo cayo de espaldas

Otra versión de los hechos: como el correxidor entraba en la plaza y venía a hazer la elezión con la espada quitada de los tiros en la mano yzquierda y en la mano derecha una vara gorda y comenzó de correr tras la xente que abía en la plaza y se retiraron a la yglesia todos quietos y sosegados y les dio muchos palos a todos diziéndoles pícaros, bordoneros y no respetando canas de hombres viexos prinzipales que aún dentro de la yglesia los apaleó y un pobre viexo honrado que se llamaba Alonso García Guilleme estaba rezando, puesto de rodillas delante del Santísimo Sacramento, y como la xente le huyó por la otra puerta y no halló otro con quien chocar le dio de puntillazos y le asió de la pretina y se la quebró y le hizo dar de espaldas en el suelo

Una vez acabó de dar palos, el corregidor tiró la vara en la plaza. La vara sería recogida por Bartolomé Saiz Simarro, un joven de 15 años, que se la daría a Juan Picazo que la usó como baqueta para su tambor. 

El corregidor luego se vanagloriaría de su acción ante la mujer de Martín Segovia, el recién elegido alcalde ordinario: señora Isabel de Sancho ya se ha hecho lo que vmd. me mandaron muy bien, que les pareze como se los tengo a todos y que lindos palos di en la yglesia y en la plaza a la xente y la dicha Isabel de Sancho, muxer del dicho Martín Segovia le dixo v. md. lo a hecho como quien es y a cumplido su palabra.

... y se fue a la casa del cura donde este testigo le vido entrar y luego salió de allí a poco y se dixo abía ido a que lo absolviese

CÓMO ARREBATÓ EL CORREGIDOR LA PROVISIÓN QUE PORTABA EL RECEPTOR DE GRANADA

y arremetió al dicho receptor y le asió de la dicha real provisión de los dichos señores de la real auduencia diziendo suéltela suéltela y el dicho Jerónimo Muñoz comenzó a defender la dicha real provisión quexándose y el dicho correxidor comenzó a dar bozes diziendo quiténsela fabor al rey a lo que luego el dicho Cristóbal Anxel escribano asió al dicho receptor con una mano de los cabezones y con la otra asió la dicha real provisión por enmedio de la mano del corregidor y del receptor que la tenía asida y tiró hazia la parte del dicho corregidor y el dicho Alexo Martínez alguazil y Pedro Antique Navarrete ansimismo asieron al dicho receptor y lo levantaron del suelo con mucha violenzia y le quitaron la dicha real provisión la qual salió muy arrugada y maltratada

EL CORREGIDOR Y SUS HOMBRES

Diego del Castrillo Guzmán, corregidor y juez comisionado por el Consejo real

Alejo Martínez, alguacil mayor del corregimiento

Alonso de Cañizares y Pedro Antique Navarrete, vecinos de Villanueva de la Jara y Tarazona, alguaciles del corregimiento

Nicolás, un joven de 19 años imberbe al servicio del corregidor como criado y alguacil

Cristóbal Ángel, escribano de San Clemente y de la comisión del corregidor

Bachiller Muñoz, abogado de la villa de Quintanar


TESTIGOS NOVIEMBRE 1627

Alonso de Torralba, sastre, 49 años

Juan Serrano, trabajador, 28 años

Bartolomé Martínez, hijo de Hernán Moraga, labrador, 20 años

Diego González Moraga, sastre, 26 años

Antón García, labrador, 35 años. 9 días presos por actuar como testigo con el receptor y llevarle comida

Juan López de Araque, hijo de Lope de Araque, cerrajero, 22 años

Luis Caballero, mozo labrador, 30 años

Francisco Jiménez, hijo de Bernabé González, labrador. 22 años

Sebastián González, soltero, labrador, hijo de Gil González, 26 años

Alonso Parreño, vive de su hacienda, 28 años

Juan de Aroca, hijo de Juan de Aroca, labrador, 22 años

Julián López, mozo, hijo de Julián López, 23 años

Juan Parreño, hijo de Alonso Parreño, 30 años

Alonso de Espinosa, labrador, 38 años

Miguel Simarro, hijo de Bartolomé Saiz Simarro, aperador, 15 años

Don Sebastián Abril Collado, labrador, 33 años

Sebastián Picazo, hijo de Diego Gómez Guijarro, alpargatero, 21 años

Francisco del Olmo, cardador, 36 años    

Gregorio Martínez, labrador, 

Mateo Sánchez, sastre, 30 años

Licenciado Tomas de Pedroñeras, abogado y regidor de La Roda, 38 años




ACHGR, PLEITOS, C 9689-1

lunes, 6 de enero de 2025

Fajardo Alarcón (Granero)

Está entrada se la debo a Francisco Martínez Montoya. Se trata de dos escudos insertos en el convento de carmelitas descalzas de San Clemente. Creemos que se trata de piedras reutilizadas para la construcción de los muros.
Son los escudos de los Fajardo y los Alarcón, apellidos que adoptarían por enlaces familiares el linaje de los Granero en San Clemente. La explicación ha sido posible por las aportaciones en su día de Santi Granero y David Gómez de Mora.
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