viernes, 26 de abril de 2024
LAS CARMELITAS DESCALZAS ENTRE VALERA Y SAN CLEMENTE
sábado, 13 de abril de 2024
LA APARICIÓN DE SAN CLEMENTE A LA HISTORIA: 1294
ROIZ, Martín: junto a Ferrán Pérez, ambos vecinos de Alarcón fueron designados cogedores para los maravedíes de los escusados de los caballeros de Alarcón que fueron con don Juan Manuel al Reino de Murcia. Era el año 1294 y la tierra de Alarcón se divide en dos distritos con los pueblos correspondientes: es la primera vez que aparece San Clemente para la Historia, por detrás de Rus, ambos con un repartimiento de 600 maravedíes. El documento aparece en las cuentas del Rey don Sancho, una copia del siglo XVIII del documento original de finales de siglo XIII.
Libro de diferentes cuentas de entrada y distribución de las Rentas Reales, y gastos de la Casa Real en el reinado de Don Sancho IV. Años 1293 1294 [Manuscrito]
SOBRE LA PRESENCIA DE DON JUAN MANUEL EN SAN CLEMENTE
domingo, 24 de marzo de 2024
LA CASA DE COMEDIAS DE SAN CLEMENTE
¿DÓNDE ESTABA EL CORRAL DE COMEDIAS DE LA VILLA DE SAN CLEMENTE?
domingo, 25 de febrero de 2024
Los epígonos de los Haro en San Clemente
Avanzado el siglo XVI se comenzó a dudar de la hidalguía del apellido Haro en San Clemente. En 1585 varios miembros de la familia: Hernán Vázquez de Haro Pallarés, Antonio de Haro Pallarés, Pedro de Castañeda de Haro, Hernán Vázquez de Ludeña Haro y Diego López de Haro tuvieron que lidiar por su hidalguía de nuevo.
El primer Haro conocido es Francisco de Haro, vecino de Ocaña, aunque el que se establece en San Clemente es su hijo Diego de Haro o Diego López de Haro, que vivirá hasta la década de 1480 y que casará con Urraca Ludeña, de cuyo matrimonio nacerá Hernán Vázquez de Haro el viejo, que logrará ejecutoria de hidalguía en 1532.
Hernán Vázquez de Haro el viejo casará con doña María de Herreros, hija de Miguel Sánchez de los Herreros. Las propiedades de los Haro estaban en Villar de Cantos y el la villa de San Clemente, a las tierras unían la posesión de rebaños de ganados. El matrimonio había tenido por hijos a Hernán Vázquez de Haro, Diego López de Haro, Francisco de Ludeña de Haro y a Juan de Ludeña de Haro, y a un Antonio López de Haro, que vivió en la ciudad de Chinchilla, donde casará con Guiomar Buedo (será esta rama la que mantendrá la continuidad de los Haro en el futuro). Los tres últimos estaban muertos en 1585, mientras que el otro hijo era vivo, Hernán Vázquez de Haro estaba casado con Leonor Pallarés. De este matrimonio habían nacido Hernán Vázquez de Haro Pallarés y don Antonio de Haro Pallarés y otro hijo, luego clérigo, llamado Tristán Pallarés el viejo. Otro de los hermanos, Diego López de Haro había casado con Ana Ruiz de Villamediana y establecido residencia en San Clemente, del matrimonio había nacido Diego López de Haro. Otro de los hermanos Juan de Ludeña de Haro había casado con Francisca de Castañeda, establecidos en Alarcón, se había establecido después en San Clemente (en este matrimonio decían los testigos que había recaído la heredad y casa de labor de Villar de Cantos); del matrimonio había nacido Pedro de Castañeda de Haro y otro hermano Antonio López de Haro, y el último hermano Francisco de Ludeña de Haro había casado con Catalina de Caballón, de este matrimonio habían nacido Hernán Vázquez de Ludeña de Haro y Diego López de Haro su hermano.
Hernán Vázquez de Haro Pallarés, Antonio de Haro Pallarés y Hernán Vázquez de Haro Ludeña vivían en San Clemente y se desconocía la vecindad de Diego López de Haro, hijo de Diego López de Haro. Antonio de Haro Pallarés era patrón de una capellanía en la iglesia de Santiago, en la capilla de San Jusepe o San José, hoy de Pallarés, y además tenía el patronazgo de otra capellanía dejada por el clérigo Tristán Pallarés el viejo, su tío y hermano de su madre. Diego López de Haro tenía una heredad en la aldea que decían el Diego Simón el viejo, en la jurisdicción de San Clemente.
Alonso de Iniesta, clérigo, 75 años
Juan Sánchez Merchante, presbítero y comisario del Santo Oficio de Cuenca. 60 años
ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-92-11
domingo, 18 de febrero de 2024
Los Montoya de San Clemente
Hernando de Montoya era hijo de Hernando de Araque, vecino de Villalgordo del Marquesado. Los Araque eran naturales de Villalgordo del Marquesado. Allí se conofían tres generaciones: Hernando Araque que era hijo de Alonso Hernández de Araque y Juana Piñan, y nieto de otro Alonso Hernández de Araque. En Villalgordo se pagaba una contribución especial a los señores de la villa, don Luis Pacheco y su hijo don Juan. Era el llamado rediezmo:
"de quince hanegas de pan trigo y cebada y centeno de todo lo que cogían después de dezmado una hanega lo que se pagaba por la tazmía y este servicio lo pagaban los ombres llanos pecheros de la dicha villa".
Dicho impuesto había sido establecido por la condesa de Medellín, que había quitado un pecho anterior para establecer un nuevo rediezmo de una fanega por cada once cosechadas. Este rediezmo luego sería reducido a la quinceava parte.
La relación de los Montoya con los Araque viene por el matrimonio del mencionado Hernando de Araque con Violante Montoya. La mujer había muerto en el parto de Hernando de Montoya. La genealogía de la madre es conocida, era hija de Hernando de Montoya que era vecino de Vara de Rey y como hecho notorio se recordaba que había tenido la tenencia de la fortaleza de Requena con los RRCC. El primer progenitor de la familia era también Hernando de Montoya, del que hemos hablado en ocasiones anteriores.
Testigos de la probanza de 1541
Juan de Villanueva, morador en la Puebla de los Frailes, aldea de Castillo de Garcimuñoz
Juan de Luz, hijodalgo de Villagordo
Juan Hernández Cobo, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 80 años.
Juan de la Osa, pechero de Pinarejo, se había trasladado desde la Puebla de los Frailes, donde su padre tenía heredad
Juan de Cuenca, morador en Pinarejo, antes morador en La Puebla de los Frailes, lo que nos lleva a pensar que Pinarejo recibió en la década de 1520 y en la de 1530 vecinos de este lugar
Diego de Liébana, hijodalgo de Villalgordo
Pedro del Castillo, el paje, de 76 años, hijodalgo natural de Castillo de Garcimuñoz. Su hermano Rodrigo del Castillo vivía en Villalgordo
ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-15-8. EJECUTORIA DE 14 DE FEBRERO DE 1541
sábado, 20 de enero de 2024
EL INFORTUNIO DE LUIS POLVOROSA, MAESTRO DE LATINIDAD DE LA VILLA DE SAN CLEMENTE
Debía ser tal el control de la enseñanza por los jesuitas en la villa de San Clemente, que, cuando fueron expulsados, la villa quedó huérfana de maestros. En 1810, Luis Polvorosa recordaba cómo había ejercido de catedrático y maestro de latinidad en la villa manchega durante cuarenta y un años; ahora, imposibilitado para la docencia y en un pueblo devastado por los franceses, pedía una pensión al Consejo de Castilla. Don Luis Polvorosa se presentaba en su petición sumisamente y como un humilde vasallo y su carta llegó hasta Cádiz o, mejor dicho, sus dos cartas, pues fueron dos veces, en junio y agosto de 1810, las que suplicó en tanto su expediente quedaba perdido en medio de la guerra y de otros papeles para no ser contestado nunca, más allá del habitual "infórmese". Era tal su humildad, que, en su petición, recordaba que aunque la pensión solicitada fuera "hasta el fin de su vida, que por mucha ancianidad será breve"; si bien con un poco de sorna no olvidaba que el destinatario de su solicitud era "una agitada monarquía".
Los jesuitas dominadores de la enseñanza en San Clemente habían sido expulsados de esta villa en 1767 y con su expulsión quedó la villa sin una educación, controlada hasta ese momento por los seguidores de San Ignacio de Loyola. No tardaría el gobierno en sustituir a los jesuitas por otros educadores. En 1769, convoca una oposición para cubrir la cátedra de latinidad de San Clemente. Un total de siete opositores acuden al examen, que se publicó por edictos en toda Castilla, consiguiendo la plaza Luis de Polvorosa, una persona foránea de San Clemente, del que no sabemos su origen, más allá de que nos dice que "se expatrió de Castilla", para acudir a San Clemente. A las enseñanzas de don Luis acudían niños de San Clemente y de los pueblos vecinos; ejerciendo su cátedra estuvo cuarenta y un años, hasta que viejo y ciego se vio imposibilitado de ejercer la enseñanza. Cuatro horas de enseñanza por la mañana y cuatro por la tarde, durante esos cuarenta y un años, hasta reconocer "que se la debilitado la cabeza, que padece accidentes vertiginosos y tanta falta en la vista que no puede leer ni escribir". El pobre maestro era objeto en su vejez de la burla de sus alumnos: "los jóvenes vilipendian al maestro y pierden el fruto de la enseñanza para lo que es tan necesario el vigor de la persona como pericia en el arte".
Un hombre, además, además honrado, pues siempre había vivido con su sueldo de nueve reales, rechazando los estipendios de sus alumnos o sus padres. Ahora, en su vejez, la invasión del pueblo por los franceses lo había dejado en la ruina, "con solo el vestido puesto", y con las cargas familiares de una hija paralítica de treinta años y una esposa tullida de setenta y ocho, con "un muslo tullido, huyendo de los franceses". Pero don Luis tenía su orgullo, y, en su segunda carta, ya no se quejaba de sus alumnos sino de los " mal intencionados que en el día mandan en el pueblo" a los que acusaba de deponerle en su Magisterio u obviar la petición de una jubilación para su persona "y privarle de la dotación de trescientos ducados que de orden de V.A. ha percibido unas veces en Madrid y otras en Cuenca", dejándole en un estado de mendicidad, después de haber dedicado a la enseñanza dos tercios de su vida. Don Luis Polvorosa no tendría respuesta.
Archivo Histórico Nacional, CONSEJOS,12002,Exp.8
domingo, 5 de noviembre de 2023
LOS PACHECO CONTRA EL CONVENTO DE LA ASUNCIÓN DE SAN CLEMENTE
A la muerte de Francisco de Mendoza y Castillo, en 1598, dejará en su testamento toda su hacienda para la fundación de un convento femenino del Carmelo Descalzo en sus casas principales de vivienda. Francisco de Mendoza había recibido gran parte de la fortuna de los Castillo sanclementinos, era hijo de Alonso de Mendoza e Inestrosa y María Mendoza y estaba casado con Juana Guedeja. Añadía una serie de condiciones:
- Que en dicho convento hubiere dos capellanes. Uno de ellos debía decir una misa diaria por su alma, el resto de la fortuna iba a la fabrica de dicho convento, gastos de sacristía y ornamentos
- Que dos monjas del dicho convento fueran del linaje Castillo
- Dejaba como patrón de dicho convento a quien fuera señor de Perona, tal condición recaerá en su prima Elvira Cimbrón y Castillo, que ya era poseedora de la mitad de Perona y se hará con la otra mitad. Elvira estará casada con Juan Pacheco Guzmán, alférez mayor de la villa.
- Si las carmelitas descalzas no aceptaban esta fundación, la herencia de Francisco de Mendoza iría a las monjas del convento franciscano de la Asunción, con las condiciones anteriores
Estas condiciones fueron consideradas como impuestas por las monjas franciscanas, que dieron su poder al padre guardián del convento franciscano de Nuestra Señora de Gracia, fray Francisco de Quirós, para que hiciera valer sus derechos. La situación fue muy tensa entre doña Elvira Cimbrón y las monjas franciscanas; al parecer, el conflicto llegó a las amenazas directas contra las monjas en el invierno del año 1627 al 1628, teniendo que ceder a las pretensiones de Elvira Cimbrón. Las monjas estaban defendiendo la no intromisión de la familia Pacheco-Cimbrón (o Castillo) con el nombramiento de capellanes, pues de religiosos y confesores ya les proveía la orden masculina, pero también defendían intereses patrimoniales, pues dudaban que fueran a recibir nada de los cuatrocientos ducados de las rentas anuales de la hacienda dejada por Francisco Mendoza y disfrutada por Elvira Cimbrón y su marido durante veinte años y las mismas monjas consideraban que la pretensión de la capilla del Evangelio y su condiciones costarían mantenerla alrededor de tres mil ducados; rentas que, lógicamente, querían administrar las monjas y no dejar en manos de la familia Castillo; es decir, las monjas estaban dispuestas a conceder el privilegio de enterramiento junto al Evangelio al mejor postor y postulantes parecía que había varios.
El pleito se reavivó el año 1647, siendo abadesa del convento Ana de Hermosa y ya difunta Elvira Cimbrón
Testigos
Don Sebastián Moreno de Palacios vive de su hacienda en la calle de don Francisco de Araque. 70 años, primo hermano de la abadesa Ana de Hermosa.
Don Francisco de Alarcón Fajardo, hijodalgo, regidor perpetuo, 52 años
Martín Alfonso de Buedo, hijodalgo, viven en la placeta de Astudillo, 48 años
Pascual López de Lerín, labrador y familiar del Santo Oficio, vive en la calle Ancha de San Cristóbal, 75 años
Baltasar de la Fuente, familiar y notario del Santo Oficio de la ciudad de Cuenca, 54 años. Tiene una hija profesando en ese convento.
Esteban de Vara de Rey, labrador, vive en la calle Ancha de San Cristóbal, 75 años
Cristóbal Ángel de Olivares, labrador, vive en la calle del cura Tébar. 75 años
Felipe Ruiz de Arce, labrador y regidor perpetuo, 80 años
Cristóbal García de Perona, vive de su hacienda en la calle del Olmo de Pallarés. 98 años
Juan Ramón Barbero, herrero antes y ahora labrador, vive en la calle de la Rambla. 60 años
Juan del Castillo Villaseñor, labrador e hijodalgo, vive en la calle de los Carrascosas, 60 años
Diego Esteban Patiño, clérigo de epístola, vive en el Arrabal, 46 años
ACHGR, PLEITOS CIVILES, SIG. ANT. C-10382-14
lunes, 25 de septiembre de 2023
LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE SEPTIEMBRE Y LOS CABALLÓN
Nacer en Castillo de Garcimuñoz o proceder de allí no era buena carta de presentación y menos para pasar como cofrade a la cofradía de la Concepción y Natividad de San Clemente, con fama de solo admitir cristianos viejos. Tal tacha la tuvieron que soportar los hermanos Juan y Alonso Caballón cuando pidieron su ingreso en la mencionada cofradía el año 1556. Entonces, el provisor de la cofradía, Miguel Sánchez de los Herreros, y su mayordomo Juan de Oma recordaron a los dos hermanos que su ascendencia en el Castillo de Garcimuñoz era un mal principio para el ingreso y que debían demostrar con pruebas genealógicas que no estaban manchados de sangre infecta, es decir de judíos conversos. Aunque los Caballón se habían establecido en San Clemente con el abuelo, se recordó a los hermanos que eso no era suficiente y que presentarán sus ascendientes en el Castillo de Garcimuñoz. De la cofradía habían formado parte los de la Fuente y los Simón en los años treinta, pero ahora aparecían nuevos apellidos entre los que destacamos los Ángel, con gran proyección futura como oficiales del Santo Oficio. El cabildo de la cofradía, también llamada de Nuestra Señora de Septiembre, pues el ocho de septiembre se tenía por el día de nacimiento de la Virgen, decidió mandar al Castillo a indagar a un cofrade llamado Benito López del Campillo, otro apellido que en fundaciones religiosas dará que hablar en el futuro. La realidad era que la rancia cofradía de cristianos viejos ya presentaba dudas sobre la naturaleza limpia de sus miembros. Si bien es verdad que a Campillo le acompañó en su viaje un Cristóbal de Villanueva y un Juan de Olivares, ambos cofrades, pero el segundo con apellido sospechoso al igual que el escribano del cabildo Juan de Robres. Se apelaba a los fundadores de la cofradía y sus exigencias de calidades requeridas a sus miembros, pero a continuación se reconocía que la cofradía era presa de parcialidades, diferencias y confusiones en deservicio de Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre.
La cofradía estaba deviniendo en un escaparate de representación social: el rico Francisco García era cofrade y Francisco Rosillo también. Es más, las ordenanzas se había cambiado con la excusa de ser más vigilantes en el ingreso de sus miembros, pero la realidad era otra. Las ordenanzas viejas es cierto que eran exigentes con la naturaleza de cristiano viejo, pero la cofradía, muy antigua, venía de cuando todos se conocía; ahora se habían implantado unos estatutos de limpieza de sangre, aunque con dinero todo se compraba, incluso las probanzas para el ingreso. Los sanclementinos recordaban cómo antiguamente podían pasar a la cofradía cualquier cristiano viejo, rico o pobre, solo debía dar una limosna según las posibilidades de cada cual; ahora, se exigían diez ducados por la entrada. El caso es que el cabildo de los cofrades decidió negar la entrada a los hermanos Caballón, por los inconvenientes que para la cofradía suponían sus calidades. La entrada también se vetaba a sus primos Juan Ramírez de Caballón y Diego de Caballón y constituía una exclusión de hecho de la buena sociedad sanclementino que había llegado al pueblo con el abuelo Gonzalo y sus dos hijos Juan y Diego, confirmada años después en expediente inquisitorial que situaba a un Caballón en el margen superior derecho del árbol genealógico de los Origüela. La cofradía determinaría la exclusión de la familia Caballón de la cofradía, que recurrieron la decisión a la Chancillería de Granada, donde sería de nuevo rechazada su solicitud.
La mencionada cofradía tenía el nombre oficial de cofradía de la Natividad de Nuestra Señora Santa María, aunque era conocida popularmente como de Nuestra Señora de Septiembre en alusión a la festividad del ocho de septiembre, fecha que se tenía por el nacimiento de la virgen María y que era posterior en el tiempo, nueve meses, al día en el que la virgen había sido concebida, el ocho de diciembre. Por esta razón, la cofradía también era conocida como cofradía de la Natividad y de la Concepción. No lo sabemos, pero apostamos que el arraigo que el dogma de la Inmaculada Concepción en la villa de San Clemente tanto a esta cofradía como a la influencia del franciscanismo. La cofradía tenía su sede en la ermita de Nuestra Señora de Septiembre, luego colegio de jesuitas y actualmente llamado Teatro Viejo. Es más, la ermita daba nombre a la calle que hoy conocemos como Rafael López de Haro. Su organización interna estaba provista de un prioste, dos provisores, dos mayordomos, un escribano y el resto de cofrades. La cofradía se había dotada de unas ordenanzas antiguas, desde tiempo inmemorial se decía, aunque creemos que no irían más allá de la segunda mitad del siglo XV, si bien a mediados del siglo XVI se habían renovado en unas ordenanzas nuevas, más celosas de la preservación de los estatutos de limpieza de sangre. La exigencia a sus miembros de ser cristianos viejos, ahora venían especificadas con la mención a estar "limpios de toda raza y mácula de judíos y moros". De hecho, a los nuevos miembros se les exigía una probanza de testigos que, aparte de esa otra que los aspirantes pudieran aportar, era realizada por cofrades de la propia cofradía. Además de limpieza de sangre se les pedía no estar reconciliados por el Santo Oficio de la Inquisición, aunque la realidad era que las enemistades hacían que la simple sospecha era causa de rechazo del ingreso en la cofradía. En el caso de los hermanos Juan y Alonso Caballón de poco les valió que el hermano de su abuelo Gonzalo, Gabriel de Caballón hubiera sido contador de los Reyes Católicos o que los Caballones desempeñaron puestos de regidores y alcaldes en Castillo de Garcimuñoz desde 1400, pues pudieron más las acusaciones de judaísmo vertidas contra una familia procedente de Castillo de Garcimuñoz.
Entre los nombres que se citaban desde finales del siglo XV como alcaldes de Castillo de Garcimuñoz se citaban a Alonso González de Caballón, Andrés González de Caballón, Francisco de Caballón el viejo y Juan Vázquez de Caballón. Los Los testigos favorables a los Caballón en Castillo de Garcimuñoz iban más allá de declarar su condición de cristianos viejos, además recalcaban que ninguno había sido reconciliado por el Santo Oficio y, añadían, no se conocían quemados por el Santo Oficio, condena esta última que tampoco se les había preguntado en el interrogatorio, pero no debemos olvidar que a la entrada de la iglesia de San Juan Bautista de Garcimuñoz había varios sambenitos colgados, algunos de ellos con unas llamas dibujadas. Al parecer, en Pinarejo, los Caballones tenían su hacienda; destaca el testimonio de un labrador de Pinarejo, Francisco Parrilla, que se desdecía en alabanzas hacia Alonso González Caballón.
y el dicho Alonso González de Caballón iba a vivir a una heredad que tenía en el Pinarejo y allí era persona muy estimada y que no entendía sino en hacer paces e limosnas a pobres y huérfanos y cuando se volvió a vivir a esta villa todos los del Pinarejo lo echaron de menos porque casó dos o tres huérfanas e les daba viñas e dineros
La figura principal de los Caballones era Gabriel Caballón, contador del rey Fernando el Católico. A la altura de 1550 todavía había en Castillo de Garcimuñoz unas casas principales conocidas como las casas del contador Caballón. Como en estos casos, los testigos unos tenían más memoria que otros. Un labrador de Barchín recordaba como su abuelo le había dicho que los Caballones era cabeza de uno de los bandos con un pariente del marqués de Villena, llamado Juan de Valencia Téllez Girón. El propio marqués don Diego López Pacheco había hecho llamar a Andrés y Alonso González de Caballón para que fueran a recibir en Toledo a Felipe el Hermoso cuando llegó a España. Pleitesía que obligó a muchos servidores del marqués a endeudarse y vender parte de su hacienda, pues se les debió obligar a vestirse con los mejores trajes, que eran ajenos a la existencia de estos hombres. En los Caballones se reconocían letrados y clérigos, gente ajena a bajas condiciones, que a la altura de 1550 vivían de las rentas, aunque se reconocía que habían perdido el espíritu militar de sus antepasados. No obstante, se sabía de un Diego Vázquez de Caballón que había participado como alférez en la toma de Orán de 1509.
De la genealogía de la Real Academia de la Historia, el origen de los Caballón se inicia con Juan Vázquez de Caballón y su mujer Inés Méndez de Arboleda, para centrarse en la descendencia de uno de los hijos Alonso, y regodearse con la sucesión luego en la villa de Moya o de su nieto Juan de Caballón, conquistador de Costa Rica, apenas si se cita al otro hijo el contador Gabriel y se ignora completamente a Gonzalo, el que llega después de la guerra del Marquesado a San Clemente, pero su vida en medio de miserias es más entretenida que la de conquistadores y servidores de marqueses. De la antigüedad de los Caballones daba fe la documentación de Castillo de Garcimuñoz:
del archivo del cabildo de la dicha villa de Castillo de Garcimuñoz parece por ciertos autos de las escrituras que en treynta días del mes de junio de mill e quatrocientos y diezisiete que Juan Fernández de Caballón e Francisco Fernández de Olivares e otros sus compañeros como regidores de la dicha villa proveyan ciertos autos tocantes a la buenna gobernación e asymismo los dichos los dichos Juan Fernández Caballón y sus compañeros como tales regidores de la dicha villa en veynte e cinco días del mes de julio del dicho año de mill e quatrocientos y diezisiete proveyeron otro auto como tales regidores de la dicha villa sobre cierta hordenança y por otro auto del ayuntamiento fecho en la dicha villa de Castillo de Garcimuñoz en quinze de agosto de mill e quatrocientos y treynta e quatro parece que Juan Díaz de Caballón como alcalde ordinario de la dicha villa y los regidores della se juntaron en su cabildo en ayuntamiento e hicieron cierto repartimiento para los gastos e nescesidades de la dicha villa
El 27 de febrero de 1563 la Chancillería de Granada declaraba limpios a los primos hermanos Caballón, permitiendo su ingreso en la cofradía de Nuestra Señora de Natividad de Santa María
Probanza 1556
Jorge de la Pastora, Castillo de Garcimuñoz, 75 años
Francisco Parrilla, labrador de Pinarejo, 70 años
Cristóbal de Honrubia, labrador de Castillo de Garcimuñoz, 80 años
Pascual Gutiérrez, labrador de El Cañavate, 85 años
Miguel de Gil Gómez, vecino de Barchín, 77 años
Andrés de Buenache, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 75 años
Alonso de Villanueva, morador en El Pinarejo, 84 años
Miguel Sánchez Requena, labrador de Pinarejo, 75 años
Hernán Vázquez de Haro, 51 años, de San Clemente
Gonzalo de Zaragoza, 80 años, de San Clemente
ACHGR, PLITOS, C 4555-16
viernes, 4 de agosto de 2023
SAN CLEMENTE NIEGA OBEDIENCIA A JOSÉ BONAPARTE (1809)
Señor:
La Junta de la villa de San Clemente, subalterna de la de Cuenca, hace presente a V. M. que en el día 8 del corriente por el comisario ordenador Echevarría se le comunicó una orden del general Sebastiani para que el ayuntamiento de aquella villa nombrase una diputación que fuese a prestar el juramento de fidelidad al rey intruso, que resuelta la junta a no cumplir aquella orden acordó las siguientes providencias de precaución
1ª.- Que el corregidor reservase las órdenes y acercándose el enemigo las llevase consigo para no ser víctima de su furor y poderle atribuir la culpa de haberlas cumplido suponiendo que las ocultó
2ª.- Que en caso de que los enemigos, viendo la tardanza en cumplir la referida orden, se acercasen para castigar la inobediencia, si el número era apropiado al vecindario, se les resistiese hasta morir y si fuesen en número muy superior abandonar el pueblo, tomando antes las precauciones de dejarlo exhausto de víveres y utensilios, para lo que tienen apostados espías en las inmediaciones del enemigo.
Manifiesta su dolor por no poder hacer toda la defensa que exige su lealtad por habérseles quitado las armas de fuego y blancas que tenían en las tres veces que los enemigos estuvieron en la villa los enemigos, pero que a pesar de esto y de que les faltan municiones y un jefe que les dirija, espera brillará en la ocasión su celo y el deber con vecinos en obsequio de las reales órdenes a cuyo fin ha comunicado esta novedad al general del ejército del Centro. Y concluye con el deseo de (que) todo merezca la aprobación de V. M.
Aprobado todo con mucho aprecio
NOVIEMBRE DE 1809, dirigido a la Junta Central
Archivo Histórico Nacional, ESTADO,81,M
domingo, 25 de junio de 2023
Capilla de San Juan en el convento de Nuestra Señora de Gracia de San Clemente
martes, 28 de febrero de 2023
Granero de San Clemente
Diego López Granero casado con Leonor Velázquez, bisabuelos, vecinos de Alarcón; tienen por hijos a Diego Granero, casado con Catalina Coello, a Hernando de Alarcón Granero y a Juan Velázquez Granero, casado en La Roda.
Diego López Granero tenía un hermano, Alonso Granero,
Diego Granero y Catalina Coello, vecinos de Villaescusa de Haro y Belmonte, habían tenido por hijo a Andrés Granero Alarcón que litigaba. Este último se había casado con María Caballón y se había ido a vivir a San Clemente,
Del matrimonio de Andrés Granero Alarcón y María Caballón había nacido Diego Granero de Heredia
Del matrimonio de Andrés Granero y Jerónima de los Herreros había nacido José Granero y Alarcón
ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-111-55
Testigos, 1599
Antonio de Peralta, hidalgo de Alarcón
Andrés López Solonarde, labrador de Alarcón
Bautista de Alarcón Fajardo, hidalgo de San Clemente
Francisco de Araque, hidalgo de San Clemente
sábado, 11 de febrero de 2023
Los del Campo de Cañavate
Francisco y Damián del Campo habían iniciado el pleito por su hidalguía frente a la villa de El Cañavate el tres de abril de 1531. Eran hijos de Juan del Campo y nietos de Alonso del Campo.
El abuelo Alonso del Campo era de San Clemente, hasta que se casó por segunda vez y se fue a vivir a Cañadajuncosa para casarse con una hija de Martín de la Serna, llamada Elvira Alonso de la Serna. Alonso tenía un hermano llamado Hernando. La primera mujer de Alonso era Catalina del Campo, ambos vivían en San Clemente con su suegra, "la vieja del Campo". Alonso, casado por segunda vez con Elvira Alonso Serna, habían tenido por hijo a Juan del Campo, nacido en Cañadaajuncosa, cuando el padre ya había muerto. Juan del Campo casaría con Elvira López, naural del Buenache e hija del pechero Mingo López, tendría dos hijos, Francisco y Damián, el segundo casaría en Gascas.
Alonso y Hernando del Campo habían venido con el corregidor Hernando González (del Castillo) o Macacho, como criados suyos. Este Hernán González del Castillo decía venir de las montañas, aunque a decir de Pedro Palomares hablaba castellano
e que creía que hera de las montañas aunque no hablaba lengua della syno castellano.
Alonso del Campo había tenido dos hijos, uno era Juan, que se había criado con Hermosilla, un criado del marqués de Villena, y el otro llamado Pedro.
Alonso del Campo era hijo de Juan Sánchez de Briviesca al que se recordaba en "tierra del campo de Montiel en Manjavacas"
Ejecutoria de 18 de marzo de 1536
AChGr, HIDALGUÍAS, 301-10-28
Probanza de testigos, 1531
Juan Ballesteros, 65 años, vecino de San Clemente, criado antes de la guerra del marquesado de Juan González de Origüela, escribano de la villa de San Clemente.
Pedro de Palomares, 85 años, vecino de San Clemente
Mari López, 75 años, viuda de Pedro Hernández Crespo, hidalga, vecina de San Clemente
Alonso Álvarez de Rebe, 84 años, vecino de San Clemente.
Teresa López, viuda de Alvar González, hidalga, vecina de Cañadajuncosa, setenta años
Álvaro de Villanueva, alcalde de Alarcón, 66 años
Juan de Olivares, hombre pechero, vecino de El Cañavate y morador en la Atalayguela, sesenta y cinco años o setenta años
martes, 27 de diciembre de 2022
La capellanía de Bartolomé Sánchez de Llanos
El pleito por el vínculo fundado por Ginés de Llanos se dirimió entre Lope de Aguado y los hijos menores de Alonso de Alarcón y Elvira López Juana de Alarcón y Alonso de Alarcón, fraile carmelita descalzo, representados por su madre y Martín Ruiz de Machín ante el gobernador licenciado Martínez Santotis.
Lope de Aguado era espadero o forjador de espadas y el pleito trataba de ciertas casas que la madre en nombre de los menores le vendieron cargadas con un censo para la capellanía del patronazgo fundado por Bartolomé Sánchez de los Llanos.
El testamento de Ginés de Llanos y su mujer Ginesa de Ojeda es de 31 de diciembre de 1545
- Piden ser enterrados en la capilla familiar existente en la iglesia de Santiago bajo la advocación de la Magdalena. Se digan las misas correspondientes por los clérigos y frailes de San Francisco
- Se reconoce que Bartolomé Sánchez de los Llanos fundó la capilla de la Magdalena y la dotó de los siguientes bienes: unas casas de morada que solían ser de Juan Herrero, en la calle que baja de la dicha iglesia para San Sebastián en la acera de la mano izquierda en la esquina de la calle que se aparta a la casa de la bienaventurada Nuestra Señora de Septiembre, cuarenta tinajas de vino, unas casas en la misma calle, valorada en 22000 maravedíes, un huerto de árboles tras la celadilla, alinde de Juan del Castillo, clérigo, y de Sancho López de los Herreros y de Miguel Sánchez de Vala de Rey.
- Las obligaciones de la capilla son dos misas, lunes y viernes, y una misa de aniversario por la Magdalena. Además una misa los domingos cada quince días.
- Nombra por patrón de la capellanía a su hijo Ginés de Llanos, que recibe en herencia los bienes raíces de la familia en El Pedernoso.
- Nombra por albaceas a Gaspar de Sevilla, Cristóbal de Tébar, Esteban, Juan Ángel su yerno.
sábado, 17 de diciembre de 2022
Martín Sánchez de Lequerica y su hermano Juan, hidalgos de El Provencio
La pretensión de los hermanos Lequerica, vecinos de El Provencio, por obtener su hidalguía comenzó en enero de 1544, pero no obtendrían ejecutoria de hidalguía hasta quince años después.
Los hermanos Martín y Juan Sánchez de Urneta habían nacido en Mota de Cuervo y eran hijos de Machín de Lequerica. Otros descendientes era Amador y dos hijas más. El padre había llegado a Mota de Cuervo hacía cuarenta años, es decir, con el comienzo del siglo, hacia 1508 o 1509, para "labrar de cantería en una capilla que se fazía a la sazón en la dicha villa de La Mota". En Mota casó con una vecina llamada Francisca Martínez la Zarca.
Machín de Lequerica permaneció desde su llegada a Mota diez años mancebo, veinte años casado en Mota del Cuervo y luego marchó a San Clemente. En Mota del Cuervo tuvo cierto reconocimiento como regidor y alguacil dos años.
Mota del Cuervo era lugar de asentamiento de canteros. Hemos hablado de Pedro López de Chavarrieta y los canteros procedentes del valle de Ispaster. La casa de Urneta (actual Urnieta) era dependiente del lugar de Lequerica, donde había ocho casas solariegas más e incluida en la anteiglesia de Nava Ruiz (hoy Nabarniz), salieron varios maestros canteros hacia la Mancha de Aragón. En Mota del Cuervo se asentó Machín de Lequerica (o Martín Sanchez de Urneta) y un primo de Fernando Uribarri. Este Fernando de Uribarri había ido hasta Mota del Cuervo, hacia 1510, para visitar a un primo suyo que vivía allí, y que coincidió en el tiempo con Machín de Lequerica*.Machín Lequerica, como hemos dicho, sabemos que labró piedra tanto en Mota del Cuervo como en San Clemente, donde moriría, tal vez en la década de 1520 o en la década de 1530, ¿tal vez en el ejercicio de su oficio en Santa María de Gracia?. Otras de las casas solariegas de Lequerica era la de los Arteaga, de donde salió hacia Calahorra Juan de Arteaga a labrar la piedra y la de los Zabala, de donde salió el maestro cantero Pedro de Zabala, que fue a ejercer el oficio en Vélez, donde era conocido por Veléndez, y los últimos de los que tenemos datos son los hermanos canteros, Oma (aunque los testigos de la época integran la casa de Oma en la anteiglesia de Cortezubi), Pedro y Martín, el primero actúa en San Clemente y el segundo en Belmonte.
En cualquier casa hubo lo que hoy llamaríamos un efecto llamada o de contagio; a la salida de los primeros canteros siguieron los de sus vecinos. Así lo demuestra la proximidad de las anteiglesias de Nabarniz, Kortezubi e Ispaster. Tal vez los más primeros que salieran de tierras vascas, fueron los Oma. Nuestra hipótesis es que perfeccionaron su formación de canteros en la catedral de Burgos (en fin, todo es cuestión e datar un documento, que solo conozco por la comunicación de una técnica de archivo, pero que creo que es anterior cien años a lo que se me dice, pues hablamos de una copia posterior). Los Oma, como tantos otros, participarían en la fase final de la guerra de Granada, como soldados, y acabada la guerra, en 1492, los vemos en esa década obrando en la iglesia de Jumilla, para pasar a tierras de Alarcón posteriormente y asentarse, en el caso de Pedro, en San Clemente.
Una segunda ola se produce hacia 1508, posiblemente coincidiendo con el cataclismo y desestructuración de la peste de ese año, que coincidiría con la llegada a Mota del Cuervo de varios canteros desde las feligresías de Ispaster, los Chavarrieta, y Nabarniz, los Urneta de Lequerica y los Uribarri también de Lequerica, que probablemente se trasladaran luego a Granada a trabajar con Siloé. En relación con este segundo momento, vemos la llegada a la Mancha de la familia Albiz (Pedro de Albiz de la mano de su tío Juan, que no hermano), que trabajan en Alarcón y La Roda, antes de asentarse en Cuenca, dada la proximidad a Ispaster y Nabarniz, de Mendata y la casa de Albiz, en la merindad de Busturia. También de esta zona viene otra saga de canteros que interviene en el sur de Cuenca desde comienzos de siglo: son los Legarra, que llegaron por estas fechas con Sancho de Legarra (posiblemente sea su hijo el que nos aparece mediado el siglo obrando en la iglesia de Santiago de San Clemente), que venía acompañado de un hijo de Juan Ruiz de Guizaburuaga; ambos eran procedentes de Aulestia. Las poblaciones de esta comarca estaban sometidas al fuero de Busturia, a la justicia del alcalde de Garnica y participaban en las Juntas Generales de Vizcaya.
Una tercera ola de canteros llega desde el valle de Errezil (o Regil o Arregil), algo más distante del núcleo anterior, contemporánea a la segunda. El primero que llega es Domingo de Arregil, que había perfeccionado el oficio en tierras de Navarra y Logroño. Domingo había llegado con Juan de Iraola y habían labrado la piedra en Barchín del Hoyo. Serían el reclamo para la llegada de otros canteros que luego adquieren notoriedad en otros lugares de Cuenca como maese Hereceta, el más conocido Pedro de Loyde o Loidi y los hijos de los citados Arregil o Iraola.
Machín de Lequerica era hijo de Martín Sánchez de Urneta y nieto de otro Martín del mismo nombre, procedente de la casa de Horrubia.
La sentencia de hidalguía de Martín y Juan es de 25 de noviembre de 1546, confirmada en grado de revista el seis de septiembre de 1558. La ejecutoria es de 29 de julio de 1559.
ACHGR, HIDALGUÍAS, SIG. ANT. 301-29-7
Testigos de Miguel García de Martín Alonso, vecino de Mota de Cuervo
Miguel Zarco, vecino de Mota del Cuervo, 56 años
Alonso de Illescas, vecino de Mota del Cuervo, 76 años
Alonso Sánchez de Manjavacas, vecino de Mota de Cuervo, 62 años.
Juan de Cetoquiz, vecino de la anteiglesia de San Juan de Murelaga, hombre hidalgo. 75 años
Fernando de Uribarri, vecino de la anteiglesia de Nava Ruiz, 75 años
Martín de Aldecoa, vecino de la feligresía de Nava Ruiz. 72 años
Domingo Andía de Guiarburnaga, de la anteiglesia de San Juan de Murelaga, 70 años
Juan Ortiz de Sologuren, de la anteiglesia de San Juan de Murelaga, 66 años
Ochoa López de Aulestia, de la anteiglesia de San Juan de Murelaga,
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El único maestro cantero que hemos localizado con el apellido Uribarri es Sancho Huribarri que labra piezas para la catedral de Granada en 1531
ZURI, Juan: Maestro de cantería activo en La Mancha, durante la segunda mitad del siglo XVI. En 1587 se le documenta la torre del Ayuntamiento de San Clemente, Cuenca, que es terminada en 1592 (Torrente, p. 7). Al año siguiente se encarga del edificio de la cárcel. En 1598 realiza su portada (lb., p. 334). Otro vizcaino, Domingo Zalbide, estuvo también ocupado en la obra del Ayuntamiento (véase), y otros vascos, un •Vizcaino• y el maestro Bias de Legarra estuvieron vinculados a la iglesia de Santiago, de este mismo pueblo. No es imposible que Juan Zuri sea el maestro Juan de Zuridevieta (Juan Zuria de Ubieta), que en 1554 - 55 colabora en una cuadrilla de vizcainos: Gazaga, Sagarraga, Urtiaga, en la obra de San Juan de Albacete (Mateas y Sotos, p. 77)
sábado, 10 de diciembre de 2022
Juro a favor del monasterio de la Asunción (1609)
El convento de monjas de la Tercera Orden de San Francisco de la villa de San Clemente, bajo la advocación de la Asunción, fue construido gracias a las aportaciones de Isabel de Pedrola, pero su continuidad en el tiempo fue posible gracias a las dotes aportadas por las monjas, hijas de familias principales, y las rentas procedentes de la deuda pública del momento, los llamados juros, Este es un juro de 1565, que por venta llega al convento sanclementino en 1605. Otras rentas eran las procedentes de los heredamientos de Atalaya.
martes, 6 de septiembre de 2022
Visitas de los Inquisidores a San Clemente
En 1593, todavía se recordaba la visita del Inquisidor General de la Inquisición de Cuenca Fernando Cortés a la villa de San Clemente once años antes; entonces, y en la iglesia de Santiago Apóstol, se sentó en una silla y una almohada de terciopelo a los pies en el altar mayor, en la parte del Evangelio y bajo un dosel. El familiar del Santo Oficio de San Clemente Gonzálo Ángel decía que esa era la costumbre en San Clemente y en otras villas como Castillo de Garcimuñoz, así lo había visto en esta última villa durante la visita del Inquisidor Jiménez Reinoso. Aunque los problemas venían porque en la visita del Inquisidor Pedro Cifontes de ese año 1593, algunos oficiales del concejo y personas honradas habían metido sus sillas, aparentemente cuando el Inquisidor asistía a los oficios y no a la visita oficial, de anatema y edicto, momento en el que únicamente había un escaño en el centro de la iglesia y estaba prohibido que los vecinos metieran silla alguna en la iglesia. Las palabras exculpatorias de los familiares no parecieron convencer, a pesar, o quizás por ello, de citar la visitas a San Clemente y Castillo de Garcimuñoz, villas con bastante fama de judaizantes.
No es que se prodigaran los Inquisidores para San Clemente, afortunadamente, pues al edicto de fe y carta de anatema que leían iba seguido de un periodo de gracia para que los pecadores se autoinculparan o lo que era más frecuente fueran denunciados por sus vecinos. Se recordaba la visita del Inquisidor licenciado Diego del Camino hacía 25 años, la citada Fernando Cortés hacia 1581 o 1582 y esta que tratamos de Cifontes Loarte. Los Inquisidores visitaban los pueblos cuando podían, así el doctor Jiménez Reinoso visitó Castillo de Garcimuñoz en 1586 y Villanueva de la Jara e Iniesta en 1589. Sabemos que el inquisidor Camino visitó San Clemente, Castillo de Garcimuñoz y Belmonte en 1561.
Aunque el que más sabía del asunto era el doctor Tébar, cura propietario de la parroquia y descendiente directo de judíos, que habiendo preguntado cuál era la costumbre a los familiares del Santo Oficio le señalaron el uso. Mandó el doctor Tébar al sacristán Juan Agudo que pusiera silla al Inquisidor Cifontes y se puso una silla de terciopelo carmesí y una almohada, que no debió ser del gusto del Inquisidor, pues hubo de cambiarse la silla por una de cuero negro. Si ya la cosa principió con roces, estos fueron a más, cuando a instancia del cura Tébar, el alcalde mayor, los alcaldes ordinarios y los regidores, llevaron hasta la iglesia sus asientos del ayuntamiento para ocupar en la iglesia una posición principal. Si la justicia y regidores ocuparon el lugar central de la Iglesia, debió molestar más al inquisidor Cifontes que el doctor Tébar colocará su silla en el centro del altar mayor y junto a él la del alcalde mayor. Par más inri parece que el doctor Tébar, que demostrando quien mandaba procuró rodearse en el altar mayor de todos sus clérigos, colocó una silla más, pues mientras el Inquisidor pronunciaba sus edictos, el cura quería hablar de unos negocios particulares con el alcalde mayor,el licenciado Juan de la Fuente Hurtado, y tener una buena posición ante el predicador de la homilía, que resultó ser el cura de Villarrobledo.
Si el encontronazo del día de los edictos no sentó muy bien al Inquisidor, peor sentó que el día de la virgen de Marzo, fiesta popular en el pueblo, autoridades y pueblo de San Clemente acudieran cada uno con su silla al oficio divino, mientras que el Inquisidor era reducido a simple banco común
El doctor Tebár no debía estar muy contento con el Santo Oficio, pues seis años antes la Suprema había ordenado poner la palabra judaizante en el sambenito de su tío abuelo Luis Sánchez de Origüela, que colgaba con otra docena a la entrada de la Iglesia.
Gonzalo Ángel, familiar del Santo Oficio de San Clemente, 50 años
Juan de Montoya, familiar del Santo Oficio de San Clemente, 56 años
Cristóbal Simón Ángel, secretario del Santo Oficio de Cuenca, 46 años
Cristóbal de Tébar y Valenzuela, 42 años (su declaración es de 3 de junio de 1593)
Juan del Campo, clérigo, 45 años
Francisco Martínez, clérigo, 50 años
Juan Agudo, sacristán de la Iglesia, 40 años
Licenciado Diego de Montoya, abogado, 51 años
Bachiller Alonso Ruiz de Villamediana, abogado, 62 años
Francisco Ángel, 36 años, labrador
Antonio García de Villamediana, familiar del Santo Oficio, 60 años
Pedro de Garnica Zapata, regidor, 34 años
Martín Ochoa, nuncio del Santo Oficio de Cuenca, 55 años
Archivo Histórico Nacional, INQUISICIÓN,1924,Exp.25
martes, 12 de julio de 2022
Juan López Rosillo
JUAN LÓPEZ ROSILLO, PADRE DE LA PATRIA SANCLEMENTINA
No sabemos nada de él o, al menos, todo lo que nos gustaría. Se llamaba Juan López Rosillo o Juan Rosillo el viejo, era un santamarieño llegado a San Clemente en año desconocido, según Enrique Fontes. Tal vez uno de tantos que llegaron a San Clemente en la década de 1450 al calor del villazgo concedido por Juan Pacheco. Era un hombre que se ganó el favor de los sanclementinos y alzó su voz cuando los demás callaban; hasta Castillo de Garcimuñoz fue en 1473 para decirle al marqués que eran los alcaldes de San Clemente los que debían juzgar los pleitos de sus vecinos. No le debieron hacer mucho caso, pero Juan López Rosillo era perseverante.
San Clemente cayó en manos de los isabelinos en 1476, quizás porque entre Alcaraz y Alarcón solo había campo abierto y don Rodrigo Manrique y su hijo Pedro tenían su campamento cerca de Villarrobledo. Pero Juan Rosillo no se contentó fue hasta Segovia el dos de septiembre de 1476 y consiguió que la villa fuera de realengo y con mercado franco, haciendo de la casualidad de su conquista una realidad de futuro. No se contentó Juan López Rosillo, que seguía su cruzada particular, preparó, o le prepararon las mujeres sanclementinas, un complot. El objetivo, matar a todos los partidarios del marqués de Villena en San Clemente, al fin y al cabo, eran un conjunto de renegados que profesaban en secreto la fe judaica. El grito de guerra fue aquel de "ni mamantes ni piantes". El complot fracasó, un tal Peñasco fue colgado de una rama a la puerta de la iglesia de Santiago Apóstol. Rosillo escapó y corrió a cobijarse en las faldas de Isabel la Católica; imploraba su perdón, pero la convenció de que San Clemente no era un lugar de eras o lugar de pocas casas y muchas rosas, que decía don Diego López Pacheco. Y no solo eso, sino que vuelto a su tierra, con Juan de la Osa, convocaron a todos los pueblos del sur de Cuenca a una asamblea para preparar la sublevación contra los Pacheco. Juan de la Osa, pagó con su vida, Rosillo, preso en Castillo de Garcimuñoz, no sabemos como consiguió salvar la suya. Libre, siguió luchando, acompañó a don Jorge Manrique en sus desafortunadas andanzas guerreras y le sobrevivió. Sin él, ni Las Pedroñeras ni El Pedernoso ni Las Mesas serían lo que hoy son; fue el quien consiguió su libertad del marqués. Cuando los demás flaquearon, Juan López Rosillo siguió luchando y recriminando a los Reyes Católicos su escaso compromiso para acabar con los Pacheco. Toda su vida fue un inconformista, un picapleitos contra todos; dicen que pasado el año 1510 era un anciano que paseaba refunfuñando por los calles de San Clemente, viejo y apoyado en su bastón. Todos sabían que Juan López Rosillo, el viejo, era el liberador de San Clemente, el reductor del marquesado de Villena, el hombre que había devuelto la libertad a los labradores de los pueblos del sur de Cuenca.
Hoy, nadie sabe quién es Juan López Rosillo, ni una placa que lo recuerde ni una calle por donde rememorar sus hazañas y qué pocos serían capaces de ubicar su capilla en la iglesia de Santiago. San Clemente es una villa desmemoriada, San Clemente no puede mirar al futuro si no se reconoce en el pasado. Su capilla pervive en la iglesia Santa Ana al lado del Evangelio, con sus armas en la clave de la bóveda; su antigua casa, con su escudo de armas (una panela y seis rosas), en la plaza del Carmen, y al igual que el convento de carmelitas descalzos, que se ubicaba enfrente, hoy está destruida.
Dicen que el lema de los Ortega sanclementinos es "malo mori quam foedari", antes morir que ser humillado, quizás esa fuera la divisa de Rosillo
martes, 5 de julio de 2022
UN CONCEJO ABIERTO EN 1563
El concejo abierto de 1563 de la villa de San Clemente se celebró de dos a tres horas de la tarde, su finalidad era aprobar unas ordenanzas de sastre que debían ser aprobadas luego por el Consejo Real, cosa que no haría. El concejo abierto había sido convocado por los el alcalde mayor, licenciado Noguerol Sandoval. Era un concejo nuevo respecto a aquel de veinte años antes. Las familias principales se habían echado a un lado, ahora los cargos añales estaban en familias de antaño: Juan Rosillo era alcalde ordinario, y Gómez Valenzuela, Julián Sedeño, Antón García Monteagudo, el licenciado Muñoz y Antón de Avalos regidores. El concejo abierto se celebró en la plaza, pudiendo asistir cualquier vecino. Es de pensar que los oficiales se situaron bajo los arcos del ayuntamiento, mientras el pueblo en la plaza leía unas ordenanzas de sastres que nadie entendía, pero que aprobaron. Daban fe de ello, Juan González de Origüela, Baltasar de Perona y Francisco Martínez, y lo plasmaba por escrito el escribano Cristóbal del Castillo.
Era San Clemente un pueblo de 1500 vecinos en 1563, de gente de mucho lustre se decía, con gran gasto de paños finos y sedas, aunque el oficio de sastrería estaba desregulado y la fabricación de ropa muy desmerecida
sábado, 25 de junio de 2022
Juan Antonio Gracia, el sanclementino convertido a la fe mahometana (1732)
Hoy vemos el pasado de las villas del sur de Cuenca como un conjunto de pueblos atrasados y sin historia, ajenas a lo que pasaba en el resto del mundo, pero a los hombres de los siglos XVI, XVII o XVIII se les hacían pequeños estos pueblos e iban en busca de fortuna por esos mundos. Así, es natural encontrar expedientes de sus vecinos repartidos por los archivos de otros países,