El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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domingo, 12 de enero de 2025

VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1610-1611)

 Las intromisiones de la villa de San Clemente en la vida política de Villarrobledo era abrumadora ese año de 1610, tanto como las protestas de los villarrobletanos. La intervención era en el plano militar, aprovechando la milicia del Reino creada en 1598. Miguel Herreros, nombrado capitán de esa milicia en una junta de las dieciséis villas, nombraba a su vez por sargento de esa milicia a Bernal de Almansa. Si bien la milicia era un cuerpo inoperativo, la corona confiaba más en el reclutamiento voluntario de hombres: cuatro compañías de soldados tuvo que alojar Villarrobledo en octubre de 1610 (ya en 1608 tuvo que alojar una compañía de caballos con gran escándalo por sus excesos). Ese año de 1610 los problemas se acumulaban, la villa se estaba abasteciendo de la sal de piedra de las salinas de Minglanilla, entre protestas del administrador de la sal de Pinilla, que ahora perdía el mercado villarrobletano.

Pero la intervención era en el plano de la justicia civil y criminal. El corregidor Alonso de Carvajal y Mendoza se llevaba preso al villarrobletano Pedro de Vargas a la cárcel de San Clemente a comienzos de octubre de 1610, entre protestas del ayuntamiento villarrobletano que ni concedía primera instancia al corregidor ni derecho de apelación a las sentencias de sus alcaldes. El asesinato de un criado de Pedro Vargas y la muerte de Catalina Martínez, mujer de Juan García Vargas eran asuntos que implicaban a varios principales de la villa, que veían con malos ojos la intromisión del corregidor. Molestaba más la intromisión del corregidor en la administración del pósito y que tocase el trigo villarrobletano. El tema se llevó a la corte, aprovechando que el síndico de la villa, Diego Muñoz de la Calera, estaba allí. Diego Muñoz ya estaba en Villarrobledo el 24 de diciembre para asistir al pleno del ayuntamiento donde se recibió la ejecutoria por la que la villa gozaría del privilegio de la primera instancia en materia civil y criminal y limitaba los juicios de residencia del corregidor a los oficiales locales a un máximo de diez días. La sesión fue un acto de patriotismo local, pues lo que era común en otras villas -el reconocimiento de la independencia jurisdiccional y la no intromisión del corregidor-, aquí fue solemne declaración de exención, llegándose a decir que la villa quedó desincorporada del corregimiento de San Clemente. Algo que no se haría realidad, a pesar de los deseos y afirmaciones de la historiografía local posterior. En el concejo del día veinticuatro se nombrarían diputados para acudir a San Clemente a comunicar la "desincorporación de Villarrobledo del corregimiento". Recibidos por el alcalde mayor de San Clemente, éste desobedeció la cédula del rey que se le presentaba y ordenó la prisión del escribano y procurador villarrobletanos: Francisco Rodríguez de Arce y del procurador Juan Ortiz. Los villarrobletanos decidieron acudir entonces al alcalde mayor de Chinchilla y Albacete para hacer obedecer la cédula real, mandando a su síndico Diego Muñoz de la Calera y otro procurador, Juan Lozano. Y otorgaban poderes especiales a Juan Ortiz y Juan de la Torre para acudir a San Clemente y requerir al corregidor y al alcalde mayor para que obedecieran la ejecutoria real, aunque a uno de enero de 1611 los encargados de requerir a las autoridades del corregimiento serían Sebastián de Losa, alférez mayor de la villa, Francisco Plaza, regidor, el licenciado Perona, abogado, y el mencionado Juan Ortiz, procurador. El alcalde mayor, doctor Vázquez, mandaría meter en el calabozo al escribano de Villarrobledo Rodríguez de Arce, apresar a los otros cuatro y en todo momento evitó que se levantara testimonio de la notificación de la cédula real. 51 días los tendrá presos. EL concejo de Villarrobledo decidió ir a querellarse contra el corregidor y su alcalde mayor, el doctor Vázquez, a la Chancillería de Granada y prorrogaba el seis de enero de 1611 como síndico al capitán Diego Muñoz de la Calera, mientras que el corregidor intervenía de nuevo en asuntos de talas, cortas o alcabalas de Villarrobledo. La villa se metía en un laberinto que contribuirá a su ruina, a ello se venía a sumar la pretensión, llegada al ayuntamiento de siete de enero, del conde de Barajas para comprar las alcabalas y tercias de Villarrobledo y su tierra, algo que se haría realidad y reconocido en ayuntamiento de 26 de enero y que, hoy, la historiografía local confunde con señorío jurisdiccional de la villa, cuando fue simple salida de la tesorería de rentas reales de Alcaraz. La villa hará valer los privilegios de los Reyes Católicos después de la guerra de Sucesión Castellana de no ser enajenada de la Corona real, pero en vano, pues perdía la autonomía de recaudación fiscal a través del encabezamiento. Nuevo pleito para la Chancillería de Granada. Más pleitos y más gastos para unos vecinos, que debieron aportar doscientas fanegas de trigo para costear los pleitos. Unos días después eran 144 fanegas de trigo más; luego trescientos ducados. Así, sucesivamente, hasta reconocer que la villa estaba perdida, El 15 de abril de 1611, entre protestas, pagará salario al corregidor. Villarrobledo se seguirá quejando de la intromisión de la justicia del corregimiento; a comienzos de 1612, se reconoce que los pleitos criminales no son conocidos por la justicia del lugar, sino por el licenciado Casillas, juez de comisión enviado por la corte, acusado de connivencia con la justicia del corregimiento.

El privilegio de primera instancia no había salido gratis a Villarrobledo, era la contrapartida de 14300 ducados que la villa había pagado por un servicio a la Corona. El dinero, tomado a censo, había sido pagado en San Lorenzo del Escorial el seis de noviembre de 1610 y la villa pagaría los réditos del censo de nuevos arbitrios sobre el pescado fresco y salado y de las tercias y propios y arar para labor de pan la dehesa que está en los caminos que salen de esta villa hacia Munera y Bonillo y ciudad de Alcaraz. La dehesa se arrendaría en lotes de veinte almudes como máximo. El padre Caballería nos dirá que el precio de la primera instancia fue de 20000 ducados y damos por buena esa cifra, pues en ayuntamiento de diez de abril de 1611 se exigen desde la corte seis mil ducados más. Nueva necesidad de tomar dinero a censo (seis mil ducados tomados del segoviano Gonzalo de Heredia, que se sumaba a otro censo de 4274 ducados tomados a la viuda de Miguel Vázquez, Catalina Cernúsculo, vecina de Madrid y los primeros catorce mil ducados para el pago de la primera instancia, creemos que prestado por Gabriel de Cárdenas, vecino de Madrid, amén de otro préstamo del que era censatario Pablo de la Peña, que era el principal prestamista de la villa con 25000 ducados) y petición de licencias para arrendar dehesas como las de Calaverón, aunque también se entraba en conflicto con Lezuza y Bonillo por acotar tierras que eran de uso común. Nuevas exigencias se comían la hacienda municipal y, entre ellas, 920000 maravedíes anuales del servicio de millones, mientras que el conde de Barajas exigía 800000 mrs. por sus alcabalas y tercias.

Villarrobledo quería desligarse de San Clemente y no podía. Las exigencias de la monarquía no lo hacían posible. El 27 de marzo de 1611 se le piden sesenta y tres hombres, los que integraban la milicia del reino, ante el peligro berberisco y otros ciento diez más. La orden venía del corregidor de San Clemente, pero se obvia darle tal título, y la villa los había de poner bajo las órdenes del capitán sanclementino Pedro de Valenzuela, pero Villarrobledo, una vez más, trata de saltarse la capital del corregimiento y protestará ante el adelantado de Murcia, Luis Fajardo, capitán general para la expedición. La villa se lo tomará como venganza del corregidor. Se piden 800 soldados al corregimiento de San Clemente (que por obligación ha de disponer de 440 para la milicia del reino); el reparto no es equitativo.


SENTENCIA DE MUERTE CONTRA SEBASTIÁN MERCHANTE Y FRANCISCO MORENO EL MOZO POR LA MUERTE DE MARCOS DE LARA, CRIADO DE PEDRO VARGAS, VECINOS TODOS ELLOS DE VILLARROBLEDO

"Fallo atento los autos de este proceso, culpa y rebeldía que de él resultar contra los dichos Sebastián Merchante y Francisco Moreno que los debo de condenar y condeno a que de qualquiera parte que fueren hallados sean presos y traydos a la cárcel pública desta villa, de donde mando sean sacados en forma de justicia con voz de pregonero que manifieste el delito aleve que cometieron en la muerte del dicho Marcos de Lara y traydos por las calles acostumbradas desta villa caballeros en sendas bestias de albarda con sogas de esparto al pescueço y llevados a la parte y lugar donde cometieron el dicho delito, que son las casas de Pedro de Vargas y fronteras de ellas estará una horca hecha por mi mandado de la qual sean ahorcados de los pescueços los pies altos del suelo hasta que ayan muerto naturalmente de lo qual ninguna persona sea osado de los quitar sin mi licencia y mando so pena de muerte y mando que en dos palos fijados en tierra uno frontero de las dichas casas y otro en la plaça pública desta villa sean puestas las cabeças de los susodichos y ninguno sea osado en tiempo alguno a quitarlas so la dicha pena" (dictada en Villarrobledo el uno de diciembre de 1611 por el juez de comisión licenciado Casillas)

Por supuesto, los dos criminales habían huido

(ACTAS MUNICPALES DE VILLARROBLEDO 1610-1611)

SARGENTO DE MILICIAS

25 de agosto de 1611, nombramiento de sargento de milicias de Luis Díaz Navarra

sábado, 28 de diciembre de 2024

La casa de los Picos de San Clemente

 Por una escritura de 1842 sabemos que la actual "Casa de los Picos o de Víllora" se corresponde con la casa familiar de los Valenzuela. La casa aparece vinculada al mayorazgo familiar, que pervive hasta fecha tan tardía










Genealogía de los Valenzuela

Diego de Valenzuela y capitán Pedro de Valenzuela, hijos de Alonso de Valenzuela y María de Perona

Alonso de Valenzuela (casado con su prima hermana Mariana de Valenzuela -hija de Gómez de Valenzuela y Mariana Zalvide Arteaga-), hijo de Gregorio de Valenzuela y Bernardina Guedeja de la Cerda y nieto de Alonso de Valenzuela y María de Perona

Gregorio de Valenzuela casado con Bernardina Guedeja de la Cerda, hijo de Alonso de Valenzuela

Gregorio de Valenzuela, Gómez de Valenzuela (casado con Mariana de Zalvide y Arteaga), Diego de Valenzuela y capitán Pedro de Valenzuela, hijos de Alonso de Valenzuela y María de Perona

Alonso de Valenzuela casado con María de Perona, hijo de Alonso de Valenzuela

Alonso de Valenzuela casado con Juana de Montoya, hijo de Gómez de Valenzuela y padre de Alonso de Valenzuela 

Gómez de Valenzuela,(ejecutoria de hidalguía de 7 de julio de 1524), casado con María Fernández de Valenzuela,  hijo de Alonso de Valenzuela y Juana Gómez

Alonso de Valenzuela, casado con Juana Gómez, hijo de Gabriel López de Valenzuela y María López


Testigos: 

Diego de Alarcón de la Torre, guarda mayor de La Roda y propietario de la dehesa de Villapardillo, hidalgo de ejecutoria, 44 años

Juan del Castillo Villaseñor, 56 años, hidalgo, vecino de San Clemente, de la collación de San Gil (?), hijo de Juan Sánchez del Castillo Villaseñor

Juan González de Garnica, hijodalgo, escribano, 72 años

Pascual Ballestero, 64 años, hombre pechero

Martín Alonso de Palacios, hijodalgo, 70 años, su suegro es Diego de Cuéllar (hijo de Elena de Cuéllar)


Hechos probatorios

0.- Carta ejecutoria de Gómez de Valenzuela a 7 de julio de 1524

1.- Testamento de Gómez Valenzuela y María Fernández su mujer de 29 de mayo de 1525, fundan capellanías dejando a su hijo Alonso como patrón

2.- Alonso de Valenzuela y Juana de Montoya fundan mayorazgo

3.- Ejecutoria de 23 de septiembre de 1633


DECLARACIÓN DE TESTIGOS DE LA CARTA EJECUTORIA DE 1524

Alonso Zapata, hidalgo que dijo ser de 60 años (nacido hacia 1460), había vivido doce años en Cuenca.

Antón García, hidalgo que dijo ser de 52 años


ACHGRA, 301-112-17 y 19


jueves, 26 de diciembre de 2024

Más sobre los Ortega


El salto definitivo de los Ortega a la vida política de San Clemente se produce en la década de 1590, después de un impasse de medio siglo de apartamiento de facto de la vida de la villa. El regreso de los Ortega llega con el tandem de Francisco de Ortega y su hijo Rodrigo. Este último, tras casarse con Ana Rosillo Gabaldón y vivir año y medio en Vara de Rey, decide asentarse en San Clemente y participar de su vida política, apoyándose en su padre Francisco y en la hacienda familiar de Villar de Cantos.

Los Ortega es una familia que siempre había mirado más al norte, hacia El Cañavate y Villar de Cantos, que hacia San Clemente. La riqueza familiar se había consolidado con Rodrigo Ortega el viejo en el primer tercio del siglo XVI y en ello había tenido bastante que ver las yeguadas que poseía la familia. Rodrigo ya había intentado girar los intereses de la familia hacia San Clemente. Tras un primer matrimonio con una cañavatera, casará de nuevo Isabel Perona (hija de Miguel López de Perona). El matrimonio es un enlace con una de las familias pecheras más importantes de San Clemente, pero el devenir de la familia no consolidará su posición en San Clemente. La temprana muerte de su hijo Rodrigo el mozo no ayudará. Rodrigo el mozo había seguido los pasos del padre; con su matrimonio con Catalina López de Olivares (hija de otro rico pechero: Catalina López de Olivares) había acrecentado la riqueza familiar de nuevo con el productivo negocio de las yeguas echadas al garañón para la procreación de mulas. Pero la proyección de la familia parecía haber quedado fosilizada en sendos sepulcros de la iglesia franciscana de Nuestra Señora de Gracia.

Es sorprendente la irrelevancia del tercer de los Ortega en la vida política sanclementina, al que solo se conoce el oficio de fiel ejecutor y algún año de alguacil mayor, alcalde ordinario o alcalde de la hermandad. Es probable que la familia intentara comprar el oficio de fiel ejecutor, pero la realidad fue que dicho oficio sería vendido por la Corona a la villa, que lo convirtió en un bien propio más. Francisco, nacido en la década de 1520, no destacaría por tener un papel de primer orden en la política municipal y hasta cierto punto su figura viene ensombrecida por su hermano Miguel, que fue familiar del Santo Oficio. Los aciertos de Francisco fueron más matrimoniales. Su matrimonio con Jimena de Llanos Tébar fue el mayor de sus aciertos, pues en ella recaería la fortuna de las dos principales figuras de la república pechera del segundo cuarto del siglo XVI: Bartolomé Sánchez de los Llanos y el regidor Cristóbal de Tébar.


Genealogía de los Ortega

Ruy Sánchez de Ortega casa con Elvira Sánchez

Rodrigo de Ortega el viejo casa con Isabel de Perona (hija de Miguel López de Perona)

Rodrigo de Ortega casa con Catalina López Ortega, hija de Juan Olivares y María Collado

Francisco de Ortega casa con Jimena de Llanos y Tébar (Hija de Cristóbal de Tébar y Ginesa de Llanos)

Rodrigo de Ortega casa con Ana Rosillo Gabaldón


Probanza de 1598 

Lope González Díaz, pechero de 75 años

Alonso Rosillo, hidalgo, 85 años. Hermano de Fernando Rosillo, padre de Ana Rosillo Gabaldón

Bautista de Alarcón, hidalgo, 59 años

Miguel López de Lope, pechero 66 años, nieto de Juan de Lope

Francisco Rodríguez Frutuoso, 80 años

Juan Mancheño el viejo, 86 años

Francisco de la Fuente Zomeño, hidalgo, 73 años. Dice que se ausentó hace cuarenta y seis años de la villa, luego vuelve y se vuelve a ausentar, en algún caso cuatro años. Recordar que fue soldado en Flandes. Es hijo de Cristóbal de la Fuente, del que dice: "que fue vecino de la dicha villa de San Clemente que podía auer que murió más de treynta años y al tiempo que murió sería de hedad de ochenta años poco más o menos y Antonio de la Fuente su tío deste testigo que era vecino de la dicha villa de San Clemente que podía auer que murió quarenta y cinco años poco más o menos y al tiempo que murió sería de setenta años poco más o menos".

El licenciado Diego Montoya, hijodalgo de sesenta años, abogado de la villa

Fernando de Peralta el viejo, hidalgo, 99 años. Hijo de Fernando de Peralta, muerto hacia 1535-1540 con 60 años.

Capitán Martín de Buedo, hidalgo de 79 años. Nos dice que Rodrigo de Ortega el viejo y Rodrigo de Ortega el mozo murieron con un año de diferencia.

Diego de Montoya Abengozar, hidalgo de Vara de Rey, 72 años, hijo de García de Montoya y Abengozar y nieto de Diego de Abengozar

Gil Saez, pechero de Vara de Rey, 99 años. Define a Villar de Cantos como un cortijo. Es un pastor al servicio del suegro de Rodrigo de Ortega el mozo (el padre de Catalina López de Olivares). Nos dice que Sancho López de los Herreros y Antonio de los Herreros habían sido moradores en Villar de Cantos. Ratifica que los dos Rodrigo, el viejo y el mozo, murieron con alrededor de un año de diferencia.


Sentencia de 17 de febrero de 1603 reconociendo hidalguía

Ejecutoria de 9 de junio de 1609


ACHGR, 301-100-31

sábado, 26 de octubre de 2024

EL APELLIDO DE LA TORRE

 

Uno de los apellidos que comienzan a tener notoriedad en San Clemente en las primeras décadas del siglo XVII es el apellido de la Torre. Sabemos de un Antonio de la Torre que en 1643 es inscrito en el padrón de hidalgos. Este Antonio, hijo de otro de la Torre llamado Juan, será rechazado como hidalgo. Sin embargo el apellido de la Torre va ligado también al de Alarcón y será familia que se mueva entre La Roda y San Clemente.

El apellido de la Torre aparece ligado a la figura del escribano Antonio de la Torre, que probablemente sea el mismo que luego pretende hidalguía.

El reconocimiento de la hidalguía de los de la Torre en La Roda ya viene por la elección de oficios de alcalde de la hermandad por los hidalgos en la década de 1710: Miguel de la Torre y Ortega será elegido como alcalde de la hermandad el 31 de diciembre de 1714. Curiosamente los de la Torre ya nos aparecen como regidores de La Roda en la década de 1620 y con intereses en San Clemente, donde arriendan la dehesa de Villalpardillo, aunque los testimonios que nos han quedado de su hidalguía en La Roda son muy tardíos, inmediatamente posteriores a la guerra de Sucesión y fundados en la elección de alcaldes de la hermandad entre un grupo reducido de notables y su inscripción en los padrones municipales para su exención de impuestos o repartimiento junto a los hidalgos en esa época.


NO creemos que los de la Torre y Alarcón de La Roda tengan relación con esos de la Torre sanclementinos que en 1643, pretenden hidalguía y que por las noticias que nos llegan es familia acomodada y que poseía una posada o mesón en la villa de San Clemente.


ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 281-15

ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 313-18

domingo, 20 de octubre de 2024

Los carreteros de San Clemente y el tráfico de armas

 Se nos conservan de abril de 1598 sendas cartas de obligación por las que dos carreteros de San Clemente se comprometen a llevar desde Cartagena a la ciudad de Sevilla varias cajas de armas

  • La primera obligación es de 14 de abril de 1598. Diego de Garnica, carretero,  recibe de Nicolás Gari de Cáceres, regidor de Cartagena, 37 cajas de madera numeradas, conteniendo corseletes y arcabuces
  • La segunda obligación es de 16 de abril de 1598. Miguel López de Ávalos, carretero, recibe del mismo regidor 19 cajas de armas con el mismo destino
AHPMU, NOT. 5167, fols. 148-149 y 155-156

martes, 11 de junio de 2024

VITICULTORES VS. GANADEROS

 El año pasado de seiscientos y trece uvo en la dicha villa de San Clemente y su comarca y casi en todo el reino mucha falta de pastos por no auer llovido suficientemente y perecieron de hambre muchos ganados... el dicho ganado andaba flaco y hambriento, se yban corriendo y entrauan en las dichas viñas buscando el pasto, desmandadas sin los poder detener y recoxer los pastores.

El año 1613 fue un año de esterilidad, las yerbas se marchitaron y no había pastos para los ganados. Fernando Muñoz que tenía sus ganados pastando en Vara de Rey perdió cuatrocientas ovejas. Los dueños de ganados de San Clemente, lo que antaño se llamaban los señores de ganados eran una docena de hombres muy influyentes encabezados por Bautista García Monteagudo, Miguel de Perona y Miguel Ortega Avilés. Estos eran los grandes dueños de ganados con miles de ovejas al cuidado de pastores mandados por mayorales. San Clemente siempre había tenido un problema con los pastos que se había agravado con el cierre de los términos de los pueblos vecinos en las décadas de 1530 y 1540. Como vimos en el pasado, la integración de los ganados en las rutas trashumantes fue una salida para la escasez de pasto pero hoy sabemos que no fue suficiente. Entre las cinco cosas vedadas a los ganados figuraban las viñas, pero en San Clemente, una vez vendimiada la uva (y, en ocasiones antes, si las viñas eran ajenas) los ganados entraban a las viñas o, al menos, esa era la costumbre de los que complementaban el cultivo de la vid con la posesión de ganados. Era una práctica habitual, pero era una práctica perseguida por los doce alguaciles que tenía el ayuntamiento de San Clemente y otros tantos porteros. Era un riesgo, pero en la esterilidad del año 1613 los ganaderos obtuvieron provisión real para pastar en dehesas y montes cerrados y, ante la necesidad, entraron en las viñas. Los Valenzuela, encabezados por el cabeza de familia Gómez de Valenzuela dejaron pasar sus ovejas a sus propias viñas, no era hecho nuevo pues tal hecho tenía su tradición pero, al parecer, los ganaderos hicieron de la provisión ganada la excusa para que los ganados comieran la pámpana de las vides y las pocas yerbas del suelo, destrozando y pisoteando muchas de las viñas del pueblo. El descontrol de las ovejas provocó la reacción inmediata de los dueños de majuelos que denunciaron a los ganaderos de arruinar sus vides. Una docena de ganaderos fueron denunciados por una cuarentena de vinateros ante la Chancillería de Granada. El equilibrio entre la cabaña ganadera y las viñas de San Clemente se había roto definitivamente; la nueva libertad de los ganados fue el comienzo de la ruina de las viñas sanclementinas y su hegemonía económica en la comarca. Nuevos advenedizos en la actividad pastoril como el escribano Miguel Sevillano o Francisco de la Cámara se aventuraron a comprar ovejas, un hato de quinientas ovejas respectivamente.

El problema era económico y social en un ambiente catastrófico. Los ganados se morían de hambre y rompían, llevados del hambre, todas las prohibiciones, pasando a las viñas y destrozando las cepas jóvenes y los mugrones. Todos decían respetar las ordenanzas y pastar con los ganados únicamente cuando la uva estaba vendimiada, pero la realidad era que la necesidad podía más y que los dueños se desentendían de las sanciones a sus pastores y les restaban de su soldada las multas por los daños causados por el ganado. Aunque los problemas venían de diez o doce años atrás: la costumbre de los ganaderos de pagar a los dueños de viñas por comerse las pámpanas, una vez alzado el fruto, o de meter los ganados en sus viñas propias se encontró mediada la década de 1600 con la oposición de los dueños de viñas que veían cómo el aumento de ganados y su libertad de movimiento estaba menguando su cultivo y su conservación. A los ganados menores se unían alrededor de unas quinientas bestias de labor, mulas y caballos, que destrozaban los sarmientos tiernos de las vides. El daño era más grave si los ganados hollaban la tierra estando mojada. Los daños causados por el ganado en las viñas fue tal, que en 1615, a propuesta de Miguel de Ortega (ganadero principal, pero también propietario de cuarenta aranzadas de viñas y numerosas tierras de labor) se propusieron unas nuevas ordenanzas para la guarda de viñas, incrementando las condenaciones por la entrada en las viñas.

Para conocer la importancia de la ganadería sanclementina hay que referirse a los hermanos Roales, que llegan a San Clemente como zagales con apenas quince o dieciséis años para entrar al servicio de uno  de los hombre más ricos del pueblo, el regidor Bernardo Ramírez de Oropesa. Miguel y Francisco Roales habían llegado a San Clemente en torno a 1595, tomarán asiento en el barrio del Duz. Por las noticias que nos han llegado este barrio se empieza a formar en el último cuarto del siglo XVI con pastores y trabajadores a soldada llegados a San Clemente de otros lugares, además de los hermanos Roales, sabemos de un Domingo Torrecillas, también pastor que llega hacia 1580, y de un Juan Aguirre, trabajador del Campo, que llega después de los pastores, ya pasado el año 1600. El barrio del Duz será el arrabal del Arrabal. En los inicios del siglo XVII, asistimos a una proletarización creciente, con trabajadores a jornal en los barrios marginales del pueblo: además del barrio Duz, en el barrio de San Cristóbal, camino de Cuenca, en las afueras del cuartel de Roma o en otras zonas marginales: calle Medianil o monte del Calvario, a las espaldas de la ermita de San Juan o junto a las nuevas iglesias de Santa Quiteria y San Sebastián. 

Los pastores servían a diversos amos sucesivamente: sus condiciones no eran halagüeñas, pues cambiaban de amo en cuanto podían, y eran obligados a pagar las denuncias contra los ganados, cuyas cuantías eran descontadas de sus soldadas.  Es lo que nos decía el pastor Juan Martínez Chicano, que había servido a los principales ganaderos del pueblo: Bautista García Monteagudo, Francisco de Astudillo, Miguel de Ortega, Cristóbal García Monteagudo, Miguel de Perona, Bernardo Ramírez de Oropesa y Pedro Díaz Cantos. Así le ocurrió a Benito Martínez, un pastor de La Alberca al servicio de Bautista García de Monteagudo, que vio descontados de su soldada los treinta reales por dejar pasar los ganados a la dehesa boyal de San Clemente. No obstante, los pastores eran capaces de llegar a tener sus propios hatos de ganado y adquirir viñas. Estos ganados aprovechaban las rastrojeras tras la cosecha de cereal y luego las pámpanas de las viñas, para pasar luego a las dehesas de los pueblos comarcanos de El Cañavate, Santa María del Campo o La Alberca y, por último invernar en el reino de Murcia. Las dehesas de los pueblos comarcanos eran de hecho exclusivo por algunos ganaderos que podían pagar el precio de sus hierbas. Así, Francisco de Astudillo gozaba en exclusividad las hierbas de las dehesas de La Muela Tébar y la Planta en Vara de Rey o la dehesa Grande en El Cañavate. En cuanto a la inmigración a la reino de Murcia, tierras más templadas se decía, la marcha del ganado se iniciaba para Todos los Santos. Los pastores y mayorales, si eran varias las manadas, eran hombres a soldada que conocían su oficio y servían a cualesquier amos, incluidos los advenedizos en esta actividad: el doctor Fernando de Vera o Miguel Sevillano encomendaban  a estos pastores los ganados recién comprados.

Aunque los conflictos tenían su tradición de antaño, consideramos que el año 1613 marcó un punto de inflexión en los conflictos entre viticultores y ganaderos, los enfrentamientos continuarían en los años siguientes. Don Diego Torrente nos cita un pleito entre Francisco Castillo y Sebastián Moreno Palacios, al destruir los ganados del primero una viña del segundo y 250 olivos (1). Estos conflictos irían en aumento por la subida del precio de las yerbas que impidieron una secular trashumancia de los ganados sanclementinos hacia Alcaraz y Chinchilla, tal como conocemos por unas probanzas de 1530.

No hemos de pensar en secular conflicto entre viticultores y ganaderos sino en la quiebra de un modelo donde el equilibrio entre ganados y viñas se rompe. Los grandes propietarios de San Clemente compartían la propiedad de ganados y viñas. Miguel de Perona poseía siete manadas de ganado ovejuno, a quinientas y seiscientas cabezas cada una, y treinta y cinco aranzadas de viñas con treinta mil vides. Este último dato lo que demuestra es una superpoblación de las viñas con muchas cepas por aranzada y el generalizado uso de los mugrones para la generación de nuevas cepas. A diferencia de los años ochenta y noventa, ahora en 1615, Miguel de Perona, por el alto precio de las hierbas, había abandonado la trashumancia hacia los puertos de Chinchilla y Alcaraz y en el seco año de 1613 había llevado sus ganados hasta las dehesas de Santa María del Campo, La Alberca, El Cañavate o Villaescusa de Haro, si bien sus ganados habían invadido las viñas, siendo sus pastores los que habían pagado las condenaciones por las denuncias. NO obstante, Miguel de Perona todavía mandaba a herbajar sus ganados al reino de Murcia, a tierras más templadas, que las frías de San Clemente. Miguel de Perona es uno de los ricos de San Clemente sin llegar a la hacienda que poseían los grandes ricos del pueblo: Castillo, Pacheco u Ortega. Caso similar es el de Francisco de Astudillo, aunque sin tradición ganadera hasta 1613, poseerá veinte aranzadas de viñas que duplicará con la plantación de nuevas viñas. Los grandes ganaderos como Miguel de Ortega solían ocultar la cuantía de sus ganados, muy numerosos, pero debían ser parejos a otras propiedades como las cuarenta aranzadas de majuelos que poseía.

Los inicios de siglo vinieron acompañados de la compra de ganados por aquellos que habían hecho un poco de fortuna: Pedro Díaz de Cantos, un hombre humilde y honrado, había comprado  una manada de cuatrocientas ovejas a Francisco de Ávalos, como complemento a sus tres aranzadas de viñas, quizás aprovechando la necesidad de su vendedor ese año de 1613. Francisco de Astudillo aprovechará la crisis de 1613 para hacerse con la propiedad de varias manadas. No es la primera vez que tenía ganados, pero con astucia se hacía y deshacía de ellos, según viera en las ovejas ganancia o no. El doctor Fernando de Vera se hará con dos manadas de ganados en ese año también. Las compras de ganado se hacían para Sa Juan o San Pedro y San Pablo, y el hecho de que entre los vendedores estuvieran ganaderos con más solera nos lleva a pensar que ya adivinaban que venía un mal año. Pedro de Valenzuela tenía cuatro manadas de ganados y veinte aranzadas de viñas. Pedro de Valenzuela era un advenedizo en el pastoreo y había comenzado a adquirir manadas de ganado hacia mediados de la década de 1600, hasta poseer tres o cuatro manadas de quinientas o seiscientas ovejas. No solo eso, las viñas de Pedro de Valenzuela se iban rellenando, por la plantación de nuevas cepas, hasta cubrir esas veinte aranzadas con cerca de novecientas vides cada una. Pedro de Valenzuela era un ejemplo más de esa confianza que movió a los hombres, una vez pasada la peste de 1600 y la crisis de carestía de 1605. Como si volviéramos al año 1508, cuando los hombres sobrepuestos a las carestías y la peste iniciaron un proceso de desarrollo económico sin igual, pero ahora contextos y realidades habían cambiado: las nuevas viñas se plantaban sobre majuelos repletos de ellos; los ricos adquirían ganados que no encontraban el pasto en los pueblos y, en el caso de los advenedizos ganaderos, no estaban en condiciones de incorporar sus reses a la trashumancia hacia los pastos murcianos. Es cierto que en las décadas de 1610 y 1620, al igual que las tierras se superpoblaban de ganados, los pueblos se superpoblaban de hombres. La alimentación se convirtió en un problema: era necesaria más carne, más vino y más pan. En 1624, el corregidor ordena a las diecisiete villas del corregimiento de San Clemente que informen de las tierras no sembradas de cereal: las respuestas no se hacen esperar, esas tierras son marginales e improductivas o necesitarían de nuevos asentamientos poblacionales por ser los campos distantes de los pueblos.

Los ganados sanclementinos no estaban destinados a la producción de lana, sino al abastecimiento de carnes de los pueblos más inmediatos. Bautista García Monteagudo se reconocía por abastecedor de carne de los pueblos de La Alberca, Santa María del Campo, Pinarejo o El Cañavate, que ponían a su disposición las dehesas carniceras. Pero, el mercado de carnes llegaba más allá. Veinte años después Francisco de Astudillo será condenado por contrabando de ganado con el reino de Aragón. EN 1615, el abastecimiento de las carnicerías de San Clemente estaba en manos de cuatro ganaderos medianos: Cristóbal Ángel, Sebastián Cantero, Pedro de Alfaro y Cristóbal Galindo. A los abastecedores se les cedía la llamada dehesa carnicera, pero la realidad es que esa dehesa estaba muy mermada pues un tercio de su interior estaba plantada de viñas de particulares que la invadían y que, como contraprestación, estaban obligados a dejar pastar y comerse las pámpanas, una vez alzado en fruto, es decir, acabada la vendimia.

ACHGR. PROBANZA. EL FISCAL, CONTRA MIGUEL DE ORTEGA Y CONSORTES, VECINO DE SAN CLEMENTE, SOBRE LOS DAÑOS DE LOS GANADOS. C9533-001


Don Diego Torrente Pérez: Documentos...Tomo I, p. 130

sábado, 18 de mayo de 2024

FELIPE II EN SAN CLEMENTE

 CUANDO SAN CLEMENTE FUE NO SOLO LA PEQUEÑA CORTE MANCHEGA, SINO LA CORTE DE ESPAÑA y DEL REY FELIPE II

Era el año 1586, un ocho de marzo y desde San Clemente se gobernó España. En San Clemente residía el último gobernador del marquesado de Villena, pues debía recibir ese día al rey de España, que desde el reino de Valencia volvía a El Escorial. El rey que había llegado a San Clemente era el rey Felipe II y durante su estancia se dedicó, junto a su secretario Juan Vázquez al papeleo pendiente. Este año de 1586, el rey había descansado en Valencia tras asistir a las cortes de Monzón, donde se juró como heredero a Felipe III, que llegaría a San Clemente junto a su padre.
Don Diego Torrente rescató algunas actas del concejo de un mes antes que anunciaban la llegada del rey Felipe II y los preparativos asociados (limpieza del lugar y avituallamiento necesario), determinó el camino seguido (desde La Roda por Minaya, cuyo camino se aderezó), pero nos dejaba la duda sobre la permanencia del Rey Prudente en la villa. Antes de entrar en la villa, un cinco de marzo ya se disponía que en la casa de Andrés Luis (no olvidemos la existencia de una aldea llamada Casas de los Luises) el rey y su séquito descansarían y comerían antes de entrar en San Clemente. Para ello se preparó una enramada y tiendas para dar cobijo a las mesas de los comensales con viandas rociadas con vino clarete de Villanueva de Alcardete (el vino de San Clemente era por entonces peleón) y agua del pozo de doña Elvira, en Vara del Rey, y del que ya habían bebido agua sus bisabuelos los Reyes Católicos en 1488.

Don Diego Torrente aventuraba la estancia en la villa entre el ocho de marzo y el catorce de marzo de 1586 y no falló, nos han quedado una docena de cédulas reales firmadas por el rey Felipe II en San Clemente el día 8 de marzo y refrendadas por su secretario Juan Vázquez, sobre asuntos menores de provisión de oficios en toda España y una de ellas sobre asunto más grave de rentas reales. San Clemente se convirtió por unos días en la Corte de España, pues el rey Prudente aprovechó para desatascar un papeleo inactivo desde su presencia en Gandía el 22 de febrero y la escritura de la próxima cédula real, dada en Aranjuez el 20 de marzo.
La visita costó a la villa algo más de tres mil reales entre fiestas, toros, música, aderezo de comidas y calles y comidas, amén de aportaciones voluntarias y agasajos de aprovechadores de la oportunidad.
¿Qué nos queda de aquella visita? Nada de su constancia en los registros documentales de la villa, una docena de reales cédulas en Simancas, redactadas en San Clemente y con la firma del rey (registro de copias posteriores), el escudo de armas del rey sobre una leyenda epigráfica en el pósito de la villa inaugurado un año antes y la propia imagen del rey en el friso corrido de bajorrelieves del ayuntamiento, que se incorporaría con motivo de la erección de la torre. El Rey había pasado unos días antes por Albacete, pero prefirió establecer en San Clemente su provisional sede de Gobierno.


Archivo General de Simancas, CCA,CED,157

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sábado, 11 de mayo de 2024

UN FRACASO MÁS PARA LA FUNDACIÓN DEL CARMELO DESCALZO EN SAN CLEMENTE

 Los hechos narrados creemos situarlos en el tercer cuarto del siglo XVII. Sor Gertrudis María de la Corona vivió entre 1615 y 1678.

En la villa de San Clemente vivía don Diego López Vascuñán, era presbítero y muy conocido de la Venerable Madre sor Gertrudis María de la Corona, con quien se correspondía con cartas. Había en San Clemente un sacerdote, amigo de don Diego, y este le asistió a la hora de su muerte. Comunicó le el tal sacerdote antes a don Diego cómo tenía intento de fundar en su hacienda una capellanía con la condición de que había de vivir los capellanes en unas casas que tenía y había fabricado junto a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Oída la propuesta por don Diego le respondió que le parecía muy difícil que los capellanes quisieran vivir allí por ser el sitio muy húmedo. Yo le aconsejé, dice don Diego, que ofreciera su hacienda a los padres carmelitas descalzos para que hicieran una fundación y que si lo aceptaban era su interés más admirable y honroso, pues lograba unos capellanes santos y perpetuos, convino en ello el sacerdote y para proceder con acierto en tan grave negocio, le dijo Don Diego que escribiría a una religiosa conocida por cartas, la que estaba en grande opinión para que lo encomendase a Dios y que lo que correspondiese se había de ejecutar. Convenidos en esto, escribió don Diego a la sierva de Dios, Gertrudis, y entre otras cosas, le decía que la hacienda no podía alcanzar con muchos tantos para fabricar el convento; pero que con todo esto a él se le había propuesto aconsejarle lo dicho al amigo. Respondió le la Venerable que era del agrado del Señor, que se pusieran los medios para la fundación, que esperaba en su Majestad que llegaría tiempo en que se hiciese. Escribieron don Diego y el tal sacerdote al R. P. del Carmen, sobre el asunto y en el primer Definitorio aceptaron fundar en San Clemente, dejando otras fundaciones de grande empeño para las que estaban llamados . Enviaron dos religiosos a escriturar y por siniestros consejos desmayó el sacerdote y retractó lo ofrecido. No les pesó a los padres por ser el pie de la hacienda tan corto y que el empeño había de subir mucho. No obstante, lo tomó la religión por su cuenta y a expensas suyas consiguieron, aunque no faltaron oposiciones las licencias que se efectuó el año de 1673 y está dedicada a la Gloriosa Doctora Santa Teresa, se camina, dice don Diego, con todo acierto, gravedad y aseo.


FRAY JUAN DE SANTA BÁRBARA: "Vida de la Venerable Madres sor Gertrudis María de la Corona, mercenaria descalza, y fundadora de su convento en la ciudad de Toro". Madrid, 1752

viernes, 26 de abril de 2024

LAS CARMELITAS DESCALZAS ENTRE VALERA Y SAN CLEMENTE

 








Reforma de los Descalzos de Nuestra Señora del Carmen, de la primitiva observancia hecha por Santa Teresa de Iesus... (1683) Giovanni Giuseppe di Santa Teresa (O.C.D.), (1657-1749) En Madrid : por Iulian de Paredes, 1683






sábado, 13 de abril de 2024

LA APARICIÓN DE SAN CLEMENTE A LA HISTORIA: 1294

 ROIZ, Martín: junto a Ferrán Pérez, ambos vecinos de Alarcón fueron designados cogedores para los maravedíes de los escusados de los caballeros de Alarcón que fueron con don Juan Manuel al Reino de Murcia. Era el año 1294 y la tierra de Alarcón se divide en dos distritos con los pueblos correspondientes: es la primera vez que aparece San Clemente para la Historia, por detrás de Rus, ambos con un repartimiento de 600 maravedíes. El documento aparece en las cuentas del Rey don Sancho, una copia del siglo XVIII del documento original de finales de siglo XIII.

El distrito encargado a Martín Roiz estaba formado por los siguientes pueblos: Honrubia, Santa María del Campo, Belmonte, Las Pedroñeras, Robredillo, Amaroniello (el Amarguillo), Alberca, Rus, San Clemente, Villar de Concas (Villar de Cantos), Pobediella, Pedernoso, Monreal, Osa, Olivares, Hinojoso, Tresjuncos, Fuente Anaya, Fuente de Domingo Pérez, Castello, Santiago, Vala de Rey, Cañavate, Navadres y Las Mesas.
El distrito encargado a Ferrán Pérez estaba formado por los siguientes pueblos: Castillo, Alconchel, Cervera, Montalbanejo, Villalgordo, Hinojosa, Puebla, Almarcha y Barchín. Luego se cita el sexmo de Zafra, integrado por: Torrecilla, Salmª, Zafra, Montalbán, Hito, Villarejo, Fuentes de Albornoz, Fuente Lobo, Alcolea, Azanniela, Almonacid.

Libro de diferentes cuentas de entrada y distribución de las Rentas Reales, y gastos de la Casa Real en el reinado de Don Sancho IV. Años 1293 1294 [Manuscrito]

Fecha
entre 1701 y 1800?
MSS/13090

SOBRE LA PRESENCIA DE DON JUAN MANUEL EN SAN CLEMENTE

SOBRE LA PRESENCIA DE DON JUAN MANUEL EN SAN CLEMENTE
 
Cada día es menos creíble que Clemén Pérez de Rus, fundador de San Clemente, lo hiciera a finales del siglo XI. No hemos de dudar de la existencia de tal personaje, tal como aparecía en aquella piedra conservada todavía en el siglo XVI y antes de la reforma de la iglesia de Santiago. Pero es evidente que tal figura de Clemén Pérez de Rus fue idealizada por la genealogía fabricada por los Castillo Portocarrero de Santa María del Campo Rus y que la existencia de tal personaje es probable que tenga que ver con lo que en su día dijimos de la "casa del caballero" de Castillo de Garcimuñoz. 

San Clemente solo aparece para la historia en los documentos con los amojonamientos entre Alcaraz y Alarcón el año 1318 por Sancho Jiménez de Lanclares, hombre de confianza de don Juan Manuel. No debía ser por entonces San Clemente pueblo con larga historia, pues no aparece mencionado en los amojonamientos de Alcaraz de 1272, pero cuarenta años después, en 1318,  ya es pueblo arraigado. Don Juan Manuel favorecerá a Castillo de Garcimuñoz, que de día en día adquiere más relevancia, hasta la concesión del villazgo de octubre de 1322.  Diez años después, del 18 al 24 de julio, don Juan Manuel dictará varias cartas a su escribano desde Castillo de Garcimuñoz y un mes después, el 22 de agosto de 1332, de regreso a Castillo de Garcimuñoz, don Juan Manuel parará en San Clemente para dictar una carta a su escribano Clemén Sánchez para que su vasallo, el alcaide de Alhama, devuelva el molino y el horno embargado a un tal Andrés García. Es de suponer que don Juan Manuel pasaría el día veintidós en San Clemente, pues hasta el día siguiente no nos aparece en una nueva parada, esta vez en Santa María del Campo, para dictar otra carta a su escribano. 

Será la segunda vez que San Clemente aparece en los documentos para la Historia: la primera, en 1318, con Sancho Jiménez Lanclares; esta segunda vez, en 1332, con la presencia del propio don Juan Manuel.

ARCHIVO MUNICIPAL DE MURCIA, serie 3, nº 43. Cartulario de Alfonso XI. Carta de don Juan Manuel a Alfonso Fernández Saavedra, 22 de agosto de 1332.

domingo, 24 de marzo de 2024

LA CASA DE COMEDIAS DE SAN CLEMENTE

 ¿DÓNDE ESTABA EL CORRAL DE COMEDIAS DE LA VILLA DE SAN CLEMENTE?

Es una pregunta que se hizo don Diego Torrente y que fue incapaz de contestar, dándose por contento con fijar algunas representaciones teatrales en casa de vecinos principales. Pero ese corral de comedias existía o casa de la comedia como era conocida en el siglo XVII. Hasta allí se desplazaba compañía de actores murcianos en carretas provistas por quintanareños.
La casa de la comedia de San Clemente era también casa de posada, donde se alojaban los propios actores y otros viajeros en tiempos de inactividad teatral. Sabemos que en 1624 llegado a San Clemente el escribano receptor de Granada Esquivel, se alojó en esa casa de comedia: "posada que es casa de comedia", se nos dirá y la ubicará en los cantones de la calle Feria y Arrabal. Es decir, a nuestro entender, en el barrio de los Dulces, de donde se sacó la puerta mal llamada de la Inquisición para llevarla a la plaza de la Iglesia.






domingo, 25 de febrero de 2024

Los epígonos de los Haro en San Clemente

Avanzado el siglo XVI se comenzó a dudar de la hidalguía del apellido Haro en San Clemente. En 1585 varios miembros de la familia: Hernán Vázquez de Haro Pallarés, Antonio de Haro Pallarés, Pedro de Castañeda de Haro, Hernán Vázquez de Ludeña Haro y Diego López de Haro tuvieron que lidiar por su hidalguía de nuevo.

El primer Haro conocido es Francisco de Haro, vecino de Ocaña, aunque el que se establece en San Clemente es su hijo Diego de Haro o Diego López de Haro, que vivirá hasta la década de 1480 y que casará con Urraca Ludeña, de cuyo matrimonio nacerá Hernán Vázquez de Haro el viejo, que logrará ejecutoria de hidalguía en 1532. 

 Hernán Vázquez de Haro el viejo casará con doña María de Herreros, hija de Miguel Sánchez de los Herreros. Las propiedades de los Haro estaban en Villar de Cantos y el la villa de San Clemente, a las tierras unían la posesión de rebaños de ganados. El matrimonio había tenido por hijos a Hernán Vázquez de Haro, Diego López de Haro, Francisco de Ludeña de Haro y a Juan de Ludeña de Haro, y a un Antonio López de Haro, que vivió en la ciudad de Chinchilla, donde casará con Guiomar Buedo (será esta rama la que mantendrá la continuidad de los Haro en el futuro). Los tres últimos estaban muertos en 1585, mientras que el otro hijo era vivo, Hernán Vázquez de Haro estaba casado con Leonor Pallarés. De este matrimonio habían nacido Hernán Vázquez de Haro Pallarés y don Antonio de Haro Pallarés y otro hijo, luego clérigo, llamado Tristán Pallarés el viejo. Otro de los hermanos, Diego López de Haro había casado con Ana Ruiz de Villamediana y establecido residencia en San Clemente, del matrimonio había nacido Diego López de Haro. Otro de los hermanos Juan de Ludeña de Haro había casado con Francisca de Castañeda, establecidos en Alarcón, se había establecido después en San Clemente (en este matrimonio decían los testigos que había recaído la heredad y casa de labor de Villar de Cantos); del matrimonio había nacido Pedro de Castañeda de Haro y otro hermano Antonio López de Haro, y el último hermano Francisco de Ludeña de Haro había casado con Catalina de Caballón, de este matrimonio habían nacido Hernán Vázquez de Ludeña de Haro y Diego López de Haro su hermano.

Hernán Vázquez de Haro Pallarés, Antonio de Haro Pallarés y Hernán Vázquez de Haro Ludeña vivían en San Clemente y se desconocía la vecindad de Diego López de Haro, hijo de Diego López de Haro. Antonio de Haro Pallarés era patrón de una capellanía en la iglesia de Santiago, en la capilla de San Jusepe o San José, hoy de Pallarés, y además tenía el patronazgo de otra capellanía dejada por el clérigo Tristán Pallarés el viejo, su tío y hermano de su madre. Diego López de Haro tenía una heredad en la aldea que decían el Diego Simón el viejo, en la jurisdicción de San Clemente.


Alonso de Iniesta, clérigo, 75 años

Juan Sánchez Merchante, presbítero y comisario del Santo Oficio de Cuenca. 60 años


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-92-11

domingo, 18 de febrero de 2024

Los Montoya de San Clemente

 Hernando de Montoya era hijo de Hernando de Araque, vecino de Villalgordo del Marquesado. Los Araque eran naturales de Villalgordo del Marquesado. Allí se conofían tres generaciones: Hernando Araque que era hijo de Alonso Hernández de Araque y Juana Piñan, y nieto de otro Alonso Hernández de Araque. En Villalgordo se pagaba una contribución especial a los señores de la villa, don Luis Pacheco y su hijo don Juan. Era el llamado rediezmo:

"de quince hanegas de pan trigo y cebada y centeno de todo lo que cogían después de dezmado una hanega lo que se pagaba por la tazmía y este servicio lo pagaban los ombres llanos pecheros de la dicha villa". 

Dicho impuesto había sido establecido por la condesa de Medellín, que había quitado un pecho anterior para establecer un nuevo rediezmo de una fanega por cada once cosechadas. Este rediezmo luego sería reducido a la quinceava parte.

La relación de los Montoya con los Araque viene por el matrimonio del mencionado Hernando de Araque con Violante Montoya. La mujer había muerto en el parto de Hernando de Montoya. La genealogía de la madre es conocida, era hija de Hernando de Montoya que era vecino de Vara de Rey y como hecho notorio se recordaba que había tenido la tenencia de la fortaleza de Requena con los RRCC. El primer progenitor de la familia era también Hernando de Montoya, del que hemos hablado en ocasiones anteriores.



Testigos de la probanza de 1541

Juan de Villanueva, morador en la Puebla de los Frailes, aldea de Castillo de Garcimuñoz

Juan de Luz, hijodalgo de Villagordo

Juan Hernández Cobo, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 80 años.

Juan de la Osa, pechero de Pinarejo, se había trasladado desde la Puebla de los Frailes, donde su padre tenía heredad

Juan de Cuenca, morador en Pinarejo, antes morador en La Puebla de los Frailes, lo que nos lleva a pensar que Pinarejo recibió en la década de 1520 y en la de 1530 vecinos de este lugar

Diego de Liébana, hijodalgo de Villalgordo

Pedro del Castillo, el paje, de 76 años, hijodalgo  natural de Castillo de Garcimuñoz. Su hermano Rodrigo del Castillo vivía en Villalgordo

ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-15-8. EJECUTORIA DE 14 DE FEBRERO DE 1541

sábado, 20 de enero de 2024

EL INFORTUNIO DE LUIS POLVOROSA, MAESTRO DE LATINIDAD DE LA VILLA DE SAN CLEMENTE

 Debía ser tal el control de la enseñanza por los jesuitas en la villa de San Clemente, que, cuando fueron expulsados, la villa quedó huérfana de maestros. En 1810, Luis Polvorosa recordaba cómo había ejercido de catedrático y maestro de latinidad en la villa manchega durante cuarenta y un años; ahora, imposibilitado para la docencia y en un pueblo devastado por los franceses, pedía una pensión al Consejo de Castilla. Don Luis Polvorosa se presentaba en su petición sumisamente y como un humilde vasallo y su carta llegó hasta Cádiz o, mejor dicho, sus dos cartas, pues fueron dos veces, en junio y agosto de 1810, las que suplicó en tanto su expediente quedaba perdido en medio de la guerra y de otros papeles para no ser contestado nunca, más allá del habitual "infórmese". Era tal su humildad, que, en su petición, recordaba que aunque la pensión solicitada fuera "hasta el fin de su vida, que por mucha ancianidad será breve"; si bien con un poco de sorna no olvidaba que el destinatario de su solicitud era "una agitada monarquía".

Los jesuitas dominadores de la enseñanza en San Clemente habían sido expulsados de esta villa en 1767 y con su expulsión quedó la villa sin una educación, controlada hasta ese momento por los seguidores de San Ignacio de Loyola. No tardaría el gobierno en sustituir a los jesuitas por otros educadores. En 1769, convoca una oposición para cubrir la cátedra de latinidad de San Clemente. Un total de siete opositores acuden al examen, que se publicó por edictos en toda Castilla, consiguiendo la plaza Luis de Polvorosa, una persona foránea de San Clemente, del que no sabemos su origen, más allá de que nos dice que "se expatrió de Castilla", para acudir a San Clemente. A las enseñanzas de don Luis acudían niños de San Clemente y de los pueblos vecinos; ejerciendo su cátedra estuvo cuarenta y un años, hasta que viejo y ciego se vio imposibilitado de ejercer la enseñanza. Cuatro horas de enseñanza por la mañana y cuatro por la tarde, durante esos cuarenta y un años, hasta reconocer "que se la debilitado la cabeza, que padece accidentes vertiginosos y tanta falta en la vista que no puede leer ni escribir". El pobre maestro era objeto en su vejez de la burla de sus alumnos: "los jóvenes vilipendian al maestro y pierden el fruto de la enseñanza para lo que es tan necesario el vigor de la persona como pericia en el arte".

Un hombre, además, además honrado, pues siempre había vivido con su sueldo de nueve reales, rechazando los estipendios de sus alumnos o sus padres. Ahora, en su vejez, la invasión del pueblo por los franceses lo había dejado en la ruina, "con solo el vestido puesto", y con las cargas familiares de una hija paralítica de treinta años y una esposa tullida de setenta y ocho, con "un muslo tullido, huyendo de los franceses". Pero don Luis tenía su orgullo, y, en su segunda carta, ya no se quejaba de sus alumnos sino de los " mal intencionados que en el día mandan en el pueblo" a los que acusaba de deponerle en su Magisterio u obviar la petición de una jubilación para su persona "y privarle de la dotación de trescientos ducados que de orden de V.A. ha percibido unas veces en Madrid y otras en Cuenca", dejándole en un estado de mendicidad, después de haber dedicado a la enseñanza dos tercios de su vida. Don Luis Polvorosa no tendría respuesta.


Archivo Histórico Nacional, CONSEJOS,12002,Exp.8

domingo, 5 de noviembre de 2023

LOS PACHECO CONTRA EL CONVENTO DE LA ASUNCIÓN DE SAN CLEMENTE

 A la muerte de Francisco de Mendoza y Castillo, en 1598, dejará en su testamento toda su hacienda para la fundación de un convento femenino del Carmelo Descalzo en sus casas principales de vivienda. Francisco de Mendoza había recibido gran parte de la fortuna de los Castillo sanclementinos, era hijo de Alonso de Mendoza e Inestrosa y María Mendoza y estaba casado con Juana Guedeja. Añadía una serie de condiciones:

  • Que en dicho convento hubiere dos capellanes. Uno de ellos debía decir una misa diaria por su alma, el resto de la fortuna iba a la fabrica de dicho convento, gastos de sacristía y ornamentos
  • Que dos monjas del dicho convento fueran del linaje Castillo
  • Dejaba como patrón de dicho convento a quien fuera señor de Perona, tal condición recaerá en su prima Elvira Cimbrón y Castillo, que ya era poseedora de la mitad de Perona y se hará con la otra mitad. Elvira estará casada con Juan Pacheco Guzmán, alférez mayor de la villa. 
  • Si las carmelitas descalzas no aceptaban esta fundación, la herencia de Francisco de Mendoza iría a las monjas del convento franciscano de la Asunción, con las condiciones anteriores
La fundación carmelita encontró, no obstante, demasiados inconvenientes. El primero de ellos que don Francisco Mendoza dejaría como usufructuaria de sus bienes a la viuda Juana de Mendoza, que enseguida entró en pleitos con los derechos que se arrogaban Elvira Cimbrón y su marido Juan Pacheco. El segundo inconveniente fue que el Carmen Descalzo desistió de fundar convento en San Clemente, quizás por las intrigas del matrimonio formado por don Juan Pacheco y Elvira Cimbrón, intentando marginar de la administración del legado testamentario a la viuda Juana Guedeja. De hecho, doña Elvira Cimbrón se quedó con la administración de la hacienda de su finado primo Francisco Mendoza, entrando en un largo pleito que solo se resolvería y temporalmente con una concordia el cinco de septiembre del año 1627, donde la mencionada Elvira impuso unas condiciones que tampoco eran nada despreciables para las franciscanas de la Tercera Orden del convento de la Asunción: el convento recibía las casas principales y accesorias de Francisco de Mendoza y un juro de dos millones y cien mil maravedíes con sus rentas anuales de 95600 maravedíes. Las condiciones eran que los frutos recibidos de la herencia de Francisco de Mendoza durante veinte años (8000 ducados) se destinasen a la fundación de los capellanías de la familia Pacheco-Cimbrón y que, además de las dos monjas impuestas por Francisco Mendoza en su testamento, se añadiera otra monja sin dote alguna, y que en señal de patronazgo se concediera a la familia una capilla al lado del Evangelio, con sitios y estrado para la familia, derecho de poner reja para cerrarla, las armas de la familia en su escudo y derecho de enterramiento para la familia en dicha capilla. Además se imponía la obligación de dos misas cantadas al año por las almas de los difuntos de la familia.

Estas condiciones fueron consideradas como impuestas por las monjas franciscanas, que dieron su poder al padre guardián del convento franciscano de Nuestra Señora de Gracia, fray Francisco de Quirós, para que hiciera valer sus derechos. La situación fue muy tensa entre doña Elvira Cimbrón y las monjas franciscanas; al parecer, el conflicto llegó a las amenazas directas contra las monjas en el invierno del año 1627 al 1628, teniendo que ceder a las pretensiones de Elvira Cimbrón. Las monjas estaban defendiendo la no intromisión de la familia Pacheco-Cimbrón (o Castillo) con el nombramiento de capellanes, pues de religiosos y confesores ya les proveía la orden masculina, pero también defendían intereses patrimoniales, pues dudaban que fueran a recibir nada de los cuatrocientos ducados de las rentas anuales de la hacienda dejada por Francisco Mendoza y disfrutada por Elvira Cimbrón y su marido durante veinte años y las mismas monjas consideraban que la pretensión de la capilla del Evangelio y su condiciones costarían mantenerla alrededor de tres mil ducados; rentas que, lógicamente, querían administrar las monjas y no dejar en manos de la familia Castillo; es decir, las monjas estaban dispuestas a conceder el privilegio de enterramiento junto al Evangelio al mejor postor y postulantes parecía que había varios.

El pleito se reavivó el año 1647, siendo abadesa del convento Ana de Hermosa y ya difunta Elvira Cimbrón


Testigos


Don Sebastián Moreno de Palacios vive de su hacienda en la calle de don Francisco de Araque. 70 años, primo hermano de la abadesa Ana de Hermosa.

Don Francisco de Alarcón Fajardo, hijodalgo, regidor perpetuo, 52 años

Martín Alfonso de Buedo, hijodalgo, viven en la placeta de Astudillo, 48 años

Pascual López de Lerín, labrador y familiar del Santo Oficio,  vive en la calle Ancha de San Cristóbal, 75 años

Baltasar de la Fuente, familiar y notario del Santo Oficio de la ciudad de Cuenca, 54 años. Tiene una hija profesando en ese convento.

Esteban de Vara de Rey, labrador, vive en la calle Ancha de San Cristóbal, 75 años

Cristóbal Ángel de Olivares, labrador, vive en la calle del cura Tébar. 75 años

Felipe Ruiz de Arce, labrador y regidor perpetuo, 80 años

Cristóbal García de Perona, vive de su hacienda en la calle del Olmo de Pallarés. 98 años

Juan Ramón Barbero, herrero antes y ahora labrador, vive en la calle de la Rambla. 60 años

Juan del Castillo Villaseñor, labrador e hijodalgo, vive en la calle de los Carrascosas, 60 años

Diego Esteban Patiño, clérigo de epístola, vive en el Arrabal, 46 años


ACHGR, PLEITOS CIVILES, SIG. ANT. C-10382-14

lunes, 25 de septiembre de 2023

LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE SEPTIEMBRE Y LOS CABALLÓN

 Nacer en Castillo de Garcimuñoz o proceder de allí no era buena carta de presentación y menos para pasar como cofrade a la cofradía de la Concepción y Natividad de San Clemente, con fama de solo admitir cristianos viejos. Tal tacha la tuvieron que soportar los hermanos Juan y Alonso Caballón cuando pidieron su ingreso en la mencionada cofradía el año 1556. Entonces, el provisor de la cofradía, Miguel Sánchez de los Herreros, y su mayordomo Juan de Oma recordaron a los dos hermanos que su ascendencia en el Castillo de Garcimuñoz era un mal principio para el ingreso y que debían demostrar con pruebas genealógicas que no estaban manchados de sangre infecta, es decir de judíos conversos. Aunque los Caballón se habían establecido en San Clemente con el abuelo, se recordó a los hermanos que eso no era suficiente y que presentarán sus ascendientes en el Castillo de Garcimuñoz. De la cofradía habían formado parte los de la Fuente y los Simón en los años treinta, pero ahora aparecían nuevos apellidos entre los que destacamos los Ángel, con gran proyección futura como oficiales del Santo Oficio. El cabildo de la cofradía, también llamada de Nuestra Señora de Septiembre, pues el ocho de septiembre se tenía por el día de nacimiento de la Virgen, decidió mandar al Castillo a indagar a un cofrade llamado Benito López del Campillo, otro apellido que en fundaciones religiosas dará que hablar en el futuro. La realidad era que la rancia cofradía de cristianos viejos ya presentaba dudas sobre la naturaleza limpia de sus miembros. Si bien es verdad que a Campillo le acompañó en su viaje un Cristóbal de Villanueva y un Juan de Olivares, ambos cofrades, pero el segundo con apellido sospechoso al igual que el escribano del cabildo Juan de Robres. Se apelaba a los fundadores de la cofradía y sus exigencias de calidades requeridas a sus miembros, pero a continuación se reconocía que la cofradía era presa de parcialidades, diferencias y confusiones en deservicio de Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre.

La cofradía estaba deviniendo en un escaparate de representación social: el rico Francisco García era cofrade y Francisco Rosillo también. Es más, las ordenanzas se había cambiado con la excusa de ser más vigilantes en el ingreso de sus miembros, pero la realidad era otra. Las ordenanzas viejas es cierto que eran exigentes con la naturaleza de cristiano viejo, pero la cofradía, muy antigua, venía de cuando todos se conocía; ahora se habían implantado unos estatutos de limpieza de sangre, aunque con dinero todo se compraba, incluso las probanzas para el ingreso. Los sanclementinos recordaban cómo antiguamente podían pasar a la cofradía cualquier cristiano viejo, rico o pobre, solo debía dar una limosna según las posibilidades de cada cual; ahora, se exigían diez ducados por la entrada. El caso es que el cabildo de los cofrades decidió negar la entrada a los hermanos Caballón, por los inconvenientes que para la cofradía suponían sus calidades. La entrada también se vetaba a sus primos Juan Ramírez de Caballón y Diego de Caballón y constituía una exclusión de hecho de la buena sociedad sanclementino que había llegado al pueblo con el abuelo Gonzalo y sus dos hijos Juan y Diego, confirmada años después en expediente inquisitorial que situaba a un Caballón en el margen superior derecho del árbol genealógico de los Origüela. La cofradía determinaría la exclusión de la familia Caballón de la cofradía, que recurrieron la decisión a la Chancillería de Granada, donde sería de nuevo rechazada su solicitud. 

La mencionada cofradía tenía el nombre oficial de cofradía de la Natividad de Nuestra Señora Santa María, aunque era conocida popularmente como de Nuestra Señora de Septiembre en alusión a la festividad del ocho de septiembre, fecha que se tenía por el nacimiento de la virgen María y que era posterior en el tiempo, nueve meses, al día en el que la virgen había sido concebida, el ocho de diciembre. Por esta razón, la cofradía también era conocida como cofradía de la Natividad y de la Concepción. No lo sabemos, pero apostamos que el arraigo que el dogma de la Inmaculada Concepción en la villa de San Clemente tanto a esta cofradía como a la influencia del franciscanismo. La cofradía tenía su sede en la ermita de Nuestra Señora de Septiembre, luego colegio de jesuitas y actualmente llamado Teatro Viejo. Es más, la ermita daba nombre a la calle que hoy conocemos como Rafael López de Haro. Su organización interna estaba provista de un prioste, dos provisores, dos mayordomos, un escribano y el resto de cofrades. La cofradía se había dotada de unas ordenanzas antiguas, desde tiempo inmemorial se decía, aunque creemos que no irían más allá de la segunda mitad del siglo XV, si bien a mediados del siglo XVI se habían renovado en unas ordenanzas nuevas, más celosas de la preservación de los estatutos de limpieza de sangre. La exigencia a sus miembros de ser cristianos viejos, ahora venían especificadas con la mención a estar "limpios de toda raza y mácula de judíos y moros". De hecho, a los nuevos miembros se les exigía una probanza de testigos que, aparte de esa otra que los aspirantes pudieran aportar, era realizada por cofrades de la propia cofradía. Además de limpieza de sangre se les pedía no estar reconciliados por el Santo Oficio de la Inquisición, aunque la realidad era que las enemistades hacían que la simple sospecha era causa de rechazo del ingreso en la cofradía. En el caso de los hermanos Juan y Alonso Caballón de poco les valió que el hermano de su abuelo Gonzalo, Gabriel de Caballón hubiera sido contador de los Reyes Católicos o que los Caballones desempeñaron puestos de regidores y alcaldes en Castillo de Garcimuñoz desde 1400, pues pudieron más las acusaciones de judaísmo vertidas contra una familia procedente de Castillo de Garcimuñoz. 

Entre los nombres que se citaban desde finales del siglo XV como alcaldes de Castillo de Garcimuñoz se citaban a Alonso González de Caballón, Andrés González de Caballón, Francisco de Caballón el viejo y Juan Vázquez de Caballón. Los Los testigos favorables a los Caballón en Castillo de Garcimuñoz iban más allá de declarar su condición de cristianos viejos, además recalcaban que ninguno había sido reconciliado por el Santo Oficio y, añadían, no se conocían quemados por el Santo Oficio, condena esta última que tampoco se les había preguntado en el interrogatorio, pero no debemos olvidar que a la entrada de la iglesia de San Juan Bautista de Garcimuñoz había varios sambenitos colgados, algunos de ellos con unas llamas dibujadas. Al parecer, en Pinarejo, los Caballones tenían su hacienda; destaca el testimonio de un labrador de Pinarejo, Francisco Parrilla, que se desdecía en alabanzas hacia Alonso González Caballón.

y el dicho Alonso González de Caballón iba a vivir a una heredad  que tenía en el Pinarejo y allí era persona muy estimada y que no entendía sino en hacer paces e limosnas a pobres y huérfanos y cuando se volvió a vivir a esta villa todos los del Pinarejo lo echaron de menos porque casó dos o tres huérfanas e les daba viñas e dineros

La figura principal de los Caballones era Gabriel Caballón, contador del rey Fernando el Católico. A la altura de 1550 todavía había en Castillo de Garcimuñoz unas casas principales conocidas como las casas del contador Caballón. Como en estos casos, los testigos unos tenían más memoria que otros. Un labrador de Barchín recordaba como su abuelo le había dicho que los Caballones era cabeza de uno de los bandos con un pariente del marqués de Villena, llamado Juan de Valencia Téllez Girón. El propio marqués don Diego López Pacheco había hecho llamar a Andrés y Alonso González de Caballón para que fueran a recibir en Toledo a Felipe el Hermoso cuando llegó a España. Pleitesía que obligó a muchos servidores del marqués a endeudarse y vender parte de su hacienda, pues se les debió obligar a vestirse con los mejores trajes, que eran ajenos a la existencia de estos hombres. En los Caballones se reconocían letrados y clérigos, gente ajena a bajas condiciones, que a la altura de 1550 vivían de las rentas, aunque se reconocía que habían perdido el espíritu militar de sus antepasados. No obstante, se sabía de un Diego Vázquez de Caballón que había participado como alférez en la toma de Orán de 1509.

De la genealogía de la Real Academia de la Historia, el origen de los Caballón se inicia con Juan Vázquez de Caballón y su mujer Inés Méndez de Arboleda, para centrarse en la descendencia de uno de los hijos Alonso, y regodearse con la sucesión luego en la villa de Moya o de su nieto Juan de Caballón, conquistador de Costa Rica, apenas si se cita al otro hijo el contador Gabriel y se ignora completamente a Gonzalo, el que llega después de la guerra del Marquesado a San Clemente, pero su vida en medio de miserias es más entretenida que la de conquistadores y servidores de marqueses. De la antigüedad de los Caballones daba fe la documentación de Castillo de Garcimuñoz:

del archivo del cabildo de la dicha villa de Castillo de Garcimuñoz parece por ciertos autos de las escrituras que en treynta días del mes de junio de mill e quatrocientos y diezisiete que Juan Fernández de Caballón e Francisco Fernández de Olivares e otros sus compañeros como regidores de la dicha villa proveyan ciertos autos tocantes a la buenna gobernación e asymismo los dichos los dichos Juan Fernández Caballón y sus compañeros como tales regidores de la dicha villa en veynte e cinco días del mes de julio del dicho año de mill e quatrocientos y diezisiete proveyeron otro auto como tales regidores de la dicha villa sobre cierta hordenança y por otro auto del ayuntamiento fecho en la dicha villa de Castillo de Garcimuñoz en quinze de agosto de mill e quatrocientos y treynta e quatro parece que Juan Díaz de Caballón como alcalde ordinario de la dicha villa y los regidores della se juntaron en su cabildo en ayuntamiento e hicieron cierto repartimiento para los gastos e nescesidades de la dicha villa


El 27 de febrero de 1563 la Chancillería de Granada declaraba limpios a los primos hermanos Caballón, permitiendo su ingreso en la cofradía de Nuestra Señora de Natividad de Santa María


Probanza 1556

Jorge de la Pastora, Castillo de Garcimuñoz, 75 años

Francisco Parrilla, labrador de Pinarejo, 70 años

Cristóbal de Honrubia, labrador de Castillo de Garcimuñoz, 80 años

Pascual Gutiérrez, labrador de El Cañavate, 85 años

Miguel de Gil Gómez, vecino de Barchín, 77 años

Andrés de Buenache, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 75 años

Alonso de Villanueva, morador en El Pinarejo, 84 años

Miguel Sánchez Requena, labrador de Pinarejo, 75 años

Hernán Vázquez de Haro, 51 años, de San Clemente

Gonzalo de Zaragoza, 80 años, de San Clemente


ACHGR, PLITOS, C 4555-16