El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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martes, 21 de enero de 2025

Villarrobledo (1617-1618)

 El año 1617 vino con la noticia de que la villa debía pagar los diez mil ducados, a añadir a los primeros 12000, para confirmar en sobrecarta el privilegio de exención jurisdiccional y primera instancia del corregimiento de San Clemente. Para Villarrobledo eso fue una derrota, de hecho se emplea la palabra condena. La villa tuvo que hacer frente a un nuevo pago; en concejo abierto de 26 de mayo de 1617 se decidió tomar a censo los ocho mil quinientos ducados que faltaban para el pago de los diez mil y redondear a nueve mil ducados, pues el coste de obtener la sobrecarta de confirmación del privilegio suponía otros quinientos. acabado el pleito, Diego Muñoz de la Calera vuelve a Villarrobledo para ser elegido uno de los dos alcaldes el año 1617. Su presencia se notará en las cortapisas que pondrá al corregidor de San Clemente para evitar que entienda en materia de propios, pósito y montes. La confirmación de la primera instancia y el hacer frente al nuevo préstamo del conde de Cañete supuso para los villarrobletanos que se establecieran nuevas sisas sobre los cuatro productos que ya estaban gravados para el pago de millones: vino, vinagre, carne y pescado. El trigo vendido a los vecinos para panadear alcanzaba casi los veinticinco reales la fanega.

De nuevo en junio de 1617 se habla de que se han apedreado las cosechas de labradores de la villa, por lo que se hace preciso comprar mil fanegas para el pósito y, otra vez, se pide trigo al arzobispo de Toledo. A comienzos de julio se reconoce que la cosecha va a ser poca. El veinte de julio se es más explícito: atento que en la villa los frutos deste presente años an sido mui estériles que está a punto de despoblarse. Se decidirá registrar el grano de la rentas decimales para hacer uso de ellas: era la primera vez que, obviando al obispo de Toledo, la villa acude a los granos de las rentas decimales del las parroquias de San Blas, Madre de Dios, San Francisco y San Sebastián. La iglesia de Toledo rechazará la fianza que el concejo villarrobletano dé por estos granos. 

En noviembre de 1617, la villa debe dar alojamiento a tres compañías de soldados de paso por la villa, para evitar alboroto, algunos de ellos serán encarcelados durante su estancia. A final de mes, el día 26, la villa protesta, pues otra compañía de 250 infantes  al mando del capitán Pedro Motezuma hace presencia en la villa. Esta vez, se decide darle 250 reales para que marchen cuanto antes y abandonen la villa. Mientras la villa sigue con sus problemas para pagar las alcabalas del conde de Barajas. El conde Diego Zapata había comprado en 1611 las alcabalas y tercias de Villarrobledo por quince millones y medio de maravedíes pero mal que recibía los 800000 maravedíes anuales que debía pagar Villarrobledo. Ahora, en 1618 y después de los años de esterilidad de 1616 y 1617, la villa es incapaz de pagar al conde de Barajas. Los diferentes ramos de la alcabala se habían arrendado a recaudadores que habían entrado en quiebra por el cese de los tratos comerciales. La solución dejar el pósito más flaco, sacando doce mil reales de su caudal para pagar al conde de Barajas. Mil quinientos reales, sacados de los propios, para pagar los réditos del censo de Pablo de la Peña y evitar los costes del ejecutor enviado para el cobro. Para que nos hagamos, una idea el ejecutor del conde de Barajas y el ejecutor de don Pablo Peña costaron a la villa 36000 mrs., o sea, más de 1000 reales equivalentes a cerca de 100 ducados.

El año 1618 empezó con la rutina de otros años: la necesidad de tomar a censo del marqués de Cañete un nuevo préstamo. 8500 ducados,  y la necesidad de ordenar sus pósitos, tanto el de la villa como ese otro de pobres, que había sido fundado por Francisco Pacheco y cuya administración había llevado mucho tiempo el cura licenciado Sanvicente, que ahora abandonaba la villa. Al mismo tiempo se intentaba ordenar la venta de pan, restringida a los panaderos de la villa y limitada a 97 libras de pan por cada fanega de trigo entregada, a ocho maravedíes la libra. En el pósito de la villa, en ese momento había setecientas fanegas de trigo, pero el problema era que bastante de ese trigo era viejo, de cuatro o cinco años, guardado en el alhorí por miedo a quedarse sin existencias en época de necesidad.

El 22 de febrero de 1618, Villarrobledo ve el paso de una compañía de soldados, doscientos infantes al mando del capitán Pedro de Santamaría:

y esta villa sirviendo a su majestad para el avío de la dicha compañía quatro carros con los pares de mulas y los bagaxes que el dicho capitán e sus oficiales pidieron con que salieron acomodados par hacer la dicha jornada y abiendo salido desta villa por el camino el dicho capitán e soldados de la aldea de Pedro Gómez Ortiz un par de mulas de labor con su carro y de la aldea de Diego la Parra Gutiérrez otra mula de labor que tenía y las llevaron maltratándolas a la villa de Barrax y en otras aldeas del dicho camino rompieron algunas puertas y se llevaron aves y se hicieron otros malos tratamientos y desde la ducha villa de Barrax hicieron pasar en adelante a algunas de las mulas con sus carros y otras encerró y los bagaxes que llevaban y el dicho capitán públicamente decía que haría mal de no llevarlas hasta Cartagena

Es la segunda compañía de la cuatro que ha de soportar Villarrobledo ese mes de febrero, previamente había llegado una compañía de Martín de Porras y, tras la compañía de Pedro de Santamaría, llegarán las del capitán Valdivia y la del capitán TomCarlos. No debía haber mucha voluntariedad en los reclutamientos de esa época, pues los soldados venían presos y llegados a Villarrobledo, fueron encerrados en las carnicerías de la villa. A finales de junio, la que se moviliza es la milicia de cien soldados que tiene la villa al mando del capitán Muñoz de la Calera, que ha de personarse con los soldados en el puerto de Cartagena.

La cosecha de 1618 fue de nuevo mala, a la consabida esterilidad de los tiempos, se unió la aparición de la langosta ese año. El panorama de la villa en un concejo de 13 de agosto de ese año era desolador, la villa había perdido mil vecinos, cifra exagerada, pero síntoma de la desgracia vivida: esta villa está perdida e alcanzada mediante la esterilidad de los años y faltar el pan que en ella avía a cuia causa se an ido della más de mill vecinos, que su magestad le haga merced de bajar el repartimiento que a esta villa se la hicieron para la paga de los millones con que el reino sirve a su magestad por estar por las dichas causas muy cargada

A pesar de su independencia jurisdiccional, Villarrobledo tampoco se libraba de la intervención del corregidor que a la altura del mes de septiembre intervenía en los asuntos internos de la villa, como eran los repartimientos entre vecinos para pagar los censos tomados por la jurisdicción. La presión también venía de Alcaraz, de esta ciudad dependía fiscalmente todavía en las llamadas rentas del Reino, entre las que destacaba el servicio de millones: a Villarrobledo se le pedían cuentas de los años 1612 a 1618 por los diputados de millones de Alcaraz.

Para entender la situación financiera, caótica y ruinosa, de la hacienda municipal villarrobletana basta ver las decisiones de 26 de noviembre de 1618. En 1616, se había decidido sacar del caudal del pósito diez mil reales para pago de las alcabalas del conde de Barajas, cantidad que se había de restituir con la cosecha de ese año, pero, como ya sabemos, el año fue estéril y la cosecha apedreada. Para noviembre de 1618 todavía se le debían al pósito 896 reales y se debían sacar del pósito otros doce mil reales para pago del dicho conde. Para reponer el caudal del dicho pósito se ordenó entregar a su mayordomo 1074 fanegas y 8 celemines, a 12 reales la fanega. El trigo se había de pagar de aquel que tenían en poder los diversos recaudadores de rentas, pero evidentemente a costa de no pagar las tercias y alcabalas de ese año al conde de Barajas y garantizar de ese modo la siembra de los labradores. Si bien, las prisas por arreglar las cuentas del pósito venían por la pronta llegada del corregidor de San  Clemente Félix Vallejo Pantoja a tomar residencia a los oficiales del concejo villarrobletano. No había la misma voluntad por arreglar las cuentas del capitán Diego Muñoz de la Calera, cuyos gastos como procurador y como capitán de la milicia eran motivo de litigio en la Chancillería de Granada.

Villarrobledo tenía cierta confusión administrativa, heredada de su pasado. Fiscalmente, dependía de Alcaraz, pero tras la venta de la rentas reales, respondía ante el conde de Barajas, si bien en lo tocante a las rentas del Reino (servicios ordinario y extraordinario y millones) la cabeza de rentas seguía siendo Alcaraz; eclesiásticamente, dependía de Toledo, a quien pagaba la rentas decimales; políticamente, dependía del corregimiento de San Clemente, cuyo corregidor veía limitada su actuación a las apelaciones y a residencias y comisiones de no más de diez días, pero cuyo papel se verá reforzado en el futuro por las exigencias militares de la corona. Por último, la villa era dueña y señora para administrar su gobierno local y dueña de la jurisdicción de la primera instancia civil y criminal, pero las reuniones de sus ayuntamientos eran un continuo despacho de libranzas para pago de salarios a oficios menores, ejecutores, procuradores o censatarios, cuando no a las compañías de soldados que se veía obligada a alojar.




30 de diciembre de 1617, Juan Muñoz de la Calera sustituye a su hermano el capitán Diego Muñoz de la Calera como alcalde ordinario. No se llevaría a efecto por la oposición del ayuntamiento.


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ya a comienzos del siglo XVII, y en Villarrobledo, se confiaba que Dios guiara la acción de los gobernantes, antes de ser elegidos... quizás estaban escaldados por tanto yerro:
"por quanto mañana martes uno de henero comienço del año de mil seyscientos diez y nueve años se hacen elecciones de los oficios de justicia en esta villa e para que todo vaia guiado por mano de Dios nuestro señor se decreptó se diga una misa al Espíritu Santo"

viernes, 17 de enero de 2025

VILLARROBLEDO (1616)

Los dos primeros meses de 1616, y al igual que todos los años, el concejo villarrobletano se dedicó a la elección de sus oficios concejiles y, sobre todo, a pagar los numerosos salarios y deudas del conde de Barajas, propietario de las rentas reales, y de los censatarios. No debía andar muy boyante la villa, pues si en un principio se pensó en hacer un repartimiento de 30000 reales entre los vecinos para pagar al conde de Barajas, luego se decidió en la ya usual medida de echar mano de las tercias reales.

El caso es que llegado el mes de abril, la villa de Villarrobledo había incumplido el compromiso y concierto anterior del mes de noviembre de proveer con 7500 fanegas de trigo a la villa de Madrid. Nuevo requerimiento del corregidor de San Clemente y nuevas excusas de la villa, que son simple reconocimiento del estado calamitoso de la villa y que parte de esas 7500 fanegas han ido a aliviar las necesidades de los labradores y vecinos de Villarrobledo. La villa no ha superado la crisis y malas cosechas de años anteriores y es incapaz de cumplir con los acreedores, conde de Barajas y Pablo de la Peña, a los que debe los dos tercios de las rentas del último año. El corregidor, para el nueve de mayo, ya habla de requisar y conducir el trigo adeudado a Madrid, a la vez que el ayuntamiento reconoce su incapacidad para pagar a porteros, chirimías y a los frailes de San Francisco, que asumen los estudios de gramática. A los incumplimientos de compromisos de rentas y censos, se unen ahora otros por la compra años atrás de la correduría y almotacenía. La villa empieza a acumular jueces de comisión y ejecutores, mientras que la figura del mediador en Madrid, Diego Muñoz de la Calera se apaga y su compañero Andrés Romero no tiene la capacidad de negociación de su paisano. El 26 de mayo el ayuntamiento cede y se compromete a dar el trigo a Madrid, pero el día cinco de junio todavía se ve obligado a hacer un repartimiento entre los vecinos para que aporten del trigo, pues no tiene de donde sacarlo, ya sea pósito, tercios o tazmías. En junio, un nuevo mandamiento del corregidor de San Clemente habla de engaño de los villarrobletanos, que han dado un trigo de mala calidad a la corte. La realidad es que Villarrobledo compra trigo para surtir su pósito y alimentar a sus vecinos.

Entretanto, Villarrobledo seguía incursa en el pleito por el privilegio de primera instancia. Lo que era en otras villas cuestión menor, pues el corregidor intervenía por comisión o directamente sin ella en los asuntos de las villas, en Villarrobledo era oposición firma a la intervención del corregidor de San Clemente, en especial, en lo que era el tema nodal: el control del trigo. Aunque las comisiones del corregidor se habían limitado a diez días, los villarrobletanos evitaban su presencia en la villa. Desde San Clemente, se decía que el desgajamiento de hecho de Villarrobledo del partido era causa de inviabilidad por ser la mayor población y que el corregimiento quedaría aniquilado, pues calculaba la desgajamiento de Villarrobledo del corregimiento en ochenta mil ducados; desde Villarrobledo, su concejo seguía en sus trece, aun a costa de arruinar a la villa: el privilegio había costado doce mil ducados, pero es que la obtención de una sobrecarta de confirmación había supuesto otros diez mil ducados. Esos diez mil ducados fueron vistos por Villarrobledo como un castigo, al igual que fue visto desde San Clemente, pero su corregidor pedía una condena de 80000 ducados.

Lo peor de todo es que las malas cosechas se sucedían año tras año y 1616 se presentaba como uno de los peores, en Villarrobledo y en todo el Reino de Toledo: la esterilidad de este año es una de la mayores que se a visto porque en esta villa munchos de los labradores del pan que an sembrado no cojen los diezmos que otros años e munchos no cojen cosa alguna... se espera uno de los años que jamás se aia visto, porque no ai de donde traer trigo si no es por muy excesivos y caros prescios

jueves, 16 de enero de 2025

Villarrobledo (1614-1615)

 El año 1614, amaneció con los viejos problemas de antaño. Villarrobledo acusaba a los sanclementinos de haberse internado en la pasada nochebuena en la dehesa de Calaverón y haber cortado más de dos mil carrascas. Por odio y enemistad se decía. No era algo nuevo; es más, las acusaciones eran mutuas, acusando un año antes los sanclementinos a los villarrobletanos de haber talado diez mil carrascas. La intrusión de nochebuena ya había sido violenta con amenazas de cinco vecinos de San Clemente, armados con escopetas, pero el día 30 de diciembre, se hablaba de asalto armado: doscientos vecinos armados se habían dedicado a talar las carrascas, atacando a pedradas a un guarda villarrobletano, al que estuvieron a punto de matar.

Aunque los problemas de Villarrobledo tenían que ver con sus deudas y la escasez de grano. Así, cuando a comienzos de 1614 se deciden pagar las alcabalas del conde de Barajas con grano, llamado como tasador Ginés de Vala de Rey (que ya firma como Vara de Rey), reconoce que la fanega de trigo vale ya 17 reales, siete más que el año anterior. La escasez de grano iba acompañada de las viejas deudas, y algo que hemos pasado por alto, la paga de salarios. No solo de los oficios necesarios para la administración de la villa, sino para el pago de sus procuradores. Villarrobledo tenía dos procuradores en al corte: Diego Muñoz de la Calera y Rodrigo de Llerena, pero si el primero se llevaba doscientos ducados por sus gestiones el año 1613, el segundo se llevaba 40. Si bien, cuando se hagan las cuentas, Diego Muñoz de la Calera pedirá 435 ducados.

El nueve de junio nos aparece un contencioso que nos puede parecer insignificante y es el contencioso surgido en torno a la plantación de una viña. El regidor Bartolomé Gallego de Jávega había obtenido del ayuntamiento licencia para plantar una viña en una haza y monte que debió rozar. Un total de tres fanegas al menos. El caso es que fue denunciado por Andrés de Fontidueña por haberse excedido de la tierra asignada para viñedo. Nuevas licencias se darán en la primavera de 1615. Es un hecho aislado, pero que muestra la deriva de la villa del cereal al viñedo.

Se buscaban nuevas oportunidades en sustitución del trigo. A finales de junio de 1614, Villarrobledo debe comprar trigo para alimentar a su población y reglamentar la producción de pan y venta del mismo en la lonja de la plaza mayor. Para julio se deben de panadear doscientos fanegas del pósito para dar de comer a pobres. Unos días después se deciden matar borregos para dar de comer a los segadores y, por fin, se piden dos mil fanegas de trigo a Villanueva de los Infantes para alimentar a la población en los próximos cuatro meses, pues viene otro año de esterilidad. Villarrobledo, el granero de la corte, está dispuesto a pagar 18 reales por fanega de entrada, en lo que, dados los precios al alza, considera un precio cómodo. Un vecino de Infantes vendería el trigo, Fernando Ballesteros Saavedra, coincidiendo con la raquítica cosecha de trigo en Villarrobledo. Un total de 1589 fanegas, las otras 411 se intentan conseguir en la mesa maestral del Campo Montiel, que llega a ofrecer mil fanegas para entregar 439. Además, Villarrobledo tiene embargado el trigo de las tazmías de la iglesia de Toledo, que para el dos de diciembre pide la restitución de ese trigo. El destino del trigo no es la siembra, sino pan cocido para alimentar a la población. El uno de octubre, el pan que se ha reservado para la siembra en el pósito, ha de ser panadeado en 500 fanegas para alimentar a la población. Mientras que los villarrobletanos padecen necesidad, el viejo enfrentamiento con San Clemente continúa, pero sin la violencia de antaño y, ahora, sin discutirse la autoridad del corregidor, más allá del mantenimiento de los pleitos. Figuras principales de la villa han dejado sus puestos, así el alférez Sebastián de Losa o el alguacil mayor don Fernando Pacheco, que está levantando una compañía de infantes en el Reino de León.  No obstante, el intento del alcalde mayor por inmiscuirse en el mantenimiento como alguacil de Fernando Pacheco fue contestado por la villa

La situación de la villa es desesperada a finales del año 1614, como se hará saber al arzobispo de Toledo, pidiéndole trigo de sus tazmías: por causa de averse apedreado los panes de esta dicha villa de Villarrobledo los años pasados de mil seyscientos y doce y onze y la mala cosecha y esteril que ubo este presente año de seys cientos catorze están los vecinos y labradores pobres y alcanzados de tal manera que para aver de sembrar los barbechos que tenían se quedarían sin la congrúa sustentazión de sus casas y familias y para que los susodichos se remediasen y pasasen sin empeñarse ni vender sus haziendas se acordó de enviar a el Ylustrísimo de Toledo se sirviese de dar y repartir a los dichos labradores el pan que les perteneszía en sus rentas dezimales desta dicha villa del fruto deste presente año seyscientos catorze. Finalmente, Villarrobledo recibe 300 fanegas de la iglesia, obligándose a pagar 5400 reales, a 18 reales la fanega. Si bien embargará el resto de fanegas por si fueran necesarias; el embargo se alzará a comienzos de 1615. Tal desembargo no manifestaba una villa satisfecha de pan, sino la dificultad de comprar el trigo a esos precios, por eso, dada la necesidad en febrero de 1615 se decide comprar 4000 fanegas de trigo al mejor postor y pedir licencia a su majestad para la libre venta de pan en Villarrobledo.

Las decisiones del concejo de Villarrobledo tampoco ayudaban a aliviar la situación. Agobiado por los pagos de los réditos de los censos contraídos. La villa contaba desde 6 noviembre de 1610 de licencia para destinar hasta 8000 ducados del pósito para destinarlos a redimir censos vinculados al privilegio de la primera instancia. Pero el pósito dispone en ese momento únicamente de 4000 ducados. Si bien en un principio se piensa en redimir el censo de Gonzalo de Cáceres y Heredia, vecino de Segovia, al final se opta por redimir el censo de Catalina Cernúscalo, viuda de Miguel Vázquez, vecinos de Puertollano y Madrid.

En el mes de julio, la villa está falta de trigo, se manda hasta Villanueva de los Infantes varios procuradores para comprarlo, pero los precios son excesivos, por lo que se decide llenar el pósito con el trigo que acumulan algunos vecinos de Villarrobledo, pero limitando su precio a 15 reales la fanega. Sí parece claro que la cosecha de 1615 fue mejor, o al menos no tan mala como el año anterior, pues el corregidor de San Clemente fue cometido para sacar todo el grano posible para la corte. El nuevo corregidor era Félix Vallejo Pantoja, que había sustituido en agosto a Andrés Frías. Villarrobledo recusaría al corregidor de San Clemente y mandaría a Madrid a Diego Muñoz de la Calera y luego a Andrés Romero, condicionando cualquier acuerdo de venta a un máximo de dos mil fanegas y pago al contado. El Consejo Real mandará a Félix de Vallejo Pantoja, corregidor de San Clemente, con la determinación de sacar veinte mil fanegas de trigo, ante una villa que protesta y que nos dice que solo puede sembrar la cuarta parte de sus barbechos. La producción ese año había sido de ochenta mil fanegas; los labradores se habían visto obligados a vender parte de la cosecha en las mismas eras para pagar sus deudas. Félix Vallejo había inspeccionado casas y heredades de los vecinos de Villarrobledo y no había podido hallar más de 18000 fanegas, por lo que para las autoridades locales vender incluso las dos mil fanegas era arruinar a los labradores para la próxima sementera. La realidad sería que Villarrobledo ofreció para alimentar a la corte y a la villa de Madrid site mil quinientas fanegas de trigo a pagar al contado. A finales de noviembre se venderían al precio de 17 reales la fanega, y leuego ya a 18 reales. Los villarrobletanos, ante todo, no querían que el corregidor se metiera en sus asuntos y estaban dispuestos a llevar ellos mismos el trigo a Madrid. De hecho, las últimas condiciones habían sido firmada en la corte el 24 de octubre sin tener en cuenta a corregidor.


RELACIÓN DE HIDALGOS EN VILLARROBLEDO EL 10 DE AGOSTO DEL AÑO 1615

  1. Jerónimo Pacheco
  2. Fernando de Gabaldón
  3. don Francisco de Hermosa
  4. El capitán Francisco de Montoya
  5. Pedro de Montoya Vizcarra
  6. Los hijos de Cristóbal de Montoya y doña María su madre
  7. La casa de los Ruedas
  8. Pedro Alonso Palacios y su hermano
  9. Diego de Montoya Grimaldos
  10. Juana de Montoya, hija de licenciado de Montoya viuda
  11. Pedro de Alarcón Rosillo
  12. Don Francisco de Cuéllar
  13. Don Juan Ferrer de la Osa
  14. El capitán Diego Muñoz de la Calera
  15. Juan Muñoz su hermano
  16. Pablo de Buedo
  17. Alonso Pérez de Ávila
  18. El licenciado Pérez de Ávila
  19. Juan Rosillo Alarcón
  20. Alonso de la Torre y sus hijos
  21. Diego de Montoya
  22. Antonio Moreno Palacios
  23. Pedro de Urreta Lezcano
  24. Francisco Cano de Buedo
  25. Inés de Montoya su hermana
  26. Francisco Ruiz de Espinosa y sus hijos
  27. Los hijos de Diego de Ortega
  28. ...
  29. Juana de Montoya
  30. La Mercedes, viuda de Pedro de Montoya Jara
  31. Inés de Montoya
  32. Catalina de Aguilar
  33. Catalina...
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Los frailes reciben 30000 mrs. de salario por enseñar gramática.

miércoles, 15 de enero de 2025

VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1612-1613)

 Muestra de la dependencia de Villarrobledo de San Clemente, a pesar del privilegio de primera instancia, es que, con motivo del nombramiento de un nuevo corregidor que sustituye a don Alonso de Carvajal y Mendoza, los villarroblenos deciden el 12 de marzo de 1612 enviar a San Clemente a dos regidores para darle la bienvenida. No obstante, las diferencias entre las dos villas se mantendrán el año 1612 por la presencia de un juez enviado por el Consejo real para intervenir en el contencioso de la jurisdicción, exigiendo un concejo abierto en Villarrobledo para ratificarla, y las disputas entre las dos villas por las dehesas y pinares limítrofes. El concejo no obstante era un constante motivo de pagos continuos para los gastos de la villa, impuestos, nuevos repartimientos (como el del puente del Pajazo en Cuenca, aunque al final se suspendió por protestas de los pueblos, pues se decía que lo debían pagar los beneficiarios del pontaje) o la tradicional limosna de San Nicolás. El primer jueves del mes de mayo era costumbre una procesión a la ermita de San Nicolás de Villarejo, donde se daba limosna a los pobres por un valor de seis mil maravedíes. Ese año de 1612, el siempre valioso trigo de Villarrobledo alcanzaba los doce reales la fanega, dos reales más que el año anterior. La realidad era que el trigo iba a pagar las deudas de la villa, aunque ese año la falta de agua contribuía a la escasez y alza de precios, en tanto que el concejo mandaba hacer una procesión a San Nicolás de Villarejo para que lloviera y el padre franciscano Villalba recibía tres ducados por sus intercesiones.

Pero ese marzo de 1612, Villarrobledo comienza a dar síntomas de flaqueza. Con motivo del repartimiento para el puente de Pajazo se dirá: muchas de las personas de las repartidas se an muerto  otras se an ausentado desta villa sin dejar bienes de donde cobrarlos, otras partidas de vecinos a causa de la mudanza del tiempo. Los censos contraídos por la villa y las nuevas exigencias del conde de Barajas para los pagos de sus tercias y alcabalas más gravosas que cuando la villa había estado encabezada los quince años anteriores. El trigo de Villarrobledo ya no es suficiente y se hacen malos negocios. En 1611se venden 1125 fanegas para abastecer el pósito de Madrid, a diez reales, pero los excedentes villarrobletanos no pueden hacer frente a esa cantidad y el trigo se ha de tomar de la prestamera y beneficio eclesiástico de Guadalajara, que exigía el pago, ¡18 reales la fanega!, mientras que el pósito de Madrid tardaba en saldar sus deudas. En total, se debían a la prestamera de Guadalajara más de 20000 reales, el doble del valor del trigo vendido al pósito de Madrid. No era la primera vez que ocurría, ya en 1608, Villarrobledo había enviado 6000 fanegas a Madrid, sacando más de 900 de ellas de dicha prestamera. La villa tiene que recurrir al trigo de las tercias reales (1400 fanegas de trigo) para pagar sus alcabalas al conde de Barajas, la mitad de esa cantidad, aunque esta vez la venta se hace a 17 reales. Para el mes de mayo, Sebastián de Losa, en un acto de cinismo, anuncia una gran cosecha para agosto como excusa para dar salida al trigo almacenado en el pósito, dos mil fanegas, y que es simple operación para especulativa: ceder el trigo, que ha de ser devuelto por los labradores y abonados con un margen de ganancia para el pósito. Entre pagos de réditos de censos, de impuestos y salarios de procuradores en los tribunales se iba toda la hacienda municipal y con ella la de los vecinos. Tan molesto como los pagos es que el corregidor de San Clemente intervenía en estas operaciones de envío de trigo a la corte.

En octubre de 1612 se hace patente la realidad que ocultaba el alférez Sebastián de Losa: que a causa de la poca cosecha de pan que ubo en esta villa este presente año los labradores e vecinos desta villa están muy alcanzados y no tienen trigo para poder acabar el sembrar sus barbechos en esta sementera. Se tendrá que sacar la tercera parte del trigo del pósito para facilitar grano para la siembra a los labradores. Avanzado el año venidero de 1613, se reconoce, sin embargo, la buena cosecha que se espera, año fértil se dirá, y se decide dar a los labradores, siempre que sean abonados, 2000 fanegas de trigo, a recuperar con la cosecha del verano. Pero la tragedia se ceba con Villarrobledo, poco antes de San Juan, la piedra acaba con lo mejor de las labranzas de ese año y con la cosecha. El concejo villarrobletano declarará que "esta villa queda totalmente destruida", las fanegas destruidas de siembras de trigo, centeno o cebada subieron a ochenta mil fanegas. Desesperadamente, la villa pedía a la iglesia de Toledo grano de sus tazmías para hacer fretne a la siembra del año siguiente. Viejos proyectos se consideraban fracasados, tales la roturación de Calaverón y Bernagosa. Siguiendo una real cédula de la Corona de 1601, ambas dehesas se habían plantado de pinos, pero llegado el año 1613, los árboles eran raquíticos y se pedían otros veinte años de veda para facilitar el crecimiento. Para el nueve de diciembre, muchos barbechos están sin sembrar por falta de trigo, se decide entonces lo que se había planteado el 16 de noviembre, dar las 2760 fanegas de trigo restantes en el pósito para hacer posible la sementera.

La ruina de la villa venía certificada por los impagos a quién era su principal deudor, Pablo de la Peña y Carvajal, vecino de Toledo. Además de otros censos, ya referidos, don Pablo había prestado a la villa 25200 ducados. La finalidad de estos censos era, tal como se reconocía en 16 de noviembre de 1613, era la compra de la jurisdicción, de la escribanía y las necesidades del pósito de la villa. El interés de los censos era del 16 al millar (poco más del 6%), pero la villa pagaba un 5% de interés, apoyándose en una pragmática

Las diferencias entre San Clemente y Villarrobledo continuaban. Para el uno de febrero de 1613, se reconoce que hay 550 soldados en las milicias del corregimiento de diecisiete villas y dos capitanes al frente de las dos compañías existentes. Dada la aportación de Villarrobledo a la milicia y el excedente de soldados (se aconseja 200 por compañía) se da licencia a Villarrobledo para tener una compañía propia de cien soldados y el nombramiento de un capitán de la terna que proponga. El acceso a capitán se hace con unos servicios previos de diez años como soldado o ser alférez. Villarrobledo se comprometía a tener cien soldados armados a su costa. Finalmente el capitán sería Diego Muñoz de la Calera, nombrado el 7 de marzo, no sin protestas, de nuevo, de la villa de San Clemente ante el Consejo de Guerra. El 21 de noviembre se completaba la compañía de Villarrobledo con sus 100 soldados. Villarrobledo será muy escrupuloso a la hora de mantener la milicia y suplirá los soldados que vacan en esa milicia, como hará en 1618, sustituyendo a seis soldados ausentes.

Del terreno militar las diferencias se trasladaban a las escribanías. Los escribanos de San Clemente, encabezados por Cristóbal Aguado, pedían al consejo de Hacienda un acrecentamiento de un escribano de comisiones y visitas. Aunque el punto de mira de los escribanos sanclementinos estaban en los pleitos fiscales y su extensión al partido de abajo o de Chinchilla y en la visita de pósitos y cuentas a cargo de los mayordomos de las villas, como se había intentado a finales de la década de 1590; Villarrobledo protestaría de nuevo, el privilegio conseguido en 1610 decía que cualquier auto del corregidor debía pasar ante los escribanos de la villa.



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El ocho de enero de 1613 se plantea hacer un puente sobre el río Záncara en el camino que va a Las Mesas y Las Pedroñeras. Se pide a estos concejos que contribuyan  a la construcción de un puente de cantería, pues es necesario actualmente dar un rodeo de más de dos leguas.

el río Çáncara que pasa por la mojonera y límites de los términos desta villa y las del Provencio y Pedroñeras y Mesas a crecido mucho y el paso que ay para la villa de las Mesas y la de las Pedroñeras es muy necesario y los vados de ellos se an ahondado por ser el río muy llano y tener poca corriente y ser muy cenagoso no se puede pasar por ellos ...

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término y siembra de los vecinos de esta villa que se apedreó en veynte y uno y veynte y dos días del mes de junio pasado deste año que es desde más arriba de las Pelayas y aquellos llanos bajando del río de Córcoles y fueron prosiguiendo las nubes haciendo daños muy notables derecho al cerro Harcón y pasando muy más adelante mucho dividiéndose en partes que llevó por partes de más de una legua de ancho y por partes menos y más de tres leguas cojiendo mejores panes de la siembra de esta villa y sus vecinos que ubo ombres que les quitó a dos mil y quinientos fanegas y a otros a mil y a otros más y a otros menos y a otros labradores que tenían grandes siembras y buenos panes se la quitó toda


VILLARROBLEDO. ACTAS DE 1612-1613

domingo, 31 de julio de 2022

PADRÓN DE CASTILLO DE GARCÍMUÑOZ (IV): BARRIO DEL ROMERAL Y PUERTA EL POZO

Registro del pan que guardan los vecinos en sus casas, año 1584
  • Julián Castillo, 23 fanegas trigo en grano, 1 cebada y mantiene 7 personas y otros allegados, ha dejado de sembrar algunos barbechos
  • Juan Fernández Cobo, clérigo, 18 fanegas de trigo y 4 de cebada, 3 personas y una bestia, 
  • El bachiller Fernández Muñoz, clérigo, 4 fanegas de trigo, mantiene 4 personas, 
  • Juan de Quirós Candelero, 3 fanegas de cebada, 36 almudes de barbecho para trigo y 12 almudes para cebada, 3 almudes de centeno para siembra, mantiene 3 personas
  • Diego de Guadalajara, 14 fanegas de trigo, 1 fanega de cebada y 1 almud de centeno, 6 personas y tres bestias, 5 almudes de barbecho de cebada
  • Domingo de Lara, 6 fanegas de trigo, 10 de cebada y 3 de centeno, 5 personas que mantener y tres bestias, 50 almudes de barbecho que sembrar para trigo (20 almudes en la Puebla, granja del Castillo)
  • Teresa de Rueda, viuda de Juan de Roales, 8 fanegas de trigo, 5 personas, 10 u 11 almudes de barbecho para trigo
  • Pablo Belinchón, 12 fanegas de trigo, 12 de cebada y 3 de centeno, 4 personas, un par de mulas de labor y otra bestia, 44 almudes de barbecho para trigo, 12 almudes para cebada
  • Francisco de Araque, hombre mancebo, 19 fanegas de trigo y mantiene 3 personas
  • Amadora de Cuenca, viuda, la de Nicolás Candelero, 4 fanegas de trigo, 12 de cebada, 2 de centeno, 2 personas y dos pollinas, 8 almudes para sembrar, 9 de cebada y 3 almudes de centeno para la renta
  • Nicolás Candelero, labrador, con un par de mulas, tiene una fanega de cebada, paga renta, 30 almudes para sembrar
  • Francisco López, 5 fanegas de trigo, 38 fanegas de cebada, es labrador y mantiene ocho personas y un par de mulas, y dos bestias de servicio, 95 almudes de barbecho, 
  • Juan de Lara, 18 fanegas de trigo y 14 de cebada
  • Juan Pérez de Cañizares, 9 fanegas de trigo, 2 personas
  • Nicolás de Avilés, 9 fanegas de trigo, 4 personas, 
  • Rodrigo de Poveda, es labrador, con un par de mulas y siete personas, 45 almudes de barbecho para trigo, 4 almudes para centeno
  • Juan de Poveda, 14.5 fanegas de trigo, 24 fanegas de cebada, es labrador y tiene un par de mulas y otras dos alimañas, paga dos fanegas de renta a los herederos de Francisco Melgarejo, 6 personas, 53 almudes de barbecho para trigo y cinco para cebada
  • Alonso de Tébar, clérigo, 12 fanegas de trigo, 4 fanegas de cebada para una cabalgadura en Torrubia, 5 personas para sustentar, recibe 8 fanegas de renta de cebada en Torrubia
  • Diego Escudero el viejo, 3 fanegas de trigo, sin personas que mantener
  • Juan de Espinosa, 3 almudes de trigo y mantiene cuatro personas
  • Diego Belinchón candelero, 3 fanegas de trigo como mayordomo de Nuestra Señora de la Concepción y una fanega de centeno, es labrador, mantiene 3 personas, un par de mulas, dos muletas y una borrica, 35 almudes de barbecho para trigo y doce para cebada
  • Francisco de Belinchón, 6 fanegas de trigo y 3 fanegas de cebada, una de centeno, es labrador, mantiene tres personas, un par de mulas y un par de pollinas, 35 almudes de barbecho para trigo y diez de cebada
  • Francisco Candelero, 3 fanegas de trigo, 14 de cebada y 3 almudes, es labrador, el y su mujer, un par de mulas, 27 almudes de barbechos para trigo y 20 para cebada
  • Pedro de Araque, hermano de Juan de Araque, 28 fanegas de trigo, 9 fanegas de cebada, son 4 personas, 12 almudes de trigo en barbecho y 7 de centeno
  • Ana López, viuda de Alonso Ruiz, 2 fanegas de harina, ella sola
  • Alonso de Almazul, morador de las Casas de don Benito, rentero de don Luis Girón, 15 fanegas de trigo, labrador, un par de mulas, él y su mujer, 18 almudes de barbechos
  • Gabriel Hernández, morador en lasa Casas de don Benito, rentero de don Luis Girón, 3 fanegas de trigo, es labrador, un par de mulas, 4 personas, 12 almudes de barbecho de trigo y dos de centeno
  • Gonzalo García, una fanega de trigo y otra de centeno
  • Sebastián de Aranda, 3 fanegas de trigo, 12 almudes de barbecho
  • Lorencio Prieto, 1 fanega de trigo, 2 de centeno, 2 personas
  • Francisco Gómez, 2 fanegas de trigo, 1 de centeno y mantiene 7 personas
  • La señora María Carrillo, mujer de don Gonzalo Carrillo Toledo, 50 fanegas de trigo en las cámaras de Castillo y 60 fanegas en Honrubia, de las que ha dado 16 a su rentero en Honrubia Pedro Rodríguez para sembrar, compra y vende trigo, así a Garci de Santoyo, son en su casa 13 personas de pan comer, 50 almudes para sembrar, tiene en su casa 37 fanegas de cebada vendidas o mandadas a renteros, un pollino para la casa, ha vendido las bestias por no tener cebada, 3 almudes de centeno para las palomas, los renteros que tiene le han dejado muchos barbechos por no tener trigo para sembrar
  • Isabel Méndez, mujer de Francisco Juárez, 9 fanegas de trigo, y otras 9 fanegas compradas fuera del lugar, 6 personas
  • Julián Escribano, morador en las Casas de don Benito, 15 fanegas de trigo, 2 de cebada y una de centeno, es labrador, un par de mulas y un muleto, una pollina, son él, su mujer y 4 hijos, 34 almudes de trigo por sembrar, la cebada la tiene sembrada
  • Juan de Guardia, es labrador, un par de mulas, 170 almudes de barbechos para trigo, 20 de cebada, mantiene 4 personas, una bestia con una crianza
  • Domingo Candelero, 6 fanegas de trigo, 8 fanegas de centeno, 12 de cebada, 4 personas, es labrador, 1 macho de labor, 19 almudes de barbechos para cebada y 8 para centeno, 
  • Alonso Saiz de la Blanca, vecino de Torrubia, 14 fanegas de trigo, más otras 18 de cebada en sus casas de Valverde, 7 de centeno, es labrador, tiene un par y medio de mulas, una muleta cerril y cuatro pollinos, 7 personas y sesenta almudes de barbecho, aparte de lo sembrado, tiene 4 fanegas más de trigo para que un hermano suyo las siembre en Casas de don Benito.
  • Juan de Asensio, morador en las Casas de don Benito, labrador, 10 fanegas de trigo, 12 fanegas de cebada, 4 personas, un par de mulas, 40 almudes de barbecho para trigo y tiene sembrada la cebada
  • El señor Beltrán de Lara, en nombre de sus sobrinos Marcos, Gonzalo y Jerónimo, como curador de ellos, 54 fanegas de trigo y 20 de cebada, debe de renta 10 fanegas de cebada a María de Jaraba, vecina de Cuenca, 10 fanegas de trigo para su rentero Juan de Moya Remírez, vecino de Torrubia, 6 fanegas de trigo para su sobrino Juan de Pedrola, 8 personas, 1 bestia de servicio, tiene renteros y barbechos y no tiene con que sembrarlos
    IMÁGENES: REPARTO DE TRIGO PARA SEMBRAR BARBECHOS (AGS, CRC, 258, 12)





domingo, 17 de julio de 2022

PADRONES DE LAS PARROQUIAS DE ALARCÓN

 DIVISIÓN DE ALARCÓN EN PARROQUIAS


Las iglesias de Alarcón constituían distritos o parroquias, en este caso para la averiguación del trigo retenido en los domicilios. Esta era la diferenciación que se hacía en 1584, que va más allá de las cuatro calles y la plaza que nos hablan otros documentos, y que tendremos ocasión de detallar en su momento con cada uno de los vecinos que habitaban en sus casas

  • La parroquia de Santa María que es las dos calles mayores hasta la plaza y hasta casa del cura de Santa María
  • La parroquia de Santo Domingo, que es desde la iglesia de Santa María hasta casa de don Diego de Guzmán y hasta la carnicería de esta parroquia
  • La parroquia de San Juan que es desde la iglesia de San Juan y carnicería por la calle de Juan Martínez de la Casa a mano derecha
  • La parroquia de Santiago que es desde la casa de Andrés de la Orden y por la calle de Pedro Ruiz de Espinosa a mano izquierda
  • Parroquia de la Santísima Trinidad, desde la casa de Cristóbal de Lorca el viejo por la calle de la cruz de San Andrés hasta la fortaleza y las casas de allí abajo
Alarcón era un pueblo con muy pocos vecinos, aunque los apellidos de antaño se mantenían: Granero, Castañeda, Lorca, Velázquez, Valderrama, Villanueva, Espinosa o Vizcarra por citar algunos

A.- PARROQUIA DE SAN JUAN, que se entiende desde la carnicería de esta villa hacia abajo por la calle de Juan Martínez de la Casa a la mano derecha de la plaza abajo. Comisario Fernán Vázquez de Garnica
  • Alonso Martínez sastre, 8 fanegas de trigo y tres personas de costa
  • Miguel de Lorca, tiene compradas de Diego de la Morena, cura de Tébar, 30 fanegas de trigo, cinco personas de costa y 40 almudes de barbecho
  • Pascual García, tiene en el lugar de Tébar, 82 fanegas de trigo y 52 fanegas de cebada y 7 fanegas de avena; 20 almudes de barbecho y 16 personas de costa; tres mulas, un caballo y cinco pollinos
  • Hernán López, 72 fanegas de trigo y mas de cien fanegas de otros vecinos; 30 almudes de barbecho y 3o de cebada; tiene seis personas de costa
  • García de Villanueva, 8 fanegas de trigo en el lugar de Tébar, y otras fanegas en diversas casas;10 personas de costa y dos caballos.
  • Matías de Tébar en nombre de Juan Martínez de la Casa su padre; 100 fanegas de trigo, 50 fanegas de cebada y 18 fanegas de centeno y 10 fanegas de avena; 18 personas, tres pares de mulas y tres pollinos
  • Benito García Cerrillo, 19 fanegas de trigo; 3 almudes de barbecho por sembrar y 4 personas de costa, un rocín y una mula
  • Pedro de Monteagudo, tiene una fanega de trigo en su casa y otras tren en casa de Hernán López; 7 personas de costa

B.-  PARROQUIA DE SANTA MARÍA, que se entiende desde la plaza, las dos calles mayores hasta la casa del cura Paños, cura de Santiago

La averiguación de trigo encubierto correspondió al comisario al efecto Hernando de Espinosa Vizcarra. La declaración comenzó por el alcalde Juan González Moragón o Morejón
  • Juan González Morejón: 40 fanegas de trigo (treinta suyas y diez de García Vizcarra) y 20 de cebada para un caballo que tiene; ha de sembrar 10 almudes de barbecho en la Olmedilla y diez de cebada, tiene ocho mil vides que cultiva con peones. Vive con su mujer y una criada. Paga una renta de pan a la iglesia de Santiago para el día de San Martín
  • Antón Granero: tiene su labor en El Picazo, en sus cámaras de Alarcón 120 fanegas de trigo, 80 fanegas de cebada y 20 fanegas de centeno. Tiene 100 almudes de barbecho por sembrar, En su casa viven él y su mujer y 10 criados y criadas. Posee 14000 vides y cinco mil árboles.
  • Gaspar Ramírez, escribano. 10 fanegas de trigo y 3 personas a su costa.
  • Gregorio de Valdolivas. 2 fanegas y 6 personas a su costa
  • Juan Granero de Heredia que lleva la hacienda de su padre, Melchor Granero. 40 fanegas de trigo, 40 de cebada y 10 de centeno. 20 almudes de barbecho para sembrar, Tiene a su costa 10 personas y otras que cogen para las viñas, la siega y la paridera. Dos mulas y un caballo
  • Licenciado Granero, cura de la parroquia de San Juan. En casa tiene 7 fanegas y a su cargo una tercia de cahíces llevaderos con 46 fanegas de trigo y 32 de cebada y tres fanegas de centeno. Es mayordomo de la iglesia de San Juan que tiene de renta pan, cuya cuantía desconoce.
  • Licenciado de la Orden, abogado de la villa. 5 fanegas en su casa y casas de Blas de Briz y Francisco Jiménez 10 fanegas que le tienen guardadas. 4 personas, un criado y una criada a su costa. Tiene peones para las viñas, que no declara
  • Ana de Valderrama, viuda de Domingo Zalvide. 19 fanegas de trigo y de estas 4 son para el añal de su marido que ha de pagar a los clérigos. Tiene dos hijas y una criada
  • Bartolomé de Villanueva. 12 fanegas de trigo. 5 personas a su costa: él, su mujer, un hijo, un hermano y una criada
  • Doña Teresa de Castañeda, viuda de Cristóbal de Buedo. No tiene trigo en casa, pero recibe de renta del molino de Valdespinar, 60 fanegas que recibe por tercios. 7 personas a su cargo.
  • Gabriel de Castañeda, alcalde de Alarcón.  26 fanegas de trigo. Vive con su mujer y tres hijos, dos mozas y otros dos mozos de labor. Tiene a su cargo la tercia de Alarcón y la mitad de la de Tébar, con 400 fanegas de trigo y 200 de cebada y 30 de centeno
  • Diego de Olmeda, le debe Diego de Illescas, 4 fanegas de trigo y Vinuesa 1 fanega de cebada. Son 4 personas de costa
  • Julián de la Jara, clérigo, 6 fanegas de trigo y dos fanegas de cebada. Tiene de costa dos mozos y un ama
  • El bachiller Vera, alcalde de la villa, 30 fanegas de trigo, dos de cebada y tres de centeno. 12 personas a su costa
  • Pedro de Vinuesa, sacristán. 96 fanegas de trigo y cebada. 6 personas a su costa
  • Alonso de Llama. 14 fanegas de trigo y 6 de cebada. 5 personas de costa
  • Hernando de Espinosa Vizcarra, vive con su hermana Luisa de Vizcarra, en total 8 personas en su casa. Apenas si tiene trigo en su casa y la Hinojosa. Disfruta a medias con Pedro de Villanueva de una renta mensual del molino de las Tejeras, que recibe en dinero y es equivalente a 3 o 4 fanegas de trigo al mes.
  • Luis de Villanueva, tiene casa y labor en Valhermoso, 6 fanegas de trigo y 6 de cebada. Tiene una parte en los molinos de Valdespinar, que le da 22 fanegas de trigo y tiene una heredad en Alpera. De costa él, su mujer, un mozo y una criada.
C.- PARROQUIA DEL SEÑOR SANTIAGO, que se entiende desde la casa de Andrés de la Orden y desde la plaza abajo por la calle de Pedro Ruiz de Espinosa abajo y hasta casa de Cristóbal de Lorca el viejo, y barrio de la Orden. Comisario para la averiguación, García de Vizcarra
  • Agustín de Bustamante, 46 fanegas de trigo; debe por el arrendamiento de las primicias a los curas 14 fanegas de trigo y tres cahíces de cebada, un cahiz de avena y cinco fanegas de centeno. Treinta almudes comprados en Cañada Juncosa y otros indeterminados por comprar en Tébar. 7 personas a las que dar de comer
  • Elvira Juárez, viuda. 9 fanegas de trigo, dos pastores vaqueros con dos atajos de ganado, mantiene seis personas y dos criadas
  • Alonso el Rubio, 20 fanegas de trigo, 25 fanegas de centeno, cebada y avena todo revuelto para sus mulas, 14 fanegas de trigo puro. A su cargo el alhorí de pobres de Tébar, sesenta fanegas de trigo. 20 almudes por sembrar en Tébar. De costa él, su mujer y seis hijos
  • Gabriel de la Parrilla, treinta fanegas de trigo, 12 fanegas de Andrés de Espinosa en su poder, 12 fanegas de cebada. 8 personas de costa, él, su mujer, cuatro hijos, un mozo y una moza 
  • Andrés López Salonarde, tiene cinco fanegas y media de trigo en casa de Miguel Luis, vecino de esta villa, tiene del padre Coronel, 6 fanegas de trigo y le deben: Pedro Vinuesa, dos fanegas de trigo, Pedro Ruiz carpintero, dos fanegas, licenciado de la Orden, dos fanegas, y Lorencio Granero otra. Tiene también el trigo del alhorí de la villa, del que es mayordomo. 6 almudes de barbecho por sembrar. 4 personas de costa: él, su mujer, una hija y una moza
  • Pedro de Ruipérez el viejo, 6 fanegas de trigo, 8 fanegas de cebada para un par de mulas, veinte almudes de trigo y veinte almudes de cebada por sembrar. 8 personas de costa: él, su mujer, 4 hijos, un sobrino y una moza.
  • Pedro Ruiz de Espinosa el viejo, 8 fanegas de trigo, 9 de centeno embargadas por deudas al pósito y 9 fanegas más de centeno, 16 fanegas revueltas para las mulas, 16 aludes para sembrar en Valincoso y 14 de cebada en la dehesa cerrada de la villa y 14 almudes de trigo. Tiene 7 personas a su costa: 2 mozos y 1 moza, 2 hijos, él y su mujer
  • Miguel Rodríguez el viejo, 9 fanegas de trigo para sembrar, 2 fanegas de centeno, cinco almudes de avena. Veinte almudes de trigo por sembrar. 10 personas de costa, entre familia y criados
  • Miguel Martínez, 4 fanegas. 7 personas, él, su mujer y cinco hijos
  • Tomás Serrano, 26 fanegas. 7 personas, él, su mujer, cuatro hijos y una criada. Tiene nueve mil vides que labra con peones
  • Diego de Lorca Padilla, 30 fanegas de trigo y seis de cebada, 4 pastores a su costa, y él y su mujer y una criada, además de un caballo. 14 almudes de barbecho por sembrar 
  • Juan Ortiz, 3 fanegas de trigo y diez almudes de barbecho por sembrar en la redonda. 3 personas por sustentar, él, su mujer y una hija
D.- PARROQUIA DE SANTO DOMINGO, que se entiende desde la casa del cura del señor Santiago hasta la carrera y desde la casa de don Diego Guzmán hasta las carnicerías. Como comisario García de Villanueva.
  • Gaspar Pérez, clérigo, tercero de Santo Domingo, 29 fanegas de trigo y otras tantas de cebada, y 17 fanegas de trigo suyas propias. 6 personas a su costa
  • Alonso de Moya, seis fanegas de trigo y 4 personas de costa
  • Lorencio Granero. le debe trigo Pedro de Castañeda. Tiene 20 fanegas de cebada, ocho almudes para sembrar y otros nueve almudes de trigo en diferentes hazas. 8 personas de costa, 2 potros y dos lechones que mantener
  • Don Diego de Guzmán, 5 fanegas de trigo y 30 de cebada; 30 almudes de trigo por sembrar y 14 de cebada. 17 personas a su costa y cinco cabalgaduras
  • García de Vizcarra el mayor, 1.5 fanegas de trigo en su casa y 10 fanegas de trigo en casa de Juan González Morejón, 4 personas de costa. 1 fanega de cebada la tiene para sustento de su ganado
  • Bachiller Gregorio de Alcaraz, cura de Santa María, tiene de su renta y beneficio 86 fanegas de trigo y 70 de cebada, tiene vendidas de ellas 56 fanegas a Lorencio de Guzmán, y 25 al corregidor Pereda de Velasco. 4 personas de costa y dos cabalgaduras.
  • Fernando de los Paños, cura de Santiago. Tiene de renta 36 fanegas de trigo y setenta de cebada. Recibe rentas de La Alberca, Tres Juncos y Cañada Juncosa. De costa nueve personas y 4 cabalgaduras
  • Diego de la Parrilla, clérigo, 12 fanegas de trigo y 4 personas de costa
  • Juan Velázquez Granero, 20 fanegas de trigo y otras tantas de cebada. Tiene por sembrar 30 almudes de trigo y cebada por mitad. 4 personas de costa y cinco cabalgaduras.
  • Alonso de Tórtola, 40 fanegas de trigo, 20 de cebada y cinco de centeno y 10 fanegas de escaña y avena. 7 personas de costa, un par de mulas de labor, una muleta y una pollina. 36 almudes de barbecho para trigo y 30 para cebada
E.- PARROQUIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, que se entiende desde la casa de Cristóbal de Lorca el viejo hasta la cruz de Santo Andrés la calle adelante hasta la fortaleza y casas que de allí abajo caen. Comisario Licenciado Padilla de Rueda
  • Baltasar Granero de Heredia, 24 fanegas de trigo, 10 fanegas de cebada; 10 almudes de barbecho en la cañada de Valhermoso; 5 personas que sustentar
  • Jorge Gil, 10 fanegas de trigo, 8 almudes para sembrar en Cañada Juncosa, cinco personas por sustentar 
  • Julián Carrasco, 11.5 fanegas de trigo y ocho almudes para labrar en Cañada Juncosa. 8 personas por sustentar, mujer e hijos.
  • Diego el Rubio de Aguilar, 22 fanegas de trigo y doce fanegas de cebada; 6 almudes en barbecho en las labranzas de Tébar. 8 personas que sustentar.
  • Juan de Villanueva, 150 fanegas de trigo, 100 fanegas de cebada y 10 fanegas en Tébar para el alhorí de los pobres y 8 fanegas en sus casas de la Moraleja y otras prestadas. Tiene 20 personas a su costa
  • Francisco Jiménez, 260 fanegas de trigo, 144 fanegas de cebada, y 10 fanegas de centeno; tiene 75 almudes de barbecho para sembrar trigo y diez almudes de cebada; tiene 27 personas de costa para sustentar, dos pares de mulas, dos rocines y dos personas que guardan sus ganados.
  • Blas de Briz, ochenta y cinco fanegas de trigo y otras 80 de trigo y cebada. Tiene mujer, siete hijos, una criada, dos mozos de mulas y tres mozos de ganado
  • Alonso de Tébar, 10 fanegas de trigo; entre él y su suegra, 8 personas de costa; 6 almudes de barbecho para trigo
  • Martín Rodríguez, 180 fanegas de cebada y de trigo 100 fanegas, 35 fanegas de centeno; 30 almudes de barbecho para trigo y para cebada 75; 12 personas de costa.
  • Ambrosio Rodríguez, 50 fanegas de trigo y 50 fanegas de cebada, 2 de centeno y 8 personas de costa, un par de mulas, un caballo y dos pollinos
  • Fernando de Villena, 8 fanegas de trigo y ocho de cebada. Solo él de costa y un caballo. 5 almudes de barbecho de trigo
  • Martín Zapata el viejo, 30 fanegas de trigo y 35 fanegas de trigo y 4 fanegas de centeno, 12 `personas para sustentar y 30 almudes de barbecho para cebada y 30 almudes para sembrar trigo
  • Miguel Luis, tiene en casa de Juan Molina, vecino de Hinojosa, 10 u 11 fanegas de trigo, y otras tantas en casa y otros vecinos. Tiene 4 almudes para sembrar y seis de rastrojos
  • Juan de Ávila, cura y mayordomo de la Santísima Trinidad, 40 fanegas de trigo y 50 de cebada. 4 personas que sustentar y sus sobrinos
  • Francisco de Vizcarra, tiene en casa y en su molino 5 fanegas de trigo. Son siete personas para sustentar
  • Hernán López en Tébar, 4 fanegas de trigo y 10 personas de costa y varios almudes para sembrar en El Peral.
  • Martín Alonso, 10 fanegas de trigo, debe 4 a los pobres de Tébar y tiene 20 almudes en barbecho para sembrar.


MOLINOS DE ALARCÓN
  • Molinos de Valdespinar, cuatro ruedas, arrendado a Pedro de Montoya. 14 fanegas de trigo. Al otro lado del río, siete ruedas, 60 fanegas de trigo
  • Molinos de Tejeras, no halló trigo.
  • Molino de Peñaquebrada, propiedad de Jaime Pallas, vecino de Valencia, 3 almudes
  • Molinos de Olivares, sin trigo
  • Molinos del Marqués que son de don Luis Girón, señor de Albaladejo, no hay trigo. Luis Girón tiene 60 fanegas de trigo y 100 de cebada y tiene para sembrar 80 almudes de barbecho. Son 18 personas de costa, y otros ocho labradores, seis pares de mulas y un caballo y tres pollinos

AGS, CRC. 258-12

IMÁGENES: REPARTO DE TRIGO PARA SEMBRAR (AGS, CRC. 258-12








domingo, 29 de diciembre de 2019

Una explotación señorial: la hacienda de Rodrigo Pacheco en El Cañavate (1515-1520)





Las heredades de Rodrigo Pacheco en El Cañavate se localizaban en Torralba, Motilla Quemada y el Llano. Eran explotadas en régimen de rentería por labradores de El Cañavate, Honrubia y Hontecillas. la superficie labrada por cada rentero era aquella capaz de trabajar con un par de mulas; esta unidad de labrantío se llamaba rento o medio rento, si era el resultado de labranza de una única mula. Los contratos de arrendamiento se fijaban por diez años, con una renta anual fija a pagar para Santa María de Agosto. Rodrigo Pacheco adelantaba los inputs necesarios para la labranza en forma de capital, de dos mil a cuatro mil maravedíes, dados como graciosos muertos, y en especie, como semillas de trigo o centeno para la siembra, que iban de dieciséis fanegas a treinta y seis, a devolver según los casos en dos o diez años. La unidad de medida utilizada, además del almud y la fanega, era el cahíz, que en estas tierras equivalía a seis fanegas. 

Las rentas de estos contratos, que van de los años 1515 a 1520, sufren un incremento notable, llegando en la época previa a las Comunidades, a duplicarse. Quizás el incremento de las rentas esté detrás de la virulencia de este movimiento en estas tierras. 

Aunque Rodrigo Pacheco, moraba con casas propias en El Cañavate, gozaba de vecindad en Alarcón. Evitando pagar así las centenas de la tributación en El Cañavate, donde pagaban todos, labradores e hidalgos, y, al mismo tiempo, beneficiándose de un menor pago de los diezmos a las iglesias de Alarcón.

Es aventurado cuantificar la hacienda de Rodrigo Pacheco, más allá de la capacidad de labrantío que tienen un par de mulas, alrededor de cuarenta fanegas de tierra, y, en este caso, coinciden cinco renteros en el tiempo, aunque no tienen por qué estar todos como no están otras propiedades que Rodrigo Pacheco tenía en la Alberca. Sí es de destacar la generalización en la zona de la mula como animal de labranza en sustitución del buey, con sus ventajas, mayor superficie labrada, y sus inconvenientes: menor profundidad de los surcos y necesidad de destinar una parte de las tierras de pan llevar a cebada o centeno para su alimento. De ahí, quizás, esa diferenciación de las veinte almudadas de cebadales.

A la hacienda agraria habría que añadir las dehesas para pasto de ganados de Torralba, La Romerosa y Cuevas Yermas. En el caso de Torralba, los pastos han sido cedidos en arrendamiento a los sanclementinos Antón García y Alonso López de Perona

*El cahíz equivale en El Cañavate a seis fanegas; en otras zonas del Marquesado era algo menor.




Escrituras de arrendamiento:

  1. Mateo Sánchez a favor de Rodrigo Pacheco, treinta cahíces de pan a pagar mitad en trigo y mitad en cebada y centeno, para Santa María de Agosto. El período de arrendamiento era de 10 años, a pagar tres cahíces al año. La cantidad de tierra era aquella que pudieran labrar un par de mulas en las tierras de El Cañavate, Atalaya, las veinte almudadas de cebadales y en la heredad de Torralba. Para facilitar la siembra, el rentero recibía como anticipo dos mil maravedíes graciosos muertos y seis fanegas de trigo y diez de centeno a devolver para Santa María de agosto en dos años. Se recogían los hechos fortuitos que podían arruinar la cosecha: piedra, niebla, seca, langosta o guerra; en este caso, la cantidad a pagar era el quinto de la cosecha, aunque la obligación se mantenía y los pagos se acumulaban a los del año siguiente. El incumplimiento de los pagos eran castigados con la llamada pena de la dobla y si el incumplimiento era definitivo con la pérdida de los bienes muebles y raíces del deudor. En las casas de Rodrigo Pacheco, en El Cañavate, a 7 de enero de 1515. Ante el escribano Alonso de Piqueras.
  2. Pedro López de la Roda, vecino de EL Cañavate, a favor de Rodrigo Pacheco. Se repiten condiciones. La renta a pagar sube a 35 cahíces (3,5 anuales). En este caso, entre las tierras a labrar están dos hazas labradas anteriormente por Pedro de Lomas en la vega. Los anticipos son de 2380 mrs. graciosos muertos y veinte fanegas de pan a devolver en diez años. Dada, en El Cañavate a 1 de enero de 1518, ante el escribano Alonso de Piqueras.
  3. Carta de poder a Gonzalo López, Juan de Sevilla, Juan Soriano, vecinos de San Clemente, y Pedro Serrano, pastores de Antón García y Alonso López Perona, para que puedan prendar y penar los ganados intrusos en la dehesa de Torralba. Dada en El Cañavate, a 3 de agosto de 1518.
  4. Blasco de la Fuente, vecino de Honrubia, a favor de Rodrigo Pacheco, Se repiten condiciones. La renta a pagar sube a cincuenta cahíces (5 al año). En este caso, en tierras de Torralba, la Motilla y el Llano. Los anticipos eran de 3333 mrs. graciosos muertos y cinco cahíces, a devolver a razón de medio cahíz anual en diez años. Dada en El Cañavate, a cuatro de octubre de 1518, ante el escribano Alonso Piqueras.
  5. Alonso de Carboneras, vecino de Honrubia, a favor de Rodrigo Pacheco. Se repiten condiciones. La renta a pagar sube a sesenta cahíces (6 al año). En este caso, en las tierras del contrato anterior. Los anticipos suben a 4000 mrs. graciosos muertos y seis cahíces, a devolver cuatro fanegas y media el primer año y tres fanegas y media los nueve años siguientes. Dada en las casas de Rodrigo Pacheco, en El Cañavate, a quince de noviembre de 1518, ante el escribano Alonso de Piqueras
  6. Antón Hortelano, vecino de Hontecillas, a favor de Rodrigo Pacheco. En este caso la tierra arrendada es medio rento, o cantidad que se puede labrar con una mula. La renta a pagar es treinta cahíces en diez años (3 al año). Los anticipos son de dos mil mrs. y seis fanegas de trigo y seis de centeno, a devolver en dos años. Dada en El Cañavate, a dos de noviembre de 1519, ante el escribano Alonso Piqueras.






jueves, 22 de agosto de 2019

EL ROMPIMIENTO DE TIERRAS EN EL SUELO DE ALARCÓN A MEDIADOS DEL SIGLO XV Y EL NACIMIENTO DE LAS ALDEAS DEL SUR DEL OBISPADO DE CUENCA


Mediada la centuria del siglo XV, un nuevo movimiento roturador puso en explotación agraria tierras hasta entonces incultas. Se trataba de tierras llecas y baldías, pertenecientes a los propios de Alarcón, pero que en este momento se las apropiaban particulares. Especialmente, se citaban las tierras al sur y este de Villanueva de la Jara

La dicha villa de Alarcón tiene e poseye por suyas e como suyas çiertas tierras e términos llecos e baldíos, las quales dis que algunas dellas están en el poso de las Madrigueras e otras que están açerca de Villanueva de la Jara e parten término con la dicha villa de Yniesta e otras que dis que están en Taraçona e otras en el Quintanar e otras en la rribera del Xúcar desde el val de Espinar fasta la Motilla que parte términos con Xorquera, las quales dichas tierras en llecos e heredades disen que eran propias de la dicha villa de Alarcón e que los moradores e vesinos de la dicha villa e de su tierra los entrauan a labrar e los poseyan por la dicha villa e qualquier vesino que las posee por la dicha villa non le perturba ninguno la dicha posisión pero sy las dexa anno e día dis que bueluen dichas tierras a la dicha villa e qualquier otro vesino las puede entrar e labrar con este uso e costunbre e agora dis que es venido a noticia del conçejo de la dicha villa que algunos entraron a labrar las dichas tierras no quieren guardar el dicho huso en costunbre de la dicha villa e su tierra antes dis que por posisyón que dellas tienen que son suyas e que las pueden vender e enagenar por suyas e como suyas por lo qual dixo que venya grand perjuysio de la dicha villa e tierra[1]
Las tierras llecas y baldías se consideraban como propios de la villa de Alarcón, que se garantizaba un derecho eminente de propiedad sobre las mismas. Se garantizaba el labrantío de este tipo de tierras siempre supeditada al reconocimiento de la propiedad por la villa de Alarcón, que dejaba se labraran libremente por los colonos, siempre que la tierra no fuera abandonada por más de un año y un día. Ni que decir tiene que el viejo uso fue entendido al revés, de modo que los colonos tendieron a considerar como de su propiedad las tierras labradas dos años consecutivos. En cualquier caso, lo que el texto anterior demuestra es que el labrantío en lo que luego serán aldeas jareñas como Quintanar, Tarazona y Madrigueras, a la altura de 1462 ya hay una ocupación del espacio agrario permanente, pues los colonos entendían el derecho de ocupación de las tierras como título de propiedad, entendido en el sentido quiritario, que comprende el uso de las mismas y el abuso, o derecho a su enajenación.
Las tierras llecas y baldías de Alarcón se extendían ampliamente por el suelo de Alarcón, pero el concejo de esta villa, por boca de su procurador Juan Sánchez Gallego, demostraba preocupación grave por el proceso de usurpación de estas tierras del sur y distantes de la villa. Nosotros hemos apostado por el nacimiento de las aldeas jareñas durante la guerra del Marquesado; es evidente que los topónimos geográficos existen ya y por sus nombres son mencionadas en el mandamiento que el corregidor del Marquesado de Villena, Diego de Heredia, emite el diez de octubre de 1462, aunque no podemos determinar la existencia núcleos poblados, pues aparte de los topónimos y la cita de un pozo en Madrigueras poco más se dice, ni siquiera se menciona la calificación de alquerías que se citan en los amojonamientos de 1481; ahora bien, es difícil pensar que una ocupación permanente del espacio agrario no fuera acompañado ya del levantamiento de alguna casa o edificación de morada por aislada que fuera, por la sencilla razón de que la misma distancia del núcleo poblado más próximo hacía poco menos que inviable los desplazamientos para el labrantío de la tierra (y más si pensamos que el animal de arada era el buey). Además, el proceso roturador de tierras había llegado por el sur hasta el término del Júcar y los límites de Jorquera, (se cita expresamente desde el Valdespinar hasta la Motilla), aunque en este caso creemos que se trata de colonos llegados desde Iniesta.
La confirmación del poblamiento de la zona nos viene dada en otro documento seis años posterior, aunque en este caso hace mención a la zona de la Ensancha de Alarcón, limítrofe con Iniesta, y la aparición por primera vez de Casa de Gil García. Certificación de poblamiento, pero también del escaso número de moradores. De hecho, en otros lugares del obispado de Cuenca, tal como nos aparece en otro documento, el arcediano de Alarcón era incapaz de cobrar los diezmos de aquellos núcleos que se movían entre la despoblación y un escaso número de moradores que no iba más allá de la media docena, tales eran Rus, Villar de Caballeros, las incipientes aldeas de El Cañavate o Robredillo de Záncara[2].
En el caso de la Ensancha de Alarcón, el movimiento de roturación de tierras venía desde Iniesta, cuyos vecinos se aprovechaban de los usos comunes de la tierra de Alarcón por su integración en el Marquesado
Çiertos vesinos de la villa de Yniesta e otras partes que labran e cojen pan e vino e otras symillas e otras qualesquier cosas en los llecos que dicen de las Madrigeras e de la casa de Gil Garçía e la casa de Albarrilla, en el villar de Domingo Peres[3]
La zona de la Ensancha y Madrigueras era variada en la producción agraria, además de pan y vino, se cultivaban las hortalizas, el lino y el cáñamo. El arcipreste de Alarcón era conocedor del desarrollo agrario de la zona, pero también de la inestabilidad de la producción; por esa razón, la recaudación del diezmo tomaba la forma de renta fija con los colonos a pagar, expresamente se decía, independientemente de circunstancias sobrevenidas, naturales o de guerra[4]. La cuantía del diezmo quedaba estipulada en diez fanegas de trigo y cinco arrobas de vino.
Aparte de la preocupación del concejo de Alarcón por la usurpación de sus tierras, con toda probabilidad hemos de ver el deseo del marqués de Villena de controlar el auge de este movimiento de colonización de tierras en beneficio propio. Sabemos de sus intentos de considerar las tierras llecas como de su propiedad y la imposición de un impuesto por su cultivo, llamado terrazgo y consistente en el pago de un cahiz de cereal por cada quince cahíces cosechados[5]. El movimiento roturador de mediados de siglo debió ser generalizado en todo el Marquesado de Villena. Tenemos testimonios de nuevas vecindades en las aldeas de Castillo de Garcimuñoz, que se prolongaron hasta los momentos previos a la guerra[6]. A la altura de 1462, podemos confirmar ese movimiento de rompimiento de tierras que fue acompañado de un crecimiento demográfico. Sí es cierto que, por testimonios orales posteriores, los núcleos principales como San Clemente o Villanueva de la Jara apenas si demuestran crecimientos espectaculares de su población. No cabe duda que la guerra actuó como elemento corrector negativo y que la misma actividad agraria tuvo que ceder ante la ganadería, pero tal fenómeno aparente de contracción está escondiendo en realidad cómo las roturaciones de mediados de siglos dieron lugar a un fortalecimiento de aldeas insignificantes, caso de Sisante, o a la aparición de formas de población dispersas que darán lugar a casas aisladas, por ejemplo Casasimarro, o a alquerías que serán el elemento aglutinador en torno al que crecerán las futuras aldeas de Tarazona, Quintanar o Madrigueras.
Para determinar el proceso de usurpación de tierras se tomó declaración jurada a veintidós vecinos de Alarcón y su tierra, como determinadores, que incluían además de vecinos de la villa madre, de otras aldeas y villas desde donde se estaban llevando a cabo las roturaciones: San Clemente, Vara de Rey, La Roda, Villanueva de la Jara, El Peral, Motilla e Iniesta. Los testimonios nos aportan los llecos y baldíos en el horizonte de la roturación de tierras, su extensión y los labradores que labraban esos terrenos. Aunque curiosamente hay un silencio llamativo en lo que luego serán aldeas jareñas del sur; quizás se intentó evitar entrar en colisión con un proceso de asentamiento muy consolidado.
La descripción de este grupo de peritos nos enumera una a una las roturaciones del momento. En un vallejo de la Calera, camino del Picazo, encontraron tierras labradas por Alonso Díaz González, que también había labrado tierras en el vallejo de los Arenalejos. Ambas tierras estaban incluidas en la redonda que la villa de Alarcón había cercado en torno a ella.

Los determinadores avanzaron por la senda del Castellar hasta llegar a la cueva del Castellar. Desde la peña del Castellar, río abajo, hasta el barranco de la Higuera, se tenía por tierras llecas de Alarcón, pero ahora no estaban cultivadas, aunque lo habían estado anteriormente por Juan Sánchez de Chinchilla, aunque el concejo de Alarcón le había revocado la licencia para explotar estas tierras en un contencioso poco amistoso
E después que Gonçalo Sánchez de Alarcón en nonbre del dicho conçejo e otros muchos omes ge la rreuocaron[7]
La zona, en los límites actuales entre Gabaldón y Motilla, respondía a roturación de tierras por los labradores motillanos.
Fueron de aquí adelante por la senda del Castellar e llegaron a la cueva del Castellar, cerca del rrío e dixeron los desterminadores que desde la peña del Castellar fasta el barranco de la Figuera que es el rrío abaxo que es de Alarcón e lleco del conçejo[8]
Quizás no se perdonaba la intrusión de un forastero en un territorio que los motillanos consideraban propio. En el momento de la visita de los determinadores estaba cultivando esta tierra Diego Sánchez Sastre, vecino de Alarcón; el terreno cultivado era de ciento cincuenta almudadas. Más abajo del barranco de la Figuera hasta la rambla Honda, varios colonos cultivaban una superficie menor de cincuenta almudadas, aunque a la hora de citar a los colonos se repite el nombre de Diego Sánchez junto al de Juan Sánchez Gallego. De allí camino a unas salegas en el llamado asómate[9] de la casa del Picazo, población que nos aparece en este momento como simple casa. El total de tierras llecas pertenecientes a Alarcón en este paraje era de doscientas almudadas.
Desde las salegas hasta el camino de Tébar, por uno y otro lado del río, quinientas almudadas, labradas de nuevo por Juan Sánchez Chinchilla y Juan Sánchez Ballestero. Desde allí, dos mil almudadas más
Como va el dicho camino de la dicha Téuar e entra en la cañada que va el camino que labra Gil López morador en Villanueva fasta la choça que labraua Martín Sánchez del Picaço de la senda abaxo e agora labra Juan Sánchez Ballestero e derecho al vallejo de la fuente Arenosa de un cabo del río e del otro[10]
Los llecos de Alarcón se extendían desde la Choza, (¿Las Chozas, granja de Alarcón?) de Martín Sánchez del Picazo hasta el carril que sale del vado del Fresno y va hasta Sisante. Un total de mil quinientas fanegas que caían en la órbita de una aldea de gran porvenir, Sisante, y que partían del vado del Fresno, donde San Clemente construirá cincuenta años después los molinos del Concejo. Más abajo del carril que iba del vado del Fresno y hasta los molinos de la Losa, posesión por entonces de Hernando del Castillo, el futuro alcaide de Alarcón; en total mil setecientas almudadas más. Sobre estas almudadas había puesto sus ojos Hernando del Castillo, provocando bastante recelo de los vecinos de los lugares comarcanos. Los propios determinadores para negarle cualquier derecho al futuro alcaide de Alarcón añadieron, apoyados en el juramento de tres testigos, que
nunca vieron que los dichos molinos touieran exido ninguno de yerua nin de lauor, saluo de un año a esta parte que oyeron desçir que Fernando del Castillo auía puesto unos molinos en el canpo susodicho pero que nunca lo conosçieron por suyo
El siguiente espacio llegaba hasta el molino de los Nuevos, pero las tierras llecas se extendían por la margen derecha del Júcar, el llamado rincón de Alonso García, labrado en otro tiempo, pero que a la altura de 1462 había sido convertido en dehesa, unas setecientas almudadas, que se unían a otras quinientas almudadas incultas entre rincones y vallejos. Más al este, y siguiendo la cañada de la Losa en dirección a Casasimarro, entonces casa de Simarro a secas, los pinos “gordos” daban paso a tierras de labrantío, llecos propios de Alarcón. Al sur camino del molino de la Foz (¿del Batanejo?), trescientos almudes más, de los que no se conoce colonos. Bajando hasta el término de La Roda por la margen derecha del río Júcar y hasta la dehesa de Galapagar, mil setecientas almudadas más de tierras llecas. Al sur de la dehesa de Galapagar hasta limitar con el río Júcar se extendían dehesas de yerba y caza hasta la Motilla, actual Motilleja, límite con los términos de Jorquera.
Eran los mismos términos que Alarcón defenderá como propios al finalizar la guerra del Marquesado en 1480. Pero, en este momento, Alarcón en virtud de la sentencia de fijación de términos con San Clemente en 1455 pretende la margen derecha del Júcar hasta llegar al vado del Fresno, y más allá, intenta reducir los derechos de Hernando del Castillo sobre los molinos de la Losa a la casa y piedras levantadas por el río, mientras recuerda su posesión sobre los territorios al sur de Villanueva de la Jara y los lindantes con Iniesta, que después de 1480 ambicionará la aldea la Jara, pero que ahora es simple pretensión de particulares. Aun así, los terrenos próximos al Júcar muestran una incipiente roturación hasta llegar a El Picazo o los impulsos que llegan desde la aldea de Sisante hasta el vado del Fresno; hasta llegar a la casa de Simarro dominan todavía los pinos “gordos”. Desde Galapagar, al sur de la actual Villalgordo del Júcar, hasta los límites de Jorquera todo es dehesas de yerba y caza.
Significativo es que las tierras llecas de Alarcón son explotadas, cedidas tal vez en arrendamiento, por unos pocos labradores de los que nos han quedado los nombres que las labraban de forma monopolística: Alonso Díaz. Juan Sánchez de Chinchilla, Juan Sánchez Ballestero. Estas cesiones del concejo de Alarcón a favor de particulares debieron chocar con los moradores de las aldeas más próximas a estos llecos y baldíos que ambicionaban la explotación de estas tierras y que se remitían al fuero de Alarcón para defender el libre uso de unas tierras que consideraban comunales y de libre aprovechamiento. Hemos señalado el conflicto con Juan Sánchez de Chinchilla en la senda del Castellar, pero los conflictos debieron ser más graves en Quintanar, Tarazona, Madrigueras o la llamada luego Ensancha de Alarcón, en los límites de Iniesta, donde un movimiento de rompimiento de tierras más intenso era visto por el concejo de Alarcón como simple usurpación de sus términos.
A los viejos conflictos de las aldeas con la villa de Alarcón, se unía uno de mayor calado: la intromisión señorial, no solo del marqués, sino también de sus criados. Nos aparece la figura de Hernando del Castillo, por entonces camarero del maestre de Santiago[11], que se arrogará el monopolio de los molinos en la ribera del Júcar entre la Noguera y la Losa, por concesión de don Juan Pacheco. Aunque la concesión es de 18 de junio de 1462, del propio texto se deduce que la apropiación de los molinos es de un año anterior; algo que fue mal digerido tanto por los particulares como por los vecinos de Alarcón, que intentan cortar de raíz cualquier derecho añadido de apropiación de la tierra que vaya más allá de los molinos. Es más, la donación de los molinos habría de ser ratificada tres años después. A las apetencias señoriales de Hernando del Castillo, se sumaban otras como el legado del doctor Pedro González del Castillo, que poseía las de Galapagar y Olivilla.
Un tercer conflicto era con el estado eclesiástico, que veía cómo la usurpación por los vecinos de estas tierras le restaba los ingresos procedentes de los diezmos. El cobro de los cahíces de Tarazona o Quintanar se haría integrando estas nuevas poblaciones en Villanueva de la Jara y en el caso de la Ensancha de Alarcón, como hemos visto, a través de una cantidad fija determinada de antemano.
El presente inventario de tierras llecas y baldíos del concejo de Alarcón, bajo juramento de veintidós vecinos y moradores del suelo común y ante dos de sus alcaldes ordinarios, muestra el interés y persistencia de la villa por mantener sus propios frente a las usurpaciones señoriales, pero también frente a aquellas otras de particulares. El inventario de llecos a ambos márgenes del Júcar sería el apoyo de la villa de Alarcón para mantener sus propios tras la derrota de la guerra del Marquesado, infructuosamente, caso de la disputa con San Clemente, y con más éxito, caso de la disputa con Villanueva de la Jara. Alarcón conservaría íntegros los llecos de la margen izquierda del Júcar.

ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CUENCA (ACC), I, caja 41, nº 3, Inventario de las tierras llecas de Alarcón realizada por mandato de Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena.
                             *********************
Relación de personas que aparecen (14 de octubre de 1462)
  • Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena por don Juan Pacheco
  • Juan Sánchez Gallego, procurador de la villa de Alarcón
  • Juan de Iniesta, escribano público de la villa de Alarcón
  • Gil de Olmedilla, alcalde ordinario de Alarcón
  • Diego de Almansa, alcalde ordinario de Alarcón
Determinadores de las tierras llecas y baldíos:
  • Martín Sánchez de Tébar, vecino de San Clemente
  • Antón López de Fuentelespino, vecino de San Clemente
  • Martín Sánchez Barriga, vecino de Vara de Rey
  • Pedro Sánchez Fraile, vecino de Vara de Rey
  • Gonzalo Sánchez vecino de Vara de Rey
  • Alfonso Fernández Notario, vecino de La Roda
  • Jaime Martínez de la Mota, vecino de La Roda
  • Benito Sánchez Pescador, vecino de Alarcón
  • Juan Sánchez Ballestero, vecino de Alarcón
  • Juan Sánchez Rubio, vecino de Alarcón
  • Juan Martínez de la Casa, morador en Villanueva de la Jara
  • Juan Martínez Prieto, morador en Villanueva de la Jara
  • Gómez Pérez, morador en Villanueva de la Jara
  • Bartolomé Sánchez Fajardo, morador en Villanueva de la Jara
  • Juan Sánchez del Pozoseco, morador en Villanueva de la Jara
  • Juan Martínez de Sancho Martínez, morador en EL Peral
  • Martín Sánchez Lázaro, morador en El Peral
  • Gonzalo Sánchez de Arnedo, vecino de La Motilla
  • Juan Martínez Guerrero, vecino de la Motilla
  • Juan Garrido, vecino de Iniesta
  • Alonso García de Ibáñez Gil, vecino de Iniesta
  • Pedro Jiménez, vecino de Iniesta
Otros vecinos:
  • García Arévalo, vecino de Alarcón
  • Juan Catalán, vecino de Alarcón
  • Alonso López, pregonero, vecino de Alarcón
  • Juan García de la Casa, vecino de Alarcón
  • Mateo, hijo de Alonso López, cardador, vecino de Alarcón
  • Martin Sánchez de Medina, vecino de Alarcón
  • Martín Fajardo, vecino de Vara de Rey
  • Martín de Vala de Rey, vecino de Vara de Rey
  • Juan de Vala de Rey, padre del anterior, vecino de Vara de Rey
  • Gil de Francia, vecino de Iniesta
  • Juan de los Heras, morador de Villanueva de la Jara
  • Juan del Provencio, molinero de la Losa



[1] ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CUENCA (ACC), I, caja 41, nº 3, Inventario de las tierras llecas de Alarcón realizada por mandato de Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena. Alarcón, 1462, octubre, 14. Hay copia posterior, aunque con errores de transcripción (ACC, I, caja 41, nº 2)
[2]  ACC, I, caja 41, nº 1. Pedro de Escamillo, clérigo cura de Algarra, Fernando de Fuenterabia, clérigo cura del Robladillo de Zancara, y Fernando de Aguerlo, cura de Pajarón, otorgan poder a Alfonso de Pinarejo para obligarse a pagar los marevedís a los refitores de Zafra, Alcañavate, Santa María del Campo Rus, Villar de Ceballos y Villanueva de Alcorón. Castillo de Garcimuñoz, 1466, julio, 1
[3] ACC, I, caja 41, nº 17 (Olim Cajón 5, Legajo 19, Nº 264). Compromiso y arrendamiento de los diezmos de los llecos entre el Cabildo de Cuenca y Diego de Iniesta, Arcipreste de Alarcón. Cuenca, catedral Sala Somera, 1468, julio, 6
[4] Poco o mucho lo que Dios diere e a todo caso fortuito e ynopinado de piedra e nibla seca langosta yelo quema e a toda guerra de rrey a rrey o de ynfante heredero o de hermandad o de otro qualquier señor o señora poderoso o non poderoso e a otra qualquier que sea et a todo rrobo fuerça toma pestilençia (Ibídem)
[5] ORTUÑO MOLINA, Jorge: Realengo y señorío en el Marquesado de Villena. Real Academia Alfonso X el Sabio. Murcia, 2005. pág. 257
[6] AHN. CONSEJOS, 31760, 44 y 33: Junto a los que desempeñan oficios vinculados a los paños hay numerosos vecinos que se asientan en las aldeas dependientes de Pinarejo, La Almarcha o Torrubia, favorecidos por las ventajas fiscales que se otorgan: los cinco primeros años se pagan tributos por la mitad de los bienes dejados en el lugar de origen y los siguientes cinco por los bienes poseídos.
[7] ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CUENCA (ACC), I, caja 41, nº 3, Inventario de las tierras llecas de Alarcón realizada por mandato de Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena. Hay copia posterior, aunque con errores de transcripción (ACC, I, caja 41, nº 2)
[8] Ibídem
[9] “Asomadero” en la copia posterior del documento
[10] Ibídem
[11] ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 1628, PIEZA 15. Pleito entre Alonso del Castillo y la villa de San Clemente por la edificación de un molino en el vado del Fresno. 1515, folios 25 y 26 vº