La primera noticia que tenemos de Villar de Cantos es de
1239, cuando el concejo de Alarcón dona la heredad de Villar de Cantos a
Gonzalo Ibáñez y su cabildo. Su fortuna como aldea reside en el hecho de estar
en un cruce de caminos: el camino murciano en dirección norte-sur y el llamado
camino de los carreteros en dirección este-oeste. En 1445 Villar de Cantos pasa
a San Clemente como una de las cuatro aldeas concedidas por el maestre don Juan
Pacheco (junto a Perona, Villar de Caballeros y Vara de Rey). Ya desde finales
del siglo XIV se conoce el establecimiento en esta aldea de una familia que
marcará su futuro e historia: se trata de los Ortega, que serán los principales
propietarios de tierras en la aldea, aunque también sabemos del establecimiento
en la aldea (después de 1445) de otras familias notables para la historia de
San Clemente como los Haro, los Montoya o los Sánchez de los Herreros. No obstante,
el dominio de los Ortega sobre Villar de Cantos es abrumador, ya desde el
primer Ortega conocido hacia 1400: Ruy Sáez de Ortega el viejo. De hecho,
Villar de Cantos era conocida como la alquería de esta familia. Los Ortega
entrarán en colisión con la villa de San Clemente, a pesar de estar retraídos
en su aldea. Lucharán por entrar en los oficios concejiles de la villa de San
Clemente desde 1512 y serán portavoces de la oposición nobiliaria, cuando los
hidalgos consigan la mitad de los oficios en 1537; pero su despuntar es más
tardío: avanzada la segunda mitad del siglo XVI consiguen el cargo de
“almotacén” en la villa de San Clemente, aunque solo dominarán la política
sanclementina de forma incontestable ya iniciado el siglo XVII. En 1626,
Rodrigo de Ortega y su esposa Ana Rosillo, compran Villar de Cantos, en la
venta de vasallos por la Corona ese año, convirtiéndose en los primeros señores
de Villar de Cantos y fundando mayorazgo. Ese mismo año, don Rodrigo de Ortega
compra el cargo de alférez Mayor de la villa de Vara de Rey. Así, Vara de Rey
ligará su historia a los Ortega y con ellos irá Villar de Cantos, que en la
edad contemporánea será aldea de Vara de Rey. Los marqueses de Valdeguerrero,
en quien recaerá la herencia de los Ortega, asumirán también el título de
señores de Villar de Cantos.
Villar de Cantos siempre fue una aldea pequeña, a la que apenas se reconocían doce vecinos en 1570, pero la zona, recorrida por el río Rus, era un lugar de poblamiento muy antiguo. A escasa distancia se encontraba Perona, con apenas siete familias de renteros, al servicio de los Castillo, que pretendían jurisdicción no reconocida sobre el lugar. Muestras del poblamiento antiguo es que a mediados de siglo se conservaban las ruinas de dos despoblados (uno de ellos, conocido como el Villarejo, en una hoya insalubre) y aun era reconocible un lugar más, Rus, sin vecinos y donde la iglesia, sin servicio sacramental se levantaba en pie, aunque a día de hoy nos es imposible saber cuando se inició el fervor y culto mariano en este lugar.
Era el río Rus el que daba vida y unidad a la zona, pero en invierno el mismo río era un obstáculo: la crecida de aguas y las nevadas convertían el lugar en un terreno lodoso e e inundado que incomunicaba Villar de Cantos del lugar próximo de Perona, interrumpiendo las comunicaciones entre sus vecinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario