El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

domingo, 24 de marzo de 2024

LA CASA DE COMEDIAS DE SAN CLEMENTE

 ¿DÓNDE ESTABA EL CORRAL DE COMEDIAS DE LA VILLA DE SAN CLEMENTE?

Es una pregunta que se hizo don Diego Torrente y que fue incapaz de contestar, dándose por contento con fijar algunas representaciones teatrales en casa de vecinos principales. Pero ese corral de comedias existía o casa de la comedia como era conocida en el siglo XVII. Hasta allí se desplazaba compañía de actores murcianos en carretas provistas por quintanareños.
La casa de la comedia de San Clemente era también casa de posada, donde se alojaban los propios actores y otros viajeros en tiempos de inactividad teatral. Sabemos que en 1624 llegado a San Clemente el escribano receptor de Granada Esquivel, se alojó en esa casa de comedia: "posada que es casa de comedia", se nos dirá y la ubicará en los cantones de la calle Feria y Arrabal. Es decir, a nuestro entender, en el barrio de los Dulces, de donde se sacó la puerta mal llamada de la Inquisición para llevarla a la plaza de la Iglesia.






viernes, 15 de marzo de 2024

EL LEGENDARIO ORIGEN DE LOS ORIGÜELA EN PERONA (FRANCIA)

 Los Castillo de Burgos, descendientes de los Origüela de Castillo de Garcimuñoz se fabricaron una genealogía que llevaba sus antecesores a Francia y la ciudad de Perona en la Alta Edad Media. Según la genealogía el señor de Perona fue un señor y príncipe del estado de la provincia de Permanduez, Amianz (Amiens), San Quintín, Arsz (Arrás), y Jatalete: Era señor tan poderoso que el conde Alberto de Permanduez, que sucedió en este señorío, apresó al rey de Francia Carlos el simple el año 926 hasta la  muerte de este rey en Perona, tal como nos cuenta Francisco de Villaflorez. Los sucesores de Carlos el simple persiguieron al conde Alberto, señor de Perona, hasta conseguir, mediante engaños, matarlo. Con su muerte se deshizo su casa, de modo que sus hijos se repartieron: unos, a Italia, otros a España y otros se quedaron en Francia. Estos últimos llegaron a ser condestables de Francia y tuvieron por armas una onza en campo de plata.

Dos caballeros de la casa de Perona llegarían a España, hasta la corte de Oviedo y León; uno de ellos quedaría en esta tierra y de ahí vendrán los Avileses; el otro pasó a la corte de Castilla, que estaba en Burgos, sirviendo en ella a los reyes y habiéndole hecho capitán pasó contra los moros de la Mancha y Reino de Murcia, donde hizo hechos notables y siendo la ciudad de Murcia de los reyes, hizo su asiento y mayorazgo en la ciudad de Murcia, llamándose Avilés de Origüela.

Estos Avileses haciéndose poderosos en esta ciudad y Reino vinieron a tener bandos contra otros caballeros, de suerte que algunos tuvieron que salir de Murcia por muertes que dieron a sus contrarios y el primer caballero que salió fue Alonso González del Castillo Avilés y Origüela. EL Castillo lo había adoptado por haber tomado sus antepasados a los moros la fortaleza de Castillo de Garcimuñoz, que es en la Mancha frontera de Aragón. Este caballero fue alcaide del Castillo de Garcimuñoz y sucedió en la alcaidía a un caballero aragonés de la casa del conde de Ribagorza, con cuya hija casó, que se llamaba María Alfonso de Aragón, tuvieron mucha hacienda y lugares junto al dicho Castillo y fueron señores de Perona, que le pusieron este nombre en honor del conde Alberto, señor de Perona en Francia.

El dicho Alfonso González del Castillo Avilés de Origüela y su mujer María Alfonso de Aragón tuvieron por hijos a Pedro González del Castillo, Alfonso González del Castillo y Juan González del Castillo, que fue caballero de la banda y otra hijo que llamaron Diego, que fue obispo de Monreal en Nápoles, y luego de Tarazona, interviniendo en las diferencias entre los reinos de Castilla y Aragón.

Los dichos Pedro González del Castillo y Alonso González del Castillo, hermanos e hijos del dicho Alonso González del Castillo y María de Aragón, que están enterrados en la capilla de San Bartolomé de la iglesia San Juan Bautista de Castillo de Garcimuñoz, vinieron algunos donde estaba la Corte y casaron y casaron con dos hermanas  e hijas del doctor García de Camargo del Consejo del Rey don Enrique y de doña Constanza Bonifaz, nieta de Ramón Bonifaz, el primer almirante, que está enterrado en San Francisco de Burgos y fue en ganar Sevilla con el rey don Fernando el santo. El dicho Pero González del Castillo. El dicho Pedro González del Castillo, hermano del Alonso González del Castillo tuvo un hijo que llamo Pedro González del Castillo que casó con doña María Prestínez, vecinos de Burgos que están enterrados en la iglesia de San Román, en las gradas del altar mayor. Del otro hermano Alonso González del Castillo descienden don Pedro Velasco, capitán de la guarda y sus hijos y los señores de Villavaquería, alcaide de Fuenterrubia.

El matrimonio de Alfonso González del Castillo y María Alfonso de Aragón tuvieron, además de los cuatro hijos, otras dos hijas: Una de ellas, casó en Cuenca con Pedro López de Madrid, hijo de Lope López y tuvieron un hijo que fue el primer marqués de Moya y otro que fue comendador de la orden de Santiago, que murió en Sevilla, y una hija, que casó con el marqués de Cañete, de quien descienden el marqués de Chinchón y el marqués de Villena. La otra hermana con los antecesores de doña Eufrasia de Guzmán, princesa de Asculi.

Se advierte que hay otros Castillos conversos en Burgos, venidos de Medina del Campo.


"Yo el Rey: por hacer bien y merced a vos Juan González del Castillo y de Origüela damos licencia que podades traher e trayades la mi divissa de la banda en todas las ropas y armas y guaniciones que vos troxiéredes e en todas las otras cosas que las acostumbran traher los otros que de mí tienen. Fecho en veinte días de henero año del nascimiento de nuestro Salvador Ihesucristo de mill quatrocientos y treinta y un años. Yo el Rey, yo Diego Romero la fize escrebir por mandado de nuestro señor el Rey don Juan segundo, nieto de don Juan el primero e hijo de don Enrique tercero y padre de Enrique Quarto y de la reina doña Isabel".

"Un castillo de oro en campo colorado, una encina y al pie de ella una onza en campo blanco"


BNE, MSS/9645

Genealogía de D. Antonio de Quintela, deán de Astorga, y de sus hermanos. Año de 1590 (h. 1 24); Genealogía de los Sáenz o Sánchez, de la villa de Pesquera en el Valle de Iguña, abuelos maternos de D. Antonio de Quintela Sáenz de Pesquera, deán de Astorga (h. 25 32); Genealogía de los Castillo, de Burgos (h. 33 42); Memoria de los caballeros que han tenido hábitos de las cuatro Órdenes Militares, tíos, primos y parientes de D. Antonio de Quintela (h. 43 61v); Memoria del principio de los blasones y armas (h. 62 69v); Qué cosa es nobleza e hidalguía (h. 70 76); Noticias sobre las Órdenes Militares (h. 76v 86v); Solares y armas de los Quintela, Sarriá, Solís, Mesa, Salazar, Sáenz o Sánchez de Pesquera, Castilla, Alfonso, Vázquez, Peralta, Pérez das Mariñas, Rodríguez y Ron (h. 88 113); Advertencia para las hidalguías de solar conocido (h. 114 115v); Memoria de las probanzas que se han hecho de la limpieza y nobleza de D. Antonio Quintela de Salazar, en los años de 1589 1591 (h. 117 133) / Antonio de Quintela Salazar 1592

martes, 5 de marzo de 2024

La madre Remón

 

VIDA DE MARÍA DE SAN FRANCISCO O MARÍA REMÓN, NATURAL DE VARA DE REY (I)
Uno de los personajes más célebres de Vara de Rey es fray Alonso de Remón, fraile mercedario y cronista de esa Orden, dramaturgo y, para algunos, persona que se esconde tras el autor de "Avisos para forasteros". No queremos en esta biografía escribir una hagiografía, sino aportar luz sobre la familia Remón en Vara de Rey.
La familia Remón es descrita por fray Alonso Remón como una familia de labradores medianos que procuraron dar una buena educación a sus hijos. No obstante, fray Alonso Remón buscó unos orígenes nobiliarios a la familia. Quiso ver en unos parientes de Consuegra esa hidalguía que faltaba a los Remón de Vara de Rey. En 1547, ganan ejecutoria de hidalguía los hermanos Francisco, Juan, Diego, Julián y Alonso Remón, vecinos de la localidad toledana de Consuegra, hijos de Francisco Remón, nietos de Juan Remón y biznietos de Guillén Remón, que, en tiempos pasados había sido alcaide de la fortaleza de Consuegra.
Nuestro frailes había ido hasta Consuegra a adquirir la sangre nobiliaria, pero incapaz de rehacer genealogías, tuvo que ir a su pueblo de Vara de Rey para buscar sus antecedentes propios y los de su familiar María Remón. Fray Alonso Remón sabía bien la vida de la religiosa María Remón, pues era su tía (hermana de su padre). María Remón era hija de Fernando Remón y Catalina Sánchez de Honrubia, "gente de mediano estado, pero con nobleza y limpieza"; labradores acomodados de Vara de Rey, por lo que sabemos nosotros, y con ascendientes conocidos en el pueblo, al menos desde el último tercio del siglo XV. Creemos que nuestro cronista no tiene por qué mentir y es probable que los Remón de Consuegra fueran sus familiares, dadas las relaciones conocidas entre esta zona y esa otra de Toledo.
María Remón o María de San Francisco, nacería en año de 1541. Como familia de labradores, y en aquella época, sus padres ya la prepararían para lo que era la mejor de las progresiones sociales a la sazón; pues "lo que ha de tener duración, empiece temprano". Nos dirá su sobrino fray Alonso que ya de pequeña jugaba a hacer altares, vestir santos, formar procesiones y cantar aquello que escuchaba en los oficios religiosos. Es lo que se podía esperar para una mujer o un segundón que huyeran del campo. Pues siendo mujer quedaba vetada la ansiada vida de soldado o como nos dirá fray Remón: "el que desde niño se ensayó en el juego de la espada negra, para que en la varonía no le espante la sangre, que derramase la blanca".
ARMAS DE LA FAMILIA REMÓN: "un escudo dividido en cuatro cuarteles, en el uno un castillo almenado en campo colorado y en el correspondiente una banda de oro con cinco estrellas a cada lado, y en los de abajo cinco grajas, en campo de oro, y en el siniestro, un brazo armado con un árbol en la mano en campo colorado, orlado, y cenefado el escudo con armas con vistosa plumajería, pendiente de la cima y celada timbre a la tarjeta y festón en la forma que aquí se ve"


La niña que jugaba en su pueblo de Vara de Rey se hizo moza. En un pueblo, donde sobraban los hidalgos y empezaban a despuntar los labradores ricos, los primeros veían a las hijas de los segundos como carne de cañón para un buen casamiento. María Remón era una moza hermosa, lúcida de entendimiento como de compostura exterior. En los cánones de belleza de aquella época se nos dirá que era esbelta de talle, airosa y más blanca que morena, con unas pecas que realzaban su hermosura. Varios de los nobles se ofrecieron a casar con la moza, pero, aunque fray Remón, nos diga que era obsesión en la joven quedarse soltera para cuidar de ancianos a sus padres, más parece que la simple mención a la dote fuera la causa de no llevar a buen puerto cualquier promesa matrimonial. Dicho de otro modo, los hidalgos por vender su sangre querían una buena dote y, por el contrario, el padre de María se negaba a entregar su hacienda a unos hidalgos tan arribistas como arruinados. La moza y su familia tuvieron que escoger entre los dos esposos que se ofrecían ante sus ojos: un esposo terrenal y arruinado al que mantener o un esposo celestial, en cuya unión alcanzar una perfección que se negaba en vida. Esta disyuntiva la expresará mejor que nadie Fray Alonso Remón: "la doncella que perseveró en aquel estado no le ocupan otros pensamientos sino el cómo ha de agradar a Dios para merecer el ir a gozarle, pero la que se casa llévanle los cuidados de la casa, hijos, hacienda y familia y todo es agradar a su marido, de modo que corazón a tan dividido no puede estar tan libre, como era necesario para llenar los caminos de la perfección, porque está repartido en dos amores y sirviendo a dos dueños". Dicho de otro modo, una mujer en aquel tiempo era más libre sirviendo a Dios en un convento que a su marido en su casa.

Si bien la decisión de María Remón a profesar como monja se apresuró cuando vio morir a sus padres. Fue entonces cuando se dijo aquello de "ea, Señor, ya se llegó la ocasión, ya es tiempo de que vos me deis la luz y yo guiada de su resplandor no me contento con andar sino con correr al paso de vuestras inspiraciones de modo que el sentido del olfato pierda la fragancia de vuestro divino ejemplar, es a saber que no me entibie ni permitáis que me acobarde el que dirán de que una doncella honesta y recogida vaya a consolar los afligidos, se halle a enterrar los muertos, visite a menudo las iglesias".

María vistió el hábito franciscano de la Tercera Orden, pero no en el monasterio de la Asunción de San Clemente, sino que llevó vida de beaterio acompañada de una sobrina en Vara de Rey. Quizás porque el convento de la Asunción estaba a medias de hacer y el de San Francisco, devenido en convento dúplice no daba más de sí para nuevas huéspedes. Quien era conocida por la hija de Fernando Remón nacerá a nueva vida, siendo apodada la Madre Remona, muy a pesar suyo que preferirá y tardará en llamarse María de San Francisco. No sería fácil a María olvidar el viejo mundo terrenal. Su pelea con el demonio por alcanzar el nuevo estado de perfección es definido por su sobrino como guerra contra el envidioso Lucifer, solo ganada a costa de mortificaciones constantes de la carne. Era tal su tesón en la lucha que se dice que salió de la misma "aporreada y descalabrada". Cuentan que en cierta ocasión el demonio, que solo ella veía, no le dejaba pasar a misa. arrebatándola y llevándola por los aires algunos pasos, mientras la religiosa afirmaba: "no te canses en vano bestia, que he de decir misa a tu pesar". Vencido el demonio, fue ella quien quiso vivir en la simpleza de las bestias, apenas vestida y buscando el sustento frugal de la naturaleza: "el vestido un poco de sayal , digo de paño, o cordellate frailesco era. La comida tan tenue que raras veces comía carne y cuando la obligaban a comer fuera de su ordinario, porque era molestada de señores y amigas principales. luego echaba mano de la fruta o legumbres y riñéndola respondía con gran alegría, yo soy una bestia, en habiendo verde, no hay sino dejarme, que con ello he de sustentarme". Nunca comía todo, pues con ayuda de su sobrina repartía comida a los pobres. No se daba alegrías, siendo la primera a asistir a pobres y enfermos y enterrar a los muertos. 

La frugalidad y mortificación llevaron a María a la experiencia mística, de tal modo que como si fuera ida, se arrobaba y en éxtasis pronunciaba sus profecías. María sabía que estos misticismos, y menos el ejercer de pitonisa, provocaba recelos que bien le podían causar perjuicios con el Santo Oficio. Por esa razón, vuelta en sí, se apresuraba a decir: "¿Qué he dicho, he hablado algo? no crean nada, que todo son disparates y cosas poco considerables". Pronto la Madre Remona adquirió fama milagrera.

Un tercer domingo de mes, estando descubierto el Santísimo Sacramento, la Madre Remona quedó arrobada una vez más, pero para volver enseguida en sí y salir corriendo de la iglesia de Vara de Rey; los fieles salieron tras ella, caminando hacia el mediodía, pasado el paraje de la Vega y el camino que de San Clemente va hasta los molinos en un olivar que había a la otra parte de la venta y camino. Allí la Madre Remona quitó la soga a un hombre que se estaba ahorcando en un olivo, salvándole la vida. En otra caso, adelantándose a los malos pensamientos de un vecino principal de Vara de Rey que quería matar a otro. Presentóse la sierva de Dios a eso de las doce de la noche en la casa del potencial criminal y le hizo desistir de sus aviesas intenciones. Otra veces, era el propio tío quien quería ver milagros. Así, en una ocasión que le visitó en Toledo y el colgar unas uvas devino en lucha interior que acabó con nuestra mujer santa malherida. Entretanto, los vecinos de Vara de Rey veían a María de San Francisco levitar una y otra vez delante de un demonio no visible que le impedía entrar en la iglesia. 


(El expediente está incompleto)


BNE, VE/139/47Relacion de la vida, y muerte de la sierua de Dios Maria de San Francisco, de la Orden Tercera del Serasico Padre de San Francisco, por otro nombre Maria Remon, natural de la villa de Vara de Rey en la Mancha :Va dividida esta relacion en doze puntos, y parrafos : / Por el padre maestro fray Alonso Remõ, predicador, y coronista general de todo el orden de n. señora de la Merced, redencion de cautivos

Fray Alonso Remón, 1561-1632

lunes, 4 de marzo de 2024

Buenache de Alarcón y el onceno

En los lugares de señorío del sur de Cuenca era costumbre pagar un diezmo adicional al señor, además del diezmo eclesiástico. Este diezmo, raramente era la décima parte de los frutos cosechados y se aproximaba más a la onceava o quinceava parte, siendo fluctuante en relación a la fuerza de las partes enfrentadas. En Buenache de Alarcón, los campesinos paraban el llamado "onceno" a los señores del lugar: la familia Ruiz de Alarcón. El año 1595, tal renta señorial fue discutida por los vecinos en los tribunales, amparándose en una escritura de 1496 que declaraba sus bienes libres de tributos. Don Pedro Ruiz de Alarcón alegó que los bienes eran tributarios de "una especie de décima" desde tiempo inmemorial, en virtud de un "pacto, conveniencia o transacción" que se había hecho entre vecinos y señores cuarenta y nueve años antes del pleito. El origen del tributo se quería ver no en imposición señorial sino en tributo pagado con anterioridad a los reyes. Dicho tributo se pagaba en florines al monarca. Según Pedro Ruiz de Alarcón, los señores de Buenache se había encargado de la recaudación del tributo y como compensación recibiría la llamada "décima", luego reducida a "onceno", y el pago de este tributo se hacía desde una escritura entre los vecinos de Buenache y el abuelo de Pedro Ruiz de Alarcón que  se remontaba a 1466, que venía a ratificar otro concejo de 1415 y que reducía la décima a onceno. 

Las discusiones entre los vecinos de Buenache y su señor llegaba a poner en duda por este el concejo abierto de 1496. A este concejo abierto habían acudido los alcaldes Martín Sánchez y Fernán López, dos regidores y un vecino Fernando Soler, nombrados por su nombre, aunque el concejo decía reunir a cuarenta vecinos para una población que se consideraba pequeña ese año. La oposición al "onceno" se había discutido en ese concejo de 1496, pero el debate se había reabierto en un nuevo concejo abierto de 1568, lo que muestra el rechazo al impuesto de los bonacheros a este tributo.


Madrid, 14 de enero de 1644. Alegaciones de Pedro Ruiz de Alarcón en el pleito con el concejo de Buenache el onceno.


CIRCA 1644. BUENACHE DE ALARCÓN, CUENCA. PLEYTO DEL ONZENO. LIBRERÍA ANTICUARIA LUCES DE BOHEMIA

Pedro de Mendiola Bracamonte

La ejecutoria de hidalguía de Pedro Mendiola era de 15 de febrero de 1576. Pedro de Mendiola era hijo del licenciado Juan de Mendiola y el reconocimiento de hidalguía era también para el resto de sus hermanos. El licenciado Juan de Mendiola había iniciado el pleito por su hidalguía en 1558, que luego habían continuado sus hijos, habidos en el matrimonio con Catalina Galindo. Pedro luego se doctoraría en leyes y casaría con doña Mariana de Bracamonte, vecina de la ciudad de Guadalajara. Del matrimonio nacería Pedro de Mendiola Bracamonte, que en 1612 y en  Santa María del Campo y pedirá ser admitido en su ayuntamiento como hidalgo. En 1605, Pedro de Mendiola Bracamonte había ocupado el cargo de alférez mayor perpetuo de Santa María del Campo Rus por renuncia de su familiar Miguel Galindo.


La información se ha obtenido de un documento a la venta por Internet en TODOCOLECCIÓN (Librería anticuaria Luces de Bohemia)

domingo, 3 de marzo de 2024

JOSÉ DE HARO CASTAÑEDA Y FERRER

 

GENEALOGÍA DE DON JOSÉ DE HARO CASTAÑEDA Y FERRER (bautizado el 5 de mayo de 1666 en Villanueva de la Jara)

PADRES

Antonio de Haro y Castañeda, vecino de Chinchilla, y Ana Isidora Ferrer, natural de Villanueva de la Jara

TÍAS POR PARTE DE PADRE

Francisca de Haro (madre de Fernando Antonio Núñez y Robres, caballero de la orden de Montesa) y Magdalena de Haro (madre de Marcos Enríquez, caballero de la orden de Montesa)

ABUELOS PATERNOS

Diego López de Haro y María Castañeda, naturales de Alarcón, y residentes en Motilla

ABUELOS MATERNOS

Juan Ferrer, natural de Villanueva de la Jara, y Francisca Rosillo Ruiz de Alarcón, natural de Palomares de Campo (hija de Gaspar Rosillo, natural de San Clemente y sobrina de Francisco de Alarcón, obispo de Pamplona y Córdoba, del linaje de los señores de Valera de Arriba)

Partida de Bautismo de Juan Ferrer

Villanueva de la Jara, 27 de febrero de 1587, hijo de Martín Ferrer y Ana de la Osa

En la iglesia de Santa María de Alarcón se encontraban los libros sacramentales del resto de iglesias de la villa de Alarcón: Santísima Trinidad, San Juan, Santo Domingo, Santiago y la propia iglesia de Santa María. Los libros habían sido trasladados allí desde el resto de iglesias. En 1654, la iglesia de la Santísima Trinidad sufre un incendio en el que se pierden los libros de Bautismo. El incendio afecta a la sacristía y archivo parroquial.

Diego López de Haro había sido bautizado en la parroquia de la Trinidad, donde se bautizaban los hombres principales de Alarcón; los bautizados en esta iglesia tenían el privilegio de antelación para las becas del Colegio de Cuenca del Monte Olivete de Salamanca. Don Diego de Haro vivía en la calle de los Caballeros, perteneciente a la parroquia de Santa María; los Haro tenían en la puerta de su casa y los cuartos de las mismas, sus armas en los escudos. Los Haro de Alarcón tenían su enterramiento ("sepultura sumptuosa") en el presbiterio de la iglesia de San Juan


Archivo Histórico Nacional, OM-CABALLEROS_MONTESA,Exp.243

La Memoria de Pedro de Montagudo

 El vínculo fundado por Pedro de Monteagudo en Villanueva de la Jara lo conocemos por el pleito entre Juan de Alarcón Prieto y Cristóbal de Alarcón en 1664. Aunque el pleito, que ya venía con otro descendiente de Pedro Monteagudo y del mismo nombre en 1660. 

Pedro Monteagudo era el cuarto abuelo de Juan de Alarcón y, aunque el pleito venía por una heredad en la vega y unas casas, el hecho de que cincuenta hombres estuvieran recogiendo la cosecha de Juan de Alarcón en 1670 da testimonio de la envergadura de la hacienda. El mayorazgo había sido fundado por Pedro de Monteagudo y Catalina Ruipérez; pero, ¿existía tal mayorazgo? En realidad, de los bienes vinculados ahora en litigio estaba en una memoria y obra pía de hacía más de cien años  fundada por Catalina Ruipérez, sobre los que se pretendía fundación de mayorazgo por una escritura de 22 de junio de 1559 y que eran capítulos matrimoniales al casar la hija de los fundadores de la memoria, Catalina Monteagudo con do Diego Flórez Carrillo, vecino de Cuenca. A dicha memoria se aplicarían en 1572 las casas de morada en Villanueva de la Jara, en las llamadas cuatro calles, lindantes con otras de Pedro López de Tébar, así como una huerta en la vega de la villa. Los bienes estaban cargados con censo enfitéutico de 20 ducados.


Archivo Histórico Nacional, CONSEJOS,23836,Exp.4

sábado, 2 de marzo de 2024

Villazgo de Gabaldón (1672)

 La exención de la aldea de Gabaldón de la villa de Motilla del Palancar y su conversión en villa fue un proceso tortuoso. El 17 de septiembre de 1668, los procuradores de Gabaldón acuden a la Cámara de Castilla exponiendo los agravios y vejaciones que sufren de la justicia motillana y pidiendo su segregación de la villa de Motilla y se les conceda jurisdicción propia con el otorgamiento de título de villa. El Consejo de Cámara accedería el uno de julio de 1669 al villazgo de Gabaldón, poniéndole precio: 7000 maravedíes por vecino. Pero, cuál había de ser el nuevo término de la villa. Una cosa era lo que estaban dispuestos a reconocer villas adyacentes como Alarcón, Barchín y la propia Motilla, y otra los deseos de Gabaldón que esos términos se confundieran con las propiedades de sus vecinos amparándose jurídicamente en circunscripciones alcabalatorias y dezmerías, es decir, distritos fiscales para el cobro de la alcabala y el diezmo y que, en el caso de Gabaldón, tenían su razón de ser en el hecho de que la nueva villa ya tenía su independencia fiscal antes de su incorporación a Motilla. Es más, debemos recordar que si Gabaldón se incorporó a Motilla fue por su incapacidad para reconocer de hecho un villazgo que se reconocía con las capitulaciones entre los reyes y el marqués de Villena al haber salido de la guerra en 1480 completamente destrozada y estar poblada con apenas cuatro vecinos.

La protesta de Alarcón fue inmediata. Si los gabaldonenses quería  hacerse con un término propio, que se lo diesen los motillanos, pero las tierras que labraban los gabaldonenses en Alarcón eran propios de estas villa. Por su parte, Motilla del Palancar pidió que se respetaran los límites tradicionales, que no eran otros que los que la villa había impuesto a su antigua aldea dependiente. En suma, Alarcón pedía respeto a los acuerdos de 1481 y los amojonamientos del licenciado González Molina; Motilla se quejaba que dado el escaso término "redondo" dado en la fecha anterior no podía renunciar a más términos. Gabaldón celebraría un concejo abierto de todos sus vecinos, en fecha indeterminada, para exponer un planteamiento común de todo su vecindario, al tiempo que contaba con el apoyo del corregidor de San Clemente para hacer valer sus pretensiones. En virtud de las alegaciones planteadas por las partes el Consejo de Cámara dictaría un auto de 16 de septiembre favorable a Gabaldón: 

Sin embargo de los artículos introducidos por el Reyno, y villa de la Motilla del Palancar, no ha lugar la retención de la exempción de jurisdicción sobre lo que se litiga, introducida por el Reyno y la dicha villa de la Motilla del Palancar y la de Alarcón. Bueluanse los papeles a la Cámara para que corra la gracia hecha al lugar de Gabaldón

Tras ser confirmado este auto el 26 de octubre de 1571, se concedería el título de villazgo a Gabaldón el 4 de febrero de 1672. El privilegio de villazgo tenía varias cláusulas:

  • Se reconocía límites con Motilla, Campillo, Almodóvar, Solera y Barchín del Hoyo; términos correspondientes a las heredades, viñas y labores de los vecinos de Gabaldón integradas en el alcabalatorio y diezmatorio. Se tomaba el precedente de Gil García
  • Plena jurisdicción a los alcaldes de Gabaldón sobre sus términos.
  • Alcaldes de Alarcón y Motilla no ejerzan jurisdicción alguna en los términos de Gabaldón.
  • Jurisdicción privativa, civil y criminal, de los alcaldes de Gabaldón, sin que quepa intromisión alguna de los alcaldes de Motilla o del corregidor de San Clemente
  • La nueva jurisdicción se reconoce, no embargante la antigua jurisdicción de Motilla y los derechos de Alarcón sobre su suelo, sobre el que están las propiedades de los gabaldonenses.
Ese mismo día, el 4 de febrero de 1672, era comisionado don Juan Francisco de Bargas Manuel y Ludeña para dar posesión del villazgo a Gabaldón. Ni Alarcón ni Motilla aceptaron el villazgo, es más, a esta oposición se unió en marqués de Villena, como señor de la villa de Alarcón, en los perjuicios que se le seguían en el derecho de borra y asadura y unos pinares y tierras que consideraba usurpados. El marqués de Villena consideraba asimismo que siete de sus vecinos y sus casas se habían integrado en el nuevo pueblo. Motilla, Barchín y Alacón al unísono consiguieron que se modificasen los términos señalados por el juez comisionado por le Consejo de Cámara. Se reconocía el antiguo derecho a los pastos y uso del pinar ahora integrado en los términos de Gabaldón y en el caso de Alarcón, aunque le reconocían los viejos derechos sobre su suelo, se le negaba toda jurisdicción sobre los términos usurpados con el villazgo que ahora se reconocían bajo la jurisdicción de Gabaldón; el derecho de borra se consideraba como privilegio del concejo de Alarcón y no del marqués; el derecho de asadura se consideraba que se debían cobrar sobre los ganados foráneos a la villa de Alarcón, pero no a los ganados de las villas y aldeas del suelo de Alarcón. 
Gabaldón, en su exención, seguía el modelo de las aldeas de Villanueva de la Jara (Casasimarro, Tarazona, Quintanar, Villalgordo y Gilgarcía) que habían ensanchado sus nuevos términos a costa de arrebatárselos a Alarcón. Si bien es verdad que se reconocían viejos usos comunales, por el contrario, se negaba toda intromisión de los viejos caballeros de sierra de Alarcón en los nuevos términos emancipados de su suelo.

BNE. PORCONES/689(12), PORCONES/95/9