En 1610, Mateo Gabaldón estudiaba cánones en la universidad de Alcalá de Henares. Mateo era hijo de un escribano del mismo nombre en Barchín del Hoyo, su madre María era de la familia de los Ruipérez. De la herencia y del ejercicio del oficio se había hecho con una pequeña fortuna, parte de la cual había servido para el estudio de sus hijos. Las propiedades familiares se dispersaban por toda la comarca, de Gil García a Valhermoso.
Los problemas del padre Mateo Gabaldón venían de 1598. Ese año Simón Arcos, escribano perpetuo de Barchín había comprado 160 fanegas de sal a seis reales en el salero de Minglanilla en obligación contraída con su administrador Alejo de Segura. El pago se debía hacer en la Navidad de 1600. Al no poder pagar la sal, Simón había dejado en depósito como garantía de pago el oficio de su escribanía. Mateo Gabaldón actuaba como abonador de Simón Arcos y tenente de su escribanía y en quien recaería el pago inmediato de los 960 reales de la sal más otros 47 reales de gastos en al ejecución de la deuda. Mateo Gabaldón durante el año 1604 dará con sus huesos durante varios meses en las cárceles de Barchín y Motilla, por estas deudas de la sal, que acabará pagando )1682 reales para salir de la cárcel), pero que fruto de las demoras subirán a la cantidad de 5100 reales y que a la altura de 1612 cambiarán de deudor, por la compra de la escribanía de Barchín por Juan Lezuza.
Los escribanos constituían sagas familiares que saldrán de sus pueblos para desempeñar el oficio en otros pueblos. Juan de Lezuza venía de familia de escribanos de El Cañavate, y ahora tendrá el oficio en Barchín, comprado por 300 ducados en 1612. Simón de Arcos y Mateo Gabaldón procedían de Villanueva de la Jara y, en el caso de Mateo, había desempeado antes el oficio en Valhermoso. De un modo o de otro, estos escribanos mantenían relaciones entre sí, que iban más allá del oficio. Entre los citados en este expediente: Martín García de Valverde y Melchor de León, de Motilla; Pedro de Villarreal en Piqueras; Alonso Martínez, en Minglanilla. El ejercicio de la escribanía no estaba exento de polémicas. Así, Mateo Gabaldón, aunque se intitulaba escribano de Valhermoso, lo ejercía en el paraje de la Pedrosilla, término de Alarcón, sin duda para intervenir en los negocios de esta villa, más sustanciosos.
A las relaciones entre escribanos se unían los intereses locales y las intromisiones del corregimiento. Juan de Lezuza pasaba por ser un protegido de García de Buedo y de la justicia del corregimiento de San Clemente, actuando en materia de pósitos y rentas reales y quitando competencias a Mateo Gabaldón que entendía en estos temas como escribano del ayuntamiento que era. La pérdida de esta intromisiones, en la escribanía del ayuntamiento y en la escribanía de rentas reales, por tener arrendada esta escribanía para los asuntos de Barchín, se calculaban en 200 ducados para Mateo Gabaldón, además de los intereses privados en juego desempeñando oficio público.
El pleito se enredaba por viejas obligaciones, hacia 1600, Simón Arcos y su mujer Catalina de Marcilla habían hipotecado la escribanía a un censo de cien ducados a favor de Ruy Gómez de Espinosa, vecino de Alarcón, y luego a otro censo en 1599 a favor de Pedro Manuel, vecino de Belmonte, por 42698 mrs., que a su vez compró el censo anterior. Los réditos de los censos eran 600 reales, pero habían sido cedidos por Pedro Manuel al convento de trinitarios calzados de Fuensanta y fray Fernando Prieto, tras tomar los hábitos. El convento había vendido a su vez el oficio de escribano a Diego Gómez, vecino de Sisante. Diego Gómez vendería el oficio a García de Buedo, que, inmediatamente, lo vendió a su vez a Juan de Lezuza. En realidad, estas operaciones de préstamos o censos eras simuladas para esconder deudas. Pedro Manuel era mayordomo del marqués de Villena y aunque se llevó a cabo la firma de escritura de censo, Simón de Arcos no recibió ni un maravedí, pues un testaferro del dicho Pedro Manuel, Diego de Lorca Padilla fue el que hizo presente el dinero, que inmediatamente se le devolvió.
Contrato de compra de 100 fanegas de sal en el salero de Minglanilla, a seis reales la fanega en 1601. La administración de salinas en Castilla estaba en manos de dos tesoreros generales del Reino, dependientes del Consejo de Hacienda (Juan Palacios y Gaspar de Zarate para 1599-1600) con capacidad de nombrar ejecutores para la cobranza de los deudores y existían administradores de los diferentes distritos de salinas, en nuestro caso, un administrador general para las salinas de Cuenca y la Mancha y un administrador en cada salero.
Testigos probanzas de 1618
Juan Gómez, clérigo de Barchín, beneficiado, 58 años
Juan de Aranda, vecino de Barchín, 84 años
Pedro Cerrillo, vecino de Barchín, 56 años
Pedro Lucas de Olmeda, vecino de Barchín, 50 años. Posee los bienes heredados de sus padres y ha comprado un haza de 40 almudes en el camino de Buenache por 90 ducados, haza de doce almudes, camino de Alarcón, 2500 viñas en las Carboneras, que valen 1400 reales Posee casa en las llamadas cuatro calles, valor 40 ducados
Juan de Bustamante, vecino de Barchín , 60 años
Bernabé del Monte, vecino de Barchín, 53 años
Pedro del Salvador, vº de Barchín, 60 años
Francisco de Arcos, vº de Barchín, 59 años
Francisco Herraiz, vº de Barchín, 50 años
García de Buedo Gomendio, vº de Barchín, 41 años
Alonso Carretero, vº de Barchín, 60 años
Pedro de Piqueras, vº de Barchín, 46 años
Miguel Martínez Roldán, vº de Barchín, 60 años
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Licenciado Alonso de Oviedo Velázquez, cura de la iglesia de Santa Marta de Barchín
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Bienes de Simón de Arcos
- Oficio de escribanía
- Casas por valor de 60 ducados
- Viñas en el camino que va a Casas de María Simarra (ya reciben el nombre de Casas de Santa Cruz en 1605 también), a mando derecha, 1200 vides y 80 olivas, valen 60 ducados. En este espacio hay viñas también de Pedro Pardo y de herederos de Ana Chumillas.