El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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domingo, 31 de julio de 2022

PADRÓN DE CASTILLO DE GARCÍMUÑOZ (IV): BARRIO DEL ROMERAL Y PUERTA EL POZO

Registro del pan que guardan los vecinos en sus casas, año 1584
  • Julián Castillo, 23 fanegas trigo en grano, 1 cebada y mantiene 7 personas y otros allegados, ha dejado de sembrar algunos barbechos
  • Juan Fernández Cobo, clérigo, 18 fanegas de trigo y 4 de cebada, 3 personas y una bestia, 
  • El bachiller Fernández Muñoz, clérigo, 4 fanegas de trigo, mantiene 4 personas, 
  • Juan de Quirós Candelero, 3 fanegas de cebada, 36 almudes de barbecho para trigo y 12 almudes para cebada, 3 almudes de centeno para siembra, mantiene 3 personas
  • Diego de Guadalajara, 14 fanegas de trigo, 1 fanega de cebada y 1 almud de centeno, 6 personas y tres bestias, 5 almudes de barbecho de cebada
  • Domingo de Lara, 6 fanegas de trigo, 10 de cebada y 3 de centeno, 5 personas que mantener y tres bestias, 50 almudes de barbecho que sembrar para trigo (20 almudes en la Puebla, granja del Castillo)
  • Teresa de Rueda, viuda de Juan de Roales, 8 fanegas de trigo, 5 personas, 10 u 11 almudes de barbecho para trigo
  • Pablo Belinchón, 12 fanegas de trigo, 12 de cebada y 3 de centeno, 4 personas, un par de mulas de labor y otra bestia, 44 almudes de barbecho para trigo, 12 almudes para cebada
  • Francisco de Araque, hombre mancebo, 19 fanegas de trigo y mantiene 3 personas
  • Amadora de Cuenca, viuda, la de Nicolás Candelero, 4 fanegas de trigo, 12 de cebada, 2 de centeno, 2 personas y dos pollinas, 8 almudes para sembrar, 9 de cebada y 3 almudes de centeno para la renta
  • Nicolás Candelero, labrador, con un par de mulas, tiene una fanega de cebada, paga renta, 30 almudes para sembrar
  • Francisco López, 5 fanegas de trigo, 38 fanegas de cebada, es labrador y mantiene ocho personas y un par de mulas, y dos bestias de servicio, 95 almudes de barbecho, 
  • Juan de Lara, 18 fanegas de trigo y 14 de cebada
  • Juan Pérez de Cañizares, 9 fanegas de trigo, 2 personas
  • Nicolás de Avilés, 9 fanegas de trigo, 4 personas, 
  • Rodrigo de Poveda, es labrador, con un par de mulas y siete personas, 45 almudes de barbecho para trigo, 4 almudes para centeno
  • Juan de Poveda, 14.5 fanegas de trigo, 24 fanegas de cebada, es labrador y tiene un par de mulas y otras dos alimañas, paga dos fanegas de renta a los herederos de Francisco Melgarejo, 6 personas, 53 almudes de barbecho para trigo y cinco para cebada
  • Alonso de Tébar, clérigo, 12 fanegas de trigo, 4 fanegas de cebada para una cabalgadura en Torrubia, 5 personas para sustentar, recibe 8 fanegas de renta de cebada en Torrubia
  • Diego Escudero el viejo, 3 fanegas de trigo, sin personas que mantener
  • Juan de Espinosa, 3 almudes de trigo y mantiene cuatro personas
  • Diego Belinchón candelero, 3 fanegas de trigo como mayordomo de Nuestra Señora de la Concepción y una fanega de centeno, es labrador, mantiene 3 personas, un par de mulas, dos muletas y una borrica, 35 almudes de barbecho para trigo y doce para cebada
  • Francisco de Belinchón, 6 fanegas de trigo y 3 fanegas de cebada, una de centeno, es labrador, mantiene tres personas, un par de mulas y un par de pollinas, 35 almudes de barbecho para trigo y diez de cebada
  • Francisco Candelero, 3 fanegas de trigo, 14 de cebada y 3 almudes, es labrador, el y su mujer, un par de mulas, 27 almudes de barbechos para trigo y 20 para cebada
  • Pedro de Araque, hermano de Juan de Araque, 28 fanegas de trigo, 9 fanegas de cebada, son 4 personas, 12 almudes de trigo en barbecho y 7 de centeno
  • Ana López, viuda de Alonso Ruiz, 2 fanegas de harina, ella sola
  • Alonso de Almazul, morador de las Casas de don Benito, rentero de don Luis Girón, 15 fanegas de trigo, labrador, un par de mulas, él y su mujer, 18 almudes de barbechos
  • Gabriel Hernández, morador en lasa Casas de don Benito, rentero de don Luis Girón, 3 fanegas de trigo, es labrador, un par de mulas, 4 personas, 12 almudes de barbecho de trigo y dos de centeno
  • Gonzalo García, una fanega de trigo y otra de centeno
  • Sebastián de Aranda, 3 fanegas de trigo, 12 almudes de barbecho
  • Lorencio Prieto, 1 fanega de trigo, 2 de centeno, 2 personas
  • Francisco Gómez, 2 fanegas de trigo, 1 de centeno y mantiene 7 personas
  • La señora María Carrillo, mujer de don Gonzalo Carrillo Toledo, 50 fanegas de trigo en las cámaras de Castillo y 60 fanegas en Honrubia, de las que ha dado 16 a su rentero en Honrubia Pedro Rodríguez para sembrar, compra y vende trigo, así a Garci de Santoyo, son en su casa 13 personas de pan comer, 50 almudes para sembrar, tiene en su casa 37 fanegas de cebada vendidas o mandadas a renteros, un pollino para la casa, ha vendido las bestias por no tener cebada, 3 almudes de centeno para las palomas, los renteros que tiene le han dejado muchos barbechos por no tener trigo para sembrar
  • Isabel Méndez, mujer de Francisco Juárez, 9 fanegas de trigo, y otras 9 fanegas compradas fuera del lugar, 6 personas
  • Julián Escribano, morador en las Casas de don Benito, 15 fanegas de trigo, 2 de cebada y una de centeno, es labrador, un par de mulas y un muleto, una pollina, son él, su mujer y 4 hijos, 34 almudes de trigo por sembrar, la cebada la tiene sembrada
  • Juan de Guardia, es labrador, un par de mulas, 170 almudes de barbechos para trigo, 20 de cebada, mantiene 4 personas, una bestia con una crianza
  • Domingo Candelero, 6 fanegas de trigo, 8 fanegas de centeno, 12 de cebada, 4 personas, es labrador, 1 macho de labor, 19 almudes de barbechos para cebada y 8 para centeno, 
  • Alonso Saiz de la Blanca, vecino de Torrubia, 14 fanegas de trigo, más otras 18 de cebada en sus casas de Valverde, 7 de centeno, es labrador, tiene un par y medio de mulas, una muleta cerril y cuatro pollinos, 7 personas y sesenta almudes de barbecho, aparte de lo sembrado, tiene 4 fanegas más de trigo para que un hermano suyo las siembre en Casas de don Benito.
  • Juan de Asensio, morador en las Casas de don Benito, labrador, 10 fanegas de trigo, 12 fanegas de cebada, 4 personas, un par de mulas, 40 almudes de barbecho para trigo y tiene sembrada la cebada
  • El señor Beltrán de Lara, en nombre de sus sobrinos Marcos, Gonzalo y Jerónimo, como curador de ellos, 54 fanegas de trigo y 20 de cebada, debe de renta 10 fanegas de cebada a María de Jaraba, vecina de Cuenca, 10 fanegas de trigo para su rentero Juan de Moya Remírez, vecino de Torrubia, 6 fanegas de trigo para su sobrino Juan de Pedrola, 8 personas, 1 bestia de servicio, tiene renteros y barbechos y no tiene con que sembrarlos
    IMÁGENES: REPARTO DE TRIGO PARA SEMBRAR BARBECHOS (AGS, CRC, 258, 12)





domingo, 17 de julio de 2022

PADRONES DE LAS PARROQUIAS DE ALARCÓN

 DIVISIÓN DE ALARCÓN EN PARROQUIAS


Las iglesias de Alarcón constituían distritos o parroquias, en este caso para la averiguación del trigo retenido en los domicilios. Esta era la diferenciación que se hacía en 1584, que va más allá de las cuatro calles y la plaza que nos hablan otros documentos, y que tendremos ocasión de detallar en su momento con cada uno de los vecinos que habitaban en sus casas

  • La parroquia de Santa María que es las dos calles mayores hasta la plaza y hasta casa del cura de Santa María
  • La parroquia de Santo Domingo, que es desde la iglesia de Santa María hasta casa de don Diego de Guzmán y hasta la carnicería de esta parroquia
  • La parroquia de San Juan que es desde la iglesia de San Juan y carnicería por la calle de Juan Martínez de la Casa a mano derecha
  • La parroquia de Santiago que es desde la casa de Andrés de la Orden y por la calle de Pedro Ruiz de Espinosa a mano izquierda
  • Parroquia de la Santísima Trinidad, desde la casa de Cristóbal de Lorca el viejo por la calle de la cruz de San Andrés hasta la fortaleza y las casas de allí abajo
Alarcón era un pueblo con muy pocos vecinos, aunque los apellidos de antaño se mantenían: Granero, Castañeda, Lorca, Velázquez, Valderrama, Villanueva, Espinosa o Vizcarra por citar algunos

A.- PARROQUIA DE SAN JUAN, que se entiende desde la carnicería de esta villa hacia abajo por la calle de Juan Martínez de la Casa a la mano derecha de la plaza abajo. Comisario Fernán Vázquez de Garnica
  • Alonso Martínez sastre, 8 fanegas de trigo y tres personas de costa
  • Miguel de Lorca, tiene compradas de Diego de la Morena, cura de Tébar, 30 fanegas de trigo, cinco personas de costa y 40 almudes de barbecho
  • Pascual García, tiene en el lugar de Tébar, 82 fanegas de trigo y 52 fanegas de cebada y 7 fanegas de avena; 20 almudes de barbecho y 16 personas de costa; tres mulas, un caballo y cinco pollinos
  • Hernán López, 72 fanegas de trigo y mas de cien fanegas de otros vecinos; 30 almudes de barbecho y 3o de cebada; tiene seis personas de costa
  • García de Villanueva, 8 fanegas de trigo en el lugar de Tébar, y otras fanegas en diversas casas;10 personas de costa y dos caballos.
  • Matías de Tébar en nombre de Juan Martínez de la Casa su padre; 100 fanegas de trigo, 50 fanegas de cebada y 18 fanegas de centeno y 10 fanegas de avena; 18 personas, tres pares de mulas y tres pollinos
  • Benito García Cerrillo, 19 fanegas de trigo; 3 almudes de barbecho por sembrar y 4 personas de costa, un rocín y una mula
  • Pedro de Monteagudo, tiene una fanega de trigo en su casa y otras tren en casa de Hernán López; 7 personas de costa

B.-  PARROQUIA DE SANTA MARÍA, que se entiende desde la plaza, las dos calles mayores hasta la casa del cura Paños, cura de Santiago

La averiguación de trigo encubierto correspondió al comisario al efecto Hernando de Espinosa Vizcarra. La declaración comenzó por el alcalde Juan González Moragón o Morejón
  • Juan González Morejón: 40 fanegas de trigo (treinta suyas y diez de García Vizcarra) y 20 de cebada para un caballo que tiene; ha de sembrar 10 almudes de barbecho en la Olmedilla y diez de cebada, tiene ocho mil vides que cultiva con peones. Vive con su mujer y una criada. Paga una renta de pan a la iglesia de Santiago para el día de San Martín
  • Antón Granero: tiene su labor en El Picazo, en sus cámaras de Alarcón 120 fanegas de trigo, 80 fanegas de cebada y 20 fanegas de centeno. Tiene 100 almudes de barbecho por sembrar, En su casa viven él y su mujer y 10 criados y criadas. Posee 14000 vides y cinco mil árboles.
  • Gaspar Ramírez, escribano. 10 fanegas de trigo y 3 personas a su costa.
  • Gregorio de Valdolivas. 2 fanegas y 6 personas a su costa
  • Juan Granero de Heredia que lleva la hacienda de su padre, Melchor Granero. 40 fanegas de trigo, 40 de cebada y 10 de centeno. 20 almudes de barbecho para sembrar, Tiene a su costa 10 personas y otras que cogen para las viñas, la siega y la paridera. Dos mulas y un caballo
  • Licenciado Granero, cura de la parroquia de San Juan. En casa tiene 7 fanegas y a su cargo una tercia de cahíces llevaderos con 46 fanegas de trigo y 32 de cebada y tres fanegas de centeno. Es mayordomo de la iglesia de San Juan que tiene de renta pan, cuya cuantía desconoce.
  • Licenciado de la Orden, abogado de la villa. 5 fanegas en su casa y casas de Blas de Briz y Francisco Jiménez 10 fanegas que le tienen guardadas. 4 personas, un criado y una criada a su costa. Tiene peones para las viñas, que no declara
  • Ana de Valderrama, viuda de Domingo Zalvide. 19 fanegas de trigo y de estas 4 son para el añal de su marido que ha de pagar a los clérigos. Tiene dos hijas y una criada
  • Bartolomé de Villanueva. 12 fanegas de trigo. 5 personas a su costa: él, su mujer, un hijo, un hermano y una criada
  • Doña Teresa de Castañeda, viuda de Cristóbal de Buedo. No tiene trigo en casa, pero recibe de renta del molino de Valdespinar, 60 fanegas que recibe por tercios. 7 personas a su cargo.
  • Gabriel de Castañeda, alcalde de Alarcón.  26 fanegas de trigo. Vive con su mujer y tres hijos, dos mozas y otros dos mozos de labor. Tiene a su cargo la tercia de Alarcón y la mitad de la de Tébar, con 400 fanegas de trigo y 200 de cebada y 30 de centeno
  • Diego de Olmeda, le debe Diego de Illescas, 4 fanegas de trigo y Vinuesa 1 fanega de cebada. Son 4 personas de costa
  • Julián de la Jara, clérigo, 6 fanegas de trigo y dos fanegas de cebada. Tiene de costa dos mozos y un ama
  • El bachiller Vera, alcalde de la villa, 30 fanegas de trigo, dos de cebada y tres de centeno. 12 personas a su costa
  • Pedro de Vinuesa, sacristán. 96 fanegas de trigo y cebada. 6 personas a su costa
  • Alonso de Llama. 14 fanegas de trigo y 6 de cebada. 5 personas de costa
  • Hernando de Espinosa Vizcarra, vive con su hermana Luisa de Vizcarra, en total 8 personas en su casa. Apenas si tiene trigo en su casa y la Hinojosa. Disfruta a medias con Pedro de Villanueva de una renta mensual del molino de las Tejeras, que recibe en dinero y es equivalente a 3 o 4 fanegas de trigo al mes.
  • Luis de Villanueva, tiene casa y labor en Valhermoso, 6 fanegas de trigo y 6 de cebada. Tiene una parte en los molinos de Valdespinar, que le da 22 fanegas de trigo y tiene una heredad en Alpera. De costa él, su mujer, un mozo y una criada.
C.- PARROQUIA DEL SEÑOR SANTIAGO, que se entiende desde la casa de Andrés de la Orden y desde la plaza abajo por la calle de Pedro Ruiz de Espinosa abajo y hasta casa de Cristóbal de Lorca el viejo, y barrio de la Orden. Comisario para la averiguación, García de Vizcarra
  • Agustín de Bustamante, 46 fanegas de trigo; debe por el arrendamiento de las primicias a los curas 14 fanegas de trigo y tres cahíces de cebada, un cahiz de avena y cinco fanegas de centeno. Treinta almudes comprados en Cañada Juncosa y otros indeterminados por comprar en Tébar. 7 personas a las que dar de comer
  • Elvira Juárez, viuda. 9 fanegas de trigo, dos pastores vaqueros con dos atajos de ganado, mantiene seis personas y dos criadas
  • Alonso el Rubio, 20 fanegas de trigo, 25 fanegas de centeno, cebada y avena todo revuelto para sus mulas, 14 fanegas de trigo puro. A su cargo el alhorí de pobres de Tébar, sesenta fanegas de trigo. 20 almudes por sembrar en Tébar. De costa él, su mujer y seis hijos
  • Gabriel de la Parrilla, treinta fanegas de trigo, 12 fanegas de Andrés de Espinosa en su poder, 12 fanegas de cebada. 8 personas de costa, él, su mujer, cuatro hijos, un mozo y una moza 
  • Andrés López Salonarde, tiene cinco fanegas y media de trigo en casa de Miguel Luis, vecino de esta villa, tiene del padre Coronel, 6 fanegas de trigo y le deben: Pedro Vinuesa, dos fanegas de trigo, Pedro Ruiz carpintero, dos fanegas, licenciado de la Orden, dos fanegas, y Lorencio Granero otra. Tiene también el trigo del alhorí de la villa, del que es mayordomo. 6 almudes de barbecho por sembrar. 4 personas de costa: él, su mujer, una hija y una moza
  • Pedro de Ruipérez el viejo, 6 fanegas de trigo, 8 fanegas de cebada para un par de mulas, veinte almudes de trigo y veinte almudes de cebada por sembrar. 8 personas de costa: él, su mujer, 4 hijos, un sobrino y una moza.
  • Pedro Ruiz de Espinosa el viejo, 8 fanegas de trigo, 9 de centeno embargadas por deudas al pósito y 9 fanegas más de centeno, 16 fanegas revueltas para las mulas, 16 aludes para sembrar en Valincoso y 14 de cebada en la dehesa cerrada de la villa y 14 almudes de trigo. Tiene 7 personas a su costa: 2 mozos y 1 moza, 2 hijos, él y su mujer
  • Miguel Rodríguez el viejo, 9 fanegas de trigo para sembrar, 2 fanegas de centeno, cinco almudes de avena. Veinte almudes de trigo por sembrar. 10 personas de costa, entre familia y criados
  • Miguel Martínez, 4 fanegas. 7 personas, él, su mujer y cinco hijos
  • Tomás Serrano, 26 fanegas. 7 personas, él, su mujer, cuatro hijos y una criada. Tiene nueve mil vides que labra con peones
  • Diego de Lorca Padilla, 30 fanegas de trigo y seis de cebada, 4 pastores a su costa, y él y su mujer y una criada, además de un caballo. 14 almudes de barbecho por sembrar 
  • Juan Ortiz, 3 fanegas de trigo y diez almudes de barbecho por sembrar en la redonda. 3 personas por sustentar, él, su mujer y una hija
D.- PARROQUIA DE SANTO DOMINGO, que se entiende desde la casa del cura del señor Santiago hasta la carrera y desde la casa de don Diego Guzmán hasta las carnicerías. Como comisario García de Villanueva.
  • Gaspar Pérez, clérigo, tercero de Santo Domingo, 29 fanegas de trigo y otras tantas de cebada, y 17 fanegas de trigo suyas propias. 6 personas a su costa
  • Alonso de Moya, seis fanegas de trigo y 4 personas de costa
  • Lorencio Granero. le debe trigo Pedro de Castañeda. Tiene 20 fanegas de cebada, ocho almudes para sembrar y otros nueve almudes de trigo en diferentes hazas. 8 personas de costa, 2 potros y dos lechones que mantener
  • Don Diego de Guzmán, 5 fanegas de trigo y 30 de cebada; 30 almudes de trigo por sembrar y 14 de cebada. 17 personas a su costa y cinco cabalgaduras
  • García de Vizcarra el mayor, 1.5 fanegas de trigo en su casa y 10 fanegas de trigo en casa de Juan González Morejón, 4 personas de costa. 1 fanega de cebada la tiene para sustento de su ganado
  • Bachiller Gregorio de Alcaraz, cura de Santa María, tiene de su renta y beneficio 86 fanegas de trigo y 70 de cebada, tiene vendidas de ellas 56 fanegas a Lorencio de Guzmán, y 25 al corregidor Pereda de Velasco. 4 personas de costa y dos cabalgaduras.
  • Fernando de los Paños, cura de Santiago. Tiene de renta 36 fanegas de trigo y setenta de cebada. Recibe rentas de La Alberca, Tres Juncos y Cañada Juncosa. De costa nueve personas y 4 cabalgaduras
  • Diego de la Parrilla, clérigo, 12 fanegas de trigo y 4 personas de costa
  • Juan Velázquez Granero, 20 fanegas de trigo y otras tantas de cebada. Tiene por sembrar 30 almudes de trigo y cebada por mitad. 4 personas de costa y cinco cabalgaduras.
  • Alonso de Tórtola, 40 fanegas de trigo, 20 de cebada y cinco de centeno y 10 fanegas de escaña y avena. 7 personas de costa, un par de mulas de labor, una muleta y una pollina. 36 almudes de barbecho para trigo y 30 para cebada
E.- PARROQUIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, que se entiende desde la casa de Cristóbal de Lorca el viejo hasta la cruz de Santo Andrés la calle adelante hasta la fortaleza y casas que de allí abajo caen. Comisario Licenciado Padilla de Rueda
  • Baltasar Granero de Heredia, 24 fanegas de trigo, 10 fanegas de cebada; 10 almudes de barbecho en la cañada de Valhermoso; 5 personas que sustentar
  • Jorge Gil, 10 fanegas de trigo, 8 almudes para sembrar en Cañada Juncosa, cinco personas por sustentar 
  • Julián Carrasco, 11.5 fanegas de trigo y ocho almudes para labrar en Cañada Juncosa. 8 personas por sustentar, mujer e hijos.
  • Diego el Rubio de Aguilar, 22 fanegas de trigo y doce fanegas de cebada; 6 almudes en barbecho en las labranzas de Tébar. 8 personas que sustentar.
  • Juan de Villanueva, 150 fanegas de trigo, 100 fanegas de cebada y 10 fanegas en Tébar para el alhorí de los pobres y 8 fanegas en sus casas de la Moraleja y otras prestadas. Tiene 20 personas a su costa
  • Francisco Jiménez, 260 fanegas de trigo, 144 fanegas de cebada, y 10 fanegas de centeno; tiene 75 almudes de barbecho para sembrar trigo y diez almudes de cebada; tiene 27 personas de costa para sustentar, dos pares de mulas, dos rocines y dos personas que guardan sus ganados.
  • Blas de Briz, ochenta y cinco fanegas de trigo y otras 80 de trigo y cebada. Tiene mujer, siete hijos, una criada, dos mozos de mulas y tres mozos de ganado
  • Alonso de Tébar, 10 fanegas de trigo; entre él y su suegra, 8 personas de costa; 6 almudes de barbecho para trigo
  • Martín Rodríguez, 180 fanegas de cebada y de trigo 100 fanegas, 35 fanegas de centeno; 30 almudes de barbecho para trigo y para cebada 75; 12 personas de costa.
  • Ambrosio Rodríguez, 50 fanegas de trigo y 50 fanegas de cebada, 2 de centeno y 8 personas de costa, un par de mulas, un caballo y dos pollinos
  • Fernando de Villena, 8 fanegas de trigo y ocho de cebada. Solo él de costa y un caballo. 5 almudes de barbecho de trigo
  • Martín Zapata el viejo, 30 fanegas de trigo y 35 fanegas de trigo y 4 fanegas de centeno, 12 `personas para sustentar y 30 almudes de barbecho para cebada y 30 almudes para sembrar trigo
  • Miguel Luis, tiene en casa de Juan Molina, vecino de Hinojosa, 10 u 11 fanegas de trigo, y otras tantas en casa y otros vecinos. Tiene 4 almudes para sembrar y seis de rastrojos
  • Juan de Ávila, cura y mayordomo de la Santísima Trinidad, 40 fanegas de trigo y 50 de cebada. 4 personas que sustentar y sus sobrinos
  • Francisco de Vizcarra, tiene en casa y en su molino 5 fanegas de trigo. Son siete personas para sustentar
  • Hernán López en Tébar, 4 fanegas de trigo y 10 personas de costa y varios almudes para sembrar en El Peral.
  • Martín Alonso, 10 fanegas de trigo, debe 4 a los pobres de Tébar y tiene 20 almudes en barbecho para sembrar.


MOLINOS DE ALARCÓN
  • Molinos de Valdespinar, cuatro ruedas, arrendado a Pedro de Montoya. 14 fanegas de trigo. Al otro lado del río, siete ruedas, 60 fanegas de trigo
  • Molinos de Tejeras, no halló trigo.
  • Molino de Peñaquebrada, propiedad de Jaime Pallas, vecino de Valencia, 3 almudes
  • Molinos de Olivares, sin trigo
  • Molinos del Marqués que son de don Luis Girón, señor de Albaladejo, no hay trigo. Luis Girón tiene 60 fanegas de trigo y 100 de cebada y tiene para sembrar 80 almudes de barbecho. Son 18 personas de costa, y otros ocho labradores, seis pares de mulas y un caballo y tres pollinos

AGS, CRC. 258-12

IMÁGENES: REPARTO DE TRIGO PARA SEMBRAR (AGS, CRC. 258-12








domingo, 29 de diciembre de 2019

Una explotación señorial: la hacienda de Rodrigo Pacheco en El Cañavate (1515-1520)





Las heredades de Rodrigo Pacheco en El Cañavate se localizaban en Torralba, Motilla Quemada y el Llano. Eran explotadas en régimen de rentería por labradores de El Cañavate, Honrubia y Hontecillas. la superficie labrada por cada rentero era aquella capaz de trabajar con un par de mulas; esta unidad de labrantío se llamaba rento o medio rento, si era el resultado de labranza de una única mula. Los contratos de arrendamiento se fijaban por diez años, con una renta anual fija a pagar para Santa María de Agosto. Rodrigo Pacheco adelantaba los inputs necesarios para la labranza en forma de capital, de dos mil a cuatro mil maravedíes, dados como graciosos muertos, y en especie, como semillas de trigo o centeno para la siembra, que iban de dieciséis fanegas a treinta y seis, a devolver según los casos en dos o diez años. La unidad de medida utilizada, además del almud y la fanega, era el cahíz, que en estas tierras equivalía a seis fanegas. 

Las rentas de estos contratos, que van de los años 1515 a 1520, sufren un incremento notable, llegando en la época previa a las Comunidades, a duplicarse. Quizás el incremento de las rentas esté detrás de la virulencia de este movimiento en estas tierras. 

Aunque Rodrigo Pacheco, moraba con casas propias en El Cañavate, gozaba de vecindad en Alarcón. Evitando pagar así las centenas de la tributación en El Cañavate, donde pagaban todos, labradores e hidalgos, y, al mismo tiempo, beneficiándose de un menor pago de los diezmos a las iglesias de Alarcón.

Es aventurado cuantificar la hacienda de Rodrigo Pacheco, más allá de la capacidad de labrantío que tienen un par de mulas, alrededor de cuarenta fanegas de tierra, y, en este caso, coinciden cinco renteros en el tiempo, aunque no tienen por qué estar todos como no están otras propiedades que Rodrigo Pacheco tenía en la Alberca. Sí es de destacar la generalización en la zona de la mula como animal de labranza en sustitución del buey, con sus ventajas, mayor superficie labrada, y sus inconvenientes: menor profundidad de los surcos y necesidad de destinar una parte de las tierras de pan llevar a cebada o centeno para su alimento. De ahí, quizás, esa diferenciación de las veinte almudadas de cebadales.

A la hacienda agraria habría que añadir las dehesas para pasto de ganados de Torralba, La Romerosa y Cuevas Yermas. En el caso de Torralba, los pastos han sido cedidos en arrendamiento a los sanclementinos Antón García y Alonso López de Perona

*El cahíz equivale en El Cañavate a seis fanegas; en otras zonas del Marquesado era algo menor.




Escrituras de arrendamiento:

  1. Mateo Sánchez a favor de Rodrigo Pacheco, treinta cahíces de pan a pagar mitad en trigo y mitad en cebada y centeno, para Santa María de Agosto. El período de arrendamiento era de 10 años, a pagar tres cahíces al año. La cantidad de tierra era aquella que pudieran labrar un par de mulas en las tierras de El Cañavate, Atalaya, las veinte almudadas de cebadales y en la heredad de Torralba. Para facilitar la siembra, el rentero recibía como anticipo dos mil maravedíes graciosos muertos y seis fanegas de trigo y diez de centeno a devolver para Santa María de agosto en dos años. Se recogían los hechos fortuitos que podían arruinar la cosecha: piedra, niebla, seca, langosta o guerra; en este caso, la cantidad a pagar era el quinto de la cosecha, aunque la obligación se mantenía y los pagos se acumulaban a los del año siguiente. El incumplimiento de los pagos eran castigados con la llamada pena de la dobla y si el incumplimiento era definitivo con la pérdida de los bienes muebles y raíces del deudor. En las casas de Rodrigo Pacheco, en El Cañavate, a 7 de enero de 1515. Ante el escribano Alonso de Piqueras.
  2. Pedro López de la Roda, vecino de EL Cañavate, a favor de Rodrigo Pacheco. Se repiten condiciones. La renta a pagar sube a 35 cahíces (3,5 anuales). En este caso, entre las tierras a labrar están dos hazas labradas anteriormente por Pedro de Lomas en la vega. Los anticipos son de 2380 mrs. graciosos muertos y veinte fanegas de pan a devolver en diez años. Dada, en El Cañavate a 1 de enero de 1518, ante el escribano Alonso de Piqueras.
  3. Carta de poder a Gonzalo López, Juan de Sevilla, Juan Soriano, vecinos de San Clemente, y Pedro Serrano, pastores de Antón García y Alonso López Perona, para que puedan prendar y penar los ganados intrusos en la dehesa de Torralba. Dada en El Cañavate, a 3 de agosto de 1518.
  4. Blasco de la Fuente, vecino de Honrubia, a favor de Rodrigo Pacheco, Se repiten condiciones. La renta a pagar sube a cincuenta cahíces (5 al año). En este caso, en tierras de Torralba, la Motilla y el Llano. Los anticipos eran de 3333 mrs. graciosos muertos y cinco cahíces, a devolver a razón de medio cahíz anual en diez años. Dada en El Cañavate, a cuatro de octubre de 1518, ante el escribano Alonso Piqueras.
  5. Alonso de Carboneras, vecino de Honrubia, a favor de Rodrigo Pacheco. Se repiten condiciones. La renta a pagar sube a sesenta cahíces (6 al año). En este caso, en las tierras del contrato anterior. Los anticipos suben a 4000 mrs. graciosos muertos y seis cahíces, a devolver cuatro fanegas y media el primer año y tres fanegas y media los nueve años siguientes. Dada en las casas de Rodrigo Pacheco, en El Cañavate, a quince de noviembre de 1518, ante el escribano Alonso de Piqueras
  6. Antón Hortelano, vecino de Hontecillas, a favor de Rodrigo Pacheco. En este caso la tierra arrendada es medio rento, o cantidad que se puede labrar con una mula. La renta a pagar es treinta cahíces en diez años (3 al año). Los anticipos son de dos mil mrs. y seis fanegas de trigo y seis de centeno, a devolver en dos años. Dada en El Cañavate, a dos de noviembre de 1519, ante el escribano Alonso Piqueras.






jueves, 22 de agosto de 2019

EL ROMPIMIENTO DE TIERRAS EN EL SUELO DE ALARCÓN A MEDIADOS DEL SIGLO XV Y EL NACIMIENTO DE LAS ALDEAS DEL SUR DEL OBISPADO DE CUENCA


Mediada la centuria del siglo XV, un nuevo movimiento roturador puso en explotación agraria tierras hasta entonces incultas. Se trataba de tierras llecas y baldías, pertenecientes a los propios de Alarcón, pero que en este momento se las apropiaban particulares. Especialmente, se citaban las tierras al sur y este de Villanueva de la Jara

La dicha villa de Alarcón tiene e poseye por suyas e como suyas çiertas tierras e términos llecos e baldíos, las quales dis que algunas dellas están en el poso de las Madrigueras e otras que están açerca de Villanueva de la Jara e parten término con la dicha villa de Yniesta e otras que dis que están en Taraçona e otras en el Quintanar e otras en la rribera del Xúcar desde el val de Espinar fasta la Motilla que parte términos con Xorquera, las quales dichas tierras en llecos e heredades disen que eran propias de la dicha villa de Alarcón e que los moradores e vesinos de la dicha villa e de su tierra los entrauan a labrar e los poseyan por la dicha villa e qualquier vesino que las posee por la dicha villa non le perturba ninguno la dicha posisión pero sy las dexa anno e día dis que bueluen dichas tierras a la dicha villa e qualquier otro vesino las puede entrar e labrar con este uso e costunbre e agora dis que es venido a noticia del conçejo de la dicha villa que algunos entraron a labrar las dichas tierras no quieren guardar el dicho huso en costunbre de la dicha villa e su tierra antes dis que por posisyón que dellas tienen que son suyas e que las pueden vender e enagenar por suyas e como suyas por lo qual dixo que venya grand perjuysio de la dicha villa e tierra[1]
Las tierras llecas y baldías se consideraban como propios de la villa de Alarcón, que se garantizaba un derecho eminente de propiedad sobre las mismas. Se garantizaba el labrantío de este tipo de tierras siempre supeditada al reconocimiento de la propiedad por la villa de Alarcón, que dejaba se labraran libremente por los colonos, siempre que la tierra no fuera abandonada por más de un año y un día. Ni que decir tiene que el viejo uso fue entendido al revés, de modo que los colonos tendieron a considerar como de su propiedad las tierras labradas dos años consecutivos. En cualquier caso, lo que el texto anterior demuestra es que el labrantío en lo que luego serán aldeas jareñas como Quintanar, Tarazona y Madrigueras, a la altura de 1462 ya hay una ocupación del espacio agrario permanente, pues los colonos entendían el derecho de ocupación de las tierras como título de propiedad, entendido en el sentido quiritario, que comprende el uso de las mismas y el abuso, o derecho a su enajenación.
Las tierras llecas y baldías de Alarcón se extendían ampliamente por el suelo de Alarcón, pero el concejo de esta villa, por boca de su procurador Juan Sánchez Gallego, demostraba preocupación grave por el proceso de usurpación de estas tierras del sur y distantes de la villa. Nosotros hemos apostado por el nacimiento de las aldeas jareñas durante la guerra del Marquesado; es evidente que los topónimos geográficos existen ya y por sus nombres son mencionadas en el mandamiento que el corregidor del Marquesado de Villena, Diego de Heredia, emite el diez de octubre de 1462, aunque no podemos determinar la existencia núcleos poblados, pues aparte de los topónimos y la cita de un pozo en Madrigueras poco más se dice, ni siquiera se menciona la calificación de alquerías que se citan en los amojonamientos de 1481; ahora bien, es difícil pensar que una ocupación permanente del espacio agrario no fuera acompañado ya del levantamiento de alguna casa o edificación de morada por aislada que fuera, por la sencilla razón de que la misma distancia del núcleo poblado más próximo hacía poco menos que inviable los desplazamientos para el labrantío de la tierra (y más si pensamos que el animal de arada era el buey). Además, el proceso roturador de tierras había llegado por el sur hasta el término del Júcar y los límites de Jorquera, (se cita expresamente desde el Valdespinar hasta la Motilla), aunque en este caso creemos que se trata de colonos llegados desde Iniesta.
La confirmación del poblamiento de la zona nos viene dada en otro documento seis años posterior, aunque en este caso hace mención a la zona de la Ensancha de Alarcón, limítrofe con Iniesta, y la aparición por primera vez de Casa de Gil García. Certificación de poblamiento, pero también del escaso número de moradores. De hecho, en otros lugares del obispado de Cuenca, tal como nos aparece en otro documento, el arcediano de Alarcón era incapaz de cobrar los diezmos de aquellos núcleos que se movían entre la despoblación y un escaso número de moradores que no iba más allá de la media docena, tales eran Rus, Villar de Caballeros, las incipientes aldeas de El Cañavate o Robredillo de Záncara[2].
En el caso de la Ensancha de Alarcón, el movimiento de roturación de tierras venía desde Iniesta, cuyos vecinos se aprovechaban de los usos comunes de la tierra de Alarcón por su integración en el Marquesado
Çiertos vesinos de la villa de Yniesta e otras partes que labran e cojen pan e vino e otras symillas e otras qualesquier cosas en los llecos que dicen de las Madrigeras e de la casa de Gil Garçía e la casa de Albarrilla, en el villar de Domingo Peres[3]
La zona de la Ensancha y Madrigueras era variada en la producción agraria, además de pan y vino, se cultivaban las hortalizas, el lino y el cáñamo. El arcipreste de Alarcón era conocedor del desarrollo agrario de la zona, pero también de la inestabilidad de la producción; por esa razón, la recaudación del diezmo tomaba la forma de renta fija con los colonos a pagar, expresamente se decía, independientemente de circunstancias sobrevenidas, naturales o de guerra[4]. La cuantía del diezmo quedaba estipulada en diez fanegas de trigo y cinco arrobas de vino.
Aparte de la preocupación del concejo de Alarcón por la usurpación de sus tierras, con toda probabilidad hemos de ver el deseo del marqués de Villena de controlar el auge de este movimiento de colonización de tierras en beneficio propio. Sabemos de sus intentos de considerar las tierras llecas como de su propiedad y la imposición de un impuesto por su cultivo, llamado terrazgo y consistente en el pago de un cahiz de cereal por cada quince cahíces cosechados[5]. El movimiento roturador de mediados de siglo debió ser generalizado en todo el Marquesado de Villena. Tenemos testimonios de nuevas vecindades en las aldeas de Castillo de Garcimuñoz, que se prolongaron hasta los momentos previos a la guerra[6]. A la altura de 1462, podemos confirmar ese movimiento de rompimiento de tierras que fue acompañado de un crecimiento demográfico. Sí es cierto que, por testimonios orales posteriores, los núcleos principales como San Clemente o Villanueva de la Jara apenas si demuestran crecimientos espectaculares de su población. No cabe duda que la guerra actuó como elemento corrector negativo y que la misma actividad agraria tuvo que ceder ante la ganadería, pero tal fenómeno aparente de contracción está escondiendo en realidad cómo las roturaciones de mediados de siglos dieron lugar a un fortalecimiento de aldeas insignificantes, caso de Sisante, o a la aparición de formas de población dispersas que darán lugar a casas aisladas, por ejemplo Casasimarro, o a alquerías que serán el elemento aglutinador en torno al que crecerán las futuras aldeas de Tarazona, Quintanar o Madrigueras.
Para determinar el proceso de usurpación de tierras se tomó declaración jurada a veintidós vecinos de Alarcón y su tierra, como determinadores, que incluían además de vecinos de la villa madre, de otras aldeas y villas desde donde se estaban llevando a cabo las roturaciones: San Clemente, Vara de Rey, La Roda, Villanueva de la Jara, El Peral, Motilla e Iniesta. Los testimonios nos aportan los llecos y baldíos en el horizonte de la roturación de tierras, su extensión y los labradores que labraban esos terrenos. Aunque curiosamente hay un silencio llamativo en lo que luego serán aldeas jareñas del sur; quizás se intentó evitar entrar en colisión con un proceso de asentamiento muy consolidado.
La descripción de este grupo de peritos nos enumera una a una las roturaciones del momento. En un vallejo de la Calera, camino del Picazo, encontraron tierras labradas por Alonso Díaz González, que también había labrado tierras en el vallejo de los Arenalejos. Ambas tierras estaban incluidas en la redonda que la villa de Alarcón había cercado en torno a ella.

Los determinadores avanzaron por la senda del Castellar hasta llegar a la cueva del Castellar. Desde la peña del Castellar, río abajo, hasta el barranco de la Higuera, se tenía por tierras llecas de Alarcón, pero ahora no estaban cultivadas, aunque lo habían estado anteriormente por Juan Sánchez de Chinchilla, aunque el concejo de Alarcón le había revocado la licencia para explotar estas tierras en un contencioso poco amistoso
E después que Gonçalo Sánchez de Alarcón en nonbre del dicho conçejo e otros muchos omes ge la rreuocaron[7]
La zona, en los límites actuales entre Gabaldón y Motilla, respondía a roturación de tierras por los labradores motillanos.
Fueron de aquí adelante por la senda del Castellar e llegaron a la cueva del Castellar, cerca del rrío e dixeron los desterminadores que desde la peña del Castellar fasta el barranco de la Figuera que es el rrío abaxo que es de Alarcón e lleco del conçejo[8]
Quizás no se perdonaba la intrusión de un forastero en un territorio que los motillanos consideraban propio. En el momento de la visita de los determinadores estaba cultivando esta tierra Diego Sánchez Sastre, vecino de Alarcón; el terreno cultivado era de ciento cincuenta almudadas. Más abajo del barranco de la Figuera hasta la rambla Honda, varios colonos cultivaban una superficie menor de cincuenta almudadas, aunque a la hora de citar a los colonos se repite el nombre de Diego Sánchez junto al de Juan Sánchez Gallego. De allí camino a unas salegas en el llamado asómate[9] de la casa del Picazo, población que nos aparece en este momento como simple casa. El total de tierras llecas pertenecientes a Alarcón en este paraje era de doscientas almudadas.
Desde las salegas hasta el camino de Tébar, por uno y otro lado del río, quinientas almudadas, labradas de nuevo por Juan Sánchez Chinchilla y Juan Sánchez Ballestero. Desde allí, dos mil almudadas más
Como va el dicho camino de la dicha Téuar e entra en la cañada que va el camino que labra Gil López morador en Villanueva fasta la choça que labraua Martín Sánchez del Picaço de la senda abaxo e agora labra Juan Sánchez Ballestero e derecho al vallejo de la fuente Arenosa de un cabo del río e del otro[10]
Los llecos de Alarcón se extendían desde la Choza, (¿Las Chozas, granja de Alarcón?) de Martín Sánchez del Picazo hasta el carril que sale del vado del Fresno y va hasta Sisante. Un total de mil quinientas fanegas que caían en la órbita de una aldea de gran porvenir, Sisante, y que partían del vado del Fresno, donde San Clemente construirá cincuenta años después los molinos del Concejo. Más abajo del carril que iba del vado del Fresno y hasta los molinos de la Losa, posesión por entonces de Hernando del Castillo, el futuro alcaide de Alarcón; en total mil setecientas almudadas más. Sobre estas almudadas había puesto sus ojos Hernando del Castillo, provocando bastante recelo de los vecinos de los lugares comarcanos. Los propios determinadores para negarle cualquier derecho al futuro alcaide de Alarcón añadieron, apoyados en el juramento de tres testigos, que
nunca vieron que los dichos molinos touieran exido ninguno de yerua nin de lauor, saluo de un año a esta parte que oyeron desçir que Fernando del Castillo auía puesto unos molinos en el canpo susodicho pero que nunca lo conosçieron por suyo
El siguiente espacio llegaba hasta el molino de los Nuevos, pero las tierras llecas se extendían por la margen derecha del Júcar, el llamado rincón de Alonso García, labrado en otro tiempo, pero que a la altura de 1462 había sido convertido en dehesa, unas setecientas almudadas, que se unían a otras quinientas almudadas incultas entre rincones y vallejos. Más al este, y siguiendo la cañada de la Losa en dirección a Casasimarro, entonces casa de Simarro a secas, los pinos “gordos” daban paso a tierras de labrantío, llecos propios de Alarcón. Al sur camino del molino de la Foz (¿del Batanejo?), trescientos almudes más, de los que no se conoce colonos. Bajando hasta el término de La Roda por la margen derecha del río Júcar y hasta la dehesa de Galapagar, mil setecientas almudadas más de tierras llecas. Al sur de la dehesa de Galapagar hasta limitar con el río Júcar se extendían dehesas de yerba y caza hasta la Motilla, actual Motilleja, límite con los términos de Jorquera.
Eran los mismos términos que Alarcón defenderá como propios al finalizar la guerra del Marquesado en 1480. Pero, en este momento, Alarcón en virtud de la sentencia de fijación de términos con San Clemente en 1455 pretende la margen derecha del Júcar hasta llegar al vado del Fresno, y más allá, intenta reducir los derechos de Hernando del Castillo sobre los molinos de la Losa a la casa y piedras levantadas por el río, mientras recuerda su posesión sobre los territorios al sur de Villanueva de la Jara y los lindantes con Iniesta, que después de 1480 ambicionará la aldea la Jara, pero que ahora es simple pretensión de particulares. Aun así, los terrenos próximos al Júcar muestran una incipiente roturación hasta llegar a El Picazo o los impulsos que llegan desde la aldea de Sisante hasta el vado del Fresno; hasta llegar a la casa de Simarro dominan todavía los pinos “gordos”. Desde Galapagar, al sur de la actual Villalgordo del Júcar, hasta los límites de Jorquera todo es dehesas de yerba y caza.
Significativo es que las tierras llecas de Alarcón son explotadas, cedidas tal vez en arrendamiento, por unos pocos labradores de los que nos han quedado los nombres que las labraban de forma monopolística: Alonso Díaz. Juan Sánchez de Chinchilla, Juan Sánchez Ballestero. Estas cesiones del concejo de Alarcón a favor de particulares debieron chocar con los moradores de las aldeas más próximas a estos llecos y baldíos que ambicionaban la explotación de estas tierras y que se remitían al fuero de Alarcón para defender el libre uso de unas tierras que consideraban comunales y de libre aprovechamiento. Hemos señalado el conflicto con Juan Sánchez de Chinchilla en la senda del Castellar, pero los conflictos debieron ser más graves en Quintanar, Tarazona, Madrigueras o la llamada luego Ensancha de Alarcón, en los límites de Iniesta, donde un movimiento de rompimiento de tierras más intenso era visto por el concejo de Alarcón como simple usurpación de sus términos.
A los viejos conflictos de las aldeas con la villa de Alarcón, se unía uno de mayor calado: la intromisión señorial, no solo del marqués, sino también de sus criados. Nos aparece la figura de Hernando del Castillo, por entonces camarero del maestre de Santiago[11], que se arrogará el monopolio de los molinos en la ribera del Júcar entre la Noguera y la Losa, por concesión de don Juan Pacheco. Aunque la concesión es de 18 de junio de 1462, del propio texto se deduce que la apropiación de los molinos es de un año anterior; algo que fue mal digerido tanto por los particulares como por los vecinos de Alarcón, que intentan cortar de raíz cualquier derecho añadido de apropiación de la tierra que vaya más allá de los molinos. Es más, la donación de los molinos habría de ser ratificada tres años después. A las apetencias señoriales de Hernando del Castillo, se sumaban otras como el legado del doctor Pedro González del Castillo, que poseía las de Galapagar y Olivilla.
Un tercer conflicto era con el estado eclesiástico, que veía cómo la usurpación por los vecinos de estas tierras le restaba los ingresos procedentes de los diezmos. El cobro de los cahíces de Tarazona o Quintanar se haría integrando estas nuevas poblaciones en Villanueva de la Jara y en el caso de la Ensancha de Alarcón, como hemos visto, a través de una cantidad fija determinada de antemano.
El presente inventario de tierras llecas y baldíos del concejo de Alarcón, bajo juramento de veintidós vecinos y moradores del suelo común y ante dos de sus alcaldes ordinarios, muestra el interés y persistencia de la villa por mantener sus propios frente a las usurpaciones señoriales, pero también frente a aquellas otras de particulares. El inventario de llecos a ambos márgenes del Júcar sería el apoyo de la villa de Alarcón para mantener sus propios tras la derrota de la guerra del Marquesado, infructuosamente, caso de la disputa con San Clemente, y con más éxito, caso de la disputa con Villanueva de la Jara. Alarcón conservaría íntegros los llecos de la margen izquierda del Júcar.

ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CUENCA (ACC), I, caja 41, nº 3, Inventario de las tierras llecas de Alarcón realizada por mandato de Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena.
                             *********************
Relación de personas que aparecen (14 de octubre de 1462)
  • Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena por don Juan Pacheco
  • Juan Sánchez Gallego, procurador de la villa de Alarcón
  • Juan de Iniesta, escribano público de la villa de Alarcón
  • Gil de Olmedilla, alcalde ordinario de Alarcón
  • Diego de Almansa, alcalde ordinario de Alarcón
Determinadores de las tierras llecas y baldíos:
  • Martín Sánchez de Tébar, vecino de San Clemente
  • Antón López de Fuentelespino, vecino de San Clemente
  • Martín Sánchez Barriga, vecino de Vara de Rey
  • Pedro Sánchez Fraile, vecino de Vara de Rey
  • Gonzalo Sánchez vecino de Vara de Rey
  • Alfonso Fernández Notario, vecino de La Roda
  • Jaime Martínez de la Mota, vecino de La Roda
  • Benito Sánchez Pescador, vecino de Alarcón
  • Juan Sánchez Ballestero, vecino de Alarcón
  • Juan Sánchez Rubio, vecino de Alarcón
  • Juan Martínez de la Casa, morador en Villanueva de la Jara
  • Juan Martínez Prieto, morador en Villanueva de la Jara
  • Gómez Pérez, morador en Villanueva de la Jara
  • Bartolomé Sánchez Fajardo, morador en Villanueva de la Jara
  • Juan Sánchez del Pozoseco, morador en Villanueva de la Jara
  • Juan Martínez de Sancho Martínez, morador en EL Peral
  • Martín Sánchez Lázaro, morador en El Peral
  • Gonzalo Sánchez de Arnedo, vecino de La Motilla
  • Juan Martínez Guerrero, vecino de la Motilla
  • Juan Garrido, vecino de Iniesta
  • Alonso García de Ibáñez Gil, vecino de Iniesta
  • Pedro Jiménez, vecino de Iniesta
Otros vecinos:
  • García Arévalo, vecino de Alarcón
  • Juan Catalán, vecino de Alarcón
  • Alonso López, pregonero, vecino de Alarcón
  • Juan García de la Casa, vecino de Alarcón
  • Mateo, hijo de Alonso López, cardador, vecino de Alarcón
  • Martin Sánchez de Medina, vecino de Alarcón
  • Martín Fajardo, vecino de Vara de Rey
  • Martín de Vala de Rey, vecino de Vara de Rey
  • Juan de Vala de Rey, padre del anterior, vecino de Vara de Rey
  • Gil de Francia, vecino de Iniesta
  • Juan de los Heras, morador de Villanueva de la Jara
  • Juan del Provencio, molinero de la Losa



[1] ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CUENCA (ACC), I, caja 41, nº 3, Inventario de las tierras llecas de Alarcón realizada por mandato de Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena. Alarcón, 1462, octubre, 14. Hay copia posterior, aunque con errores de transcripción (ACC, I, caja 41, nº 2)
[2]  ACC, I, caja 41, nº 1. Pedro de Escamillo, clérigo cura de Algarra, Fernando de Fuenterabia, clérigo cura del Robladillo de Zancara, y Fernando de Aguerlo, cura de Pajarón, otorgan poder a Alfonso de Pinarejo para obligarse a pagar los marevedís a los refitores de Zafra, Alcañavate, Santa María del Campo Rus, Villar de Ceballos y Villanueva de Alcorón. Castillo de Garcimuñoz, 1466, julio, 1
[3] ACC, I, caja 41, nº 17 (Olim Cajón 5, Legajo 19, Nº 264). Compromiso y arrendamiento de los diezmos de los llecos entre el Cabildo de Cuenca y Diego de Iniesta, Arcipreste de Alarcón. Cuenca, catedral Sala Somera, 1468, julio, 6
[4] Poco o mucho lo que Dios diere e a todo caso fortuito e ynopinado de piedra e nibla seca langosta yelo quema e a toda guerra de rrey a rrey o de ynfante heredero o de hermandad o de otro qualquier señor o señora poderoso o non poderoso e a otra qualquier que sea et a todo rrobo fuerça toma pestilençia (Ibídem)
[5] ORTUÑO MOLINA, Jorge: Realengo y señorío en el Marquesado de Villena. Real Academia Alfonso X el Sabio. Murcia, 2005. pág. 257
[6] AHN. CONSEJOS, 31760, 44 y 33: Junto a los que desempeñan oficios vinculados a los paños hay numerosos vecinos que se asientan en las aldeas dependientes de Pinarejo, La Almarcha o Torrubia, favorecidos por las ventajas fiscales que se otorgan: los cinco primeros años se pagan tributos por la mitad de los bienes dejados en el lugar de origen y los siguientes cinco por los bienes poseídos.
[7] ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE CUENCA (ACC), I, caja 41, nº 3, Inventario de las tierras llecas de Alarcón realizada por mandato de Diego de Heredia, corregidor del Marquesado de Villena. Hay copia posterior, aunque con errores de transcripción (ACC, I, caja 41, nº 2)
[8] Ibídem
[9] “Asomadero” en la copia posterior del documento
[10] Ibídem
[11] ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 1628, PIEZA 15. Pleito entre Alonso del Castillo y la villa de San Clemente por la edificación de un molino en el vado del Fresno. 1515, folios 25 y 26 vº

domingo, 16 de diciembre de 2018

Las tierras de Alarcón en Iniesta


Los términos de Alarcón colindaban con los de Iniesta. Era la zona de la Ensancha, donde, sobre suelo de Alarcón, labraban las tierras los vecinos de Iniesta. La tradición, a la altura de 1528, se conjugaba con los intereses de la villa de Alarcón, que consideraba a los iniestenses como ocupantes de su suelo, y que debían pagar un canón por el cultivo de esas tierras. La Tierra de Alarcón había sido desmembrada por la exención de las villas después de la guerra del Marquesado. Las contribuciones fiscales de mediados del siglo XV ya nos muestran una Tierra desgajada (véase ANEXO I). El villazgo de San Clemente en 1445 había contribuido a ello, pero otros lugares como Barchín o Motilla del Palancar tenían sus términos definidos desde entrado el siglo XV. El amojonamiento de estos lugares después de 1480 por el licenciado Molina no dará lugar a disputas, más allá del conflicto entre Barchín y Alarcón por Valverdejo. Otros lugares como Gabaldón, arruinado y despoblado después de la guerra, cayeron del lado de Motilla. Pero los territorios del sur que se abrían a la izquierda de la ribera del Júcar y que llegaban a los mismos límites de Iniesta por el este y a los límites del obispado de Cuenca por el sur estaban más indefinidos. Alarcón no aceptó perder estos territorios acabada la guerra. Villanueva de la Jara, que había articulado su territorio en torno al río Valdemembra, intento crear un espacio amojonado propio, que chocó con las amplias dehesas que tenía el suelo de Alarcón y aquellas otras que habían caído en dominio señorial por donación y merced de los Pacheco.

El término de Villanueva de la Jara nos muestra, aún siendo el
croquis tardío, del Catastro de Ensenada, y ya eximidas algunas
aldeas por villazgos, la difícil articulación de un espacio propio
por el ,mantenimiento de los viejos derechos señoriales y de
Alarcón, tras el fin de la guerra del Marquesado.

Villanueva de la Jara y sus labradores conquistaron el espacio con la roturación de nuevos núcleos como Tarazona, Madrigueras, Quintanar o Gil García. Las casas de estas nuevas aldeas eran de Villanueva de la Jara (al margen de aquellas que se había reservado el marqués), los campos de Alarcón. Los pequeños núcleos de casas, simples quinterías, en algún caso, al finalizar la guerra se convirtieron en pueblos que multiplicaron la población a comienzos del siglo XVI; las casas se construían ya sobre el suelo de Alarcón, y, en algún caso, como en Tarazona, los mojones partían las casas. Pero todavía el suelo de Alarcón conservaba un área de tierras, labradas o por labrar, y sin población. No existían núcleos posteriores como las Casas de Santacruz; la explotación de la tierras se hacía por renteros desde Iniesta. Era lo que se conocerá posteriormente como la Ensancha de Alarcón. En estas tierras, los viejos derechos de la villa de Alarcón chocaban con los renteros de Iniesta, labradores de esas tierras y con los deseos de los Pacheco por hacerse con el excedente de sus cosechas.

Término de Alarcón, según el Catastro de Ensenada.
El croquis intenta reflejar las tierras de Alarcón en torno a la ribera
 del Jucar y la Ensancha, limítrofe,
 desde la cañada Calera, con Iniesta


Los viejos derechos de la villa de Alarcón se superponían a aquellos otros que el maestre Juan Pacheco había impuesto sobre los renteros. Sabemos del caso de los renteros iniestenses que labraban las tierras de Jorquera y parcialmente de la labranza de estos renteros en tierras de Alarcón, por los estudios de ORTUÑO MOLINA (1).  El conflicto surgía entre la explotación de las tierras en régimen de enfiteusis, más favorable a los labradores, que, a cambio de reconocer al marqués un derecho eminente sobre las tierras, disponían de la propiedad de facto de las tierras más allá de un canon fijo anual. o la alternativa más desfavorable, y deseo señorial, de imponer una renta anual revisable a los labradores de Iniesta, con el riesgo de ser considerados simples renteros de la tierra que labraban. En el caso de las tierras de Alarcón, vecinas de Iniesta (2), el maestre Juan Pacheo había impuesto un cahíz por cada quince cahíces cosechados como tributo a los labradores; hacía veinticinco años se decía, a contar hacia atrás desde 1488. Jurídicamente se consideraba que dichas tierras eran llecas y no propias del concejo de Alarcón, con lo que los Pacheco se arrogaban su propiedad. El primer tributo impuesto por los Pacheco fue cambiado en 1488 por un canon de cincuenta fanegas pagadas por cada uno de los labradores de la villa de Iniesta, que para entonces ya, desde los límites de sus términos, roturaban las tierras próximas a los términos e liecos de Madrigueras, casa de Gil García e en la cañada del Halcón y en la casa de la Vurrilla y en los otros liecos (3). Las cincuenta fanegas cobradas por el maestre don Juan Pacheco, fueron cedidas posteriormente a un criado suyo, llamado Pedro de Espinosa, aunque al finalizar la guerra del Marquesado, el hijo del maestre don Juan, Diego López Pacheco recuperó para sí tal derecho. Reabriéndose de nuevo el conflicto con los labradores de la villa de Iniesta. Creemos que la historiografía albaceteña sobrestima el proceso roturador al finalizar la guerra del Marquesado. Para nosotros, tal impulso roturador se vio muy constreñido en los años ochenta por unas sociedades rurales muy esquilmadas por el esfuerzo y destrucción de la guerra y, en cualquier caso, se sustanció en beneficio del desarrollo ganadero. El debate de finales de siglo se centró más en los deseo de los Pacheco de recomponer rentas. Para ello, el mejor modo de conseguirlo era considerar como llecas las tierras (susceptibles de usurpación, por tanto) del sureste de Alarcón, sobre el que la debilitada villa de Alarcón podía alegar derechos como bienes propios, pero no los labradores de Iniesta, cuya vecindad era en suelo de Cuenca y por tanto no podían alegar los derechos que les daba el fuero de Alarcón a la libre roturación de esas tierras, fundado en un derecho de presura (4). La roturación desmedida de tierras vino a comienzos de siglo y una vez que las sociedades rurales se sobrepusieron a la crisis alimentaria de comienzos de siglo y a la epidemia de peste que azotó la zona en 1507 y 1508. No negamos los impulsos roturadores de los años ochenta y noventa (5), pues las constataciones que tenemos es que los núcleos poblados al sur de Villanueva de la Jara comienzan a tener cierta entidad, llegando caso de Quintanar o Tarazona a los treinta vecinos cada una. Pero la verdadera explosión agraria y poblacional de la zona tiene lugar en la segunda década del siglo XVI, momento en que las aldeas jareñas triplican su población, las ruedas de los molinos del Júcar son incapaces de moler el trigo que les llega o familias como los Castillo se enriquecen con los préstamos a censo a los agricultores. Es difícil saber lo que pasó en la Ensancha de Alarcón, pero nos aventuramos a decir que los primeros intentos de roturación (algunos obligados por quienes huían de las represalias de los vencedores de la guerra) a partir de 1485, fue seguido, tras el impasse de comienzos de siglo, de una multiplicación de los procesos roturadores. Los pequeños labradores, incapaces de hacer frente a los cánones tributarios del marqués de Villena se vieron obligados a vender sus tierras, viviéndose un proceso de concentración agraria en apenas una veintena de propietarios que, posiblemente redujeran a la condición de renteros suyos a los pequeños labradores. Esa veintena de propietarios gozaba de suficiente excedente como para buscar un compromiso con el marqués. El resultado fue la búsqueda de un reconocimiento pleno de la propiedad de la tierra a cambio de un canon llevadero a don Diego López Pacheco. El gran perjudicado fue el concejo de Alarcón. Es solo una hipótesis de estudio, que ha de ser refrendada por las fuentes documentales, pero digna de plantearse.

Las disputas sobre el derecho de los labradores a labrar las tierras de Alarcón fueron sustanciadas en un primer momento por el juez de comisión Bartolomé de Santacruz en 1488, que reconoció el derecho de los agricultores iniestenses, pagando un canon de cincuenta fanegas de trigo por la labranza de los terrazgos y treinta maravedíes de cada yunta que labraren para los caballeros de sierra de Alarcón. La sentencia del corregidor Santacruz fue modificada por la Chancillería de Granada, que reconoció en 1526 a favor del concejo de Alarcón las cincuenta fanegas que pagaban los labradores de Iniesta al marqués. La presión del marqués de Villena y duque de Escalona obligaría a la villa de Alarcón a renunciar el 27 de marzo de 1528 a dicho tributo en favor del marqués.

El acuerdo, o imposición, a tres de 27 de marzo de 1528 fijaba que los renteros iniestenses se comprometían a pagar un máximo de seiscientos fanegas de cereal al marqués don Diego López Pacheco, la mitad de trigo y la mitad de cebada y centeno. Y en lugar de las cincuenta fanegas de trigo y camuña, los renteros de Iniesta debían pagar dos fanegas de trigo por cada par de ganado, yunta, que labrasen en dicho término de Alarcón. Dicho tributo se pagaba en concepto de renta, pero también como reconocimiento de derecho eminente del marqués sobre dichas tierras, pues se permitía el acceso a la propiedad de los renteros de Iniesta sobre las tierras que cultivaban, siempre que pagaran las mencionadas dos fanegas y que cualquier enajenación de tierras no se hiciera a forasteros. El concejo de Alarcón perdía el derecho de tanteo sobre estas ventas, reservado únicamente a enajenaciones a forasteros. Por otra parte, las tierras en litigio tenían la consideración de propios de Alarcón. Razón por la cual, la villa de Alarcón tuvo que renunciar ese 27 de marzo en favor del marqués al cobro del derecho de las cincuenta fanegas en sus nuevas formas, en aun artificio jurídico que reconocía su soberanía sobre su suelo, pero no sobre las rentas generadas por éste.

La negociación de este compromiso por parte del marqués la llevó Andrés del Castillo Quijano, su contador; hombre del que poco sabemos aparte del rechazo que provocó su deseo de hidalguía en 1539. Andrés del Castillo, asumió también la representación del concejo de Alarcón, posiblemente muy a pesar de la villa, y Hernán García, hijo de Mingo Juan, llevó la representación de los labradores de Iniesta.

El pleito se había iniciado hacia 1488. Mientras el pleito se quedaba muerto, los labradores iniestenses, por la vía de los hechos, en el primer cuarto de siglo, conseguían hacerse con el control de la explotación de las tierras sin hacer frente a sus tributos. Pero cuando el marqués de Villena decide cobrar estas rentas, la primera solución que adoptarán los vecinos de Iniesta será avecindarse en la villa de Alarcón, determinación que agradará al concejo de Alarcón, pero no tanto al marqués de Villena y menos al concejo de Iniesta, poco dispuesto a perder, aunque pocos, una parte de sus vecinos. El concejo de Iniesta fue el primero en buscar una salida de compromiso
les paresçía ser mejor e más útil e provechoso a la dicha villa e a los veçinos della averese de pagar una moderada suma e cantidad de pan por cada un par de mulas o bueyes o otra cualquier yunta que labraren en los dichos términos que no averse de pagar las dichas çinquenta fanegas 
Así el concejo de Iniesta se puso en contacto con don Diego López de Pacheco para buscar un compromiso, mandando como apoderado a Hernán García de Mingo Juan. La oferta de Iniesta fue pagar dos fanegas de trigo por cada yunta de labranza y treinta maravedíes para los caballeros de sierra de Alarcón. Hernán García de Mingo Juan representaba a un total de dieciocho labradores, que explotaban directa o indirectamente las tierras de los términos de Alarcón, en lo que luego se llamará la Ensancha. Conocemos sus nombres: Diego de Cubas, Pedro Clemeinte, Juan de Iniesta, Martín Merino, Alonso de Sotos, Alonso de la Jara el viejo, Alonso de la Jara el mozo, Juan Correa, Diego Mondéjar, Benito de la Jara labrador, Alonso de las Heras, Aparicio Sánchez de las Heras, Pedro Ruiz, Alonso del Soto, Pedro de la Jara el mozo,  Juan de la Jara yerno de Pedro de la Parra, Juan Clemeinte, Hernán García de Mingo Juan. Esta larga lista es significativa porque muestra cuánto había cambiado la situación en la Ensancha de Alarcón. Los viejos y múltiples renteros en la zona habían sido sustituidos por unos pocos labradores que cultivaban superficies más extensas y que habían conseguido una plena propiedad de hecho sobre las tierras. La vieja exacción feudal de los Pacheco sobre los renteros, que suponía una importante parte del excedente agrario, había devenido en la exigencia de un derecho eminente sobre las tierras de escasa tributación y que dejaba en manos de los labradores la enajenación de las tierras.

La concordia entre el concejo de Iniesta y el concejo de Alarcón y don Diego López Pacheco fue acordada por Hernán García de Mingo Juan en nombre del primer concejo y el contador Andrés Castillo en nombre de las segundas partes. Contenía siete capítulos:

  1. Los labradores de Iniesta se comprometían a pagar para Santa María de agosto al marqués de Villena seiscientas fanegas, mitad de trigo y mitad de cebada y centeno. Previamente la villa de Alarcón renunciaba a recibir las 1950 fanegas de trigo y comuña que tenía derecho a percibir por sentencia ejecutoria, al considerarse que los labradores egelestanos labraban tierras pertenecientes a los propios de Alarcón.
  2. Aceptación por ambas partes los treinta maravedíes por yunta con destino a los caballeros de sierra de Alarcón, que se habían dejado de pagar. Destacar que éste era un golpe más a una vieja institución. Los caballeros de sierra de Alarcón tenían su fuerza derivada de los desmesurada extensión de los propios de Alarcón. Un repaso de los nombres de los caballeros nos muestra que eran algo más que guardas de montes; a comienzos de siglo, los antiguos criados y caballeros al servicio del marqués encontraron nueva ocupación defendiendo los montes de la villa y garantizando el monopolio o control de la explotación de actividades como la grana o el paso de los ganados mesteños y locales. Ahora perdían una fuente de sus ingresos como perderían con el tiempo los ingresos derivados de los derechos ganaderos de borra. En realidad, la capitulación seguía reconociendo el derecho a favor de los caballeros de sierra de Alarcón y únicamente perdonaba a los labradores de Iniesta los treinta maravedíes por yunta que en los años pasados habían dejado de pagar. Pero es poco creíble que unos labradores que por la vía de los hechos habían dejado de pagar lo hicieran ahora en el presente y después en el futuro.
  3. Renuncia del concejo de Alarcón y de sus caballeros de sierra, así como del marqués de Villena y duque de Escalona a cualquier derecho pasado sobre los terrazgos labrados por los de Iniesta o derivado de las averiguaciones y probanzas hechas en el pleito entre ambas partes.
  4. Pago a partes iguales entre los litigantes de las costas del juicio mantenido en años pasados por los terrazgos.
  5. Sustitución del viejo tributo de cincuenta fanegas a pagar por cada uno de los labradores de Iniesta por una nueva imposición de dos fanegas de trigo anual por yunta y a desembolsar el quince de agosto: dos hanegas de trigo de terradgo e tributo de cada un año de cada un par de mulas o bueyes o de otra qualquier yunta con que labraren qualesquier partes de los dichos términos y que la den y paguen de buen trigo linpio e rreçibidero por el día e fiesta de Santa María de agosto de cada un año dentro de la dicha villa de Yniesta a la persona que el dicho señor marqués o sus subçesores nonbraren. Téngase en cuenta que se repartían de hecho seiscientas fanegas entre dieciocho labradores y nos haremos una idea de la entidad de los labradores iniestenses con más de treinta yuntas por cabeza. Pártase también de las antiguas 1950 fanegas pagadas a razón de cincuenta por terrazgo para deducir la cifra de alrededor de cuarenta renteros de antaño y el enorme esfuerzo roturador de la zona desde aquellos pocos labradores de 1488, cuyos nombres se nos han conservado. Es decir se pagaba mayor cantidad de trigo por labrador que antes, pero la superficie labrada por labrador era mayor y el tributo pagado en su montante global era un tercio de la renta antigua. Los iniestenses ganaban en el concierto, es poco imaginable que el marqués perdiera en el trato, así que hemos de concluir que el perdedor real en esta iguala desigual era el concejo de Alarcón. En la concentración y mayor superficie de los labrantíos (y en su extensión, pues se habla de la labranza de tierras llecas) desempeñó un papel fundamental la introducción de la mula, en sustitución del buey, en los campos. Aquí residía la clave del pleito: los múltiples tributos por la gran diversidad de terrazgos cultivados habían dado lugar a unos pocos labradores labrando grandes superficies y con mayor excedente en las cosechas. El número de terrazgos se había reducido drásticamente por las enajenaciones y concentración de propiedades entre los labradores iniesteneses y con ello la cuantía de tributos, aplicados por terrazgo. Los pagos tenían carácter retroactivo y se retrotraían a los años atrás de diferencias en el pleito mantenido.
  6. La ejecutoria de la Chancillería de Granada, que no había llegado a aplicarse y de la que desconocemos la fecha, reconocía las cincuenta fanegas pagadas por los terrazgos de Iniesta como propio de la villa de Alarcón y no renta del marqués. Ahora en la escritura de concertación, Alarcón renunciaba a tal derecho en favor del marqués, ahora convertido en nuevo derecho de dos fanegas por yunta.
  7. Derecho de los labradores a vender y trocar los heredamientos libremente, supeditado a dos condiciones: Las ventas no se ha de hacer a forasteros, salvo, en ese caso, que el concejo de Alarcón se reserve en los primeros treinta días siguientes a la venta y trueque un derecho de tanteo para comprar las heredades en transmisión.
La renuncia de la villa de Alarcón sobre los terrazgos no vendría hasta el 29 de marzo de 1528, cuando el concejo de la villa, reunido en sesión plenaria hizo renuncia formal a sus derechos ante el contador Andrés del Castillo. Uno por uno los oficiales de Alarcón aprobaron la escritura de transacción, conveniencia y capitulación de 27 de marzo de 1527 y ratificaron la renuncia a considerar los terrazgos como propios de la villa de Alarcón. La renuncia fue doble, pues se renunciaba a los derechos sobre el viejo suelo de la tierra de Alarcón en favor del marqués y se renunciaba a esa misma propiedad de las rentas que les había reconocido la Chancillería de Granada. No creemos en la voluntariedad de la renuncia por los regidores alarconeros, tutelados en el pleno del ayuntamiento por el hombre del marqués, el contador Andrés del Castillo, y obligados a jurar ante la Cruz y los Evangelios.  Tal humillación se la hicieron pagar en su persona diez años después, cuando Andrés del Castillo Quijano pretendió ganar ejecutoria de hidalguía. No contó con el favor y declaración de los vecinos de la villa de Alarcón.




Concejo de Alarcón de 29 de marzo de 1528:

Juan Pérez de Villanueva, Garci Zapata, Antonio de Villanueva (alcaldes ordinarios), Martín de Olmedilla (juez), Andrés del Castillo, contador del marqués de Villena, Diego López Granero (regidor), Melchor Granero, Juan de Ruipérez, Diego López de Flomesta (diputados de caballeros y escuderos), Cristóbal de la Parilla, Antón Sánchez de Moya y Garci Martínez de Monedero, (diputados de los labradores)



Concejo de Iniesta de 6 de febrero de 1528

Martín de Cubas y y Martín Martínez de Castillejo, alcaldes ordinarios
Juan García de Domingo Juan y Juan Clemeinte, alguaciles
Benito Pérez, Juan García de Castillejo,
Alonso Paino, Martín del Campo, Benito de la Jara, labrador, Alonso Cano, Martín Merino,
diputados

ANEXO I


LUGAR O VILLA
CONTRIBUCIÓN MARAVEDÍES 1455
OBSERVACIONES
CIUDAD DE CHINCHILLA
51757,5
57757 al margen
VILLA DE ALBACETE
18105

VILLA DE HELLIN
16380

VILLA DE TOBARRA
6900

VILLA DE ALMANSA
13800

VILLA DE BELMONTE Y SU TIERRA LA VIEJA
54345

CONCEJO DE LOS OLMILLOS
510

CONCEJO DE LAS MESAS
4305

CONCEJO DE EL PEDERNOSO
5506,5

CONCEJO DE LAS PEDROÑERAS
2580

CONCEJO DE TRESJUNCOS
4905

VILLA DE SAN CLEMENTE
12247,5

CONCEJO DE VALA DE REY
3532,5
Aldea de San Clemente
CONCEJO DE PERONA
1700
Aldea de San Clemente
VILLA DE CASTILLO DE GARCIMUÑOZ
66427,5
Casa de Don Benito, El Pinarejo, El Quintanar, La Puebla, La Nava, Torrubia, La Almarcha y la Cañada
CONCEJO DE HONRUBIA
5125

CONCEJO DE MONTALBANEJO
8445

CONCEJO DE LA HINOJOSA
1626,5

CONCEJO DE OLIVARES
1552,5

CONCEJO DE BARCHÍN
4395

CONCEJO DEL CAÑAVATE
9440

CONCEJO DE LA ALBERCA
4477,5

CONCEJO DE LA MOTILLA
2242,5

VILLA DE ALARCON
20250
Valdemembra, El Peral, Gabaldón,  Olmedilla, Valhermoso, Pozoseco, Tébar, Gascas, Villalba
CONCEJO DE LA RODA
5257,5

VILLA DE INIESTA
34500



El gráfico nos muestra la entidad propia a efectos fiscales (pedido de las cuatro monedas de 1455) de diversos núcleos poblacionales, a pesar de tener la consideración en muchos casos de aldeas. Destaca la integración de El Peral o Villanueva de la Jara (aquí denominada Valdemembra) en la villa de Alarcón.

Fuente: Archivo Histórico Nacional. Consejos, 31760, pieza 44.

NOTAS


(1) ORTUÑO MOLINA, Jorge: Realengo y señorío en el Marquesado de Villena. Real Academia Alfonso X el Sabio. 2005, pp. 252 y ss. Véase asimismo GARCIA MORATALLA, P. J.: Iniesta en el siglo XV. Iniesta, 1999
(2) Ibídem, p. 257
(3) Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148804, 24. Comisión al licenciado Bartolomé de Santa Cruz para que determine en la demanda del concejo de la villa de Iniesta por causa de ciertas imposiciones que les exigía el marqués don Diego López Pacheco, no obstante una carta del anterior marqués don Juan Pacheco, en que quitaba tales imposiciones. 12 de abril de 1488
(4) ORTUÑO MOLINA, Jorge: op, cit. p. 258, nota 531. El autor nos recuerda la cita del fuero de Alarcón inserta en un pleito de la Chancillería de Granada: e todo aquel que fuera del exido o de rayz agena fiziere auertura firme la aya
(5) ORTUÑO MOLINA, Jorge: op, cit. p. 259, nota 534. El autor recuerda la roturación de tierras por algunos vecinos de Iniesta en Alarcón y Jorquera: Gil Martínez de Alarcón, Aparcio de las Heras Miguel Herrera, Alfonso Sánchez Herrera. 

AHN, NOBLEZA, FRÍAS, Casa Pacheco: Leg. 700-21. Escritura de transacción entre el concejo de Alarcón, el concejo de Iniesta y don Diego López Pacheco, por los terrazgos. 1528