El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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Friday, March 28, 2025

De sal y escribanos

 En 1610, Mateo Gabaldón estudiaba cánones en la universidad de Alcalá de Henares. Mateo era hijo de un escribano del mismo nombre en Barchín del Hoyo, su madre María era de la familia de los Ruipérez. De la herencia y del ejercicio del oficio se había hecho con una pequeña fortuna, parte de la cual había servido para el estudio de sus hijos. Las propiedades familiares se dispersaban por toda la comarca, de Gil García a Valhermoso.

Los problemas del padre Mateo Gabaldón venían de 1598. Ese año Simón Arcos, escribano perpetuo de Barchín había comprado 160 fanegas de sal a seis reales en el salero de Minglanilla en obligación contraída con su administrador Alejo de Segura. El pago se debía hacer en la Navidad de 1600. Al no poder pagar la sal, Simón había dejado en depósito como garantía de pago el oficio de su escribanía. Mateo Gabaldón actuaba como abonador de Simón Arcos y tenente de su escribanía y en quien recaería el pago inmediato de los 960 reales de la sal más otros 47 reales de gastos en al ejecución de la deuda. Mateo Gabaldón durante el año 1604 dará con sus huesos durante varios meses en las cárceles de Barchín y Motilla, por estas deudas de la sal, que acabará pagando )1682 reales para salir de la cárcel), pero que fruto de las demoras subirán a la cantidad de 5100 reales y que a la altura de 1612 cambiarán de deudor, por la compra de la escribanía de Barchín por Juan Lezuza.

Los escribanos constituían sagas familiares que saldrán de sus pueblos para desempeñar el oficio en otros pueblos. Juan de Lezuza venía de familia de escribanos de El Cañavate, y ahora tendrá el oficio en Barchín, comprado por 300 ducados en 1612. Simón de Arcos y Mateo Gabaldón procedían de Villanueva de la Jara y, en el caso de Mateo, había desempeado antes el oficio en Valhermoso. De un modo o de otro, estos escribanos mantenían relaciones entre sí, que iban más allá del oficio. Entre los citados en este expediente: Martín García de Valverde y Melchor de León, de Motilla; Pedro de Villarreal en Piqueras; Alonso Martínez, en Minglanilla. El ejercicio de la escribanía no estaba exento de polémicas. Así, Mateo Gabaldón, aunque se intitulaba escribano de Valhermoso, lo ejercía en el paraje de la Pedrosilla, término de Alarcón, sin duda para intervenir en los negocios de esta villa, más sustanciosos.

A las relaciones entre escribanos se unían los intereses locales y las intromisiones del corregimiento. Juan de Lezuza pasaba por ser un protegido de García de Buedo y de la justicia del corregimiento de San Clemente, actuando en materia de pósitos y rentas reales y quitando competencias a Mateo Gabaldón que entendía en estos temas como escribano del ayuntamiento que era. La pérdida de esta intromisiones, en la escribanía del ayuntamiento y en la escribanía de rentas reales, por tener arrendada esta escribanía para los asuntos de Barchín, se calculaban en 200 ducados para Mateo Gabaldón, además de los intereses privados en juego desempeñando oficio público.

El pleito se enredaba por viejas obligaciones, hacia 1600, Simón Arcos y su mujer Catalina de Marcilla habían hipotecado la escribanía a un censo de cien ducados a favor de Ruy Gómez de Espinosa, vecino de Alarcón, y luego a otro censo en 1599 a favor de Pedro Manuel, vecino de Belmonte, por 42698 mrs., que a su vez compró el censo anterior. Los réditos de los censos eran 600 reales, pero habían sido cedidos por Pedro Manuel al convento de trinitarios calzados de Fuensanta y fray Fernando Prieto, tras tomar los hábitos. El convento había vendido a su vez el oficio de escribano a Diego Gómez, vecino de Sisante. Diego Gómez vendería el oficio a García de Buedo, que, inmediatamente, lo vendió a su vez a Juan de Lezuza. En realidad, estas operaciones de préstamos o censos eras simuladas para esconder deudas. Pedro Manuel era mayordomo del marqués de Villena y aunque se llevó a cabo la firma de escritura de censo, Simón de Arcos no recibió ni un maravedí, pues un testaferro del dicho Pedro Manuel, Diego de Lorca Padilla fue el que hizo presente el dinero, que inmediatamente se le devolvió.


Contrato de compra de 100 fanegas de sal en el salero de Minglanilla, a seis reales la fanega en 1601. La administración de salinas en Castilla estaba en manos de dos tesoreros generales del Reino, dependientes del Consejo de Hacienda (Juan Palacios y Gaspar de Zarate para 1599-1600) con capacidad de nombrar ejecutores para la cobranza de los deudores y existían administradores de los diferentes distritos de salinas, en nuestro caso, un administrador general para las salinas de Cuenca y la Mancha y un administrador en cada salero.


Testigos probanzas de 1618

Juan Gómez, clérigo de Barchín, beneficiado, 58 años

Juan de Aranda, vecino de Barchín, 84 años

Pedro Cerrillo, vecino de Barchín, 56 años

Pedro Lucas de Olmeda, vecino de Barchín, 50 años. Posee los bienes heredados de sus padres y ha comprado un haza de 40 almudes en el camino de Buenache por 90 ducados, haza de doce almudes, camino de Alarcón, 2500 viñas en las Carboneras, que valen 1400 reales Posee casa en las llamadas cuatro calles, valor 40 ducados

Juan de Bustamante, vecino de Barchín , 60 años

Bernabé del Monte, vecino de Barchín, 53 años

Pedro del Salvador, vº de Barchín, 60 años

Francisco de Arcos, vº de Barchín, 59 años

Francisco Herraiz, vº de Barchín, 50 años

García de Buedo Gomendio, vº de Barchín, 41 años

Alonso Carretero, vº de Barchín, 60 años

Pedro de Piqueras, vº de Barchín, 46 años

Miguel Martínez Roldán, vº de Barchín, 60 años

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Licenciado Alonso de Oviedo Velázquez, cura de la iglesia de Santa Marta de Barchín


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Bienes de Simón de Arcos

  • Oficio de escribanía
  • Casas por valor de 60 ducados
  • Viñas en el camino que va a Casas de María Simarra (ya reciben el nombre de Casas de Santa Cruz en 1605 también), a mando derecha, 1200 vides y 80 olivas, valen 60 ducados. En este espacio hay viñas también de Pedro Pardo y de herederos de Ana Chumillas.

Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,251,Exp.6

Monday, February 24, 2025

VILLARROBLEDO (1631)

 Las crisis cerealista iba acompañada de apuestas arriesgadas y la decantación por el cultivo de viñas. A comienzos de 1631, el abogado Juan Fernández pide licencia al ayuntamiento para plantar de viñedo una superficie de 42 fanegas, sitas en la vereda del Záncara, junto al río de don Pedro. Los conflictos seguían con Munera por la dehesa de Berenguela, entre acusaciones de mover los mojones.

Las rivalidades en le elección de oficios son acompañada por la invocación de los privilegios de primera instancia o limitaciones temporales de las apelaciones para impedir la intromisión del corregidor. Si bien, las presiones, una vez más, venía de la corona y su intento de establecer un impuesto sobre la sal. Villarrobledo, como otras villas, se vio obligada a crear un estanco de la sal que monopolizara su venta y cuantificar las compras de sal necesarias para le año: 400 fanegas de sal de piedra de la Minglanilla y cien de sal líquida de la Pinilla. La sal era necesaria para el consumo humano, pero, en especial, para los animales. En los datos fiscales que se pide a Villarrobledo asegura ser villa de dos mil vecinos más o menos y treinta mil cabezas de ganado. El veinte de febrero de 1631, la villa reconocerá

otrosi dixeron que en esta villa abrá dos mil vecinos poco más o menos y treynta mil cabezas de ganado, que requieren gasto de sal por ser como es su principal trato y granxería la labor y parece ser necesario hasta ciento cinquenta fanegas de sal de piedra y cinquenta de agua y se haga obligación hasta señor San Juan de junio venidero y de doscientas de sal de piedra y ciento del agua que parece es necesario en el medio año presente.

Muestra de la confusión administrativa de la época es que, en marzo, mientras la villa intentaba evitar la presencia del alcalde mayor de San Clemente para tomar las cuentas de propios y pósitos, el administrador de las salinas de Murcia volvía a solicitar la información de la sal que ya había dado dos meses antes. Para junio se mandará un juez de comisión que ordenará el nombramiento de dos comisarios locales para el acopiamiento de sal y para que se elijan las salinas que han de proveer de sal a la villa (se mantebndrán las de Minglanilla y Pinilla). La venta de la sal se haría con dos estanqueros para la venta al por mayor y varios alhorileros; ahora, quien pone el cupo ya no es la villa, sino el jues nombrado del nuevo impuesto, que eleva el acopio para la villa a 1700 fanegas, cuando la villa a la altura de junio no ha consumido ni la mitad de lo que ella misma había previsto, pues ni los vecinos, pobres, gastan ni los ganados tampoco.

El testimonio expedido por el escribano del ayuntamiento, a petición del licenciado Márquez y con fecha dos de junio:

consta aver en esta villa dos mill ciento sesenta y tres vecinos y setenta hatos de ganado a razón cada uno de quinientas cabezas y que esta villa no se quiere acopiar conforme a las reales órdenes e instrucciones de su magestad, cumpliendo con ellas dixo que debía de dar y dio por acopiados al ayuntamiento, justicia y regimiento desta villa y demás vecinos por el gasto ordinario de cada uno de ellos y sus familias en mill ochenta y una fanegas y media por un año que començará a correr

Al final, la dependencia de Villarrobledo de las salinas de Minglanilla conllevaría que la administación del impuesto de la sal se hiciera por el administrador de las salinas de Cuenca, don Andrés de Godoy. El precio de compra de la sal será a 16 ducados la fanega y su venta al por mayor en los alhoríes o estancos en 191reales (añadidos catorce reales de costes y mermas de traerla). La sal se habría de vender al por menor, a los acopiados, a 44 maravedíes la libra. La corona pretendía sacar de la villa de Villarrobledo por el estanco de la sal alrededor de 31000 reales. Para hacer posible esa cantidad fue necesario que el acopimiento de sal se hiciera casa por casa. Pero la corona también estaba pidiendo ya soldados: quince para la nueva leva de  la dotación de presidios; si bien este primer año (de los seis previstos) el licenciado Ramírez Farina, comisionado para la ocasión, solicitará se señalen arbitrios para costear el importe de los soldados. La villa señalará 500 fanegas del pósito, pero también pedirá un mercado franco un día a la semana y poder echar las yeguas al garañón para poder disponer de mulas y machos para la labor, petición esta última que iba contra los intereses militares de la corona de disponer de caballos para la guerra. Menos creíble parecía aún la idea de sacar 500 fanegas del pósito, cuando a finales de noviembre se decidía sacar 400 fanegas de trigo para panadear dado el estado de necesidad de la villa, a un precio muy barato de seis maravedíes la libra de pan.

A las deudas pasadas, se unía ahora la obligación de pagar 4200 ducados de plata por la compra de la vara de alguacil. La relación de los propios de Villarrobledo empeñados era larga:

  1. La escribanía del ayuntamiento
  2. Rentas de la correduría y almotacenía
  3. Casas del cabildo, pósito y carnicerías, que son en la plaza mayor, dos calles públicas y mesón de Sebastián de Losa Merchante
  4. Casas viejas del ayuntamiento, en que está la audiencia pública, casas del correo mayor, y casas del peso que alindan con la plaza y por las demás partes con la casa y mesón de Sebastián de Losa Merchante.
  5. Tres hornos de cocer pan, uno en la calle del Pedregal, el otro junto al cabildo (o carrillo?) y el otro que llaman de Villasanta (?)
Se decide que todos los maravedíes procedentes de los arbitrios concedidos por la Corona para pagar las deudas reales de la villa (exención, correduría, escribanía y almotacenía, vara de alguacil mayor y guerras de Italia), se ingresen en una única arca y se lleve un libro de contabilidad. 


El contexto de endeudamiento heredado coincidía con pasadas desgracias; este año, la amenaza de una nueva plaga de langosta no llega  a hacerse realidad, y la villa pleiteará por ser librada de la obligación de abastecer a la corte con 1880 fanegas de trigo. En estas crisis sistémicas, el papel del pósito, y su buena administración era fundamental, con adelantos de trigo para panadear en pan cocido hacia el mes de mayo; con el dinero obtenido con este fin se compraba trigo para Nuestra Señora de Agosto a los labradores para almacenar de cara a la siembra del otoño y vender a los labradores más necesitados. El precio del pan cocido estaba ese año a 12 maravedíes la libra (96 libras por fanega de trigo), pero se decide bajarlo a diez maravedíes  y la fanega de trigo que había costado hasta 36 reales se venderá a los panaderos a 25 reales, porque el año 1631 promete una buena cosecha, según se dice el dos de julio: porque la cosecha deste año está ya llegada y por la misericordia de Dios Nuestro Señor es abundante y dentro de quatro días abrá y se sacará trigo nuevo que valdrá y se venderá a muy bajo precio. Cuando el concejo intenta imponer al trigo para el pósito un precio de compra en las eras de 12 reales la fanega, lo tendrá que subir a 15 reales, pero aún así no hay labrador que lo quiera vender. Para intentar llegar a ese precio, se predica con el ejemplo y los grandes hacendados venderán pequeñas partidas de trigo a quince o dieciséis reales (Bartolomé Zorío, Fernando Pacheco, Pedro Lozano Ortiz), mientras se pregona por el pueblo el precio de 15 reales para que se sumen otros labradores.

La villa intentaba ordenar sus deudas y también sus papeles. Comprará cuatro libros para la gestión de su quehacer diario:
  • Libro del pósito
  • Libro de cuentas de propios
  • Libro de asentamiento de hijosdalgo y sus ejecutorias
  • Libro de decretos del ayuntamiento
ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO (1631)

Saturday, March 9, 2024

Monday, January 8, 2024

El censo de la sal de 1631: un testimonio

 El censo de la sal de 1631 comenzó a andar con una real cédula de 3 de enero de ese año. Se trataba de establecer un impuesto sobre la venta de este producto que se consideraba monopolio de la Corona. El censo de vecinos elaborado para tal fin es uno de los más completos del Antiguo Régimen. Desgraciadamente, para el caso de Cuenca la información que nos ha llegado es muy parca. A pesar de ello, nos han quedado testimonios de las averiguaciones; así, un documento de Bartolomé Contreras de la Cárcel, receptor enviado a Iniesta para averiguar si existían alhoríes de sal u otros puntos para la distribución de la sal. El once de enero de 1631 el doctor Pedro López Cantero y Jerónimo Segovia contestaban negativamente.

Saturday, May 7, 2016

Las salinas de Minglanilla

20. El mismo día que salí de Villanueva de la Xara, llegué por la tarde á la Minglanilla, pueblo de doscientos vecinos, célebre por sus inmediatas salinas, que están como media hora de camino distantes ácia su parte oriental. Quise baxar á ver aquellas cavernas horrorosas, y ciertamente tuve grandísimo gusto de entrar en ellas, llegando hasta lo más profundo en donde se forma un gran espacio redondo á forma de plaza, cuya bóveda, circunferencia, y todo lo demás está cavado en la viva piedra sal que en algunas partes parecía como espejos cristalinos al resplandor de las luces, que llevábamos. Los escalones para baxar á dicha profundidad son cerca de doscientos; y es sabido que dicha mina da á S. M. gran utilidad.

21. Estas noticias me dio el actual administrador de ella, y se cree por lo que dicen algunos escritores antiguos, que desde la dominación de los Romanos en España, han suministrado gran copia de sal, y por lo que se ve la suministrará perpetuamente.

22. La Minglanilla es abundante de caza: de los frutos de la tierra no lo es tanto, pues ya empieza desde aquí la sierra, que divide el Reyno de Valencia de la Mancha




Viage de España : en que se da noticia de las cosas mas apreciables, y dignas de saberse, que hay en ella (1789).  PONZ, Antonio, 1725-1792. Madrid : Por la Viuda de Ibarra, Hijos y Compañía. 1789. Biblioteca Valenciana. Colección: BV Fondo antiguo. Ubicación: BV Carreres.  Signatura: XVIII/1268; pp. 198-199    




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