El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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lunes, 27 de septiembre de 2021

CAPELLANÍAS DE CASTILLO DE GARCIMUÑOZ EN 1546

 

CAPELLANÍAS EN CASTILLO DE GARCIMUÑOZ, AÑO 1546

Capellanía de Jerónimo de Araque, canónigo y deán de Cartagena, en el convento de San Agustín

·        Bienes vinculados: heredad muy buena en Villar del Encina

·        Obligación: tres días cada semana

·        Patrón: Convento de San Agustín

·        Fundación: hacia 1530

Capellanía de Jerónimo de Araque, canónigo y deán de Cartagena, en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: se deja dinero al cabildo para que comprara una heredad que diera renta para mantener la capellanía

·        Obligación: tres o cuatro misas cada semana

·        Patrón: cabildo de San Juan

·        Fundación: hacia 1530

Capellanía de Alonso del Castillo en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: 40000 mrs.

·        Capellán: Francisco de Moya, su sobrino (hijo de Francisco de Oropesa)

·        Capellanía patrimonial

Capellanía de Mari Sanz la Molera, mujer de Pedro de Roales, en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: unas casas, corral, cueva y bajillos

·        Obligación: una misa cada sábado

·        Patrón: Pedro de Roales

·        Capellán: Francisco de Belmonte, clérigo, que lleva dos mil mrs.

·        Fundación: 1546

Capellanía de la mujer del bachiller Juan de Ayllón en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: doscientos almudes en Castillo de Garcimuñoz

·        Patrón: el hijo, Alonso de Peralta

·        Capellán: Alonso Araque, que reside con el arzobispo de Valencia

·        Fundación: hace más de quince años (fecha de referencia 1546)

Capellanía de la de Suárez Domingo en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: unas casas en la Puerta del Sol y una viña en el pago de las cañadillas con una noguera

·        Capellán: Villaescusa clérigo y  al presente Pedro Villaescusa

·        Fundación: hace 40 años (fecha referencia 1546)

Capellanía el Rubio clérigo en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: muchas tierras sin especificar

·        Capellán: Diego de Belmonte

Capellanía de la mujer de Pedro del Campo en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: 80000 mrs. destinados a comprar una heredad

·        Obligaciones: cuatro misas semanales

·        Patrón: el doctor Alonso Pérez, hermano de la fundadora e inquisidor del Reino de Valencia

Capellanía de María de Brosa, mujer de Alonso de Barchín, fundada en el monasterio de San Agustín

·        Bienes vinculados: diez mil mrs. de los quales se compraron quinientos mrs. de censo por las dichas misas cargados sobre unas casas en la plaça a sulco de casas de la Sabrosa debaxo de los postales a la parte de abaxo de la plaça

·        Obligaciones: una misa los martes cada quince días

Capellanía de Antonio de Anierga, criado del marqués de Villena, en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: diez mil maravedíes

·        Obligación: una misa cada semana

·        Patrón: Antonio de Anierga

·        Capellán: Diego de Castro

Capellanía de Ambrosio Fernández clérigo, en la iglesia de San Juan

·        Bienes vinculados: heredad en el Castillo y labranzas en la Almarcha y unas casas en la Calcerrada, alinde de casas de Valenzuela

·        Capellán: Alonso de Araque

·        Capilla colativa

Existen otras capellanías patrimoniales porque según un testigo los del cabildo de Sant Juan son todos calatravas

 

ARCHIVO NOBLEZA, FRIAS, 702, 22

CAPELLANÍA DE CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SU TIERRA

 

No hay capellanías en La Almarcha

En Torrubia, el clérigo Juan de Belmonte está obligado a decir unas misas el día de San Sebastián y el día de San Andrés por las tierras que disfruta dejadas para dicho efecto por Cristóbal Sánchez y Miguel Sánchez de Almaziel. El origen de dichas capellanías se retrotrae hacia el año 1500

ARCHIVO NOBLEZA, FRIAS, 702, 23

 

sábado, 5 de mayo de 2018

Los Melgarejo: alcaides de fortalezas, terratenientes y letrados


Escudo de armas de los Melgarejo


Los hermanos Juan, Diego y Francisco Melgarejo eran hijos del bachiller Francisco Melgarejo Mula y Juana de Olivares. El padre había fallecido hacia 1540, según los testigos. El abuelo era Juan de Melgarejo Mula, casado con Juana de Arboleda, que siempre vivió en Castillo, salvo al poco de casar, razón por la que se mudó cuatro o cinco años a la aldea de Torrubia.

El bisabuelo era Rodrigo Melgarejo de Mula, alcaide de Belmonte en tiempos de los dos primeros marqueses de Villena, Juan Pacheco, maestre de Santiago, y de su hijo Diego López Pacheco. Rodrigo Melgarejo se había ganado la confianza del maestre de Santiago, desempeñando el cargo de ayo de su hijo menor Diego, posición que le daba gran influencia sobre el futuro II marqués de Villena. Había casado con Teresa Sánchez de la Gruesa. Los más ancianos decía que Rodrigo Melgarejo procedía de Sevilla*. Del matrimonio de Juan de Melgarejo y Juana de Arboleda habían nacido tres hijos, Valeriano, que permaneció en Belmonte, donde ganó ejecutoria de hidalguía frente al concejo de esta villa, un licenciado Alonso Melgarejo que andaba en la corte y el bachiller Francisco.

Valeriano Melgarejo acabaría trasladándose a Santa María de los Llanos, donde litigaría con el concejo por su hidalguía, obteniendo carta ejecutoria el 24 de noviembre de 1542.

Los Melgarejo ya están instalados en Castillo de Garcimuñoz con el abuelo Juan Melgarejo de Mula, o Juan de Mula, como era más conocido, que, alrededor de 1470 o 1475 había acudido a esta villa, procedente de Belmonte, para casarse con Juana Arboleda, hija del doctor Arboleda. Juan de Mula moriría hacia 1525. Su hijo Francisco inicia su educación en el estudio existente en la villa en casa de un hombre llamado Diego Sánchez de Cucarón. Estudio de gramática no reconocido o escuela, como nos decía Cristóbal de Tébar, que con diez años, allá por 1480, había sido compañero de estudios de Francisco. El matrimonio del bachiller Francisco con Juana de Olivares, hija del comendador Diego de Alcaraz, en el cambio de siglo consolidaría la riqueza familiar. El matrimonio duraría 35 años, hasta la muerte del bachiller. Hacia 1540, Juana de Olivares, acompañada de su hijo el licenciado Juan, nos aparece dirigiendo los negocios familiares.

En Castillo de Garcimuñoz, el gobierno municipal se hallaba repartido entre hidalgos y pecheros. Aunque el reparto era desigual en favor de los hidalgos, pues se partía de una reserva inicial de los oficios concejiles a éstos. Teóricamente como en otras ciudades andaluzas o en la villa de Belmonte existía un número de caballeros veinticuatro, hidalgos a los que estaba reservado el gobierno municipal. En tiempos de Juan Melgarejo de Mula, en el último cuarto del siglo XV, todavía se conservaba esta forma de gobierno municipal. Así nos los contaba el hidalgo Cristóbal de Tébar
que avía en ella (la villa de Castillo de Garcimuñoz) veynte e quatro hijosdalgo cavalleros e personas generosas que entravan y eran governadores de la dicha villa en cada un año sin que en nyngunos oficios entrasen nyngunos pecheros y despues que los quitaron los dicho veynte e quatros
Ese cambio en el gobierno municipal debió acaecer a comienzos del quinientos por la presión pechera. El gobierno de los caballeros veinticuatro desapareció y el gobierno municipal recayó en dos alcaldes ordinarios, tres regidores y un alguacil mayor del estado de caballeros y escuderos hijosdalgo y dos regidores por el estado de los pecheros. Los dos oficios de alcaldes de la hermandad eran compartidos cada uno de ellos por hidalgos y pecheros. Los Melgarejo supieron reservarse un puesto en el reducido número de oficiales de Castillo de Garcimuñoz. que al igual que otras villas del reino de Murcia, estaba poblada y fundada al fuero de la çibdad de Sevilla. Esto explicaba que la sisa de los mantenimientos de la carne y el pescado, que complementaba a los propios de la villa, cuando no llegaban para pagar los pechos, fuera pagada por todos, pecheros e hidalgos, incluido el marqués de Villena, durante su estancia en la fortaleza. Castillo de Garcimuñoz tenía, además, un régimen foral diferenciado de sus aldeas (Almarcha, Torrubia, Pinarejo y la Nava), regidas por el fuero de Alarcón. Así, Castillo de Garcimuñoz estaba exento de la moneda forera para todos sus vecinos, impuesto de dieciséis maravedíes que se pagaba cada siete años; sus aldeas pagaban dicho impuesto, del que estaban excluidos hidalgos y clérigos.

Con el cambio de naturaleza del gobierno municipal, el viejo fuero de Sevilla se fue olvidando. El marcado carácter estamental de la aristocracia de Castillo de Garcimuñoz fue mutando en una oligarquía de ricos, indistintamente de su condición hidalga o pechera. Y aquí es donde más a gusto se sentían los Melgarejo, convertidos en familia de terratenientes, pero con una sólida formación jurídica en leyes de sus miembros que les permitía influencias en la Corte.

El Castillo de Garcimuñoz vivió una época de declinación a comienzos del quinientos. Esta crisis se enmarca en el contexto del declinar de las viejas fortalezas frente a sus propias aldeas, como Torrubia, y villas eximidas de la llanura. Los propietarios de mayorazgos, como los de Cervera, Piqueras o Albaladejo, abandonaron las casas que poseían en el Castillo. En el declinar del Castillo, influyó un régimen fiscal diferenciado de sus aldeas. En Castillo de Garcimuñoz, poblada según el fuero de Sevilla, pagaban todos indistintamente de su condición hidalga o pechera; en sus aldeas, tales como la Almarcha y Torrubia, regidas por el fuero de Alarcón, únicamente pagaban los pecheros. Los hidalgos se trasladaron a las aldeas, donde además tenían sus heredamientos y podían llevar su gestión directa, alejados ya de aventuras militares y de servidumbres a un marqués de Villena, que no pisaba la villa de Castillo de Garcimuñoz. No sabemos hasta qué punto el diferenciado régimen fiscal entre el Castillo y sus aldeas provocó el debilitamiento demográfico en favor de sus aldeas, pero sin duda fue un acicate más en la irremediable crisis de la fortaleza frente al impulso agrario de aquéllas.

El licenciado Juan Melgarejo había estudiado Leyes en la universidad de Salamanca. Hasta 1541 vivió con sus padres, hasta que el bachiller Francisco falleció; entonces, el licenciado Juan vivió hasta 1550 con su madre, Juana Olivares, momento en que abandona el hogar familiar para casarse con Ana Carrillo, hija del señor de Valera, Melchor Carrillo de Alarcón.

Las propiedades de los Melagarejo se extendían por todos los pueblos comarcanos, fundando su riqueza en el cultivo del cereal y el abastecimiento a grandes villas como San Clemente
que conosçió al dicho bachiller Françisco Melgarejo su padre e a Juan Melgarejo de Mula su abuelo asy los unos como los otros los vido tener ansy en las villas de Santa María del Canpo e Alconchel e huerta e lugar de Honrrubia y en sus términos que eran villas e lugares comarcanos  a la dicha villa del Castillo de Garcimuñoz, heredamientos de casas e tierras e viñas e molinos e mesones e otros muchos bienes rrayzes
A estas propiedades, añadir otras que la familia poseía en la Hinojosa, lugar de Alarcón. Pero los testigos no dejaban de referirse a la madre de los hermanos Melgarejo, Juana Olivares, como aportadora de una importante dote a la familia (e la dicha su madre como cosa suya propia). La aportación de Juana Olivares quizás sea más significativa si tenemos en cuenta que la hacienda del abuelo Juan Melgarejo estaba centrada únicamente en las casas y propiedades de Castillo de Garcimuñoz y los heredamientos que de tierras de pan llevar poseía en el lugar de Torrubia. Los heredamientos de Torrubia, que se extendían por la vecina Honrubia, aldea de Alarcón, acabaron en manos de Fernando de Araque, vecino de Villalgordo, que los recibió como dote por casamiento con una hija del abuelo Juan Melgarejo, concretamente, Isabel de Mula. Hacia el año 1552, Torrubia era una aldea de veinticinco o treinta vecinos; apenas solo tres de ellos habían nacido en el lugar, lo que da idea del despoblamiento de este lugar a comienzos de siglo. Despoblamiento sin duda debido a algún suceso extraordinario, por muertes y enfermedades y años malos que había habido; referencia que hace mención a algún evento pestífero. Por los datos aportados por los testigos, estaríamos hablando de la peste iniciada a la muerte de la Reina Católica. Aquel periodo, que va de 1502 a 1508, tan desconocido en la zona, fue una catástrofe, o al menos en algunos pueblos. La carestía de las malas cosechas y la peste llevaron al pequeño lugar de Torrubia, de los cuarenta vecinos del año 1500 al despoblamiento. Cincuenta años después solo quedaban tres vecinos que hubieran nacido en el pueblo en la primera década del siglo. Este era el testimonio de Juan Redondo un vecino de Honrubia
lo conosçió poblado (a Torrubia) de quarenta veçinos en el tienpo que vivió en él el dicho Juan de Mula e que después aca se abía despoblado por muertes y enfermedades y años faltos que abía abido en el dicho lugar que sabía que no abía de presente vezinos en él que fueran de hedad de quarenta años arriba más de Martín López pastor e Miguel Millán e María Millán e Martín Garçía que fueron naturales del dicho lugar 
La peste, u otras enfermedades que en la mentalidad de la época se confundían con ella, eran un azote. Las clases privilegiada huían de ella. Tal hizo, aunque no sepamos la fecha exacta y al igual que su padre, el bachiller Francisco. Tal hecho pestífero debió ocurrir en la época de las Comunidades de Castilla. El bachiller Francisco se refugió en Villalgordo del Marquesado, la huida debió ser muy improvisada, pues Villalgordo era un pequeño lugar con muchas limitaciones. El bachiller mandaba a sus criados a comprar carne a la vecina Montalbanejo. A pesar de que Montalbanejo tuviera cerradas sus puertas para prevenir el mal contagioso, no parece que el bachiller tuviera impedimentos para conseguir la carne, y sin sisa.

La peste parece que fue la causa por la que el abuelo de los Melgarejo y sus hijos abandonaron la aldea de Torrubia, donde habían vivido unos cinco años, y por la que volvieron a Castillo de Garcimuñoz, abandonando el patrimonio familiar, cedido como dote a la mencionada hija, Isabel casada con un Araque. Aunque volvieron a la aldea algunas temporadas. Esta primera aventura de los Melgarejo como propietarios de tierra, parece que dio paso a la decisión de Juan de Mula de formar a sus hijos como letrados. Las ganancias de este oficio, posibilitaría la compra de nuevas tierras. Los bienes raíces de la familia en Honrubia aparecen ya con el bachiller Francisco Melgarejo. El bachiller había adquirido en Honrubia un mesón, una huerta y tierras de labor, que luego pasarán a sus hijos el licenciado Juan y Diego. El patrimonio familiar se había ampliado con nuevas tierras en Alconchel, Santa María del Campo, Honrubia, Montalbanejo y,por último, los bienes raíces de la Hinojosa, que posiblemente eran tierras adquiridas muy recientemente por los Melgarejo y que motivaron el pleito con el concejo de este lugar de la Hinojosa por la negativa de los hermanos Melgarejo a pechar.

En Alconchel la familia poseía un molino harinero. Alconchel era señorío de don Juan Pacheco, sus vecinos y otros vecinos de los pueblos próximos de Montalbanejo, Villar de Cañas o Villaescusa de Haro, que poseían heredades en el citado lugar, pagaban, además de los pechos concejiles y reales, un tributo adicional al señor de la villa: el llamado rediezmo, de cada quince fanegas de granos cosechadas, una acababa en manos del señor don Juan Pacheco. Hoy, se nos escapa la relación entre el bachiller Francisco Melgarejo y don Juan Pacheco, pero lo que no cabe duda es que la exacción señorial del Pacheco iba acompañada de la maquila del molino de los Melgarejo. Alconchel era hacia 1550 un  pequeño pueblo de cincuenta vecinos. Al igual que Torrubia, sabemos que fue afectado por la peste y carestía del final del reinado de Isabel la Católica y años posteriores. Tenemos el testimonio de la muerte de Alonso de Resa, por el mal pestífero, según los testigos en 1509 (posiblemente algún años antes). Más allá de las diferentes jurisdicciones o señoríos que imperaban en cada pueblo, Alconchel estaba integrada económicamente con otros pueblos comarcanos como Villalgordo, Montalbanejo, Villar de Cañas o la propia Villaescusa de Haro. Alconchel, desde un punto de vista geográfico estaba en la intersección de estos pueblos; el molino de los Melgarejo, también; sumándose a otros molinos en la ribera del río Záncara. Hoy nos es difícil imaginar la existencia de molinos en la ribera del Záncara, y menos aún en su cabecera. Pero el bachiller Francisco Melgarejo, no solo se aprovechaba de las moliendas, sino que represando el agua, controlaba el riego de los vecinos de Alconchel tierras abajo. El conflicto entre los de Alconchel y los Melagarejo acabó por estallar, tal como nos contaba el labrador de Montalbanejo, Andrés Núñez
cómo los molineros del dicho bachiller Mula represavan el agua de él para poder rregar los caminos de los labradores que estavan de la parte vaxa del dicho molino y de henojo dellos este testigo estando en conçejo en la dicha villa de Alconchel un Pedro Castaño rregidor e Pasqual de Arriba alguazil e otros muchos se tratavan que pues el dicho bachiller Mula padre de los que litigavan no dexavan pasar el agua a los dichos caminos que le enpadronasen e rrepartiesen como a los otros pecheros de la dicha villa fuera della por el dicho molino e sobre ello abía abido en el dicho conçejo diferençia entre los dichos ofiçiales , ... pues el dicho bachiller no quería dexar pasar el agua a los dichos cáñamos e al fin vido que el dicho conçejo avía mandado al dicho alguazil que le sacara prenda por el dicho pecho e dende a çiertos días vido cómo el dicho bachiller Mula avía ydo a la dicha villa de Alconchel e avía hablado con algunos de los rregidores e ofiçiales del dicho conçejo e les dezía que avía sido ynformado que les mandava sacar prendas por pechero e que no lo podían hazer porque hera hidalgo
El contencioso del bachiller Francisco Melgarejo Mula y el concejo de Alconchel acabó por la intromisión de la justicia señorial de Juan Pacheco y su representante, el alcalde mayor Ginés Ruiz, declarando exento de pagar al bachiller. La sentencia dada en presencia de todos los vecinos de Alconchel no debió gustar nada a sus vecinos, que veían cómo el bachiller, además de arrebatarles el agua, conseguía un régimen fiscal diferenciado del resto de forasteros de Villar de Cañas, Montalbanejo o Villaescusa de Haro.

Los Melgarejo supieron aunar su reciente riqueza agraria, centrada en el cultivo de trigo, con sus conocimientos como letrados. Pero lejos de convertirse en burócratas pisapapeles, devinieron en prestamistas de grandes villas como San Clemente a las que extorsionaban en épocas de carestía con el abasto de granos. En estas operaciones especulativas contaban con ciertos miembros de la oligarquía local, como Hernando del Castillo. Como ya hemos estudiado en otro lugar, las operaciones consistían en jugar con los precios del grano, vendiéndolo en los momentos de mayor carestía. Previamente, los Melgarejo concedían préstamos al concejo de San Clemente, con fuertes intereses, que iban destinados a la compra de su propio grano excedentario. Los Melgarejo recuperaban el dinero y una importante cantidad adicional, fruto de intereses leoninos y cláusulas draconianas de los contratos de préstamo. En el ínterin, algunas familias menores, como los Rosillo, abastecedores de panaderías, veían su capital arruinado. Es en este clima especulativo, del que participaran otras familias como los Tébar en la venta de vino, en el que se va generando un clima anticonverso contra las familias procedentes de Castillo de Garcimuñoz, Castillo, Melgarejo u Origüela, a los que se identifica, más allá de su sangre judía o no, con la figura del semita usurero. Aún así, los Melgarejo tardarían un siglo en asentarse en San Clemente, lo harían como servidores públicos de la Hacienda: contadores de rentas reales.

La sentencia de la Sala de los Hijosdalgo de la Chancillería de Granada, reconociendo la hidalguía de los Melgarejo es de 18 de diciembre de 1549. Confirmada el 29 de febrero de 1552 y en grado de revista el 29 de octubre del mismo año. Las sentencias de la Chancillería de Granada acallaban las críticas de sus enemigos, que recordaban cómo el predecesor de la familia, Rodrigo Pacheco, había sido empadronado en la villa de Belmonte con los pecheros y que todos los vecinos tenían por privilegio el no pechar en la dicha villa de Belmonte, según sus ordenanzas, una vez haber residido en la misma con casa poblada y mujer durante siete meses. Por último los detractores, recordaban a los Melgarejo que debían su hidalguía a una merced de los Pacheco, a quienes Rodrigo había servido como ayo del menor Diego López Pacheco. Después de nuevo auto confirmatorio de 22 de noviembre, los Melgarejo obtenían carta ejecutoria de hidalguía con fecha 2 de marzo de 1553

Ejecutoria de hidalguía de los Melgarejo, propiedad familiar.
Foto: José Enrique Melgarejo Merino


* RAH, Signatura: 9/304, fº 241. Signatura antigua: D-29, fº 241. Colección Salazar y Castro. Tabla genealógica de la familia de Melgarejo, vecina del Castillo de Garci Muñoz. [Manuscrito]

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA, HIDALGUÍAS. Ejecutoria de hidalguía de los hermanos Melgarejo, vecinos de Castillo de Garcimuñoz. 1553. Signatura antigua: 301-17-6


ANEXOS

Probanzas de testigos de la probanza de 1545, vecinos de Castillo de Garcinuñoz

Alonso López, clérigo presbítero, pechero de 68 años
Pedro González, clérigo presbítero, pechero de 73 años, al fuero de Sevilla
Bernardino de Guadarrama pechero de ochenta años
Pedro de la Pastora, 60 años
Cristóbal de Tébar, hombre hijodaldo de 75 años, hijo de Juan Álvarez de Tébar

Nueva probanza de 1552

Juan de Gil Gómez, pechero de más de 80 años
Miguel Millán vecino del lugar de Torrubia, 60 años
Martín López pastor, vecino del lugar de Torrubia, 70 años
Juan Redondo, vecino de Honrubia de 78 años
Hernando de Origüela, hombre pechero, más de 70 años. En 1523, se desplaza a Honrubia desde Castillo de Garcimuñoz
Fabián Pérez Herrero, vecino de la villa de Alconchel (que era de don Juan Pacheco), vecino pechero de 50 años
Andrés Núñez, labrador, vecino de Montalbanejo
Pedro Cabero, el viejo, labrador de Valera de Yuso, setenta años