El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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jueves, 25 de enero de 2024

LOS ENRÍQUEZ DE CUENCA

 En 1639, los Enríquez parecían saberse de memoria su ascendencia. A Granada y su Chancillería acudió Alonso Enríquez que recitó la genealogía familiar: "don Alonso Enríquez era vecino de la ciudad de Cuenca, hijo del dicho don Pedro Enríquez de Vadelomar y de doña Francisca Enríquez, prima hermana del anterior, sus padres, y el dicho don Pedro Enríquez de Valdelomar era hijo legitimado de don Miguel Enríquez, capellán mayor de la iglesia catedral de Cuenca y de Isabel Pastor, todos vecinos de la ciudad de Cuenca, y el dicho don Miguel Enríquez fue hijo legítimo de Alonso Enríquez y de Francisca Beltrán Valdelomar, vecinos de la ciudad de Cuenca, y el dicho Alonso Enríquez fue hijo de Alonso Enríquez y de Inés Díez Enríquez, vecinos que fueron de Becerril de Campos, y el dicho Alonso Enríquez fue hijo natural de don Rodrigo Enríquez, deán de la Santa Iglesia Catedral de Palencia y de María de Arce, ambos vecinos de la dicha ciudad de Palencia, que hubieron al dicho Alonso Enríquez siendo mozos solteros y en estado que podían contraer matrimonio, y el dicho Rodrigo Enríquez fue hijo legítimo de don Fadrique Enríquez, segundo almirante de Castilla". El entronque de los Enríquez con los almirantes de Castilla era hacerles partícipes de la sangre real, pues don Fadrique era hijo de Alonso Enríquez y nieto de Fadrique Enríquez, maestre de Santiago, que a su vez era hijo de Alfonso Onceno y doña Leonor de Guzmán. Los Enríquez de Huete cuidaron esta genealogía hasta los últimos detalles, recordando el túmulo y sepulcro de su progenitor, el deán Rodrigo, con su estatua yacente con ropas largas y un lebrel a los pies. La estatua yacente con sus hábitos de clérigo, sin bonete, y en su lugar un birrete que le tapaba las orejas, un ángel, y un escudo con las armas de los almirantes de Castilla: dos castillos arriba y abajo un león rampante y por la parte de bajo del sepulcro estaba un criado hincado de rodillas, levantado el brazo izquierdo, en el cual tenía un gavilán, que se quebró cuando se abrió el sepulcro y asimismo había a los pies del dicho don Rodrigo un lebrel con su collar y en el friso del arca había un letrero de letra francesa antigua en latín y al principio tenía un escudico pequeño con dos visones, matisadas  las armas al lado derecho y al lado izquierdo de los Quñones y debajo del dicho epitafio estaban siete figuras de bulto entre la coronaciones de diferentes santos.

Era tal la obsesión por defender su noble origen, que Pedro Enríquez y Valdelomar se presentó en la catedral de Palencia para abrir el sepulcro de su bisabuelo, don Rodrigo Enríquez, que había sido deán de la catedral e hijo del segundo almirante de Castilla y descendiente directo por tanto de Alfonso Onceno. Lo que vio don Pedro Enríquez (un bastardo más, pero ahora regidor y familiar del Santo Oficio de Cuenca), lo sabemos por un niño que estaba aprendiendo el oficio de escultor con Pedro de Torres, al que le tocó abrir el sepulcro. El sepulcro, con un lebrel a los pies, estaba situado y elevado al lado derecho de la capilla mayor, sería abierto después que don Pedro Enríquez se prestará "a dar una limosna para la fábrica de la iglesia" de doscientos ducados:

"se comenzó a abrir el dicho sepulcro y estuvo un gran rato dando golpes, hasta que llegó un cantero forastero y le dijo que no se cansase que por aquella parte era imposible ver nada, porque era necesario hacer un andamio y sacar la piedra en bulto y todo, pues era de una pieza, que con eso se descubriría y habiéndolo hecho así y ayudado el mismo cantero y otros oficiales, que todos eran seis el tirar de la piedra y retirada la dicha piedra y en ella estaba un cadáver entero sin faltarle de la armadura, más de la carne y un hueso en la parte del rostro y estaba tendido a la larga sin vestidura ninguna, excepto unos pazos de paño pardo, que estaban arrimados al mismo cuerpo por los lados, metidos algunos entre la cal que estaba arrimada al cuerpo por los lados y este testigo y los demás comenzaron a sacar la cal que había cantidad de una fanega y entre ella en presencia de muchos canónigos se meneo la dicha cal por los dichos oficiales y buscando si había señal de los dichos ornamentos (propios del enterramiento de un clérigo) y no se halló, sino fueron a lo que se quería acordar seis o siete pedazos del dicho paño pardo y uno de los oficiales tomó el cuerpo que estaba ya fuera del arca para descubrir mejor lo que había en ella y le levantó en alto, de manera que sin descomponerse la dicha armadura pudieron verle y según después oyó decir este testigo le vieron muchas personas eclesiásticas como seglares y después volvieron a poner el dicho cuerpo como le hallaron"

¿Qué se buscaba? Un cuerpo, cuya vestimenta denotaba un clérigo de órdenes menores pero sin casulla, estola y dalmática

La hacienda de los Enríquez se distribuía entre la ciudad de Cuenca, la villa de Altarejos y los lugares de Fresneda y Barbalimpia. Su historia es una historia de bastardías y legitimaciones reales. La última, el reconocimiento en Madrid por Felipe III y con ocasión de las cortes de Madrid, el 27 de marzo de 1608, de Francisco Enríquez Valdelomar como hijo legitimado del presbítero Miguel Enríquez. Para entonces, Pedro Enríquez ya era regidor de Cuenca, familiar del Santo Oficio y procurador en las cortes de ese año. La legitimación, lógicamente, se hizo previo pago. Don Miguel había sido cura de Fresneda y Altarejos, donde engendró a Pedro, antes de dar el salto a capellán mayor de la catedral de Cuenca.

Los Enríquez fueron a demostrar primero su hidalguía en Huete. Allí, declaró en su favor el cura de San Nicolás de Almazán, Miguel Blasco Castillo, y el capitán  Juan Bautista del Castillo, de familia conversa. Castillo y Enríquez había sido dos familias que habían participado de un mismo bando en la ciudad de Huete. El resto de testigos se hubieron de buscar en Becerril de Campos, donde otro Enríquez ya había estado unos años antes para conseguir la vara de alguacil mayor de la Inquisición. Pero el espaldarazo definitivo a la hidalguía de don Pedro Enríquez y su hijo Alonso vendría de don Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, almirante de Castilla, duque de la villa de Rioseco


Pruebas documentales presentadas

  • Título de familiar del Santo Oficio de Pedro Enríquez de 25 de octubre de 1631, aunque la información genealógica es de 12 de enero de 1599


Genealogía de Pedro Enríquez de Vadelomar, vecino de Cuenca y natural de Fresneda de Altarejos

  • Padres: don Miguel Enríquez, vecino de Cuenca y natural de Huete, e Isabel Pastora, vecina de Altarejos y natural de Fresneda
  • Abuelos paternos: Alonso Enríquez, vecino de Huete y natural de Becerril de Campos, y Francisca Beltrán, vecina y natural de Huete.
  • Abuelos maternos: Miguel Pastor, vecino Fresneda y natural de Altarejos, y María Delgada, vecina y natural de Fresneda de Altarejos
Genealogía de Francisca Enríquez, mujer del anterior, vecina de Cuenca y natural de Saona, en la señoría de Genova, Italia.
  • Padres: Jerónimo Enríquez, vecino de Saona y natural de Huete (tío del pretendiente) y Lucrecia Enríquez Ferrera, vecina y natural de Saona
  • Abuelos paternos, los mismos del pretendiente anterior y su marido
  • Abuelos maternos: Octaviano Ferrero, natural y vecino de Saona, y Benardina Ferrera, vecina de Saona
EJECUTORIA DE 15 DE JUNIO DE 1639

ACHGR. HIDALGUÍA, 301-114-18

domingo, 21 de enero de 2024

JUAN DE BUEDO GOMENDIO Y BEATRIZ ENRÍQUEZ

DE GANADEROS DE SAN CLEMENTE Y VARA DE REY Y DE COMERCIANTES DE CUENCA
La reciente tesis de Yolanda Fernández Valverde sobre la familia Enríquez ha traído a colación el comercio de lanas en dirección a Italia. La autora, aunque de pasada, cita los negocios de los Enríquez en pueblos como San Clemente, Vara de Rey y Sisante, entre otros citados, que no son ajenos a las rutas trashumantes de los ganados sanclementinos y vararreyenses. Los Enríquez compraban la lana, para lavarla después en los lavaderos que poseían en el río Júcar y empacarla con destino a Italia por los puertos mediterráneos. Esos intercambios de la lana entre las tierras manchegas y la ciudad de Cuenca adquirieron entidad en el último tercio del siglo XVI. El incremento de los ganados sanclementinos en esa época lo tenemos constatado, así como las innumerables ventas de carne y lana, que tratan de evadir la acción del fisco. Una razón más para dar la importancia que se merecen a estos intercambios.
Los intercambios comerciales fueron acompañados de enlaces matrimoniales. La citada autora menciona el matrimonio en 1602 de doña Isabel Enríquez con don Juan de Buedo Gomendio, vecino de Vara de Rey. Da la casualidad que los Buedo están entre los principales ganaderos de la zona. El matrimonio, en el que en un principio parecía recaer la hacienda de los Enríquez (aunque luego lo haría en su hermana Francisca), sufriría los infortunios en los que cayó la familia Buedo. Los Buedo, además de ganaderos, controlaban las rentas reales del marquesado de Villena; hasta el año 1607 cuando se arruinan con la quiebra de la Hacienda. La ruina de los genoveses se llevó a los Buedo consigo y la onda expansiva llegó hasta Fresneda de Altarejos, donde residían Juan de Buedo Gomendio y Beatriz Enríquez, que vivieron en carne propia las malas artes de Francisco de Astudillo, alcalde mayor de San Clemente y que dos años después se quedó con la hacienda de los Buedo y la Tesorería de rentas reales del Marquesado de Villena. En 1607, doña Beatriz estaba intentado recuperar un censo que su marido había "mal vendido" a Martín de Buedo, tesorero de rentas reales.


4553. Exhorto del doctor Carranza, alcalde  mayor de Cuenca. Amparo a Beatriz Enríquez, vecina de Fresneda, en la posesión de bienes de su marido Juan de Buedo Gomendio. 1612. AMSC. CORREGIMIENTO, 95/44

4593. Entrega de bienes de su marido a Beatriz Enríquez, vecina de Fresneda. 1609. AMSC. CORREGIMIENTO, 66/20

2697. Beatriz Enríquez contra su marido Juan de Buedo Gomendio, posesión de censo. 1607. AMSC. CORREGIMIENTO, 45-1

1617. Carta de pago a Antonio Enríquez, mercader, 1605. AMSC. AYUNTAMIENTO, 120-17

Censo de Juan Enríquez contra el concejo de Motilla del Palancar, 22000 reales (2000 ducados). 25 agosto de 1579 (AGS; CME, 1409, folio 9)


domingo, 9 de mayo de 2021

Las concesiones del Emperador Carlos a la Cuenca comunera

 Concesiones del Cardenal de Tortosa, Adriano de Utrecht a la ciudad de Cuenca


1.- Concesión de un mercado franco los jueves:


"que agora e de aquí adelante quanto nuestra voluntad e merçed fuere se haga en esa dicha çibdad un mercado el día del jueves de cada semana para que todas las personas que a él vinieren sean francos de alcauala de todos los mantenimientos que a la dicha çibdad truxieren y en ella se vendieren o conpraren e contrataren el dicho día jueves de cada semana" (1 de diciembre de 1520)


2.- Concesión de once jurados, uno por collación


"vos damos liçençia e facultad para que de aquí adelante en quanto nuestra merçed e voluntad fuere cada una de las colaçiones desa dicha çibdad pueda llegar e nonbrar un jurado para que esté en el rregimiento de la dicha çibdad e esté presente a todo lo que en ella se hiziere e platicare con tanto que no tenga voz no voto, pero mandamos que si alguna cosa se hiziere en el dicho rregimiento de que a los dichos jurados o qualquier dellos paresca que la dicha çibdad e su tierra rreçiben agrauio que lo puedan contradezir e tomen por testimonio syn contradiçión ante escriuano del conçejo desa dicha çibdd el qual se lo aya de dar o dé para que nos puedan hazer saber lo que asy se oviere fecho o sy fuere en perjuiçio de la dicha çibdad lo mandemos rremediar" (Medina de Rioseco, 27 de noviembre de 1520)


Se pide, el 13 de abril de 1521, al teniente de corregidor licenciado Palencia se saque un traslado ante escribano de estas dos provisiones, pues se van a llevar a la corte para confirmar y se teme se puedan perder. Poco después le concejo de Cuenca ordenará la retira de sus cuatro procuradores en la Santa Junta, que salvo Alcocer, vuelven ese mismo mes o comienzos de enero a la ciudad. El traslado de las dos cartas va a acompañado de una misiva al emperador Carlos para que las confirme, al tiempo que pide se castigue a Rodrigo Manrique por su intento de tomar la ciudad el 18 de octubre de 1520. Ambas peticiones habían sido citadas como causa de deservicio a la Corona en el perdón de los gobernadores a la ciudad  13 de marzo de 1521.

Evidentemente detrás de estas misivas está Luis Carrillo, que ha intentado mantener un equilibrio con los comuneros de la ciudad con estas concesiones que ahora se ven peligrar. Con fecha de 13 de abril de 1521, también, Luis Carrillo de Albornoz escribía una carta personal al Emperador para que se concediesen dos escribanías que había quedado vacante en Motril y Salobreña la una y en Almuñecar la otra. Lo curioso es cómo Carrillo se presenta en un lenguaje enrevesado como un fiel servidor del emperador: "haunque mis serviçios no lo merescan tenga memoria dello" o "que nadie pienso me haze ventaja de quantos serbydores tiene vuestra majestad". Si a estas alturas el compromiso parece imposible con viejos enemigos como Rodrigo Manrique, se busca compromisos con viejos enemigos como el regidor Andrés Valdés, desterrado en agosto de la ciudad por los comuneros, que manda una carta ese 13 de abril al emperador para ver reconocidos sus servicios. Luis Carrillo se ha garantizado el apoyo del corregidor Rodrigo de Cárdenas unos días antes, que en carta de 4 de abril abogará por él, presentándolo como "para la paçificaçión desta provinçia  de todo esto es mucha cabsa Luys Carryllo de Albornos". Previamente la ciudad de Cuenca ha decidido mandar en favor del prior de San Juan gente de guerra y artillería, como  ya lo ha hecho anteriormente en apoyo del marqués de Moya.


Archivo General de Simancas, PTR,LEG,1,84

Breve referencia a Cuenca en la guerra de las Comunidades

 Por carta de 3 de septiembre de 1520, Fernando de Cabrera y Bobadilla, I Conde de Chinchón, e hijo segundón de Andrés Cabrera, marqués de Moya pedía refuerzos para controlar la situación en sus estados. Entre sus haberes el control de Almoguera para el bando realista y una cita a las tierras de Cuenca y Huete:

"más aún fueron causa que Cuenca e Huete y toda la comarca se rreduziese y allí veníamos todos los servidores de su magestad a cobrar ayuda y favor"


Archivo General de Simancas, PTR,LEG,1,49

domingo, 31 de enero de 2021

 La plaza de toros de Cuenca en el siglo XV, según los documentos de la época (1497)

"que esa dicha çibdad tiene un coso e plaça adonde se corren los toros e que por ancho del pasa el rrío de Huécar e que en los tienpos pasados Juan de la Bachillera fizo un molino en el dicho rrío del Huécar e que para él fizo una presa en mytad de la dicha plasa e coso de que la dicha çibdad diz que rresçibió mucho agrauio e que después puede aver un año que el dicho rrío cresçió se lleuó la dicha presa e queriendo la tornar a fazer el dicho Juan de la Bachillera diz que esa dicha çibdad se opuso a ello e no ge la consintieron hazer "
Juan de la Bachillera volvería a levantar la presa ante la oposición de la ciudad

Archivo General de Simancas, RGS,LEG,149702,96

sábado, 30 de enero de 2021

El abastecimiento de agua a la ciudad de Cuenca en 1494

 




El abastecimiento de agua a la ciudad de Cuenca (1494)

 

“por parte de la dicha çibdad nos fue fecha rrelaçión que nos ovimos mandado dar una çédula por la qual diz que mandamos quesa dicha çibdad juntamente con el dean y cabildo della uiesen cómo se podía traer a la dicha çibdad çierta agua e seyendo todos conformes la fisyesen traer segund que más largamente en la dicha nuestra çédula se contiene e que al tienpo que la dicha nuestra çédula se dio diz que se platicava entre vosotros que la dicha agua que auía de traer que fuese de rrío de Xúcar e que agora se a hablado e platicado entre vosotros que se auía de traer de rrío de Guécar en lo qual esa dicha çibdad e rrepública della rreçebiría dapno porque se perdería las hortalisas de la dicha çibdad que se rregan con la dicha agua e porque asy se quitase alguna parte del rrío se quitarían las moliendas de la rribera e que vernía grande dapno al trato de los paños porque todos los tintes están en la dicha rribera e que segund la poca agua del rrío se rrequería echarles a perder sy se les quitase alguna parte del agua del dicho rrío e que sería muy costoso e que no se podría sostener el hedifiçio que para ello se fisyese


El Consejo Real determinó hacer y mandar información al respecto

 

Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 149411, 303

Se da por fecha de construcción del acueducto que hizo posible llevar el agua a la ciudad de Cuenca

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Documentos sobre las Comunidades de Castilla en Cuenca

 

(cruz)

Muy magníficos señores

 

Conosciendo el santo zelo y propósito que a v.s. ay a punto e viendo cómo lo efectúan mandando castigué rreziamente los males e agravios que en estos rreynos han sucedido e suceden como de nuestros procuradores somos largamente certificados e de vista lo veemos, acordamos de hazer saber a v. s. lo que en esta cibdad Rodrigo Manrrique, comendador de Çalamea e con el un canónigo Diego Manrique e con él otros muchos vezinos desta cibdad que por su voluntad fuera della con él se estaban con más de setecientos onbes de guerra a pie e a caballo con concierto que con algunos traydores clérigos e legos vezinos desta cibdad tenían fecho que a aquella ora les darya la puerta e se juntaría con ellos para quemar e destruir esta cibdad e matar muchos de los que en ella estavan, lo qual todo sucediera segund la ora a que vinieron e disposición de la cibdad si Dios nuestro señor por su clemencia e méritos e Sant Julián nuestro patrono no la guardara, los quales poniendo en efecto su mal propósito llegaron a la puerta e con toda diligencia seyendo sentidos por la guarda e por gente de la cibdad que acudió a les rresistir, trabajaron la entrada peleando muy rreziamente, la qual por la voluntad de Dios les fue defendida e les hizieron volver por donde vinieron. A v. a. suplicamos que pues esta cibdad e comunidad con entera lealtad sienpre a estado en servicio de sus majestades e en el bien vnyversal destos rreynos muy entera le mande hazer muy cunplida justicia de los que con trayción la quisieron destruir sin causa no rrazón alguna y tenga v. s. por muy cierto que si su trayción oviera efecto que fuera muy mayor el dapno desta cibdad que lo que en Medina del Canpo sucedió y por más entera creencia tras esta nuestra  carta enviaremos larga información de lo que en ella se conthiene y pasó en verdad nuestros procuradores más particularmente ynformarán, a v. s. suplicamos ellos sean oydos e sea dada entera creencia a lo que dixeren e nosotros enviaremos e en todo sea fecha muy entera justicia a esta cibdad como su muy antigua lealtad e fidelidad lo meresce nuestro señor su muy magnífico estado ace el nuestro. De Cuenca xxvi de otubre de i (mil) dxx años

 

Por mandado de la cibdad de Cuenca e su capitán e honrrada comunidad

Diego de Valera escribano del concejo (firma)

NOTA: se hace referencia a los hechos acaecidos en 18 de octubre de 1520



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(cruz)

Sacra Magestad


Cuyos pies y manos besamos el consistorio justicia y rregidores cavalleros y escuderos de la cibdad de Cuenca por la merced que le plugo de nos hazer en sí certificar la venida de vra. muy cathólica magestad a estos sus rreynos para esta primavera como an se tener seruido en aver estado como estamos en toda paz y sosiego y en obidiencia de su justicia y aver conplido todo lo que nos ha seydo mandado por sus visorreys y governadores y si vuestra cesárea magestad  es ya informada de la lealtad que esta cibdad sienpre ha tenido y tiene y cómo fue la primera cibdad que dio la obidiencia a los dichos gobernadores y que al prior de Sant Juan por su mandado  e por ser capitán general en toda esta partida de aquende los puertos fuemos los primeros que le enviamos gente y dinero y artillería para el sosiego y paz de toda esta prouincia como creemos lo avrá hecho saber a v. mt. y como sabiendo dello que v. al. hera seruido por tres vezes, salió gente desta cibdad par rrestituyr en su estado al marqués de Moya y las dos vezes salió con vanderas por donde  a seído rrestituido en su marquesado e lo posee, será cosa justa que vra. sacra magestad nos haga en general y en particular las mecrcedes porque avemos suplicado mediante don Diego de Acuña arcediano de Moya de su consejo y asy vmilldemente  suplicamos a vra. muy cathólica majestad nos haga las dichas mercedes porque viendo otras cibdades que nuestra lealtad es rremunerada se animarán e trabajarán de hazer lo que nosotros avemos hecho guardando la lealtad de estar sienpre en seruicio y obidiencia y paz y sosiego nro. señor la sacra y cesárea majestad de v. al. con acrecentamiento de muchos más rreygnos y señoríos guarde y prospere del consistorio desta su cibdad.  De Cuena a cinco días del mes de abril de i (mill) dxxi años.


Por mandado de la cibdad de Cuenca Diego de Valera, escriuano del concejo (firma)


Archivo General de Simancas, PTR,LEG,1,DOC.84



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 CARTAS DEL CONSEJO REAL A CARLOS V


Esta carta narra, a finales de marzo de 1521, un momento álgido de las Comunidades previo a su fracaso. En este momento culminante, la Junta levanta cadalso simbólico en la plaza de Valladolid para ajusticiar a los gobernadores y todos los traidores a su causa. Mientras, algunas ciudades rompen definitivamente con el movimiento comunero, entre ellas Cuenca, que alega como mérito su intervención en el aplastamiento de las tierras de Moya

Las cibdades de Cuenca y Vbeda y Baeça y Guadalajara an enviado al Consejo sus procuradores a pedir perdón a v. mt. de todo lo cometido en sus pueblos después de estos movimientos

Se anuncia asimismo el sojuzgamiento por segunda vez de los movimientos antiseñoriales en el marquesado de Moya

Después que a vra. al. escreuimos que el marqués de Moya avía cobrado las tierras de su marquesado que se le avían rrevelado tornaron a levantar contra él y para le rrestituir se proveyó del consejo todo lo posyble y entre otras cosas que Rrodrigo de Cárdenas corregidosr de Cuenca y Huete fuese con la gente de aquellas cibdades a le fauorecer y asy lo fizo con gran diligencia y se puso en canpo con ochocientos onbres y con la manera que se dio viendo los vasallos del marquesado la mucha gente que contra ellos se juntaba tornaron a obidiencia del marqués y fue rrestituydo en su marquesado y queda pacífico y concertado con sus vasallos
(Burgos, 26 de marzo de 1521)

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Rrodrigo de Cárdenas corregidor de las çibdades de Cuenca y Huete hizo saver al Consejo un caso que ha acaescido en que Quenca como v. s. verá por estas cartas que de allá se enviaron al consejo parece que deve aver ynformación ansy de lo uno como de lo otro y sy oviere alguna culpa ansy de los oficiales de la justicia como en las personas partyculares de la cibdad se castigue porque el corregidor envía a suplicar envyen de acá pesquysydor para ello no avemos proveydo cosa alguna en esto syn lo consultar a v. ss. por la calidad del tienpo y hasta saver lo que mandan porque esto nos parece ser a byen para el contentamiento y pacificación de aquella cibdad

(Burgos, 17 de agosto de 1521)

Archivo General de Simancas, PTR,LEG,1,DOC.45


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UN TESTIMONIO DE VALERA EN LA GUERRA DE LAS COMUNIDADES


Un proceso de entre don Francisco de Baçán e los procuradores de la cibdad de Cuenca sobre la villa de Valera que se alçaron disiendo que querían ser rrealengos

Archivo General de Simancas, PTR,LEG,5,DOC.19

domingo, 20 de diciembre de 2020

SOBRE LOS CABILDOS DE HIDALGOS EXISTENTES EN CUENCA: Un documento histórico para esclarecer un debate

 


El presente informe fue redactado por el corregidor de las ciudades de Cuenca y Huete en contestación a la Corona, que pretendía ese año de 1572, en un proyecto fallido, establecer una milicia del Reino con la formación de cofradías bajo la advocación del apóstol Santiago

 

Lo que don Juan de Beaumont y Navarra, corregidor de V. Mgt. En las ciudades de Cuenca y Huete advierte a V. Mt. alliende de lo que allí se a conferido para la ynstitución de la cofradía o compañía de gente y cauallos que estén de ordinario armados encabalgados y exercitados en exercicios militares es lo siguiente:

  • Ay en esta ciudad un cabildo que llaman del estado de los caualleros hijosdalgo de hasta dozientos cofadres de los que oy son vivos yncluyéndose la mugeres de los cofadres muertos que por su vida gozan de lo que sus maridos gozaban. El qual cabildo fundó el Rey don Alonso noveno que ganó esta ciudad, al qual cabildo y personas dél hizo muchas mercedes sin obligación ni cargo alguno y al presente dellas tienen algunas rentas de quinientos ducados arriba que a vezes cresce la dicha rrenta y a vezes baxa, la qual hordinariamente e entendido que se gasta en cada un año en limosnas a personas pobres del dicho cabildo y ayuda a casamyento de doncellas pobres hijas de los del dicho cabildo y en rregocijos y fiestas por buenas nuevas y subzesos del seruicio de V. Mgt.
  • Ay otro cabildo que llaman deguisados de caballo de más de quarenta personas, los quales son obligados de tener armas y caballo y hazer alarde por algunas esenciones que los rreyes predescesores de V. Mgt. Les hizieron mercedes y que gozan de cierta rrenta que tiene el dicho cabildo y especialmente entran en la suerte de procuradores de corte juntamente con los cabildos de hijosdalgo susodicho y al que la suerte le cabe hordinariamente va con el rregidor que sale por procurador del ayuntamiento desta cibdad. Estos guisados de cavallo tengo entendido que a muchos días que no hazen alarde ni tienen los más armas ni caballo como son obligados y según su executoria lo manda
  • Algunos vecinos desta ciudad queriendo gozar de estas preheminencias se an presentado ante la justicia desta ciudad con armas y caballo haciendo alarde y pretendiendo ser admitidos por tales guisados de cavallo y gozar de la dicha suerte de procuración de cortes y de lo demás que los tales gozan pretendiendo que el previlegio fue general y concedido a todos los vezinos desta ciudad que tuviesen armas y caballo; an lo contradicho los del cabildo de guisados de cavallo por ynterés e que siendo menos de número les cabrá más vezes la suerte y más aprovechamiento en la rrenta que el cabildo tiene
  • Sobre lo qual a abido pleito y declaración por sentencia de la justicia y que sean admitidos estos y todos los demás que tuvieren armas y caballo y hizieren alardes conforme a la hexecutoria, de la qual sentencia an apellado los del dicho cabildo y está el pleito en Granada

 

Entiendo que siendo V. Mgt. seruido de mandar que todos los que armas y caballo tuvieren dando los alardes que la hexecutoria manda sean admitidos en el cabidlo de guisados de cavallo que con lo que la ciudad ofresce para el exercicio de las armas avrá muchas más personas que tengan armas y cavallo y estén vsados y exercitados para su seruicio como V. Mgt. Lo manda



Archivo General de Simancas, CCA,DIV,25,1

sábado, 11 de mayo de 2019

Pedro de Albiz, procedencia del cantero conquense



PEDRO DE ALBIZ MARTÍNEZ DE BOLUCUA BEASCOECHEA


Juanes de Zulaeta, cantero vasco de más de sesenta años en 1540, conocía desde 1510 a Pedro Albiz. Habían trabajado juntos en La Roda y Alarcón, hasta que Pedro de Albiz, en 1524, se mudó a la ciudad de Cuenca, donde casó con Catalina López. Pedro de Albiz era el hermano menor de la familia, condenado a abandonar la casa solar de Albiz, en la merindad de Busturia, que heredó su hermano Martín. Era nieto de Pedro Martínez de Bulucua, de la casa solar de este nombre, casado con Elvira de Albiz, que aportó la casa solar de Beascoechea en la anteiglesia de Magdalena de Albiz, que pasaría al hijo Martín Martínez, casado con Elvira de Olabe y padre de nuestro protagonista. En la casa de Vizcaya estaban puestas las insignias de las armas de Albiz, que eran unas bandas a manera de barras, en número de cuatro o cinco, a decir del cura de Mendata.

Pedro Albiz había llegado a la Mancha con la cuadrilla de canteros de su tío, apenas si tenía dieciséis años y ejercía de aprendiz en la cuadrilla familiar. Aún regresó a su tierra, pero marcharía de nuevo a Cuenca para no volver jamás. La ejecutoria de hidalguía es de 20 de agosto de 1540. De su actividad como cantero en Alarcón y La Roda poco sabemos; en el tránsito del seiscientos los Albiz nos aparecen como escribanos.

La llegada de Pedro a La Mancha fue de mano de su tío, cuyo nombre desconocemos, y de otro hermano llamado Juan de Albiz, según Rokiski. Aunque es posible que ROKISKI  yerre y este Juan que toma por hermano sea el tío, pues los testigos en Vizcaya, no mencionan a hermano alguno en su llegada a La Mancha. Juan se estableció en La Roda, primero y luego en Minaya, casando con Cecilia Cabañero, vecina de esa villa. Su hijo Martín, que continuó con el oficio de cantero se establecería en El Provencio, donde casó con Isabel Carnicero, vecina de esa villa. A estos Albiz, a diferencia de los conquenses, se les negó la hidalguía.

Sobre la actividad cantera de estos vascos contamos con el estudio de ROKISKI, especialmente para el caso de Pedro, y su intervención, entre otras, en el convento de San Pablo de Cuenca ciudad, y la sugerencia de TALAVERA SOTOCA, a falta de pruebas documentales, de la intervención de Juan como maestro y Pedro como aprendiz en la iglesia de El Salvador de La Roda, tras su llegada de Vascongandas hacia 1510. Pero los inicios de estos canteros vascos se nos queda en la penumbra, así como su intervención en los edificios de Alarcón y la intervención de Juan y su hijo Martín en la iglesia de El Provencio, en sus inicios. Otro tanto, ocurre con las citadas influencias de de Pedro Albiz en la obra de Juan de Andute y su intervención en la iglesia de San Clemente. ¿O deberíamos hablar de Juan de Mendata (y no de Andute; San Miguel de Mendata era la iglesia de la que dependía el lugar de Albiz), en cuyo caso estaríamos ante un miembro más de la familia, que no sería otro que Juan de Albiz.



AChGr. HIDALGUÍAS, signatura antigua: 301-14-12 y 303-349-50
ROKISKI LAZARO, Mª Luz: Arquitectura del siglo XVI en Cuenca. Diputación de Cuenca. 1985. pp. 96 y ss.
TALAVERA SOTOCA, José: La iglesia de El Salvador de La Roda de Albacete. IEA. 2015

lunes, 10 de septiembre de 2018

Los Valenzuela: de arrendadores de abastos a hidalgos de sangre

El pleito de hidalguía de Gómez de Valenzuela con la villa de San Clemente comenzó el 15 de mayo de 1514, cuando Goméz de Valenzuela acudió a la Chancillería de Granada, agraviado por entrar en los padrones de los pecheros. No sabemos por qué Gómez de Valenzuela llegó a San Clemente hacia 1495, donde estaba casado con María Fernández.

Sus padres eran Alonso de Valenzuela y Juana Gómez, vecino de Mohorte, y su abuelo Gabriel López, casado con María López, vecinos de Cuenca. La casa de los Valenzuela posiblemente se situara en la calle actual de los Caballeros, o al menos allí vivía un Valenzuela, años después. Alonso Zapata había coincidido viviendo doce años en el lugar de Mohorte con Gómez de Valenzuela. El padre, según los testigos había muerto hacía 20 años y el abuelo, treinta años. Los Valenzuela, tenían una casa en Mohorte, donde se dedicaban a sus ganados

porque el dicho su ahuelo tenía en el dicho lugar de Mohorte una casa en la qual venía en desquilar su ganado


La hidalguía había sido ganada supuestamente por el abuelo Gabriel López hacia 1456, como luego veremos. En poder de Gómez Valenzuela estaba un traslado de la sentencia reconociendo hidalguía y cartas de servicio de Gabriel López. Pero para lo que unos era privilegio de hidalguía para otros era simple privilegio de caballería,

de una escritura de abtos e sentençia arbitraria que estava firmada de Juan de Porras nuestro escriuano e rrescebtor que fue en la dicha nuestra abdiençia por la qual constava que Grauiel López visahuelo de las partes contrarias avía sido cavallero guisado e cofrade de la cofradía del señor Santiago del cabildo de cavalleros de guisados e por aquella rrazón él e sus deszendientes e las partes contrarias se avían excusado de no pechar e no por ser hijosdalgos
A pesar de las dudas, Gómez de Valenzuela ganaría su hidalguía por sentencia de 8 de abril de 1515, confirmada el 19 de enero de 1524. La ejecutoria vendría dada por carta de 7 de junio de 1524. Mientras, Gómez de Valenzuela asentaba su posición en San Clemente emparentando a sus hijos con los Montoya, Tébar y con los Guedeja.

La hidalguía de Gómez de Valenzuela fue contestada ya por el concejo de San Clemente en 1528, que acusaba al primerizo hidalgo de haber contado con el favor del caballero Antón García, cuyo prestigio, ganado en la guerra de Granada, donde sería armado por el mismo Fernando el Católico, nadie discutía. Los acusadores, o acusador, pues la denuncia partía de Alonso Álvarez de Villarreal, decían que Gómez de Valenzuela era caballero armado pero no hidalgo. La condición de caballero armado no se transmitía a los descendientes. La acusación permaneció dormida once años, pero en 1539 las acusaciones del concejo de San Clemente se redoblaron contra Alonso de Valenzuela, el hijo de Gómez, que había fallecido en 1538. Seis años después, en 1545, se pedía se revocase la ejecutoria de 1524. A decir de los testigos en la revocación de la hidalguía había sido clave la declaración del tal Alonso Álvarez de Villarreal. El detonante había sido el impago de sus servicios como procurador de Gómez de Valenzuela con unas alfombras prometidas; pero los motivos reales se nos escapan. Lo que no cabe duda es que la denuncia de Alonso Álvarez de Villarreal acabó con las aspiraciones de hidalguía de los Valenzuela durante cien años.

Mientras que los hermanos Alonso y Bernardino de Valenzuela, vecinos de Cuenca, intentaban ganar  su hidalguía ante el concejo de esta ciudad. En San Clemente intentaba hacer lo propio el hijo de Gómez de Valenzuela, Alonso, con los testimonios de vecinos favorables de la villa de San Clemente. Alonso había pasado sus años de mocedad en Castillo de Garcimuñoz, se había casado en Belmonte con Juana Montoya, vecina de Vara de Rey, y ahora vivía en San Clemente. La Chancillería de Granada dictó el 21 de octubre de 1550 sentencia contraria y revocatoria de la hidalguía de Gómez de Valenzuela. En la decisión pesó sin duda las pruebas aportadas por el concejo de Cuenca contra los hermanos Alonso y Bernardino, vecinos de esa ciudad y deudos de los Valenzuela sanclementinos.

El concejo de Cuenca en 1543, con motivo del pleito de hidalguía de los hermanos Alonso y Bernardino Valenzuela (que perderán), llegó a negar la descendencia misma de los Valenzuela de Gabriel López de Valenzuela, alegando que el único de tal nombre existente en los padrones de Cuenca de mediados del siglo XV era un tal Gabriel López de Cuenca, que poco tenía que ver con un caballero armado o hidalgo. No obstante los hermanos Bernardino y Alonso obtendrían sentencia favorable de hidalguía el 21 de enero de 1545. La sentencia sería revocada el 14 de septiembre de 1546. Una de las razones dadas fue que los traslados de las escrituras que apoyaban la pretendida hidalguía no habían sido sacados de archivo público, sino que obraban en poder de particulares como Hernando de Valdés. La conexión enseguida derivó a la acusación de judeoconversos de los Valenzuela. El concejo de Cuenca presentó una escritura en que se acusaba directamente a Juan de Valenzuela , tío abuelo de los hermanos Alonso y Bernardino
e fazía presentaçión de una escriptura sacada por virtud de una nuestra carta e provisión rreal del santo ofiçio de la Santa Inquisiçión de la çibdad de Cuenca por donde constava que el dicho Juan de Valençuela hermano del ahuelo de las partes contrarias e Françisco de Valençuela constava e paresçía ser conversos syn otra distinçión alguna
Los hermanos Valenzuela no alegaron nada y, quizás preocupados por la deriva del pleito, pidieron que se concluyera el pleito. La sentencia definitiva de 21 de agosto de 1548 ratificaba definitivamente a los Valenzuela como hombre llanos y pecheros.

Los López de Cuenca han sido localizados por JARA FENTE como arrendadores de la sisa del vino y de la carne de la ciudad de Cuenca desde los años cuarenta del siglo XV (1). Empadronados como pecheros; Gabriel López de Cuenca sería empadronado en 1445 y años sucesivos (un sobrino suyo ya aparece como pechero en 1437). No obstante, el mismo Gabriel López Cuenca intenta obtener en 1456 carta de hidalguía, sin que sepamos si la llegó obtener como nos dirá su nieto Gómez de Valenzuela (2). Este mismo Gabriel López de Cuenca nos aparece como arrendador de la dehesa de la Vega del Codorno en 1454 (3). De arrendadores y abastecedores de vino y carne de la ciudad, los López de Cuenca pasarían a arrendadores de dehesas, ya como ganaderos. Los procesos inquisitoriales influirían en su decisión de dejar la ciudad de Cuenca y establecerse en Mohorte. De allí el paso a San Clemente, donde los Valenzuela enlazarían con las principales familias como los Guedeja, procedentes de Alcaraz, o los Tébar.

Cuando en 1597, el sanclementinos Gómez y su sobrino Alonso de Valenzuela pleitean de nuevo por su hidalguía, se intentan recuperar los padrones de hidalgos de 1531 a 1537 de la ciudad de Cuenca. Todos estos padrones han desaparecido de su archivo; la esperanza se centra en encontrar las pesquisas que el corregidor Blasco Núñez Vela llevó el año 1535 para averiguar los hidalgos existentes en la ciudad y tildar (borrar) de los padrones de hidalgos a los que no eran tales. El problema radicaba en que la relación de los hidalgos de 1535 había sido copiada de nuevo por un fraile trinitario por estar la dicha copia en muchas partes borrada enmendada escripta en muchas partes entre rrenglones sobrerraído y en las márgenes sin estar salvado. El escribano Pedro Velázquez al sacar traslado de dicha copia sesenta y dos años después la consideraría sospechosa. Para la elaboración del padrón de 1535, el corregidor Núñez de Vela había partido de los padrones de 1530, 1523 y 1495 por manera que muestran posesión de quarenta años e porque sus ahuelos de los susodichos murieron antes de la copia de los quarenta años que su boto es que los que fueren excluidos por no mostrar si sus ahuelos heran exentos en las copias de los años de antes de noventa e çinco paresçen por no estar aquí en la çiudad el escriuano mayor del ayuntamiento que si a los que toca mostraren copias de antes del año de noventa y çinco como sus padres e ahuelos estavan asentados en las copias que estos tales su voto y pareçer es que no pechen. La relación de exentos venía acompañada por otra relación de hidalgos dudosos

Relación de exentos de la ciudad de Cuenca de 1535 (I)
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de  Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597

Relación de exentos de la ciudad de Cuenca de 1535 (II)
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de  Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597

Relación de exentos de la ciudad de Cuenca de 1535 (III)
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597


Hidalgos dudosos en 1535 de la ciudad de Cuenca
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597
Los Valenzuela tampoco obtendrían ejecutoria de hidalguía en 1597, ante las dudas que planteaban los padrones de Cuenca de 1535. Se haría esperar la concesión hasta 1633, cuando una nueva saga de litigantes de la familia llevó su caso a Granada. Eran los hermanos  Diego y el capitán Pedro, hijos de Alonso de Valenzuela y María de Perona, y su sobrino Alonso de Valenzuela, hijo del fallecido Gregorio de Valenzuela, que había fundado capilla en la iglesia de Santiago,  y un cuarto hijo llamado Gómez de Valenzuela, ya fallecido, casado con Mariana de Zalbide y Artigas, cuya hija Mariana de Valenzuela había casado con el mencionado Alonso.

Todos ellos vecinos de San Clemente. Los bienes de la familia se procuraron mantener indivisibles con la creación de un mayorazgo en fecha que desconocemos, aunque ya Gómez de Valenzuela y su mujer María Fernández beneficiaron en un tercio y un quinto los bienes recibidos por el hijo mayor Alonso. Gómez  de Valenzuela y su mujer Juana de Montoya testarían el 29 de mayo de 1535. Además de los bienes legados favoreciendo al hijo mayor Alonso, se fundaron unas memorias de misas, de las que nombraron patrón al mencionado Alonso. Sería Alonso de Valenzuela, junto a su mujer Juana de Montoya, el que fundara mayorazgo. Por muerte del hijo mayor Gómez, el mayorazgo pasaría a su hijo menor Alonso, y éste lo transmitiría a su hijo mayor Gregorio, que, junto a su mujer Bernardina Guedeja de la Cerda, agregaría nuevos bienes a la memoria y mayorazgo, que comenzó a ser conocido como el mayorazgo de Gregorio Valenzuela. El mayorazgo pasará al hijo mayor del matrimonio, Alonso, que además había tenido otros dos hijos: Catalina de Valenzuela y Gastón de la Cerda.

Desde Gabriel López hasta los nuevos pretendientes habían pasado seis generaciones. El pretendiente de 1633, Alonso era
hixo lexítimo de don Gregorio de Balenzuela y doña Bernardina Guedexa de la Zerda su muger y nieto de Alonso de Balenzuela y doña María de Perona su lexítima muger y bisnieto de Alonso de Balenzuela y Juana de Montoya su lexítima muger y rrebisnieto de Gómez de Balenzuela y de María Fernández si lexítima muger y quinto nieto de Alonso de Balenzuela y Juana Gómez su muger y sexto nieto de Gauriel López de Balenzuela y María López su lexítima muger 
El pleito de los años treinta se fundamentó en reconocer a los Valenzuela como hidalgos de sangre. Tal opinión se fundaba en el mérito ganado en el seno de la sociedad sanclementina. Debió ser fundamental en dicho reconocimiento la alianza matrimonial de Gregorio Valenzuela con Bernardina Guedeja. La relación entre los Guedeja y los Valenzuela venía de antaño, cuando Bernardina Valenzuela, hija de Gómez Valenzuela y María Fernández, había casado con el licenciado Juan Guedeja. El resto vino después: el licenciado Villanueva, fustigador de hidalguías, reconocía a los Valenzuela su origen en Córdoba. Curiosamente el apellido Valenzuela venía aportado por la mujer de Gómez, el primero de la saga que llegó a San Clemente, María Fernández de Valenzuela y cuyo segundo apellido siempre se mantuvo callado.


Francisca Fernández de Valençuela abuela por parte de presente de mi señora doña María de Valderrama que casó con el señor don Jorge de Mendoça, fue ija de Diego López de Valençuela natural de la ciudad de Toledo y de Inés de Araque natural de Villalgordo, aldea del Castillo de Garcimuñoz y nieta de Grabiel López de Valençuela y María López de Quiñones, naturales de Córdoba, que vinieron a la dicha ciudad de Toledo con Diego López de Valençuela fue hermano de Alonso de Valençuela quarto abuelo de don Alonso de Valençuela que es familiar del Santo Oficio que oy vive y es nacido en San Clemente, el qual en 18 días del mes de marzo de 1633 sacó sentencia de reuista y executoria de ijo dalgo en posesión y propiedad por la baronía de Valençuela que la probó con escriuanos en Granada...Demás de lo dicho Gómez de Valençuela tercero abuelo de dicho don Alonso de Valençuela que sacó dicha executoria casó con María Fernández de Valençuela, hermana entera de dicha Françisca Fernández de Valençuela y la dicha casó con Gonçalo de Origüela en San Clemente= primos hermanos dicho Gómez y María Fernández de Valençuela su mujer y consiguientemente primo hermano dicho Gómez de dicha Francisca Fernández de Valençuela= (4)


El 18 de marzo de 1633 los Valenzuela eran reconocidos como hidalgos por la Chancillería de Granada. Se declaraba nula la sentencia de 21 de octubre de 1550 que había declarado pechero a Alonso Valenzuela el mayor y restituía la ejecutoria ganada por Gómez de Valenzuela el siete de junio de 1524. La sentencia sería ratificada el 21 de mayo de 1524. La carta ejecutoria sería expedida el 23 de septiembre de 1633. Hoy se nos conserva en el Archivo Histórico de San Clemente (5).

Probanzas de 1514, de la probanza de Gómez Valenzuela

Testigos: Alonso Zapata, vecino de San Clemente, hidalgo, 60 años
Martín Fernández, vecino de Mohorte, hombre pechero, 55 años
Juan de Belvis, vecino lugar de Mohorte, 55 años
Antón García, vecino de San Clemente, hidalgo, 52 años

Probanzas de 1545, de la probanza de Alonso de Valenzuela, hijo de Gómez


Hernán González de Origüela, vecino de San Clemente, pechero de 70 años

Martín Sánchez del Castillo, vecino de San Clemente, pechero de 72 años
Juan Caballón, vecino de San Clemente, pechero de 75 años
Alonso de León carpintero, vecino de la ciudad de Cuenca, pechero, 70 años
Juan de Moya, vecino de Cuenca, pechero de 75 años
Pedro Ruiz de ?????, guisado de caballo de la ciudad de Cuenca por la colación de San Gil, 70 años

Probanzas de 1633 a favor de los hermanos Valenzuela

Don Diego de Alarcón de la Torre, vecino y natural de la villa de la Roda, y regidor y guarda mayor de ella, 44 años. Posee en  San Clemente los heredamientos de Villalpardillo
Juan Castillo Villaseñor, vecino de San Clemente de 56 años, hidalgo
Juan González de Garnica, vecino de San Clemente, 72 años, escribano público e hidalgo
Juan Copado, vecino de San Clemente, de más de 70 años
Pascual Ballestero, vecino de San Clemente, hombre llano pechero de 64 años
Alonso de Palacios, vecino de San Clemente, pechero de 70 años.


(1) JARA FENTE, José Antonio: Concejo, poder y élites, la clase dominante de Cuenca en el siglo XV. CSIC. Madrid. 2000, pp. 308, 426, 438 y 439
(2) Ibídem, p. 357, nota 450
(3) Ibídem, p 443
(4) BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA, Mss. 3251, Linajes de España, fols. 300, 301 y 302
(5) AHMSC. Ayuntamiento. Legajo 32/27



AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-5-3, 7 de junio de 1524, Ejecutoria de hidalguía de Gómez de Valenzuela, natural de Cuenca y vecino de San Clemente

AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-1-31, 29 noviembre de 1548. Denegatoria de hidalguía de los hermanos Alonso y Bernardino de Valenzuela, vecinos de Cuenca
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de los hermanos Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 501-76-5, Denegatoria de hidalguía de Alonso, Diego, Pedro y Marianam mujer de Alonso, de Valenzuela. 1632
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-112-17, Ejecutoria de hidalguía de de Alonso, Diego, Pedro y Mariana, mujer de Alonso, de Valenzuela. 1633

jueves, 5 de julio de 2018

Los antecedentes familiares de Francisco Becerril, platero conquense






Los antecedentes de los hermanos Becerril, famosos plateros del Renacimiento conquense (al menos Francisco) se remontaban al abuelo Rodrigo de Potes, en Paredes de Nava, hombre pechero, a decir del procurador del concejo de Cuenca. Incluso, degradando aun más el origen familiar se quería ver en Juan de Potes, un pobre llegado a la villa de Arce, en La Montaña, en el primer cuarto del siglo XV, el origen de los Becerril. Estos antecedentes pecheros, o al menos así presentaba los orígenes de la familia Becerril el concejo de Cuenca, podían más que los deseos de Francisco de Becerril y sus aspiraciones hidalgas, que fueron negadas por la sentencia dada por la Chancillería de Granada en grado de revista el 15 de marzo de 1549. La sentencia sería definitivamente confirmada el ocho de abril de 1549.

Las probanzas de testigos habían comenzado en marzo de 1544 en la villa de Paredes de Nava, aunque el conflicto por la hidalguía se remonta a un año antes. Incluso, según nos dice AMELIA LÓPEZ YARTO, los hermanos Becerril, de la mano del mayor Alonso, ya presentaron probanza de testigos favorables en 1528, que llevaría a la aceptación de su hidalguía por el concejo de Cuenca y a su exclusión de los censos de pecheros de 1535 y 1544. No obstante, cabe dudar de esta afirmación, pues según los testigos la probanza de 1528 fue obra de una generación anterior, el padre Álvaro y su hermano Alonso (1).

Francisco de Becerril era hijo de Álvaro de Becerril, vecino de Cuenca, y nieto de Rodrigo de Potes, vecino de Paredes de Nava, casado con Mari Sánchez. El matrimonio tuvo otro hijo llamado Alonso. Álvaro de Becerril casaría con Mari López, de cuyo matrimonio nacería Francisco el platero. Alvaro de Becerril había llegado a Cuenca desde Paredes de Nava, junto a su hermano Alonso, hacia 1485. Los dos eran muchachos. Aun se conoce un tercer hermano, de nombre Hernán Gutiérrez, que era escudero en Paredes de Nava; un hijo de este Hernán, llamado Sebastián, había sido alcalde de la hermandad en la ciudad de Palencia. La familia de Rodrigo Potes, que falleció hacia 1485, descendía de la casa solar de Arce
hidalgo de las montañas e de solar conosçido que dezía que hera del solar de Arze que es una casa e solar conosçido de hidalgos en la Montaña
Rodrigo se sabe que era hijo de un tal Álvaro de Potes y María Fañez. Entre los hechos de armas que se consideraban distintivos de su hidalguía estaba su participación en la batalla de Toro de 1476, algo retórico en las probanzas de la época. Tal vez la temprana muerte de Rodrigo de Potes (los testimonios de los vecinos de Paredes de Navas le reconocen como mucho una decena de años de residencia en esa villa), obligó a sus hijos Álvaro y Alonso a emigrar a Cuenca, desde esta ciudad mantuvieron el contacto con su madre
e que la escrevían que se fuese a Cuenca con ellos e que ella no quería salir de su tierra
Álvaro y Alonso salieron mozos de su tierra para establecerse en Cuenca y no volver, aunque en 1528 pasaron quince días en Paredes de Nava para hacer probanza de testigos que atestiguara su hidalguía. ¿Cómo llegaron hasta Cuenca? Lo desconocemos, pero los hombres de aquellos años iban de un lado para otro. Y un lugar de encuentro eran las ferias. Alonso Luis (tal vez portugués) encontró a los dos hermanos años después, en la feria de Mondéjar, hacia 1515 (las citas de los testigos casan mal con un Francisco Becerril huérfano, como se ha dicho).

Para esclarecer un poco más sobre los orígenes de la familia Becerril es necesario acudir a la opinión de la otra parte. El concejo de la ciudad de Cuenca presentó una probanza alternativa en febrero de 1547. Allí se aportaba lo que callaba el platero Francisco. Antes de vivir en Paredes de Nava, Rodrigo de Potes y sus hijos habían vivido algunos años en Becerril de Campos, lugar de behetría de mar a mar y villa mal avenida con los hidalgos, donde todo el mundo pechaba. Es más se negaba la residencia de los Becerril en Paredes de Nava. Se acusaba de perjuros a los testigos presentados por Francisco Becerril en Paredes de Nava (2). Los testigos de 1547, presentados por el concejo de Cuenca, fueron especialmente incisivos contra los Becerril. Juan de Nogal se presentó a sí mismo como un gran conocedor de los padrones de hidalgos y pecheros de la villa de Paredes de Nava (y hemos de suponer de la diversidad de grafías antiguas). No en vano, en su poder habían estado los libros de encabezamientos de alcabalas. Confesó no haber visto a ningún Potes o Becerril en los padrones de pecheros o hidalgos de Paredes de Nava, una villa que tenía mil vecinos de población. Tan solo ciento veinte años atrás aparecía un tal Juan de Potes, asentado ya no como pechero sino como pobre. La afirmación no caería en saco roto a oídos de un concejo de Cuenca deseoso de negar la hidalguía a Francisco Becerril.

Pero la mayoría de los vecinos, que por esos laberintos de la historia ya tenían dudas para situar la tierra de Campos si en el Reino de León o si en el de Castilla, en la memoria oral se conservaba el recuerdo de un Rodrigo de Potes y su hijo Álvaro como vecinos de Paredes. Ni una aseveración que confirmase la vecindad de Rodrigo Potes o su hijo en el lugar de Becerril. Las únicas sospechas del paso de la familia Becerril por esta localidad del mismo nombre es a estas alturas una simple suposición: el bisabuelo Álvaro de Potes aparece indistintamente en las declaraciones de testigos como Álvaro de Becerril, quizás tomase el apellido del lugar de su residencia, pero es una hipótesis, nada más que eso, únicamente fundada en las acusaciones interesadas del concejo de Cuenca de atribuir a la familia un origen en un lugar donde todo el mundo pechaba y quizás en el deseo de Francisco, por las razones mencionadas de ocultar ese origen. En cualquier caso el lugar de Becerril no sería sino una más de las estaciones de los Becerril en su periplo.

En realidad, la inquina del concejo de Cuenca contra la hidalguía de Francisco Becerril no era cuestión particular, sino que iba dirigida contra un conjunto de notables que, en opinión del concejo de Cuenca, se hacían pasar por hidalgos. La lista de estos hidalgos pretendidos, cercenada, se presentó ante la Chancillería de Granada el 16 de junio de 1543 era larga, entre ellos figuraban apellidos de renombre: Cañizares, León. Caja, Parada, Chirino, Montemayor, Teruel, Alarcón, Valenzuela, Velázquez, Requena, Castillo, Chinchilla, Barrientos, ... y Francisco de Becerril.

Vecinos de la ciudad de Cuenca, cuya hidalguía fue puesta en entredicho: Juan Caja, Juan de Atienza, hijo de Juan de Atienza, Francisco Ruiz, mayordomo del marqués de Cañete, el licenciado Mancio de León, el licenciado Juan de Pedraza, el licenciado Barrientos, el bachiller Barrientos, el licenciado Santo Domingo, Gómez de Ecija, maestre Miguel Alonso García, Roque Villalpando, Aparicio de Requena, Juan Montesino, María de la Mota, Luisa de Villanueva, Juan del Castillo, Francisco Becerril y sus sobrinos, Diego Hernández de Parada, Juan de Alarcón y Alonso de Alarcón y su hijo Juan de Alarcón, el bachiller Requena, Juan de Valenzuela, Alonso de Valenzuela, Bernaldino de Valenzuela, la de Juan de Rojas.
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Francisco Becerril. Signatura antigua: 302-309-10

El 16 de junio de 1543 es así una fecha clave y partida de varios pleitos de hidalguías, cuyo estudio es imprescindible para estudiar los orígenes de la baja nobleza conquense. Aunque la lista inicial se filtraría finalmente, dejando al margen de la duda a linajes como los Cañizares, Montemayor, Teruel, Velázquez o de la Muela (no obstante, estos dos últimos linajes los vemos inmersos en pleitos en la Chancillería). Algunos de estos hidalgos apoyarían a Francisco de Becerril en sus pretensiones, tales fueron Juan de Cañizares, Hernando Pérez de Teruel, Gonzalo de Castro o Andrés del Peso. Enfrente, los linajes de mayor peso de la ciudad: Hurtado de Mendoza, guarda mayor de la ciudad, o Luis Carrillo de Albornoz.

Francisco Bezerril platero vº de Cuenca
Hasta 1543, Francisco Becerril disfrutó de la condición hidalga o al menos gozaba de alguna exención de pechos. Como prueba de ello, aportó traslado de los padrones de 1528 y 1535 (y otro intermedio sin fecha), donde aparecía su nombre como exento de pechos. La inclusión de Francisco como hidalgo tiene mucho que ver con la probanza que su padre Álvaro y su tío Alonso hicieron en Paredes de Nava en 1528. La inclusión en los padrones de hidalgos de los años treinta y las probanzas de Cuenca, que no nos ha llegado, y de Paredes de Nava, el año de 1544, fueron determinantes para que la Chancillería de Granada emitiera una primera sentencia de 15 de diciembre de 1544 favorable a la hidalguía de Francisco Becerril


Sentencia de la Chancillería de Granada de 15 de diciembre de 1544, favorable a la hidalguía de Francisco Becerril
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Francisco Becerril. Signatura antigua: 302-309-10

La respuesta de la ciudad de Cuenca de tres de marzo de 1545, por parte de su procurador Juan de Santacruz, fue durísima: Francisco Becerril era hombre pechero y descendiente de tales, sus ascendientes procedían de Becerril de Campos, pueblo de behetría donde no había hidalgos, el padre y tío de Francisco habían pechado en Cuenca. Aunque las acusaciones más groseras llegaron después. El padre de Francisco Becerril había ejercido varios oficios viles, entre ellos el de zapatero, y el pretendiente a la hidalguía era confeso y descendiente de confesos por parte masculina y varonil. Ambas afirmaciones no venían probadas, aunque la primera, oficio de zapatero y otros viles, parece más convincente. De la segunda acusación, la de judaizante, más grave, no hay aportación de más datos.

El pleito permaneció estancado hasta mayo de 1546. Los meses siguientes se desarrollaron entre infructuosas peticiones de las partes. Hasta que el tres de agosto de 1546, la ciudad de Cuenca consigue nuevo auto de la Chancillería de Granada para aportar nuevos testigos que contradijeran las probanzas de Francisco Becerril. El fiscal Bracamonte y el procurador Santacruz se apoyaron en los pleitos que por hidalguías se seguían contra Juan de Atienza y los hermanos Hernando Velázquez y Juan Velázquez Cuéllar para recusar por impedidos a algunos testigos favorables a Francisco Becerril. La probanza del concejo de Cuenca no se llevó a término, pues el receptor encargado de ella estaba ocupado en los contenciosos de los menederos y nogueroles. La mención de este pleito de los monederos no es baladí, pues detrás del término se esconden los privilegios de exención de pechar que tenían los oficiales de la Casa de la Moneda de Cuenca. Sabemos que Francisco Becerril fue ensayador de la ceca conquense desde 1525 y que seguía ligado a esta ceca en 1553 (3) y que como tal gozaría de exención de pechos. Posiblemente el tema saliera a relucir para negar la hidalguía de Francisco Becerril. Oficiales en la Casa de la Moneda de Cuenca serían también el platero Pedro Román, ligado al taller de Francisco Becerril, y el propio hijo de Francisco, el platero Cristóbal.

Marca de los Becerril, de la ceca de Cuenca


Finalmente, el pleito acabó derivando a la autenticidad de los padrones de exentos o hidalgos. La ciudad de Cuenca presentó por sus procuradores nuevos padrones que demostraban la condición pechera de los Becerril. Los padrones de 1535 no aparecieron. El resultado fue la revisión de la sentencia de diciembre de 1545 y la emisión de una nueva sentencia de 29 de octubre de 1547, que declaraba pechero a Francisco Becerril

Sentencia de 29 de octubre de 1547, declarando pechero a Francisco Becerril
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Francisco Becerril. Signatura antigua: 302-309-10




Confirmación definitiva de sentencia anterior declarando pechero a Francisco Becerril. 15 de marzo de 1549
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Francisco Becerril. Signatura antigua: 302-309-10

En suma, el origen de este gran artista se sigue manteniendo en la oscuridad. Hemos pretendido en las contradicciones de probanzas de testigos aportar algunos destellos del gran platero conquense del siglo XVI. Ni siquiera hemos dar por cierto el año de su nacimiento, 1494, dado por veraz. Hoy damos demasiada importancia a esas dicotomías de la época entre ser hidalgo o pechero, cristiano viejo o converso, platero o ensayador de la ceca. Hemos de pensar que para nuestro protagonista estas trabas fueron un obstáculo en su deseo de reconocimiento social, pero quizás un acicate más en su impulso y genio creador.



(1) LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, Amelia: Francisco Becerril. CSIC, Madrid, 1991p. 3
(2) Estos testigos, supuestamente mayores de ochenta años, y cuya edad ahora se rebajaba en veinte, eran Juan de la Torre, García Alonso, Antón Luis, Pedro de la Torre, Pedro Lobete, Pedro Monzón y Diego de Palencia Tejedor.
(3) ROYO MARTÍNEZ, María del Mar: "Datos documentales sobre plateros y ensayadores que trabajaron en la ceca de Cuenca en el siglo XVI" en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar. LXVIII (143-166) 1997, pp. 143-165


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Francisco Becerril. Signaturas antiguas: 302-248-9, 302-246-8, 302-309-10, 301-20-17

domingo, 18 de febrero de 2018

Alonso Montoya y Salazar, familiar del Santo Oficio

Era el año 1625, cuando el comisario de la Inquisición de San Clemente inició las averiguaciones de limpieza de sangre del joven Alonso Montoya y Salazar para la concesión del título de familiar del Santo Oficio. Alonso, que era natural de San Clemente, con diecinueve años era estudiante de manteo y beneficiado en la Universidad de Alcalá. A pesar de su corta edad, gozaba de un beneficio en la villa de Iniesta valorado en mil ducados. San Clemente, con sus aldeas, era por entonces una población de dos mil vecinos, que contaba con siete familiares del Santo Oficio y, en ella, don Alonso Montoya, disponía de una buena hacienda, de la legítima heredada de su padre. Y es que San Clemente vivía una época de esplendor, que para nada atisbaba la crisis inmediata que en los años posteriores provocaría la ruina de la villa.

Los apellidos Montoya y Caballón (así como otros procedentes de Cuenca, tales como Chirino o Salazar) daban un pedigrí indiscutible al pretendiente de cristiano viejo y naturaleza nobiliaria. Sus familiares ocupaban cargos en el Santo Oficio. Su primo hermano don Diego Montoya y Salazar era caballero del hábito de San Juan y familiar del Santo Oficio. Ya unos primos hermanos de su abuelo, el capitán Montoya, eran familiares del Santo Oficio: Juan de Montoya Espinosa, de la villa de Minaya, y Juan de Montoya y Córdoba de la de San Clemente. El joven Alonso prometía, a su riqueza e hidalguía sumaba un gran ingenio. A decir del escribano Miguel Sevillano era
cauallero mui cuerdo, modesto y modigerado, de quien se prometen grandes esperanzas, por sus letras, buen ingenio y virtud
El joven Alonso se había quedado huérfano de padre muy joven y había que tenido que mostrar su valía. Pero en el San Clemente de 1625 importaba tanto o más la etiqueta que el ingenio y la valía. Así lo manifestaba un prohombre de la villa, don Miguel de los Herreros, regidor perpetuo, capitán de la milicia y reconocido abogada en la Chancillería. Recordaba con orgullo, y como un signo de distinción, como andaba con don Pedro de Montoya, padre del pretendiente, a caballo por la villa y jugaban a juegos de caballero: las cañas y sortija. Juegos que poco tenían que ver con otros más populares y extendidos en la villa, como los naipes o las tablas, en los que se ejercitaban diestros los portugueses conversos existentes en la villa, auténticos minadores de la moral en la villa.

El joven Alonso Montoya sería beneficiado el 26 de enero de 1626 con el título de familiar del Santo Oficio


Genealogía de Alonso Montoya Salazar

Padres

Pedro de Montoya, natural de San Clemente y Mariana Chirino Salazar, natural de Cuenca e hija de Luis Chirino de Salazar (hijo de Hernando Chirino de Salazar y doña Isabel de Montemayor, vecina de Valdemorillo) y Juana de Cetina (hija de Diego de Cetina, procurador a Cortes, y Catalina de Chinchilla) y hermana del Padre Hernando de Salazar de la Compañía de Jesús y calificador de la Suprema. Los abuelos maternos vivieron en Chillarón

Abuelos paternos

Capitán Pedro de Montoya, natural de San Clemente, regidor perpetuo y elector de los alcaldes ordinarios por los hijosdalgo,  y Ana Fernández Cobos, natural de Castillo de Garcimuñoz e hija de Alonso Fernández Cobos, regidor de esa villa, y doña María de Chinchilla

Bisabuelos paternos,

 Juan de Montoya, natural de San Clemente, e Isabel de Caballón, natural de San Clemente 



Relación de testigos de San Clemente

Cristóbal Ángel de Olivares, notario del Santo Oficio, 40 años
Pascual Pérez de Lerín, hidalgo, familiar del Santo Oficio, 53 años
Miguel López de Perona Rosillo, regidor perpetuo, 70 años
Licenciado Alonso de Ávalos, notario del Santo Oficio, correo mayor de San Clemente y beneficiado de la de Móstoles. 40 años
Miguel Sánchez Sevillano, hombre honrado que vive de su hacienda, 60 años.
Alonso de Moya Fuente, persona honrada y rica que vive de su hacienda, 76 años
Francisco de Oviedo, hombre principal y rico, 54 años
Alonso de Iniesta Romero, 76 años
Pedro Sánchez Carnicero, hombre rico y principal, 60 años
Licenciado don Miguel de los Herreros, abogado de la Real Chancillería de Granada y regidor perpetuo de la villa de San Clemente y capitán de la milicia del partido. 68 años.
Antonio Martínez de Meca, hombre honrado que vive de su hazienda, más de setenta años
Diego López de Iranzo, regidor perpetuo de la villa, familiar del Santo Oficio, 46 años

Relación de testigos de Castillo de Garcimuñoz

Licenciado Andrés del Castillo Espinosa, cura reservatario de la iglesia parroquial de la Puerta y Beneficiado de la de Alaminos de la diócesis de Sigüenza. 66 años
Alonso Cejalbo y Alarcón, cura propio de Castillo de Garcimuñoz y vicario arcipreste de ella. 65 años
Licenciado Pedro Piñán de Salazar, cura reservatario de Almonacid del Marquesado, 77 años
Licenciado Pedro Belmonte, presbítero, 79 años
Juan de Lara Proaño, hidalgo, 54 años
Cristóbal Quiralte, escribano del ayuntamiento, 44 años
Antonio Melgarejo, hidalgo, 48 años
Licenciado Cristóbal Merchante Caballón, abogado y asesor de la villa del Castillo de Garcimuñoz, 58 años
Gregorio de Torrijos, 56 años
Martín Melero, alguacil y alcaide de la cárcel, 57 años
Licenciado Juan Bautista de Araque y Liébana, 56 años
Luis Martínez Peragua, notario del Santo Oficio, 71 años

Relación de testigos de Cuenca

Julián Parejano, clérigo, 62 años
Diego Ramírez de Cañizares, hidalgo, 66 años
Julián Arias Conde, hidalgo, 52 años
Juan Muñoz Requena, alcaide, bajo cuya mano está el archivo, 54 años
Juan Astorga Platero, 72 años
Donisén de Villarreal, 60 años
Francisco del Pozo, clérigo, 60 años
Pedro Martínez Joyero, 60 años
Licenciado Pedro Valle de Castro, clérigo, 69 años
Julián de Novela, alguacil de la tierra, 66 años
Jusepe Hidalgo de Sotoca, hidalgo, 64 años
Martín García Montero, 69 años


Archivo Histórico Nacional, INQUISICIÓN, 1374, Exp. 19 Información genealógica de Alonso Montoya y Salazar, 1625