El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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domingo, 25 de marzo de 2018

La familia Resa, de Alconchel de la Estrella


Escudo en lo que fue casa de los Resa en la villa de San Clemente (Foto, Laura Mainar). El escudo se encuentra en la calle Cruz Cerrada 11; la casa, propiedad de los Manzanares en el siglo XVIII, fue morada anterior del regidor don Pedro Pacheco Guzmán y su mujer doña Isabel de Resa. Era la casa familiar de los Resa, ... y aunque este testigo no se acuerda de conocer a Doña Isabel de Resa, sabe muy bien de cierto fue mujer legítima de Don Pedro Pacheco y que cuando se casaron la dieron en parte de dote la casa de Resa, en término de dicha villa, a mano izquierda del camino de Santiago... y vivió en la Calle Cruz Cerrada en las casas que poseen Pedro de Manzanares y Francisco Escobar (BNE, Ms. 13092. Genealogía de los Pacheco de Minaya)

Antonio Rosillo conocía bien a Diego de Resa, pues estaba casado con su madre, aunque el hijo no era natural del matrimonio. El niño tenía tres años cuando Antonio Rosillo y la viuda María de Haro se casaron, la fecha de la boda fue hacia 1503 o 1504. Así contaba Antonio Rosillo su matrimonio con la viuda
que este testigo se avía ydo a casar desde la dicha villa (de San Clemente) a Alconchel con la dicha su madre (de Diego Resa) y vivió en ella dos años en temporadas, estando allá la dicha su muger y este testigo en San Clemente, yendo allá en temporadas los dichos dos años e que conosçió a Françisco de Resa padre del que litiga de vista e abla, que le avía visto en Alconchel e le avía visto este testigo solo una vez pasando de camyno e le abraçó por amystad y entonçes supo como hera hijo de Alonso de Resa e marido de la muger deste testigo e después que lo avía visto e ablado desde a pocos días, creya que un año o dos falleçió y este testigo se casó con la dicha su muger y hera de edad de poco más de veynte años e que ansy mesmo conosçió a Alonso de Resa, abuelo del que litiga e a su muger viéndolos e tratándolos en el dicho lugar de Alconchel que hera a çinco leguas de San Clemente
Vista de Alconchel. Ruinas del Castillo al fondo.
Imagen tomada del blog: http://www.elarteencuenca.es/blog/

El bisabuelo, también de Alconchel, era Juan de Resa. Dejó tres hijos, Alonso, que siguió en Alconchel, y otros dos hijos que marcharon a Villalgordo y Montalbanejo. El abuelo, Alonso de Resa estaba casado con Catalina Pinarejo, mujer natural de la aldea del mismo nombre y criada de Garci Hernández de Tébar, morador en Montalbanejo. Del matrimonio había nacido un hijo llamado Francisco de Resa que casaría con María de Haro, hija del hidalgo Alonso de Haro, establecido en Alconchel. Antonio Rosillo casaría con la viuda María de Haro, que por entonces, hacia 1503, tenía ya dos hijos de su primer matrimonio: Diego de Resa y Alonso de Haro. Ambos se criarían con su padrastro y su madre; Diego permanecería en San Clemente y Alonso de Haro se avecindaría en Montalbanejo.

Locuaz en la información sobre los Resa es el hidalgo Rodrigo de Luz, hidalgo de setenta y dos años, vecino de Villalgordo del Marquesado, distante una legua de Alconchel, donde además tenía una heredad. Rodrigo conocía a a todos los vecinos de Alconchel, hacia 1530 un pueblo pequeño de cincuenta vecinos, y en especial, al abuelo de Diego, Alonso de Resa, que jugaba a los dardos en Villalgordo, y que había muerto de pestilencia con cincuenta y seis años (hacia 1509, aunque debemos poner en cuarentena esta fecha, tanto como su edad). Como otros testigos,conocía a los Resa como familia hidalga, asentada en Alconchel y con hacienda de hazas trigales y viñas, desde el bisabuelo Juan de Resa. Pero a este último ya no se le conocían parientes. Es aquí, donde Rodrigo de Luz nos aporta un supuesto origen familiar en Valdeganga y Beteta
e que el dicho Juan de Resa no lo avía conoçido nyngunos hermanos ni parientes e que avía unos que se deçían los rresas vezinos de Beteta e Valdeganga e que aquellos avían estado e estavan allá
No obstante, otro testigo, García de Pinedo, de ochenta y seis años, atestiguaba que era cierto que una de las ramas familiares estaba extendida por la Sierra conquense, pero que el hogar familiar y casa solar radicaba en la aldea de Sotoca
e que avía oydo dezir que aquellos rresas tenían otros parientes en la sierra de Quenca e que avía oydo dezir a personas que no se acordaba que avían sido y heran hidalgos e que estaban en posesión dello e que Garçi Hernández de Tébar y el bachiller Resa avía oydo deçir que avían sydo y eran sus parientes no sabía en qué grado y sy de barón e que no les conoçió otros parientes que este testigo se acordase e que avía oydo dezir que la generaçyón del que litigaba avía sido de un lugar que se deçía Sotoca, que hera haçia Torralba e que avía oydo deçir a personas, que no se acordaba, que venían de camyno e deçían que heran de aquella parte de açia Sotoca e que en él tenían parientes los rresas

Ermita de San Roque. Sotoca


Asentados en Alconchel, los Resa habían hecho de este pequeño pueblo su solar, desde allí se habían extendido por Villalgordo, Montalbanejo, Villanueva de Alcorón, y posteriormente, Villaescusa de Haro. En las gradas de la iglesia del lugar de Alconchel estaban enterrados Juan y su hijo Alonso. Juan de Resa había tenido tres hijos: el mencionado Alonso (abuelo del sanclementino Diego), Diego de Resa, avecindado en Montalbanejo, y Juan de Resa, que se avecindó en Villalgordo del Marquesado. Rodrigo de Luz, como otros testigos, insistía en que la única tacha familiar había sido el matrimonio del abuelo Alonso con una pechera, Catalina Pinarejo (la criada de Garci Hernández de Tébar). No eran guerreros estos Resa, pues no habían participado en la guerra de Granada, aunque sí habían hecho valer sus derechos para no pagar los servicios extraordinarios establecidos por los Reyes Católicos con motivo de tal guerra.

La veracidad de los testimonios sobre los Resa es creíble, pues corresponde a vecinos de pueblos pequeños y próximos donde se conocían todos. Así lo aseguraba García Pinedo, un pechero de Montalbanejo, que conocía uno por uno a los setenta vecinos de su pueblo en 1530, pero también a los vecinos de Alconchel. Según Juan Ruiz de Requena, Alconchel era una aldea de apenas catorce vecinos hacia 1500, aunque lo que más destacable es la permeabilidad entre los pueblos de la zona: las haciendas de los vecinos se reparten indistintamente entre Alconchel, Villalgordo o Montalbanejo,distante una legua, e incluso en Villaescusa de Haro, distante dos leguas. Así, las propiedades familiares rompen los límites que los señoríos imponían.

Diego de Resa vería reconocida su hidalguía por sentencia de la Chancillería de Granada de 19 de abril de 1532. De la fecha de la carta ejecutoria, solo conocemos el día, 1 de febrero; hemos de suponer que el año es 1533. Unos cuarenta años después, Francisco de Resa Haro, hijo de Alonso de Haro y sobrino de Diego, se había mudado a Villaescusa de Haro; ante el concejo de esta villa, apelando de nuevo a la Chancillería de Granada, intenta ver reconocida su hidalguía. Por entonces, la carta ejecutoria familia anda en poder de un nieto de Diego Resa, llamado también Francisco, era el único heredero que quedaba de Diego, un hombre casado apenas hacía dos años, en 1572, y muy ocupado en sus labores del campo. La ejecutoria se la había dado su abuela, Isabel López, viuda de Diego de Resa, ambos se habían casado en 1521. Estos Resa acabarían enlazando, con el tiempo, con los Pacheco en la villa de San Clemente. El apellido familiar acabaría desapareciendo. La integración en la villa de San Clemente no fue fácil, amparados por la protección del padrastro de Diego, Antonio Rosillo, vieron, sin embargo, como hidalgos viejos de la villa, tal que Antón García, de setenta años en 1531, los aceptaban a regañadientes en el reducido grupo de hidalgos sanclementinos de la primera mitad de siglo.





Archivo de la Real Chancillería de Granada. HIDALGUÍAS. Caja 4498, Pieza 9. Real Ejecutoria de hidalguía de Diego de Resa, vecino de San Clemente. 1531. (Signatura antigua: 304-526-2)