El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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sábado, 1 de mayo de 2021

Los Zapata conquistan el poder concejil de Iniesta (año 1546)

 

Códice de Osuna, BNE, MSS.FACS/999


Las elecciones de oficios concejiles de 1546 despertaron las rivalidades en el seno del patriciado iniestense. El gobierno del concejo de Iniesta estaba formado por dos alcaldes, dos alguaciles y, desde 1543, diez regidores perpetuos. Ese año de 1546 se hicieron dos elecciones. La primera, tal como era uso y costumbre, el día de San Miguel; la segunda, revocando la primera, unos pocos días después, por la intervención directa del alcalde mayor de marquesado de Villena, el licenciado francés. La elección de oficios elegibles, alcaldes ordinarios y alguaciles, se hacía por los oficiales del ayuntamiento anterior y los regidores perpetuos. Si la primera elección de 29 de septiembre se hizo por dos tercios de los oficiales; la segunda, a decir de uno de los bandos, se hizo por tres regidores perpetuos únicamente, acompañados por el alcalde mayor. Se denunciaba expresamente a Juan Zapata, su hermano y un primo.

Desde el año 1543, Iniesta disponía de ocho regidores perpetuos, pero tras las protestas de la familia Zapata, que acusaba de desequilibrios en el poder de la villa por estar en minoría respecto a una parcialidad de cinco regidores, se crearon dos nuevas regidurías perpetuas hasta un total de diez, que en 1546 eran: Andrés de Nuévalos, Juan Garrido de Bernal Saiz, Miguel Cabronero, Juan Ruiz de la Almarcha, Ginés de la Jara, Juan de Zapata, Benito García, Francisco de Lorca, Francisco Granero de Iniesta y Agustín Montes. Viejos apellidos como los Garrido, García o Zapata con otros advenedizos y faltando otros apellidos como los López Cantero de gran proyección futura y otros como los Espinosa, familia de tradición y que no tardaría en despuntar. La figura en alza en la década de 1540 era Juan Zapata, que había atraído hacia sus intereses a otros regidores como Francisco Granero, Francisco de Lorca o Juan Ruiz de la Almarcha o Agustín Montes o familiares por parte materna, una Castañeda. Enfrentados a los Zapata, las viejas familias pecheras de los Garrido o los García, acompañadas de otras como los Cabronero, Nuévalos o la Jara. Aparentemente era un viejo conflicto de hidalgos, representados por los Zapata, frente a los pecheros, liderados, por los Garrido y la figura tan ascendente como fugaz de Andrés Nuévalos. Quizás posiciones ambiguas como los de la familia Espinosa era causa de su exclusión del poder, aunque Pedro de Espinosa, que actuaba como alcalde de la hermandad, procuraba minar el poder desmesurado que estaban alcanzando los Zapata. Los viejos representantes del poder pechero se negaban a aceptar a los hidalgos como tales, al tiempo que les acusaban de “palabras atrevidas para revolver a la villa”.

Hidalgos se pretendían Juan Zapata, Francisco de Lorca y Francisco Granero, que el 18 de septiembre alegaron ante el Consejo Real una sentencia favorable de la Chancillería de Granada para ser admitidos en los oficios concejiles elegibles: alcaldes y alguaciles. Una pretensión que escondía la ambición de Juan Zapata por controlar el poder concejil, colocando en los oficios a él mismo, a su hermano García y a su pariente Pedro de Castañeda. La cosa iba más allá de pecheros e hidalgos, tal como reconocía el alcalde Gabriel Martínez, si habían de entrar hidalgos en el ayuntamiento, antes de entrar los Zapata y sus emparentados los Castañeda era preferible que lo hiciera el licenciado Espinosa junto al pechero Juan Garrido de Alcalá. Aunque no todos eran favorables a este dominio de la vida municipal por Zapatas o Espinosas; un conjunto de pecheros enriquecidos luchaban por acceder al poder y nuevos hombres, o viejos según lo queramos ver, se sumaban a la lucha por el poder: Juan Risueño cedía su cargo de alcalde a Benito Martínez del Peral.

Los pecheros impusieron su voluntad en la elección de San Miguel de 1546, eligiendo alcaldes a Gabriel Martínez y Juan Risueño y como alguaciles a Juan de Atienza y Antón Albarrilla. En estos momentos de disputas, la presencia del alcalde mayor del marquesado, bachiller Mejía, intentaba poner una paz, que era simple claudicación a los intereses del bando más fuerte y que mostraba su impotencia remitiendo los autos de la elección del oficio concejil al gobernador Pedro Martínez de Avellaneda, por entonces en Hellín, para su posterior aprobación. La mascarada de las elecciones iba acompañada de las amenazas encubiertas. La decisión de San Miguel de 1546 no se respetó ni pasado un solo día; a caballo, por las calles de Iniesta, iba el alcalde mayor Mejía buscando oficio de escribano para nombrar nuevo alcalde que satisficiera a todos. Tal voluntad recayó en Juan Garrido de Alcalá, pero el nuevo alcalde renunciaba inmediatamente ante las amenazas de los Zapata, pues, aunque honrado y de buena conciencia, no parecía presentable en sociedad, por su poca dicción y la fealdad que le provocaban unas enormes hinchazones en la cabeza, para, a las pocas horas, volver a aceptar el cargo ante la presión del bando contrario. El asunto iniestense llegaría hasta el gobernador Avellaneda el cuatro de octubre, sin duda a instancia de los Zapata, que desde Hellín y a quince leguas de distancia decide enviar al otro alcalde mayor del marquesado, el licenciado Francés y en un intento de aliviar la guerra de bandos, mandaba desterrar a una legua de Iniesta a Juan Garrido de Bernal Saiz y Andrés de Nuévalos, por una parte, y a Juan Zapata y Juan Granero de Iniesta, por otra. Decisión aparentemente ecuánime pero que significaba el apartamiento del poder de los dos primeros regidores, Garrido y Nuévalos, que eran quienes a la sazón lo detentaban. Con razón se quejarán los dos regidores que el gobernador cedía la paz y sosiego en la buena gobernanza por intereses apasionados.

El “golpe de estado” de los Zapata para hacerse con el gobierno local de Iniesta tuvo lugar el ocho de noviembre de 1546. Previamente, Juan Zapata y su hermano García habían arrancado del alcalde mayor licenciado Francés la nulidad de las elecciones de San Miguel de 1546. Hubo ausencia de tres regidores, pero aparte de la falta de Francisco Lorca por enfermedad y el pusilánime Agustín Montes, se dejó notar la de Juan Garrido, con su ausencia y la del licenciado Espinosa (que como alcalde de la hermandad no tenía derecho a estar en los ayuntamientos) la oposición al partido de los Zapata quedó muy menguada y defendida por Andrés Nuévalos que sería incapaz de mantener la solidaridad del partido pechero frente a las ambiciones hidalgas. En los memoriales presentados por ambos bandos queda patente una desigual visión política: el bloque pechero defendió el tradicional y buen gobierno de la villa, la falta de pasión y buen celo en el ejercicio de los oficios públicos y la no entrada en los oficios de los hidalgos, pues, en sus palabras, no lo habían hecho desde que la villa era de cristianos; la familia Zapata simplemente advocó la necesidad de un equilibrio en las parcialidades de la villa reflejado en el gobierno local. Es curioso como hoy en día andamos presos de ver parcialidades y bandos en los conflictos concejiles de antaño, pero el concepto de parcialidad fue término usado y abusado por una futura oligarquía que quería acabar con el gobierno de las repúblicas pecheras de las primera cuatro décadas. De hecho, el hermetismo y control del poder concejil por una oligarquía pechera que fue cerrando día a día la base de electores, sería denunciado por las familias hidalgas que exigían ese poder para sí: se denunció primero la corrupción de ese poder pechero para a continuación disolver el mismo, consiguiendo sumar, es decir, comprar voluntades enemigas. Es lo que hicieron los Zapata en Iniesta, ganándose el favor de algunos regidores pecheros como Miguel Cabronero o Juan de la Jara o la del propio obispado para conseguir la excomunión de sus rivales, bajo excusa de haber sacado de la iglesia del Hospital a un tal Cosme Maldonado, una irrupción en lugar sagrado bastante común en las justicias ordinarias de la época. Una práctica común para eliminar enemigos como podía ser esa otra de inhabilitar para cargo público por delitos de sangre; tal era el caso de Miguel Cabronero, suspendido por dos años.

Aquel cuatro de noviembre de 1546, el ayuntamiento presidido por el licenciado Francés eligió por alcaldes ordinarios a Juan Zapata y Miguel Cabronero y por alguaciles a García Zapata y a Juan de la Jara. Los Zapata dominaban pues los cargos añales; el suspenso por delito de sangre Miguel Cabronero tenía las manos atadas por una sentencia condenatoria y Juan de la Jara, hijo de Ginés, dependía de la inconstancia de su padre. Por primera vez, y muy a pesar de Andrés Nuévalos, los hidalgos entraban en las suertes, a mejor decir cooptación, de los cargos añales por primera vez “desde que la villa era de cristianos”.

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. PLEITOS, 1199-10. PLEITO ENTRE EL CONCEJO DE LA VILLA DE INIESTA, CON GABRIEL MARTINEZ Y OTROS, SOBRE ELECCIONES DE OFICIALES

miércoles, 7 de noviembre de 2018

La familia Perea de Barchín del Hoyo


Casa Zapata Perea. En el primer escudo, armas de los Perea y de la Torre;
en el segundo escudo, armas de los Zapata y Montoya

La ejecutoria de hidalguía de Julián Perea es de 1583, pero el contencioso por su nobleza con la villa de Barchín había comenzado en 1547

Julián de Perea era hijo de Sebastián Perea, casado con Juana Zapata, vecina de Iniesta, hija de Garci Zapata, y nieto de Álvaro de la Torre.

Alvaro de la Torre tenía otros dos hijos, de un primer matrimonio en Monteagudo: Juan de la Torre y Alonso de la Torre, vecinos de Monteagudo. Alvaro de la Torre era alcaide de la fortaleza de Monteagudo y mayordomo del obispo de Cuenca. A los cuatro años de casado se queda viudo, casándose con María de Perea, vecina de Barchín. Del matrimonio nacería Sebastián de Perea. Viudo de nuevo, casaría una tercera vez. Fallecería hacia 1518. Los de la Torre de Monteagudo conseguirían ejecutoria de hidalguía en los años treinta.

Con veintiséis meses Julián se queda huérfano por muerte de su padre Sebastián. Su madre Juana Zapata, viuda, abandona el hogar familiar, asegurándose la parte correspondiente de su hacienda y bienes, para casarse en Cuenca con un escribano. Deja dos hijos en Barchín: Julián y María. En 1543 los hidalgos son llamados para la guerra de Perpiñán. Julián acudirá junto a otros hidalgos de la villa de Barchín: dos hijos de Bernardino de Villalba o Juan de Comedio. Los hidalgos de la zona se juntarán en Albacete, para tomar el camino de Barcelona y Perpiñán, pero no llegarán a combatir.

Julián de Perea obtuvo sentencia favorable a su hidalguía el 8 de mayo de 1549. El pleito se reabriría en los años setenta. El concejo de Barchín denunció un oscuro origen de los Perea: el padre del abuelo Álvaro de la Torre había sido el cura de Monteagudo que había procreado con su manceba al dicho Álvaro de la Torre. No obstante, una nueva sentencia de 18 de marzo de 1583 declaró hidalgo a Julián de Perea. La carta ejecutoria de hidalguía tiene fecha de 20 de agosto de 1583.



Probanza de 1548

Benito de la Osa, labrador de 70 años
Bernardino de Villalba, hidalgo de Barchín, 75 años
Martín Tejedor (?), pechero 80 años
Gil Carretero, pechero más de 60 años, cuñado del hidalgo Juan de Gomendio (o Comedio)
Antón Muñoz, pechero de 82 años
Martín López, pechero de 85 años

ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Signatura antigua: 301-69-32. Ejecutoria de hidalguía de Julián de Perea. 1583



Imagen: casa Zapata Perea

Los Perea Zapata según Mateo López

Don Cristóbal de Perea y Zapata se estableció en Cuenca por los años de 1600; era nieto de Julián Perea Zapata, que litigó executoria de hidalguía con el Concejo de la villa de Barchín del Hoyo, de donde era vecino, por los años de 1490 (?). Tenía su origen de los Torres, alcaides de la fortaleza de Monteagudo; en virtud de ella han estando gozando en esta ciudad, donde han sido regidores los descendientes de don Cristóbal, desde su hijo Diego Perea y Zapata y en la villa de Barchín, donde tienen su casa y mayorazgo, gozan de nobleza en Cuenca y tienen regimiento perpetuo de la ciudad, que en el día de hoy lo es don José Perea, vecino de Barchín (MATEO LÓPEZ: Memorias Históricas de Cuenca y su Obispado. CSIC, 1953. Tomo II, pág. 254)

martes, 8 de mayo de 2018

El capitán Juan Zapata Castañeda, un héroe de Iniesta en la guerra de las Alpujarras






Zapata: un escudo con cinco zapatas negras y oro a jaquelas en campo colorado, que traen ocho escudetes del mismo oro, cada uno a banda negra, atravesado (Relaciones Topográficas de Felipe II, Iniesta)



Los Zapata habían llegado a Iniesta hacia 1430. Juan Zapata el viejo ocupó el cargo de alcaide de la fortaleza de Iniesta, procedente de Requena. Eran los tiempos de don Enrique de Villena, señor de Iniesta de 1418 a 1434. Aunque los testigos sitúan a Juan como alcaide en los años inmediatamente posteriores a la muerte de Enrique el nigromante. De alcaide de Iniesta, Juan Zapata el viejo pasaría a serlo de Ves.

Su hijo, de nombre asimismo Juan Zapata, continuó con la la tradición militar de su padre, siendo llamado y participando en la batalla de Olmedo en 1445 , bajo el reinado de Juan II. Le acompañaba otro caballero de Iniesta, llamado Ruy Díaz de Mendoza, futuro señor de Iniesta, villa que cambiaría con el maestre Juan Pacheco por la Castrojeriz en 1452.

que quando el dicho señor rrey don Juan nuestro padre llamara a los hombres hijosdalgo para la guerra de Olmedo el dicho Juan Çapata fuera a serbir por hidalgo en la dicha guerra con Rruy Diaz de Mendoça con quien a la sazón bibía

A diferencia del abuelo, este Juan Zapata fijó su residencia en Iniesta, al casar con Juana Fernandez, de cuyo matrimonio nacería García Zapata. Todavía en 1498, se recordaba el fasto de las bodas de Juan y Juana con numerosos invitados llegados de Moya y Requena.

García Zapata vería reconocida su hidalguía por sentencia de 17 de febrero de 1500. La ejecutoria se expidió en Ciudad Real el uno de octubre de 1500. Este hombre, pequeño de cuerpo, tal como lo describía el pastor Alonso López, al servicio de la familia, murió con más de ochenta años.

La posición social de los Zapata en Iniesta se mantuvo durante el siglo XVI, pero los descendientes de García Zapata cedieron su primacía social ante la llegada de los Espinosa. Pasado el tiempo, a finales del siglo XVI sus descendientes se vieron obligados a pelear por su hidalguía. La figura más destacada en el siglo XVI de la familia fue el capitán Juan Zapata Castañeda, que murió con cuarenta y cuatro años, luchando en la rebelión de los moriscos de Granada a finales de 1569; estaba casado con Catalina Villanueva Carrasco; en sus apellidos llevaba dos de los principales y más ricos linajes de la villa de Albacete. Serían sus hijos, Juan y García, los que se vieron obligados a pleitear en 1587 con el concejo de Iniesta por su nobleza, al volver a la villa, después de un periodo de residencia en la Gineta. Además de estos dos hijos, el matrimonio del capitán Juan Zapata y Catalina Villanueva procrearon a doña María Zapata, casada con el doctor Diego Zapata, Ana Zapata, mujer de Martín Villanueva, y doña  Catalina Zapata. El capitán Juan Zapata no hacía sino seguir la tradición de la familia, pues su padre ya había acudido a los llamamientos a la guerra con Francia del emperador Carlos, pero su protagonismo fue destacado en la rebelión morisca, al asumir el mando de las tropas reclutadas en el Marquesado de Villena y siendo nombrado capitán de las milicias del Marquesado, en las Juntas Generales del Marquesado, celebradas en Albacete el 3 de marzo de 1569. Los soldados reclutados en esta primera leva fueron mil en todo el Marquesado. Posiblemente, la aportación de soldados de Iniesta fue un número similar al de San Clemente, que aportó cincuenta y cinco, aunque tal vez la cifra se aproximara algo más a los noventa de Albacete. La gente de guerra reclutada, bisoña e inexperta corrió una suerte similar a la de su capitán
el dicho Juan Çapata Castañeda por ser hijodalgo y ser tan prinçipal al tiempo de la rrebelión y alçamiento de los moriscos del nuestro Rreyno de Granada fue nombrado capitán de toda la gente del marquesado de Villena y que nos sirbió en ella hasta que murió en la dicha guerra peleando con los moros
Por entonces, Juan Zapata ya tenía fijadas su residencia en La Gineta. Los otros capitanes nombrados fueron Andrés de Cantos y Francisco Cañavate, vecinos de Albacete, Juan de Barrionuevo, vecino de Chinchilla, y como capitán de caballería, Jorge Cañavate (1). Las Relaciones Topográficas de Iniesta nos dicen que Francisco de Espinosa también salió como capitán de la villa de Iniesta, pero esta aseveración no es creíble. Nos añaden la participación de otros hidalgos como Pedro de Espinosa, Ruy Gómez de Espinosa y Francisco Lóopez Cantero, que murió en la contienda. La participación de los vecinos de Iniesta está por estudiar (sabemos que la gobernación de lo reducido del Marquesado reclutó otros 3000 hombres de la mano del comisario Juan Mosquera), pero de los testimonios se deduce que su participación fue numerosa y que el propio capitán Zapata empeñó en tal aventura parte de su hacienda
porque le auía visto (al capitán Zapata) en la dicha villa de Yniesta con su gente e sacar della para la dicha guerra de nuestro Rreyno de Granada con munchos soldados, ... que auía gastado mucho de su haçienda en la dicha guerra
El testimonio de Lorenzo Villaseñor , escribano y amigo de la familia, nos hablan de que Juan Zapata dirigía una compañía de trescientos hombres, que salieron de Iniesta, posiblemente en su mayoría de los pueblos del norte del Marquesado, correspondientes al obispado de Cuenca
el dicho capitán Juan Çapata auía rrecogido treçientos honbres con su bandera e cajas auía sacado de la dicha villa de Yniesta e benido a nuestro Rreyno de Granada y este testigo le a uisto salir de la dicha villa de Yniesta y aconpañádole hasta la villa de Hellín que hera fuera del término del marquesado y desde allí se despidió del dicho capitán Juan Çapata

Juan Zapata murió cerca de la venta de doña María en el río del Albolodui. Las Relaciones Topográficas de la Gineta nos han dejado testimonio del valor de Juan Zapata Castañeda, durante la guerra de Granada
que en el año de sesenta y nueve, quando se alçaron los moros de las Alpujarras, con orden de su magestad este Marquesado eligió quatro capitanes y el vno dellos salió desta villa, que fue el capitán Juan Çapata de Castañeda, onbre hijodalgo y fue en serviçio de su magestad y estuvo en la dicha guerra sin haçer avsençia, y se señaló en cosas, en espeçial que por orden y mandado del marqués de los Vélez, su general fue a descubrir tierra con veynte y dos soldados que le avían quedado, hazia el rrío Albuluduy, çerca de la venta de Santa María, don salió una enboscada de más de quinientos moros, y por no dexar su gente, avnque yba a cavallo y pudiera librar, como hizieron otros, peleó como hidalgo y onbre de ánimo hasta que murió en serviçio de su magestad (2)

El capitán Juan Zapata Castañeda tenía un hermano llamado asimismo García Zapata, que casó con Isabel de la Torre, natural de Tragacete y una hermana, Catalina Zapata, casada con Francisco Carrillo, vecino de Cuenca. Todos eran hijos de Juan Zapata, casado con María de Castañeda, natural de Alarcón, conocida como la Canega.  El citado Juan a su vez era hijo del nacido del matrimonio de García Zapata, el de la ejecutoria de 1500, con María Teresa Montoya, llamada la Montañesa. Los Zapata establecieron su domicilio en la calle de la Huerta del Rey; era una casa con dos puertas. La segunda de ella daba a la calle de los Crespos, conocida así por vivir allí hacia 1500 Hernando Crespo y su mujer Catalina García.

Más allá de su suerte, los Zapata era una familia orgullosa de su linaje y sangre. A sí mismos se declaraban descendientes por línea rrecta de barón del rrey (Sancho) Abarca. Y se tenían por deudos de Francisco Zapata Cisneros, conde de Barajas y presidente del Consejo de Castilla. Los Zapata se encontraron lo que todos los hidalgos de las villas eximidas del Marquesado: unas oligarquías pecheras poco dispuestas a compartir su poder con hidalgos. Pero los pecheros de Iniesta eran tan tozudos o más que el resto; incluso don Sancho de la Cerda, pariente de grandes de España, fue avecindado en Iniesta con los pecheros.

Es posible que la familia Zapata fuera una víctima más de la guerra de los moriscos. La muerte del capitán Juan, que perdió además de la vida, su hacienda en la guerra y la posterior muerte, muy seguida, de su hermano García, que dejó viuda a Isabel de la Torre, condenó en el desamparo a los hijos huérfanos del capitán. Creemos que en auxilio de la familia vino el escribano de la Gineta Lorenzo Villaseñor. Este hombre procedía de familia hidalga de Iniesta; su padre era Francisco de Carrión, amigo de la familia y del abuelo Juan Zapata Montoya. No obstante, pensamos que la residencia de los Zapata en la Gineta está más relacionada con los intereses económicos que, en dicha villa, tenía Catalina Villanueva Carrasco, motivo que había ya llevado al capitán Juan Zapata a asentarse en esa villa para mejor administración de la hacienda familiar. Pero la guerra de Granada fue un mazazo para esa misma hacienda. El capitán Juan Zapata de Castañeda era hombre de generosidad desprendida, desembolsó de su propio bolsillo las pagas de los soldados, pues las villas habían faltado a su compromiso de afrontar los gastos de las campañas granadinas
e como las uillas del dicho marquesado de Villena no auían acudido con dineros a los soldados para las pagas como auía quedado tratado el dicho Juan Çapata auía hecho a los dichos sus soldados dos pagas de sus propios bienes y haçienda en lo qual auía gastado muncho... e dicho Juan Çapata de su propia letra bido este testigo escrito un memorial de le que auía dado a cada soldado para que se cobrase de las uillas e nunca se cobró
La suerte de los hijos del capitán Zapata, comenzó a cambiar con la muerte de su padre, no obstante que la defensa de los intereses familiares cayó en su tío García Zapata. Pero la muerte de García hacia 1585 debió dejar en una situación de debilidad a sus sobrinos. Parece en estos años que el nombre que realmente asume el protagonismo de la familia es su cuñado: el doctor Zapata. La familia Zapata se ve inmersa en un conflicto por el poder local, que les deja en la marginación. Los pecheros se oponen a las exigencias hidalgas (sin duda, de la familia Espinosa) de ocupar la mitad de los oficios y responden imponiendo la obligación de hacer frente a las cargas concejiles por igual, sean pecheros o hidalgos. Detrás de las exigencias pecheras, hay un protagonista principal, el síndico general Pedro Cebrián Garrido. En torno a él, forman partido el alcalde Francisco García y los regidores Alonos Garrido, Alonso de Cubas, Gil Hernández y Pedro Clemente, así como el alguacil mayor Juan de Atienza. Imponen a los hidalgos la necesidad de obtener nuevas ejecutorias en la Chancillería de Granada. Los hidalgos protestarán ante el concejo pero en vano, ante los oficiales pecheros que detentan el poder en 1585
escriuano presente dad testimonio en forma pública y en manera que haga fee ansí el bachiller Jorge de Lorca y Antonio Granero y Diego de Torralba y Baltasar de Cuenca rregisdores desta villa deste rrequerimiento que en vuestra presençia hazemos a Françisco Garçía alcalde hordinario y a Juan de Atiença alguaçil y Alonso Garrido e Pedro Clemente y Antonio Garrido Françisco de las Casas Gil Hernandez Alonso de Cubas Julián de Cubas Benito Paxaron rregidores desta villa en que desçimos que bien sauen o a lo más deben sauer cómo el liçençiado Martín Gómez de Espinosa del Consejo de Su Magestad y alcalde de su Casa y Corte y alférez desta villa y el dotor Françisco de Espinosa y Françisco de Espinosa Gregorio de Espinosa y don Pedro de Espinosa y Pedro de Espinosa Castañeda y el dotor Çapata y Juan Çapata y Garçía Çapata y Françisco de la Peña Parra Pedro Alcavd y Martín de Alcavd y Françisco de Alcavd y Rruy Gómez de Espinosa y Andrés de Espinosa y el bachiller Pedro López Cantero y Bartolomé López Cantero y Martín de Espinosa son todos hijosdalgo en posesión y propiedad de que tienen executorias notificadas a este conçejo
Hasta la Chancillería de Granada acudirán los dos hijos del capitán Juan Zapata. Obtendrán ejecutoria de hidalguía en 1493, pero para entonces el poder de Iniesta es objeto de enfrentamiento abierto entre las dos familias más ricas del pueblo: Espinosa y López Cantero. Se impondrán los segundos.




(1) SANTAMARIA CONDE, A.:"Participación de Albacete en la lucha contra la sublevación de los moriscos granadinos", Al-Basit. Revista de Estudios Albacetenses, 6, (1979), p. 180
(2) CARRILERO MARTINEZ et alii: Pueblos de la provincia de Albacete en las Relaciones Topográficas de Felipe II. IEA Don Juan Manuel. Albacete, 2014, p. 108

Archivo de la Chancillería de Granada. Hidalguías. Ejecutoria de Hidalguía de García Zapata. 1 de octubre de 1500. Signatura antigua: 303-441-14 y 21 de enero de 1593. Signatura antigua: 301-84-18


Probanzas de testigos 1498

Gil Martínez de Ladona, vecino de Iniesta, pechero de 74 años
Álvaro de Sevilla, vecino de Iniesta, pechero de 80 años
Juan Gómez de Villanueva, vecino de Iniesta, pechero de 80 años
Juan Navarro, vecino de Iniesta, pechero de 80 años
Miguel López de Talayuelas, vecino de Iniesta, pechero y regidor
Juan García del Campillo, vecino de Iniesta, pechero
Juan Rico el viejo, vecino de El Peral, pechero, 60 años

Probanza de testigos de 1587

Juan de Bustamente, clérigo de Iniesta, 76 años
Alonso López de las Tercias, ganadero, pechero, más de ochenta años
Juan de Teruel, hombre llano pechero. familiar del Santo Oficio, 81 años
Lorenzo Villaseñor, escribano de la Gineta y hombre hijodalgo, 58 años, natural de Iniesta
Juan del Olmeda Pajarón, labrador, pechero, 72 años
Martín de la Torre, clérigo de Iniesta, descendiente de pecheros, 78 años
Lázaro Hernández. escribano público del cabildo de Iniesta, pechero de 63 años


Concejo de Iniesta de 20 de mayo de 1587

Benito Risueño, alcalde ordinario, doctor Zapata, doctor Francisco de Espinosa, bachiller Jorge de Lorca, bachiller Antonio Graciano, Diego de Torralba, Baltasar de Cuenca, Juan Zapata de Castañeda, Gregorio de Espinosa, regidores


martes, 15 de agosto de 2017

El doctor Constantino Ponce de la Fuente y sus allegados, unos zamoranos asentados en San Clemente

Francisco de la Fuente Zapata era natural de San Clemente. En una prodigiosa carrera militar había llegado a ocupar el cargo de castellano de Pavía. Ahora, poco antes de que prendiera la guerra de Mantua con los franceses, el sanclementino se dirigió al Consejo de Órdenes para la obtención de un hábito de la Orden de Santiago que reconociera sus méritos militares y su ascendencia hidalga. Hasta ciento nueve testigos fueron examinados, aunque no todos, en una sociedad tan dividida, declararon a favor de la nobleza del pretendiente.

Iglesia de San Esteban en Fuente el Carnero (Zamora), aldea de procedencia de la familia de la Fuente
No era extraño, pues aunque los de la Fuente remontaban su hidalguía a una ejecutoria de la Chancillería de Granada de 7 de diciembre de 1526 (ya en 1522 habían sido llamados a la guerra como hidalgos), la oposición que ya entonces presentó el concejo de la villa fue muy pertinaz. Los hermanos Antonio y Cristóbal de la Fuente eran hijos de inmigrantes, como tantos otros, en la sociedad sanclementina de principios del quinientos, procedentes de Zamora en un momento de renacimiento demográfico y económico de la villa. La obtención de carta de naturaleza nobiliaria iba paralela a su enriquecimiento personal, hasta cuatro mil ducados se les reconocía de patrimonio, que por supuesto, estaban interesados en evadir con su hidalguía en el pago de impuestos. No parecía dispuesto a admitirlo el concejo de San Clemente que entabló un interminable pleito de más de dos décadas hasta obtener sentencia favorable en 1547 y confirmación en 1550. Entretanto, los hermanos, celosos de su patrimonio, habían huido a Santa María del Campo (1).

La inquina que había mostrado el concejo de San Clemente por no admitir hidalgos, había desaparecido a comienzos del siglo XVII. Si en los cuarenta del siglo anterior los procuradores de San Clemente habían ido hasta Fuente el Carnero, pequeña localidad zamorana, para demostrar que los antecesores de los de la Fuente eran pecheros (tan solo un miembro de la familia, el abuelo, que había servido como criado a un hidalgo llamado Pedro Ledesma, comendador de la Orden de Santiago en la encomienda de Peñausende, parecía no darles la razón); ahora en 1629, se reconocía la existencia en Fuente el Carnero de unos fuentes ixosdalgo con poca distinción en la nobleça más que no pecharon y éstos abrá poco más o menos cien años que salieron. Pero para esa fecha la casa familiar estaba en ruinas y el último miembro de la familia había muerto hacía 34 años.

Los hermanos de la Fuente, acompañados de su madre ciega, habían llegado a San Clemente en el cambio del siglo, en torno a 1500. No eran los únicos zamoranos que habían llegado a la villa. Un tal, Francisco Fernández del Maestro, el ascendiente de los Astudillo, lo había hecho veinticinco años después, procedente de San Martín de Terroso. Es más, el primer de la Fuente, de nombre Antonio, parece que había llegado acompañando a Martín Ruiz de Villamediana, también zamorano, que fundará con el tiempo el convento de las clarisas. Los de la Fuente ya ejercían como hidalgos a comienzos del siglo XVII. Los viejos resquemores de los sanclementinos, muy vivos contra los Astudillo, habían desaparecido hacia esta familia. Tan solo un testigo de los ciento nueve se atrevió a recordar cómo la ejecutoria de Granada de 1526 había sido contradicha por sentencia posterior de 1547. Ahora los de la Fuente habían dejado de pagar las sisas de la carne, símbolo, por la vía de los hechos, de naturaleza nobiliaria en la villa de San Clemente; el padre del pretendiente, Antonio, llegó a formar parte del pequeño colegio de cuatro electores para la elección de alcalde de la hermandad, y un hermano suyo y su sobrino, avecindados en la cercana Olías, gozaban de la condición hidalga. Además la familia había ingresado de antiguo en la Cofradía de la Madre de Dios, otro modo de llamar a la cofradía de la Natividad o de Nuestra Señora de Septiembre, para la que se exigía limpieza de sangre. El abuelo Antonio de la Fuente figuraba como cofrade ya en 1531.

Menos discutible parecía el origen de los Zapata, apellido materno y de rancio abolengo. Pero en San Clemente había una total ignorancia de esta familia. A decir de los testigos, no sabían quienes eran o no querían saberlo. Sin embargo en los padrones de alcabalas de la villa de 1586 ya nos aparecen varios zapatas. En la tradición oral, la familia Zapata se asociaba a El Provencio. En la tradición de la propia familia también. Era un apellido que venía por vía materna y que ahora a fines del siglo XVI se había recuperado. Alonso Sánchez de Calatayud, señor de El Provencio, había llegado acompañado de una criada llamada Teresa Zapata, que casó con otro criado del señor llamado Fernán Martínez. Su hijo Diego Martín estableció residencia en San Clemente y su descendiente Alonso la mantuvo, a diferencia de los otros dos hijos Francisco y María que casaron en Cuenca. Una hija de Alonso, llamada Bárbara, sería la madre de nuestro pretendiente al hábito de Santiago, Francisco de la Fuente Zapata. Pero los zapatas era una familia inclasificable en San Clemente que por su insignificancia estaba rodeada de confusión. No se le conocían cargos concejiles en el pasado, el apellido ya aparecía mezclado con el de la Fuente, pero como pecheros y para colmo el nombre de Alonso Zapata, padre de Bárbara, se confundía intencionadamente por la propia familia, con otro Alonso Zapata, que ahora pasaba por bisabuelo, y que no había pagado pechos reales, aunque sí concejiles a comienzos del quinientos. Se aportaba como testimonio una copia de ejecutoria de Pedro Valenzuela en la que el tal Alonso Zapata aparecía como testigo, intitulándose hijodalgo que se dixo ser y una relación de hidalgos de 1501. En suma, ni la familia parecía acordarse de su ascendencia troncal.

Pero los méritos propios de Francisco de la Fuente Zapata, ya un anciano de alrededor de 66 años, eran apabullantes. Su carrera militar traspasaba la fama de los estrechos límites de la villa, donde nadie discutía su fama de cristiano viejo y valerosísimo soldado en Flandes. La carta de presentación de su hidalguía la hizo el comisario de la Inquisición Pedro de Cuenca, que bien procuró entroncarle con familias notorias del pueblo como los Oma, los Garnica o los Zomeño y con la familia Simón, con pedigrí de cristianos viejos por ser cofrades de Nuestra Señora de Septiembre y deudos de los Ángel, familia cuyos miembros ocupaban diversos cargos como familiares y notarios en el Santo Oficio
 sus hechos lo han dado a conocer no solo en esta villa pero en los Reynos de España y Flandes ha estado y está muy conocido, ... Francisco de Zapata Çomeño soldado que fue en Flandes y a Pedro Garnica Çapata y Antonio de Oma sus primos.
Todavía se recordaban las casas familiares de los de la Fuente, sitas enfrente de la Plaza Mayor del pueblo, aunque en  1628 eran anejas y pertenecían al convento de la Santísima Trinidad. Una muestra de ser familia principal. En ayuda del parentesco limpio de la familia vino Martín Ruiz de Villamediana, que reconocía por deudos suyos a los de la Fuente de antiguo y que habían llegado con su bisabuelo Martín, el fundador de las clarisas, a comienzos de siglo desde Tierra de Campos, lugar de procedencia de ambas familias. No era tan fácil defender la sangre noble de los Zapata, aunque en el pueblo se decía que una familiar, Catalina de Perona Zapata, guardaba ejecutoria de hidalguía, aunque la distinción parece le venía de poseer el apellido Serna, hermana como era de un capitán de guerra de la la villa con este apellido. Pero en San Clemente no había zapatas por línea varonil y difícilmente se les podía relacionar con una familia de abolengo con raíces en Iniesta y que también se había asentado en Villanueva de la Jara y las Pedroñeras. Así los testigos venían a reconocer que si algo de hidalguía existía en la sangre de las venas del pretendiente por vía materna, procedía de la abuela Catalina de Valera, que ese sí que era apellido de resonancias hidalgas y a cuyo hermano Diego se tenía por tal.

Francisco de la Fuente y Zapata había dejado San Clemente nada más alcanzada la mocedad, para ir a la guerra en busca de fortuna. Sin duda de la mano de su tío Francisco de la Fuente Zomeño, soldado en Flandes, que se hizo cargo del mozalbete que con apenas dos años de edad había quedado huérfano de su padre Antonio. Su hermano mayor de nombre Antonio, acompañado de otro hermano menor, había ido en busca de fortuna a Toledo, llevándose la ejecutoria de hidalguía familiar. Francisco, buen soldado en las guerras de Flandes, llegaría a capitán de caballos y luego de corazas, comisario general de la caballería de Milán, antes de ocupar el cargo de castellano de Pavía.

Quien mejor podía dar razón de los antecedentes familiares del pretendientes era Miguel Carrascosa, con noventa años, uno de los hombres más viejos de la villa. Su longevidad le venía de familia, su padre había fallecido con 94 años y su abuelo con cien. Aportó con su testimonio lo que en su larga vida había visto, que no era otra cosa que los de la Fuente se habían comportado como hidalgos y los Zapata como pecheros. También era muy creíble la opinión del teniente de cura Juan Bautista del Castillo, que manejaba los libros de bautismo. No le constaba que hubiera relación entre Bárbara Zapata, madre del pretendiente, y un tal Alonso Zapata, anterior en el tiempo y con fama de hidalgo. Pero el mismo teniente de cura reconocía que los libros de bautismo sólo se conservaban desde 1580 por haberse llevado los libros anteriores una riada del río Rus en 1600, custodiados como estaban en casa del mayordomo de la iglesia que vivía en el barrio de Roma. También se reconocía que la Iglesia de Santiago era la única dedicada a los bautismos, hasta que se decidió en 1612 que dos parroquias más ayudaran en este sacramento.

Sí es claro que la familia de la Fuente en todo momento intentó que pasara inadvertido uno de los miembros más insignes del linaje: el doctor Constantino de la Fuente, que a la historia ha pasado por un error  del historiador Llorente en la transcripción de su nombre latino como Constantino Ponce de la Fuente. Sabemos que nació hacia 1502 o 1505 y que murió 58 años después en Sevilla. Estudiante en Alcalá, se trasladó en 1533 a Sevilla, donde se doctoró en Teología. Su protestantismo declarado, interrumpió una carrera que le llevaba al arzobispado de Sevilla, cuando era ya canónigo magistral, abocándole a ser condenado por la Inquisición y sus huesos desenterrados para ser quemados en auto de fe en Sevilla un 22 de diciembre de 1560. Pero si la familia de la Fuente ocultaba a este hombre, su memoria pervivía en la lejana aldea zamorana de Fuente el Carnero, de donde procedía la familia. Los aldeanos apenas si se acordaban de los familiares que abandonaron la aldea allá por inicios del siglo XVI, pero recordaban la memoria de este hereje por un sermón de un monje bernardo:
que abrá quarenta años que predicando en la iglesia deste lugar un monge bernardo día de santo Tomé dixo alabando el auditorio y lugar que bien correspondía el auditorio con una persona que auía salido deste pueblo para San Clemente que se llamaua fulano de la Fuente el qual auía hecho una fuente y un carnero que auía en ella y que este tal no era persona de como quiera porque auía sido confesor y misionero del emperador Carlos Quinto
Encerrado en la prisión de Triana en agosto de 1558, se enfrentó al juicio inquisitorial hoy desaparecido y que nos impide saber si nos encontramos ante un luterano o simplemente ante un erasmista, víctima del rigor de la Inquisición por cortar de raíz los focos luteranos en España. Sabemos que ese carácter cínico que mantuvo en la duda a los inquisidores a la hora de condenar sus ideas lo llevó también al extremo en su vida personal; siendo recluido por la Inquisición no se inhibió lo más mínimo para decir aquello de quisiéranme quemar estos señores, pero me hallan muy verde. Predicador real del Emperador desde 1548, recorrió en los años sucesivos Italia, Alemania, Flandes o Inglaterra en compañía del príncipe Felipe. Gran predicador, intelectual, poliglota y autor de obras que acabaron en el Índice de libros prohibicos era ante todo un hombre de principios firmes que supo manifestar en la contestación a sus acusadores de la Inquisición: "Reconozco mi letra y, por tanto, confieso que yo he escrito todas estas cosas las cuales también manifiesto sinceramente que son verdaderas. Y no tenéis por qué esforzaros más en buscar contra mí otros testimonios: aquí tenéis ya una confesión clara y amplia de mi opinión, actuad en consecuencia y haced de mí lo que mejor os parezca.".

Se da por bueno su nacimiento en San Clemente, aunque en la fecha se difiere (¿1502 o 1505?), al igual que la de su muerte,pero no hay constatación de este hecho. Es más los datos que ahora aportamos nos llevan a creer que era uno de los hijos de aquel Antonio de la Fuente que con su madre ciega llegaron a San Clemente. A fuerza de repetirlo se ha sentenciado que el doctor Constantino era un converso, pero sus paisanos de Fuente el Carnero consideraban a la familia como cristiana vieja. Es más no se conocía de conversos en la aldea zamorana. Antonio de la Fuente llegarían a San Clemente en compañía del también zamorano (hoy diríamos vallisoletano, en cualquier caso de Tierra de Campos) Martín Ruiz de Villamediana, cuya condición de cristiano viejo nadie discutía. La afirmación de que Constantino era converso se funda en su contundente declaración contra los estatutos de pureza de sangre al ser propuesto como canónigo para la catedral de Toledo y en nada más
Respondió él, sin pararse a deliberar, que les quedaba muy agradecido por haberle juzgado digno de tanta honra, . .Pero, que los huesos de sus padres y abuelos descansaban sepultados ya hacía muchos años y que él no quería admitir ningún cargo, por ocasión del cual, se turbase aquel reposo
Para nosotros no es una afirmación que ponga en duda su limpieza de sangre, sino más bien una reafirmación de orgullo personal del derecho a los cargos por los méritos propios de cada cual.

¿Cuándo llegaron los de la Fuente a la villa de San Clemente? Desgraciadamente solo podemos hacer conjeturas. El abuelo de Antonio y Cristóbal de la Fuente fue criado, y parece que alcaide de la fortaleza de Peñausende, al servicio de Pedro de Ledesma, que era Montero Mayor del rey Enrique IV en los años finales de su reinado y comendador santiaguista de la encomienda de Peñausende a partir de 1468. Parece por los testimonios que el que llegó a San Clemente fue su hijo, y padre de Antonio y Cristóbal, de los que tenemos una primera noticia en 1522, cuando son llamados a la guerra por el señor de Valverde y Hontecillas. Cuando llegó el padre Antonio de la Fuente, no lo sabemos, pero sí que lo hizo con Martín Ruiz de Villamediana, y acompañado de otros familiares entre los que iba su madre ciega. La primera noticia que tenemos de Martín Ruiz de Villamediana en San Clemente es de 1512, cuando es de suponer que ya desde unos años antes ha entablado pleito con otros catorce nobles de la villa por su derecho a ejercer los oficios concejiles. Tanto Antonio como Cristóbal aparecen como naturales de la villa de San Clemente, es decir nacidos en el pueblo. Todo ello nos lleva a conjeturas sobre la posibilidad de que fueran hermanos mayores del doctor Constantino, nacidos en el cambio de siglo y que los de la Fuente llegaran por esta época (2). No creemos que su venida estuviera en relación con la guerra del Marquesado ni que llegaran como soldados. El detalle de llegar con una madre inválida a cuestas nos hace pensar así. En las propias informaciones de testigos pedidas por la villa de San Clemente hacia 1547 se nos dice que eran pecheros cuando llegaron a la villa y que solamente al abuelo se le conocía un servicio a favor del citado comendador Pedro de Ledesma, que le permitió dejar de pechar en su aldea.

Las informaciones de testigos nos aportan datos vagos. El testimonio de Martín Ruiz de Villamediana afirmaba que
el bisagüelo que se llamó Antonio de la Fuente el qual vino a esta villa a biuir con el bisagüelo deste testigo que se llamaua Martín Ruiz de Villamediana y esto consta por la executoria que tiene este testigo (del año 1513) ... y a oído decir que eran algo deudos y que el dicho Antonio de la Fuente uino de Tierra de Campos de la uilla de Tiedra Tor de Humos y Zamora (las villas de Tiedra y Tordehumos, actualmente en Valladolid)
Martín Ruiz de Villamediana posiblemente se estaba refiriendo a la localidad origen de su bisabuelo. Los testimonios dados por los naturales de Fuente el Carnero jugaban más con el recuerdo de sus antepasados que con datos fidedignos. Sí tenían reciente el sermón del monje bernardo, que se refirió a un de la Fuente que había llegado a ser confesor del Emperador, pero nadie estaba interesado en rescatar a estas alturas la memoria del doctor Constantino de la Fuente, condenado por la Inquisición; ni el pueblo, con fama de limpio, ni un pretendiente al hábito de Santiago.

Los aldeanos de Fuente el Carnero tenían reciente también en la memoria la relación de un clérigo llamado Francisco del Pozo, muerto a los 94 años, que decía que antaño hubo unos de la Fuente al servicio de Pedro Ledesma y que se fueron de la aldea llevándose a su madre ciega. La relación que hace mención indirecta al doctor Constantino de la Fuente viene dada por dos testigos. Uno de ellos ya referido y otro llamado Martín de Tébar el viejo, que nos dice
que oió a un fraile bernardo que no sabe si murió predicando en esta aldea en la iglesia della que auía salido deste lugar gente mui honrrada y particularmente un fulano de la Fuente, un descendiente del qual estuvo para ser arçobispo de Seuilla
La salida de los de la Fuente viene relatada así por un aldeano de Fuente el Carnero
que de aquí abían salido unos Fuentes y que llebaron una madre ciega que tenían y que los dichos Fuentes sirbieron a unos caballeros Ledesmas que tenían aquí casa y los dichos Fuentes también cerca de la de los dichos señores Ledesmas, los quales se serbían de jente hijadalgo y así se serbieron de los dichos Fuentes los quales se fueron a bibir hacia la Mancha y fueron con un fulano Ruiz de Billamediana y se quedaron por allá
Hoy solo hemos pretendido hacer una aproximación a este linaje de los de la Fuente, que, procedentes de Zamora, dieron a la villa de San Clemente dos de sus hijos más ilustres: el soldado Francisco de la Fuente Zapata y el predicador doctor Constantino de la Fuente. Esta última figura es la más señera y la más atrayente,  si es hereje, gran hereje será, había dicho de él Carlos V desde su retiro de Yuste. A pesar de que don Marcelino Menéndez Pelayo denunciará la tierra de Cuenca como tierra fecunda de herejes, iluminados, fanáticos y extravagantes personajes de todo género, hoy la olvidada historia de esta tierra echa de menos a estos hombres singulares y atrevidos que proyectaron el nombre de Cuenca en el orbe universal.



(1) TORRENTE PÉREZ, Diego: Documentos para la historia de San Clemente. Tomo II. 1975, p. 73
(2) En 1501 nos aparece un Pedro de la Fuente, vecino de San Clemente, y nombrado como escribano del número de la villa.RGS, LEG, 150111, 27


ANEXO I.- Testigos presentados en las pruebas para la obtención del hábito de Santiago, del 27 de diciembre de 1628 al 28 de enero de 1629

Pedro de Cuenca, comisario del Santo Oficio, 54 años
Ginés de Llanos Peralta, alférez, 64 años
Don Miguel de Ortega, 60 años
Martín Ruiz de Villamediana, 69 años
Cristóbal de Zaragoza Carrasco, 84 años
Antonio Martínez de Tébar, 78 años
Antón López Cruzado, 80 años
Cristóbal Galindo de Olivares, 70 años
Don Bautista Alarcón Fajardo, 48 años
Capitán don Pedro de Valenzuela, 56 años
Cristóbal Ángel Olivares, 59 años
Melchor Rodríguez Fructuoso, 82 años
Bautista Montoya de los Herreros, 62 años
Pedro González de Córdoba, 70 años
Doctor Jerónimo de Mendiola Iturmendi, vecino de San Clemente y natural de Santa María del Campo Rus, sesenta y ocho años. Reconoce que su familia tenía un gran patrimonio en San Clemente.
Miguel Carrascosa, 90 años.
Licenciado Pedro de Perona, clérigo. 70 años.
Francisco González, 73 años
Antonio Martínez Ángel, 60 años.
Alonso Sánchez Simón.
Juan González de Garnica, escribano, 65 años.
Catalina de Perona Zapata, 74 años.
Andrés López Tribaldos, 81 años.
Cristóbal de la Fuente, sobrino del pretendiente Francisco de la Fuente Zapata, natural de San Clemente y vecino de Olías.
Juan de Perona Simón.
Cristóbal de Olivares Simón, 76 años.
Bautista García de Peralta, 60 años.
Sancho López de los Herreros, 62 años.
Don Miguel de los Herreros, 70 años.
Pedro de Perona Granero.
Luis Redondo Dávalos, 64 años.
Baltasar Rodríguez, 70 años.
Miguel López de Perona, 70 años.
Domingo de Ramos, 66 años.
Pascual Simón.
Francisca Martínez, más de 60 años.
Francisco López de Garcilópez, 77 años.
Bachiller Hernán López del Campillo, 66 años.
Pascual Pérez de Lerín, familiar del Santo Oficio, 56 años.
Juan Baptista del Castillo, teniente de cura de la Iglesia parroquial, 66 años.
Juan de Comarcada, 70 años.
Ginés del Campillo Juera, 53 años.
Rodrigo González, 83 años.
Francisco de Llamas, 80 años.
Bartolomé de Celada, 54 años.
Juan de Villanueva, clérigo, 46 años.
Juan Zapata, de 25 años, hijo de Juan Zapata y de doña Antonia de Palacios; sus abuelos paternos eran el licenciado Fuente Zapata y doña Ángela de Llanos y sus abuelos maternos Antón García Moreno y no se acuerda de la abuela. Manifiesta parentesco con la madre del pretendiente pero no aporta papeles.
Francisco de Manzanares, 66 años.
Francisco de Vargas, 75 años.
Licenciado Diego de Robles, clérigo, 63 años.
Felipe Ruiz de Arce, 52 años.
Entre el 18 y el 21 de enero de 1629 se examinan 24 testigos ancianos, cuyos nombres no aparecen. El 27 y el 28 de enero otros 10 ancianos como testigos.
El resto de testigos presentados son de Fuente del Carnero en Zamora.

ANEXO II.- Documentos sobre la hidalguía de Zapata y de la Fuente en el Archivo de San Clemente (ya desaparecidos en su mayor parte)

Las elecciones que aportamos además de mostrar la condición hidalga o pechera de los hermanos de la Fuente, detallan la primera elección de oficios a mitad entre pecheros e hidalgos por primera vez el 29 de septiembre de 1536 y el establecimiento de un nuevo modo de proceder a la elección de dichos oficios concejiles desde septiembre de 1549, según ejecutoria del emperador Carlos V

Año 1501: este dicho sábado ix de otubre i(mil)di años los dichos señores del ayuntamiento mandaron que por quanto aquí en esta dicha villa ay algunas personas que se escusan por fixosdalgo esentos lo qual no tienen probado e si algunos dellos pueden gozar de las tales libertades será en los pechos rreales e no en los gastos de el conzejo por nuevamente libertados por ende que se nombren aquí todos los que de tal calidad son e los ponga los rregidores que aora son por ante su escriuano en el libro de la partida e de sus rrepartimientos los quales son los siguientes = y fueron señalados quinze personas y entre ellos ay un nombre que dize= Alonso de Çapata

Año 1536: a los veinte y nueve de setiembre de mill y quinientos y treinta y seis años la dicha justiçia y rregimiento se juntó a hazer eleczión de los ofizios de alcaldes hordinarios e alguazil y rregidores mayor que en aquel tiempo se nombraban= y por el corregidor que a la sazón era les fue propuesto nombrassen hijosdalgo a quien dar la mitad de los ofizios y los dichos ofiziales no vinieron en ello diziendo estaban en costumbre los tuviesen los buenos hombres pecheros por cuya causa el dicho corregidor mandó traer ante sí el libro de rrepartimiento de alcabala donde dixo estar escripto los hijosdalgo y por tales sacó y hizo poner en  la dicha eleczión diez y seis personas por el dicho estado y entre ellos aun hombre que se dize Antonio de la Fuente.

Año 1549: en virtud de la executoria de su magestad pareze se dio nueva forma a la dicha eleczión (para el 29 de septiembre) mandándose nombrase para los dichos ofizios  de alcaldes ordinarios y alguazil mayor diez y seis personas, las quatro de los hijosdalgo y los otro doze pecheros y que entre todos diez y seis se hechase en suertes para los dichos ofizios y en esta conformidad fue hecho el dicho nombramiento en el qual por el estado de los hijosdalgo pareze ay un nombre que dize= Antonio de la Fuente

Las sucesivas elecciones que aparecen después, a partir del año 1553, los de la Fuente ya aparecen en todas ellas como pecheros.

ANEXO III: Los hermanos Antonio y Cristóbal de la Fuente son llamados a la guerra como hijosdalgo. 1522

Yo George Rruyz de Alarcón, señor de las villas de Valverde e Hontezillas, capitán de toda la gente de cavallo e de pie de todo el Marquesado de Villena por sus magestades etc, digo por la presente que por quanto Antonio de la Fuente e Christóval de la Fuente su hermano veçinos de la villa de Sant Clemente fijosdealgo fueron señalados pareçer con sus armas e cavallos en seruiçio de sus magestades en el exérçito que yo por su mandado lievo deste dicho marquesado sobre las civdad de Xátiva e villa de Alzira a las rreduzir e a llamar en su seruiçio e me los do el conçejo de la dicha villa e partieron della con mi capitán e dieron al capitán Capitán Granada que en su nonbre e lugar vaya e sirvan en esta jornada e yo soy contento por sí persona tal pareçiendo que les libro al dicho camino e mandó que los ayan por bien seruido e no molesten sobre ello, fecho en Sant Clemente a xxiiii de setienbre de i(mil)dxxii años

ANEXO IV: los de la Fuente como cofrades de Nuestra Señora de Septiembre

Yo Diego de Llanos escribano por el rrey nuestro señor y público del número de la villa de san clemente i ayuntamiento della certifico que oy ago fee a los señores que este vieren como ayer trece del presente juntamente con pablo de cuenca vezino y rregidor perpetuo vecino desta dicha villa, mayordomo de la cofradía de nuestra señora de la conzepción y natividad della y con el licenciado pedro de cuenca comisario del santo oficio de la Inquisición de cuenca en esta dicha villa y christóual ángel oliuares notario del dicho santo ofizio cofrades de la dicha cofradía fuimos al colexio de la compañía de jesús desta villa donde tiene sus archivos el dicho cavildo y cofradía haviendo havierto las llaues dellos con asistenzia de los señores don fernando rruiz de alarcón cauallero de la horden de santiago señor de las villas de santa maría del campo valera de arriua la torre i paxarilla i el lizenciado don francisco de la rrocha presvítero de la horden de santiago conventual en su convento de la ziudad de león rresidentes en esta villa por su mandado se vieron los libros de la dicha cofradía donde están escriptos y sentados los cofrades antiguos della particularmente el del año de mil y quinientos y treinta y uno y en cada uno dellos se hallaron de los nombres y apellidos = de fuente = simón y valera = rrecividas por cofrades las personas siguientes

libro de nuestra señora de la conzepción y natividad de septiembre que comenzó en el año de mil y quinientos y treinta y un años = antonio de la fuente = jorxe simón = diego simón el viexo = diego de valera = francisco de la fuente = franzisco simón = antonio de la fuente =

matrícula de los cofrades vibos pasados del libro más viexo que éste en el año de mil quinientos y sesenta años
= antonio de la fuente simón = diego simón el viejo = diego de valera = francisco de la fuente pallares = francisco de la fuente comeño = el lizenciado antonio de la fuente sin pitanza por ser letrado de cavildo =

los quales dichos nombres de los dichos cofrades están escritos y sentados en los dichos libros en diferentes foxas ... y doy fee que la dicha cofradía está fundada baxo el estatuto de limpieza y que para rrezivir los cofrades della se hazían por mandado de los ofiziales de la dicha cofradía informaziones de limpieza como pareze de muchas dellas que están en el dicho archivo


ANEXO V.- Genealogía de la familia de la Fuente

Pretendiente al hábito de Santiago

Francisco de la Fuente Zapata, castellano de Pavía, natural de San Clemente. Nacido hacia 1560

Padres

Antonio de la Fuente Simón y Bárbara Zapata, naturales y vecinos de San Clemente

Abuelos paternos

Antonio de la Fuente y María Simón, hermana de Jorge Simón, vecinos y naturales de San Clemente

Abuelos maternos

Mauricio Zapata y Catalina de Valera, hermana de Diego de Valera, vecinos y naturales de San Clemente

Bisabuelo paterno

Antonio de la Fuente, vecino de San Clemente y originario de Fuente del Carnero, aldea a tres leguas de la ciudad de Zamora

Bisabuelo Materno

Alonso de Zapata, vecino y natural de San Clemente (genealogía dudosa, presentada por Cristóbal de la Fuente, sobrino del pretendiente)



Archivo Histórico Nacional,OM-CABALLEROS_SANTIAGO, Exp. 3178 Fuente y Zapata, Francisco de la. 1629

sábado, 23 de julio de 2016

El honor de los Zapata (1653-1654)

Por Don Juan Zapata de la Fuente, teniente de Alcaide y Guarda Mayor con voz y voto en el ayuntamiento y con preeminencia de entrar con espada y anteceder en asiento al Regimiento, por lo que le toca y como padre familias de Doña María Zapata, baxo de su patria potestad, se proponen los fundamentos que irán declarados para la determinación de la causa criminal contra Don Pedro de Agüero y Zéspedes por los delitos de quebrantamientos de su casa, desflorado y auido la virginidad de su hija

Así comenzaba el alegato de don Juan Zapata en defensa del honor de su hija. Acompañaba toda una serie de alegaciones de jurisconsultos con sentencias latinas, para defender el buen nombre de su hija. Una doncella virtuosa, honesta y recogida, hija de principales padres y además muy hermosa. Un lenguaje jurídico tan enrevesado nos oculta los detalles de una relación amorosa bastante ardorosa, pero que don Pedro Agüero no consideraba lo suficiente para atarle de por vida.

El quebrantamiento de la morada de doña María Zapata era un hecho conocido por varios testigos, pues las visitas de Pedro de Agüero eran continuas. Incluso el padre, don Juan Zapata lo reconocía: una primera insinuación de don Pedro hacia doña María había tenido lugar en el convento de carmelitas durante la festividad de San José de 1652. Doña María iba acompañada de su hermana doña Juana y de su madre; sentado a su lado, don Pedro había asido la mano de doña María por debajo de un manto y hecho las primeras proposiciones deshonestas. Después se había personado en su casa una noche y tras lanzar unas piedras a la ventana donde dormía María con su hermana, éstas habían facilitado el acceso a la vivienda del joven Pedro, que convirtió estas visitas nocturnas en asiduas. La complicidad de los dos jóvenes era clara, mal que le pesara al padre de doña María. En los fundamentos de derecho presentados contra don Pedro se reconocía la posibilidad de haber encontrado la puerta abierta y que las visitas a las casas se hiciera a la vista de muchos testigos; al fin y al cabo, era notorio en el pueblo y objeto de murmuración estas visitas y los flirteos de los dos jóvenes. El quebrantamiento de morada, más que intrusión en casa ajena, se presentaba como impelida por los deseos que don Pedro tenía de aprehensión de la joven.

Las visitas continuas de don Pedro a doña María acabaron lógicamente con el embarazo de la joven de 19 años. La belleza, que no debía estar reñida con la honestidad de la joven, era un agravante más de los hechos, que se unía a la nocturnidad de los accesos a la casa de los Zapata, que habían llevado a la pérdida de virginidad de la doncella.

Y fue tan cuerda (doña María), que para prevenir y excusar los muchos peligros y males que podía resultar de la dilación en la satisfación que deve dar; dicho don Pedro se valió de la authoridad y amparo de la justicia por la continuación a horas y tiempo nocturno, que hacía dicho don Pedro y de qualquiera mínima frecuencia que se hace de noche en una casa se sigue injuria al señor della

Se acusaba pues a don Pedro de valerse de su cargo de concejil en la villa para cometer su delito. El delito de estupro venía reconocido tanto por el deseo de aprehensión de don Pedro como por la consideración de la mujer como simple objeto o sujeto pasivo, sin voluntad propia para oponerse a los deseos del amante

Y que el dicho don Pedro estuviese entendido y reconocido de las partes y calidades de doña María no se puede dudar, pues auiendose ajuntado con ella, quedó elegida y obligado a correspondelle con satisfación igual... y si se pudiese considerar voluntad en doña María...

quedaba exenta de toda responsabilidad por la misma condición de sexus fragilitatem, pues toda virgen engañada por la persuasión de las palabras amorosas y de falsa palabra de matrimonio se presume siempre a dejarse seducir, y doña María non potuerat sperare vulgaria beneficia del dicho don Pedro , sino que le había de satisfacer con su persona

non licebat earum stuprare propter sexus fragilitatem... et virgo semper presumitur seducta


Pero el delito no radicaba tanto en el acto de estupro, sino, dada la importancia de este concepto en el barroco, en la mancha que tal delito suponía para la honra de la familia. En virtud de la deshonra que reciben los padres en perjuicio de su apellido familiar, les es lícito acusar de los agravios e injurias, fruto de los imprudentes actos de la hija.

La pérdida de la honra, unida a la tipificación de los delitos de quebrantamiento de la casa y el estupro, estaba castigada con la pena de muerte (sit mortis). Varios testigos corroboraban los hechos, contando únicamente don Pedro con el apoyo de una criada; Francisca González, que había asumido el papel de alcahueta en la relación.

El asunto acabaría en la Chancillería de Granada y don Pedro Agüero encarcelado, sin que sepamos si finalmente accedería a casarse con doña María, única vía que tenían los Zapata para limpiar el honor de la familia.


AMSC. CORREGIMIENTO. Leg. 83/2. Juan Zapata contra Pedro de Agüero Céspedes por embarazo de su hija bajo falsa palabra de matrimonio. 1653-1654