El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
Showing posts with label San Clemente. Show all posts
Showing posts with label San Clemente. Show all posts

Monday, March 24, 2025

TRES MOMENTOS DE SAN CLEMENTE

* 1503: San Clemente ha embargado el pan de las rentas decimales de Vara de Rey (su aldea), autorizados por una pragmática de los RRCC. En la carta de compromiso que el concejo de San Clemente llega con el canónigo de Cuenca  Gonzalo Sánchez de Inestrosa, este entrega el pan de la rentas decimales de Vara de Rey a pagar por el precio de la tasa. En el compromiso que se llega don Luis Pacheco es juez árbitro para garantizarlo. Gonzalo de Sánchez de Inestrosa actúa por sí mismo y en nombre de  Diego de Iniesta que es prior de Belmonte y arcipreste de Alarcón. Es un año de esterilidad y carestía que dará lugar a varios de crisis. El concejo se compromete en un concejo abierto.


Concejo de San Clemente de 12 de diciembre de 1503

Benito López y Alonso López de Perona, alcaldes ordinarios

Juan de Olivares, alguacil

Juan Sánchez de Andrés Sánchez, Francisco de los Herreros, Martín Sánchez de Monteagudo, regidores

Juan Sánchez de Olmedilla, procurador sindico de la villa

Miguel López de Perona, Pedro Sánchez de Origüela, Pedro Ruiz de Segovia, Francisco de Perona, Gil Fernández de Alfaro, Juan López, Martín López y muchos otros hombres buenos



*1510: Carta de casamiento entre Aldonza Xuárez, hija de Alonso González de Origüela, y Fernando de Molina, hijo de Alonso Núñez de Molina, escribano público de Cuenca. La dote de la novia será 70000 maravedíes, la mitad en dinero y la otra mitad en ajuar (Cuenca, 10 de julio de 1510).

Alonso González de Origüela tiene, además, por hijos a Pedro Xuárez y Hernando de Origüela (al que conocemos por Hernando de Origüela).

Los dos documentos anteriores se los debo a Julia Toledo (AHPCu)

*¿1516?: Notificaciones de un auto a diversos oficiales del ayuntamiento: Juan López de Perona el viejo, Miguel Muñoz, Alonso López de la Alberca, Diego Simón (todos ellos regidores y alcaldes del año pasado). Sancho Rodríguez,  Rosillo (testigos y procuradores). Ginés de Haro, Alonso Astudillo, Pascual Simón, Juan Ruiz, Miguel Sánchez de los Herreros, Francisco de Perona (regidores y alcaldes de este presente año.

Testigos: Juan de la Huerta, Pedro Fuero (?), Juan de Sandoval, Francisco de Carboneras, Jerónimo de Montoya, Alonso de las Mesas, Alberto García de Illana, Juan López Lencero, Francisco Sánchez, Juan de Illana.

El documento no está fechado, AHMSC. Ayuntamiento




La supresión de los alcaldes ordinarios de San Clemente

 La oposición de las villas a la intromisión del gobernador del marquesado de Villena en la impartición de justicia en primera instancia fue una constante. Ya sabemos como echaron atrás el establecimiento de un escribano de provincia ante quien pasaran los autos judiciales del gobernador. Un pleito que se desarrolló en la década de 1550. El establecimiento de los corregidores en 1586 mantuvo las fricciones, de tal manera que las villas fueron pagando y ganando sobrecartas de exención jurisdiccional y primera instancia para evitar el entendimiento del corregidor o su alcalde mayor en los pleitos. Pero en San Clemente, la situación fue diferente. Los regidores de la villa, dirigidos por el alférez de la villa Juan Pacheco de Guzmán solicitaron la supresión de los alcaldes ordinarios de San Clemente y que sus funciones fueran asumidas por el corregidor y el alcalde mayor. En la sesión municipal del 29 de septiembre de 1603, que había de elegir nuevos alcaldes, los dos salientes, Diego de Agüero y Gonzalo Ángel, entregaron sus varas de justicia al corregidor don Diego López de Mendoza, renunciando la villa así a la impartición de justicia con alcaldes propios. Juan Pacheco de Guzmán, ariete de los intereses de la Corona justificó la supresión en que la elección de alcaldes era motivo de bandos y parcialidades en la villa. Bandos manejados por hombres ricos para defender sus intereses particulares y sus haciendas. La acusación, que no era falsa, sí era chocante por venir de quien venía, el dueño de Perona. El panorama político, desde luego, era criticable: alcaldes ordinarios elegidos por regidores que habían comprado su oficio y que ponían hombres de paja a su servicio. Detrás de todo esto estaban las denunciaciones por talas y ocupación de montes, desiguales repartimientos de rentas o soldados y costosos juicios, inalcanzables para los pobres. 


AMSC, AYUNTAMIENTO, LEG. 42/41

Para la supresión de los alcaldes había una razón de peso y es que en los reinos de Castilla allí donde había corregidor este asumía las funciones de la villa donde residía, caso de San Clemente. Los deseos centralizadores de la Corona chocaron con los defensores de la vieja república pechera y sus constitución de 1445, que veían en los alcaldes una persistencia de las viejas libertades y en regidores como Juan Pacheco un traidor a los principios que había tenido que jurar para acceder al cargo. Los estratos medios de la sociedad sanclementina defendieron la continuidad de sus dos alcaldes ordinarios (uno pechero y otro hidalgo). Hasta trescientos sanclementinos se opusieron a la supresión, encabezados por Alonso de Iniesta Romero, el labrador Juan Martínez, Francisco González Gano, Francisco Ballestero, Antonio de Iniesta, el mesonero Juan Martínez y Juan Martínez Ángel. Un grupo medio que sabía de su capacidad de influencia en las decisiones de la política municipal y que intentó llevar el asunto por la Chancillería de Granada, sabedor de que el Consejo Real de Castilla encarnaba los intentos centralizadores. Este grupo conseguiría que el concejo de San Clemente y sus regidores, desdiciendo la decisión de 29 de septiembre de 1603, defendiera la permanencia de los alcaldes y dejara solo a don Juan Pacheco en su supresión. Sería este Consejo el que por auto dado en Valladolid el 27 de julio de 1604 suprimiera los oficios de alcaldes ordinarios, auto confirmado el 25 de septiembre. El 28 de mayo de 1605 se expedía ejecutoria.


Los dos alcaldes ordinarios se volverían a restablecer de nuevo en 1636, previa compra y aprovechando las necesidades financieras de la monarquía.

Thursday, March 13, 2025

LA CASA DE HERNÁN VÁZQUEZ DE HARO, comienzos del siglo XVI

 LA CASA DE HERNÁN VÁZQUEZ DE HARO (comienzos del siglo XVI)


"Primeramente el direto codominio de unas casas de morada que yo he e tengo e poseo en la dicha villa de San Clemente en la calle que van los del mercardo a la plaça que ha por alepdanos a la una parte casa de Alonso del Castillo e a la otra parte casas de Bernaldino de los Herreros y en las espaldas de dicha casa e su corral e un huerto e la calle pública que se dice la Calcerrada e por delante de las puertas prinçipales la calle susodicha que van los que vienen del mercado a la plaça"


(Información proporcionada por Julia Toledo, s/f ni referencia, extraída del AHPCu)

EL CONVENTO DE MONJAS DE LA ASUNCIÓN DE SAN CLEMENTE CONTRA EL CURA DE HONRUBIA

 Las disputas entre el convento de monjas de la Asunción de San Clemente y el cura de Honrubia vinieron por un haza que el segundo consideraba del beneficio curado que poseía en la parroquia. EL 16 de julio de 1612 el convento se querella ante la justicia de Alarcón de los que han labrado y sembrado el haza del Prado, pidiendo el embargo del pan de la cosecha. Poco después, el 15 de septiembre de 1612, se persona en la causa el cura de Honrubia, el licenciado Muñoz, alegando que el haza es propiedad del beneficio curado de la iglesia y que  la causa debe ser entendida por el provisor de Cuenca. La justicia de Alarcón desestimará la alegación diciendo que la causa es contra los labradores y no contra el cura.

Las presiones sobre la justicia de Alarcón le llevarán a inhibirse en el caso, y esas denuncias de "violencias" por las monjas, el despojo de lo que consideran sus tierras, a buscar la intercesión de un juez conservador para entender su causa y que hallarán en el prior de los carmelitas de la Alberca, fray Alonso Peláez. Las monjas obtendrán el derecho sobre estos ocho almudes de tierra del mencionado juez conservador. Es entonces, cuando el cura de Honrubia, licenciado Muñoz, decide llevar su causa a la Chancillería de Granada. La connivencia del prior de las carmelitas con las monjas era clara, residía en casa de un clérigo, Cristóbal Ángel, bien relacionado con las franciscanas. Ahora el encargado de intentar solucionar el problema entre religiosos era el notario apostólico Cosme Cribelo Salas, que se personará en el convento de franciscanas, abadesa y monjas discretas, para conminarlas a que se personen ante la Chancillería de Granada. EL tribunal granadino determinará en junio de 1613 la inhibición del juez conservador y la anulación de sus sentencias por considerarlo parcial y favorable a las monjas y solicitará le sean remitidos los procesos para entender directamente desde la Chancillería.


ACHGR, C-1390-8




Friday, February 28, 2025

¿POR QUÉ ESTA DIVIDIDO SAN CLEMENTE EN CUATRO CUARTELES O BARRIOS HISTÓRICAMENTE?

 San Clemente estuvo dividido en cuatro cuarteles o barrios en la Edad Moderna, que de izquierda a derecha y de arriba a abajo son CRUZ CERRADA, SANTA QUITERIA, ROMA Y SAN FRANCISCO.

En algún momento hemos querido ver tanto en la forma almendrada del pueblo como en su división por dos ejes, vertical y horizontal, un origen religioso, coincidiendo con el asentamiento de la orden franciscana. La forma alargada de esa almendra vendría por la ubicación extrarradio del convento de Nuestra Señora de Gracia y un urbanismos que seguía en su trazado el río Rus, intentando evitarlo, pero condenado a entenderse con el río por el crecimiento desaforado del pueblo. El urbanismo franciscano, legado de teóricos como Eiximenis, propiciaba la mencionada ubicación del convento fuera del pueblo como en el oriente y señalaba la necesidad de hacer de la iglesia mayor el centro religioso y cívico en torno al cual se desarrollaba el pueblo. Esto explicaría la centralidad de un espacio religioso y civil como ordenador del urbanismo, pero hemos de tener en cuenta que ese centro era en un principio la plaza de la iglesia y del pósito, no la actual plaza mayor, que adquiere ese carácter central en torno a los años sesenta (1560), cuando la iglesia se pliega en sus formas exteriores palaciegas al edificio del ayuntamiento y el nuevo espacio generado por la plaza mayor. De hecho, costó mucho quitarle a la calle de Nuestra Señora de Septiembre (actual calle Rafael López de Haro) el carácter de principal y donde radicaba la actividad administrativa de la villa, como costó también que la actual calle Boteros (o antaño calla Mayor) desplazará a la calle de las Almenas, más abajo, y centro del mercado de los jueves, luego desplazado a la calle Feria y plaza Mayor. Las rutas de los mercaderes ayudarían a fijar esa división en dos ejes del pueblo. Dichos mercaderes llegaría por el camino de Alarcón, para fijar sus tenderetes en la calle de las Almenas o por el camino de Chinchilla para colocar sus puestos en la calle Feria, una vez dejado atrás el puente del Remedio.
La división en cuarteles la creemos ver en la década de 1580. Don Diego Torrente ya apuntó algo al respecto y quiso ver esa división en la necesidad de organizar el alojamiento de la comitiva real de Felipe II en marzo de 1586. Nosotros, por nuestra parte, hemos atribuido esa división a Juan de Oropesa. Hoy, sin embargo, planteamos otra posibilidad. Sabemos que la vecina Villarrobledo, con motivo de las carestías de los años 1582 a 1584, dividió el pueblo en cuatro barrios para organizar la distribución del pan a los vecinos y su control. Es probable que esta necesidad fuera causa de la división en cuatro cuarteles de la villa de San Clemente. Según vamos conociendo la crisis de comienzos de los ochenta, vamos viendo la gravedad de esos años y los esfuerzos ímprobos que se hicieron por atajar la situación y garantizar el abasto de la población, en el contexto de una economía moral que, todavía, no dejaba a ningún vecino atrás.





Friday, January 24, 2025

VICENTE CARDUCHO EN LA VILLA DE SAN CLEMENTE

 La iglesia de Santiago Apóstol guardaba ciertas pinturas de valor. Entre la riqueza pictórica de la iglesia de Santiago Apóstol había dos cuadros de Vicente Carducci. Los cuadros nos vienen descritos por el viajero José Cornide en su paso por la villa el año 1801. Ambos cuadros estaban en la capilla de la familia de los Ayerbes, residentes en Madrid (con la que probablemente habían enlazado algunas de las familias de San Clemente -tal vez los Herreros-). La temática de los dos cuadros eran ambas escenas de la Magdalena. Son descritos así: "el uno representa a la Madalena ungiendo los pies al señor y el otro a la misma Santa en el desierto, como espantada de ver un horroroso dragón que simboliza el infierno; tienen mérito estas pinturas pero están llenos de polvo y mal cuidadas"*.

(*De esta información se hará eco también Pilar Montero en una próxima publicación)

Vicente Carducci (o Carducho) nació en Florencia hacia 1576 y falleció en Madrid en 1638. Fue pintor de mérito llegado, junto a su hermano Bartolomé para la decoración de El Escorial, pintor real hasta ser sustituido por Velázquez, realizó obras de tipo religioso en Valladolid, el Pardo, la cartuja del Paular y fue llamado para realizar dos obras para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. Sobre la atribución de obras a Vicenzo Carducci, véase el "Diccionario" de Cean Bermúdez, 1800
No sabemos el momento en el que desaparecen las dos pinturas de la iglesia de Santiago de San Clemente.

 Abascal Palazón, Juan Manuel y 
  • Cebrián Fernández, Rosario 
  • Los viajes de José Cornide por España y Portugal de 1754 a 1801.  Real Academia de la Historia. 2009

    Relación entre los Herreros y los Ayerbes (información facilitada por Valentín Casco Fernández:

    Doña María Sorlozano y Herreros, descendiente de Miguel López de Perona Rosillo y Elvira Muñoz Cantero, casó con don Manuel de Ayerbe y Aragón, vecinos de Madrid. Esta María Sorlozano, fue poseedora de algunos vínculos de los Perona y de los Sánchez de Herreros
    En la imagen La visión de San Francisco de Asís, por Vicente Carducho, Museo de Bellas Artes de Budapest.
    No hay ninguna descripción de la foto disponible.

















     

    Sunday, January 12, 2025

    VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1610-1611)

     Las intromisiones de la villa de San Clemente en la vida política de Villarrobledo era abrumadora ese año de 1610, tanto como las protestas de los villarrobletanos. La intervención era en el plano militar, aprovechando la milicia del Reino creada en 1598. Miguel Herreros, nombrado capitán de esa milicia en una junta de las dieciséis villas, nombraba a su vez por sargento de esa milicia a Bernal de Almansa. Si bien la milicia era un cuerpo inoperativo, la corona confiaba más en el reclutamiento voluntario de hombres: cuatro compañías de soldados tuvo que alojar Villarrobledo en octubre de 1610 (ya en 1608 tuvo que alojar una compañía de caballos con gran escándalo por sus excesos). Ese año de 1610 los problemas se acumulaban, la villa se estaba abasteciendo de la sal de piedra de las salinas de Minglanilla, entre protestas del administrador de la sal de Pinilla, que ahora perdía el mercado villarrobletano.

    Pero la intervención era en el plano de la justicia civil y criminal. El corregidor Alonso de Carvajal y Mendoza se llevaba preso al villarrobletano Pedro de Vargas a la cárcel de San Clemente a comienzos de octubre de 1610, entre protestas del ayuntamiento villarrobletano que ni concedía primera instancia al corregidor ni derecho de apelación a las sentencias de sus alcaldes. El asesinato de un criado de Pedro Vargas y la muerte de Catalina Martínez, mujer de Juan García Vargas eran asuntos que implicaban a varios principales de la villa, que veían con malos ojos la intromisión del corregidor. Molestaba más la intromisión del corregidor en la administración del pósito y que tocase el trigo villarrobletano. El tema se llevó a la corte, aprovechando que el síndico de la villa, Diego Muñoz de la Calera, estaba allí. Diego Muñoz ya estaba en Villarrobledo el 24 de diciembre para asistir al pleno del ayuntamiento donde se recibió la ejecutoria por la que la villa gozaría del privilegio de la primera instancia en materia civil y criminal y limitaba los juicios de residencia del corregidor a los oficiales locales a un máximo de diez días. La sesión fue un acto de patriotismo local, pues lo que era común en otras villas -el reconocimiento de la independencia jurisdiccional y la no intromisión del corregidor-, aquí fue solemne declaración de exención, llegándose a decir que la villa quedó desincorporada del corregimiento de San Clemente. Algo que no se haría realidad, a pesar de los deseos y afirmaciones de la historiografía local posterior. En el concejo del día veinticuatro se nombrarían diputados para acudir a San Clemente a comunicar la "desincorporación de Villarrobledo del corregimiento". Recibidos por el alcalde mayor de San Clemente, éste desobedeció la cédula del rey que se le presentaba y ordenó la prisión del escribano y procurador villarrobletanos: Francisco Rodríguez de Arce y del procurador Juan Ortiz. Los villarrobletanos decidieron acudir entonces al alcalde mayor de Chinchilla y Albacete para hacer obedecer la cédula real, mandando a su síndico Diego Muñoz de la Calera y otro procurador, Juan Lozano. Y otorgaban poderes especiales a Juan Ortiz y Juan de la Torre para acudir a San Clemente y requerir al corregidor y al alcalde mayor para que obedecieran la ejecutoria real, aunque a uno de enero de 1611 los encargados de requerir a las autoridades del corregimiento serían Sebastián de Losa, alférez mayor de la villa, Francisco Plaza, regidor, el licenciado Perona, abogado, y el mencionado Juan Ortiz, procurador. El alcalde mayor, doctor Vázquez, mandaría meter en el calabozo al escribano de Villarrobledo Rodríguez de Arce, apresar a los otros cuatro y en todo momento evitó que se levantara testimonio de la notificación de la cédula real. 51 días los tendrá presos. EL concejo de Villarrobledo decidió ir a querellarse contra el corregidor y su alcalde mayor, el doctor Vázquez, a la Chancillería de Granada y prorrogaba el seis de enero de 1611 como síndico al capitán Diego Muñoz de la Calera, mientras que el corregidor intervenía de nuevo en asuntos de talas, cortas o alcabalas de Villarrobledo. La villa se metía en un laberinto que contribuirá a su ruina, a ello se venía a sumar la pretensión, llegada al ayuntamiento de siete de enero, del conde de Barajas para comprar las alcabalas y tercias de Villarrobledo y su tierra, algo que se haría realidad y reconocido en ayuntamiento de 26 de enero y que, hoy, la historiografía local confunde con señorío jurisdiccional de la villa, cuando fue simple salida de la tesorería de rentas reales de Alcaraz. La villa hará valer los privilegios de los Reyes Católicos después de la guerra de Sucesión Castellana de no ser enajenada de la Corona real, pero en vano, pues perdía la autonomía de recaudación fiscal a través del encabezamiento. Nuevo pleito para la Chancillería de Granada. Más pleitos y más gastos para unos vecinos, que debieron aportar doscientas fanegas de trigo para costear los pleitos. Unos días después eran 144 fanegas de trigo más; luego trescientos ducados. Así, sucesivamente, hasta reconocer que la villa estaba perdida, El 15 de abril de 1611, entre protestas, pagará salario al corregidor. Villarrobledo se seguirá quejando de la intromisión de la justicia del corregimiento; a comienzos de 1612, se reconoce que los pleitos criminales no son conocidos por la justicia del lugar, sino por el licenciado Casillas, juez de comisión enviado por la corte, acusado de connivencia con la justicia del corregimiento.

    El privilegio de primera instancia no había salido gratis a Villarrobledo, era la contrapartida de 14300 ducados que la villa había pagado por un servicio a la Corona. El dinero, tomado a censo, había sido pagado en San Lorenzo del Escorial el seis de noviembre de 1610 y la villa pagaría los réditos del censo de nuevos arbitrios sobre el pescado fresco y salado y de las tercias y propios y arar para labor de pan la dehesa que está en los caminos que salen de esta villa hacia Munera y Bonillo y ciudad de Alcaraz. La dehesa se arrendaría en lotes de veinte almudes como máximo. El padre Caballería nos dirá que el precio de la primera instancia fue de 20000 ducados y damos por buena esa cifra, pues en ayuntamiento de diez de abril de 1611 se exigen desde la corte seis mil ducados más. Nueva necesidad de tomar dinero a censo (seis mil ducados tomados del segoviano Gonzalo de Heredia, que se sumaba a otro censo de 4274 ducados tomados a la viuda de Miguel Vázquez, Catalina Cernúsculo, vecina de Madrid y los primeros catorce mil ducados para el pago de la primera instancia, creemos que prestado por Gabriel de Cárdenas, vecino de Madrid, amén de otro préstamo del que era censatario Pablo de la Peña, que era el principal prestamista de la villa con 25000 ducados) y petición de licencias para arrendar dehesas como las de Calaverón, aunque también se entraba en conflicto con Lezuza y Bonillo por acotar tierras que eran de uso común. Nuevas exigencias se comían la hacienda municipal y, entre ellas, 920000 maravedíes anuales del servicio de millones, mientras que el conde de Barajas exigía 800000 mrs. por sus alcabalas y tercias.

    Villarrobledo quería desligarse de San Clemente y no podía. Las exigencias de la monarquía no lo hacían posible. El 27 de marzo de 1611 se le piden sesenta y tres hombres, los que integraban la milicia del reino, ante el peligro berberisco y otros ciento diez más. La orden venía del corregidor de San Clemente, pero se obvia darle tal título, y la villa los había de poner bajo las órdenes del capitán sanclementino Pedro de Valenzuela, pero Villarrobledo, una vez más, trata de saltarse la capital del corregimiento y protestará ante el adelantado de Murcia, Luis Fajardo, capitán general para la expedición. La villa se lo tomará como venganza del corregidor. Se piden 800 soldados al corregimiento de San Clemente (que por obligación ha de disponer de 440 para la milicia del reino); el reparto no es equitativo.


    SENTENCIA DE MUERTE CONTRA SEBASTIÁN MERCHANTE Y FRANCISCO MORENO EL MOZO POR LA MUERTE DE MARCOS DE LARA, CRIADO DE PEDRO VARGAS, VECINOS TODOS ELLOS DE VILLARROBLEDO

    "Fallo atento los autos de este proceso, culpa y rebeldía que de él resultar contra los dichos Sebastián Merchante y Francisco Moreno que los debo de condenar y condeno a que de qualquiera parte que fueren hallados sean presos y traydos a la cárcel pública desta villa, de donde mando sean sacados en forma de justicia con voz de pregonero que manifieste el delito aleve que cometieron en la muerte del dicho Marcos de Lara y traydos por las calles acostumbradas desta villa caballeros en sendas bestias de albarda con sogas de esparto al pescueço y llevados a la parte y lugar donde cometieron el dicho delito, que son las casas de Pedro de Vargas y fronteras de ellas estará una horca hecha por mi mandado de la qual sean ahorcados de los pescueços los pies altos del suelo hasta que ayan muerto naturalmente de lo qual ninguna persona sea osado de los quitar sin mi licencia y mando so pena de muerte y mando que en dos palos fijados en tierra uno frontero de las dichas casas y otro en la plaça pública desta villa sean puestas las cabeças de los susodichos y ninguno sea osado en tiempo alguno a quitarlas so la dicha pena" (dictada en Villarrobledo el uno de diciembre de 1611 por el juez de comisión licenciado Casillas)

    Por supuesto, los dos criminales habían huido

    (ACTAS MUNICPALES DE VILLARROBLEDO 1610-1611)

    SARGENTO DE MILICIAS

    25 de agosto de 1611, nombramiento de sargento de milicias de Luis Díaz Navarra

    Saturday, December 28, 2024

    La casa de los Picos de San Clemente

     Por una escritura de 1842 sabemos que la actual "Casa de los Picos o de Víllora" se corresponde con la casa familiar de los Valenzuela. La casa aparece vinculada al mayorazgo familiar, que pervive hasta fecha tan tardía










    Genealogía de los Valenzuela

    Diego de Valenzuela y capitán Pedro de Valenzuela, hijos de Alonso de Valenzuela y María de Perona

    Alonso de Valenzuela (casado con su prima hermana Mariana de Valenzuela -hija de Gómez de Valenzuela y Mariana Zalvide Arteaga-), hijo de Gregorio de Valenzuela y Bernardina Guedeja de la Cerda y nieto de Alonso de Valenzuela y María de Perona

    Gregorio de Valenzuela casado con Bernardina Guedeja de la Cerda, hijo de Alonso de Valenzuela

    Gregorio de Valenzuela, Gómez de Valenzuela (casado con Mariana de Zalvide y Arteaga), Diego de Valenzuela y capitán Pedro de Valenzuela, hijos de Alonso de Valenzuela y María de Perona

    Alonso de Valenzuela casado con María de Perona, hijo de Alonso de Valenzuela

    Alonso de Valenzuela casado con Juana de Montoya, hijo de Gómez de Valenzuela y padre de Alonso de Valenzuela 

    Gómez de Valenzuela,(ejecutoria de hidalguía de 7 de julio de 1524), casado con María Fernández de Valenzuela,  hijo de Alonso de Valenzuela y Juana Gómez

    Alonso de Valenzuela, casado con Juana Gómez, hijo de Gabriel López de Valenzuela y María López


    Testigos: 

    Diego de Alarcón de la Torre, guarda mayor de La Roda y propietario de la dehesa de Villapardillo, hidalgo de ejecutoria, 44 años

    Juan del Castillo Villaseñor, 56 años, hidalgo, vecino de San Clemente, de la collación de San Gil (?), hijo de Juan Sánchez del Castillo Villaseñor

    Juan González de Garnica, hijodalgo, escribano, 72 años

    Pascual Ballestero, 64 años, hombre pechero

    Martín Alonso de Palacios, hijodalgo, 70 años, su suegro es Diego de Cuéllar (hijo de Elena de Cuéllar)


    Hechos probatorios

    0.- Carta ejecutoria de Gómez de Valenzuela a 7 de julio de 1524

    1.- Testamento de Gómez Valenzuela y María Fernández su mujer de 29 de mayo de 1525, fundan capellanías dejando a su hijo Alonso como patrón

    2.- Alonso de Valenzuela y Juana de Montoya fundan mayorazgo

    3.- Ejecutoria de 23 de septiembre de 1633


    DECLARACIÓN DE TESTIGOS DE LA CARTA EJECUTORIA DE 1524

    Alonso Zapata, hidalgo que dijo ser de 60 años (nacido hacia 1460), había vivido doce años en Cuenca.

    Antón García, hidalgo que dijo ser de 52 años


    ACHGRA, 301-112-17 y 19


    Thursday, December 26, 2024

    Más sobre los Ortega


    El salto definitivo de los Ortega a la vida política de San Clemente se produce en la década de 1590, después de un impasse de medio siglo de apartamiento de facto de la vida de la villa. El regreso de los Ortega llega con el tandem de Francisco de Ortega y su hijo Rodrigo. Este último, tras casarse con Ana Rosillo Gabaldón y vivir año y medio en Vara de Rey, decide asentarse en San Clemente y participar de su vida política, apoyándose en su padre Francisco y en la hacienda familiar de Villar de Cantos.

    Los Ortega es una familia que siempre había mirado más al norte, hacia El Cañavate y Villar de Cantos, que hacia San Clemente. La riqueza familiar se había consolidado con Rodrigo Ortega el viejo en el primer tercio del siglo XVI y en ello había tenido bastante que ver las yeguadas que poseía la familia. Rodrigo ya había intentado girar los intereses de la familia hacia San Clemente. Tras un primer matrimonio con una cañavatera, casará de nuevo Isabel Perona (hija de Miguel López de Perona). El matrimonio es un enlace con una de las familias pecheras más importantes de San Clemente, pero el devenir de la familia no consolidará su posición en San Clemente. La temprana muerte de su hijo Rodrigo el mozo no ayudará. Rodrigo el mozo había seguido los pasos del padre; con su matrimonio con Catalina López de Olivares (hija de otro rico pechero: Catalina López de Olivares) había acrecentado la riqueza familiar de nuevo con el productivo negocio de las yeguas echadas al garañón para la procreación de mulas. Pero la proyección de la familia parecía haber quedado fosilizada en sendos sepulcros de la iglesia franciscana de Nuestra Señora de Gracia.

    Es sorprendente la irrelevancia del tercer de los Ortega en la vida política sanclementina, al que solo se conoce el oficio de fiel ejecutor y algún año de alguacil mayor, alcalde ordinario o alcalde de la hermandad. Es probable que la familia intentara comprar el oficio de fiel ejecutor, pero la realidad fue que dicho oficio sería vendido por la Corona a la villa, que lo convirtió en un bien propio más. Francisco, nacido en la década de 1520, no destacaría por tener un papel de primer orden en la política municipal y hasta cierto punto su figura viene ensombrecida por su hermano Miguel, que fue familiar del Santo Oficio. Los aciertos de Francisco fueron más matrimoniales. Su matrimonio con Jimena de Llanos Tébar fue el mayor de sus aciertos, pues en ella recaería la fortuna de las dos principales figuras de la república pechera del segundo cuarto del siglo XVI: Bartolomé Sánchez de los Llanos y el regidor Cristóbal de Tébar.


    Genealogía de los Ortega

    Ruy Sánchez de Ortega casa con Elvira Sánchez

    Rodrigo de Ortega el viejo casa con Isabel de Perona (hija de Miguel López de Perona)

    Rodrigo de Ortega casa con Catalina López Ortega, hija de Juan Olivares y María Collado

    Francisco de Ortega casa con Jimena de Llanos y Tébar (Hija de Cristóbal de Tébar y Ginesa de Llanos)

    Rodrigo de Ortega casa con Ana Rosillo Gabaldón


    Probanza de 1598 

    Lope González Díaz, pechero de 75 años

    Alonso Rosillo, hidalgo, 85 años. Hermano de Fernando Rosillo, padre de Ana Rosillo Gabaldón

    Bautista de Alarcón, hidalgo, 59 años

    Miguel López de Lope, pechero 66 años, nieto de Juan de Lope

    Francisco Rodríguez Frutuoso, 80 años

    Juan Mancheño el viejo, 86 años

    Francisco de la Fuente Zomeño, hidalgo, 73 años. Dice que se ausentó hace cuarenta y seis años de la villa, luego vuelve y se vuelve a ausentar, en algún caso cuatro años. Recordar que fue soldado en Flandes. Es hijo de Cristóbal de la Fuente, del que dice: "que fue vecino de la dicha villa de San Clemente que podía auer que murió más de treynta años y al tiempo que murió sería de hedad de ochenta años poco más o menos y Antonio de la Fuente su tío deste testigo que era vecino de la dicha villa de San Clemente que podía auer que murió quarenta y cinco años poco más o menos y al tiempo que murió sería de setenta años poco más o menos".

    El licenciado Diego Montoya, hijodalgo de sesenta años, abogado de la villa

    Fernando de Peralta el viejo, hidalgo, 99 años. Hijo de Fernando de Peralta, muerto hacia 1535-1540 con 60 años.

    Capitán Martín de Buedo, hidalgo de 79 años. Nos dice que Rodrigo de Ortega el viejo y Rodrigo de Ortega el mozo murieron con un año de diferencia.

    Diego de Montoya Abengozar, hidalgo de Vara de Rey, 72 años, hijo de García de Montoya y Abengozar y nieto de Diego de Abengozar

    Gil Saez, pechero de Vara de Rey, 99 años. Define a Villar de Cantos como un cortijo. Es un pastor al servicio del suegro de Rodrigo de Ortega el mozo (el padre de Catalina López de Olivares). Nos dice que Sancho López de los Herreros y Antonio de los Herreros habían sido moradores en Villar de Cantos. Ratifica que los dos Rodrigo, el viejo y el mozo, murieron con alrededor de un año de diferencia.


    Sentencia de 17 de febrero de 1603 reconociendo hidalguía

    Ejecutoria de 9 de junio de 1609


    ACHGR, 301-100-31

    Saturday, October 26, 2024

    EL APELLIDO DE LA TORRE

     

    Uno de los apellidos que comienzan a tener notoriedad en San Clemente en las primeras décadas del siglo XVII es el apellido de la Torre. Sabemos de un Antonio de la Torre que en 1643 es inscrito en el padrón de hidalgos. Este Antonio, hijo de otro de la Torre llamado Juan, será rechazado como hidalgo. Sin embargo el apellido de la Torre va ligado también al de Alarcón y será familia que se mueva entre La Roda y San Clemente.

    El apellido de la Torre aparece ligado a la figura del escribano Antonio de la Torre, que probablemente sea el mismo que luego pretende hidalguía.

    El reconocimiento de la hidalguía de los de la Torre en La Roda ya viene por la elección de oficios de alcalde de la hermandad por los hidalgos en la década de 1710: Miguel de la Torre y Ortega será elegido como alcalde de la hermandad el 31 de diciembre de 1714. Curiosamente los de la Torre ya nos aparecen como regidores de La Roda en la década de 1620 y con intereses en San Clemente, donde arriendan la dehesa de Villalpardillo, aunque los testimonios que nos han quedado de su hidalguía en La Roda son muy tardíos, inmediatamente posteriores a la guerra de Sucesión y fundados en la elección de alcaldes de la hermandad entre un grupo reducido de notables y su inscripción en los padrones municipales para su exención de impuestos o repartimiento junto a los hidalgos en esa época.


    NO creemos que los de la Torre y Alarcón de La Roda tengan relación con esos de la Torre sanclementinos que en 1643, pretenden hidalguía y que por las noticias que nos llegan es familia acomodada y que poseía una posada o mesón en la villa de San Clemente.


    ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 281-15

    ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 313-18

    Sunday, October 20, 2024

    Los carreteros de San Clemente y el tráfico de armas

     Se nos conservan de abril de 1598 sendas cartas de obligación por las que dos carreteros de San Clemente se comprometen a llevar desde Cartagena a la ciudad de Sevilla varias cajas de armas

    • La primera obligación es de 14 de abril de 1598. Diego de Garnica, carretero,  recibe de Nicolás Gari de Cáceres, regidor de Cartagena, 37 cajas de madera numeradas, conteniendo corseletes y arcabuces
    • La segunda obligación es de 16 de abril de 1598. Miguel López de Ávalos, carretero, recibe del mismo regidor 19 cajas de armas con el mismo destino
    AHPMU, NOT. 5167, fols. 148-149 y 155-156

    Tuesday, June 11, 2024

    VITICULTORES VS. GANADEROS

     El año pasado de seiscientos y trece uvo en la dicha villa de San Clemente y su comarca y casi en todo el reino mucha falta de pastos por no auer llovido suficientemente y perecieron de hambre muchos ganados... el dicho ganado andaba flaco y hambriento, se yban corriendo y entrauan en las dichas viñas buscando el pasto, desmandadas sin los poder detener y recoxer los pastores.

    El año 1613 fue un año de esterilidad, las yerbas se marchitaron y no había pastos para los ganados. Fernando Muñoz que tenía sus ganados pastando en Vara de Rey perdió cuatrocientas ovejas. Los dueños de ganados de San Clemente, lo que antaño se llamaban los señores de ganados eran una docena de hombres muy influyentes encabezados por Bautista García Monteagudo, Miguel de Perona y Miguel Ortega Avilés. Estos eran los grandes dueños de ganados con miles de ovejas al cuidado de pastores mandados por mayorales. San Clemente siempre había tenido un problema con los pastos que se había agravado con el cierre de los términos de los pueblos vecinos en las décadas de 1530 y 1540. Como vimos en el pasado, la integración de los ganados en las rutas trashumantes fue una salida para la escasez de pasto pero hoy sabemos que no fue suficiente. Entre las cinco cosas vedadas a los ganados figuraban las viñas, pero en San Clemente, una vez vendimiada la uva (y, en ocasiones antes, si las viñas eran ajenas) los ganados entraban a las viñas o, al menos, esa era la costumbre de los que complementaban el cultivo de la vid con la posesión de ganados. Era una práctica habitual, pero era una práctica perseguida por los doce alguaciles que tenía el ayuntamiento de San Clemente y otros tantos porteros. Era un riesgo, pero en la esterilidad del año 1613 los ganaderos obtuvieron provisión real para pastar en dehesas y montes cerrados y, ante la necesidad, entraron en las viñas. Los Valenzuela, encabezados por el cabeza de familia Gómez de Valenzuela dejaron pasar sus ovejas a sus propias viñas, no era hecho nuevo pues tal hecho tenía su tradición pero, al parecer, los ganaderos hicieron de la provisión ganada la excusa para que los ganados comieran la pámpana de las vides y las pocas yerbas del suelo, destrozando y pisoteando muchas de las viñas del pueblo. El descontrol de las ovejas provocó la reacción inmediata de los dueños de majuelos que denunciaron a los ganaderos de arruinar sus vides. Una docena de ganaderos fueron denunciados por una cuarentena de vinateros ante la Chancillería de Granada. El equilibrio entre la cabaña ganadera y las viñas de San Clemente se había roto definitivamente; la nueva libertad de los ganados fue el comienzo de la ruina de las viñas sanclementinas y su hegemonía económica en la comarca. Nuevos advenedizos en la actividad pastoril como el escribano Miguel Sevillano o Francisco de la Cámara se aventuraron a comprar ovejas, un hato de quinientas ovejas respectivamente.

    El problema era económico y social en un ambiente catastrófico. Los ganados se morían de hambre y rompían, llevados del hambre, todas las prohibiciones, pasando a las viñas y destrozando las cepas jóvenes y los mugrones. Todos decían respetar las ordenanzas y pastar con los ganados únicamente cuando la uva estaba vendimiada, pero la realidad era que la necesidad podía más y que los dueños se desentendían de las sanciones a sus pastores y les restaban de su soldada las multas por los daños causados por el ganado. Aunque los problemas venían de diez o doce años atrás: la costumbre de los ganaderos de pagar a los dueños de viñas por comerse las pámpanas, una vez alzado el fruto, o de meter los ganados en sus viñas propias se encontró mediada la década de 1600 con la oposición de los dueños de viñas que veían cómo el aumento de ganados y su libertad de movimiento estaba menguando su cultivo y su conservación. A los ganados menores se unían alrededor de unas quinientas bestias de labor, mulas y caballos, que destrozaban los sarmientos tiernos de las vides. El daño era más grave si los ganados hollaban la tierra estando mojada. Los daños causados por el ganado en las viñas fue tal, que en 1615, a propuesta de Miguel de Ortega (ganadero principal, pero también propietario de cuarenta aranzadas de viñas y numerosas tierras de labor) se propusieron unas nuevas ordenanzas para la guarda de viñas, incrementando las condenaciones por la entrada en las viñas.

    Para conocer la importancia de la ganadería sanclementina hay que referirse a los hermanos Roales, que llegan a San Clemente como zagales con apenas quince o dieciséis años para entrar al servicio de uno  de los hombre más ricos del pueblo, el regidor Bernardo Ramírez de Oropesa. Miguel y Francisco Roales habían llegado a San Clemente en torno a 1595, tomarán asiento en el barrio del Duz. Por las noticias que nos han llegado este barrio se empieza a formar en el último cuarto del siglo XVI con pastores y trabajadores a soldada llegados a San Clemente de otros lugares, además de los hermanos Roales, sabemos de un Domingo Torrecillas, también pastor que llega hacia 1580, y de un Juan Aguirre, trabajador del Campo, que llega después de los pastores, ya pasado el año 1600. El barrio del Duz será el arrabal del Arrabal. En los inicios del siglo XVII, asistimos a una proletarización creciente, con trabajadores a jornal en los barrios marginales del pueblo: además del barrio Duz, en el barrio de San Cristóbal, camino de Cuenca, en las afueras del cuartel de Roma o en otras zonas marginales: calle Medianil o monte del Calvario, a las espaldas de la ermita de San Juan o junto a las nuevas iglesias de Santa Quiteria y San Sebastián. 

    Los pastores servían a diversos amos sucesivamente: sus condiciones no eran halagüeñas, pues cambiaban de amo en cuanto podían, y eran obligados a pagar las denuncias contra los ganados, cuyas cuantías eran descontadas de sus soldadas.  Es lo que nos decía el pastor Juan Martínez Chicano, que había servido a los principales ganaderos del pueblo: Bautista García Monteagudo, Francisco de Astudillo, Miguel de Ortega, Cristóbal García Monteagudo, Miguel de Perona, Bernardo Ramírez de Oropesa y Pedro Díaz Cantos. Así le ocurrió a Benito Martínez, un pastor de La Alberca al servicio de Bautista García de Monteagudo, que vio descontados de su soldada los treinta reales por dejar pasar los ganados a la dehesa boyal de San Clemente. No obstante, los pastores eran capaces de llegar a tener sus propios hatos de ganado y adquirir viñas. Estos ganados aprovechaban las rastrojeras tras la cosecha de cereal y luego las pámpanas de las viñas, para pasar luego a las dehesas de los pueblos comarcanos de El Cañavate, Santa María del Campo o La Alberca y, por último invernar en el reino de Murcia. Las dehesas de los pueblos comarcanos eran de hecho exclusivo por algunos ganaderos que podían pagar el precio de sus hierbas. Así, Francisco de Astudillo gozaba en exclusividad las hierbas de las dehesas de La Muela Tébar y la Planta en Vara de Rey o la dehesa Grande en El Cañavate. En cuanto a la inmigración a la reino de Murcia, tierras más templadas se decía, la marcha del ganado se iniciaba para Todos los Santos. Los pastores y mayorales, si eran varias las manadas, eran hombres a soldada que conocían su oficio y servían a cualesquier amos, incluidos los advenedizos en esta actividad: el doctor Fernando de Vera o Miguel Sevillano encomendaban  a estos pastores los ganados recién comprados.

    Aunque los conflictos tenían su tradición de antaño, consideramos que el año 1613 marcó un punto de inflexión en los conflictos entre viticultores y ganaderos, los enfrentamientos continuarían en los años siguientes. Don Diego Torrente nos cita un pleito entre Francisco Castillo y Sebastián Moreno Palacios, al destruir los ganados del primero una viña del segundo y 250 olivos (1). Estos conflictos irían en aumento por la subida del precio de las yerbas que impidieron una secular trashumancia de los ganados sanclementinos hacia Alcaraz y Chinchilla, tal como conocemos por unas probanzas de 1530.

    No hemos de pensar en secular conflicto entre viticultores y ganaderos sino en la quiebra de un modelo donde el equilibrio entre ganados y viñas se rompe. Los grandes propietarios de San Clemente compartían la propiedad de ganados y viñas. Miguel de Perona poseía siete manadas de ganado ovejuno, a quinientas y seiscientas cabezas cada una, y treinta y cinco aranzadas de viñas con treinta mil vides. Este último dato lo que demuestra es una superpoblación de las viñas con muchas cepas por aranzada y el generalizado uso de los mugrones para la generación de nuevas cepas. A diferencia de los años ochenta y noventa, ahora en 1615, Miguel de Perona, por el alto precio de las hierbas, había abandonado la trashumancia hacia los puertos de Chinchilla y Alcaraz y en el seco año de 1613 había llevado sus ganados hasta las dehesas de Santa María del Campo, La Alberca, El Cañavate o Villaescusa de Haro, si bien sus ganados habían invadido las viñas, siendo sus pastores los que habían pagado las condenaciones por las denuncias. NO obstante, Miguel de Perona todavía mandaba a herbajar sus ganados al reino de Murcia, a tierras más templadas, que las frías de San Clemente. Miguel de Perona es uno de los ricos de San Clemente sin llegar a la hacienda que poseían los grandes ricos del pueblo: Castillo, Pacheco u Ortega. Caso similar es el de Francisco de Astudillo, aunque sin tradición ganadera hasta 1613, poseerá veinte aranzadas de viñas que duplicará con la plantación de nuevas viñas. Los grandes ganaderos como Miguel de Ortega solían ocultar la cuantía de sus ganados, muy numerosos, pero debían ser parejos a otras propiedades como las cuarenta aranzadas de majuelos que poseía.

    Los inicios de siglo vinieron acompañados de la compra de ganados por aquellos que habían hecho un poco de fortuna: Pedro Díaz de Cantos, un hombre humilde y honrado, había comprado  una manada de cuatrocientas ovejas a Francisco de Ávalos, como complemento a sus tres aranzadas de viñas, quizás aprovechando la necesidad de su vendedor ese año de 1613. Francisco de Astudillo aprovechará la crisis de 1613 para hacerse con la propiedad de varias manadas. No es la primera vez que tenía ganados, pero con astucia se hacía y deshacía de ellos, según viera en las ovejas ganancia o no. El doctor Fernando de Vera se hará con dos manadas de ganados en ese año también. Las compras de ganado se hacían para Sa Juan o San Pedro y San Pablo, y el hecho de que entre los vendedores estuvieran ganaderos con más solera nos lleva a pensar que ya adivinaban que venía un mal año. Pedro de Valenzuela tenía cuatro manadas de ganados y veinte aranzadas de viñas. Pedro de Valenzuela era un advenedizo en el pastoreo y había comenzado a adquirir manadas de ganado hacia mediados de la década de 1600, hasta poseer tres o cuatro manadas de quinientas o seiscientas ovejas. No solo eso, las viñas de Pedro de Valenzuela se iban rellenando, por la plantación de nuevas cepas, hasta cubrir esas veinte aranzadas con cerca de novecientas vides cada una. Pedro de Valenzuela era un ejemplo más de esa confianza que movió a los hombres, una vez pasada la peste de 1600 y la crisis de carestía de 1605. Como si volviéramos al año 1508, cuando los hombres sobrepuestos a las carestías y la peste iniciaron un proceso de desarrollo económico sin igual, pero ahora contextos y realidades habían cambiado: las nuevas viñas se plantaban sobre majuelos repletos de ellos; los ricos adquirían ganados que no encontraban el pasto en los pueblos y, en el caso de los advenedizos ganaderos, no estaban en condiciones de incorporar sus reses a la trashumancia hacia los pastos murcianos. Es cierto que en las décadas de 1610 y 1620, al igual que las tierras se superpoblaban de ganados, los pueblos se superpoblaban de hombres. La alimentación se convirtió en un problema: era necesaria más carne, más vino y más pan. En 1624, el corregidor ordena a las diecisiete villas del corregimiento de San Clemente que informen de las tierras no sembradas de cereal: las respuestas no se hacen esperar, esas tierras son marginales e improductivas o necesitarían de nuevos asentamientos poblacionales por ser los campos distantes de los pueblos.

    Los ganados sanclementinos no estaban destinados a la producción de lana, sino al abastecimiento de carnes de los pueblos más inmediatos. Bautista García Monteagudo se reconocía por abastecedor de carne de los pueblos de La Alberca, Santa María del Campo, Pinarejo o El Cañavate, que ponían a su disposición las dehesas carniceras. Pero, el mercado de carnes llegaba más allá. Veinte años después Francisco de Astudillo será condenado por contrabando de ganado con el reino de Aragón. EN 1615, el abastecimiento de las carnicerías de San Clemente estaba en manos de cuatro ganaderos medianos: Cristóbal Ángel, Sebastián Cantero, Pedro de Alfaro y Cristóbal Galindo. A los abastecedores se les cedía la llamada dehesa carnicera, pero la realidad es que esa dehesa estaba muy mermada pues un tercio de su interior estaba plantada de viñas de particulares que la invadían y que, como contraprestación, estaban obligados a dejar pastar y comerse las pámpanas, una vez alzado en fruto, es decir, acabada la vendimia.

    ACHGR. PROBANZA. EL FISCAL, CONTRA MIGUEL DE ORTEGA Y CONSORTES, VECINO DE SAN CLEMENTE, SOBRE LOS DAÑOS DE LOS GANADOS. C9533-001


    Don Diego Torrente Pérez: Documentos...Tomo I, p. 130

    Saturday, May 18, 2024

    FELIPE II EN SAN CLEMENTE

     CUANDO SAN CLEMENTE FUE NO SOLO LA PEQUEÑA CORTE MANCHEGA, SINO LA CORTE DE ESPAÑA y DEL REY FELIPE II

    Era el año 1586, un ocho de marzo y desde San Clemente se gobernó España. En San Clemente residía el último gobernador del marquesado de Villena, pues debía recibir ese día al rey de España, que desde el reino de Valencia volvía a El Escorial. El rey que había llegado a San Clemente era el rey Felipe II y durante su estancia se dedicó, junto a su secretario Juan Vázquez al papeleo pendiente. Este año de 1586, el rey había descansado en Valencia tras asistir a las cortes de Monzón, donde se juró como heredero a Felipe III, que llegaría a San Clemente junto a su padre.
    Don Diego Torrente rescató algunas actas del concejo de un mes antes que anunciaban la llegada del rey Felipe II y los preparativos asociados (limpieza del lugar y avituallamiento necesario), determinó el camino seguido (desde La Roda por Minaya, cuyo camino se aderezó), pero nos dejaba la duda sobre la permanencia del Rey Prudente en la villa. Antes de entrar en la villa, un cinco de marzo ya se disponía que en la casa de Andrés Luis (no olvidemos la existencia de una aldea llamada Casas de los Luises) el rey y su séquito descansarían y comerían antes de entrar en San Clemente. Para ello se preparó una enramada y tiendas para dar cobijo a las mesas de los comensales con viandas rociadas con vino clarete de Villanueva de Alcardete (el vino de San Clemente era por entonces peleón) y agua del pozo de doña Elvira, en Vara del Rey, y del que ya habían bebido agua sus bisabuelos los Reyes Católicos en 1488.

    Don Diego Torrente aventuraba la estancia en la villa entre el ocho de marzo y el catorce de marzo de 1586 y no falló, nos han quedado una docena de cédulas reales firmadas por el rey Felipe II en San Clemente el día 8 de marzo y refrendadas por su secretario Juan Vázquez, sobre asuntos menores de provisión de oficios en toda España y una de ellas sobre asunto más grave de rentas reales. San Clemente se convirtió por unos días en la Corte de España, pues el rey Prudente aprovechó para desatascar un papeleo inactivo desde su presencia en Gandía el 22 de febrero y la escritura de la próxima cédula real, dada en Aranjuez el 20 de marzo.
    La visita costó a la villa algo más de tres mil reales entre fiestas, toros, música, aderezo de comidas y calles y comidas, amén de aportaciones voluntarias y agasajos de aprovechadores de la oportunidad.
    ¿Qué nos queda de aquella visita? Nada de su constancia en los registros documentales de la villa, una docena de reales cédulas en Simancas, redactadas en San Clemente y con la firma del rey (registro de copias posteriores), el escudo de armas del rey sobre una leyenda epigráfica en el pósito de la villa inaugurado un año antes y la propia imagen del rey en el friso corrido de bajorrelieves del ayuntamiento, que se incorporaría con motivo de la erección de la torre. El Rey había pasado unos días antes por Albacete, pero prefirió establecer en San Clemente su provisional sede de Gobierno.


    Archivo General de Simancas, CCA,CED,157

    Todas las reacciones