El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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sábado, 17 de febrero de 2024

Pedro Mateos, hidalgo de Castillo de Garcimuñoz

 Pedro Mateos era vecino de Castillo de Garcimuñoz en 1520. Obtendría ejecutoria de hidalguía en octubre de 1520, en un momento álgido de las Comunidades. Era hijo de Mari Rodríguez y Diego Mateos, un vecino de Baeza, en la colación de Santa Cruz, y que su abuela era vecina de Beas de Segura. Del abuelo se había oído decir que era un hidalgo de Santisteban del Puerto. El abuelo era Pedro Mateos y la abuela, Mari Sánchez. El entorno familiar de los Mateos estaba en tierras de Jaén. De hecho, el padre Diego Mateos, de su lugar de nacimiento, Beas, se había ido a vivir a Baeza y luego a Andújar.

Era difícil saber quiénes eran hidalgos o no en Beas, pues era villa franca, aunque desde finales de siglo XV se había comenzado a diferenciar los hidalgos de los pecheros en los repartimientos de impuestos. El caso es que hemos de creer que Diego Mateos, el padre de Pedro, había caído en la indigencia y a su viuda se le habían cobrado impuestos para la guerra contra los moros de Granada, aunque después en 1508, con motivo del cobro de la moneda forera se había negado, como mujer de hijodalgo, a pagar y se le había dado la razón. El padre Diego se había significado en la guerra de Granada y la toma del castillo de Cambil, donde malherido había muerto. En la toma de Cambil en 1485 había intervenido el propio Fernando el Católico. Sería determinante para el reconocimiento de la hidalguía de los Mateos, la decisión de Diego de preferir morir junto a su rey en Cambil, que retirarse a Baeza para curar sus heridas. Diego había legado algo más para la familia: había conseguido de un juez comisario una sentencia de 17 de abril de 1478 por la que se le declaraba hidalgo y no debía pagar la contribución llamada de las doce monedas impuesta en la ciudad de Andújar para la guerra de Granada.

No sabemos la razón del asentamiento de Pedro Mateos en Castillo de Garcimuñoz

La Chancillería de Granada sentenciaría a favor la hidalguía de Pedro Mateos el 21 de noviembre de 1519. La ejecutoria sería de 23 de octubre de 1520

ACHGR, HIDALGUÍAS, sig, ant. 301-4-9

lunes, 25 de septiembre de 2023

LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE SEPTIEMBRE Y LOS CABALLÓN

 Nacer en Castillo de Garcimuñoz o proceder de allí no era buena carta de presentación y menos para pasar como cofrade a la cofradía de la Concepción y Natividad de San Clemente, con fama de solo admitir cristianos viejos. Tal tacha la tuvieron que soportar los hermanos Juan y Alonso Caballón cuando pidieron su ingreso en la mencionada cofradía el año 1556. Entonces, el provisor de la cofradía, Miguel Sánchez de los Herreros, y su mayordomo Juan de Oma recordaron a los dos hermanos que su ascendencia en el Castillo de Garcimuñoz era un mal principio para el ingreso y que debían demostrar con pruebas genealógicas que no estaban manchados de sangre infecta, es decir de judíos conversos. Aunque los Caballón se habían establecido en San Clemente con el abuelo, se recordó a los hermanos que eso no era suficiente y que presentarán sus ascendientes en el Castillo de Garcimuñoz. De la cofradía habían formado parte los de la Fuente y los Simón en los años treinta, pero ahora aparecían nuevos apellidos entre los que destacamos los Ángel, con gran proyección futura como oficiales del Santo Oficio. El cabildo de la cofradía, también llamada de Nuestra Señora de Septiembre, pues el ocho de septiembre se tenía por el día de nacimiento de la Virgen, decidió mandar al Castillo a indagar a un cofrade llamado Benito López del Campillo, otro apellido que en fundaciones religiosas dará que hablar en el futuro. La realidad era que la rancia cofradía de cristianos viejos ya presentaba dudas sobre la naturaleza limpia de sus miembros. Si bien es verdad que a Campillo le acompañó en su viaje un Cristóbal de Villanueva y un Juan de Olivares, ambos cofrades, pero el segundo con apellido sospechoso al igual que el escribano del cabildo Juan de Robres. Se apelaba a los fundadores de la cofradía y sus exigencias de calidades requeridas a sus miembros, pero a continuación se reconocía que la cofradía era presa de parcialidades, diferencias y confusiones en deservicio de Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre.

La cofradía estaba deviniendo en un escaparate de representación social: el rico Francisco García era cofrade y Francisco Rosillo también. Es más, las ordenanzas se había cambiado con la excusa de ser más vigilantes en el ingreso de sus miembros, pero la realidad era otra. Las ordenanzas viejas es cierto que eran exigentes con la naturaleza de cristiano viejo, pero la cofradía, muy antigua, venía de cuando todos se conocía; ahora se habían implantado unos estatutos de limpieza de sangre, aunque con dinero todo se compraba, incluso las probanzas para el ingreso. Los sanclementinos recordaban cómo antiguamente podían pasar a la cofradía cualquier cristiano viejo, rico o pobre, solo debía dar una limosna según las posibilidades de cada cual; ahora, se exigían diez ducados por la entrada. El caso es que el cabildo de los cofrades decidió negar la entrada a los hermanos Caballón, por los inconvenientes que para la cofradía suponían sus calidades. La entrada también se vetaba a sus primos Juan Ramírez de Caballón y Diego de Caballón y constituía una exclusión de hecho de la buena sociedad sanclementino que había llegado al pueblo con el abuelo Gonzalo y sus dos hijos Juan y Diego, confirmada años después en expediente inquisitorial que situaba a un Caballón en el margen superior derecho del árbol genealógico de los Origüela. La cofradía determinaría la exclusión de la familia Caballón de la cofradía, que recurrieron la decisión a la Chancillería de Granada, donde sería de nuevo rechazada su solicitud. 

La mencionada cofradía tenía el nombre oficial de cofradía de la Natividad de Nuestra Señora Santa María, aunque era conocida popularmente como de Nuestra Señora de Septiembre en alusión a la festividad del ocho de septiembre, fecha que se tenía por el nacimiento de la virgen María y que era posterior en el tiempo, nueve meses, al día en el que la virgen había sido concebida, el ocho de diciembre. Por esta razón, la cofradía también era conocida como cofradía de la Natividad y de la Concepción. No lo sabemos, pero apostamos que el arraigo que el dogma de la Inmaculada Concepción en la villa de San Clemente tanto a esta cofradía como a la influencia del franciscanismo. La cofradía tenía su sede en la ermita de Nuestra Señora de Septiembre, luego colegio de jesuitas y actualmente llamado Teatro Viejo. Es más, la ermita daba nombre a la calle que hoy conocemos como Rafael López de Haro. Su organización interna estaba provista de un prioste, dos provisores, dos mayordomos, un escribano y el resto de cofrades. La cofradía se había dotada de unas ordenanzas antiguas, desde tiempo inmemorial se decía, aunque creemos que no irían más allá de la segunda mitad del siglo XV, si bien a mediados del siglo XVI se habían renovado en unas ordenanzas nuevas, más celosas de la preservación de los estatutos de limpieza de sangre. La exigencia a sus miembros de ser cristianos viejos, ahora venían especificadas con la mención a estar "limpios de toda raza y mácula de judíos y moros". De hecho, a los nuevos miembros se les exigía una probanza de testigos que, aparte de esa otra que los aspirantes pudieran aportar, era realizada por cofrades de la propia cofradía. Además de limpieza de sangre se les pedía no estar reconciliados por el Santo Oficio de la Inquisición, aunque la realidad era que las enemistades hacían que la simple sospecha era causa de rechazo del ingreso en la cofradía. En el caso de los hermanos Juan y Alonso Caballón de poco les valió que el hermano de su abuelo Gonzalo, Gabriel de Caballón hubiera sido contador de los Reyes Católicos o que los Caballones desempeñaron puestos de regidores y alcaldes en Castillo de Garcimuñoz desde 1400, pues pudieron más las acusaciones de judaísmo vertidas contra una familia procedente de Castillo de Garcimuñoz. 

Entre los nombres que se citaban desde finales del siglo XV como alcaldes de Castillo de Garcimuñoz se citaban a Alonso González de Caballón, Andrés González de Caballón, Francisco de Caballón el viejo y Juan Vázquez de Caballón. Los Los testigos favorables a los Caballón en Castillo de Garcimuñoz iban más allá de declarar su condición de cristianos viejos, además recalcaban que ninguno había sido reconciliado por el Santo Oficio y, añadían, no se conocían quemados por el Santo Oficio, condena esta última que tampoco se les había preguntado en el interrogatorio, pero no debemos olvidar que a la entrada de la iglesia de San Juan Bautista de Garcimuñoz había varios sambenitos colgados, algunos de ellos con unas llamas dibujadas. Al parecer, en Pinarejo, los Caballones tenían su hacienda; destaca el testimonio de un labrador de Pinarejo, Francisco Parrilla, que se desdecía en alabanzas hacia Alonso González Caballón.

y el dicho Alonso González de Caballón iba a vivir a una heredad  que tenía en el Pinarejo y allí era persona muy estimada y que no entendía sino en hacer paces e limosnas a pobres y huérfanos y cuando se volvió a vivir a esta villa todos los del Pinarejo lo echaron de menos porque casó dos o tres huérfanas e les daba viñas e dineros

La figura principal de los Caballones era Gabriel Caballón, contador del rey Fernando el Católico. A la altura de 1550 todavía había en Castillo de Garcimuñoz unas casas principales conocidas como las casas del contador Caballón. Como en estos casos, los testigos unos tenían más memoria que otros. Un labrador de Barchín recordaba como su abuelo le había dicho que los Caballones era cabeza de uno de los bandos con un pariente del marqués de Villena, llamado Juan de Valencia Téllez Girón. El propio marqués don Diego López Pacheco había hecho llamar a Andrés y Alonso González de Caballón para que fueran a recibir en Toledo a Felipe el Hermoso cuando llegó a España. Pleitesía que obligó a muchos servidores del marqués a endeudarse y vender parte de su hacienda, pues se les debió obligar a vestirse con los mejores trajes, que eran ajenos a la existencia de estos hombres. En los Caballones se reconocían letrados y clérigos, gente ajena a bajas condiciones, que a la altura de 1550 vivían de las rentas, aunque se reconocía que habían perdido el espíritu militar de sus antepasados. No obstante, se sabía de un Diego Vázquez de Caballón que había participado como alférez en la toma de Orán de 1509.

De la genealogía de la Real Academia de la Historia, el origen de los Caballón se inicia con Juan Vázquez de Caballón y su mujer Inés Méndez de Arboleda, para centrarse en la descendencia de uno de los hijos Alonso, y regodearse con la sucesión luego en la villa de Moya o de su nieto Juan de Caballón, conquistador de Costa Rica, apenas si se cita al otro hijo el contador Gabriel y se ignora completamente a Gonzalo, el que llega después de la guerra del Marquesado a San Clemente, pero su vida en medio de miserias es más entretenida que la de conquistadores y servidores de marqueses. De la antigüedad de los Caballones daba fe la documentación de Castillo de Garcimuñoz:

del archivo del cabildo de la dicha villa de Castillo de Garcimuñoz parece por ciertos autos de las escrituras que en treynta días del mes de junio de mill e quatrocientos y diezisiete que Juan Fernández de Caballón e Francisco Fernández de Olivares e otros sus compañeros como regidores de la dicha villa proveyan ciertos autos tocantes a la buenna gobernación e asymismo los dichos los dichos Juan Fernández Caballón y sus compañeros como tales regidores de la dicha villa en veynte e cinco días del mes de julio del dicho año de mill e quatrocientos y diezisiete proveyeron otro auto como tales regidores de la dicha villa sobre cierta hordenança y por otro auto del ayuntamiento fecho en la dicha villa de Castillo de Garcimuñoz en quinze de agosto de mill e quatrocientos y treynta e quatro parece que Juan Díaz de Caballón como alcalde ordinario de la dicha villa y los regidores della se juntaron en su cabildo en ayuntamiento e hicieron cierto repartimiento para los gastos e nescesidades de la dicha villa


El 27 de febrero de 1563 la Chancillería de Granada declaraba limpios a los primos hermanos Caballón, permitiendo su ingreso en la cofradía de Nuestra Señora de Natividad de Santa María


Probanza 1556

Jorge de la Pastora, Castillo de Garcimuñoz, 75 años

Francisco Parrilla, labrador de Pinarejo, 70 años

Cristóbal de Honrubia, labrador de Castillo de Garcimuñoz, 80 años

Pascual Gutiérrez, labrador de El Cañavate, 85 años

Miguel de Gil Gómez, vecino de Barchín, 77 años

Andrés de Buenache, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 75 años

Alonso de Villanueva, morador en El Pinarejo, 84 años

Miguel Sánchez Requena, labrador de Pinarejo, 75 años

Hernán Vázquez de Haro, 51 años, de San Clemente

Gonzalo de Zaragoza, 80 años, de San Clemente


ACHGR, PLITOS, C 4555-16

lunes, 3 de julio de 2023

REGATONES Y PAÑOS

 En nuestro libro de "La Edad de Oro de la Mancha conquense" ya apuntamos la existencia de una industria pañera en los pueblos del sur de Cuenca, dedicada a la fabricación de paños bastos en el mundo rural. Caso conocido es el de Iniesta o la dedicación de la mayoría de los vecinos de Buenache de Alarcón a este oficio.


Por un tratante de Castillo de Garcimuñoz sabemos algo más de esta industria y la inserción del mundo campesino en las redes comerciales de ferias y portugueses. Tratantes como Miguel Muñoz adelantaban la materia prima, la lana, a los campesinos, en especial mujeres, y el dinero para un trabajo manual que al cabo de tres meses daba sus frutos. Nuestro tratante recogía los paños acabados y los ofrecía a los portugueses que andaban por la comarca para su venta en las ferias. Este comercio fue denunciado por el obispado por usurario y lucrativo. Miguel Muñoz tenía como zona de influencia Castillo de Garcimuñoz, La Parrilla, Belmontejo, Altarejos y otros pueblos de la comarca.

"Que dando quatro arrobas y media de lana que ay arto para hacer un paño y dándoles seis ducados para el obraje de manos se obligan a dar un paño dentro de tres meses para embiarlo a las ferias o venderlo a los portugueses que andan por aquella tierra y en defecto de no dar el dicho paño se obligan a un precio moderado líquido en que le puedan exequtar la forma de este contrato usada y guardada en aquella comarca de mucho tiempo a esta parte... en defecto de no dar el dicho paño han de dar a siete reales por vara que es el precio moderado que se venden los dichos paños por entonces en aquella tierra"

BNE, Mss, 12023. Alegación de Miguel Muñoz de Campuzano, vecino del Castillo de Garcimuñoz, en el pleito que contra él trata el fiscal del Obispado [de Cuenca] (h. 19-22v)

sábado, 24 de junio de 2023

Los Castillo de Huete

 Leonardo del Castillo, vecino de Huete, era de familia de escribanos. Era hijo reconocido, que no natural, de Catalina Rodríguez y del bachiller Martín del Castillo, que llegaría a ser teniente de corregidor en la ciudad de Cuenca (alcalde mayor en su condición de letrado), así como alcalde mayor en Segovia y Murcia. El abuelo era Fernán González del Castillo, escribano de Huete, que había casado con Teresa González. Además de Martín, el matrimonio había tenido tres hijos; uno de ellos, Álvaro era escribano en Huete, y otro Rodrigo del Castillo, procesado por la Inquisición. El bisabuelo era Alvar González. La familia vivía en la cuadrilla de Atienza. EL abuelo Fernán González del Castillo tenía por hermano a Alonso del Castillo, que, a su vez, tenía dos hijos, el licenciado Juan del Castillo y Álvaro del Castillo.

El bachiller Martin, en su periodo de teniente corregidor de Cuenca, durante cinco años, había tenido un lío de faldas con una "moza fermosa", de la que se nos oculta el nombre y que se decía "que la avía avido donzella", pero que todos tenían por la madre de Leonardo del Castillo. El nombre de la moza será desvelado por Rodrigo del Castillo, un vecino del barrio de la Trinidad de Huete: Catalina de Aragón. El escándalo del amancebamiento del teniente de corregidor había llegado hasta la ciudad de Huete, obligando a sus hermanos a buscarle mujer, Catalina Rodríguez, hermana de Alonso Fernández de Parada, para acabar con las habladurías. El niño Leonardo no llegaría al nuevo hogar, donde se decía que ni el bachiller Martín ni su esposa Catalina cohabitaban de hecho, pues Martín seguía con su manceba en Cuenca y el niño en casa de su abuela putativa que acogía también a su madre adoptiva y al morir en casa de su tío el escribano Álvaro, aunque otras fuentes decían que se crio desde el principio con su tío. Algún testigo, sin embargo, refería que los amores de Catalina y Martín habían empezado en Huete, en la casa de su madre Teresa González, antes que Martín se fuera a Cuenca como teniente de corregidor, donde se llevó a su manceba con el niño. En Cuenca y en el cargo del oficio de teniente de corregidor moriría Martín del Castillo. El niño Leonardo sería recogido por su tío Álvaro con cuatro años.

El expediente, aparte que creemos que pueda ocultar orígenes conversos de la familia, es interesante por mostrarnos el régimen de gobierno de la villa de Huete en el siglo XV  : "veya ser costunbre en la dicha çibdad (de Huete) que en cada un año el conçejo, justiçia e rregimiento de la dicha çibdad elegían nueve rregidores, los seys de parte de caualleros e escuderos que heran los hidalgos e caualleros de la dicha çibdad e los tres de parte de los omes llanos pecheros e asymismo elegían veynte personas que llamauan los veyntes para que estos juntamente con la justiçia e rregidores entendieran en la governaçión de la çibdad". Los testigos nos describen el gobierno de Huete en disputas entre dos bandos en el siglo XV: los favorables a Lope Vázquez de Acuña y los favorables a Gutierre de Sandoval, entre los que se encontraban los hermanos Hernán González del Castillo y su hermano Alonso. Huete estaba dividida en cuadrillas: la de la Trinidad, la de San Pedro, la Santa María de Atienza, la de San Miguel, la de San Nicolás de Almazán, la de Santa María de Castejón... al frente de cada una de ellas había un jurado. La elección de oficios en Huete tenía lugar el postrero día de octubre, y se nos describe así por Alonso Gutierrez de Moya: "avía seydo costunbre rrepartirse los ofiçios del conçejo della entre caualleros e escuderos e los omes buenos pecheros porque el postrer día de otubre de cada año entravan en el conçejo de la dicha çibdad diez hidalgos e diez de los omes buenos pecheros e otros seys hidalgos e tres pecheros que nonbraban los veynte por rregidores de la tierra"

"e que el dicho Gutierre de Sandoval hera en seruiçio del señor rrey don Juan e después del señor rrey don Enrique porque tenía en guarda la dicha çibdad por sus altezas e el dicho Lope Vázquez de Acuña la quería usurpar".

Hemos dicho origen converso, y es que la ascendencia de la familia nos llevaba hasta Castillo de Garcimuñoz, tal como reconocía un testigo: "que el dicho Hernán Gonçalez del Castillo era hidalgo e que su padre Alvar Gonçález asimismo avya seydo fidalgo e avya estado en aquella posesyón en Huete donde avya vivido e que el dicho Alvar Gonçález avya venido de Rrequena de donde era a vivir al Castillo de Garçimuñoz sobre çiertos bandos e desconçiertos que tenían en Rrequena e que del dicho Castillo de Garçimuñoz se pasara a vivir a Huete". Creemos que se está describiendo momentos de la primera mitad del siglo XV y que nos llevan el apellido a estar relacionado con el doctor Pedro González del Castillo y su hermano el corregidor Hernán. El origen de estos González se quería ver en Requena.


Leonardo del Castillo conseguiría sejecutoria de hidalguía el 22 de mayo de 1523

domingo, 20 de noviembre de 2022

ISABEL DE PEDROLA

 La herencia del comendador Tristán Ruiz de Molina y su mujer Catalina Suárez fue disputada por su hija Isabel de Pedrola y su nieto Sancho Sánchez de Pedrola. El pleito comienza en enero de 1533

Isabel de Pedrola estaba casado con Rodrigo Pacheco, hijo de Diego Pacheco, alcaide de Belmonte, y María Castillo, hijo de Hernando del Castillo, era su segunda mujer, pues, antes, Rodrigo había estado casado con la hija del arcediano Gómez Ballo. El matrimonio entre Rodrigo e Isabel duró poco, por falta de herederos y por desavenencias, dados los amores de Rodrigo con una tal "muñoza". A la altura de 1526, el matrimonio estaba dirimiendo sus diferencias ante la justicia en lo que debía ser una anulación de hecho.

Cuando muere Tristán Ruiz de Molina (su mujer lo había hecho unos años antes), Isabel de Pedrola se niega a reconocer el testamento paterno que es bastante gracioso con el nieto Sancho Sánchez de Avilés, al que se reconoce el quinto de los bienes, y con sus criados Alonso de Belmonte (y luego su hija María de Mendoza) y Hernando de Avilés, a los que deja sustanciosas cantidades de maravedíes. Isabel como heredera universal se resiste a dividir la herencia familiar entre su sobrino, hijo de hermano bastardo, y los dos criados de origen converso. Sus oponentes acusaban a Isabel de Pedrola de esconder bienes muebles y joyas de oro y plata que en el testamento había correspondido a Sancho Sánchez de Pedrola.

Agustín de Pedrola, que se dice Sancho Sánchez de Pedrola, nieto de Tristán Ruiz de Molina y Catalina Suárez 

El pleito, que todavía seguía en 1544, se sustanciaría a favor de Isabel de Pedrola.

Catalina Suárez es hija de María de Alcaraz. El testamento de Catalina Suárez es de 23 de septiembre de 1528 y el testamento del comendador Tristán Ruiz de Molina de 14 de marzo de 1532, dejaban el quinto de sus bienes a Agustín de Pedrola (llamado Sancho Sánchez de Pedrola), criado y paje del marqués de Escalona

Bienes que, en un principio correspondieron a Sancho Sanchez de Pedrola, en sentencia conta Isabel de Pedrola, y correspondientes a bienes de su madre Catalina Suárez, heredados de la madre de esta (total 250000 maravedíes):

  • 160000 mrs. que se le dieron en casamiento a Catalina Suárez y llevó en dote, correspondiente al valor de la dehesa de los Palacios
  • 10000 maravedíes que doña Catalina fue mejorada en el testamento de su madre
  • 7000 maravedíes en plata que Catalina heredó de su madre en plata
  • 70000 maravedíes de su madre en joyas
  • Una viña, en los Llanos, término de Castillo de Garcimuñoz, 3000 mrs.
Catalina Suárez había llevado al matrimonio con Tristán Ruiz Molina
  • Dehesa de la Nava de los Aragoneses en Moya
  • Un solar que "está do San Juan que confina con San Lorencio"
  • Un brial de terciopelo carmesí valorado en 15000 maravedíes
  • Un brial de florentín verde con guarnición muy ancha de terciopelo, 4000 mrs.
  • Una sarta grande de granos de oro con grecas de aljófar, 10000 maravedíes. Sería enterrada con ella
  • Una alfombra de 3000 maravedíes
  • 70000 maravedíes en joyas
Bienes del comendador Tristán Ruiz de Molina
  • Casas principales en la plaza del Castillo: 101500 mrs y una cueva en los bajillos. Otras casas eran de la abuela María de Alcaraz, al lado de la ermita de San Lorenzo y Alonso Sánchez de Olivares con una huerta aneja, que se cerca con paredes altas; su valor 25000 mrs.
  • Dehesa de los Palacios y el Cuarto (es la de cuarta parte de la Nava de los Aragoneses que compra por 160000 mrs el comendador), por un valor 547633 mrs. que renta cerca de veinte mil maravedíes anuales. Sita en Moya, para la parte correspondiente al marqués de Moya
  • 3400 maravedíes de su escribanía
  • 17000 maravedíes de la renta de la yerba del año 1532 por cobrar
  • 9000 mrs. de la merced de los 18000 mrs. en cada un año
  • 8000 mrs. de la renta del pan y agua que se da a los comendadores del año 1532
  • 290 fanegas de trigo en Valtablado y 90 de camuña en el mismo lugar.
  • Un cebadal encima de la puerta de los Canales, cuatro ducados
  • Una viña en los Llanos
  • 1020 mrs. de un rentero en Valtablado
  • 916 mrs. de cierto ganado
  • 30192 mrs. de 296 fanegas de trigo
  • 2187 mrs. de 42 fanegas y diez celemines de centeno y cebada
  • Bienes muebles por valor de 36000 mrs, incluido el esclavo Antón que se tasó en 6000 mrs.
La herencia del comendador se valoró en 785547 mrs (254500 mrs corresponden a su esposa Catalina)

Bienes pertenecientes a la abuela María de Alcaraz: dehesa de la Nava de los Aragoneses en Moya
  • En el momento del morir en El Castillo de Garcimuñoz, María de Alcaraz dejó 8000 maravedíes de renta de la mencionada dehesa; previamente había dejado otros siete mil maravedíes de renta entre sus tres hijas: La mencionada Catalina Suárez, casada con el comendador Tristán Ruiz (2000 mrs.); la mujer de Diego Ruiz (2000 mrs), la mujer de Diego Cherino (2000 mrs) y mil mrs. más para una nieta de este último matrimonio. Los ocho mil maravedíes de renta anual de la abuela acabarían en Catalina Suárez como dote de casamiento, acrecentados en otros 160000 mrs.
Bienes cedidos por el comendador Tristán Ruiz de Molina en vida a su nieto Agustín de Pedrola, llamado Sancho Sánchez de Pedrola, en el momento que estaba como paje del marqués de Villena en su castillo de Escalona
  • Un caballo castaño
  • Corazas de brocado
  • Jaez de caballo
  • Caparazón de terciopelo negro
  • Tres pares de vestido, los unos de velarte guarnecidos de terciopelo negro, los otros de frisado, y los otros pardos
  • Un capuz valenciano con un capuz ancho de terciopelo
  • Armas de mallas y de otro tipo
Bienes cedidos en dote a Isabel de Pedrola por su padre Tristán Ruiz de Molina, con motivo del casamiento
  • La tercera parte de la dehesa que se llama cuarto de los Palacios en la Nava de los Aragoneses, con sus 2000 mrs. de renta anual, que están empeñados por su marido Rodrigo Pacheco por un censo de 47000 mrs.
Bienes dados por Andrés Jiménez a su hijo Tristán Ruiz de Molina cuando se casó con Catalina Suárez (año 1489?)
  • Un cofre, dos camisas, una cofia y un estuche 12500 mrs.
  • Una cadena, de cincuenta doblas, 17000 mrs
  • Unas manillas, que con otras que le dio Gonzalo Olivares (su suegro?), 3750 mrs.
  • Nueve varas de raso leonado para un brial, 4500 mrs.
  • 25 varas de terciopelo negro, 20700 mrs.
  • Una vara para un jubón, 1700 mrs.
  • Dos varas de terciopelo negro y 54 varas de damasco, 4625 mrs.
  • 4 varas de contray, 2480 mrs.
  • 10 varas de perpignan, 3300 mrs.
  • Dos forros para dos monjiles, 1500 mrs.
  • 28 varas de lienzo para dos briales, 700 mrs.
  • Tres pares de chapines, 450 mrs.
  • Tres pares de calzas de paño morado, 1500 mrs.
  • 10000 mrs. de mejora
  • Plata, 4150 mrs.
  • De deudas, 3000 mrs.
  • "Hubo este año de 83 de los de la Parrilla, 7000 mrs."
  • De los portadgos, 3000 mrs.
Desarrollo de los hechos

Hemos dicho que los conventos sanclementinos nacen entre discordias y disputas, por aquello de que Dios escribe con los renglones torcidos. El convento de clarisas surgió en 1523 del legado de un comerciante zamorano, Martín Ruiz de Villamediana, y el impulso de unas beatas, la Melchora y las toledanas, que se resistieron a someterse no se sabe bien si a orden monástica o a la monja que desde Villanueva de los Infantes se había desplazado a San Clemente para meterlas en vereda.
El caso es que entre tanta disputa la obra franciscana sanclementina andaba camino de la ruina y la desaparición, Hasta que llegó, en esas, Isabel de Pedrola. Sus padres, el comendador Tristán Ruiz de Molina y Catalina Suárez, le habían buscado un buen matrimonio, con Rodrigo Pacheco, dueño de la mitad de El Cañavate, hijo del alcaide de Belmonte y de María del Castillo, hija del alcaide de Alarcón. El matrimonio prometía y anunciaba un nuevo poder señorial en la zona, pero hemos de presuponer que el dicho Rodrigo era impotente, Ya había fracasado en su primer matrimonio con la hija del arcediano Gómez de Ballo, y ahora a la altura de 1526, de nuevo fracasó en su segundo matrimonio con Isabel de Pedrola. El matrimonio ni se hablaba ni cohabitaba: Rodrigo Pacheco andaba de flirteos con la muñoza o, es de temer, haciendo el primo entre los tejemanejes de esta moza y el señor de Buenache, e Isabel de Pedrola, que poco se asemeja a la imagen transmitida de beata y religiosa, en Granada, intentando quedarse con la herencia íntegra de su padre.
El padre de Isabel, el comendador Tristán, pasaba sus últimos días en Castillo de Garcimuñoz, viendo como sus proyectos familiares de futuro, que ya había diseñado su padre Andrés Jiménez, se venían abajo. Cuando en 1532 muere, su alma atormentada solo busca el descanso en la capilla familiar de Jesús, en la iglesia de San Juan Bautista. Nos tememos al comendador Tristán como hombre solitario en su hora final, se acuerda de sus criados y de su esclava, a los que deja un buen pellizco de la fortuna, para desazón de su hija Isabel de Pedrola. Aunque lo que molesta a Isabel es que un quinto de la fortuna familiar quedará para un sobrino suyo, llamado Agustín de Pedrola, aunque este prefiere llamarse Sancho. Francisco del Castillo, alcaide de Castillo de Garcimuñoz, alababa a estos criados: el servicio doméstico de María de Mendoza, el servicio como pajes y escuderos de Alonso de Belmonte y Hernando de Avilés, que criaban potros que costaban cinco mil maravedíes y que luego vendían por 35000 al marqués de Villena. Julián se convirtió en fiel servidor de sus señores en los momentos finales, llevando a cuestas al comendador cuando la enfermedad le acosaba y provocaba un mal hedor.
Agustín, o Sancho es hijo de Sancho Sánchez de Pedrola, el hijo fallecido de Tristán y Catalina. Hay otra hermana de Isabel, llamada Francisca. Francisca ha pasado desde joven al monasterio de comendadoras de Granada, fundado por Isabel la Católica, para colocar a las hijas de los caballeros de Santiago.
El abuelo, y la abuela, que falleció un poco antes, se acordaron del nieto Agustín. Demasiado, en opinión de Isabel de Pedrola, que no estaba dispuesta a renunciar el quinto de los bienes de sus padres. Esta Isabel de Pedrola debía ser una mujer de armas tomar, se quedó con la herencia de la esclava y de los criados de su padre y, luego, desplumaría a su sobrino. Para 1545, ya había acabado con ellos. Ahora nos falta saber qué pasó después y cómo la herencia de Tristán Ruiz de Molina acabó en la construcción del convento de clarisas de San Clemente



 personas más
La primera en sufrir la ira de Isabel de Pedrola fue la esclava María Suárez, ahora horra, que vio como salía en subasta las sartenes, asadores, manta y alfombra, que había recibido en herencia. Los bienes acabaron en manos de Isabel de Pedrola, lógicamente.

Los enemigos de Isabel alegaron que, por ser mujer, debía obtener licencia de su marido para actuar en pleitos. Pero todos reconocían que el matrimonio no hacía vida maridable y daban por hecho que doña Isabel de Pedrola se iba a defender por sí misma. No tenía Isabel muchos cargos de conciencia y se apresuró a pedir que los gastos de los entierros de su padre y madre se pagaran del quinto recibido por su sobrino. 

Entre los enemigos de Isabel de Pedrola se encontraban Pedro Piñán, Francisco del Castillo, alcaide de la fortaleza, o Luis de Arboleda.  Aunque quien más sabía del comendador era Juana la serrana que le había servido como criada, recordaba que Hernando de Avilés había pasado al servicio del comendador el año de la muerte de doña Ana de Cabrera, mujer de Alonso Sánchez de Olivares, o que Julianico lo había hecho el año de la mortandad (1523?), cuando la familia se había desplazado a la hoya de Valera. Isabel de Pedrola se negó a dar los dineros cedidos por su padre a sus criados, con la excusa que los había mantenido en vida y justificaciones peregrinas. Así, Julián o María de Mendoza habían cuidado al comendador en los tres últimos años de su vida, enfermo, pero Isabel decía que la tal María a veces se iba a casa de sus padres durante quince o veinte días o iba cuando quería a San Cristóbal y Nuestra Señora de la Concepción a escuchar misa. En el caso de Hernando de Avilés, decía que su manutención había costado cien ducados al comendador

Había otros problemas, la cesión testamentaria a Isabel de Pedrola del cuarto de la dehesa que dicen de los Aragoneses, quedaría anulada "si vos la dicha doña Isabel de Pidrola mi hija entraredes en rreligión e allí hizieredes profesión" (seis de noviembre de 1510, carta de legación de Catalina Suárez a favor de su hija Isabel de Pedrola, ante el escribano Diego de Peñafiel), 

Uno de los testimonios más fieles es el de Inés Jiménez de Pedrola, hermana del comendador Tristán, y casada con Pedro de Ayala. Tristán y Catalina habían tenido tres hijos: Sancho, Francisca e Isabel. Sancho Sánchez de Pedrola había fallecido en Italia, en la batalla de Rávena, el 11 de abril de 1512; diez años después había fallecido Francisca, monja en las comendadoras de Granada.




Testigos favorables a Isabel de Pedrola en 1533

Gonzalo Sánchez de Inestrosa, prior de Belmonte, arcipreste de Alarcón y canónigo de Cuenca. 75 años
Jerónimo de Inestrosa, 43 años
Inés Jiménez de Pedrola, mujer de Pedro de Ayala, 70 años, hermana del comendador
Luis de Arboleda, 45 años
Garci Hernández de Alcaraz, clérigo, 67 años, primo hermano de Isabel de Pedrola
Juan de Peralta, 57 años
Hernando de Pedrola, 40 años
Catalina de Ayora, mujer de Cañizares, 50 años

Testamento de Tristán Ruiz de Molina, 

Son dos los comendadores de la orden de Santiago que las Relaciones Topográficas declaran como vecinos de Castillo de Garcimuñoz. Uno de ellos es Tristán Ruiz de Molina, que otorgará su testamento un miércoles once de septiembre de 1532 y se protocolizará un lunes 16 de septiembre de 1532.
Su testamento, más allá de las últimas voluntades, es la de un hombre atormentado en su hora final. Son cláusulas quizás normales y reiterativas, pero expresadas con un lenguaje y sentimiento propio.
El hombre caído por el pecado original de Adán y condenado a la muerte: "acatando que después del pecado de nuestros primeros padres todo hombre es obligado a la muerte y ninguno se puede escapar como no ay cosa más çierta que la muerte ni más ynçierta que la ora della"
La futilidad de la vida temporal: "El tienpo en el que el cuerpo apartado del ánima podra obrar cosa alguna que meritoria sea"
La más común intercesión como abogada de la virgen ante su hijo Jesucristo.
Jesucristo como redentor por su sacrificio y dar su sangre en la Cruz y al que se encomienda para salvar el alma de un hombre que se tiene por sí mismo como un pecador irremediable y condenado de antemano, más allá de sus actos aquí en la tierra, en una visión profundamente pesimista de la naturaleza humana: "mis grandes pecados e defetos que en mi ay, por lo quales a su Majestad ofendí como hijo desobidiente quiera conmigo usar de sus acostunbradas misericordia y piedad coo hizo con Santa María Madalena a la que remitió todos sus pecados"
Referencia a la virgen, como inmaculada y ejemplo de salvación: encomiendo mi ánima a la gloriosa virgen sin manzilla su gloriosa madre a la qual yo sienpre tuve e agora con mayor ervor de devicón tengo por espeçial señora y abogada".
Búsqueda de protección de la virgen: "quiera rresçibir mi ánima quando de mi cuerpo saliere so la sonbra de sus alas"
Temor por el juicio final: "delante del trono e acatamiento de su preçioso hijo"
Búsqueda, como hombre indigno, de la intercesión del apóstol Santiago y de los padres de la Iglesia: a los doctores San Agustín y San Agustín, luz y decano de la Iglesia, al padre devoto San Francisco y al arcángel San Miguel.
Persistencia de fórmulas medievales: "y no me dexe más estar en este valle de lágrimas y tiniebras". Pero de nuevo, imagen pesimista del hombre: "su siervo sin provecho"

Disposiciones

Manda ser enterrado en la capilla fundada por el padre de su esposa, Andrés Jiménez, capilla llamada de Jesús, en la iglesia de San Juan Bautista.
Las consabidas misas y otras con monjes de San Agustín
Memoria perpetua en su capilla, 1300 maravedíes de censo sobre las casas en las que vive y 26000 mrs. más para pago del cabildo de clérigos de San Juan por las misas que han de decir
Manda dar a la fábrica de la iglesia de San Juan un real, y a los otros santuarios, un cuartillo de plata a cada uno.
A Mari Juárez (o Suárez), que le ha servido durante cuarenta años y a la que hace horra, ante el escribano Gregorio de Origuela, una cama de ropa, y tres mil maravedíes a sumar a los otros tres mil maravedíes dados con motivo de su libertad. Y treinta fanegas de trigo en Valtablado, Además, por un codicilo recibe una manta valencia y una alfombra
A un pastor de la Almarcha, que ahora vive en Valera de Yuso, 400 mrs. por las fallas que hizo
Para su hija y de su mujer, llamada Francisca, que la reina Católica mando recibir en el monasterio de Santiago de la Madre de Dios con otras comendadoras, 60000 mrs. para la dicha casa. Dicho convento fue fundado en 1501 por Isabel la Católica con los bienes de la madre de Boabdil, para recibir a las hijas de los comendadores de la orden de Santiago
A su criado Alonso de Belmonte, quince mil maravedíes, que ya le prometió con motivo de su desposorio y no se le pidan cuentas como mayordomo de su hacienda
A su criado Hernando de Avilés, quince mil maravedíes
A su criada, María, hija de Pedro de Moraga, vecina de Valtablado, 4000 mrs, para su ayuda y casamiento
Se paguen a Pedro de Tamayo, 5000 mrs. que le prestó
A Pedro de Mendoza lo que se le debiere, pues ha tenido algún tiempo su persona y bienes
A su criado Julianico, hijo de Gonzalo de Belmonte, 10000 mrs.
A Juan de Cotillas, dos mil maravedíes
Encomienda a su hija isabel de Perola a su sobrino Pedrola y sus hijos
A María de Mendoza, hija de Alonso de Belmonte, 10000 mrs.
Deja como heredera universal de todos sus bienes a Isabel de Pedrola
Como cabezaleros testamentarios: Isabel de Pedrola, al clérigo Alonso de Araque
Testigos: Pedro de Piñán, el bachiller Pallarés, Juan Alvarez de Herriega, Juan del Pozo el mozo, Francisco del Castillo tejedor, vecinos del Castillo. Escribano, Gonzalo de la Rambla

Testamento de Catalina Suárez de 22 de mayo de 1514

"En el nombre de dios padre hijo e espíritu santo tres personas un solo dios verdadero y de la bienaventurada virgen María por quanto el derecho y buena rrazón todo buen cristiano y fiel es tenido de hazer conosçimiento a su Dios trino e uno que lo crío e hizo denonada a su ymagen y semejança y señaladamente por otros benefiçios e graçias que de él rresçibió que es para aver la primera que el hizo y creó en este mundo a su ymagen y semejança la segunda porque le dio seso y entendimiento para le conosçer y amar y loar porque bien obrando es para aver salvaçión en la su gloria e acatando que toda persona viva en carne es obligada a la muerte y della no se puede fallesçer"

Se hace llamar Catalina Jiménez en el testamento
Sea su cuerpo enterrado en la capilla de Santiago de la iglesia de San Juan del Castillo de Garcimuñoz (su marido será enterrado en la capilla de Jesús), donde está enterrada su madre Inés de Alcaraz, " e los clérigos de la dicha yglesia del señor San Juan y los frayles del monesterio del señor Santo Agustín de la dicha villa vengan con la cruz a llevar mi cuerpo e que me entierren en el ábito del señor San Francisco y que para el dicho mi enterramiento se hagan nueve çirios e dos hachas para acompañar la cruz e que en otra semejante mi señor y rredentor Ihesuchristo fue puesto y crusçificado y los nueve cirios acompañen mi cuerpo en rreverençia de santo gozo que nuestra señora rresçibió quando se vido madre de Dios"
Deja las misas acostumbradas y añal de pan y vino para su aniversario. Destaca una misa cada miércoles en la capilla de Santiago de la iglesia de San Juan a pagar de las rentas de la dehesa de los Aragoneses y catorce misas en la capilla de los Remedios del monasterio de San Agustín, en honor de la virgen cuando se vio madre de Dios y en honor de la quinta angustia que la virgen sintió cuando recibió el cuerpo de Jesús, y otra misa en dicha capilla para el día de la visitación, deja dinero para mantener la lámpara de aceite de la dicha capilla
Limosnas para la fábrica de San Juan, las cuatro casas del señor San Lázaro del obispado de Cuenca y las ermitas del Castillo
Deja una cantidad para que se siga manteniendo una procesión de la que se declara devota: el cuerpo de nuestro redentor Jesucristo era sacado una vez al año de la iglesia de San Juan Bautista para visitar enfermos. También se dejan 150 mrs. para pagar a aquel que tañe cada noche la campanilla de las ánimas del Purgatorio. Deja pagadas misas para sacar las ánimas del purgatorio en la capilla del señor Santiago y en la capilla de Jesús, que dice hizo su padre Andrés Jiménez (al que tenemos por tal y no de su marido, de hecho, en el testamento se hace llamar Catalina Jiménez)
Deja a Tristán Ruiz de Molina el quinto de sus bienes y como heredera de todo los demás a su hija Isabel de Pedrola
Juana, su criada del Almarcha, recibe unas faldillas blancas
A Juana de Mendoza una losa de Contrai
A María Suárez, su esclava, ahora horra, una cama de ropa

Codicilo de 23 de mayo de 1514

La dote matrimonial de Catalina Suárez que dio a su marido el comendador (160000 mrs. correspondientes a la cuarta parte de la dehesa de los Aragoneses) ha de pasar a la muerte de este a su hija Isabel de Pedrola
Junto a Isabel de Pedrola (que por esas fechas ya está casada con Rodrigo Pacheco) se deja como heredera universal a Francisca, hermana de la anterior y monja en las comendadoras de Granada, reservando para la primer el tercio y quinto de mejora de la herencia
Se funda una capellanía dotada con 20000 mrs.

Codicilo de 23 de septiembre de 1528

Deja a Agustín de Pedrola, su nieto el quinto de sus bienes. Hemos de deducir que este Agustín es hijo de un hijo fallecido del matrimonio de Catalina con Tristán, llamado Sancho Sánchez de Pedrola. Declara que sus señores son Andrés Jiménez de Pedrola y Violante Olivares. Sus padres serían Inés de Alcaraz y ...

GENEALOGÍA
Andrés Jiménez de Pedrola y Violante Olivares, padres del comendador Tristán Ruiz de Molina
... e María de Alcaraz, padres de Catalina Suarez

Inventario de bienes del comendador Tristán Ruiz de Molina en el momento de su muerte:

  • Unas casas principales en Castillo de Garcimuñoz en la plaza, surco de Diego Vázquez, Juan de Monteagudo, hortelano y Hernán González Cañizares, cargada con 1300 mrs. de censo a favor del cabildo de la iglesia de San Juan Bautista, para unas misas para sus padres Andrés Jiménez de Pedrola y Violante Olivares, en la capilla de Jesús. Las casas se tasaron en 100000 maravedíes y contaban con una cueva con cuatro tinajas grandes y dos pequeñas.
  • Un esclavo que se dice Antón de color negro
  • Una jaca de color castaño. Antes Sancho Sánchez de Pedrola recibe un caballo morcillo valorado en 50 ducados.
  • Chamarras, capuces, bonetes, pantuflas, guarnición de mulas, gualdrapas, espuelas, arboledas, arcas, sargas, mantas valencianas, cueros, sillas, manteles, sábanas, paños, almohadas, sábanas, maseras, cueros de vino, tinajas, calderos, sartenes, bacinas, asadores, trebedesas, parrillas, badiles, cucharas, azadas, pesos, arreles, quitara, portacartas, almofrez, mesas, colchones, escribanía (con tres mil cuatrocientos mrs), candeleros, candiles, torno, arneses, testeras, platos, cubiertos, ballestas (el valor de una ballesta es de tres ducados), armatoste de ballesta, bancos, camas, lanza de hierro, cuchillos y tenedores, martillos, tenazas, látigos, piezas de vidrio, dos gallos, seis gallinas, capacho, 17000 mrs. de la renta del cuarto de los Palacios, 1800 mrs. de un labramiento de la Orden, 9000 maravedíes de los 18000 que tiene de merced real sobre las rentas reales, otros 9000 mrs. de pan y agua de la renta de dehesas, otros 13000 mrs de otra renta.
Estos bienes se venden en almoneda un cinco de febrero de 1533, entre ellos el esclavo por seis mil y sesenta y ocho maravedíes y la jaca en tres mil maravedíes, tres cabras, 480 mrs, una tinaja, un real; seis gallinas, cinco reales y dos gallos, real y medio. Un cordero apenas si llegaba a los 30 reales


CABILDO DE LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA del CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

Se reunía en la capilla de Santiago (que era de la familia Alcaraz). Una composición de ese cabildo nos ha quedado para el año 1528, 17 de octubre. Un abad, un prior o cura propietario de la iglesia y cinco capellanes. Gregorio de Alcaraz, abad mayor, Sancho de Quintana, prior y cura del cabildo, Garci Hernández de Alcaraz, Hernando de Belmonte, Ambrosio Hernández de la Cañada, García Hernandez de Vera y Diego de Belmonte, todos capellanes intitulados en esa iglesia. Es de presuponer que el cargo de abad mayor quedara reservado a la familia conversa de los Alcaraz, que tenía por capilla propia y lugar de enterramiento la capilla de Santiago.

ACHGR, 10873-3

sábado, 20 de agosto de 2022

Los pinares de Castillo de Garcimuñoz y sus pleitos con los santamarieños

 Las primeras sentencias dictadas por la Chancillería de Granada daban la razón a Santa María del Campo Rus frente a Castillo de Garcimuñoz en su derecho a cortar mata parda en el término de esta última villa, siempre que respetara los pinos donceles. El pinar de Castillo de Garcimuñoz estaba, como tantos otros de la comarca, muy devastado y talado, por esa razón la villa pretendía acabar con los viejos usos comunes, aprovechando las provisiones reales tendentes a la conservación de los montes. Castillo entendía que en virtud de estas provisiones tenía derecho a vedar su pinar.

Las primeras sentencias de la Chancillería de Granada fueron favorables a Santa María del Campo Rus, y fueron respondidas por Castillo de Garcimuñoz con la petición de probanzas para demostrar sus razones en derecho. Durante el verano de 1551, el Castillo mandó a Alonso González de Origüela y Cristóbal de Torres por los pueblos comarcanos y sus mesones  a la búsqueda de un escribano receptor para hacer dicha probanza, pero, a pesar, de que tenemos constancia de su presencia en la zona para averiguaciones de hidalguías no se halló ninguno. Por fin, se halló a un escribano llamado Cristóbal Hernández de Alderete, ... ¡en la ciudad de Huete!, pero que rehusó el ofrecimiento, por lo que Castillo de Garcimuñoz, a través de su procurador Juan Pérez de Tiarte (un leguleyo que por la época vendía sus servicios a varios pueblos de la comarca) pide que la Chancillería envíe escribano receptor. La anécdota del escribano receptor para recoger probanza de testigos favorables a El Castillo, demostraba la soledad en la que se encontraba esta villa en el contexto regional. Tal como reconocía Cristóbal de Torres ante la Chancillería de Granada, Santa María del Campo Rus había conseguido hacer su probanza con un escribano, que había rehusado realizar tal cometido a favor de El Castillo. Los escribanos receptores, el mencionado Alderete y un tal Diego del Castillo, rehusaron (sin duda, sobornados) realizar probanza alguna a favor de la fortaleza, que veía como se gastaba los dineros en correos inútiles y fes de escribano que certificaban la nada. Las quejas de Cristóbal de Torres ante los oidores eran plañideras:

"no es nuestra culpa no aver fecho provança y si otra cosa fueren seruidos no ay más de tender la pierna pues son señores, más la justiçia desta villa no a de pereçer por no hallar rreçeptor"

El periplo lastimero de los enviados de Castillo de Garcimuñoz en busca de escribanos es significativo cuando la villa se ve obligada a enviar ya a uno de sus principales, Alonso Piñán, a la ciudad de Huete, obligado a recorrer los mesones hasta encontrar en uno de ellos al mencionado Alderete, que rechazará la propuesta. Se buscaron nuevos escribanos receptores, en Villaescusa de Haro, Tarancón; Villarejo de Fuentes y Uclés, pero las indagaciones del correo de Castillo de Garcimuñoz se parecían bastante a una tomadura de pelo: búsqueda de escribano receptor de mesón en mesón, para acabar en el oficio del escribano del número de la localidad, que cobraba sus derechos por expedir un papel signado de que no había receptor en el pueblo. Estos testimonios se mandaban a Granada, cuyo tribunal, aparte de cumplir plazos, poco importaba que estos pasaran sin más, pereciendo en los términos de los plazos la justicia y derechos que Castillo de Garcimuñoz pretendía.

La Chancillería expedirá el 30 de noviembre de 1551 provisión para que se nombre receptor para la probanza a hacer en el término de 80 días.

El pleito se había iniciado en 1545, y se alargará hasta 1555, cuando la justicia de Castillo de Garcimuñoz había prendado unas mulas a un santamarieño, Mateo Serrano. El 31 de agosto de 1545, Santa María del Campo envió a Martín Gallego a la Chancillería de Granada a defender sus derechos. Castillo de Garcimuñoz quería olvidar su pasado en la tierra de Alarcón, haciendo de la concesión del fuero de Sevilla, con motivo del villazgo en 1322, un elemento diferenciador de la tierra a la que había pertenecido con motivo de la Reconquista

y en esto no hay dubda y presupuesto que esta villa del Castillo no está poblada al fuero de Alarcón salvo al fuero de Sevilla

Castillo de Garcimuñoz, a la altura de 1550, había olvidado su pertenencia al suelo común de Alarcón; sus vecinos decían que Alarcón nunca había tenido mando ni señorío sobre la villa del Castillo. Santa María del Campo sí estaba sujeta al suelo de Alarcón y se podía aprovechar de sus usos comunes. Además, su término era pobre en leña, porque en sus términos ay muchos rasos, dirán los testigos, aunque a Santa María del campo se le conocía un buen carrascal a falta de pinares. No obstante, los términos de Santa María estaban panificados, faltaba la leña y veía en los términos de sus vecinos del Castillo la leña que ellos no tenían, suficiente para sustentar a todos los pueblos de la comarca. Un testigo, Miguel Sánchez Requena, morador de Pinarejo, nos describe así a Santa María del Campo

que la dicha villa e vezinos della son pobres de leña para quemar sus fuegos al menos de diez años a esta parte porque a visto que todo su término es tierra llana e está abierta e labrada para pan hecepto una dehesa boyal e que no tiene de donde traer leña

Difícilmente los santamarieños podían imponer sus condiciones por la fuerza, como acusarán sus vecinos, que probablemente tendrán más razón en esta otra acusación: tienen deudos y parientes y muy grandes amigos en la dicha villa del Castillo. Pero curiosamente en las probanzas de 1547 contaron con el apoyo de los moradores de Pinarejo que testificaron a favor de los santamarieños. Esto nos lleva a pensar que el pleito que hubo entre Santa María del Campo y Pinarejo en la década de los treinta fue movido torticeramente por Castillo de Garcimuñoz. Entre los labradores de Santa María del Campo y los de Pinarejo había una comunión de intereses para explotar nuevas tierras ya fueran de Santa María o del Castillo, especialmente de esta segunda villa, pues se reconocía que Santa María era todo tierra de labor. Hablamos de labradores, es decir ya renteros ya propietarios con sus propias bestias de labor y aperos que hacían de la propiedad de la tierra o el derecho a adquirirla o incrementarla la seña de su identidad y que se oponían al intento de las oligarquías de adehesar espacios. Es más, la ocupación del espacio de Pinarejo o La Nava se había hecho a comienzos de siglo desde Santa María del Campo, con la emigración de sus vecinos a estas aldeas. Los mojones existían, pero la movilidad de los hombres también. El espacio agrario era único y se extendía saltando los límites de los pueblos, al igual que los hombres casaban y se asentaban en uno y otro pueblo, sus tierras y propiedades se diseminaban por varios pueblos. Así nos lo decía Andrés López de Rada. para el que las heredades de los dichos vecinos de Alcañavate e la de los vecinos de Santa María del Campo e de la dicha villa del Castillo todas las tienen juntas e revueltas unas con las otras. Andrés defendía a los labradores, pues su trabajo, el de leñador, era complementario de estos. Los labradores cultivaban sus campos, pero su economía familiar dependía de los aprovechamientos comunes: leña para los fuegos, madera para las casas y aperos. La restricción a estos usos comunes era la ruina familiar.

Aunque roces ya los había habido, el "casus belli" se produjo cuando los santamarieños Bartolomé Delgado, Mateo Serrano y Miguel Martínez entraron con sus criados a cortar leña en el término de Castillo de Garcimuñoz y les fueron prendadas tres mulas por los caballeros de sierra de esta villa. Creemos que la actitud de Santa María del Campo fue provocada para resolver un conflicto ya viejo, pues antes ya habían sido prendados varios santamarieños en el llamado pinar de la Moraleja. De hecho, a través de su procurador Juan de Santa Cruz, llevó el pleito a la Chancillería de Granada, que a petición de Castillo de Garcimuñoz devolvería en un primer momento el pleito a la justicia de esta villa. Los resquemores entre ambas villas crecían en un contexto de destrucción del monte: los vecinos del Castillo se quejaban que dar vía libre a la corta de monte y mata parda a los santamerieños supondría eliminar sus montes en un año, mientras que los santamarieños, ya en 1537, se habían quejado y llevado a los tribunales los intentos de los moradores de Pinarejo por roturar tierras llecas limítrofes y en el término de Santa María del Campo. 

Aunque Castillo consiguió una primera sentencia favorable de Granada el 21 de agosto de 1548, no fue ese el devenir del pleito, obteniendo Santa María del Campo Rus sentencia favorable con fecha de 17 de enero de 1550. La sentencia sería notificada a Castillo de Garcimuñoz el 18 de febrero de 1550 a los alcaldes del Castillo, Alonso Piñan y Cristóbal Yáñez, al doctor Andrés González y Francisco Caballón, regidores por los caballeros y escuderos por los hijosdalgo, al alguacil mayor Alonso Méndez y a Francisco Sandoval, regidor por los labradores... a todas sus personas, los quales callaron, se nos dirá.

La realidad era que Castillo de Garcimuñoz había sido capaz de vedar el acceso a sus pinares y dehesas, situados entre Villalgordo y La Almarcha, según atestiguaba el testimonio indirecto de personas como Álvaro de Luz y Hernando de Araque. Hasta tres grandes pinares se reconocían para Castillo de Garcimuñoz. Estos montes eran refugio invernal (en tiempo que hace fortuna y nieves) para sus ganados , y ahora no tenía la suficiente fuerza para hacerlo. El Castillo era incapaz de regular la explotación de sus pinares y carrascales, como lo había hecho antaño, con la concesión de licencias y nombramiento de un diputado que señalaba el lugar para la corta de madera y la cantidad. De hecho, los testimonios nos dicen que las licencias que se daban a comienzos de siglo permitían cortar hasta veinte pinos, pero desde la década de 1530, Castillo de Garcimuñoz dejó de conceder licencias a los vecinos de Santa María del Campo y La Alberca. Aparte de los pinos, bajo licencia, los santamarieños tenían aprovechamiento libre para cortar mata parda, siempre que no estuviera fuera de la ley del marco. Hasta que el Castillo se plantó. La razón parece estar en el pleito de los de Pinarejo por el que se les negó a labrar tierras llecas en Santa María del Campo, aunque algunos testigos avisan que Castillo de Garcimuñoz empezó a negar licencias tras la época de las Comunidades. El procedimiento de cortas estaba tan regulado que el vecino antes de obtener la licencia, una cédula o albalá en papel, declaraba bajo juramento la necesidad de la madera para la labor de su casa, aperos de labranza o edificar vivienda, y solo a continuación el concejo expedía la licencia. Si necesitaba más pinos había de pedir otra licencia. Este procedimiento venía regulado desde las ordenanzas de 1494. Según el escribano de Castillo de Garcimuñoz, los aprovechamientos comunes eran

solamente tienen comunidad con el concejo e vecinos de la villa del Castillo Garcimuñoz para poder comer con sus ganados mayores e menores la yerva del dicho término del Castillo e beber las aguas e cortar romero e mata parda que es leña para quemar que es monte baxo e no an podido ni pueden por razón de la dicha comunidad tener aprovechamiento de poder cortar madera ni pie ninguno de pino ni carrasca

Se unía el hecho de que Castillo de Garcimuñoz había vedado espacios con la creación de ejidos y dehesas, así como unos ganados no integrados en las rutas trashumantes que pasaban los inviernos al resguardo de los pinares. Es curioso, pero los testigos cuando hablaban de crecimiento demográfico del Castillo se referían inmediatamente a las aldeas,... y al crecimiento del número de ganados. Es clarividente en 1555 el dicho de una persona entendida, Gregorio González de Origüela, morador en Honrubia: reconocía que El Castillo de Garcimuñoz no había aumentado la población, más bien se ha despoblado nos dirá, sí que veía ese aumento poblacional en sus aldeas; dudaba si los ganados habían crecido o no, pero la necesidad de resguardarse en invierno era la misma por no estar integrados en las rutas trashumantes. Más explícito era Antón Agraz

la villa del Castillo Garçimuñoz no se a aumantado de vezindad más de que le paresçe que los lugares de su juredición an venido en crecimiento y ay más vezinos de los que solía aver y que sabe que ay más labradores que solía aver e ay ganados que tienen e que por esta causa paresce a este testigo que tienen mucha necesidad de guardar sus montes y pinares para su aprovechamientos 

Andrés Briceño atestiguaba que los ganados habían aumentado en las aldeas de Castillo de Garcimuñoz. La mayoría de testigos argumentaban de forma genérica que la población de Castillo de Garcimuñoz y Santa María del Campo había aumentado sobremanera, pero no era cierto. Cosa incierta en el primer caso, pues la población de Castillo de Garcimuñoz, que andaba entre 400 y 500 familias el siglo XVI, distaba del los 800 vecinos que se le concedían cien años antes; ahora bien, los testigos bien que procuraban incluir en el acrecentamiento poblacional a sus aldeas, que efectivamente habían despegado en su población mientras la villa madre declinaba, al tiempo que se aseveraba el aumento de los ganados. El desarrollo poblacional de Santa María del Campo era innegable, porque se an acreçentado en mitad más los veçinos que solían ser, pero tal afirmación venía referida a comienzos de siglo, pues la década de los cuarenta había supuesto un retroceso (de 300 vecinos del censo de pecheros a 368 en el censo de El Escorial de 1552), antes de llegar al censo de 1591 con 486 vecinos.

En cualquier caso, los pueblos se cerraban tanto como su población aumentaba. Los castilleros cerraban sus pastos comunes, constituyendo desde comienzos de siglo una dehesa, la de Pinarejo, que, sin duda, estará en el origen de las disputas con Santa María del Campo Rus. Aunque a decir de sus vecinos todo lo tenían vedado

todos los términos e pinares e montes que ay en el término de la dicha villa del Castillo Garcimuñoz que todos los dichos pinares los propios pinos son vedados e carrascales e monte pardo del dicho término el qual se comiença desde la syerra de la Nava hasta llegar al término de la villa de Villaescusa de Haro e con el lugar de Montalbanexo e Santa María del Campo 

Igual acusación proclamaban los castilleros contra los santamarieños. El pleito parecía hacerse interminable por ello fue menester llegar a una concordia entre los dos concejos en mayo de 1556. En la práctica, se reconocía el derecho de ambos pueblos a cerrar sus términos y disponer de sus montes.


CONCORDIA ENTRE CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SANTA  MARÍA DEL CAMPO RUS


...capitulado e asentadoa entre la villa del Castillo e la villa de Santa María del Campo para se quitar de pleytos e diferencias es lo siguiente

Primeramente que la villa de Santa María del Campo se quede con su dehesa e monte carrascal vieja para usar della a su voluntad como cosa suya propia sin que la villa del Castillo tenga derecho alguno a ella ansi en el cortar e pacer ecebto en el coger de la villota que a de ser común como con los otros pueblos comarcanos

Yten que la villa del Castillo se a de quedar e quede con todos sus pinares sin que la villa de Santa María del Campo le quede ación ni derecho alguno para poder cortar en ellos cosa alguna con alvalá  de la villa del Castillo ni sin ella si no fuere con su pena como hasta aquí cortan los otros comarcanos y que a quanto las fustas de romero e mata parda e otros aprovechamientos que lo puedan hacer como hasta aquí lo an hecho

Yten que la villa del Castillo en los dichos sus pinares en una parte an de hacer una dehesa para los bastecedores de carnizerías de la villa del Castillo y los que ellos quisieren en la parte el lugar que menos perjuycio oviere a la villa de Santa María del Campo

(Este capítulo aparece muy fragmentado por estar rasgada la hoja) ... en la cantidad... dos personas de la villa... otras dos personas de la villa del c(astillo)... ellos señalaren e mojonaren las... e a de personal aditamento... voluntad de la villa del Castillo o de par... comarcanos o de qualquier dellos se des...quedare para pasto común de qualquier manera que la d... la villa de Santa María del Campo dentro de nueve días que ansí quedare para pasto común sean obligados a pagar al concejo de la villa del Castillo o a quien su poder oviere treynta mill mrs. en dineros (con)tados y esto por razón que los tenía... el concejo de Santa María del Campo al concejo de la villa del Castillo de otras dehesas que avía hecho lo qual se a de acotar e amojonar dentro de diez días primeros siguientes

Yten qye qualesquier penas que están llevadas a los vezinos del Castillo en razón de alguna corta del monte de Santa María del Campo después de la hexecutoria que se les an de volver a los vecinos del Castillo las que están llevadas e las otras soltallas

Yten que la concordia que ay entre las dichas villas en conservación de los montes que se queda en su fuerça e vigor e desde nuevo las apruevan y confyrman

Yten que todos lo susodicho se mande hazer e otorgar escrituras a consejo de letrados bastantes confirmadas por los señores de las dichas (el papel aparece de nuevo rasgado) ...a abido... an tenido de... de labor ... de la villa de Santa María del Campo... fazer como hasta aquí lo an fecho...

En el lugar de Pinarejo a (veinte) e tres días del mes de setiembre año de mill e quinientos e cinquenta e seis años estando presentes a la contratación los señores el licenciado Sobrino e Francisco de Caballón alcaldes de la dicha villa del Castillo e Pedro... de Campos alcalde de la villa de Santa María del Campo e Pedro Galindo e Hernando Gallego diputados de la dicha villa testigos que fueron presentes a lo susodicho el señor docor e Ambrosio de Alarcón e Julián de Tévar regidores de la dicha villa del Castillo e Juan Bázquez de Salazar fiel executor e Miguel Martinez e Gonçalo de San Clemente regidores de la villa de Santa María del Campo e Pedro Galindo e Hernando Gallego diputados de la dicha villa testigos que fueron presentes a lo susodicho el señor dotor Andrés González e Jorge de Lorca e Benito de la Osa e Juan de la Osa moradores en el dicho lugar Pinarejo, pasó ante nos Francisco de Moya e de Diego del Castillo escriuanos del ayuntamiento de las dichas villas Francisco de Caballón el licenciado Sobrino Francisco García de Campos Ambrosio de Alarcón Julián de Tévar Gonçalo de Sanclemente Pedro Galindo Miguel Martínez Hernando Gallego Juan Bázquez de Salazar pasó ante mí Diego del Castillo escriuano de sus magestades e de la villa del Castillo que a lo susodicho fuy presente juntamente con el dicho Francisco de Moya (roto)


Concejo de Castillo de Garcimuñoz sin fecha

Alcaldes ordinarios: Alonso Piñán y Cristóbal Yáñez

Regidores por los escuderos e hijosdalgo: Andrés González y Francisco de Caballón

Regidores por los labradores: Alonso de Torralba y Francisco Sandoval


Para agosto es alcalde el licenciado Sobrino y regidores Luis Meléndez y Ambrosio de Alarcón, por el estado de los hijosdalgo

Concejo de Garcimuñoz de 10 de enero de 1546

Cristóbal Yáñez y Alonso Méndez de Caballón, alcaldes

Garci Juárez, alguacil mayor

Alonso Calero, regidor por los escuderos e hijosdalgo

Miguel de la Motilla por los hombres buenos

Juan de Salazar, fiel ejecutor

Francisco de Tébar, procurador síndico

Concejo de Castillo de Garcimuñoz de 7 de mayo 1547

Alonso de Peralta y Francisco Méndez, alcaldes ordinarios,

Pedro del Campo y Cristóbal Torrijos, regidores

Alonso González Origüela, fiel almotacén

El bachiller Antonio de Mora, procurador síndico

Concejo de Castillo de Garcimuñoz, 4 de julio de 1555

Alonso Méndez, alcalde ordinario

Regidores del número de los caballeros y escuderos: Cristóbal Yáñez y García de Santoyo

Regidor por el estado de los labradores: Alonso de Soria

Concejo de Santa María del Campo 11 de noviembre de 1545

Fernán Martínez Barbero y Juan Martínez Galindo, alcaldes ordinarios

Miguel de Campos, alguacil mayor

Martín Agraz, Pedro Jiménez y Pedro de Perillas, regidores

Concejo de Santa María del Campo de 18 de junio de 1555

Alcaldes ordinarios: Pedro Jiménez y Pedro Galindo

Regidores: Pedro Sánchez, Juan Muñoz y Diego de Mora

Alguacil Mayor; Juan Esteban

Alguacil menor: Martín Chaves

Escribano: Francisco de Moya

Diputados: Juan Martínez Rubio, Pedro Rubio, Miguel de Campos, Martín Blanco, y Pedro Redondo


Testigos a favor de Castillo de Garcimuñoz

Juan de Gil Gómez el viejo, tejedor de Castillo de Garcimuñoz, 80 años

Pedro del Campo, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 65 años

Andrés de Buenache, labrador, vecino de Castillo de Garcimuñoz

Lope de la Pastora, labrador, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 60 años

García de Barchón, labrador de La Puebla

Gonzalo de la Rambla, escribano público

Pedro de la Pastora, vecino de Castillo de Garcimuñoz

Testigos a favor de Santa María del Campo Rus

Luis Galindo, vecino de La Alberca, primo hermano de Pedro Galindo, alcalde de Santa María del Campo, 50 años

Andrés Martínez el viejo, labrador de La Alberca, 72 años

Francisco García, vecino de La Alberca, labrador, 44 años

Alonso Santiago, clérigo, presbítero capellán de la iglesia de la villa de Villaescusa de Haro, 60 años. Hijo de Juan de Santiago, vecino de Santa María del Campo.

Juan Martínez, labrador, morador en Villar de la Encina, jurisdicción de Villaescusa de Haro

Juan González de Alcocer, vecino de Montalbanejo, 52 años

Juan Rabadán, pastor, vecino de Montalbanejo, 75 años

Bartolomé de Asensio, lugar de Montalbanejo, cortador de carne, 55 años

García de Lara, labrador, vecino de Montalbanejo. 62 años

Andrés de Solera, herrero, vecino de Honrubia, 40 años

Andrés de Requena, labrador de Honrubia, 40 años

Martín Redondo, labrador, alcalde ordinario del lugar de Honrubia, 55 años

Miguel Sánchez Carralero, labrador, 65 años, vecino de Santa María del Campo Rus

Francisco Carpintero, vecino de Santa María del Campo, 58 años

Alonso de Rus, bracero, vecino de Santa María del Campo, 64 años

Juan Delgado, labrador, vecino de la villa de Santa María del Campo, 65 años

Diego Delgado, labrador, vecino de la villa de Santa María del Campo. 65 años

Pedro Marco, labrador, vecino de La Alberca, 50 años, hijo de Alonso Marco de Santa María del Campo

Alejo de Posadas, herrero, vecino de la Alberca, 45 años, hijo de Juan de Posadas

Diego Delgado, labrador de Santa María del Campo

Testigos de la probanza de 1547

Miguel Sánchez de Requena. morador Pinarejo, 70 años, hijo de Garci Sánchez de Requena, morador de Pinarejo

Bartolomé Sánchez de Cañete, 55 años, morador Pinarejo

Martín Sáez de Palomera, morador de Pinarejo

Miguel Sánchez Carralero, morador de la Nava

Bernaldino Pastor, el viejo, morador de Honrubia, 65 años

Gil García de Salazar, labrador y pastor de Honrubia,

Alonso de Piqueras, alcalde ordinario de El Cañavate, 54 años

Francisco Sánchez, labrador de Honrubia

Alonso de Morata, labrador y pastor de Honrubia

Pedro de Cuenca, trabajador, vecino de la villa de El Cañavate, 67 años

Andrés López de la Rada, ganadero, vecino de El Cañavate

Martín López, labrador y ganadero, vecino de la villa de El Cañavate. Su padre tenía varios pastores

Andrés Martínez. labrador y señor de ganados de la villa de El Cañavate. 60 años

Julián de la Torre, tejedor de paños de la villa de EL Cañavate, 53 años

Martín de Cañavate, labrador de la villa de Cañavate

Pedro de Lomas, labrador y ganadero, 70 años

Andrés Martínez Rubio, labrador de La Alberca, 51 años

Juan del Olmo, labrador de Montalbanejo

Garci López, ganadero de Villar de la Encina, 

Juan de Luz, labrador hijodalgo, vecino de Villalgordo, que es de don Juan Pacheco, 75 años

Alonso Laguardia, labrador, vecino de Villalgordo, 70 años

Testigos probanza de 1555

Gonzalo de la Rambla, escribano de Castillo de Garcimuñoz, 80 años

Juan de Gil Gómez el viejo, tejedor, 85 años

Pedro del Campo, vecino del Castillo de Garcimuñoz, 75 años

Andrés de Buenache, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 60 años

Lope de la Pastora, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 55 años

Pedro de la Pastora, labrador, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 60 años

Francisco García, labrador, vecino de Villalgordo, 50 años

García de Barchín, labrador de la Puebla, 68 años

Juan Navarro, vecino del lugar de Honrubia, 48 años

Francisco de Origüela, labrador del lugar de Honrubia

Juan de Matallana, morador de Honrubia, 70 años

Gregorio González de Origüela, escribano del lugar de Honrubia. vivió 15 años en El Castillo y 35 en Honrubia. Tiene 70 años,

Juan González de Origüela, morador de Honrubia, 67 años

Martín de Posadas, labrador, vecino de Honrubia, 64 años

Antón Agraz, labrador, vecino de Honrubia, 62 años

Diego Rentero, labrador, vecino de Honrubia, 72 años

Andrés Briceño, labrador de El Cañavate, 60 años

Diego Ortega, vecino de la villa de El Cañavate, 70 años

Martín López de Pascual López, vecino de El Cañavate, 65 años

Juan Sánchez del Río, alcalde de la hermandad de El Cañavate, 58 años

Pedro López de Santiago, labrador, vecino de El Cañavate, 70 años