El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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domingo, 18 de febrero de 2024

El alcaide Alonso de Montoya, un belmonteño al servicio del marqués de Villena

 

Jerónimo Montoya, antes de llegar a Monreal, un arrabal de Belmonte, había vivido durante veinte años en Castillo de Garcimuñoz; en 1540 ya llevaba cuarenta años establecido en Monreal y desde hacía un año había establecido su morada en Belmonte. Su padre Alonso de Montoya era conocido por el alcaide y el abuelo Alvar Martínez era vecino de Belmonte, donde tenía sus casas que hacia 1540 ocupaba el chantre Álvaro de Montoya. El abuelo, el bachiller Alvar Martínez estaba casado con Elvira Sánchez ; además del alcaide Alonso, el matrimonio había tenido otro hijo de nombre Gonzalo. El alcaide Alonso de Montoya había casado con Inés Álvarez del Rubio. El alcaide Alonso de Montoya había tenido varias tenencias de fortalezas, entre ellas, el alcázar de Segovia, Maderuelo y Riopal en tiempos de Enrique IV y posteriormente había participado en las guerras de Granada. Morirá hacia 1515. A fecha de hoy no hemos encontrado la relación de estos Montoya con los de Vara de Rey.

El alcaide Alonso de Montoya era declarado partidario del marqués de Villena en la guerra de Sucesión castellana, teniendo el cargo de visitador de las velas y honras que se hacían en la fortaleza de Belmonte. Incluso se decía que había descubierto una traición contra el marqués de Villena para entregar la fortaleza de Belmonte: "vio presos en la cárcel desta dicha villa dos honbres que eran velas y estaban en una torre de salas de la dicha villa e oyó dezir y fue público en ella que andando el dicho alcayde Alonso de Montoya una noche vesytando las dichas velas e rondas a cavallo por baxo que oyó que uno de los susodichos presos estavan cantando "no es hora la mi señora no es hora" e que el dicho alcayde Alonso de Montoya miró en ello e sospechando de alguna traición que oviese en la dicha villa que los avía preso y echado en la dicha cárcel y que estavan presos por ello e después supo este testigo e oyó dezir públicamente que los dichos dos honbres que heran velas y avían dicho lo que tenían dicho avían confesado en un tormento que les avían dado cómo tenían vendido la dicha villa de Belmonte a Villaescusa de Haro que hera del Maestrazgo e que avía dicho aquello de no es hora por respeto de que no viniesen e por razón de ello se hiziese justicia dellos y este testigo los vio desquartizados e hazer quartos e puestos en los caminos".

El alcaide Alonso Montoya era contemporáneo de varios personajes conocidos por nosotros, vecinos de Castillo de Garcimuñoz: el comendador Tristán Ruiz de Molina, el escribano de cuentas Andrés Jiménez y el hidalgo Andrés Alarcón.

En Belmonte era sabido que al estar sometido al fuero de Sevilla todos sus vecinos, hidalgos o no, pagaban los impuestos. El propio marqués de Villena pagaba por unas casas que tenía en Belmonte y por algunos de sus escuderos: el comendador de Estremera, Luis Manuel y Alfonso Manuel y por el maestre Juan. Pero desde la década de 1520, la situación cambió y los belmonteños dejaron de pagar impuestos; el importe de estos se sacaba de los propios de la villa. No obstante, se contaba la anécdota que el alcaide Alonso había ido hasta Escalona a protestar al marqués su derecho a no pagar impuestos, con amenaza de irse a vivir a otro lugar, y el marqués lo había liberado de la obligación de contribuir.

Así, los símbolos de hidalguía en Belmonte eran otros, como el derecho de asiento principal en la capilla mayor, "a la mano derecha de cómo se entraba en ella". Los Montoya belmonteños tenían una capilla principal en la colegiata de San Bartolomé, la de Nuestra Señora: "a la mano derecha del altar mayor, fecho de madera y quando el maestre don Juan Pacheco tornó a rehedificar la yglesia y capilla mayor fue menester derribar la capilla de los susodichos y por respeto de derribarlo les dexó lo hueco de la dicha capilla de Nuestra Señora para tres enterramientos para todos ellos y ansy estauan los dichos enterramientos que no pagauan a la yglesia derecho ninguno de corronpimientos ni enlucimientos que heran derechos de la yglesia y era capilla y enterramientos muy antigua de más de cien años y ansy parescía por los libros de la yglesia".


Testigos

Juan Díaz de Baños, canónigo de la colegiata de Belmonte, hijodalgo, 65 años

Juan Pérez de Monreal, hidalgo de Belmonte

Pedro Ruiz de Agudo, del estado de los labradores en Belmonte, 75 años

Diego Martínez, clérigo beneficiado de la Moraleja y capellán perpetuo de la iglesia del Castillo de Garcimuñoz

Pedro López de Alarcón, hidalgo de Castillo de Garcimuñoz

DOCUMENTOS PROBATORIOS QUE SE APORTAR

Homenaje de Alonso Montoya a don Diego López Pacheco, conde de Santisteban, señor del Infantadgo y mayordomo del rey nuestro señor, como alcaide de la fortaleza de Maderuelo. En Arévalo, a  28 de marzo de 1470

Homenaje de Alonso de Montoya a don Diego López Pacheco, marqués de Villena y conde de Santisteban y mayordomo del Rey,  como alcaide de la fortaleza de Riopal. En San Clemente, a 19 de enero de 1473


LOS VEINTICUATRO DE CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

"El dicho Jerónimo de Montoya vivió y moró en la dicha villa del Castillo de Garcimuñoz, fue elegido el año de noventa e uno a ser veynte quattro de la dicha villa e residió e residió en el oficio asta el año de quinientos e treze años que los dichos oficios se deshizieron, en el tienpo que fue veynte e quatro que hera el que avía dicho le vio entrar en suertes de alcalde e regidor e ser alcalde e regidor e fiel executor en los quales oficios no entravan pecheros salvo hijosdalgo como lo hera el dicho Jerónimo de Montoya e los otros que tenían los dichos oficios y quando salían elegidos los tales oficiales de veynte quatros nonbravan aquellos dos regidores de labradores pecheros que usavan de los los oficios con los tales hijosdalgos lo qual vio usar y guardar hasta que el marqués los quitó e se tomó en sí los oficios"


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-15-36,  Ejecutoria de hidalguía de 6 de diciembre de 1541



sábado, 21 de octubre de 2023

Los Muñoz de Belmonte

 En 1533, los hermanos Diego Muñoz y Jorge Muñoz estaban pleiteando por su hidalguía en la Chancillería de Granada. El primero era vecino de Mota del Cuervo; el segundo, de Corral de Almaguer. La familia Muñoz procedía de Santa María de los Llanos, de donde eran el padre Diego y el abuelo Hernando. Santa María de los Llanos era una aldea del prior de Veles y allí los Muñoz poseía un heredamiento bastante importante, conocido como las Casas de Hernando Muñoz o Casa Buenavista. El heredamiento estaba a una legua de Belmonte y en un punto intermedio entre Belmonte y Santa María de los Llanos que distaban dos leguas entre sí. El abuelo Hernando Muñoz pasaba su tiempo entre su heredamiento y, en los últimos veintiséis años, se había trasladado a vivir a Belmonte, en cuya iglesia la familia tenía una capilla de enterramiento. Murió antes que su mujer Mari Martínez, conocida como la viuda de Gascón, una vecina de Chinchilla y que le sobrevivió veinte años, retirada en el heredamiento familiar. El abuelo tenía un hermano Alonso Muñoz, conocido como el alcaide. Este Alonso Muñoz había sido alcaide de Belmonte durante tres o cuatro años y antes, durante quince años, había tenido la tenencia del Castillo de Consuegra (estamos hablando antes de la guerra del Marquesado), aunque otros testigos lo apuntaban como alcaide de Alarcón (cosa que tenemos por cierta, pues sabemos que lo fue antes que Hernando del Castillo; Alonso, finalmente, se había instalado en Mota del Cuervo; siempre hacía gala de su hidalguía, haciéndose acompañar por dos escuderos. Alonso tendría una hija que caso con el comendador de Solís de Alcaraz y un hijo, que se trasladaría a Corral de Almaguer tras casarse. En Corral de Almaguer se había instalado el padre, donde destacaban sus casas principales con una torre. Un tercer hermano era Juan Muñoz el Gordo, que vivía en los Hinojosos; este solo tuvo una hija que casó con el conde de Archidona. Ya entonces, los Hinojosos eran dos pueblos (de la Orden y del Marquesado) eran dos pueblos, que apenas si sumaban cuarenta vecinos y separados por una calle. Juan Patiño, nacido hacia 1450 en los Hinojosos del Marquesado nos decía:

se avía criado e nasçido en el Hinojoso del Marquesado que es junto al Hinojoso de la Horden que estaba diviso por una calle

 Los bienes de Juan el Gordo en los Hinojosos de la Orden se valoraban en quinientos mil maravedíes. De Juan Muñoz el Gordo tenemos una nota curiosa y es que cuando se crearon las Hermandades en 1476 fue nombrado diputado

Que quando las hermandades se crearon en estos Rreynos vido que eligieron por diputado de las dichas hermandades al dicho Juan Muñoz

Que quando las hermandades en estos nuestros Rreynos se hizieron y eligieron diputados de la hermandad a un Gil Pérez vezino de Alcaraz de Consuegra por la Horden de San Juan y en la dicha villa del Hinojoso por la Horden de Santiago al dicho Juan Muñoz..., el qual fue oficio que fue primeramente elegido e criado por los hijosdalgo en estos Rreynos

El padre Diego Muñoz se había establecido en Belmonte al servicio del marqués de Villena; en Belmonte había casado con Mari Díaz, hijo de Diego Díaz, después de enviudar de una mujer de Cuenca, aparte de la herencia familiar, adquirió bienes en Mota del Cuervo, donde había sido algunos años regidor. A Mota del Cuervo llegó Diego Muñoz hacia 1500 para asentarse, comprando "viñas, casas y mucha copia de tierras de pan llevar". En Mota, Diego vivió algún tiempo, Diego había aprovechado la presencia de su tío Alonso con bienes y tierras en Mota. Diego había adquirido, además, bienes raíces en Las Pedroñeras y también molinos, por su matrimonio con Mari Díaz. En esta mujer había recaído la hacienda de su padre, un pechero de enorme fortuna que, como hemos dicho, tenía la mayor parte de sus bienes en Las Pedroñeras. De hecho, los valor de los bienes en esta villa alcanzaban los doscientos mil maravedíes. La familia tenía asimismo ganados que pastaban por los términos comunes de la Orden de Santiago. En los cambios de residencia de Diego Muñoz jugaba mucho la oportunidad. Su asentamiento en Santa María de los Llanos en los años finales de su vida respondía a garantizar las yerbas para sus ganados

Que en aquel tiempo del dicho Diego Muñoz avía asentado su vezindad en la dicha villa de Santa María de los Llanos para gozar con sus ganados de los términos de la dicha villa e de los otros lugares de la horden, porque dixo a este testigo que siendo vezino en qualquier lugar de la horden de Santiago podía comer en comunidad con todas la villas o lugares de la horden de Santiago pagando çierta borra e dinero en el campo de Montiel e Segura de la Sierra

Una segunda causa para elegir la residencia, en este caso fuera de Belmonte, era el propio fuero que regía en esta villa: el llamado fuero de Sevilla, que también regía en Castillo de Garcimuñoz y que obligaba a los hijosdalgo a tributar por todos los bienes que tuvieran en esta villa, viviendo en ella. Se decía que hasta cinco pechos les echaba el marqués. Esta humillación por tributar hizo que el mismo marqués de Villena decidiera librarse de ella vendiendo los bienes que poseía en Belmonte y fundando el hospital de San Andrés

Que el marqués de Villena avía pechado, contribuido con los buenos hombres pecheros de la dicha villa e le ponían en sus padrones fasta tanto que avía dado çiertos bienes que tenía a un ospital de Santo Andrés que tenía en la dicha villa (de Belmonte) por no ser pechero

Pero Diego Muñoz procuraba hacer visible las casas principales, que no eran otras que las de Belmonte, en cuya portada tenía clavadas cabezas de cerdos y jabalíes. El símbolo del poder estaba en las casas de Belmonte; la riqueza, en el heredamiento familiar de Casas de Hernando Muñoz o de Buenavista, a una legua de Belmonte y de Santa María de los Llanos, aunque ahora se buscaba ampliar esa riqueza en otros pueblos.

Diego Muñoz tenía otros hermanos: Carlos, Jorge, Hernando y una hermana, que habían extendido el apellido por toda la comarca, pues alguno de los hermanos se había establecido en los Hinojosos del Marquesado

Una de las familias que más sabía de los Muñoz era los Segovia y Felipe Segovia, cuyo padre había intervenido en el villazgo de esta villa y cuya enemistad había sido pública desde la guerra del Marquesado y en las dos primeras del siglo XVI. En Las Pedroñeras, aparte de las correrías del clérigo Antonio Muñoz, que lanza en ristre arremetía contra los labradores pedroñeros en disputas continuas por los términos (y hacienda familiar) de Robredillo; se recordaba especialmente cómo los bienes heredados vía matrimonial en la villa por los Muñoz habían dejado de tributar como lo hacían en tiempos del suegro Diego Díaz. En Las Pedroñeras, a Diego Muñoz se le respetaba y se recelaba de él, se veía con malestar y envidia sus bienes en la villa y, con malicia, parecía que, de su mujer Mari Díaz, el único recuerdo que quedaba en la memoria de sus vecinos eran sus tetas. 

Los hermanos Diego y Jorge Muñoz presentaron durante el pleito un albalá del rey Juan II en el que se reconocía la participación del bisabuelo Alfonso Muñoz en la batalla de Olmedo de 1445

"El Rrey, por quanto vos Alfonso Muñoz de Belmonte venistes a me servir a la guerra que yo e fecho e hago al Rrey de Navarra e al Infante don Enrrique como hijodalgo por llamamiento que yo mande hazer e hize de los hijosdalgo del obisapdo de Cuenca e avedes estado continuamente en mi serviçio con vuestras armas y caballo fasta ser fecho el vençimiento que yo ove en la batalla que por gracia de nuestro señor yo vençí çerca de Olmedo a los dichos Rrey de Navarra e Infante porque ya no es a mí nesçesaria tanta gente. Por esta mi alvalá os doy liçençia para que vos podáis ir e vades a vuestra casa o donde vos quisyéredes. Fecha en el Rreal, çerca de Cuéllar a veynte e tres de mayo del año del nasçimiento de nuestro salvador Ihesu Christo de mill e quatroçientos e quarenta e çinco. Yo el Rrey. Yo Pero Fernández de Lorca fize escrebir"


Ejecutoria de 10 de julio de 1534

El hijo de Diego Muñoz, que litigaba, y Teresa Mula, llamado Benito Muñoz, años después, en 1565, tuvo que litigar por su hidalguía

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS, SIG. ANT. 301-43-25 y 301-10-8

lunes, 29 de agosto de 2022

GENEALOGÍA DE LOS LEÓN DE BELMONTE

 LAS ACUSACIONES JUDAIZANTES CONTRA LOPE DE LEÓN, PADRE DE FRAY LUIS DE LEÓN

1.- El bisabuelo de Lope de León, padre de fray Luis de León, fue Hernán Sánchez de Habichuelo, fue relajado y sus huesos quemados por sentencia de la Inquisición de Cuenca1492. Los León defendieron que el bisabuelo era Alvar Fernández de León, aunque los León no presentaron escritura justificativa. No obstante, la acusación de que los León eran descendientes del Habichuelo venían de su enemigo principal en Belmonte Hernando Pacheco, alcaide de Belmonte, y cuya familia además de ser una rama bastarda de los Pacheco, figuraba en el secreto de la Inquisición como descendientes de un converso de Quintanar de la Orden.

2.- Leonor de Olivares y Villanueva, mujer de Lope de León, abuelo de Lope de León, padre de fray Luis de León. En sentencia de la Inquisición de Cuenca de 1510 contra Leonor de Olivares y Villanueva, reconciliada y cárcel, se dice que es de 77 años, que era casada con Lope de León y hacía 25 años que era viuda y que su marido nunca fue reconciliado y que tuvo por hijos a Pedro de León licenciado, que no fue reconciliado, y a Alvaro Fernández, que fue de los 21 de Belmonte y que no fue reconciliado y a Gómez Fernández de León, padre de Lope de León. Y dice Leonor de Olivares que fue su padre Pedro Rodríguez vecino de Quintanar y su madre María Rodríguez de Olivares, vecina de Castillo de Garcimuñoz, que murió antes que su marido. La familia León defenderá, que, reconociendo que fue reconciliada la tal Catalina, no quedó probado en la sentencia que fuera descendiente de conversos

3.- Sentencia de la Inquisición de Cuenca del año 1529 contra Gómez Fernández de León, primo hermano de Gómez de León, padre de Lope y abuelo de fray Luis. Acusado de herejía y desacatos. Condenado a oír una misa, con una vela de cera en cuerpo y sin bonete, andando en la procesión y 60000 mrs. Declara tener 100 años y declara por ascendientes: su padre Juan de León, su abuelo Alvar Fernández de León y que oyó decir que eran hijosdalgo de montaña y dice que los otros sus abuelos eran conversos

LOS PACHECO CONTRA LOS LEÓN

¿QUÉ ERA UNA LIGA O MONIPODIO?

Fray Luis de León decía
"Aquí la envidia y la mentira me tuvieron encerrado"
Fray Luis y su familia tenían sus enemigos en su propio pueblo; eran los Pacheco, descendientes de Diego Pacheco, el valeroso alcaide de Belmonte en la guerra del Marquesado, hijo segundón del primer señor de Minaya. Pero sus herederos mantuvieron un enconado enfrentamiento con el abuelo y padre de fray Luis de León. No hay fundamento para afirmar algo tan rotundo, pero no nos extrañaría que tuvieran algo que ver en las acusaciones que llevaron a fray Luis ante la Inquisición o que intrigarán. De hecho, fueron los que denunciaron que los León procedían del Habihuelo (o Habichuelo, que no Davichuelo como dicen las biografías oficiales)
Por tal Liga y monipodio se conocía el pacto o compromiso de varias personas para ir contra los intereses de otra. A veces ese compromiso se plasmaba por escrito, y en el caso que presentamos, se trata de una Liga de los Pacheco de Belmonte contra el padre de fray Luis de León, Lope de León, que acusó a Rodrigo Pacheco, hijo del alcaide de Belmonte Hernando Pacheco, de firmar un papel por el que se comprometía a defender a los vecinos de Santa María de los Llanos que declararán contra los León en 1554, con motivo de su pleito por hidalguía. El papel estaba junto a unos taleguillos, en un cofre, para sobornar a los testigos
"digo yo Rodrigo Pacheco natural de la villa de Velmonte que si sobre el rrequerimiento de Gómez de León padre del licenciado Lope de León se siguiere algún daño a vos Francisco Hernández vezino y escriuano desta villa de Santa María de los Llanos y por rrelación dello os fuere puesta alguna pena y por esta causa e por lo que auéis de dezir y deponer vos y Diego Palacios y Alonso Martínez de Raue y Amador Aguado y otros vezinos desta villa algún daño se os rrescreciere o pena fuere puesta que yo por mi persona e bienes os sacaré a paz y a saluo a todos los susodichos y a cada uno de vos y ansí mismo me obligo que Hernando Pacheco mi padre y Diego Pacheco mi hermano harán la misma obligación y harán dello scriptura lo que por vosotros le fuere pedida y que se obligarán de mancomún y que todos nos otrosy nuestros deudos pornemos de aquí adelante nuestra personas y honrras y haziendas por vos los susodichos e por cada uno de vos y por qualquier otro vezino desta villa y de los pueblos desta comarca que siguieren nuestra opinión contra el dicho Lope de León y sus cuñados y deudos para lo qual obligo mi persona y bienes y prometo que se cumplirá así so pena en caso de caer en caso de menos valer, fecha en esta villa de Santa María de los Llanos a 12 días del mes de junio de 1554 años, Rodrigo Pacheco"
Interesadas o no las acusaciones de los León contra los Pacheco, algo de razón llevarían, cuando un presidente de sala de la Chancillería de Granada ordenó azotar y arrancar los dientes a un falso testigo presentado por los Pacheco en otro pleito.
Muestra de la enemistad de los Pacheco y cómo se pudo trasladar luego al proceso de fray Luis de León es la siguiente declaración de Francisca León hija de Francisco Léon, tío de Fray Luis y catedrático en la universidad de Salamanca
"Presenta una prouança hecha por provisión de la Audiencia de Valladolid dirigida al licenciado Caruaco juez de comisión sobre una acusación que doña Francisca de León hija del doctor Francisco de León catedrático de Salamanca hizo al doctor Santiago oidor de Valladolid y esta traída aquí por prouisión del Consejo por ella parece que por muchas preguntas que son 6. 10. 17 la dicha doña Francisca de León articula que el dotor Santiago hera su enemigo y le tenía por odioso y sospechoso en un pleito que trataua en Valladolid en su sala porque al tiempo que fue a la villa de Velmonte por comisión del consejo para aueriguación del pleito de la hidalguía del licenciado Lope de León oidor de Granada su tío auía hecho muchas cosas en contrario del licenciado Lope de León en perjuicio de su justicia con mucha pasión y enemistad diziendo palabras muy injuriosas del dicho licenciado Lope de León comnicando y tratando muy amigablemente con los pachecos enemigos del dicho licenciado Lope de León y rreciuiendo dellos regalos y presentes y trayendo a las ancas de su caballo públicamente en la villa de Velmonte a don Hernando Pacheco nieto de Hernando Pacheco enemigo capital del dicho licenciado Lope de León y que ansi mismo auía mostrado la mala voluntad y enemistad que tenía al dicho licenciado Lope de León su tío en tratar mal a los testigos presentados por el dicho licenciado Lope de León y amenaçándoles no consentilles dezir en sus dichos lo que sauían y ansimismo en rregalar y acariciar a los testigos presentado por parte del dicho fiscal Bustamante contra el dicho licenciado Lope de León y decilles a este testigo palabras feas e injuriosas contra el dicho licenciado y su linaje para dalles a entender la mala voluntad que tenía al dicho licenciado Lope de León y para que dixesen contra el todo lo que quisiesen aunque no fuese verdad y estos mismo testigos lo que dezían en favor del dicho licenciado Lope de León su tío no lo consentían poner ni escreuir en sus dichos por estas causas y por otras le tenían por capital enemigo suyo al dicho dotor Santiago y ofreciose aprouar y presentó ante licenciado Caruaco y un rreceptor que fue a ello 20 o 21 testigos los 8 o 10 dellos que fueron testigos presentados por el dicho licenciado Lope de León en la prouança que hizo ante Santiago los quales dizen que conocieron en el dotor Santiago mucha mala voluntad al licenciado Lope de León y que no les dexaua dezir lo que sauían y que se alteraua mucho con ellos y algunos destos testigos dizen que los trataua mal de palabra y que no querían asentar lo que dezían y entre ellos ay uno que dizen Quevedo que estando un día el dotor Santiago a la puerta de la posada que tenía en la villa de Velmonte este testigo hera vezino del dicho dotor Santiago y estaua allí junto que llegó el fiscal Bustamante y Rodrigo Pacheco a donde estaua el dicho dotor Santiago y que Rodrigo Pacheco dixo al fiscal Bustamante, señor fiscal diga v.m. algo que dé placer al dicho señor Santiago y que dicho dotor Santiago rrespondió buenas nuevas les dé Dios, sí buenas me las dieren y que entonces el fiscal Bustamante dixo que le auían dicho que en los archiuos de Velmote hallaua otro día con que el liçençiado Lope de León no ssolo quedase por pechero pero por judío y el dicho dotor Santiago le rrespondió buenas nueuas os dé Dios y quando veré yo eso y el dicho fiscal le rrespondió no me dé vuestra mrd. más término que hasta mañana, y otros 7 o 8 testigos que fueron presentados por el fiscal Bustamante contra Lope de León ante el dotor Santiago dizen que los trataua muy bien dicho dotor Santiago y los cariciaua y algunos dellos dizen que diziendo los tenían por confesos por vía de hembra les dezía el dotor Santiago dallos al diablo que son unos judíos y otras palabras desta manera y algunos destos dizen que lo que querían dezir a fauor del dicho licenciado Lope de León que conocían deudos suyos que eran hidalgos por línea de varón no lo consintió asentar ni escreuir u ansimismo dizen dos mugeres la una que fue huespeda del dicho dotor Santiago y la otra moça suya que dicho dotor Santiago daua muchas vezes a los testigos presentados por Lope de León y les dezía que los Leones heran unos judíos y ansimismo dizen los testigos que tenía mucha amistad el dotor Santiago con los Pachecos y con sus allegados y que truxo a las ancas a un nieto de Hernando Pacheco que por estas causas y por otras entendía que dicha dotor Santiago hera enemigo del dicho licenciado Lope de León y le haría todo el mal que pudiese en su prouança está signada e firmada esta prouança de Diego Nauarro scriuano rreceptor"

Las diferencias de Hernando Pacheco eran también con Francisco Varela, cuñado de Lope de León. En cierto ayuntamiento de Belmonte, el año 1553, hubo un rifirrafe entre ambos, saliendo en defensa de su cuñado Lope de León. El incidente debía poner en duda la hidalguía de Hernando Pacheco, pues acaeció con motivo del pleito por obtener ejecutoria de nobleza. El caso es que Hernando Pacheco envío a su hijo Rodrigo a la corte para aportar nuevas pruebas que echarían atrás la ejecutoria de hidalguía ganada por Lope de León

LA DEFENSA DE LOS LEÓN SOBRE SU HIDALGUÍA Y LIMPIEZA
  1.  Alvar Fernández Ponce de León tuvo una sepultura en la iglesia de Belmonte junto al altar mayor  que tenía encima un ataúd de piedra grande con sus armas y que en aquel tiempo muchos años después no hubo sepultura de aquella manera que la dicha iglesia de Belmonte si no era a la de los señores de la villa
  2. La villa de Belmonte está puesta al mismo fuero que Castillo de Garcimuñoz, pechan tanto pecheros como hidalgos
  3. Gómez de León (padre de Lope de León) no fue el cogedor de alcabalas del mismo nombre llamado el Bermejo
  4. Aunque los León obtuvieron sentencia ejecutoria de hidalguía, fue revocada en uno de octubre de 1561 a instancias de los Pacheco
  5. Los León remontaban su hidalguía a Alvar Fernández Ponce de León. Sus detractores negaban el apellido Ponce y recordaban que en un padrón de hidalgos que mandó hacer Carlos I en 1531, no aparecía ningún León empadronado como hidalgo. Sí que aparecía un Gómez de León, postero, que la familia dijo ser otro tal Juan Gómez de León, albañil. Este último, conocido como Juan de León estaba casado con Leonor de la Maza, hija de García de la Maza, el matrimonio vivió en casa del suegro hasta que compraron un solar junto a las monjas de Santo Domingo, donde hicieron unas casas. No obstante, se reconocía como alcalde de Belmonte un Gómez de León. Los hijos de Lope de León intentaron liar la situación del abuelo Gómez de León, pues acabaron reconociendo varios Gómez de León en Belmonte, aparte de su ascendiente: el Bermejo, el casado con la Avilesa y otro, el conocido Juan Gómez de León, el albañil, junto al monasterio de monjas y una ermita, la de la Trinidad. Para llegar a la casa de nuestros León, la familia decía: 
asimismo articula que conforme a como están puestos en el dicho padrón diziendo Francisco de Lillo y luego Gómez de León no podía ser otro el puesto sino Joan Gómez de León que era alvañir porque desde la casa de Francisco de Lillo hasta la casa de Juan Gómez de León alvañir no ay vezinos ningunos sino hera el monasterio de las monjas y una hermita de la Trinidad y luego la casa del dicho Juan Gómez de León y que para auer de ser el puesto tras Francisco de Lillo el padre del licenciado Lope de León se quedava por poner 7 o 8 casas y una calle que atrauiesa a la iglesia maior

      6.-El pleito del licenciado Lope de León, lo continuaron sus hijos Miguel Y Cristóbal

LA HACIENDA DE LOS LEÓN DE BELMONTE


Da fe que entre los papeles y rregistros que están en su poder de Joan Sánchez del Castillo escriuano público que fue de la villa de Velmonte está una scriptura firmada del escriuano e de otros nonbres que dize la caueça así

La partiçión entre la señora Eluira Fernández de Guadalafajar muger que quedó del honrrado Aluar Fernández Ponçe de León y sus hijos Gonçalo de León y Lope de León y sus nietos Gómez Fernández Aluar Fernández hijos de Joan de León difunto y su curador Marcos Sánchez Bayulo de los bienes que dejó el dicho Aluar Fernández de León se hiço como se dize en la forma que sigue

Otrosi cupieron al dicho Lope de León por su parte las tierras y cassas y solares del lugar de Monrreal y su término apreciados en 32556 mrs en una viña en la Loma de cinco arançadas y un parral tasado por 13328 mrs. y 12 marcos y medio y 2 onças de plata labrada en un plato grande e un jarro e una taça. Acavóse esta partiçión en 25 días de mayo del año del nasçimiento de nuestro señor Ihesuchristo de 1453 siendo presentes Alonso Aluarez de Duranço y Alonso Aluarez de la Gruesa y Luis Alfonso e anuas las partes se consintieron y firmaronlo de sus nonbres y pone los nonbres y la firma del escriuano preséntalo para dezir que por esta scriptura consta que Aluar Fernández de León su bisahuelo se llamaua Ponçe para que tubo bienes en Monrreal el Aluar Fernández Ponçe de León e que los heredó e que los heredó su hijo Lope de Léon

Declaración de Gómez de León en El Pedernoso (1524)

...en esta villa del Pedernoso a más de 30 años que tengo e poseo en esta dicha villa y en sus términos muchas heredades de tierras y bienes rraízes y nunca me an empadronado ni rrepartido poe ellas empechos ni derramas de pecheros por tenerme como siempre me an tenido por hijodalgo

Declaración de Gómez de León en Santa María de los Llanos (1533)

... que en esta villa de Santa María de los Llanos donde tenía hazienda nunca fue empadronado

Por la petición de padrones a algunos pueblos se desprende que los León tenían hacienda en Tresjuncos, Belmontejo y El Provencio


BNE, MSS. 11727. Pleito de hidalguía de Lópe, Cristóbal y Miguel de León, vecinos de Granada y naturales de Belmonte (h. 13-63)



La defensa de los León sobre su hidalguía y limpieza

LA DEFENSA DE LOS LEÓN SOBRE SU HIDALGUÍA Y LIMPIEZA
  1.  Alvar Fernández Ponce de León tuvo una sepultura en la iglesia de Belmonte junto al altar mayor  que tenía encima un ataúd de piedra grande con sus armas y que en aquel tiempo muchos años después no hubo sepultura de aquella manera que la dicha iglesia de Belmonte si no era a la de los señores de la villa
  2. La villa de Belmonte está puesta al mismo fuero que Castillo de Garcimuñoz, pechan tanto pecheros como hidalgos
  3. Gómez de León (padre de Lope de León) no fue el cogedor de alcabalas del mismo nombre llamado el Bermejo
  4. Aunque los León obtuvieron sentencia ejecutoria de hidalguía, fue revocada en uno de octubre de 1561 a instancias de los Pacheco
  5. Los León remontaban su hidalguía a Alvar Fernández Ponce de León. Sus detractores negaban el apellido Ponce y recordaban que en un padrón de hidalgos que mandó hacer Carlos I en 1531, no aparecía ningún León empadronado como hidalgo. Sí que aparecía un Gómez de León, postero, que la familia dijo ser otro tal Juan Gómez de León, albañil. Este último, conocido como Juan de León estaba casado con Leonor de la Maza, hija de García de la Maza, el matrimonio vivió en casa del suegro hasta que compraron un solar junto a las monjas de Santo Domingo, donde hicieron unas casas. No obstante, se reconocía como alcalde de Belmonte un Gómez de León. Los hijos de Lope de León intentaron liar la situación del abuelo Gómez de León, pues acabaron reconociendo varios Gómez de León en Belmonte, aparte de su ascendiente: el Bermejo, el casado con la Avilesa y otro, el conocido Juan Gómez de León, el albañil, junto al monasterio de monjas y una ermita, la de la Trinidad. Para llegar a la casa de nuestros León, la familia decía: 
asimismo articula que conforme a como están puestos en el dicho padrón diziendo Francisco de Lillo y luego Gómez de León no podía ser otro el puesto sino Joan Gómez de León que era alvañir porque desde la casa de Francisco de Lillo hasta la casa de Juan Gómez de León alvañir no ay vezinos ningunos sino hera el monasterio de las monjas y una hermita de la Trinidad y luego la casa del dicho Juan Gómez de León y que para auer de ser el puesto tras Francisco de Lillo el padre del licenciado Lope de León se quedava por poner 7 o 8 casas y una calle que atrauiesa a la iglesia maior

      6.-El pleito del licenciado Lope de León, lo continuaron sus hijos Miguel Y Cristóbal

sábado, 27 de agosto de 2022

Las acusaciones judaizantes contra Lope de León, padre de fray Luis

 

LAS ACUSACIONES JUDAIZANTES CONTRA LOPE DE LEÓN, PADRE DE FRAY LUIS DE LEÓN

1.- El bisabuelo de Lope de León, padre de fray Luis de León, fue Hernán Sánchez de Habichuelo, fue relajado y sus huesos quemados por sentencia de la Inquisición de Cuenca1492. Los León defendieron que el bisabuelo era Alvar Fernández de León, aunque los León no presentaron escritura justificativa. No obstante, la acusación de que los León eran descendientes del Habichuelo venían de su enemigo principal en Belmonte Hernando Pacheco, alcaide de Belmonte, y cuya familia además de ser una rama bastarda de los Pacheco, figuraba en el secreto de la Inquisición como descendientes de un converso de Quintanar de la Orden.

2.- Leonor de Olivares y Villanueva, mujer de Lope de León, abuelo de Lope de León, padre de fray Luis de León. En sentencia de la Inquisición de Cuenca de 1510 contra Leonor de Olivares y Villanueva, reconciliada y cárcel, se dice que es de 77 años, que era casada con Lope de León y hacía 25 años que era viuda y que su marido nunca fue reconciliado y que tuvo por hijos a Pedro de León licenciado, que no fue reconciliado, y a Alvaro Fernández, que fue de los 21 de Belmonte y que no fue reconciliado y a Gómez Fernández de León, padre de Lope de León. Y dice Leonor de Olivares que fue su padre Pedro Rodríguez vecino de Quintanar y su madre María Rodríguez de Olivares, vecina de Castillo de Garcimuñoz, que murió antes que su marido. La familia León defenderá, que, reconociendo que fue reconciliada la tal Catalina, no quedó probado en la sentencia que fuera descendiente de conversos

3.- Sentencia de la Inquisición de Cuenca del año 1529 contra Gómez Fernández de León, primo hermano de Gómez de León, padre de Lope y abuelo de fray Luis. Acusado de herejía y desacatos. Condenado a oír una misa, con una vela de cera en cuerpo y sin bonete, andando en la procesión y 60000 mrs. Declara tener 100 años y declara por ascendientes: su padre Juan de León, su abuelo Alvar Fernández de León y que oyó decir que eran hijosdalgo de montaña y dice que los otros sus abuelos eran conversos

BNE, MSS. 11727. Pleito de hidalguía de Lópe, Cristóbal y Miguel de León, vecinos de Granada y naturales de Belmonte (h. 13-63)

domingo, 26 de abril de 2020

Escrituras del archivo familiar de los Pacheco de Belmonte

Hacia 1550, obraban en poder de los Pacheco de Belmonte, descendientes de Rodrigo Pacheco, señor de Minaya, y su hijo Diego, alcaide de Belmonte, las siguientes escrituras:

  • Escritura de testamento, en papel a la larga, maltratada y rota, de Rodrigo Rodríguez de Avilés (El Pedernoso, 6 de julio de 1417). Juan Hernández, escribano en el lugar de El Pedernoso.
  • Escritura de gasto de enterramiento y exequias de Rodrigo Rodríguez de Avilés, otorgada por su mujer Beatriz Pacheco, en papel y diez hojas de cuarto. Sin fecha. Alfonso Hernández, escribano
  • Escritura de inventario de los bienes de Rodrigo Rodríguez de Avilés, otorgada por su mujer Beatriz Hernández o Pacheco, en quince hojas de cuarto de papel. 7 de septiembre de 1418. Escribano Marcos Hernández. 
  • Escritura de apartamiento de una compra que Rodrigo Pacheco hizo a su madre Beatriz Hernández o Pacheco, en papel a la larga, rasgada y vieja, su fecha a 3 de mayo de 1430. Hernán Sánchez de Guadalajara escribano.
  • Escritura de libramiento del Rey don Juan II para que pagasen diez mil maravedíes a Rodrigo Pacheco de diez lanzas. En papel de cuarto. Cuenca, 18 de marzo de 1447. Escribano, Hernández de Moya.
  • Escritura de una heredad y casas en Tébar, por Rodrigo Pacheco, mayordomo del príncipe, que le vendió Alvar García de Alarcón, en nombre de doña María su mujer, escrito en cuatro hojas. Gabriel Sánchez de Chinchilla, escribano. 29 de mayo de 1453.
  • Escritura de testamento de Pedro Pacheco, hijo de Rodrigo, dada en Belmonte a 27 de marzo de 1476. Miguel Jareño, escribano.
  •  Escritura de censo del concejo de El Pedernoso a favor de Diego Pacheco de ciertos bienes, escrita en ocho hojas y medio de pergamino. Su fecha, El Pedernoso, 2 de septiembre de 1485. Escribanos, Alvar García de Guadalajara y Juan de Villanueva.
  • Escritura de robra que hicieron y otorgaron Rodrigo Rodríguez de Avilés y su mujer Beatriz Hernández o Pacheco de los molinos y tinte de Peña Quebrada y batán en el río Júcar, término de Alarcón, escrita en pergamino. Escribano, Martín Sánchez Carrillo. Belmonte, 6 de marzo de 1411. EL comprador que fue Antón Sánchez de Montiel.
Escrituras presentadas por Hernando Pacheco en la Chancillería de Granada, el año 1557
  • Carta de venta otorgada por Rodrigo Rodríguez de Avilés y su mujer Beatriz Hernández de unos molinos y batán en Peña Quebrada a favor de Antón Sánchez Montiel. Incluye homenaje de Rodrigo Rodríguez Avilés como hidalgo de no venir ni ir contra la escritura. 6 de marzo de 1411.
  • Testamento de Rodrigo Rodríguez Avilés, hijo de Rodrigo Rodríguez Avilés, debajo del cual falleció. Año 1417.
  • Inventario que dejó Rodrigo Rodríguez de Avilés y gastos que dejó para su ánima.
  • Una venta que otorgó doña Beatriz Pacheco a su hijo Rodrigo Pacheco de una casa con su heredad en El Pedernoso. Su precio, 30000 maravedíes. Año 1430.
  • Otra escritura en que se deshace la dicha venta. Ese mismo años
  • Una provisión de una merced que hizo el rey don Juan a Rodrigo Pacheco, hijo de Rodrigo Rodríguez Avilés, de las lanzas que el dicho su padre tenía del Rey. Año 1447.
  • Escritura de concierto que se hizo y otorgó entre Rodrigo Pacheco, mayordomo del príncipe y Hernán Carrillo de la compra de molinos Nuevos en el monte de Al-Azaraque, en la ribera del Júcar, incluye homenaje de Rodrigo Pacheco, como hidalgo, de no ir contra la escritura. 25 de enero de 1453.
  • Venta que el dicho Hernán Carrillo, vecino de Huete, su suegra Constanza Carrillo y su mujer María de Torquemada, otorgaron a Rodrigo Pacheco y a doña Catalina su mujer de los dichos molinos Nuevos en la ribera del Júcar, pinar Al-Azaraque. Su precio, 1500 doblas (225000 maravedíes). Dada en Olmedilla de Eliz, en 16 de febrero de 1454.
  • Carta de robra y venta que Alvar García de Alarcón, vecino de Socuéllamos, otorgó a Rodrigo Pacheco, mayordomo del príncipe, de la heredad de Tébar, que le vendió el año 1453.
  • Un testamento que otorgó Pedro Pacheco, hermano de Diego y Juan Pacheco (todos hijos de Rodrigo). Año 1476.
  • Una carta de venta que otorgó doña Catalina de Alarcón, mujer de Rodrigo Pacheco, a Juan Pacheco su hijo en que le vendía la mitad de la villa de Minaya con la parte que había heredado de Avilés. 20 de febrero de 1477; escribano, Martín Martínez.
  • Escritura original de la posesión que en virtud de la dicha venta tomó Juan Pacheco de la dicha mitad y parte de Avilés y de como los recibieron por señor. 3 de febrero de 1479. Francisco de Salas, escribano.
  • Un pleito de homenaje que hizo Diego Pacheco a don Diego López Pacheco cuando lo recibió como alcaide de Belmonte. 11 de marzo de 1500. Hernán Sánchez, escribano.
  • Otro pleito de homenaje al marqués de Diego y su hijo Hernando Pacheco por la tenencia de la alcaidía de Belmonte. 6 de diciembre de 1508. Hernán García, escribano.
  • Sendas escrituras para su admisión a la vara de alcalde de la hermandad por los hijosdalgo en la villa de Belmonte a Hernando Pacheco y su hijo Diego.
  • Provisión real por la que se manda a Hernando Pacheco que tome homenaje a don Fernando Mendoza, hijo de Antonio Mendoza, sobre la tenencia de la fortaleza de la villa de Venturris con la torre de Vélez Málaga. 31 de mayo de 1535. Bernaldino de Sevilla, escribano de Socuéllamos.
  • Requerimiento al concejo de La Alberca de Rodrigo Pacheco, hermano de Hernando, sobre que no debe pechar como hijodalgo por el heredamiento que posee en esa villa. Cuando murió Rodrigo mandó dicha heredad a una pechera, razón por la pecha.
  • Pleito del citado Rodrigo Pacheco con la villa de El Cañavate para ser admitido en las suertes de los oficios concejiles con los hidalgos. 1511.
Otras escrituras citadas en el pleito de hidalguía de Hernando Pacheco, algunas conservadas antiguamente en el Archivo de Belmonte
  • Una carta de don Juan Pacheco, marqués de Villena de 19 de marzo de 1457 para que puedan repartir pechos para hacer los adarves del castillo de Belmonte a los hidalgos, clérigos, judíos y moros. Inserta en pleito de los Melgarejo por su hidalguía.
  • Una carta de don Juan Pacheco, marqués de Villena, revocando otras que tienen algunos vecinos para que no se les echen huéspedes. Año de 1466.
  • Provisión (copia) del rey don Juan II de 18 de abril de 1420 para que los vecinos de Belmonte pechen en esta villa por los bienes que tienen fuera en otros pueblos.
  • Carta del rey don Juan II sellada con un sello que tiene una cruz en medio y rota, año de 1408, que si los bienes de censados pasaren y pecheros, que todavía paguen por ellos.
  • Un finiquito otorgado por los Reyes Católicos al marqués de Villena, don Diego López Pacheco, de los pechos, servicios, alcabalas y tercias y monedas foreras que le han cobrado en la villa de Belmonte y otros lugares del Marquesado. 6 de marzo de 1480. Francisco López, escribano.
  • Un privilegio del rey Enrique III en pergamino con un sello de plomo pendiente en hilos de seda de colores con las armas de Castilla y León para que los que viven en Belmonte. 15 de septiembre del año 1409 (la muerte del rey Enrique se data en 1406).
  • Un privilegio del señor rey don Juan II en pergamino con sello de las armas de Castilla de 18 de abril de 1420 para que los pecheros de Belmonte pechen por los bienes que tengan en Belmonte y en otras partes.
  • Una sobrecarta del rey don Juan II para que pechen los hubieren o tuvieren bienes de pecheros. 17 de diciembre de 1420.
  • Una carta escrita en papel del rey don Enrique de 17 de marzo de 1398 para que los abades pechen en Belmonte y moros y judíos por los bienes que hereden y compren.
  • Un traslado de una carta del rey Enrique que se sacó en Santa María de los Llanos, por ante Andrés Martínez Donoso, procurador del concejo de Belmonte, para que pechen todos sino los caballeros e hijosdalgo.
  • Un traslado del repartimiento que se hizo del pecho y servicio de esta villa de Belmonte el año de 1513.
  • Una provisión del marqués don Diego López Pacheco de 20 de noviembre de 1493 para que pierdan el cuerpo de los vecinos de Belmonte para que hicieren donación de sus bienes a personas exentas hasta que no paguen el pecho.
  • Una provisión del marqués don Juan Pacheco de 24 de noviembre de 1463 para que sus escuderos en Belmonte pechen por los bienes que compraren de pecheros.
  • Una cédula original e merced de don Juan Pacheco a Juan Pérez de Monreal, vecino de Belmonte, de 300 mrs. del pecho que se pagase a la villa por él.
  • Una provisión del señor don Juan Pacheco los que mantuvieren armas y caballos en la dicha villa entren en suertes en los oficios de Belmonte, aunque no estén en la villa.
  • Una provisión de don Juan Pacheco de franqueza de monedas foreras a los vecinos de Belmonte. Año 1451.
  • Una provisión de don Juan Pacheco para que las personas que vinieren a vivir y morar a Belmonte no les echen caballos que mantener según que a los otros que son abonados y cuantiosos.
  • Un testimonio que tomó Francisco Hernández del Castillo contra los señores del ayuntamiento de Belmonte de 1514 sobre los pechos de los años 1503 y 1504 y que fueron receptores don Luis Pacheco y don Alonso Pacheco.
  • Una petición original de los vecinos de Belmonte y en las espaldas una provisión del maestre a 22 de julio de 1479 que es sobre tener caballos los vecinos de Belmonte.
  • Una provisión del marqués para que repartan a todos los vecinos de Belmonte y su Tierra según los bienes que tuvieren.
  • Unos capítulos escritos en pergamino con un sello de madera y cordones de seda blanca y azul que se dieron al señor marqués don Juan Pacheco por el concejo de Belmonte, escritos en tres hojas de pergamino.
  • Un testimonio y requerimiento en medio pliego de papeles que se tomó por los regidores de la villa de Belmonte contra Gómez de León vecino de ella sobre que cobró de Francisco Castellano e de otros vecinos de esta villa cincuenta mil e tantos maravedíes para pagar a Hernando de Beteta, recaudador de su alteza, del servicio desde el catorce de septiembre del año 1504 y acaba en 7 de octubre de 1514.
  • Otro testimonio y respuesta al dicho requerimiento de Gómez de León. Año 1515.
  • Unos capítulos del señor maestre don Juan Pacheco que otorgó en que manda que los que no tuvieren caballos no entren las suertes de los oficios.
  • Una provisión del señor marqués para que no se elijan veintiunos si no tuvieren armas y caballos 
  • Otra carta del marqués sobre los veintiunas personas que gozan de los oficios, de que manera se han de elegir
  • Tres pliegos horadados de notas de cargo y datas del año 1493, que fue cogedor de las alcabalas Gómez de León.
  • Otros dos pliegos de papel, el uno de cargo que se hizo a Gómez de León y Hernando el Rubio de las alcabalas, servicio y martiniega de la villa de Belmonte el dicho año y otros de las condiciones y de un pliego de papel del padrón de las alcabalas, servicio y martiniega del año 1495 de que fueron cogedores Juan de Santamaría, …
  • Una carta de pago de don Luis Pacheco, señor de Villarejo de Fuentes de treinta y tantos mil maravedíes del servicio de la villa de Belmonte del año 1503.
  • Otros albalaes del servicio de los años 1519, 1520 y 1521.
  • Un mandamiento de Pedro de Osorio y Alonso de Puerta, alcaldes de Belmonte, y de Día Gómez, regidor, para que Hernán Sánchez, escribano del ayuntamiento, reciba de Hernán Gómez, jurado, y de Rodrigo de Moya, 16000 maravedíes.
  • Una carta de pago de Francisco Alonso de Requena, recaudador del servicio del año de 1514, de 8440 mrs.
  • Una provisión de marqués de 1466 que manda que en cada centena de pecheros se haga repartimiento de un maravedí y que se guarde para cuando sea necesario para el reparo del agua de la gotera.
  • Varios padrones de 1490 a 1520 de la villa de Belmonte.
  • Un privilegio original con un sello real con hilos pendientes de seda escrita en pergamino de exención y libertad que tiene la villa de Belmonte para no pechar
  • Una carta ejecutoria de la Chancillería de Granada contra la villa de Santa María de los Llanos, inserta en ella el dicho privilegio, 
  • Un padrón de la moneda forera de 1454.
  • Un privilegio original con sello real de plomo pendiente de hilos de seda, en pergamino de cuatro hojas, que es de confirmación del rey don Enrique de una carta del rey don Enrique su abuelo sobre que pechen todos los vecinos y moradores de Belmonte y su tierra, que tuvieren bienes de pecheros y un traslado de una carta original del rey don Enrique II, de Miguel Ruiz de Cañizares, escribano, en dos hojas de papel de quintilla, que contiene la manera que han de pechar los vecinos de Castillo de Garcimuñoz´.
  • Un traslado de unos capítulos del marqués de dos hojas de papel.

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA, HIDALGUÍAS, Signatura antigua, 302-213-5.

viernes, 21 de febrero de 2020

Palacio de los marqueses de Villena en Bemonte (hoy llamado de Don Juan Manuel) y convento de dominicas

Palacio de los marqueses de Villena en Bemonte (hoy llamado de Don Juan Manuel) y convento de dominicas
Hay asimismo otro convento de monjas de la advocación de Santa Catalina de Sena y de la orden de Santo Domingo, el cual fundó el infante don Juan Manuel en la villa del Aberca, donde estuvo antes que el señor marqués Diego el I (López Pacheco) le trasladó a Belmonte, que se intitulaba de San Ildefonso en la Alberca, para cuya translación estando en Belmonte dicho señor a 14 de marzo de 1502 hizo donación de sus casas palacio, de las que tomó posesión fray Pedro Perú, procurador de la priora y monjas que ya se hallaban en dicha villa de Belmonte como consta del instrumento de dicha posesión.
Dotóle asimismo de 30000 maravedíes, de suerte que mandó situar en las alcabalas de la carnicería de dicha villa y en otra porción de trigo sobre las rentas de Alarcón y le mandó más por su testamento de 10000 maravedíes de juro en cada año para que diga una capellanía de una misa perpetua en su iglesia todos los días.
En dos de agosto de 1535, ante Alonso de Iniesta, escribano, se otorgó escritura de obligación por parte de dicho monasterio para convertir precisamente en las obras y edificios 200000 maravedíes que las mandó el señor marqués don Diego y les había pagado el señor marqués su hijo y a dar cuenta de dicho gasto.
Junto a este monasterio hay otra casa a manera de convento donde residen dos religiosos de la misma orden de Santo Domingo, y el uno es confesor de las monjas y el otro procurador.
Están fundadas en dicho monasterio de Santa Catalina dos cofradías, del Rosario es una la ordinaria que hay en muchas partes y la otra entierra los muertos.
(Descripción del padre Burriel)




BNE, Mss. 13124

lunes, 30 de diciembre de 2019

Los paniaguados del alcaide de Belmonte, Hernando Pacheco

Hacia 1542, Hernando Pacheco era alcaide de Belmonte desde la muerte de su padre Diego Pacheco en 1516. Su mujer era María del Castillo y Toledo, hija del alcaide de Alarcón, Hernando del Castillo,  con fama de puto judío entre sus vecinos, y de su mujer, Juana de Toledo, hija a su vez de un reconocido judío de la Corte, el doctor Franco. Andaba Hernando en pleitos con Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache de Alarcón, Villanueva del Río y Beamud, por la herencia de Torralba, una pequeña heredad al norte de El Cañavate. El hermano del alcaide de Belmonte, Rodrigo Pacheco, había muerto en agosto 1539, dejando como heredero universal al señor de Buenache y entre los bienes se incluía la dehesa y heredad de Torralba. El contencioso por la herencia comenzó a comienzos de agosto con el cadáver caliente de Rodrigo, con un ofendido Hernando que había hecho de lazarillo de su hermano Rodrigo, ciego desde diez años antes, por las calles de El Cañavate en los últimos años. 

Hernando Pacheco presentó al pleito varios testigos, que fueron tachados, recusados diríamos hoy, por el señor de Buenache. Las tachas son exageradas y parciales (las acusaciones de ser pobre o borracho eran recurrentes), pero nos dan una imagen de la sociedad de aquella época y, tal que cualquier otra, cómo bajo el cobijo de la sombra del poder se juntaba gente de toda condición. Allí va la serie paniaguados de don Hernando Pacheco, alcaide de Belmonte por el marqués de Villena:

  • El bachiller Diego de Villanueva, vecino de Belmonte, letrado al servicio de su señor, acusado de prevaricación en cierta causa por defender a Hernando Pacheco
  • El comendador Francisco de Gaona y su mujer doña Francisca, vecinos de Belmonte, amigo y familiar de la mujer de don Hernando Pacheco, llamada Aldonza. Junto a su yerno Ludeña, hombres de confianza del alcaide de Belmonte.
  • Francisco Gaytán, familiar del alcaide; con fama de morisco
  • Alonso de Palos, vecino de Belmonte, hijo de una esclava y un pobre borracho. Tachado de mentiroso
  • Juan Carrasco, vecino de Belmonte, con fama de ladrón. Condenado por hurto en Mota del Cuervo y en Ocaña, y acusado en Belmonte de robar las pesas de la carnicería
  • Diego de la Vega, vecino de Belmonte, padre de Alonso de la Vega, que es acusado de falsificar una escritura sobre el heredamiento de Torralba
  • Alonso Severo, escribano de Belmonte, le debía la escribanía a Hernando Pacheco
  • Juan de Baños, clérigo de Belmonte, con fama de rastrero hacia el alcaide y perjuro
  • Diego de Villarroel, vecino de Belmonte, fue paje de doña Aldonza, mujer de Hernando Pacheco, acompañado y escudero al servicio del alcaide y del marqués de Villena
  • Martín Ramírez, vecino de Belmonte, criado del alcaide, tenido por mentiroso
  • Cristóbal de la Cierva, criado del alcaide, dispuesto a vender su testimonio por un poco de dinero
  • Diego de Valdeolivas, vecino de Belmonte, criado de Hernando Pacheco, con fama de ruin, rahez y perjuro
  • García de Santamaría, hombre vil y rahez y de linaje de conversos, con fama de borracho y perjuro por unas pocas monedas
  • Elvira Suárez, mujer de Francisco de Lomas, vecina de El Cañavate; mujer pobre y "trafagadora", en su casa da posada al alcaide cuando visita este pueblo. Su marido fue criado de Diego Pacheco el viejo. Hernando Rodrigo les suele compensar con trigo, lana y otras cosas, como una capa de velarte y otras para su sustentamiento, vestido y calzado. Se dejan de decir otras cosas por "no tocar su honra"
  • Elvira Gómez, vecina de El Cañavate, muy amiga de la familia y del alcaide; mujer mala de su cuerpo y de su lengua. Se vino huyendo de Huete porque un tornadizo que la tenía por su amiga se casó y le dio bebedizos con que lo mató. Huyó a Castillo de Garcimuñoz, donde le querían dar cien azotes por alcahueta, hechicera y mala cristiana, acaba recalando en El Cañavate. Teniendo su marido otra mujer viva se casó con él
  • Andrés Briceño, vecino de El Cañavate, hombre que no teme a Dios y sus mandamientos, que está muchos años por confesar. Teniendo mujer viva se casó con otra, mujer muy mala de su cuerpo, por lo que estuvo preso en El Castillo, se escapó. Su primera mujer se acabaría casando con otro. Hombre con fama de servil y que ejerce oficios serviles
  • Teresa Hernández, vecina de El Cañavate, mujer de Hernán Tendero; con fama de pobre y borracha, "trafagadora" y mentirosa por un jarro de vino. Amancebada con su marido mucho tiempo y por rogadores que le echaron se casó con él
  • Rodrigo de Lomas y Francisco de Lomas, su hermano, vecinos de la Hinojosa, hijos de Elvira Suárez y Francisco de Lomas, criados de Hernando Pacheco. 
  • Alonso de Cuenca, vecino de El Cañavate, borracho y asiduo en sus visitas a la posada de Belmonte donde acusaba al posadero de aguarle el vino tinto con blanco. Enemistado con Ana Muñoz, la "muñoza" a la que había de hacer mal, aunque enfermara su alma
  • Juan de Lomas, vecino de La Alberca, sobrino de Francisco Lomas, con fama de mantenido por Hernando Pacheco. Sus hermanos Sebastián y Hernando de Lomas andan a palos y cuchilladas por La Alberca. 

martes, 8 de enero de 2019

Sentencia de Rodrigo Mula en pleito por términos entre las villas de Belmonte y El Provencio (1471)

La sentencia presentada fue dada en 1471 por Rodrigo Mula, o Melgarejo, hombre de confianza de don Juan Pacheco, maestre de Santiago y marqués de Villena. Para entender la sentencia hay que tener en cuenta las cortapisas que sufrió El Provencio a disfrutar de los aprovechamientos comunes de los bienes del suelo de Alarcón, tal como tenía por privilegio por concesión de don Juan Manuel (cuando fue fundada como puebla y desgajada, comprada dirán los testigos, de la ciudad de Alcaraz), en el momento que Belmonte reduce a la condición de aldeas suyas a las vecinas Las Pedroñeras, El Robledillo  o Las Mesas

E después de lo susodicho en la dicha villa de Belmonte diez e seys días del mes de novienbre año susodicho de mill e quatroçientos e setenta e un años este día el horrado Rrodrigo de Mula juez susodicho estando asentado en poyo pro tribunali estando presentes Pero López de Gil Herreros alcalde de la dicha villa e so mesmo estando presentes Juan López de Barchilón e Pero Sánchez de Villaescusa rregidores de la dicha villa e so mesmo estando presentes el dicho Garci Sánchez procurador susodicho del dicho mosén Luys e del dicho conçejo de la villa del Provençio e Juan Sanz de Pero Sanz el moço e Gil Martínez Pellejero rregidores de la dicha villa del Provencio e Gil López e Garçi Sanz de Montiel veçinos de la dicha villa del Provençio estando todos presentes asy el dicho juez dio e pronunçió una sentençia por escripto el thenor de la qual es este que se sigue e dize ansy
Por mí Rrodrigo de Mula criado del marqués mi señor e su juez comisario dado e diputado por el dicho señor para la causa que ynfra se faze minçión visto el pedimento a mí fecho por el dicho mosén Luys de Calatayud señor de la dicha villa del Provençio e lo pedido por parte del conçejo e universydad de la dicha villa en que piden sean guardados e defendidos en la posesión vel casi de paçer las yerbas e beber las aguas e cortar la leña verde e seca e caçar la caça en que después de la dicha villa del Provençio fue dada al marqués viejo de buena memoria que Dios aya e después por el dicho marqués al governador don Luys de Calatayud agüelo del dicho mosén Luys e después del finamiento del dicho mosén Luys por finamiento suyo que vino por herençia a Alfonso Sánchez de Calatayud su hijo e por finamiento del dicho Alfonso Sánchez al dicho mosén Luys e que syenpre deja sazón acá la dicha villa del Provençio con su término fueron avidos e tenidos por un suelo con las villas en los lugares del marquesado de Villena e de la villa de Alarcón e su juredizión que podían fazer todo lo suso dicho por lo aver de tantos tienpos en casa que memoria de onbres no es en contrario e visto como la parte del conçejo e universidad de la dicha villa de Belmonte fue dicho e alegado que todavía al tienpo e sazón que los dichos vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio cortavan la dicha leña e paçían las yervas e caçavan la caça e bebían las aguas en término de la dicha villa que syenpre fueron prendados quando fueron tomados por sus guardianes e que todavía estuvieron en esta posesión vel casy e que por esto no avía lugar lo pedido por la parte del dicho mosén Luys e de la dicha villa del Provençio e vezinos della tuviesen que sería quanto al paçer las yervas e beber las aguas guardando sus dehesas previllegiadas fazer bardal e corral de tochillo e brosquillo según pastores e no de otra manera e para cortar mata rrubia e rromero e atocha e aliaga e vista las provanças hechas en este dicho proçeso por la parte del dicho mosén Luys e conçejo e universidad de la dicha villa del Provençio e la provança fecha por parte del conçejo e universidad de la dicha villa de Belmonte e todo lo alegado e dicho por las dichas partes e por cada una dellas en favor e ayuda de su derecho e aquello que a mí fue dado de ver y esaminar e sobrello avido mi acuerdo e deliveraçión
Fallo que paresçe e se prueva por los dichos e dipusyciones produzidos a este dicho proçeso por parte de la dicha villa del Provençio e los vezinos e moradores della estar e aver estado en la posesión vel casi de paçer las yervas e beber las aguas e cortar las leñas e caçar la caça en el suelo e término de la dicha villa de Alarcón por espaçio de veynte e treynta e quarenta e çinquenta años e más tienpo que los vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio e de la dicha villa de Belmonte syenpre del dicho tienpo acá e tanto que memoria de onbres no es contrario e los unos en el término de los otros acostunbraron paçer las yervas e beber las aguas e cortar la leña e caçar que por la parte del dicho conçejo e universidad de la dicha villa de Belmonte no paresçe ser provado cosa alguna que perjudique a la provança de los dichos vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio quanto a la dicha su posesion vel casi por ende devo de condenar e condeno al dicho conçejo e vezinos e moradores de la dicha villa de Belmonte e al dicho procurador en su nonbre a que no ynquieten ni molesten a los dichos vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio en la dicha posesión vel casi de paçer las yervas e beber las aguas e cortar la leña guardando marco e caçar la caça so pena de seysçientos mrs. por cada una vez que el dicho conçejo de Belmonte perturbare e molestar o ynquietare a los vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio para los vezinos e moradores de la dicha villa, otrosy mando por esta mi sentençia que todas e qualesquier prendas que a el tienpo e sazón que este dicho pleyto fue començado pendiente la dicha quistión sobre la dicha causa e fueron e an seydo prendados e tomadas por la dicha villa de Belmonte  a los dichos vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio e por sus guardianes que fasta a nueve días primeros siguientes le sean dados e rrestituydos al dicho conçejo e al dicho su procurador en su nonbre de la dicha villa del Provençio su estimaçión según que jurare la dicha villa del Provençio e su procurador en su nonbre lo que podían valer al tienpo que fueron tomadas las dichas prendas en quanto a las costas hechas en este dicho proçeso e causa por la parte de los vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio e por su procurador en su nonbre no fago condenaçión alguna salvo que asy los vezinos e moradores de la dicha villa del Provençio como los vezinos e moradores de la dicha villa del Belmonte separen a las que tienen hechas este dicho proçeso e causa por algunas justas causas o rrazones que a ello me mueven e por esta mi sentençia asy lo pronunçio e mando en estos escriptos
(es traslado de 1539 de la Chancillería de Granada) 


martes, 1 de agosto de 2017

El convento de monjas dominicas de San Idelfonso de La Alberca de Záncara: propiedades en Castillo de Garcimuñoz

Claustro convento dominicas en Belmonte (web de El País)
El convento de monjas dominicas de San Idelfonso de La Alberca de Záncara fue fundado por el infante don Juan Manuel en 1335. El momento aquí estudiado se centra en 1490. Los recursos económicos que sustentaban el convento giraban en torno a unas casas de molinos que las monjas poseían en el término de Castillo de Garcimuñoz, junto al río Júcar, y las propiedades anejas a las mismas.

Los molinos llamados de las monjas eran el centro de las propiedades del convento en torno a la ribera del río, que consistían en huertas, árboles frutales, prados y tierras de pan llevar. El heredamiento era explotado en régimen censual, creemos que en enfiteusis, por los vecinos de Castillo Garcimuñoz, que se habían comprometido a pagar ciento veinte fanegas de trigo, convertidas en harina, cada año a las monjas.

Detalle del claustro (foto Laura Mainar)
Las monjas del convento eran celosas en la defensa de sus intereses, en la escritura de censo firmada con los vecinos de Castillo de Garcimuñoz había introducido una cláusula que, en caso de impedimento, por cualquier hecho fortuito o causa mayor, las obligaciones de pago se mantenían, obligándose los vecinos con sus bienes y personas. Ese caso de fuerza mayor, se dio en 1488, cuando el río Júcar se desbordó, llevándose la presa y parte de los molinos, quedando únicamente dos ruedas. Los vecinos dejaron de pagar y dos años después el convento exigió las obligaciones contraídas: las ciento veinte fanegas adeudadas de cada uno de los dos últimos años, para cuyo pago no era impedimento qualesquier caso fortuyto acaesçido de fuerça maior o menor.

Las propiedades de las monjas dominicas junto al Júcar venían a complementar otras propiedades. Estaban en posesión de unos molinos en Robledillo, sobre el río Záncara, concedidos en 1385, que se sumaban a las propiedades concedidas por su benefactor, en el momento de la fundación del Convento en 1335, el Canciller Alfonso Pérez, vasallo de don Juan Manuel: seis mil almudes de tierra en el término de La Alberca y el poblado de El Amarguillo*. Las monjas, sin poder jurisdiccional sobre la villa de La Alberca, actuaron como verdaderas señoras de la villa; poder no exento de conflictos entre los vecinos y las mencionadas monjas. En 1499, las monjas se trasladan a Belmonte a instancias de don Diego López Pacheco, señor de Villena, estableciendo nuevo convento bajo la advocación de Catalina de Sena. Hoy, restaurado el convento, compartiendo espacio con los restos del palacio del Infante don Juan Manuel, conserva uno de los mejores claustros del Renacimiento español. El antiguo convento de San Idelfonso en la Plaza de San Pedro de la villa de La Alberca de Záncara, prácticamente está desaparecido.

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*Algunas propiedades de las monjas en La Alberca, recogidas varios siglos después en el Catastro de Ensenada de 1751 son, entre las tierras de regadío:

El convento relixiosas dominicas de Belmonte tienen nueve celemines de primera calidad que anualmente se siembran de ceuada y los seis celemines por ser de riego también se plantan de hortaliza.
Aunque no son tierras de regadío, recoge también un cercado de tres celemines. A ello había que sumar las tierras cargadas con censos y las rentas decimales a favor de la religiosas dominicas
y están entendidos que los más de los diezmos que producen las tierras del combento de carmelitas calzados de esta villa y el de relixiosas dominicas de la villa de Velmonte que en lo antiguo estuuo en esa villa los perciuen dichos combentos por especial privilegio que tiene sin entrar en la tercia general de todos los demás diezmos como también tienen por tal carga las memorias y aniversarios perpetuas de misas que están cargadas como también las de los diuersos censos así perpetuos como redimibles a que se hallan muchas de ellas afectas e ypotecadas que constarán de las relaciones de los censualistas,...
... y los diezmos que perciue dicho combento de relixiosas le parece llegará en cada un año a setenta y seis fanegas de trigo, veinte y dos de cevada, veunte y ocho de centeno, quarenta y dos de escaña, dos de garvanzos y cinco de guijas, y dos arrobas de aceite
Sobre el molino harinero que las monjas poseían en la ribera del Júcar, nos aparece ya enajenado, en manos de diversos propietarios, en el Catastro de Ensenada de la población de Castillo de Garcimuñoz
y un molino arinero que llaman del lizenciado, distante de esta población legua y media, sito en la rivera del río Júcar de quatro piedras 
Sobre el molino harinero en el despoblado de  Robledillo, también enajenado por estas fechas, nos dice el Catastro de Ensenada de la villa de Las Pedroñeras
En el dicho término despoblado de Robredillo hai siete paradas de molinos arineros de agua... otro nombrado de las monjas, situado en dicho río y riuera (del Záncara) que se compone de dos piedras, dista a dicho despoblado media legua y a esta villa (de Las Pedroñeras) una legua. (Por estas fechas es propiedad de un vecino de Las Pedroñeras llamado José Montoya y Pernía)
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Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 149009, 280. Comisión a petición del convento de San Ildefonso de Alberca que reclaman la renta de unas casas de molinos en la ribera del Júcar a unos vecinos de Castillo de Garcimuñoz. 1490
SANZ FUENTES, Mª Josefa: "Aportación documental al conocimiento de los monasterios dominicanos conquenses de San Ildefonso de La Alberca de Záncara y Santa Catalina de Siena de Belmonte".  Estudios en memoria del profesor Dr. Carlos Sáez: Homenaje / coord. por María del Val González de la Peña, 2007, págs. 353-370

miércoles, 10 de febrero de 2016

Belmonte según la Geografía de Tomás Mauricio López (1796)

Era la villa de Belmonte un espeso monte de pinos y carrascas, con algunas casas que llamaron las Chozas, y adelantando sus posiciones le pusieron Bellomonte,  quedándose con sólo Belmonte cuando se hizo villa. Dista de Cuenca 12 leguas, estando respecto de ella entre S.O., situada parte en un llano y parte en dos cerros y cañadas. Fue aldea de Alarcón, y en el día 8 de julio del año de 1399 en la ciudad de Sevilla expidió Real privilegio el rey Don Pedro el Justiciero dándosela a la Serenísima Señora Doña Blanca, nieta del Serenísimo Señor Infante Don Manuel, á fin de que este pueblo se hiciese villa de por sí y sobre sí, con jurisdicción por sí y sobre sí, con jurisdicción civil y criminal, alta y baja, de mero y mixto imperio, con corregidor y otras gracias. No puede dudarse fué fundación antigua, pues hay privilegios del tiempo del rey Don Alfonso X. Hecha villa la dieron por sus términos y aldeas á Monreal, el barrio de los Hinojosos, la Osa de la Vega, Tresjuncos y Hontanaya. Fué vicaría perpetua. El privilegio de villa se transfirió después de la Serenísima Señora Doña Blanca de Castilla, con otros privilegios reales, a los Excelentísimos Señores Marqueses de Villena, como Señores de este pueblo, en cuya casa permanece desde tiempo del rey Don Enrique III. El IV de este nombre le dió otros privilegios que conserva la propia casa de Villena, y los confirmó en 30 de abril de 1642 el rey Don Felipe IV, y en 1709, en Madrid, Don Felipe V. Tiene dos ferias, una por San Miguel y otra por San Andrés: un castillo hecho por Don Juan Pacheco, Gran Maestre de Santiago, y otro había antiguamente en el cerro que llaman de San Antonio Abad. Su colegiata se compone de 4 Dignidades con Canongía anexa, 6 Canongías, 4 Raciones y 6 Capellanes de coro: hay cuatro conventos de religiosos y religiosas. Están sepultados en este pueblo diferentes sujetos distinguidos en santidad: fueron naturales de él, entre otros varios que no se nombran, Fray Luis de Montoya; el M. Fr. Pedro de Lorca, General del Órden de San Bernardo; el P. Gabriel Vázquez, de la extinguida Compañía, el M. Fr. Luis de León y su sobrino Fr. Basilio de León, ambos del Órden de San Agustín; diferentes religiosos que asistieron al Concilio de Trento y que fueron escritores; el P. Juan del Castillo, que murió mártir; Fr. Luis de Ávila, del Órden de San Agustín; Miguel Lucas Hiranzu, Condestable de Castilla, que murió desgraciadamente en Jaén el año de 1573; el licenciado Don Pedro Bedoya, &c. Tiene al presente 400 vecinos.


LÓPEZ, Tomás Mauricio: Geográfica Histórica Moderna. Tomo II. Comprehende las provincias de Toledo, Guadalaxara y Cuenca. Imprenta de la viuda de Ibarra. Madrid 1796. BIBLIOTECA DE LA ABADÍA DE MONTSERRAT. pp. 199-201

martes, 17 de noviembre de 2015

Pleito por términos: Belmonte frente a Las Pedroñeras (1509-1510)


Concejo de las Pedroñeras de 1509, dando poder a Francisco Rosillo


Las quejas contra la villa de Belmonte de Pedro Marcilla, procurador de la villa de Las Pedroñeras, el 26 de agosto de 1510 ante el Consejo Real, eran fundadas:

...de los muchos agravios que rreçiben los dichos mis partes después que se reduzieron a vuestra corona rreal e como enémigos an seydo tratados haziéndoles muchas fuerzas asy era quitar las varas a las justiçias que estavan puestas por vuestra alteza o prendándoles e tomándoles muchas bestias como ocupándoles sus términos e derrotándoles sus mojones estando puestos por juez dado por vuestra alteza y aviéndose dado sentençia sobre ello e avn han acuchillado a algunos vezinos de la dicha villa de pedroñeras...

Se sumaba cierta impotencia de los vecinos de Las Pedroñeras ante los agravios sufridos, consecuencia de las intromisiones en sus términos por la vecina Belmonte, bajo jurisdicción del marqués de Villena. Además el antiguo marquesado estaba roto, y no sólo políticamente. Las tierras en manos del marqués, estaban bajo la tutela judicial del juez de residencia y justicia mayor en todas las tierras de señorío del marquesado, el bachiller Hernando Díaz de Benevente, que procuraba ampliar sus competencias señoriales a las recién estrenadas tierras de realengo. En continuidad de la política seguida por la Corona hasta entonces a favor de las tierras de realengo, se había nombrado al bachiller Fuenleal, alcalde mayor de lo reducido a la Corona del Marquesado, como juez de comisión para el conflicto. Su actuación partidista pronto sería denunciada por la villa de Belmonte.

El pleito entre las villas de Belmonte y las Pedroñeras por los términos de los despoblados de Robredillo de Záncara y Martín Ovieco se venía arrastrando desde el año 1509, cuando el alcalde mayor Fuenleal había tratado de dirimir el conflicto entre ambas villas. No parecía contenta con estas actuaciones la villa de Belmonte, que denunciaba la parcialidad del bachiller Fuenleal a favor de Las Pedroñeras por no haber escuchado al principal inculpado en el quebrantamiento de mojones, el vecino de Belmonte Antonio Muñoz. Por eso, su ayuntamiento de 10 de enero de 1510, presidido por el justicia mayor de las tierras de señorío del Marqués de Villena, bachiller Hernando Díaz de Benavente, había decidido mandar al alcaide de Escalona, Pedro de Baeza, como su procurador al Consejo Real para defensa de los intereses de la villa. Daban su poder en aquella ocasión los regidores de la villa belmonteña  Juan de Iranzo de Molina, Juan de Ramos, Diego Alonso de Peñafiel, y el alguacil mayor Juan de Madrid, junto a los veintiunos Francisco de Inestrosa, Alonso de Guedeja, Alonso de Zorita y Juan de Serantes. Un mes antes, Gonzalo Guerrero, acompañado del escribano Fernán González de la Calera, en nombre de la villa de Belmonte había ido hasta la villa de San Clemente con un requerimiento recusatorio contra el bachiller Fuenleal; ni el alcalde mayor estaba en la posada que se alojaba  ni los papeles de los procesos tampoco, pues los autos de la comisión del bachiller Fuenleal obraban en poder del escribano de Las Pedroñeras, así lo atestiguaba el escribano de San Clemente y algunos vecinos de la villa como su alcalde ordinario Miguel Sánchez de los Herreros u otros como Juan Guerra, Pedro de Oma o Sancho Rodríguez.

Dispuesta a entablar el pleito en el Consejo Real, la villa de Las Pedroñeras nombró su procurador en la sesión del ayuntamiento de 4 de marzo de 1510. Por entonces, los ayuntamientos todavía se celebraban en el portal de la iglesia de la villa. Curiosamente el elegido fue un vecino de San Clemente, Francisco Rosillo, lo que mostraba la complicidad de intereses de las dos villas de realengo. Otros Rosillo, como Antonio o Juan, que reconocían con orgullo, al igual que Francisco, ser hijos del reductor del marquesado, Juan López Rosillo el viejo, apoyaron a la villa de Las Pedroñeras (los tres hermanos reconocían que su padre había intervenido ante los Reyes en la negociación que había dado las aldeas de Robredillo y Martín Ovieco a esta villa); pero asimismo otros conocidos nuestros como los alberqueños Juan López de Rus o Andrés Gallego,  que había sufrido presidio en el Castillo de Garcimuñoz tras el saqueo de la Alberca y ahora se ganaban la vida como molineros en las riberas del Záncara.

Belmonte no estaba dispuesto a renunciar a estos dos lugares y prueba de ello es que había sumado a su apelación ante la justicia real una nueva vía judicial, con la apelación del proceso ante el tribunal eclesiástico de la audiencia episcopal de Cuenca. La razón como veremos es que en el pleito estaba incurso un clérigo belmonteño, Antonio Martínez. Así el pleito se bifurcaba entre la jurisidicción civil y eclesiástica. Al comisario enviado por el Consejo Real, se sumó la actuación del vicario del obispado de Cuenca, Eustaquio Muñoz, que nombró como jueces a Juan de Inestrosa, racionero de la colegiata de Belmonte, y a Francisco Gómez, teniente de cura de Las Pedroñeras.  Esto había obligado a la villa de Las Pedroñeras a multiplicar sus procuradores, nombrando al citado Rosillo en apoyo de su procurador habitual Benito Gallego, que pronto, desde fines de abril, delegaría su procuraduría para los asuntos de Madrid en favor del citado Pedro Marcilla, que contaría con el apoyo de Rosillo.

los besynos de la dicha villa de Belmonte de hecho e contra todo derecho salieron armados de diversas armas con lanças e vallestas e espingardas e fueron a los mojones de los dichos términos que estaban amojonados por vn mandado de vuestra altesa por los juezes para ello dado e entraron los mojones y asy estavan puestos e tornaron a tomar la posesyón sobre lo qual por parte de los dichos mis partes se fue quexar ante v. a.  e v. a. lo cometió al dicho governador del marquesado de Villena e a su lugarteniente para que oydas las partes hiziese su sentençia por virtud de la qual comisión el dicho teniente fuenleal dio sentencia sobre ello en fabor de los dichos mis partes  e condeno a los vesinos de la villa de bemonte en çiertas penas ... e de la sentençia dada por el dicho teniente por parte de los vecinos de la dicha villa de Belmonte fue apelado, los quales no se ha personado ni fecho diligençias alguna e la apelación quedo desyerta e la dicha sentençia pasó en cosa juzgada...

la petición de Benito Gallego acababa pidiendo se nombrase juez de comisión al alcalde mayor Diego Ramírez de Fuenleal para que hiciera cumplir la sentencia a la villa de Belmonte. Pero esta villa, de boca de su procurador Fernando de Sanmarcos, contradecía y no reconocía como legales las actuaciones del alcalde mayor Fuenleal, considerando sus actuaciones y sentencias como una intromisión en un pleito que estaba entendiéndose en grado de apelación en la Chancillería de Granada: Belmonte se estaba saltando al Consejo Real. Otro procurador de la villa de Belmonte, Gonzalo Guerrero, consideraba al bachiller Fuenleal, por su misma procedencia de Villaescusa de Haro, perteneciente a la orden de Santiago, como enemigo capital de la villa de Belmonte y hacía extensiva su recusación al acompañado de dicho juez para las diligencias, el sanclementino Miguel Sánchez de los Herreros, que, a su decir, y durante la guerra del Marquesado, este hombre de procedencia segoviano había tomado partido a favor de la Corona y contra la villa de Belmonte. Quizás su llegada a la comarca fuera en condición de militar al servicio de la realeza.

Pero Belmente apeló también ante el Consejo Real, de mano de su procurador Fernando de Sanmarcos pidiendo la nulidad de las actuaciones del bachiller Diego Ramírez de Fuenleal en 1509 por parcialidad, apelación que admitida a trámite por el Consejo, sería seguida por provisión de siete de julio de 1510 emplazando a la villa de Las Pedroñeras. Belmonte que vio como un triunfo la admisión a trámite su apelación se aprestó a requerir con ella al bachiller Diego Ramírez de Fuenleal para que se inhibiera, que a la sazón se encontraba en Villaescusa de Haro, su villa de origen, que optaría por continuar su comisión alegando que el concejo de Las Pedroñeras había ganado provisión para tal caso. En cualquier caso, dos días después, el 15 de julio, un representante del Consejo Real se presentará ante el escribano de San Clemente y de la comisión del bachiller Fuenleal para que le entregará los autos del proceso, cosa que el escribano cumplió fielmente. Por último, el requerimiento de la provisión a la villa de Las Pedroñeras fue respondida en franca rebeldía en una actitud de desacato. Aunque poco después y de mano de sus  procuradores Pedro Marcilla y Benito Gallego intentaría reconducir el proceso, devolviéndolo a su punto de origen. Había sido unos años antes, la villa de Las Pedroñeras quien había ganado sentencia definitiva del Consejo Real concediendo los lugares de Robredillo de Záncara, o simplemente Záncara, y Martín Ovieco a su favor, habían sido la villa de Belmonte y sus vecinos quienes habían quebrantado violentamente la sentencia y había correspondido al bachiller Fuenleal restablecer la legalidad violentada, no se le podía apartar pues de dicha comisión judicial. Desconocemos la posterior secuencia de los autos y la sentencia definitiva del pleito, aunque es evidente que la posesión de los términos en litigio se decantó a favor de Las Pedroñeras.

El territorio en disputa comprendía dos antiguas aldeas de Alarcón, a estas alturas de comienzos de siglo ya deshabitadas. Pero el objeto de litigio real en 1509 eran los nueve molinos que se extendían a lo largo de la ribera del Záncara (los molinos del Angostura, el Bohón, el Záncara, la Veguilla, el Tejadillo, el Hituero, Santo Domingo, Las Monjas, y de Pedro González del Castillo) y una dehesa, con sus montes y pinares, en el Robredillo. Sabemos que la propiedad de algunos de estos molinos correspondía a familias belmonteñas como los León, aunque el arrendamiento y explotación lo hacían pedroñeros. En otros casos, como el molino del Cerrillo, la propiedad había sido adquirido por el alberqueño Juan López de Rus, aunque este viejo hombre que había vivido los grandes acontecimientos de la comarca, reconocía la jurisdicción de Las Pedroñeras sobre los molinos del Záncara. 

Las disputas tomaron un sesgo violento el año 1507, cuando dirigidos por el bachiller Mula, criado del marqués y su alcalde mayor en Belmonte; varios belmonteños en carretas y armados llegaron hasta los lugares de Robredillo y Záncara para tomar posesión de ambos lugares en nombre del Marqués. La actuación de los belmonteños era la respuesta a la fijación por los pedroñeros de los mojones que por sentencias ejecutorias tenían ganados. Los mojones fueron derribados, aunque el motivo del conflicto sería otro. Tan solo hallaron en el dicho término a dos vecinos Pascual Carralero y Diego Fernández, que venían con sus costales de harina de los molinos, a los que secuestraron dos mulas cargadas de con el trigo molido. El secuestro del macho de Pascual Carralero había tenido lugar junto al camino real, cuando un criado de Pascual volvía con la harina del molino del Tejadillo. El valor del macho secuestrado a Pascual Carralero se valoraba por aquel entonces en 4000 maravedíes, aunque la venta final, al chantre de la colegiata de Belmonte subió a 5250 maravedíes; una fortuna. A ello se sumaba los cuatrocientos maravedíes que valía la fanega de harina embargada junto al macho. La desgracia de Pascual Carralero era mayor si pensamos que con el macho perdió la posibilidad de arar sus barbechos y no recoger una cosecha valorada en dos mil maravedíes. El actor del embargo era un clérigo de Belmonte, llamado Antonio Muñoz y que estaría en el centro de las disputas en el futuro, que alegaba deudas de los pedroñeros, Juan Sánchez de Maridias y Juan Sánchez del Amo. Dichas deudas tenían su razón de ser en un acto anterior, ocurrido en octubre de 1506 y derivado asimismo de la disputa por la posesión de Robredillo de Záncara. En aquella ocasión el clérigo Antonio Muñoz rompió la vara de justicia de Andrés de Cruz, alguacil de Las Pedroñeras, remarcando con esta afrenta el no reconocimiento de jurisdicción de sus vecinos. Le costó caro, pues sería llevado preso a Las Pedroñeras, juzgado por el bachiller Peñarrubia, alcalde mayor del Marquesado, y liberado solo tras depositar fianzas, situadas sobre cierta deuda que le debían Juan Sánchez Maridias y Juan Sánchez del Amo, que, como hemos visto, intentó recuperar después por su cuenta.

Las afrentas de los belmonteños continuaron ese año; dirigidos por el alguacil Carreño el mozo, secuestraron ochocientas cabras de un vecino de Las Pedroñeras llamado Lope García. Ya antes los pocos moradores existentes en el Robredillo abandonaban irremediablemente el lugar ante la presión de los caballeros belmonteños: en noviembre de 1506, le eran requisados, en una casa del lugar a Francisco de Palomares, dos cerdos y un asno. En enero de 1507, el que padecía los secuestros era Mateo Sánchez Coronado, al que le arrebataron, mientras labraba, dos acémilas valoradas en ocho mil maravedíes. Por esas mismas fechas, le eran embargadas otras dos mulas a Diego Fernández, cargadas con carbón de leña; el lugar de las expropiaciones era el camino real, junto al lugar de Robredillo. A Andrés Gallego, molinero en el Hituero, no se le perdonaba pagar almotacenía y alcabalas en la villa de Las Pedroñeras. Aunque el trato más humillante se produjo para marzo de 1508; aquel año Las Pedroñeras padecía la peste como otros pueblos de la zona. Varios vecinos de Las Pedroñeras, huyendo del mal, se refugiaron en la ermita de Santo Domingo, donde todavía prestaba sus servicios un santero, en el término de Robredillo; fue entonces, cuando Carreño y otros hombres armados de Belmonte entraron en la ermita y expulsaron a los allí refugiados, mientras les quitaban los paños, lienzos, armas y dinero que llevaban encima. Las disputas continuaron en los años siguientes. Antonio Martínez no olvidó el agravio y esperando al procurador de Pedroñeras en el Consejo Real en el término de Mota del Cuervo la emprendió con él a cuchilladas. Los desmanes de los belmonteños no tenían límites; un molinero llamada Fernán López fue castigado públicamente en Belmonte por decir que Robredillo pertenecía a Las Pedroñeras.

El clérigo belmonteño Antonio Muñoz se había convertido en aquella segunda mitad de la década de inicios de siglo en un azote para los pedroñeros, que inspiraba miedo. Decidido a tomarse la justicia por su mano para desagravio de viejas afrentas no dudaba en asaltar a los pedroñeros por los caminos para herirles o robarles sus mulas. El caso citado anteriormente de Diego Fernández, al que arrebató dos acémilas, es paradigmático. El clérigo, montado sobre un macho tordo, arremetió contra el pedroñero, provisto de coraza y armado con espada y lanza. El exaltado clérigo rememoraba cómo había roto la vara de justicia del alguacil Andrés de Cruz, para a continuación mostrar su arrepentimiento, no de conciencia sino por no haberlo rematado a puñaladas. A los pastores Fernán García y Pedro Fernández les robó el ganado, después de descalabrar al primero y dar una somanta de palos al segundo. Entonces se cobró veinticinco ovejas y diecisiete cabras en pago de las prendas embargadas por la justicia pedroñera y cuyo agravio hacía responsable solidario a cualquier vecino de esa villa que se encontraba por los caminos y campos. Y es que una cosa eran las pretensiones jurídicas y las derivadas sentencias que llegaban con años de retraso y otra imponerlas en los campos del Záncara, donde sus moradores defendían los derechos adquiridos o perdidos por la fuerza.

Las pretensiones de propiedad y jurisdicción de Las Pedroñeras sobre Robredillo de Záncara y Martín Ovieco venían de la época en que Jorge Manrique había concedido con el villazgo y la incorporación de los términos de estas dos aldeas. La concesión fue contestada por el marqués de Villena y el concejo de Belmonte, derivando en un largo pleito que no se resolvería hasta comienzos de siglo. Pedro Gómez escribano de Las Pedroñeras conocía bien el desarrollo histórico de los hechos

al tienpo que esta dicha villa se rreduzió a la corona rreal con las demás deste marquesado de Villena don Jorge Manrique capitán del Rrey don Fernando e de la Rreyna doña Ysabel de gloriosa memoria nuestros señores que rresçibió la dicha villa le dio el dicho Rrobredillo de Záncara por aldea término juridiçión desta dicha villa con sus términos e pastos e dehesas e montes e aguas ecetera e Martín Ouieco asymismo esto por virtud de los poderes que de sus altezas traya e después sus altezas confirmaron e aprouaron la dicha merçed sellada con su sello e firmada con sus nonbres e después desto sabe que entre el marqués de Villena e conçejo desta villa se litigó e se dio sentençia con executoria contra el dicho marqués en que todavía adjudicaron esta villa con los dichos logares e términos de Rrobredillo e Martín Ouieco por juridiçión a la corona rreal e que sabe que después desto que esta villa litigó con la dicha villa de Belmonte sobre los dichos logares e términos de Rrobredillo e Martín Ouieco por jues comisario de sus altezas que era Diego Dias de Madrid e dio sentençia por esta villa contra la dicha villa de Belmonte e todavía dexó los dichos logares de Rrobredillo e Martín Ouieco con sus términos por juridiçión desta villa e sabe que auisto cómo los desta villa e sus juezes della e governadores e justiías del marquesado an poseydo los dichos términos e an fecho justiçia e vio en esta villa açotar un honbre que furtó çierto trigo e una asna por fuerça a un fijo de Gravyel Burbano veçino del Pedernoso en el término del Rrobredillo e sabe que al tienpo que la dicha merçed sus altezas hizieron a esta villa de los dichos logares tomaron posesyón dellos e después aca los an poseydo e poseen preguntado cómo sabe lo susodicho dixo porque es escriuano de salario e a sydo escriuano en esta villa e a uisto todos los previllegios merçedes e sentençias e escripturas susodichas e aun otra posesyón que el governador Françisco de Tovar deste dicho marquesado dio a esta villa por virtud de las dichas escripturas de los dichos términos de Rrobredillo e Martín Ouieco
La realidad sobre terreno era que Belmonte seguía usurpando estos términos. Además de los azotes para castigar desafueros, poco más podía alegar Las Pedroñeras, que intentaba cobrar por mano de su alcabalero Benito Gallego de Villodre las transacciones que se llevaban a cabo en los términos de las dos aldeas, reducidas a la venta de ruedas para los molinos del Záncara. Especialmente sonado en la época fue un pleito entre la mujer del belmonteño Esteban López y el mencionado alcabalero por la venta de una rueda para el molino de Hituero. No solo Belmonte pretendía derechos sobre las aldeas, también La Alberca que a comienzos de siglo comenzaba a reponerse del saqueo de treinta años antes. En el centro de los conflictos estaba la posesión de los molinos harineros del Záncara. Uno de los casos alegados por Las Pedroñeras para defender su jurisdicción sobre Robredillo era el apresamiento de un vecino de El Provencio, un hijo de Pedro Tostado, en el molino de Hituero por una pendencia con Francisco Palomares. Aunque la posición de Las Pedroñeras dependía más de la acción de los gobernadores. En defensa de las nuevas villas de realengo se comprometió el gobernador del Maquesado Juan de Villafuerte, en el periodo de 1501 a 1503, que apresó y juzgó a dos belmonteños, Juan Ropero y Juan de Cuenca, por usurpar tierras en el Robredillo.

No había derechos de posesión que no se impusieran con la fuerza. Por esa razón, Las Pedroñeras, recién conquistado el villazgo, se dotó de un cuerpo de caballeros de sierra para defender sus términos y los de sus dos aldeas frente a los de Belmonte. Eran cuatro caballeros de sierra: Miguel Martínez del Peral, Juan García Bazote (?), Antón Fernández Gaitero y Cristóbal Moreno. Los derechos de la incipiente villa de Las Pedroñeras eran deudores de la tibia acción de estos guardas y de la acción más decidida de alcaldes como Felipe de Segovia.

No obstante, Las Pedroñeras guardaban con celo los privilegios reales y las ejecutorias. Especialmente la carta real en papel de los Reyes Católicos confirmando las mercedes de don Jorge Manrique y, sobre todo, la ejecutoria ganada a don Diego López Pacheco, fijando los términos de Las Pedroñeras. Dicha ejecutoria estaba escrita en pergamino de cuero y sellada con sello de cera colorada pendiente de unas vetas de seda verde y firmada por los Reyes Católicos y los miembros del Consejo Real; se guardaba en una caja de madera. como se guardarán la sentencia ejecutoria ganada a a la villa de Belmonte y los actos de posesión de los lugares de Robredillo y Martín Ovieco, a cargo del gobernador Francisco de Tovar. Pedro Ruiz de Segovia recordaba como su padre Diego Segovia había sido, en los años pasados, procurador de la villa de Las Pedroñeras y había intervenido en la obtención de estas escrituras a favor de la villa. El hijo había sucedido al padre en el oficio de procurador y le había correspondido ejercer la defensa de la villa frente a Belmonte con motivo de la comisión del juez Diego Díaz de Madrid. Otros pedroñeros, vivos en 1510, reconocían haber entendido en el proceso de villazgo de Las Pedroñeras durante y al acabar la guerra del Marquesado. Tales eran Pedro López Velloso o Pedro López de Palacios el viejo, testigo privilegiado de los tiempos pasados, que recordaba cómo Las Pedroñeras, Robredillo y Martín Ovieco habían sido incorporadas por el maestre don Juan Pacheco por aldeas de Belmonte y había levantado como símbolo de su jurisdicción horca y picota que mantuvo visible a los aldeanos durante tres días. Hoy se busca en vano esa carta de concesión de Las Pedroñeras, El Pedernoso, Las Mesas y Villarrobledo como aldeas de Belmonte, pero quizás esa carta no exista, pues el acontecimiento que podemos situar por alguna referencia hacia 1564, fue simple acto de usurpación.

Los lugares de Robredillo y Martín Ovieco nos aparecen en las Relaciones Topográficas como términos delimitados del concejo de Las Pedroñeras. No obstante tanto estos lugares como la propia villa de Las Pedroñeras o El Pedernoso pertenecían al suelo de Alarcón, pero en tiempos del primer Marques de Villena, Juan Pacheco, habían sido incorporados a la villa de Belmonte. Un lugar como el Robredillo fue objeto de pretensión por otras villas como La Alberca, que en las capitulaciones presentadas al capitán Jorge Manrique hizo reconocer, aunque parece que con poco éxito, su posesión sobre dicho lugar, pues el mismo capitán reconocía ese término para Las Pedroñeras una semana después; alegaron en aquel momento los vecinos de la Alberca un libro de repartimientos del año 1442. La Alberca en el posterior proceso de amojonamientos sería incapaz de mantener sus derechos. La gran ganadora sería la villa de Las Pedroñeras que ganaría la posesión de Robredillo y Martín Ovieco en el Consejo Real, en vida de los Reyes Católicos, el veinte de diciembre de 1479, ratificada por el amojonamiento de términos entre las villas de Belmonte y la mencionada de Las Pedroñeras, llevado a cabo por el bachiller Mateo Fernández de Medina. La concesión real de las dos aldeas a Las Pedroñeras fue contestada en un largo pleito por el marqués de Villena don Diego López Pacheco hasta que la villa obtuvo sentencia favorable en grado de revista un dieciséis de julio de 1485. Los derechos perdidos por el marqués se los intentó arrogar la villa de Belmonte, pero el bachiller Diego Díaz de Madrid se pronunció en su contra en sentencia dada en San Clemente el once de agosto de 1489.


FUENTE:

ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS. CONSEJO REAL. Leg. 70, fols. 5, I-V. Pleito entre la villa de Belmonte y el Marqués de Villena contra la villa de Las Pedroñeras por los términos de Robredillo de Záncara y Martín Ovieco. Años 1509-1510.

Signo del escribano de la villa de San Clemente Pedro de la Fuente, quien creemos que puede ser el padre de Constantino Ponce de la Fuente.

(Este texto ha sido reescrito en junio de 2019)