El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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sábado, 11 de mayo de 2019

Pedro de Albiz, procedencia del cantero conquense



PEDRO DE ALBIZ MARTÍNEZ DE BOLUCUA BEASCOECHEA


Juanes de Zulaeta, cantero vasco de más de sesenta años en 1540, conocía desde 1510 a Pedro Albiz. Habían trabajado juntos en La Roda y Alarcón, hasta que Pedro de Albiz, en 1524, se mudó a la ciudad de Cuenca, donde casó con Catalina López. Pedro de Albiz era el hermano menor de la familia, condenado a abandonar la casa solar de Albiz, en la merindad de Busturia, que heredó su hermano Martín. Era nieto de Pedro Martínez de Bulucua, de la casa solar de este nombre, casado con Elvira de Albiz, que aportó la casa solar de Beascoechea en la anteiglesia de Magdalena de Albiz, que pasaría al hijo Martín Martínez, casado con Elvira de Olabe y padre de nuestro protagonista. En la casa de Vizcaya estaban puestas las insignias de las armas de Albiz, que eran unas bandas a manera de barras, en número de cuatro o cinco, a decir del cura de Mendata.

Pedro Albiz había llegado a la Mancha con la cuadrilla de canteros de su tío, apenas si tenía dieciséis años y ejercía de aprendiz en la cuadrilla familiar. Aún regresó a su tierra, pero marcharía de nuevo a Cuenca para no volver jamás. La ejecutoria de hidalguía es de 20 de agosto de 1540. De su actividad como cantero en Alarcón y La Roda poco sabemos; en el tránsito del seiscientos los Albiz nos aparecen como escribanos.

La llegada de Pedro a La Mancha fue de mano de su tío, cuyo nombre desconocemos, y de otro hermano llamado Juan de Albiz, según Rokiski. Aunque es posible que ROKISKI  yerre y este Juan que toma por hermano sea el tío, pues los testigos en Vizcaya, no mencionan a hermano alguno en su llegada a La Mancha. Juan se estableció en La Roda, primero y luego en Minaya, casando con Cecilia Cabañero, vecina de esa villa. Su hijo Martín, que continuó con el oficio de cantero se establecería en El Provencio, donde casó con Isabel Carnicero, vecina de esa villa. A estos Albiz, a diferencia de los conquenses, se les negó la hidalguía.

Sobre la actividad cantera de estos vascos contamos con el estudio de ROKISKI, especialmente para el caso de Pedro, y su intervención, entre otras, en el convento de San Pablo de Cuenca ciudad, y la sugerencia de TALAVERA SOTOCA, a falta de pruebas documentales, de la intervención de Juan como maestro y Pedro como aprendiz en la iglesia de El Salvador de La Roda, tras su llegada de Vascongandas hacia 1510. Pero los inicios de estos canteros vascos se nos queda en la penumbra, así como su intervención en los edificios de Alarcón y la intervención de Juan y su hijo Martín en la iglesia de El Provencio, en sus inicios. Otro tanto, ocurre con las citadas influencias de de Pedro Albiz en la obra de Juan de Andute y su intervención en la iglesia de San Clemente. ¿O deberíamos hablar de Juan de Mendata (y no de Andute; San Miguel de Mendata era la iglesia de la que dependía el lugar de Albiz), en cuyo caso estaríamos ante un miembro más de la familia, que no sería otro que Juan de Albiz.



AChGr. HIDALGUÍAS, signatura antigua: 301-14-12 y 303-349-50
ROKISKI LAZARO, Mª Luz: Arquitectura del siglo XVI en Cuenca. Diputación de Cuenca. 1985. pp. 96 y ss.
TALAVERA SOTOCA, José: La iglesia de El Salvador de La Roda de Albacete. IEA. 2015

miércoles, 31 de octubre de 2018

Los Pérez de Oviedo Valdés, de La Roda y Pozo Amargo a Quintanar del Marquesado



Doña María de Ruipérez, vecina de Quintanar del Marquesado, era viuda de Diego Pérez de Oviedo, y madre de Diego Pérez de Oviedo Valdés, Hernán Pérez de Oviedo Valdés, Jerónimo Pérez de Oviedo Valdés y doña María de Montoya.  El 1 de mayo de 1585, presenta petición ante la Chancillería de Granada para hacer valer la hidalguía de sus hijos y difunto marido.

El proceso de hidalguía de los Pérez de Oviedo fue parejo a su intento de acceder a los oficios concejiles. Consiguieron ejecutoria en mayo de 1585 para que dichos oficios se partieran a mitad entre pecheros e hidalgos, justo en un momento en que solo había cuatro hidalgos en Quintanar: los propios hermanos Pérez de Oviedo y otro hidalgo llamado Hernando de Alarcón. Aprovechando esta ejecutoria favorable, uno de los hermanos, Hernán, se había hecho en 1587 con el cargo de alcalde ordinario por el estado noble, y otro hermano, Gerónimo, con el cargo de alcalde de la hermandad por el estado noble también. Los hermanos Pérez Valdes se encontraron con la oposición del concejo quintanareño, como hemos visto en otro lugar (El acceso a los oficios concejiles en Quintanar del Marquesado y Motilla del Palancar). Sus aliados en el pueblo fueron pocos. Entre ellos destaca la familia de los Simarro y de los Vara de Rey. Pascual Martínez, nieto de Ginés de Vara de Rey, defendió la hidalguía de los Pérez de Oviedo
lo abía oydo decir a otros sus mayores e más ancianos en especial a Hernán Simarro el viejo que hera difunto que pudo aber que falleció doce años y quando falleció sería de hedad de ochenta años y vecino de la dicha villa que si agora fuera vivo fuera de hedad de noventa y dos años y a Ginés de Bala de Rey, abuelo deste dicho testigo que fue vecino deste testigo y de la dicha villa y que pudo aber que falleció trece años y quando falleció sería de edad de ochenta años que si fuera vivo fuera de hedad de noventa y tres años y a otras sus personas de su hedad y de su tiempo que todos fueron personas honrradas y de muncha fee y crédito a los quales algunos años antes que falleciesen tratando en conversaciones de linajes e hidalguías decían y afirmaban aber conocido a los dichos padre y abuelo y bisabuelo de los que litigaban y que a todos los susodichos los abían tenido y tuvieron por hombres hijosdalgo notorios

El origen de los Pérez de Oviedo estaba en la villa de La Roda. De allí procedían Juan Pérez de Oviedo Valdés y su mujer María de Villanueva. Su hijo Diego Pérez de Oviedo casaría con Catalina Peralta, vecina y de familia hidalga de Vara de Rey, lugar donde estableció el matrimonio. En Pozo Amargo se establecería el hijo de Diego y Catalina, llamado también Diego Pérez de Oviedo, al casarse con María de Montoya. Hablamos de una fecha cercana a 1535. El establecimiento de los Pérez de Oviedo en Pozo Amargo debió ser coetáneo al establecimiento de los Montoya. Los testimonios de los testigos nos hablan de Pozo Amargo como un lugar poblado ya en 1520 y cómo ya el primero de los Pérez de Oviedo se dejaba ver por el lugar.

Del matrimonio de Diego y María de Montoya nacería el tercero de la saga llamado también Diego, que se establecería en Quintanar del Rey al casar hacia 1565 con citada vecina del lugar llamada María Ruipérez, procedente de una de las principales familias de Villanueva de la Jara. Del matrimonio nacerían los litigantes aquí tratados. 

La hidalguía de los Pérez de Oviedo venía del rebisabuelo de La Roda. Aunque la familia remontaba sus orígenes a Vizcaya, algunos testigos como Mateo de Arbal, hacían proceder el linaje de las Asturias de Oviedo, tal como denunciaba el apellido. Sus descendientes, asentados en Pozo Amargo, colocaron en sus casas de morada las armas familiares
y abía bisto las casas donde bibieron el padre y abuelo y bisabuelo del dicho Hernán Pérez de Oviedo y sus hermanos que litigaban donde asimismo los que litigaban bibían que era en el dicho lugar de Poço Amargo las quales eran muy antiguas porque fueron del rrebisabuelo de los que litigaban según este testigo abía oydo decir de su mismo nombre y apellido en las puertas de las quales tenían dibujadas y esculpidas sus armas por ynsinia de su nobleça que era un escudo con un león y un braço armado y un dragón y un pino y a la parte de arriba dos ángeles y una cruz... y que los susodichos en la yglesia del dicho lugar de Poço Amargo tenían una capilla y enterramiento principal
Escudo de la casa Valdés en Pozo Amargo. En el cuartel superior izquierdo se aprecian las armas de los Pérez de Oviedo. Véase las similitudes con el escudo Montenebroso de La Roda


Escudo de Montenebroso, La Roda;  con las armas de los Pérez de Oviedo
http://www.turismolaroda.com/rutas/la-ruta-de-los-escudos/

El rebisabuelo Juan había sido alcaide del castillo de Cartagena. El abuelo había participado en la jornada de Perpiñán en 1543, llamado por el emperador Carlos, aunque los hombres se habían vuelto antes de combatir. Casi tres décadas después había participado en la represión de la rebelión de la Alpujarras, como alférez mayor de la gente de a caballo, al servicio de don Rodrigo de Benavides, hermano del conde de Santisteban

La sentencia de la Chancillería de Granada, reconociendo la hidalguía de los Pérez de Oviedo, es de 4 de octubre de 1589, confirmada en grado de revista el 4 de enero de 1592. La ejecutoria de hidalguía es de 21 de marzo de 1597.


Testigos. Probanza de 1587

Juan Escribano, vecino de Vara de Rey, pechero de 77 años
Alonso de Sepúlveda el viejo, hidalgo, vecino de Vara de Rey, de 104 años
Alonso López Templado, vecino de La Roda, pechero, 70 años
Mateo de Arbal, vecino de La Roda, pechero de 80 años
Pascual Martínez, vecino de Quintanar, pechero, 61 años, nieto de Ginés de Vala de Rey, nacido hacia 1495 y fallecido hacia 1475 con 80 años.
Juan Domínguez, vecino de Quintanar, pechero de 80 años




ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. Signatura antigua: 301-89-29. Hernán y Jerónimo Pérez de Oviedo Valdés, vecinos del Quintanar, Ejecutoria de 21 de marzo de 1597

viernes, 15 de junio de 2018

Trigo y fraude en la Mancha conquense a finales del siglo XVI



                                                                       
Christoph Weiditz. Grabado del siglo XVI

Diego Velázquez, gobernador del Marquesado de Villena, se quejaba el 5 de julio de 1579 desde Villanueva de la Jara cómo el precio del pan estaba alcanzando los treinta y los treinta cinco reales en los pueblos del Marquesado y cómo se burlaba la tasa, especialmente en los lugares de señorío. La acusación iba dirigida contra varios vecinos de Iniesta a los que se acusaba de ventas especulativas en Tarazona de la Mancha. Junto al escribano Francisco Rodríguez Garnica, el licenciado Velázquez había sido testigo de los desmanes y abusos en la venta de granos los meses posteriores a la cosecha del verano de 1578.

Se denunciaba con especial ahínco la especulación de granos en la villa de Iniesta, de puertas adentro, y en el pequeño lugar de Casas de Juan Fernández como centro de las operaciones especulativas. Francisco García Ruipérez, vecino de Tarazona, denunciaba cómo Francisco Gómez vecino de Iniesta le había vendido veintiséis fanegas de trigo
en dos veces que fueron dos carretadas a precio cada una fanega de ueyntitres rreales en las casas que dicen de Juan Fernández que son del dicho Francisco Gómez

Francisco Gómez se valía de un testaferro llamado Alonso López Palmero, de treinta y nueve años y vecino de Villalgordo del Júcar, que recibió en la ermita del lugar de Casas de Juan Fernández el dinero. La operación pecaba de nocturnidad, pues fue en la noche de Nuestra Señora de Septiembre cuando se cerró. El caso es que Alonso López Palmero ya se encontraba en la ermita de las Casas de Juan Fernández desde la víspera del 14 de septiembre con varias carretadas de trigo. Alrededor de cuatro carretadas con cincuenta fanegas de trigo, dispuestas para la venta a precio de 24 reales. Las compras de granos, también cebada y centeno, por Francisco García Ruipérez a vecinos de Iniesta, tales como Gregorio Cabronero, Baltasar de Cuenca o Juan López Alpargatero eran continuas. El precio de la cebada alcanzó hasta los nueve reales, doce el centeno y siete la avena.

Casas de Juan Fernández. Foto de José Díaz Martín
http://pueblosabandonadosdecuenca.blogspot.com/


Así el pequeño lugar de Casas de Juan Fernández se convertía en centro neurálgico de la especulación de granos, soslayando la pragmática que fijaba la tasa de granos o límite superior de venta de los cereales en el Reino de Castilla. Las operaciones de compra y venta de granos tenían un alcance regional. Francisco García Ruipérez asumía el papel de acaparador de granos en Tarazona. Sus compras, además de Iniesta, se extendían a Villanueva de la Jara. Otro pequeño lugar de cierre de tratos eran las Casas de Marisimarro, lugar de Villanueva de la Jara. Allí Pedro Bonilla, vecino de la Motilla había vendido a Francisco García Ruipérez tres carretadas de trigo con cuarenta fanegas a precio de veintitrés reales cada una. Las operaciones tenían sus riegos, sobre todo en el transporte, pues cuando el hijo de Francisco García pasaba con las carretas por el lugar de Gil García tuvo que enfrentarse con los vecinos de este lugar que intentaron robarle el grano.

Pero el acaparamiento de granos en Tarazona de la Mancha no era monopolio únicamente de Francisco García Ruipérez. El regidor de Tarazona, Alonso de Mondéjar, compraba sesenta fanegas de cebada eludiendo la tasa en el molino de Losarejo, sito en tierra de Alarcón, a un vecino de Sisante llamado Juan Serrano. El trigo fue llevado hasta Tarazona por el hijo del regidor e Isidro Monedero, que reconocían que habían cerrado compras similares en Iniesta.

La figura del testaferro, quizás debíamos emplear la palabra regatón (aunque este término es más propio del mundo de las lanas) es fundamental por dos motivos. En primer lugar, asumía el papel de intermediario en las ventas; así, López Palmero se encargaba de dar salida al trigo de los vecinos principales de Iniesta, tales como el citado Francisco Gómez o el regidor Antón Granero. Era el encargado en cerrar las ventas a los acaparadores de Tarazona en lugares aparatados de la villa de Iniesta para eludir la acción de la justicia. En segundo lugar, jugaba con los precios, que según transcurría el tiempo tendían hacia máximos. Para la Navidad, el precio del trigo ya alcanzaba los veintiséis reales la fanega. Además Alonso López Palmero era una figura bregada. En su declaración ante el gobernador Velázquez, siendo conocedor de la colisión de jurisdicciones, se negó a declarar, remitiéndose a su confesión ante la justicia ordinaria de la villa de Iniesta, mucho más benigna y sin lugar a dudas con intereses comunes con los vecinos principales que vendían su grano. Alonso López Palmero era más que un tratante, era el almotacén y corredor de la villa de Iniesta y, por eso mismo, debía velar porque los granos vendidos se ajustaran a la tasa. Al menos esa era la teoría, pues el juego de complicidades hacía de él un hombre de paja al servicio de los principales y labradores de la villa de Iniesta.  En su declaración ante el alcalde ordinario de Iniesta, Antón Atienza, el almotacén defendió que todas las transacciones de granos se habían ajustado a la tasa, algo poco creíble pues eran demasiados los implicados como se deduce de la relación de ventas a Francisco García Ruipérez:

  • Gregorio Cabronero, una carretada de cebada
  • Juan López Alpargatero, nueve fanegas de cebada
  • Juan Gómez de Correa, morador en Casas de Juan Fernández, 14 fanegas de trigo
  • Antón Ruiz, regidor, once fanegas de trigo
  • Sebastián Herrero, once fanegas de trigo
  • Baltasar de Cuenca, tres cherrionadas de cebada


Tan importante o más que el testaferro, eran los vecinos principales de Tarazona que actuaban como penúltimo eslabón de la cadena especulativa. Francisco García Ruipérez, de sesenta y cuatro años, y su hijo revendían el grano comprado en el sur de Cuenca en los molinos de la Marmota, propiedad de Pedro Carrasco, principal de la villa de Albacete. El comprador del grano era Jorge de Villena, hacedor de la ciudad de Chinchilla, con destino al pósito de esta ciudad. Los precios finales eran desorbitados. Más si pensamos que su fin era el abasto de los vecinos chinchillanos.

El desorden en la venta de granos, tal como decía el licenciado Medinilla, alcalde mayor de Marquesado, era generalizado en todas las villas de realengo, y también en las de señorío. Se denunciaban transgresiones en Belmonte, Castillo de Garcimuñoz, Alarcón, Tébar y Honrubia. Las especulaciones coincidían con años de carestía y malas cosechas, o al menos se intentaba crear esa imagen. Se citaba con especial preocupación la falta de pan en La Roda
que en la villa de la Rroda a causa de no auerse coxido los años pasados pan en la dicha villa a sido necesario traerlo de fuera especialmente de las dichas villas del Marquesado

Hasta la Roda fue enviado Juan Pérez de Oviedo como juez de comisión para averiguar la escasez de la villa. A su servicio se pusieron todos los alguaciles del Marquesado, encabezados por Juan de Villanueva, alguacil mayor. En el caso de La Roda, el encargado de comprar trigo para el pósito fue un vecino llamado Andrés González. En su periplo había ido hasta Tébar y la villa de San Clemente para comprar trigo. En el caso de San Clemente, la venta se cerró en el monte del Calvario, a veintiocho reales cada una de las veinte fanegas de trigo compradas. En la transacción intervino Hernando Origüela. Otro vecino de La Roda, Francisco Ruiz, fue hasta Alarcón  y su aldea de Tébar para comprar setenta fanegas de trigo para el abasto de la villa y otras veintiséis en Cañadajuncosa. En esta aldea la venta se cerró por debajo de la tasa, a un ducado la fanega, es decir, once reales, pero el transporte del trigo supuso un encarecimiento de la fanega en cinco reales y medio. De la cifra de un ducado por fanega de trigo hemos de dudar, pues no deja de ser sospechosa la coincidencia entre los testigos en aportar un dato común, coincidente con la tasa del trigo fijada en 1571. Similares compras hicieron otros vecinos de La Roda en otras villas; tal, García Martínez el rubio en Iniesta, que compraba el centeno y cebada al vicario de la villa. En este caso, actuaban de testaferros, unas beatas hermanas del clérigo. Los precios, esta vez sí declarados, duplicaban la tasa de granos.

La fijación de un precio máximo en la venta del grano o tasa fue establecido con carácter temporal en 1502 por vez primera y por un período de diez años, revisada en 1539 y posteriormente  en 1558 se le dio un carácter indefinido. Por la pragmática de 9 de marzo de 1558 se pretendía un doble objetivo: garantizar la sementera de los agricultores pobres y el abasto de los vecinos de los pueblos y ciudades. Los pósitos municipales se convertían en los establecimientos provisores para lo uno y lo otro. Se trataba de fijar un precio máximo en origen para garantizar el precio final del pan a los consumidores que una vez convertido el grano en pan cocido debía dejar a los panaderos únicamente lo necesario para sus casas y familias (unos treinta maravedíes). El precio de venta del trigo en origen se fijo por la pragmática de 1558 en nueve reales y cuatro maravedíes la fanega de trigo, desde los siete reales de 1539 (venía de 110 mrs. del año 1502, unos tres reales). La pragmática de ocho de octubre de 1571 elevó la tasa a once reales (un ducado). El once de marzo de 1584 se volvió a subir a catorce reales la fanega de trigo, fijándose finalmente en dieciocho reales por pragmática de dos de septiembre de 1605. En cuanto a la cebada, el precio venía fijado por la tasa de 1566 en cinco reales

En la fijación de los precios finales del pan cocido siempre se jugó con un elemento sobrevenido: el coste del transporte de los cereales. Ya vimos en un pleito de 1503, recién establecida la tasa, como se intentó eludir la misma con unos excesivo precios del transporte. Ahora en 1578, las alegaciones eran las mismas. Como hemos visto, el transporte de trigo desde Cañadajuncosa a La Roda se calculaba en cinco reales y medio por fanega. ¡La mitad del precio fijado por la tasa para la venta! Los precios de acarreo que se intentaron fijar legalmente por la época iban de los seis a diez maravedíes por fanega y legua para el trigo y de los cinco a nueve para la cebada (pragmáticas de 26 de abril de 1558 y de 8 de enero de 1587). Si calculamos la distancia entre Cañadajuncosa y La Roda en seis o siete leguas, el precio de acarreo se aproxima a los treinta maravedíes por legua de acarreo y fanega de trigo; es decir, el triple de lo estipulado legalmente.

Al leer los documentos, en estos caminos laberínticos de la especulación queda la duda de quién estaba detrás de esos mozalbetes que se encargaban de las operaciones de carga y acarreo de los granos, jóvenes entre los dieciséis y los veintitantos años, incapaces de mentir en las probanzas de testigos. Llegamos en seguida al nivel de los tratantes, más avezados como Alonso López Palmero, conocedores de las pragmáticas que estaban defraudando e incluso del nombre de algunos labradores, como Pedro de Moya, de la aldea de Tébar. Pero resulta difícil llegar más allá. Alguien dice ver a Hernando de Origüela en el monte del Calvario de San Clemente, se menciona a algún regidor de Iniesta, a Francisco Gómez, rico hacendado de Casas de Juan Fernández, o incluso a la poderosa familia albaceteña de los Carrasco, pero todos ellos se guardan de participar directamente en las ventas. Algunos vecinos trataban de escapar a estas redes especulativas, comprando ellos mismos directamente los granos. Este era el caso de Francisco Escribano, vecino de La Roda, que recorría los pueblos para comprar pequeñas cantidades para su casa y para la de su vecino Juan Bonjorne. Aunque conseguía el trigo a precios menores, no por eso las operaciones dejaban de ser menos fraudulentas: compras a un clérigo de Iniesta, que se valía de un criado, a un labrador que venía con el trigo molido del molino (en este caso, la operación se cerró a veintitrés reales la fanega en un mesón de la Jara) y directamente a quién por principio lo tenía prohibido: el pósito de Villanueva de la Jara o las tercias de Tébar. Incluso Sancho de Angulo, juez de las salinas de Minglanilla, se apuntaba a la vorágine especuladora de los granos, ocultando las operaciones con la fórmula del trueque: recibió de Diego Pérez de Oviedo, vecino de La Roda, una esclava a cambio de veintiocho fanegas de trigo y veinticuatro de cebada. El juez de salinas no pudo hacer frente a su compromiso y hubo de pagar la esclava, parte en cebada y parte en dinero. La disputa de la esclava no era sino arma arrojadiza de los testigos, en especial de alguno de ellos como Alonso Resa, contra el juez de comisión Juan Pérez de Oviedo, pues quien estaba implicado en el asunto era su familiar Diego Pérez de Oviedo. Los regateos entre Diego Pérez de Oviedo y el juez de salinas de Minglanilla demostraban la participación de ambos en una fijación indirecta del precio del grano más llevada por el interés particular que por el respeto a la tasa
el dicho Diego Pérez de Oviedo no se la quso dar (la esclava) si no era por treinta fanegas de trigo y treinta de cebada e que visto por el alguacil García (que actuaba en nombre del juez de salinas) que no se la quería dar por la cantidad de pan que dicho tiene e el dicho alguacil gozó y executó a el dicho Diego Pérez e hizo execución en una esclauilla  e le apremio por vía de torzedor para que le diese la dicha esclaua e este testigo (Alonso Resa) como depositario del dicho esclauillo fue tercero entre los susodichos Juan García alguacil y el dicho Ouiedo y como el dicho Diego Pérez de Ouiedo le apremiaua el dicho alguacil sobre la dicha esclaua vino a darle la dicha esclaua por las veynte y ocho fanegas de trigo e por las veynte e quatro de cebada
El valor de la esclava se había fijado en ochenta ducados y la disputa simplemente traducía esa cantidad a las propias fluctuaciones del mercado de granos.

Que los pagos no eran siempre en metálico lo demuestran otros casos. Principales de las villas, como el sanclementino Cristóbal García de Monteagudo, recibían de Antonio de Monteagudo una treintena de ovejas. Dicho ganado lo había de recibir en pago por las veinticuatro fanegas de cebada y una de avena que debía entregar a Antonio de Monteagudo, lo que hizo indirectamente a través de su suegro Pedro de Montoya, vecino del Cañavate. Del trato se expidió unas tosca letra de cambio, documento de carácter privado, ajeno al control del fisco. Como precio de referencia se tomo el valor de cinco reales y un cuartillo por oveja. Otro de los principales sanclementinos implicado en el comercio de granos, eludiendo la tasa, era Hernando del Castillo; ya de edad avanzada, tan viejo como avezado, prefería cerrar los tratos con Andrés González Mesonero. Este vecino de la Roda había llegado con tres carros a por el trigo. Siguiendo los consejos de Hernando del Castillo, cambaron, durante su estancia en San Clemente, hasta tres veces de parador. Primero, alojados en el parador de Romero, luego en el de Moguer y, por último, recelando de la proximidad de la justicia, en el parador que estaba junto a la mancebía del pueblo y el juego de pelota. Las treinta fanegas de trigo vendidas por Hernando del Castillo fueron medidas por él mismo, sacando a relucir su cicatería, en la cámara de su casa en la villa de San Clemente a la luz de un candil, que sujetaba un vecino de La Roda, Antonio del Castillo. Sería éste, en compañía del mencionado Andrés, los que cerrarían el trato y cargarían los costales, cuando todavía no había despuntado el alba
e cargaron las dichas treynta fanegas depriesa para salirse con ello antes que pareçiese gente por las calles e las cargaron (en los carros). 
Hernando del Castillo, desconfiado, siguió sigilosamente a los carros hasta que se perdieron en medio de las viñas, temeroso que la justicia descubriera el fraude y embargara su trigo. Unas horas antes, de las cámaras de Hernando habían salido otras veinticuatro fanegas de cebada en un carro conducido por el hijo de Andrés González Mesonero. Un tercer carro no llegó a salir, pues Hernando del Castillo, precavido, se reservó trigo para su casa. El destino del trigo, después de evitar los caminos principales, era el pósito de La Roda.

La necesidad de los vecinos de La Roda les llevaba a personarse en los pueblos y cambiar cualquier cosa en su poder por el deseado trigo. Era común que acudieran hasta Vara de Rey, donde intercambiaban almohadas de alfombra o miel por el cereal. El alumbre de miel se intercambiaba por cuatro celemines de trigo. A la villa de Cañavate, los de La Roda llegaban con su lana y cordellates. Una arroba de lana se intercambiaba por una fanega de cebada. Estos eran tratos igualitarios, como se habían hecho de toda la vida, insertos en la tradición del trueque y en la buena voluntad de las partes. Muestra de ello es que tres arrobas de lana se intercambiaron por tres fanegas de cebada, siendo el valor de la lana en su conjunto de trece reales, precio con el que jugaban los especuladores para una sola fanega de cebada. Aunque en El Cañavate también se cerraban tratos ilícitos a media noche, especialmente en el mesón de una mujer, llamada la viuda de Castañeda, sito al lado del puente sobre el río Rus. Detrás de las ventas, parece que estaba su yerno, Juan Jareño. Por cambiar se cambiaba una fanega de cebada por un vestido para la vieja. La mayoría de los tratos correspondían a pequeñas ventas de los labradores, que no eran ajenos al ambiente especulativo, que se vivía. La venta era por almudes y celemines y el precio del trigo se situaba por encima de los dos ducados la fanega; la cebada, a once reales. Entre los vendedores, destacaba un vecino llamado Pedro Sánchez de Hontecillas. Estas transacciones se hacían a plena luz del día y en presencia del alcalde de la hermandad. Estas ventas al por menor y al precio doble de la tasa se realizaban también en la placeta nueva de Iniesta, en presencia del medidor del pósito municipal.

El trueque se movía en el terreno del regateo. Antonio Martínez, de La Roda, acudió varias veces a Iniesta con un cortinaje de lino en pos del mejor precio, pero el valor de las cosas venía determinado por el trigo y a sus dos ducados la fanega se tuvo que plegar. Pedro Monteagudo intercambiaba cualquier cosa, con resultado muy desfavorable para él: en Iniesta,  una cuera de tafetán, valorada en seis ducados por un almud de trigo y una fanega de cebada; en Gil García y en casa del mesonero, una cortina por veintiún celemines.  A Vara de Rey llegó Mateo Sánchez Bernal en busca de trigo, llevaba un lienzo de doce de varas y un plato de estaño, grabado con el nombre de Jesús, pretendía cambiarlo por el grano vareño en casa de Lucas de Tébar. El tira y afloja entre Mateo Sánchez y la mujer de Lucas de Tébar es una muestra de los intercambios en aquella época y del trigo como mercancía central que regía el valor del resto de las cosas
e ansí fue este testigo con la dicha del dicho Lucas de Teuar y trataron de lo que le auía de dar por el dicho lienço e plato e visto que lo vieron dixo este testigo que le avían de dar trigo y cevada por ello y este testigo pidió a dos rreales y medio por cada una vara del dicho lienço porque hera de lino y por el dicho plato pidió doze rreales porque los valía e no le quisieron tomar el dicho lienço a más de sesenta mrs. la uara y el plato que conçertó primero e pidió este testigo doce rreales por dicho plato y la dicha mujer que lo compró vezina de la dicha de Lucas de Tévar, porque este testigo dixo que quería por él trigo antes que dineros, dixo la dicha muger que ella le daría trigo a rrazón de la tasa e le daría ocho rreales e ansí le dio ocho celemines de trigo e algo menos pues que este testigo estimaua el dicho plato en doze rreales e le parescía a este testigo que los valía y el dicho lienço no lo quisieron comprar más de a sesenta marauedis la vara e le dieron çebada a la tasa en ello que son las dichas doce varas e que otro lienço de la propia manera pocos días antes lo avían vendido al propio presçio e que si no lo dieran la dicha cevada por él no lo diera por el dicho prescio syno a dos rreales e medio e que lo teniendo de nescesidad lo dio e lo dieran aunque no le dieran más de a rreal... e que en Viveros aldea de Alcaraz vendió este testigo un manto de media seda a una muger por dos fanegas de trigo e que la de Juan Diaz mesonera en el dicho lugar de Viveros conosce la dicha muger e valía el dicho manto sesenta rreales

La acusación directa, y valiente, contra los poderosos y ricos, como principales culpables de jugar con la necesidad ajena, especialmente de la gente flaca e pobre, vino de un vecino de La Roda, llamado Hernán Ruiz del Peral. Acusaba como las principales compras de los vecinos de La Roda se habían cerrado en lugares de señorío, en Alarcón y Castillo de Garcimuñoz y sus aldeas, para evadir los controles de la hacienda real. Los precios habían alcanzado los tres ducados, el triple de la tasa. Las compras a precios abusivos también se dieron en los lugares de realengo. En Sisante, Diego Gómez vendía el trigo a veintiocho reales y la cebada a once. Eran precios superiores a otros lugares como Cañavate o Santa María del Campo, que, ya de por sí, duplicaban la tasa. Pero  a la especulación de granos se sumaban todos. Un portugués de Iniesta, mercader de lencería, revendía el trigo comprado por él mismo, quince celemines, aceptando como forma de pago cinco cucharas de plata, cuyo valor superaba los treinta cuatro reales. La venta le supuso un beneficio de diecinueve reales.

Contra lo que pudiera parecer, el gobernador Velázquez elevó sus informes al Consejo de Castilla, denunciando las fraudulentas ventas de trigo que alcanzaban las desorbitadas cifras de mil maravedíes (cercanas a los tres ducados), al tiempo que pedía se enviara comisión para castigar a los  verdaderos culpables, protegidos por las justicias ordinarias de los pueblos, y a los mayordomos de los propios y de los pósitos que había  comprado el pan a precios excesivos y se negaban a dar los nombres de los vendedores. El clima de bandidaje que reinaba en los pueblos del Marquesado era desolador
Por otra carta que también escribe al Consejo con cierta ynformación de testigos suplica que los mayordomos de los concejos sean castigados por auer comprado el trigo a más de la premática y porque no dan quién se la o aya vendido ni en dónde y por la ynformación consta que los concejos dieron licencia y poder a los mayordomos para comprar trigo a cómo lo hallasen sin que diesen quién se lo vendió y adonde lo compraron e qué vecinos del mismo lugar lo vendían a mill mrs. de noche a deshoras disfraçados y enmascarados y tiznadas las caras porque no los conociesen y así en las quentas que dauan de los propios dauan por quenta el gasto del trigo que comprauan y no dauan el lugar y persona de quién lo comprauan lo que era en gran daño de los propios
No siempre los vendedores se escondían detrás de máscaras o caras tiznadas. En ocasiones, los poderosos se valían de gente menesterosa para cerrar las ventas. En Atalaya del Cañavate, cumplía tal papel un zapatero remendón. Aunque los preferidos en el papel de intermediarios eran los mesoneros. Hemos visto como en Cañavate o San Clemente los tratos se cerraban en torno a los mesones. Igual ocurría en Iniesta, donde se formalizaba las ventas en un mesón camino de Minglanilla y en el llamado parador Cerrado. En Honrubia, los tratos se cerraban en el mesón de un tal Plaza y en Pozoamargo en el mesón de un hombre apodado el Brebas. Las casas aisladas del campo eran lugares idóneos para cerrar las transacciones, hemos citado el caso de Casas de Juan Fernández, pero otros eran núcleos o alquerías de poca entidad, tal es el caso de las casas de Juan Martínez de la Casa, lugar indefinido en la jurisdicción de Alarcón, a una legua de la misma, cabo Sisante, o las ventas que se realizaban en Cañavate en una casa aislada, camino de Honrubia. Función similar cumplían los molinos, entre los que destacaba el de La Losa; en estos casos, se jugaba con la maquila y el trigo ya molido para elevar los precios, dando los fieles de Villanueva de la Jara cierta legalidad a las ventas, llevando registros de las mismas.

Quien pagaba los excesivos precios era el común de vecinos de La Roda. Por reconocerlo lo reconocía hasta el regidor Diego de Alarcón de la Torre. El alhorí de la villa ofrecía el pan almacenado a precios de treinta y un reales la fanega, y más. La maña cosecha de 1578 había llevado al concejo de La Roda a autorizar las compras de cereales fuera de la villa. El mayordomo del pósito Juan de Jábega. Se expidieron libranzas para que ciertos vecinos pudieran comprar el trigo. Principalmente, el regidor Martín Moreno, que compró trescientas fanegas de trigo, pero también una multitud de vecinos que realizaron compras menores: Pedro García fue a El Cañavate, Juan Velázquez a Iniesta, Pedro de Buencuchillo a Pozoamargo y Cañavate (cambiaba alfombras por trigo). A estos nombres se podían unir otros ya mencionados, donde es difícil discernir las compras particulares de las compras para el pósito.

La Roda había decidido la compra de trigo para su pósito en un ayuntamiento de octubre de 1578 al que había asistido el gobernador Velázquez, aunque sabemos que las compras eran anteriores a esa fecha. La villa había se había endeudado a censo en la villa de Madrid, para conseguir dinero con el que proveerse de granos. En un principio, la villa se abastecía de carros de trigo venidos de allende del puerto de Guadarrama, pero la  escasez de este trigo apenas si aliviaba la necesidad de la villa. El concejo de La Roda, tomó la decisión de endeudarse a censo y comprar el trigo a treinta reales si era preciso. Se buscó primero el trigo en Almansa e incluso se concertó la compra con unos carreteros de Andalucía, o más bien parece que se pretendían de esa tierra para ocultar una operación de abasto de la villa de La Roda, donde los intereses y principales beneficiarios eran personas de la comarca. Así lo denunciaba el regidor Martín Moreno, encargado por el concejo de las compras
que los dichos ombres que le vendían el dicho pan heran de la tierra porque venían de noche a contratar con este testigo las dichas ventas del dicho trigo y del rrescivo del dinero dello y que salía cada fanega a más de veinte y ocho rreales e más maravedís e que asymismo dixo este testigo que a cabo de un mes poco más o menos dixo Diego de Alarcón vezino e rregidor desta dicha villa que tenía una carta en que decía que darían trezientas fanegas de trigo a treynta rreales en tierra de Alarcón y los señores del ayuntamiento le tornaron a dar a este testigo dineros para que tornase a buscar trigo e fue a lugar del Marqués de Villena que es en término e juredición de Alarcón a Tévar y este testigo halló otras ciento e tantas fanegas que no esta bien certificado en esto e de uno que le dixo que hera de Téuar le dio e vendió nouenta fanegas de trigo e que puestas en la dicha villa de la Roda salieron a veynte y nueue rreales cada una fanega... y esto fue de noche y venía arrebucado por no darse a conozer  y las demás se las dieron otros dos hombres de la dicha tierra de Alarcón que menos los pudo conozer porque se encubrían de tal manera

La compra de trigo en Tébar, señorío del marqués de Villena, a casi tres ducados la fanega, difícilmente se entiende son la complicidad de algunos regidores rodeños, como Diego de Alarcón. Por eso, el juez Juan Pérez de Oviedo, decretó órdenes de prisión. El primer encarcelado fue Hernando de Córdoba. Su culpa, saber el nombre de los especuladores del grano y participar de estos tratos. Fue trasladado a la cárcel de la villa de San Clemente. Hernando de Córdoba acusó a los hermanos López, Andrés y el regidor Juan, de estar detrás de las treinta fanegas que él mismo compró en la villa de El Cañavate, también acusó al ya conocido Alonso Sánchez de Hontecillas y a otro hombre llamado Cantero. Pero las declaraciones de Hernando de Córdoba eran simplemente la punta del iceberg de una trama más compleja, que el gobernador del Marquesado no dudaría en denunciar.

A las pesquisas del alcalde mayor y su juez comisionado Juan Pérez de Oviedo en la villa de La Roda, se sumaron las propias pesquisas realizadas por el gobernador Diego de Velázquez en su visita a los pósitos del Marquesado, acompañado del escribano Francisco Rodríguez de Garnica. La situación de fraude generalizada se había demostrado especialmente en cuatro villas: El Cañavate, Quintanar del Marquesado, Motilla del Palancar y Villanueva de la Jara.

Martín Martínez, mayordomo de El Cañavate, mostró un pósito lleno de trigo, ciento treinta y cinco fanegas, pero sus precios de compra eran muy altos: cincuenta y siete fanegas a veintidós reales y medio, seis fanegas a veinticinco reales, dos fanegas a veintinueve reales y sesenta y nueve fanegas a mil maravedíes. Su sucesor Antón López había comprado trescienta cincuenta fanegas más, a precios de veintidós a veinticinco reales. Pero de los vendedores ni una palabra ni un registro con sus nombres, tan solo treinta y cuatro partidas de las compras. El modus operandi, el común en otras villas: ventas cerradas de noche y a forasteros. Los altos precios derivados de la necesidad de la villa. Poco creíble pues El Cañavate vendía su trigo a la necesitada villa de La Roda.

Quintanar del Marquesado era una república de labradores, sus vecinos complementaban las tierras de su escaso término con las tierras del suelo de Alarcón que se extendían en estas comarcas en torno al río Júcar. Pueblo recientemente eximido de la villa de Villanueva de la Jara, todavía estaba en formación como entidad independiente. Las rivalidades de la villa hacía más difícil ocultar las cosas. La denuncia contra el fraude a la tasa de granos vino del regidor Joaquín Pastor, que acusaba abiertamente al mayordomo del pósito, Alonso Mondéjar, de encubrir las operaciones ilícitas. Los labradores principales, incluido el mayordomo, se habían concertado para vender su propio trigo a precios de hasta treinta reales, fingiendo que supuestos forasteros disfrazados habían acudido a vender su grano en la villa a altas horas de la noche. Pero vecinos como el alcabalero o corredor Gil Navarro manifestaban que no quedaba constancia de pagos tributarios como la alcabala del viento o la correduría, a pesar de lo que aseguraba el mayordomo, de las trescientas diez y ocho fanegas compradas a forasteros. Los encargados de comprar el trigo fueron Miguel Valencia y Martín Donate. El primero, por temor o por desavenencias con el concejo quintanareño, no ocultó la verdad. Los labradores ricos se habían puesto de acuerdo para vender su propio trigo a precios altos al alhorí.  Se fingían carros supuestamente traídos por forasteros, que con la cara pintada de negro acudían hasta la casa de Miguel Valencia a vender su trigo, pero la realidad era que en la nocturnidad de las ventas todos sabían que los vendedores eran labradores del pueblo que daban a Miguel Valencia medio real de comisión por su papel de tercero. Inverosímil era la versión del otro tercero en las operaciones, Martín Donate de Honrubia, a su entender, los vendedores que defraudaban eran forasteros de Camporrobles y Henarejos, pues los vecinos del pueblo vendían el trigo a un ducado. Claro que entre estos hombres honrados destacaba, además de Alonso Martínez Talavera, un familiar del confesante llamado Miguel Donate. El mismo Martín Donate reconocía la facilidad con la que cualquier vecino del pueblo hubiera podido burlar la tasa.

Si hay un pueblo donde el fraude era generalizado, ése era Motilla del Palancar. A pesar de contar con un único testimonio, el del labrador Bartolomé Valverde, que compró ochocientas once fanegas. Los precios pagados, hasta treinta y un reales la fanega. Nadie sabía nada en el pueblo: ni registros de las ventas ni naturaleza de los vendedores. La orden del concejo era comprar a cualquier precio, tal y como reconocía Bartolomé Valverde, él mismo podía haber metido su propio trigo a precios excesivos. El gobernador Diego de Velázquez, junto a su escribano Francisco Rodríguez Garnica, abandonaron el pueblo, a sabiendas que era poco más lo que los vecinos iban a confesar y lo que necesitaban saber.

El esfuerzo económico que debía realizar una villa de cierta entidad para garantizar la provisión de trigo de su pósito a estos precios era ingente, y si eso exigía un endeudamiento a censo, las hipotecas adquiridas comprometían a toda la villa. Este era el caso estudiado de La Roda, pero otras villas como Motilla o Villanueva de la Jara todavía contaban con recursos para comprar grandes cantidades de trigo, aun a riesgo de esquilmar su hacienda municipal. Villanueva de la Jara compró mil ochenta y dos fanegas de trigo a veintiocho reales cada una. El desembolso total ascendía a treinta mil trescientas diez reales, casi tres mil ducados. La familia Bravo denunció sin tapujos el fraude. Andrés Bravo, escribano de la villa, acusaba cómo algunos regidores habían utilizado como testaferro al clérigo Miguel López, en la seguridad que iba a ocultar las operaciones de sus vecinos. El clérigo celoso de su comisión recogió las más de mil fanegas en apenas una semana, en partidas de cien a doscientas fanegas, tal como declaraba Juan Bravo, escribano asimismo. Es decir, el abasto de granos quedó en manos de unos pocos vecinos. El beneficio que obtuvieron algunos principales jareños, cuyo nombre se mantiene en el anonimato, es paralelo al que obtuvo Elvira Cimbrón, señora de Valera, e hija de Francisco Castillo, vecino de San Clemente. En sus molinos de La Losa se cerraban ventas de granos duplicando y triplicando la tasa. Antón López del Castillo, encargado por el concejo jareño para comprar trigo en ese lugar compró gran cantidad de trigo en La Losa, lugar con fama de seguro y donde las ventas quedaban en el más absoluto secretismo.

El informe final del licenciado Diego Velázquez, gobernador del Marquesado de Villena, fue elaborado en Villanueva de la Jara el cinco de julio de 1579. El gobernador no se dejó embaucar por la maraña de transacciones y heterogeneidad de sus partícipes. Había visitado los pósitos de las ciudades y villas del Marquesado. Los había encontrado repletos de granos. Los regidores y principales habían hecho circular el falso rumor de malas cosechas y concertado con los mayordomos municipales para vender el grano, del que ellos mismos eran poseedores, a excesivos precios. La culpabilidad que se trasladaba a forasteros era simple cortina de humo para esconder sus fraudes. Los principales y regidores consiguieron su objetivo, duplicar y triplicar el precio de los granos, dando salida a su excedente de granos y obteniendo pingües beneficios. En ese clima especulativo es en el que se dan las grandes operaciones como las trescientas fanegas vendidas en Tébar y el menudeo de transacciones de poca monta, guiadas por el mismo principio especulador, aunque respondieran a la vieja tradición del trueque. El beneficio desmesurado de unos pocos era el virus que gangrenaba de fraude y corrupción las sociedades locales. Los perdedores eran la gentes pobre y flacas, en palabras del gobernador, víctimas de los principales de sus villas. La misma firmeza del gobernador para denunciar los fraudes era pareja a su tibieza a la hora de pedir castigo para los culpables al rey don Felipe II
El licenciado Diego Velázquez vuestro governador del marquesado de Villena digo que visitando y tomando cuentas de los pósitos y alhorís deste marquesado y execuntando los alcance y otras deudas para que este año estén proveídos y bastecidos de pan so color de la nescesidad que uvo el año pasado e hallado por las dichas quentas estraños modos e ynbinciones para contravenir a la tasa y premática rreal vendiéndolo a mas precio della en grano los rregidores y personas principales de las ciudades y villas deste marquesado que an tenido mano con los mayordomos de los pósitos en esta forma: que los rregidores de las dichas ciudades y villas an dado y davan comisión a los tales mayordomos y otras personas para conprar pan para los dichos pósitos a qualquier precio que lo hallasen sin que pidiesen rrazón y quenta ny testimonio de dónde lo trayan ny de quien conpravan, sino que lo conprasen aunque fuesen excediendo de la tasa y agora por la espirencia se a visto que el año pasado aunque fue estéril no lo fue tanto que el trigo que se cojió en este marquesado bastara para los vecinos y moradores de él y se pudiera aver conprado todo a la tasa de V. Mt. sino fuera por el dicho fraude porque con color de la dicha comisión que los tales mayordomos y otras personas tenían para poder conprar, ellos propios y los rregidores y personas de los dichos lugares llebaban el trigo a casa de los dichos mayordomos y conpradores y finjiendo que eran forasteros yban de noche mascarados y tiznadas las caras y lo vendían y cobraban a precio de veynte y ocho y treynta rreales la hanega y a más precio alguno y por cosa cierta se tiene que todo el pan que por esta orden se conpró era de los propios vecinos y cojida del pueblo y no de forasteros y los mayordomos y conpradores en las quentas dicen y declaran ser de forasteros sin mostrar otra rrazón ni claridad más de sola su palabra y con juramento declaran lo que va rreferido lo qual a sido de mucho ynconbenyente porque estos tales en efecto an sido terceros de los vendedores para vender su trigo a más de la tasa y muy malos administradores de los pósitos como a V. Mt. constara por los testimonios y declaraciones de los propios por ser negocio de la calidad que es están las culpas de muchos por determynar hasta consultarlo con V. Mt. porque si a esto se da lugar para este año será muy mayor daño, Vuestra magestad le mandará ver y proueer y ordenando lo que más convenga a su rreal seruicio cuya C. R. Md. nuestro señor guarde por muy largos años con acrecentamiento de mayores rreynos y señores como sus criados deseamos de Villanueua de la Xara, 5 de julio de 1579


AGS. CRC. Leg. 267. Pesquisas del gobernador Diego Velázquez sobre los fraudes contra la pragmática que fijaba los precios de los granos. 1579

viernes, 8 de junio de 2018

Juan de la Serna, hidalgo de La Roda

Juan de la Serna ya había pleiteado por su hidalguía con el concejo de la Roda un dos de octubre de 1511. El proceso que se prolongó durante seis años, concluiría en un primer término con una sentencia de cuatro de diciembre de 1517, que declaraba hombre pechero a Juan de la Serna. Una nueva probanza llevaría a la sentencia favorable de los Serna el doce de julio de 1521. Las reticencias del concejo de La Roda harían esperar la ejecutoria de hidalguía hasta el cuatro de julio de 1532.

Alvar Ruiz, sacristán de Vara de Rey, conocía a los Serna. Al abuelo Juan lo conocía de Vara de Rey y al padre Leonardo de San Clemente. Pero Alvar Ruiz había sido escribano en Cañavate. Allí conoció a un pariente de los Serna llamado Martín, que había ganado ejecutoria en la Chancillería de Valladolid. Del Cañavate, según Alvar Ruiz, procedían los Serna. El abuelo Juan de la Serna había acudido hasta Vara de Rey, aprovechando que allí tenía un sobrino llamado Juan García Moreno. el padre Leonardo se había mudado a La Roda para casarse con Mari González, hija de un hidalgo de La Roda llamado Juan Sánchez de Hernán González. Del matrimonio nacieron Martín y Juan. En el matrimonio de Leonardo y Mari González pesó más la hidalguía del primero que su riqueza, pues Leonardo poco aportó al matrimonio más de su sangre azul; la riqueza al matrimonio fue aportada por su suegro.

La figura más enigmática quizás sea la del abuelo. Juan de la Serna había llegado hasta Vara de Rey, pero no desde Cañavate, sino desde Cazorla. Su paso por Vara de Rey había sido transitorio aprovechando la presencia allí de dos familiares: el ya mencionado Juan García Moreno, su sobrino, y Martín Alonso de la Serna. Después había vuelto a Cazorla, donde estaba casado.

¿Cuál era la procedencia de los Serna? García Carretero, regidor de La Roda, nos decía que eran naturales de hazia Cordoba. No obstante, en un pleito de 1478 de un hidalgo de Vara de Rey llamado Fernando de Peralta nos aparece como testigo un Gómez García de la Serna, hijo de Juan Gómez de Cañadajuncosa, lo que nos lleva a ubicar a la familia en Cañavate. La construcción de una genealogía años después en torno al apellido Serna los hacía proceder de un caballero de Alarcón casado con una doncella de Carrión de los Condes, que aportó el apellido. Pero por nuestra parte no hemos encontrado la más mínima relación entre ambas ramas familiares.
Balthazar de la Serna, Luis Dimás y Christoval tres hermanos son hidalgos; según pareze con provanza hecha ante el juez ordinario de esta ciudad de Valencia a 18 de septiembre año 1563 con que provaron ser todos tres hermanos  e hijos de Antonio de la Serna, hidalgo de solar conocido, hijo que fue de Martín de la Serna, hidalgo de solar conocido en la villa de Alarcón, donde fueron avidos por hidalgos sin reproche y que el dicho Antonio sirvió al Rey en la presa de Bugía año 1510 y después de Fuenterrabía y la reducción de los comuneros de Castilla año 1521. El origen de esta casa de Serna en Alarcón fue así, que el dicho Martín Alonso tenía su casa y rica hazienda en Alarcón y una sola hija que por su hermosura y honestidad, juntamente con su dote, muchos mancebos hidalgos de Alarcón y de otras villas cercanas servían con fiestas y galas a la doncella, empero Martín Alonso a todos respondía y decía que quería, que le procuraría dar marido a su hija, hombre que fuese tan buen hidalgo como él, y así el dicho Martín Alonso fue a Carrión de los Condes por buscar marido a su hijo, que se lo deseaba, y estando en Carrión preguntó de los linajes de hidalgos que allí avía y de los mancebos virtuosos por casar y de todos escogió a Martín circa Medín Serna por ser gentil mancebo bien acostumbrado e hidalgo de solar conocido de vengar 500 sueldos, de la casa del señor de la villa de Macintos cabe Carrión y le desposó con su hija, de este matrimonio procedió el dicho Antonio y de aquel los arriba nombrados
Las armas de esta familia son un escudo, campo de sinople, banda de plata encima y baxo de la banda una S borde cortissa de gules con cinco aspas en centor y por timbre una flor de lis de oro y una correa de que cuelga el escudo
(Libro Segundo de la Chrónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y su reyno,
compilada por Martín de Viciana. Año MDLXIV, BNE, Mss. 9978, folio 142)
                                                                         
Armas de los Serna. Aportación de las armas y texto supra: Sebastián Hernández de Luján
Libro Segundo de la Chrónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y su reyno, compilada por Martín de Viciana. Año MDLXIV. BNE. Mss. 9978, folio 142


Testigos en 1518

Alvar Ruiz, vecino de San Clemente, 65 años, y sacristán en Vara de Rey, pechero
Gómez de Gualda, vecino de La Roda. sesenta años
Fernán Alonso, vecino de San Clemente, 63 años, hidalgo
Juan García, vecino de la Roda, 50 años
García Carretero, vecino de la Roda, pechero de 65 años

viernes, 17 de noviembre de 2017

Padrón de alcabalas de La Roda (1586)

Padrón de La Roda de 1586

En la villa de la Rroda a diez y nueue días del mes de septiembre de mill e quinientos e ochenta e seis años, el Illustre señor Rrodrigo Méndez, administrador de las rrentas rreales de su Magestad  deste Marquesado de Villena, juntamente con los señores Hernán Martínez Moreno e Alonso de Quintanilla alcaldes hordinarios en esta villa en cumplimiento de lo que su Magestad manda por si rreal prouisión començaron a hazer el padrón de la vecindad desta villa a calle hita conforme a la dicha rreal prouisión y porque su merçed del dicho señor administrador se fue a otros lugares a tratar del hacimiento de rrentas los dichos señores alcaldes prosiguieron la dicha vecindad e la hizieron calle hita sin aceptar ninguna en la forma siguiente



hernando de rrojas 
gaspar de úbeda
francisco de quenca 
ysabel rremirez 
maría de alfaro
juan martínez carrasco
doña maría carrasco
martín de munera rregidor
francisco martínez espadero
pedro giménez ginovés rregidor
juan martínez rruvio
juan ximénez çapatero
elvira lópez biuda
baltasar de torres
bernardino de arellano
pedro collado
martín ximénez
alonso sanz de arnaz
sebastián barbero
beatriz de la casa
antonio aguado
la de antonio velázquez
antón lópez rruvio
la viuda de pedro de piqueras
martín fernández manovés
juan de zamora
francisco chacón piqueras
francisco de piqueras
julián leal pastor
francisco pérez yerno de leal
gonzalo de sevilla
diego martínez tejedor
alonso rromano procurador
juan donate pastor
la viuda de goyaz
la de pedro ximénez de contreras
pedro de alarcón
gil del collado
bartolomé garcía pastor
la de sebastián martínez
alonso moreno torruvia
garcía martínez marqués
la viuda marimorena
juan quadrado el mozo
christóval de buendía
christóval martínez rrey
diego garcía pastor
alonso ximénez de contreras
pedro de burgos
alonso martínez el sordo
alonso martínez tercero
juan garcía pastor
diego ximénez
pasqual benítez
pedro de mondéxar
bartolomé sanz pastor
hernán martínez yerno de ortiz
martín lópez yerno de alonso martínez sordo
mateo cano berruga
francisco collado
la de hernando de sevilla
pedro montoya yerno de lucas garcía
pedro ximénez de contreras
pedro de montagudo vallestero
pedro ximénez mateo
pedro sanz cerrajero
ana benítez viuda
baltasar marqués
melchior de león
martín martínez
alonso herrero
francisco de segovia
la de francisco lópez çapatero
quiteria de xábega
alonso de quintanilla el mozo
la viuda de diego çamora
bartolomé de coca
alonso de quintanilla el viejo
pedro de aranda
el doctor rramírez
gonzalo berruga
pedro garcía procurador
juan alonso de arze regidor
antonio de montagudo
la de garçía carretero
diego de la torre regidor
la de diagómez de sevilla
la de antonio fajardo
pedro sánchez carretero
juan de bonxorne
francisco cano
juan sánchez merchante
benito martínez tenprado
la de miguel sanz marqués
diagómez de sevilla
diego ortiz yerno de maría gonzález
diego martínez cano el mozo
juan blanco
juan gonzález ginovés el mozo
alonso grande
hernán martínez ginovés
françisco de calahorra
alonso sánchez carretero bonjorne
pedro moreno pastor
la olivara
juan velázquez
gil martínez de molina
garcía martínez cubas
juan ximénez muñoz
la biuda de moragón
diego martínez cano regidor
alonso garçía cañavate
diego martínez tenprado
esteban martínez
antonín sánchez ginovés
françisco de palaçios
juan sánchez de correas
fernán pérez de la torre
juan de salas
esteban de la casa
juan sanz de sayona
pedro sanz de sayona
juan cavañero mesonero
mielchor fernández boticario
françisco martínez tenprado rregidor
alonso sanz carretero su yerno
juan de olivares
la cavañera moza
martín de tévar
antonio lópez galendo
garçi moreno lópez
juan lópez de algarra
pedro serrano
la de pedro martínez de molina
la de juan tornero
benito lópez sajardo
hernán gil mançano
bartolomé bueno
la de miguel de la osa
mari morena biuda
la gonzalez
la de juan fernández cano
martín rrosillo pastor
hernán pérez de mingo sanz
gonçalo de denia
amador cano el mozo
mateo toledano
la de alonso garçia de la barrera
pedro de denia de amador cano
juan de la questa
gil de monterde
andrés de almodóvar
pedro çid
françisco martínez de la molinera
la de juan grande
francisco garcía calatayud
christóval martínez cardador
juan gómez serrano
martín garçía yzquierdo
jayme de vela
çacarías de los panos
martín çepero
luçía martínez biuda
françisco sanz texedor
alonso moreno palomera
pedro martínez xordán
mateo fernández vegara
garçía carretero
françisco de molina bibarro
martín rruiz criado de martín de mª
pedro lópez texedor
juan sanz parra
martín escudero
sebastián garçía del abad
la de diego felipe
alonso de alarcón
hernán pérez de la garrida
la biuda de françisco hernández
benito de barchín
bartolomé ximénez
la de ginés prieto
la beata prieta
ama el carrasco
diego de mena
tomás de castillo pastor
alonso sanz carretero de la beata
pedro de flores
gil rruvio peynador
esteban díaz
gerónimo çiruelo
graviel de quintanilla mesonero
françisco martínez de las mulas
martí sanz de leyva
salvador martínez
juan sánchez pastor de juan carrasco
juan rruvio moreno
domingo garçía
maría de la parra
antón lópez de perona
françisco vaquero
el bachiller diego de rrojas
bartolomé garçía tundidor
la biuda de hernán pérez
juan sanz de mingo sanz yugadero
la de juan lópez pastor
la de juan rremírez
diego de bonjorne
la biuda maría bº
alonso ximénez de barchín
juan muñoz de palaçios
catalina de las heras
juana martínez su hija biuda
juan brabo escribano
alonso martínez carpintero
ginés rromero
mateo de arnas el viejo
diego de arnas el mozo
benito rrosillo el mozo
hernán martínez del castillo
garçía martínez rruvio el mozo
la de juan de rreyllo
bartolomé moreno pastor
andrés martínez
la biuda mari braba
benito rrosillo el viejo
juan descobar rruvio
hernán martínez moreno el viejo
hernán martínez moreno el mozo
mateo del castillo
ginés martínez vinuesa
juan de dypa
juan de vinuesa bonjorne
pedro del peral pastor
martín sanz de juan rreal
miguel sanz de poçoseco
lucas de vellescusa
juan martínez montejano
alonso sanz de alcaraz
la de gil sanz sacristán
garçi fierez
la de peresteban
benito esteban
peresteban
diego lópez yerno de antonio velázquez
andrés del hoyo
bartolomé lópez moreno
alonso pérez procurador
antón ximénez carretero
alonso lópez de las doblas
miguel moreno el viejo
la de felipe de tébar
mateo lópez marqués
miguel sanz de alcolea
mateo díaz molinero
juan çebrián
juan cano yerno de alcalá
la de julián garçía
juan lópez pastor
mateo sanz de la mançara
benito de víllora
juan de segovia
antón sánchez mesonero
juan lópez de piqueras
la de juan fernández mesonero
benito herrero
martín de montagudo
julián gonzález
alonso sánchez gómez
martín de salas
la rruiza biuda
christóval ángel
diego martínez grande
la de alonso martínez cuchillo
juan peynado
amador cano martínez
la de antonio de villanueva
martín vallestero
la fajarda de alonso gonzález
alonso gómez apargatero
juan de mendieta
martín sanz de yémeda
pedro de aroca
juan alonso yerno de loçano
juan de açañón
gerónimo cuchillo
juan sanz de mingo sanz
françisco sanz de güerta
la biuda de gallardo
christóval fernández de buenache
juan calero
pedro de denia
diego de santacruz
diego manovel
martín asensio
manovel morzillo
françisco de castillo tenprado
mateo cano
pedro de molina
alonso el rramo
pedro martínez de cuerva
juan de maría mercader
almazul
ginés alonso
pedro de olmedo
juan descobar carrasquilla
la de miguel lópez de algarra
hernán marco el viejo
juan cano el viejo
ginés de buendía
juan de xábega
hernán martínez de buendía
diego chacón de buendía
juan morzillo rregidor
garçi lópez
bartolomé garcía descobar
pedro de calahorra
martín moreno rregidor
miguel carrasco
juan de ynestrosa
pedro garçía carrasco pastor
juan pérez carretero
juan de ortega
alonso merchante
juan serrano talavera
juan de xábega muñoz
pedro de rruypérez rregidor
françisco de alarcón
barbada lópez
la clemeinta
diego felipe esteban
la de christóval de la torre
juan carrasco rregidor
pedro carrasco alferiz
miguel rruvio
esteban de los herreros
antón moreno pastor
françisco martínez plaza
alonso sánchez de ayuso
martín rruvio rregidor
diego garçía de denia
martí sanz de heredia
el liçençiado montagudo rregidor
pedro díaz
alonso garçía rregidor
antonio de córdova
alonso cano
garçi martinez rruº rregidor
alonso lópez fiel executor
luis de bonxorne
la de martín del çerro
la gavaldona
juan prieto
la biuda de perona
diego de molina
juan descobar víllora
juan martínez de alarcón
la de garçi fernández de buenache
melchior garçía
la de françisco el hoyo
françisco ortiz
diego ortiz el viejo
bartolomé martínez pastor
juan berruga
la biuda de hernán gil
françisco ortiz yerno de garçía martínez
juan garçía barçelona
juan lópez çerrajero
juan de vinuesa el viejo
alonso sanz de mondéxar
juan de vinuesa el mozo
gonzalo de vinuesa
graviel de vinuesa
la de pedro sanz pastor
juan pérez cavallero de sierra
françisco lópez criado de christoval berruga
la de bartolomé lópez biuda
pedro rruvio botero
bartolomé lópez moreno
la de vaquero
la de françisco de alcalá
alonso rruyz yerno de mondéxar
la de periañes
la beata osana de la osa
manuel de alberraçín
benito collado
pedro de parexa
diego martínez yerno de miguel sanz de pozoseco
pablo apariçio
françisco rrodríguez pedro mingo
pasqual serrano
hernán martínez montexano
benito cano de burgos
pedro martínez rramo
elvira descobar biuda
juan fernández cano
juan quadrado el viejo
alonso garçía picazo
sebastián gómez nieta
lucas berruga
la de miguel de villena
gil chamocho
miguel garçía de la barrera
juan moreno
pedro del peral
amador cano çirujano
juan del canpo
pedro çavala
la de juan sanz valençiano
andrés de perona rregidor
garçi martínez carretero
juan chacón
miguel sánchez rraboso
rrafael carrasco rregidor
françisco rruiz apargatero
la de martín sánchez biuda
françisco rrodríguez procurador
el doctor piqueras
juan martínez moragón
tomás de xábega
ana garçía su hermana
juan de dueñas
pedro carrasco garçía
agustín rraboso
gonzalo de salas rregidor
christóval martínez pastor
sevastián martínez olivas
juan de alarcón
pedro de piqueras
el liçençiado ruy pérez
christóval navarro
juan garçía tundidor
la de martín de ynestrosa
alonso de moya
juan lópez rruvio
françisco sánchez barbero
martín sanz de la garçesa
ugenio guerrero
juan guerrero
alonso de villena
alonso martínez pellejero
andrés ortiz
graviel martínez
françisco garçía castillejo
bartolomé prieto
martín de albarreçín
hernán marco
miguel del peral
alonso garçía manovel
juan martínez carrasco
alonso de valera
alonso loçano pastor
btº criado de garçía martínez rregidor
alonso lópez de víllora
sebastián de toro
pedro de víllora
miguel polo
alonso çebrián
alonso lópez yerno de juan mateo
esteban díaz cardador
juan de córdova sastre
pedro lópez laredo
martín alonso de porras
la de leonardo de la serna
pedro fernández sastre
alonso serrano el galán
mari gonzález biuda
alonso muñiz
la de alonso garçía de cantero
juan rruyz
alonso lópez de la mota
la de juan de la serna
canpillo carrasco
marian diez
la de sancho lópez
pedro núñez
pero mingo
alonso martínez de la portona
la de castillo el del retablo
antonio fernández del castillo
christóval de alarcón de la motilla
juan rruvio moreno
beltrán
canpillo pastor
catalina marzilla biuda
catalina sanz su cuñada
la navarra
pedro de piqueras loçano
juan çerezo peynador
miguel sanz de la monedera
pedro sánchez de goyaz
fabían gonzález
juan çid
la de robres
la de pedro de alarcón carretero
la de mateo lópez carretero
la de chistóval de denia sastre
la de alonso sanz de ayuso
la de manuel pérez
pedro martínez de aliaga
la biuda de molina
alonso de arjona
christóval gonzález
sevastián lópez çapatero
la de françisco manovel
la gavaldona biuda de molina
alonso garçía de la barrera
pedro garçía sastre
gil cantero
juan garçía yerno de toro
martín de las heras 
martín rruº yerno de almansa
el valençiano
juan de pero lópez
andrés garçía de la tripera
diego martínez yerno de miguel sanz de poçoseco

los de la fuensanta y rribera del xúcar

juan de castillo
andrés hernández
alonso muñoz
pedro escudero
blas martínez
pasqual garrido
françisco sánchez mateo
juan moreno ortelano
juan gil de villanueva
antonio velázquez
mateo lópez
antonio de urrea
juan serrano
ginés collado
juan martínez terçero
françisco valero
miguel collado

los menores que ay son los siguientes

juana gómez
catalina sanz su hermana
françisco de castillo
juan de castillo
antón hernández
maría de castillo
elvira de castillo
alonso sanz prieto
juan sanz prieto
mari sanz prieta 
ana lópez prieta
catalina sanz prieta
mari sanz pola
sebastián de quintanilla
andrés brabo
catalina martínez su hermana
andrés gonzález
juan gonzález
juana gonzález
sebastián martínez
marco martínez
catalina martínez pellejera
hernán martínez moragón
alonso martínez moragón
ana de la serna
juan gómez su hermana
mari pérez de arriba
juan sánchez marqués
miguel sanz marqués
hernán lópez
françisco gómez
mari sanz marquesa
mari gómez marquesa
quílez mançano
miguel mançano
acaçio de la serna
ana lópez de la serna
baltasar hernández
mari hernández
juan lópez pintor
tomás lópez
juana morena
diego de rreyllo
christóval martínez
bernabé de rreyllo
çebrián de silva
juan de rreyllo
rrodrigo de silva
alonso garçía rreyllo
juana martínez rreyllo
juana rremírez
luçía martínez
mari rremírez
catalina rremírez
ana rremírez
salvadora rremírez
ysabel rremírez
pedro velázquez
catalina martínez
françisco sánchez hijo de martín sánchez
pedro de alcañavate
catalina garçía garrida
françisca lópez garrida
martín de ynestrosa
diego de ynestrosa
ysabel de perona
miguel lópez de algarra
gerónimo de algarra
juan lópez de algarra
catalina sanz de montagudo
ana de montagudo
juan de tébar
françisco martínez rruvio
bernardo martínez rruvio
martín de olivares
ysabel de olivares
martín lópez cuchillo
maría de buen cuchillo
alonso serrano sastre
alonso serrano sayona
juan de mondéxar sayona
christóval de la casa
elvira garçía de la casa
christóval de denia
mateo sanz bernal
bartolomé garçía
mari sanz
catalina sanz
françisca lópez
ana lópez
ysabel de mejuta 
luçía garçía
quiteria gavaldona
ginés de tordesillas
diego felipe
hernando martín castillo clemente
alonso garçía de la barrera
marco garçía
esteban galiano
olalea carretera
maría carretera
catalina descobar
luçía descobar
maría descobar
rrodrigo hernández
amador cano
mari sanz cano
teresa martínez
catalina lópez
juan de bonxorne
mari sánchez
elvira lópez
catalina martínez
juan prieto el mozo
françisco de la torre
pedro de la torre
catalina de castañeda

clérigos

el doctor juan martínez de perona cura
françisco de castillo clérigo
juan brabo clérigo
françisco del peral clérigo
ginés de montagudo clérigo
bautista del canpo clérigo
diego garçía carrasco clérigo
francisco (?) clérigo
miguel del peral (?) clérigo

hidalgos

françisco pérez de oviedo el viejo
françisco de (?)
juan cano de buedo
pedro de alcalá
fernando de alcalá
juan pérez de oviedo el mayor
fernando rrui de peralta
alonso de rresa tébar
doña catalina de rresa
diego pérez de oviedo chacón
teresa de castañeda
gonzalo vázquez
juan de villanueva
diego de la torre
diego pérez de oviedo el viejo
la de antonio de villena
diego de la torre alarcón
hernando de córdova

moriscos

luis de salas
alonso lópez
garçía de torrixos
(?) gallego
agustín lópez
martín de viamonte
hernando de lylas
hernando martínez
melchor garçía
diego naranxo
hernando de lorca
diego garçía
diego martínez
diego martínez morocuz
gaspar lópez
martín martínez
hernando carrillo
martín de la fuente
luis herranz
luis lópez
christóval martínez
garçía de la cueva
rafael de guzmán
alonso de veas
diego de molina
baltasar garçía
martín sanz está con juan brabo


De la manera que dicha es los dichos señores alcades hizieron e acauaron la dicha veçindad de los vezinos desta villa por ante mí el presente escriuano a calle hita conforme al tenor de la dicha rreal prouisión de su magestad e lo firmaron de sus nonbres 

alonso de quintanilla téuar         ante mí diego pérez de teuar

Yo el dicho diego pérez de téuar escriuano público en la dicha villa de la rroda por su magestad y el ayuntamiento della que fuy presente a lo que dicho es e ante mi pasó y doy fee que el dicho padrón y veçindad se hizzo a calle hita sin quedarse por sentar ningún vezino ni personas de las ynclussas por la rreal prouisión de su magestad y sin que en ello aya fraude ni engaño e para que dello conste fize mi signo en testimonio de uerdad

diego pérez de teuar escriuano







AGS, EXP. DE HACIENDA. Leg. 202, Averiguaciones de rentas y vecindarios del marquesdo de Villena, 1586


















sábado, 6 de febrero de 2016

Sisante y La Roda según la Geografía de Tomás Mauricio López (1796)

Sisante

La población de Sisante tiene apariencias de ser muy moderna: es villa desde el año de 1635, en que se eximió de la de Vara del Rey, habiéndola sobrepujado tanto en vecindad, que en el día podía ser aquélla aldea de esta. Se compone de 900 vecinos, y se gobierna por u  corregidor que nombra S. M. y cuya jurisdicción se extiende también á la de Vara de Rey, Casas Benítez, Pozo Amargo y Casas de Guijarro, constando su ayuntamiento de 10 regidores perpetuos con los demás oficiales comunes en los otros pueblos. Es parroquia independiente desde el año de 1774, en que la separó de Vara de Rey el Ilustrísimo Señor Don Sebastián Flórez Pabón, Obispo de Cuenca: su párroco mantiene dos tenientes en esta villa y otro en Pozoamargo. Hay un monasterio de monjas de la primitiva regla de Santa Clara, fundado el año de 1714, habiendo sido béaterio 19 años antes: se fundó por dirección del V. P. Christóbal Hortelano, presbítero y vecino de esta villa, con el Excelentísimo Señor Don Guillén de Moncada, Marqués de Aytona, dexándole el primero todos sus bienes, y el segundo 300 ducados anuales, que juntos con igual cantidad, que añadió la última Señora Marquesa, componen una suficiente dotación. Se venera en la iglesia de dicho convento una Imagen de Jesús Nazareno, obra de la célebre escultora doña Luisa Roldán, de quien es también la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores colocada en el propio convento. el ya expresado P. Hortelano fué también fundador de la Escuela de Christo en esta villa, y mirió en Madrid á 17 de marzo de 1722, habiendo sido depositado su cuerpo en la parroquia de San Sebastián, hasta que en mayo de 1723 le trasladaron á esta villa de Sisante.

Dista ésta de Cuenca 12 leguas, y confina su témino con Tébar, Vara del Rey, Villargordo, Alarcón y el río Xúcar, sobre el qual tiene tres molinos harineros. El término de este pueblo es muy corto, pero feráz aun siendo la mayor parte de él cantorral, guijarral y arenisco; pero la grande laboriosidad é industria de sus vecinos lo utilizan en gran manera con excelente plantíos de viñas, olivares, azafranares y zumacares. De los 900 vecinos que componen la población, 50 ó 60 son los hacendados, siendo las mugeres por lo general muy diestra en el hilazo de cáñamo. Tiene dos montes, llamado el uno de la Olivilla y cerro de la Muela, y el otro de la Sierra, forman entre los dos un valle, Al oriente de esta población siguiendo la corriente del río Xúcar, hay un bosque poblado de diferentes matas.

Los granos que produce este terreno son muy buenos, pero no se cogen los suficientes para el consumo del pueblo: el vino es tan bueno como el mejor de la Mancha, que lo venden por de Valdepeñas: el azafrán es de excelente cantidad, y los Holandeses le anteponen a lo que se coge en lo restante de la Mancha, excepto el de Albacete; el aceyte no cede al de Andalucía, y hay también bastante cantidad de esparto. Los vecinos tienen la loable costumbre de ropas fabricadas en sus mismas casas: hay un mercado el viernes de cada semana. Asimismo se halla con estudio de lengua latina, dotado de 100 ducados del caudal de propios: cuando inquirimos estas noticias se lamentaban sus naturales de no tener estudio de primeras letras. Es un pueblo bastante sano. Hay canteras de piedra blanca buena para edificar, fácil de labrar, tersa y durable: en una colina cerca del pueblo se encuentran jaspes vastos. Tiene esta villa por armas dos calderos con una cruz en medio en campo azul.

La Roda

La Roda es una villa puesta en llano, y en medio del pueblo hay un cerro que la domina, teniendo su término y jurisdicción por todos ayres quatro leguas. Es el pueblo de mucha antigüedad, y en lo eminente del cerro expresado hay señales de haber habido un castillo en el sitio que actualmente ocupa en la iglesia parroquial: en la muralla de en medio hay un epitafio de letra cursiva que dice así: "Castillo fatal á quien un rayo rompió, y el agua desmoronó". En la descripción que de orden del señor Felipe II se hizo de este pueblo el año de 1579, se llama este castillo Roba, donde cometían muchos robos. Consta por esta descrpción que hubo un Moro que rindió vasallage al rey Don Alfonso VI, que se rebeló y fortificó el Castillo, que dentro de él mataron los Moros al Infante Don Ramiro, hijo del Rey Don Sancho de Navarra año de 1083, y también al Conde de Cabra Don García, por cuyo motivo le conquistó el Rey, y volvió después a poder de los Moros, siendo recuperado por el Rey de Castilla Don Alfonso IX, quien poblándole dio á la villa el nombre de la Robda, y después del año 1500 se intitula La Roda.

Acredítase la antigüedad de esta villa en no haber sido eximida, ni sujeta á otro pueblo; y de haber estado comprehendida y señalada por la Mancha de Aragón: este castillo fue una de las mayores fortalezas que tuvo en Castilla el Rey de Aragón, y en él estuvo el Rey Zafadola, quien quedó por súbdito del Emperador Don Alonso; y se le dio en señorío al Príncipe Don Sancho, que hacía poco había nacido. Fué en lo antiguo esta villa del Marquesado de la ciudad de Villena, y sus privilegios fueron cartas de mercedes, fuerzas, firmezas, libertades, buenos usos y costumbres, confirmados por el Infante Don Manuel y Don Fernando hijo de Don Juan en 13 de septiembre de 1372. La señora Doña Isabel Reyna de Castilla, porque tomó las armas en favor de esta Real corona, la agregó a ella, prometiendo no enangenarla , cuyo privilegio fue en Toro á 25 de octubre de 1476- Colígese también la antigüedad de esta villa por el privilegio que le concedió la señora de Doña Elvira, hija del Rey don Fernando, y nieta del Infante Don Juan Manuel, para hacer una dehesa sobre el vado del Galapagar del río Xúcar y la Romerosa año de 1394. El derecho que llaman de Roda es el portazgo que pagan los caminantes que pasan por ella y su término de las mercancías que conducen.

Tiene por armas esta villa un castillo con corona abierta, una R en medio, con una F que rodea el castillo, y por orla tiene un rótulo que dice: "la muy noble y leal villa de la Roda": significan la R y la F abreviadamente, Roda Fuerte, goza esta villa por costumbre inmemorial tres días de feria franca, que son el 10, 11 y 12 de septiembre de cada año, y en virtud de Real Privilegio usa mercado el sábado de cada semana. Hállase en la carrera de Valencia, Cartagena y otras partes. Se compone su población de 1400 vecinos, Dista 16 leguas de Cuenca, confinando con Fuensanta, La Gineta, Montalbos, Barraxa, el Cerro, Minaya y Vara de Rey. A dos leguas hacia oriente pasa por su término el río Xúcar, en cuya ribera está el molino llamado del Concejo con 7 piedras de moler y su barca para transitar á la otra parte. Hay un convento de religiosas Trinitarias calzadas, un hospicio  de religiosos Franciscos, con dos cátedras dotadas, una de gramática y otra de teología moral, y tambie´n un hospital para los pobres transeúntes. Esta abierto este pueblo, con calles muy anchas, hermosos edificios y casas. La tierra de este término es llana, toda de labor y por estar distantes de la población tienen sus vecinos para recoger las labores y ganados de más de 100 cortijos ó casas de campo que se llaman aldeas. Ascienden los corderos que se crían a 5000: son excelentes y mejores que los de toda la Mancha.

Hay cerca el pueblo unas minas que llaman los Terreros, de tierra muy blanca y fuerte, de la que se sirven en la Mancha para blanquear las casas, sacar manchas y purificar los vinos. Es este pueblo muy sano, sus ayres puros y gente de muy avanzada edad, excediendo todos los años en dos partes el número de nacidos al de muertos, por lo que desde el año de 1579 de la citada descripción hasta el día, se ha aumentado en 600 vecinos. Hay fábrica de teja y de ladrillo, lienzos y paños los que gastan sus habitantes. Fue natural de este pueblo Don Juan de Rojas, Colegial Mayor de Cuenca en Salamanca, Inquisidor de Cuenca y Valencia, Visitador General del a Inquisición de Palermo, Obispo  Gergento: murió electo Arzobispo de Palermo el año de 1578, dexando escritas varias obras. Fué también  esta villa Pedro Carrasco Brabo, el qual en la guerra de Xátiva, siendo capitán, se señaló en el servicio de S. M. Hernando Ramón de Perona señalóse en el puerto de Campeche por sus hazañas. Juan de la Torre de Alarcón en la expedición de los moros contra las Alpujarras gastó su patrimonio. Juan Zapata de Castañeda mantuvo en dicha expedición de las Alpuxarras 20 hombres. Fueron memorables en las guerras de Italia otros muchos, tales como los Manoveles, Moragones, Thomás López, Thomás Prieto, &c. Son anexos de esta parroquia las villas de la Fuensanta, el Cerro y la aldea de Montalbos.


LÓPEZ, Tomás Mauricio: Geografía Histórica Moderna. Tomo II. Comprehende las provincias de Toledo, Guadalaxara y Cuenca. Imprenta de la viuda de Ibarra. Madrid. 1796. BIBLIOTECA DE LA ABADIA DE MONTSERRAT. pp. 288-292

lunes, 23 de noviembre de 2015

Venta de añinos en la Roda para un sombrero de Lisboa (1554)

Presentamos este testimonio de un escribano de La Roda como curiosidad, pero también por darnos una pequeña idea de la amplitud de las relaciones económicas del momento. Se trata de una compra de sesenta arrobas de añinos, pieles de cordero de menos de un año, por un sombrero de Lisboa para lo que se vale de dos agentes de Alcázar de San Juan, que hacen la compra en la villa de La Roda.

Yo Alonso de Buen Cuchillo escriuano público en esta villa de la Roda e vno de los del número della doy fe e verdadero testimonio a todos los señores que la presente vieren en como oy día de la fecha desta ante mí el dicho escriuano e de los testigos ynfraescritos paresçió vn honbre que se dijo por su nonbre hernán sánchez vezino que dixo ser de la villa de alcaçar e hizo mostraçión de un poder signado de escriuano público según que por el paresçia el qual dicho poder lo daba hernando de valladolid sonbrerero vezino de la çibdad de lisboa al dicho hernán sánchez e a pedro sánchez de villa rreal vezino de la dicha villa de alcaçar para conprar sesenta arrovas de añinos para el dicho henando de valladolid , el qual dicho poder yo el dicho escriuano doy que fe que vi e ley según que todo y más largamente consta y paresçe por el dicho poder a que me rrefiero y agora el dicho hernán sánchez dixo que por quanto por virtud del dicho poder  y en el dicho nonbre el a conprado en esta dicha villa de la Roda sesenta arrovas de añinos prestos de çiertos vecinos desta villa que son las siguientes:
  • primeramente del bachiller diego de rrozas nueve arrovas e diez e siete lybras
  • y de juan muñoz el viejo seys arrovas
  • y de juan muñoz el moço honze arrovas y medio
  • y de diego gómez treze arrovas y media
  • y de martín de la parra el viejo ocho arrovas e ocho lybras
  • y de sabastián tenprado dies arrovas y de françisco cano una arrova
e son por todas las dichas sesenta arrovas de añinos  e pidió a mi el dicho escriuano rresçibiese juramento de los susodichos e de cada vno dellos si es verdad que al dicho hernán sánchez le vendieron la cantidad de añinos de suso declarados cada vno de ellos lo que les pertenesçe e lo que dieren e aclararen baxo de vn sygno se lo diese por testimonyo para guarda e consevaçión de su derecho e yo el dicho escriuano visto lo susodicho en mi presençia los susodichos e cada vno lo que le pertenesçe según que de suso declara de todo lo qual el yo el dicho escriuano doy fe e fueron testigos a lo que dicho es pedro alonso e villa miguel martines veçino desta dicha villa de la Roda que es fecho en la dicha villa de la Roda en vltimo día del mes de mayo de mill e quinientos e çinquenta e quatro años por ende en testimonyo de verdad fize aquí estemio sygno (signo) a tal
                                              alonso de buen cuchillo (rúbrica)

FUENTE

AMSC. ESCRIBANÍAS. Leg. 28/7, Compra de sesenta arrobas de añinos por Hernán Sánchez, vecino de Alcázar. 1554