El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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lunes, 4 de marzo de 2024

Buenache de Alarcón y el onceno

En los lugares de señorío del sur de Cuenca era costumbre pagar un diezmo adicional al señor, además del diezmo eclesiástico. Este diezmo, raramente era la décima parte de los frutos cosechados y se aproximaba más a la onceava o quinceava parte, siendo fluctuante en relación a la fuerza de las partes enfrentadas. En Buenache de Alarcón, los campesinos paraban el llamado "onceno" a los señores del lugar: la familia Ruiz de Alarcón. El año 1595, tal renta señorial fue discutida por los vecinos en los tribunales, amparándose en una escritura de 1496 que declaraba sus bienes libres de tributos. Don Pedro Ruiz de Alarcón alegó que los bienes eran tributarios de "una especie de décima" desde tiempo inmemorial, en virtud de un "pacto, conveniencia o transacción" que se había hecho entre vecinos y señores cuarenta y nueve años antes del pleito. El origen del tributo se quería ver no en imposición señorial sino en tributo pagado con anterioridad a los reyes. Dicho tributo se pagaba en florines al monarca. Según Pedro Ruiz de Alarcón, los señores de Buenache se había encargado de la recaudación del tributo y como compensación recibiría la llamada "décima", luego reducida a "onceno", y el pago de este tributo se hacía desde una escritura entre los vecinos de Buenache y el abuelo de Pedro Ruiz de Alarcón que  se remontaba a 1466, que venía a ratificar otro concejo de 1415 y que reducía la décima a onceno. 

Las discusiones entre los vecinos de Buenache y su señor llegaba a poner en duda por este el concejo abierto de 1496. A este concejo abierto habían acudido los alcaldes Martín Sánchez y Fernán López, dos regidores y un vecino Fernando Soler, nombrados por su nombre, aunque el concejo decía reunir a cuarenta vecinos para una población que se consideraba pequeña ese año. La oposición al "onceno" se había discutido en ese concejo de 1496, pero el debate se había reabierto en un nuevo concejo abierto de 1568, lo que muestra el rechazo al impuesto de los bonacheros a este tributo.


Madrid, 14 de enero de 1644. Alegaciones de Pedro Ruiz de Alarcón en el pleito con el concejo de Buenache el onceno.


CIRCA 1644. BUENACHE DE ALARCÓN, CUENCA. PLEYTO DEL ONZENO. LIBRERÍA ANTICUARIA LUCES DE BOHEMIA

domingo, 13 de agosto de 2023

GENEALOGÍA DE LOS RUIZ DE ALARCÓN

 Los Ruiz de Alarcón descienden de Hernán Martínez de Ceballos, procedente de las Asturias de Santillana, su divisa son tres hojas negras en un campo de plata. Floreció Hernán Martínez de Ceballos en tiempo del rey Alfonso que venció en las Navas de Tolosa, hallóse en la toma de Cuenca a los moros, año 1176, cuando ganó Alarcón, donde según memoria antiguas se señaló y mostró más que otro ninguno, de cuya causa tomó el apellido de Alarcón, por haberse hallado en la empresa poniendo sobre sus armas una cruz de oro en campo de sangre con orla de ocho aspas de oro en campo azul, por haberse día de San Andrés. Fue este caballero alcaide de Alarcón, está sepultado en esta villa en la iglesia antigua de San Juan, donde hay algunas antigüedades por este linaje, especialmente un escudo antigua de guerra con las armas de los Alarcón y una bandera que se tiene por cosa cierta que la ganó Hernán Martínez de Ceballos a los moros; está su sepultura dentro de una reja de hierro en medio de la capilla mayor, junto a las gradas del altar mayor y en otras dos tumbas altas dentro de la misma reja hay las mismas armas.

LOS RUIZ DE ALARCÓN, SEÑORES DE VALVERDE

Martín Ruiz floreció reinando don Sancho el cuarto de este nombre, fue muy principal en la comarca de Cuenca, sucedióle su hijo Hernán Martínez de Alarcón. 

Hernán Martínez de Alarcón fue en tiempo de Alfonso Onceno, gozó el señorío de Valverde el cual ha permanecido en sus sucesores, se verifica la sucesión por la escritura de donación hecha a él por la villa de Alarcón el año 1325 del término de Valverde y asimismo por una escritura de posesión de su lugar de Talayuelas, año 1352. Tuvo por hijo a Martín Ruiz de Alarcón.

Martín Ruiz de Alarcón, señor de Valverde volvió a incorporar a su casa el señorío de Talayuelas en el obispado de Cuenca, habíase perdido siendo de sus pasados, porque se lo tomó don Juan Manuel a estos caballeros, el cual lo mando restituir según una escritura del tenor siguiente

"Sepan cuantos esta carta vieren como yo don Juan Manuel, hijo del infante don Manuel, adelantado mayor de la frontera por hacer enmienda a Dios, y otrosi aquellos que alguna cosa tomé contra su voluntad; tengo por bien y mando que el lugar de Talayuelas con sus pertenencias, montes y herbajes, sea tornado y dado y restituido a los herederos de Hernán Martínez de Alarcón, etc.,..data en el Castillo a 26 de marzo de la era de 1356 (año 1318), ante Sancho Rins su secretario procuró y adquirió Martín Ruiz de Alarcón este señorío por haber sido sus pasados según consta por la escritura de ello a dos de agosto de la era de 1390 ( año 1352). Anduvo este caballero en la guerra contra los moros y fue cautivo, empeño parte de su señorío para su rescate como consta por la partición entre sus herederos en 14 de abril del año 1375, está sepultado en el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. Casó tres veces: la primera con Francisca Herraiz, la segunda con Teresa Sánchez y la tercera con Constanza Díaz. De la primera vino Fernán Ruiz de Alarcón, de la segunda no dejó hijos y de la tercera Juan Ruiz, que murió sin sucesión.

Hernán Ruiz de Alarcón fue señor de Valverde, Talayuelas y Veguilla de las Truchas, muy buen caballero y principal en la comarca de Cuenca, casó con Elvira Ruiz de Castelbranco, hija de Lope Ruiz de Castelbranco y de Elvira Sánchez, fueron sus hijos, según parece por la escritura de partición que hicieron de sus bienes año 1375:

  • Martín Ruiz de Alarcón, de quien vienen los señores de Valverde
  • Garci Ruiz de Alarcón, de quien proceden los señores de Buenache
  • Alvar Ruiz de Alarcón, de quien proceden los señores de Almodóvar
  • Pedro Ruiz de Alarcón, de quien proceden por línea de hembra los Jarabas, señores de Huelmes (Huércemes)
Martín Ruiz de Alarcón, señor de Valverde, Talayuelas y las Veguillas sirvió al rey don Enrique el Tercero, el cual confirmó por los muchos y leales servicios que le había hecho las donaciones de los pueblos que están referidos, según consta por el privilegio, data en Burgos a 20 de febrero año 1392, confirmóle después la jurisdicción de ellos, año 1395. Se hace mención en otros privilegios de su padre y abuelo, antecesores, casó con doña Mari Alonso Carrillo, hermana del cardenal don Alonso Carrillo, hijos de Gómez Carrillo y doña Urraca de Albornoz, de quien vienen los señores de Torralba y Beteta. Hay testamentos de Martín Ruiz de Alarcón y de doña Mari Alonso Carrillo y de Martín Ruiz, a 8 de mayo año 1423; el de doña María a 8 de diciembre año 1451, fueron su hijos
  • Hernán Ruiz de Alarcón y Martín Ruiz de Alarcón, que murieron sin sucesores
  • Lope de Alarcón de quien vienen los señores de Valverde
  • Don Juan Carrillo de Alarcón, arcediano de Cuenca
  • Pedro de Alarcón
  • Garci de Alarcón
  • Mosén Alfonso de Alarcón, de quien vienen los señores de Valera de Yuso
  • Gómez de Alarcón
  • Constanza de Alarcón
  • Doña Teresa
  • Doña María 
  • Natural a Diego de Alarcón de quien proceden los marqueses de la Valle Siciliana
Lope de Alarcón, señor de Valverde, fue doncel del rey don Juan el segundo, hace de él mención en su crónica en muchos capítulos, fue muy valeroso, le sirvió en las diferencias y contra los infantes de Aragón, por cuya causa le destruyeron la villa de la Veguilla (de las Truchas) y su fortaleza, la cual después se reedificó. Le envió el rey don Juan a percibir como uno de los generosos del Reino para las guerras como parece por una de las cédulas reales, data en Madrid a 11 de abril de 1442. Le sirvió de embajador para el Reino de Valencia como consta por la carta de creencia, su data a 10 de febrero de 1449; tuvo a su cargo las fortalezas de Alarcón, Iniesta y El Cañavate, como lo habían tenido sus pasados. Se hizo de este caballero gran confianza y así el Almirante y el conde de Paredes y otros Grandes del Reino procuraron de concordarse con él y tenerlo de su parte, según refieren las crónicas, digo, escrituras de concordia selladas de estos señores, porque fue muy señalado y valeroso. Casó con doña Constanza Barba, hijo de Pedro Barba Campos y de doña María Quijada y nieta de Ruy Barba, hermano de Juan Barba y Luis María, todos hijos de Ruy Barba, que murió peleando contra los portugueses en la batalla de Aljubarrota, como aparece por la crónica del rey don Juan, consta de este matrimonio por la carta de dote y por el testamento de 1472, a 19 de enero, que dejó por hijos:
  • Diego de Alarcón
  • Pedro Ruiz de Alarcón
  • Juan Carrillo de Alarcón, de quien vienen estos señores de Valverde
  • Martín de Alarcón, de quien procede don Cristóbal de Benavides y su familia de Guadix y de quien vienen los Alarcón de Portugal
  • Doña Guiomar de Alarcón, mujer de Ruy Sánchez Zapata, señor de Barajas y copero mayor del Rey
  • Doña María, mujer de Pedro de Peralta
  • Doña Catalina, mujer de Pedro de Alarcón, de quien vienen los señores de Albaladejo
Juan Carrillo de Alarcón, hijo tercero de Lope de Alarcón, de quien vienen los señores de Valverde, no gozó de este señorío porque su hermano mayor Diego de Alarcón, casó con doña Leonor Carrillo, hermana de Pedro Carrillo de Albornoz, señor de Torralba y Beteta, murió sin sucesión, por cuya muerte sucedió en esta casa Pedro Ruiz de Alarcón, hijo segundo de Lope de Alarcón. Fue Pedro Ruiz de Alarcón, comendador de la Membrilla, de los valerosos y esforzados de su tiempo, a quien mataron los moros en presencia del rey Fernando en la toma de Coin, de quien la crónica hace mención y más por extenso el privilegio del rey, año 1485. Casó este caballero con María de Quesada, fue su hija doña Francisca de Alarcón, mujer de don Antonio de Fonseca, señor de Coca y Alahejos, comendador mayor y contador mayor, mediante el matrimonio gozó del señorío de Valverde, engendró a Pedro Ruiz de Alarcón, que murió sin generación, consta todo esto por escrituras antiguas y así por esta muerte volvió el señorío al sucesor de Juan Carrillo de Alarcón, el cual Juan Carrillo casó con doña Blanca de Illanes, fueron sus hijos Jorge Ruiz de Alarcón y Guiomar de Alarcón, que murió sin sucesión.

Jorge Ruiz de Alarcón, señor de Valverde, sirvió al emperador don Carlos de capitán y alcalde de las fortalezas de Bujía, como es notorio, peleó valerosamente con los moros e hizo hechos notables, casó con doña Juana de Ayala, hija de Pedro de Ayala, comendador de Paracuellos y doña Constanza Zapata, tuvo por hijo legítimo a don Juan de Alarcón y bastardas a doña Juana, monja de Santa Clara de Murcia, y doña Catalina, monja en Santa Clara de Alcocer. 

Don Juan de Alarcón, señor de Valverde, caballero de la orden de Santiago, sirvió al emperador don Carlos el Quinto, se halló en las guerras de Hungría y en la toma de Túnez, y en otras. Casó con doña Isabel de Mendoza, hija de Diego Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, y segunda vez con doña Juana Piñero, hija de Pedro Piñero, maestre sala de la reina Germana, siendo casada con el católico rey don Fernando y de doña Ana del Castillo, señores de Evite y de Pañate (sic), de la primera a don Jorge Ruiz de Alarcón, de la segunda a don Martín (morirá en la Armada Invencible) y a don Pedro (morirá en Flandes) y a don Hernando de Alarcón.

Don Jorge Ruiz de Alarcón, posee el señorío, casó con doña Juana de Zarate, hija del comendador Diego de Zarate, natural de la ciudad de Orduña, en Vizcaya, y de doña María de Recalde, natural de Dispetia (Azpeitia) en la provincia de Guipúzcoa, tiene por hijos a don Juan Ruiz de Alarcón, don Diego y don Lope y doña Isabel y doña María.

La cual sucesión de varón en varón legítimos se va comprobando y se unifica por los privilegios de los reyes de Castilla originales de mercedes y confirmaciones hechas a esta casa de Valverde, desde don Martín Ruiz, primero de este nombre, hasta don Jorge, poseedor de esta casa, a quien últimamente el rey don Felipe confirmó sus privilegios

LOS RUIZ DE ALARCÓN, SEÑORES DE BUENACHE

Garci Ruiz de Alarcón, hijo segundo de Hernán Ruiz de Alarcón, señor de Valverde y de Elvira Ruiz de Castelbranco (Castilblanque) floreció en tiempo de los reyes don Enrique III y don Juan II, tuvo por hijo a don Pedro de Alarcón. Pedro de Alarcón fue guarda del rey don Juan el segundo, instituyó mayorazgo de la villa de Buenache de Alarcón en la comarca de Cuenca y de otros heredamientos con licencia real, su data en Valladolid a tres de enero, año de 1453, parece por esta escritura ser su mujer doña Mencía de Toledo, y que fueron sus hijos Diego de Alarcón, Pedro de Alarcón, doña Juana, mujer de Hernando de Velasco, doña María, doña Constanza y Diego de Alarcón, señor de Buenache, gozó del señorío, año 1473, como consta por la escritura de partición, les sucedió su hijo Pedro Ruiz de Alarcón. Pedro Ruiz de Alarcón, señor de Buenache, casó con doña Catalina Pacheco, hija de Diego Pacheco y María del Castillo, engendró a don Diego de Alarcón, y doña María, mujer de Alonso Ruiz de Alarcón, señor de Almodóvar del Pinar, y don Diego de Alarcón, señor de Buenache, casó con doña María de Mendoza, hija de Luis Hurtado de Mendoza y de doña Inés de Barrientos, su primera mujer, tuvo por hijos a don Pedro que murió sin sucesión, don Juan de Alarcón Pacheco, don Francisco, don Diego, doña Inés, mujer de don Juan Pacheco de Alarcón, doña María, mujer de don Alonso Vanegas, hijo de don Pedro Vanegas. Don Juan de Alarcón, señor de Buenache, casó con doña María de Peñalosa, posee el señorío, tiene hijos a don Diego y a otros.

LOS RUIZ DE ALARCÓN, SEÑORES DE ALMODÓVAR

Alvar Ruiz de Alarcón, hijo tercero de Hernán Ruiz de Alarcón, señor de Valverde, y de Elvira Ruiz de Castelbranco floreció en tiempos de los reyes don Enrique el tercero y de don Juan segundo, tuvo por hijo a Martín Ruiz de Alarcón, y Martín de Alarcón fue comendador de Mérida, fundó el mayorazgo de Almodóvar del Pinar, como aparece por el privilegio de la data, año de 1473, casó según consta con doña Inés Manuel de Mendoza, hija de Manuel de Mendoza, comendador de Mérida, fueron sus hijos Alvar de Alarcón, Iñigo López de Alarcón, que casó con hija de Juan Pacheco, señor de Minaya, vienen de los Alarcones que hay en Extremadura, Lope de Alarcón, Hernando de Alarcón, don Juan de Alarcón, doña Inés, doña María, doña Isabel, doña Francisca. Casó Hernando de Alarcón en Iniesta con doña María de Cubas, de quien vienen los Alarcones de Iniesta. Alvar de Alarcón, primogénito de Martín de Alarcón fue señor de Almodóvar del Pinar, comendador de Socuéllamos, casó con doña Leonor Puertocarrero, hija de Pedro Puertocarrero, comendador de Montánchez, dejó por hijo a Alonso Ruiz de Alarcón, señor de Almodóvar, casó con doña María de Alarcón, hija de Pedro Ruiz de Alarcón, señor de Buenache y doña Catalina, fueron sus hijos don Álvaro, don Martín, don Pedro y don Juan. Don Álvaro de Alarcón, señor de Almodóvar, casó con doña Ana de Aguilera.

LOS RUIZ DE ALARCÓN QUE VIVEN EN CANALEJAS Y SEÑORES DE VALERA DE YUSO

Mosén Alfonso de Alarcón, cuarto hijo de Martín Ruiz de Alarcón, señor de Valverde, y doña María Alonso Carrillo su mujer, quedó con la hacienda de don Juan Carrillo de Alarcón, su hermano y arcediano de Cuenca, fue buen caballero en tiempos de los reyes don Juan y don Enrique, anduvo en las guerras de Aragón, casó con doña Marquesa de Ribera, hija de Hernando de Ribera y de doña Elvira de Jaraba, engendró demás del ascendiente de Perafán de Alarcón que vive en Canalejas, a Martín Ruiz de Alarcón y a otros. Martín Ruiz de Alarcón es de quien vienen los señores de Valera de Yuso, casó con doña Constanza de Iniesta (Inestrosa), tuvo por hijo a Melchor Carrillo de Alarcón, fue señor de Valera de Yuso, casó tres veces; la primera, con doña Francisca de Parada, la segunda con doña Isabel de Zúñiga, la tercera con doña María Puertocarrero, hija de Hernando del Castillo y de doña Elvira Puertocarrero, señores de la villa de Valera de Yuso, de la primera engendró a doña Ana Carrillo, mujer del licenciado Melgarejo, de la segunda a doña Luisa, de la tercera a don Martín, que murió sin sucesión y a don Hernando y a otros. Don Hernando Carrillo de Alarcón es su sucesor

LOS ALARCONES DE PORTUGAL

Martín de Alarcón, hijo cuarto de Lope de Alarcón, señor de Valverde, y de doña Constanza fue comendador de la Membrilla por muerte de su hermano Pedro Ruiz de Alarcón, señor de ella; anduvo en las guerras de Granada en servicio de los Reyes Católicos, hizo servicios notables y así le hicieron mercedes de grandes heredamientos en la ciudad de Granada y sus términos, fue tan principal que los Reyes Católicos le dieron poder juntamente con el Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba para los conciertos con el Rey moro de Granada, cuando se entregó la misma ciudad. Casó dos veces, según consta por una escritura de tutela hecha en Burgos a 20 de diciembre de 1497, de la primera que se llamó doña Inés de Luján, engendró a doña Giomar de Alarcón, mujer de Cristóbal de Benavides, hijo de Sancho de Benavides, de quien vienen don Cristóbal de Benavides y don García de Villarrroel, su hermano, que vive en Guadix en el Reino de Granada, caballeros generosos; de la segunda, que se llamó doña Elvira de Mendoza, a don Juan. Está sepultado Martín de Alarcón en la iglesia mayor de Granada en su capilla propia, con su estandarte y escudo de armas. Don Juan de Alarcón se fue a Portugal con su madre doña Elvira, que fue camarera mayor de la reina doña María, segunda mujer del rey don Manuel y de la reina Leonor, mujer del mismo rey; fue cazador mayor del rey y alcaide mayor de Torresvedras. Casó dos veces, la primera con doña Margarita de Castro Suárez, hija heredera de Gonzalo Suárez, alcaide mayor de Torresvedras,  y la segunda con doña María de Villena, hija de don Lope de Almeida, tercero conde de Abrantes. De la primera tuvo a don Martín Suárez de Alarcón, sucesor, y a doña Elvira de Mendoza, mujer de don Fernando Ruiz ...; de la segunda, don Lope de Alarcón y otros hijos e hijas. don Martín Suárez de Alarcón, alcaide mayor de Torresvedras casó con doña Violante, hija de Fernán Martínez Mascarenas, alcaide mayor de Montemayor el nuevo, comendador de Merzola, fue su hijo don Juan Suárez de Alarcón.  Don Juan Suárez de Alarcón casó con doña Isabel de Castro, hija del barón de Alento (?), don Rodrigo Lobo, de que nació don Martín Suárez de Alarcón. Don Martín Suárez de Alarcón casó con doña Cecilia de Mendoza, hija de Felipe de Aguilar, maestre sala del rey don Sebastián y tuvieron por hijo a don Juan Suárez de Alarcón. Don Juan Suárez de Alarcón casó con doña Isabel de Castro, hija de don Francisco Mascarenas y doña Jerónima de Castro y tuvieron a don Martín Suárez de Alarcón que murió en Tánger

CASA DE ALBALADEJO

Doña Catalina Barba hija de Lope de Alarcón, señor de Valverde, y de doña Catalina Barba su mujer casó con Pedro de Alarcón, hijo de Hernán González del Castillo y nieto del doctor Pedro González del Castillo, del Consejo del Rey don Juan el II, tuvieron por hijo a Alonso Ruiz de Alarcón. Alonso Ruiz de Alarcón fue señor de Albaladejo en el obispado de Cuenca, engendró a Garci Ruiz de Alarcón y Pedro Ruiz de Alarcón, de quien vienen los Alarcones que viven en Sisante y Vara de Rey. Garci Ruiz de Alarcón, señor de Albaladejo, casó con doña Guiomar Girón, señora de Piqueras, fueron sus hijos Alonso Ruiz de Alarcón, doña María y doña Beatriz que casó con el señor de Altarejos, y doña Ana que caso con Diego Pacheco, alcaide de Belmonte. doña Aldana, abadesa del monasterio de la Concepción de Escalona y doña Juana priora del convento de monjas de Belmonte. Alonso Ruiz Girón de Alarcón casó con doña Juana Pacheco de Silva, hija de don Luis Pacheco y doña Ana Condulmario, señores de Villarejo de Fuentes y tuvieron por hijos a don García que fue religioso en la compañía de Jesús, y a don Luis, don Pedro, don Alonso y a doña Ana mujer de Pedro Verdugo, proveedor de Malaga. Don Luis Girón de Alarcón sucedió en la casa

Traslado del linaje de los de Alarcón, señores de Valverde y de los caballeros y casas que de él descienden. Trata también de los señores de Almodóvar del Pinar, de Valera de Yuso, de los de Alarcón de Portugal y de los señores de Albaladejo.
Manuscrito del siglo XVII.
Referencias: Índice de la Colección Salazar y Castro, 30847
Pertenece a la Colección Salazar y Castro de la RAH
Real Academia de la Historia — Signatura: 9/336, fº 19 a 25. El fº 25 v. está en blanco. — Signatura anterior: D-63, fº 19 a 25. El fº 25 v. está en blanco.

sábado, 11 de enero de 2020

La disputa por la herencia de Rodrigo Pacheco en El Cañavate

Juan Prieto, escribano de El Cañavate hacia 1540. La familia de los Prieto era una familia de labradores ricos de El Cañavate, que hizo su fortuna labrando tierras propias o arrendadas a don Rodrigo Pacheco. La promoción social la harían, primero, como escribanos, y, luego, en el último cuarto del siglo XVI, consiguiendo cartas ejecutorias de hidalguía



El 14 de noviembre de 1539, los criados de Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache, entraban con cuatro pares de mulas a arar la dehesa de Torralba, en término de El Cañavate. Hacía suyos los derechos de sucesión al mayorazgo, según el propietario, donación propter nuptias, en realidad, fundado por Diego de Pacheco en favor de su hijo Rodrigo. Ahora, el legado de los Pacheco en El Cañavate era objeto de deseo de Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache, de Villanueva del Río y de Beamud y alcaide de la fortaleza de Ves.

Más que de mayorazgo habría que hablar de donación intervivos. Diego Pacheco y su mujer María habían hecho donación a su hijo Rodrigo de varias heredades con motivo de su casamiento con María Bayo, hija del arcediano Gómez Bayo. La donación se había formalizado en Santa María de la Vega, aldea de Belmonte, el nueve de agosto de 1499, con el fin de dotar a Rodrigo de una hacienda para sustentamiento del matrimonio. En la escritura de donación propter nuptias se detallaban las heredades, además de un capital, que no aparece en la donación, y que iba destinada a levantar casa familiar en Torralba.
las heredades e casas que tenemos e posehemos en la villa de Alcañavate en todos sus términos e labranças e las heredades e dehesas que nos tenemos çerca de la villa de Alcañavate que se dize vulgar de Torralba con sus aledaños etcétera e la casa que ahora labramos en el dicho logar de Torralba e ansymismo las heredades que tenemos e posehemos de Thévar e del Atalaya e del Alberca, otrosy vos hazemos donaçión de las tres dehesas que son debaxo de la villa de Alarcón que nos tenemos e posehemos las quales se dizen e nonbran la una las Cuevas Yermas y la otra la Chancillera e la otra la Rromerosa con sus aledaños
A la altura de 1532, Rodrigo Pacheco era, sin llegar a los sesenta años, un hombre viejo y ciego, incapaz de andar por El Cañavate sin ayuda de lazarillo. Pero ni aun así podía vivir tranquilo en su vejez, pues las disputas con su hermano Jerónimo se había enrevesado en pleito por las heredades familiares de Tébar. Las disputas venían de la partición de la herencia familiar de la rama bastarda de los Pacheco, alcaides de Belmonte, entre numerosos hijos. A los bienes raíces habría que sumar los semovientes y el dinero que como dote matrimonial o conventual recibirían las hijas: Catalina Pacheco, casada con Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache, e Isabel, que profesó como monja.

Dicha partición, redactada en El Pedernoso, tenía como fecha tres de septiembre de 1515. Diego Pacheco, que era hermano de Juan Pacheco, señor de Minaya, y su mujer María del Castillo y Toledo redactaron testamento en favor de sus hijos en el Pedernoso. La simple enumeración de bienes da idea del poder de esta familia en la comarca y de la amplia progenie que dejaron, reflejada en la extensión del apellido y la dispersión de heredades. El patrimonio de los Pacheco, además del ya citado de Rodrigo, se extendía por Belmonte, donde fundaron mayorazgo, su aldea de Santa María de la Vega, El Pedernoso, Santa María de los Llanos, Alarcón y sus aldeas de Gascas y Tébar y una heredad y dehesa en Rus.

La partición entre hermanos posterior al legado testamentario introducía algunas variaciones respecto a la donación propter nupcias de 1499. El gran perjudicado era Rodrigo, que perdía la dehesa Chancillera en manos de su hermana Catalina Pacheco y la dehesa de Tébar para su hermano Jerónimo Pacheco. Rodrigo mantendría en concepto de legítima y mejoría las heredades de El Cañavate, Torralba, La Alberca y Atalaya y las dehesas de Torralba, Cuevas Yermas y la Romerosa, y que le quiten el paño de antioche y se lo den libre porque es suyo y le den uno de los quatro paños o seis mil mrs. por él e la dicha señora Cathalina lleve veynte e cinco mil marabedís que le quedan a pagar de las quatrocientas mil mrs. que le mandaron en dote y deziseis mil marabedís que le faltan para los cinquenta mil que le mando la señora doña María que aya gloria sobre treynta y quatro mil marabedís que luego recibió de los dichos cinquenta mil marabedís en el ganado y en una asna con una criança que el dio el señor don Diego Pacheco y la dehesa de la Chancillera con que los dichos quarenta e un mil marabedís no sean obligados a pagar los dichos sus herederos salvo el señor Diego Pacheco y que con esto la dicha señora doña Catalina quede contenta.

Hernando Pacheco se quedaría con la heredad y casa de Belmonte con el censo de la dobla y la heredad de Santa María de los Llanos, el campo de el Pedernoso y la heredad, casas y viñas, casares, tierras y dehesas de Santa María de la Vega y porque muchas tierras de la dicha heredad están bueltas con la heredad del Pedernoso que todas las tierras de entramas heredades questá del camino de Santa María questán a la mano derecha sean para el señor Hernando Pacheco y las tierras de entramas heredades questán a la mano izquierda hazia el Pedernoso queden para el señor Christóval Pacheco. Jerónimo Pacheco recibiría las heredades, prados y dehesas de Gascas y Tébar, con condición de pagar los gastos particulares de su hermana monja Isabel, valorados en mil maravedíes anuales, mientras viviere. Cristóbal Pacheco, además de la heredad de El Pedernoso, la heredad dehesa y molino de Rus. Quedaban por repartir las heredades familiares de Santa María de la Vega y el Pedernoso que estaban vueltas, y que se dividieron entre Cristóbal y Hernando. El primero recibiría las tierras de pan llevar en el camino que iba de Belmonte a Santa María de los Llanos a la mano izquierda hacia El Pedernoso y las que estaban en el mismo camino a la mano derecha quedarían para Hernando; el cual recibiría también los paños y esclavos de su difunta madre. La partición se haría realidad a la muerte del padre Diego Pacheco. El viejo anciano se reservaba para los gastos de su sepultura las rentas que determinare de las heredades de la Romerosa, Gascas, la Chancellera, campo del Pedernoso y Rus. La partición quedaba pendiente del consentimiento de Pedro Ruiz de Alarcón, señor de Buenache. La partición de 1515 sería confirmada un años después por el testamento de Diego Pacheco, alcaide de Belmonte, escriturado en Buenache (1).

Las particiones de 1515 entre los hijos del alcaide de Belmonte, Diego Pacheco, crearían el escenario del futuro. Poco años antes de morir, el 21 de mayo de 1536, en Buenache, Rodrigo Pacheco, que morirá sin hijos, otorga carta de donación intervivos a su sobrino Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache e hijo del matrimonio de su hermana Catalina con Pedro Ruiz de Alarcón. En la donación le cede el término de Torralba con las condiciones de que a la muerte de Diego la heredad pase a su hijo segundo, que, los descendientes de este adopten el apellido Pacheco y mantener la integridad e inenajenabilidad del término donado. El diecinueve de marzo de 1539, Diego Ruiz de Alarcón conminaba a Hernando Alarcón, vecino de Montalbanejo; albacea testamentario de don Rodrigo y su mayordomo, a darle posesión de la heredad de Torralba; nueve días antes, Diego Ruiz de Alarcón se hacía con todas las propiedades de Rodrigo: las casas de El Cañavate, unas  casas solariegas que alindaban con cuatro calles públicas; la propiedad de las casas sería para el señor de Buenache, pero las llaves, que ya no soltaría, quedaban en manos de Hernando de Alarcón. Tras la posesión de la casa, vino la de las escrituras de censos, que eran los préstamos que recibían los labradores de El Cañavate para sus haciendas. Se nos conserva el censo de un tal Navarro, con una renta anual de 300 maravedíes; hemos de suponer un capital prestado de 4000 maravedíes (a catorce al millar, es decir, un siete por ciento), aunque nos sorprende más la gallina que todos los años debía entregar a su señor todos los años. Una economía mercantilizada revestida de viejos usos señoriales. Entre los bienes entregados estaban el trigo y resto de granos en la cámara de las casas y seis pares de mulas con sus aparejos, muestra de la importancia de la hacienda tanto como la escasa explotación directa de la misma, llevada por renteros. A continuación vino la posesión de las tierras, que desafortunadamente se redujo a la posesión de dos hazas de las varias de su propiedad:

  • Una haza de veinte almudes, en la Puente Nueva, camino de Honrubia, partiendo del río Mayor y yendo a descabezar en el Pajarejo, lindante con hazas de Martín Martínez y otra de propietario desconocido.
  •  Una haza de dos almudes en el camino de Honrubia, lindante con hazas de herederos de Juan Gómez Herreros y Juan Piqueras

Luego se tomó posesión de heredad y dehesa de Torralba, que se escenificó en la ocupación de la casa que allí tenía Rodrigo Pacheco y de la dehesa, donde con una azada se improvisaron dos mojones. Esta posesión se oficializó después con la posesión que el alcalde mayor del marquesado, Juan Ruiz de Almarcha, y su alguacil mayor dieron de estos bienes a Juan Herrero, mayordomo del señor de Buenache y en su nombre.

El quid de las diferencias en torno al término de la heredad de Torralba, venía de las cláusulas introducidas por el testamento en 1516 por Diego Pacheco, que a juicio de su hijo Hernando, suponían que la herencia de Rodrigo estaba vinculada al resto de los bienes de la familia y que, en todo caso, de morir sin hijos Rodrigo, el sucesor en los bienes sería Juan Pacheco, hijo de Catalina Pacheco, hermana de Hernando y Rodrigo, y que ya había muerto en Roma hacía más de diez años, en la guerra, durante el saco de Roma, en 1527 (el canónigo Simón Hernández de Belmonte, presente en Roma el año 1535, nos decía que Juan había muerto en la tomada de Roma, en el saco de Roma, nos dirá claramente otro testigo llamado Alonso Parrilla), por lo que la sucesión debía recaer en un miembro de la familia con el apellido Pacheco, siendo el más próximo Hernando Pacheco el viejo, alcaide de Belmonte. Diego Ruiz de Alarcón trataba de reaccionar, traspasando la herencia a su hijo, también llamado Juan, que ahora adoptaba el apellido Pacheco.

El testamento del padre Diego Pacheco era de 16 de mayo de 1516, fue dado en la villa de Buenache,  ante el señor de esta villa, Pedro Ruiz de Alarcón el viejo; el anciano alcaide de Belmonte se presentaba como vecino de Alarcón y morador de Cañavate. Una muestra más cómo las decisiones familiares se alejaban de Belmonte y empezaban a estar tuteladas por el señor de Buenache. Mostraba su deseo de ser sepultado en la iglesia de Santiago de San Clemente, junto a la capilla mayor y no en la capilla de San Antonio o de los Pacheco, aunque no sabemos si se hizo efectivo, pues el mismo don Diego reconocía que había comprado su sepultura por 25000 maravedíes (¿distanciamiento de su hermano Juan y de los Pacheco de Minaya), encargando a su hijo Jerónimo que, caso de no cumplirse esta última voluntad, fuera enterrado en la iglesia de El Cañavate. Venía a reproducir el acuerdo entre hermanos de un año antes, impuesto por María Castillo y Toledo, que beneficiaba especialmente a su hija Catalina y dejaba la puerta abierta en la sucesión de los bienes de Rodrigo a su nieto Juan, que, como hemos dicho, acabaría falleciendo. Don Diego ya previó el pleito en torno a los bienes de Rodrigo, ante la posibilidad que muriera sin sucesión, por ello asignaba 150000 maravedíes de la donación de 1499 a resolver posibles disputas entre hermanos. En el momento de redactar testamento, Diego Pacheco, que vivía en casa de Rodrigo Pacheco y su mujer Isabel Pedrola, era consciente de la falta de sucesión en el matrimonio, dejando como grandes beneficiarios de su herencia a su hija Catalina y su hijo Jerónimo, nombrados cabezaleros, a costa de Rodrigo. Era tanta la desconfianza entre los hermanos, que recién acabado de firmar el testamento, Diego Pacheco tuvo que jurar con la mano en una cruz que no modificaría el testamento.

Las cláusulas testamentarias venían a reproducir esas otras del acuerdo entre hermanos un año antes y dejaba sin efecto la donación propter nupcias a favor de Rodrigo, pues su mujer María Bayo (o Vallo) había fallecido. Torralba era heredamiento de la familia de antaño. Diego Pacheco el viejo, lo había heredado de su padre Rodrigo. Torralba se sumaba al patrimonio propio de Diego Pacheco, junto a otras dehesas: las llamadas de Cuevas Yermas, Chancillera, la Romerosa y la Torre.

Las disputas por la herencia de Rodrigo Pacheco habían comenzado en los años veinte, cuando debía ser evidente que de su matrimonio con Isabel de Pedrola, hija del comendador santiaguista Tristán Ruiz de Molina, no habría hijos. Fue entonces, cuando su hermano Hernando de Pacheco, alcaide de Belmonte, mandó a su hijo Hernando a servir a casa de Rodrigo. Tal circunstancia devenía tras el fracaso de concertar matrimonio del joven con la segunda de la hija de Luis Pacheco, regidor de Málaga y asentado en esta ciudad, e intento de control del mayorazgo fundado por éste y valorado en más de quinientos mil maravedíes de renta anual. Tal evento se había producido tras la muerte de la hija mayor de Luis Pacheco, casada con Diego Pacheco, hermano de Hernando, que contrajo nuevas nupcias con la hija de García Ruiz de Alarcón, señor de Albaladejo y Piqueras. Por esos años veinte, Rodrigo, ante la certeza de que no tendría hijos, había abortado estas aventuras de casamientos con la rama familiar malagueña (parece que despachó sin muchos miramientos a Luis, que había acudido hasta su casa de El Cañavate desde Málaga, ofreciendo hasta cuatro mil ducados de dote por su hija segunda) y se había comprometido a dividir su hacienda entre sus sobrinos, hijos de su hermano Hernando: al ya mencionado Diego Pacheco, quinientos mil maravedíes, similar cantidad a mosén Juan, otra cantidad incierta a doña María y la hacienda de El Cañavate, exceptuada Torralba, a Hernando, aunque en tanto que viviera, el sobrino le serviría como criado y sin renunciar a la propiedad de sus heredades. Parece que durante el tiempo que Hernando sirvió a su tío Rodrigo, la hacienda se incrementó sobremanera, tanto por la adquisición de nuevas tierras como monetariamente; la fortuna de Rodrigo se había incrementado en cinco mil ducados de oro y quinientos de plata, gracias al buen hacer de su sobrino Hernando. Sin embargo, el sobrino, llamado a heredar la hacienda (y parece que tal hecho se reconoció en documento notarial redactado en Buenache el año 1538), sería expulsado de la casa de Rodrigo unos meses antes de su muerte, sin duda, por la presiones de la muñoza, que con su presencia en la casa de Rodrigo desde los años veinte había desbaratado los planes de los Pacheco de Belmonte.

Los últimos años de Rodrigo Pacheco los paso al amparo de los Ruiz de Alarcón en Buenache. En la casa señorial de Buenache quien hacía y deshacía era Ana Muñoz, la muñoza, cuñada del mayordomo de don Rodrigo: un Rodrigo Pacheco, ciego, era víctima y partícipe de estas intrigas palaciegas; no pudiendo firmar los documentos, a causa de su ceguera, lo hacía por él un tal Pedro Saiz, vecino de Pastrana, ante el escribano Bartolomé Santacruz, hombre de confianza del señor de Buenache, al igual que el mencionado Hernando de Alarcón, encargado de llevar a buen puerto las intrigas urdidas por la muñoza. Los días de mediados de marzo de 1539 fueron de idas y venidas a Iniesta, donde residía el gobernador del marquesdo de Villena, para ganarse su favor, mientras que, en la villa de El Cañavate, Rodrigo agonizaba; estaba in extremis nos dirá el 21 de marzo su hermano Hernando. Desde Belmonte se denunciaba la pequeña corte de Buenache dominada por la muñoza, que con sus persuasiones se estaba ganando la voluntad de Rodrigo Pacheco y que manejaba a Diego Ruiz de Alarcón como un títere. Esta muñoza pasaba por manceba de Rodrigo Pacheco en sus últimos quince años, a decir de sus detractores era mujer astuta, sagaz y lisonjera. En comandita con Diego Ruiz de Alarcón, que le había dado un majuelo, la muñoza había mudado sus juegos amorosos en zalamerías con Rodrigo Pacheco, que los tres últimos años de su vida había trasladado su residencia a Buenache.

Pero la presencia de la muñoza en la casa de Rodrigo Pacheco fue demoledora en un momento que desde Belmonte sus hermanos intentaban controlar una herencia, que, ya sabían, no tendría herederos en el segundo matrimonio con Isabel de Pedrola. En 1525, quizás poco después de la entrada de la muñoza en la vida de Rodrigo Pacheco, su hermano Hernando, alcaide de Belmonte, mando a su hijo a servir en casa de Rodrigo

La muerte de Rodrigo Pacheco, en agosto, es precedida por la redacción de su testamento el primero de febrero de 1539 en la casa del señor de Buenache. El finado dejará sus bienes destinados a la construcción de la iglesia de El Cañavate, al sustentamiento de la muñoza y de la familia de su mayordomo, Hernando de Alarcón, y declarará como heredero universal a Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache. El testamento de Rodrigo Pacheco era contradictorio con el que había dado su padre, pues la cadena sucesoria pensada para una muerte de Rodrigo sin hijos se había visto alterada por la muerte del sucesor de la herencia de Rodrigo, según había determinado su padre Diego: Juan Pacheco, hijo de Catalina Pacheco y Pedro Ruiz de Alarcón. Los últimos años de Rodrigo Pacheco debieron ser dramáticos; ciego desde 1527, casado dos veces, ninguna de las dos mujeres le había dado herederos, y atosigado en su herencia por unos hermanos que la pretendían. Rodrigo encontró consuelo en brazos de la muñoza, que adquirió la posición en la familia como mujer de hecho, después de que Isabel Pedrola fuera repudiada, y de la hermana de la muñoza (casada con el mayordomo Hernando de Alarcón), tal vez, es creíble que Ana Pacheco, hija de Hernando de Alarcón y María Muñoz, fuera hija de Rodrigo Pacheco, pues fue criada en su casa y era tratada como hija por Rodrigo y tal condición se le daba en Buenache. Nos queda la duda si era hija de María o de quien pasaba por su tía, la muñoza.

A la altura de agosto 1539, el pleito enfrentaba a Hernando Pacheco, hermano de Rodrigo, y Diego Ruiz de Alarcon, señor de Buenache, que había decidido más allá de pretendidos derechos ocupar los términos de Torralba. A los pleiteantes también se sumaba Isabel de Pedrola, segunda mujer de Rodrigo Pacheco y que nos aparece como vecina de Granada. Antes que Juan de Bembrilla labrara las tierras de Torralba un 14 de noviembre, por orden de Diego Ruiz de Alarcón, ya lo habían hecho un mes antes otros cuatro criados del señor de Buenache, siendo apresados por el alguacil de El Cañavate Alonso de Lozuza, cumpliendo mandato del alcalde Francisco Jareño. El conflicto se había visto primero ante el gobernador del Marquesado de Villena Pedro Núñez de Avellaneda y su alcalde mayor Juan Ruiz de la Almarcha, determinándose primero, el doce de agosto, el secuestro de la heredad de Torralba e impidiendo su uso, y luego la remisión de la causa a la Chancillería de Granada. El secuestro de bienes había sido en el mes de agosto, pocos días después de la muerte de Rodrigo Pacheco acaecida el día de Nuestra Señora de las Nieves, cinco de agosto de 1539. El ocho de julio de 1540, Diego Ruiz de Alarcón pide se levante el secuestro para cosechar los panes sembrados en noviembre; siéndole negado por auto de la Chancillería de Granada de 17 de agosto. Las cosechas y maravedíes de las rentas quedaron durante tres años en poder de la justicia de los alcaldes ordinarios de El Cañavate, hasta que Diego Ruiz de Alarcón decidió coger el pan por su cuenta.

Ambos contendientes se enzarzan en una guerra de testigos, mientras Diego Ruiz de Alarcón tacha de falta de imparcialidad a los testigos de Hernando Pacheco, cuando no de borrachos, perjuros, moros o judíos; el alcaide manda a sus hijos a amenazar a los testigos del señor de Buenache. Entre los testigos de Diego Ruiz de Alarcón, presentados por su mayordomo Juan Herrero, destacaba Diego de Ortega, de edad de 60 años en 1539, y otros como Juan de Flomesta, los hermanos Cañete, Jorge el clérigo y Andrés, o el escribano Juan Blasco. El pleito no aparece concluso.


(1) RODRÍGUEZ LLOPIS, M.: “Procesos de movilidad social en la nobleza conquense: la Tierra de Alarcón en la Baja Edad Media” en Tierra y familia en la España Meridional, siglos XIII-XIX, FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA (ed.), Universidad de Murcia, 1998, p. 69, nota 58


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 2919, PIEZA 1. Pleito por la herencia de Rodrigo Pacheco. 1539


ANEXO: Testamento de Rodrigo Pacheco, señor de Torralba

Rodrigo Pacheco, el hombre más poderoso y rico de El Cañavate en el primer tercio del siglo XVI, pasó sus últimos tres años en las casas de Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache, entre los cuidados de la muñoza, con la que llevaba quince años amancebada, después de dos matimionios fracasados y consumidos con María de Bayo, primero, e Isabel de Pedrola, después. Su testamento sería redactado el uno de febrero de 1539, seis meses antes de su muerte, acaecida el día de la Virgen de las Nieves en agosto.


De las cláusulas matrimoniales destacamos una: aquella que destinaba su herencia y capital a la construcción de la iglesia de El Cañavate. Don Rodrigo Pacheco, flaco y debilitado de cuerpo, pero en su sano juicio, manifestaba como primera voluntad:


Quando Dios nuestro señor sea servido sacar mi ánima de mis carnes quiero y es mi voluntad que mi cuerpo sea sepultado en una yglesia que yo quiero edificar en una villa del Cañavate
Mientras la iglesia se edificaba su cuerpo debía ser sepultado en la iglesia de Buenache de Alarcón. Para su futura iglesia donaba un cáliz de plata con su patena de marco y medio y buena hechura. Luego pasaba a fijar las condiciones para la edificación de la dicha iglesia:


Si Dios fuere servido tengo voluntad de edificar una yglesia de la dicha villa del Cañavate en un solar que tengo en la dicha villa del Cañavate junto a las casas prinçipales que en la dicha villa tengo, si no tuviere tiempo para lo efettuar es mi voluntad que mis executores de este mi testamento hagan hazer e edificar en el dicho lugar la dicha yglesia con la liçençia que sea nesçesaria e que sea de bóveda e muy bien labrada de piedras; se gasten en el dicho edifiçio quinientos ducados de oro y la advocación de la dicha yglesia sea Nuestra Señora de los Remedios y demás de los dichos quinientos ducados que sean de gastar de mis bienes en lo susodicho, quiero que de la plata que tengo o tuviere se haga para la dicha yglesia una cruz y dos cáliçes e dos patenas e dos pares de ampollas e un inçesario e una custodia e dos cruzes pequeñas para los altares y demás mando treynta mill maravedís para hornamentos e una campana sy los dihos hornamentos yo en mi vida yo no dexare hechos en un par de misales
La iglesia debía ser comenzada a edificar en el momento de su fallecimiento, cinco de agosto de 1539, y se pedía tal diligencia a la hora de labrarla y edificarla, que en dos años debía estar edificada, para ello encargaba tal menester a su heredero, Diego Ruiz de Alarcón, pero en un gesto de desconfianza, si se incumplía su última voluntad mandaba que sus bienes fueran al convento de San Agustín del Castillo de Garcimuñoz. Como ejecutores de su voluntad encargaba al prior de frailes de dicho convento y al vicario de las monjas de Nuestra Señora de Gracia. El patronazgo de la iglesia se lo dejaba a sus herederos, nombraba dos capellanes a sufragar sus gastos con la dehesa de Cuevas Yermas y las heredades de Atalaya; el uno sería el hijo de su mayordomo Hernando de Alarcón y el otro el clérigo Cristóbal Sepúlveda.


Pedía a continuación que los cuerpos de sus padres, Diego Pacheco, que fue alcaide de Belmonte, y María del Castillo y Toledo, hija del alcaide de Alarcón, fueren llevados a ser enterrados en la nueva iglesia en una capilla y parte principal de ella. Después, Rodrigo Pacheco se acordaba de su amante la muñoza para dejarle gran parte de los bienes, pero eso es ya otra historia.


El 28 de abril de 1542, Diego Caicedo, procurador del señor de Buenache, Diego Ruiz de Alarcón, en un memorial ante la Chancillería de Granada, nos decía que la iglesia ya estaba labrada.

La gran beneficiaria del testamento era Ana Muñoz, la muñoza. Rodrigo Pacheco reconocía que Ana Muñoz ya se había hecho con un parte de la hacienda familiar en dineros y plata, pero dicho capital lo tenía con su anuencia y se pedía se le respetara. Reconocía así, más que los servicios como amante que denunciaban sus enemigos, esos otros servicios y trabajos en su enfermedad y vejez. Le dejaba todos los muebles de su casa, aunque en su lucidez, le pedía que no tocara los dineros y plata, que tenía destinado para obras religiosas. A lo que había que sumar 8000 maravedíes y 50 fanegas de trigo.

El otro beneficiario era su mayordomo Hernando Alarcón, vecino de Montalbanejo. En una de las disposiciones su hijo era nombrado capellán de la iglesia de El Cañavate. Sus dos hijas, Ana Pacheco y Teresa de Salazar, eran dotadas de sendas rentas de 300 ducados y 20000 maravedíes y a la madre de ambas, María Muñoz, veinte ducados. Podemos hablar de una familia en su conjunto muy beneficiada, pues tanto Ana como Teresa eran sobrinas de la muñoza, hermana de su madre María. Era a la tía a la que se encargaba el control del dinero cedido a las dos niñas hasta en tanto estuvieran en edad de casarse.

Aclaraba Rodrigo Pacheco la no confusión de bienes con los de su segunda esposa Isabel de Pedrola a su muerte, detallando aquellos que había vendido en vida como suyos propios:


Una huerta vendida a Miguel Saiz Cañete por 35000 maravedíes en el paraje de la Cerrada, en El Cañavate
Unas casas en El Cañavate por 17000 maravedíes a Diego Martínez Bermejo en la calle de la Cuesta
Otras casas en El Cañavate a Andrés Martínez por 20000 maravedíes
Otras casas en El Cañavate a Pedro López de la Alberca en 6.000 maravedíes
Otras casas en el lugar de Honrubia por seis mil maravedíes
Otras casas en el lugar de Honrubia por cinco mil maravedíes
A continuación se detallaba otros bienes como el grano disponible y sembrado ese año antes del matrimonio, varios vestidos y otros bienes: piezas de oro, paños, alfombras, ...
Por último se instituye como heredero a Diego Ruiz de Alarcón, señor de Buenache y Villanueva del Río, y después de su muerte su hijo (y de María de Mendoza, Juan Pacheco u otro hermano de éste, o descendientes más próximos, siempre que adopten para su linaje el apellido Pacheco. En caso de falta de sucesores, los bienes quedarían para el convento de San Agustín. Sin embargo, lo que es llamativo es la condición que pone para el heredero universal con la muñoza:
que cumplan con la dicha Ana Muñoz muy cumplidamente lo que les tengo mandado y demás desto que la tengan y traten por madre y hermana mayor porque esto es mi determinada voluntad y que si ansy no lo hiziere pierda por el mesmo hecho los dichos mis bienes y herencia vengan al dicho monesterio de San Agustín del Castillo
El testamento es dado el uno de febrero de 1539 ante Bartolomé de Santacruz, escribano de la villa de Buenache, en casa de Diego Ruiz de Alarcón. Fueron testigos: Francisco de Sepulveda, Alonso de la Osa, Pedro de la Osa, Bartolomé Martínez, Miguel Pinedo, Bartolomé de la Mota, Antonio del Castillo, Miguel del Carrillo, Quílez Martínez, clérigo (que firma el testamento por Rodrigo Pacheco), vecinos todos de la villa de Buenache.

Apenas había muerto Rodrigo Pacheco, el cinco de agosto, en casa de Diego Ruiz de Alarcón, cuando éste se presentó ante los alcaldes de Buenache, Hernán Saiz Carnicero y Benito Bermejo, para que se abriera el testamento y reclamar su herencia. Acompañaban a su señor Pablo Santacruz y Gil Hortelano.



ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 2919, PIEZA 1. Pleito por la herencia de Rodrigo Pacheco. 1539

domingo, 18 de noviembre de 2018

El hidalgo de Hontecillas




Iglesia de Hontecillas

le abía començado a conozer mozo en la dicha villa de Hontezillas que hera a media legua de la dicha villa de Vala de Rrey y que heran todas de un señor (el testigo se refiere a Valverde y Hontecillas, de los Ruiz de Alarcón) y después se abía casado en Buenache con hija de Juan Rruipérez y auía estado casado en la dicha villa de Ontezillas que lo que se acordaua auía estado casado hasta que la dicha su muger auía falleszido más de quinçe años y después de fallesçido el susodicho se abía casado segunda vez en la dicha villa de Vala de Rrey y que a lo que se acordaba abía que se abía ydo de la dicha villa de Ontezillas a la dicha villa de Vala de Rrey veynte años poco más o menos e que en el dicho tiempo abía conozido estando casado con su casa y su muger y bienes y fazienda y hato de ganado en la dicha villa de Fonteçillas de contino e que vivía del ofizio de labrador e que a lo que se acordava  y según su aspecto el que litigaua sería entonçes de sesenta y zinco años poco más o menos e que ansimismo abía conozido a Alonso de Alarcón padre de Antonio Alarcón  que litigaua más tiempo de zinquenta y zinco años viviendo en la dicha villa de Hontezillas de vista habla y trato y conversazión y quando lo abía comenzado a conoçer se acordaua que estava casado con María Delgado hixa de Benita López natural de la dicha villa de Hontezillas y que su marido se dezía Pedro Delgado y que le auía conoçido casado con la dicha María Delgado mucho tiempo hasta que la susodicha auía falleszido e que no se acordaban quantos años abían sido e después se abía tornado a casar segunda vez el dicho Alonso de Alarcón con una muger que hera natural de Valera de Yuso e que no auía auido en ella hijos podía aber que auía falleszido el dicho Alonso de Alarcón seis o siete años y que quando abía fallesçido le pareszía a este testigo que sería hombre de edad de ochenta años poco más o menos el qual auía vivido en el ofizio de labrador y que asimismo auía conoçido a Juan de Alarcón padre del dicho Alonso de Alarcón agüelo del dicho Alonso de Alarcón en la dicha villa de Ontezillas tiempo de diez años... e lo auía conoçido casado con Elvira Garzía el qual podía aber entonçes que auía falleszido más tiempo de zinquenta años al qual abían conozido vivir del ofizio de labrador y que tenía ganado 
El apellido Alarcón era un sobrenombre toponímico que recordaba a la vieja fortaleza, pero aportaba también unas resonancias hidalgas, que no habían de pasar por alto unos labradores enriquecidos y con ansia de ennoblecimiento. Tales eran los Alarcón de Hontecillas, labradores y ganaderos, que hacia 1530, vía casamiento de Antonio, habían marchado hacia Vara de Rey. La notoriedad de los Alarcón era innegable, a falta de la seguridad de que fueran hidalgos, era indudable que se comportaban como tales. Los convecinos de Alonso de Alarcón, no sin cierta malicia, se referían a él como ahí va el hidalgo de Hontecillas. No obstante, se tenía por naturaleza de los Alarcón las villas de Hinojosa y Castillo de Garcimuñoz.

¿De dónde le venía la hidalguía a los Alarcón? El padre, Alonso de Alarcón, se le veía con siete u ocho años como paje en Valverde, en casa del señor Pedro Ruiz de Alarcón. La vida de Alonso de Alarcón es la de un hombre de su tiempo: criado de un gran señor de niño, la falta de guerras hacía fútiles las esperanzas de medrar en las cortes señoriales; casado con una vecina de Hontecillas, María Delgado, durante treinta años, dedicado a sus tierras y ganados, viudo después, se volvería a casar con una vecina de Barchín (¿o Valera de Yuso?), hasta su muerte hacia 1545. En aquella época, los hombres mostraban su horror al vacío de la soltería. Las mujeres estaban a expensas de los vaivenes demográficos que les fueran más favorables, la escasez de género, y lo que era algo más común, la hacienda de la viuda casamentera.

La relación de los Alarcón con los señores de Valverde y Hontecillas era de antaño. Mari García, criada en la casa de Pedro Ruiz de Alarcón, recordaba como el abuelo Juan de Alarcón se dejaba ver por casa del señor. Juan de Alarcón (que había fallecido viejo hacia 1490) actuaba como mayordomo, que administraba la hacienda del señor de Valverde y Hontecillas
porque le daba cargo de su hazienda porque hera hombre ábil

En la hacienda de los señores debía intervenir tanto el marido como su mujer Elvira García, que era conocida como la mayordoma. Juan era hombre principal de la villa de Hontecillas, participaba con otros, a los que los testigos querían ver como hidalgos, en la recepción de los señores de la villa cuando tomaban posesión de ella y juraban respetar sus privilegios.
que este testigo auía visto en los libros del conçexo (de Hontecillas) que Pero Rruiz de Alarcón señor que auía seydo en la dicha villa de Honteçillas e Valverde que quando auían venido a ser señores que auían jurado ante el dicho Jhoan de Alarcón y antes otros hijosdalgo como hijosdalgo que guardaran los previlegios e costumbres de la dicha villa
 Juan dejó a su hijo como paje en casa del señor de Valverde. El niño seguiría de adulto al servicio de su señor como alcalde mayor y como escudero y de todo lo que se ofrecía, añadía un testigo. La cercana posición de Alonso en casa del señor de Valverde le había permitido acumular una sustanciosa hacienda en Hontecillas de heredades y viñas. Alonso procuraba presentarse con la prestancia de un caballero, así cuando iba a cazar al carrascal de Valverde
y siendo este testigo mozo auía ydo a caza a un carrascal que estaba en término de la villa de Valverde y venía el dicho Alonso de Alarcón a la caza a el dicho carrascal en su caballo e auía sido alcalde mayor en las dichas villas de Vlaverde y Hontezillas

Antonio de Alarcón había casado con una hija de Juan Ruipérez en Buenache, María Ruipérez, con la que había vivido veinte años en su oficio de labrador. Al morir su mujer, había casado de nuevo con la hija del hidalgo vararreyense Martín Moreno. A decir de Juan Redondo, un testigo natural de Honrubia, el primer epíteto que definía a los Alarcón era su oficio de labradores. Tal concepto definía a los Alarcón como poseedores de una consolidada hacienda de heredades y viñas en las que se apoyaba el poder de la familia. Es de temer, que la proyección social que les dio el cobijo de los Ruiz de Alarcón, fuera aprovechado por la familia, con el añadido de unas acertadas alianzas matrimoniales para consolidar e incrementar el patrimonio familiar. La fortuna hizo el resto. El patrimonio familiar pasaría a herederos únicos. Juan solo tuvo un varón, Alonso, y dos hijas que casaría con hidalgos de la zona. Alonso tendría como único heredero a Antonio.

La figura de Antonio de Alarcón plantea muchos interrogantes. Parte de ellos nos los resuelve Francisco del Castillo e Inestrosa, el nieto menor de Hernando del Castillo, el alcaide de Alarcón, que hacia 1551 contaba con 45 años. Francisco recordaba cómo Antonio había llegado a Vara de Rey hacía dieciocho años, hacia 1533, para casarse. Lo había visto pasar por su hacienda de Perona.

Testimonio de Francisco del Castillo e Inestrosa, vecino de San Clemente, nieto menor de Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón.


Pero el paso de Antonio por Perona no había sido fugaz. En Perona se había empleado como rentero de los Castillo y sus propiedades durante cinco años. Decía de Antonio que era hijodaldo y como tal no había pagado las quince centenas del servicio ordinario que pagaban los pecheros de Perona,
que el dicho Antonio de Alarcón que litigaba auía venido a ser rrentero viniendo a vivir en Vala de Rrey a la dicha aldea de Perona jurisdizión de San Clemente que podía aber diez y ocho años poco más o menos ... que diz que hera suya la dicha aldea y de un hermano suyo (de Francisco del Castillo y de su hermano Hernando) y los renteros que allí vivían heran suyos y puestos por su mano
En Perona, Antonio de Alarcón había permanecido como rentero cinco años al servicio de los Castillo. Justamente ese año Francisco del Castillo, recién casado con Ana Cimbrón, discute con su hermano Hernando para marcharse a vivir en Guadalajara. Todo se nos queda en la oscuridad: el valimiento de Antonio por la poderosa familia Castillo de San Clemente. El matrimonio de Antonio con la familia de Pérez Ruipérez de Buenache, tenidos por David Gómez de Mora* como conversos; la razón de la llegada de Antonio a Vara de Rey, una vez enviudado, para enlazar con la familia hidalga de los Moreno. El trabajo como rentero de Antonio Alarcón al servicio de Francisco del Castillo, que en esto seguía los pasos de otro hidalgo, Rodrigo Zamora, que había servido al padre Alonso del Castillo. Y, sobre todo, el paralelismo en el tiempo del pleito de hidalguía de los Alarcón con ese otro de los hermanos Castillo de San Clemente.

El testimonio de Francisco del Castillo y otros convecinos valió a Antonio del Castillo una sentencia favorable de hidalguía el día 10 de febrero de 1553, que venía a revocar otra negatoria anterior.  La sentencia definitiva no llegaría hasta el 18 de febrero de 1556




Testigos de probanza de 1551

Miguel Sáiz de la Blanca el viejo, vecino de Valverde, pechero de 75 años
Mari García, mujer que fue de Lázaro Coronado, 80 años, vecino de Valverde (a media legua de Hontecillas)
Martín Sáiz de la Cámara el viejo, vecino de Hontecillas, 80 años
Juan Redondo, natural de Honrubia, lugar de Alarcón, pechero de 80 años
Juan Fernández de Pareja, vecino de San Clemente, hijodalgo, 76 años, natural de Buenache (a una legua de Hontecillas)
Francisco del Castillo e Inestrosa, hombre hijodalgo que se dijo ser, vecino de San Clemente. 45 años (nacido hacia 1506)




ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. 302-316-19. Ejecutoria de hidalguía de Antonio de Alarcón. 



*Para un estudio de los linajes de Buenache de Alarcón, véase GÓMEZ DE MORA, David:  Las élites de Buenache de Alarcón siglos atrás