El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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martes, 5 de marzo de 2024

La madre Remón

 

VIDA DE MARÍA DE SAN FRANCISCO O MARÍA REMÓN, NATURAL DE VARA DE REY (I)
Uno de los personajes más célebres de Vara de Rey es fray Alonso de Remón, fraile mercedario y cronista de esa Orden, dramaturgo y, para algunos, persona que se esconde tras el autor de "Avisos para forasteros". No queremos en esta biografía escribir una hagiografía, sino aportar luz sobre la familia Remón en Vara de Rey.
La familia Remón es descrita por fray Alonso Remón como una familia de labradores medianos que procuraron dar una buena educación a sus hijos. No obstante, fray Alonso Remón buscó unos orígenes nobiliarios a la familia. Quiso ver en unos parientes de Consuegra esa hidalguía que faltaba a los Remón de Vara de Rey. En 1547, ganan ejecutoria de hidalguía los hermanos Francisco, Juan, Diego, Julián y Alonso Remón, vecinos de la localidad toledana de Consuegra, hijos de Francisco Remón, nietos de Juan Remón y biznietos de Guillén Remón, que, en tiempos pasados había sido alcaide de la fortaleza de Consuegra.
Nuestro frailes había ido hasta Consuegra a adquirir la sangre nobiliaria, pero incapaz de rehacer genealogías, tuvo que ir a su pueblo de Vara de Rey para buscar sus antecedentes propios y los de su familiar María Remón. Fray Alonso Remón sabía bien la vida de la religiosa María Remón, pues era su tía (hermana de su padre). María Remón era hija de Fernando Remón y Catalina Sánchez de Honrubia, "gente de mediano estado, pero con nobleza y limpieza"; labradores acomodados de Vara de Rey, por lo que sabemos nosotros, y con ascendientes conocidos en el pueblo, al menos desde el último tercio del siglo XV. Creemos que nuestro cronista no tiene por qué mentir y es probable que los Remón de Consuegra fueran sus familiares, dadas las relaciones conocidas entre esta zona y esa otra de Toledo.
María Remón o María de San Francisco, nacería en año de 1541. Como familia de labradores, y en aquella época, sus padres ya la prepararían para lo que era la mejor de las progresiones sociales a la sazón; pues "lo que ha de tener duración, empiece temprano". Nos dirá su sobrino fray Alonso que ya de pequeña jugaba a hacer altares, vestir santos, formar procesiones y cantar aquello que escuchaba en los oficios religiosos. Es lo que se podía esperar para una mujer o un segundón que huyeran del campo. Pues siendo mujer quedaba vetada la ansiada vida de soldado o como nos dirá fray Remón: "el que desde niño se ensayó en el juego de la espada negra, para que en la varonía no le espante la sangre, que derramase la blanca".
ARMAS DE LA FAMILIA REMÓN: "un escudo dividido en cuatro cuarteles, en el uno un castillo almenado en campo colorado y en el correspondiente una banda de oro con cinco estrellas a cada lado, y en los de abajo cinco grajas, en campo de oro, y en el siniestro, un brazo armado con un árbol en la mano en campo colorado, orlado, y cenefado el escudo con armas con vistosa plumajería, pendiente de la cima y celada timbre a la tarjeta y festón en la forma que aquí se ve"


La niña que jugaba en su pueblo de Vara de Rey se hizo moza. En un pueblo, donde sobraban los hidalgos y empezaban a despuntar los labradores ricos, los primeros veían a las hijas de los segundos como carne de cañón para un buen casamiento. María Remón era una moza hermosa, lúcida de entendimiento como de compostura exterior. En los cánones de belleza de aquella época se nos dirá que era esbelta de talle, airosa y más blanca que morena, con unas pecas que realzaban su hermosura. Varios de los nobles se ofrecieron a casar con la moza, pero, aunque fray Remón, nos diga que era obsesión en la joven quedarse soltera para cuidar de ancianos a sus padres, más parece que la simple mención a la dote fuera la causa de no llevar a buen puerto cualquier promesa matrimonial. Dicho de otro modo, los hidalgos por vender su sangre querían una buena dote y, por el contrario, el padre de María se negaba a entregar su hacienda a unos hidalgos tan arribistas como arruinados. La moza y su familia tuvieron que escoger entre los dos esposos que se ofrecían ante sus ojos: un esposo terrenal y arruinado al que mantener o un esposo celestial, en cuya unión alcanzar una perfección que se negaba en vida. Esta disyuntiva la expresará mejor que nadie Fray Alonso Remón: "la doncella que perseveró en aquel estado no le ocupan otros pensamientos sino el cómo ha de agradar a Dios para merecer el ir a gozarle, pero la que se casa llévanle los cuidados de la casa, hijos, hacienda y familia y todo es agradar a su marido, de modo que corazón a tan dividido no puede estar tan libre, como era necesario para llenar los caminos de la perfección, porque está repartido en dos amores y sirviendo a dos dueños". Dicho de otro modo, una mujer en aquel tiempo era más libre sirviendo a Dios en un convento que a su marido en su casa.

Si bien la decisión de María Remón a profesar como monja se apresuró cuando vio morir a sus padres. Fue entonces cuando se dijo aquello de "ea, Señor, ya se llegó la ocasión, ya es tiempo de que vos me deis la luz y yo guiada de su resplandor no me contento con andar sino con correr al paso de vuestras inspiraciones de modo que el sentido del olfato pierda la fragancia de vuestro divino ejemplar, es a saber que no me entibie ni permitáis que me acobarde el que dirán de que una doncella honesta y recogida vaya a consolar los afligidos, se halle a enterrar los muertos, visite a menudo las iglesias".

María vistió el hábito franciscano de la Tercera Orden, pero no en el monasterio de la Asunción de San Clemente, sino que llevó vida de beaterio acompañada de una sobrina en Vara de Rey. Quizás porque el convento de la Asunción estaba a medias de hacer y el de San Francisco, devenido en convento dúplice no daba más de sí para nuevas huéspedes. Quien era conocida por la hija de Fernando Remón nacerá a nueva vida, siendo apodada la Madre Remona, muy a pesar suyo que preferirá y tardará en llamarse María de San Francisco. No sería fácil a María olvidar el viejo mundo terrenal. Su pelea con el demonio por alcanzar el nuevo estado de perfección es definido por su sobrino como guerra contra el envidioso Lucifer, solo ganada a costa de mortificaciones constantes de la carne. Era tal su tesón en la lucha que se dice que salió de la misma "aporreada y descalabrada". Cuentan que en cierta ocasión el demonio, que solo ella veía, no le dejaba pasar a misa. arrebatándola y llevándola por los aires algunos pasos, mientras la religiosa afirmaba: "no te canses en vano bestia, que he de decir misa a tu pesar". Vencido el demonio, fue ella quien quiso vivir en la simpleza de las bestias, apenas vestida y buscando el sustento frugal de la naturaleza: "el vestido un poco de sayal , digo de paño, o cordellate frailesco era. La comida tan tenue que raras veces comía carne y cuando la obligaban a comer fuera de su ordinario, porque era molestada de señores y amigas principales. luego echaba mano de la fruta o legumbres y riñéndola respondía con gran alegría, yo soy una bestia, en habiendo verde, no hay sino dejarme, que con ello he de sustentarme". Nunca comía todo, pues con ayuda de su sobrina repartía comida a los pobres. No se daba alegrías, siendo la primera a asistir a pobres y enfermos y enterrar a los muertos. 

La frugalidad y mortificación llevaron a María a la experiencia mística, de tal modo que como si fuera ida, se arrobaba y en éxtasis pronunciaba sus profecías. María sabía que estos misticismos, y menos el ejercer de pitonisa, provocaba recelos que bien le podían causar perjuicios con el Santo Oficio. Por esa razón, vuelta en sí, se apresuraba a decir: "¿Qué he dicho, he hablado algo? no crean nada, que todo son disparates y cosas poco considerables". Pronto la Madre Remona adquirió fama milagrera.

Un tercer domingo de mes, estando descubierto el Santísimo Sacramento, la Madre Remona quedó arrobada una vez más, pero para volver enseguida en sí y salir corriendo de la iglesia de Vara de Rey; los fieles salieron tras ella, caminando hacia el mediodía, pasado el paraje de la Vega y el camino que de San Clemente va hasta los molinos en un olivar que había a la otra parte de la venta y camino. Allí la Madre Remona quitó la soga a un hombre que se estaba ahorcando en un olivo, salvándole la vida. En otra caso, adelantándose a los malos pensamientos de un vecino principal de Vara de Rey que quería matar a otro. Presentóse la sierva de Dios a eso de las doce de la noche en la casa del potencial criminal y le hizo desistir de sus aviesas intenciones. Otra veces, era el propio tío quien quería ver milagros. Así, en una ocasión que le visitó en Toledo y el colgar unas uvas devino en lucha interior que acabó con nuestra mujer santa malherida. Entretanto, los vecinos de Vara de Rey veían a María de San Francisco levitar una y otra vez delante de un demonio no visible que le impedía entrar en la iglesia. 


(El expediente está incompleto)


BNE, VE/139/47Relacion de la vida, y muerte de la sierua de Dios Maria de San Francisco, de la Orden Tercera del Serasico Padre de San Francisco, por otro nombre Maria Remon, natural de la villa de Vara de Rey en la Mancha :Va dividida esta relacion en doze puntos, y parrafos : / Por el padre maestro fray Alonso Remõ, predicador, y coronista general de todo el orden de n. señora de la Merced, redencion de cautivos

Fray Alonso Remón, 1561-1632

martes, 27 de febrero de 2024

OFICIOS CONCEJILES E HIDALGOS EN VARA DE REY 1703-1728

 

OFICIOS CONCEJILES E HIDALGOS EN VARA DE REY 1703-1728

7 Septiembre de 1727

Alcaldes ordinarios: don García José de Montoya y Pedro de Buedo Montoya

Regidores perpetuos: Marcos Fernández, Pedro Fernández de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva Tello y Marcos Salinas de Perona

Hidalgos recibidos como vecinos: don Felipe Valero y Losa, el doctor don José Valero su hijo, Felipe Antonio Valero Jiménez, y el doctor don Felipe José Valero, originarios de Villanueva de la Jara

10 de agosto de 1705

Alcaldes ordinarios: don Sebastián Montoya y Francisco Ortega Girón

Regidores perpetuos: don Cristóbal Alfonso de Palacios, Juan Saiz Aguilar, Pedro de Jávega Crespo, don Juan de Buedo Cabias

Alguacil mayor perpetuo: don García Alfonso de Buedo y Spinosa

Elección de Alcalde de la hermandad por los nobles: don Fernando de Montoya y Pérez

20 de agosto de 1711

Alcaldes ordinarios: don García Alfonso de Buedo y Spinosa y Juan de Jávega y Crespo

Regidores: Felipe Escribano Criado, Juan Saiz Aguilar, y Pedro de Jávega Crespo

Elección de Alcalde de la hermandad por los hidalgos: don Diego de Valdés y Araque, caballero de la orden de Santiago y su oidor de la Casa de Contratación de Sevilla y superintendente general de las reales minas de azogue de Almadén

6 de agosto de 1712

Alcaldes ordinarios: don Pedro Jacinto de Buedo y Spinosa y Sebastián de Villanueva

Regidores: Felipe Escribano Criado, Juan Saiz Aguilar, Pedro de Jávega Crespo

Alguacil mayor: don Tomás Martínez de Buedo

Elección de Alcalde de la hermandad por los nobles: Eugenio de Oma Caracajona

25 de julio de 1713

Alcaldes ordinarios: don Felipe de Palacios y Francisco García Toledo

Regidores: Juan Saiz Aguilar, Pedro Jávega Crespo, 

Alguacil mayor: don Francisco de Angulo

Elección de Alcalde de la hermandad por los nobles: don García José de Montoya

17 de agosto de 1714

Alcaldes ordinarios: don Pedro López Meneses y Juan de Jávega Crespo

Regidores: Pedro de Jávega Crespo

Alguacil mayor: Mateo García Toledo

Elección de Alguacil mayor por el estado noble: Diego de Montoya Alcaud

20 de enero de 1717

Alcaldes ordinarios: don Alonso Ruiz de Alarcón y Mateo García Toledo

Regidores: don Fernando de Montoya, Pedro Fernández de Perona Palacios, Marco Salinas de Perona, Francisco García Toledo, don Francisco de Angulo y don Pedro López Meneses.

Alguacil mayor: Lorencio Martínez Haro

Elección de alcalde ordinario por los hijosdalgo: don Alonso Carlos Ruiz de Alarcón

Elección de de alguacil mayor por el estado noble: don Rodrigo de Angulo menor

1 de enero de 1718

Alcaldes ordinarios: don Felipe de Palacios y Pedro Martínez Osona

Regidores: don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, don Tomás Martínez de Buedo

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles: don Diego Valdés y Araque

1 de enero de 1719

Alcalde ordinario: Simón Saiz de Perona y Palacios

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, don Tomás Martínez de Buedo, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo, don Francisco de Angulo y Peralta.

Elección de alcalde ordinario por los nobles; don García José de Montoya

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles; don Diego Huete y Almao

1 de enero de 1720

Alcaldes ordinarios: don García José de Montoya y don Diego de Buedo Montoya

Regidores: Marcos Saiz, Simón Saiz de Perona (teniente de alcalde mayor honorífico), don García Alfonso de Buedo Spinosa, Pedro Saiz de Perona y Palacios, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo y don Francisco de Angulo y Peralta

Elección de alcalde de hermandad por los nobles; don Felipe de Angulo y Peralta

1 de enero de 1721

Alcaldes ordinarios: Pedro Jacinto de Buedo y Spinosa y Mateo Toledo Jávega

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona y Palacios, y Marcos Salinas de Perona

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles: don José de Palacios y Argandoña

1 de enero de 1722

Alcaldes ordinarios: Don Alonso Ruiz de Alarcón Diego Jàvega Crespo.

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo

Elección de alcalde de la hermandad por el estado noble: don Julián Cabeza de Vaca

3 de enero de 1723

Alcaldes ordinarios: don García Alfonso de Buedo y Spinosa y Lorencio de León

Regidores: Marcos Saiz, Pedro Saiz de Perona Palacios, Francisco García Toledo

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles: don Francisco de Montoya Alcaud

1 de enero de 1725

Alcaldes ordinarios: don Pedro Jacinto de Buedo y Spinosa

Regidores: Marcos Saiz, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo

Elección de alcalde ordinario por el estado noble: don Diego Sebastián de Montoya

17 de diciembre de 1725

Alcaldes ordinarios: don Diego Sebastián de Montoya y Diego de Jávega Montero

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando Diego de Montoya, Pedro Saiz de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva, Marcos Salinas de Perona y Francisco García Toledo

Elección de alcalde ordinario por el estado noble: don García José de Montoya

1 de enero de 1728

Alcaldes ordinarios: don García José de Montoya y Pedro de Buedo Montoya

Regidores: don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva Tello, Francisco García Toledo y don Francisco de Angulo

Elección de alcalde ordinario por el estado noble: don Fernando Spinosa y Valdés

Elección de alcalde de la hermandad por el estado noble; don Miguel de Meneses y Gallego

Repartimiento de alcabalas de 1707

Hidalgos: Diego Gabaldón

Repartimiento de alcabalas de 1719

Hidalgos; don Francisco de Angulo Caja

Repartimiento de alcabalas de 1727

Hidalgos: don Alonso Ruiz y Angulo

Expediente a instancias del fiscal para que el concejo de San Clemente y su jurisdicción remitan testimonios de los vecinos recibidos  por hijosdalgo desde 1703 en adelante. ACHGR, C-14824-24

sábado, 24 de febrero de 2024

LOS GABALDÓN DE LA ALBERCA DE ZÁNCARA

 El 22 de mayo de 1707, el ayuntamiento de La Alberca de Záncara se reunía en una de las salas de las casas de su vecino Juan Vázquez Pallarés, sin duda, por la presencia de tropas que impedían la reunión en su concejo: los temas a tratar eran la impugnación de la elección de los oficios concejiles por la familia Haro (don Juan de Haro Castañeda, alférez mayor de la villa, y José Núñez, procurador síndico) y el no recibimiento como hidalgo de Gregorio Gabaldón Palacios, el escribano del ayuntamiento de La Alberca, pero que ejercía el oficio tanto en esta villa como en San Clemente. En ambas cuestiones se dirimía la rivalidad de las viejas familias, encabezadas por el linaje Peñaranda-Montoya, con esas otras nuevas de la villa y que no estaban dispuestas a perder su monopolio del poder. La elección de oficios de alcaldes y alguacil se hacía por suertes y los Haro dudaban de la limpieza del proceso, a pesar de lo cual, la Chancillería de Montoya negó la razón a los Haro.

Gabaldón y Palacios eran apellidos viejos en la comarca, de los que sabemos que ya en el siglo XVI tenían condición nobiliaria. Eran originarios de Vara de Rey y la familia se había ido a vivir a La Alberca con Gregorio Gabaldón para ejercer como escribano. El pleito para defender su hidalguía lo llevo su hermano Martín, en nombre de él mismo y de sus tres hijos, Juan, Fernando y Gregorio. Pero el conflicto había surgido cuando los Gabaldón decidieron dar el paso a entrar en las suertes de oficios del años 1707, al igual que los Haro, por la representación del estado noble. La elección de oficios en La Alberca se hizo ese año para el mes de febrero. El alcalde cesante Juan Peñaranda Tébar, junto al pechero Alonso Orozco, muestra el control de esta familia sobre la vida de la villa. Los Peñaranda ya los encontramos en La Alberca desde comienzos del Quinientos, pleiteando por su hidalguía en la década de 1520 y controlando los oficios concejiles desde la década de 1580. Su poder se había afianzado por la alianza con la familia Montoya y disponían de capilla propia de enterramiento en la iglesia parroquial.

Gregorio Gabaldón y Palacios había llegado como escribano a La Alberca en 1678 desde Vara de Rey. Es un caso típico de la época del oficio de escribanos que busca el ennoblecimiento y el acceso a los oficios concejiles, aunque en su caso los apellidos acompañaban. Buscó ese reconocimiento al ser elegido alcalde de la hermandad dos años y alcalde ordinario en 1696, pero al querer entrar en suertes para alcalde ordinario por el estado noble el año 1704, el ayuntamiento se opuso y se tuvo que consolar con el cargo de alcalde de la hermandad de nuevo. Los Gabaldón presentaron carta ejecutoria de su sexto abuelo Fernando Sánchez de  Gabaldón. La llegada de Gregorio Gabaldón a La Alberca en 1678 se había producido en un contexto probablemente de crisis política, pues el ayuntamiento estaba presidido por el teniente de corregidor y no había alcaldes, lo que nos hace pensar que los Peñaranda estaban alejados en esa fecha del poder municipal, pues no nos aparecen en ninguno de los oficios. La hidalguía tal como se adquiría se olvidaba y había que recordarla si no se tenía el reconocimiento social. Los Gabaldón había participado en las guerras en los años 1608 y 1642, pero en la memoria de los hombres la participación voluntaria en hechos bélicos, amén de la necesidad era asimismo una forma de búsqueda de la hidalguía no conseguida por medios legales o interrumpida por la no posesión continuada de tres personas tal como exigían las mercedes emriqueñas.

El conflicto por el poder en La Alberca había estallado en el contexto de la guerra de Sucesión y creemos que la elección de oficios se sucedían en sesiones extraordinarias, ajenas a las elecciones anuales, que se celebraban consuetudinariamente par el día de San Miguel, en septiembre. Por una misiva de 13 de julio, inserta en el expediente, sabemos que la villa había alojado a soldados franceses "que se habían comido la cebada". El grano pertenecía seguramente a las rentas decimales, pues el alcalde ordinario Pedro de Tébar y siete de los regidores estaban excomulgados.


El 18 de febrero de 1708 la Chancillería de Granada reconocía la hidalguía de Gregorio de Gabaldón Palacios.


Ayuntamiento de 22 de mayo de 1707

Alcaldes ordinarios: don Álvaro Peñaranda y Montoya y Pedro Esteban de Tribaldos, sustituido por Pedro de Tébar en agosto

Alguacil mayor perpetuo: don Antonio Toledo y Briones

Regidores: Miguel López Frérez, Adrián López, Lucas Pérez y Alarcón, Jerónimo de la Fuente y Pablo Manuel de Campos

Fiel ejecutor: Lucas Pérez.

Ayuntamiento de 30 de enero de 1678

Don José Zapata y Carrillo, teniente de corregidor

Alcaldes ordinarios: 

Regidores: Luis Esteban de Tribaldos, Antón Martínez, Juan Esteban de Tribaldos, Juan Manuel

Alguacil mayor: Francisco Fernández Chávez


Genealogía de los Gabaldón de La Alberca

Juan de Gabaldón Peñaranda es hijo del escribano Gregorio de Gabaldón Palacios y Francisca Peñaranda

Gregorio de Gabaldón Palacios, el escribano, es hijo de Fernando de Gabaldón Palacios, natural de Vara de Rey, y María de Nieves Palacios, natural de Vara de Rey

Fernando de Gabaldón Palacios, fue hijo legítimo de Juan Alonso de Gabaldón Palacios, natural de Vara de Rey y de Inés de Avilés, natural de San Clemente, 

Juan Alonso de Gabaldón Palacios fue hijo de Fernando de Gabaldón Palacios, natural de la villa de Vara de Rey, y de Agueda Sánchez Trujillo, natural de Aledo.

Fernando de Gabaladón Palacios fue hijo de Fernán Sanchez Gabaldón y María Alonso Palacios, naturales de Vara de Rey. El primero obtuvo ejecutoria de hidalguía en 1595


Expediente a instancias del fiscal y el concejo de La Alberca de Záncara, contrapara que el vecino Gregorio de Gabaldón Palacios, natural de Vara de Rey, justifique su recibimiento al estado de hijosdalgo. ACHGR. HIDALGUÍAS, C14816-023

 

sábado, 20 de enero de 2024

¿VALA DE REY O VARA DE REY?

A los Jávega, los conocemos como una familia de labradores de Vara de Rey. Labradores ricos que monopolizaban el poder municipal junto a otras familias hidalgas, a las que trataban de excluir en ocasiones. A falta de hidalguía, los Jávega buscaron otros signos de distinción social y el más notorio en aquella época, aparte de un oficio de regidor, era poseer una familiatura del Santo Oficio. Alonso de Jávega era familiar del Santo Oficio por la Inquisición. A diferencia de los hidalgos, salvo en algún privilegio común, como el no hospedaje de soldados, Alonso no estaba exento de pechar y podía ser preso por impago de deudas, pero el título de familiar le garantizaba una jurisdicción privativa, ajena a la ordinaria, en caso de problemas. Así, cuando se vio envuelto en un conflicto por deudas con varios vecinos de Castillo de Garcimuñoz, que pedían fueran liquidadas las deudas pendientes, Alonso de Jávega se resistió a ser apresado por el alguacil del corregimiento de San Clemente, Martín de Molina, emprendiéndola a golpes con él.

El mandamiento de prisión correspondía a una petición de la justicia de Castillo de Garcimuñoz y sería ejecutada por la justicia del corregimiento de San Clemente, por aquel entonces, el año 1594, encarnada por el corregidor licenciado Fernando del Prado (el mismo de la inscripción de la cárcel) y por su alcalde mayor Francisco Pimentel del Prado. Aunque en el enfrentamiento entre el alguacil Martín de Molina y el familiar de la Inquisición Alonso de Jávega el que peor salió parado fue el alguacil con varios dientes rotos, no parece que opinara igual el Santo Oficio de Cuenca, para el que los "rempujones" sufridos por su familiar era un ataque al fuero privativo del que gozaban sus familiares. La Inquisición de Cuenca pediría la inhibición de la justicia del corregimiento y que trasladara a Cuenca los autos en poder del escribano Juan de Robledo. 

La realidad era que de la justicia del corregidor se burlaba el Santo Oficio y la justicia de Vara de Rey. A pesar de sus dientes rotos, el alguacil Martín de Molina consiguió poner en la cárcel de Vara de Rey a Alonso de Jávega, junto a otro deudor, llamado García de Jávega, pero, en un pueblo donde podían más los lazos familiares e intereses vecinales, el alcaide de la cárcel permitió que los dos presos se fueran a dormir a su casa, sin intención de volver al día siguiente. Para mantener la autoridad de una justicia de corregimiento humillada, se tuvo que personar en San Clemente el alcalde mayor Pimentel; fue entonces, cuando los Jávega acudieron a la justicia privativa del Santo Oficio. Aunque sea anecdótico, una muestra de estas diferencias es que los vecinos de Vara de Rey y el Santo Oficio de Cuenca seguían llmando a su pueblo como toda la vida, Vala de Rey, mientras que el corregidor y su alcalde mayor, en una decisión impuesta seguramente con motivo del nuevo tributo del servicio de millones, comenzaron a llamar al pueblo como Vara de Rey, nombre con el que lo conocemos hoy. Los burócratas de Madrid eran incapaces de entender a qué respondía el nombre de "Vala", y así, cuando los escribanos mandaban sus oficios a Madrid fechados en la villa de Vala de Rey, en Madrid escribían en las espaldas de aquellos documentos de 1591 "Vara de Rey". En el intercambio epistolar cada uno seguía con su costumbre, pero las autoridades de San Clemente, un corregidor y alcalde mayor foráneos a las tierras conquenses, que ya recibían los oficios del Consejo Real con la nueva denominación de Vara de Rey, copiaban el nuevo nombre en sus oficios enviados a este pueblo hasta que, es de suponer, que, primero las autoridades y luego el resto del pueblo, tuvieron que desistir y resignarse a llamar a su pueblo tal como lo conocemos hoy: Vara de Rey. El resto, suponer que lo de Vara hace mención a la vara de justicia de los oficios reales y que detrás del cambio de nombre hay un sojuzgamiento a la autoridad real es mera sospecha. Al menos de momento.



Archivo Histórico Nacional, INQUISICIÓN,1923,Exp.9

lunes, 18 de diciembre de 2023

LOS CAMINOS QUE SALEN DE VILLAR DE CANTOS EN 1700

 Hoy podemos ver como una de los palacios más señeros de la arquitectura civil de Vara de Rey el palacio de los marqueses de Valdeguerrero, pero en 1703 el concejo vararreyense andaba a la gresca con el marqués, pues sus bienes propios y dehesas se encontraban embargados para pagar unos réditos de trescientos mil reales adeudados al marqués. No obstante, los conflictos entre villa y marqués venían por otros contenciosos y tenían su causa en la herencia recibida por los Vladeguerrero de sus ascendientes los Ortega. En el mayorazgo de los Valdeguerrero era parte sustancial de su hacienda la villa de Villar de Cantos. Don Rodrigo de Ortega había comprado el señorío y jurisdicción de esta aldea en 1626; su intento de hacer lo propio con Vara de Rey llevaría a los Ortega, y luego los Valdeguerrero, a largos pleitos, y, en lo que a nosotros nos interesa, a la integración de Villar de Cantos en Vara de Rey, dada la confusión entre hacienda y jurisdicción que había traído la venta del pequeño pueblo. Era tal el dominio de los Valdeguerrero que se apropiaron de todo, obligando a Vara de Rey a recordar que había bienes de uso común que por muy poderoso que fuera el noble no se podía apropiar. En el caso de las dehesas, Vara de Rey contó con un aliado inesperado, La Roda, que solía traer hasta aquí sus ganados, aunque el conflicto vino por los caminos. El marqués de Valdeguerrero había entrado en los caminos, estrechándolos y ocupando su espacio con la siembra de cereales. Hábilmente, Vara de Rey vio en estos caminos la razón de sus derechos. Los caminos ahora estaba muy transitados, pero dadas las obstrucciones del marqués, difícilmente cabían dos carretas que cruzaran sus caminos. El concejo de Vara de Rey recuperó la vieja figura de las veredas de ganados para exigir un ancho de los caminos de hasta cincuenta varas. La vara era medida que equivalía a poco más de 0.8 metros.  Era tan celoso el ayuntamiento de Vara de Rey que guardaba en su archivo un croquis de los caminos que salían del pueblo de Villar de Cantos: eran el camino viejo de San Clemente, el de Minaya, el de Pozo Amargo y el de Tébar.

El caso es que mientras el marqués exigía a los de Vara de Rey cuatrocientos ducados por haber entrado en sus sembrados, plantados en medio de los caminos usurpados; Vara de Rey hacía de un viejo derecho secular, el tránsito por las cañadas, y de la confusión de jurisdicciones, traída por las ventas a señorío de 1626, la oportunidad para hacer de Villar de Cantos su aldea propia. La pequeña aldea rompía sus lazos definitivamente con San Clemente para pasar a Vara de Rey. Los Valdeguerrero habían englutido Villar de Cantos, pero se les había atragantado Vara de Rey.

En enero de 1702, los que habían provocado al marqués de Valdeguerrero habían sido dos ganaderos de Vara de Rey, que habían abierto una vereda en el camino de El Cañavate y en medio de los cebadales, propiedad del marqués. El poder del marqués de Valdeguerrero, don Gabriel de Ortega Guerrero, en Villar de Cantos era incontestable, fundado en la propiedad de la tierra: cuatro mil fanegas, vinculados a un mayorazgo por su antecesor Rodrigo de Ortega. Sus campos lo inundaban todo, comiéndose los caminos. Un hecho vino a desafiar ese poder y fue que dos ganaderos de la dicha villa decidieron abrir un camino para sus ganados en medio de los cebadales del marqués y en dirección de El Cañavate. A partir de ahí vino el contencioso. Defendía el marqués quizás con razón que el camino abierto nunca había sido vereda, mientras que los servidores del marqués aun dándole la razón, reconocían la vieja existencia de un carril para paso de una carreta, que de El Cañavate iba hasta Pozo Amargo. Así nos lo decía un hornero:

"que a principios del año mil setecientos y dos mandó que se abriese una vereda por el camino que iba de dicha villa a la del Cañavate, que con efecto ha visto el testigo se abrió en el sitio referido y por los cebadales del dicho marqués, que no ha visto el testigo jamás haya habido tal vereda hasta de presente, que la han abierto; sí un carril que es el camino que va a la villa del Cañavate del ancho de un carro y para evidencia y certeza de lo referido se remite a los libros de caminos y veredas y se verá cómo no consta tal cosa de que se le ha seguido y sigue a dicho marqués gran menoscabo a causa de la siembra que pudiera haber hecho en la dicha vereda por ser demasiada de ancho y los cebadales que en ella había al tiempo de dicha abertura que es público se los comieron los ganados de Juan de Jávega y Pedro Martínez Osona y la vereda que siempre ha sido camino de Pozoamargo, es público que dichos capitulares dicen que no es vereda"

Los ganaderos de Vara del Rey no eran unos cualesquiera, Juan de Jávega era el alguacil mayor de Vara de Rey, mientras que Osona era procurador síndico del pueblo. El testimonio del hornero vino recogido fielmente en la real cédula de la Chancillería de Granada por el procurador del marqués: "por el mes de enero próximo pasado de orden del dicho concejo (de Vara de Rey) se había ha abierto una vereda por el camino que iba de dicha abierto de dicha villa (de Villar de Cantos) a la del Cañavate sin haber habido tal vereda, solamente un carril que cogía un carro solo a fin de quitarle a su parte dichos cebadales que correspondían a dichas veredas y otra que siempre lo había sido y lo era camino de Pozo Amargo decían que era vereda y otras tres que dicha villa tenía y siempre se habían guardado por tales que tenían por anejos por partes de más de treinta varas y por otras menos las habían".

Además de abrir vereda en carril, los vararreyenses habían ido más allá y habían apresado al mayordomo del marqués en la cárcel tres semanas
Otro testigo:
"pues nunca ha habido más que el carril que va a la villa del Cañavate del ancho de un carro y es público que lo que siempre ha sido y es vereda y lo era camino que va a Pozo Amargo, dicen que no es".
No obstante era evidente en torno a la confusión que había entre caminos y veredas (y la mala fe de los testigos). Uno de ellos, llamaba camino el que va a El Cañavate desde Villar de Cantos, para llamar veredas a esos otros que iba a Minaya, San Clemente, Tébar y Pozo Amargo, pero este último nunca es descrito en su anchura. Es más lo que tendríamos por más fiable, el testimonio de un arriero, nos lo dice claro: "y en cuanto a las veredas de Pozoamargo, Tébar y San Clemente, las ensancharon, excepto la de Pozoamargo que no puede decir con certeza"

Es imposible saber los caminos antiguos que salían de Villar de Cantos. El receptor de Granada llegó a pedir, y ejecutó, la prisión de todos los oficiales del concejo, pero salvo la información que se había hecho el año anterior, los oficiales vararreyenses alegaron que no disponían de apeos de caminos antiguos, pues el archivo de Vara de Rey se había quemado: "siendo público haberse consumido y quemado con las casas de cabildo y su archivo". El testimonio de la quema del archivo se presentó, pero el escribano receptor solo incorporó en el expediente una mención al mismo.

RELACIÓN DE LOS CAMINOS DESPUÉS DE SER ENSANCHADOS POR EL CONCEJO DE VARA DE REY

1.- EL CAMINO VIEJO DE SAN CLEMENTE, SALIENDO DE VILLAR DE CANTOS

Este camino tenía cuarenta varas de ancho desde el pozo de la Higuera, prosiguiendo el ancho hasta cincuenta varas y las doscientas cincuenta varas que hay de camino van en disminución, quedando en veinte varas de ancho y ciento cincuenta varas de resto que hay hasta la villa de Villar de Cantos tiene de ancho veinticinco varas. Reconocido por la mano izquierda que se ha hecho por Vara de Rey, empezando desde el pozo de la Higuera, trescientas varas en adelante, hay de ensanche quince varas, prosiguiendo el dicho camino y medido ciento cincuenta varas, por la dicha mano izquierda en cincuenta de ellas, hay de ensancha tres varas y en las cien no hay ensanche alguno. Y empezando por la mano derecha del día camino, en las primeras cincuenta varas de él no hay ensanche alguno y prosiguiendo cien varas hay de ensanche cuatro varas y en las trescientas restantes hasta donde la dicha villa llegó, en doscientas de ellas hay quince varas

2.- EL CAMINO DE MINAYA

Dijeron haber medido el ancho de dicho camino y por la salida del lugar tiene de ancho catorce varas hasta doscientos pasos, y lo restante, que son trescientas cincuenta varas, tiene de ancho veinticuatro varas, y reconociendo por la mano derecha saliendo de dicho lugar, doscientas varas, en ellas hay de ensancha ocho varas y prosiguiendo por dicha mano derecha en cincuenta varas no hay ensancha alguna y prosiguiendo otras cincuenta varas hay de ensancha ocho varas y lo restante de dicha mano derecha hasta donde llega la dicha villa no hay ensancha alguna; y reconociendo por la mano izquierda saliendo del dicho lugar hasta el sitio donde llega la dicha villa en todo el distrito a lo último distrito de doscientas varas, hay de ensancha catorce varas

3.- EL CAMINO VIEJO DE TÉBAR

Dijeron tener el dicho camino de ancho treinta y cinco varas, manteniéndose dicho ancho doscientas cincuenta varas, y prosiguiendo dicho camino ochenta varas, tiene de ancho treinta varas y prosiguiendo dicho camino otras ochenta varas que es hasta donde llegó dicha villa tiene de ancho treinta y cinco varas. Por la mano derecha tiene de ensancha dicho camino diez varas, manteniendo las referidas hasta doscientas cincuenta varas camino adelante y prosiguiendo dicho camino por dicha mano en cien varas no hay ensancha alguna y prosiguiendo otras ochenta varas esta tienen de ensancha siete varas y desde el sitio hasta donde llegó la dicha villa que son ochenta varas tiene de ensancha ocho varas. Y por la mano izquierda en trescientas cincuenta varas consecutivas no hay ensancha y en las ciento sesenta varas restantes hasta donde llegó dicha villa en las ochenta de ellas hay siete varas de ensancha y en las otras ninguna

4.- CAMINO VIEJO DEL CAÑAVATE

Dijeron que desde la salida del lugar hasta donde llega la dicha villa hay quinientas y cincuenta varas de largo. Las doscientas de ellas tienen un ancho de seis varas, las cincuenta, veinticinco varas de ancho y las trescientas restantes, ocho varas de ancho que es el camino viejo. Y de ensancha por la mano derecha, dieciséis varas, manteniéndose dicha ensancha doscientas varas camino adelante, cincuenta varas prosiguiendo consecutivamente, tiene de ensancha nueva varas y las trescientas restantes tienen de ensancha dieciocho varas, y por la izquierda doscientas varas tienen de ensanche cinco varas, y consecutivamente cincuenta varas no tienen ensancha alguna, y las trescientas varas restantes tienen de ensancha cuatro varas


ACHGR, PLEITOS CIVILES, C-10359-1


viernes, 25 de agosto de 2023

SISANTE VS. VARA DE REY

 Sisante nació de la ruina de Vara de Rey. Vara de Rey nunca pudo pagar los tres mil ducados que costó la compra de su aldea y muestra de ello es su iglesia inacabada. Si Vara de Rey fue incapaz de superar el coste para su economía del villazgo de 1537, más dura sería la separación y villazgo un siglo después de Sisante. En 1649, catorce años después de la separación, Vara de Rey intentará evitar lo inevitable: que Sisante se lleve con los nuevos términos las dehesas y pinares más ricos de su término, que van con esas dos leguas que se han dado a la nueva villa. El villazgo de Sisante se fechaba en 1635, tal como decían los testigos. El villazgo de Sisante fue caro, pues la nueva villa tuvo que pagar a la Corona nueve mil ducados, más otros dos mil ducados a Vara de Rey, que, hemos de entender, se correspondían con la cantidad que Vara de Rey arrastraba desde la década de 1540 por la compra de Sisante.

"que abrá catorce años poco más o menos que fue el tiempo quando esa dicha villa de Sisante se eximió de la jurisdición de Vara de Rei"

Sí, de ruina hemos de considerar para Vara de Rey la separación de Sisante y su correspondiente villazgo. Ruina económica y ruina social. En el privilegio de villazgo de 1635, concedido en un contexto de creciente belicismo en Europa y, por tanto, necesidades de Felipe IV, la Corona concedió a Sisante un término que se extendía hasta el río Júcar y dos leguas al oeste, cercenando los términos de Vara de Rey. La concesión planteaba problemas jurídicos y fue vista como un robo por los vararreyenses. Las dos leguas se justificaban, en lo que no era propiedad de particulares, como cesión de tierras de realengo a la nueva villa de Sisante. Vara de Rey, que ya andaba bastante preocupada por las pretensiones de los Ortega sobre su jurisdicción, protestó vehementemente, pleiteando con su antigua aldea y defendiendo que parte del término de Sisante arrebatado eran bienes propios de Vara de Rey, que anualmente arrendaba y le procuraban ingresos. La realidad era que Vara de Rey nunca poseyó como propias estas dehesas, pero sí gozaba de concesiones reales para su explotación que reportaban a sus propios setenta y dos mil reales, que iban bien a pagar las rentas reales, bien, paradójicamente, a pagar la deuda que arrastraba desde 1540 por la compra de Sisante, por el censo contraído con Diego del Álamo. Estos bienes tenidos como propios eran la dehesa de la Hoya de la Cierva y su ensanche, la dehesa del Carmen, la dehesa de los Riscos, la dehesa de la Planta, la dehesa de las Escobosas, la Muela de Tébar, amén de una buena parte del pinar de Azaraque. Junto a estas dehesas, que Vara de Rey conservó, consideraba injustamente arrebatados otros terrenos, algunos adyacentes a los mencionados, y cuya explotación había concedido la corona seguramente para el pago del servicio de millones en 1638, pero al concejo de Sisante: el pinar junto a la Muela de Tébar, el pinar de las Torcas y sierra Sestera, el carrascal de la cañada de Sisante y otras dehesas que la propia villa había creado nuevas como las de la Rada y Llanos del Concejo, la Losa, la Grajuela y la Hoya Chica y Grande.

Las dehesas de Vara de Rey, en su término, no planteaban más problemas jurídicos y esta villa las arrendaba a dueños de ganados de Casas de Guijarro como Juan de Araque o de Pozo Amargo como Antón López. Hay que tener en cuenta que Casas de Guijarro, en 1649 -según declaración del pastor Pedro López de Espinosa- nos aparece como lugar bajo la jurisdicción de San Clemente. Casas de Guijarro es un pueblo de pastores, donde se citan los ganados de Antón López o Jacinto Martínez. No obstante, Vara de Rey, antes de la exención de Sisante, ya había tenido problemas con los pueblos vecinos por el uso privativo de las dehesas, pues intentaba convertir en costumbre lo que eran concesiones del Consejo Real para explotar esas dehesas para el pago de arbitrios (y que los testigos elevaban de los 72000 reales mencionados a más de 80000). En fecha indeterminada (probablemente en 1645), el concejo de La Roda había ganado ejecutoria para poder disfrutar de las dehesas de Vara de Rey por considerarse de realengo o comunes, más bien por el segundo concepto, al pertenecer, tanto Vara de Rey como La Roda a un mismo suelo de Alarcón.

Por su parte, el concejo de Sisante, en la fecha señalada de 1638, había obtenido licencia real, previa prestación de 800 ducados, para que las dehesas arrendadas que habían quedado en su término fueran perpetuos. Esta licencia fue vista por Sisante como un segundo privilegio de confirmación a añadir al del villazgo, pues le confería el aprovechamiento de unas dehesas, ahora en su término, pero de cuyos usos había disfrutado Vara de Rey por licencias previas del Consejo Real. De tal hecho daba fe Luis de Alarcón, alférez mayor en el pasado en vara de Rey y dueño de la dehesa de la Olivilla en Sisante.

Los 800 ducados pagados por Sisante por el uso de las dehesas en 1638 se tenían por el segundo gran privilegio que había ganado la nueva villa (y que para los sisanteños fue título de propiedad sobre estos términos), pues el primero era obviamente el título de villazgo en 1635. Su precio: nueve mil ducados pagados a la Hacienda real, a lo que habría que añadir otros dos mil ducados que Sisante pagó a Vara de Rey para que este pueblo pudiera pagar de una vez la deuda que desde hacía cien años debía por la compra del entonces lugar de Sisante. La cuestión es que Vara de Rey también alegaba haber comprado a la Corona esas dehesas, treinta años antes, es decir, hacia 1619, defendiendo que esas dehesas (salvo una parte de la Muela de Tébar y la dehesa carnicera en la cañada de Sisante) eran bienes propios de la vieja villa. Vara de Rey se consumía como pueblo: los Ortega intentaban acaparar la jurisdicción de la villa desde la adquisición del oficio de alguacil mayor, San Clemente hacía suyos los términos al sur de Vara de Rey, donde el nuevo lugar de Casas de Guijarro nacía bajo la jurisdicción de los sanclementinos, que además conservaban los molinos del Concejo; por fin, ahora, las oligarquías sisanteña cumplían su sueño de tener una propia jurisdicción en el propio pueblo. Los herederos del doctor Pedro González del Castillo, conocidos como los Alarcones, tenían ahora su dominio bajo el nuevo apellido Girón.


Concejo de Sisante de15 de enero de 1649

Miguel de Moratalla y Sebastián Cavero, alcaldes ordinarios

Sebastián Cerezo, regidor

Jacinto Martínez Herrera, fiel ejecutor y regidor


ACHGR, pleitos civiles, c9911-16

martes, 22 de agosto de 2023

LÓPEZ MENESES DE VARA DE REY

 Bisabuelos: Hernán López y Catalina López

Abuelos: Hernán López y Juana López (el hermano de Hernán López, abuelo, es Pedro López de Huete (y otro hermano Miguel López de Huete) que ya plantean su hidalguía frente al concejo de Vala de Rey y obtienen carta ejecutoria de la Chancillería de Valladolid.

Padres: Hernán López y María de Honrubia (hermanos del padre, Pedro Díaz y Benito López)

Litigantes: Sebastián López de Meneses y Hernán López de Meneses

Hacia 1548, hay división de oficios, por mitad, entre pecheros e hidalgos: alcaldes, alcaldes de la hermandad, regidores, alguacil y mayordomo de la iglesia


Concejo de Vara de Rey en la sala del consistorio 1 de julio de 1548

Martín Alonso Palacios y Garci Sánchez de Jábega, alcaldes ordinarios

Hernando Buedo, Diego de Montoya, Rodrigo López y Pedro López de Alvar López, regidores

Andrés López de la Parra, alguacil mayor

García de Buedo y Martín Esteban, diputados

Concejo de Vara de Rey en la sala del consistorio 31 de diciembre de 1549

Fernando Rosillo y Alonso de Andújar, alcaldes ordinarios 

Pedro Alonso, Rodrigo Ángulo, Garci Hernández, Alonso de Andújar el mozo, regidores

Diego de Buedo, alguacil mayor

Diego de Montoya, Alonso López, diputados


Testigos

Alonso de Andújar el viejo, alcalde ordinario

Rodrigo López

Alonso de Andújar el mozo

Martín Alonso

Diego de Montoya, estante en Pozo Amargo. 85 años, hidalgo

Rodrigo de Moratalla, vecino de Vara de Rey, pechero de 84 años, natural de El Cañavate

Martín de Honrubia 85 años, pechero, vecino de Vara de Rey

Juan López de Honrubia, 78 años, pechero, vecino de Vara de Rey, 78 años

Hernán Sánchez de Gabaldón, hidalgo, vecino de Vara de Rey, 70 años

Miguel Gallego, pechero, vecino de Vara de Rey, 80 años

Gil Sánchez de Ortega, vecino de Vara de Rey, 70 años, hijo de Juan Sánchez de Ortega


ACHGRA, HIDALGUÍAS, 302-291-1

viernes, 30 de junio de 2023

Los Cuéllar de Cañada Juncosa y Vara de Rey

 Leonardo de Cuéllar era hijo de Ruy López de Cuéllar, que había venido a casar a Vara de Rey con Juana López desde Cañada Juncosa. El abuelo era Alonso López, hidalgo de Cañada Juncosa, casado con Isabel de Cuéllar. Ya al bisabuelo se le conocía morada en Cañada Juncosa; su nombre Alonso, tenía varios hijos, además de Alonso, Ruy y Bernardino


ACHGR, hidalguías, sign. ant. 301-68-38


Testigos 

Alonso de Andújar, alcalde de Vara de Rey

Martín de Honrubia

sábado, 8 de abril de 2023

Blas de Espinosa Alonso

 Blas de Espinosa Alonso es hijo de Martín Alonso y María Briceño, de Vara de Rey. Era nieto de Hernando Alonso (casado con una hija de Juan Sáez, vecino de San Clemente), el hermano de este, Juan, había obtenido ejecutoria de hidalguía en la Chancillería de Valladolid.

Blas de Espinosa Alonso se establece en Villarrobledo

Ejecutoria de Hidalguía, 2 de noviembre de 1546


ACHGR, HIDALGUÍAS, sig. ant. 301-18-37

domingo, 19 de marzo de 2023

Arnedos de Vara de Rey

 Los Arnedos de Lezana, García y sus hermanos, en 1558 vivían en Villanueva de Alcaraz, pero su procedencia era de Vara de Rey. Pero el origen de la saga de los Arnedos hay que buscarla en Honrubia. Allí vivía a mediados del siglo XV, Hernando de Arnedos, que había casado con Inés de Montoya, hija de Hernando Álvarez de Montoya, el progenitor de esta familia de Vara de Rey. El matrimonio tuvo por hijo a Hernán Sánchez de Arnedo, que había casado con Inés de Lezana. Este matrimonio tuvo por hijo a Diego de Arnedos que se fue a vivir hacia 1500 a Vara de Rey al casar con otra Inés de Montoya, hija de Hernando de Montoya. El nuevo matrimonio tuvo por hijos a Diego de Arnedos, Luis de Arnedos y Henando de Lezana. La familia tenía también algunos de sus miembros en la villa de El Cañavate.

Del matrimonio de Hernán Sánchez de Arnedos con Inés de Lezana, además de Diego, nacieron otros hijos como Juan de Arnedos, García de Arnedos y Lezana. Este último había sido alcaide de Aledo.

La familia obtiene una primera carta ejecutoria de hidalguía en 1573


Testigos de 1558

Martín de Honrubia, pechero de Vara de Rey, natural de Honrubia, de 95 años

Juan Escribano, pechero de Honrubia, 77 años


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-54-39

domingo, 26 de febrero de 2023

Hernando y Sebastián López Meneses

 Hernando López de Meneses casado con Catalina López, vecinos de Vara de Rey. Su hijo Hernando López casa con Juana López. Del último matrimonio nace otro Hernando López, que tiene por hijo a Bartolomé.

El abuelo tiene por hermano a Pedro López de Huete que gana ejecutoria de hidalguía en la Chancillería de Valladolid. Otro hermano era Miguel López de Huete

El abuelo tenía por hermanos a Pedro Díaz y a Benito López


Entre los testigos Diego de Montoya, fundador de Pozo Amargo y que en 1549 dice tener unos 80 años

ACHGR, 302-291-1

lunes, 2 de enero de 2023

Los Angulo de Vara de Rey

 Rodrigo de Angulo, según la probanza de testigos de 1495, era hijo de Fernando de Vescolides y nieto de Diego Fernández. que fue lugarteniente de merino en el valle de Mena. La familia procedía de Vescolides, cerca del lugar de Lastras de la Torre, en la tierra de Losa.

El padre Rodrigo consiguió la ejecutoria en 1499, el hijo Diego la debió ratificar en 1545


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-17-4


domingo, 1 de enero de 2023

Los Alonso de Palacios de Vara de Rey

 Pedro Alonso de Palacios y Alonso de Palacios y Juan, Cristóbal, Catalina e Inés de Palacios, sus sobrinos e hijos de Cristóbal de Palacios.´

Los Alonso de Palacios ya tenían ejecutoria desde 24 de noviembre de 1480, obtenida por Juan Alfonso de Palacios, hijo de Martín Alonso. Declaran a su favor, Juan López de Benito López, Martín García hijo de Martín García, morador de Vala de Rey, Pedro López hijo de Álvaro López, morador de Vala de Rey, Juan García Moreno hijo de Juan García de Perona, morador en Vala de Rey, Juan Sánchez de Alarcón, vecino de El Cañavate e hijo Juan Sánchez de Alarcón, Diego de Montoya, hijo de Hernán Álvarez de Montoya, Sancho de Ludeña, comendador de la orden de Santiago, hijo de Alfonso Hernández de Sahagún, vecinos  y moradores en la villa de San Clemente y Andrés Martínez de Atalaya, hijo de Mingo Sánchez de Atalaya, vecino de Alarcón.

El padre Martín Alonso intervino en 1429 en la guerra de Ariza en tiempos de Juan II, muriendo pocos años después. Los Alonso apoyaron a Diego López Pacheco en la guerra del marquesado. A Martín Alonso se le conocen un hermano Juan Sánchez de Martín Sánchez. Martín Alonso casó con Catalina Alonso. Martín tenía sus heredades en Cañadajuncosa y Vala de Rey. Martín era hijo de Hernán Sánchez de Palacios.

Una segunda generación llega a San Clemente con los hermanos Juan Alonso de Palacios y Alonso de Palacios el Estrolago(?)

Los Alonso de Palacios llegan a Montalbo procedentes de San Clemente, cuando Cristóbal de Palacios, hijo de Alonso de Palacios y vecino de San Clemente, después de quedar viudo de Ana de la Plaza se casa por segunda vez con Juana de Barriga y se van a vivir a Montalbo.

ACHGR, HIDALGUÍAS, 58-16

domingo, 16 de octubre de 2022

Rompimiento de tierras en Villanueva de la Jara

 Ya hemos hablado del imparable impulso roturador de tierras de Villanueva de la Jara en sus aldeas del sur, y, también, de colonos jareños en el lugar de El Picazo, desde muy temprano, pero el salto al otro lado de la ribera del Júcar por los jareños fue mucho más intenso de lo que podamos imaginar. En fechas tan tempranas como 1517, el concejo de San Clemente compra un haza a un jareño para ampliar las instalaciones de sus molinos del Concejo, junto a la ribera del Júcar, pero es en la década de 1560, amprándose en vacíos legales y el apoyo tácito de la Corona a la ocupación de tierras llecas y baldías, cuando los jareños se lanzan a un rompimiento abrupto de las tierras de Vara de Rey y sus aldeas con su labrantío y ocupación por vía de la usurpación. El paso del Júcar por los jareños fue visto por los vararreyenses como agresión. Si el conflicto se presentó como incumplimiento de las ordenanzas locales, pronto se pidió la intervención de la justicia del Marquesado y su alguacil mayor para pedir la reintegración de las tierras ocupadas. De los testimonios se desprende que eran tierras de nueva labranza, sitas y paralelas al río Júcar, y que, probablemente, el concejo de Vara de Rey temiera un conflicto con la Mesta, pues, además de tierras llecas del municipio, las usurpaciones afectaban a zonas transitadas por ganados mesteños. En el rompimiento de tierras participaron jareños, pero también vararreyenses. La actitud de la justicia de Vara de Rey fue pregonar por el pueblo las ordenanzas y las penas que incurrían los infractores, pero Vara de Rey se veía impotente para poner frenes a roturaciones de tierras que iban desde los veinte a los cuarenta almudes, y que se estaban comiendo tierras marginales y escabrosas que por la toponimia nos indican lo poco aptas que debían ser para el cultivo. En la falda del cerro de la Perra, Alonso García de Villalba, vararreyense labró diez almudes, y otros veinte almudes en la fuente de la de Tébar; Pedro de Ruipérez, morador en Quintanar estaba roturando tierras, treinta almudes, en los jarales del camino de los molinos del Concejo; Juan de Caballón, vecino de Villanueva de la Jara, treinta almudes al lado del anterior; Perálvarez, vecino de El Picazo, diez almudes; Ginés de Enguídanos, de la Jara, cincuenta almudes, y su yerno Álvaro de Morales, que vivía en El Picazo, cuarenta almudes. La lista se completaba con otros nombres: Damián Pérez, de El Picazo, Isidro Ruipérez, de Quintanar, o los jareños Daroca el de la Puente y Ginés de Madrid . Muestra de que el rompimiento, un movimiento de tenaza de los jareños, labradores de El Picazo a Quintanar dispuestos a hacerse con las tierras orientales del término de Sisante, estaba socavando la autoridad de las justicias de Vara de Rey, es que esta villa pidió la intervención directa de la justicia del Marquesado para prender a los infractores, dada su impotencia ante la generalidad del movimiento. Hasta Vara del Rey se desplazó el alcalde mayor Esteban de Molina, asentando sus estrados judiciales en la plaza del pueblo y ordenando la detención de los jareños y sus consortes de El Picazo, en un multitudinario acto, que se extendió el 15 al 20 de diciembre de 1565, al que acudió la mayor parte de la vecindad de Vara de Rey y su aldea Sisante, cuyos agricultores no debían ser ajenos al movimiento de ocupación de tierras. Es más, en sesión plenaria anterior, las grandes familias que dominaban el ayuntamiento hicieron declaración solemne con las penas que podían incurrir los que infringiesen las ordenanzas municipales y la pragmática sobre conservación de montes. La sentencia del alcalde mayor impondría penas altas de doce a quince mil maravedíes, que los jareños apelaron a la Chancillería de Granada. Pero más interesante que el proceso es la declaración de los regidores y oficiales vararreyenses, pues de la falta de tierra se desprende la confrontación de intereses en juego, intereses ganaderos incluidos.


Concejo de Villanueva de la Jara 18 de noviembre de 1565

Sebastián Navarro y Alonso de Cañavate, alcaldes ordinarios.

Agustín de Valera, Hernando de Utiel, Juan de Villena, Andrés Saiz del Pozoseco, y Antonio de Córdoba, regidores perpetuos

Pedro de Monteagudo, alguacil mayor

Concejo de Villanueva de la Jara de 27 de febrero de 1564

Juan de Cuevas, alcalde ordinario

Agustín de Valera, Juan de Caballón, Fernando de Utiel y Juan de Villena, regidores perpetuos

Concejo de Villanueva de la Jara de 5 de octubre de 1565

Alonso del Cañavate y Sebastián Navarro, alcaldes ordinarios

Llorente López de Tébar, Hernando de Utiel, Juan de Villena, Benito del Cañavate, regidores perpetuos

Pedro de Monteagudo y el bachiller Clemente, alguaciles mayores

sábado, 17 de septiembre de 2022

La hidalguía de los Moreno de Vara de Rey

 Los litigantes eran Sebastián Moreno y su hermano Antón García Moreno, ahora vecinos de Villarejo de Fuentes eran hijos de Antón García Moreno y nietos de Martín Moreno. El bisabuelo era Juan García de Alarcón Moreno, vecino de Vara de Rey.

El abuelo Martín Moreno, había fallecido hacia 1525, con unos 65 años, y había sido vecino de Vara de Rey, su hijo Antón García Moreno se había avecindado en San Clemente y había fallecido veinte años después que su padre Martín con 44 años. Otro hijo de Martin Moreno era Diego Moreno que había casado en Barrax. Otros parientes eran Alonso Moreno, primo hermano del padre Antón, que vivía en San Clemente, hijo de Alonso Moreno (hermano del abuelo Martín), que había tenido otros dos hijos Amador Moreno y Antonio Moreno. Amador Moreno había casado en Alarcón Antonio en La Roda. 

El abuelo Martín Moreno había casado con María Alonso de Palacios. El Hijo Antón García Moreno se había casado en San Clemente con Catalina López, Dejó una amplia prole: además de los dos litigantes, el doctor Martín Moreno de Palacios, visitador y vicario general del partido de Alcaraz, que en 1574 era cura de Villarejo de Fuentes, el bachiller Melchor de Palacios, cura de Ayna, Juana López, mujer de Francisco Zamora, y vecina de San Clemente, y María Alonso de Palacios, mujer de Alonso de Valcárcel, vecino de Hellín.



Testigos de probanza de 1574

Juan González de Origüela, vecino y escribano de San Clemente. 72 años. Hijo de Luis Sánchez de Origüela, el relajado por la Inquisición, dice que falleció con 75 años y que hacía que falleció 57 años (1517, fecha de su condena y muerte). Juan tenía muy presente la memoria de su padre: Luis Sánchez de Origüela padre deste testigo que como tenía dicho hera hombre viejo e anciano que quando fallesçió sería de hedad de setenta e çinco años e habrá que fallesíó çinquenta e siete años que si agora fuera vivo fuera de hedad de çiento e veynte e tres años

Fray Antonio Martínez, fraile profeso de la orden de San Francisco, natural de Vara de Rey y de 68 años. Cita a varios ancianos de Vara de Rey: Juan Grande el viejo, fallecido hacia 1550 con ochenta años; Juan López de Honrubia, fallecido hacia 1545, con 80 años y Alonso de Andújar, que falleció en 1560 con 84 años. Toma el hábito hacia 1558, antes era clérigo

Tristán de Pallarés, clérigo presbítero de la villa de San Clemente, de ochenta años más o menos.

Alvar Jiménez el viejo, pechero y vecino de San Clemente, 80 años, era natural de Vara de Rey, hijo de Martín Jiménez, muerto con 75 años y que había nacido e 1445. Citaba a Gil López Merchante, vecino de Vara de Rey, que había vivido desde 1435 hasta 1520.

Alonso de Monreal, pechero y vecino de Vara de Rey, 72 años, hijo de Gonzalo Martínez de Monreal, fallecido en 1530, con setenta años.

Alonso de Alarcón el viejo, vecino de Vara de Rey, pechero, 68 años.

García Hernández el viejo, pechero, 62 años, vecino de Vara de Rey, aporta el testimonio de María Marina de Alcocer, conocida como la vieja de Alcocer, que tenía 95 años cuando falleció en 1540.


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-66-37, EJECUTORIA DEHIDALGUÍA DE19 DE ENERO DE 1581

Los hidalgos de Vara de Rey se niegan a pechar (1542)

Los hidalgos vararreyenses tenían fama de ser muchos y antiguos, aunque había de todo. Las Relaciones Topográficas contaban hasta un número de ochenta hidalgos en la villa de Vara de Rey, nada que envidiar a la vecina San Clemente. El año 1537 se había significado porque los hidalgos de San Clemente habían accedido a los oficios públicos, tanto como por la separación de su aldea San Clemente. Los hidalgos sanclementinos, junto a otros ricos pecheros, que no eran de sangre azul, accederán al poder definitivamente en 1543 con la compra de las regidurías perpetuas. 

Había hidalgos en Vara de Rey y había hidalgos. Montoya y Buedo se tenían por los más significados, pero, otros, como los Peralta tenían nombramientos de caballeros ganados por sus antepasados en batalla contra el moro. A la altura de 1542, a algunos otros hidalgos lo único que les preocupaba era no pagar impuestos en los repartimientos, aunque detrás de esa aspiración había una disputa de fondo con los labradores para acceder a los oficios concejiles y ganar notoriedad en la villa. Ese año de 1542 varios hidalgos apelaron a la Chancillería de Granada, su obligación de contribuir a las cargas concejiles. Eran Amador Moreno y Sebastián Moreno, Hernán Sánchez de Gabaldón, Pedro López de Huete, Alonso de la Parrilla, Yomar de Peralta, mujer del difunto Gregorio de Buedo, y Catalina de Cubas, mujer que fue de Sebastián de Peralta. Se nombraron procuradores para su representación a Amador Moreno y Carlos Peralta. Destacar esas alianzas matrimoniales de las Peralta (sucesoras de Fernán Sánchez Calanzo, que vivía por Vara de Rey en la segunda mitad del siglo XIV) con dos miembros de familias diversas: Gregorio de Buedo, familia noble que ya nos aparece como cabelleros de Alarcón en 1414 y Catalina de Cubas, apellido que nos lleva a Iniesta. Luego estaban los otros, Moreno y Gabaldón, de los segundos sabemos que Hernán Sánchez Gabaldón estaba casado con una Granero, de nombre Juana, que debió llevar al matrimonio algo de la fortuna de esta familia en Valhermoso. Estos gabaldones tenían fama de hidalgos de toda la vida, pero luego después en 1600 la familia no irá más allá del abuelo Hernán Sánchez Granero el viejo.


El pleito trata sobre la negativa de los hidalgos a ser empadronados junto a los pecheros en el mismo libro de repartimientos de pechos. La razón, aunque no lo dice, está en el pago de la exención como villa de Vara de Rey la compra de Sisante como su aldea


Concejo de Vala de Rey, 5 de enero de 1542

Alonso de Sepúlveda y Miguel Gallego, alcaldes ordinarios

Francisco de Resa y Hernán Ramón, Juan Sánchez Collado y Hernán López, regidores

Juan Fraile, alguacil mayor,

Diego de Montoya y Jorge López, Rodrigo López, Amador de Jávega, Fabián de Gabaldón, diputados

Se nombra procurador a Juan de Sevilla.


ACHGR, PLEITOS CIVILES, 2040-9

domingo, 4 de septiembre de 2022

HIDALGUÍA DE JULIÁN GÓMEZ, VECINO DE VARA DE REY

 

Diego y Julián Gómez eran hijos de Martín Gómez eran hijos de Martín Gómez y Teresa Ramón, todos ellos de Vara de Rey,( aunque Martín era natural de Villanueva de la Jara) y nietos de Garcí Gómez, vecino de Villanueva de la Jara . El bisabuelo era Martín Gómez el hidalgo, conocido como el de El Cañavate por ser natural de allí.

García Gómez había fallecido hacia 1515, estaba casado con María Alvarez de Villaseñor

García Gómez tenía un hermano llamado Juan Gómez (probablemente entallador, del que tenemos noticias en Belmonte haciendo un retablo)

Martín Gómez el hijodalgo del Cañavate: "Martín Goméz hidalgo el viejo bisaguelo de los que litigauan auía sido veçino  de la dicha villa de Villanueua de la Xara e que auía vivido en ella con su casa familia bienes e Hazienda e que auía sido un hombre muy honrado e muy prinçipal en la dicha villa de Villanueua de la Xara e que como tal hombre prinçipal auía dexado una capellanía en la yglesia parrochial de la dicha villa de Villanueua a la mano derecha que desçían la capilla de Santa Catalina"

"y auía hecho una capilla y enterramiento en la dicha villa de Villanueua de la Xara que deçían la capilla de Santa Catalina que deçía se auía de deçir la capilla de Martín Gómez el hijodalgo"

"auía dexado en la dicha villa de Villanueua de la Xara un ospital para pobres y una capilla que estaba en la yglesia de la dicha villa que desçían de Santa Catalina"

Diego y Julián se habían casado y vivían en Sisante.


Testigos de la probanza de 1577


Juan de Higueras, labrador de Villanueva de la Jara

Alonso Sepúlveda, hidalgo de Vara de Rey, 86 años

Bachiller Francisco González, vecino pechero de Villanueva de la Jara, 75 años

Juan de Jávega, labrador hombre pechero, vecino de Vara de Rey, 65 años

Pedro Alonso de Palacios, hidalgo de Vara de Rey, 63 años

Alonso Cardos, labrador de Vara de Rey, 78 años


SENTENCIA  DE 27 DE JULIO DE 1582 Y EJECUTORIA DE 1 DE AGOSTO DE 1583

ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-69-34

jueves, 1 de septiembre de 2022

Hidalguía de Hernán Sánchez de Gabaldón y Francisco Gabaldón, vecinos de Vara de Rey

 Hernán Sánchez de Gabaldón y Francisco de Gabaldón eran hijos de Hernán Sánchez de Gabaldón y Juana Granero, que vivía en Valhermoso hasta su traslado a Vara de Rey, y nietos de Hernán Sánchez de Gabaldón el viejo. Otro hermano de los litigantes era Alonso de Gabaldón, ya fallecido, que intervino en cierta jornada militar a la que fueron llamados los hidalgos, pero que una vez llegados a Albacete se volvieron

Hernán Sánchez de Gabaldón el viejo se había casado con Juana Sánchez de la villa de San Clemente y había tenido cuatro hijos, el mencionado del mismo nombre, Alonso, Fabián y otro llamado Francisco, que había sido pintor.


Francisco de Gabaldón el pintor había obtenido carta ejecutoria de hidalguía frente al concejo de Vara de Rey, lo hemos de suponer nacido a comienzos de siglo.

Otro pariente familiar de la generación del padre  era Jorge López Gabaldón


Ejecutoria confirmada 20 de junio de 1600

Testigos probanza 1575

Fernando de Barchín, pechero y vecino de Vala de rey

Juan de Jabaga el viejo, hombre pechero de Vala de Rey

Alonso de Monreal, hombre pechero de Vala de Rey

Alonso de Sepúlveda, hidalgo de Vala de Rey, 87 años, hijo de Alonso de Sepúlveda y nieto de Alonso Caballero, hidalgos y naturales de Vara de Rey


ACHGR, HIDALGUÍAS, SIGNATURA VIEJA, 301-93-18

viernes, 18 de marzo de 2022

Pedro de Villanueva, vecino de Motilla


El abuelo era Pedro de Villanueva, de Vara de Rey, casado con Leonor Peralta; el padre, Antonio de Villanueva, del lugar de Tébar, donde casó.

El abuelo era deudo de Pedro, Diego y Hernando de Montoya (primo hermano) y de Sepúlveda el viejo, hidalgos, Tuvo varios hijos: Antonio de Villanueva, Hernando de Palomares, Luis de Villanueva, Pedro de Villanueva, Andrés de Villanueva, Alonso de Peralta, Leonor de Peralta, Catalina de Hervías, Inés Álvarez.

Antonio Villanueva había casado con María García Alférez. Había que tenido que compartir la herencia paterna con sus hermanos, a los que había compensado con dineros y trigo, Antonio tiene dos hijos: Pedro de Villanueva y Juan de Villanueva,

la familia tenía una heredad en el lugar de Tébar, que labraba con tres pares de mulas, que heredó Antonio. Se conocían bienes a la familia en Vara de Rey y también hacienda y rentas en Tarancón.


Juan de Tébar, labrador pechero de Alarcón y Motilla 

Diego de Angulo, labrador e hijodalgo de Vara de Rey, 

Alonso de Monreal, labrador y sastre de Vara de Rey

Hernando de Yuso, pechero de Vara de Rey

Gabriel de Gabaldón el viejo, vecino de Vara de Rey, hijo de Hernando de Gabaldón.

Rodrigo de Angulo, vecino de Vara de Rey, hijo de Rodrigo de Angulo el viejo

Ejecutoria de 14 de junio de1581

ACHGR. HIDALGUÍAS, 301/67/14

sábado, 19 de febrero de 2022

Vara de Rey, año 1552, según el Manuscrito del Escorial

                                                     Vala de Rey

La villa de Vala de Rey tiene 392  veçinos y siete clérigos.... 399


                                                         Rentas año de 552

Está encabeçada por sus alcavalas en 110000 mrs.

  • Arrendose la alcavala del viento y heredades y carniçería en 63000 mrs. con condiçión que de las carniçerías se pague de diez uno y de la demás la mitad de alcavala
  • Lo demás se repartió entre los veçinos que fueron 47000 mrs.

El año de 553 se arrendaron las dichas rentas en 74600 mrs. 
Veçinos 35200 mrs.

El año de 554 se arrendaron las dichas rentas en 88300 mrs
Veçinos 21686

La ganancçia general a condiçión de convertilla en el benefiçio de alcavalas


                                                  Terçias

Otrosi la dicha villa está encabeçada por sus terçias en 61250 mrs.

Cúpoles el dicho año 125 reses de lana y cabrío.
Cúpoles de trigo 466 fanegas
Cúpoles de çevada y çenteno y avena 255 fanegas
Cúpoles de vino 159 arrovas

Año de 553

Cúpoles este año a las dichas terçias 96 dezmenos de corderos y chotos
Cúpoles de trigo 389 fanegas
Cúpoles de çevada y çenteno y avena 310 fanegas
Cúpoles de vino 313 arrovas

Año de 554

Cúpoles este año a las dichas terçias 87 cabeças de corderos y chotos
Cúpoles de trigo 343 fanegas
Cúpoles de çevada y çenteno y avena dozientas treynta fanegas
Cúpoles de vino 387 arrovas

RBME, L-I-19, fol. 127 vº y 128 rº