El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

miércoles, 28 de febrero de 2024

Deslinde de términos de Villar de Cantos en 1626

 "Y en cumplimiento del auto por su merced del dicho señor juez probeydo en la encrucijada donde se dividen las jurisdiciones de las villas de Bara de Rey a la con San Clemente y donde está puesto un mojón para la división de la dezmería del lugar de Villar de Cantos que es en el camino alto que va de Vara de Rey a el Cañavate y en el que es de Villar de Cantos a Tébar en el cerro que llaman de las Modorras en una esquina de la dicha encrucijada se halló un moxón de tierra e piedra e que dixeron las personas que iban con el dicho señor juez debajo de juramento que tienen fecho que es el moxón antiguo que parte términos entre las dichas villas de Alarcón, San Clemente y Vara de Rey, de qual dicho moxón se renovó de tierra e piedras y atochas para que parta términos entre las dichas villas de Alarcón y Vara de Rey y la dezmería de Villar de Cantos por mano derecha y por la izquierda de término de Perona.

Luego del dicho mojón que ansí queda fijo en la esquina de la encrucixada atravesando sobre mano derecha por el dicho camino de las Modorras y peña que llaman del Gato como quien mira a Nuestra Señora del Cañavate en lo alto del dicho cerro en las Mohotillas se halló una en piedras y tierra junto que paresce moxón y dijeron las dichas personas que iban con su merced debajo del juramento que tienen fecho que entendían e tienen por cierto era el moxón antiguo y que parte términos entre las villas de Alarcón y San Clemente, el qual dicho mojón mandó el dicho señor juez se renovase de piedras e tierra y se renovó para que parta términos por mano derecha con Alarcón y por mano izquierda con el lugar de Perona y este dicho moxón queda fecho y renovado en haças que dicen ser de los herederos de Pedro López del Río y Damián Jareño, vecinos del Cañavate.

Y luego desde el dicho moxón que ansí queda fecho en las dichas Mohotillas y haças de herederos de Pedro López del Río y Damián Jareño en el mesmo cerro y haças susodichas como cinquenta pasos deste dicho moxón se hiço otro de piedras e tierra que parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón y por la mano izquierda con el lugar de Perona

Y luego desde el dicho moxón que ansí queda fecho se llegó a otro çerro más adelante que dixeron llamarse propiamente el cerro de la peña del Gato y en el dicho cerro pasado amas peñas se hiço otro moxón de tierra e piedras del qual parte por mano derecha el término de Alarcón y por mano izquierda el término de Perona.

Y luego desde este dicho mojón que ansí queda fecho junto a las peñas en el cerro de la peña del Gato siguiendo la loma del dicho cerro en el remate y fin del cercado de una haça de don Diego de Ortega se hiço otro moxón de tierra e piedras el qual parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón y por mano izquierda con el término del lugar de Perona.

Y luego desde el dicho moxón que ansí queda fecho en el remate y fin del dicho cerro de la peña del Gato, caminando derecho a lo alto de la cañada de las Doncellas enmedio del dicho cerro ojo de la cañada se hiço otro mojón de tierra e piedras el qual dicho moxón parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón y por la izquierda con el lugar de Perona.

Y luego desde el dicho moxón que ansí queda fecho a ojo de la dicha cañada de las Doncellas prosiguiendo hasta él para lo alto de de las haças de Cabeça Morena y entre haças de don Rodrigo de Ortega y de Pedro de Carrión en un lleco del dicho alto se hiço un moxón de tierra e piedras el qual parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón e por la izquierda con el lugar de Perona.

Y luego desde el dicho mojón que ansí queda fecho en el lleco de Cabeça Morena prosiguiendo desde el dicho mojón se llegó a el alto de Ortega en par de las haças del licenciado Carrera de Cuenca y en la mitad de la loma aojo de la peña del vallejo la Carca se hiço otro moxón de tierra e piedras el qual parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón e por la izquierda con el lugar de Perona.

Y luego desde el dicho moxón que queda ansí fecho en lo alto de Ortega se fue prosiguiendo hasta llegar al medio del vallejo de la Carca (Zarza) y del cerro de las colmenas donde está una peña grande la qual dicha peña es moxón antiguo entre las villas de Alarcón e San Clemente y aora de nuevo se señala y queda por término entre la villa de Alarcón por mano derecha y por la izquierda con lugar de Perona.

Y luego desde la dicha peña en derecho della en lo alto del cerro de las Colmenas se hiço otro moxón de tierra e piedras que parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón y por la izquierda con el lugar de Perona.

Y luego desde este dicho moxón que ansí queda fecho en lo alto del cerro de las Colmenas prosiguiendo la loma del dicho cerro la falda adelante a ojo de los Calderones y a ojo de la viña Perona se hiço otro mojón de tierra e piedras y este dicho moxón está delante como treynta pasos de una haça de Frnacisco Prieto y parte términos este dicho moxón por mano derecha con la villa de Alarcón y por la izquierda con el lugar de Perona

Y luego deste dicho moxón que queda fecho a ojo de los Calderones y a vista de la viña Perona se llegó a los Calderones y en el más baxo se halló un montón de tierra e piedras que parescían ser moxón y se renovó con más piedras y tierra, parte términos por mano derecha con la villa de Alarcón y por mano izquierda con el lugar de Perona.

Y luego estando en este dicho moxón hubo diferencias entre los dichos comisarios de la villa de Alarcón  y el de la villa del Cañavate y don Rodrigo Pacheco sobre por qué parte se abía de ir a dar a la Cabeça del Campo porque el dicho don Rodrigo y los dichos comisarios que desde el dicho moxón se abñian de endereçar los demás moxones al poço de Miagodavia (?) y del dicho poço a la mitad de la Cabeça del Campo en lo qual consentía el dicho don Rodrigo Pacheco que era el dicho poço el moxón que estaba en medio del dicho moxón de los Calderones y la Cabeça el Campo conforme a la memoria simple de moxones presentada por los comisarios de la villa de Alarcón y amoxonamiento que tiene presentada a lo qual el licenciado Mateo Briz Loçano comisario de la villa del Cañavate contradixo  en nombre de la dicha villa diciendo...

martes, 27 de febrero de 2024

Un casamiento forzado

 Ginés de los Herreros Osa y Guzmán cogió el camino de Altarejos para llevarse por las bravas a su novia. Ya en casa del padre de la novia, don Fernando del Castillo Guzmán, señor de Altarejos se llevó a su sobrina María Clara Portocarrero, dirección a la Parilla donde con ayuda de un familiar de la Inquisición Diego de Mena Barrientos se celebraría la boda. Del quebrantamiento y rapto de la novia se haría cargo un juez de Comisión mandado por el Consejo Real, Francisco de Alderete.

Es cierto que estos raptos, por lo que sabemos de casos pasados como el de María Valderrama, eran mucho más sofisticados de lo aparente e iban más allá de mozo envalentonado dispuesto a satisfacer alteraciones hormonales. De hecho, jugaban más los intereses económicos y familiares. Así, don Ginés Herreros, antes de llevarse a la novia, había obtenido mandamiento del provisor de Cuenca en el que se declaraba que la joven doña Clara había dado palabra de matrimonio a don Ginés de los Herreros y ahora pedía su cumplimiento, para disgusto del tío. Ante la oposición de don Fernando Guzmán, Ginés de los Herreros decidió dejar en depósito a la novia, tal cual. Quebrantando la casa de Fernando Guzmán se había llevado la novia y la había dejado "depositada" por mediación del familiar del Santo Oficio, Diego Mena, hasta la celebración del matrimonio. Nadie hacía nada ilegal ni amoral para la época. Es más, el acto de depósito de la novia fue llevado a cabo por el cura propio de la Parrilla, que se limitaba a cumplir con el mandamiento del provisor del obispado de Cuenca. Además, se pretendía salvar a la novia de cualquier desgracia que pudiera sobrevenir de la reacción desmesurada de sus deudos. La novia, a quien nadie preguntaba su parecer, iba de mano en mano y de depósito de una casa en otra, con intervención directa primero del alcalde de Altarejos Pedro de Alarcón, que dejó la novia en su casa después de declarar que quería casarse con Ginés y luego en una casa de la Parrilla, donde se la había llevado el cura, con ayuda del teniente de cura y del sacristán, hasta que se celebró el matrimonio. El "facilitador" del traspaso de la novia de casa de su tío hasta el altar final había sido el familiar de la Inquisición Diego de Mena, que había establecido en un mesón y el convento de San Francisco la logística preparatoria de la boda.

Cuando la justicia real actuó contra Ginés de los Herreros y el familiar del Santo Oficio, el segundo escondió al primero en un cuarto secreto de su casa, en tanto que los novios llevaban a buen término su casamiento en la iglesia de la Parrilla. Bien es verdad, que en este mundo todo eran complicidades. Al parecer, la principal opositora al matrimonio de los jóvenes era la madre del señor de Altarejos, doña María Castañeda. El caso es que el sanclementino Ginés de los Herreros tenía suficientes cómplices para entrar en casa de su amada. Los criados María Ortega y Diego de Alarcón le abrían la puerta para que los jóvenes se confesaran las confidencias


Archivo Histórico Nacional, INQUISICIÓN,1924,Exp.18

OFICIOS CONCEJILES E HIDALGOS EN VARA DE REY 1703-1728

 

OFICIOS CONCEJILES E HIDALGOS EN VARA DE REY 1703-1728

7 Septiembre de 1727

Alcaldes ordinarios: don García José de Montoya y Pedro de Buedo Montoya

Regidores perpetuos: Marcos Fernández, Pedro Fernández de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva Tello y Marcos Salinas de Perona

Hidalgos recibidos como vecinos: don Felipe Valero y Losa, el doctor don José Valero su hijo, Felipe Antonio Valero Jiménez, y el doctor don Felipe José Valero, originarios de Villanueva de la Jara

10 de agosto de 1705

Alcaldes ordinarios: don Sebastián Montoya y Francisco Ortega Girón

Regidores perpetuos: don Cristóbal Alfonso de Palacios, Juan Saiz Aguilar, Pedro de Jávega Crespo, don Juan de Buedo Cabias

Alguacil mayor perpetuo: don García Alfonso de Buedo y Spinosa

Elección de Alcalde de la hermandad por los nobles: don Fernando de Montoya y Pérez

20 de agosto de 1711

Alcaldes ordinarios: don García Alfonso de Buedo y Spinosa y Juan de Jávega y Crespo

Regidores: Felipe Escribano Criado, Juan Saiz Aguilar, y Pedro de Jávega Crespo

Elección de Alcalde de la hermandad por los hidalgos: don Diego de Valdés y Araque, caballero de la orden de Santiago y su oidor de la Casa de Contratación de Sevilla y superintendente general de las reales minas de azogue de Almadén

6 de agosto de 1712

Alcaldes ordinarios: don Pedro Jacinto de Buedo y Spinosa y Sebastián de Villanueva

Regidores: Felipe Escribano Criado, Juan Saiz Aguilar, Pedro de Jávega Crespo

Alguacil mayor: don Tomás Martínez de Buedo

Elección de Alcalde de la hermandad por los nobles: Eugenio de Oma Caracajona

25 de julio de 1713

Alcaldes ordinarios: don Felipe de Palacios y Francisco García Toledo

Regidores: Juan Saiz Aguilar, Pedro Jávega Crespo, 

Alguacil mayor: don Francisco de Angulo

Elección de Alcalde de la hermandad por los nobles: don García José de Montoya

17 de agosto de 1714

Alcaldes ordinarios: don Pedro López Meneses y Juan de Jávega Crespo

Regidores: Pedro de Jávega Crespo

Alguacil mayor: Mateo García Toledo

Elección de Alguacil mayor por el estado noble: Diego de Montoya Alcaud

20 de enero de 1717

Alcaldes ordinarios: don Alonso Ruiz de Alarcón y Mateo García Toledo

Regidores: don Fernando de Montoya, Pedro Fernández de Perona Palacios, Marco Salinas de Perona, Francisco García Toledo, don Francisco de Angulo y don Pedro López Meneses.

Alguacil mayor: Lorencio Martínez Haro

Elección de alcalde ordinario por los hijosdalgo: don Alonso Carlos Ruiz de Alarcón

Elección de de alguacil mayor por el estado noble: don Rodrigo de Angulo menor

1 de enero de 1718

Alcaldes ordinarios: don Felipe de Palacios y Pedro Martínez Osona

Regidores: don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, don Tomás Martínez de Buedo

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles: don Diego Valdés y Araque

1 de enero de 1719

Alcalde ordinario: Simón Saiz de Perona y Palacios

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, don Tomás Martínez de Buedo, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo, don Francisco de Angulo y Peralta.

Elección de alcalde ordinario por los nobles; don García José de Montoya

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles; don Diego Huete y Almao

1 de enero de 1720

Alcaldes ordinarios: don García José de Montoya y don Diego de Buedo Montoya

Regidores: Marcos Saiz, Simón Saiz de Perona (teniente de alcalde mayor honorífico), don García Alfonso de Buedo Spinosa, Pedro Saiz de Perona y Palacios, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo y don Francisco de Angulo y Peralta

Elección de alcalde de hermandad por los nobles; don Felipe de Angulo y Peralta

1 de enero de 1721

Alcaldes ordinarios: Pedro Jacinto de Buedo y Spinosa y Mateo Toledo Jávega

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona y Palacios, y Marcos Salinas de Perona

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles: don José de Palacios y Argandoña

1 de enero de 1722

Alcaldes ordinarios: Don Alonso Ruiz de Alarcón Diego Jàvega Crespo.

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo

Elección de alcalde de la hermandad por el estado noble: don Julián Cabeza de Vaca

3 de enero de 1723

Alcaldes ordinarios: don García Alfonso de Buedo y Spinosa y Lorencio de León

Regidores: Marcos Saiz, Pedro Saiz de Perona Palacios, Francisco García Toledo

Elección de alcalde de la hermandad por los nobles: don Francisco de Montoya Alcaud

1 de enero de 1725

Alcaldes ordinarios: don Pedro Jacinto de Buedo y Spinosa

Regidores: Marcos Saiz, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva, Marcos Salinas de Perona, Francisco García Toledo

Elección de alcalde ordinario por el estado noble: don Diego Sebastián de Montoya

17 de diciembre de 1725

Alcaldes ordinarios: don Diego Sebastián de Montoya y Diego de Jávega Montero

Regidores: Marcos Saiz, don Fernando Diego de Montoya, Pedro Saiz de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva, Marcos Salinas de Perona y Francisco García Toledo

Elección de alcalde ordinario por el estado noble: don García José de Montoya

1 de enero de 1728

Alcaldes ordinarios: don García José de Montoya y Pedro de Buedo Montoya

Regidores: don Fernando Diego de Montoya, don García Alfonso de Buedo y Spinosa, Pedro Saiz de Perona Palacios, Sebastián de Villanueva Tello, Francisco García Toledo y don Francisco de Angulo

Elección de alcalde ordinario por el estado noble: don Fernando Spinosa y Valdés

Elección de alcalde de la hermandad por el estado noble; don Miguel de Meneses y Gallego

Repartimiento de alcabalas de 1707

Hidalgos: Diego Gabaldón

Repartimiento de alcabalas de 1719

Hidalgos; don Francisco de Angulo Caja

Repartimiento de alcabalas de 1727

Hidalgos: don Alonso Ruiz y Angulo

Expediente a instancias del fiscal para que el concejo de San Clemente y su jurisdicción remitan testimonios de los vecinos recibidos  por hijosdalgo desde 1703 en adelante. ACHGR, C-14824-24

lunes, 26 de febrero de 2024

Casas de Haro, su origen como pueblo

 "... y que el dicho Diego López de Haro tenía bienes que le auían dado con la segunda mujer porque tenía en una aldea la heredad que decía de Diego Simón el viejo que está en término y jurisdición de la dicha villa de San Clemente"

Este Diego López de Haro era hijo de Diego López de Haro y doña Ana Ruiz de Villamediana, si bien el texto da a entender que la heredad había llegado a su hijo de un segundo matrimonio del padre. El padre Diego López de Haro era hijo de Hernán Vázquez de Haro y nieto de Diego de Haro, el primero de la familia que se establece en San Clemente.

Estamos ante el probable origen de Casas de Haro, que antes se llamaría Casas de Diego Simón, y que vía matrimonio habría recaído en un miembro de la familia Haro, la probanza de testigos donde aparece la constatación de este nuevo núcleo urbano es posterior a 1585. La familia Simón es una familia principal de San Clemente que no tiene continuidad en la segunda mitad del siglo XVI por falta de descendencia masculina; este sería un caso más de bienes que recaen en el marido y llevados como dote por la mujer, Hasta ahora habíamos fechado las Casas o aldeas del sur de San Clemente en el primer tercio del siglo XVII, ahora se abre la posibilidad que alguna de estas aldeas ya existieran de antes, desde el último cuarto del siglo XVI y probablemente antes. Nuestra hipótesis es que se trata de una casa de labor con algunas otras edificaciones que surge paralelamente a esas otras que tenemos constatadas en diversos lugares de la Mancha Alta y que ya aparecen señaladas en las Relaciones Topográficas de Vara de Rey, indicando un movimiento de roturación de tierras al sur de esta villa y de la de San Clemente. Consideramos que retrotraer el origen del pueblo a la época de la reconquista con Alfonso VIII es ficción y que no hay base documental alguna para ver citado el nombre del pueblo en la sentencia de Jiménez de Lanclares de 1318 que separaba términos entre Alarcón y Alcaraz.


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-92-11

domingo, 25 de febrero de 2024

Los epígonos de los Haro en San Clemente

Avanzado el siglo XVI se comenzó a dudar de la hidalguía del apellido Haro en San Clemente. En 1585 varios miembros de la familia: Hernán Vázquez de Haro Pallarés, Antonio de Haro Pallarés, Pedro de Castañeda de Haro, Hernán Vázquez de Ludeña Haro y Diego López de Haro tuvieron que lidiar por su hidalguía de nuevo.

El primer Haro conocido es Francisco de Haro, vecino de Ocaña, aunque el que se establece en San Clemente es su hijo Diego de Haro o Diego López de Haro, que vivirá hasta la década de 1480 y que casará con Urraca Ludeña, de cuyo matrimonio nacerá Hernán Vázquez de Haro el viejo, que logrará ejecutoria de hidalguía en 1532. 

 Hernán Vázquez de Haro el viejo casará con doña María de Herreros, hija de Miguel Sánchez de los Herreros. Las propiedades de los Haro estaban en Villar de Cantos y el la villa de San Clemente, a las tierras unían la posesión de rebaños de ganados. El matrimonio había tenido por hijos a Hernán Vázquez de Haro, Diego López de Haro, Francisco de Ludeña de Haro y a Juan de Ludeña de Haro, y a un Antonio López de Haro, que vivió en la ciudad de Chinchilla, donde casará con Guiomar Buedo (será esta rama la que mantendrá la continuidad de los Haro en el futuro). Los tres últimos estaban muertos en 1585, mientras que el otro hijo era vivo, Hernán Vázquez de Haro estaba casado con Leonor Pallarés. De este matrimonio habían nacido Hernán Vázquez de Haro Pallarés y don Antonio de Haro Pallarés y otro hijo, luego clérigo, llamado Tristán Pallarés el viejo. Otro de los hermanos, Diego López de Haro había casado con Ana Ruiz de Villamediana y establecido residencia en San Clemente, del matrimonio había nacido Diego López de Haro. Otro de los hermanos Juan de Ludeña de Haro había casado con Francisca de Castañeda, establecidos en Alarcón, se había establecido después en San Clemente (en este matrimonio decían los testigos que había recaído la heredad y casa de labor de Villar de Cantos); del matrimonio había nacido Pedro de Castañeda de Haro y otro hermano Antonio López de Haro, y el último hermano Francisco de Ludeña de Haro había casado con Catalina de Caballón, de este matrimonio habían nacido Hernán Vázquez de Ludeña de Haro y Diego López de Haro su hermano.

Hernán Vázquez de Haro Pallarés, Antonio de Haro Pallarés y Hernán Vázquez de Haro Ludeña vivían en San Clemente y se desconocía la vecindad de Diego López de Haro, hijo de Diego López de Haro. Antonio de Haro Pallarés era patrón de una capellanía en la iglesia de Santiago, en la capilla de San Jusepe o San José, hoy de Pallarés, y además tenía el patronazgo de otra capellanía dejada por el clérigo Tristán Pallarés el viejo, su tío y hermano de su madre. Diego López de Haro tenía una heredad en la aldea que decían el Diego Simón el viejo, en la jurisdicción de San Clemente.


Alonso de Iniesta, clérigo, 75 años

Juan Sánchez Merchante, presbítero y comisario del Santo Oficio de Cuenca. 60 años


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-92-11

El capitan Miguel Aulestia Cabeza de Vaca, vecino de Las Pedroñeras

 El capitán Miguel Aulestia Cabeza de Vaca y Lorenzana había llegado en 1706 a Las Pedroñeras para casarse con Isabel de Gabaldón y Cuevas Montoya. Miguel Aulestia había recibido de Felipe V el título de capitán de milicias del estado de Belmonte en 1704, a propuesta del duque de Escalona. 

Miguel Aulestia Cabeza de Vaca era hijo de Manuel Cabeza de Vaca, caballero de la orden de Santiago, y Josefa María de Lorenzana Inestrosa, señora de los lugars de Par de Maza y Tombrío de Arriba, en Villalón, Tierra de Campos. Miguel era nieto de Martín de Aulestia, originario de Aulestia en el señorío de Vizcaya, casado con Brianda Cabeza de Vaca Mogrovejo, hija de los señroes de Villa Hamete en Tierra de Campos.

Ayuntamiento de 26 de marzo de 1706

Alcaldes ordinarios: Juan de Carrascosa Galindo y Cristóbal Remírez de Resa

Alférez mayor: Francisco Magnes Guerrero, alférez mayor de la villa y abogado de los Reales Consejos

Regidores: Cebrián Gómez Galindo y Diego de Mena Patiño

Alcalde provincial: don Luis Triviño Quesada

Alguacil mayor: Alfonso de Haro Ortiz


EXPEDIENTE DE RECIBIMIENTO DE ESTADO CONOCIDO DE MIGUEL DE AULESTIA CABEZA DE VACA, VECINO DE LAS PEDROÑERAS. C14816-017ArchivoArchivo de la Real Chancillería de Granada

sábado, 24 de febrero de 2024

LOS GABALDÓN DE LA ALBERCA DE ZÁNCARA

 El 22 de mayo de 1707, el ayuntamiento de La Alberca de Záncara se reunía en una de las salas de las casas de su vecino Juan Vázquez Pallarés, sin duda, por la presencia de tropas que impedían la reunión en su concejo: los temas a tratar eran la impugnación de la elección de los oficios concejiles por la familia Haro (don Juan de Haro Castañeda, alférez mayor de la villa, y José Núñez, procurador síndico) y el no recibimiento como hidalgo de Gregorio Gabaldón Palacios, el escribano del ayuntamiento de La Alberca, pero que ejercía el oficio tanto en esta villa como en San Clemente. En ambas cuestiones se dirimía la rivalidad de las viejas familias, encabezadas por el linaje Peñaranda-Montoya, con esas otras nuevas de la villa y que no estaban dispuestas a perder su monopolio del poder. La elección de oficios de alcaldes y alguacil se hacía por suertes y los Haro dudaban de la limpieza del proceso, a pesar de lo cual, la Chancillería de Montoya negó la razón a los Haro.

Gabaldón y Palacios eran apellidos viejos en la comarca, de los que sabemos que ya en el siglo XVI tenían condición nobiliaria. Eran originarios de Vara de Rey y la familia se había ido a vivir a La Alberca con Gregorio Gabaldón para ejercer como escribano. El pleito para defender su hidalguía lo llevo su hermano Martín, en nombre de él mismo y de sus tres hijos, Juan, Fernando y Gregorio. Pero el conflicto había surgido cuando los Gabaldón decidieron dar el paso a entrar en las suertes de oficios del años 1707, al igual que los Haro, por la representación del estado noble. La elección de oficios en La Alberca se hizo ese año para el mes de febrero. El alcalde cesante Juan Peñaranda Tébar, junto al pechero Alonso Orozco, muestra el control de esta familia sobre la vida de la villa. Los Peñaranda ya los encontramos en La Alberca desde comienzos del Quinientos, pleiteando por su hidalguía en la década de 1520 y controlando los oficios concejiles desde la década de 1580. Su poder se había afianzado por la alianza con la familia Montoya y disponían de capilla propia de enterramiento en la iglesia parroquial.

Gregorio Gabaldón y Palacios había llegado como escribano a La Alberca en 1678 desde Vara de Rey. Es un caso típico de la época del oficio de escribanos que busca el ennoblecimiento y el acceso a los oficios concejiles, aunque en su caso los apellidos acompañaban. Buscó ese reconocimiento al ser elegido alcalde de la hermandad dos años y alcalde ordinario en 1696, pero al querer entrar en suertes para alcalde ordinario por el estado noble el año 1704, el ayuntamiento se opuso y se tuvo que consolar con el cargo de alcalde de la hermandad de nuevo. Los Gabaldón presentaron carta ejecutoria de su sexto abuelo Fernando Sánchez de  Gabaldón. La llegada de Gregorio Gabaldón a La Alberca en 1678 se había producido en un contexto probablemente de crisis política, pues el ayuntamiento estaba presidido por el teniente de corregidor y no había alcaldes, lo que nos hace pensar que los Peñaranda estaban alejados en esa fecha del poder municipal, pues no nos aparecen en ninguno de los oficios. La hidalguía tal como se adquiría se olvidaba y había que recordarla si no se tenía el reconocimiento social. Los Gabaldón había participado en las guerras en los años 1608 y 1642, pero en la memoria de los hombres la participación voluntaria en hechos bélicos, amén de la necesidad era asimismo una forma de búsqueda de la hidalguía no conseguida por medios legales o interrumpida por la no posesión continuada de tres personas tal como exigían las mercedes emriqueñas.

El conflicto por el poder en La Alberca había estallado en el contexto de la guerra de Sucesión y creemos que la elección de oficios se sucedían en sesiones extraordinarias, ajenas a las elecciones anuales, que se celebraban consuetudinariamente par el día de San Miguel, en septiembre. Por una misiva de 13 de julio, inserta en el expediente, sabemos que la villa había alojado a soldados franceses "que se habían comido la cebada". El grano pertenecía seguramente a las rentas decimales, pues el alcalde ordinario Pedro de Tébar y siete de los regidores estaban excomulgados.


El 18 de febrero de 1708 la Chancillería de Granada reconocía la hidalguía de Gregorio de Gabaldón Palacios.


Ayuntamiento de 22 de mayo de 1707

Alcaldes ordinarios: don Álvaro Peñaranda y Montoya y Pedro Esteban de Tribaldos, sustituido por Pedro de Tébar en agosto

Alguacil mayor perpetuo: don Antonio Toledo y Briones

Regidores: Miguel López Frérez, Adrián López, Lucas Pérez y Alarcón, Jerónimo de la Fuente y Pablo Manuel de Campos

Fiel ejecutor: Lucas Pérez.

Ayuntamiento de 30 de enero de 1678

Don José Zapata y Carrillo, teniente de corregidor

Alcaldes ordinarios: 

Regidores: Luis Esteban de Tribaldos, Antón Martínez, Juan Esteban de Tribaldos, Juan Manuel

Alguacil mayor: Francisco Fernández Chávez


Genealogía de los Gabaldón de La Alberca

Juan de Gabaldón Peñaranda es hijo del escribano Gregorio de Gabaldón Palacios y Francisca Peñaranda

Gregorio de Gabaldón Palacios, el escribano, es hijo de Fernando de Gabaldón Palacios, natural de Vara de Rey, y María de Nieves Palacios, natural de Vara de Rey

Fernando de Gabaldón Palacios, fue hijo legítimo de Juan Alonso de Gabaldón Palacios, natural de Vara de Rey y de Inés de Avilés, natural de San Clemente, 

Juan Alonso de Gabaldón Palacios fue hijo de Fernando de Gabaldón Palacios, natural de la villa de Vara de Rey, y de Agueda Sánchez Trujillo, natural de Aledo.

Fernando de Gabaladón Palacios fue hijo de Fernán Sanchez Gabaldón y María Alonso Palacios, naturales de Vara de Rey. El primero obtuvo ejecutoria de hidalguía en 1595


Expediente a instancias del fiscal y el concejo de La Alberca de Záncara, contrapara que el vecino Gregorio de Gabaldón Palacios, natural de Vara de Rey, justifique su recibimiento al estado de hijosdalgo. ACHGR. HIDALGUÍAS, C14816-023

 

domingo, 18 de febrero de 2024

El alcaide Alonso de Montoya, un belmonteño al servicio del marqués de Villena

 

Jerónimo Montoya, antes de llegar a Monreal, un arrabal de Belmonte, había vivido durante veinte años en Castillo de Garcimuñoz; en 1540 ya llevaba cuarenta años establecido en Monreal y desde hacía un año había establecido su morada en Belmonte. Su padre Alonso de Montoya era conocido por el alcaide y el abuelo Alvar Martínez era vecino de Belmonte, donde tenía sus casas que hacia 1540 ocupaba el chantre Álvaro de Montoya. El abuelo, el bachiller Alvar Martínez estaba casado con Elvira Sánchez ; además del alcaide Alonso, el matrimonio había tenido otro hijo de nombre Gonzalo. El alcaide Alonso de Montoya había casado con Inés Álvarez del Rubio. El alcaide Alonso de Montoya había tenido varias tenencias de fortalezas, entre ellas, el alcázar de Segovia, Maderuelo y Riopal en tiempos de Enrique IV y posteriormente había participado en las guerras de Granada. Morirá hacia 1515. A fecha de hoy no hemos encontrado la relación de estos Montoya con los de Vara de Rey.

El alcaide Alonso de Montoya era declarado partidario del marqués de Villena en la guerra de Sucesión castellana, teniendo el cargo de visitador de las velas y honras que se hacían en la fortaleza de Belmonte. Incluso se decía que había descubierto una traición contra el marqués de Villena para entregar la fortaleza de Belmonte: "vio presos en la cárcel desta dicha villa dos honbres que eran velas y estaban en una torre de salas de la dicha villa e oyó dezir y fue público en ella que andando el dicho alcayde Alonso de Montoya una noche vesytando las dichas velas e rondas a cavallo por baxo que oyó que uno de los susodichos presos estavan cantando "no es hora la mi señora no es hora" e que el dicho alcayde Alonso de Montoya miró en ello e sospechando de alguna traición que oviese en la dicha villa que los avía preso y echado en la dicha cárcel y que estavan presos por ello e después supo este testigo e oyó dezir públicamente que los dichos dos honbres que heran velas y avían dicho lo que tenían dicho avían confesado en un tormento que les avían dado cómo tenían vendido la dicha villa de Belmonte a Villaescusa de Haro que hera del Maestrazgo e que avía dicho aquello de no es hora por respeto de que no viniesen e por razón de ello se hiziese justicia dellos y este testigo los vio desquartizados e hazer quartos e puestos en los caminos".

El alcaide Alonso Montoya era contemporáneo de varios personajes conocidos por nosotros, vecinos de Castillo de Garcimuñoz: el comendador Tristán Ruiz de Molina, el escribano de cuentas Andrés Jiménez y el hidalgo Andrés Alarcón.

En Belmonte era sabido que al estar sometido al fuero de Sevilla todos sus vecinos, hidalgos o no, pagaban los impuestos. El propio marqués de Villena pagaba por unas casas que tenía en Belmonte y por algunos de sus escuderos: el comendador de Estremera, Luis Manuel y Alfonso Manuel y por el maestre Juan. Pero desde la década de 1520, la situación cambió y los belmonteños dejaron de pagar impuestos; el importe de estos se sacaba de los propios de la villa. No obstante, se contaba la anécdota que el alcaide Alonso había ido hasta Escalona a protestar al marqués su derecho a no pagar impuestos, con amenaza de irse a vivir a otro lugar, y el marqués lo había liberado de la obligación de contribuir.

Así, los símbolos de hidalguía en Belmonte eran otros, como el derecho de asiento principal en la capilla mayor, "a la mano derecha de cómo se entraba en ella". Los Montoya belmonteños tenían una capilla principal en la colegiata de San Bartolomé, la de Nuestra Señora: "a la mano derecha del altar mayor, fecho de madera y quando el maestre don Juan Pacheco tornó a rehedificar la yglesia y capilla mayor fue menester derribar la capilla de los susodichos y por respeto de derribarlo les dexó lo hueco de la dicha capilla de Nuestra Señora para tres enterramientos para todos ellos y ansy estauan los dichos enterramientos que no pagauan a la yglesia derecho ninguno de corronpimientos ni enlucimientos que heran derechos de la yglesia y era capilla y enterramientos muy antigua de más de cien años y ansy parescía por los libros de la yglesia".


Testigos

Juan Díaz de Baños, canónigo de la colegiata de Belmonte, hijodalgo, 65 años

Juan Pérez de Monreal, hidalgo de Belmonte

Pedro Ruiz de Agudo, del estado de los labradores en Belmonte, 75 años

Diego Martínez, clérigo beneficiado de la Moraleja y capellán perpetuo de la iglesia del Castillo de Garcimuñoz

Pedro López de Alarcón, hidalgo de Castillo de Garcimuñoz

DOCUMENTOS PROBATORIOS QUE SE APORTAR

Homenaje de Alonso Montoya a don Diego López Pacheco, conde de Santisteban, señor del Infantadgo y mayordomo del rey nuestro señor, como alcaide de la fortaleza de Maderuelo. En Arévalo, a  28 de marzo de 1470

Homenaje de Alonso de Montoya a don Diego López Pacheco, marqués de Villena y conde de Santisteban y mayordomo del Rey,  como alcaide de la fortaleza de Riopal. En San Clemente, a 19 de enero de 1473


LOS VEINTICUATRO DE CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

"El dicho Jerónimo de Montoya vivió y moró en la dicha villa del Castillo de Garcimuñoz, fue elegido el año de noventa e uno a ser veynte quattro de la dicha villa e residió e residió en el oficio asta el año de quinientos e treze años que los dichos oficios se deshizieron, en el tienpo que fue veynte e quatro que hera el que avía dicho le vio entrar en suertes de alcalde e regidor e ser alcalde e regidor e fiel executor en los quales oficios no entravan pecheros salvo hijosdalgo como lo hera el dicho Jerónimo de Montoya e los otros que tenían los dichos oficios y quando salían elegidos los tales oficiales de veynte quatros nonbravan aquellos dos regidores de labradores pecheros que usavan de los los oficios con los tales hijosdalgos lo qual vio usar y guardar hasta que el marqués los quitó e se tomó en sí los oficios"


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-15-36,  Ejecutoria de hidalguía de 6 de diciembre de 1541



Los Montoya de San Clemente

 Hernando de Montoya era hijo de Hernando de Araque, vecino de Villalgordo del Marquesado. Los Araque eran naturales de Villalgordo del Marquesado. Allí se conofían tres generaciones: Hernando Araque que era hijo de Alonso Hernández de Araque y Juana Piñan, y nieto de otro Alonso Hernández de Araque. En Villalgordo se pagaba una contribución especial a los señores de la villa, don Luis Pacheco y su hijo don Juan. Era el llamado rediezmo:

"de quince hanegas de pan trigo y cebada y centeno de todo lo que cogían después de dezmado una hanega lo que se pagaba por la tazmía y este servicio lo pagaban los ombres llanos pecheros de la dicha villa". 

Dicho impuesto había sido establecido por la condesa de Medellín, que había quitado un pecho anterior para establecer un nuevo rediezmo de una fanega por cada once cosechadas. Este rediezmo luego sería reducido a la quinceava parte.

La relación de los Montoya con los Araque viene por el matrimonio del mencionado Hernando de Araque con Violante Montoya. La mujer había muerto en el parto de Hernando de Montoya. La genealogía de la madre es conocida, era hija de Hernando de Montoya que era vecino de Vara de Rey y como hecho notorio se recordaba que había tenido la tenencia de la fortaleza de Requena con los RRCC. El primer progenitor de la familia era también Hernando de Montoya, del que hemos hablado en ocasiones anteriores.



Testigos de la probanza de 1541

Juan de Villanueva, morador en la Puebla de los Frailes, aldea de Castillo de Garcimuñoz

Juan de Luz, hijodalgo de Villagordo

Juan Hernández Cobo, vecino de Castillo de Garcimuñoz, 80 años.

Juan de la Osa, pechero de Pinarejo, se había trasladado desde la Puebla de los Frailes, donde su padre tenía heredad

Juan de Cuenca, morador en Pinarejo, antes morador en La Puebla de los Frailes, lo que nos lleva a pensar que Pinarejo recibió en la década de 1520 y en la de 1530 vecinos de este lugar

Diego de Liébana, hijodalgo de Villalgordo

Pedro del Castillo, el paje, de 76 años, hijodalgo  natural de Castillo de Garcimuñoz. Su hermano Rodrigo del Castillo vivía en Villalgordo

ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-15-8. EJECUTORIA DE 14 DE FEBRERO DE 1541

sábado, 17 de febrero de 2024

Mateo de Valdeganga

 En el pequeño lugar de Valdeganga y en 1512, había varios hidalgos o, al menos conocemos tres de ellos que pleitearon por su hidalguía: Diego Mateo, Luis de Herriega y Pedro Bascuñana. Valdeganga era un lugar de apenas treinta vecinos. Años después se nos dirá que en dicho lugar había "muchos hidalgos y muy buenos", citándose expresamente a los Soria y a los Villanueva. El apellido Mateo, en Cuenca es una derivación de Mateos. El linaje procedía de Valdeganga, donde vivían Bartolomé y Francisco Mateo, aunque Pedro Mateos, el padre, se había casado en Villanueva de los Escuderos para volverse a vivir a Valdeganga. El abuelo era Mateos Fernández.

El bisabuelo era también de nombre Mateo Fernández, aunque tenía un hermano conocido por Fernán Sánchez. . El abuelo Mateos Fernández estaba casado con Teresa Hernández. el matrimonio nacieron Pedro y Diego y otros tres hermanos de los que desconocemos el nombre. El abuelo Mateos Hernández se había destacado por su participación en la batalla de Toro, a favor de la causa isabelina. El hijo Pedro Mateos casaría con Juana Vélez.

Curiosamente, en Valdeganga, la diferencia entre hidalgos y pecheros no venía solamente por la exención o no en el pago de tributos, sino porque había dos hornos diferenciados en el pueblo: uno para pecheros y otro para hidalgos. Era el pan cocido el que marcaba la diferencia de estado. Pero, el pequeño lugar y su escaso término no daba para mucho y desde mediados del siglo XVI los hidalgos acabaron abandonando el pueblo en busca de alianzas matrimoniales, aprovechando su sangre, para mejorar su condición social o simplemente huir de la pobreza. Valdeganga, Tórtola, la Parra o Villar del Saz eran conocidos como pueblos con muchos hidalgos y pocas tierras para mantenerlos.

Ejecutoria de 13 de octubre de 1529


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-7-15

Conocemos la evolución de la familia en el siglo XVI. Bartolomé Mateo, que había obtenido ejecutoria de hidalguía en 1529,  había casado con Teresa Montón en Valdeganga. Del matrimonio había nacido Pedro Mateo, que se había trasladado a vivir a Tórtola, donde había casado con Francisca de Utanda. De este último matrimonio había nacido Bartolomé Mateo. Este último se había ido a vivir a Santa María del Campo Rus, en una decisión que no debió gustar a la familia: "la madre del susodicho e sus deudos tenían pena porque entendían que se auía de perder". Bartolomé era el hermano pequeño y no nos cabe duda que su marcha hacia la Mancha era consecuencia de la necesidad de labrarse una hacienda y un futuro. En Santa María del Campo se le conocía como un hombre pobre, que vivía a jornal. Creemos que sería su sangre nobiliaria la que sería la atracción para el casamiento con Elvira la Blanca y para sacarlo de su estado de necesidad. Sus dos hermanos mayores, el primero de ellos, Domingo, se había marchado a casar a Abía de la Obispalía, mientras que el otro, Diego se quedaba con la hacienda familiar en Tórtola.


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-100-35, Ejecutoria de 28 de agosto de 1609

Hay otra línea familiar del linaje Mateo, que creemos independiente de la aquí expuesta, que tenía su asiento en los pueblos de Noheda, Fuentesclaras y Tondos y que con Diego Mateo ganará ejecutoria de hidalguía en 1629 en Villar de Domingo García, donde tomará vecindad el mencionado Diego. Era hijo de Gil Mateo y Catalina Martínez, vecinos de Tondos, aunque Gil había nacido en Fuentesclaras, donde los Mateo tenían fama de hidalgos y de donde era el abuelo Hernando Mateo, casado con Catalina Montón. Era en Fuentesclaras, el pueblo de donde decían proceder estos Mateo, que no iban más allá de la generación del abuelo Hernando y otro hermano de este, llamado Gaspar.

ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-106-20

Por último, hay otra línea de Mateo/Mateos asentada en Castillo de Garcimuñoz, procedente de la ciudad jiennese de Baeza y que ya tratamos en su momento

Pedro Mateos, hidalgo de Castillo de Garcimuñoz

 Pedro Mateos era vecino de Castillo de Garcimuñoz en 1520. Obtendría ejecutoria de hidalguía en octubre de 1520, en un momento álgido de las Comunidades. Era hijo de Mari Rodríguez y Diego Mateos, un vecino de Baeza, en la colación de Santa Cruz, y que su abuela era vecina de Beas de Segura. Del abuelo se había oído decir que era un hidalgo de Santisteban del Puerto. El abuelo era Pedro Mateos y la abuela, Mari Sánchez. El entorno familiar de los Mateos estaba en tierras de Jaén. De hecho, el padre Diego Mateos, de su lugar de nacimiento, Beas, se había ido a vivir a Baeza y luego a Andújar.

Era difícil saber quiénes eran hidalgos o no en Beas, pues era villa franca, aunque desde finales de siglo XV se había comenzado a diferenciar los hidalgos de los pecheros en los repartimientos de impuestos. El caso es que hemos de creer que Diego Mateos, el padre de Pedro, había caído en la indigencia y a su viuda se le habían cobrado impuestos para la guerra contra los moros de Granada, aunque después en 1508, con motivo del cobro de la moneda forera se había negado, como mujer de hijodalgo, a pagar y se le había dado la razón. El padre Diego se había significado en la guerra de Granada y la toma del castillo de Cambil, donde malherido había muerto. En la toma de Cambil en 1485 había intervenido el propio Fernando el Católico. Sería determinante para el reconocimiento de la hidalguía de los Mateos, la decisión de Diego de preferir morir junto a su rey en Cambil, que retirarse a Baeza para curar sus heridas. Diego había legado algo más para la familia: había conseguido de un juez comisario una sentencia de 17 de abril de 1478 por la que se le declaraba hidalgo y no debía pagar la contribución llamada de las doce monedas impuesta en la ciudad de Andújar para la guerra de Granada.

No sabemos la razón del asentamiento de Pedro Mateos en Castillo de Garcimuñoz

La Chancillería de Granada sentenciaría a favor la hidalguía de Pedro Mateos el 21 de noviembre de 1519. La ejecutoria sería de 23 de octubre de 1520

ACHGR, HIDALGUÍAS, sig, ant. 301-4-9

domingo, 11 de febrero de 2024

Los Ortega y Santa María del Campo Rus

 Los Ortega se habían enseñoreado de Santa María del Campo Rus en 1626. El pueblo había sido comprado en 1608 por los Ruiz de Alarcón, señores de Valera de Arriba, tras el espejismo de un periodo de realengo, pero al ausencia de los nuevos señores del pueblo, dejaba las riendas del poder en los Ortega. De las viejas familias, que, en su día, vimos implicadas en los sucesos de 1582, los grandes beneficiarios habían sido los Ortega, que, ahora, sentaban su poder en su presencia regional y su hacienda en torno al núcleo familiar de Villar de Cantos. En Santa María del Campo copaban los puestos de gobierno del pueblo. Pedro Ortega Montoya era alcalde mayor o gobernador del pueblo en nombre de los Ruiz de Alarcón. Su hijo Pedro Ortega Montoya era alcalde ordinario por los hijosdalgo, cargo que compartía con el otro alcalde Francisco González Patiño, que, a pesar de los apellidos, era hermano del gobernador y ejercía de alcalde ordinario por los pecheros. A la familia Ortega se sumaba un hermano del gobernador, Rodrigo de Ortega, y el tío de ambos, Andrés Ortega. Los Ortega fundaban su poder en Santa María del Campo en la posesión de ganados y era el mal uso de sus ganados lo que se criticaba, pues había esquilmado las encinas de la dehesa del pueblo. Entender  a los Ortega de Santa María del Campo es fundamental para comprender su poder regional, dada su vinculación familiar con los Ortega de San Clemente.

Era tal su poder, que incluso las desavenencias surgían dentro de la familia; así el alcalde ordinario Pedro Ortega Montoya era denunciado por su propio tío Rodrigo por apropiarse de los pastos de la dehesa y tener allí sus ganados pastando durante cuatro meses. Las diferencias habían llegado hasta tal punto que, en una riña por el derecho de pasto de los respectivos ganados, Pedro había estado a punto de matar a su hermano Rodrigo. Pero las ambiciones ganaderas de los Ortega, cuyas manadas se comían también las viñas, chocaban con los intereses de los santamarieños que habían conseguido facultad real para permitir "entresacar el monte", prohibiendo la entrada de ganados. Lógicamente, un monte en el que se abrían calveros, era más propicio al pasto de ganados. El uso colectivo de la dehesa debía ir a garantizar con sus réditos a los censos cargados sobre los propios del concejo y el caudal del pósito. La dehesa, conocida por los vecinos como la Vieja,  era complementada por la llamada dehesa Nueva, propiedad del señor de la villa y que había sido comprada en arrendamiento por los vecinos a Fernando Ruiz de Alarcón, al que pagaban mil reales anuales. La dehesa nueva era para uso de los abastecedores de carnes de la villa. Ni qué decir tiene que la villa encontraba dificultades para encontrar abastecedores de carnes, pues los Ortega pretendía en el monopolio de las carnicerías y su abasto.

Los Ortega, con sus ganados, tenían el monopolio de las carnicerías del pueblo, pero a pesar de dominar las alcaldía y la gobernación de la villa, tenían enfrente al concejo santamarieño que se atrevió a embargar a Andrés Ortega setecientas ovejas. Viejas familias dominaban todavía el concejo, como Alonso García Rubio, alguacil mayor, y las decisiones del pueblo se tomaban, en los asuntos importantes en concejos abiertos, donde hemos de suponer que aún primaba la voz de las familias tradicionales. Después de doscientos años, Santa María del Campo, una villa que iba de señor en señor, demostraba ese carácter irredento que ya hemos visto en el pasado frente a los intentos de dominio señorial. NO obstante, en Santa María del Campo se estaban estableciendo nuevas familias foráneas como los Piñán o Diego Suárez de Figueroa, en este último caso, se trataba de un hidalgo llegado desde Villaescusa de Haro. Estos recién llegados estaban copando los cargos concejiles de Santa María del Campo, compitiendo con los Ortega, denunciando el monopolio que, de los oficios concejiles, tenían los Ortega: tres de los seis oficios. Enfrente de los Ortega, y sus ganados, se situaba, además de los recién llegados, familias tradicionales. Una de ellas, eran los Rosillo, que de la mano de Cristóbal Rosillo trataban de limitar los excesos de los Ortega, a los que acusaban de imponer el terror en los campos, y a los que trataban de limitar el pasto de sus ganados a una zona llamada la cabeza. Pero los Ortega rechazaban estos intentos así como otros de arrendar las dehesas del pueblo a ganaderos foráneos de La Almarcha, a los que despectivamente llamaban los sin camisa o a los propios santamarieños como Pedro Mendiola.

El control del poder concejil en Santa María del Campo era objetivo último para los ganados de los Ortega (todos declaraban tener manadas de ovejas, una, dos o tres manadas de cuatrocientas ovejas), que chocaba con las viejas familias, las reiterativos hidalgos que llegaban por matrimonio a copar nuevas vecindades o de santamarieños que intentaban descollar como Agustín Suárez Párraga

ACHGR, PLEITOS CIVILES, C- 9669, 9

sábado, 3 de febrero de 2024

El señorío de Valera de Arriba

 SANTA MARÍA DEL CAMPO RUS, VALERA DE ARRIBA Y EL SEÑOR DE ALARCÓN

Tras el título de esta entrada se esconde la vinculación de este ilustre personaje conquense con ambas villas. O al menos de sus descendientes. Santa María del Campo Rus anduvo entre señores y deseos de ser villa de realengo, sueño que disfrutó por un período corto de tiempo, desde 1579 a 1608. La libertad comprada por los santamarieños en 1579, por 16000 ducados, se convirtió en pesadilla por no poder pagarlos. Los beneficiarios serían los sucesores del señor de Alarcón, viejo héroe de las guerras de Italia, cuyos herederos intentaron crear dominios propios en tierra de Huete, y en torno a Palomares de Campo, pero que en el devenir de los tiempos forjarían su señorío (con ayuda inestimable del marqués de Villena y duque de Escalona) en torno a Valera de Suso, la actual Valeria, y luego Santa María del Campo Rus. 15000 ducados daría el de Villena a Diego Ruiz de Alarcón para pagar en 1570 la villa de Valera de Suso, que había adquirido su padre Fernando; con el tiempo los viejos dominios del fundador y su prestamera de Palomares serían olvidados y, en una historia de permutas, los Ruiz de Alarcón serían señores de Santa María del Campo. Para diferenciarse de tan dilatada familia, estos Ruiz de Alarcón sería llamados los Fernandos, por el padre de Diego y por el primer señor de Alarcón.

El primer progenitor de la casa sería el llamado señor de Alarcón, descendiente de los Ruiz de Alarcón de Valverde (vid. árbol inferior). Era hijo de Diego Ruiz de Alarcón, vecino de Palomares, y doña Isabel de Llanes y Santoyo. El señor de Alarcón, marqués del Valle y héroe de las guerras de Italia, antes de morir en 1640 dividió su patrimonio: La herencia de Italia para su hija Isabel y la herencia de España caería en su hijo (y de Juana de Nápoles), el comendador de San Juan, Fernando de Alarcón, nacido en 1510, que fue bailío de Lora, de la orden de San Juan y en quien recaería los heredamientos y las casas de Palomares, Moncalvillo y el lugar de la Torre. La herencia pasaría a su hijo segundo Diego, que por trueques haría del señorío de Valera la casa familiar. El señorío de Valera había sido adquirido por el padre y otorgado en vida a su hijo en 1560.
Pero la historia de la familia y sus raigambres quedarían testimoniados en los patronatos que conservaban en varias poblaciones de la provincia de Cuenca:
  • Capilla de la parroquial de Palomares de Campo, a la mano derecha del altar mayor, donde está enterrado Francisco de Alarcón, obispo de Córdoba y señor de esta villa.
  • La capilla mayor de Nuestra Señora de la Sey en Valeria, primera catedral de Cuenca, donde está enterrado el bailío de Lora y primer señor de Valera de Suso y donde se han enterrado el resto de señores de la Casa.
  • Capilla en la misma catedral de Cuenca, en la parte del Evangelio, entierro del maestrescuela Sebastián de Covarrubias, hermano de la mujer del segundo señor de Valera de Suso
  • El Capítulo del convento de Santo Domingo de Huete, fundación de Isabel, hermana del Señor de Alarcón, en virtud de bula plomada recibida en 1527 del papa Clemente VII, estando bajo la guarda del señor de Alarcón en el castillo de Santángelo con motivo del Saco de Roma. Reedificada después por el obispo de Córdoba.
  • La capilla mayor del convento de la Santísima Trinidad de Santa María del Campo Rus, reedificada por el obispo de Córdoba.
Escudo de los Alarcones o Fernandos: Las armas de Ceballos y Alarcón, trayendo por orla cinco bandera y dieciocho piezas de artillería que el marqués Alarcón ganó a los franceses el año 1524






Informe o Memorial del origen, calidad, y sucession de la Casa de los Señores de Valera, Santa Maria del Campo, Pobeda, La Torre y Passerilla, su apellido, Ruiz de Alarcon, cuyo es el Mayorazgo de Niño y Zuñiga de Maçarambroz en Toledo... / escribele Don Alonso de Alarcón..

Copia digital : realizada por la Biblioteca de Andalucía
Sign.: [ ]2, B-O2, P1
Esc. xil. en D2 v.

Biblioteca Pública del Estado - Biblioteca Provincial de Córdoba — Signatura: 29-144 — Nº de registro: 1000101 — Código de barras: 1111110001517





viernes, 2 de febrero de 2024

LAS DISPUTAS FAMILIARES DE LOS CALATAYUD Y EL PROVENCIO DE 1629

 Conocer a los Calatayud, señores de El Provencio, pasa por Valencia y el conflicto que, por disputas patrimoniales, llevaron con Ximén Pérez de Calatayud (Bouza Noguera Belvis Toledo), señor del Real, el año 1629, co el entonces señor de El Provencio (y de Villamonte) don Antonio de Calatayud. Ximén y Antonio eran hermanos y ahora se disputaban la herencia paterna. Ximén era vecino de Valencia, en el Reino de Aragón se decía todavía entonces. El asunto se llevó a la corte y chancillería granadina, pero el pleito mostró cuán diferentes eran los intereses de los hermanos. Ambos presentaron sus probanzas, pero si don Antonio lo hizo con testigos de El Provencio y San Clemente, su hermano Ximén presentó unos capítulos en "lengua valenciana".

Don Antonio de Calatayud, señor de El Provencio y de Villamonte, era hijo de don Luis de Calatayud, que había dividido la herencia familiar entre sus dos hijos, frutos de su segundo y tercer matrimonio. Herencia que era el legado del matrimonio del abuelo Antonio de Calatayud y Ladrón de Bobadilla con María Bouza Noguera (o Zanoguera), señor de Catarroja. Este don Antonio había heredado El Provencio de una forma un tanto rocambolesca, pues el sucesor que era el primogénito Luis murió en una cacería por un escopetazo de su criado. La familia, seguramente, supo disfrazar románticamente este hecho luctuoso, dejando para las futuras crónicas que el criado había matado a su señor confundiéndolo con un lobo y que este malherido en acto compasivo había dado al criado su caballo y sus dineros ante la previsible venganza familiar. Así el señorío de El Provencio quedó en manos de Antonio que abrió con su matrimonio los intereses familiares a Valencia y legó futuras disputas que estallaron con sus nietos Ximén y Antonio.

El Provencio a la altura de 1629 tenía setecientos vecinos, es decir, en torno a dos mil quinientos o tres mil vecinos y le rentaba a su señor cuatro mil libras (cada libra, moneda valenciana, equivalía a 8 reales de plata castellanos). Pero los Calatayud con sus alianzas familiares habían extendido sus intereses patrimoniales a Portugal y a Valencia, donde ahora se jugaba una parte sustanciosa de su hacienda.

En El Provencio los Calatayud tenían dos molinos en el río Záncara. Uno de ellos, junto a la villa, con seis muelas, que explotaba en arrendamiento, de tal manera que Antonio de Calatayud se llevaba cuatro quintas partes de la moltura o maquila por una el molinero, procurándole una renta de trescientas fanegas al año, el doble si el río lleva agua en el verano. El otro molino, explotado en condiciones similares, a un cuarto de legua de la villa y con dos muelas, le rentaba doscientas fanegas cifra que se elevaba a trescientas si el Záncara llevaba agua en el verano. Se hablaba de un tercer molino, pero ya en desuso. El precio de la fanega de trigo estaba en dieciocho reales y la harina en veintidós. Su padre Luis Calatayud había comprado tierras a Alonso Blázquez, en las que había plantado viñas, de las que recogía seiscientas cargas de uva; su valor, nueve reales y medio la carga. Unas casas al lado de la plaza, enfrente de la puerta de la iglesia, valorada en mil ducados y que eran de su tía Antonia de Calatayud. Las casas familiares de los Calatayud, que no se valoran, pero pasan por ser de las más principales y calificadas de Castilla.

En Catarroja, Antonio de Calatayud había heredado la hacienda de Francisco de Blanes, que rentaba entre cuatrocientas y quinientas libras anuales. El usufructo de la dote de Ines de Portugal y Torres, que fue su mujer, y en su lugar tiene mil ducados de renta que le da su suegro, el conde del Villar.  En El Provencio poseía de la herencia de su abuela María Zagonera molinos y tierras, por valor de 16000 libras, y asimismo en Catarroja había heredado unas casas en el Triquete de Caballeros, a la una parte, y a la otra a la calle San Esteban, que se arrienda en cien libras anuales y su valor es cuatro mil libras, unas botigas, que se arriendan en siete libras mensuales, y un olivar, huerto y garoferales, valorados en dos mil ducados. Alhajas familiares en la villa de Madrid por valor de dos mil ducados y otros dos mil en dineros.

Pero la hacienda de los Calatayud en El Provencio soportaba mal los tiempos. En 1628, se reconocía que la corriente del Záncara se había desviado y llegaba menos agua para moler y, sobre todo, que los vecinos de Villarrobledo habían dejado de ir a moler a los molinos del río, pues contaban desde hacía poco con molinos de viento. No obstante, el río Záncara albergaba ocho molinos que el labrador Alonso Blázquez enumeraba río arriba: aguas abajo de El Provencio, a un cuarto de legua estaba el molino de dos ruedas de los Calatayud (el llamado de Enmedio), que poseían otro molino de tres ruedas junto a El Provencio. Siguiendo el curso del Záncara hacia arriba, a un cuarto de legua se situaba el molino de Alonso López de Porras; otro de cuarto de legua más arriba, el molino de Santiago de la Torre, tres cuartos de legua más arriba, otro molino del concejo de Las Pedroñeras; otro cuarto de legua más arriba el molino del Castillo, propiedad de los señores de Santiago de la Torre; otra media de leguas más arriba el llamado molino de las Monjas, propiedad de los Montoya, vecinos de Las Pedroñeras, y, por último, más arriba el molino del Moral, propiedad de Alonso de Montoya, vecino de Las Pedroñeras. De tal forma que, en un trayecto de dos leguas y media, el Záncara y su escasa corriente alimentaba ocho molinos.

El Provencio en 1629 seguía apostando por los viñedos. Si en otros lugares hemos hablado de los primeros síntomas de crisis en las viñas hacia 1580, don Luis Calatayud compraba tierras a sus vecinos para plantar doce mil sarmientos en 1597, de las nuevas cepas obtenía trescientos capachos de uva, cada uno procuraba una arroba de vino, aunque se reconocía que algunos años no eran suaves y la vendimia era mala; cada arroba a cuatro reales. Pero los Calatayud no incluían estas viñas en su mayorazgo, libres para un mercado de compra y venta. Don Luis Calatayud arriesgaba en los negocios y, en ocasiones, le faltaba liquidez, como cuando los Fúcares alemanes le exigieron que les pagara una deuda de cuatro mil reales. Entonces don Luis tuvo que pedir el dinero a un labrador rico, Alonso López de Porras, que se quedó con una casa familiar en la plaza de la iglesia. La casa era una muestra de la renqueante situación por la que pasaban los Calatayud, pues el comprador la tuvo que reparar hasta conseguir aumentar su valor a seiscientos ducados, unos seis mil seiscientos reales. En el testamento de Luis de Calatayud pesaban mucho las deudas. Los Calatayud se estaban quedando rezagados frente a los cambios. Los testigos recordaban ver los primeros molinos de viento hacía veinticinco años a dos leguas, en la villa de Villarrobledo. Ahora en 1629, contaban entre dieciocho y veinte los molinos existentes en la villa vecina, e incluso en El Provencio habían hecho aparición dos de estos ingenios. En boca de los contemporáneos, además de sorprender a escritores como Miguel de Cervantes, se consideraba que los nuevos molinos de viento estaban provocando la ruina de los molinos de agua, presos de un clima de extremos: a las grandes avenidas del poco caudaloso Záncara, que provocaba la necesaria reparación de los molinos con el desarenado del caz y socaz, seguían años de estío y falta de agua, desde San Juan hasta mediados de noviembre.

ACHGR. PLEITOS, 9713-22