El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

sábado, 28 de abril de 2018

La diáspora de los Buedo, procedentes de Valera de Yuso

Cuartel con las armas de los Buedo, en la casa de los Tello Meneses o Sandoval de Pozo Amargo

El pleito de Martín de Buedo contra el concejo de la Parrilla por su hidalguía comenzó el 10 de mayo de 1535. Su padre García de Buedo y su abuelo Fernando de Buedo habían vivido en Valera de Yuso. Martín de Buedo había salido de casa de sus padres en Valera de Yuso con veinte años para casarse en La Parrilla. Sería el año 1495. 

Los padres de Martín eran el mencionado García de Buedo y Catalina de doña María y los abuelos paternos Hernando de Buedo y Ana Ruiz de Alarcón. De familia hidalga, el padre, García de Buedo, había participado en la batalla de Toro, el uno de marzo de 1476. Aunque los testigos disentían sobre si a caballo o a pie, pues uno de ellos aseguraba que había ido a pie, acompañando a un hidalgo de la villa de Valera de Yuso, llamado Martín Chacón. Aunque no negaba la condición hidalga de los Buedo. Posiblemente la participación en la batalla de Toro, vino acompañada del reconocimiento social, pues se decía que García de Buedo había vuelto a su villa natal con una carta de serviçio
que abía abido llamamiento de los omes fijosdalgo para que fuesen a la guerra de Toro en tienpo de los señores Rreyes Católicos de gloriosa memoria, nuestro padre e ahuelo que santa gloria ayan, avía ydo llamado e aperçebido el dicho Garçía de Buedo padre del que litigava para la dicha guerra y avía visto e se acordava que avía enbiado a la dicha guerra de Toro a Garçia de Buedo su hijo hermano del que litigava que hera hermano mayor con sus armas e cavallo por mandado del dicho su padre
García de Buedo había tenido tres hijos: García de Buedo, Hernando y Martín, que litigaba por su hidalguía en 1535, además de otro hijo menor llamado Juan. El segundo de los hermanos había permanecido en Valera de Yuso, donde Hernando había sido durante diez años alcalde de la hermandad por los hijosdalgo y gozaba del asiento familiar en la iglesia parroquial.
y en asentarse en la yglesia della en un escaño que suele estar en el coro cabo altar de la dicha yglesia
Mencionábamos la batalla de Toro como posible hecho que diera carta de naturaleza de hidalguía a los Buedo, pero no se debe olvidar que el abuelo Hernando de Buedo estaba casado con una Ruiz de Alarcón, de nombre Ana. Además no conviene olvidar que el cuerpo de Hernando y su mujer, una vez fallecidos, fueron enterrados en Alarcón. De Hernando nos decía un testigo
que avía sydo padre del dicho Garçía de Buedo y ahuelo del que litigava e avía sydo el más señalada y antiguo hidalgo e más conosçido de solar que todos quantos en el dicho tienpo bibían en la dicha villa (de Valera de Yuso) y estava enterrado en la dicha villa de Alarcón 

Que los Buedo eran tratados como hidalgos en Valera de Yuso era conocido por todos. Un testigo alegaba como testimonio una venta de tierras. García de Buedo, padre de Martín, había comprado de Gonzalo Martínez, vecino de Cuenca, unas tierras en la villa. El concejo se había opuesto a dicha venta, alegando que, al ser la venta de pechero a hidalgo, las tierras dejarían de pechar los impuestos reales y concejiles. La solución fue la aceptación de la venta condicionada a que García de Buedo cediera una parte de las tierras al concejo de Valera.

Martín de Buedo vería reconocida su hidalguía por sentencia de trece de noviembre de 1536 de la Chancillería de Granada. La carta ejecutoria se expediría el tres de mayo de 1537. Unos pocos años después moriría, dejando, a decir de los que le conocieron mucha hazienda, y bienes. De su matrimonio con Catalina Sánchez dejaba ocho hijos e hijas. A pesar de que Martín se estableció en la Parrilla, señorío de los marqueses de Cañete, no hubo relación de dependencia ni vasallaje de los Buedo hacia esta familia.

Desde el solar de Valera de Yuso, la familia de los Buedo se habían extendido por diferentes pueblos de Cuenca. De los tres hijos de García de Buedo, el participante en la batalla de Toro, solo el segundón de nombre Hernando había permanecido en Valera. El mayor García de Buedo se había establecido en Valdemorillo. Allí tuvo por hijos a Pedro, García, Francisco y Paricio. Aunque la rama de los Buedo que haría fortuna era la procedente de Martín de Buedo el hijo menor. Sus descendientes se establecieron en Barchín del Hoyo y en Vara de Rey. A día de hoy, se nos escapa, la salida de sus hijos de la Parrilla; pero sabemos que un nieto de Martín, Pedro de Buedo, establecido en Barchín, pleiteó con el concejo de esa villa para reconocer sus derechos hidalgos y que hacia 1530 un primo hermano de Martín, del mismo nombre, ya estaba establecido en Barchín. En el fondo había un conflicto con otras familias como Piqueras o Cabroneros por el control de los pastos. Los conflictos de su hijo García de Buedo Gomendio con los agricultores de Barchín ya los hemos estudiado en otro lugar. Hombre poderoso de la villa de Barchín hacia 1600 no lograría consolidar su poder en la villa. Desde Barchín, los Buedo emigrarían hasta Argamasilla de Alba.

La rama de los Buedo de mayor porvenir se establecería en Vara de Rey. Los Buedo ya estaban establecidos en Vara de Rey hacia 1520. En Vara de Rey, acabarían estableciendo su hacienda y casa solar. Concretamente, en la aldea de Pozo Amargo. Allí, de rivales, pasaría a estar emparentados con los Montoya. En el cambio de centuria de 1600, los Buedo intentarán dar el salto a la lucha por el poder en la villa de San Clemente, intentando controlar la tesorería de rentas reales del Marquesado de Villena. El fracaso, que hemos estudiado ampliamente, fue clamoroso. Sus rivales, los Ortega y Astudillo, acabaron con sus ambiciones. Gran parte de la hacienda de los Buedo en Vara de Rey acabó en manos de Rodrigo de Ortega; la tesorería de rentas reales, en poder de Francisco de Astudillo.

¿Cuándo se establecieron los Buedo en Vara de Rey? Los testimonios nos indican que el primero que se asentó en Vara de Rey fue García de Buedo, hijo de Martín de Buedo Y Catalina Sánchez, que había abandonado el hogar familiar de sus padres en la Parrilla para casarse  a la aldea de Pozo Amargo, en Vara de Rey, hacia 1520 con una hija de Diego Montoya, llamada Catalina Montoya. El matrimonio se estableció en esta aldea de Pozo Amargo
cómo se iba a casar desde la dicha villa de la Parrilla a la villa de Vala de Rrey con hija de Diego de Montoya veçino de la dicha villa y del Poço Amargo
Las declaraciones de testigos nos llevan a confirmar las tesis de JOSÉ GONZÁLEZ SANDOVAL BUEDO, quien afirma que la población de Pozo Amargo fue fundación hacia finales del siglo XV por Diego de Montoya, procedente de Minaya, que establece su residencia familiar, junto a su mujer Catalina Alonso de Palacios, en las inmediaciones del llamado Pozo de la Cabezuela, lugar de referencia para establecer la frontera del amojonamiento entre las tierras de Alarcón y la villa de San Clemente en 1445 (1). Fernando de Barchín, natural de Vara de Rey, se acordaba como García de Buedo había llegado hacia 1520 a Pozo Amargo, estableciéndose con su mujer Catalina, en una casa que su suegro Diego de Montoya tenía en este lugar. Es esa casa vivió hasta su muerte, cerca del año 1560, como persona prinçipal con muy buena labrança y criançada. De García Buedo, tenemos su descripción física
hera un onbre rreçio y de buen cuerpo, moreno de rrostro
 La ejecutoria de hidalguía ganada por Martín de Buedo en 1537, pasó a su hijo García de Buedo. En 1573, dicha ejecutoria obraba en poder de Diego de Buedo, vecino de Vara de Rey e hijo de García, que tenía otros tres hermanos Martín y García, también vecinos de Vara de Rey, y Pedro que marchó a Barchín del Hoyo, para casarse allí.

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(1)GARCÍA SANDOVAL BUEDO, José: Pozo Amargo, aproximación histórica. 1997. Edición del autor.  pp. 69 y ss.

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA, HIDALGUÍAS. Ejecutoria de hidalguía de Martín de Buedo, vecino de la Parrilla. 1537. Signatura antigua: 301-12-8

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA, HIDALGUÍAS. Ejecutoria de hidalguía de Pedro de Buedo, vecino de la Barchín del Hoyo. 1577. Signatura antigua: 301-62-16

jueves, 26 de abril de 2018

Las disputas entre El Peral y Villanueva de la Jara al finalizar la guerra del Marquesado

La exención de las villas al acabar la guerra del Marquesado fue una oportunidad para las nuevas villas. Al menos para aquellas que tenían un gran espacio disponible para la roturación de nuevas tierras y el aprovechamiento de pastos o montes. Tal era el caso de Villanueva de la Jara; otras, como Motilla de Palancar, que redujo a una relación de señorío a la vecina Gabaldón, buscaron ese espacio a costa de sus vecinos. Pero El Peral era un caso único, su término era escaso y además fronterizo con las dos mencionadas. Pasado el primer momento de euforia, la pequeña villa de El Peral comprendió cuanto se beneficiaba de los usos comunales de la Tierra de Alarcón y cuanto tenía que perder con los nuevos amojonamientos, que delimitaban los términos de las villa de realengo. Ya en un memorial de 1483, Juan Velázquez de Bonilla se quejaba de la grand angostura de una villa que no podía pasar sin los términos de sus vecinos y de la arrogancia de los jareños y motillanos, que presumen con violençia e tratan de perturbar e quebrantar a la dicha villa del Peral. El procurador peraleño había recibido poder del concejo de la villa que, por aquel entonces, se reunía en el cementerio de Santa María, anejo a la iglesia parroquial.

La limitación de términos de las villas recién eximidas de sojuzgamiento de los Pacheco fue fijada por el comisario real licenciado Francisco González de Molina en 1481. Pero el Peral no aceptó sus decisiones, negándose a aceptar el cerramiento de términos de Motilla y Villanueva de la Jara y recurrió ante el Consejo Real. De hecho, El Peral alegaba que no había sido citado en la fijación de términos por el licenciado Francisco González Molina; es más plausible creer que los peraleños nunca tuvieron intención de asistir a unos amojonamientos que sabían les dejaban cercados entre Motilla y Villanueva y reducidos sus términos  a grand angostura. El Peral se aferró al uso inmemorial de mancomunidad de términos con Villanueva y Motilla, consiguiéndolo en el primer caso. El conflicto dio lugar a un largo pleito ante el Consejo Real, enredado en un enfrentamiento que adquirió momentos trágicos de gran violencia.

El Peral necesitaba imperiosamente los pastos y pinares jareños para sus ganados. Muestra de la importancia de sus ganados son las ochocientas cabezas embargadas a dos ganaderos peraleños, Alfonso Navarro y Juan de Sancho, al final de la guerra del Marquesado (1). En un principio, los jareños tomaron prendas a los pastores peraleños que entraban en sus términos, luego pasaron a poner cercas en sus términos para impedir la entrada de los ganados vecinos. Los peraleños fueron hasta un Consejo Real itinerante por las localidades de Santo Domingo de la Calzada o Agreda, hasta obtener una sentencia favorable dada en Vitoria el 17 de octubre de 1483, que ordenaba dejar las cosas tal como estaban al comenzar el pleito, es decir, la situación previa a las diligencias y sentencias del licenciado Francisco González de Molina: guardar el uso inmemorial del aprovechamiento comunal de los bienes. Para hacer cumplir el auto fue encargado Ruy Fernández de Córdoba, alcalde mayor de Chinchilla, que se aprestó a hacer cumplir la carta real con la que fue requerido por el procurador de El Peral, Juan de Motilla. El alcalde mayor no daría su mandamiento hasta finales de diciembre de 1484 para hacer cumplir la carta real. El dos de enero de 1485, el procurador de El Peral, se presenta ante el concejo de Villanueva pidiendo el cumplimiento de la carta del Consejo Real. Los jareños obedecieron la carta real, pero se trataba de un acatamiento puramente formal. Pues el diez de febrero era el concejo entero de El Peral el que se quejaba ante el Consejo Real de las fuerzas cometidas por jareños armados con ballestas contra los peraleños que habían osado entrar en los términos de Villanueva.

El conflicto tenía su motivación jurídica en la ambigüedad de la sentencia dada en 31 de marzo de 1481 por el licenciado Francisco González de Molina a la hora de fijar los términos entre El Peral y Villanueva de la Jara
dixo que dava e dio a la dicha villa de Villanueva de la Xara e adjudicó por término propio suyo çerrado e guardado desde el primero mojón que se echó donde parte término la dicha villa de Villanueva con la villa del Peral que solía partir desde allí por los otros lymites e mojones declarados e deslindados en el apeamiento de términos que se hizo para la dicha villa de Villanueva hasta dar en el postrimero mojón donde el dicho término se çierra con la dicha villa del Peral fuese suyo quedando a la dicha Villanueva todo el término suso deslyndado a la mitad de la legua que hera entre la dicha Villanueva e la villa del Peral (2)
 Para los vecinos del Peral, el licenciado Molina había dejado por amojonar una legua entre los términos de ambas villas, para que lo partiésemos por medio nos el dicho conçejo del Peral e la dicha villa de Villanueva. Denunciaban los peraleños cómo los jareños habían levantado mojones de cal y canto entre ambos pueblos, tomando y ocupando gran parte del término más allá de la media legua reconocida por la sentencia. Es decir, los jareños habían colocado su mojones a las puertas mismas de El Peral.

Memorial de El Peral ante el Consejo Real. 1483
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 949, PIEZA 13. Pleito entre El Peral y Villanueva por términos. 


Sería el año 1484, cuando las disputas entre los jareños y los peraleños se desataron de forma violenta y entre
las dichas villas ovo grandes dyferençias e questiones sobre los térmynos que cada una de la dichas villas dezían pertenesçerles sobre lo qual pelearon de una parte a otra e ovo muchos feridos e muertos entre los quales dis que fue muerto juan lopes de berdejo vesino de la villa del parral (quiere decir El Peral), el qual murió en pelea peleada (3)

Aparte de Juan López Berdejo, hubo otros muertos, cuyos nombres desconocemos. La violencia de los enfrentamientos, sin embargo, no fue castigada por la justicia del Marquesado de Villena, optando la Corona por otorgar un perdón general y evitar avivar los enfrentamientos. No hemos de olvidar que apenas hacía cuatro años que la guerra del Marquesado había terminado. Pero pasados tres años, los parientes de Juan López Berdejo resucitaron su caso y pidieron justicia ante el Consejo Real, solicitando el castigo de los autores de su muerte: Bartolomé de la Roda y Juan Pardo, vecinos de Villanueva de la Jara. Ambos fueron presos por el alcalde mayor Juan de Burgos. Las actuaciones del alcalde mayor no parece que fueran del agrado del Consejo Real, que consideraba el enfrentamiento entre ambos pueblos como peleada de conçejo a conçejo en el canpo, y dado el carácter colectivo y masivo de la lucha, de nuevo determinó la libertad de los culpables, que se podían acoger al perdón general dictado tres años antes, pues tal como se decía por seruiçio de dios perdonaron qualesquier culpa e cargo que touiesen en la dicha muerte.

Ya el 15 de marzo de 1480, el concejo de El Peral había manifestado su temor por los quistiones y debates que por términos se estaban produciendo entre ambas villas (4). Las disputa de ambas villas por los términos vino precedida en octubre de 1483 por la intervención del gobernador Pedro de Vaca para poner orden en otro tema no menos espinoso que el de los términos; nos referimos a las tierras comunales del antiguo suelo de Alarcón y que ahora eximidas las villas intentaban cerrar su aprovechamiento en beneficio propio. No creemos que la intervención del gobernador acabara con las penas y secuestro de ganados que una y otra villa imponían a los vecinos del otro pueblo para impedir el uso de los comunales (5). Especialmente problemático era la recogida de la grana, monopolio hasta hacía unos años del Marqués de Villena y cuya explotación intentaron arrogarse las villas, en tanto la Corona ordenaba su explotación y fiscalidad en beneficio propio. Seis meses antes el gobernador se había visto obligado a intervenir por el tema que desataría la pelea: el amojonamiento de los términos. Ya entonces los vecinos de El Peral, por boca de su procurador, avisaban del clima que se vivía entre las dos villas

que se esperan entre ellos grandes quistiones e debates e contiendas que a nos supondría rrecresçer gran deserviçio e a las dichas villas e a los vesynos e moradores dellas grandes dapnos e costas (6)

Así el ambiente era lo suficientemente tenso como para que un año después las pasiones se dispararan y acabaran de forma cruenta. A la larga, el pequeño pueblo de El Peral, pueblo litigante donde los haya, fue escuchado por el Consejo Real y la Chancillería e Granada, logrando la tan deseada comunidad de pastos y aprovechamientos con su vecina Villanueva de la Jara.


(1) Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148003, 233 Emplazamiento a Beatriz Fernández por robo de ganado a vecinos de El Peral. 1480

(2) ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 949, PIEZA 13. Pleito entre El Peral y Villanueva por términos. 1483. Este expediente contiene la comisión del licenciado Francisco González Molina para fijación de términos de las villas eximidas del Marquesado.

(3) Archivo General de Simancas, RGS, Leg, 148711, 13. Perdón a los vecinos de la villa de Villanueva de la Jara y del Peral que lucharon por los términos de ellas. 1487. 

(4) Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148003, 223 Comisión en las diferencias de términos entre El Peral y Villanueva de la Jara. 1480
(5) Archivo General de Simancas, RGS, Leg., 148310, 128. Pleito por bienes comunales entre Villanueva de la Jara y El Peral. 1483

(6) Archivo General de Simancas, RGS, Leg, 148003, 223. Comisión en las diferencias de términos entre El Peral y Villanueva de la Jara. 1483


ANEXO

Concejo de El Peral 27 de mayo de 1483

Juan García Casero y Alfonso Navarro, alcaldes ordinarios; Juan Martínez de Sancho Martínez y Juan Rico, regidores; Alfonso Casero, Diego de Mondéjar, Clemente Sánchez el viejo, Alfonso González, vecinos principales. Juan Velázquez de Bonilla, procurador (vecino de Alarcón)

Concejo de Villanueva de la Jara de en el portal de la Audiencia mayo (?) 1483

Alfonso Simarro, Pedro López Serrano, alcaldes ordinarios; Martín Jiménez, alguacil; Ferrand Martínez, Ruy Gómez, Miguel Sánchez del Picazo, regidores; Ferrand Simarro, procurador; Juan Sánchez de Ruipérez, Juan Sánchez del Picazo, Lope García el viejo, Juan de Peralejos; Juan García de Villanueva,

Concejo de Villanueva de la Jara de 2 de enero de 1485, en la plaza pública

Juan García de Villanueva y Gómez Tendero, alcaldes ordinarios; Lope García, procurador; Juan Sánchez de Picazo yMiguel Sánchez de Valera, regidores


martes, 24 de abril de 2018

Antón García, un caballero a la antigua: el origen de los Espinosa de Iniesta

Antón García se había establecido en San Clemente, pero era natural de la villa de Iniesta. Su padre tenía el mismo nombre. Antes que un rico hacendado había sido guerrero, destacando por su valor y sus proezas en la guerra de Granada
paresçió presente ante el rrey nuestro señor un honbre que se dixo por su nonbre Antón Garçía hixo de Antón Garçía veçino de la villa de Yniesta caballero en un caballo armado de todas armas a guisa de caballero e dixo que por quanto él abía  muy bien servido en la guerra de los moros enemigos de nuestra santa fe católica espeçialmente en los çercos de Catarma e Rronda donde fue ferido e ansymismo los moros le mataron un caballo e le hirieron otro, estuvo en serviçio de sus altezas en el çerco de Baça a su costa e misión hasta que se ganó e ansymismo en el rreal de Granada donde le mataron otro caballo 
El valor del joven Antón García fue recompensado por el propio Rey Fernando el Católico, armándole caballero en la ciudad de Granada el mismo día de su entrega a manos cristianas, un dos de enero de 1492
tubo por bien su alteza de le armar caballero e luego demandó una espada la qual dio desnuda fuera de la baina el dicho Antón Garçía e dio con ella ençima de la cabeça e capaçete que en ella traya  el dicho Antón Garçía e dixo Dios Nuestro Señor e el Apóstol Santiago te haga buen caballero te armo caballero... e luego Antón Garçía besó las rreales manos de su alteça
Estaban presentes Alonso de Cárdenas, maestre de Santiago, Diego López Pacheco, duque de Escalona y Marqués de Villena, Rodrigo Ponce de León, duque de Cádiz, Diego Fernández de Córdoba, conde de Cabra y otros muchos grandes. El privilegio de hidalguía sería confirmado el 20 de abril de 1513, en un momento de enfrentamiento de los hidalgos sanclementinos contra el poder concejil controlado por los pecheros. El ocho de mayo se expedía carta ejecutoria. Los hijos de Antón, Alonso y Francisco, verían negado el privilegio de caballería legado por su padre, lo que les llevó a un nuevo pleito con el concejo de San Clemente, hasta que vieron reconocida su hidalguía en 1549.

Los García eran de tradición guerrera. El padre de Antón García, del mismo nombre, se había significado en la guerra del Marquesado, teniendo él y sus parientes un papel protagonista en la entrega de Iniesta a la Corona real. No tenemos noticias de este Antón García padre, salvo que familiarmente esté relacionado con Alonso García de Mingo Juan; almagrado declarado, motivo de los rencores e improperios del alcaide de Alarcón, Hernando del Castillo (1). El padre de Antón García había entregado Iniesta a la Corona y la familia había gastado entre la guerra de del Marquesado alrededor de dos millones de maravedíes. Lo de gastado es un decir, pues los García hablaban de robo y expolio de su hacienda por el bando del Marqués de Villena. El protagonismo de Antón García en la guerra del Marquesado, lo pasan por alto las Relaciones Topográficas, pero no su intervención en la guerra de Granada
como ganaron el Reino de Granada de los moros, dio esta villa (Iniesta) mucha cantidad de gente de pie y de caballo, muchos de los cuales murieron sirviendo hasta que se ganó el reino y acabó la guerra, en que fue Antón García, abuelo del doctor Espinosa, que hoy es corregidor de V.M. en Madrid y de sus hermanos espinosas que hoy viven en esta villa; y le dio privilegio y merced de caballería y otras mercedes; y hizo merced a sesenta infantes de los que quedaron vivos libertándolos de pechar, y otras muchas mercedes y exenciones; y a Pascual Parra, el Viejo, ansí mismo merced de juro y caballería.
La relación de los García y los Espinosa de Iniesta se forjó por el matrimonio del doctor Martín Gómez de Espinosa (cuyo padre procedía de la población burgalesa de Espinosa de los Monteros) con Catalina García, hija de Antón García.

No sabemos el momento que se estableció Antón García en San Clemente, pero sí que desde finales del siglo XV nos aparece como una de las personas más ricas del pueblo. Podemos aportar unos pocos datos por los testimonios de diversos testigos que declararon a favor de Antón García como persona abonada en la fianza que debió abonar a favor de un arrendador de alcabalas del Marquesado. Antón García era una de los fiadores de Tomás de Barrionuevo, vecino de la ciudad de Chinchilla y arrendador de la alcabala del ramo de la grana en 1508. La grana, excrecencia de un insecto, familia de la cochinilla, en las carrascas, era utilizada como elemento primario para la fabricación de tintes. De su recogida, como actividad complementaria, vivían muchas familias. Sometida a alcabala, varios personajes se disputaron el arrendamiento de este impuesto a comienzos de siglo: Alonso González de Origüela, Alonso de Mexía o Tomás de Barrionuevo. Este último, convertido en un arrendador al por mayor de la alcabala de la grana y las tercias en las tierras del Marquesado y Alcaraz, presentó varios fiadores para hacerse con el control del cobro de estos impuestos, entre ellos, Antón García, vecino de San Clemente.

Antón García ya nos aparece como procurador del común de la villa de San Clemente a fines del siglo XV y como uno de los principales del pueblo en las confrontaciones del concejo con Alonso del Castillo. Su fortuna no obstante debe tanto o más a su mujer que a él mismo. A favor de la suficiencia económica declararon el 26 de julio 1508 varios vecinos ante el alcalde ordinario de la villa Juan Picazo: Pedro Macacho, Juan López de Perona y Diego de Sandoval. Todos definieron a Antón García como persona de buen trato y conversación, pero también como un hombre que vivía de su sustanciosa hacienda

e que el dicho Antón Garçía tiene en esta villa e sus términos los bienes syguientes rrayzes: unas casas en esta calle donde biue, alinde de casas de Juan de Yuste, clérigo, e de Alonso Barvero en la calle pública, que puede valer quarenta mill mrs. (sesenta mil mrs. según Juan López de Perona) e un majuelo çerca la cañada alinde de majuelo de Juan Picaço e Françisco de los Herreros de çinco arançadas e media que puede valer a justa e comunal estimaçión quarenta mill mrs. e otro majuelo en la senda de el Medianil de dos arançadas e tres quartillos. alinde de viñas de juan del Castillo, que puede valer veynte mill mrs. e otros majuelo en las Pinuelas de tres arançadas, alinde de viñas de Juan Cantero e Juan Sánchez el viejo, que puede valer quinze mill mrs. e otros dos pedaços de viñas, uno alinde de Pedro Rruyz de Segouia e otro alinde de Luys Sánchez de Orihuela que podrá valer çinco mill mrs. e çiertas tierras que heredó de su suegro, que no sabe todos los alindes en término de esta villa que pueden valer poco más o menos syete o ocho mil mrs. e allende desto sabe que es honbre que tyene buen abono de ganados e otros bienes muebles
Pero Antón García era un hombre que había llegado sin apenas bienes al matrimonio, su hacienda se había formado y consolidado sobre los bienes de la dote aportados en el momento de su matrimonio por su suegro. La mujer de Antón, Catalina López de Perona, posiblemente la hija de Juan López de Perona, afirmaba haber llevado al matrimonio

en dote e casamiento quarenta e tres o quarenta e quatro mill mrs. en dineros e bienes muebles e rrayzes e que no le mandaron arras ningunas ni a sydo entregada en ninguna cosa dellas e que todo fue en muebles eçebto una viña que vale fasta tres mill mrs. e questo es verdad
Antón García acumulaba así una hacienda en bienes raíces por valor de 150.000 maravedíes, a los que había que añadir unos ganados y otros bienes muebles de los que no sabemos la cantidad o valor. El antiguo procurador del común de la villa de San Clemente, que en los noventa había actuado de portavoz del común de los vecinos contra las quince o veinte familias ricas, había devenido en un miembro más de la oligarquía que criticaba. Dos fuentes eran la base de su riqueza, como hemos de suponer que también las de otros vecinos, cuyas tierras lindaban con las suyas: las viñas y los ganados. Sobre estas dos bases principales fundaría su riqueza la villa de San Clemente. Las tierras cerealistas de Vara de Rey y Sisante complementarán estas fuentes de riqueza. Aunque lo más destacable del caso de Antón García es que no era sino uno más de aquellos sanclementinos que hicieron fortuna en lo que nosotros hemos denominado como la revolución del mil quinientos en estas tierras

Aunque nos falta la fuente documental que lo atestigüe, creemos que la riqueza de Antón García fue heredada por Francisco García, llamado el rico, que compró una regiduría perpetua a mediados del siglo XVI. Desconocemos la suerte de su hermano Alonso, que aparece litigando desde 1545 con su hermano Francisco por su hidalguía.  De Francisco tampoco sabemos mucho, salvo que con motivo de la compra de una de las regidurías perpetuas aparece enfrentado a todos los principales de la villa. Desde su posición de regidor se enfrentó a todos los otros vecinos principales de la villa, pero también intentó establecer alianzas familiares para sus dos hijas: María y Elvira. Con Hernán Vázquez de Haro casaría Elvira García, de este modo, es posible que la fortuna de los García pasara a manos de la familia Haro, pero nos faltan las fuentes para afirmarlo sin lugar a dudas.



(1) GARCIA MORATALLA, Pedro Joaquín: La tierra de Alarcón en el señorío de Villena (s. XIII-XV). IEA "Don Juan Manuel". Albacete. 2003, pág. 215

AGS, EMR, leg. 571. Fianzas e informaciones de abono de los arrendadores de rentas reales de los partidos del Marquesado de Villena, ciudad de Murcia, Segura de la Sierra y Alcaraz. 1508

ACHGR, HIDALGUÍAS. Ejecutoria de los hermanos Alonso y Francisco García. 6 de abril de 1549. Signatura antigua: 301-20-2
ACHGR, HIDALGUÍAS, Ejecutoria de Francisco de Espinosa, Martín Gómez de Espinosa y Pedro Espinosa de los Monteros. 13 de septiembre de 1589. Signatura antigua: 301-75-34

ANEXO

Privilegio de caballería de Antón García

Estando los muy altos e muy poderosos prinçipes el Rei e la Rreina nuestros señores en la vega de Granada a ojo del Alhambra de la dicha çibdad de Granada con muchos grandes e caballeros e otras muchas gentes de sus Rreinos e estándose apoderando de la  dicha Alhambra que oy día de la fecha deste testimonio juntamente con la dicha çibdad de Granada fue entegada a sus altezas por el Rrei Muley Boadalí (?) e por los otros caballeros e moros de la dicha çibdad en cuyo poder estaban lunes dos días del mes de enero en que todo lo susodicho pasó del año del nasçimiento de nuestro Salbador Ihesu Christo de mil e quatroçientos e nobenta e dos años, este dicho día en presençia de mi el escribano e notario público e de los testigos de yuso escriptos paresçió presente ante el Rrei Nuestro Señor un onbre que se dixo por su nonbre Antón Garçía hijo de Antón Garçía veçino de la villa de Yniesta caballero en un caballo armado de todas armas a gisa de caballero e dixo a su alteça que por quanto él abía muy bien servido en la g(u)erra de los moros enemigos de nuestra santa fe católica espeçialmente en los çercos de Cartama e Rronda e de Málaga donde fue ferido e ansimismo los moros le mataron un cavallo e le hirieron otro e estuvo en serviçio de sus altezas en el çerco de Baça a su costa e misión hasta que se tomó e ansimismo en el Rreal de Granada donde le mataron otro caballo e ansimismo lo hirieron e sirbió en todo lo que dicho tiene muy bien e lealmente en todo lo qual puso su persona a mucho rriesgo e peligro e que abía perdido e gastado en serviçio de su alteza la mayor parte de su hazienda e porque sus serviçios eran dinos de galardón e rrenumeraçión que suplicava e suplycó  a su alteza lo armase caballero porque él fuese mas onrrado e obligados sus hijos e desçendientes  a le servir e luego bisto por su alteza su buen deseo e acatando en ello dos cosas la primera cómo a los Rreies e prínçipes conviene hazer merçedes a sus súditos e naturales espeçialmente aquellos que bien e lealmente los sirven e aman su serviçio la segunda cómo los serviçios que en la dicha g(u)erra se hazen son dinos de gualardón e rremuneraçión en rremuneraçión de los dichos serviçios (tachado: que en la dicha guerra) el dicho Antón Garçía en la dicha guerra avía hecho tubo por bien su alteza de lo armar caballero e luego demandó una espada la qual desnuda fuera de la vaina el dicho Antón Garçía e dio con ella ençima de la cabeça e capaçete que en ella traya el dicho Antón Garçía, hago buen caballero ca yo armo caballero e que mandava e mando que le fuesen dadas todas las cartas e prebilegios que menester oviese para que le fuesen guardadas todas las onrras e cada una dellas que suelen y deben ser guardadas todas las esençiones e prerrogativas e ynmunidades e todas las otras e cada una de ellas que suelen y deben ser guardadas a los otros caballeros por si alteça armados e luego el dicho Antón Garçía besó las rreales manos de su alteza por por la merçed que le avía hecho e pidiolo por testimonio a mí el dicho escrivano para guarda e conservaçión de su derecho e yo dile este según que ante mi pasó que fue hecho día e mes e año e logar susodicho. Testigos que fueron presentes  a lo que dicho es e vieron armar caballero al dicho Antón Garçía los muy maníficos señores don Alonso de Cárdenas maestre de Santiago e don Diego López Pacheco duque de Escalona e marqués de Villena e don Rodrigo Ponçe de León duque de Cádiz e don Diego Fernández de Córdoba conde de Cabra e otros muchos grandes caballeros que con su alteza estaban e yo Pedro de Toledo (?) escrivano del Rrei e de la Rreina nuestros señores e su escrivano e notario público en la dicha corte en todos los Rreinos e señoríos fuy presente quando el Rei nuestro señor armó caballero al dicho Antón Garçía en uno con los dichos testigos

ACHGR, HIDALGUÍAS. Ejecutoria de los hermanos Alonso y Francisco García. 6 de abril de 1549. Signatura antigua: 301-20-2

lunes, 16 de abril de 2018

Villar de Cantos y el origen de los Ortega

En la executoria de Diego de Ortega, padre del dicho Pedro de Montoya Ortega, hay un escudo que tiene por armas cuatro campos, y en el campo de la mano derecha en lo más alto hay una espada, y en el otro de la mano izquierda una cruz colorada y en el de abaxo de la mano derecha hay cuatro panelas, digo cinco panelas, y en el otro vienen cuatro Oes grandes (Relaciones topográficas de Felipe II de la villa de El Cañavate)

Los Ortega pasaron el siglo XVI cambiando de residencia, entre Vara de Rey, San Clemente, Cañavate y Villar de Cantos, de donde  era originaria la familia y mantenía casas y tierras.  Rodrigo de Ortega el rico se había casado  por primera vez con María Martínez, hija de Miguel Jareño, vecino de Cañavate. Casó varias veces más, pues la desgracia le hizo enviudar, la segunda con Isabel de Perona, vecina de San Clemente. Fue entonces cuando se avecindó en San Clemente y moró casa en sus aldea de Villar de Cantos. La tercera vez, con una hija de Alonso Moreno, morador de Vara de Rey; la cuarta y última, con una vecina de la Alberca, del linaje de los Villodre. Pasaba el mayor tiempo en su casa de Villar de Cantos, lugar de San Clemente por aquel entonces, donde concentraba sus heredades. En su casa de Villar de Cantos falleció.

Rodrigo de Ortega era hijo de Gabriel de Ruy Saez de Ortega y de Elvira Sánchez, vecina de Cañavate. La casa solar de los Ortega estaba en Villar de Cantos. Lo sabía bien Miguel Saiz Gallego, que de pequeño se había criado en la aldea de Villar de Cantos. Su memoria alcanzaba hasta los años posteriores a la guerra del Marquesado. Recordaba al padre de Rodrigo de Ortega el rico, Gabriel de Ruy Sáez de Ortega el mozo, pero también a su abuelo Ruy Saez de Ortega el viejo, aunque dudaba del nombre si Juan o si Diego. Seguramente su nombre era Juan. Lo que sí recordaba  a la perfección era el reparto de la herencia de Ruy Saez de Ortega el mozo, muerto hacia 1505, entre sus dos hijos: Rodrigo de Ortega, apodado el rico, que se debió llevar la mayor parte y heredamientos en Villar de Cantos, junto a otras heredades de Vara de Rey y San Clemente, y una hija que desconocemos, casada con Alonso de Luz, vecino de Villalgordo del Marquesado
y el dicho Rrodrigo de Hortega como hijo lygytimo auía heredado sus vienes y hazienda y los heredamientos que tenía en el dicho lugar de Villar de Cantos e auían rrepartido y devidido y lo vido este testigo partir y devidir entre el dicho Rrodrigo de Hortega e Alonso de Luz vezino de la dicha villa de San Clemente su cuñado casado con hermana del dicho Rrodrigo de Hortega  hija de los susodichos (Ruy Sáez de Ortega el mozo y su mujer Elvira Sáez) y para hazer la dicha partición de los vienes este testigo con un carro truxo al dicho Alonso de Luz del lugar de Villargordo a la dicha villa de San Clemente
Así la hija marchó a Villalgordo del Marquesado, mientras el heredero Rodrigo sentaba vecindad en Cañavate, lindante de sus heredamientos de  Villar de Cantos, al casar con la hija de Miguel Jareño. Del matrimonio nacería Diego de Ortega, que a su vez, casaría con Isabel de Araque, hija de Pedro de Montoya, vecino de Vara de Rey. De un segundo matrimonio de Rodrigo, con Isabel de Perona, nacería Rodrigo de Ortega el mozo, que fijaría su residencia en el solar de Villar de Cantos. Rodrigo el mozo había elegido mantener su hacienda antes que su hidalguía. Su nieto del mismo nombre sería con el tiempo, en 1626, I señor de Villar de Cantos.

Villar de Cantos era aldea antigua del alfoz de Alarcón, que en el villazgo de 1445 había caído bajo la jurisdicción de San Clemente. En el cambio de siglo era una pequeña aldea de apenas siete u ocho vecinos. En ella habían establecido su casa solar tres familias hidalgas que serían protagonistas de la historia de la comarca en los siglos siguientes: ortegas, haros y montoyas
que en el dicho lugar de Villar de Cantos auía tres hijosdalgo conviene a saver Diego de Haro e Alonso de Montoya y el dicho Juan de Rrui Sáez y Diego de Rrui Sáez de Hortega visabuelo del que litigaba
La hacienda de los Ortega permaneció en Villar de Cantos, pero tanto Rodrigo como su hijo Diego, habido del primer matrimonio según unos testigos y del segundo matrimonio con Isabel de Perona, según otros, iniciaron una vida trashumante, consecuencia de los cuatro matrimonios del padre Rodrigo. En Vara de Rey, donde Rodrigo casó con la hija de Alonso Moreno, permanecieron padre e hijo quince años. Allí, Diego entabló amistad con dos hermanos, parientes de la familia, también hidalgos: Juan Alonso y Hernando Alonso (¿estaremos ante el fundador de Casas de Fernando Alonso?). Pero si hubo una población que Rodrigo rehuyó como residencia fue la villa de San Clemente. Allí había intentado fijar su residencia, pero el concejo de San Clemente lo empadronó como pechero, iniciándose un pleito entre ambas partes, que creemos es el ya conocido de 1512, en el que se vieron inmersos una docena de hidalgos sanclementinos.

Por nuestro testigo Miguel Saiz de Gallego conocemos los enemigos sanclementinos de Rodrigo Ortega. Era un grupo de principales que copaban los cargos de regidores y alcaldes de la villa, liderados por la segunda generación de los hermanos origüelas, Pedro y Alonso; a los que se sumaban Juan López Tendero y Alonso López de Perona. Especialmente fue enconado el conflicto con este último, con quien había emparentado con su segunda mujer, hija de Juan López de Perona. Rodrigo que se negaba a pechar, defendiendo su condición hidalga, decidió marchar y refugiarse en sus casas de Villar de Cantos y avecindarse en Cañavate. En la defensa de su hidalguía, Rodrigo mantenía la posición de su padre Gabriel. Un hombre que se paseaba hacia 1500 por las calles de San Clemente con un sombrero, símbolo de distinción, para envidia de sus adversarios, y que había ido hasta la Chancillería de Valladolid para obtener ejecutoria de hidalguía, o así lo contaba Pedro Rodríguez, según recordaba de las palabras de su padre, del mismo nombre y conocido nuestro, muerto en 1489. Y es que los Ortega eran odiados tanto por su nobleza como, mucho más, por su riqueza. Todos los testigos reconocían la inmensa hacienda que acumulaban en la aldea de Villar de Cantos, a decir de algunos, alquería de su propiedad. Aunque sabemos que otras familias como los Haro o los Olivares disponían allí de extensas propiedades

Su hidalguía era reconocida por todos. Hernando de Olivares, recordaba como su padre Juan, que vivía en Villar de Cantos, le había dicho que los Ortega venían de muy buen solar. Su riqueza se centraba en las heredades de Villar de Cantos y Casablanca. Si Rodrigo Ortega el viejo se mantuvo fiel al hogar familiar, muriendo hacia 1540 en la casa de Villar de Cantos, su hijo Diego acabó, tras pasar quince años en Vara de Rey, por afincarse en Cañavate con su mujer Isabel de Araque o Montoya. En Villar de Cantos quedó el hijo segundón, Rodrigo el mozo, que mantendría la hacienda familiar; casado con Catalina de Olivares, tendría tres hijos: Francisco, Gabriel y Diego. Los herederos de Diego*, el hijo mayor de Rodrigo el viejo, migrarían hasta Santa María del Campo, donde se establecería otra de las ramas familiares con su nieto Diego de Ortega Montoya . Rodrigo de Ortega el viejo tuvo otras tres hijas: una casada con el alcaide de Hellín, otra con un Alarcón y la última con un Villodre, todos ellos hidalgos.

Rodrigo Ortega el viejo había muerto en Villar de Cantos, pero su cuerpo había sido enterrado en el monasterio franciscano de Santa María de Gracia; una de sus capillas se convertiría en el panteón familiar.

Hacia 1527 los hidalgos obtienen sentencia favorable en El Cañavate para entrar en los oficios de alcaldes, hasta entonces reservados a los pecheros. Sentencias similares se dieron en otros lugares, hasta que en 1539, fueron los hidalgos de San Clemente los que vieron reconocido el derecho a entrar en suertes para la elección de alcaldes y alguacil. Los impedimentos que podía tener Diego de Ortega para acceder a los oficios concejiles se vieron borrados, por lo que hizo valer sus derechos a la hidalguía. En la primera mitad de los cuarenta iniciará pleito para ver reconocida su hidalguía con el concejo de Cañavate; obtendría sentencia favorable el 23 de diciembre de 1547. La sentencia debió ser ratificada en grado de revista en diecisiete de marzo de 1567. La ejecutoria tiene fecha de ocho de julio del mismo año.


*Diego de Ortega tendría dos hijos: Diego de Ortega que permanecería en Cañavate y Francisco de Ortega, cuyo hijo Diego de Ortega Montoya se trasladaría a Santa María del Campo Rus



ANEXO: testigos de la probanza 1545

Pedro de Lomas, alcalde ordinario, por los hijosdalgo de Cañavate, 70 años
Martín López, vecino de Cañavate, 57 años
Miguel Sáiz Gallego, vecino de Vara de Rey, 75 años
Pedro Rodríguez, vecino de San Clemente, 74 años
Hernando de Olivares, hombre pechero, de sesenta años
Miguel López de Benito López, sesenta años, vecino de Vara de Rey
Alonso de Olivares, vecino de San Clemente, 68 años, hijo de Juan de Olivares, que murió en la guerra de Granada hacia 1488, y nieto de Juan Sánchez de Barriga
Nuño de Abengozar, hidalgo de 69 años
Miguel López Cantero, hombre pechero, vecino de San Clemente, 60 años (año 1561)

ARCHIVO DE LA CHANCILLERIA DE GRANADA. Hidalguías. Ejecutoria de Hidalguía de Diego de Ortega, vecino de El Cañavate. 1667, Signatura antigua. 304-530-1

domingo, 15 de abril de 2018

Los Herreros: de conquistadores de Madrid a hidalgos de San Clemente



En las armas del apellido Herreros se hallan tres gradas y dos leones sobre ellas en pie y tentando con las manos una caldera y por orla unos oros y veneras*
El  licenciado y capitán don Miguel de los Herreros era muy devoto de San Frutos, patrón de Segovia, pues sus ascendientes eran originarios de esta ciudad. Su intención era hacer donación de una imagen de este patrón a la Iglesia de Santiago Apóstol de San Clemente. Fue hasta Segovia para hablar con el licenciado Colmenares, cronista de la ciudad. Por boca de este historiador conoció sus antecedentes familiares: era descendiente de uno de los principales linajes de Segovia: el conquistador de la villa de Madrid, Día Sánchez.

La casa de los Herreros estaba en un lugar del mismo nombre a un cuarto de legua del vecino lugar llamado Otero de los Herreros. En 1666, según el licenciado Colmenares, cronista de la ciudad de Segovia, el antiguo lugar de Herreros estaba en ruinas; únicamente se mantenían en pie la casa solar de la familia Herreros y la iglesia románica de San Pedro
auía llegado al sitio del dicho lugar de los Herreros y auía reconocido por sus ruinas su población así por el sitio de las casas caídas como por las que se yban cayendoy por los cimientos y por la iglesia que estaua en pie como obra más fuerte y auía visto también en el dicho sitio una casa grande mucho mayor por los solares de las demás y que su fábrica era muy buena y fuerte tanto que aunque ya estaua por dentro cayda  por estar las paredes de afuera enteras auía hecho reparo en ella ... (llegado al lugar de Otero de los Herreros) todos le auían dicho que aquella casa auía sido de unos caballeros que auía auido antiguamente en la dicha ciudad de Segouia que era familia de notorios hijosdalgo mui nobles y que se auían llamado Sánchez de los Herreros, los quales auían tenido en el dicho lugar de Herreros muchas tierras y Hazienda y que un Alonso Sánchez de los Herreros auía vendido el dicho palacio y tierras a un fulano de Cáceres, vecino de la dicha ciudad ... y se auía ydo a vivir a un lugar de la Mancha junto a San Clemente
Desconocemos las circunstancias por las que Alonso Sánchez de los Herreros, junto a su mujer Eva López decidieron abandonar su tierra natal en dirección a Santiago de la Torre, por entonces villa propiedad del doctor Pedro González del Castillo. Sabemos que hacia 1460, el viejo e histórico lugar de los Herreros fue abandonado por sus habitantes. Según los cronistas por su insalubridad, que llevó a sus habitantes a trasladarse aun otero próximo. Nosotros creemos que la razón es diferente y está en su segundo apellido. Su madre era Elvira González, de familia de hijosdalgo notorios.

Los Sánchez de los Herreros eran familia principal de Segovia, el 5 de mayo 1345 habían obtenido un privilegio de Alfonso Onceno que les otorgaba una de las regidurías perpetuas de la ciudad de Segovia, hasta entonces cargos añales
y en el dicho priuilegio estaua nombrado por regidor perpetuo de la dicha ciudad por el linaje de Día Sánchez a Juan Sánchez de Herreros en el qual dicho preuilegio se haze mención de cómo el dicho Juan Sánchez de los Herreros era noble y quando no lo hiziera solo con decir por el linaje de Día Sánchez era conocido que era notable porque el dicho Día Sánchez y Fernán García de la Torre vecinos que fueron de la dicha ciudad era tradiciçon cierta que auían ydo con gente de ella por capitanes quando se ganó la villa de Madrid a los moros, que auían sido los primeros que la auían entrado
y que auiendo vuelto a la dicha ciudad auían hecho junta de la nobleza en ella y que ellos fueron los cabezas de la dicha junta de la nobleza y que cada uno tenía su escaño y se distinguían con nombre del linaje o banco de Día Sánchez y Fernán García de la Torre y que en la dicha junta de linajes no entrauan sino caualleros hijosdalgo de sangre
¿Qué respuesta hay para que los descendientes del conquistador de la villa de Madrid se desplazaran hasta la Mancha hacia 1460? En esa época, Alonso Sánchez de los Herreros toma la decisión de vender las tierras familiares a Antón Cáceres y trasladarse a vivir con su mujer Eva López y su hijo Miguel Sánchez de los Herreros a Santiago de la Torre. El pleito por la venta de tierras continuaba unos años después, cuando Miguel Sánchez de los Herreros tuvo que volver a su ciudad natal a cobrar unas partidas pendientes de los Cáceres. Quizás estamos ante un caso más de los pueblos abandonados por esta época. En cualquier caso, abandono consciente de una hacienda que se deja para acudir a una pequeña villa de señorío en la Mancha. Nosotros estamos tentado de seguir planteando como hipótesis la relación entre Alonso Sánchez de los Herreros y el doctor Pedro González del Castillo, señor de Santa María del Campo Rus y Santiaguillo. El caso es que en la segunda mitad del siglo XV, el hijo de Alonso Sánchez de los Herreros se establece en San Clemente, abandonando el lugar de Santiago de la Torre, casa con Teresa López Macacho (apellido con reminiscencias que emparentan sin duda con el fundador de la villa, Clemén Pérez de Rus) y forma la principal hacienda de la villa de San Clemente. El símbolo de la riqueza de la familia será la capilla de San Antón de la iglesia de Santiago Apóstol, que compite con la aledaña que poseen los Pacheco, señores de Minaya.

Al igual que los Castillo Portocarrero y el señor de la villa de Santa María del Campo, don Bernardino, los hijos de Miguel Sánchez de los Herreros, Antonio y Sancho, tendrán un papel destacado en las Comunidades de Castilla en defensa de la causa realista. La familia alcanzará una notoriedad, que de los cargos minicipales de la villa les llevará, ya entrado el siglo XVII, a la administración polisinodial de los Austrias como consejeros.







ANEXO: GENEALOGÍA DE ANDRÉS DE LOS HERREROS (casado con Juana Ludeña, padres de Miguel y Antonio) y JULIÁN DE LOS HERREROS (casado con Elvira Perona, padres de Miguel y Diego)

PADRES
Miguel de los Herreros e Inés Carrasco, vecina de Villanueva de la Jara

ABUELOS
Miguel de los Herreros y Catalina García

BISABUELOS
Bernardino de los Herreros e Inés de Alarcón

ABUELOS TERCERO
Miguel Sánchez de los Herreros y Teresa López Macacho, fundadores de la capilla de San Antón de la Iglesia de Santiago Apóstol

ABUELOS CUARTOS
Alonso Sánchez de los Herreros, natural de Segovia y vecino de Santiago de la Torre, y Eva López, dueños del palacio y hacienda que tenían en el dicho lugar de Herreros, de la tierra de Segovia

ABUELOS QUINTOS
Alonso Sánchez de los Herreros y Elvira González, naturales de Segovia

ABUELOS SEXTOS
Juan Sánchez de los Herreros, uno de los primeros regidores perpetuos de la ciudad de Segovia por el estado de los caballeros hijosdalgo, por el linaje de Día Sanz y de María Sánchez de Heredia

Ejecutoria de 30 de enero de 1666 (sentencias favorables de hidalguía de 1655 para los herederos de Julián de los Herreros y 1658 para los herederos de Andrés de los Herreros)

ANEXO II: Testigos de la probanza de los hermanos Herreros (1655)

Francisco López de Huerta, 73 años
Juan González de los Herreros, 70 años
Diego de Iniesta Castañeda
Pedro de Oma y Arteaga, 58 años
Francisco Caballón, 25 años
Juan Antonio de Alarcón, 23 años
Licenciado Rodrigo de Colmenares, cura rector de la iglesia de San Juan de Segovia, cronista de esta ciudad de 64 años
Luisa Cáceres de Ribera, vecina de Segovia
Pedro de Mazarías, de Otero de los Navarros

ANEXO III: Instrumentos jurídicos y actos positivos de hidalguía


  • Testamento de Alonso Sánchez de los Herreros, vecino de Segovia, hijo de Juan Sánchez de los Herreros, regidor perpetuo de esa ciudad,y de María Sánchez de Heredia, otorgado el 20 de noviembre de 1417, declara por hijos legítimos suyos y de su mujer Elvira González a Alonso Sánchez de los Herreros y a Juan Sánchez 
  • Testamento de Alonso Sánchez de los Herreros hijo, otorgado el 28 de octubre de 1460, en él declara ser vecino de Santiago de la Torre; su hijo Miguel vive ya en la villa de San Clemente. En el testamento se deja por herederos a su hijos, habidos en matrimonio con Eva López, Miguel Sánchez de los Herreros y a Alba López de los Herreros
  • Testamento y fundación de la capilla de San Antón en la Iglesia Mayor de Santiago de Miguel Sánchez de los Herreros y Teresa López Macacho su mujer en que dejan muchas rentas capellanías y ornamentos y nombran por primer patrono a Francisco de los Herreros su hijo mayor y después de él a Antonio de los Herreros, Sancho López y Bernardino de los Herreros. Otra de las hijas herederas es María López. El testamento quizás sea de 14 de enero de 1504 (fecha en la que se saca un traslado también del testamento de Alonso Sánchez de los Herreros ante Pedro de la Fuente escribano). El testamento es completado por un codicilo de Teresa López Macacho de 26 de febrero de 1520, ratificando, aprobando y confirmando la dicha fundación y ordenando se hagan en la dicha capilla de San Antón algunas obras y ornamentación para el adorno de ella y hace diferentes mandas para concordia de sus hijos referidos que firmaron el dicho codicilo
  • Testamento de Bernardino de los Herreros e Inés de Alarcón, su mujer, en tres de marzo de 1541 a favor de sus hijos Miguel de los Herreros y Francisca y María, fundando una memoria para la capilla de San Antón y mandan se hagan algunos ornamentos para ella
  • Testamento de Miguel de los Herreros de 27 de diciembre de 1557, deja por herederos a sus hijos Francisco de los Herreros e Inés de los Herreros. El 10 de agosto de 1560 da poder para modificar su testamento a Catalina García su mujer, al doctor Alonso de los Herreros, a su tío Diego de Alarcón, dejando por herederos a Francisco, Inés y Bernardino
  • Carta o patente de 27 de marzo de 1521 del prior de San Juan, fray Antonio de Zuñiga, a Sancho López de los Herreros y a Antonio López de los Herreros, confiriéndoles el título de capitán para que acudan con gente de guerra del San Clemente y su tierra en servicio de Su Majestad
  • 22 de mayo de 1590, el licenciado Miguel de los Herreros accede como regidor perpetuo de la villa de San Clemente por renuncia de Bautista de Alarcón Fajardo
  • En las armas del apellido Herreros se hallan tres gradas y dos leones sobre ellas en pie y tentando con las manos una caldera y por orla unos oros y veneras

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Hidalguías. Probanzas de los hermanos Herreros, 1666. Signatura antigua: 301-121-11, 12 y 13
*Imagen: http://sanclemente.webcindario.com/imgEsc.php?id=66&s=1

Dos cartas de la guerra de las Comunidades de Castilla

Sabemos algo más de la historia del movimiento de las comunidades en las tierras de señorío del obispado de Cuenca, pero muy poco de las tierras de realengo. Presentamos dos cartas del prior de San Juan, declarado partidario del Emperador Carlos, a los hermanos Antonio y Sancho de los Herreros. En la primera de ellas, de 27 de marzo de 1521, se les pide que acudan con gente de guerra a favor de la causa del Emperador Carlos; la carta o patente que concede a Antonio de los Herreros el título de capitán responde al intento del prior de San Juan, Antonio de Zuñiga, de reclutar a los partidarios de la causa realista en el Marquesado de Villena. En la segunda carta, de cuatro de mayo, se considera la aportación de esa gente ya innecesaria, una vez derrotado el movimiento comunero en Villalar el 23 de abril. Aunque tal vez la lectura pueda ser otra: la incapacidad de los hermanos Herreros de levantar gente de guerra en la villa de San Clemente para defender la causa del Emperador Carlos V.




Nos don Fray Antonio de Zuñiga, prior de San Juan en estos Rreynos de Castilla e de León, etc., por la presente mandamos de parte de sus magestades y damos comissión y facultad a vos Antonio de los Herreros, o a vuestro hermano Sancho López de los Herreros, veçinos de la villa de San Clemente e a qualquier de vos para que como capitán vengáis con la jente de la dicha villa y su tierra que han de ymbiar aquí en seruiçio de sus magestades juntamente con la que los otros pueblos del Marquesado han de ymbiar para que seáis capitán de la dicha jente de San Clemente y su tierra que les cupiere de ymbiar aquí como dicho es, esto visto que sois personas nobles e prinçipales e lo haréis como lo an echo vuestros antepasados con toda lealtad e conçierto e como combenga al seruiçio de sus magestades y a onrra de vuestro pueblo y les mandamos que os obedezcan y acaten como a tal capitán e por tal os rresçiuimos y hauemos por rresçiuido y rrogamos y encargamos al conçejo y ayuntamiento de la dicha villa de San Clemente que os encarguen la dicha jente que assí les cupiere ymbiar como dicho es. Fecha en Laguardia a veynte y siete días del mes de março de quinientos e veynte y un años. El prior de San Juan. Por mandado del prior mi señor Fernando Dalua su secretario
                                                        ************
A mi pariente el capitán Antonio de los Herreros en San Clemente. Pariente.
Suares que la presente os dará, os dirá y mostrará la rrelaçión de las nuebas de acá y porque son tan buenas como veréis y todo lo de Castilla está ya llano en seruiçio del Rrey nuestro señorno curéis de hazer la jente que fuistéis a traer pues no ay nezessidad della a Dios graçias, el qual oi aya en su guarda. En Ocaña, quatro de mayo. A la onrra el prior de San Juan
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Hidalguías. Probanzas de los hermanos Herreros, 1666. Signatura antigua: 301-121-11, folio 9 vº 

domingo, 8 de abril de 2018

Sobre los Haro y la presencia del marqués de Villena en la villa de San Clemente



Los Haro se habían establecido en San Clemente con Francisco de Haro, al que los mayores vecinos de ochenta años recordaban vagamente, como persona llegada desde Ocaña con su mujer Leonor del Trigo; se le suponía hidalgo, pero no había constancia particular de este hecho, aunque a la familia se le reconocía tener mucho favor de don Juan Pacheco, maestre de Santiago y I marqués de Villena. Es en el San Clemente, señorío de Juan Pacheco, en el que se asientan los Haro y bajo cuya protección consolidan una importante hacienda de bienes raíces. A pesar, de testimonios exculpatorios de hidalgos como Alonso de Palacios, que decía que los hidalgos de San Clemente no habían participado en la guerra del Marquesado, resulta poco creíble que los Haro se hubieran mantenido al margen de la guerra. Otra cosa sería dudar de su fidelidad al marqués.

Pero con los Haro ocurre lo mismo que con otros hidalgos que llegan a la llanura manchega en el siglo XV, se desconoce todo de ellos. Quizás llegados fruto de la necesidad o de la oportunidad, siempre ocultaron sus orígenes. El caso de Francisco de Haro es paradigmático. Se desconocía tanto de él, que algún testigo incongruentemente decía que había fallecido hacía 110 años, es decir poco después de 1420, antes de nacer su hijo Diego de Haro.

El sojuzgamiento de San Clemente bajo los Pacheco no era mal recordada por los ancianos o el recuerdo que había dejado en sus herederos al menos no era rechazable. En aquella época se establecieron hidalgos al servicio del marqués (que en la pechera San Clemente debieron renunciar a su hidalguía). Junto a los Haro, lo hicieron los Origuela, Ludeñas o Pachecos de Minaya. La llegada de esta élite fue acompañada de personas de todas partes en búsqueda de oportunidades. Nos han quedado algunos de sus nombres: Pedro, venido de Palomares, aldea de Huete, Juan López de Palomera, llegado desde Cañada del Hoyo, Alonso de Esteban López o los hermanos Ángel y Alonso Crespo. El caso de Alonso García es paradigmático de estos hombres errantes en busca de trabajo. Llegado hacia 1473 a la villa de San Clemente desde la Alberca, distante dos leguas, se había empleado como muchos otros a jornal en el campo. Alternando la residencia entre San Clemente y la Alberca, terminada la guerra se casó para volverse a la Alberca, pero tras un primer intento, regresó definitivamente a San Clemente en el cambio de siglo para establecerse como pastor. Como pastor estuvo al servicio de Hernán Vázquez de Haro y del suegro de éste, Miguel Sánchez de los Herreros. Hernán Vázquez de Haro, a diferencia de su padre Diego, que tenía heredad en Villar de Cantos, se había decidido por las ovejas para incrementar su hacienda familiar. Diego era un militar al servicio de los Pacheco, recompensado con tierras; Hernán era un hacendado ocupado de sus negocios. El oficio militar de Diego de Haro nos los recuerda el pastor Alonso García
que en tienpo de Diego de Haro la villa fue del marqués de Villena que hera maestre de Santyago que se dezía don Juan Pacheco que con el dicho maestre lo vyo venir a guerras que se ofresçían en el Rreyno e yva con quatro o çinco escuderos como cavallero prinçipal porque entonçes byvía con el dicho marqués de Villena hijo del maestre  de Santiago que no sabe sy llevaba acostamiento del que lo seguía como a señor en lo que le mandava
Este carácter trashumante de Alonso García nos muestra las propias vicisitudes y evolución de la villa de San Clemente en su reafirmación como pueblo en un contexto de dificultades bélicas. El pueblo, que apenas contaba con 130 casas, cuando pasa en 1445 a manos de Juan Pacheco, vivió una época, bajo su sojuzgamiento, de desarrollo y crecimiento demográfico, pero la peste que se desató en la villa y la guerra inmediatamente posterior (a pesar de que el enfrentamiento no fue tan enconado como en Villanueva o Iniesta) dejaron a la villa exhausta. La época de yugo de los Pacheco fue de desarrollo hasta la guerra, pero es de temer que de conflictos y tensiones. Ya desde 1445 la villa se guardó de excluir a los hidalgos, criados del marqués, del gobierno de la villa, pero tuvo que ver como los criados del de Villena, se asentaban en la villa: Origüelas, Castillos, Haros o Pachecos fueron recibidos con el recelo que se puede esperar hacia unos extranjeros. Una nueva élite que se superponía a la república de labriegos que para entonces era la villa. Hubo que esperar a la década de los noventa para la recuperación, interrumpida brevemente por la crisis alimentaria y pestífera a la muerte de la Reina Isabel. Solo entonces llegaría el despegue definitivo. De la vida de Alonso García se deduce que el impulso prmigenio de San Clemente vino de los pastores, que ocuparon el espacio dejado por unos campos arruinados por la guerra. El empujón definitivo lo daría la elección y predilección de las viñas como cultivo agrario.

Pocos testimonios nos ayudan a conocer la villa de San Clemente en la segunda mitad del siglo XV como el de Isabel la Rubia. Esta anciana de 85 años, había nacido hacia 1445 en Osa de la Vega. Con doce o trece años se había desplazado a San Clemente o, más bien como ella narraba la trajeron allí al servicio de la marquesa de Villena
que es natural de la Osa a nueve leguas e syendo de hedad de doze o treze años la truxeron a San Clemente en poder e casa de la marquesa de Villena con quien bivió por tienpo de nueve años e la casó después que fue de hedad de veynte años e después que la truxeron unos rregidores de la Osa a casa de la marquesa syendo de la dicha hedad de los dichos doze o treze años hasta agora a la contynua a sydo vezina y estado casada e bivda e moça en poder de la dicha marquesa en la dicha vylla de San Clemente... eçebto que andando en serviçio de la dicha marquesa fue al Castillo de Garçimuñoz e a otros lugares de la comarca pero la más rresydía en San Clemente
Así, María Portocarrero, mujer de Juan Pacheco, marqués de Villena y maestre de Santiago, tomó por residencia habitual la villa de San Clemente. Alejada de Belmonte prefería una villa abierta y de labradores. Solo de este modo se entiende la fijación de su morada en la villa de San Clemente de numerosas personas, hidalgas y pecheras, desde mediados de siglo. El hecho no es baladí, pues estamos ante la razón histórica por la que San Clemente alcanzó el prestigio que le permitiera décadas después ser la principal villa de la región. Por la casa de María Portocarrero se dejaba ver Francisco de Haro, aunque su residencia era Ocaña, y junto a la casa de María Portocarrero estableció su propia morada el hijo de Francisco, Diego de Haro. Así lo contaba Isabel la Rubia:

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Pleito de hidalguía de Hernán Vázquez de Haro. 1531-1532. (Signatura antigua: 303- 381-15) Imagen 981

que al tienpo esta testiga fue criada de la marquesa de Vyllena e la dicha marquesa byvía çerca de las casas del dicho Diego de Haro y que esta testigo traya en los braços a don Juan Pacheco que después fue  marqués de Vyllena  e se yba con él por las calles e parava por la calle del dicho Diego de Haro e a vezes entrava en su casa
 Es evidente que Isabel la Rubia difícilmente podía llevar en sus brazos al maestre de Santiago, Juan Pacheco, que por entonces era un hombre hecho y derecho, pero tal vez estemos en un lapsus en la memoria de la anciana, que en sus años de mocedad a quien realmente llevara en brazos era a don Diego López Pacheco, II marqués de Villena. Si es así, podríamos aseverar que el nacimiento del II marqués de Villena, objeto de divergencias entre historiadores, sería en la segunda mitad de la década de 1450, una vez canonizado el matrimonio entre sus padres. La impericia de Diego López Pacheco, un adolescente a la muerte de su padre Juan Pacheco en 1474, explicaría muchas de sus desafortunadas acciones en unos momentos claves de la Historia de España.

Pedro Palomares el viejo trabajaba como jornalero para Diego de Haro. Había llegado a San Clemente hacia 1460, procedente de Palomares, aldea de Huete. Por esas mismas fechas había llegado a San Clemente Diego de Haro, donde había vivido hasta su muerte entre 1480 y 1485, con sesenta años. Juan Diente se acordaba de haber cavado su sepultura. La razón de su llegada era su matrimonio con Urraca Ludueña, procedente de Chinchilla, que cuando casó con Diego era viuda del comendador Juan de la Panda (que algún testigo decía haber sido muerto). Diego de Haro tenía dos hermanas: Una de nombre desconocido, que casó con caballero de la Alberca, un tal Villoria, que se tenía por pariente del maestre Juan Pacheco, y otra de nombre Blanca. Un tal Juan de Haro, que era señor de Villar del Saz y luego fue corregidor de Alcaraz, era primo hermano de Diego de Haro. Diego de Haro formaba parte de la baja nobleza al servicio del Marqués de Villena, don Juan Pacheco. Fue su capitán, asistente o guarda suyo en la villa de Castillo de Garcimuñoz .A decir de Alvar Ruiz del Castillo, escribano de la villa de San Clemente desde 1490,
conosçió al dicho Diego de Haro çinco o seys años asy viéndolo en el Castillo de Garcimuñoz  syendo guarda del Castillo de Garcimuñoz que hera cargo más que alcaide que hera sobre todos los que en él estaban
Diego de Haro, que pasaba gran parte de sus días, en su residencia de Villar de Cantos (donde tenía sus propiedades, tal como nos recordaba Alonso de Rebe, o el Robe, que cavaba sus viñas y sembraba sus panes), acudía a los llamamientos del maestre de Santiago con sus escuderos, participando en guerras como las de Fuenterrabía. Conocemos el nombre de algunos de estos escuderos: Martín de Parada, Pedro Tercero, Pedro de Games y Alonso Álvarez de Rebe. Durante las guerras del Marquesado tuvo una participación muy activa al servicio del marqués de Villena
que quando la vylla hera del marqués Vyllena contra el señor Rrey los hidalgos que en la dicha vylla avya  yvan a llamamiento del dicho marqués de Vyllena y entre ellos yva e fue el dicho Diego de Haro y el tienpo que el dicho Diego de Haro byvió el dicho marqués le dio cargos de corregidor en su tierra e le trató como a su criado e persona favoresçida
Una de las personas que mejor podía dar fe de la hidalguía de Diego de Haro era Juan Rosillo, el hijo de Juan López Rosillo, el libertador del Marquesado de Villena, enemigo declarado del marqués de Villena. Juan López Rosillo había fallecido hacia 1510 con ochenta años de edad. Era un contemporáneo de Juan Pacheco. Era una generación que sabía valorar las cualidades de sus enemigos. Francisco de Haro era considerado como un gran caballero e persona de mucha estyma e valor en Ocaña. En esta villa había nacido Diego de Haro, hacia la década de los treinta del cuatrocientos, de la generación de Juan Pacheco y de Juan López Rosillo.

Nos queda la duda, por la imprecisión de los testimonios, pero creemos que Diego de Haro mutó su fidelidad a favor de la Corona, una vez muerto el marqués de Villena y participó a favor de Isabel en la batalla de Toro durante la guerra de sucesión castellana. No solo él, los vecinos de San Clemente lucharon en Toro a favor de la reina Isabel
vydo como el señor don Enrrique de gloriosa memoria (quiere decir Isabel) tratava e trata guerras en este Rreyno con el Rrey de Portugal e quando fue la guerra de Toro los hidalgos e algunos labradores de la dicha villa de San Clemente fueron a la dicha guerra por llamamiento del dicho señor don Enrrique y este testigo los vydo yr a ella saliendo como salieron de la dicha villa con sus armas e cavallos y entre ellos vydo que heran Diego de Haro e quatro de a cavallo con él que heran sus escuderos que se dezían Martín de Parada e Juan de Vuedo (?) e Pedro Terçero e Pedro de Games y después los vyo venir de allá
Diego tuvo dos hijos: Hernán Vázquez de Haro y Francisco de Haro, que ya había fallecido en 1531, dejando un hijo llamado Pedro, vecino de Alcaraz. Hernán Vázquez de Haro había cumplido con sus obligaciones militares como hidalgo, en el cerco de Salses, atacada en 1503 por los franceses. Aunque Hernán, a diferencia de otros hidalgos de la villa, había excusado sus deberes, mandando a un  sustituto
dixo que puede aver veynte ocho años poco más o menos que este testigo vydo que los fidalgos que ovo en la dicha villa de San Clemente fueron llamados por mandamyento de los Rreyes Católicos para yr a la guerra de Salsas que entonçes tenía çercada el Rey de Françia e de los pecheros fueron muchos peones que tanbién fueron los escuderos de acostamiento que ay en la dicha villa
Hernán, de niño había huido de la villa de San Clemente, azotada por la peste, tal como contaba Alonso de Palacios, hidalgo de Vara de Rey. Estaríamos hablando de los años anteriores a la guerra del Marquesado, en torno al primer quinquenio de la década de los setenta
que de antes rresidió en Vala de Rrey donde conoció al dicho Hernán Vázquez de Haro e en otros lugares de la comarca syendo niño andando su padre fuyendo de la pestilençia de San Clemente 
A Vara de Rey, y a casa de un clérigo llamado Martín López Palacios,  volvería Hernán Vázquez de Haro a aprender a leer (el estudio de gramática de San Clemente es de 1495). Hacia  1490, quando no hera ganada Granada, Hernán, que contaba por entonces con una veintena de años, había casado con María, una de las hijas de los hombres más ricos de San Clemente: Miguel Sánchez de los Herreros. Del matrimonio nacieron tres hijas. Una de ellas se casó con el señor de Minaya y las otras dos con caballeros, entre ellos, un hidalgo de Campillo de Altobuey, llamado Pedro de Jaraba. El hermano de Diego de Haro, Pedro, con una tal Urraca de Alcaraz, tenida por una de las mujeres más ricas de esta ciudad. Pero el reconocimiento de la riqueza no venía acompañada de la hidalguía en la pechera San Clemente. Por eso, Hernán al igual que otros hidalgos habían tenido que acudir a la Chancillería de Granada para demostrar su naturaleza noble, al no disponer de ejecutorias, ante una villa que les había exigido en 1531, que exhibieran esos títulos. Hasta entonces los hidalgos se habían dotado de otros títulos o actos positivos de dudoso valor para el concejo sanclementino: la creación de un ayuntamiento de cuatro electores para el nombramiento en la iglesia de Santiago de alcalde de la hermandad; la confección de un padrón propio donde se anotaban los hidalgos para un reparto diferenciado del cobro de la alcabala, y la expedición de albalaes para la reducción del precio de la carne y pescado, libre de impuestos. El repartimiento de la alcabala se había convertido en todo un símbolo político. Impuesto universal que debían pagar todos, pero los hidalgos se negaban a inscribirse con los padrones de los pecheros. En un principio, los nombres de los pecheros eran leídos en los repartimientos de la Iglesia de Santiago Apóstol. En el primer tercio del siglo XVI, con la construcción de un edificio civil para las reuniones del concejo, dos representantes de los hidalgos se reunían en una sala del ayuntamiento con los cogedores de alcabalas donde elaboraban una lista propia para el reparto diferenciado de la alcabala. Mediado el siglo, los padrones incluían a unos y otros. San Clemente no quería tener padrones de hidalgos.

La lista de los que se pretendían hidalgos en 1531 era larga: Hernán Vázquez de Haro, el bachiller Francisco de Resa, Francisco de Hermosa, Diego y Felipe, hijos de Diego de Valera, Jerónimo de Montoya, Baltasar Granero, mosén Cifre, Alonso de la Serna, Hernando de Melgar, Juan Hernández de Pareja, Diego de Resa, Alberto de las Muelas, Juan de Ybarbuena vizcaíno, Pedro de Arta vizcaíno, Pedro de Oma vizcaíno, Pedro Gómez Hidalgo, Martín Ruiz y Juan Ruiz, hijos de Machín vizcaíno. Muchos de los citados eran canteros vascos; otros hidalgos en su lugar de origen, pero que no se habían preocupado de obtener ejecutoria de hidalguía en su lugar de residencia. Gracias a este macroproceso hoy tenemos varios pleitos que nos ayudan a conocer un poco más de la historia de San Clemente.

Hernán Vázquez de Haro obtendría sentencia favorable, declarando su hidalguía, de la Chancillería de Granada el 22 de abril de 1532.



Relación de testigos presentados por Hernán Vázquez de Haro

Pedro Palomares el viejo, pechero, 85 años
Juan Diente, sepulturero de 80 años
Alonso de Chinchilla, hombre pechero, 65 años
Francisco Rosillo, hombre pechero, 67 años, procurador síndico de la villa en años anteriores y alcalde de la hermandad por los pecheros (junto a Hernán Vázquez de Haro por los hidalgos)
Juan López de Palomera, hombre pechero, 70 años o más. Llegado a San Clemente desde Cañada del Hoyo, con dos años y medio de edad.
Alonso de Palacios, hombre hijodalgo, 72 años, vecino de San Clemente desde hace 44 años, antes morador de Vala de Rey. Conoce a Diego de Haro y Hernán, cuando este era un niño y huía de la pestilencia que azotó a San Clemente (antes de las guerras del Marquesado)
Alonso de Esteban López, vecino pechero, 66 o 67 años.
Alonso García de la Alberca, el pastor, 73 o 74 años
Alvar Ruiz del Castillo, hombre pechero, escribano, natural de Castillo de Garcimuñoz y vecino de San Clemente (ca. 1490). 75 años
Cecilia López, mujer de Gil Hernández de Alfaro, alcalde ordinario que fue, difunto, mujer pechera, 66 años
Teresa de Bonjorna, mujer que fue de García de Bonjorne, mujer pechera, 75 años, natural de Santa María del Campo Rus, vecina de San Clemente desde 1570, donde había llegado en compañía de sus padres
Urraca Méndez de Ludueña, mujer hijodalga que fue de Antón Granero, hidalgo; 60 años, prima hermana de Urraca Ludueña, mujer de Diego de Haro, e hija de Sancho de Ludueña, comendador de la Mota. Natural y vecina de San Clemente, estuvo ausente de San Clemente y residió con su marido en Alarcón durante 17 o 18 años. Un hijo del matrimonio fue alcalde de la hermandad por los hidalgos en San Clemente
Mencía López de Mendoza, mujer de Sebastián Navarro, hijadalgo que se dijo ser, de 70 años. Nieta de Diego Montoya
Mari López, viuda, mujer que fue de Antón Sánchez de la Fuente, 70 años
Elvira de Córdoba, mujer que fue de Suero Pallarés, hijadalgo que dijo ser y mujer de tal, 65 años
Isabel la Rubia, pechera, viuda de Juan Chinchilla, 85 años, criada de María Portocarrero, marquesa de Villena
García Martínez Ángel, alcalde ordinario de San Clemente, pechero, 65 años, hijo de Cristóbal Ángel, regidor y alcalde
Juan Rosillo, hijodalgo, 70 años, primo hermano de Hernán Vázquez de Haro, natural de San Clemente. Con diecinueve años se había casado en Chinchilla, donde se había ido a vivir, hasta que con poco más de treinta años se volvió a San Clemente
Alonso López de Rebe, trabajador, pechero, 84 años

Vecinos de Castillo de Garcimuñoz y Vara de Rey

Pero López, alcalde ordinario de Vara de Rey
Diego de Arnedo, hidalgo de Vara de Rey, de 85 a 90 años, natural de Honrubia, llegado con cuarenta años a casarse en Vara de Rey
Juan de Peralta, alcalde ordinario de Castillo de Garcimuñoz
Ortega del Castillo, libre de pechos, hidalgo de 74 años, tiene casada una hija con Sancho López de los Herreros en San Clemente
Álvaro de Villanueva, vecino de Alarcón y natural de Vara de Rey, 65 años, con catorce o quince años se pone al servicio de Diego del Castillo, alcaide de Alarcón. Es sobrino de Diego y Alonso de Montoya, vecinos de Vara de Rey
Tristán de Molina, vecino del Castillo de Garcimuñoz, comendador de la Orden de Santiago, 80 años



ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Pleito de hidalguía de Hernán Vázquez de Haro. 1531-1532. (Signatura antigua: 303- 381-15)


domingo, 1 de abril de 2018

De los Llerena de Alcaraz a los Guedeja de San Clemente (II)



Hacia 1560 Eugenio de Salazar es enviado en comisión judicial a un lugar de Asturias llamado Tormaleo, desde allí dirigirá una carta al licenciado Agustín Guedeja, relator del Consejo y de la Cámara de Su Majestad y ahora su fiscal en la Real Audiencia de Galicia. La carta es archiconocida por mostrar con toda su rudeza, y mucho más sarcasmo, la realidad primitiva de un pueblo atrasado de Asturias.

Aparte de recomendar la lectura de la carta, nosotros pondremos nuestra atención en el destinatario, Agustín Guedeja, o tal como era conocido en su villa natal, San Clemente, el licenciado Guedeja (3). La familia tenía sus casas principales en el pueblo en la proximidad de la plaza junto a las de Juan Jiménez y allí vivirán sus herederos en 1586, tal como nos dice el padrón de alcabalas de ese año. Sus orígenes como hemos visto estaban en la ciudad de Salamanca, ciudad desde la que, fruto de una moza desflorada por un estudiante alcaraceño, una nueva rama familiar se había instalado en la ciudad de Alcaraz y luego en la villa de San Clemente de la Mancha (4).

El licenciado Agustín Guedeja, oidor de la Audiencia de Galicia, murió en la Coruña. El cuatro de agosto de 1592 dicta un testamento, que es incapaz de firmar por hallarse postrado por la enfermedad. Este hombre, ante la muerte, estaba lejos de la tierra que le vio nacer y en tierra extraña. Dejó a voluntad de su mujer el lugar de enterramiento. En su carrera, administrativa lo había conseguido todo: miembro del Consejo Real, oidor de la Audiencia de Galicia y su alcalde mayor. De su tierra natal había dejado todo. Sus padres eran Juan Guedeja y Bernardina de Valenzuela; él de Alcaraz, hijo de un padre bastardo; ella, de familia hidalga. El camino hacia la Corte se lo había preparado su padre. Al licenciado Guedeja, su buen hacer y fama como abogado, hizo que San Clemente le fuera pequeño y buscara en la Corte la proyección a su carrera profesional. En el ayuntamiento del 9 de noviembre de 1548 ya se dice que el licenciado Guedeja se lleva de la villa un salario excesivo de 9.000 maravedíes por unos negocios que en realidad no ejercita. Su ambición se vería colmada con un salario mensual de 40.000 maravedíes en la Corte, según nos consta para el año 1554.

Del matrimonio bachiller Juan Guedeja y su mujer Bernardina Guedeja conocemos seis hijos: Juan Guedeja Valenzuela, corregidor en Alcalá la Real y diversos partidos del Reino de Granada, y posteriormente, escribano mayor de rentas; Agustín de Guedeja, relator del Consejo y oidor de la Audiencia de Galicia; Jerónimo de Guedeja, racionero de la colegiata de Belmonte, y Jerónima Guedeja. Habría que añadir dos hermanas, María que profesó como monja en el convento del Espíritu Santo de la ciudad de Alcaraz, renunció a sus legítimas de la herencia, a cambio recibe 300 ducados como dote conventual (19 de abril de 1569). Y Juana Guedeja Peralta, casada y sin sucesión con el hombre quizás más influyente de la villa de San Clemente en el último cuarto de siglo: don Francisco de Mendoza, biznieto por línea varonil de Hernando del Castillo, alcaide de la fortaleza de Alarcón.

Dote conventual de María Guedeja para ingreso en el convento del Espíritu Santo de Alcaraz (1569). ARCHIVO MUNICIPAL DE SAN CLEMENTE. ESCRIBANIAS. Leg. 28/10

Jerónima de Guedeja casaría con Juan Gallo de Andrade, secretario del Consejo Real. El marido de Jerónima hemos de suponerlo clave en la conexión gallega de la familia y en las futuras aspiraciones del licenciado Agustín.

El licenciado Agustín Guedeja, sustituyó a su padre en 1563 como relator del Consejo Real. Pero su carrera administrativa le llevaría a la Coruña, donde ocuparía diversos cargos en la Real Audiencia de Galicia: fiscal, oidor y alcalde mayor. Casó dos veces. La primera con doña Catalina Muñoz Iranzo. De este primer matrimonio nacerían dos hijas, Bernardina Guedeja y María Guedeja. El segundo matrimonio sería con una noble gallega, María Pardos de Andrade, del que nacerían Juan Guedeja y Micaela Guedeja.

El  licenciado Agustín Guedeja invirtió sus ganancias en rentas y juros en su tierra de procedencia. Disponía de un censo de 750.250 maravedíes sobre los propios del concejo de Campillo de Altobuey, un juro de 1.078.650 maravedíes sobre las salinas de Iniesta (sitas en la recién emancipada villa de la Minglanilla), un juro de dos cuentos cien mil maravedíes de principal y una renta anual de 150.000 maravedíes, a catorce al millar, situado sobre las alcabalas de Utiel, cedido el 29 de abril de 1573 por Francisca Sanvítores, viuda de Luis Falaguer, vecino de Valladolid.; otro juro de un 1.312.500 maravedíes sobre las alcabalas del Marquesado de Villena, más de 870.000 maravedíes adeudados por los herederos del Alonso de Valenzuela, regidor de San Clemente; 1.130.520 maravedíes invertidos en el banco y compañía de Pedro Villamor; un censo sobre los propios de Ayna de 300.000 maravedíes; además de 266.552 maravedíes de tres juros situados sobre las rentas de las alcabalas de Alcaraz y Alcalá de Henares..

La fortuna amasada por el licenciado Agustín Guedeja era inmensa. A su muerte la debió dividir entre los herederos de sus dos matrimonios, teniendo en cuenta que el hijo varón Juan fue mejorado con el quinto y tercio. Las herederas del primer matrimonio, Bernardina y María recibieron 7.446.652 maravedíes y el juro de 2.100.000 maravedíes sobre las alcabalas del Marquesado de Villena.

Agustín de Guedeja nunca olvidó su tierra natal. La hija mayor, Bernardina Guedeja Iranzo, casó con el sanclementino Gregorio de Valenzuela, regidor perpetuo de la villa de San Clemente. Ambos fundarían capilla en la Iglesia parroquial de Santiago. Así, parte de los bienes ( cerca de 3.800.000 maravedíes y 787.500 maravedíes del juro de las alcabalas de Utiel), volverían de nuevo a unos Valenzuela. Posteriormente por testamento de Bernardina Guedeja de nueve de octubre de 1597, ésta dejaba a sus cuñados Pedro de Valenzuela y Diego de Valenzuela, hermanos de Gregorio, dos mil y mil ducados respectivamente. Pedro Valenzuela y su hermano Diego recibirían el valor de esos tres mil ducados en bienes raíces y rentas por ejecución judicial del años 1604. Gracias a la cual conocemos los bienes poseídos por la difunta en la villa de San Clemente:

  • Una era de despajar pan alinde de las beatas Alarcón y Fajardo en las eras de la Cruz
  • Una haza cebadal bajo del cerro de las Torcas, alinde de hazas de doña Catalina MUñoz, viuda del capitán Oropesa.
  • Un juro de 2.100 ducados sobre las alcabalas de Utiel y el censo sobre los propios de Campillo de Altobuey
El juro de los dos mil cien ducados serían vendidos por los hermanos Valenzuela a don Rodrigo Ortega nada más ejecutados. Don Rodrigo pagaría al contado 1.400 ducados a Pedro de Valenzuela y su mujer Juana Manuel y 700 ducados a Diego y su mujer María Muñoz.

La herencia de los Guedeja se deshacía. Juan Guedeja, hermano de Agustín Guedeja, vio finalizada su carrera administrativa en 1610. Había llegado a ser escribano mayor de rentas, encontrando la muerte un 23 de febrero de 1610; poco después, el 23 de diciembre, le siguió su mujer doña Catalina de Peñalosa. Sus cuerpos fueron enterrados en la bóveda de su capilla de la Santísima Trinidad de la villa de Madrid.

Diecisiete años antes le había precedido en la muerte su sobrina María, que dejó su testamento en Alcalá la Real (donde su tío Juan era corregidor) un 13 de julio de 1593. Su testamento se abriría el 15 de octubre, fecha sin duda posterior a la de su muerte. Dejó como heredero de todos sus bienes a su tío Juan de Guedeja Valenzuela, escribano mayor de rentas y corregidor de Alcalá la Real. entre ellos dos mil ducados para hacer frente a las mandas testamentarias. Pero no se olvidó de la villa originaria de la familia, San Clemente, dejando una renta de cincuenta mil maravedíes para casar doncellas parientes de su linaje
quiero y mando que de la dicha mi hazienda e mexor parado en ella se conpren en la dicha villa de San Clemente cinquenta mill maravedíes de rrenta en cada un año a rrazón de catorze mill mrs. el millar en juros e zensos que estén bien ynpuestos y seguros a voluntad del corregidor o su theniente o del guardián deon conuento del señor Sant Francisco de la dicha villa e rregidores della más antiguos
 AGS, CME, 0134, 016, 0048. Testamento de María Guedeja
El interés de los Guedeja por la villa de San Clemente era propio de toda la familia. Aunque con fines menos altruistas. Los tíos de María, Juan, el escribano mayor de rentas, y Juana, la viuda de Francisco de Mendoza, acudieron en socorro de la villa tras la debacle provocada por la crisis de 1600. Un concejo acuciado en 1601 por la necesidad de pagar el privilegio de la escribanía pública concedida a la villa tres años antes, empeñaba sus dehesa de Villalpardillo y los Pinares, como garantía de los 1.300 ducados prestados por Juana Guedeja de Peralta, viuda del regidor Francisco de Mendoza; previamente, había prestado otros 2.050 ducados para compra de trigo. Su hermano Juan de Guedeja, por entonces escribano mayor de rentas en Valladolid, prestará en 1605 la suma 4.000 ducados con el mismo fin, pero las garantías ahora serán desorbitadas. Prácticamente la totalidad de los propios de la villa, excluidos aquéllos ya hipotecados a su hermana, además del caudal del pósito. Diego Torrente Pérez ha calculado en cerca de 10.000 ducados la garantía; aunque podamos dudar del cálculo, tomamos como buena una cifra que marcará dos años después el umbral deficitario de la villa.

Juan Guedeja Pardo, el hijo del licenciado Agustín moriría años después de sus hermanas María y Bernardina, creemos que en 1608. Sería sepultado en una capilla del convento franciscano de la villa de Vivero.Ninguno de ellos dejó sucesión. La heredera de los bienes era pues la hermana pequeña, Micaela Guedeja, casada con Jusepe Camaño y Mendoza. En ella recaería la herencia de los Guedeja, descontados los tres mil ducados, ya mencionados, que volvieron fugazmente a los Valenzuela para acabar definitivamente en manos de don Rodrigo Ortega.

Así, los bienes de los Guedeja, en su mayoría, acabaron en manos de Jusepe Camaño y Micaela Guedeja, que los vincularon a la casa y mayorazgo de Rubiañez en el Reino de Galicia.


(3) SALAZAR, Eugenio: Cartas a muy particulares amigos suyos. Ribadeneyra. Madrid. 1866, pp. 81 y ss.
(4) RAH. Colección Salazar y Castro. Tabla genealógica de la familia Guedeja, vecina de Salamanca. [33, fº 103 v.]

AGS. CME, 134, 16, Juro a favor del licenciado Agustín Guedeja. (Mi agradecimiento a Valentín  Casco Fernández por haberme facilitado el conocimiento de este expediente)