El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

domingo, 16 de octubre de 2022

Rompimiento de tierras en Villanueva de la Jara

 Ya hemos hablado del imparable impulso roturador de tierras de Villanueva de la Jara en sus aldeas del sur, y, también, de colonos jareños en el lugar de El Picazo, desde muy temprano, pero el salto al otro lado de la ribera del Júcar por los jareños fue mucho más intenso de lo que podamos imaginar. En fechas tan tempranas como 1517, el concejo de San Clemente compra un haza a un jareño para ampliar las instalaciones de sus molinos del Concejo, junto a la ribera del Júcar, pero es en la década de 1560, amprándose en vacíos legales y el apoyo tácito de la Corona a la ocupación de tierras llecas y baldías, cuando los jareños se lanzan a un rompimiento abrupto de las tierras de Vara de Rey y sus aldeas con su labrantío y ocupación por vía de la usurpación. El paso del Júcar por los jareños fue visto por los vararreyenses como agresión. Si el conflicto se presentó como incumplimiento de las ordenanzas locales, pronto se pidió la intervención de la justicia del Marquesado y su alguacil mayor para pedir la reintegración de las tierras ocupadas. De los testimonios se desprende que eran tierras de nueva labranza, sitas y paralelas al río Júcar, y que, probablemente, el concejo de Vara de Rey temiera un conflicto con la Mesta, pues, además de tierras llecas del municipio, las usurpaciones afectaban a zonas transitadas por ganados mesteños. En el rompimiento de tierras participaron jareños, pero también vararreyenses. La actitud de la justicia de Vara de Rey fue pregonar por el pueblo las ordenanzas y las penas que incurrían los infractores, pero Vara de Rey se veía impotente para poner frenes a roturaciones de tierras que iban desde los veinte a los cuarenta almudes, y que se estaban comiendo tierras marginales y escabrosas que por la toponimia nos indican lo poco aptas que debían ser para el cultivo. En la falda del cerro de la Perra, Alonso García de Villalba, vararreyense labró diez almudes, y otros veinte almudes en la fuente de la de Tébar; Pedro de Ruipérez, morador en Quintanar estaba roturando tierras, treinta almudes, en los jarales del camino de los molinos del Concejo; Juan de Caballón, vecino de Villanueva de la Jara, treinta almudes al lado del anterior; Perálvarez, vecino de El Picazo, diez almudes; Ginés de Enguídanos, de la Jara, cincuenta almudes, y su yerno Álvaro de Morales, que vivía en El Picazo, cuarenta almudes. La lista se completaba con otros nombres: Damián Pérez, de El Picazo, Isidro Ruipérez, de Quintanar, o los jareños Daroca el de la Puente y Ginés de Madrid . Muestra de que el rompimiento, un movimiento de tenaza de los jareños, labradores de El Picazo a Quintanar dispuestos a hacerse con las tierras orientales del término de Sisante, estaba socavando la autoridad de las justicias de Vara de Rey, es que esta villa pidió la intervención directa de la justicia del Marquesado para prender a los infractores, dada su impotencia ante la generalidad del movimiento. Hasta Vara del Rey se desplazó el alcalde mayor Esteban de Molina, asentando sus estrados judiciales en la plaza del pueblo y ordenando la detención de los jareños y sus consortes de El Picazo, en un multitudinario acto, que se extendió el 15 al 20 de diciembre de 1565, al que acudió la mayor parte de la vecindad de Vara de Rey y su aldea Sisante, cuyos agricultores no debían ser ajenos al movimiento de ocupación de tierras. Es más, en sesión plenaria anterior, las grandes familias que dominaban el ayuntamiento hicieron declaración solemne con las penas que podían incurrir los que infringiesen las ordenanzas municipales y la pragmática sobre conservación de montes. La sentencia del alcalde mayor impondría penas altas de doce a quince mil maravedíes, que los jareños apelaron a la Chancillería de Granada. Pero más interesante que el proceso es la declaración de los regidores y oficiales vararreyenses, pues de la falta de tierra se desprende la confrontación de intereses en juego, intereses ganaderos incluidos.


Concejo de Villanueva de la Jara 18 de noviembre de 1565

Sebastián Navarro y Alonso de Cañavate, alcaldes ordinarios.

Agustín de Valera, Hernando de Utiel, Juan de Villena, Andrés Saiz del Pozoseco, y Antonio de Córdoba, regidores perpetuos

Pedro de Monteagudo, alguacil mayor

Concejo de Villanueva de la Jara de 27 de febrero de 1564

Juan de Cuevas, alcalde ordinario

Agustín de Valera, Juan de Caballón, Fernando de Utiel y Juan de Villena, regidores perpetuos

Concejo de Villanueva de la Jara de 5 de octubre de 1565

Alonso del Cañavate y Sebastián Navarro, alcaldes ordinarios

Llorente López de Tébar, Hernando de Utiel, Juan de Villena, Benito del Cañavate, regidores perpetuos

Pedro de Monteagudo y el bachiller Clemente, alguaciles mayores

viernes, 7 de octubre de 2022

Obra monacal en 1591

 

CUENCA

 

Monasterio de Ntra. Sra de Loreto de frailes agustinos

9

Monasterio de San Pablo de frailes dominicos

12

El de la Trinidad

24

El de San Francisco

65

El de San Lorº descalzos

8

Colegio de Teatinos

34

Monasterio de monjas de la Concepción de arriba

25

Monasterio de San Pedro el alto

22

Mº Concepción de abajo

40

Mº San Bernardo

35

Mº San Benito

36

PRIEGO

 

Mº de monjas de la Concepción francisca

30

Otro de frailes franciscos

13

Otro de agustinos

6

MOLINA

 

Monasterio de frailes franciscos

40

Otro de monjas franciscas

30

MOYA

 

Monasterio de la orden de San Francisco

11

GARABALLA

 

Monasterio de frailes de la Trinidad

18

CARBONERAS

 

Monasterio de frailes dominicos

31

SAN LORENZO DE LA PARRILLA

 

Monasterio de frailes franciscos

21

CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

 

Monasterio de frailes de la orden de San Agustín

14

Otro de monjas agustinas

40

BELMONTE

 

Monasterio de frailes franciscos

50

Colegio de teatinos

20

Monasterio de monjas de Sta. Catalina

44

Otro de la Concepción francisca

20

SAN CLEMENTE

 

Monasterio de frailes franciscos

30

Otro de monjas de Santa Clara

35

Otro de monjas de la Trinidad

15

ALBERCA

 

Monasterio de frailes carmelitas

4

LA RODA

 

Monasterio de frailes de la Trinidad

10

REQUENA

 

Monasterio de frailes franciscos

20

Otro de carmelitas

20

VILLANUEVA DE LA JARA

 

Monasterio de frailes franciscos

16

Otro de carmelitas

9

Otro de monjas de Santa Clara

17

Otro de carmelitas

10

VALVERDE

 

Monasterio de frailes franciscos

16

INIESTA

 

Monasterio de franciscos

30

 

 

 

 

sábado, 24 de septiembre de 2022

Sisante y los Alarcón

 Los Ruiz de Alarcón de Sisante no son tales, pues su descendencia por vía recta de varón viene del doctor Pedro González del Castillo y su bastardo el licenciado Fernán González del Castillo.

En 1562, el sucesor de la familia era Pedro Ruiz de Alarcón, que disfrutaba en Sisante de la herencia familiar en la dehesa de Olivilla. Ahora los conflictos eran con la villa de Vara de Rey de la que dependía su aldea Sisante. Pedro Ruiz de Alarcón había sido condenado por el alcalde de Vara de Rey Jorge López de Gabaldón por haber movido los mojones de su dehesa de Olivilla y ocupado otros términos ajenos. Pedro Ruiz de Alarcón conseguiría provisión favorable de la corte para reabrir el caso, pero esta provisión no sería notificada hasta diciembre de 1563 a los regidores Diego de Buedo y Ginés de Andújar. 

El proceso contra Pedro Ruiz de Alarcón lo había llevado el concejo de Vara de Rey ante la justicia de su alcalde, actuando como procurador de la villa, el regidor Ginés de Andújar. No es que Pedro Ruiz de Alarcón fuera ajeno a ese concejo, pues detentaba el título de alferez de la villa. El conflicto venía, una vez más, por la necesidad de tierra de los sisanteños, aventura al que no debía ser ajeno Pedro Ruiz de Alarcón. El deseo de apropiarse de tierras en torno a la dehesa de Olivilla, término que había sido de caza, monte y pastos, provocó el conflicto, haciendo uso de la fuerza el citado Pedro Ruiz de Alarcón con sus criados y guardas.

Pedro Ruiz de Alarcón fue conminado a presentar los títulos de propiedad sobre la dehesa de la Olivilla mediante un auto requisitorio que recibió su criado Tomás Aparicio en los molinos del licenciado, junto al Júcar y en término de Castillo de Garcimuñoz. El caso es que Pedro Ruiz de Alarcón no tenía o no presentó los títulos que hubieron de corresponder al doctor Pedro Gonzáles del Castillo, así que se retrotrajo a la posesión familiar de la dehesa de la Olivilla desde tiempo inmemorial y con límites claros y definidos.

Las primeras incursiones de Pedro Ruiz de Alarcón en territorio que el concejo de Vara de Rey reclamaba como propio, fue en la llamada Punta del Arenal, cerca de la casa de Buedo de la Rada, hacia Tébar. A caballo y con dos criados andaba Pedro Ruiz moviendo mojones. Don Pedro había ensanchado su dehesa alrededor de entre ciento cincuenta y seiscientos pasos por diferentes parajes conocidos como el Arenal, la Carrasca, Tejarejos, el vallejo del Gato, el Enebro, el Calderón, el Tobarejo o los Calvillos, poniendo en duda aprovechamientos comunes como el pozo de la Olivilla, aunque sus acusadores, entre los que se hallaba la viuda de Martín de Buedo de la Rada, estaban labrando estos terrenos y cercenando aprovechamientos comunes, entre ellos, el agua del pozo de la Olivilla, donde bebían los ganados y anejo a las propiedades de Ruiz de Alarcón, que había defendido sus propiedades con un valladar.

La dehesa de Olivilla se había apeado en 1526 por diversos apeadores: Juan de Moratalla el viejo, Diego González, Pedro Martínez Pintor, Ginés de Llanos, este último vecino de San Clemente y escribano. Se apeó a petición de Alonso Carrillo, hijo de Alonso Álvarez, señor de Cervera como tutor de Pedro Ruiz de Alarcón. La ocupación de términos de Pedro Ruiz de Alarcón lo enfrentaba a la familia Buedo que tenía su casa y heredades al lado.

La sentencia del alcalde de Vara de Rey decía así: "que el dicho Pedro Ruiz y sus actores an tomado y ocupado del término común baldío desta dicha villa y concejo della y metídolo en la dehesa que pretende tener que dize de la Olivilla término desta dicha villa ensanchando la dicha dehesa en ello y despojando a esta dicha villa de la posesión que en ello tenía especialmente desde el mojón que en la dicha dehesa solía estar puesto para división della y del dicho término común baldío en la halda del cerro que dizen Tejarejos hazia el de la hoya la Graxa y hazia el del Vallejo el Gato y el pozo que dizen de la Olivilla y hasta dar en el mojón del Carril pegado a la hoya Mari Alva y que para esta dicha ocupación la parte del dicho Pedro Ruiz no a mostrado título bastante". La sentencia recogía además la retirada del título de alférez si no restituía los términos ocupados.

La defensa de Pedro Ruiz de Alarcón muestra su aislamiento en el juego político de Vara de Rey, en su apelación recuso a los jueces, el alcalde y su acompañado Diego López del Río. Pidió ser juzgado por letrados con conocimiento de justicia, siempre que no fuera el licenciado Antonio León. De poco le valió, pues la villa mandó a Ginés de Andújar a tomar posesión de los términos usurpados, a la antigua usanza:

"Luego el dicho Ginés de Andújar en el dicho nonbre de la dicha villa tomó la posesión conforme a la dicha sentencia y en señal de posesión tomo un açadón e rozó ciertas atochas e corto de un pino ciertas ramas dél e continuando la dicha posesión e de como la tomaba e tomó pidió a nos los dichos escrivanos se lo diésemos por testimonio". El terreno recuperado fue considerado baldío, propiedad del concejo de Vara de Rey y para aprovechamiento de sus vecinos. Justo en un momento que la Corona reclamaba estos baldíos para sí.


Concejo de Vara de Rey 25 de junio de 1562, no asisten otros regidores

Jorge López de Gabaldón y García Sánchez de Jávega, alcaldes ordinarios

Amador de Jávega, Ginés de Andújar, regidores

Ginés de Buedo, alguacil mayor

Testigos

Diego de Pedro López Simón, vecino de Sisante.

Pedro Serrano, morador de Sisante

Pedro Lapuerta, morador en Tébar

Pedro González, vecino de Sisante

Miguel Herrainz, morador en Sisante

Pedro García, morador en Sisante

Jorge López, morador en Sisante

Antonio Buedo, vecino en Vara de Rey, hijo de Martín de Buedo y Catalina Hervías

ACHGR, PLEITOS CIVILES, 2581-12

domingo, 18 de septiembre de 2022

SANTIAGO DE LA TORRE EN LAS FOTOGRAFÍAS DE JULIÁN MARTÍNEZ PÉREZ

 Estas fotografías pertenecen al archivo familiar de JULIÁN MARTÍNEZ PÉREZ, un hombre que unió, a su profesión de maestro, la de fotógrafo. Conocido por su incansable labor para atestiguar la Semana Santa de Cuenca, es menos conocida su labor por retratar los pueblos de la provincia de Cuenca en los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado.

Las fotografías presentes corresponden al castillo de Santiago de la Torre. Son fotografías de inicios de la década de los sesenta y se divulgan, previa autorización de la hija del autor, con el fin a contribuir al proceso de restauración del castillo y no otro. 

Confiamos que algún día se pueda presentar esta colección de forma más decente y en su integridad, al menos lo que queda de ella, como testimonio único y de inapreciable valor para recuperar la memoria histórica de los pueblos de Cuenca.












    ARCHIVO FAMILIAR DE JULIÁN MARTÍNEZ PÉREZ
(Mi agradecimiento a su hija Mª Elena Martínez Sánchez)










sábado, 17 de septiembre de 2022

La hidalguía de los Moreno de Vara de Rey

 Los litigantes eran Sebastián Moreno y su hermano Antón García Moreno, ahora vecinos de Villarejo de Fuentes eran hijos de Antón García Moreno y nietos de Martín Moreno. El bisabuelo era Juan García de Alarcón Moreno, vecino de Vara de Rey.

El abuelo Martín Moreno, había fallecido hacia 1525, con unos 65 años, y había sido vecino de Vara de Rey, su hijo Antón García Moreno se había avecindado en San Clemente y había fallecido veinte años después que su padre Martín con 44 años. Otro hijo de Martin Moreno era Diego Moreno que había casado en Barrax. Otros parientes eran Alonso Moreno, primo hermano del padre Antón, que vivía en San Clemente, hijo de Alonso Moreno (hermano del abuelo Martín), que había tenido otros dos hijos Amador Moreno y Antonio Moreno. Amador Moreno había casado en Alarcón Antonio en La Roda. 

El abuelo Martín Moreno había casado con María Alonso de Palacios. El Hijo Antón García Moreno se había casado en San Clemente con Catalina López, Dejó una amplia prole: además de los dos litigantes, el doctor Martín Moreno de Palacios, visitador y vicario general del partido de Alcaraz, que en 1574 era cura de Villarejo de Fuentes, el bachiller Melchor de Palacios, cura de Ayna, Juana López, mujer de Francisco Zamora, y vecina de San Clemente, y María Alonso de Palacios, mujer de Alonso de Valcárcel, vecino de Hellín.



Testigos de probanza de 1574

Juan González de Origüela, vecino y escribano de San Clemente. 72 años. Hijo de Luis Sánchez de Origüela, el relajado por la Inquisición, dice que falleció con 75 años y que hacía que falleció 57 años (1517, fecha de su condena y muerte). Juan tenía muy presente la memoria de su padre: Luis Sánchez de Origüela padre deste testigo que como tenía dicho hera hombre viejo e anciano que quando fallesçió sería de hedad de setenta e çinco años e habrá que fallesíó çinquenta e siete años que si agora fuera vivo fuera de hedad de çiento e veynte e tres años

Fray Antonio Martínez, fraile profeso de la orden de San Francisco, natural de Vara de Rey y de 68 años. Cita a varios ancianos de Vara de Rey: Juan Grande el viejo, fallecido hacia 1550 con ochenta años; Juan López de Honrubia, fallecido hacia 1545, con 80 años y Alonso de Andújar, que falleció en 1560 con 84 años. Toma el hábito hacia 1558, antes era clérigo

Tristán de Pallarés, clérigo presbítero de la villa de San Clemente, de ochenta años más o menos.

Alvar Jiménez el viejo, pechero y vecino de San Clemente, 80 años, era natural de Vara de Rey, hijo de Martín Jiménez, muerto con 75 años y que había nacido e 1445. Citaba a Gil López Merchante, vecino de Vara de Rey, que había vivido desde 1435 hasta 1520.

Alonso de Monreal, pechero y vecino de Vara de Rey, 72 años, hijo de Gonzalo Martínez de Monreal, fallecido en 1530, con setenta años.

Alonso de Alarcón el viejo, vecino de Vara de Rey, pechero, 68 años.

García Hernández el viejo, pechero, 62 años, vecino de Vara de Rey, aporta el testimonio de María Marina de Alcocer, conocida como la vieja de Alcocer, que tenía 95 años cuando falleció en 1540.


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-66-37, EJECUTORIA DEHIDALGUÍA DE19 DE ENERO DE 1581

Los hidalgos de Vara de Rey se niegan a pechar (1542)

Los hidalgos vararreyenses tenían fama de ser muchos y antiguos, aunque había de todo. Las Relaciones Topográficas contaban hasta un número de ochenta hidalgos en la villa de Vara de Rey, nada que envidiar a la vecina San Clemente. El año 1537 se había significado porque los hidalgos de San Clemente habían accedido a los oficios públicos, tanto como por la separación de su aldea San Clemente. Los hidalgos sanclementinos, junto a otros ricos pecheros, que no eran de sangre azul, accederán al poder definitivamente en 1543 con la compra de las regidurías perpetuas. 

Había hidalgos en Vara de Rey y había hidalgos. Montoya y Buedo se tenían por los más significados, pero, otros, como los Peralta tenían nombramientos de caballeros ganados por sus antepasados en batalla contra el moro. A la altura de 1542, a algunos otros hidalgos lo único que les preocupaba era no pagar impuestos en los repartimientos, aunque detrás de esa aspiración había una disputa de fondo con los labradores para acceder a los oficios concejiles y ganar notoriedad en la villa. Ese año de 1542 varios hidalgos apelaron a la Chancillería de Granada, su obligación de contribuir a las cargas concejiles. Eran Amador Moreno y Sebastián Moreno, Hernán Sánchez de Gabaldón, Pedro López de Huete, Alonso de la Parrilla, Yomar de Peralta, mujer del difunto Gregorio de Buedo, y Catalina de Cubas, mujer que fue de Sebastián de Peralta. Se nombraron procuradores para su representación a Amador Moreno y Carlos Peralta. Destacar esas alianzas matrimoniales de las Peralta (sucesoras de Fernán Sánchez Calanzo, que vivía por Vara de Rey en la segunda mitad del siglo XIV) con dos miembros de familias diversas: Gregorio de Buedo, familia noble que ya nos aparece como cabelleros de Alarcón en 1414 y Catalina de Cubas, apellido que nos lleva a Iniesta. Luego estaban los otros, Moreno y Gabaldón, de los segundos sabemos que Hernán Sánchez Gabaldón estaba casado con una Granero, de nombre Juana, que debió llevar al matrimonio algo de la fortuna de esta familia en Valhermoso. Estos gabaldones tenían fama de hidalgos de toda la vida, pero luego después en 1600 la familia no irá más allá del abuelo Hernán Sánchez Granero el viejo.


El pleito trata sobre la negativa de los hidalgos a ser empadronados junto a los pecheros en el mismo libro de repartimientos de pechos. La razón, aunque no lo dice, está en el pago de la exención como villa de Vara de Rey la compra de Sisante como su aldea


Concejo de Vala de Rey, 5 de enero de 1542

Alonso de Sepúlveda y Miguel Gallego, alcaldes ordinarios

Francisco de Resa y Hernán Ramón, Juan Sánchez Collado y Hernán López, regidores

Juan Fraile, alguacil mayor,

Diego de Montoya y Jorge López, Rodrigo López, Amador de Jávega, Fabián de Gabaldón, diputados

Se nombra procurador a Juan de Sevilla.


ACHGR, PLEITOS CIVILES, 2040-9

martes, 6 de septiembre de 2022

Visitas de los Inquisidores a San Clemente

 En 1593, todavía se recordaba la visita del Inquisidor General de la Inquisición de Cuenca  Fernando Cortés a la villa de San Clemente once años antes; entonces, y en la iglesia de Santiago Apóstol, se sentó en una silla y una almohada de terciopelo a los pies en el altar mayor, en la parte del Evangelio y bajo un dosel. El familiar del Santo Oficio de San Clemente Gonzálo Ángel decía que esa era la costumbre en San Clemente y en otras villas como Castillo de Garcimuñoz, así lo había visto en esta última villa durante la visita del Inquisidor Jiménez Reinoso. Aunque los problemas venían porque en la visita del Inquisidor Pedro Cifontes de ese año 1593, algunos oficiales del concejo y personas honradas habían metido sus sillas, aparentemente cuando el Inquisidor asistía a los oficios y no a la visita oficial, de anatema y edicto, momento en el que únicamente había un escaño en el centro de la iglesia y estaba prohibido que los vecinos metieran silla alguna en la iglesia. Las palabras exculpatorias de los familiares no parecieron convencer, a pesar, o quizás por ello, de citar la visitas a San Clemente y Castillo de Garcimuñoz, villas con bastante fama de judaizantes.

No es que se prodigaran los Inquisidores para San Clemente, afortunadamente, pues al edicto de fe y carta de anatema que leían iba seguido de un periodo de gracia para que los pecadores se autoinculparan o lo que era más frecuente fueran denunciados por sus vecinos. Se recordaba la visita del Inquisidor licenciado Diego del Camino hacía 25 años, la citada Fernando Cortés hacia 1581 o 1582 y esta que tratamos de Cifontes Loarte. Los Inquisidores visitaban los pueblos cuando podían, así el doctor Jiménez Reinoso visitó Castillo de Garcimuñoz en 1586 y Villanueva de la Jara e Iniesta en 1589. Sabemos que el inquisidor Camino visitó San Clemente, Castillo de Garcimuñoz y Belmonte en 1561.

Aunque el que más sabía del asunto era el doctor Tébar, cura propietario de la parroquia y descendiente directo de judíos, que habiendo preguntado cuál era la costumbre a los familiares del Santo Oficio le señalaron el uso. Mandó el doctor Tébar al sacristán Juan Agudo que pusiera silla al Inquisidor Cifontes y se puso una silla de terciopelo carmesí y una almohada, que no debió ser del gusto del Inquisidor, pues hubo de cambiarse la silla por una de cuero negro. Si ya la cosa principió con roces, estos fueron a más, cuando a instancia del cura Tébar, el alcalde mayor, los alcaldes ordinarios y los regidores, llevaron hasta la iglesia sus asientos del ayuntamiento para ocupar en la iglesia una posición principal. Si la justicia y regidores ocuparon el lugar central de la Iglesia, debió molestar más al inquisidor Cifontes que el doctor Tébar colocará su silla en el centro del altar mayor y junto a él la del alcalde mayor. Par más inri parece que el doctor Tébar, que demostrando quien mandaba procuró rodearse en el altar mayor de todos sus clérigos, colocó una silla más, pues mientras el Inquisidor pronunciaba sus edictos, el cura quería hablar de unos negocios particulares con el alcalde mayor,el licenciado Juan de la Fuente Hurtado, y tener una buena posición ante el predicador de la homilía, que resultó ser el cura de Villarrobledo.

Si el encontronazo del día de los edictos no sentó muy bien al Inquisidor, peor sentó que el día de la virgen de Marzo, fiesta popular en el pueblo, autoridades y pueblo de San Clemente acudieran cada uno con su silla al oficio divino, mientras que el Inquisidor era reducido a simple banco común

El doctor Tebár no debía estar muy contento con el Santo Oficio, pues seis años antes la Suprema había ordenado poner la palabra judaizante en el sambenito de su tío abuelo Luis Sánchez de Origüela, que colgaba con otra docena a la entrada de la Iglesia. 

Gonzalo Ángel, familiar del Santo Oficio de San Clemente, 50 años

Juan de Montoya, familiar del Santo Oficio de San Clemente, 56 años

Cristóbal Simón Ángel, secretario del Santo Oficio de Cuenca, 46 años

Cristóbal de Tébar y Valenzuela, 42 años (su declaración es de 3 de junio de 1593)

Juan del Campo, clérigo, 45 años

Francisco Martínez, clérigo, 50 años

Juan Agudo, sacristán de la Iglesia, 40 años

Licenciado Diego de Montoya, abogado, 51 años

Bachiller Alonso Ruiz de Villamediana, abogado, 62 años

Francisco Ángel, 36 años, labrador

Antonio García de Villamediana, familiar del Santo Oficio, 60 años

Pedro de Garnica Zapata, regidor, 34 años

Martín Ochoa, nuncio del Santo Oficio de Cuenca, 55 años


Archivo Histórico Nacional, INQUISICIÓN,1924,Exp.25

domingo, 4 de septiembre de 2022

HIDALGUÍA DE JULIÁN GÓMEZ, VECINO DE VARA DE REY

 

Diego y Julián Gómez eran hijos de Martín Gómez eran hijos de Martín Gómez y Teresa Ramón, todos ellos de Vara de Rey,( aunque Martín era natural de Villanueva de la Jara) y nietos de Garcí Gómez, vecino de Villanueva de la Jara . El bisabuelo era Martín Gómez el hidalgo, conocido como el de El Cañavate por ser natural de allí.

García Gómez había fallecido hacia 1515, estaba casado con María Alvarez de Villaseñor

García Gómez tenía un hermano llamado Juan Gómez (probablemente entallador, del que tenemos noticias en Belmonte haciendo un retablo)

Martín Gómez el hijodalgo del Cañavate: "Martín Goméz hidalgo el viejo bisaguelo de los que litigauan auía sido veçino  de la dicha villa de Villanueua de la Xara e que auía vivido en ella con su casa familia bienes e Hazienda e que auía sido un hombre muy honrado e muy prinçipal en la dicha villa de Villanueua de la Xara e que como tal hombre prinçipal auía dexado una capellanía en la yglesia parrochial de la dicha villa de Villanueua a la mano derecha que desçían la capilla de Santa Catalina"

"y auía hecho una capilla y enterramiento en la dicha villa de Villanueua de la Xara que deçían la capilla de Santa Catalina que deçía se auía de deçir la capilla de Martín Gómez el hijodalgo"

"auía dexado en la dicha villa de Villanueua de la Xara un ospital para pobres y una capilla que estaba en la yglesia de la dicha villa que desçían de Santa Catalina"

Diego y Julián se habían casado y vivían en Sisante.


Testigos de la probanza de 1577


Juan de Higueras, labrador de Villanueva de la Jara

Alonso Sepúlveda, hidalgo de Vara de Rey, 86 años

Bachiller Francisco González, vecino pechero de Villanueva de la Jara, 75 años

Juan de Jávega, labrador hombre pechero, vecino de Vara de Rey, 65 años

Pedro Alonso de Palacios, hidalgo de Vara de Rey, 63 años

Alonso Cardos, labrador de Vara de Rey, 78 años


SENTENCIA  DE 27 DE JULIO DE 1582 Y EJECUTORIA DE 1 DE AGOSTO DE 1583

ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-69-34

jueves, 1 de septiembre de 2022

Maestre Ochoa

 Catalina de Alarcón, viuda del maestre Ochoa, al que se tenía por hidalgo, pide al concejo de El Cañavate no pechar en los repartimientos

En la Chancillería de Ciudad Real, 10 de agosto de 1496


ACHGR, HIDALGUÍAS, 301-1-36