Los Ruiz de Alarcón de Sisante no son tales, pues su descendencia por vía recta de varón viene del doctor Pedro González del Castillo y su bastardo el licenciado Fernán González del Castillo.
En 1562, el sucesor de la familia era Pedro Ruiz de Alarcón, que disfrutaba en Sisante de la herencia familiar en la dehesa de Olivilla. Ahora los conflictos eran con la villa de Vara de Rey de la que dependía su aldea Sisante. Pedro Ruiz de Alarcón había sido condenado por el alcalde de Vara de Rey Jorge López de Gabaldón por haber movido los mojones de su dehesa de Olivilla y ocupado otros términos ajenos. Pedro Ruiz de Alarcón conseguiría provisión favorable de la corte para reabrir el caso, pero esta provisión no sería notificada hasta diciembre de 1563 a los regidores Diego de Buedo y Ginés de Andújar.
El proceso contra Pedro Ruiz de Alarcón lo había llevado el concejo de Vara de Rey ante la justicia de su alcalde, actuando como procurador de la villa, el regidor Ginés de Andújar. No es que Pedro Ruiz de Alarcón fuera ajeno a ese concejo, pues detentaba el título de alferez de la villa. El conflicto venía, una vez más, por la necesidad de tierra de los sisanteños, aventura al que no debía ser ajeno Pedro Ruiz de Alarcón. El deseo de apropiarse de tierras en torno a la dehesa de Olivilla, término que había sido de caza, monte y pastos, provocó el conflicto, haciendo uso de la fuerza el citado Pedro Ruiz de Alarcón con sus criados y guardas.
Pedro Ruiz de Alarcón fue conminado a presentar los títulos de propiedad sobre la dehesa de la Olivilla mediante un auto requisitorio que recibió su criado Tomás Aparicio en los molinos del licenciado, junto al Júcar y en término de Castillo de Garcimuñoz. El caso es que Pedro Ruiz de Alarcón no tenía o no presentó los títulos que hubieron de corresponder al doctor Pedro Gonzáles del Castillo, así que se retrotrajo a la posesión familiar de la dehesa de la Olivilla desde tiempo inmemorial y con límites claros y definidos.
Las primeras incursiones de Pedro Ruiz de Alarcón en territorio que el concejo de Vara de Rey reclamaba como propio, fue en la llamada Punta del Arenal, cerca de la casa de Buedo de la Rada, hacia Tébar. A caballo y con dos criados andaba Pedro Ruiz moviendo mojones. Don Pedro había ensanchado su dehesa alrededor de entre ciento cincuenta y seiscientos pasos por diferentes parajes conocidos como el Arenal, la Carrasca, Tejarejos, el vallejo del Gato, el Enebro, el Calderón, el Tobarejo o los Calvillos, poniendo en duda aprovechamientos comunes como el pozo de la Olivilla, aunque sus acusadores, entre los que se hallaba la viuda de Martín de Buedo de la Rada, estaban labrando estos terrenos y cercenando aprovechamientos comunes, entre ellos, el agua del pozo de la Olivilla, donde bebían los ganados y anejo a las propiedades de Ruiz de Alarcón, que había defendido sus propiedades con un valladar.
La dehesa de Olivilla se había apeado en 1526 por diversos apeadores: Juan de Moratalla el viejo, Diego González, Pedro Martínez Pintor, Ginés de Llanos, este último vecino de San Clemente y escribano. Se apeó a petición de Alonso Carrillo, hijo de Alonso Álvarez, señor de Cervera como tutor de Pedro Ruiz de Alarcón. La ocupación de términos de Pedro Ruiz de Alarcón lo enfrentaba a la familia Buedo que tenía su casa y heredades al lado.
La sentencia del alcalde de Vara de Rey decía así: "que el dicho Pedro Ruiz y sus actores an tomado y ocupado del término común baldío desta dicha villa y concejo della y metídolo en la dehesa que pretende tener que dize de la Olivilla término desta dicha villa ensanchando la dicha dehesa en ello y despojando a esta dicha villa de la posesión que en ello tenía especialmente desde el mojón que en la dicha dehesa solía estar puesto para división della y del dicho término común baldío en la halda del cerro que dizen Tejarejos hazia el de la hoya la Graxa y hazia el del Vallejo el Gato y el pozo que dizen de la Olivilla y hasta dar en el mojón del Carril pegado a la hoya Mari Alva y que para esta dicha ocupación la parte del dicho Pedro Ruiz no a mostrado título bastante". La sentencia recogía además la retirada del título de alférez si no restituía los términos ocupados.
La defensa de Pedro Ruiz de Alarcón muestra su aislamiento en el juego político de Vara de Rey, en su apelación recuso a los jueces, el alcalde y su acompañado Diego López del Río. Pidió ser juzgado por letrados con conocimiento de justicia, siempre que no fuera el licenciado Antonio León. De poco le valió, pues la villa mandó a Ginés de Andújar a tomar posesión de los términos usurpados, a la antigua usanza:
"Luego el dicho Ginés de Andújar en el dicho nonbre de la dicha villa tomó la posesión conforme a la dicha sentencia y en señal de posesión tomo un açadón e rozó ciertas atochas e corto de un pino ciertas ramas dél e continuando la dicha posesión e de como la tomaba e tomó pidió a nos los dichos escrivanos se lo diésemos por testimonio". El terreno recuperado fue considerado baldío, propiedad del concejo de Vara de Rey y para aprovechamiento de sus vecinos. Justo en un momento que la Corona reclamaba estos baldíos para sí.
Concejo de Vara de Rey 25 de junio de 1562, no asisten otros regidores
Jorge López de Gabaldón y García Sánchez de Jávega, alcaldes ordinarios
Amador de Jávega, Ginés de Andújar, regidores
Ginés de Buedo, alguacil mayor
Testigos
Diego de Pedro López Simón, vecino de Sisante.
Pedro Serrano, morador de Sisante
Pedro Lapuerta, morador en Tébar
Pedro González, vecino de Sisante
Miguel Herrainz, morador en Sisante
Pedro García, morador en Sisante
Jorge López, morador en Sisante
Antonio Buedo, vecino en Vara de Rey, hijo de Martín de Buedo y Catalina Hervías
ACHGR, PLEITOS CIVILES, 2581-12
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