El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

lunes, 5 de octubre de 2015

Privilegio de Primera instancia de Las Pedroñeras

Raçón de las cláusulas del privilegio de esemçión de primera ynstançia de Vª de las Pedroñeras=

Y queremos y es ntra, yntención y voluntad que el ntro.Corregidor de la vª de San Clemente y su partido no pueda conoçer en la primera instançia a prevençión ni en otra manera en ninguna causa çibil ni criminal estando fuera ni dentro de la dha. villa porque solo los alcaldes della an de conoçer de todo y mandamos que el Correjidor que es o fuere del dcho. partido personalmente, sin lo poder cometer a otra persona baya una vez de tres años en tres años a visitar la dha. uª, y tomen residençia

San Clemente y sus aldeas.

Iglesia Purísima Concepción de Casas de Fernando Alonso
La declaración de guerra a Francia en 1635, conllevó la orden de que los pueblos costearan las armas correspondientes a la octava parte de sus vecinos, incluidos los mayores de dieciséis años y excluidos los clérigos  y las viudas. Previamente en abril se había formado padrones de los hombres útiles para la guerra en un intento de movilización general que no llegaría muy lejos. Desde entonces los intentos de la Junta de Ejecución, sobre todo a partir de 1640 con la guerra de Cataluña, de dotarse con padrones para el reclutamiento de vecinos chocaron con unas villas poco dadas a revelar el número real de sus vecinos.

En esta zona, el censo de la sal realizado en 1631, no había pasado de un recuento general, o al menos eso es lo que se nos ha conservado, privándonos de una fuente de excepcional valor sobre el número de hombres y ganados. Lo mismo ocurre con el padrón de 1646, disponemos de números globales, muy dudosos, pero carecemos de ese recuento de vecinos persona por persona, tan querido por los genealogistas y existente en otros pueblos.

A partir de los años veinte sí que vemos un proceso de dispersión poblacional. En unos casos, se trata de núcleos poblacionales que al calor de su paso a jurisdicción señorial se afianzan, en otros casos de aldeas que alcanzando el villazgo se emancipan de sus villas nucleares. Pero lo que llama la atención es la aparición de núcleos rurales, casas de campo, en un proceso de dispersión que tiene su razón de ser en la explotación de grandes propiedades o en una explotación agraria que ha evolucionado del monocultivo de la vid y su comercialización al exterior hacia economías más integradas en ámbitos locales en torno a la villa que actúa como centro de actividades y que tratan de ser autosuficientes. Tal es el caso de San Clemente. Hay, por último, un hecho que siempre se ha pasado por alto: la población morisca. Su llegada hacia 1570 fue un revulsivo para las economías locales, pero está por definir el impacto de la expulsión de los moriscos estantes en la zona y especialmente la emigración desde la Mancha al Reino de Valencia para rellenar el vacío tras la marcha de esta población. El proceso creemos que se dio como un goteo continuo y prolongado en el tiempo; primero se buscaban las oportunidades, luego se huía de los impuestos y del reclutamiento para la guerra. Así nos lo recordará la justicia de Barchín en 1647.

Iglesia de Casa de los Pinos
San Clemente no fue ajeno al proceso. La delimitación de sus términos fue un proceso paulatino, desde que el Marqués de Villena le concedió el título de villa en 1445. Ya antes, en 1387, había incorporado el despoblado de Rus. El final del siglo XV y la primera mitad del siglo XVI los litigios por el aprovechamiento comunal de unos pastos antaño de la misma tierra de Alarcón se suceden, las vistas de mojones con las poblaciones vecinas para definir términos también. El Archivo Histórico de San Clemente tiene un rico fondo de estos expedientes. Aparte de las ejecutorias por el aprovechamiento de pastos, se puede encontrar la incorporación de los lugares de Atalaya o Cañadajuncosa a El Cañavate, la fijación de términos por San Clemente de su propio de Villar de Caballeros frente a Santa María del Campo, los pleitos por términos con Minaya o con la ciudad de Alcaraz, por los mojones del lugar citado y otros como La Roda o El Provencio. Asimismo están los deslindes con La Alberca, Vara del Rey o Villarrobledo, en este último caso, fijando los límites de la dehesa de Calaverón. El paso a señorío de Perona y Villar de Cantos  exigió la delimitación de términos en 1626; se ponía así fin a costosos pleitos de la villa con el alférez mayor don Juan de Pacheco y Guzmán y el regidor don Rodrigo de Ortega, de los que también hay una rica correspondencia de los procuradores de la villa en el archivo municipal.

La concesión del título de villa a San Clemente por el marqués de Villena en 1445, fue acompañada por la concesión de los términos de Vara del Rey, Perona, Villar de Caballeros y Villar de Cantos. Vara de Rey y su lugar Sisante se desgajarán de San Clemente en 1537, momento en que la primera adquiere el título de villa. Luego su jurisdicción junto a Villar de Cantos sería vendida a los Ortega en 1626.

Hacia finales de siglo XVI, aparecen únicamente como lugares poblados dependientes de San Clemente Perona  y Villar de Cantos. Pero en las primeras décadas de siglo se produce la dispersión demográfica y el nacimiento de nuevos núcleos. Coincidiendo con los padrones militares aludidos de 1635, nos aparece Casas de Fernando Alonso, con doce vecinos (sin duda ligada a la heredad de las Cruces, cedida por el doctor Tébar a la compañía de Jesús), Casas de los Luises con 14 vecinos, Casas de Jorge Simón con 12 vecinos, Perona tiene ahora cuatro moradores y se nos dice de la existencia de cinco casas sueltas. Casas de Guijarro, en la órbita de Vara del Rey tiene para 1638, treinta vecinos, y será un núcleo en constante auge hasta conseguir el título de villa en 1736. El proceso debió ser una constante en toda la región. Valga como ejemplo, que cuando en 1605, los hermanos Diego y el doctor Cristóbal de Tébar adquieren la heredad de Matas Verdes en Villarrobledo, también adquieren dos casas de campo, que será el origen de Venta de Alcolea.

Iglesia Santa María Magdalena en Casas de Haro
 La segunda mitad del siglo XVII verá como se malogran algunos núcleos como Casas de los Luises o Casas de Jorge Simón, aunque surgen otros nuevos. En ese periodo, pequeños núcleos antiguos lograrán consolidarse y se asiste a un proceso de concentración de casas sueltas. Entre las casas sueltas que nos aparecen en 1697, unas cuarenta, ya se menciona a Casas de Haro o Casas de los Pinos. Algunos no llegarán a cuajar como Casas de la Mancha, pero otros surgen con fuerza y se consolidan como  Casas de Roldán, que girará hacia Villarrobledo,  o Casas de Haro y Casas de los Pinos, que junto a Perona, exenta ahora de la jurisdicción de los Pacheco, y Casas de Fernando Alonso formarán las cuatro aldeas de San Clemente hasta la época constitucional. En suma, es motivo de debate la catástrofe demográfica del siglo XVII, pero nos olvidamos de los procesos de ruralización y dispersión poblacional.

Distrito de rentas reales del Marquesado de Villena

RENTAS  Y  PUEBLOS  DE  LA  SUPERINTENDENCIA DE  RENTAS  REALES  DEL
MARQUESADO DE VILLENA


El distrito de rentas reales del Marquesado de Villena es una división fiscal con origen medieval en la entidad política del Marquesado de Villena y más concretamente en lo reducido a la Corona de la Gobernación del Marquesado de Villena, tras la derrota del Marqués de Villena. Este distrito de rentas reales, convivirá con otro distrito de las llamadas rentas del reino (servicio ordinario y extraordinario y servicios de millones), que tenían como base los obispados y en nuestro caso centralizado en Cuenca. Este distrito de rentas reales del Marquesado de Villena pervivió hasta el año 1718, momento en que se desgajo la parte baja del Marquesado: las poblaciones albaceteñas, lo que correspondía de las murcianas y de las alicantinas. Sustituido por una Subdelegación de rentas no por ello dejó de ser sentida la pérdida.

domingo, 4 de octubre de 2015

El fondo documental de la Superintendencia de rentas reales del Marquesado de Villena

EL FONDO DOCUMENTAL DE LA SUPERINTENDENCIA DE RENTAS REALES
DEL MARQUESADO DE VILLENA EN EL ARCHIVO MUNICIPAL DE SAN
CLEMENTE (1)

La  documentación  generada  por  la  Superintendencia  General  de  rentas  reales  del Marquesado de Villena se reduce hoy a 18 cajas conservadas en el Archivo Municipal de San Clemente. Los testimonios que nos han llegado, a través de diversos inventarios insertos  en  los  entregos de  papeles  y  libros   de  dicha  Superintendencia,  nos  hacen suponer que la documentación conservada no debe representar sino una ínfima parte de la producida en su momento.

Eugenio de Oma y Conejero y la riada del río Rus

El expediente de obtención del hábito de Santiago de Eugenio de Oma y Conejero nos interesa por dos motivos. El primero, lógicamente, por darnos a conocer a esta familia. En segundo lugar, por la mención que hace de un hecho de sobra conocido en la historia de San Clemente: la riada del año 1.600. El juez pesquisidor, y valedor del pretendiente, fue Rodrigo de Ortega, señor de Villar de Cantos.
Eugenio de Oma y Conejero tenía por padres don Pedro de Oma, natural de la villa de Belmonte, y doña María de Noguerol, natural de la ciudad de Cuenca. Sus abuelos paternos eran Antonio de Oma, natural de San Clemente y doña María Magdalena de Zalbid, natural de la villa de Alarcón. Sus abuelos maternos eran Pablo Eugenio Conejero y doña Ana de Noguerol, naturales de la ciudad de Cuenca.
Los ancestros paternos de la familia eran de San Clemente. Ya tenemos noticia de un Juan de Oma y Martín de Oma como alcaldes ordinarios en 1553 y 1561. Sin embargo, el padre Pedro de Oma había nacido en Belmonte, aunque volverá a San Clemente donde desarrollará su vida pública y privada. La razón de este nacimiento es que su padre Antonio de Oma había abandonado su villa natal para asistir como mayordomo al marqués de Villena en Belmonte; allí había casado en primeras nupcias con una belmonteña y en segundas con Magdalena de Zalbide, natural de Alarcón.
Al calor de la protección del marqués de Villena llegaría la promoción social, que aprovecharía el hijo de Antonio, Pedro de Oma, al que vemos muy participativo en la vida municipal de San Clemente a mediados del siglo XVII, como regidor de la villa y familiar del Santo Oficio. Tal vez una de las causas del ascenso social de la familia sea la provisión de caballos para el ejército, con la posesión de una yeguada. Tampoco se debe obviar en este ascenso familiar los lazos familiares con los Valenzuela de San Clemente, familiares del Santo Oficio y capitanes de milicia. Pero los Oma se nos presentan en la segunda mitad del siglo XVIII como los grandes propietarios de Tomelloso, siendo el mayor propietario del término con 2328 fanegas y en 1777 posee 6034 cabezas de ganado (1).

Del matrimonio de Pedro de Oma con María de Noguerol nacerían Antonio de Oma, caballero del hábito de San Juan, y Eugenio de Oma, caballero del hábito de Santiago. De Eugenio de Oma, se sacó un traslado de su partida de baustismo para el expediente de Santiago, fechada en 10 de marzo de 1640, su padrino fue Amador de Avalos, y testigos fueron el licenciado Juan de Villanueva y el licenciado Diego de Olivares, comisarios del Santo Oficio, así como el alférez Ginés de Alarcón Peralta. Traemos a colación estos nombres porque todos ellos se nos presentarán como enemigos declarados de Francisco de Astudillo Villamediana en 1641, con motivo de las pruebas de este pretendiente al hábito de Santiago.
También se intentó sacar traslado de la partida de bautismo del abuelo Antonio de Oma, pero no pudo ser. Tal como revelan los pesquisidores del Consejo de Órdenes, hicimos diligencias exactas para buscar el libro de baptismo, no pudo hallarse por raçón de que los libros que parecieron en el archivo de la parrochial de San Clemente heran más modernos e la causa de no hallarse otros más antiguos auía sido de auer estado en poder de un teniente, teniéndolos en su casa que vino una inundación con que se perdieron con otras muchas alajas de las casas, motivo que obligó a que en la iglesia se hiciese un archivo para custodia de dichos libros.
Sabemos que los libros estaban en poder de Juan de Caballón el viejo, teniente de cura que vivía en el barrio de Roma y el año de seiscientos pasó una agua... y destruió la casa con otras muchas.


(1) SÁNCHEZ LÓPEZ, Lorenzo. Los cambios del paisaje en Tomelloso. Estudio de geografía histórica del territorio como estrategia didáctica. Tesis doctoral. Universidad de Castilla la Mancha, 2001, pp. 311 y 442

AHN. ORDENES MILITARES. CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 5906. Eugenio de Oma y Noguerol. Año 1674

Partida de bautismo de Francisco de Astudillo Villamediana

Su  partida  de  bautismo  dice  así:

 “Siendo  cura  el  doctor  Tévar  y  su  teniente  Antonio  Martínez  de Córdoua, en el qual libro ay una cláusula del tenor siguiente: en la villa de San Clemente a veintidós días del mes de enero deste año de mil y seiscientos y dos, yo Francisco de Araque Montoya bapticé un ijo de  Francisco  destudillo  y  de  su  mujer  doña  Ana  María  garcía,  púsele  por  nombre  Francisco,  fue  su compadre de pila Andrés Granero, testigos Juan Sánchez y Francisco Sánchez y lo firmé Francisco de Araque".


AHN. ORDENES. CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 2798.  (Es traslado del original sacado por escribano) fol.  123 verso

Las acusaciones judaizantes de Juan Rosillo contra Francisco de Astudillo Villamediana

Según Juan Rosillo la ascendencia de la abuela paterna de Francisco de Astudillo Villamediana era la siguiente

abuelos paternos: francisco fernández de astudillo, escribano de oficio en dicha villa, y catalina de molina, ija de ana de molina; ana de molina es ija de alonso núñez de molina y de Juana núñez, reconciliados, vecinos de cuenca, cuyo san benito esta en dicha ciudad y donde del apellido ay los sanbenitos siguientes: alonso lópez de molina, judayçante  quemado,  álbaro  de  molina  judayçante 

Las acusaciones judaizantes del licenciado don Miguel Perona Montoya contra Francisco de Astudillo Villamediana

“Que el primero que tiene noticia que viniese a esta villa de los fernández
fue  francisco  fernández,  visabuelo  del  pretendiente que  vino  con  un
correjidor que no sabe como se llamó, y fue su alguacil, y que no sabe de
donde viniesse ni sabe ni tiene por cierto lo que se le pregunta de ser hijo de
moro de almería y que aunque ha oydo lo tiene por ablilla y sin fundamento
y éste casó con teressa de astudillo, visabuela deldicho pretendiente, hija de
fernando de astudillo, natural de la vª de Yniesta y de maría simón, natural desta villa, los quales tubieron por hijo a francisco fernández de astudillo,

Mateo Lucas Fernández, una familia menor

Conservamos el testamento de Mateo  Lucas  Fernández  Tribaldos (1), el hijo de Mateo
Lucas, alcalde ordinario por el estado pechero en 1641. Aparte de la evolución de esta
familia, que acabará entroncando con los Pacheco,  y la fundación de mayorazgo para
mantener la indivisibilidad de sus bienes, del testamento se deduce una nueva estructura de  la propiedad  desde  mediados  de  la  centuria.  Mateo  Lucas  había  adquirido reconocimiento social  como  abogado  de  los  reales  consejos,  oficio  que  le  había posibilitado  mantener  las  relaciones  para  catapultarlo  a  la  alcaldía  en  1641  y,  poco después  a  los  oficios  de  familiar  y  notario  del  Santo  Oficio,  que  mantendrá  su  hijo posteriormente, añadiendo el de regidor perpetuo dela villa y rector y patrón del Insigne Colegio  de  San  Clemente  Mártir  en  Alcalá  de  Henares.  El  reconocimiento  social  fue acompañado  de  la  adquisición  de  bienes  raíces  hasta convertirse  en  un  propietario medio de varias hazas cebadales  y de pan llevar en  los camino de la Alberca  y Santa María  del  Campo,  en  total  disponía  de  53  almudes  para  siembra  de  cebada  y  107 almudes  para  siembra  de  trigo,  bienes  todas  ellos  en  plena  propiedad  y  libres  de cualquier carga. También se hizo con la propiedad de unas casas, que el hijo ampliaría, compradas al presbítero Diego Ruiz Ángel, de familia de abastecedores de carne de la villa. Contrasta frente a estas propiedades, la posesión de dos aranzadas de viña, que el hijo no dudaría en deshacerse de ellas y darlas al  escribano Antonio de Avalos. Mateo Lucas había procurado mantener, antes de que su hijo fundara mayorazgo, indivisibles estos  bienes  legándolos  a  su  hijo  mayor  y  destinando  al  segundón,  el  doctor  Pedro Fernández de Tribaldos, a la carrera eclesiástica como cura de Solera y Chumillas, no sin  garantizarles  los  réditos  de  una  capellanía  que le  había  cedido  Jerónimo Merchante (2).
La concentración de propiedad en torno al camino de La Alberca y su destino al trigo y la  cebada no era  una  decisión  personal  de  Mateo  Lucas.  Muchos  habían  hecho  lo mismo,  buscando  una  alternativa  a  los  cultivos  de  viñas que  habían dominado la economía san clementina hasta comienzos del siglo XVII. Ahora cambia el cultivo, pero se intenta mantener la propiedad en el seno de la familia con la fundación de  vínculos  y  mayorazgos.  Lo  mismo  había  hecho  sus  coetáneos,  los  Rosillo,  los Herrero,  los  Valenzuela,  los  Ortega,  dedicados  a  ampliar  sus  posesiones  de  Villar  de Cantos,  Antonio  de  Oma  o  el  licenciado  Villanueva.  El  pueblo parece  girar  hacia  el norte, olvidando la fuente de su riqueza en los viñedos del quinientos.
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(1) AHPCu, NOTARIAL. ANTONIO DAVALOS. Leg. 2476
(2)Pedro, el hermano menor sería luego canónigo de la Iglesia magistral de los Santos Justo y Pastor de Alcalá de Henares AHN. UNIVERSIDADES, 206, EXP 44

sábado, 3 de octubre de 2015

Los Piquinoti: la herencia de Pedro González Galindo

Escudo de armas de Pedro González Galindo
Nos es difícil desentrañar el origen de la fortuna que amasó Pedro González Galindo. Intuimos que en el origen de la misma está su mujer María de Tébar, como heredera de su padre Diego, alguacil de la Audiencia de Lima, aunque no se debe despreciar la capacidad de un hombre como Pedro González Galindo para forjarse un destino y una hacienda, pues determinación no le faltaba. La solidaridad familiar de los Origüela y los Tebar contribuiría a consolidar la fortuna. La consulta de los documentos nos desvelan día a día que el contacto entre los hermanos Tébar, el párroco doctor Cristóbal y el indiano Diego, se mantuvo a pesar de los años y la distancia de miles de kilómetros que los separaban.
Como ya hemos señalado, Antonia, la hija de Pedro González Galindo, casaría con el asentista genovés Francisco María Piquinoti, y acabaría heredando la mayor parte de la fortuna de su padre.
El 21 de enero de 1639, Francisco María Piquinoti, caballero de la orden de Calatrava y como marido de Antonia González Galindo, pide tomas posesión de los bienes, juros, censos, rentas y hacienda del mayorazgo que, junto a su marido Pedro, había fundado la viuda María de Tébar. La herencia de Pedro González Galindo fue muy disputada. A su muerte se inició un pleito entre la viuda y su hijo Pedro González Galindo por la posesión del mayorazgo. El mayorazgo, fundado en un primer momento, se había modificado para concederse en 1630 como carga onerosa al primogénito Pedro con motivo de su matrimonio con Aldonza Fernández de Castilla. No sabemos que pasó bien entre 1630 y 1634, salvo que debió morir la mujer del primogénito, Aldonza, y que antes de morir en la primera mitad de 1634, don Pedro González Galindo dio poder a su mujer para disponer de los bienes del mayorazgo hasta que ésta muriera. Conocemos las alegaciones en derecho del pleito, aunque no la sentencia final; pero por la petición de Francisco María Piquinoti en 1639, podemos deducir que existió en los últimos días de la vida de Pedro González Galindo un deseo de marginar a su hijo primogénito y fortalecer la línea sucesoria del matrimonio formado por su hija Antonia y su marido Piquinoti. Doña María de Tébar refundaría el mayorazgo en favor de su hija Antonia.
Enumeramos los bienes de esta toma de posesión de bienes de Francisco María en 1639, a sabiendas que se deberían completar con la herencia de otros hijos de la familia González Galindo:
  • Censo de diez mil ducados de plata de principal contra los propios de la villa de San Clemente, de 17  de julio de 1607.
  • Un juro de 200.195 maravedíes de renta anual sobre las rentas y alcabalas del marquesado de Villena, de fecha en Valladolid de 22 a abril de 1606. El juro pertenecía a partes iguales a Antonia, que había heredado esa mitad por la muerte de su hermana Lorenza, y al primogénito Pedro. Con un interés anual del 5 por ciento, su principal era de superior a los diez mil ducados
  • Un juro de 20.833 maravedíes de renta anual (principal 1.100 ducados de principal), situado en los millones de Salamanca, su fecha en Madrid a 30 de diciembre de 1632.
  • Un censo de 4.136 reales de renta anual contra el Marqués y estado de Santa Cruz y otros fiadores, escriturado en Malagón a dos de septiembre de 1600. La mitad del censo corresponde a Antonia, por muerte de su hermana Lorenza, y la otra mitad a su hermano Pedro.
  • Un censo de 5.200 reales de principal contra Martín López y su mujer, vecinos de Tébar, en San Clemente a 7 de abril de 1634.
  • Un censo de 3.000 ducados de plata de principal contra el pósito y vecinos particulares de la Roda, fechado en San Clemente a 20 de septiembre de 1607.
  • Un censo de 400 ducados de plata de principal contra los bienes de don Luis Benegas Perlín y su mujer Ana de Esquivel, en Madrid a 7 de diciembre de 1618.
  • Un censo de 2.000 ducados de plata de principal contra el capitán Caballón Remírez y Cristóbal Galindo y consortes, vecinos de San Clemente, dado en esta localidad a 23 de enero de 1606. A mitad entre Antonia, tras muerte de Lorenza, y su hermano Antonio.
  • Un censo de 9.000 reales de plata de principal contra el capitán Caballón y doña Elvira Muñoz, vecinos de San Clemente, dado en esta villa a 7 de septiembre de 1607.
  • Una escritura de venta judicial y un juro de 95.076 maravedíes de venta impuesto sobre las hierbas de Alcántara a favor del licenciado Juan Vázquez de Buda y Diego Paredes, que se cobran en virtud de recados puestos en la Contaduría Mayor.
  • Una heredad, casas, pajar, y caballería, casilla de horno, bodega, cueva y jaraíz, ocho tinajas, aljibe para agua de lluvia, pozo manantial, eras, ejido, viña cerrada con árboles dentro y tierras trigales en que hay 620 almudes de siembra de trigo y 9.200 vides, que el doctor Tébar y Diego de Tébar tenían en término de Villarrobledo, llamado de Matas Verdes, adquiridos por escritura de venta de 1605.
  • Una heredad de tierras trigales con dos casas y dos eras y parte de un pozo, que el doctor Tébar y Diego de Tébar, tenían en el término de Villarrobledo, en las casas que llaman de los Lozanos, Matas Verdes, que hay 375 almudes de siembra de trigo, adquiridos por escritura de 23 de octubre de 1605.
  • Una heredad de tierra de pan llevar que era de Diego de Tébar y el doctor Tébar, en término de Villarrobledo, en Matas Verdes, con casas, pajares, eras y pozo de agua dulce; 900 almudes, adquiridos el 9 de marzo de 1605.
  • Un censo de principal de 6.000 ducados de plata contra doña Isabel de Tébar, difunta, que hoy paga el Colegio de la Compañía de Jesús de Madrid, escriturado en Madrid, el 17 de noviembre de 1614.
  • Un censo de principal de 3.000 ducados de plata, contra Isabel de Tébar, pagada como heredero por el mencionado Colegio de la Compañía de Jesús, escriturado el 3 de abril de 1614.
  • Una escritura de censo de 1.000 ducados de plata de principal, contra el capitán Juan de la Plaza y Alonso Bernardo Gallego y consortes, vecinos de Villarejo de Fuentes, escriturado en San Clemente, el 13 de octubre de 1604.
Este es el conjunto de bienes dados en posesión en 1639 a favor de Francisco María Piquinoti, marido de Antonia, del mayorazgo fundado en favor de ésta, aunque se reconoce faltan más efectos que añadir.
Además se reconocen como patrimonio perteneciente a la casa de negocios del señor Andrea Piquinoti, que dirigía la casa en Flandes, y que tomará el control de los negocios tras la muerte de su hermano en 1641. Estos bienes aparecerán incorporados al condado de Villaleal a finales del siglo XVII.
  • En el cuarto uno por ciento de Plasencia de 392.647 maravedíes en cabeza de Eseban Palavesín.
  • En el tercer uno por ciento de Villanueva de la Serena de 64.286 maravedíes en cabeza de los administradores de la casa de Andrea Piquinoti; en cabeza de Andrea Piquinoti, 1.648.000 mrs.
  • En el cuarto uno por ciento de Trujillo, en 1ª, 2ª y 3ª situación en dicho derecho en cabeza de Esteban Palavesín 852.000 maravedíes.
  • En el servicio ordinario de la ciudad de Trujillo, 1ª y 2ª situación en cabeza de Juan Bautista Palavesín 884.000 maravedíes
  • Tercer uno por ciento de Calatrava de Andalucía, juro de 352.000 maravedíes en cabeza de Estebán Palavesín.
  • Dos juros situados en el tercer uno por ciento de Carmona, uno de 112.284 maravedíes y otro de 100.000 maravedíes más, ambos en cabeza de Andrea Piquinoti.
Aunque no aparece en la toma de posesión de 1639, acabaría en manos de la familia también el juro de 1950 fanegas sobre las tercias del Marquesado de Villena, cuyas rentas vemos cobradas por estas fechas por, Pedro, el hermano primogénito de Antonia. Habría que añadir el molino del concejo de San Clemente, las escribanías del concejo y la dehesa Redonda.

El grueso de los bienes, sobre todo censos, fueron adquiridos por Pedro González Galindo en 1607; aunque ya  en 1605 se adquieren las propiedades de Matas Verdes y Alcolea, en Villarrobledo, por los dos hermanos Tébar. No obstante hay un censo escriturado en Malagón en 1600, lo que nos crea la duda sobre fecha de la vuelta a España de Pedro González Galindo. De momento, la única seguridad que tenemos, por los datos aportados por Lohmann, es que el hijo de Diego de Tébar, Fray Pedro de Tébar, volvió en 1602.

La entente de los hermanos Diego de Tébar, alguacil de la Audiencia de Lima, y el doctor Cristóbal de Tébar, parece estar en el origen de la riqueza familiar. Pensamos que la aportación principal a la fortuna correspondió a Diego. Esto nos plantea el origen de los dos legados del doctor Cristóbal de Tébar para la fundación del colegio de la Compañía de Jesús en San Clemente, cuyos patrones eran los hijos de Pedro González Galindo. Como es sabido, el doctor Tébar legó en 1613 la heredad llamada de las Cruces, en Casas de Hernando Alonso, con una renta de 2.500 ducados, que en 1620 se amplió con 53.000 vides de majuelo nuevo y 500 almudes de trigo y cebada, además de unos molinos harineros en el Záncara, término de Socuéllamos.

FUENTES:

ARCHIVO GENERAL DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA. FONDO PÉREZ SEOANE. Familia Piquinoti, Posesión por parte de don Francisco María Piquinoti, como marido de Dª Antonia González Galindo, del mayorazgo fundado a favor de su mujer. 21 de enero de 1639.
AMSC. AYUNTAMIENTO. Leg. 4/14. Expediente de fundación del Colegio de la Compañía de Jesús de San Clemente, en virtud de los legados del doctor Cristóbal de Tébar, cura propio de la Iglesia Mayor de Santiago. Años 1613-1620 (hay transcripción de los documentos en Diego Torrente Pérez, Documentos para la historia de San Clemente, tomo II, 1975, pp. 289-295