Conservamos el testamento de Mateo Lucas Fernández Tribaldos (1), el hijo de Mateo
Lucas, alcalde ordinario por el estado pechero en 1641. Aparte de la evolución de esta
familia, que acabará entroncando con los Pacheco, y la fundación de mayorazgo para
mantener la indivisibilidad de sus bienes, del testamento se deduce una nueva estructura de la propiedad desde mediados de la centuria. Mateo Lucas había adquirido reconocimiento social como abogado de los reales consejos, oficio que le había posibilitado mantener las relaciones para catapultarlo a la alcaldía en 1641 y, poco después a los oficios de familiar y notario del Santo Oficio, que mantendrá su hijo posteriormente, añadiendo el de regidor perpetuo dela villa y rector y patrón del Insigne Colegio de San Clemente Mártir en Alcalá de Henares. El reconocimiento social fue acompañado de la adquisición de bienes raíces hasta convertirse en un propietario medio de varias hazas cebadales y de pan llevar en los camino de la Alberca y Santa María del Campo, en total disponía de 53 almudes para siembra de cebada y 107 almudes para siembra de trigo, bienes todas ellos en plena propiedad y libres de cualquier carga. También se hizo con la propiedad de unas casas, que el hijo ampliaría, compradas al presbítero Diego Ruiz Ángel, de familia de abastecedores de carne de la villa. Contrasta frente a estas propiedades, la posesión de dos aranzadas de viña, que el hijo no dudaría en deshacerse de ellas y darlas al escribano Antonio de Avalos. Mateo Lucas había procurado mantener, antes de que su hijo fundara mayorazgo, indivisibles estos bienes legándolos a su hijo mayor y destinando al segundón, el doctor Pedro Fernández de Tribaldos, a la carrera eclesiástica como cura de Solera y Chumillas, no sin garantizarles los réditos de una capellanía que le había cedido Jerónimo Merchante (2).
La concentración de propiedad en torno al camino de La Alberca y su destino al trigo y la cebada no era una decisión personal de Mateo Lucas. Muchos habían hecho lo mismo, buscando una alternativa a los cultivos de viñas que habían dominado la economía san clementina hasta comienzos del siglo XVII. Ahora cambia el cultivo, pero se intenta mantener la propiedad en el seno de la familia con la fundación de vínculos y mayorazgos. Lo mismo había hecho sus coetáneos, los Rosillo, los Herrero, los Valenzuela, los Ortega, dedicados a ampliar sus posesiones de Villar de Cantos, Antonio de Oma o el licenciado Villanueva. El pueblo parece girar hacia el norte, olvidando la fuente de su riqueza en los viñedos del quinientos.
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(1) AHPCu, NOTARIAL. ANTONIO DAVALOS. Leg. 2476
(2)Pedro, el hermano menor sería luego canónigo de la Iglesia magistral de los Santos Justo y Pastor de Alcalá de Henares AHN. UNIVERSIDADES, 206, EXP 44
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