El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

sábado, 2 de septiembre de 2017

El ascenso al poder local de los Clemente en Villanueva de la Jara

En las noches de verano, los hombres de Villanueva de la Jara se sentaban en torno a las escaleras del rollo, por entonces situado en la plaza, para contar sus confidencias. Allí se reunían también los vecinos principales de la villa, tal como hicieron un 26 de julio de 1561, pero aquella noche la charla amistosa acabó sangrientamente. La víctima fue Ginés Rubio, que en el pasado había ocupado diversos oficios en el concejo de Villanueva y que, además, poseía el oficio de familiar del Santo Oficio de la Inquisición, desde hacía una semana. Su título había sido expedido el 19 de julio por los Inquisidores de Cuenca. Esa noche del veintiséis, una de tantas veladas, acabó repentinamente en una agresión aparentemente injustificada, al menos ese era el planteamiento de Ginés
que en veynte y seys de julio próximo pasado ya que quería anochecer, estando yo salbo y seguro y en buena conbersación y sentado en las gradas del rollo de la dicha villa con los dichos Tomás Clemente y Hernando Cañabate y con otros veçinos de la dicha villa, estando rrecostado y teniendo el braço derecho echado en la segunda grada, por detrás el dicho Tomás Clemente y syn me hablar ni deçir cosa alguna con diliberaçión y acuerdo y fabor del dicho Cañabate y de los otros sus consortes desenbaynó de su espada y me dio una gran cuchillada ençima del codo del dicho braço por la parte de adentro que me rronpió el cuero y la carne y gran parte del hueso y me cortó los nierbos del gobierno de dicho braço
Ginés Rubio quedó malherido, mientras que con su mano derecha intentaba desenvainar su espada, pero no podía, pues tenía su brazo desjarretado. Su agresor se refugió en la iglesia de la Asunción, de donde, con la ayuda de algunos familiares, y en especial de Agustín Valera, hijo de un regidor, escapó de la justicia ordinaria de Villanueva de la Jara. La huida de la iglesia se había producido ante los ojos de un presente y temeroso Ginés Rubio, que de nuevo sufrió las amenazas de muerte de los fugitivos, mientras escapaban entre blasfemias. El impotente Ginés Rubio acudió ante el Consejo Real en busca de justicia, pues reconocía que los Clemente, ricos, poderosos y propietarios de varias regidurías perpetuas, andaban libres bien por la Roda bien por Albacete, cuando no en su pueblo natal, con la complicidad de un gobernador del Marquesado de Villena, que incluso permanecía pasivo cuando tenía ante sus ojos a Tomás Clemente en la villa de San Clemente, lugar de residencia de dicho gobernador.

Ginés Rubio era hombre instruido de treinta años, su carrera, que estaba a punto de comenzar, como oficial del concejo, familiar del Santo Oficio y la hacienda acumulada, debía mucho a su profesión de escribano del número y de concejo de la villa de Villanueva. Los derechos cobrados en cada una de sus escrituras y la proximidad al poder como escribano del concejo le habían procurado pingües beneficios y capacidad de influencia en el pueblo. Ahora, manco, se veía imposibilitado para ejercer su oficio en un futuro incierto, al que unía un presente ruinoso: la enfermedad le había costado doscientos ducados en curaciones, a los que había que sumar los dos mil ducados de pérdidas por su inactividad. La desgracia de Ginés era personal, pero mostraba de forma cruenta los cambios en el poder local de Villanueva de la Jara. Familias como los Ruipérez o Monteagudo estaban inmersos en un declinar irreversible. El vacío dejado será ocupado por los Clemente, no sin una travesía de más de una década de disputas.

Tomás Clemente era hombre poderoso y rico; emparentados, él y su mujer, con las familias principales del pueblo. Su hermano era el alguacil mayor de Villanueva de la Jara y su sobrino uno de los dos alcaldes; tres regidores perpetuos, sobrinos suyos, le eran afines, a los que había que sumar otro regidor más, familiar de su mujer. Pero sus amistades iban más allá de los límites de la villa; entre las cuales destacaban la poderosa familia de los Villanueva de Albacete y don Rodrigo Pacheco, señor de Minaya. E incluso se acusaba de gozar el favor del gobernador del Marquesado. Su posición privilegiada le llevaba a comportarse en el pueblo con soberbia y poco temor de la justicia, arreglando las disputas con otros vecinos con espada en la mano.

El periplo del huido Tomás Clemente nos da una idea de la influencia regional de su familia: La Roda, Albacete (donde jugaba con el alcalde ordinario a la pelota), Minaya, Las Pedroñeras, Las Mesas, San Clemente y la propia Villanueva de la Jara. Es decir, salvo Minaya, todas ellas villas bajo la justicia de realengo. Tomás Clemente iba acompañado de otros hombres armados para hacerse respetar. Algunos vecinos de Villanueva, como Agustín Valera, hijo de un regidor del mismo nombre, y Hernando Cañavate, pero otros eran vecinos de Albacete, de las familias de los carrascos y los villanuevas, personas principales y poderosas que tienen de hazienda de a quarenta y a cinquenta y a sesenta mill ducados . Señalar la amistad de Rodrigo Pacheco, hijo de Francisco el cojo, señor de Minaya, y regidor de San Clemente, con gran influencia sobre el gobernador Francisco Osorio de Cisneros (1). La formación de bandos tenían así un carácter comarcal y se traducían en todo tipo de fechorías que quedaban impunes, pues las justicias locales estaban en sus manos. El gobernador era incapaz de imponer su voluntad.

Nerín (Huesca), casa solar de los Clemente
A mediados de siglo, la Mancha de Montearagón, tierra de oportunidades en la primera mitad del siglo, se estaba conformado como un conjunto de villas que en su gobierno tendían a presentarse como pequeñas repúblicas de patricios. Pero hasta conformarse como tales, se pasó por un periodo de luchas de baja intensidad, aunque cruentas, entre ligas banderizas, más semejantes a unas acciones desmedidas de malhechores que a otra cosa. Se revivía la lucha de bandos de finales del cuatrocientos, pero si entonces el resultado fue un equilibrio social y gobiernos locales democráticos necesarios para la conquista de la tierra inculta y el despegue económico de la primera mitad del quinientos, ahora, en la segunda mitad del siglo, se desata una lucha encarnizada por la propiedad de la tierra, los ganados y el control del poder local. ¿Acaso se mantuvo impasible el poder central ante las disputas? No, pero su capacidad de acción estaba muy limitada: negada la primera instancia judicial, la sustanciación de los pleitos se hacía ante las justicias locales, simples testaferros de las oligarquías locales. Se intentó la creación de una escribanía de provincia, ante quien pasaran los autos incoados por el gobernador del Marquesado o su alcalde mayor en primera instancia, pero la oposición de los ricos de las villas hizo naufragar el intento. Así, la única defensa frente a las tropelías era pedir la intervención de jueces de comisión, pero la fijación de plazos en sus actuación, dejaban los pleitos inacabados. Además, las comisiones solían recaer en los alcaldes mayores ( por delegación del gobernador), incapaces de liberarse de las redes clientelares. Es demostrativo de este hecho cómo Ginés Rubio pide la intervención de un juez de comisión en su pleito, pero solicita que no sean el gobernador ni el alcalde mayor de San Clemente, a los que acusa de parcialidad, sino de licenciado Bonifaz, residente en Chinchilla, con fama de justo y de sentenciar a los bandos albaceteños, aliados, por otra parte, de los clementes.

Tomás Clemente es el prototipo de estos malhechores. Los epítetos que le definen por sus convecinos son los de hombre rico y poderoso y, en boca de los más atrevidos, facineroso, mal acondicionado y malhechor. Algún testigo le llegó a llamar señor de vasallos. Sumaba a la agresión a Ginés Rubio, muchas otras. Antes ya había agredido a otros vecinos de la villa, con bofetadas y espadazos, como Francisco Martínez, Francisco García de Cañavate, Francisco de Heras, Francisco García o Juan Pardo, agredidos en la plaza ante la presencia de los alcaldes o en sus domicilios; humillante debió ser la paliza de bofetadas y patadas que recibió el citado Juan Pardo en la puerta de su casa, en el llamado mesón del Ovejero, a manos de Tomás Clemente y de otros cuatro matones. Al clérigo Amaro López lo había matado una estocada en el juego de pelota, que estaba junto a la plaza; soltaba a sus afines de la cárcel o simplemente a una alcahueta condenada a azotes. Se tomaba la justicia por su mano, así cuando sus ganados entraron en los azafranales de Juan Sancho, al que hubiera matado si no fuera porque el buen hombre se defendió pedradas y contó con la ayuda del alguacil Francisco Gallardo, que resultó malherido; en otra ocasión, quedándose con el carro y mula de un vecino llamado Alonso Hernández. Se oponía abiertamente a los mandamientos del alcalde Bartolomé Pardo, no siendo de su gusto los corrales que se levantaban, para unos toros, o se enfrentaba a pedradas con los alguaciles o intervenía en los matrimonios, negándole a su hermano, el bachiller Clemente, el matrimonio con María, la hija del regidor Benito García, desflorada y deshonrada, sacando al bachiller de la casa del regidor arrastras el dia de la celebración del casamiento.

La perseverancia de Ginés Rubio consiguió meter en la cárcel a Tomás Clemente. Poco antes de la Navidad del año 1561, Tomás Clemente ya estaba libre, paseándose por Albacete, donde contaba con la protección de carrascos (2) y villanuevas; montado a caballo, se hacía visible y lucía unas calças amarillas y unas chinelas calçadas. Varios vecinos del lugar de Madrigueras acusaban de estas connivencias, pero consideraban cómplices asimismo al gobernador del Marquesado y a su alcalde mayor de Chinchilla, que residían buena parte del año en Albacete. El gobernador delegaba la comisión recibida del Consejo Real para actuar contra Tomás Clemente en su alcalde mayor, pero en el de San Clemente no en el de Chinchilla. Y el alcalde mayor de San Clemente parecía ocupado en asuntos de la villa de El Provencio sobre el asesinato de un tal Montiel. Incansable, Ginés Rubio presentó en San Clemente nuevo pedimento al alcalde ordinario de esta villa Antón Montoya, a través de su procurador Diego de Iniesta. Ahora las acusaciones iban directamente contra la justicia del Marquesado y la inacción intencionada del alcalde mayor licenciado Noguerol de Sandoval, que dejaba pasar el tiempo, y el término de treinta días, de la comisión recibida, pues en sus palabras, no tenía mucha gana de entender en el dicho negoçio. Ginés Rubio, hombre sapiente en leyes de desahogada hacienda, apuntaba alto, directamente al gobernador. A las acusaciones de prevaricación de la justicia real, sumaba insinuaciones veladas de altercados y violencias en Villanueva de la Jara.

Las disputas banderizas y la lucha por el control del poder local estaban en el trasfondo de los sucesos. Hasta el punto, que se temía que el incidente de Ginés Rubio diera lugar a rrebueltas y grandes quistiones mayores entre los deudos y parientes. Los Clemente tenían enfrente a otras familias poderosas de abolengo en la villa como los Monteagudo y los Ruipérez, ahora unidos matrimonialmente. El temor de que el asunto se fuera de las manos, llevó a mediados de enero de 1562 a actuar contra Tomás Clemente, que fue encarcelado con grillos en la prisión de Chinchilla. La orden de prisión de 8 de enero contra Tomás Clemente, que se presentó voluntariamente, vino del licenciado Madrid, alcalde mayor en Chinchilla. Pero Ginés Rubio seguía pidiendo la intervención de un juez de corte. Mientras Tomás Clemente iniciaba su defensa: ¿Cuál era su delito, si el manco de Ginés se pasaba el día jugando a la pelota y a los bolos? Eso si no estaba con sus negocios de escribano en Casasimarro.

La defensa de Tomás, preso en Chinchilla, la llevaría su hermano el bachiller. De la información de testigos presentada ante el alcalde ordinario de Albacete, Antón Martínez del Peral, se desprende que la familia Clemente había intentado arreglar el asunto de Ginés Rubio como en otras ocasiones, con un concierto entre partes, que finalizaba en una compensación económica y que garantizaba a Tomás Clemente la impunidad en sus actuaciones. Esa era la fórmula que intentaba el suegro de Ginés, Bartolomé González, pero otros actores, entre ellos Ginés, no querían componendas y buscaban acabar con Tomás y el resto de los clementes. El juego de Bartolomé González se movía en los equilibrios por el reparto de poder entre familias, el mismo era regidor perpetuo, oficio que había pasado a su hijo, junto al de letrado y asesor del concejo. Creyendo manejar la situación era presa de ella, pues su yerno Ginés o su enemigo Tomás Clemente defendían posturas irreconciliables. La formación de bandos tenían por fin la eliminación del contrario.

Mientras en Villanueva de la Jara, en ausencia de Tomás Clemente, el poder estaba en manos de sus enemigos. El origen del acuchillamiento de Ginés Rubio estaba en unas palabras descomedidas contra Tomás Clemente, que afectaban a su honor, aunque la verdadera causa hemos de suponer que radicaba en el nombramiento de Ginés como familiar de la Inquisición el 19 de julio. El título no sería aceptado en el ayuntamiento de Villanueva de la Jara hasta octubre, ya con un Tomás Clemente huido. Para entonces, el gobierno de la villa estaba en manos de alcaldes próximos a Ginés y su suegro.

Las diferencias entre familias en la villa de Villanueva de la Jara venían de lejos. El primero de los clementes que llegó al pueblo se llamaba Antón y venía como hidalgo y guerrero. Decía proceder del valle de Vió en Huesca, pero pronto cambió las armas por las tierras y los ganados. Y también por los estudios, pues su hijo (si tal es el que recibe a la emperatriz Isabel) es conocido como el bachiller y se intitula letrado del concejo de la villa, oficio del que sin duda sería apartado nuestro protagonista el licenciado Tomás, en beneficio de su enemigo Bartolomé González.

Antón Clemente había llegado a Cuenca en tiempos de los Reyes Católicos, acompañando desde Aragón a Francisco Fernández de Heredia, participando con éste en la toma del Marquesado de Moya. Casado en Villanueva de la Jara, tendría por hijo al bachiller Clemente y por nieto a nuestro protagonista Tomás, regidor perpetuo de Villanueva y alférez mayor de La Roda. En el amplio desarrollo económico que vivió Villanueva de la Jara y sus aldeas, que triplicaron su población en el primer tercio del siglo XVI, los Clemente serían grandes beneficiados, pero también otras familias como los Monteagudo y los Ruipérez. Estas dos últimas familias estaban emparentadas matrimonialmente. Pedro Monteagudo, regidor de la villa, estaba casado con Benita, la hermana de Joaquín Ruipérez, que nos aparece como alcalde en 1564 y casado con María Sánchez Monteagudo, la hermana de Pedro Monteagudo. La relación de monteagudos y ruipéreces con los clementes por el control del poder en Villanueva de la Jara se fundaba en un equilibrio entre estas familias, pero el nombramiento de Ginés Rubio como familiar del Santo Oficio fue vista, por su proximidad a los Monteagudo, como una pérdida de poder por los clementes, que vieron revestido de una jurisdicción especial a un personaje que controlaba la escribanía del ayuntamiento, la otra escribanía estaba en poder de Pedro Monteagudo, y que era cuñado del letrado de la villa. La apuesta de Ginés Rubio y Bartolomé González por acabar con Tomás Clemente fue muy dura y estuvieron a punto de conseguir su objetivo. La lucha tenía su sentido, hacendados y ganaderos trataba de evitar el acceso al poder local de una minoría de letrados y escribanos enriquecidos a la sombra del poder y que demandaban ahora su autonomía. Al poder ya no solo se accedía por estar encuadrado en un bando, sino por la capacidad de compra de cualquiera de las regidurías perpetuas establecidas apenas hacía veinte años. Hacia 1564 los clementes están apartados de hecho del gobierno de la villa y continuarán estándolo durante una década. Pero la lucha por el poder continuaba latente, hacia mediados de siglo los pleitos se acumulan esta vez contra los enemigos de los clementes, que sin duda no eran ajenos a estos hechos. Pedro Monteagudo se ve envuelto en un pleito con los Saulí genoveses (Pedro Monteagudo y los genoveses) y Ginés Rubio, que ahora es procurador de la villa, verá discutida su jurisdicción privativa como familiar del Santo Oficio.

Es en este momento, de luchas fratricidas entre las familias de Villanueva de la Jara, cuando sus aldeas de Tarazona y Quintanar se separan, aprovechando la debilidad de la villa madre. Mientras Tomás Clemente parece desaparecido de la primera escena política, pero se está convirtiendo en benefactor de la orden franciscana que se intenta establecer en la villa. La consagración del convento se hace el 8 de octubre de 1564, con el tiempo los Clemente conseguirán el patronazgo de las capillas mayores del crucero, lugar de enterramiento familiar. Será el franciscanismo lo que una a monteagudos y clementes. Pero la relación de Pedro Monteagudo con el monacato viene de la desgracia. Tanto Pedro Monteagudo como María quedan viudos en torno a 1575, deciden apartarse del mundo y dedicar su vida y hacienda a la fundación de un convento de clarisas en la villa, donde ingresa María sus dos hijas y las cuatro hijas de Pedro (el mismo se hace franciscano). Libre de enemigos, Tomás Clemente ya nos aparece en la primera línea política en diciembre de 1575, junto a un Agustín Valera o un Cañavate. Previamente, con motivo de los intentos de fundación de una cofradía de nobles en 1572, Tomás Clemente ya ha conseguido colocar como oficiales a algunos de sus allegados, como oficiales del ayuntamiento, que ya dispone de una composición más equilibrada. Tomás Clemente, de perseguido se convierte en perseguidor, la víctima será Ginés Rubio, que ve cómo se rescata contra él un asunto de antaño acaecido en el lugar de Madrigueras y que le enfrenta a la villa de Alarcón (Ginés Rubio y el asunto de Madrigueras), y tiene que aguantar el deshonor de ver estuprada a su hija.

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(1) La figura de Rodrigo Pacheco y su influencia en la villa de San Clemente está por estudiar. A este hombre cabe imputar que no se llevase adelante el proyecto de Andrés de Vandelvira en la iglesia de San Clemente y su apuesta ante el gobernador por un espacio público en la Plaza Mayor presidido por el edificio consistorial.

(2) Tomás Clemente contará con la protección de los hermanos Carrasco, Pedro y Pablo. El segundo lo vemos como prestamista de la villa de San Clemente en los años setenta.


Informaciones de testigos en Villanueva de la Jara, octubre de 1561

Pedro García, alcalde ante quien pasa la información de testigos
Pedro Monteagudo,
Bachiller Pardo
Benito García
Alonso Sánchez Carretero
Gaspar Martínez
Nicolás Alonso, alguacil.
Pedro Gómez hidalgo
Diego Pardo
Juan García, el viejo

Información de testigos en Madrigueras, diciembre de 1561

Baltasar Martínez, alcalde de Madrigueras
Hernando Alonso, morador en Tarazona
Juan Manzano, morador Madrigueras
Francisco García, morador Madrigueras

Información de testigos en Albacete, enero de 1562 (favorable a Tomás Clemente)

Esteban de Aroca, vecino de Villanueva, primo hermano de la madre de Tomás Clemente, 29 años
Benito Pérez, vecino de Villanueva de la Jara. 23 años
Pablo Carrasco, vecino de Albacete, 25 años, familia lejana de los Clemente

Genealogía de los Clemente Aróstegui

Antonio Clemente Aróstegui, casado con Josefa de Herrera y Antequera, natural de Cuenca,  y sus hijos José Antonio y Manuel Fernando son aceptados como vecinos de Cuenca, en su condición de hidalgos, 30 de marzo de 1751

Partida Bautismo: 14 de febrero de 1721,  Antonio Clemente Aróstegui, hijo de José Clemente Aróstegui y Quiteria Salomarde, natural de Buenache de Alarcón, en Villanueva de la Jara

Partida Bautismo: 31 de enero de 1686,  José Clemente Aróstegui, hijo de Pedro Clemente Aróstegui  e Isabel Cañavate

Partida Bautismo: 30 de enero 1654,  Pedro Clemente Aróstegui, en Villanueva de la Jara, hijo de don Pedro Clemente Aróstegui y doña Josefa Monteagudo, de oficios labradores

Matrimonio: 3 de junio de 1646,  de Pedro Clemente Aróstegui, vecino de Villanueva e hijo de Pedro Clemente y Ana de Tébar, y Josefa Monteagudo, hija de Alonso Garrido Cebrián y doña Catalina Clemente, vecinos de la villa de Tarazona


Los Clemente, patrones del convento de San Francisco de Villanueva de la Jara. Se constituieron en esta Iglesia del Convento de Ntro. Padre San Francisco y capillas que en su crucero hay de San Julián Obispo de Cuenca y de Santo Tomás Apóstol, afectas las primeras al vínculo fundado por el licenciado don Dionisio Clemente y la segunda el que dotó el licenciado don Thomás Clemente... Antonio Clemente de Aróstegui, patrón de las dichas capillas, en las quales hay quatro retablos de madera dorada. Dos en la dicha de Sto. Thomas, que el uno es de Santa Silveria, y otros dos en la de San Julián, que el otro es el del Ángel de la Guarda, y reconocidos todos, se vio que el estremo de los citados retablos de San Julián y Sto. Thomás está puesto el escudo de armas de la nobleza de la casa de estos señores clementes, con esta forma: a mano derecha del dicho escudo, ay una esquadra bajo della una pera, y sobre esta dos estrellas y a la izquierda un pino con dos ardas en su tronco y dos perros siguiéndolas, cuyo escudo está cubierto por un morrión mirando a la derecha. Asimismo se reconoció que en el altar de Sta. Silveria está una urna dorada con cristales y dentro los huesos de dicha Santa (regalo de Benedicto XIV a Alfonso Clemente, embajador en Nápoles)
AHN. OM CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 1980. p. 283-285
Escudo de los Clemente en la calle Alfonso VIII de Cuenca
Genealogía de los Clemente

I.- Guillén Clemente, como poseedor del lugar de Nerín, en las montañas de Jaca, en el valle de Vio. El rey Pedro IV lo declara noble infanzón, caballero hijodalgo de sangre, de solar conocido, por cédula de 25 de febrero de 1360, confirmada en 1629 por la Real Audiencia de Aragón. Murió el 25 de julio de 1406

II.- Jaime Clemente, caballero de la orden militar de Santiago, testó el 4 de diciembre d e1452

III.- Pedro Clemente

IV.- Antón Clemente, capitán de la gente armada que acompañó a don Francisco Fernández de Heredia para tomar posesión del Marquesado de Moya. Casó en Villanueva de la Jara

V.-  ... Clemente

VI.- Tomás Clemente, natural y regidor de Villanueva de la Jara, alférez mayor de la Roda, fundó la capilla de Santo Tomás en el convento de San Francisco. Casó con Ana de Tébar

VII.- Andrés Clemente y de Tébar. Casó con María Aróstegui (hija de Pedro de Aróstegui

VIII.- Pedro Clemente de Aróstegui, bautizado en 1580, regidor y del Santo Oficio de Cuenca. Testó y murio el 9 de julio de 1622. Casó en 1608 con Ana de Tébar

IX.- Pedro Clemente de Aróstegui y Tébar, bautizado el 17 de noviembre de 1618, del Santo Oficio de Cuenca. Murió el 1 de febrero de 1657. Casó con su prima hermana Josefa (Monteagudo) Garrido y Clemente de Aróstegui, natural de Tarazona

X.- Pedro Clemente de Aróstegui y Garrido , bautizado el 2 de julio de 1653. Casó el 12 de diciembre de 1679 con Isabel Cañavate de la Cueva.

XI.- José Clemente Aróstegui, casado con Quiteria Salomarde

XII.- Antonio Clemente Aróstegui


Fuente: Revista Hidalguía, Año XXVII, Mayo Agosto 1979, nº 154-155. José ESCOBAR BRIZ: "Familias nobles conquenses", pp. 512-514

LINAJE

Don Fernando (VI)... por quanto por parte de vos, don Joseph Clemente de Aróstegui me ha sido hecha relación sois natural y vecino de la villa de Villanueva de la Jara, regidor alphérez maior perpetuo de ella que por la genealojía que justifican plenamente los ynstrumentos que havéis presentado sois lexítimo descendiente por línea recta de barón de Guillén Clemente vuestro noveno abuelo, natural que fue de Nerín en el valle de Evio (valle de Viómontañas de Jaca del Reino de Aragón, cuia casa solar de tiempo ymmemorial a estado y permanece en el referido lugar que como posehedor que hera de ella el dicho Guillén Clemente, el señor rey don Pedro el quarto de Aragón después de haver hecho su salvo y provanza de ynfanzonía, le declaró por novle ynfazón cavallero hijodalgo de sangre por cédula de veinte y cinco de febrero de mill y trescientos y sesenta que se confirmó en el año de mill y seiscientos y veinte y nueve por la audiencia de Aragón con ocasión del pleito que siguió don Francisco Luis Clemente como descendiente del dicho Guillén Clemente por haversele yntentado inquietar en la posesión en que estava y obtuvo sentencia que ejecutorió de manutenzión en propiedad que siendo (como es) tan antiguada y notoria vuestra novleza así por haverse mantenido en la devida e inalteravle posesión vuestros abuelos como por lo ylustrado que han estado y están sus descendientes obteniendo empleos de los más distingidos en el real servicio de los señores reies mis antecesores y mío acreditando su lealtad y esclarecida sangre por la que fueron y han sido premiados con ávitos de otros onores, ocurrió que con motivo de haver venido a Castilla Antón Clemente vuestro sexto abuelo (hijo de Pedro Clemente quien lo fue Jaime Clemente cavallero de la orden de Santiago) sirviendo de capitán de la jente de la armada que vino de Aragón a Castilla (en compañía de don Francisco Fernández de Heredia a quien dieron los poderes los señores Reyes Católicos para tomar la posesión del Marquesado de Moya) se avecindó y casó en la dicha villa de Villanueva de la Xara, desde cuio tiempo se ha mantenido y mantiene en ella su descendencia y familia haviendo sido tratados como personas de distinguida y conocida calidad por lo que trajeron y han contrahido sus respectivos matrimonios con otras de iguales y honoríficas clase y ovtenido los primeros empleos y encargos de la república y autenticando los Ylustres y antiguos Patronatos y otras fundaciones que hicieron y oi posehéis en la dicha villa vos y vuestros parientes , que en el archivo de mi Audiencia de Zaragoza consta que en el pleito que siguió Martín Clemente (quien tanvién obtuvo a su favor sentencia en propiedad) se articuló y provó que con motivo de la peste que por vno de los años de mill y quinientos, padeció aquella tierra y haverse quemado el archivo que havía en dicho lugar con el quinque livris de la parrochial perecieron todas las decisorias, escripturas y documentos que havía en favor de los Clementes....
...declaro a vos el expresado don Joseph Clemente de Aróstegui  a vuestros hijos, nietos y descendientes por cavalleros hijosdalgo notorios de sangre casa y solar conocido, como descendiente lexítimo que havéis provado ser de el mencionado Guillén Clemente vuestro noveno abuelo que lo fue y gozó en dicho lugar de Nerín
(Declaratoria de hidalguía concedida por Fernando VI a favor de José Clemente de Aróstegui. Buen Retiro, 14 de marzo de 1747)

ESCUDO DE ARMAS

... pasaron a las casas de la hauitación de don Joseph Clemente de Aróstegui vezino de esta dicha villa que están sitas en la calle mayor de ella y habiéndole encontrado le hizimos sauer nuestra comisión y preguntamos por el escudo de armas que tiene en su casa y en las capillas que posehe en la Yglesia del Combento de nuestro Señor San Francisco de esta villa que acredita su nobleza  a que respondió estaba prompto y nos conduxo a el zaguán de dicha casa y encima de su puerta se halla un escudo pintado en lienzo al parezer de pintura antigua que contiene por quarteles en el de la derecha un pino en campo de oro, dos perros al tronco y dos ardas (ardillas) encima, a el lado izquierdo dos estrellas vaxo una pera que divide una esquadra en campo de plata y encima un morrión ... y él usaba en las capillas propias que tiene en la dicha Yglesia de San Francisco ... pasamos a la Yglesia del citado combento y reconozimos barios escudos con las mismas insignias en las dos capillas del crucero de dicha Yglesia puestas en los frontales bordados en candeleros de plata y demás ornamentos de altares las quales capillas declaró ser de los bínculos y Mayorazgos de sus ascendientes y que oy posehía en nombre de don Pedro Clemente de Aróstegui, obispo de Osma, su hermano mayor (Villanueva de la Jara, 17 de febrero de 1758)


FUENTE. AHN. ÓRDENES MILITARES. CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 330. Instrumento fehaciente nº 40

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AGS, CRC, 493, 15.  Ginés Rubio contra Tomás Clemente y consortes, por apuñalamiento. 1561-1562

jueves, 31 de agosto de 2017

Fundación de los conventos de franciscanos de Villanueva de la Jara e Iniesta

Fundación del convento de N. P. San Francisco, de la Villa de Villanueva de la Xara (1564)


Villanueva de la Xara, es un pueblo situado en los confines de la Provincia de la Mancha, como caminamos para el Reyno de Valencia, atravesando diversos lugares del Estado de Jorquera. Antiguamente, pertenecía en lo temporal, este pueblo á los Señores Marqueses de Villena, pero al presente le vemos incorporado a la Real Corona: y en quanto a su espiritual govierno, pertenece al Obispado de Cuenca. No he descubierto quien trate de la fundación de dicho Pueblo: pero por no hallar noticia, de él, en las antiguas Historias, nos da suficiente fundamento, para congeturarla, ó presumirla, moderna. La mayor parte, de tanta multitud de Poblaciones, como oy vemos, en la dicha provincia de la Mancha, tuvieron sus principios; unas, en los tiempos que perseveraron las guerras con los Sarracenos, en nuestra España, y otras, después que las Católicas Armas, fueron arrinconando la multitud de Régulos, professores de la Barbarie Mahomética, hasta que, en la célebre conquista del Reyno de Granada, se puso la Corona a las empressas católicas: y de estas Poblaciones, contemplo yo, que es una, esta de Villanueva de la Xara. Ha producido, este Pueblo, algunos Varones de gloriosa fama; entre los quales, merece honorífico lugar, el que alcanzamos en nuestros tiempos, sentado en la Suprema, y Primada Silla, de las Españas, el Illmo. Señor D. Francisco de Valero y Losa, á quien, desnudamente, y solo la opinión de sus virtuosas costumbres, le sublimó á tan eminente Dignidad. Es célebre, también, este Pueblo, por el beneficio Curado que tiene, y su exorbitante renta: pues en medio de averle cercenado, pocos años hace, una buena porción, alcanza, al presente, á cinco, ó seis mil ducados; que sin duda, se numeran muchos obispados, aun en nuestra España, que son los mayores de la Christiandad, que no exceden, ni aun alcanzan, á dicha renta. Tendrá, al presente, este pueblo de Villanueva de la Xara, como unos setecientos vecinos, con corta diferencia; y en él, se fundó nuestro Convento, por la vía, y forma, que passo á referir.

Hallándose MInistro General de todo el Orbe Seráfico, el Rmo. P. Fr. Francisco Zamora, Hijo Ilustre de mi Provincia de Cartagena, se hicieron las precisas, y acostumbradas diligencias, para la fundación de este Convento; solicitada, igualmente, por todos los vecinos de dicho Pueblo, que mucho la deseaban, y assimismo de algunos Religiosos de esta misma Provincia. Era, asimismo, en la ocasión, Obispo de Cuenca, el Illmo y Reverendísimo Señor, D. Fr, Bernardo de Fresneda, Religioso de nuestra Observancia, y Hijo de la Santa Provincia de Burgos, bien conocido, y celebrado, en nuestra España, no solo por las muchas, y más principales Sillas, que ocupó, si también por el cúmulo de relevantes prendas, de virtud, sabiduría, y prudencia, calificadas, por la elección tan juiciosa, que hizo de este Franciscano Héroe, para el govierno de su conciencia, el Gran Felipe Segundo. En virtud de las licencias que respectivamente dieron, estos dos grandes Prelados (las que presupone el R. P. Laguna, pero no las puntualiza), se tomó la possessión del sitio, para levantar el nuevo Convento, el día quatro del mes de Octubre, consagrado al Gran Patriarca de los Pobres, N. Seráfico P. S. Francisco, del año de 1564. Assí lo pone el citado Laguna, en su Memorial; aunque también dice que en otro Instrumento, halló la corta diferencia de señalar el día 8 del mismo mes, para esta diligencia, de tomar la possessión: y esta es la que refiere, y sigue, el Illmo. Señor Gonzaga. La fundación, pues, del nuevo Convento, se hizo con las limosnas comunes, y ordinarias, del dicho Pueblo, ayudando los mismos Religiosos, y Prelados, con varias diligencias, y limosnas; pero sin que interviniesse alguna, gruessa, de especial bienhechor. Salió un convento Mediano, muy pulido, capaz á dar habitación á 30 Religiosos, aunque este número se aumenta, ó disminuye, según las ocurrentes circunstancias. El Título que se dió al Convento, fue el de honrossísimo, del Dulce Nombre de Jesús; pero ordinariamente se explica, y entiende por el de N. P. de San Francisco.

Fundación del Monasterio de Clarisas en la Villa de Villanueva de la Xara (1578)

En Villanueva de la Xara, que es pueblo del Obispado de Cuenca, según dexamos dicho, en su propio lugar, se fundó por estos tiempos, el Monasterio de Santa Clara, que allí tiene esta Provincia de Cartagena, y passó su fundación en esta forma. Un Hombre principal, noble y rico, natural, y Regidor, de la misma Villa, llamado Pedro de Monteagudo; y una Hermana suya, llamada María Sánchez de Monteagudo, quedaron, a un mismo tiempo, viudos; y ambos, con una muy competente hacienda. Consultaron entre sí, y determinaron, retirarse al seguro puerto de la Religión, por escusar los peligros del proceloso mundo:pero impedían o retardaban, esta determinación, quatro Hijas, que tenía, el dicho Pedro de Monteagudo, á las que no se atrevía á dexar en el mismo riesgo. Esta dificultad, que al humano parecer, se tenía por insuperable, la venció, fácilmente, la Diestra Poderosa del Altíssimo, pues aviendo comunicado esta resolución, dicho Monteagudo, con sus Hijas, todas ellas se ofrecieron á ser fieles coadjutoras de sus santos deseos, siguiendo el mismo rumbo, que el Padre, en estado religioso. Viendo éste, vencido el mayor inconveniente, extendió más su ánimo, solicitando, que se fundasse un Monasterio de Santa Clara, en su misma Casa; aplicando toda su hacienda, y la de su Hermana, para el congruo sustento de una mediana Comunidad. Aplicóse a solicitar las necessarias licencias, para dicha fundación; lo que vino a conseguir, muy á correspondencia de sus christianos deseos: y luego,se dio principio á acomodar la dicha Casa, en forma de Monasterio. 

Hallábase, en la ocasión, Provincial, de esta nuestra Provincia, el M. R. P. y ya referido, Fray Juan Campoy; y este Docto, y Venerable Prelado, señaló, y destinó, para fundadoras del nuevo Monasterio, á quatro Religiosas del ya muchas veces nombrado, de la Misericordia de la Ciudad de Huete. Passó, por Abadessa, la Madre Señora Doña Violante de Rivera, y por Vicaria, Sor Luisa Beltrán, Religiosas, ambas, de mucha virtud, con otras dos Compañeras, de la misma opinión. De orden del dicho Prelado Provincial, passó, á tomar possessión del nuevo Monasterio, el M. R. P. Fr. Diego de Carrascosa, Padre de esta Provincia, y Guardián que era, en la ocasión, de nuestro Convento de la Ciudad de Murcia. Executóse esta devota función, el día 11 del mes de Noviembre, del año de 1578, en cuyo día, entraron, en dicha Casa, ya Monasterio, las quatro Religiosas Fundadoras, la referida hermana del Fundador María Sánchez de Monteagudo, con otras dos sobrinas, y las dichas quatro hijas: y de estas las fueron Religiosas de vida muy Santa, y exemplar; de las quales, escriviremos, en el tiempo que corresponde, según el orden que seguimos. El dicho Fundador, Pedro de Monteagudo, luego que vio seguras á sus hijas, en el Sagrado del Monasterio, se retiró, él, a un Convento de N. P. S. Francisco, en el qual, vistiendo el humilde Ábito, vivió, y murió con grandes créditos de muy ajustado Religioso. Este Monasterio, aunque se principió, con corto, ó mediano caudal, después, con las dotes de las Religiosas, que han professado en él, y principalmente, con la buena economía, que ha tenido, se ha sustentado, con más desahogo, que otros, de muy pingües rentas. Habitándole, de ordinario, de 24 á treinta Religiosas, cuyo número se varía, por la variedad de circunstancias, como tenemos dicho de lo demás.




Fundación del Convento de N. P. San Francisco de la Villa de Iniesta (1549)


Está situada la Villa de Iniesta, al Oriente de nuestra Provincia de Cartagena, sirviendo de término, y límite, á la de Valencia, por aquel País, que llaman el Estado de Jorquera, teniendo, á una larga jornada, al mismo Oriente la Villa de Requena, donde está fundado el Convento primero de dicha Santa Provincia de Valencia, aunque es Pueblo perteneciente al Reyno de Castilla. La fundación de este Pueblo de Iniesta, de quien hablamos, es muy antigua: pues se hace de él memoria en las Españolas Historias, suponiéndola antes de la Conquista del poder de los Sarracenos, por las Católicas Armas. En lo Espiritual, pertenece, este Pueblo, al Obispado de Cuenca, y en lo Temporal, al Real Patrimonio, aunque antiguamente fue de los Señores Marqueses de Villena. Al presente, tendrá, la villa de Iniesta, unos setecientos vecinos, con muy corta diferencia, y aquí se fundó el Convento á nuestra Observancia, por el modo, y tiempo que ya passo a referir.

Conseguidas todas las acostumbradas licencias, para edificar dicho Convento, en la referida Villa, se levantó una terrible contradicción, por parte de la Clerecía del mismo Pueblo, a quien seguían algunas personas Seculares, por varios respectos; aunque es verdad, que lo restante del lugar, estaba á favor de los Religiosos, deseando, con vivas ansias, la fundación. No obstante, la dicha contradicción, prevaleciendo la justicia, y continuando las acostumbradas diligencias, llegó el caso de poner en posesión, a los Religiosos de una Hermita, con título de Nuestra Señora de la Estrella, para que allí se edificase el Convento, que parece un sitio muy acomodado. Passó, á esta diligencia, el Guardián, que era, en la ocasión, del Convento de N. P. S. Francisco de la Villa de Hellín, llamado Fray Francisco Martínez; y con las ceremonias, que se acostumbran, tomó dicha possessión, el día 10 del mes de Agosto, del año de 1549. Pero aún después de esta jurídica diligencia, continuaron, los contradictores, su empeño, con tal tessón, que les fue preciso, á los Religiosos, desamparar dicha Hermita: porque eran tan imprudentes, y desatentas las passadas que experimentaron, que no se pueden escrivir, por no ofender los más piadosos oídos.

Hallábase, en la ocasión, Prelado Digníssimo de la Iglesia de Cuenca, el Illmo Señor Don Miguel Muñoz, el qual; no sólo sentía este decabezado empeño de sus súbditos, sí que, se determinó, a favorecer, con devoto esfuerzo, á los Religiosos, conociendo el grande interés Espiritual que se le sigue á qualquiera Pueblo en la fundación de un Convento de N. P. S. Francisco. Tomando, pues, dicho Señor á su cuenta, y cargo, tan justa demanda, passó, en persona, á la dicha Villa de Iniesta, á poner á los Religiosos, en possessión del sitio, que avían dexado, cediendo a la violencia. Reprehendió, severamente, á dichos eclesiásticos, y luego passó á señalar otro más acomodado sitio, para que se executasse la fundación, el qual estaba poco distante de la dicha Hermita, y es el mismo, donde aora está el Convento, que cae en un costado de la Villa, entre el Oriente y Aquilón. Esta segunda vez, esta segunda vez á tomar la possessión del dicho sitio, el Rmo. P. Fr. Francisco de Zamora, hallándose Guardián del Convento de N. P. San Francisco de la Ciudad de Huete, de orden y comissión del M. R. P. Fr. Pedro de Xaraba, Provincial que era, en la ocasión, de esta Santa Provincia: cuya diligencia se practicó, el día 18 del mes de Marzo, del siguiente año de 1550. Fueron luego contribuyendo, liberalmente, todos los Vecinos de la dicha Villa de Iniesta, con buenas limosnas, para la fábrica: y con la mucha aplicación de los Religiosos, assí Prelados, como Súbditos; se planteó un hermoso, y bien planteado Convento, el qual, dentro de breves años, fue capaz de dar habitación á veinte y quatro Religiosos. Pero en estos tiempos, ordinariamente, alcanza, su Comunidad, el número de treinta; y esta es la que suele conservarse, con poca variación. El título que dieron al nuevo Convento fué, el de la Puríssima Concepción de la Gran Reyna del Impyroe: pero, comunmente, se explica, y entiende, con el de N. P. San Francisco.

BNE, 2/1127-2/1129. ORTEGA, Pablo Manuel.Chrónica de la Santa Provincia de Cartagena, de la Regular Observancia de N. S. P. S. Francisco. Volumen I, pp. 209 y 210 (Iniesta), 272 y 273. 331 y 332 (Villanueva de la Jara)

miércoles, 30 de agosto de 2017

Fundación de los conventos franciscanos de Nuestra Señora de Gracia y de la Asunción de la villa de San Clemente

Claustro convento Nuestra Señora de Gracia. Detalle (1)
Pablo Manuel Ortega (1691-1767) nos regaló una historia de la orden franciscana de la provincia de Cartagena en su obra Chrónica de la Santa Provincia de Cartagena, de la Regular Observancia de N. S. P. S. Francisco. En ella se pueden encontrar noticias de la fundación y existencia de diversos conventos franciscanos de la provincia de Cuenca. Su obra fue continuada en los años setenta por el padre Messeguer, que visitó la villa de San Clemente en julio de 1971. Durante su estancia tuvo oportunidad de intercambiar confidencias con el cura Diego Torrente Pérez.

Nosotros nos detenemos en la fundación del convento masculino de monjes franciscanos y la del convento femenino de clarisas de la villa de San Clemente. De la lectura del padre Ortega nacen nuevos datos, a los ya aportados en su día, por don Diego, sobre el origen de estos conventos. Curiosidad especial nos merece las noticias sobre la Melchora y las Toledanas en la fundación del convento de clarisas. Ambos conventos son dos joyas de la arquitectura sanclementina y conquense, tan desconocidas como de difícil acceso.

Detalle de la Iglesia de San Francisco (2)
La fundación de estos dos conventos y su primera andadura fue tormentosa, pareciendo en algún momento que iban a perecer, apenas nacidos. El convento de Nuestra Señora de Gracia de frailes franciscanos; tuvo su carta de naturaleza en una bula papal de Eugenio IV en 1446, que autorizaba la construcción en tierras hispanas de quince conventos. El asentamiento de los franciscanos en San Clemente se retrasó hasta 1503. Era entonces la villa una población de apenas doscientas familias. Sus limitados recursos supusieron un reto para el desarrollo de la comunidad. La cesión del terreno para levantar el convento por Alonso del Castillo, hijo de Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón, que por entonces era el mayor hacendado del pueblo, facilitó el asentamiento de los frailes, pero fue fuente de nuevos conflictos con el concejo de San Clemente sobre los derechos de patronazgo. El convento salió adelante por las aportaciones, algunas onerosas, pero muchas otras gratuitas de los vecinos de San Clemente. Los pocos hermanos que lo habitaban se multiplicaron hasta una cuarentena, de tal forma que fue necesario limitar su número de miembros. Convertido en estudio de Gramática, los sanclementinos recibirían en este convento su primera formación. Estudios que con el tiempo se convertirían en superiores. Aquí estudió el franciscano Patricio O'Hely, completando estudios en Alcalá de Henares; sus intentos, junto a otros compañeros por defender la fe católica en Irlanda frente a la reina de Inglaterra, Isabel I, concluyó con la muerte y martirio en 1578 del franciscano, que ya gozaba de la dignidad episcopal. Conserva la reliquia del cuerpo de San Faustino mártir. Sobre el convento de Nuestra Señora de Gracia ya hemos escrito en ocasiones anteriores. El convento de frailes o de Nuestra Señora de Gracia

Claustro convento clarisas. Detalle (3)
La fundación del convento de Nuestra Señora de la Asunción, o de monjas clarisas, fue incluso más dificultosa. Nacido de la devoción de una misteriosa viuda sanclementina, conocida por la Melchora, a la que siguieron en su ministerio dos beatas, llamadas las Toledanas; contó, en esta aventura, con el apoyo del Provincial de los franciscanos, que mandó a una religiosa desde Villanueva de los Infantes, sor Ana Sánchez, para formar al trío de las beatas en la Observancia franciscana. La decisión fue errada. Bien por diferencia de intereses bien por encontronazo de temperamento entre la Melchora y la religiosa de Villanueva, la primera convivencia terminó con la expulsión de Ana de la casa de la Melchora, primer lugar de residencia de las beatas. Se buscó un nuevo asentamiento, esta vez, sin la temperamental Melchora, en las casas cedidas por Martín Ruiz de Villamediana, un hidalgo llegado de Tierra de Campos. A pesar de esta morada y unas rentas cedidas de 30.000 maravedíes, la andadura del convento fue muy difícil. Por lo que nos cuenta el padre Ortega, las desavenencias continuaron posteriormente; quizás esa fuera la razón de la partida veinte años después de sor Ana Sánchez a Villanueva de los Infantes. El convento solo se consolidaría por el retiro y herencia aportada por doña Isabel de Pedrola, que permitió en el último cuarto de siglo la construcción de la Iglesia conventual. Mientras se desarrollaban las obras, las monjas se alojaron en el convento masculino, que de este modo se convirtió en un monasterio dúplice. Las monjas de ese periodo, salvo Isabel de Pedrola, cuyo cuerpo sería llevada en 1606 al nuevo convento, están enterradas en la Iglesia de San Francisco.

Claustro clarisas. Detalle (4) 
Reproducimos la narración del padre Ortega sobre la fundación de estos dos conventos sanclementinos como una pequeña aportación a la historia de la villa de San Clemente, pero asimismo como un aldabonazo de atención a quienes tienen la obligación de recuperar un patrimonio de todos. El precioso claustro del convento de clarisas nos hace soñar con recuperar algún día ese otro claustro tapiado y desvencijado del convento de frailes o de Nuestra Señora de Gracia, en riesgo de desaparición al igual que su iglesia.








Fundación del convento de N. P. S. Francisco de la Villa de San Clemente



Convento de Nuestra Señora de Gracia (5)

La Villa de San Clemente tiene su assiento en la Provincia de la Mancha; y es un pueblo de los de mayor autoridad, y reputación, en ella. Está honrado y ennoblecido, con muchas Familias muy Ilustres, enlazadas, por varios casamientos, con algunas Casas, de la primera graduación, y distinción, de todo el Reyno. En lo Espiritual, pertenece, este pueblo, al Obispado de Cuenca, y en lo temporal, al Real Patrimonio; aunque antiguamente fue de los Señores Marqueses de Villena: y esta es la ocasión, porque el Illmo. Señor Gonzaga, y el Venerable Analista, dicen, pertenecer, San Clemente, á dicho Señor Marqués. La fundación de este Noble Pueblo, no es muy antigua: la conjeturo de los tiempos, en que la Provincia de la Mancha, y Reyno de Toledo, se iban conquistando del poder de los Sarracenos: pero ya hace muchos años, que es Población de mucho nombre, y de copiosa vecindad: y al presente tendrá poco menos de dos mil vecinos. Ha producido muchos Hombres, Insignes, en Santidad, Letras, y Armas. En esta, pues, Ilustre, y Noble República, se fundó un Convento, á Nuestra Observancia, por el modo, y tiempo, que ya passo a referir.

En virtud de aquella referida Bula del Señor Eugenio Quarto, dada el año de 1446, por la qual, concedió al Rmo. Padre Vicario General; Fr. Juan Mahuberto, que pudiesse admitir, ó fundar, de nuevo, quince Conventos, para Nuestra Observancia, en las tres Provincias de España, se fundó este de San Clemente. Pero, aunque desde luego se dió principio a encaminar algunas diligencias, para la fundación, no pudo conseguirse, hasta en tiempos, que nos hallamos, con esta nuestra Chrónica. El sitio, todo, ó la mayor parte, dió para fundarlo, Alonso del Castillo, Hombre Noble, natural, y vecino, de la misma Villa de San Clemente: y el Concejo destinó algunas limosnas, que juntas con las que contribuyeron algunos otros particulares, bastaron para levantar un Conventico pequeño, porque no daba más lugar la cortedad, y estrechez del sitio. Sobre la cornisa, que forma la Puerta de la Iglesia, de este Convento, se leía una inscripción, que decía de este modo: "Este Monasterio se llama Santa María de Gracia: fundóse año de 1503". Esta es la antigüedad que se señala, a este Convento, el Illmo. Señor Gonzaga, fundado en la dicha inscripción, que pone el R. P. Laguna, N. Venerable Analista le alarga al año siguiente de 504, pero citando, como cita, a dicho Rmo. Gonzaga, se conoce, que fue, ó error de la prensa, ó equivocación de la pluma. Fundado ya el Convento, los Religiosos que le habitaban, lo fueron estendiendo, y ampliando con las limosnas, assí gratuitas, como onerosas, que adquirían los Fieles. 

Quando estaba, este Convento, en sus principios, habitado por un corto número de Religiosos, hizo Representación, el dicho Alonso del Castillo, de lo que avía obrado, en algunos Capítulos Custodiales, o Congregaciones de esta Custodia; y en virtud de esta representación, le dieron el patronato de la Capilla Mayor de la Iglesia. Salió, contra esto, el Concejo, o Ayuntamiento, de la misma Villa de S. Clemente, evidenciando, cómo el informe hecho por el referido Alonso del Castillo era siniestro, porque en él se obstentaba fundador único del Convento, lo qual no era assí; y que puesto, que los gastos que avía hecho el dicho Concejo, eran mucho mayores, él solo merecía el dicho Patronato. Esta contradicción se puso, por parte de dicho Concejo, en  el Capítulo Custodial, que celebró esta Custodia, en nuestro Convento de Murcia, el día 8 del mes de Diciembre, del año de 1515, y assimismo, se hizo información, por parte de dicho Capítulo, en la misma Villa de San Clemente. Vistos, pues, y examinados, con toda exacción, los fundamentos de ambas partes, por el dicho Capítulo Custodial, declaró, que el Patronato del Convento, ó Capilla Mayor, de la Iglesia, pertenecía á dicho Ayuntamiento: y al dicho Alonso del Castillo, le dieron el ochovo, que formaba la dicha Capilla Mayor de la Iglesia, de esquina, á esquina. Assí lo decretaron, y firmaron de sus nombres, los Reverendos Padres Capitulares, que lo fueron, Vicario Provincial, el M. R. P. Fr. Juan de Marquina, Custodio electo en el mismo Capítulo el M. R. P. Fr. Pedro de Molines, Custodio que dexaba, o finalizaba, el empleo, el M. R. P. Fr. Álvaro de Santiso, y Difinidores, los Reverendos Padres, Fr. Antonio del Puerto, Fr. Gonzalo de Soto, y Fr. Pedro de Ayala. Este Decreto pongo en mi Registro de Originales, el qual hallé inserto, en el mismo Registro de Provincia, entre las Actas del Capítulo Provincial, que se celebró el año de 1597, en la villa de Albacete: y en el mismo Capítulo se confirmó, aprobó y ratificó, dicho Decreto. No ignoro las diferencias, y litigios, que han tenido los Señores Marqueses de Valera, en los quales se halla oy el derecho que se le dio al dicho Alonso del Castillo; sobre el punto de dicho Patronato, pero en lo que dexo declarado, no perjudico al derecho de qualquiera.

Después de muchos años, fueron ampliando este Convento, los mismo Religiosos, con las limosnas comunes, hasta ponerse en estado de poderle habitar más de 40 moradores: y este mismo número se mantiene aora de presente, poco más, ó menos. Con el título de Santa María de Gracia, se fundó el Convento, según dexamos insinuado: pero aora,comúnmente, se entiende, por el de P. N. S. Francisco. En diversos tiempos, se ha leído, en este Convento, Artes, y Teología Moral: siendo uno, de los que en esta Casa, oyeron Filosofía, el Illmo Señor y Santo Martyr, Fr. Patricio Helio, como diremos en su lugar. Como este convento es tan antiguo,y su fábrica de tierra, está necesitadísimo de reparos, tanto que ninguno otro se halla con tanta necessidad, en toda mi Provincia: y ciertamente, que los que tanto questionan el Patronato, me parece á mí, que establecerían un grande artículo de su derecho, ocurriendo á tan grave urgencia, en su reparo. Una Reliquia notable, entre otras, tiene este convento, que es el cuerpo entero de San Faustino Martyr, dádiva que fué del Rvmo. Padre Fr. Julián Pérez, Vicario General que fué, de toda mi Seráfica Religión, honrossísimo Hijo de esta mi Provincia de Cartagena: cuya preciosa reliquia tiene el apoyo, y seguro, del Testimonial auténtico, dado en Roma, el día nueve del mes de Mayo, del año de 1650.  



Fundación del Monasterio de Religiosas de la Tercera Orden de Penitencia de N. P. S. Francisco, de la Villa de San Clemente (también llamado de las clarisas o de la Asunción)



Convento de Nuestra Señora de la Asunción (6)

La Fundación de este Monasterio de Religiosas Terceras, de N. P. S. Francisco, de la villa de San Clemente, la pone el R. P. Laguna, con mucha claridad, por aver tratado, y comunicado, á muchas Religiosas, que conocieron a las mismas Fundadoras; y passó en esta forma. Una Muger principal, vecina de este Pueblo, llamada la Melchora ( no sé si por nombre, apellido, ó cognominación), quedó Viuda, sin Hijos, y con una competente hacienda. Movida de aquellos primeros fervores, que suelen traer, solamente la apariencia, y sobreescrito de desengaño, y viene á ser efecto de un sentimiento natural, determinó, vestir el Ábito penitente de la Tercera Orden, de N. P. S. Francisco, y consagrar, su hacienda, á Dios, convirtiendo su Casa, en un Monasterio de dicha Orden. Comunicó, estos intentos, con el M. R. P. Fr. Pedro de Limpias, Provincial, que era, en la ocasión, de esta Provincia: y éste, prudente, y Doctíssimo Prelado, presumiendo, que su vocación era perfecta, le alabó mucho la resolución, de abandonar, de aquel modo, las aparentes delicias del mundo, aspirando a las inamissibles, y verdaderas, del Cielo. Vistióle, pues el Ábito de dicha Orden Tercera; y poco después, a otras dos Mugeres, que se le juntaron, y les llamaban las Toledanas: y supuestas las precissas diligencias, que corrieron á la dispossición de este Doctor Prelado, admitió baxo de su amparo, régimen y obediencia, dicha Fundación; porque assí fueron desde el principio, los intentos de esta Muger.

Para que dicha Fundación, se fuesse anivelando á la vida Regular, determinó. el mismo Prelado, que passasse, del Monasterio de Villanueva de los Infantes, que era del mismo Instituto, una Religiosa, de mucha virtud, y especialíssimo Don de govierno, llamada Sor Ana Sánchez; de la que á su tiempo, escriviremos, con alguna extensión. A esta Religiosa, nombró, el mismo Provincial, por Madre, y Prelada, del nuevo Monasterio, para que le governasse, y fuesse instruyendo, en las regulares Leyes, aquellas nuevas Racionales Plantas, para que, á su tiempo, diessen maravillosos frutos de virtudes. Aquí fue, donde se conoció aver sido muy bastarda la vocación de la referida Viuda: pues sintiendo, con notable extremo, el que no la huviessen nombrado á ella, por Prelada de la nueva Comunidad, cometió una baxeza, muy extraña de una Muger de sus prendas. Hechó, ignominiosamente, de dicha su Casa, a la referida Religiosa, Sor Ana Sánchez, como a algunas otras virtuosas Mugeres, que ya se le avían juntado, con ánimo de seguir aquella Santa Vida. Viendo el Guardián, que era, del Convento de N. P. San Francisco, de la misma Villa de San Clemente, que este desayre, no se quedaba en aquellas pobres Beatas, sí que se encaminaba, y dirigía, principalmente, a su Prelado Provincial, tomó la mano en el desempeño, explicándose éste, en dos diligencias, ayrosamente desenfadadas. La primera, fué quitarle el Ábito de la Orden á la dicha Viuda, con no menor ignominia, que ella, avía quitado la habitación, a aquellas pobres Religiosas. Y la segunda, buscarles una decente Casa, donde se mantuviessen, hasta que, por los Prelados Superiores, se tomassen otras providencias.

A este tiempo, murió un Hombre Noble, natural de la misma Villa de San Clemente, llamado Martín Ruiz de Villamediana: y en su testamento, que otorgó el día ocho del mes de octubre, del año de 1523 dexó determinado,que una Casa, muy capaz, que él avía heredado de un deudo suyo, y al presente, servía de Hospital, para recoger los pobres, ésta se convirtiesse en un Monasterio de nuestra Orden: añadiendo que si el Monasterio, fuesse de Santa Clara, dexaba también, de su misma hacienda, para ayudar a formarle veinte mil maravedís, y si fuesse de la Tercera Orden, diez mil. Como las referidas Beatas, se hallaban sin Casa, para su habitación determinaron, con parecer de los Prelados, admitir esta limosna, y aplicarse a poner, dicha Casa, en forma de Monasterio; lo que se consiguió, con ayuda, de algunas otras devotas Personas, y por la buena disposición, de la dicha Religiosa, Sor Ana Sánchez. Estuvo, esta Venerable Muger, governando este monasterio 20 años; en los quales padeció, indecibles trabajos, los más de ellos, ocasionados de la la repulsa de la dicha Melchora, la que, para esto, no olvido al Monasterio, ni á sus Habitadoras. Passados los dichos 20 años, se bolvió esta Religiosa, á su Monasterio de Infantes, en el qual acabó la carrera de esta mortal vida, con grandes créditos de Santidad, como bolveremos a escrivir, con más dilatada pluma, conformándonos al orden chronológico. La antigüedad de este Monasterio de S. Clemente, señalan, y determinan, assí el Illmo. Señor Gonzaga, como el R. P. Laguna, á este año referido, de 1523, en el qual otorgó su Testamento, el dicho Cavallero Villamediana; pero ciertamente, me parecía a mí, devérsele dicha antigüedad, desde el año, en que el M. R. P. Provincial, de esta Provincia, admitió, dicho Ministerio, á su obediencia: y á lo menos, desde que entró en él, la referida Religiosa, Sor Ana Sánchez.

Passados algunos años, vino este Monasterio, de San Clemente, á una notable, y lastimosa pobreza; á cuyo tiempo una Señora, muy principal, llamada Doña Isabel de Pedrola, hija del Comendador Tristán Ruiz de Molina, y, de doña Catalina Suárez, vecinos de la Villa del Castillo de Garcimuñoz; aviendo quedado Viuda, de un Hombre Noble, llamado Rodrigo Pacheco, vecino de la villa del Cañavate, despreciando quanto el mundo aprecia, se retiró a este Monasterio, a poner fin el curso de su vida mortal. Llevó esta Señora, consigo, como unos doce, ó catorce mil ducados, en diversas possessiones: y con esto, pudo repararse el Monasterio, y assimismo dar principio á la Iglesia, que aún no la tenían. Estas Religiosas o Beatas, como no guardaban clausura, por este tiempo, passaban todas, en Comunidad, al Convento de N. P. S. Francisco, que está muy cercano: y allí, recibían los Santos Sacramentos; y las que murieron, hasta aquel tiempo, se enterraron en nuestra Iglesia. Por esta razón, aviendo muerto la dicha Doña Isabel de Pedrola, antes que se finalizase la dicha Iglesia de dicho Monasterio, dexo dispuesto, que fuesse depositado antes que se finalizasse la Iglesia de dicho Monasterio, dexó dispuesto, que fuesse depositado, su cuerpo, en la de nuestro Convento, y finalizada la nueva de su Monasterio, se trasladasse á ella, como con efecto, se executó, el día 23 de Abril, del año de 1606. En el de 1586 siendo Provincial de esta Provincia, el M. R. P. Fr. Juan Malo, tomaron, estas Beatas, el Velo, y assimismo, hicieron el voto de clausura. El Título de este Monasterio, es la Assumpción de N. Señora: y suelen habitarle, ordinariamente, unas 30 Religiosas, aunque el tiempo, y otras circunstancias, varían este número. 



BNE, 2/1127-2/1129. ORTEGA, Pablo ManuelChrónica de la Santa Provincia de Cartagena, de la Regular Observancia de N. S. P. S. Francisco. Volumen I. Libros III y IV. Entre 1740 y 1753. Pp. 123 a 125 y 163 a 165


Imágenes:
(1) José García Sacristán
(2) Jesús Pinedo
(3) y (4) San Clemente: sus plazas y conventos
(5) Convento de San Francisco, http://www.descubrecuenca.com/
(6) Convento de Clarisas, http://cofrades.sevilla.abc.es/

martes, 29 de agosto de 2017

San Clemente (1920)

Diccionario enciclopédico Espasa-Calpe. 1922

                                                                               










domingo, 27 de agosto de 2017

Notas sobre la capilla de San José o de Pallarés de la Iglesia parroquial de Santiago en San Clemente

La capilla de Pallarés ocupa la parte suroeste de la iglesia parroquial de Santiago de San Clemente. Es una capilla que, en su arquitectura, rompe la traza gótica de la Iglesia. Al igual que la sacristía, y una de las capillas con bóveda casetonada, es un irrupción brusca, y marginal, del Renacimiento en el edificio. Artísticamente símbolo de novedades renacentistas de cubrición de la iglesia, mal aceptadas por unos canteros vascos que, en continuidad con tradiciones tardogóticas, preferían las bóvedas de nervaduras, menos costosas para un concejo que soñaba con grandes proyectos y no podía. Ni quería. La sesión del concejo de 3 de noviembre de 1554 es esclarecedora. A los problemas de costes se unían las preocupaciones relativas a que la prolongación de la iglesia rompiera el espacio urbano de la Plaza Mayor. Las quejas de los regidores eran interesadas, caso de Rodrigo Pacheco que puso voz a las protestas y al que el plan de Vandelvira afectaba notoriamente (hasta el punto de que la capilla de los Pacheco se debió levantar de nueva planta en 1573), pero sus quejas tienen asimismo un sesgo de modernidad en la defensa de un espacio urbano, la Plaza Mayor, al que amenazaba con comerse el macroproyecto de Vandelvira. Que el proçeder de la obra, que está traçada e començada a edificar . no se deve proçeder della. por ser en perjuyçio de la plaça pública desta villa, porque se a tomado mucha cantidad de la dha plaça (1). En nuestra opinión, las quejas de Rodrigo Pacheco difícilmente se entienden sin la existencia previa de un edificio ya levantado del ayuntamiento, dando carácter y uniformidad al espacio urbanístico. El patriciado urbano sanclementino impuso la primacía de unos espacios públicos que condenó a la Iglesia a cerrarse en su lado norte en lo que hoy vemos: un muro que asemeja un palacio renacentista en algunos de sus detalles. Pero un muro que en su interior encierra un templo que niega el Renacimiento y solo lo admite marginalmente. El dinero de la Iglesia fue a la reforma del ayuntamiento por Zalbide.

Sonia Jiménez Hortelano nos mostró cómo el proyecto de Vandelvira tuvo que claudicar ante los canteros vascos. El proyecto de una iglesia más prolongada en sus dos últimos tramos, rematada la capilla mayor por una cúpula oval con casetones, se olvidó en favor de una iglesia de tipo salón con bóvedas de crucería, que permitía alcanzar una mayor elevación pero con menor coste. Sí se encuentran reflejos de las trazas del arquitecto alcaraceño marginalmente en la bóveda oval de  la capilla de Pallarés, que fue un pequeño ensayo del proyecto de cúpula oval de la capilla mayor y que en nuestra opinión tiene similitudes con la bóveda oval que cubre la escalera del Hospital de Santiago de la ciudad jiennense de Úbeda. Creemos que la semejanza entre ambas bóvedas, a pesar de la mayor complejidad de la bóveda ubetense, es más evidente que las similitudes que se han buscado con otros proyectos de Jerónimo Quijano como la cúpula ovalada de Santa María del Salvador de Chinchilla, obra, por otra parte, realizada por Esteban Jamete, próximo a Vandelvira. En cualquier caso la proximidad estilística entre las tres obras es innegable. Nos faltan fuentes documentales sobre la construcción de la capilla de Pallarés, pareja en sus inicios a la construcción de la antigua iglesia. Pero la capilla con su cubrición renacentista corresponde a un proyecto posterior que, al igual, que otras capillas, caso de la capilla de los Pachecos, se levantaron de nueva planta sobre el solar de las originarias o se reformaron. Para el caso de la capilla de Pallarés sabemos que en 1565 estaba en obras (2).




Cúpula sobre la escalera del Hospital de Santiago de Úbeda


Colegiata de Belmonte. Cúpula de capilla de la Purificación atribuida a Jamete
                 
Cúpula de la capilla de Pallarés de la Iglesia de Santiago Apóstol de San Clemente (Foto. JL Brox)
http://broxfotos.blogspot.com.es


                         
Iglesia Santa María del Salvador en Chinchilla

Monumento funerario de García Pallarés, fallecido el 17 de diciembre de 1523

Históricamente la capilla de Pallarés no se entiende sin conocer la figura de García Pallares y su mujer. María de Sotomayor, casada con García de Pallarés, era hija de Diego de Sotomayor de la baja nobleza de Alcaraz, y Catalina Monroy, posiblemente pariente de Alfonso de Monroy, maestre de la orden de Alcántara. Las propiedades aportadas al matrimonio, a partes iguales, estaban situadas en Lezuza y la actual Villarrobledo, así como propiedades urbanas en Alcaraz (3). La muerte temprana de su mujer, llevó a García Pallarés esta vez a casarse con la sanclementina María de Haro. La doble alianza matrimonial del alcaide de Chinchilla tendría sus consecuencias en los litigios de ambas ramas familiares por la capilla de San José.

García de Pallarés era alcalde de la fortaleza de Chinchilla, su servicio al Marqués de Villena no le impidió mantener una actitud templada en el conflicto, que abonó el terreno para su integración acabada la guerra. Lo vemos entre los personajes principales que aparecen en la recepción junto al puente del Arrabal a los Reyes Católicos un 8 de agosto de 1488. Su vinculación a los Haro la conocemos en un primer momento por el matrimonio de su hija Catalina con un miembro de la nobleza regional, un Coello. Los Haros aparecen como testigos del evento y García Pallarés como vecino de San Clemente. La muerte temprana de su mujer María de Sotomayor, el llevó a un segundo matrimonio con María de Haro. Con las dos mujeres tuvo descendencia, El mayorazgo fundado por García Pallarés recayó en Velasco Pallarés, alejado de San Clemente. Los intereses de la familia en la villa de San Clemente quedaban en mano de los Haro, pero la memoria de García y Pallarés y su mujer María de Sotomayor la conservó su hija Isabel de Monroy. Por eso hoy la capilla de Pallarés ( y también la fachada exterior) aparece presidida por los escudos heráldicos de la familia alcaraceña de los Sotomayor,

Isabel de Monroy, parece que se constituyó en albacea testamentaria para cumplir con la última voluntad de su padre. Pero la cumplió a medias, pues su padre aunque enterrado en San Clemente, no lo fue en el convento de Nuestra Señora de Gracia, sino en una capilla propia en la Iglesia de Santiago bajo la advocación de San José, pegada y con acceso al cementerio anejo a la iglesia. Los conflictos entre las ramas familiares por el patronazgo de la capilla surgirían pronto y ya para 1553 vemos litigando a Hernán Vázquez de Haro. El apellido se mantuvo en la villa de San Clemente, ligado a una de las ramas de los Pacheco, pero sobre todo en las figuras de Tristán Pallares el viejo y su sobrino Tristán Pallarés el mozo, ambos clérigos. El primero teniente de cura de la iglesia de Santiago hacia 1553, y el segundo un presbítero más apegado a los intereses mundanos.Nos queda la duda cuál de los dos es el Tristán Pallarés que funda un patronato de legos en la capilla para cumplimiento de las obligaciones religiosas. Aunque en alguna ocasión hemos apostado por Tristán Pallarés el joven, también se podría tratar de Tristán el viejo, que ya nos aparece en 1523, firmando como testigo en el codicilo que modifica el testamento de García Pallarés. Para fines de siglo, las que aparecen litigando por el patronato de legos vinculado a la capilla son las hijas de Hernán Vázquez de Haro como herederas del patronazgo de su padre, que sabemos es hermano del joven Tristán Pallarés. Esta vez el nuevo opositor al patronazgo del vínculo es un Rosillo de nombre Alonso.

Hoy la capilla de Pallarés es la más bella de todas las capillas de la parroquia de Santiago Apóstol. Un refugio de clasicismo ajeno al espíritu religioso del resto del templo. Un espacio, a la medida del hombre, que nos invita a hacer un receso para recordar la memoria del alcaide de Chinchilla García Pallarés, muerto el 17 de diciembre de 1523 (4). Un hombre que simbolizaba el espíritu de los sanclementinos de comienzos de siglo, orgullosos de sus logros que, antes que a Dios, se amaban a sí mismos



Testamento de García Pallarés (Es un traslado del siglo XVIII). 

In Dei nomine amen, sepan quantos esta carta de testamento vieren como yo García de Pallarés, alcaide que fue de la cibdad de Chinchilla, estando sano i libre de las enfermedades corporales que a los hombres suelen venir, con voluntad después de y aparejada para el seruicio de mi señor Jesu Christo temiendo el último y postrimero día de mi vida, ni me tome ocupado mi juicio para la dicha ación de mi conciencia, no siendo forzado ni costrinido sino estando con mi libertad, teniendo ante mis ojos a Dios todopoderoso, ordeno este mi testamento i última voluntad, el qual quiero que vala i otro no, tanto quanto de derecho testamentario puede baler y si valiere por testamento vala por codecillo y mi última voluntad y revoco todos los otros testamentos i codecillos que antes deste ya aya fecho así cerrados como abiertos de palabra i en escrito los quales derogo i anulo no embargante la cláusula o cláusulas que en ellos se fallaren derogatorias, porque es mi voluntad que este vala y otro no, el qual yo agora fago escribir que quiero que vala para agora y para siempre jamás como si yo mismo con mi propia mano lo escriviese salvo si en él se pusiere cláusula derogatoria, que se derogue este porque es mi voluntad agora ni en otro tiempo no facer otro testamento ni codecillo salvo éste, en el qual suplico a mi Dios me dé gracia que le sirva si más en esta vida viviere porque en él último día de mi vida mi ánima sea por su santíssima piedad colocada en su santíssima gloria e así suplico a la gloriosa Virgen Santa María Madre de Dios y Señora Nuestra con todos los Santos de la Corte del Cielo me sean abogados y intercesores ante el acatamiento de Dios todopoderoso

Primeramente mando que si muriere en Sant Clemente que mi cuerpo sea sepultado en el Monasterio de Sant Francisco donde mis fijos quisieren tomar sepultura y si muriere en este lugar Lezuza do agora vivo ruego a mi fija doña Isabel me haga tanto placer si posible fuere me mande llebar a la dicha villa de Sant Clemente y entierre como dicho es 

Yten mando que el día de mi enterramiento me sean dichos unos oficios de finado complidos i las misas que se pudieren decir

Yten mando que me digan mi nobena y que me sea lebado un añal complido sobre mi sepoltura i que lo llebe mi fija doña Isabel por mi ánima do fuera su voluntad 

Yten mando que entre el año de mi finamiento dos pares de misas reveladas por mi ánima y de mis mugeres que ayan santa gloria

Yten mando que sean dichas por mi ánima y de las dichas mis mugeres veinte misas de la cruz

Yten mando me sea dicho un treintenario abierto

Yten mando que en cabo del año de mi finamiento me sean dichos otros oficios complidos y que todo esto sea complido de pan i vino i cera 

Yten dejo por mis hijos y legítimos herederos e sucesores a Velasco de Pallarés y a Dª Catalina de Pallares y a Dª Ysabel de Monroy mis hijos e de mi primera muger Doña María de Sotomaior y a mis hijos Diego López de Haro y a Dª María de Pallarés y a Dª Urraca i a Dª Beatriz hijos ansimismos de mi segunda muger Dª María de Haro, los que les quiero y es mi voluntad que ayan y hereden mis bienes, así como legítimos herederos y sucesores

Yten mando a mi hija Dª Isabel las tercia parte de mis bienes y quiero y mando que sea mejorada en quinta parte de los dichos mis bienes, a la qual mando so pena de mi maldición que en tanto que las dichas mis fijas Dª Urraca y Dª Beatriz estubieren doncellas sin casar y ellas quisieren estar en su compañía, que las tenga y ampare y les dé lo necesario y que si ansí no lo hiciere la dicha manda y mejora sea en sí ninguna, salvo que sea repartida entre las dichas Dª Urraca y Dª Beatriz

Yten mando que esta mejora y manda que a la dicha mi hija Dª Isabel hago, que le sea dado en la parte que yo en el molino de Enmedio tengo, y esto por los buenos y leales servicios  que me ha fecho

Yten mando que le sea dado a mi fija a Violantica que la a criado y a Dª Beatriz mi hija mando que le sea dada Anita, la qual está está en poder de Dª Catalina mi hija

Yten aclaro que tiene recivido la dicha Dª Catalina mi hija ochenta mil mrs. para en parte de su legítima

Yten aclaro que debo a los herederos de Miguel Sánchez de los Herreros quinze mil mrs., mando que le sean pagados de mis bienes

Yten mando que qualquier otra debda que se fallare por buena berdad que yo deba, que sea pagada de los dichos mis bienes 

Y dejo por mis albaceas testamentarios a Francisco de Hermosa mi hijo y Dª Isabel y Dª Urraca mis hijas a los quales y a cada uno de ellos in solidum doi otorgo todo mi poder complido para que sin licencia de ningún juez eclesiástico ni seglar puedan entrar y entren por todos mis bienes muebles y raizes y facia dellos todo aquello que cumpliere para complimiento de mi testamento. Y esta es mi voluntad y quiero que vala por mi testamento según dicho es. Y pido a qualquier juez o juezes eclesiásticos o seglares ante quien este mi testigo fuere presentado, que lo reciva por tal testamento y lo mande cumplir, esecutar i guardar según que en él es contenido, el qual yo dejo firmado de mi nombre cosido y cerrado y sellado con el sello de Juan Martínez escriuano de este lugar de Lezuza ante quien me obligo de lo tener por firme, rato y grato y valedero para que agora y par siempre jamás. Fecho en Lezuza en 12 días del mes de junio de 1521 años. Pallarés.

Se añade un codicilo de 12 de septiembre de 1523, por el cual se vincula un palomar y una huerta al mayorazgo que hereda el hijo mayor Velasco. Hasta la muerte del García Pallarés estos bienes van a sostener a sus hijas Isabel y Urraca. Firmando el codicilo aparece un tal Tristán Pallarés como testigo (5).


(1) TORRENTE PÉREZ, Diego: Documentos para la Historia de San Clemente Tomo I, 1975, p. 371

(2) Sobre el proyecto de Vandelvira y su modificación u olvido en la construcción de la Iglesia se puede ver:
JIMÉNEZ HORTELANO, Sonia: "La iglesia parroquial de San Clemente Cuenca. Nuevos datos para su estudio" en Ars Longa,nº 22, 2013, pp. 119-129
HERRERA MALDONADO, Enrique; ZAPATA ALARCÓN,Juan. “Andrés de Vandelvira en la Mancha”. En PRETEL MARÍN, Aurelio (coord.). Andrés de Vandelvira. V Centenario.  Albacete: Instituto de Estudios Albacetenses “Don Juan Manuel”, 2005, pp. 47-69

(3) María Sotomayor recibiría en herencia de su padre Diego: un ajuar de 40.000 maravedíes, 20.000 maravedíes en dineros, viñas, tierras y  las casas y molinos de Lezuza, valorados en 90.000 maravedíes (AYLLÓN GUTIÉRREZ CARLOS: "Lectura de caballerías y usos familiares en el siglo XV" en Miscelánea Medieval Murciana. XXIX-XXX. 2005-2006, pp. 39-56

(4)
 Inscripción de García Pallares, fallecido el 17 de diciembre de 1523: Esta urna, aunque pequeña, la que estás viendo, caminante, guarda los huesos de un varón conocido por su nobleza, llamado Pallarés, de familia ilustre, a quien la virtud le concedió abandonar el reino de Nápoles (?). Murió en Lezuza , el día 17 de diciembre, año del nacimiento de Cristo de 1523 (Transcripción de Diego Torrente Pérez). Este epitafio también ha sido estudiado por José Manuel Cañas Reillo, en la Revista Lope de Barrientos. Nº 12
Imagen: http://sanclemente.webcindario.com

(5) RAH, Colección Salazar y Castro, M-171, fol. 1-3. Testamento otorgado por García de Pallarés, alcaide de Chinchilla. 12 de junio de 1521