El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

domingo, 31 de diciembre de 2023

DIEGO Y MARTÍN DE MONTOYA, HIDALGOS DE VILLARROBLEDO

    El pleito entre Diego y Martín de Montoya con el concejo de Villarrobledo de la Vega se inició en 1540, cuando el mayordomo del concejo, Juan Crespo, escribió su nombre en los libros del concejo e intentó cobrarles 250 y 150 maravedíes, respectivamente del servicio ordinario de ese año. Los dos hermanos se negaron y les serían embargadas dos sobremesas de medina y de montería.


Concejo de Villarrobledo de la Vega en 11 de junio de1541

Martín de Funes y Pedro Morcillo, alcaldes ordinarios

Juan del Bonillo, Sebastián López Delgado, Urgenio Fernández, Diego Aguado, Sebastián Molina, regidores

Gonzalo López, alguacil






Pedro de Montoya, hidalgo de Villar del Águila

 Los intentos de Pedro Montoya, vecino de Villar del Águila, por conseguir ejecutoria de hidalguía chocaron con el concejo de ese lugar en 1590. Pedro de Montoya era hijo de Felipe Montoya, que se había avecindado en Villar del Águila y antes había sido vecino de Palomares y Villanueva de los Escuderos. La madre era Catalina Hernández de Castro, natural y vecina de Villar del Águila e hija de un hidalgo, Rodrigo de Castro. 

El abuelo era Francisco Montoya, vecino de Villanueva de los Escuderos, casado con María de Villanueva. Francisco había llegado a esta localidad desde su pueblo: Vara de Rey y Pozo Amargo. Francisco seguía el camino de la diáspora de otros miembros del linaje, que desde Vara de Rey, se habían extendido por otras villas de la región: San Clemente, EL Cañavate, La Alberca, Las Pedroñeras, Belmonte, Villarrobledo, Montalbo o Casasimarro.

Pedro de Montoya decía estar emparentado con los Montoya de Villarrobledo, Diego y Martín, que habían conseguido ejecutoria de hidalguía frente a este concejo. Había casado dos veces, la primera en Altarejos y la segunda en Villar del Águila. Pedro de Montoya se había reservado asiento principal junto al altar mayor de la iglesia de Villar del Águila y reservarse correspondiente sepultura, había ejercido del oficio de regidor, de alcalde de la hermandad por los hijosdalgo y cualesquier símbolo que diera carta de naturaleza a su hidalguía y fuera manifestación de poder ante sus convecinos. Su vida social se ajustaba a su condición y pronto entablaron amistad con los hidalgos de las tierras de Huete y Cuenca, mientras adornaban sus casas de paños, escudos y armas. ¿Qué distinguía a estos nobles de sus vecinos? Ellos mismos nos lo dicen: "vestidos negros de paño y seda, criados y criadas y negros que les servían en plata labrada de jarras y tazas, candeleros, saleros y jícaras y otras cosas para el servicio de sus personas y habían tenido y tenían paños franceses y reposteros con sus armas colgadas en sus casas y lanceras con sus lanzas y otros aderezos y cosas de casas principales, las cuales cosas en el dicho lugar de Villar del Águila no las tenían los pecheros, aunque fueran ricos". En misa, Pedro de Montoya tenía un escaño privilegiado, "entre él y el altar no se ponía nadie", nos dirá un vecino. A  los Montoya, por su sangre nobiliaria se los rifaban los labradores ricos. Pedro Montoya había casado en Villar del Águila con la hija de un labrador rico llamado Julián Martínez, que para hacer posible el matrimonio, había entregado como dote de su hija cuatro mil ducados. Julián Martínez tenía la riqueza y ahora buscaba el reconocimiento social: la hidalguía con el casamiento de su hija y el poder con su hijo, que era conventual de la orden de Santiago en Uclés, antes de dar el paso a ser capellán del rey Felipe II.

Nos atrae la figura del abuelo Francisco de Montoya, pues queremos ver en él  una aventura fallida de nueva repoblación de un lugar. Francisco de Montoya, salido de Vara de Rey, se había instalado en las llamadas Casas de Pascual López, próximas a Villar del Saz de don Guillén, aunque pronto había escapado de su aislamiento en el campo para irse a vivir y casar en Villanueva de los Escuderos. La narración de la figura de Francisco de Montoya por sus contemporáneos no deja de ser panegírica. Físicamente, "hombre de buen cuerpo y de buen talle ahidalgado y de gran valor"; en cuanto a su riqueza, no dejaba lugar a dudas: hombre muy rico, con doce manadas de ganados, vacas y yeguas.

 Francisco de Montoya era uno de los siete hijos de Hernando de Montoya, el progenitor de la familia en Vara de Rey, que con sus siete hijos daría lugar a varias ramas familiares en diversos pueblos de toda la Mancha conquense. Hernando estaba casado con Constanza García de Peñaranda. Entre los siete hermanos, destacaba la figura de Diego de Montoya, al que debemos tener por fundador y "hacedor" del pueblo de Pozo Amargo. Diego debía ser una figura principal en toda la comarca y muy respetado. De él se decía que era hijodalgo principal y rico, pero, sobre todo, buen cristiano. Pozo Amargo, fundación de la familia Montoya hacia el año 1500, era famoso entonces por estar dotado de un hospital, que debían ser simples casas de la familia al servicio de todo aquel que las necesitara: "que a todos los pobres que iban al dicho lugar de Poçoamargo si llegaban a mediodía les daban de comer y a los que llegaban a la tarde les daban de cenar y los recogían y daban posada aquella noche y de almorzar otro día". La descripción por pueril que nos parezca, nos da a entender que el nacimiento de Pozo Amargo, además de hacienda de los Montoya, tiene su razón de ser en un lugar de paso y descanso para viajeros, que, por el antiguo camino murciano, o romano, se dirigía al camino real principal que desde Toledo iba a Cartagena y Murcia. Este camino que se quiere ver como antigua calzada romana y que posteriores testimonios no llegan a diferenciar si camino o vereda, es evidente que se había mantenido vivo por el tránsito de los ganados en la época medieval.En torno al benefactor Diego de Montoya, casado con Catalina Alonso de Palacios, nacería Pozo Amargo, aunque la continuidad del linaje en la villa sería vía femenina con la hija de Diego y Catalina, Catalina Montoya, que casaría hacia 1520 con García de Buedo. Así, Buedo sería el apellido predominante en Pozo Amargo, mientras que dos hermanos de Catalina Montoya, Diego y Martín marcharían a Villarrobledo.

Poco a poco, vamos conociendo a estos siete hermanos que darían lugar a otros tantos linajes. Del último que tenemos noticias es Alonso, que se establece en La Parrilla. Los Montoya, por lo menos hasta mitad de siglo fueron capaces de mantener la solidaridad familiar. Las noticias que tenemos es que mantenían una fluida correspondencia epistolar entre ellos, acudían, con sus criados y caballos, y perfectamente aderezados, a las bodas de sus deudos y demás hechos con notoriedad social, y procuraban dotarse de capillas principales en las iglesias para su enterramiento. Francisco de Montoya se hizo con una capilla en la iglesia de Villanueva de los Escuderos, donde sería enterrado tanto él como su hijo Felipe: "(Francisco de Montoya) había hecho y labrado una capilla  muy principal en la parte del Evangelio, cerca del altar mayor y de la sacristía, en medio della y del altar y en ella estaba el susodicho y su hijo Felipe enterrados y en la dicha capilla estaba el escudo de las armas de los Montoyas y los tenían dos grifos, uno de una parte y otro de otra y no se acordaba de las armas que estaban en el dicho escudo y que las armas que les parescía había unas paneras (se debían corresponder con las diez panelas conocidas de los Montoya). Otro testigo sí nos describe al detalle el escudo y las armas de los Montoya: "y encima del entierro tenía el escudo de las armas de los montoyas que eran diez corazones y un cordón de San Francisco alrrededor". ¿Cuándo incorporan los Montoya el cordón de San Francisco a su escudo?¿la acción hospitalaria de uno de los Montoya, Diego, el fundador de Pozo Amargo, está ligado al franciscanismo llegado en 1503 a San Clemente?. preguntas sin respuestas, pero que algún día quizás conozcamos. Otro símbolo de los Montoya en Villanueva de los Escuderos eran sus casas: "que començó a labrar unas casas muy grandes e principales y de cantería en el dicho lugar de Villanueva de los Escuderos, que si se acabasen parescerían casas de señor". Los Montoya gozaban de prestigio militar; un nieto de Francisco de Montoya e hijo de un tío de la familia, hermano de Felipe y llamado Pedro, había sido ayo de los pajes de don Juan de Austria y participado en la batalla de Lepanto, donde había muerto.


ACHGR. HIDALGUÍAS, 301-86-14. Pedro de Montoya, vecino de Villar del Águila. Ejecutoria de 31 de marzo de 1594

sábado, 30 de diciembre de 2023

Los derechos del duque de Frías en Sisante

 El duque de Frías se había arrogado los derechos de borra, asadura y portazgo de los ganados trashumantes que pasaran por el suelo de la villa de Sisante por ejecutoria de 1 de agosto de 1645, expedida por la Chancillería de Granada. Dicho derecho le otorgaba una cabeza de ganado de cada mil


Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-MESTA,5,N.7

Francisco de la Madre de Dios, natural de Sisante

 Francisco de la Madre de Dios, natural de Sisante, partido de San Clemente, alto de cuerpo, delgado y trigueño, de 24 años. Pasa a Indias, a Nueva España, a profesar en los conventos de la provincia carmelitas descalzos de San Alberto. Año 1682


Archivo General de Indias, CONTRATACION,5445,N.1,R.56


Censo a favor de las clarisas de Sisante

 Censo a favor del convento de monjas franciscas de la primitiva orden de Santa Clara, advocación de Jesús Nazareno contra doña y, que venía disfrutando Francisca Antonia Medina y Cabañas, mujer de don José Guzmán Laso de la Vega, vecinos de Sanlucar de Barrameda, por cesión del duque de Osuna. Se trata de un censo de veinte mil reales de vellón de principal. El censo viene de facultad real del 7 de marzo de 1535, aunque no se escritura hasta 28 de diciembre de 1548, y está cargado sobre las rentas y aprovechamientos de la villa de Archidona, sobre las arras y dote de doña María de la Cueva, condesa de Urueña, ese censo recae en los sucesores del duque de Osuna, que lo cederá a la mencionada Francisca Antonia, doscientos años después, en 3 de febrero de 1740, lo vende al convento de monjas de Sisante por mil pesos escudos de plata antigua. El interés del censo es de 33 al millar.

El 15 de diciembre de 1739 era abadesa del convento sor María Teresa del Santísimo Sacramento y monjas sor Agueda de la Santísima Trinidad, como vicaria, sor Agueda de Santa Catalina, maestra de novicias, sor Ana de la Presentación, sor Juliana de Nuestra Señora del Pilar, sor Antonia del Espíritu Santo, sor Josefa de San Francisco Javier, sor María de los Ángeles, sor María de San Francisco, religiosas discretas y velo negro de ese convento



viernes, 29 de diciembre de 2023

ALONSO DE MORATALLA TÉBAR

 En 1636, el doctor Alonso de Moratalla Tébar es nombrado oidor de la Audiencia Real de Guatemala, pasará a Indias con doña Antonia de Tébar, su hija, y tres criados: Micaela de Perona, Ambrosio de León y don Paulo Manrique. Otros acompañantes a su servicio serán Jacinto Mejía y Amaro del Arco y una esclava negra.

Tenemos la descripción de los pasajeros de origen sisanteño:

  • Antonia de Tébar, hija del doctor: Quince años, cariaguileña, buen rostro blanco, pelinegra, lunar en el lado izquierdo, junto a la barba.
  • Micaela de Perona, hija de María de Perona y José de Horcajada: edad de veinte años, blanca, carirredonda, señal de carbunco en la mejilla derecha, cerca del ojo.
  • Amaro del Arco: hijo de Alonso Martínez y María del Arco, edad diecinueve años, delgado, trigueño, ojos hundidos, le apunta el bozo (vello del bigote), una herida en el dedo meñique de la mano izquierda

ALONSO DE MORATALLA TEBAR

Archivo General de Indias, CONTRATACION,5418,N.12

miércoles, 27 de diciembre de 2023

SOBRE LA PREVALENCIA DE ASIENTO EN LA IGLESIA DE SISANTE

 Llegado el siglo XVII, Sisante había dejado muy atrás, desde 1635, a su villa madre, Vara de Rey. Sisante había adquirido la condición de cabeza de demarcación territorial con un corregimiento. Bien es verdad que su corregimiento era de los llamados de tercera y aquellos que eran designados como corregidores de Sisante no lo llevaban muy a gusto. Simple paso intermedio en su cursus honorum para conseguir un próximo ascenso. Había corregidores que echaban pestes del pueblo, pues a comienzos del siglo XVIII, Sisante todavía no presentaba el aspecto más nobiliario actual de sus palacios: "pues casas de Nacimiento he visto de mayor talla", nos dirá un corregidor que dedicará a la villa afrentosas coplas. 

Mientras construía sus edificios civiles y palacios, Sisante llegaba a superar mediado el siglo XVIII los mil vecinos, cuatro mil habitantes. Sisante era todavía muy pueblerino; por vecinos le corresponderían cuatro familiares de la Inquisición, pero tenía solo uno y bastante mal avenido con las autoridades. Las disputas, como suele ocurrir en un mundo de advenedizos a los que ciega el poder, eran cosa de niños. Ya sabemos la importancia que daban aquellos hombres, como los de ahora a ocupar un asiento en primera fila: así, que andaban moviendo los bancos del lado del Evangelio al de la Epístola o colocando unos bancos delante de otros para ocupar la primera fila. Y es que el corregidor podía ser de tercera, pero su orgullo no, así que procuró colocar delante del banco donde se sentaba el familiar un banco nuevo y los suficientemente grande para tapar la vista al familiar del Santo Oficio o lo que es lo mismo negar su visión y presencia a los demás. Hoy nos puede parecer cosa de chiquillos, pero que los familiares del Santo Oficio tuvieran un lugar visible en las iglesias venía recogido en un auto del Consejo de Castilla de 1730.

Quizás se rían ustedes de estas cosas, pero yo soy el primer sorprendido de estas cosas, Recuerdo que en mi niñez en un pueblo de la Alcarria de todos conocidos el alcalde se sentaba en el primer o en el último banco según llegara antes o después a la misa y que la única diferencia era aquella de los hombres a un lado y las mujeres a otro. Esa misma costumbre de separación por géneros la vi hace poco en un pueblo de Teruel, llamado Alacón. En la Mancha, creo que ya ha desaparecido esa discriminación, pero si van a cualquier iglesia verán el primer banco reservado a las autoridades. No todo es tan sencillo: al lado del Evangelio, el partido gobernante; al lado de la Epístola, el partido de la alternancia. No seré yo quien recuerde viejas normas donde se ha de sentar cada uno, aunque sí dar un consejo: en San Clemente,, cuando se negaban a reservar asiento a autoridad foránea, se quitaban todos los bancos de la iglesia y se llevaba cada uno su silla de casa.

PD: El resultado final del expediente es que el corregidor de Sisante tuvo que retirar el banco nuevo que había colocado  y se dio la razón al familiar Lorenzo Muñoz Serrano por la Suprema del Santo Oficio


AHN, INQUISICIÓN,3728,Exp.100, AÑO 1759

lunes, 25 de diciembre de 2023

LOS CLEMENTE Y EL CONVENTO FRANCISCANO DE VILLANUEVA DE LA JARA

 Capillas en el convento de San Francisco del Nombre de Jesús en Villanueva de la Jara, sitas en el crucero

  • Capilla de San Julián, obispo de Cuenca. Afecta al vínculo fundado por el licenciado Dionisio Clemente. Dos retablos de madera dorada.  Uno de San Juliá y otro del Ángel de la Guarda
  • Capilla de Santo Tomás apóstol. Afecta al vínculo fundado por el licenciado Tomás Clemente. Hay dos retablos de madera dorada. Uno es de Santa Silveria y el otro de Santo Tomás
Sobre los retablos de Santo Tomás y San Julián están los escudos con las armas familiares: a mano derecha de dicho escudo hay una escuadra y debajo de ella una pera y sobre esta dos estrellas. Y a la mano izquierda un pino con dos ardas en su tronco y dos perros siguiéndolas, cuyo escudo está cubierto de un morrión mirando a la derecha.

Asimismo se reconoció que en el altar de Santa Silveria está una urna dorada con cristales y dentro los huesos de dicha santa.

Clemente de Arostegui y Herrera y Calomarde, Antonio José

Archivo Histórico Nacional, OM-CABALLEROS_SANTIAGO,Exp.1980

domingo, 24 de diciembre de 2023

Quintanar del Rey vs. Tarazona

El litigio entre Tarazona y Quintanar versaba sobre el aprovechamiento de varias dehesas: la Torquilla, Hoya Trascasas, Vadoluengo, la Ensancha de la Hoya de Gil García, el Humilladero, Casa de la Parreña, y Pozo Llorente. La acusación venía de los vecinos de Quintanar, que acusaban a los de Tarazona hacer varias dehesas sobre suelos que los quintanareños consideraban que eran tierras que ellos labraban; limitando el desarrollo agrario de Quintanar.

Hasta donde sabemos hubo una facultad real en 1629 que otorgaba a los tarazoneros la privacidad para explotar estas dehesas (creemos que hay una primera facultad real de 1606) y que al parecer iba contra una transacción entre Quintanar y Tarazona, fechada en mayo de 1615. Una nueva concordia de 1640 intentó compartir la explotación de las dehesas por ambos pueblos, fijando unas condiciones muy definidas: por la qual la dicha villa de Taraçona dexó a la de Quintanar el uso y aprovechamiento de las dichas dehesas de la Torquilla, Casa de las Parreña, Poço Llorente, Umilladero, y Hoya Gil García y Vadoluengo para que las goçasen por tiempo de seis años con declaración y calidad que en quanto a la dehesa de Vadoluengo y la Hoya Gil García y Umilladero las habían de goçar las dichas villas por mitad en quanto a arrendar la yerba en esta manera, los dichos seis años en esta manera: la dicha villa de Taraçona habrá de arrendar para sí los tres años primeros la dicha dehesa de Vadoluengo y la villa de Quintanar la Hoya de Gil García y Umilladero los dichos tres años primeros y los tres años últimos por el contrario la dicha villa de Quintanar había de goçar la dehesa de Vadoluengo la villa de Taraçona la Hoya de Gil García.

El acuerdo no salió gratis a Quintanar del Rey, que debió pagar a Tarazona de la Mancha, dos mil cien ducados. Pero el acuerdo mostraba algo más: esas dehesas estaban en el suelo y término de Alarcón, villa que había perdido el control de sus tierras sureñas y que ahora explotaban privativamente los dos primeros pueblos. Antaño, Alarcón exigía a cada vecino que deseará pastar con sus ganados en sus términos una borrega al año; así hasta el año referido de 1615 en el que Tarazona consigue facultad real para explotar privativamente las dehesas y los vecinos de Quintanar se ven obligados a conciertos individuales con el concejo tarazonero con aprovechamientos comunes.




Concejo de Quintanar del Rey 1657

Don Alonso Ruipérez Montoya y Alonso de Oñate, escribano, alcaldes ordinarios

Francisco Sánchez Parreño, don Pedro de Oñate, don Antonio López Parreño, Pedro Serrano Picazo, Juan Mateo de Ruipérez, don Alonso de Mondéjar, don Bernardo de Oñate, Marcos Félix de Oñate, regidores´


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. PLEITOS CIVILES. C-9988-5

sábado, 23 de diciembre de 2023

LA INMACULADA CONCEPCIÓN, LA VILLA DE SAN CLEMENTE Y EL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA: O SU DECLINACIÓN EN FAVOR DE LA VIRGEN DE RUS

 LA INMACULADA CONCEPCIÓN, LA VILLA DE SAN CLEMENTE Y EL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA: O SU DECLINACIÓN EN FAVOR DE LA VIRGEN DE RUS 


El franciscanismo había apostado por el dogma de la Inmaculada Concepción en un Capítulo General celebrado en Toledo en 1633 y en 1645 eligen a la Inmaculada como patrona de la orden franciscana. Ese voto lo hizo suyo el ayuntamiento sanclementino, cuyos oficiales juraban con su cargo defender el misterio de la Purísima Concepción; el diez de agosto de 1643 el concejo establece la festividad de la Inmaculada como preceptiva y fiesta a guardar.


El apego de los franciscanos en los siglos XVII y XVIII a la Inmaculada Concepción los llevó a adoptar un nuevo voto, el voto inmaculatista, y la incorporación de un nuevo nudo a los tres del cordón franciscano.

El día de la fiesta de la "limpia Concepción de la Virgen María" se celebraba en el convento de frailes de San Francisco, para lo que recibía del concejo 50 reales. El año 1641 fue uno de los peores años para la villa de San Clemente; Rodrigo de Santelices es enviado para enrolar soldados para la guerra de Cataluña, había sacado de la villa a los hombres de los campos recorriendo un camino que de San Clemente los llevaba en varias jornadas a Cuenca, el campamento militar de Molina de Aragón y, de allí, por Daroca y Zaragoza, a la guerra catalana. Ese año de extrema necesidad, el concejo de la villa decidió reunirse de nuevo tras celebrar el día de la Inmaculada Concepción. La fiesta había sido poco lucida, sin la decencia que el día requiere por falta de cera; pues bien, el ayuntamiento decidirá en sesión extraordinaria después de la fiesta, celebrar de nuevo el día con la mayor ostentación y una procesión de todos sus capitulares del ayuntamiento portando velas, junto a los frailes franciscanos de Nuestra Señora de Gracia. La fiesta se repitió el domingo día once de diciembre, otorgando cien reales más el ayuntamiento a los frailes para la celebración de la fiesta y la compra de cera, que llevarán encendida los miembros del capítulo del concejo en procesión solemne. 


Aunque Diego Torrente trata de unir el dogma de la Concepción a la virgen de Rus en la villa de San Clemente. La realidad es que la festividad de Rus vino a sustituir entre la gente popular a la Inmaculada Concepción. El establecimiento de la Inmaculada el ocho de diciembre como patrona de San Clemente no llegó a cuajar en la mentalidad popular, era para los sanclementinos una fiesta demasiado fría y oficial en procesiones institucionalizadas de franciscanos y concejo. La tradición popular estaba más apegada a las romerías populares en torno a ermitas alejadas del pueblo.  Conocemos varias celebraciones en este sentido. En Majara Hollín, los sanclementinos, compartiendo la devoción con los provencianos, acudían hasta la ermita de Santa Catalina. Tal celebración pareció romperse en 1524, cuando en las eternas disputas con los provencianos, y tras destrozar el pueblo, los sanclementinos causaron daños en la ermita. Sabemos de romerías compartidas también con los villarrobletanos, con El Cañavate y con Fuensanta. 


La devoción al dogma oficial de la Inmaculada Concepción se apagó en favor de estas fiestas populares. Aunque quizás el apogeo de la virgen de Rus está ligado a un hecho de carácter político social, pues el ascenso de la festividad en el siglo XVII es paralelo al ascenso social de la familia Ortega, algo tan evidente como el lazo que tanto la virgen como la familia Ortega mantienen con Villar de Cantos.