El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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jueves, 15 de septiembre de 2016

Los oscuros orígenes de los Pacheco de San Clemente y de los señores de Minaya

*El encumbramiento de algunas familias nobiliarias era paralelo a sus intenciones de borrar cualquier huella que comprometiera su hidalguía o limpieza de sangre de cristianos viejos. No solía ocurrir con los troncos principales de las familias, pero el afán de ennoblecimiento de personas pertenecientes a las ramas laterales de una familia chocaba con el desempolvamiento de informaciones contrarias que se daban por olvidadas o destruidas, pero que seguían permaneciendo en las cámaras secretas del Santo Oficio. Tal ocurrió a Lorenzo Padilla, regidor de Antequera, en 1612, o a Jerónimo Pacheco, vecino de Solana, en 1658. Sus informaciones fueron reprobadas por lo tocante al apellido Pacheco. Los actos negativos que manchaban tal apellido se conservaban en los archivos inquisitoriales. Se evitó que salieran a la luz los registros del Tribunal de Granada, pero no los de Murcia ni los del Tribunal de Cuenca que en el llamado libro de genealogías refería lo siguiente de los Pachecos:

De las dichas informaciones consta que los dichos Pachecos trahen su origen y descendencia de Rodrigo Rodríguez de Avilés, natural de Quintanar de la Orden, y de su mujer Beatriz Hernández alias la Pachequita, hija de Juan Hernández y Beatriz Sánchez, ama que crió de leche a doña María Pacheco, hija de Juan Fernández Pacheco y de doña Inés Téllez de Meneses, señores de la villa de Velmonte, y porque la dicha Beatriz Hernández se criaua y estaua también con la dicha ama su madre en casa de los dichos señores la llamaban la Pachequita, la qual tubo del dicho Rodrigo Rodríguez Avilés su marido entre otros hijos a Rodrigo que después de muerto el dicho su padre se llamo Rodrigo Pacheco, tronco y origen de los dichos pachecos de la villa de San Clemente y otras partes y el primero que uso este apellido, y alguno de sus descendientes usaron juntamente el de Avilés, y parece que el dicho Rodrigo Rodríguez de Avilés fue comberso de judíos y hombre que andaua con arrendamiento de rentas y el dicho Rodrigo, el primero Pacheco, y doña Cathalina de Alarcón su muger tubieron por hijos entre otros a Juan y Diego Pacheco, alcayde de Velmonte, que casó con doña María del Castillo, hija de Hernando del Castillo, que llamaron el sauio alcayde de Alarcón, penitenciado por judaísmo en este Santo Oficio año de 1498. el qual fue hixo de Violante González relaxada por judía año de 1491. que fue muger de Alonso de Luz, vezino del Castillo de Garci Muñoz: y asímismo fueron penitenciados por este Santo Oficio, Diego del Castillo, hijo de Hernando del Castillo, y hermano de la dicha doña María del Castillo en el año 1519= Christoual Pacheco año de 1529= Rodrigo Pacheco en el dicho año de 1529= Fernán González Pacheco año de 1556= Don Francisco Pacheco año de 1561= Don Alonso Pacheco año de 1562= Don Juan Pacheco señor de Minaya año de 1544= y otro don Francisco Pacheco año de 1582; todos los quales Pacheco descienden del dicho Rodrigo, el primero que vio este apellido

En el proceso inquisitorial de 1529 contra Rodrigo y Cristóbal Pacheco por palabras heréticas, dos jurados conversos de Belmonte, Pedro de León y Alonso de Montoya, reconocían su parentesco con los anteriores. En el proceso de 1562 contra el regidor sanclementino Alonso Pacheco de Guzmán, las acusaciones procedían de su enemigo el regidor Sancho López de los Herreros, de cuarenta años, que le acusaba que de parte de madre es confeso y de parte de padre hay opiniones en ello. Entre los acusadores también estaba el regidor Francisco García (que ratificaba las afirmaciones del otro regidor) y  Juan de Robres, escribano y antiguo alcalde de San Clemente, que decía descender él mismo de un tal Pedro Rodríguez, descendiente a su vez de Rodrigo Rodríguez de Avilés y vecino de Quintanar de la Orden hacia 1492, condenado por judaísmo. Aunque la Inquisición absolvió a Alonso Pacheco de las acusaciones que pesaban sobre él (observar los preceptos de la ley mosaica, comer carne los viernes y no levantarse durante la lectura de los Evangelios), el oprobio del proceso le obligó a abandonar San Clemente con destino Toledo, donde era regidor perpetuo. No olvidaría la villa de San Clemente y, para defender el recuerdo familiar, recuperó para el linaje Santiago de la Torre, que el antecesor Rodrigo Rodríguez de Avilés se había visto a obligado a vender para pagar su rescate a los moros, que lo habían apresado. El vacío que dejó en la villa, junto con la muerte de su esposa María del Castillo, sería ocupado por su hermano Juan Pacheco Guzmán y su cuñada Elvira Cimbrón.

Tales antecedentes en nada favorables para la familia Pacheco fueron sacados a la luz en 1709 con motivo de las informaciones de testigos de Rosa María Portillo Pacheco y Mendoza para el oficio que de la Inquisición pretendía su marido. Aunque la mujer del pretendiente ocupaba un lugar lateral en la línea troncal de los Pacheco, la retahíla y recordatorio de procesos inquisitoriales contra los Pacheco eran preocupantes. Más lo era la desmitificación del origen del linaje que los señores de Minaya y sus parientes de San Clemente, Belmonte y el Pedernoso habían creado en torno a Rodrigo Rodríguez de Avilés, a su decir, hidalgo bajado de las montañas asturianas, no lejos del sagrado santuario de Covadonga, y descendiente de Juan de Ortega Avilés que ya había acompañado a Alfonso VIII en la conquista de las tierras de Cuenca. Ahora, a la luz de los papeles inquisitoriales, el antecesor, Rodrigo Rodríguez de Avilés, resultaba ser un converso, natural de Quintanar de la Orden y administrador de rentas, al servicio del señor de Belmonte, casado con la hija de la nodriza que amamantaba a María Pacheco, la hija legítima del señor de Belmonte Juan Fernández Pacheco. La nodriza llamada Beatriz Sánchez, casada con un tal Juan Hernández había tenido una hija, Beatriz, origen de la saga familiar. Se rompía así la ligazón de los Rodríguez Avilés con los Pacheco, que radicaba en la reivindicación por los señores de Minaya de una vástaga bastarda, cuyo hecho no se quería reconocer públicamente, pero tampoco se quería olvidar. Por eso a falta de conquistador bajado de las Asturias, siempre quedarían las dudas si Beatriz era hija bastarda del primer Pacheco, pues al fin y al cabo el mote de Pachequita podía bien corresponder a la amistad de la niña con la hija legítima, María Pacheco (la futura madre de Juan Pacheco, I Marqués de Villena) o bien a su parecido con su padre natural, como hija del señor de Belmonte y la nodriza. En cualquier caso, Rodrigo Rodríguez de Avilés debía ser lo bastante rico para poder comprar Santiago el Quebrado o al menos para pagar su pérdida a cambio de su libertad, si realmente estuvo preso a causa de su gesta de conquistar un castillo cerca de Lorca; hecho heroico que casa mal con un recaudador converso.

Por supuesto la genealogía que prevaleció fue la elaborada por los Pacheco y sus orígenes asturianos, reivindicando el apellido Avilés incluso frente al de Pacheco. Dicho de otro modo, la hidalguía asturiana, ocultando su verdadera procedencia de Quintanar de la Orden, del primer apellido frente a las dudas de bastardía del segundo. En la defensa de la línea oficial estaba la nobleza regional del sur de Cuenca, pero también otros emparentados con los Pacheco, por lo que les tocaba del apellido Avilés; tales eran los Adelantados de Murcia o los Ortega de San Clemente, futuros marqueses de Valdeguerrero.


AHN. INQUISICIÓN, 1391, Exp.5. Informaciones genealógicas de Andrés Cerdán de Landa, natural de Cuenca, pretendiente a oficial del Santo Oficio, y de su mujer, Rosa María Portillo Pacheco y Mendoza, natural de Picazo (Cuenca). 1709


*  Mi agradecimiento a Juana de Toledo Algarra, por facilitarme  el conocimiento de este documento

domingo, 28 de agosto de 2016

Genealogía de los Pacheco de San Clemente durante los siglos XVI y XVII

Escudos de las familias portuguesas de Sotomayor, a la izquierda, y Pacheco, a la derecha, ambas ligadas a la historia de San Clemente. Imagen obtenida en la Sala dos Brasöes  del Palacio Nacional de Sintra, Portugal



Los antecesores de la familia


1.- Rodrigo Rodríguez de Avilés, señor de Santiago de la Torre (la vende en 1407 para pagar su rescate al ser preso por los moros al doctor Pedro González del Castillo, señor de Santa María del Campo) y Minaya, casó con doña Beatriz Pacheco (hija bastarda de Juan Fernández Pacheco, abuelo del I marqués de Villena)

    2.- Rodrigo Pacheco, señor de Minaya, casó con doña Catalina de Alarcón
    2.- Lope Rodríguez de Avilés, sin sucesión


La línea de los señores de Minaya

1.-  Rodrigo Pacheco, señor de Minaya, casó con doña Catalina de Ruiz de Alarcón, hija del señor de Valverde

     2.- Juan Pacheco, señor de Minaya, casó con doña Leonor de Guzmán

               3.- Rodrigo Pacheco, señor de Minaya, casó con doña Mencía de Mendoza ( continúa línea de señores de Minaya)
                          4.- Juan Pacheco, señor de Minaya, sin sucesión, sigue la línea su hermano Francisco, llamado el cojo
                          4.- Hernán González Pacheco y Avilés casó con María de los Herreros (es la tercera línea de los Pacheco de San Clemente)
                                   5.- Fernando Pacheco casó con Isabel de Obregón
                                               6.- Don Pedro Pacheco, regidor, casó con Isabel de Resa

               3.- Alonso Pacheco casó con doña Juana de Toledo, hija de Hernando del Castillo, alcaide Alarcón (línea de los Pacheco de San Clemente)

     2.- Diego Pacheco, alcaide de Belmonte, casó con María de Toledo, hija de Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón (línea de los Pacheco de Belmonte y el Pedernoso)

Línea de los Pacheco de San Clemente

1.- Alonso Pacheco casó con doña Juana de Toledo, hija de Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón
   
     2.- Don Diego Pacheco de Guzmán casó con Isabel de los Herreros

               3.- Don Juan Pacheco, alférez mayor de la villa de San Clemente hacia 1580-1620, casó con doña Elvira Cimbrón, hija de Francisco del Castillo y biznieta del alcaide de Alarcón, Hernando del Castillo

                         4.- Don Rodrigo de Pacheco casó con doña María Mendoza de Guadalajara (dará lugar a la línea de los señores de la Losa y Valera)

               3.- Don Alonso Pacheco, fundó el mayorazgo de Santiago de la Torre en 1603, que había vuelto a recuperar para la familia, junto a su esposa Leonor de Armenta

                         4.- Don Rodrigo Pacheco, sin sucesión

                         4.- Doña Beatriz Pacheco, casará con su primo Juan Pacheco de Guzmán, caballero de Alcántara y señor de Valdeosma y Tejada, que heredará el mayorazgo de Santiago de la Torre

     2.- Don Juan Pacheco de Guzmán casó con doña María de Haro y Pallarés

               3.- Don Francisco Pacheco de Guzmán casó con doña Ana Pacheco y Figueroa (continúa la línea de los Pacheco en San Clemente)

     2.- Don Francisco Pacheco

Continúa la línea de los Pacheco de San Clemente, descendientes de Francisco Pacheco de Guzmán

1.- Don Francisco Pacheco de Guzmán, regidor de San Clemente hasta su renuncia en 1604, casó con doña Ana Pacheco y Figueroa, hija de Francisco Pacheco y de doña María Mendoza, natural de Toledo y señora de Valdeosma

     2.- Don Juan Pacheco de Guzmán, señor de Valdeosma y Tejada y caballero de la orden de Alcántara y regidor de San Clemente hacia 1640 (con la viuda Catalina García Román tuvo como bastardo a don Francisco Pacheco) y casó con Beatriz Pacheco, que llevó al matrimonio el mayorazgo de Santiago de la Torre

               3.- Doña Ana María Pacheco de Guzmán, señora de Santiago de la Torre, casó con don Diego Pacheco Treviño. Tras su muerte se inicia pleito por la sucesión del mayorazgo de Santiago de la Torre

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Real Academia de la Historia — Signatura: 9/302, fº 58 v. — Signatura antigua: D-27, fº 58 v. Tabla genealógica de la familia Pacheco, vecina de San Clemente. [Manuscrito]

Real Academia de la Historia — Signatura: 9/305, fº 30 v. — Signatura antigua: D-30, fº 30 v. Tabla genealógica de la familia Pacheco, señores de la villa de Santiago de la Torre. [Manuscrito]

jueves, 14 de julio de 2016

Los Castillo en el siglo XVII (III)

Este artículo es recopilación de otros anteriores. Pretendemos dar continuidad a las sucesivas generaciones de esta familia.



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Nuestra protagonista es doña Elvira Castillo e Inestrosa y Cimbrón, aunque lo normal es que siempre nos aparezca como doña Elvira Cimbrón sin más, olvidando el apellido de Castillo, quizás como una imposición propia o de su marido Juan Pacheco y Guzmán, que no quería resucitar las viejas polémicas inquisitoriales sobre su origen converso que los hermanos Hernando, Francisco y Alonso Castillo habían sido víctimas a mediados del quinientos con motivo de su pleito de hidalguía en la Chancillería de Granada.

De Hernando del Castillo y su descendencia poco sabemos y su protagonismo desaparece de la vida de San Clemente después de su omnipresencia en los años que giran hacia 1550. En vida será señor de Valera de Abajo, pero no tenemos constancia de sucesión a quién transmitiera el título. Si podemos dar continuidad a los otros dos hermanos, que heredarán los bienes vinculados familiares y por azares matrimoniales trasladarán la herencia a los Pacheco. Alonso del Castillo e Inestrosa casará con Juana de Mendoza, de cuya unión nacerá Francisco de Mendoza, regidor perpetuo de San Clemente, y que fallecerá en 1598; casado con doña Juana Guedeja y Peralta, procedente de una familia que dará funcionarios del más alto rango en la Corte y los Consejos, después que el licenciado Agustín de Guedeja abandone la casa familiar en San Clemente para ocupar un bien remunerado oficio de relator en el Consejo y Cámara de su Majestad.

Francisco del Castillo e Inestrosa casará con una Cimbrón de Ávila. Supo acertadamente establecer alianzas matrimoniales de sus dos hijas con los Pacheco de San Clemente. María casó con el regidor de San Clemente, Alonso Pacheco. Pero la fortuna hará que toda la herencia familiar recaiga en Elvira. Al incremento del patrimonio de doña Elvira Cimbrón, contribuyó en gran medida el legado de su primo hermano Francisco de Mendoza y Castillo. Cuando Francisco de Mendoza muere en Madrid deja como principal beneficiaria de su testamento, escriturado en Madrid el 13 de octubre de 1598, a su prima Elvira. Ésta que ya poseía la mitad del término de Perona, agregará la otra mitad cedida por su primo. Con el término de Perona heredaría el pleito con la villa de San Clemente sobre la jurisdicción de este lugar

mando la mitad que tengo y poseo con los términos y casas con lo demás anejo y con la jurisdicción del dicho lugar que trato pleyto con la villa de San Clemente, con la jurisdicción de la mi prima y sus herederos lo ayan y tengan y posean juntamente con la otra mitad del dicho lugar que es de la dicha doña Elvira Zimbrén, sin que en ningún tiempo se puedan diuidir ni enajenar sino siempre suzeda en todo el dicho lugar los nombrados por la dicha señora Elvira Zimbrón en su mitad pues con el fauor de Dios serán los propios que yo nombrare por ser como somos hijos de dos hermanos

El testamento nombraba como albacea a doña Elvira, y la posesión de Perona se supeditaba a algunas cargas, entre las que figuraban la obligatoriedad de algunas misas, por el alma de Francisco Mendoza, en la capilla que los abuelos, Alonso del Castillo y María de Inestrosa, habían fundado para la familia en el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia de San Francisco: la misa mayor del domingo, por su memoria, la misa del sábado por su madre Juana de Mendoza y una misa los viernes por su hermano mayor el licenciado don Ginés del Castillo y Mendoza. La cesión de bienes a doña Elvira tenía como reserva la condición que seguiría disponiendo de ellos, como usufructuaria y mientras viviera, la viuda de Francisco Mendoza, doña Juana de Guedeja y Peralta (su muerte debió acaecer en 1608).

Como albacea testamentaria, doña Elvira adquiría el ya citado compromiso de fundar un convento de monjas carmelitas descalzas, en la villa de San Clemente, al que cedía sus casas principales y un juro de 150.000 maravedíes de renta anual, con condición de que dos monjas profesas fueran necesariamente de la familia y se reservara una capilla para el enterramiento de su los patrones familiares de dicha fundación. En caso de que no pudiera llevarse tal fundación, los bienes se agregarían a las clarisas.

El traspaso efectivo de la memoria para la fundación conventual no se haría efectivo hasta 1627, hasta entonces, disfrutaría de ellos, casas principales de morada en el pueblo y renta de 150.000 maravedíes, doña Elvira Cimbrón y su marido el alférez mayor Juan Pacheco y Guzmán. En la persona de la mujer, se acumulaban los títulos, aunque con unos derechos jurisdiccionales negados y pleiteados por la villa de San Clemente, de señora de las villas de Valera de Abajo y de la Losa y de los heredamientos de los lugares de Perona y Sotuélamos. De la primera herencia recibida de su padre indirectamente por la muerte de su hermana María, doña Elvira recibía la mitad de Perona restante.

Además de las dos hijas mencionadas, Francisco Castillo e Inestrosa y Ana Cimbrón, tuvieron un hijo, llamado Hernando, como el abuelo, que casaría con Jerónima de Albelda. Este matrimonio tendría dos hijas, María y Catalina, monjas, y un hijo, Francisco Castillo e Inestrosa, que, aunque también en la carrera eclesiástica como miembro de la compañía de Jesús, llevaría una vida más mundana e integrada en la política de su tiempo. Era regidor de la villa de San Clemente y mantuvo airados pleitos con los Ortega, especialmente con Miguel, familiar del Santo Oficio. De él ya hemos hablado con anterioridad, aunque es mucho lo que esconde este personaje. Añadir que cohabitaba con una concubina, Isabel del Amo, con la que tuvo un hijo de nombre Diego.

Así el apellido Castillo diluido en la familia Pacheco y de la mano de don Juan Pacheco y Guzmán, alcanzará de facto el poder en la villa desde los años finales del siglo XVI hasta 1620. No por ello desaparecería el apellido Castillo en San Clemente mantenido por el jesuita Francisco Castillo e Inestrosa y su hijo bastardo Diego.


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Parello Vincent. Une famille converse au service du marquis de Villena : les Castillo de Cuenca (XVe-XVIIe siècles). In: Bulletin Hispanique, tome 102, n°1, 2000. pp. 15-36

AGS. CONTADURIA DE MERCEDES (CME). 273, 47. Juro a favor de don Francisco de Mendoza

viernes, 1 de julio de 2016

Los orígenes medievales de los Ortega (III): la línea oficial

En defensa del joven Diego de Ortega Guerrero para la obtención del hábito de Santiago acudió don Gaspar de Pacheco, señor de Minaya, que a través del tío del pretendiente, el padre Cristóbal de Ortega, hizo llegar una carta defendiendo la procedencia de un tronco común de Pachecos y Ortegas. Los Pacheco tenían ya una genealogía asentada que era similar a la presentada en un pleito que la Marquesa de Villena litigó con el Marqués de Bedmar en 1777 y que, aunque extensa, reproducimos:

Descendencia y Genealogía de la Casa y Mayorazgo  de la villa de Minaya que es en la Mancha que diçen de Aragón. El solar de los Abileses es en las Asturias de Obiedo a la ribera de la mar cerca de la villa de Gijón y Villabiçiosa y no lejos de nuestra señora de Cobadonga, así que lo que se alla de linaje de los caualleros hijosdalgo de Abilés es que aunque ay muchos en muchas partes como en Murçia, Málaga, Velmonte y Alcaraz en fin, la caueza de todos es oy la casa de Minaya, que es en la Mancha que diçen de Aragón= Juan de Ortega de Abilés fue el primero que entró con los Reyes de Castilla conquistando el obispado de Cuenca, el qual pobló el Rey Don Alfonso el nono dejó allí los caualleros Jarabas, diçiendo poblada el lugar de los mejores caualleros que pudo hauer hijosdalgo, este cauallero vino viudo diçen casó con doña Theresa de Castro, Rodrigo Rodríguez de Abilés hijo mayor fue adelantado del Reyno de Murçia hasta que su Magestad probeyó el ofiçio en fulano de Ribera, en este término vinieron los moros de Granada a zerrar un castillo y fortaleza que está abajo de Lorca junto a un aldea y su Magestad mandó a Rodrigo Rodríguez de Abilés socorriese al dicho Adelantado Ribera y hauiéndolo hecho y socorrido el Castillo y sustentádolo sesenta días por falta de vastimentos se dieron al capitán moro que lo tenía cercado con tres mill hombres y entre los demás cautibos lo llebaron  a él cauallero con grande veneración como a hombre tan principal auiendo estado muchos días preso por no poder el rey rescatallo vendió para ello a Santiago el Quebrado y a Martín de Veco y otros lugares que heran suyos, se casó con Doña María de Peralta hermana del señor de la Puebla de Almenara que entonces hera, tubieron por hijo a Don Rodrigo Rodríguez de Abilés que llaman el mozo, casó con doña Beatriz Fernández Pacheco primero señor de Velmonte tubieron por hijos a Juan de Ortega de Abilés que fue el maior murió sin hijos, Rodrigo Rodríguez de Abilés hijo segundo mas como los maestres sus primos le tomaron y criaron en la corte e hiçieron mayordomo del Prinçipe de Asturias que se llamó después Enrique quarto Rey de Castilla lo llamaron Pacheco que fue en la casa de Minaya el primer señor y Pacheco el susodicho Rodrigo Rodríguez Pacheco que con este apellido continuaremos la descendencia de esta casa, casó con doña Cathalina Ruiz de Alarcón, hija del señor de Valberde, tubieron por hijos a Juan Pacheco que casó con doña Leonor de Guzmán de los buenos de Toledo cuyo Mayorazgo tiene oy en su casa el conde de Alba de Liste tubieron por hijo a don Rodrigo Pacheco, señor de Minaya de Mendoza nietta del Marqués de Mondéjar tubieron por hijos a Juan Pacheco que casó con doña Juana de Alarcón murió sin hijos, hereda la casa don Françisco Pacheco hijo segundo casó con doña Juana de Alarcón y murió sin hijos hereda la casa don Françisco Pacheco hijo segundo casó con doña María de Alarcón, siruió este cauallero a la Magestad Cathólica del emperador Carlos Quinto en todas las guerras de Alemania e Italia y se halló en su coronación en Volonia, siruiendo de capitán de los entretenidos cerca de la persona real y después fue siruindo en la jornada de Argel a su costa en que consumió y gastó la mayor parte de su hazienda y en otras muchas partes y ocasiones tubo un hermano en la Osa de Velmonte del háuito de Calatraua tubieron por hijo a don Rodrigo Pacheco que casó con Doña María Ramírez hermana de Don Seuastián Ramírez del háuito de Calatraba en Villaescusa de Haro, sobrina de don Diego Ramírez obispo que fue de Cuenca, tubieron por hijo a don Juan Pacheco del áuito de Santiago señor de Minaya, Jentil hombre de la casa y corte del rey Phelipe Segundo embiólo con otros seis caualleros a sentarlos caualleros de quantía del Andalucía fue corregidor de Segobia y de Granada y Mayordomo de la Reyna casó con doña Theresa Jaraba, hija única del lizençiado don Gaspar de Jaraba que fue del Consejo y Cámara de su Magestad e vistó los Consejos y la Universidad de Salamanca fue albaçea de la Magestad del Emperador Carlos quinto y últimamente presidente y virrey de Méjico en comisión particular contra los hijos de Cortés y su mujer tuvieron por sus hijos a don Rodrigo Antonio Pacheco del háuito de Santiago fue a la jornada de Yngalterra y siruió en otras ocasiones fue capitán de Ynfantería española y conserbador del Patrimonio real en Sicilia casó con doña Marina de Córdoba y Carrillo hija de don Gerónimo de Valenzuela y Córdoua alcayde que fue de la real fortaleza de Baeza tuvieron por hija única y heredera en la casa y mayorazgo de Minaya que oy posee a doña Josepha Pacheco y Córdoua señora de Minaya como pareçe y consta todo lo referido del dicho árbol que volví a entregar a dicho don Françisco Antonio de Lityo (?) a que me refiero y para que conste doy el presente en la villa de Minaya a treinta y un días del mes de diciembre de mill seisçientos y nouenta y siete años
(AHN. CONSEJOS, Legs. 37776, 37621, 37678, 37783. Pleito entre el Marqués de Bedmar y la Marquesa de Villena y Aguilar, Duquesa de Escalona sobre la sucesión en propiedad de los estados y mayorazgo de Belmonte, Villena, Escalona y otros. 1771)

La genealogía no dejaba de tener alguna incongruencia. La principal era el salto en el tiempo entre el capitán Juan Ortega de Avilés, que había bajado a la conquista de la Mancha en tiempos de Alfonso nono (VIII de Castilla), y su pretendido hijo Rodrigo Rodríguez de Avilés, que las propias genealogías de los Pacheco situaban en tiempos de Juan II, es decir, más de 250 años después. Además estas genealogías reconocían que el que había venido de Asturias era este último. En cualquier caso, don Gaspar Pacheco reconocía una ascendencia común de Ortegas y Pachecos, procedente del capitán Juan Ortega de Avilés, que había tenido dos hijos: de Rodrigo Rodríguez de Avilés procedían los Pacheco y de Gonzalo Rodríguez de Avilés procedían los Ortega. También es notoria la reivindicación por los Pacheco del apellido Avilés frente al familiar que les podía emparentar con los marqueses de Villena. La razón de primar el apellido Avilés sobre el apellido Pacheco residía en la bastardía de la procedencia del segundo apellido.

El debate sobre la procedencia de Ortegas y Pachecos de un tronco común lo inició don Juan Pacheco y Guzmán, caballero de la orden de Alcántara, con motivo de su segunda declaración en el expediente para la obtención del hábito de Santiago de don Diego Pacheco y Guerrero. A juicio de don Juan Pacheco y Guzmán la genealogía que pretendían los Ortega era una falsificación que había contado con la complicidad de don Gaspar Pacheco, señor de Minaya. La razón era que los señores de Minaya habían ocupado el término limítrofe de San Clemente más de legua y media, con el apoyo tácito de los Ortega que políticamente dominaban el ayuntamiento.

Esa ascendencia común con los Pacheco había sido divulgada por el padre Cristóbal de Ortega, que, a decir de Juan Pacheco y Guzmán

a dado a entender en el lugar que desciende de un hermano de Rodrigo Rodríguez de Avilés, que se llamó Gonzalo Rodríguez de Avilés, i sabe el dicho testigo Rodrigo Rodríguez de Avilés, caballero asturiano vino de Asturias, en tiempo del Rey don Joan el segundo, a el qual por los seruicios que hiço se le dio la villa de Santiago que posee este testigo i sabe de cierto que don Rodrigo Rodríguez de Avilés no descienden los dichos Ortegas ni de hermano suyo tampoco porque vino solo de Asturias sin ningún hermano ni hermana, i que de la venida del dicho Rodrigo Rodríguez de Avilés i de lo demás sucedido en su persona asta cautivarle en el castillo de Artal junto a Lorca se hallará raçon en la Estoria del Rey don Joan el segundo de títulos colorados que es la que su magestad tiene en el Escurial i es euidente que como ay raçón de todo esto la hubiera si hubiera venido algún hermano

En su crítica, don Juan Pacheco centraba el debate  del origen común de ambas familias en la época de Juan segundo, desmitificando ese capitán llamado Juan de Avilés Ortega, que había participado en la conquista de Cuenca en tiempos de Alfonso VIII, y que sí que aparecía en la ejecutoria que ganaron en 1609 don Rodrigo de Ortega y su padre Francisco. Tras esta acusación, Don Diego de Ortega Guerrero buscará el apoyo de todos los Pachecos, que testificarán a su favor.

Cuando los informantes del Consejo de Órdenes volvieron de Blanca, donde habían entrevistado a Francisco del Castillo e Inestrosa, se pasaron por Minaya, donde pretendían obtener el testimonio del señor de esta villa, don Gaspar Pacheco. Éste declaró a favor del pretendiente considerándole a él y a sus ancestros como parientes de los señores de Minaya

i saue que le toca el apellido de Auilés al dicho don Miguel por descender de Gonçalo Rodríguez de Avilés i hijo que fue del capitán don Joan de Ortega Auilés i el dicho testigo (Gaspar de Pacheco) desciende de don Rodrigo Rodríguez de Avilés hijo del dicho capitán don Joan de Ortega y Auilés

El testimonio de Gaspar de Pacheco sería corroborado por otros Pacheco. Así don Fernando Pacheco y don Jerónimo Pacheco, vecino de Villarrobledo; en el Pedernoso, testificaría don Lope Pacheco, natural de Belmonte, y don Diego Pacheco de Solís, Milán y Aragón, y don Jerónimo Pacheco. Aunque las imprecisiones eran la nota dominante, siendo los testigos incapaces de determinar si Gonzalo Rodríguez de Avilés era hermano de Rodrigo o del capitán Juan de Ortega, los primeros en llegar a la Mancha, o de los descendientes de doña Beatriz Fernández Pacheco. Además se daba la razón a don Juan Pacheco, que establecía el origen del tronco familiar en la época de Juan II. Pero el testimonio del señor de Minaya y la carta que había entregado a Rodrigo de Ortega, II señor de Villar de Cantos, reconociendo el parentesco de ambas familias tenía el suficiente peso por su misma procedencia como para ser discutida.

No solo los Pacheco le dieron su favor, otros personajes principales también lo hicieron como Pedro de Oma o Fernando de Araque Montoya, que aprovechó para defender esa otra rama de los Avileses Güertas, pues Gaspar Garnica y Avilés, canónigo de Santiago y calificador de la Inquisisción de Cuenca procedía de esa rama (y de los Origüela, añadimos nosotros). Tambien lo hizo Juan Gregorio Santos, cura propio de la villa, colegial mayor del Colegio de Oviedo de la Universidad de Salamanca y consultor del Santo Oficio, que unos años antes había sido provisor y gobernador del obispado de Cuenca y en calidad de tal había intervenido como juez en un pleito entre Francisco Castillo Inestrosa y Miguel de Ortega, abuelo del pretendiente, que era la causa de la enemistad entre ambos. También declararía a su favor don Fernando Ruiz de Alarcón, señor de Santa María de Campo.

Además, el apoyo de los Pacheco a favor de los Ortega fue unánime; contradiciendo a su pariente don Juan, el caballero de Alcántara. Las declaraciones de don Rodrigo Pacheco, señor de Valera, y de su hijo don Iñigo Pacheco, teniente general de las galeras de España y que había heredado de su abuelo Juan el titulo de alférez mayor de la villa de San Clemente, fueron decisivas para reafirmar la limpieza del apellido Ortega.


AHN. ÓRDENES MILITARES. CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 6009. Don Diego de Ortega Guerrero, 1639.


Enlaces


Los orígenes medievales de los Ortega (I)


Los orígenes medievales de los Ortega (II)

sábado, 11 de junio de 2016

Los orígenes medievales de los Ortega (II): los detractores

Don Francisco de Alarcón Fajardo procuraba enemistad a la familia del pretendiente al hábito de la orden de Santiago, don Diego Ortega Guerrero. Este hidalgo de 44 años debía mantener rencillas con el padre del pretendiente don Diego. Igual que reconocía diversos actos positivos a la familia de los señores de Villar de Cantos, primos de los Diego, padre e hijo, se los negaba a estos dos y al abuelo Miguel, a los que decía nunca había visto ejercer como alcaldes ordinarios o de la hermandad por el estado noble en la villa de San Clemente y cuya familiatura del Santo Oficio se había obtenido de forma sospechosa tras tres o cuatro pruebas. Ya no solo acusó de descender a los Ortega de la línea bastarda de los Avileses Güerta sino que se atrevió a insinuar que doña María Rosillo Mendoza, natural de San Clemente y abuela paterna del pretendiente descendía de un morisco llamado Hernando de Sanclemente, condenado por el Santo Oficio y cuyo sambenito colgaba de la Iglesia de Santiago. Hablaba de oídas, pero procuraba implicar a otros testigos contra el pretendiente don Diego. Ninguno de los testigos aportados corroboró sus afirmaciones, ni don Pedro de Tébar ni Gonzalo del Pozo y tampoco don Alonso de Valenzuela. Otros dos testigos aportados en Santa María del Campo, Miguel López de Alarcón y Rodrigo de Ortega, declararían a favor del pretendiente . El último de los testigos, el que debía ser principal acusador, Don Francisco del Castillo e Inestrosa, ya hablamos de su ausencia intencionada de la villa, aunque finalmente sería hallado en Blanca, donde tenía sus ganados, no atreviéndose a ratificar la impureza de los Ortega Guerrero. Sin embargo, las mismas insinuaciones contribuyeron a un extenso interrogatorio que nos aporta una amplia numeración de los vecinos del San Clemente de 1639 y una exhaustiva infirmación sobre la familia Ortega. Especialmente, la aportada por los Pacheco.

Las acusaciones contra el pretendiente no dejaban de ser endebles. No haber sido alcalde de la hermandad poco significaba, pues los cuatro cargos de electores estaban en manos de unas pocas familias que a decir de los testigos, monopolizaban el cargo. Es más, el caso conocido de nombramiento como elector de Francisco de Astudillo Villamediana en 1640 para alcalde de la Santa Hermandad constituía un caso de intromisión en el cabildo de electores de un extraño y respondía al soborno de uno de los electores: Pedro de Tébar. Tampoco era demérito no haber sido alcalde ordinario por el estado noble, pues el cargo había estado muy devaluado (cuando no suprimido), durante el primer tercio del siglo XVII, en el contexto de la disputas por su eliminación entre el alférez mayor, Juan de Pacheco Guzmán y el resto del concejo. Ahora bien más peligrosos parecían los documentos que Francisco del Castillo e Inestrosa había sacado de casa del difunto comisario Pedro de Cuenca, conteniendo las pruebas para acceso al cargo de familiar del Santo Oficio del padre del pretendiente, Diego de Ortega. Que entre Francisco del Castillo y el dicho Diego de Ortega había un odio visceral no cabe duda. La enemistad venía por una relación recíproca de acusador y acusado. Francisco del Castillo Inestrosa había provocado con sus injurias o verdades la paralización del expediente de la familiatura del Santo Oficio de Diego de Ortega, y este no debía andar muy lejos en el proceso inquisitorial que sufrió Francisco del Castillo hacia 1613 del que salió airoso*. Algún día quizás conozcamos algo más de este singular personaje, regidor del ayuntamiento de San Clemente, estante en Roma los años previos a su proceso y con contactos peligrosos, por llamarles de algún modo, con conversos portugueses y jesuitas. Mantenía una enemistad con varias familias principales de San Clemente, entre las que se encontraban, además de los Ortega, los Pacheco. No en vano, se jactaba en público de sus ascendientes judíos y debía conocer tanto sus progenitores hebreos como los de otras familias, tal es el caso de los Pacheco, cuya reciente genealogía, originaria de los montes de Asturias pasaba por inventada en la rumorología popular. Es creíble que un hombre así tuviera pocos amigos en el pueblo, Ginés del Campillo Juera decía de él:

el qual es tenido por un gran vellaco i de poca verdad i que se iacta de ser vellaco i maldiciente

Tan comprometedor o más eran las dudas sobre el origen del apellido Avilés y la presencia del apellido Sanclemente entre los de la abuela del pretendiente, María Rosillo, pues en la Iglesia mayor de Santiago colgaba el sambenito de un Hernando de Sanclemente. Un hombre de 69 años llamado Esteban Vara de Rey salió en favor del pretendiente alegando que ninguno de los dos hermanos Avileses Güertas existentes a la sazón, Jerónimo de Avilés Güerta y Juan González Güerta, tenían parentesco alguno con los Ortega; añadía además que el expediente de la familiatura de Diego de Ortega y Rosillo, había estado detenido por la grande maldad i vellaquería de algunos, sin decir quiénes. También declaró a favor de los Ortega, el escribano y regidor Miguel Sevillano, a pesar de la enemistad que reconocía tenerles un hermano suyo. Debió pesar el testimonio favorable de Francisco de Ávalos Redondo por asentar su testimonio en la tradición oral de dos fallecidos, su padre Diego de Ávalos y Hernán Vázquez de Haro, hombres nacidos hacia la década de 1530. Hasta Diego del Castillo, hijo de Francisco, testificó a favor y dio pistas sobre su padre que estaba en Blanca, cuidando de su hacienda. Otros testimonios de peso fueron el regidor Diego López Iranzo o el capitán de la milicia don Andrés de los Herreros, que contaba 32 años. Especialmente fue significativo su declaración por acusar con nombres a los enemigos del pretendiente y plantear desde su pretendida defensa los argumentos de los detractores:

sabe que el padre y el abuelo del pretendiente fueron familiares del Santo Oficio; que sin envargo de lo dicho que tiene por cierto i verdadero i a oido decir a don Francisco del Castillo (a quien tiene este testigo por su enemigo y hombre temerario i arrojado) de los padres i abuelos del pretendiente que la familiatura de don Diego de Ortega padre del pretendiente que salía de gracia porque de iusticia no podía porque él le auía puesto impedimento verdadero por donde no saliese i asimesmo a oído decir a don Francisco de Montoya Caballón vecino de esta villa que el licenciado Diego de Montoya i Pedro de Montoya padre del dicho don Francisco le pusieron i trocaron una abuela, las cuales palabras a dicho muchas i diuersas veces i asimismo tiene al dicho don Francisco de Montoya por enemigo de los dichos padre i abuelo del pretendiente: i lo que oió decir a don Francisco del Castillo fue decir que le tenía por auilés güerta i que se trataba don Miguel por pariente de Pedro de Güerta vecino de esta villa (folio 46 vº)

Tanto don Miguel de Ortega, abuelo del pretendiente, como Rodrigo de Ortega, I señor de Villar de Cantos, tenían fama de jactarse de estar emparentados con los Pacheco de Minaya, compartir sus linajes el mismo apellido Avilés desde hacía más de doscientos años y despreciar públicamente en la villa de San Clemente a esos otros Avileses Güertas con fama poco limpia. Los Pachecos eran claves en su declaración apoyando o negando esta aseveración. El primero que declaró fue Fernando Pacheco, vecino de San Clemente y primo del señor de Minaya. En ese sentido parecía que debía ir el testimonio de los Pacheco, hasta que llegó el testimonio de Juan Pacheco y Guzmán, de treinta y seis años, señor de Valdosma y Tejada y también de la villa de Santiago de la Torre,que cuatro años antes había obtenido el hábito de Alcántara. Sus palabras, mezclando nombres, lugares y genealogías fue devastador; hasta se atrevió a acusar a los Ortega de inventarse una ascendencia originaria del fundador de San Clemente, Clemén Pérez de Rus, del que se reconocía una descendiente en el pueblo de apellido Calcerrada. Es curiosa la presentación que nos hace de la plaza mayor de San Clemente como un hervidero de rumores y polémicas; allí se presentaban los diferentes bandos con sus libelos que leían en voz alta para acusar públicamente a sus enemigos con el objeto declarado de destruirlos:

... i dixo que en quanto a la limpieza de los dichos no sabe más que lo que a oído decir a diferentes personas que una de ellas es don Francisco de Montoya  Cauallón familiar del Santo Oficio i don Andrés de los Herreros capitán de la milicia de esta villa que para que saliese la familiatura que tubo detenida don Diego de Ortega padre del pretendiente tubo necesidad de trocarse una abuela o bisabuela que no a entendido que apellido tenía la que se quitó pero a entendido que la que se puso se llamaba fulana de la Calcerrada que era descendiente de Fernán (sic) Pérez de Rus, fundador de este lugar, i la que se supuso era limpia= y que para que se halle más claridad de la verdad me remito a un papel que el comisario del Santo Oficio de esta villa Pedro de Cuenca dexó hecho de la descendencia de los dichos por quien es preguntado i se le dexó a don Francisco del Castillo i sabe esya verdad i lo cita i a don Pablo de Cuenca hermano del dicho comisario vecino de esta uilla:i asimismo cito a don Andrés de los Herreros, a don Miguel de Perona, a don Diego de Alarcón Faxardo vecinos de ella i a don Francisco, i al licenciado Miguel López de Alarcón notario del Santo Oficio, i repreguntado que no obstante lo que dice que a oído a los dichos que qué crédito les a dado i que concepto a hecho el dicho testigo de la calidad de los dichos por quien es preguntado y si a oído a otros hablar en abono o tiene otras raçones o fundamento en pro u en contra de la calidad i limpieza del pretendiente padre o abuelo paterno= dixo que a lo que tiene dicho tiene dado crédito por ser personas principales a quien lo ha oído decir= i que asimismo oi martes veintidós de este mismo mes (noviembre), estando con don Francisco Montoya Cavallón me dixo que él auía aiudado al pretendiente en lo que auía podido i que si él quisiera decir o dixera lo que sabía podía destruirlos i asimismo me a dicho esta mañana el licenciado don Miguel de Perona, abogado de esta villa, como vio un papel que sacó don Francisco de Alarcón Faxardo a la plaça i lo leyó en presencia de ocho o diez personas, que don Miguel de Perona dirá quien si que el dicho papel contenía algunas faltas en la calidad en la limpieza y tócale una descendencia de un moro Macacho al pretendiente i a su familia que se remite a quien lo oyó porque no tiene más fundamento de lo que dice pero a entendido ser cierto por decírselo quien se lo dixo que el dicho papel i el que este testigo a citado en poder de don Francisco del Castillo es todo uno= i asimismo dixo que ablando con el comisario Juan de Villanueva en casa misma del pretendiente i sus abuelos me dixo tiene entendido en quanto a la limpieza no auía en que topar a lo que él entendía i lo tengo por hombre de verdad i que si supiera otra cosa lo dixera: i asimismo me dixo el comisario en esta conversación que en quanto a la nobleça no sabía que la tubiesen antes tenía entendido eran hidalgos de huida que en empadronándolos en un sitio se iban a otro i que de esta manera se andubieron sin litigar en ninguno= i dixo más que a entendido de diferentes personas que el padre Christóval de Ortega tío del pretendiente anda mostrando en la plaça una carta que don Gaspar Pacheco señor de Minaya a escrito a don Rodrigo de Ortega diciéndole en ella que si fueren allá dirá que los auilés que tiene el dicho Miguel de Ortega i el de su casa es todo uno i que el dirá esto i que este testigo sabe esto es a fin de hacerle buena obra al pretendiente por no tocar el dicho auilés de la casa de Minaya i que si les tocase ninguno lo podía saber mexor que este testigo por ser el descendiente de Rodrigo Rodríguez de Auilés i por ser su hacienda i tener todos los papeles de la descendencia i por saber este testigo asimismo que Rodrigo Rodríguez de Auilés casó con doña Beatriz Pacheco hija de Joan Fernández Pacheco señor de Belmonte los quales tubieron por hijos a Joan  Ortega de Auilés lo mataron en la guerra moço de diez i ocho años sin auer dexado sucesión por lo qual se casó Rodrigo Pacheco su hermano menor de quien descendemos todos los Pachecos de la Mancha i que asimismo e oído siempre ser auileses los Ortegas del pretendiente de los Güertas Villamayores de este lugar i que Alonso Güerta iba i benía a las colmenas i hacienda de don Diego de Ortega i se trataba i comunicaba con él por pariente al qual se remite i a Diego de Aualos Güerta su hermano i a los de este apellido i que no sabe por donde le toca el apellido Áuiles que lo dirán ellos a quien se remite i que no a oído no entendido ni sabe más de las calidades del pretendiente padre i abuelo (fols. 52 y 53)

Miguel de Perona, abogado de 36 años, corroboraría las acusaciones de Juan Pacheco. Contrasta el respeto que mantenía hacia don Rodrigo de Ortega, I señor de Villar de Cantos, con el desprecio que manifestaba por la rama Ortega Guerrero del pretendiente. Según él, la familiatura del Santo Oficio de Diego, padre del pretendiente, había estado suspendida cuatro años por haber falsificado los papeles trocando su abuela natural por la mencionada descendiente del primer fundador de San Clemente. Además establecía relación parental directa entre los Ortega y los Güerta. Un tal Pedro de Güerta el viejo, que había sido alcalde ordinario pechero y alguacil mayor, era primo del abuelo Miguel de Ortega, quien le había ayudado a obtener esos oficios. El hijo de Pedro, Alonso Güerta Villamayor seguía manteniendo un trato de primo con el padre de Diego de Ortega Guerrero. Nos presentaba, por último, a Juan Pacheco y Guzmán aislado y enemistado con la familia Pacheco, en especial el señor de Minaya, y con todos los Ortega.

que el dicho señor de Minaya si dice esta conformidad (estar emparentado con los Ortega) será por acer bien i por un disgusto que tubo con don Juan Pacheco, señor de la villa de Santiago y cavallero del  háuito de Alcántara con quien los dichos Ortegas tienen enemistad grande y el dicho don Juan con los dichos Ortegas (fol. 55 rº)

Pero el resto de testigos se echaron atrás en las acusaciones. La polémica ahora andaba en torno a los papeles acusatorios contra los Ortega, existentes a la muerte del comisario Pedro de Cuenca en su oficio. Estos papeles trataban de genealogías y ascendencias y eran bastantes comprometedores para algunas familias del pueblo. Según Francisco Alarcón Fajardo, dichos papeles habían sido sacados del oficio del comisario por el regidor Pedro González de Tébar, un Origüela, que los había destruido. Éste último negaba la destrucción, pero implicaba a don Rodrigo de Ortega, señor de Villar de Cantos, denunciando su presencia en el momento de sacar los papeles del difunto Pedro de Cuenca, y de nuevo salía a colación el nombre de don Francisco del Castillo de Inestrosa. Por supuesto don Rodrigo de Ortega, al que se tomó declaración un veinticuatro de noviembre de 1639, no aportó nada nuevo, salvo su ejecutoria de hidalguía, de la que desgraciadamente no se sacó traslado, y mencionar una ascendencia común con el pretendiente que llegaba vía paterna a los bisabuelos Diego y Francisco.

Tres miembros de la familia Güerta, en declaraciones calcadas una de otra, no reconocieron parentesco con la familia Ortega y un tal Jerónimo de Avilés, que mantenía dicho apellido, reconoció no tener ningún parentesco con los Ortega a los que reconocía lazos con el Señor de Minaya y el marqués de los Vélez de Murcia, que según decía se había alojado en casa de los Ortega en sus visitas a San Clemente. Los comisarios del Consejo de Órdenes habían concluido sus interrogatorios en San Clemente sin pruebas concluyentes contra el pretendiente, así que decidieron ir a Blanca en busca del que todos decían que podía ser el testigo clave: Don Francisco del Castillo e Inestrosa. Antes se pasaron por Alcaraz y Caravaca para hacer informaciones de la ascendencia materna del pretendiente. Sería en esta última localidad donde toparían con un testimonio no buscado, pero de enorme valor, el padre de la Compañía de Jesús Francisco Romero.

El padre Francisco Romero, jesuita y rector del Colegio de Caravaca, había residido años antes en el Colegio de la Compañía de Jesús de San Clemente. Había asistido en el momento de su muerte, hacia 1625, a don Miguel de Ortega, abuelo del pretendiente, y a petición de éste había intentado una reconciliación de última hora, en aras de favorecer la salvación de su alma, con sus enemigos, concretamente con uno de ellos, don Francisco del Castillo e Inestrosa, que había despreciado la reconciliación. Del testimonio del jesuita se refleja el odio entre ambos personajes, presentándonos a un Francisco del Castillo, que además era clérigo, obstinado en incumplir con su obligación cristiana de aceptar el perdón de su enemigo moribundo:

dicho día el padre Francisco Romero de la Compañía de Jesús retor que a sido de este Collegio de Carauaca juró de que lo que diría era la verdad= y fue el caso al dicho padre Francisco Romero que vivía en el Collegio de San Clemente le llamaron para disponer i andar a bien morir a don Miguel de Ortega el dicho padre lo hiço i saliendo de confesarle varias personas le admitieron que dicho don Miguel tenía algunos enemigos en la dicha villa en especial don Francisco del Castillo con el qual auía tenido grandes pesadumbres i que sería bien traerlos i en especial al dicho Francisco para reconciliarlos i acerlos amigos i quitar la nota i escándalo grande que auía en la dicha villa de San Clemente el padre Francisco Romero lo hiço i buscó a don Francisco del Castillo i le dio el siguiente recado de parte de don Miguel de Ortega= como se estaba muriendo i deseaba asegurar su salvación de todas maneras i perdonar a sus enemigos i que bien sabía que auía tenido enemistades capitales que hiciese merced de venirle a uer para perdonarle y pedirle perdón i el dicho don Francisco del Castillo nunca se quiso dexar persuadir con las raçones diuinas y humanas que el dicho padre le alegó para irle a uer como de hecho no quiso ir i el dicho padre le respondió= señor don Miguel de Ortega a cumplido con la obligación de cristiano i io con la de mi oficio como no quiere cumplir con la suia a Dios dará la cuenta i con eso lo dexo (folio 94 rº y vº)


Pero la obstinación de Francisco del Castillo de unos años antes había desaparecido cuando los comisarios del Consejo de Órdenes le encuentran en Blanca un doce de diciembre. Ahora es un anciano de 65 años, refugiado en el cuidado de sus ganados, y que, aunque se presenta a sí mismo como el mayor enemigo que an tenido padre y abuelo del pretendiente, quiere olvidar las afrentas pasadas. Reconocía que la familiatura de Diego de Ortega había estado empatada varios años tras la denuncia de un tal Juan de Gemio ante el comisario del Santo Oficio Pedro de Cuenca, que emparentaba a los Ortega con los Avileses Güertas, conocidos en el pueblo como judíos notorios, pero lo atribuía a una invención de los enemigos de los Ortega sin darle veracidad a este papel como tampoco se la daba a lo que el llamaba el truco de la abuela. Su declaración dejaba el camino libre para la obtención del hábito de Santiago a don Diego de Ortega y Guerrero. A continuación todos los Pachecos de la comarca saldrían en su apoyo, recordando el glorioso pasado común de la familia de asentadas raíces en los años de la Reconquista.


*La información de dicho proceso nos la da el profesor Vincent Parelló. Según su estudio de los Castillo y, en concreto, el expediente 5416 del legajo 381 del Archivo Diocesano de Cuenca, nos refiere a don Francisco del Castillo e Inestrosa como descendiente de Violante González, cuyos huesos fueron quemados en la plaza Mayor de Cuenca en 1497. En 1613 Francisco del Castillo que era regidor de San Clemente y miembro de la compañía de Jesús sufrió un proceso inquisitorial por criptojudaísmo y blasfemia. Ya entonces considerado como notorio descendiente de judíos (de lo cual él no se arrepentía: boto a Dios que sé mui bien que soi judío de señal o descendiente de judíos de señal) y hombre desvergonzado y bellaco, cuyas opiniones heréticas eran propias de un arriero. Sus blasfemias iban contra Dios, la Virgen o los Evangelios, negando por ejemplo la resurrección de Lázaro. De San francisco decía que tocándole a la honra perdía la paciencia. Aunque más peligrosas eran sus amistades: mantenía relaciones con Simón Rodríguez y la comunidad portuguesa, que ya hemos estudiado, y había estado en Roma al servicio del marqués de Villena, lo que al parecer había aprovechado para visitar la sinagoga de esta ciudad.



La información sobre Francisco del Castillo y la persecución inquisitorial que sufrió la familia se puede ver en el magnífico trabajo del profesor Vincent Parelló:


Vincent Parello, «Los Castillos ante el tribunal de la Inquisición de Cuenca (siglos xv-xvii)», Les Cahiers de Framespa [En ligne], 18 | 2015, mis en ligne le 26 juin 2015, consulté le 11 juin 2016. URL: http://framespa.revues.org/3220 ; DOI : 10.4000/framespa.3220


Anexo: fe de bautismo de don Diego de Ortega Guerrero

En la villa de San Clemente a veinte i siete días del mes de mayo de mil i seiscientos i veinte i tres años yo don Juan de Cavallón teniente mayor del beneficiado bapticé a Diego hijo de don Diego de Ortega y de doña Beatriz Guerrero su legítima muger nació a primero de mes de abril de dicho año fue su compadre de pila el moço declarósele la obligación i parentescofueron testigos Esteban Sánchez y Bartolomé López y lo firmé Juan de Caballón i a la margen de la dicha partida dice don Diego Ortega i Guerrero (fol. 57 vº)



AHN. ÓRDENES MILITARES. CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 6009. Don Diego de Ortega Guerrero, 1639, folio 21 rº y vº.

sábado, 16 de abril de 2016

Pacheco de El Pedernoso

Diego Pacheco, hermano de Juan señor de Minaya, casó con doña María de Toledo

     - Fernando Pacheco de Avilés el viejo, casó con doña Aldonza de Alcalá, litigó

         -Don Diego de Pacheco de Avilés casó con doña Ana Girón

               -Don Fernando Pacheco y Avilés casó con doña María Pacheco de Ayala

                    - Don Diego Pacheco y Avilés con doña Guiomar de Solís y Manrique

                         -1. Don Lope Pacheco, natural de Belmonte, vecino del Pedernoso, casó con doña Marina Núñez del Águila, natural de Toledo
                                  - Doña Constanza casó con don Diego
                        -2. Don Francisco Pacheco, natural y vecino del Pedernoso casó con doña Blanca Milán y Aragón, natural de Valencia, hija de don Juan Alonso, Marqués de Albaida
                                  -Don Diego Pacheco Milán y Aragón casó con su prima hermana doña Constanza
                                              -Don Francisco Pacheco Milán y Aragón, natural de Belmonte, vivió en El Pedernoso, caballero de Calatrava, año 1663, casó con doña Francisca Pacheco de Ribera, natural de San Clemente, hija de don Juan Pacheco de Guzmán y de doña Francisca de Ribera
                                                       -Don Juan Francisco Pacheco de Guzmán, señor de las villas de Valdosma y Tejadacasó con doña Manuela Gertrudis de Ortega y Guerrero, hermana del 2º Marqués de Valdeguerrero, hija de don Rodrigo de Ortega, señor de Villar de Cantos y de la jurisdicción de Vara de Rey (natural y su hija de San Clemente) y de doña Catalina Felíx Guerrero y Carcamo, natural de Alcaraz
                                                             -Doña Francisca Ignacia Pacheco natural de San Clemente a quien en 29 julio 1717se aprobaron la pruebas para casar con don Joseph de Castro, caballero de Santiago
                                                                         -Doña... de Castro de cuyo parto murió su madre



Real Academia de la Historia — Signatura: 9/310, fº 164 v. — Signatura antigua: D-35, fº 164 v. Tabla genealógica de la familia Pacheco, vecina de El Pedernoso. [Manuscrito]

sábado, 19 de diciembre de 2015

Genealogía de los señores de Minaya

Introducirse en la villa de Minaya es fundamental para conocer un poco más de la historia de la villa de San Clemente y una de las familias dominantes del poder local, los Pacheco, que vía matrimonial con los Castillo se introducirían en la vida de esta última villa, con un claro afán dominador desde el último tercio del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. La alianza de los Castillo y los Pachecos se forjaría en la alianza de Alonso Pacheco, hermano del señor de Minaya con Juana de Toledo. Una alianza de segundones de ambas familias que, por azares sucesorios, tendría un segunda alianza entre ambas familias por el casamiento de Juan Pacheco y Guzmán con doña Elvira Cimbrón, o del Castillo; matrimonio que marcaría el apogeo de los Pacheco en la vida local sanclementina de fines del quinientos y comienzos del seiscientos.

Ese afán de dominación se tradujo en un fracasado proceso de señorialización sobre la villa de San Clemente, cuyo episodio más conocido es el pleito por Perona, y de patrimonialización con la fundación del mayorazgo de esta rama autónoma de los Pacheco.
Aquí reproducimos la genealogía de los señores de Minaya desde su comienzos en la época de la Reconquista. El apellido Pacheco tardará en aparecer, siendo los primeros en aparecer los Ortega.

Descendencia y Genealogía de la Casa y Mayorazgo  de la villa de Minaya que es en la Mancha que diçen de Aragón. El solar de los Abileses es en las Asturias de Obiedo a la ribera de la mar cerca de la villa de Gijón y Villabiçiosa y no lejos de nuestra señora de Cobadonga, así que lo que se alla de linaje de los caualleros hijosdalgo de Abilés es que aunque ay muchos en muchas partes como en Murçia, Málaga, Velmonte y Alcaraz en fin, la caueza de todos es oy la casa de Minaya, que es en la Mancha que diçen de Aragón= Juan de Ortega de Abilés fue el primero que entró con los Reyes de Castilla conquistando el obispado de Cuenca, el qual pobló el Rey Don Alfonso el nono dejó allí los caualleros Jarabas, diçiendo poblada el lugar de los mejores caualleros que pudo hauer hijosdalgo, este cauallero vino viudo diçen casó con doña Theresa de Castro, Rodrigo Rodríguez de Abilés hijo mayor fue adelantado del Reyno de Murçia hasta que su Magestad probeyó el ofiçio en fulano de Ribera, en este término vinieron los moros de Granada a zerrar un castillo y fortaleza que está abajo de Lorca junto a un aldea y su Magestad mandó a Rodrigo Rodríguez de Abilés socorriese al dicho Adelantado Ribera y hauiéndolo hecho y socorrido el Castillo y sustentádolo sesenta días por falta de vastimentos se dieron al capitán moro que lo tenía cercado con tres mill hombres y entre los demás cautibos lo llebaron  a él cauallero con grande veneración como a hombre tan principal auiendo estado muchos días preso por no poder el rey rescatallo vendió para ello a Santiago el Quebrado y a Martín de Veco y otros lugares que heran suyos, se casó con Doña María de Peralta hermana del señor de la Puebla de Almenara que entonces hera, tubieron por hijo a Don Rodrigo Rodríguez de Abilés que llaman el mozo, casó con doña Beatriz Fernández Pacheco primero señor de Velmonte tubieron por hijos a Juan de Ortega de Abilés que fue el maior murió sin hijos, Rodrigo Rodríguez de Abilés hijo segundo mas como los maestres sus primos le tomaron y criaron en la corte e hiçieron mayordomo del Prinçipe de Asturias que se llamó después Enrique quarto Rey de Castilla lo llamaron Pacheco que fue en la casa de Minaya el primer señor y Pacheco el susodicho Rodrigo Rodríguez Pacheco que con este apellido continuaremos la descendencia de esta casa, casó con doña Cathalina Ruiz de Alarcón, hija del señor de Valberde, tubieron por hijos a Juan Pacheco que casó con doña Leonor de Guzmán de los buenos de Toledo cuyo Mayorazgo tiene oy en su casa el conde de Alba de Liste tubieron por hijo a don Rodrigo Pacheco, señor de Minaya de Mendoza nietta del Marqués de Mondéjar tubieron por hijos a Juan Pacheco que casó con doña Juana de Alarcón murió sin hijos, hereda la casa don Françisco Pacheco hijo segundo casó con doña Juana de Alarcón y murió sin hijos hereda la casa don Françisco Pacheco hijo segundo casó con doña María de Alarcón, siruió este cauallero a la Magestad Cathólica del emperador Carlos Quinto en todas las guerras de Alemania e Italia y se halló en su coronación en Volonia, siruiendo de capitán de los entretenidos cerca de la persona real y después fue siruindo en la jornada de Argel a su costa en que consumió y gastó la mayor parte de su hazienda y en otras muchas partes y ocasiones tubo un hermano en la Osa de Velmonte del háuito de Calatraua tubieron por hijo a don Rodrigo Pacheco que casó con Doña María Ramírez hermana de Don Seuastián Ramírez del háuito de Calatraba en Villaescusa de Haro, sobrina de don Diego Ramírez obispo que fue de Cuenca, tubieron por hijoa don Juan Pacheco del áuito de Santiago señor de Minaya, Jentil hombre de la casa y corte del rey Phelipe Segundo embiólo con otros seis caualleros a sentarlos caualleros de quantía del Andalucía fue corregidor de Segobia y de Granada y Mayordomo de la Reyna casó con doña Theresa Jaraba, hija única del lizençiado don Gaspar de Jaraba que fue del Consejo y Cámara de su Magestad e vistó los Consejos y la Universidad de Salamanca fue albaçea de la Magestad del Emperador Carlos quinto y últimamente presidente y virrey de Méjico en comisión particular contra los hijos de Cortés y su mujer tuvieron por sus hijos a don Rodrigo Antonio Pacheco del háuito de Santiago fue a la jornada de Yngalterra y siruió en otras ocasiones fue capitán de Ynfantería española y conserbador del Patrimonio real en Sicilia casó con doña Marina de Córdoba y Carrillo hija de don Gerónimo de Valenzuela y Córdoua alcayde que fue de la real fortaleza de Baeza tuvieron por hija única y heredera en la casa y mayorazgo de Minaya que oy posee a doña Josepha Pacheco y Córdoua señora de Minaya como pareçe y consta todo lo referido del dicho árbol que volví a entregar a dicho don Françisco Antonio de Lityo (?) a que me refiero y para que conste doy el presente en la villa de Minaya a treinta y un días del mes de diciembre de mill seisçientos y nouenta y siete años

De la misma forma se conserva en el documento, que al presente tratamos como referencia, una descripción de los señores propietarios de Minaya. Se trata de las conclusiones de la  probanza hecha en el pleito mantenido a mediados del siglo XVIII entre el dueño de Minaya, don Diego Mesía y Pacheco, y ochenta y cinco vecinos de Minaya. En favor de las alegaciones del señor de Minaya acudieron treinta vecinos, siete de ellos de la villa de San Clemente.

... pues lo que aparezía de todos los instrumentos presentados era que la villa de Alarcón y San Clemente hizieron una donazión de un pedazo de tierra y en otra ocasión la misma villa de Alarcón por sí sola hizo otra, ambas en lo antiguo que presentadas a los señores Reyes confirmaron estas donaziones a dos hijos del primer adquiriente yncluiendo en la confirmación la merced que el Infante don Juan hauía hecho a dicho primer adquiriente de que pudiese poblar en la puebla de Minaia zien probladores y así mismo le conzedió la jurisdición ziuil y criminal para dichos dos hixos y los que de ellos viniesen por juro de heredad su fecha en veinte y seis de abril, era de mil quatrozientos y ocho(año 1370) y prosiguiendo otras confirmaziones de diferentes señores reyes a instancia de Francisca Alonso hija que se dize y heredera de Diego Fernández de Cuenca primer adquiriente y a instancia así mismo de Aldonza Suárez de Figueroa y Juan de Ludeña su marido que era en el año de mil quatrocientos y veinte hauían comprado según referían a Minaya de los antezedentes y posteriormente los dichos Ludeña y Aldonza su mujer la vendieron a Rodrigo Pacheco según también se refería en la confirmazión del año de mil quatrozientos y zinquenta y nueve que aunque no se menziona la fecha de la venta se quería aplicar la que se hauía presentado y se llamaba orijinal del año de mil quatrozientos y quarenta y quatro en que por nobenta mil mrs. de la moneda entonces corriente se vendía la jurisdicción y demás derechos que pertenecían a los posehedores de Minaia y finalmente la última confirmazión fue del año de mil quinientos sesenta y tres y que aun quando fuese zierto que el único título fuese el de la venta presentada se descubría de ella y del tetimonio de las confirmaziones referidas que ni la villa su parte pudo tener notizia para usar de su derecho el tiempo de la venta ni hauía podido nunca estar en otro conzepto el derecho de los posehedores en el común sentir del vezindario que el de poseer la jurisdicción señorío y vasallaje en virtud de la merced que de esta hizo el señor rey don Enrique a los dos hijos de Diego Fernández de Cuenca que fueron los primeros adquirientes y por deszendiencia de ellos, aunque su parte lo fuese en virtud de las donaziones de Alarcón y San Clemente de la tierra que le donaron con que se ebidenziaba la ygnoranzia justa de las referidas compras expezialmente en quanto a la jurisdiccióny también de reconozimiento que esta se conzedió a dichos dos primeros adquirientes  y a los que de ellos prozediesen por juro de heredad todo lo qual se auía narrado en las confirmaziones con tanta limitazión que hauía sido imposible que se descubriese el derecho asta que a fuerza de diligenzias se hauía reconozido por venta y no por nuestra estaba poseiendo la contraria


(de las conclusiones de la probanza solicitada por don Diego Manuel Mesía y Pacheco, vecino y alférez mayor perpetuo de la ciudad de Ubeda y dueño de la villa de Minaya, en el pleito con ochenta y cinco vecinos de esta villa)

FUENTE

AHN. CONSEJOS, Legs. 37776, 37621, 37678, 37783. Pleito entre el Marqués de Bedmar y la Marquesa de Villena y Aguilar, Duquesa de Escalona sobre la sucesión en propiedad de los estados y mayorazgo de Belmonte, Villena, Escalona y otros. 1771

sábado, 5 de septiembre de 2015

Los Origüela, los Castillo y los Pacheco (III)

(cont.) cuya línea recaería el señorío de Valdosma. A ambas familias, Castillo y Pacheco, los vemos en la elección de oficios del año anterior, 1549, aislados respecto al resto de los regidores, en un momento en que el control de la vida municipal parece estar en manos de la familia de los Herreros y Oropesa (7). Un siglo después, los Castillo, que como hemos dicho habían hecho su fortuna al calor de la protección del marqués de Villena, estaban presentes en la principal familia del pueblo: los Pacheco. En 1612, Juan Pacheco, señor de Perona y alférez de la villa de San Clemente, a la sazón casado con la referida doña Elvira Cimbrón o del Castillo, manifestaba en una prueba de limpieza de sangre de un familiar, no sin cierto rubor, su ascendencia (el primer señor de Perona había sido Hernando del Castillo, el antecesor de la saga), y debiendo tener presente que otro pariente Alonso de Pacheco, casado con otra Castillo, de nombre María, había sido acusado de seguir los preceptos de la ley mosaica en 1563. Sus parientes de Minaya no podían olvidar que su ascendiente directo era Alonso del Castillo, el hermano de Violante González. Pero los Pacheco tuvieron éxito en borrar las huellas que sus enemigos trataban de desenterrar. Unas veces haciendo desaparecer los procesos inquisitoriales, tal como ocurrió con el proceso original de Violante González; otras, a costa de matrimonios con familias de cristianos viejos y la extensión de sus señoríos. Además no dudaron en construirse una genealogía, donde el patrón de la familia ya no se le buscaba origen en Santander, sino que al igual que los Orihuela, era el doctor Pedro Sánchez del Castillo, es decir, un descendiente directo de Clemén Pérez de Rus, el fundador de la villa de San Clemente. Otros descendientes de los Castillo, como los Piñán del Castillo, no tenían tanto éxito al estar encerrados en uniones endogámicas (8).



(7) AMSC. AYUNTAMIENTO. Acta municipal de 29 de septiembre de 1549.
(8) Sobre la genealogía y vínculos familiares de los Castillo es imprescindible el estudio de PARELLO, Vincent: “Une famille converse au service du marquis de Villena: les Castillo de Cuenca (XVe-XVIIe siècles)” en Bulletin Hispanique, 2000, Volumen 102, nº 1, pp. 15-36

Los Origüela, los Castillo y los Pacheco (II)

(cont.) conversos de sus familias no faltaban en la oscura genealogía del antecesor Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón y al servicio del marqués de Villena, apodado el aceitero, y vecino de Castillo de Garcimuñoz (4). Esta rama de los Castillo al igual que los González Orihuela había abandonado pronto el apellido paterno, que se desconocía o no se quería conocer. Hernando supo encumbrarse en la nobleza de la zona por sus servicios como paje del marques de Villena y hacerse con los señoríos de Altarejos y Perona. Tanto él como su hijo Diego tuvieron que hacer frente a sendos procesos inquisitoriales por judaísmo en 1498 y 1519, resueltos de forma expeditiva por el hijo echando a patadas al comisario de la Inquisición enviado a Alarcón, de donde era alcaide. Pero mientras Diego sufría los embates de la inquisición su hermano Alonso del Castillo medraba en silencio, creando por alianzas matrimoniales un patrimonio del que serían herederos los Pacheco de San Clemente. Alonso casó con María Hinestrosa, hija del comendador Alonso de Iniesta, que llevaría al matrimonio, por muerte de la hermana Elvira, el señorío de Valera de Yuso, al que se uniría un gran patrimonio que empezaba a tener como centro la villa de San Clemente: el señorío de Perona, con una dehesa, heredades en San Clemente, La Roda. El Cañavate, Vara del Rey y El Picazo, diversos censos y las dehesas de la Losa y Villalgordo y molinos de la Losa. Una herencia nada despreciable que recaería en el hijo Alonso del Castillo Hinestrosa el 2 de junio de 1517(5). Los nietos de este Hernando, el citado Alonso y sus hermanos Hernando y Francisco estaban avecindados en San Clemente hacia 1550 e inmersos en un pleito para ver reconocida su hidalguía con la invención de una fabulosa genealogía que les hacía proceder de Santander, negada por el concejo de San Clemente presto en recordar que los huesos de la madre del abuelo, Violante González, alias Blanca o Blanquilla, habían sido exhumados por la Inquisición y quemados en un auto de fe en la Plaza de Santa María de Cuenca el 21 de diciembre de 1491, auto de fe en el que estuvieron presentes todas las autoridades de la ciudad. Con estos Castillo, muy activos a mediados de siglo en la política municipal de mano de la regiduría perpetua que ostentaba Hernando, entroncarían los Pacheco. Juan Pacheco casaría con Elvira Castillo o Cimbrón, hija de Francisco (6), uno de los litigantes por su hidalguía en Granada, heredando los títulos de regidor y alférez mayor de San Clemente, señor de Perona y de la Losa. Unos años antes, el abuelo de Juan, Alonso Pacheco, regidor de San Clemente, señor de Santiago de la Torre y hermano del señor de Minaya, casaría con una hermana de los litigantes, Juana de Toledo. De esta línea a través de su hijo Diego, procederían las tres líneas de los Pacheco de San Clemente: Juan, señor de Perona, Alonso, señor de Santiago de la Torre, y Francisco, en


(4) RODRÍGUEZ LLOPIS, M.: op, cit. pp. 70-75. La persecución de los Castillo ha sido estudiada por PÉREZ RAMÍREZ, D.: “Don Diego del Castillo, alcaide de Alarcón, caballero a la española”, Cuenca, nº 11, 1977 y por PARELLO, V.: “Los Castillos ante el tribunal de la Inquisición de Cuenca (siglos XV-XVII)”, Les Cahiers de Framespa, 18, http//framespa.revues.org/3220, para la persecución de los herederos de Violante González y, en especial, Hernando y su hijo Diego del Castillo.
 (5) RODRÍGUEZ LLOPIS , M.: op, cit. pp. 74 y 75
(6) Este Hernando había casado con Elvira Portocarrero, fundando mayorazgo en 1545 con los bienes de Valera y La Losa. Se incluían entre estos bienes la Losa, la Losilla y la Noguera, con sus molinos en la ribera del Júcar (molinos conocidos por su ubicación como de la Noguera y de la Losilla) y sus dehesas. Francisco del Castillo, su hermano, se casó con doña Ana Cimbrón Ávalos. Su hija Elvira Cimbrón o del Castillo, aportaría al matrimonio con don Juan Pacheco y Guzmán, o Herreros, los señoríos de Perona, la Losa y Valera. Su hijo primogénito Rodrigo casaría en Guadalajara con María Mendoza, esa es la razón por la que desaparecen estos Pachecos de la primera línea de la vida política de San Clemente, aunque seguirían presentes como grandes hacendados de pueblo. La nieta de Rodrigo Pacheco y María Mendoza, María de Mendoza e Inestrosa se convertiría en I Marquesa de Valera en 1679.

Los Origüela, los Castillo y los Pacheco

Las controversias del origen medieval del linaje Origüela y sus relaciones con los Castillo y Pacheco: origen converso de la nobleza regional

En realidad, las controversias del origen del linaje de los Origüela afectaba tanto a la rama infecta, procedente del escribano Sánchez Origüela como a la rama limpia de los caballeros de la banda y la espuela de oro. Los orígenes medievales del linaje han sido estudiados por el profesor RODRÍGUEZ LLOPIS (1). Los Origüela eran oriundos del Castillo de Garcimuñoz y su holgada posición va ligada a la corona desde el reinado de Enrique II. Ya en 1381 tenemos constancia de la existencia de Pedro Sánchez Orihuela como alcaide del Castillo de Garcimuñoz y de otros miembros del linaje con cargos en la corte. Aunque la familia comienza a adquirir notoriedad con el doctor Pedro González del Castillo, que inicia el proceso de patrimonialización de la familia al conseguir el señorío sobre Santa María del Campo y Santiago de la Torre, comprada a la familia Rodríguez de Avilés el 3 de enero de 1428, además de propiedades en Alarcón, Garcimuñoz y San Clemente y molinos en la ribera del Júcar. Prueba del origen converso del linaje es que el apellido Orihuela tendió a desaparecer sustituido por el de Castillo, del lugar de origen. No obstante, Pedro González Galindo procuró atenerse a la línea de uno de los hermanos del doctor Pedro, ascendiente directo y que siempre mantuvo el apellido de Orihuela. La razón está quizás en la persecución inquisitorial que sufrió en el pasado la familia Castillo, otra rama familiar del mismo origen en el Castillo de Garcimuñoz, que contaba con la protección del marqués de Villena. Muestra de ello es que las acusaciones pasarían el umbral del cambio del siglo y unos pocos años antes del comienzo del pleito de hidalguía de Pedro González Galindo, en 1613, había sido acusado de judaísmo por la Inquisición el regidor Francisco Castillo Inestrosa, descendiente de esta rama familiar2. Es aventurado apostar por la relación de estos señores de Santa María del Campo y sus parientes de San Clemente. La vinculación de los Orihuela con la villa de Santa María de Campo, que permanecería como aldea de señorío de esta familia hasta su paso a realengo en 1578, está demostrada por las vinculaciones familiares con vecinos de esa localidad: ejemplos claros son los Galindos, recuérdese el caso de María Galindo, o los Ortega3. Pero los Castillo de Santa María del Campo, sin duda inducidos por sus familiares de San Clemente, fueron más allá e inventaron una genealogía que les hacía proceder de Clemén Pérez de Rus, el fundador de la villa de San Clemente. Algo que Pedro González Galindo, sin duda conocedor, no se atrevió a mencionar en el origen de su genealogía. La afrenta de esta genealogía era mayúscula para familias como los Perona y Rosillo, otros como los Pacheco quizás preferían mirar para otro lado, pues los orígenes


(1)RODRÍGUEZ LLOPIS, M.: “Procesos de movilidad social en la nobleza conquense: la Tierra de Alarcón en la Baja Edad Media” en Tierra y familia en la España Meridional, siglos XIII-XIX, FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA (ed.), Universidad de Murcia, 1998, pp. 62-65
(2) PARELLO, V.: “Los Castillos ante el tribunal de la Inquisición de Cuenca (siglos XV-VII”, Les Cahiers de Framespa, 18, http//framespa.revues.org/3220. Este autor cita cómo la persecución contra los Castillos llegó a uno de sus descendientes en San Clemente. Francisco del Castillo e Hinestrosa, regidor de San Clemente y miembro de la compañía de Jesús, acusado de criptojudaísmo y blasfemia, que mantenía estrechas relaciones con la comunidad de marranos portugueses en la villa, en especial uno de nombre Simón Rodríguez, con tienda de sedas y especias, y había estado al servicio del marqués de Villena en Roma. Se solía vanagloriar de su ascendencia judía: boto a Dios que sé mui bien que soi judío de señal o descendiente de judíos de señal.
3Expediente de limpieza de sangre de Antonio Ortega Galindo, colegial de la Universidad de Alcalá de Henares. 1652 (AHN. UNIVERSIDADES. Leg. 419)