El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

martes, 8 de septiembre de 2015

San Clemente, 1553

Ayuntamiento, 1962
Aquel sábado 22 de julio de 1553 la villa de San Clemente viviría una jornada tumultuosa que destaparía los odios latentes tanto tiempo soterrados y que ahora estallaban por un trivial asunto de carnicerías.
Aquel año detentaban la varas de justicia Hernando de Montoya y Juan de Oma, alcaldes ordinarios. La justicia del Marquesado la detentaba el alcalde mayor licenciado Cordobés, que daba cierta presencia institucional a la Corona a falta de residencia de un gobernador, que había declinado tres años antes fijar su sede institucional en San Clemente.
Era hacia la una o dos del mediodía cuando Hernando Montoya y Juan de Oma veían como el cortador de las carnicerías Miguel Morillo procedía por orden de los dichos alcaldes a dar un trozo de vaca al criado del vicario del Provencio licenciado del Pozo. Fue entonces cuando ocurrió la acción inesperada de Francisco Jiménez, que pretendiendo cobrarse una deuda del vicario, arrebató el trozo de carne al cortador. El enfrentamiento entre Hernando Montoya y Francisco Jiménez fue inmediato.  Estos diablos le espetó burlonamente Hernando. No ay aquí diablos respondió Francisco. Baladrón le insultó Hernando, que obtuvo por respuesta el más baladrón soys vos. Francisco Jiménez fuera de sí provocó un auténtico alboroto voceando y haciendo caso omiso al licenciado Cordobés que acababa de llegar y le mandaba callar.Un decidido Hernando de Montoya pediría la prisión del alborotador, que sería ordenada por el alcalde mayor, bajo acusación de desacato y palabras injuriosas. La orden que ejecutó un temeroso Juan de Oma provocó la reacción airada de los familiares de Francisco Jiménez presentes allí, en especial la de su yerno Francisco Rosillo, que con la colaboración de Juan Jiménez, hermano de Francisco Jiménez, y en menor medida de Diego de Ávalos, también hermano de los Jiménez, y Juan López de Garcilópez inician una trifulca en el interior de las carnicerías donde a costa improperios y empujones consiguen soltar a Francisco Jiménez.
Pero no le faltaban voluntarios al alcalde Hernando Montoya para cumplir las órdenes que eran incapaces de ejecutar las autoridades. Allí se presentó uno de los Origüela, conocido como Hernando del arrabal, que por su cuenta y riesgo decidió apresar a Francisco Rosillo y ponerlo en manos del alcalde Juan de Oma para conducirlo a la cárcel. Lejos de amedrentarse Rosillo y Jiménez formaron grupo para rodear amenazantes a Hernando de Origüela, que impotente pedía favor a la justicia, mientras Juan Jiménez y Juan López de Garcilópez le arrebataban a Francisco Rosillo y lo conducían al cementerio anejo a la antigua iglesia de Santiago, donde, como lugar sagrado que era, la justicia no podía pasar.
Hasta la noche se vivió una situación de tensa calma, provocada más por el temor que se tenían los contendientes que por el respeto al lugar sagrado. Pero hacia las nueve de la noche, Hernando de Montoya, acompañado de su primo Pedro, decidió hacer una ronda por la plaza. La intención era detener a Juan López por ayudar a Francisco Rosillo, pero huye; decide pedirle al alcalde mayor que detenga a Francisco Rosillo, pues tiene una causa pendiente por desacato al alguacil mayor del Marquesado Juan Muñoz. Al volver a su casa, aneja a la iglesia, encuentra sentados a los perseguidos en unas piedras, sin duda destinadas a la construcción de la nueva iglesia de Santiago. El grupo estaba ahora formado por Juan Jiménez hermano  de Francisco, acompañados de los hijos del segundo, Francisco Jiménez y Antón de Ávalos, y del yerno Francisco Rosillo junto a  Juan, hijo de Francisco Rosillo el viejo. A ellos se había sumado, el escribano Diego Oviedo, Antón Barriga, y seguramente, pues poco después entrarían en la pelea, Diego de Alfaro,hijo de Alonso de Oropesa, y también Antón García Monteagudo. Es difícil saber si estaban o no en lugar sagrado en aquel espacio caótico que debía ser la plaza del pueblo, que iniciaba un proceso de remodelación arquitectónica. Ni parece que estos subterfugios jurídicos preocuparan a los Montoya, que fueron recibidos con burlones cánticos por los prófugos. Hernando de Montoya que había acudido con vara de justicia decidió el arresto de Francisco Rosillo. Es entonces cuando comienza la pelea por los Jiménez y Rosillo, que han desenvainado sus espadas. El primero en recibir un golpe en la cabeza es el joven Pedro de Montoya de veintiséis años, golpeado por Antón de Ávalos con el pomo de su espada. Pero la brutalidad se desata contra Hernando que recibe golpes y cuchilladas, hasta que una de ellas le rompe el casco, abriéndole una herida en la cabeza y dejándolo sangriento. La trifulca y las voces de Pedro Montoya pidiendo justicia atrae a los vecinos y al alcalde mayor Cordobés. Pero el grupo se mantiene desafiante: al que llegaré acá le mataremos, porfía Antón Dàvalos. Solo la acción del joven Garnica que armado con lanzón ha bajado de la casa que su padre tiene en la plaza del pueblo, cambia la situación. Aparece también el padre Pedro Garnica que durante media hora se enzarza en una pelea con el escribano Diego de Oviedo. La pelea solo acaba cuando aparece el alcalde mayor para poner fin a la riña.El grupo atacante aparece acorralado en el cementerio, pero en ese momento unos clérigos les abren la puerta de la Torre de la Iglesia. Allí se refugian los prófugos, salvo Juan Rosillo, hijo de Francisco el viejo, que es apresado antes.
La situación creada no había surgido de la nada. Algunos vecinos se quejaban de los desórdenes y clima de inseguridad que reinaba en el pueblo y en la comarca por la acción de bandos como los Rosillo. Es más, acusaban de pusilanimidad, cuando no de complicidad, al alcalde mayor licenciado Cordobés. Era sabido por todos, la amistad que le unía al escribano Diego de Oviedo. Además el Consejo de Castilla había nombrado un juez pesquisidor, el licenciado Cisneros, para un caso similar por heridas causadas al vicario de El Provencio. En palabras de Pedro de Tébar, se habían extendido los delitos contra las justicias de la comarca, especialmente por parte de Francisco Rosillo, y los desacatos contra el alguacil mayor del gobernador.


Imagen. Biblioteca Pública de Cuenca Fermín Caballero, Cartel de las fiestas de 1962

domingo, 6 de septiembre de 2015

Padrón de 1586: Marquesado de Villena

Tras una primera comisión en los años 1576  y 1577,  Rodrigo Méndez volverá de nuevo al Marquesado de Villena en 1586, justo el año de su desaparición, para hacer nuevas averiguaciones de las rentas reales de este distrito. Fruto de su labor es una información detallada de las rentas reales de doce ciudades y villas del Marquesado de Villena, incluidas sus aldeas, y sus correspondientes padrones de habitantes. Al igual que diez años antes se trata de poblaciones sin encabezar. La información de las rentas reales, y sus fraude, corresponde a los años 1579 a1584. Los de población, al año 1586.
Los padrones se hicieron por los alcaldes ordinarios bajo la supervisión de don Rodrigo Méndez e la hiçieron calle hita sin eceptuar ninguna.  La relación incluye viudas, hidalgos y clérigos y creemos que son de gran veracidad. Los datos detallados son los siguientes:

  • Chinchilla, 701 vecinos
  • Albacete, 1473 vecinos
  • San Clemente, 1547 vecinos
  • La Roda, 713 vecinos
  • Tarazona, 456 vecinos
  • Barchín, 267 vecinos
  • Almansa, 685 vecinos (sin clérigos, 649)
  • Sax, 114 vecinos
  • Utiel, 604 vecinos
  • Ves, 255 vecinos
  • Yecla, 623 vecinos
  • Carcelén, 201 vecinos
Los padrones nos ofrecen una información de la estructura social de los pueblos, estructura profesional y ocupación del espacio, sobre lo que volveremos próximamente.

FUENTE:
AGS. EXPEDIENTES DE HACIENDA. Leg. 202. Averiguaciones de rentas y vecindarios del Marquesado de Villena, 19 de mayo de 1586.

Población de 1631: San Clemente y partido

DOTACIÓN DE PRESIDIOS PARTIDO SAN CLEMENTE Y LUGARES DE SEÑORIO DE MÁS DE 100 VECINOS

 SAN CLEMENTE 30
 TIERRA DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ 3
 MOTILLA 6
 ALARCON MUROS ADENTRO 2
 BARCHIN 3
 ARRABALES Y TIERRA DE ALARCON 9
 CAÑAVATE 4
 ZAFRA 3
 INIESTA 10
 MONTALBANEJO 3
 TIERRA DE INIESTA 5
 ALBALADEJO DEL CUENDE 4
 MINGLANILLA 1
 MINAYA 2
 VILLANUEVA DE LA JARA 12
 SANTA MARIA DEL CAMPO 4
 TIERRA DE VVA. DE LA JARA 12
 EL PROVENCIO 6
 VARA DEL REY 3
 MOYA 2
 SISANTE 2
 TEJADILLOS 1
 BUENACHE DE ALARCON Y SOLERA 4
TALAYUELAS 1
BELMONTE 7
 LAS MESAS 2
TIERRA DE BELMONTE 7
 EL PEDERNOSO 2
 CASTILLO DE GARCIMUÑOZ 5
 LA ALBERCA 3

El reparto que vemos se corresponde con la aportación de las villas y la agrupación de las aldeas de sus tierras. Se asignaba un soldado por cada 100 vecinos, que se correspondía con una pago de 60 reales por soldado.  A diferencia del censo de 1646, aparecen villas como Castillo de Garcimuñoz o Moya y faltan otras como Pedroñeras (tal vez los datos estén incluidos con el Provencio). El reparto de 158 soldados nos daría una cifra de 15800 vecinos, lo que nos acerca al descalabro de las dos décadas siguientes si lo comparamos con el dudoso censo de 1646.
Ahora bien, las dudas sobre este censo son muchas. Desgraciadamente, el censo de la sal, elaborado el mismo año de 1631, sólo nos da para las tierras del obispado de Cuenca datos globales, a diferencia de los singularizados de otras provincias; por lo que no podemos cotejar datos. Es más, aparte del redondeo para la asignación de soldados, la distribución es arbitraria.
Los datos de la villa de San Clemente están claramente abultados. No es la primera vez que ocurría, los 3000 vecinos son excesivos si se comparan con los 1610 vecinos más fiables de 1635. Creemos que San Clemente alcanzó su momento álgido de población hacia 1610, con 2000 vecinos, justo cuando otras villas como Albacete o Villarrobledo iniciaban la regresión, que en San Clemente se retrasaría dos décadas. La razón de este desigual comportamiento sería una mejor adaptación de San Clemente que supo diversificar su agricultura de viñedos mientras que Villarrobledo se encontraba atrapado en el monocultivo del trigo.
Una explicación de los 3000 vecinos de San Clemente es que el reparto se hacía por tierras y es posible que se dupliquen datos de pueblos de su mismo suelo como Vara del Rey o Sisante, aunque viendo los soldados  asignados a estos pueblos la cifra sigue siendo excesiva (tal vez no tan excesiva si se incluye en el recuento, como hace el censo de 1528, Minaya y la Roda). En cualquier caso, por testimonios de la época, se reconocía a San Clemente por su carácter de cabeza de corregimiento y de distrito de rentas, una población de hecho y transeúnte mayor a la que recogían los vecindarios. Sabemos que la villa de San Clemente protestó el reparto en Madrid.
FUENTE:

  • AMSC. CORREGIMIENTO. Leg. 149/34

Censo de 1646: San Clemente y partido

El vecindario de las ciudades, villas y lugares de Castilla existente en el archivo de Simancas recoge la población de la Corona de Castilla, fruto del recuento efectuado en 1646 para el reparto obligatorio del pago de juros. Aunque muy discutido en su veracidad por los historiadores, es una fuente que nos muestra el brutal descenso de la población por los esfuerzos militares exigidos a las villas con los reclutamientos militares de la dotación de presidios desde 1635 y las movilizaciones de hombres más intensas para la guerra de Cataluña desde 1640. A esto se sumaría la sangría fiscal y las malas cosechas y, un hecho que hasta ahora no se ha estudiado, y que ya debió tener su origen tras la expulsión de los moriscos en 1609:la emigración al reino de Valencia. Así lo reconocerá Barchín del Hoyo en 1647, presentándonos un pueblo recalcitrante para pagar la llamada composición de milicias, pues se reconoce que cada vez son más las familias que huyen al  citado Reino.


“Relaçión de la vecindad que tiene la villa de San Clemente, villas y lugares de su partido  así realengas y eximidas como de señorío y abadengo.
Por testimonio del corregidor consta que tiene 9669 vecinos.

  • Alberca.  151
  • Alarcón con sus aldeas. 361
  • Belmonte. 495
  • Bara del Rey. 315
  • Barchín. 180
  • Buenache de Alarcón. 340
  • Villarrobledo. 758
  • Villanueva de la Jara. 472
  • Cañavate. 137
  • Casimano (Casasimarro). 150
  • Gil García. 102
  • Honrrubia. 333
  • Hontanaya. 94
  • Ledaña. 115
  • Motilla con su lugar de Gabaldón. 500
  • Mesa (Las Mesas). 78
  • Madriguera.  137
  • Minglanilla. 105
  • Minaya. 243
  • Monreal. 44
  • Osa de la Vega. 304
  • Pedroñeras. 311
  • Pedernoso. 181
  • Peral. 53
  • Puebla de San Salbador. 56
  • Probencio. 289
  • Quintanar. 349
  • San Clemente. 961
  • Sisante. 272
  • Santa María del Campo. 267
  • Santiago de la Torre. 10
  • Tarazona. 373
  • Tébar. 175
  • Telaya (Atalaya de Cañavate). 90
  • Tres Juncos de Arce. 80
  • Villalgordo de Villarejo. 24
  • Villar de Cantos. 15 
  • Iniesta con sus aldeas. 698".

Para comprobar el descenso demográfico habría que consultar los vecindarios que para el reclutamiento militar se elaboraron en los años treinta y cuarenta, sobre todo el de 1635, por el que se pretendían armar a una octava parte de la vecinos, excluidos clérigos, viudas y menores de 16 años. Ese año la villa de San Clemente arroja un censo de 1610 vecinos.


Fuente:
  • AGS. CÁMARA DE CASTILLA. DIVERSOS. Leg. 23, doc. 1.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Los Origüela, los Castillo y los Pacheco (III)

(cont.) cuya línea recaería el señorío de Valdosma. A ambas familias, Castillo y Pacheco, los vemos en la elección de oficios del año anterior, 1549, aislados respecto al resto de los regidores, en un momento en que el control de la vida municipal parece estar en manos de la familia de los Herreros y Oropesa (7). Un siglo después, los Castillo, que como hemos dicho habían hecho su fortuna al calor de la protección del marqués de Villena, estaban presentes en la principal familia del pueblo: los Pacheco. En 1612, Juan Pacheco, señor de Perona y alférez de la villa de San Clemente, a la sazón casado con la referida doña Elvira Cimbrón o del Castillo, manifestaba en una prueba de limpieza de sangre de un familiar, no sin cierto rubor, su ascendencia (el primer señor de Perona había sido Hernando del Castillo, el antecesor de la saga), y debiendo tener presente que otro pariente Alonso de Pacheco, casado con otra Castillo, de nombre María, había sido acusado de seguir los preceptos de la ley mosaica en 1563. Sus parientes de Minaya no podían olvidar que su ascendiente directo era Alonso del Castillo, el hermano de Violante González. Pero los Pacheco tuvieron éxito en borrar las huellas que sus enemigos trataban de desenterrar. Unas veces haciendo desaparecer los procesos inquisitoriales, tal como ocurrió con el proceso original de Violante González; otras, a costa de matrimonios con familias de cristianos viejos y la extensión de sus señoríos. Además no dudaron en construirse una genealogía, donde el patrón de la familia ya no se le buscaba origen en Santander, sino que al igual que los Orihuela, era el doctor Pedro Sánchez del Castillo, es decir, un descendiente directo de Clemén Pérez de Rus, el fundador de la villa de San Clemente. Otros descendientes de los Castillo, como los Piñán del Castillo, no tenían tanto éxito al estar encerrados en uniones endogámicas (8).



(7) AMSC. AYUNTAMIENTO. Acta municipal de 29 de septiembre de 1549.
(8) Sobre la genealogía y vínculos familiares de los Castillo es imprescindible el estudio de PARELLO, Vincent: “Une famille converse au service du marquis de Villena: les Castillo de Cuenca (XVe-XVIIe siècles)” en Bulletin Hispanique, 2000, Volumen 102, nº 1, pp. 15-36

Los Origüela, los Castillo y los Pacheco (II)

(cont.) conversos de sus familias no faltaban en la oscura genealogía del antecesor Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón y al servicio del marqués de Villena, apodado el aceitero, y vecino de Castillo de Garcimuñoz (4). Esta rama de los Castillo al igual que los González Orihuela había abandonado pronto el apellido paterno, que se desconocía o no se quería conocer. Hernando supo encumbrarse en la nobleza de la zona por sus servicios como paje del marques de Villena y hacerse con los señoríos de Altarejos y Perona. Tanto él como su hijo Diego tuvieron que hacer frente a sendos procesos inquisitoriales por judaísmo en 1498 y 1519, resueltos de forma expeditiva por el hijo echando a patadas al comisario de la Inquisición enviado a Alarcón, de donde era alcaide. Pero mientras Diego sufría los embates de la inquisición su hermano Alonso del Castillo medraba en silencio, creando por alianzas matrimoniales un patrimonio del que serían herederos los Pacheco de San Clemente. Alonso casó con María Hinestrosa, hija del comendador Alonso de Iniesta, que llevaría al matrimonio, por muerte de la hermana Elvira, el señorío de Valera de Yuso, al que se uniría un gran patrimonio que empezaba a tener como centro la villa de San Clemente: el señorío de Perona, con una dehesa, heredades en San Clemente, La Roda. El Cañavate, Vara del Rey y El Picazo, diversos censos y las dehesas de la Losa y Villalgordo y molinos de la Losa. Una herencia nada despreciable que recaería en el hijo Alonso del Castillo Hinestrosa el 2 de junio de 1517(5). Los nietos de este Hernando, el citado Alonso y sus hermanos Hernando y Francisco estaban avecindados en San Clemente hacia 1550 e inmersos en un pleito para ver reconocida su hidalguía con la invención de una fabulosa genealogía que les hacía proceder de Santander, negada por el concejo de San Clemente presto en recordar que los huesos de la madre del abuelo, Violante González, alias Blanca o Blanquilla, habían sido exhumados por la Inquisición y quemados en un auto de fe en la Plaza de Santa María de Cuenca el 21 de diciembre de 1491, auto de fe en el que estuvieron presentes todas las autoridades de la ciudad. Con estos Castillo, muy activos a mediados de siglo en la política municipal de mano de la regiduría perpetua que ostentaba Hernando, entroncarían los Pacheco. Juan Pacheco casaría con Elvira Castillo o Cimbrón, hija de Francisco (6), uno de los litigantes por su hidalguía en Granada, heredando los títulos de regidor y alférez mayor de San Clemente, señor de Perona y de la Losa. Unos años antes, el abuelo de Juan, Alonso Pacheco, regidor de San Clemente, señor de Santiago de la Torre y hermano del señor de Minaya, casaría con una hermana de los litigantes, Juana de Toledo. De esta línea a través de su hijo Diego, procederían las tres líneas de los Pacheco de San Clemente: Juan, señor de Perona, Alonso, señor de Santiago de la Torre, y Francisco, en


(4) RODRÍGUEZ LLOPIS, M.: op, cit. pp. 70-75. La persecución de los Castillo ha sido estudiada por PÉREZ RAMÍREZ, D.: “Don Diego del Castillo, alcaide de Alarcón, caballero a la española”, Cuenca, nº 11, 1977 y por PARELLO, V.: “Los Castillos ante el tribunal de la Inquisición de Cuenca (siglos XV-XVII)”, Les Cahiers de Framespa, 18, http//framespa.revues.org/3220, para la persecución de los herederos de Violante González y, en especial, Hernando y su hijo Diego del Castillo.
 (5) RODRÍGUEZ LLOPIS , M.: op, cit. pp. 74 y 75
(6) Este Hernando había casado con Elvira Portocarrero, fundando mayorazgo en 1545 con los bienes de Valera y La Losa. Se incluían entre estos bienes la Losa, la Losilla y la Noguera, con sus molinos en la ribera del Júcar (molinos conocidos por su ubicación como de la Noguera y de la Losilla) y sus dehesas. Francisco del Castillo, su hermano, se casó con doña Ana Cimbrón Ávalos. Su hija Elvira Cimbrón o del Castillo, aportaría al matrimonio con don Juan Pacheco y Guzmán, o Herreros, los señoríos de Perona, la Losa y Valera. Su hijo primogénito Rodrigo casaría en Guadalajara con María Mendoza, esa es la razón por la que desaparecen estos Pachecos de la primera línea de la vida política de San Clemente, aunque seguirían presentes como grandes hacendados de pueblo. La nieta de Rodrigo Pacheco y María Mendoza, María de Mendoza e Inestrosa se convertiría en I Marquesa de Valera en 1679.

Los Origüela, los Castillo y los Pacheco

Las controversias del origen medieval del linaje Origüela y sus relaciones con los Castillo y Pacheco: origen converso de la nobleza regional

En realidad, las controversias del origen del linaje de los Origüela afectaba tanto a la rama infecta, procedente del escribano Sánchez Origüela como a la rama limpia de los caballeros de la banda y la espuela de oro. Los orígenes medievales del linaje han sido estudiados por el profesor RODRÍGUEZ LLOPIS (1). Los Origüela eran oriundos del Castillo de Garcimuñoz y su holgada posición va ligada a la corona desde el reinado de Enrique II. Ya en 1381 tenemos constancia de la existencia de Pedro Sánchez Orihuela como alcaide del Castillo de Garcimuñoz y de otros miembros del linaje con cargos en la corte. Aunque la familia comienza a adquirir notoriedad con el doctor Pedro González del Castillo, que inicia el proceso de patrimonialización de la familia al conseguir el señorío sobre Santa María del Campo y Santiago de la Torre, comprada a la familia Rodríguez de Avilés el 3 de enero de 1428, además de propiedades en Alarcón, Garcimuñoz y San Clemente y molinos en la ribera del Júcar. Prueba del origen converso del linaje es que el apellido Orihuela tendió a desaparecer sustituido por el de Castillo, del lugar de origen. No obstante, Pedro González Galindo procuró atenerse a la línea de uno de los hermanos del doctor Pedro, ascendiente directo y que siempre mantuvo el apellido de Orihuela. La razón está quizás en la persecución inquisitorial que sufrió en el pasado la familia Castillo, otra rama familiar del mismo origen en el Castillo de Garcimuñoz, que contaba con la protección del marqués de Villena. Muestra de ello es que las acusaciones pasarían el umbral del cambio del siglo y unos pocos años antes del comienzo del pleito de hidalguía de Pedro González Galindo, en 1613, había sido acusado de judaísmo por la Inquisición el regidor Francisco Castillo Inestrosa, descendiente de esta rama familiar2. Es aventurado apostar por la relación de estos señores de Santa María del Campo y sus parientes de San Clemente. La vinculación de los Orihuela con la villa de Santa María de Campo, que permanecería como aldea de señorío de esta familia hasta su paso a realengo en 1578, está demostrada por las vinculaciones familiares con vecinos de esa localidad: ejemplos claros son los Galindos, recuérdese el caso de María Galindo, o los Ortega3. Pero los Castillo de Santa María del Campo, sin duda inducidos por sus familiares de San Clemente, fueron más allá e inventaron una genealogía que les hacía proceder de Clemén Pérez de Rus, el fundador de la villa de San Clemente. Algo que Pedro González Galindo, sin duda conocedor, no se atrevió a mencionar en el origen de su genealogía. La afrenta de esta genealogía era mayúscula para familias como los Perona y Rosillo, otros como los Pacheco quizás preferían mirar para otro lado, pues los orígenes


(1)RODRÍGUEZ LLOPIS, M.: “Procesos de movilidad social en la nobleza conquense: la Tierra de Alarcón en la Baja Edad Media” en Tierra y familia en la España Meridional, siglos XIII-XIX, FRANCISCO GONZÁLEZ GARCÍA (ed.), Universidad de Murcia, 1998, pp. 62-65
(2) PARELLO, V.: “Los Castillos ante el tribunal de la Inquisición de Cuenca (siglos XV-VII”, Les Cahiers de Framespa, 18, http//framespa.revues.org/3220. Este autor cita cómo la persecución contra los Castillos llegó a uno de sus descendientes en San Clemente. Francisco del Castillo e Hinestrosa, regidor de San Clemente y miembro de la compañía de Jesús, acusado de criptojudaísmo y blasfemia, que mantenía estrechas relaciones con la comunidad de marranos portugueses en la villa, en especial uno de nombre Simón Rodríguez, con tienda de sedas y especias, y había estado al servicio del marqués de Villena en Roma. Se solía vanagloriar de su ascendencia judía: boto a Dios que sé mui bien que soi judío de señal o descendiente de judíos de señal.
3Expediente de limpieza de sangre de Antonio Ortega Galindo, colegial de la Universidad de Alcalá de Henares. 1652 (AHN. UNIVERSIDADES. Leg. 419)

Los marqueses de Valdeguerrero: el origen de la riqueza familiar

Los bienes y propiedades de los Valdeguerrero en 1743 se centraban en las localidades de Villar de Cantos, Vara del Rey y San Clemente, por un lado, aportados por los Ortega, y en la localidad de Alcaraz, aportados por los Guerrero:
"el mayorazgo fundado por Don Rodrigo de Ortega de Avilés el maior y Doña Ana Rosillo Gavaldón su Muger en que comprehende el señorío y hazienda de Villar de Cantos, Vara de Rey y la maior parte de la que ai en esta villa (de San Clemente), como también el que fundaron Alonso Garzía y Ana Martínez de Monteagudo su Muger con lo que a él agregaron Antón Garzía Monteagudo su hixo y Doña María Alvarez de Thevar*, y el que fundó Chatalina Rodríguez Viuda de Melchor de Soto, todos en esta villa, y los dos vículos que en la de Villaermosa fundó Doña María Rodríguez de Ávila para sus nietos Don Pedro Antonio y Doña María Gerónima Zambrana como el que fundó en la dicha villa Dª María del Abad Catalán. En cuanto a los bienes y propiedades de la ciudad de Alcaraz: los mayorazgos que en la ziudad de Alcaraz fundaron el bachiller Juan Martínez Guerrero y el que fundaron Agustín Guerrero y doña Ygnes de Mesa y Luna su Muger, y el que fundó en dicha ziudad Francisco Guerrero el Viexo y Doña Leonor de Alfaro su muger y el patronato que fundó en la dicha ziudad de Alcaraz Don Francisco de Arias cauallero del orden de Calatrua y señorío de la villa de Balazote, y Doña Ginesa de Agüero Guerrero su Muger del convento de Religiosas de la Magdalena de dcha ziudad con los demás patronatos de capellanías y obras pías que eran anexos a dchos mayorazgos y el vínculo que fundó Don Lucas de Avila agregado al referido maiorazgo de Agustín Guerrero y Doña Ygnes de Mesa"

 * Uno de los bienes aportados por el mayorazgo de García Monteagudo es el oficio de regidor perpetuo en la villa de San Clemente (AMSC. AYUNTAMIENTO. Leg. 29/14; Cristóbal García Monteagudo renuncia el oficio de regidor a favor de Diego Ortega. 1634)

AHPCu. NOTARIAL. FRANCISCO LÓPEZ HELLÍN. Leg. 2479. 10 de febrero de 1743. Capitulaciones matrimoniales entre el señor don Francisco Ignacio de Sandoval y Ortega y Doña María Manuela de Castro y Pacheco . Como anécdota, la madre de la esposa, doña Manuela Gertrudis de Ortega y Guerrero excluía de la dote matrimonial de su hija un autógrafo de Santa Teresa de Jesús, guarnezida y con un cristal delante. Es posible que los sucesores de los señores de Valdosma y Tejada todavía conserven esta reliquia o, tal vez, dada la vinculación directa de doña Manuela Gertrudis con los Valdeguerrero, obre en poder de esta familia.


El origen de la riqueza familiar estaba centrado en torno a Villar de Cantos, cuya jurisdicción comprará Rodrigo Ortega y Tébar en 1626, antes se había hecho con los oficios de justicia del concejo de Vara de Rey, incapaz de hacer frente a las deudas contraídas con don Rodrigo. Las alianzas familiares con los Rosillo o García Monteagudo habían contribuido no poco a su riqueza. Hasta el punto que dos Ortega, Rodrigo Ortega y Ortega (o García Monteagudo) y Diego de Ortega Guerrero, junto a otras familias como los Oma, comienzan a controlar la vida municipal a mediados del siglo XVII. Las alianzas matrimoniales con los Guerrero de Alcaraz y los Pacheco, afianzarán ese poder.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Clemén Pérez de Rus, fundador de San Clemente

Una mención a Clemén Pérez de Rus aparece en la invención de una peregrina genealogía del manuscrito 3251 de la Biblioteca Nacional. Es la genealogía de los Castillo Puertocarrero, señores de Santa María del Campo Rus.La transcribimos por su valor para la historia de San Clemente, pues aparece una mención a la historia de Clemén Pérez de Rus, complementaria a la de las Relaciones Topográficas y anterior en treinta años, pues toma como fuente la Crónica de la Historia de España de Florián Ocampo, cronista oficial del emperador Carlos V:

"Genealogía de los Señores de S. María del Canpo, que tienen por sobrenombre y apellido del Castillo, los quales proçedieron del buen caballero Clemén Pérez de Rus, que fue el primer honbre que edificó casa en la villa de San Clemente en la Mancha, de quien asimismo proçede don Lope Guzmán como hixo de doña Catalina de Aragón y visnieto de Juan del Castillo Puertocarrero señor de la billa de Sta. María del Canpo e rebisnieto del doctor Pedro Gonçalez del Castillo, del Consexo Real del rey don Juan el segundo e trasrebisnieto de Lope Martínez del Castillo Macacho, hixo de Alonso Martínez Macacho, el quel fue hijo del dicho Clemén Pérez de Rus, por manera que el dicho Clemén Pérez de Rus es octavo agüelo del dicho Lope de Guzmán. Clemén Pérez de Rus fue natural de Rus, que era un castillo pequeño cuios edificios aún ahora permanecen aunque mui deribados en la Mancha (escrito en el lateral del folio: una legua de la uilla de St. Clemente ençima del río), fue cauallero e hixodalgo según parece por un letrero y epitafio, que está en su enterramiento en la capilla maior de la uilla de St. Clemente, del qual ansimiso pareçe que el dicho Clemén Pérez fue el primero fundador de la dicha uilla, el qual letrero y epitafio diçe de esta manera: “Aquí yaçe el honrrado cauallero Clemén Pérez de Rus, el qual fue el primer honbre que fundó casas en este lugar” Conprueuase esto ansimismo con el dicho testimonio de Florián de Ocanpo, coronista del enperador Ntro. Sor., el qual entre otros libros dexó un librito escrito de su letra y mano que tiene el sr. Liçençiado Fuenmayor del Consexo de su Magestad, en el qual dejo una copla antigua que hiço en tiempo y en la persona de don Bernardino del Castillo Puertocarrero, trasrebisnieto del dicho Clemén Pérez de Rus, la qual diçe de esta manera:

                     Copla
El doctor Pedro Gonçalez nieto
Que su casa vinculo
Y el sol del moro ganó
Aquél que es reuisnieto
Clemén Pérez el perfeto
A quien espuela calçó
El rey y en el canpo dio
A el castillo más efeto

Junto a esta copla, puso el dicho Florián del Ocanpo de su misma mano y letra las palabras siguientes:
Fue el doctor Pº Gonçalves del Castillo de noble sangre hixo de Lope Martínez del Castillo Macacho, que fue mui buen cauallero de los rreyes don Henrique segundo y don Juan primero y don Henrique terçero, fue Lope Martínez hixo de Alfonso Martínez, el que según algunos fue hixo de Clemén Pérez natural del castillo Rus del Castillo de Garçimuñoz , hixodealgo a quien el rey don Alonso armó caballero y le dio por divisa un sol demás del castillo porque mató un moro en presençia del Rey que traya por armas un sol"


Fuente:


  •  BNE. Mss/3251 Linajes de España, fol. 304
  • RAH, Salazar y Castro, 9/257,  fols.  85 al 93

jueves, 3 de septiembre de 2015

Rodrigo de Santelices Guevara y Arredondo (III)

(Cont.) Entretanto Juan López Toledano regresa; el 8 de abril da cuentas al ayuntamiento y, en especial al corregidor Antonio Sevillano. Esta vez faltan 17 soldados; las órdenes de Santelices son taxativas: prendellos, secuestro de bienes y condenados a muerte. Algunos de los soldados han vuelto a sus hogares, entre ellos el propio sargento de la compañía, Juan de Alarcón. También un soldado que en la expedición de septiembre de 1640 ya se había incorporado con retraso a su compañía en marcha, no sin antes garantizar para su mujer un socorro de un real diario; se trata de Juan Pontones, que se mueve en los peldaños inferiores de la administración municipal; cuando salga por segunda vez ya no volverá de la guerra. Con él irán camino de Molina dos García Iniesta, hermanos de aquel Melchor que conducía como cabo los soldados de presidios. Un año después, Francisco López Lope pide la libertad de su hijo, huido en las levas de los dos años anteriores, pues ha dejado de labrar sus barbechos y sus viñas, su hacienda se arruina y con la suya la del Rey y la de la Iglesia, es deudor de más de 500 reales de rentas, tercias y primicias. Todos ellos son vecinos con arraigo en el pueblo. Debemos pensar en aquellos hombres que habían visto en la milicia un reconocimiento social a nivel local y ahora están inmersos en una guerra distante de la que no saben si volverán. Los regidores, auxiliares del reclutamiento, se veían obligados a enviar al frente a aquellos que por redes clientelares constituían su base social. Nuevos hombres, que han comprado regidurías perpetuas se van incorporando al ayuntamiento en sustitución de la vieja oligarquía. El ayuntamiento colabora y pide a Santelices que no mande ejecutores contra la villa, se considera su coste insoportable, 150 reales del ejecutor Juan Pareja y 200 reales del escribano Juan Albiz. Se decide nombrar tres comisarios para todo lo anejo a las diligencias del corregidor, a saber, apresamiento de soldados fugitivos, presentes en la villa, y de los nuevos sorteados, entre los que hay hermanos y padres de los huidos sin paradero. El corregidor garantiza que los soldados vayan con prisiones a Molina, a cargo de cabo veterano, Alonso de Arcos, salvo que den imposible fianza de 500 ducados. Los gastos los ha de pagar el regidor Juan López Toledano, de los 4.400 reales que recibió todavía tiene en su poder 2.730 rls. Los pueblos intentan eludir sus obligaciones, pero el rigor no es menor. El 17 de marzo se presenta ante el corregidor Antonio Sevillano, el cabo Diego López Carbonel que ha conducido los 13 soldados de Vara del Rey. Han huido todos. El corregidor no se arredra y pide que los prendan y secuestren sus bienes muebles y raíces. Diego Embito de Robres, alcalde ordinario de la villa debe garantizar con su persona y bienes el cumplimiento de la orden. El corregidor Antonio Sevillano tiene fama ganada de perseguir a los soldados huidos por los campos. Acaba de mandar al alguacil ejecutor, Francisco de Salcedo, a Belmonte a apresar al soldado Juan Villarejo, vecino de San Clemente. Es un soldado huido de presidios, que se ha refugiado en tierra de señorío como también otros soldados de la conducción de Santelices. Apresado se le pone con el resto en la Roda, camino de Cartagena. No se repara en gastos: 70 reales de la comisión del alguacil que ha perseguido al soldado de presidio y 180 reales para pago de las actuaciones contra los milicianos por Pedro Nieto, verdugo de Belmonte. Los paga conjuntamente López Toledano, sin rechistar, aunque su dinero sea expresamente para milicias y no para presidios. El obrar de Rodrigo Santelices parece excesivo a la Junta de Ejecución, que por boca de su ministro José González advierte en mayo que “algunas de las cosas las dispone con mucha irregularidad y rigor; y particularmente no me puedo conformar en que quede puerta abierta a las justicias para que quede a su arbitrio la ejecución de las penas”. Junto con la arbitrariedad, se abre la puerta de las venganzas locales y lo que menos se desea es la anarquía y el enseñoramiento del particularismo. Habrá un giro en el modo de proceder. Los superintendentes se mantendrán, pero de las labores de reclutamiento se encargará el sargento mayor.

Fuentes:

  • AMSC. CORREGIMIENTO. SECCIÓN MILICIAS
  • Véase artículos en pdf