El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

lunes, 17 de septiembre de 2018

Martín Sánchez de Cantos el viejo

La figura de Martín Sánchez de Cantos ya ha sido estudiada por Aurelio PRETEL (1). La relectura de la ejecutoria de hidalguía de sus descendientes poco aporta. Íbamos buscando los orígenes de la familia en Villar de Cantos, pero la memoria oral de los hombres no llegaba más allá de los recuerdos de Martín Sánchez como un hombre de cuarenta y cinco años; poco aportaba pues de su padre Alonso Sánchez. Sin embargo, cualquier rincón de España necesita su héroe. La labriega Albacete también. Y la guerra del Marquesado dio esa oportunidad a este hombre que, en la propiedad de los ganados, había fundado su riqueza.

En 1537, los Cantos inician su pleito de hidalguía en la Chancillería de Granada contra el concejo de Albacete. Son tres generaciones: el bachiller Francisco de Cantos, hijo de Martín Sánchez de Cantos, Pedro de Cantos, nieto del mencionado,  y los biznietos Martín de Cantos, Pedro de Cantos y Gaspar de Cantos.

La hidalguía de los Cantos se fundaba en el privilegio que los Reyes Católicos habían concedido a Martín Sánchez de Cantos el viejo en la villa de Ocaña, el 13 de agosto de 1488
consyderando algunos buenos serviçios que vos Martín Sánchez de Cantos, veçino de la villa de Albaçete, nos avedes fecho especialmente al tiempo que la cibdad de Chinchilla e la villa de Albaçete e las otras villas e lugares del Marquesado de Villena se reduxeron a nuestro serviçio e obediençia e en alguna enmienda e rremuneraçión dellos tenemos por bien e es nuestra merçed e voluntad que de agora e de aquí adelante vos e vuestros hijos e hijas que agora avedes e ovieredes de aquí adelante e los que de vos e dellos vinieren para syempre jamás seades e sean omes fijosdalgo notorios de solar conoçido destos nuestros rreynos e devengar quinientos sueldos según costumbre de España

Pocos días antes de la concesión del privilegio de hidalguía, los Reyes Católicos habían pasado por la villa de Albacete. El paso de los Reyes Católicos por las villas de Albacete, San Clemente o Belmonte nos es conocido (2). Doña Isabel y Fernando estaban en Albacete el ocho de agosto, posando en la casa de Martín Sánchez de Cantos, venían de la guerra de Granada, tal como nos narraba un testigo del evento llamado Pedro López Lario
venyan por la dicha villa de Albaçete que dezían que venyan de las guerras del Rreyno de Granada posaron en las dichas casas del dicho Martín Sánchez el viejo difunto, padre del dicho bachiller Francisco de Cantos e ansymismo les vido quando partieron de la dicha villa que estando de partida la dicha señora rreyna doña Ysabel hizo llamar a la muger del dicho Martín Sánchez que se nonbraba de Barrionuevo e le dixo que pidyese lo que quisyese... como le avía fecho merçed al dicho Martín Sánchez de le hazer hidalgo a él e a sus hijos e deçendientes
A la salida de Albacete de los Reyes Católicos, Martín Sánchez de Cantos fue tras ellos, hasta obtener la ansiada carta de hidalguía en Ocaña. Martín Sánchez de Cantos sería reconocido como hidalgo y asentado como tal en los libros del concejo el 22 de septiembre de 1488. Por aquellos años se citan también como hidalgos en la villa a Hernando Alfaro y Hernán Rodríguez. Muestra de la zalamería de Martín Sánchez de Cantos para obtener su hidalguía son las palabras que aparecían al pie de la carta
carta de hidalguía para el huesped de vuestras altezas de Albaçete e sus hijos avidos e por aver


La carta de presentación de Martín Sánchez el viejo era la prestación de servicios a la Corona en las pasadas guerras del Marquesado.
que el dicho Martín Sánchez fue muy faboresçido de la corona rreal porque aviéndose rreduzido a la corona rreal destos rreynos de Castilla la dicha villa de Albaçete e otras muchas villas e lugares que al presente estaban en el dicho serbiçio de la corona rreal dicho Martín Sánchez en serviçio de los dichos señores rreyes con otros muchos vezinos de la dicha villa que tubieron su opinyón gastaron sus faziendas en defenderse que el marqués de Villena no entrase en la dicha villa de Albaçete a la tomar e le vido este testigo con su padre e con otros vezinos de la dicha villa muchas vezes armarse a salir fuera de la dicha villa fasta llegar a los muros e adarbes de la çibdad de Chinchilla para defender la dicha villa e que pasando el dicho marqués de Villena por çerca de la dicha villa con mucha gente de guerra este testigo este testigo vido como en la dicha villa de Albaçete se abarrearon e fizieron fuertes e enbiaron a desir al dicho marqués que no curase de entrar en la dicha villa porque ellos estaban en serbiçio de los rreyes de Castilla e por ellos abían de morir y el dicho marqués se pasó a la çibdad de Chinchilla que estaba por él e que a la sazón el dicho Martín Sánchez era prinçipal onbre en la dicha villa e onbre de muncho consejo e tal que toda la dicha villa se governaba por él y él que fue el que dio la dicha horden e yndustria para que todos se defendiesen e permaneçiesen en fabor de la dicha corona rreal e que después la dicha villa de Albaçete se juntó con el adelantado de Murçia don Pedro Fajardo en la çibdad de Alcaraz donde todos fueron sobre la dicha çibdad de Chinchilla e por fuerça de armas la tomaron e rreduzieron a la corona rreal de Castilla como al presente estaba y el dicho Martín Sánchez de Cantos como onbre prinçipal e un cuñado suyo que se dezía Montoya que hera casado con hermana del dicho Martín Sánchez de Cantos que fue capitán de la dicha gente de Albaçete sacaron la gente de ella todas las vezes que fue menester muchas vezes por cabsa de los rrebatos que de continuo avía por parte de la gente del dicho marqués de Villena e se estubieron en las guerras fasta que se rreduzió la dicha çibdad de Chinchilla a la corona rreal destos rreynos
El testimonio de Pedro López Lario, un pechero de 72 años, es una narración de primera mano del papel de Martín Sánchez en la guerra. El regidor Buche aún recordaba como la villa de Albacete se había atrincherado con carretas y maderas y como el marqués de Villena había rehuído el combate, dirigiéndose a Chinchilla. Acompañado, en la defensa de la villa,  Martín Sánchez, de su cuñado, Álvaro Montoya, una muestra de cómo los miembros de esta última familia tomaron partidos opuestos en la guerra.

Alonso Benítez, pechero de Albacete de 72 años hacia 1540, nos describe a Martín Sánchez de Cantos como
en el dicho tienpo (de las guerras del Marquesado) e sazón era ofiçial del conçejo e a la sazón del (sic) porque hera onbre de letras e de buen entendimiento e contino era ofiçial del conçejo e quando no lo hera era açesor e consejero del dicho conçejo e justiçia

La familia Cantos tuvo una intervención de primer orden en las aventuras militares en tiempo de los Reyes Católicos y de Carlos V. En la guerra de Granada participarían los hermanos Juan Soriano (según Pretel, nacido de un primer matrimonio)  y Alonso de Cantos. En tiempos de Carlos V, está probado su participación directa en el represión del movimiento valenciano de las Germanías
e que quando los lebantamientos que avía avido en estos rreynos de comunidades que se avía rrebelado e alterado la çibdad e tierra de Xativa nos avíamos enviado por capitan un Jorge Rruiz cuya era Valverde el qual vino con jente e llevó tanbién de la dicha villa trezientos peones e trenta de a caballo poco más o menos e avia traydo çédula e provisyón nuestra para que se enviase la dicha jente se pagase por vía de conçejo 
En Albacete, ya había desde comienzos de siglo un amplio elenco de caballeros armados, entre los que destacaban los Cantos. Los nombres de estos caballeros en 1505 eran: Alonso de Cantos y otro del mismo nombre, Martín de Cantos y su hijo del mismo nombre, Juan de Santacruz, alcalde, Gonzalo de Iniesta, alcalde, Juan Gómez de Piqueras, Francisco Martínez, regidor, Gil de Santacruz, Martín Sánchez de Verastegui, Juan Gómez de Vicen Pérez, Alonso de Villena, Luis de Arboleda y Juan Torres el mozo. Se nos conserva el asiento de Martín de Cantos el mozo y sus hijos para servir en la guerra
Yo Martín de Cantos, veçino de la villa de Aluaçete digo que vista la voluntad de su alteza que es quererse servir de una lança de mí e de otros sus vasallos deste marquesado como quiera que mi deseo y pensamiento es e a sydo e syenpre ynvitando a mi padre e ahuelos de le seruir de más y con más pues desto ser sirve que asiento una lança gineta por mi e otra por mi fijo Martín de Cantos y otra por mi fijo Pedro de Cantos que están so mi poderío paternal e son personas de hedad y sufiçiençia para las seruir con tanto e suplico a su alteza sy a otro alguno deste marquesado y su comarca fiziere merçed en le asentar dos lanças que la misma merçed yo pido y suplico se me faga pues en voluntad de seruir otro alguno no me tiene ventaja y lo mismo le suplico faga con mis fijos cuando casados fueren o por sy vinieren y tanbién digo que pues a los acostamientos antes de agora asentados su alteza les da mill mrs. cuando los llama a seruir sin el acostamiento ordinario que para esto estos sean dados a mí e a los dichos mis fijos pues en deseo de seruir no somos de menos condiçión que los otros lo qual vmil(de)mente a su alteza suplico por mi e por los dichos mis fijos y ellos fyrmaron sus nombres en presençia del dicho Françisco de Ulloa e de mi el dicho escriuano, testigos Françisco de Buenache escriuano e Françisco de la Torre e Alonso de Alcaras e Mateo Roldán veçinos de la dicha villa de Aluaçete. Martín de Cantos, Cantos, Pedro de Cantos 
(AGS, Cont. Sueldo, leg. 6 Asientos de acostamientos reales en la villa de Albacete. 1505)
Martín Sánchez de Cantos el viejo estaba casado con Juana García Barrionuevo. Del matrimonio nacieron Martín de Cantos, Juan Soriano (que murió en la guerra de Granada), Alonso de Cantos (que intervino en el cerco de Baza y acudiría después al llamamiento de Salses en 1503), Pedro de Cantos y al bachiller Francisco de Cantos. El hijo mayor casó con Juana Sánchez la Cana, hija de un vecino de Albacete llamado Miguel Sánchez. De este matrimonio nacieron Pedro de Cantos y Martín de Cantos. Este Martín de Cantos casaría con Elvira Alonso, hija de Francisco Alonso, vecino de Albacete. Tuvieron por hijos a Martín, Pedro y Gaspar. Estos obtuvieron nueva carta de hidalguía por sentencia de 13 de febrero de 1545, pues la hidalguía de los descendientes del bisabuelo había sido contestada por el concejo de Albacete. La carta ejecutoria es de 29 de marzo de 1545.



PRETEL MARIN, Aurelio: La consolidación de una oligarquía (Linajes de Albacete a finales de la Baja Edad Media). IEA "Don Juan Manuel". Albacete. 2001, pp. 95-100

PRETEL MARIN, Aurelio: "El viaje real de 1488 por el Marquesado de Villena y el juramento de los fueros municipales". Cultural Albacete. nº 21. 1988
 https://www.academia.edu/8552579/El_viaje_real_de_1488_por_el_Marquesado_de_Villena_y_el_juramento_de_los_fueros_municipales

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. HIDALGUÍAS. 301-17-8 y 10, y 302-282-9. Ejecutoria de hidalguía de los descendientes de Martín Sánchez de Cantos el viejo. Pleito. 1537-1545

sábado, 15 de septiembre de 2018

La guerra fronteriza de 1484 entre El Peral y Villanueva de la Jara

Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 14, 36. Ejecutoria del pleito litigado por Bartolomé de la Roda, vecino de Villanueva de la Jara (Cuenca), con Martín Remón, vecino de El Peral (Cuenca), sobre acusación contra Bartolomé de la Roda por asesinato. 1488


La exención de las villas al acabar la guerra del Marquesado fue una oportunidad para las nuevas villas. Al menos para aquellas que tenían un gran espacio disponible para la roturación de nuevas tierras y el aprovechamiento de pastos o montes. Tal era el caso de Villanueva de la Jara; otras, como Motilla de Palancar, que redujo a una relación de señorío a la vecina Gabaldón, buscaron ese espacio a costa de sus vecinos. Pero El Peral era un caso único, su término era escaso y además fronterizo con las dos mencionadas. Pasado el primer momento de euforia, la pequeña villa de El Peral comprendió cuanto se beneficiaba de los usos comunales de la Tierra de Alarcón y cuanto tenía que perder con los nuevos amojonamientos, que delimitaban los términos de las villa de realengo. Ya en un memorial de 1483, Juan Velázquez de Bonilla se quejaba de la grand angostura de una villa que no podía pasar sin los términos de sus vecinos y de la arrogancia de los jareños y motillanos, que presumen con violençia e tratan de perturbar e quebrantar a la dicha villa del Peral. El procurador peraleño había recibido poder del concejo de la villa que, por aquel entonces, se reunía en el cementerio de Santa María, anejo a la iglesia parroquial.

La limitación de términos de las villas recién eximidas del sojuzgamiento de los Pacheco fue fijada por el comisario real licenciado Francisco González de Molina en 1481. Pero el Peral no aceptó sus decisiones, negándose a aceptar el cerramiento de términos de Motilla y Villanueva de la Jara y recurrió ante el Consejo Real. De hecho, El Peral alegaba que no había sido citado en la fijación de términos por el licenciado Francisco González Molina; es más plausible creer que los peraleños nunca tuvieron intención de asistir a unos amojonamientos que sabían les dejaban cercados entre Motilla y Villanueva y reducidos sus términos a grand angostura. El Peral se aferró al uso inmemorial de mancomunidad de términos con Villanueva y Motilla, consiguiéndolo en el primer caso. El conflicto dio lugar a un largo pleito ante el Consejo Real, enredado en un enfrentamiento que adquirió momentos trágicos de gran violencia.

El Peral necesitaba imperiosamente los pastos y pinares jareños para sus ganados. Muestra de la importancia de sus ganados son las ochocientas cabezas embargadas a dos ganaderos peraleños, Alfonso Navarro y Juan de Sancho, al final de la guerra del Marquesado (1). En un principio, los jareños tomaron prendas a los pastores peraleños que entraban en sus términos, luego pasaron a poner cercas en sus términos para impedir la entrada de los ganados vecinos. Los peraleños fueron hasta un Consejo Real itinerante por las localidades de Santo Domingo de la Calzada o Agreda, hasta obtener una sentencia favorable dada en Vitoria el 17 de octubre de 1483, que ordenaba dejar las cosas tal como estaban al comenzar el pleito, es decir, la situación previa a las diligencias y sentencias del licenciado Francisco González de Molina: guardar el uso inmemorial del aprovechamiento comunal de los bienes. Para hacer cumplir el auto fue encargado Ruy Fernández de Córdoba, alcalde mayor de Chinchilla, que se aprestó a hacer cumplir la carta real con la que fue requerido por el procurador de El Peral, Juan de Motilla. El alcalde mayor no daría su mandamiento hasta finales de diciembre de 1484 para hacer cumplir la carta real. El dos de enero de 1485, el procurador de El Peral, se presenta ante el concejo de Villanueva pidiendo el cumplimiento de la carta del Consejo Real. Los jareños obedecieron la carta real, pero se trataba de un acatamiento puramente formal. Pues el diez de febrero era el concejo entero de El Peral el que se quejaba ante el Consejo Real de las fuerzas cometidas por jareños armados con ballestas contra los peraleños que habían osado entrar en los términos de Villanueva.

El conflicto tenía su motivación jurídica en la ambigüedad de la sentencia dada en 31 de marzo de 1481 por el licenciado Francisco González de Molina a la hora de fijar los términos entre El Peral y Villanueva de la Jara

dixo que dava e dio a la dicha villa de Villanueva de la Xara e adjudicó por término propio suyo çerrado e guardado desde el primero mojón que se echó donde parte término la dicha villa de Villanueva con la villa del Peral que solía partir desde allí por los otros lymites e mojones declarados e deslindados en el apeamiento de términos que se hizo para la dicha villa de Villanueva hasta dar en el postrimero mojón donde el dicho término se çierra con la dicha villa del Peral fuese suyo quedando a la dicha Villanueva todo el término suso deslyndado a la mitad de la legua que hera entre la dicha Villanueva e la villa del Peral (2) 

Para los vecinos del Peral, el licenciado Molina había dejado por amojonar una legua entre los términos de ambas villas, para que lo partiésemos por medio nos el dicho conçejo del Peral e la dicha villa de Villanueva. Denunciaban los peraleños cómo los jareños habían levantado mojones de cal y canto entre ambos pueblos, tomando y ocupando gran parte del término más allá de la media legua reconocida por la sentencia. Es decir, los jareños habían colocado su mojones a las puertas mismas de El Peral.


                     
Memorial de El Peral ante el Consejo Real. 1483. ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 949, PIEZA 13. Pleito entre El Peral y Villanueva por términos. 


La tensión estalló en 1484 entre ambos pueblos, cuando las disputas entre los jareños y los peraleños se desataron de forma violenta y entre
las dichas villas ovo grandes dyferençias e questiones sobre los térmynos que cada una de la dichas villas dezían pertenesçerles sobre lo qual pelearon de una parte a otra e ovo muchos feridos e muertos entre los quales dis que fue muerto juan lopes de berdejo vesino de la villa del parral (quiere decir El Peral), el qual murió en pelea peleada (3)
Aparte de Juan López Berdejo, hubo otros heridos, cuyos nombres desconocemos. La violencia de los enfrentamientos, sin embargo, no fue castigada por la justicia del Marquesado de Villena, optando la Corona por otorgar un perdón general y evitar avivar los enfrentamientos. No hemos de olvidar que apenas hacía cuatro años que la guerra del Marquesado había terminado. Pero pasados tres años, los parientes de Juan López Berdejo resucitaron su caso y pidieron justicia ante el Consejo Real, solicitando el castigo de los autores de su muerte: Bartolomé de la Roda y Juan Pardo, vecinos de Villanueva de la Jara. Contra ambos se emitiría orden de prisión por el alcalde mayor Juan de Burgos. Las actuaciones del alcalde mayor no parece que fueran del agrado del Consejo Real, que consideraba el enfrentamiento entre ambos pueblos como peleada de conçejo a conçejo en el canpo, y dado el carácter colectivo y masivo de la lucha, de nuevo determinó la libertad de los culpables, que se podían acoger al perdón general dictado tres años antes, pues tal como se decía por seruiçio de dios perdonaron qualesquier culpa e cargo que touiesen en la dicha muerte.

Ya el 15 de marzo de 1480, el concejo de El Peral había manifestado su temor por los quistiones y debates que por términos se estaban produciendo entre ambas villas (4). Las disputa de ambas villas por los términos vino precedida en octubre de 1483 por la intervención del gobernador Pedro de Vaca para poner orden en otro tema no menos espinoso que el de los términos; nos referimos a las tierras comunales del antiguo suelo de Alarcón y que ahora eximidas las villas intentaban cerrar su aprovechamiento en beneficio propio. No creemos que la intervención del gobernador acabara con las penas y secuestro de ganados que una y otra villa imponían a los vecinos del otro pueblo para impedir el uso de los comunales (5). Especialmente problemático era la recogida de la grana, monopolio hasta hacía unos años de la villa de Alarcón y de su señor el Marqués de Villena y cuya explotación intentaron arrogarse las villas, en tanto la Corona ordenaba su explotación y fiscalidad en beneficio propio. Seis meses antes el gobernador se había visto obligado a intervenir por el tema que desataría la pelea: el amojonamiento de los términos. Ya entonces los vecinos de El Peral, por boca de su procurador, avisaban del clima que se vivía entre las dos villas

que se esperan entre ellos grandes quistiones e debates e contiendas que a nos supondría rrecresçer gran deserviçio e a las dichas villas e a los vesynos e moradores dellas grandes dapnos e costas (6)
Así el ambiente era lo suficientemente tenso como para que un año después las pasiones se dispararan y acabaran de forma cruenta. Las disputas se produjeron en la raya de separación de los términos de ambas villas, aunque por los testimonios parece que en terreno de El Peral, donde los jareños se habían internado. El debate fue más allá de las palabras; algo lógico si pensamos que los vecinos de ambos pueblos habían llegado hasta allí armados con lanzas. El lugar exacto del enfrentamiento fue la llamada senda del Calderoncillo y la fecha el tres de mayo de 1484, día de los apóstoles Felipe y Santiago el menor. De la inquina del asesino, Bartolomé de la Roda, con ánimo diabólico se nos dice, se infiere que los jareños llegaron determinados a defender sus derechos territoriales y el hecho de que la víctima fuera el alcalde peraleño, blandiendo vara de justicia,  no fue hecho casual.

podía aver veynte e nueve meses poco más o menos en un día jueves día de San Felipe e Jacome auía salido el dicho Juan López Verdejo como alcalde con la vara de la nuestra justiçia en la mano a poner paz en çierto debate que aquella sasón acaesçiera entre veçinos de la villa de Peral e çiertos veçinos de Villanueva de la Xara sobre rrasón de los términos de entre las dichas villas e diz que estando el dicho debate en el término e juridiçión de la dicha villa del Peral obrado quatro tiros de ballesta de la dicha villa del Peral poco más o menos a la parte de fasia el camino de Villanueva en la senda que disen de Calderonçillo andando el dicho Juan López Verdejo poniendo paz entre ellos con la vara de la nuestra justiçia en la mano saluo e seguro so la fee e guarda e anparo e defendimiento nuestro no fasyendo ni diziendo por qué mal ni daño ni otro desaguisado ninguno deuiese de rresçebir rrecudieran ende contra él Bartolomé de la Rroda e Juan fijo de Gil Martínez de Paracuellos moço de Juan Cabañero veçino de la dicha villa e con poco themor de Dios nuestro señor e nuestro en gran ynjuria e ofensa e menospreçio de nuestra justiçia e de la vara que en la mano traya a la sasón e rrepresentó con la vara de la nuestra justiçia nuestras personas rreales dis que el dicho Bartolomé de la Rroda con ánimo diablórico arremetiera al dicho Juan Lópes alcalde e le diera una lançada por debaxo de la tetylla derecha por manera que con el fierro de la dicha lança con que le diera le atrabesara el braço derecho y encarnara en su mesma carne e le atravesara el cuerpo e estado caydo en el suelo de la dicha ferida el dicho Juan asymismo arremetiera a él e le diera otro golpe con un fierro de una lança que traya por el vientre que lo atravesó e le ronpiera sus tripas en tal manera que de los dichos golpes de lanças el dicho Juan Lopes murió (7)

El proceso contra los autores de la muerte sería rescatado por los descendiente de la víctima, su nieto Juan Berdejo y Martín Remón, dos años y medio después. Tras un primer intento de que conociera el caso el bachiller Ortiz, alcalde mayor del Marquesado de Villena, la causa fue llevada a la audiencia de su sucesor el bachiller Juan de Burgos. Por entonces, era gobernador del Marquesado, Pedro de Vaca. El proceso pronto derivó a un conflicto de jurisdicciones. El Peral solicitó la confiscación de bienes y apresamiento de los asesinos, que debían ser llevados a la cárcel de El Peral, pues el delito se había cometido en el término de esta villa. Pero el alcalde mayor, temeroso de las represalias, decidió que los acusados, en especial el principal de ellos, Bartolomé de la Roda, debían ser llevados a la cárcel de Iniesta. Para cumplir la orden se requirió a los alcaldes de Villanueva de la Jara, Juan de Mondejar y Antón Clemente, y al alguacil Alfonso de Ruipérez a que ciertos vecinos de la villa apresaran a los acusados, bajo pena de doscientos mil maravedíes, aplicados a la guerra de los moros, en caso de incumplimiento. La orden fue incumplida por los jareños. Entre los condenados jareños, algunos de los más significados de la villa: miembros del clan de los García, declarados almagrados en la guerra pasada del Marquesado; Juan de Villena, Pascual de Atalaya, Afonso de la Osa, Juan Prieto, Juan Tabernero o Pedro de Almansa. 

La causa de criminal había derivado en imposición fiscal de la Corona para sufragar la guerra de Granada. Por esa razón, no es de extrañar que Villanueva de la Jara llevara su causa (la particular de dos vecinos inculpados por muerte violenta, Bartolomé de la Roda y Juan Pardo) ante el Consejo Real. El hecho de que la villa de Villanueva de la Jara hiciera suya la causa de sus dos vecinos acusados respondía a algo más que el temor de una pena pecuniaria. Los jareños se inculparon colectivamente ante el Consejo Real de la muerte del alcalde del pueblo vecino de El Peral, presentando el caso como una pelea colectiva en la que intervinieron en sendos bandos encontrados numerosos vecinos de las dos villas. 

El Consejo Real se desentendió de un espinoso caso en el que estaban implicadas dos de las principales villas aliadas de la Corona en la pasada guerra del Marquesado. Se acordó derivar el caso a los Alcaldes de Casa y Corte. La causa adquirió una veste política que traspasaba los estrechos límites jurídicos. Esta es la razón por la que se buscó la conciliación de las partes: los herederos del asesinado Juan López Berdejo (sin duda con indemnización de por medio) perdonaron a los asesinos de su pariente, los jareños Bartolomé de la Roda y Juan Pardo, hijo de Gil Martínez. La sentencia, dada en Valladolid en veinte de junio de 1488, venía a recoger ese compromiso.

A la larga, el pequeño pueblo de El Peral, pueblo litigante donde los haya, fue escuchado por el Consejo Real y la Chancillería e Granada, logrando la tan deseada comunidad de pastos y aprovechamientos con su vecina Villanueva de la Jara.


-------------------------------------------

NOTAS

(1) Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148003, 233 Emplazamiento a Beatriz Fernández por robo de ganado a vecinos de El Peral. 1480

(2) ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 949, PIEZA 13. Pleito entre El Peral y Villanueva por términos. 1483. Este expediente contiene la comisión del licenciado Francisco González Molina para fijación de términos de las villas eximidas del Marquesado.

(3) Archivo General de Simancas, RGS, Leg, 148711, 13. Perdón a los vecinos de la villa de Villanueva de la Jara y del Peral que lucharon por los términos de ellas. 1487. 

(4) Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148003, 223. Comisión en las diferencias de términos entre El Peral y Villanueva de la Jara. 1480 

(5) Archivo General de Simancas, RGS, Leg., 148310, 128. Pleito por bienes comunales entre Villanueva de la Jara y El Peral. 1483

(6) Archivo General de Simancas, RGS, Leg, 148003, 223. Comisión en las diferencias de términos entre El Peral y Villanueva de la Jara. 1483

(7) Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 14, 36. Ejecutoria del pleito litigado por Bartolomé de la Roda, vecino de Villanueva de la Jara (Cuenca), con Martín Remón, vecino de El Peral (Cuenca), sobre acusación contra Bartolomé de la Roda por asesinato. 1488








lunes, 10 de septiembre de 2018

Los Valenzuela: de arrendadores de abastos a hidalgos de sangre

El pleito de hidalguía de Gómez de Valenzuela con la villa de San Clemente comenzó el 15 de mayo de 1514, cuando Goméz de Valenzuela acudió a la Chancillería de Granada, agraviado por entrar en los padrones de los pecheros. No sabemos por qué Gómez de Valenzuela llegó a San Clemente hacia 1495, donde estaba casado con María Fernández.

Sus padres eran Alonso de Valenzuela y Juana Gómez, vecino de Mohorte, y su abuelo Gabriel López, casado con María López, vecinos de Cuenca. La casa de los Valenzuela posiblemente se situara en la calle actual de los Caballeros, o al menos allí vivía un Valenzuela, años después. Alonso Zapata había coincidido viviendo doce años en el lugar de Mohorte con Gómez de Valenzuela. El padre, según los testigos había muerto hacía 20 años y el abuelo, treinta años. Los Valenzuela, tenían una casa en Mohorte, donde se dedicaban a sus ganados

porque el dicho su ahuelo tenía en el dicho lugar de Mohorte una casa en la qual venía en desquilar su ganado


La hidalguía había sido ganada supuestamente por el abuelo Gabriel López hacia 1456, como luego veremos. En poder de Gómez Valenzuela estaba un traslado de la sentencia reconociendo hidalguía y cartas de servicio de Gabriel López. Pero para lo que unos era privilegio de hidalguía para otros era simple privilegio de caballería,

de una escritura de abtos e sentençia arbitraria que estava firmada de Juan de Porras nuestro escriuano e rrescebtor que fue en la dicha nuestra abdiençia por la qual constava que Grauiel López visahuelo de las partes contrarias avía sido cavallero guisado e cofrade de la cofradía del señor Santiago del cabildo de cavalleros de guisados e por aquella rrazón él e sus deszendientes e las partes contrarias se avían excusado de no pechar e no por ser hijosdalgos
A pesar de las dudas, Gómez de Valenzuela ganaría su hidalguía por sentencia de 8 de abril de 1515, confirmada el 19 de enero de 1524. La ejecutoria vendría dada por carta de 7 de junio de 1524. Mientras, Gómez de Valenzuela asentaba su posición en San Clemente emparentando a sus hijos con los Montoya, Tébar y con los Guedeja.

La hidalguía de Gómez de Valenzuela fue contestada ya por el concejo de San Clemente en 1528, que acusaba al primerizo hidalgo de haber contado con el favor del caballero Antón García, cuyo prestigio, ganado en la guerra de Granada, donde sería armado por el mismo Fernando el Católico, nadie discutía. Los acusadores, o acusador, pues la denuncia partía de Alonso Álvarez de Villarreal, decían que Gómez de Valenzuela era caballero armado pero no hidalgo. La condición de caballero armado no se transmitía a los descendientes. La acusación permaneció dormida once años, pero en 1539 las acusaciones del concejo de San Clemente se redoblaron contra Alonso de Valenzuela, el hijo de Gómez, que había fallecido en 1538. Seis años después, en 1545, se pedía se revocase la ejecutoria de 1524. A decir de los testigos en la revocación de la hidalguía había sido clave la declaración del tal Alonso Álvarez de Villarreal. El detonante había sido el impago de sus servicios como procurador de Gómez de Valenzuela con unas alfombras prometidas; pero los motivos reales se nos escapan. Lo que no cabe duda es que la denuncia de Alonso Álvarez de Villarreal acabó con las aspiraciones de hidalguía de los Valenzuela durante cien años.

Mientras que los hermanos Alonso y Bernardino de Valenzuela, vecinos de Cuenca, intentaban ganar  su hidalguía ante el concejo de esta ciudad. En San Clemente intentaba hacer lo propio el hijo de Gómez de Valenzuela, Alonso, con los testimonios de vecinos favorables de la villa de San Clemente. Alonso había pasado sus años de mocedad en Castillo de Garcimuñoz, se había casado en Belmonte con Juana Montoya, vecina de Vara de Rey, y ahora vivía en San Clemente. La Chancillería de Granada dictó el 21 de octubre de 1550 sentencia contraria y revocatoria de la hidalguía de Gómez de Valenzuela. En la decisión pesó sin duda las pruebas aportadas por el concejo de Cuenca contra los hermanos Alonso y Bernardino, vecinos de esa ciudad y deudos de los Valenzuela sanclementinos.

El concejo de Cuenca en 1543, con motivo del pleito de hidalguía de los hermanos Alonso y Bernardino Valenzuela (que perderán), llegó a negar la descendencia misma de los Valenzuela de Gabriel López de Valenzuela, alegando que el único de tal nombre existente en los padrones de Cuenca de mediados del siglo XV era un tal Gabriel López de Cuenca, que poco tenía que ver con un caballero armado o hidalgo. No obstante los hermanos Bernardino y Alonso obtendrían sentencia favorable de hidalguía el 21 de enero de 1545. La sentencia sería revocada el 14 de septiembre de 1546. Una de las razones dadas fue que los traslados de las escrituras que apoyaban la pretendida hidalguía no habían sido sacados de archivo público, sino que obraban en poder de particulares como Hernando de Valdés. La conexión enseguida derivó a la acusación de judeoconversos de los Valenzuela. El concejo de Cuenca presentó una escritura en que se acusaba directamente a Juan de Valenzuela , tío abuelo de los hermanos Alonso y Bernardino
e fazía presentaçión de una escriptura sacada por virtud de una nuestra carta e provisión rreal del santo ofiçio de la Santa Inquisiçión de la çibdad de Cuenca por donde constava que el dicho Juan de Valençuela hermano del ahuelo de las partes contrarias e Françisco de Valençuela constava e paresçía ser conversos syn otra distinçión alguna
Los hermanos Valenzuela no alegaron nada y, quizás preocupados por la deriva del pleito, pidieron que se concluyera el pleito. La sentencia definitiva de 21 de agosto de 1548 ratificaba definitivamente a los Valenzuela como hombre llanos y pecheros.

Los López de Cuenca han sido localizados por JARA FENTE como arrendadores de la sisa del vino y de la carne de la ciudad de Cuenca desde los años cuarenta del siglo XV (1). Empadronados como pecheros; Gabriel López de Cuenca sería empadronado en 1445 y años sucesivos (un sobrino suyo ya aparece como pechero en 1437). No obstante, el mismo Gabriel López Cuenca intenta obtener en 1456 carta de hidalguía, sin que sepamos si la llegó obtener como nos dirá su nieto Gómez de Valenzuela (2). Este mismo Gabriel López de Cuenca nos aparece como arrendador de la dehesa de la Vega del Codorno en 1454 (3). De arrendadores y abastecedores de vino y carne de la ciudad, los López de Cuenca pasarían a arrendadores de dehesas, ya como ganaderos. Los procesos inquisitoriales influirían en su decisión de dejar la ciudad de Cuenca y establecerse en Mohorte. De allí el paso a San Clemente, donde los Valenzuela enlazarían con las principales familias como los Guedeja, procedentes de Alcaraz, o los Tébar.

Cuando en 1597, el sanclementinos Gómez y su sobrino Alonso de Valenzuela pleitean de nuevo por su hidalguía, se intentan recuperar los padrones de hidalgos de 1531 a 1537 de la ciudad de Cuenca. Todos estos padrones han desaparecido de su archivo; la esperanza se centra en encontrar las pesquisas que el corregidor Blasco Núñez Vela llevó el año 1535 para averiguar los hidalgos existentes en la ciudad y tildar (borrar) de los padrones de hidalgos a los que no eran tales. El problema radicaba en que la relación de los hidalgos de 1535 había sido copiada de nuevo por un fraile trinitario por estar la dicha copia en muchas partes borrada enmendada escripta en muchas partes entre rrenglones sobrerraído y en las márgenes sin estar salvado. El escribano Pedro Velázquez al sacar traslado de dicha copia sesenta y dos años después la consideraría sospechosa. Para la elaboración del padrón de 1535, el corregidor Núñez de Vela había partido de los padrones de 1530, 1523 y 1495 por manera que muestran posesión de quarenta años e porque sus ahuelos de los susodichos murieron antes de la copia de los quarenta años que su boto es que los que fueren excluidos por no mostrar si sus ahuelos heran exentos en las copias de los años de antes de noventa e çinco paresçen por no estar aquí en la çiudad el escriuano mayor del ayuntamiento que si a los que toca mostraren copias de antes del año de noventa y çinco como sus padres e ahuelos estavan asentados en las copias que estos tales su voto y pareçer es que no pechen. La relación de exentos venía acompañada por otra relación de hidalgos dudosos

Relación de exentos de la ciudad de Cuenca de 1535 (I)
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de  Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597

Relación de exentos de la ciudad de Cuenca de 1535 (II)
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de  Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597

Relación de exentos de la ciudad de Cuenca de 1535 (III)
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597


Hidalgos dudosos en 1535 de la ciudad de Cuenca
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597
Los Valenzuela tampoco obtendrían ejecutoria de hidalguía en 1597, ante las dudas que planteaban los padrones de Cuenca de 1535. Se haría esperar la concesión hasta 1633, cuando una nueva saga de litigantes de la familia llevó su caso a Granada. Eran los hermanos  Diego y el capitán Pedro, hijos de Alonso de Valenzuela y María de Perona, y su sobrino Alonso de Valenzuela, hijo del fallecido Gregorio de Valenzuela, que había fundado capilla en la iglesia de Santiago,  y un cuarto hijo llamado Gómez de Valenzuela, ya fallecido, casado con Mariana de Zalbide y Artigas, cuya hija Mariana de Valenzuela había casado con el mencionado Alonso.

Todos ellos vecinos de San Clemente. Los bienes de la familia se procuraron mantener indivisibles con la creación de un mayorazgo en fecha que desconocemos, aunque ya Gómez de Valenzuela y su mujer María Fernández beneficiaron en un tercio y un quinto los bienes recibidos por el hijo mayor Alonso. Gómez  de Valenzuela y su mujer Juana de Montoya testarían el 29 de mayo de 1535. Además de los bienes legados favoreciendo al hijo mayor Alonso, se fundaron unas memorias de misas, de las que nombraron patrón al mencionado Alonso. Sería Alonso de Valenzuela, junto a su mujer Juana de Montoya, el que fundara mayorazgo. Por muerte del hijo mayor Gómez, el mayorazgo pasaría a su hijo menor Alonso, y éste lo transmitiría a su hijo mayor Gregorio, que, junto a su mujer Bernardina Guedeja de la Cerda, agregaría nuevos bienes a la memoria y mayorazgo, que comenzó a ser conocido como el mayorazgo de Gregorio Valenzuela. El mayorazgo pasará al hijo mayor del matrimonio, Alonso, que además había tenido otros dos hijos: Catalina de Valenzuela y Gastón de la Cerda.

Desde Gabriel López hasta los nuevos pretendientes habían pasado seis generaciones. El pretendiente de 1633, Alonso era
hixo lexítimo de don Gregorio de Balenzuela y doña Bernardina Guedexa de la Zerda su muger y nieto de Alonso de Balenzuela y doña María de Perona su lexítima muger y bisnieto de Alonso de Balenzuela y Juana de Montoya su lexítima muger y rrebisnieto de Gómez de Balenzuela y de María Fernández si lexítima muger y quinto nieto de Alonso de Balenzuela y Juana Gómez su muger y sexto nieto de Gauriel López de Balenzuela y María López su lexítima muger 
El pleito de los años treinta se fundamentó en reconocer a los Valenzuela como hidalgos de sangre. Tal opinión se fundaba en el mérito ganado en el seno de la sociedad sanclementina. Debió ser fundamental en dicho reconocimiento la alianza matrimonial de Gregorio Valenzuela con Bernardina Guedeja. La relación entre los Guedeja y los Valenzuela venía de antaño, cuando Bernardina Valenzuela, hija de Gómez Valenzuela y María Fernández, había casado con el licenciado Juan Guedeja. El resto vino después: el licenciado Villanueva, fustigador de hidalguías, reconocía a los Valenzuela su origen en Córdoba. Curiosamente el apellido Valenzuela venía aportado por la mujer de Gómez, el primero de la saga que llegó a San Clemente, María Fernández de Valenzuela y cuyo segundo apellido siempre se mantuvo callado.


Francisca Fernández de Valençuela abuela por parte de presente de mi señora doña María de Valderrama que casó con el señor don Jorge de Mendoça, fue ija de Diego López de Valençuela natural de la ciudad de Toledo y de Inés de Araque natural de Villalgordo, aldea del Castillo de Garcimuñoz y nieta de Grabiel López de Valençuela y María López de Quiñones, naturales de Córdoba, que vinieron a la dicha ciudad de Toledo con Diego López de Valençuela fue hermano de Alonso de Valençuela quarto abuelo de don Alonso de Valençuela que es familiar del Santo Oficio que oy vive y es nacido en San Clemente, el qual en 18 días del mes de marzo de 1633 sacó sentencia de reuista y executoria de ijo dalgo en posesión y propiedad por la baronía de Valençuela que la probó con escriuanos en Granada...Demás de lo dicho Gómez de Valençuela tercero abuelo de dicho don Alonso de Valençuela que sacó dicha executoria casó con María Fernández de Valençuela, hermana entera de dicha Françisca Fernández de Valençuela y la dicha casó con Gonçalo de Origüela en San Clemente= primos hermanos dicho Gómez y María Fernández de Valençuela su mujer y consiguientemente primo hermano dicho Gómez de dicha Francisca Fernández de Valençuela= (4)


El 18 de marzo de 1633 los Valenzuela eran reconocidos como hidalgos por la Chancillería de Granada. Se declaraba nula la sentencia de 21 de octubre de 1550 que había declarado pechero a Alonso Valenzuela el mayor y restituía la ejecutoria ganada por Gómez de Valenzuela el siete de junio de 1524. La sentencia sería ratificada el 21 de mayo de 1524. La carta ejecutoria sería expedida el 23 de septiembre de 1633. Hoy se nos conserva en el Archivo Histórico de San Clemente (5).

Probanzas de 1514, de la probanza de Gómez Valenzuela

Testigos: Alonso Zapata, vecino de San Clemente, hidalgo, 60 años
Martín Fernández, vecino de Mohorte, hombre pechero, 55 años
Juan de Belvis, vecino lugar de Mohorte, 55 años
Antón García, vecino de San Clemente, hidalgo, 52 años

Probanzas de 1545, de la probanza de Alonso de Valenzuela, hijo de Gómez


Hernán González de Origüela, vecino de San Clemente, pechero de 70 años

Martín Sánchez del Castillo, vecino de San Clemente, pechero de 72 años
Juan Caballón, vecino de San Clemente, pechero de 75 años
Alonso de León carpintero, vecino de la ciudad de Cuenca, pechero, 70 años
Juan de Moya, vecino de Cuenca, pechero de 75 años
Pedro Ruiz de ?????, guisado de caballo de la ciudad de Cuenca por la colación de San Gil, 70 años

Probanzas de 1633 a favor de los hermanos Valenzuela

Don Diego de Alarcón de la Torre, vecino y natural de la villa de la Roda, y regidor y guarda mayor de ella, 44 años. Posee en  San Clemente los heredamientos de Villalpardillo
Juan Castillo Villaseñor, vecino de San Clemente de 56 años, hidalgo
Juan González de Garnica, vecino de San Clemente, 72 años, escribano público e hidalgo
Juan Copado, vecino de San Clemente, de más de 70 años
Pascual Ballestero, vecino de San Clemente, hombre llano pechero de 64 años
Alonso de Palacios, vecino de San Clemente, pechero de 70 años.


(1) JARA FENTE, José Antonio: Concejo, poder y élites, la clase dominante de Cuenca en el siglo XV. CSIC. Madrid. 2000, pp. 308, 426, 438 y 439
(2) Ibídem, p. 357, nota 450
(3) Ibídem, p 443
(4) BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA, Mss. 3251, Linajes de España, fols. 300, 301 y 302
(5) AHMSC. Ayuntamiento. Legajo 32/27



AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-5-3, 7 de junio de 1524, Ejecutoria de hidalguía de Gómez de Valenzuela, natural de Cuenca y vecino de San Clemente

AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-1-31, 29 noviembre de 1548. Denegatoria de hidalguía de los hermanos Alonso y Bernardino de Valenzuela, vecinos de Cuenca
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-181-382, Denegatoria de hidalguía de los hermanos Gómez y Alonso de Valenzuela, año 1597
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 501-76-5, Denegatoria de hidalguía de Alonso, Diego, Pedro y Marianam mujer de Alonso, de Valenzuela. 1632
AChGr. HIDALGUÍAS, Sign. antigua, 301-112-17, Ejecutoria de hidalguía de de Alonso, Diego, Pedro y Mariana, mujer de Alonso, de Valenzuela. 1633

sábado, 8 de septiembre de 2018

Villalgordo del Júcar (1787)



Villalgordo del Júcar, aldea de Villanueva del Júcar, y con gran parte de su término perteneciente a Alarcón (que disfrutaba de las dehesa de Galapagar y la ribera del Júcar). Para 1672, se emancipa como villa de Villanueva de la Jara y cierra su término (a costa de los viejos propios de Alarcón). Una población con cierto impulso demográfico. De sus pocas más de mil almas, al año morían entre cuarenta y cincuenta, nacían sesenta. Su economía se fundaba en los granos y la vid. De las viejas dehesas, ahora en 1787, apenas si queda nada.






Villalgordo del Júcar, pueblo de trescientos vecinos de la Mancha en Castilla la Nueva, está situado a la izquierda del río Júcar, bajando agua abajo, en una llanura algo elevada sobre dicho río, como a la distancia de ciento cincuenta pasos y como a la de trescientos de un gran puente de seis ojos para su tránsito bastante capaces y cuya fábrica es de piedra de sillería de la mayor firmeza y estructura, por su fundamento que es un peñasco a la reserva de la cubierta con sus antepechos de lo mismo, y viene a rematar por la parte opuesta en una parada de molino de seis piedras con una habitación muy capaz y una gran huerta y olmeda que hacen el sitio ameno y delicioso, esto es propio del señor de Minaya.

Ignórase cuándo y por qué se fundó, pero se deduce ser muy antiguo el tiempo de la población, por haberse encontrado por los años de sesenta del presente siglo algunos sepulcros cerrados así de piedra como de plomo y en ellos huesos de personas con varias monedas de cobre, que bien registrados solo se podía advertir Rómulo. Lo que se sabe de cierto, que siendo aldea de la jurisdicción de Villanueva de la Jara se hizo villa en el año de 1672 por concesión de la Reina Gobernadora, doña Mariana de Austria, en la menor edad del señor Carlos Segundo, con privilegio de no reconocer juez de alzadas ni otro superior que la Chancillería de Granada, a cuyo distrito corresponde, o al Real y Supremo Consejo de Castilla. No tiene armas particulares y solo usa de las reales y se gobierna por dos alcaldes ordinarios, dos regidores, un alguacil mayor, procurador síndico y dos alcaldes de la hermandad, que anualmente se gobiernan por el ayuntamiento. Tiene cura propio, con una iglesia parroquial cuya titular y patrona como de todo el pueblo es Santa María Magdalena, y además a la orilla del pueblo como al mediodía hay una ermita muy decorada, dedicada al señor San Roque por los años de treinta de la era presente, con ocasión de una enfermedad contagiosa y mortal que se padeció en el ... generalmente y luego que invocaron la protección del santo, ofrecieron levantarle templo y celebrar su día sanaron enteramente de su dolencia.

Esta villa dista quince leguas mirando al norte de la ciudad de Cuenca, capital de este obispado e intendencia y de la villa de San Clemente, que es cabeza de este partido se halla separado cinco leguas al poniente, dos lugares confinantes son por el saliente Tarazona y el Quintanar del Rey, cada una a la distancia de dos leguas y a la mitad se hallan las caserías de las Escobosas, despoblado y que únicamente sirven en el día para habitación de los labradores en las temporadas que se ocupan en este sitio. Mirando al norte y a la distancia de dos leguas y media está el Picazo por las márgenes del río Júcar y subiendo el dicho río a los tres cuartos de él molino de seis piedras que llaman el Batanejo con una huerta y arboleda bien frondosa y más arriba como legua y media hay otra rueda de molino de cuatro piedras que dicen de los Nuevos. Por el poniente están las casas de Benítez y Casas de Guijarro cada una distante una gran legua y finalmente al mediodía y distante dos leguas se halla la Roda y a la de una está Fuensanta y en medio del camino mira a esta, están las casas del Carmen que son de la jurisdicción de Vara del Rey, en estas casas como a doscientos pasos se mira la cueva do hizo ejemplar penitencia en hábito de hombre la venerable doña Catalina Cardona (¿o Córdoba?)de la casa de este nombre por los años de 1560 y la que fundó en el mismo sitio un convento del Carmen descalzo en tiempo de Santa Teresa, el cual después se trasladó y se halla en Villanueva de la Jara, lo está igualemente el cuerpo de esta Venerable.

El término y jurisdicción de esta villa se extiende del mediodía al norte legua y media y de saliente a poniente una legua, cuyo terreno es de la mayor calidad para cosecha de granos por lo muy arenoso y en más proporción para plantío de viñas y olivas de que hay en mayor abundancia, como también de azafrán, por lo que regulado por un quinquenio producirá anualmente de trigo como nueve o diez mil almudes y de cebada, centeno y avena siete mil, de vino quince mil arrobas y de muy buena calidad porque lo llevan para Madrid, de azafrán seiscientas libras de tostado y de aceite setecientas o novecientas arrobas. Abunda igualmente de mucha hortaliza por las muchas huertas que hay en su comprensión, de donde se surten los pueblos vecinos de fruta y finalmente de arboledas que lo hacen bien divertido. No tiene montes ni otras dehesas, que una de pinar hacia el norte y otra de mata parda hacia el mediodía (la llamada de Galapagar), ambas de corta consideración.

Tiene dos escuelas, la una para niños y la otra para niñas, pero sin otra dotación que lo que estos contribuyen mensualmente según la costumbre y alguna asistencia con que el cura párroco ayuda voluntariamente a este efecto.

Las enfermedades que son más comunes son tercianas, tabardillos y algunos dolores de costado y su curación la respectiva y regularmente prueba bien la sangría, por lo que el número de muertes suele ser de cuarenta a cincuenta anualmente de todas clases y edades y el de nacidos de sesenta poco más o menos. 

Es cuanto puedo decer en cumplimiento de la orden de S. I. I. comunicada a este efecto con el interrogatorio remitido por don Tomás López, Geógrafo de su majestad, a que acompaño el mapa de la vuelta, que he procurado formar con el mayor cuidado, Villalgordo del Júcar, y abril 19 de 1787.

Juan Joseph Duque


BNE. MSS.MICRO/14485 (Mss. 7293)  Correspondencia, relaciones y mapas enviados a don Tomás López, geógrafo de los dominios reales, de poblaciones del Reino Murcia y Castilla la Nueva. 1786-1788

jueves, 30 de agosto de 2018

Algunas noticias históricas de Santiago de la Torre al calor de un reclutamiento

Don Antonio Pacheco Treviño era señor de Santiago de la Torre, un mayorazgo fundado por Alonso Pacheco en 1603 y que ahora andaba en disputas familiares. La pretendida jurisdicción que pretendía sobre el lugar no parecía muy asentada, pues desde la villa vecina de El Provencio era discutida una y otra vez. En 1649 el conflicto vino por el reclutamiento de soldados para la guerra. El Provencio, en el cupo de soldados asignados a cada villa, debía aportar dos soldados. Qué mejor forma de conseguirlos que en el pequeño lugar de Santiago de la Torre
que el día diez y nueve de marzo deste presente año dos oras antes de amanezer el dicho Juan Romero y Alonso Romero (alcalde ordinario y regidor de El Provencio, respectivamente) de mano armada y llevando consigo quatro o cinco pistolas cortas y escopetas y otras armas ofensivas y defensivas acompañados con otras personas sobre hecho y como pensado entraron en el término y jurisdicción de la dicha villa de Santiago de la Torre y poblado de ella y fueron a las casas de María Romana y María López mujer de Bartolmé Yubero y Francisco López y violentamente y por fuerza entraron en la dicha casa y la  miraron toda y abiendo hallado en ella durmiendo en su cama a Juan de Piqueras hijo de Bartolomé de Piqueras lo levantaron de la cama y lo prendieron y llevándolo asido lo llevaron maniatado en las ancas de un caballo y desta suerte se lo lleuaron diziendo que se lo llevauan para la leua  (ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 2942, PIEZA 4)
El reclutamiento compulsivo de Juan Piqueras no se diferenciaba del de otros jóvenes, que literalmente agarrados cuando volvían del trabajo ya de noche o sacados de sus casas eran raptados para cumplir el cupo asignado a cada pueblo. Lógicamente los pueblos acudían a forasteros para tal reclutamiento cuando podían. El reclutamiento de hombres para los austrias menores, y más desde el levantamiento catalán de 1640, era un auténtico quebradero de cabeza. Los intentos de una aportación de vecinos enrolados en las milicias creadas medio siglo antes, cuerpo poco más que decorativo hasta ese momento, con el envío de comisarios (recordemos al santanderino Rodrigo Santelices Guevara que operó en la zona), provocó una sangría de hombres muy mal llevada por las villas, que veían como los brazos de los jóvenes dejaban el campo para ir al frente catalán. En 1646, se intentó evitar el reclutamiento de naturales con su sustitución por un impuesto destinado a la contratación de mercenarios. Era la llamada composición de milicias. Pero la aplicación de tal impuesto, tendente a la formación de ejércitos profesionales tardó en fraguar y las villas, ya acuciadas por una carga impositiva insoportable, preferían pagar con el tributo de sus jóvenes, o al menos de los jóvenes extranjeros de paso por el pueblo. El caso de Juan Piqueras añadía un nuevo elemento: la intromisión en jurisdicción ajena para el reclutamiento.

El señorío de los Pacheco en Santiago de la Torre, venía presumiblemente del año 1579, cuando los Castillo Portocarrero abandonan sus posesiones en la Mancha conquense, en esa pequeña localidad y en Santa María del Campo; aunque sí tenemos la certeza documental de la fecha para Santa María del Campo, no lo podemos asegurar para Santiago de la Torre. Alonso Pacheco recuperaba para la familia la pequeña población, que su antecesor Rodrigo Rodríguez de Avilés, preso de los moros se había visto obligado a vender para pagar su rescate en 1428.  Alonso Pacheco, casado con una Castillo volvía así a su tierra, después de que le salpicaran las graves acusaciones de judaísmo y pusiera tierra por medio hasta Toledo. En 1603 constituía mayorazgo sobre estas tierras, junto a su mujer.

Santiago de la Torre era una población pequeña; seguramente que sus habitantes se contaran con los dedos de las manos. Gente joven que trabajaba como renteros las tierras de los Pacheco. Algunos de estos renteros tenían su casa en El Provencio, desde donde se desplazaban a trabajar las tierras. No obstante, por ser de jurisdicción señorial, la villa contaba con alcalde propio, Bartolomé Gómez. La vida era rutinaria, los vecinos citaban como señor a Juan Pacheco Guzmán. El señor visitaba tan poco la villa y su castillo, que los aldeanos desconocían que su señor ya no era tal señor y que ahora el nuevo señor era Antonio Pacheco Triviño, yerno del anterior. El mayorazgo de Santiago de la Torre había sido constituido por facultad real el 13 de enero de 1603 por Alonso Pacheco Guzmán, regidor de Toledo y natural de San Clemente, y su mujer doña Leonor de Armenta y Guevara. La escritura de constitución se otorgó el cuatro de octubre de 1603. De la escritura se sacaron cuatro copias: la que quedó en San Clemente, se guardó en el convento de monjas franciscas. El mayorazgo estaba constituido por las propiedades en Santiago de la Torre de los Castillo Portocarrero, pero se añadían otros bienes familiares que habían llegado a los Pacheco por herencia de Hernán González del Castillo. Entre ellos se incluían propiedades en La Alberca y principalmente en Rus y Casablanca.




Bienes integrantes del mayorazgo de Santiago de la Torre, creado el 13 de enero de 1603
Por virtud de esta cédula por vía de tercio y quinto fundan mayorazgo de
la villa de Santiago de la Torre, en el obispado de Cuenca, juridición, rentas, tercias, alcavalas, heredamientos, fortalezas, casas, dehesas, molinos que tiene en dicha villa
Item casa en la villa de la Alberca, güertas palomar, molino de aceite, otro de viento, dos mill olivas, viñas, cercado, güerto y tierras
El molino del Castillo de tres ruedas, con sus pertenencias
La casa de Felipe Sanz en término de la villa de Las Pedroñeras, cerca del molino del Castillo.
Item varias casas principales en las labranzas y dezmerías de Rus y Casablanca en término de San Clemente que empiezan desde el camino que ba de San Clemente a Perona por las huertas de Sedeño.
Item el regimiento de la ciudad de Toledo sino le vendiere durante su vida.
Item todo el omenage de sus casas, tapizería, colgaduras, sillas, etc.
Item todas las armas ofensibas y defensibas de su fortaleza, pinturas y libros, y encargo de los subcesores de este mayorazgo que ocupen algunos ratos en leer pues en esto hallarán quien les enseñó y les diga verdad sin lisonja.
Item los materiales de piedra cal, yeso y madera
BNE, Mss/13032, fol 147
Escritura de mayorazgo de Santiago de la Torre, fol. 147


Los Pacheco recuperaban así lo que era una vieja posesión familiar. El antecesor de la familia Rodrigo Rodríguez de Avilés la había perdido en 1428 para pagar su rescate, después de ser hecho prisionero de los moros en Hurtal. Del padre de este Rodrigo Rodriguez de Avilés, del mismo nombre y casado con una tal Mencía Gómez se conoce poco, salvo que eran de Quintanar de la Orden y que el matrimonio mandó hacer una capilla en el monasterio de monjas dominicas de La Alberca para su enterramiento, así como que hizo muchos servicios a la villa de Alarcón, siendo premiados con la donación que le hace esta villa al menor de los Rodrigo de los lugares de Santiago el Quebrado y Martín Ovieco. La fecha de donación fue el 13 de septiembre de 1404.

En principio nos puede parecer una familia más de la época, pero los papeles que la Inquisición conservó de los expedientes contra los Pacheco durante el siglo XVI, denunciaban sospechas conversas sobre la familia. Los papeles del Santo Oficio decían que Rodrigo Rodríguez de Avilés fue comberso de judíos y hombre que andaua con arrendamiento de rentas. 


De las dichas informaciones consta que los dichos Pachecos trahen su origen y descendencia de Rodrigo Rodríguez de Avilés, natural de Quintanar de la Orden, y de su mujer Beatriz Hernández alias la Pachequita, hija de Juan Hernández y Beatriz Sánchez, ama que crió de leche a doña María Pacheco, hija de Juan Fernández Pacheco y de doña Inés Téllez de Meneses, señores de la villa de Velmonte, y porque la dicha Beatriz Hernández se criaua y estaua también con la dicha ama su madre en casa de los dichos señores la llamaban la Pachequita, la qual tubo del dicho Rodrigo Rodríguez Avilés su marido entre otros hijos a Rodrigo que después de muerto el dicho su padre se llamo Rodrigo Pacheco, tronco y origen de los dichos pachecos de la villa de San Clemente y otras partes y el primero que uso este apellido, y alguno de sus descendientes usaron juntamente el de Avilés, y parece que el dicho Rodrigo Rodríguez de Avilés fue comberso de judíos y hombre que andaua con arrendamiento de rentas y el dicho Rodrigo, el primero Pacheco, y doña Cathalina de Alarcón su muger tubieron por hijos entre otros a Juan y Diego Pacheco, alcayde de Velmonte, que casó con doña María del Castillo, hija de Hernando del Castillo, que llamaron el sauio alcayde de Alarcón, penitenciado por judaísmo en este Santo Oficio año de 1498. el qual fue hixo de Violante González relaxada por judía año de 1491. que fue muger de Alonso de Luz, vezino del Castillo de Garci Muñoz: y asímismo fueron penitenciados por este Santo Oficio, Diego del Castillo, hijo de Hernando del Castillo, y hermano de la dicha doña María del Castillo en el año 1519= Christoual Pacheco año de 1529= Rodrigo Pacheco en el dicho año de 1529= Fernán González Pacheco año de 1556= Don Francisco Pacheco año de 1561= Don Alonso Pacheco año de 1562= Don Juan Pacheco señor de Minaya año de 1544= y otro don Francisco Pacheco año de 1582; todos los quales Pacheco descienden del dicho Rodrigo, el primero que vio este apellido (AHN. INQUISICIÓN, 1391, Exp.5. Informaciones genealógicas de Andrés Cerdán de Landa, natural de Cuenca, pretendiente a oficial del Santo Oficio, y de su mujer, Rosa María Portillo Pacheco y Mendoza, natural de Picazo (Cuenca). 1709)

Claro que peor que ser judío y recaudador era ser víctima de las burlas de sus vecinos. El hijo Rodrigo Rodríguez de Avilés estaba casado con Beatriz Hernández, cuya madre llamada Beatriz Sánchez era nodriza de María Pacheco, hija de Juan Fernández Pacheco, I señor de Belmonte, e Inés Téllez de Meneses. En la nodriza Beatriz Sánchez no solo debió poner los ojos su marido, un tal Juan Hernández, sino el propio señor de Belmonte. Los belmonteños comenzaron a llamar maliciosamente a la hija nacida de unión bastarda, Beatriz Hernández, como la Pachequita. Razón no parece que les faltara pues el hijo de Rodrigo Rodríguez de Aviles y Beatriz Hernández, de nombre Rodrigo (que adoptaría el apellido Pacheco y luego sería señor de Minaya) se crió con el maestre don Juan Pacheco en la corte de Enrique IV y era tenido por nieto del señor de Belmonte.

A las desgracias personales de Rodrigo Rodríguez de Avilés se sumaron las desgracias políticas. Preso de los moros en aventura militar tuvo que pagar un fuerte rescate por su libertad. El precio del rescate lo conseguiría de la venta de Santiago el Quebrado y Martín Ovieco. El comprador fue el doctor Pedro González del Castillo; Juan II confirmaría la venta el 3 de enero de 1428, aunque la cesión por parte de Rodrigo Rodriguéz de Avilés, preso en 1407, creemos que se hizo antes. Desahuciado en su honra y en su hacienda y enfermo del cuerpo, Rodrígo Rodríguez de Avilés fue a refugiarse en Alarcontejo, aldea de la villa de El Pedernoso, donde murió. En su testamento otorgado el 6 de julio de 1417 se acordó de sus padres y de su bastarda mujer, la Pachequita,

Real Academia de la Historia, Signatura: 25, fº 200 (2ª foliación).  Signatura antigua: D-25, fº 200 (2ª foliación)


mándase enterrar con sus padres en la fosa de sus hermanos a la puerta de la capilla (del convento de  La Alberca), manda que las lanzas dice de su señor el rey las aya Juan de Ortega su hijo maior, dize que su mujer Beatriz Fernández era hija bastarda de Juan Fernández Pacheco señor de Belmonte, mándala a Martín Ovieco y déjala por cabezalera con Juan de Villodre y Juan de Salazar sus primos y Juan Ruiz de Belmonte bachiller (Real Academia de la Historia, Signatura: 25, fº 200 (2ª foliación).  Signatura antigua: D-25, fº 200 (2ª foliación).)
Torre Vieja, San Clemente




Torre homenaje, castillo Santiago de la Torre

Santiago el Quebrado pasaría así al doctor Pedro González del Castillo, mientras los bastardos de los Pacheco se hacían con el señorío de Minaya. El doctor Pedro González del Castillo soñó con hacer de Santiago el Quebrado el centro de su señorío. Levantó una castillo y torre de homenaje, que debió ser coetánea, dadas sus similitudes, de la Torre Vieja, que levantó su hermano Hernán González del Castillo en la villa de San Clemente (al que luego los Pacheco, que recibieron su herencia, le cambiaron el segundo apellido por el de Avilés). Se reconocía la labor edificadora del doctor muchos años después en la recreación de un linaje inventado en las Montañas. A nosotros nos queda la intriga de saber cuál fue esa alma gemela que el doctor Pedro González del Castillo construyó en Salamanca, pues castillos similares (como el de Miranda del Castañar, atribuido a los Zuñiga) quedan fuera de las propiedades del doctor en Salamanca en torno a Palacios Rubios. No obstante y muy reformada del edificio original se nos conserva la casa palacio de los Castillo Portocarrero en Salamanca, ciudad que es en la que al fin y al cabo nos dicen los documentos que el doctor levantó su segunda fortaleza. También conocida como Palacio de los Fermoselle, pues fue por esa población por la que los Castillo Portocarrero cambiaron la suya de Santa María del Campo en 1579, hartos de los conflictos con los contumaces santimarieños. El actual palacio debe estar sito en las llamadas casas principales de los Castillo Portocarrero, incorporadas al mayorazgo fundado por el doctor y su mujer en 1443.

Casa de los Castillo Portocarrero o Palacio Fermoselle (o Torre del Aire) en la ciudad de Salamanca.
Foto de Juan de Orellana Pizarro González, descendiente de la familia Castillo Portocarrero



Escudo Castillo en la casa palaciega de los Fermoselle en Salamanca. Las armas de los Castillos a la izquierda y de los Portocarrero a la derecha
Fotografía de Juan de Orellana Pizarro González

El doctor Pedro Gonçalez del Castillo. El doctor Pedro Gonçález del Castillo fue doctor en la uniuersidad de Salamanca y gran letrado y después alcalde en la corte y casa del rey don Juan el segundo y después fue de su real consexo, i del hace mención la corónica en el capº 155 del año ueyntinueue y en el capº 37 del de quarenta y dos fue fauorescido el dicho rey don Juan el segundo y mui cabido y amigo del maaestre de Santiago don Albaro de Luna hiçole el rey don Juan mucho fauor y mercedes con que pudo edificar dos fortaleças una en Santiago de la Torre en la diócesis de Quenca y otro en la ciudad de Salamanca que se llaman las Torres del Castillo, fue señor de Santa María del Campo y de otros muchos heredamientos y bienes como por las dichas escrituras parece, casó con doña Ysabel Puertocarrero y deste matrimonio procrearon a Juan del Castillo Puertocarrero y Alonso Rodríguez Puertocarrero.
Mención a la construcción de la fortaleza de Santiago de la Torre por el doctor Pedro González del Castillo
BNE. Mss/3251, folio 305 vº

La erección del castillo de Santiago de la Torre provocó tal cambio en el paisaje y horizonte, que Santiago el Quebrado comenzó a ser conocido por Santiago de el Quebrado, de la Torre alias en 1435, y ya en 1436 simplemente Santiago de la Torre (MORATALLA, pág, 283, nota 205)

En su castillo de Santiago de la Torre pidió ser enterrado el doctor Pedro Sánchez del Castillo y bastaron sus dudas para que sus herederos no respetaran sus deseos
Otrosy mando que el mi cuerpo sea sepultado e enterrado en la yglesya de mi lugar de Santiago de la Torre pero quiero e hordeno que sy por doña Ysabel Puertocarrero mi muger e por el corregidor Fernand Gonçález del Castillo mi hermano e por el maestro frey Martín de Logroño mi padre espiritual o por los dos dellos fuere acordado que mi cuerpo sea enterrado en otra parte e non en la yglesya del dicho mi lugar Santiago
Voluntad de enterramiento del doctor Pedro González del Castillo en la iglesia de Santiago de la Torre. Su deseo sería incumplido por la familia, tal como señalaba la cláusula siguiente. Su cuerpo sería enterrado en el convento de San Agustín del Castillo de Garcimuñoz
Archivo Histórico de la Nobleza, LUQUE, C. 112, D.1 Escritura de fundación de mayorazgo hecha por Pedro González del Castillo e Isabel Portocarrero, su mujer, en cabeza de su hijo Juan del Castillo; este mayorazgo comprende, entre otros bienes, las villas de Santa María del Campo (Cuenca), Santiago de la Torre (Cuenca), Palaciosrubios (Salamanca) y Robledillo fol 19 vº
El traslado del cuerpo del doctor Pedro González del Castillo al  convento de San Agustín del Castillo de Garcimuñoz fue un símbolo, pues aun manteniendo su valor defensivo la fortaleza, después de las guerras el declinar del lugar sería irreversible. El centro del señorío de los Castillo Portocarrero se trasladaría a la villa de Santa María del Campo.

Cuando en 1516, Hernando Colón escribe su Cosmografía, no puede sino reflejar la decadencia del lugar. Nos dice que Santiago de la Torre ha pasado de doscientos vecinos a treinta. Aun dudando de sus cifras, de aquéllas y de éstas, su testimonio es claro
Santyago de la torre es un lugar de treinta vecinos e esta en llano salvo por la parte de hazia Belmonte o Socuéllamos e pasa  a tres tiros de vallesta un Río dicho záncara que se seca cada verano e tiene buena fortaleza e es de don Bernaldino de Puertocarrero e solya ser lugar de doscientos vecinos (COLÓN, Tomo II,  pág. 148)
El censo de pecheros de 1528 nos muestra una población para Santiago de la Torre de apenas  diecinueve vecinos. En otro lugar hemos dado una visión del castillo de Santiago de la Torre en 1566, usado como cárcel y predisponiendo para tal fin su torre de homenaje. Para entonces la fortaleza estaba deshabitada prácticamente. Aparte de un carcelero que cuidaba de los presos y dormía en el patio de armas, en el castillo no vivía nadie, salvo unos vizcaínos de paso y la hija del alcaide que dormía con una ama vizcaína. El alcaide, figura más simbólica que efectiva, tenía casa apartada en el pequeño pueblo. La descripción de la torre y su uso como mazmorra la hemos hecho en otra parte, que ahora reproducimos
Miguel García fue encerrado en la mazmorra, sita en lo hondo de la torre de la fortaleza, que era un habitáculo con un único agujero en la parte superior, desde donde se bajaba al preso con una cuerda. Sobre el techo de la mazmorra había una primera pieza y desde aquí por unas escaleras se accedía a una piso superior, la cámara de armas, encima de la sala de armas había otras piezas superiores, aunque no se dice cuántas, todas ellas sin puertas y de libre acceso. Los testigos decían que para sacar a un hombre de la mazmorra eran necesarios otros tres o cuatro hombres tirando de una soga. Difícilmente podía escapar de allí el preso, aparte que el acceso exterior a la torre donde se hallaba era por una puerta con llave y un guarda de vigilancia. Sin embargo, la vigilancia del preso parecía relajada, pues recibió la vista de sus padres y cuñada al menos dos veces, que le llevaban comida, en la que no faltaba la carne y el vino, ropa, sábanas y un almadraque (colchón pequeño) y almohada de lana. Las visitas eran habituales, sobre todo, de la madre y su cuñada, que acudían hasta Santiago con un cherrión (carro de la época). Para el día de Santiago, el preso recibió la visita de su padre y una sobrina llamada Cristina Redonda. Desplazados hasta la fortaleza en un macho y un pollino, llevaron al preso una camisa limpia, una pierna de carne y un pan de una libra. Posiblemente en el pan, esta vez, iba una lima para serrar los grillos de sus pies. Tal vez la lima entró escondida en el pequeño colchón o la almohada, al igual que una soga, o, sencillamente, lima y soga se pasaron al preso a través de una lumbrera en la torre, a poca altura, y que daba luz a la mazmorra. Dicha lumbrera era de cierta anchura, pues por ella metía la cabeza Cristina Redonda, la joven sobrina del reo, de dieciocho años (ROSA FERRER, Ignacio de la)
Los Castillo Portocarrero marcharon, o más bien creemos que los echaron los díscolos santimarieños y, tal como hemos dicho, los Pacheco fundaron mayorazgo. Pero la fortuna fue adversa a la familia, el hijo de Alonso Pacheco y su mujer Leonor de Armenta murió y la sucesión recayó en la hija Beatriz, casada con su primo Juan Pacheco Guzmán, caballero de Calatrava. Un hombre débil, al que los sanclementinos consideraban como un pelele en manos de su madre. A su muerte, se inició un pleito por la posesión del mayorazgo, que es anuncio de la situación a la que ha llegado hoy la fortaleza. Antaño disputas entre herederos; hoy, olvido en su multiplicidad.

Cuando llegamos a 1649, Santiago es una villa con unos señores ausentes, explotada por renteros. De las probanzas de testigos se deduce que los vecinos de Santiago no llegan a superar la media docena y que gran parte de la explotación de sus tierras se hace por renteros del vecino pueblo de El Provencio. De la iglesia donde quería ser enterrado el doctor González del Castillo no hay ni rastro. La relación de las pilas del arciprestazgo de Alarcón de 1591, recogida por Tomás López doscientos años después no hay rastro de pila alguna para Santiago de la Torre.

Aun así, Santiago de la Torre tenía una jurisdicción diferenciada propia como villa de señorío diferenciada de otras, mal que le pesase a la justicia de El Provencio. Cuando en 1649 la justicia provenciana debe aportar dos soldados, sus alcaldes tienen más miedo a don Vicente Bañuelos que al señor de Santiago de la Torre. Don Vicente Bañuelos es superintendente de milicias (y también de rentas reales) una figura novedosa, que del campo militar se ha extendido al fiscal, anunciando el surgimiento de una nueva administración regional. En un primer momento, se recluta un joven de El Provencio de dieciocho años, Juan de Salvatierra, que supuestamente huye a Santiago de la Torre, pero allí no se le halla, por lo que el alcalde y regidor provencianos que han ido en su persecución apresan un nuevo recluta, Juan Piqueras en casa de la Ramona. No sabemos la ocupación de Juan Piqueras, si era rentero, jornalero o simple prófugo del vecino Provencio, pero su apresamiento nos ha dejado la constancia del apilamiento de varias familias en una casa: la vieja María Ramona, dos matrimonios jóvenes y el recluta preso.

El apresamiento de Juan Piqueras provocó un grave conflicto de jurisdicción entre el concejo de El Provencio y el señor de Santiago de la Torre, don Antonio Castillo Triviño, que pronto se convirtió en conflicto con la villa de San Clemente, que hizo piña en torno a los Pacheco. Si renteros había de El Provencio en Santiago de la Torre, tantos o más había criados sanclementinos de su antiguo señor don Juan Pacheco y Guzmán. El conflicto se acabó resolviendo en perjuicio de los provencianos que vieron como su alcalde Juan Romero de la Roda y su regidor Alonso Romero eran conducidos a la cárcel de la Chancillería de Granada. Su delito: quebrantar la jurisdicción propia de la villa de Santiago de la Torre.



FUENTES

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 2942, PIEZA 4, Conflicto jurisdiccional entre don Antonio Pacheco Triviño, señor de Santiago de la Torre, y la justicia de El Provencio, 1649)

AHN. INQUISICIÓN, 1391, Exp.5. Informaciones genealógicas de Andrés Cerdán de Landa, natural de Cuenca, pretendiente a oficial del Santo Oficio, y de su mujer, Rosa María Portillo Pacheco y Mendoza, natural de Picazo (Cuenca). 1709

BNE, Mss/13032

Real Academia de la Historia, Signatura: 25, fº 200 (2ª foliación).  Signatura antigua: D-25, fº 200 (2ª foliación)

GARCIA MORATALLA , Pedro Joaquín: La tierra de Alarcón en el señorío de Villena (siglos XIII-XV). IEA "Don Juan Manuel". Albacete. 2003

COLÓN, Fernando: Descripción y cosmografía de España. Padilla libros. Sevilla, 1988. Edición facsímil

ROSA FERRER, Ignacio de la: "Santa María del Campo Rus en 1566: ¿delincuencia común o subversión social?" en https://historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot.com/2017/09/santa-maria-del-campo-rus-en-1566.html, 10 de septiembre de 2017