que el día diez y nueve de marzo deste presente año dos oras antes de amanezer el dicho Juan Romero y Alonso Romero (alcalde ordinario y regidor de El Provencio, respectivamente) de mano armada y llevando consigo quatro o cinco pistolas cortas y escopetas y otras armas ofensivas y defensivas acompañados con otras personas sobre hecho y como pensado entraron en el término y jurisdicción de la dicha villa de Santiago de la Torre y poblado de ella y fueron a las casas de María Romana y María López mujer de Bartolmé Yubero y Francisco López y violentamente y por fuerza entraron en la dicha casa y la miraron toda y abiendo hallado en ella durmiendo en su cama a Juan de Piqueras hijo de Bartolomé de Piqueras lo levantaron de la cama y lo prendieron y llevándolo asido lo llevaron maniatado en las ancas de un caballo y desta suerte se lo lleuaron diziendo que se lo llevauan para la leua (ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 2942, PIEZA 4)El reclutamiento compulsivo de Juan Piqueras no se diferenciaba del de otros jóvenes, que literalmente agarrados cuando volvían del trabajo ya de noche o sacados de sus casas eran raptados para cumplir el cupo asignado a cada pueblo. Lógicamente los pueblos acudían a forasteros para tal reclutamiento cuando podían. El reclutamiento de hombres para los austrias menores, y más desde el levantamiento catalán de 1640, era un auténtico quebradero de cabeza. Los intentos de una aportación de vecinos enrolados en las milicias creadas medio siglo antes, cuerpo poco más que decorativo hasta ese momento, con el envío de comisarios (recordemos al santanderino Rodrigo Santelices Guevara que operó en la zona), provocó una sangría de hombres muy mal llevada por las villas, que veían como los brazos de los jóvenes dejaban el campo para ir al frente catalán. En 1646, se intentó evitar el reclutamiento de naturales con su sustitución por un impuesto destinado a la contratación de mercenarios. Era la llamada composición de milicias. Pero la aplicación de tal impuesto, tendente a la formación de ejércitos profesionales tardó en fraguar y las villas, ya acuciadas por una carga impositiva insoportable, preferían pagar con el tributo de sus jóvenes, o al menos de los jóvenes extranjeros de paso por el pueblo. El caso de Juan Piqueras añadía un nuevo elemento: la intromisión en jurisdicción ajena para el reclutamiento.
El señorío de los Pacheco en Santiago de la Torre, venía presumiblemente del año 1579, cuando los Castillo Portocarrero abandonan sus posesiones en la Mancha conquense, en esa pequeña localidad y en Santa María del Campo; aunque sí tenemos la certeza documental de la fecha para Santa María del Campo, no lo podemos asegurar para Santiago de la Torre. Alonso Pacheco recuperaba para la familia la pequeña población, que su antecesor Rodrigo Rodríguez de Avilés, preso de los moros se había visto obligado a vender para pagar su rescate en 1428. Alonso Pacheco, casado con una Castillo volvía así a su tierra, después de que le salpicaran las graves acusaciones de judaísmo y pusiera tierra por medio hasta Toledo. En 1603 constituía mayorazgo sobre estas tierras, junto a su mujer.
Santiago de la Torre era una población pequeña; seguramente que sus habitantes se contaran con los dedos de las manos. Gente joven que trabajaba como renteros las tierras de los Pacheco. Algunos de estos renteros tenían su casa en El Provencio, desde donde se desplazaban a trabajar las tierras. No obstante, por ser de jurisdicción señorial, la villa contaba con alcalde propio, Bartolomé Gómez. La vida era rutinaria, los vecinos citaban como señor a Juan Pacheco Guzmán. El señor visitaba tan poco la villa y su castillo, que los aldeanos desconocían que su señor ya no era tal señor y que ahora el nuevo señor era Antonio Pacheco Triviño, yerno del anterior. El mayorazgo de Santiago de la Torre había sido constituido por facultad real el 13 de enero de 1603 por Alonso Pacheco Guzmán, regidor de Toledo y natural de San Clemente, y su mujer doña Leonor de Armenta y Guevara. La escritura de constitución se otorgó el cuatro de octubre de 1603. De la escritura se sacaron cuatro copias: la que quedó en San Clemente, se guardó en el convento de monjas franciscas. El mayorazgo estaba constituido por las propiedades en Santiago de la Torre de los Castillo Portocarrero, pero se añadían otros bienes familiares que habían llegado a los Pacheco por herencia de Hernán González del Castillo. Entre ellos se incluían propiedades en La Alberca y principalmente en Rus y Casablanca.
Bienes integrantes del mayorazgo de Santiago de la Torre, creado el 13 de enero de 1603 Por virtud de esta cédula por vía de tercio y quinto fundan mayorazgo de la villa de Santiago de la Torre, en el obispado de Cuenca, juridición, rentas, tercias, alcavalas, heredamientos, fortalezas, casas, dehesas, molinos que tiene en dicha villa Item casa en la villa de la Alberca, güertas palomar, molino de aceite, otro de viento, dos mill olivas, viñas, cercado, güerto y tierras El molino del Castillo de tres ruedas, con sus pertenencias La casa de Felipe Sanz en término de la villa de Las Pedroñeras, cerca del molino del Castillo. Item varias casas principales en las labranzas y dezmerías de Rus y Casablanca en término de San Clemente que empiezan desde el camino que ba de San Clemente a Perona por las huertas de Sedeño. Item el regimiento de la ciudad de Toledo sino le vendiere durante su vida. Item todo el omenage de sus casas, tapizería, colgaduras, sillas, etc. Item todas las armas ofensibas y defensibas de su fortaleza, pinturas y libros, y encargo de los subcesores de este mayorazgo que ocupen algunos ratos en leer pues en esto hallarán quien les enseñó y les diga verdad sin lisonja. Item los materiales de piedra cal, yeso y madera BNE, Mss/13032, fol 147 Escritura de mayorazgo de Santiago de la Torre, fol. 147 |
En principio nos puede parecer una familia más de la época, pero los papeles que la Inquisición conservó de los expedientes contra los Pacheco durante el siglo XVI, denunciaban sospechas conversas sobre la familia. Los papeles del Santo Oficio decían que Rodrigo Rodríguez de Avilés fue comberso de judíos y hombre que andaua con arrendamiento de rentas.
De las dichas informaciones consta que los dichos Pachecos trahen su origen y descendencia de Rodrigo Rodríguez de Avilés, natural de Quintanar de la Orden, y de su mujer Beatriz Hernández alias la Pachequita, hija de Juan Hernández y Beatriz Sánchez, ama que crió de leche a doña María Pacheco, hija de Juan Fernández Pacheco y de doña Inés Téllez de Meneses, señores de la villa de Velmonte, y porque la dicha Beatriz Hernández se criaua y estaua también con la dicha ama su madre en casa de los dichos señores la llamaban la Pachequita, la qual tubo del dicho Rodrigo Rodríguez Avilés su marido entre otros hijos a Rodrigo que después de muerto el dicho su padre se llamo Rodrigo Pacheco, tronco y origen de los dichos pachecos de la villa de San Clemente y otras partes y el primero que uso este apellido, y alguno de sus descendientes usaron juntamente el de Avilés, y parece que el dicho Rodrigo Rodríguez de Avilés fue comberso de judíos y hombre que andaua con arrendamiento de rentas y el dicho Rodrigo, el primero Pacheco, y doña Cathalina de Alarcón su muger tubieron por hijos entre otros a Juan y Diego Pacheco, alcayde de Velmonte, que casó con doña María del Castillo, hija de Hernando del Castillo, que llamaron el sauio alcayde de Alarcón, penitenciado por judaísmo en este Santo Oficio año de 1498. el qual fue hixo de Violante González relaxada por judía año de 1491. que fue muger de Alonso de Luz, vezino del Castillo de Garci Muñoz: y asímismo fueron penitenciados por este Santo Oficio, Diego del Castillo, hijo de Hernando del Castillo, y hermano de la dicha doña María del Castillo en el año 1519= Christoual Pacheco año de 1529= Rodrigo Pacheco en el dicho año de 1529= Fernán González Pacheco año de 1556= Don Francisco Pacheco año de 1561= Don Alonso Pacheco año de 1562= Don Juan Pacheco señor de Minaya año de 1544= y otro don Francisco Pacheco año de 1582; todos los quales Pacheco descienden del dicho Rodrigo, el primero que vio este apellido (AHN. INQUISICIÓN, 1391, Exp.5. Informaciones genealógicas de Andrés Cerdán de Landa, natural de Cuenca, pretendiente a oficial del Santo Oficio, y de su mujer, Rosa María Portillo Pacheco y Mendoza, natural de Picazo (Cuenca). 1709)
Claro que peor que ser judío y recaudador era ser víctima de las burlas de sus vecinos. El hijo Rodrigo Rodríguez de Avilés estaba casado con Beatriz Hernández, cuya madre llamada Beatriz Sánchez era nodriza de María Pacheco, hija de Juan Fernández Pacheco, I señor de Belmonte, e Inés Téllez de Meneses. En la nodriza Beatriz Sánchez no solo debió poner los ojos su marido, un tal Juan Hernández, sino el propio señor de Belmonte. Los belmonteños comenzaron a llamar maliciosamente a la hija nacida de unión bastarda, Beatriz Hernández, como la Pachequita. Razón no parece que les faltara pues el hijo de Rodrigo Rodríguez de Aviles y Beatriz Hernández, de nombre Rodrigo (que adoptaría el apellido Pacheco y luego sería señor de Minaya) se crió con el maestre don Juan Pacheco en la corte de Enrique IV y era tenido por nieto del señor de Belmonte.
A las desgracias personales de Rodrigo Rodríguez de Avilés se sumaron las desgracias políticas. Preso de los moros en aventura militar tuvo que pagar un fuerte rescate por su libertad. El precio del rescate lo conseguiría de la venta de Santiago el Quebrado y Martín Ovieco. El comprador fue el doctor Pedro González del Castillo; Juan II confirmaría la venta el 3 de enero de 1428, aunque la cesión por parte de Rodrigo Rodriguéz de Avilés, preso en 1407, creemos que se hizo antes. Desahuciado en su honra y en su hacienda y enfermo del cuerpo, Rodrígo Rodríguez de Avilés fue a refugiarse en Alarcontejo, aldea de la villa de El Pedernoso, donde murió. En su testamento otorgado el 6 de julio de 1417 se acordó de sus padres y de su bastarda mujer, la Pachequita,
Real Academia de la Historia, Signatura: 25, fº 200 (2ª foliación). Signatura antigua: D-25, fº 200 (2ª foliación) |
mándase enterrar con sus padres en la fosa de sus hermanos a la puerta de la capilla (del convento de La Alberca), manda que las lanzas dice de su señor el rey las aya Juan de Ortega su hijo maior, dize que su mujer Beatriz Fernández era hija bastarda de Juan Fernández Pacheco señor de Belmonte, mándala a Martín Ovieco y déjala por cabezalera con Juan de Villodre y Juan de Salazar sus primos y Juan Ruiz de Belmonte bachiller (Real Academia de la Historia, Signatura: 25, fº 200 (2ª foliación). Signatura antigua: D-25, fº 200 (2ª foliación).)
Torre Vieja, San Clemente |
Torre homenaje, castillo Santiago de la Torre |
Santiago el Quebrado pasaría así al doctor Pedro González del Castillo, mientras los bastardos de los Pacheco se hacían con el señorío de Minaya. El doctor Pedro González del Castillo soñó con hacer de Santiago el Quebrado el centro de su señorío. Levantó una castillo y torre de homenaje, que debió ser coetánea, dadas sus similitudes, de la Torre Vieja, que levantó su hermano Hernán González del Castillo en la villa de San Clemente (al que luego los Pacheco, que recibieron su herencia, le cambiaron el segundo apellido por el de Avilés). Se reconocía la labor edificadora del doctor muchos años después en la recreación de un linaje inventado en las Montañas. A nosotros nos queda la intriga de saber cuál fue esa alma gemela que el doctor Pedro González del Castillo construyó en Salamanca, pues castillos similares (como el de Miranda del Castañar, atribuido a los Zuñiga) quedan fuera de las propiedades del doctor en Salamanca en torno a Palacios Rubios. No obstante y muy reformada del edificio original se nos conserva la casa palacio de los Castillo Portocarrero en Salamanca, ciudad que es en la que al fin y al cabo nos dicen los documentos que el doctor levantó su segunda fortaleza. También conocida como Palacio de los Fermoselle, pues fue por esa población por la que los Castillo Portocarrero cambiaron la suya de Santa María del Campo en 1579, hartos de los conflictos con los contumaces santimarieños. El actual palacio debe estar sito en las llamadas casas principales de los Castillo Portocarrero, incorporadas al mayorazgo fundado por el doctor y su mujer en 1443.
Casa de los Castillo Portocarrero o Palacio Fermoselle (o Torre del Aire) en la ciudad de Salamanca. Foto de Juan de Orellana Pizarro González, descendiente de la familia Castillo Portocarrero |
Escudo Castillo en la casa palaciega de los Fermoselle en Salamanca. Las armas de los Castillos a la izquierda y de los Portocarrero a la derecha Fotografía de Juan de Orellana Pizarro González |
El doctor Pedro Gonçalez del Castillo. El doctor Pedro Gonçález del Castillo fue doctor en la uniuersidad de Salamanca y gran letrado y después alcalde en la corte y casa del rey don Juan el segundo y después fue de su real consexo, i del hace mención la corónica en el capº 155 del año ueyntinueue y en el capº 37 del de quarenta y dos fue fauorescido el dicho rey don Juan el segundo y mui cabido y amigo del maaestre de Santiago don Albaro de Luna hiçole el rey don Juan mucho fauor y mercedes con que pudo edificar dos fortaleças una en Santiago de la Torre en la diócesis de Quenca y otro en la ciudad de Salamanca que se llaman las Torres del Castillo, fue señor de Santa María del Campo y de otros muchos heredamientos y bienes como por las dichas escrituras parece, casó con doña Ysabel Puertocarrero y deste matrimonio procrearon a Juan del Castillo Puertocarrero y Alonso Rodríguez Puertocarrero.
Mención a la construcción de la fortaleza de Santiago de la Torre por el doctor Pedro González del Castillo BNE. Mss/3251, folio 305 vº |
En su castillo de Santiago de la Torre pidió ser enterrado el doctor Pedro Sánchez del Castillo y bastaron sus dudas para que sus herederos no respetaran sus deseos
Otrosy mando que el mi cuerpo sea sepultado e enterrado en la yglesya de mi lugar de Santiago de la Torre pero quiero e hordeno que sy por doña Ysabel Puertocarrero mi muger e por el corregidor Fernand Gonçález del Castillo mi hermano e por el maestro frey Martín de Logroño mi padre espiritual o por los dos dellos fuere acordado que mi cuerpo sea enterrado en otra parte e non en la yglesya del dicho mi lugar Santiago
Cuando en 1516, Hernando Colón escribe su Cosmografía, no puede sino reflejar la decadencia del lugar. Nos dice que Santiago de la Torre ha pasado de doscientos vecinos a treinta. Aun dudando de sus cifras, de aquéllas y de éstas, su testimonio es claro
Santyago de la torre es un lugar de treinta vecinos e esta en llano salvo por la parte de hazia Belmonte o Socuéllamos e pasa a tres tiros de vallesta un Río dicho záncara que se seca cada verano e tiene buena fortaleza e es de don Bernaldino de Puertocarrero e solya ser lugar de doscientos vecinos (COLÓN, Tomo II, pág. 148)El censo de pecheros de 1528 nos muestra una población para Santiago de la Torre de apenas diecinueve vecinos. En otro lugar hemos dado una visión del castillo de Santiago de la Torre en 1566, usado como cárcel y predisponiendo para tal fin su torre de homenaje. Para entonces la fortaleza estaba deshabitada prácticamente. Aparte de un carcelero que cuidaba de los presos y dormía en el patio de armas, en el castillo no vivía nadie, salvo unos vizcaínos de paso y la hija del alcaide que dormía con una ama vizcaína. El alcaide, figura más simbólica que efectiva, tenía casa apartada en el pequeño pueblo. La descripción de la torre y su uso como mazmorra la hemos hecho en otra parte, que ahora reproducimos
Miguel García fue encerrado en la mazmorra, sita en lo hondo de la torre de la fortaleza, que era un habitáculo con un único agujero en la parte superior, desde donde se bajaba al preso con una cuerda. Sobre el techo de la mazmorra había una primera pieza y desde aquí por unas escaleras se accedía a una piso superior, la cámara de armas, encima de la sala de armas había otras piezas superiores, aunque no se dice cuántas, todas ellas sin puertas y de libre acceso. Los testigos decían que para sacar a un hombre de la mazmorra eran necesarios otros tres o cuatro hombres tirando de una soga. Difícilmente podía escapar de allí el preso, aparte que el acceso exterior a la torre donde se hallaba era por una puerta con llave y un guarda de vigilancia. Sin embargo, la vigilancia del preso parecía relajada, pues recibió la vista de sus padres y cuñada al menos dos veces, que le llevaban comida, en la que no faltaba la carne y el vino, ropa, sábanas y un almadraque (colchón pequeño) y almohada de lana. Las visitas eran habituales, sobre todo, de la madre y su cuñada, que acudían hasta Santiago con un cherrión (carro de la época). Para el día de Santiago, el preso recibió la visita de su padre y una sobrina llamada Cristina Redonda. Desplazados hasta la fortaleza en un macho y un pollino, llevaron al preso una camisa limpia, una pierna de carne y un pan de una libra. Posiblemente en el pan, esta vez, iba una lima para serrar los grillos de sus pies. Tal vez la lima entró escondida en el pequeño colchón o la almohada, al igual que una soga, o, sencillamente, lima y soga se pasaron al preso a través de una lumbrera en la torre, a poca altura, y que daba luz a la mazmorra. Dicha lumbrera era de cierta anchura, pues por ella metía la cabeza Cristina Redonda, la joven sobrina del reo, de dieciocho años (ROSA FERRER, Ignacio de la)Los Castillo Portocarrero marcharon, o más bien creemos que los echaron los díscolos santimarieños y, tal como hemos dicho, los Pacheco fundaron mayorazgo. Pero la fortuna fue adversa a la familia, el hijo de Alonso Pacheco y su mujer Leonor de Armenta murió y la sucesión recayó en la hija Beatriz, casada con su primo Juan Pacheco Guzmán, caballero de Calatrava. Un hombre débil, al que los sanclementinos consideraban como un pelele en manos de su madre. A su muerte, se inició un pleito por la posesión del mayorazgo, que es anuncio de la situación a la que ha llegado hoy la fortaleza. Antaño disputas entre herederos; hoy, olvido en su multiplicidad.
Cuando llegamos a 1649, Santiago es una villa con unos señores ausentes, explotada por renteros. De las probanzas de testigos se deduce que los vecinos de Santiago no llegan a superar la media docena y que gran parte de la explotación de sus tierras se hace por renteros del vecino pueblo de El Provencio. De la iglesia donde quería ser enterrado el doctor González del Castillo no hay ni rastro. La relación de las pilas del arciprestazgo de Alarcón de 1591, recogida por Tomás López doscientos años después no hay rastro de pila alguna para Santiago de la Torre.
Aun así, Santiago de la Torre tenía una jurisdicción diferenciada propia como villa de señorío diferenciada de otras, mal que le pesase a la justicia de El Provencio. Cuando en 1649 la justicia provenciana debe aportar dos soldados, sus alcaldes tienen más miedo a don Vicente Bañuelos que al señor de Santiago de la Torre. Don Vicente Bañuelos es superintendente de milicias (y también de rentas reales) una figura novedosa, que del campo militar se ha extendido al fiscal, anunciando el surgimiento de una nueva administración regional. En un primer momento, se recluta un joven de El Provencio de dieciocho años, Juan de Salvatierra, que supuestamente huye a Santiago de la Torre, pero allí no se le halla, por lo que el alcalde y regidor provencianos que han ido en su persecución apresan un nuevo recluta, Juan Piqueras en casa de la Ramona. No sabemos la ocupación de Juan Piqueras, si era rentero, jornalero o simple prófugo del vecino Provencio, pero su apresamiento nos ha dejado la constancia del apilamiento de varias familias en una casa: la vieja María Ramona, dos matrimonios jóvenes y el recluta preso.
El apresamiento de Juan Piqueras provocó un grave conflicto de jurisdicción entre el concejo de El Provencio y el señor de Santiago de la Torre, don Antonio Castillo Triviño, que pronto se convirtió en conflicto con la villa de San Clemente, que hizo piña en torno a los Pacheco. Si renteros había de El Provencio en Santiago de la Torre, tantos o más había criados sanclementinos de su antiguo señor don Juan Pacheco y Guzmán. El conflicto se acabó resolviendo en perjuicio de los provencianos que vieron como su alcalde Juan Romero de la Roda y su regidor Alonso Romero eran conducidos a la cárcel de la Chancillería de Granada. Su delito: quebrantar la jurisdicción propia de la villa de Santiago de la Torre.
FUENTES
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 2942, PIEZA 4, Conflicto jurisdiccional entre don Antonio Pacheco Triviño, señor de Santiago de la Torre, y la justicia de El Provencio, 1649)
AHN. INQUISICIÓN, 1391, Exp.5. Informaciones genealógicas de Andrés Cerdán de Landa, natural de Cuenca, pretendiente a oficial del Santo Oficio, y de su mujer, Rosa María Portillo Pacheco y Mendoza, natural de Picazo (Cuenca). 1709
Real Academia de la Historia, Signatura: 25, fº 200 (2ª foliación). Signatura antigua: D-25, fº 200 (2ª foliación)
COLÓN, Fernando: Descripción y cosmografía de España. Padilla libros. Sevilla, 1988. Edición facsímil
ROSA FERRER, Ignacio de la: "Santa María del Campo Rus en 1566: ¿delincuencia común o subversión social?" en https://historiadelcorregimientodesanclemente.blogspot.com/2017/09/santa-maria-del-campo-rus-en-1566.html, 10 de septiembre de 2017
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