El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

domingo, 19 de diciembre de 2021

Sello de placa de la reina Juana

 Sello de placa de la reina Juana en provisión dada a Castillo de Garcimuñoz en pleito con Cañavate



ACHGR. PLEITOS, 10900-15


domingo, 12 de diciembre de 2021

Una reinterpretación de los Castillo y Origüela de Garcimuñoz

La genealogía que presentamos de los Castillo está fundada en el "Nobiliario y blasón de Canarias", Tomo II, de don Francisco Fernández Bethencourt, del año 1878



Los Castillo de Garcimuñoz tienen por antecesor y fundador del linaje en Lope del Castillo "alias" Machaca (Macacho en la genealogía oficial de la familia) que participó en la toma de Algeciras en 1344. El sobrenombre de "Machaca" le viene por el uso de una maza en su lucha contra los moros. Es el Lope Martínez del Castillo o Macacho que tienen por padre el doctor Pedro González del Castillo, señor de Santa María del Campo) y su hermano el corregidor de Ávila, Hernán González del Castillo. No obstante, el Macacho o Machaca en la genealogía de los Portocarrero es el abuelo Alfonso Martínez. que por cronología tiene más sentido.

Lope del Castillo tiene por hijo a Alonso González del Castillo, I de este nombre, en esta genealogía, (y a los dos citados anteriormente según la genealogía de los Castillo Portocarrero).

Alonso González del Castillo tiene por hijo a Juan González del Castillo u Origüela, I de este nombre, por haber venido desde la población de Origüela a Castillo de Garcimuñoz (según el licenciado Villanueva de San Clemente, estudiosos de las genealogía en el primer tercio del siglo XVI, el apellido Origüela se toma después que la mujer de Juan, María (o Catalina en otras fuentes) Arronis de Vozmediano, cometiera un crimen en Murcia. La familia huye a Orihuela y de allí a Castillo de Garcimuñoz.

Juan González del Castillo u Origüela, deja cuatro hijos:
  • Francisco González del Castillo, señor de Perona
  • Fray Diego González del Castillo, dominico y confesor de Juan II de Navarra y de su Consejo Real, obispo de Monreal y de Tarazona (según testamento del doctor Pedro González del Castillo, su sobrino, obispo de Zamora y arzobispo de Tortosa)
  • Alonso González del Castillo, que sigue la línea
  • Hernán González del Castillo, forma la casa de los señores de Altarejos y Carcelén. Casó con Juana de Toledo (¿relación con el doctor Franco?), el segundo hijo del matrimonio, señor de Altarejos, es progenitor de los señores de Villadarias.
Creemos que de esta generación procede Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón, y Hernando del Castillo el del Arzobispo. Planteamos como hipótesis que el primero es hijo de Francisco y de Violante González y el segundo es hijo de fray Diego. Es curioso que Perona y Altarejos cayeran en poder del alcaide de Alarcón... 

Alonso González del Castillo, II de este nombre, señor de Perona y alcaide de Garcimuñoz, casó con María Pérez de Cabrera, hija del alcaide de Castillo de Garcimuñoz, tienen nueve hijos
  1. Juan González de Origüela, II de este nombre, caballero de la banda por cédula real de Juan II, de quien fue contador. De esta rama procederá la rama menor de los Origüela de San Clemente
  2. Pedro González del Castillo, del consejo de Juan II, casado con María García Prestínez de Bonifaz. Dice que sus tíos son fray Diego, que lo es, y el doctor Pedro González del Castillo, señor de Santa María del Campo (en realidad es tío abuelo)
  3. Lope González del Castillo, que forma la rama de los Castillo de Canarias
  4. doña María Alonso del Castillo o Avilés que casó en Cuenca con Pedro López Gibaja, llamado de Madrid, tienen por hija única a María Gibaja y Castillo casada con Juan Fernández de Cabrera (biznieto legítimo de los vizcondes soberanos de Ager y Cabrera). El hijo mayor de este matrimonio es Andrés de Cabrera, I marqués de Moya.
  5. Doña Urraca González del Castillo, que casó con el doctor Diego González Franco, del consejo y contador de Juan II ( en otras genealogías es Inés)
  6. Marina González del Castillo, mujer de Álvaro de Tamayo, alcaide del castillo de Garcimuñoz, en cuyo puesto sucedió a su cuñado Lope González del Castillo. Padres del comendador Castillo, del hábito de Santiago.
  7. 8 y 9. Tres señoras cuyos nombres no nos han llegado los nombres y casaron con Peraltas, Carrillos y Alarcones
Lope González del Castillo, III de este nombre e hijo de Alonso González del Castillo y María Pérez Cabrera, alcaide de Castillo de Garcimuñoz en los reinados de Juan II y Enrique IV, casado con doña Marina García Prestínez de Bonifaz, hermana de la citada María. Asistió con su hermano Pedro al concilio de Basilea. Tuvieron por hijo a Hernán González del Castillo

Hernán González del Castillo se avecindó en Sevilla en 1440, casó con Teresa Martínez, en Moguer, en el condado de Niebla. Fue uno de los cinco capitanes nombrados para la conquista de Canarias al mando del general Juan Rejón. Su hijo Cristóbal García del Castillo participó en la segunda expedición para la conquista del Canarias al mando de Pedro de Vera, entre 1480 y 1483.


Las fuentes de Bethencourt son Gonzalo Argote de Molina y Bernabé Moreno de Vargas (para el caso de Juan González de Origüela, citados expresamente) y el Memorial presentado a Carlos III por don Fernando Bruno del Castillo Ruiz de Vergara, primer conde de la Vega Grande de Guadalupe, así como Don Antonio Ramos en su Descrpción Genealógica de las casas Mesa y Ponte.

"Nobiliario y blasón de Canarias", Tomo II, de don Francisco Fernández Bethencourt, del año 1878



miércoles, 8 de diciembre de 2021

Los León de Belmonte o el nacimiento de una economía parasitaria en la Mancha conquense


En 1583, aunque el partido de Villarejo de Fuentes era un distrito fiscal propio, ese año estaba integrado en el partido de las alcabalas y tercias de la ciudad de Cuenca, cuya tesorería estaba en posesión de Alonso de Pareja. Integradas en el partido de Villarejo de Fuentes estaban las villas de Las Pedroñeras y Las Mesas, que, con el tiempo, mediado el siglo XVII se integrarían en la Tesorería de rentas reales del Marquesado de Villena. 

Es probable que las tesorerías de rentas reales se establecieran en todo el Reino de Castilla hacia 1580, sabemos de tal hecho en el marquesado de Villena. El tesorero podía nombrar ejecutores para cobrar los plazos o tercios de dichas rentas anuales por las villas. Los ejecutores eran una lacra para los pueblos, pues las costas de sus comisiones llegaban a los cinco o seis mil maravedíes. En este caso, el distrito de rentas reales de Villarejo de Fuentes queda incluido en la Tesorería de Cuenca. Auxiliando al tesorero hay un escribano de rentas reales, en el caso de Cuenca, Pedro Velázquez, que contaba cincuenta años en 1583. La Tesorería de rentas reales es heredera de una organización más compleja de otra anterior en la que había un receptor, encargado de recibir la rentas de los encabezamientos, y que desde 1577, al menos, recaía también en Alonso de Pareja.

Ese año de 1583 llegó hasta Las Mesas y Las Pedroñeras el juez ejecutor Salcedo de Avendaño, acompañado del escribano Antonio Benavente, para garantizar más el cobro por la corona de las rentas reales que el pago de los situados sobre esas rentas y saber a quiñen correspondía el pago de los juros situados sobre esas rentas. Salcedo Avendaño era juez de residencia para tomar las cuentas de los tesoreros de rentas reales, cogiendo varios partidos, además del de Cuenca, e de Soria, el de Aranda o el de Sepúlveda. Tanto Las Pedroñeras como Las Mesas tenían encabezadas sus rentas, la primera por 420000 maravedíes, la segunda, por 225000 maravedíes. Ambas villas tenían al tesorero de Cuenca por un delincuente, y como tal fue acreedor de una querella criminal por apropiarse de los maravedíes de los impuestos de esta villas que deberían ir al pago de los situados sobre esas rentas. El tesorero, y parece que esta es la versión más cierta, aunque no toda la parte de la verdad, por su parte, decía haber descubierto una cuantía muy significativa de desvío en las cuentas, y procurado cobrar la diferencia que era favorable a la hacienda real. Al fin y al cabo el nombramiento de tesoreros en 1580 responde a esta realidad de fraude a la Hacienda real. En torno a Alonso de Pareja, se unían una serie de intereses financieros de antiguas familias conversas que apoyaron en el pleito como testigos al tesorero: Pedro Velázquez, Bartolomé Castillo, Diego Pérez de Teruel, Para averiguar la verdad fue nombrado el juez de comisión Salcedo Avendaño que condenó al tesorero el 22 de junio de 1583. Seis días después el tesorero apelaría esta decisión. 

La razón de las disputas era donde debían cobrar los dueños de juros las rentas de sus situados sobre las rentas reales de las villas, si allí donde residía la tesorería de rentas reales o en los mismos pueblos. El equívoco estaba en las mismas cartas de receptorías que no lo aclaraban, aunque a decir del procurador del tesorero se debían cobrar en las mismas villas, tal como indicaba el cuaderno de alcabalas en su capítulo 144.

Juros situados sobre las alcabalas de Las Pedroñeras y renta anual

  • Juan de León, vecino de Belmonte (los capellanes en su nombre) por dos privilegios: 40250 maravedíes
  • Doña Ana de Aguilera, por ella su yerno Antonio de Rejas, por un privilegio: 30000 maravedíes
  • Don Pedro de Mendoza, arcediano de Huete (en su nombre, Cristóbal Jiménez), por un privilegio: 23000 maravedíes

Juros situados sobre las alcabalas de Las Mesas y renta anual

  • Doña Ana de Aguilera, 28000 ducados
  • Don Pedro de Mendoza, 24000 ducados 
Los juros eran títulos de deuda pública, por la que se recibía una renta anual pagada en tres tercios anuales. Los suscriptores que nos aparecen a mediados, tanto en el distrito de Villarejo de Fuentes, como en la Tesorería de Cuenca, y en el distrito del marquesado de Villena, en el siglo XVI son miembros de la nobleza regional, miembros privilegiados del clero o principales de los pueblos, que a comienzos del siglo siguiente acabarán vendiendo en una de esas consolidaciones de deuda, léase bajada del interés y renta percibida, a banqueros y prestamistas portugueses y genoveses. Es citado el caso del conde de Priego, que tenía un juro situado sobre las alcabalas de Cañaveras. Uno de los que poseía estos juros era Juan de León, tesorero de la colegiata de Belmonte, y no solo en las rentas de Las Mesas y Las Pedroñeras. En realidad, Juan León había comparado el título de deuda poseído desde seis años antes por el licenciado Alonso Montenegro y su mujer Ana Bronchero sobre el almojarifazgo castellano y la alcabala del pescado de la ciudad de Córdoba y "mudado" las rentas sobre las que se debía cobrar a las alcabalas de los pueblos de La Alberca y El Pedernoso (integrantes del distrito fiscal de Villarejo de Fuentes),  por proximidad, de más fácil cobro. El traspaso, en este caso parece corresponderse con la necesidad de la viuda talaverana y la oportunidad del tesorero de Belmonte, que recibiría, como era el caso, su juro en privilegio de pergamino el año 1556, encabezado con el nombre del nuevo rey don Felipe II que este año se intitulaba también rey de Inglaterra. 

El belmonteño se iba garantizando unas rentas sobre deuda pública, comprando juros anteriores; si bien es verdad que eran juros con escaso interés para rentistas locales, el 3.3% anual (treinta al millar), una miseria si pensamos en las futuros intereses de la deuda, del cinco por ciento a fines de siglo (veinte al millar) y siete por ciento desde 1607 (catorce al millar). El título comprado a Montenegro y su esposa procedía de una operación prestamista de Juan Balboa, que poseía poseía a su vez un juro que le rentaba anualmente 112500 maravedíes, adquirido en 1535. Ese último año, Juan de Balboa había sido uno de los que se había apresurado a socorrer a la Corona en sus aventuras militares contra Barbarroja y el turco, haciéndose eco de las noticias que llegaban de oro del Perú y la salida de una flota del puerto de Nombre de Dios con una carga valorada en 800000 ducados. Juan Balboa, en tanto llegaba el cargamento de plata de Indias, había prestado a la Corona cinco millones seiscientos dos mil quinientos noventa y tres maravedíes, por los que recibiría un primer pago de 188753 maravedíes*.

Otro de los juros en posesión de Juan de León se situaba sobre las alcabalas de Las Pedroñeras y le rentaba un total de 10250 maravedíes anuales de un principal de 307494 maravedíes. Este juro le venía de su padre Lope de León, letrado en la Chancillería de Granada, desde el año 1540. El juro había sido comprado por Lope de León a Francisco de Madrid. La operación era idéntica a la descrita tres años antes. Carlos V, apremiado por las necesidades militares, se veía obligado a tomar dinero prestado con una nueva emisión de juros con la promesa de un primer pago inmediato de los intereses en cuanto llegarán las naos de Indias. Los poseedores de juros, conocedores bien del nuevo maná de las Indias, acudían a la Casa de Contratación de Sevilla a recibir su primer pago, prima incluida por los riesgos asumidos, para deshacerse enseguida de sus juros en favor de oligarquías locales que se consolaban con las rentas de un 3.3% de unos juros que les garantizaban una vida sosegada. Estos juros eran  primeramente juros al quitar, es decir redimibles en seis años, pero con su traspaso a nuevos tenentes por cartas de renunciación, en un contexto de nuevas necesidades militares y financieras de la monarquía, se convertían en juros perpetuos al 3.3% de interés. Era un ciclo endemoniado que conducía a la monarquía a nuevas obligaciones financieras y con el tiempo a impagos. Las bancarrotas, que hoy llamaríamos consolidaciones de la deuda, conllevaban impagos, pero lo normal eran renegociaciones de la deuda con ampliaciones de los años para amortización de los juros, hasta convertirse con el tiempo de juros al quitar en unos pocos años en juros perpetuos. En estos vaivenes quedaban oligarquías locales como los León, con contactos por toda España, con sus juros y sus rentas mínimas, más mal que bien, garantizadas. La familia, de terratenientes en la tierra vieja de Belmonte, habían dado letrados para la Chancillería de Granada, como Lope de León; ahora, sus miembros, Juan o el propio fray Luis, escogían el camino de la Iglesia, donde canonjías o capellanías garantizaban ingresos seguros. Mientras, los avezados mercaderes, tan avezados como testaferros, que pululaban por Sevilla eran sustituidos, a la par que aumentaban las necesidades financieras de la monarquía, por genoveses que exigían condiciones más gravosas de pago en sus asientos con la monarquía o usurpaban, caso de los Fúcares, rentas de maestrazgos o negocio de las minas de azogue en Almadén.

De este modo, los León por sus buenas relaciones en Granada y Andalucía se estaban convirtiendo en la puerta de entrada de una nueva forma de ver la economía: visión rentista y parasitaria en una sociedad que hasta ahora había sido muy activa.

Junto a las operaciones de empréstito de los comerciantes andaluces había otras operaciones de mayor calado como la de Bartolomé de Belzar o Welser y compañía, alemanes, que por contrato firmado en la ciudad de Augusta el 21 de junio de 1536 había prestado 41729176 maravedíes, eso suponía unos intereses anuales librados en forma de carta de juro de 2980654 maravedíes, situados sobre las rentas reales de varios pueblos de Andalucía. Eran condiciones más gravosas, de catorce al millar, es decir del 7%. Tres años después una parte de este juro, correspondiente a unos intereses anuales de 375000 maravedíes fueron vendidos a Pedro de Mondoza y Bobadilla y mudadas las rentas sobre las que se situaba el pago del juro a las alcabalas de la ciudad de Cuenca y su partido de Villarejo de Fuentes. El detalle de parte del situado del juro da idea de cómo la imposición de los pueblos de Cuenca iba destinada al arcediano de Huete:
  • 24000 mrs. en las alcabalas de Valera de Yuso
  • 10000 mrs. en las alcabalas de la Olmeda de las Valeras
  • 10000 mrs. en las alcabalas de Buenache de Alarcón
  • 20000 mrs. en las alcabalas de Monteagudo
  • 15000 mrs. en las alcabalas de Paracuellos
  • 14000 mrs. en las alcabalas de Villanueva de los Escuderos
  • 6000 mrs. en las alcabalas de Navalón
  • 30000 mrs. en las alcabalas de Villarejo de Fuentes
  • 10000 mrs. en las alcabalas de El Pedernoso
  • 24000 mrs. en las alcabalas de Las Mesas
  • 33000 mrs. en las alcabalas de La Alberca
  • 33000 mrs. en las alcabalas de los paños de Cuenca
Otro empréstito es contraído por el Emperador en Metz el seis de enero de 1544, y formalizado un año después, en estas ocasiones las necesidades militares imponen recursos para las ciudades y presidios de las costas. El que presta es el mercader y regidor de Medina del Campo Rodrigo de Dueñas, un total de 4500000 maravedíes con un interés anual de 321428 mrs., con un interés de catorce al millar. 
Rodrigo de Dueñas cedería de la renta de su juro, cien mil maravedíes a doña Ana de Aguilera, señora del Congosto, correspondientes a una venta del principal de 1400000 a su padre Diego de Aguilera. Las rentas se situaban 30000 mrs. en alcabalas de La Alberca, 30000 mrs. en las alcabalas de Las Pedroñeras, 28000 mrs. en las alcabalas de la villa de Las Mesas, 12000 mrs. en las alcabalas de El Pedernoso.




Encabezamiento de  alcabalas y tercias en Las Mesas se elevaba en 225000 maravedíes al año, Hay juros situados por valor de 24000 mrs. en favor de Pedro Mendoza, 28000 mrs. en favor de doña Ana de Aguilera, 
Encabezamiento de rentas reales de Las Pedroñeras, 420000 maravedíes anuales. Hay juros situados por valor de 40250 mrs. en favor de Juan León, 30000 mrs. en favor de Ana Aguilera y su heredero Antonio de Rojas, en favor de Pedro Mendoza, 23000 mrs.


Ayuntamiento de Las Mesas, 1583

Alcaldes ordinarios: doctor Juan Díaz Ortiz y Martín Fernández Gallego
Regidores perpetuos: Martín de Espinosa, Francisco Martínez de Posadas, Diego Fernández y Juan Ortiz

Ayuntamiento de Las Pedroñeras, 1583

Gregorio García, alcalde ordinario
Regidores: Francisco Gómez Pérez, Juan de Mena Ortiz, Jerónimo Méndez, Pedro de la Porras

AGS, CRC, LEG. 270/13

*Los Balboa han sido estudiados por Rafael Girón Pascual

lunes, 29 de noviembre de 2021

Daños en los edificios religiosos en San Clemente, durante la Guerra Civil

 Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol: fueron destruidos todos sus altares, imágenes, retablos, objetos de culto y clero y todo cuanto existía en la misma. Habiendo sido destinado el edificio de la misma a garaje al servicio de la aviación roja.

Iglesia del convento de religiosos carmelitas: fueron destruidas todas sus imágenes, altares, retablos y objetos de culto, siendo destinado el mismo a teatro al servicio de los rojos. Asimismo sufrió daños de importancia el convento.

Iglesia del convento de religiosas carmelitas: fueron destruidas todas sus imágenes, retablos, altares y objetos de culto, etc. Así como el convento que sufrió daños de bastante importancia, tanto la iglesia como el convento estuvo destinado a cuartel del ejército rojo

Iglesia del convento de religiosas trinitarias: id.

Iglesia del convento de religiosas franciscas: id.

Iglesia del Remedio: también sufrió daños de importancia, así como el interior del asilo de Nuestra Señora del Remedio, siendo destinado a Hospital de los rojos

Ermita de Nuestra Señora de Rus: La imagen fue profanada y casi destruida, así como la ermita que sufrió interiormente daños de importancia


Archivo Histórico Nacional, FC-CAUSA GENERAL,1063,Exp.4, fols. 233-234

domingo, 28 de noviembre de 2021

Partido de rentas reales de Villarejo de Fuentes




El partido de rentas reales de Villarejo de Fuentes, presumiblemente, se estableció, al igual que el de rentas reales del marquesado de Villena, alrededor de 1480 y perviviría hasta la nueva planta de 1718. En el obispado de Cuenca había dos organizaciones territoriales de la fiscalidad: LAS RENTAS DEL REINO (servicio ordinario y extraordinario y, luego millones), en las que el obispado era un único distrito fiscal, representado en Cortes por la ciudad de Cuenca, y LAS RENTAS REALES (alcabalas y tercias), con varios distritos fiscales, que, caso del marquesado de Villena, no respetaban los límites del obispado.  Con la creación del servicio de millones se intentó una demarcación que cuajaría en 1634, con tres tesorerías en Cuenca, Huete y San Clemente. De esta carta receptoría para el encabezamiento de los pueblos de 1582, podemos ver el conjunto de pueblos que lo integraban. Como se ve, es un distrito territorialmente discontinuo, interrumpido por la enajenación de rentas a favor de diversos señores.


Villarejo de Fuentes, alcabalas y tercias... 780000 mrs.

Las Pedroñeras, alcabalas... 420000 mrs. 

Almonacid del Marquesado, alcabalas y tercias.... 37000 mrs.

Villalgordo del Marquesado, alcabalas... 35000 mrs.

Alconchel, alcabalas y tercias... 100000 mrs.

El Pedernoso, alcabalas,... 120000 mrs.

Las Mesas, alcabalas... 225000 mrs.

La Alberca, no tiene encabezadas sus rentas


AGS, CRC, LEG. 270/13

jueves, 25 de noviembre de 2021

Hernando de Alarcón y la prestamera de Las Pedroñeras

 

Fernando de Alarcón, marqués de la Valsiciliana, obtuvo del papado licencia para construir una capilla en la iglesia de Palomares, para sustentar el culto y capellanes de esta fundación el papado había dado letras y bulas apostólicas a favor de Fernando de Alarcón para obtener beneficios eclesiásticos para sostener económicamente la capellanía; en virtud de esas letras, Martín de Guadalajara, arcediano de Talavera, había dado  una prestamera a dicho marqués sobre las rentas eclesiásticas de Las Pedroñeras. Sobre las rentas eclesiásticas  de Las Pedroñeras decía tener derechos también Antonio Ramírez de Haro, arcediano de Huete, maestro de requesta de la cristianísima reina de Francia y abad de Arbas, poseedor de una prestamera vacante por muerte de Gonzalo Pérez, clérigo de la diócesis de Málaga.

La prestamera a favor de Hernando del Alarcón dada por los alcaldes de Pedroñeras se había suspendido por la intervención de la justicia del obispado: el canónigo García de Villarreal había dado ciertos mandamientos en favor del colegio de Santiago de Salamanca de dicha prestamera. Es el caso es que el Consejo Real por provisión de 16 de diciembre de 1532 pidió que la justicia eclesiástica se inhibiera y el brazo secular, léase los alcaldes ordinarios de Las Pedroñeras, hicieran efectiva la posesión de la prestamera en favor de Hernando de Alarcón.

 

 

AGS. CRC. Leg. 305/5

 

 

 

Alcaldes ordinarios de las Pedroñeras en 1532

·        Pedro Gómez y Mateo Sánchez Coronado





Bula  a favor de Hernando de Alarcón



domingo, 7 de noviembre de 2021

LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL CONQUENSE

 LA DESTRUCCIÓN DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL CONQUENSE


Es mucho lo que se ha hecho por la recuperación del patrimonio documental, y mucho más lo que se hubiera podido hacer si don Ángel González Palencia no hubiera perdido la vida en desgraciado accidente de coche allá por 1949, cuando andaba embarcado en la recuperación del patrimonio documental de los pueblos de la provincia.

Unas veces fueron las guerras y otras sencillamente la desidia. La Guerra de Sucesión entre austracistas y borbones nos privó de gran parte de la historia de Villanueva de la Jara; la Guerra Civil destinó gran parte de los fondos del Archivo Histórico de San Clemente a la empresa papelera valenciana Lanaya, por una República necesitada en cualquier caso y unos ignorantes regidores que tomaron el mismo camino poco después. No todo ha desaparecido, pues los archivos mencionados son ricos en documentación, aunque siempre nos quedará la duda si hay algo más, que seguro que sí. Mientras, soñaremos en la esperanza de que se hayan preservado las actas municipales anteriores a 1548 en algún lugar recóndito, aunque sus hojas acartonadas quizás no ayudaron mucho... En fin, papeles y más papeles desaparecidos, de los que queda la pequeña esperanza de que algunos comprendan que su valor no radica tanto en la propiedad excluyente del que se pueda sentir un Harpagón, cuanto en la recuperación y acceso a la historia que contienen.

Cuenca es un conjunto de tres Tierras, mal avenidas, en especial las de Huete y Cuenca con la de Alarcón, por ese sentimiento de agravio interprovincial de un sur rico frente a un norte pobre y despoblado. Gran parte de los documentos señeros de Alarcón fueron recuperados por el padre Burriel. Una copia meticulosa de los privilegios de Alarcón y su tierra (junto a otros de sus antiguas aldeas de Belmonte y Castillo de Garcimuñoz) se conservan en en la Biblioteca Nacional. Pero, ¿y la documentación del concejo de Alarcón en la Edad Moderna, dónde está?

Afortunadamente tenemos respuesta para la pregunta anterior. Actas municipales, testimonios, pleitos, cuentas, peticiones y memoriales tienen hoy su morada, que es también la de gran parte de la provincia de Cuenca, en una colección particular de Estados Unidos. Es la llamada colección Carroll Marden, depositada en la Universidad de Pricenton, y en la que podemos encontrar documentos históricos de la ciudad de Burgos y de la villa de Alarcón.
Debo su conocimiento a Santi Granero. La serie se inicia con una carta de Juana la Beltraneja confirmando a la villa de Alarcón su fuero y privilegios (aunque hay un documento anterior de 1422, sobre un poder a un procurador) hasta completar sus documentos ocho cajas repletas de historia de Alarcón y su tierra.

No sería mucho pedir a la Diputación Provincial de Cuenca, o quizás sea demasiado, la digitalización de estos documentos. Hoy en día, no es posible traernos los sillares de las iglesias románicas o de cualquier otro estilo de vuelta a España, pero unos simples papeles sí... y con un escaso coste.

Si ya lo ha hecho algún particular no veo problema para que lo haga la Diputación. Este es el fin de estas palabras o al menos recordar que parte de la Historia de Cuenca anda entre los muros de una universidad americana.

https://www.histgueb.net/.../charles-carroll-marden...

domingo, 24 de octubre de 2021

Una visión de San Clemente en 1500

 En un principio, San Clemente enterraba a sus vecinos en el cementerio aledaño a la iglesia de Santiago en su lado oeste. Los cementerios eran lugar de enterramiento, en su función primordial, pero asimismo lugar de recogimiento y oración y, hecho menos conocido, lugar de reunión de los ayuntamientos de los concejos. Tenemos constatada la celebración de ayuntamientos en los cementerios anejos a las iglesias de El Peral o Motilla del Palancar y, avanzado el siglo XVI, en Las Pedroñeras. El cementerio era lugar donde reposaban los antepasados y su memoria y tradición estaba presente. La celebración del concejo pasó del cementerio al pórtico de la Iglesia. En el pórtico de la puerta sur de la iglesia de Santiago, dedicada al mencionado apóstol, se celebraron los ayuntamientos de la villa de San Clemente hasta iniciada la década de 1490, cuando se construyen unas casas nuevas de ayuntamiento, anteriores a las actuales de la fundación Antonio Pérez, en cumplimiento de una ordenanza de los Reyes Católicos de 1486. Ni qué decir tiene que el urbanismo de la actual plaza del Pósito o de la Iglesia poco tenía que ver con el actual. Un olmo, acorde con la rancia tradición castellana, dominaba la entrada por la puerta de Santiago al templo parroquial. El olmo servía como improvisado patíbulo, así durante el año 1477, cuando colgaron de una de sus ramas a un tal Peñasco, líder de un plan meditado por Juan López Rosillo para matar a los conversos de la villa. Es probable que se trasladara a esta plaza el rollo o símbolo jurisdiccional de la villa, tal como nos aparece en documentos gráficos de 1920 (antes de ser sustituido al acabar la guerra civil por un monumento a los Caídos) pero eso sería ya avanzado el siglo XVI. En cualquier caso, el símbolo jurisdiccional de la villa, la horca de tres palos, se situaba a la entrada del pueblo por los caminos que conducían a Alarcón o Vara de Rey, en una pequeña elevación, donde se situaba la ermita de San Cristóbal. Tal vez la razón no fuera otra que, más allá de fundaciones legendarias, el origen de San Clemente estuviera en el pozo de la Herroyuela, lugar de tránsito de pastores y abrevadero de sus ganados. Es en esta parte del pueblo, apartados a un lado, donde se ubicarán los conventos franciscanos buscando la limosna de los viajeros. Esa era la entrada principal a la villa que llegaba hasta la plaza de la iglesia y luego la plaza mayor, presidida por el ayuntamiento, por la calle mayor, que no es otra que la comercial calle Boteros actual. Otros caminos unían a San Clemente con los pueblos vecinos, pero la importancia de los mismos era subsidiaria de los nuevos centros poblacionales y de poder que nacían en la zona; las ermitas se localizaban en estos puntos de entrada al pueblo, tales como la del Remedio al sur o la de San Roque en la salida hacia Belmonte, aunque si le viajero se encontraba la imponente cruz de alabastro, visible en los arcos abiertos de San Roque, viniendo de Belmonte, la impresión al entrar a la villa debía ser bastante pobre en el resto de caminos. Nos hemos de preguntar qué pensarían los Reyes Católicos al cruzar el insignificante río Rus y encontrarse a unos villanos plantados en el puente del Remedio exigiendo la jura de unas cartas reales dadas doce años antes. Y es que, a pesar de estar en un suave altozano, la imagen de un viajero que visitara San Clemente el año 1500 era la de un horizonte plano, sin edificio destacable, más allá de su vieja iglesia y su torre aneja y esa otras más imponente Torre Vieja levantada por el corregidor Hernán González del Castillo. Si existían casas principales, destacaban por su extensión horizontal que por su altura, poco que ver con los palacios de dos pisos del siglo XVII, cuya altura solo se empieza a ensayar el siglo anterior, en el que predominan las casas palacio rodeadas de tapias, con entrada principal de sillares a un patio, dominado por un aljibe o pozo, donde se distribuyen las estancias domésticas y, tanto o más, las dedicadas a los animales y utensilios agrarios. Son casas de una planta, sobre las que se eleva una falso segundo piso o cámara con finalidad de granero; estructura que se repite con menos pretensión en las casas del común, donde a pesar de todo, la teja se impone sobre el adobe de la pared. Es mediados del siglo XVI cuando aparece un tipo de casa importada y organizada en torno a patio cuadrangular porticado, al que se accede por zaguán, con columnas rematadas por zapatas sobre las que descansa piso superior y del que la casa de los Picos nos ha quedado como ejemplo. Esa es la razón por la que el sanclementino de 1510 vería con ojos asombrados la erección del convento de los Nuestra Señora de Gracia, que hoy nos parece un templo achaparrado, como vería estupefacto las nuevas casas del ayuntamiento levantadas a comienzos de siglo, de dos plantas y con un corredor superior desde el que se salvaban los tejados de las casas de la villa para ver extenderse los campos en el horizonte.

sábado, 16 de octubre de 2021

BIBIANO HELLÍN Y LA CONSPIRACIÓN DE 1831

 

Contestando a los particulares que V. me pregunta en su precedente oficio y por el mismo orden de su extensión, debo manifestar:

No ha llegado a mi noticia que en los meses de febrero, marzo y abril últimos se hayan presentado en esta villa ni sus términos partida alguna de caballería ni de infantería con objeto del horrendo crimen de conspiración contra nuestro legítimo soberano, ni tampoco don Víctor Hernández y demás personas que V. cita; que don Bibiano Hellín según se decía de público estaba designado para jefe de un cuerpo, en el caso de haber hecho explosión la revolución proyectada, que Antonio López el Dragón cumplió su condena en presidio por desafecto a S. M. y con efecto hace bastante tiempo se ausentó de su casa en esta villa y pasó a la de el Pedernoso, de donde es natural y tengo entendido ha hecho algunos viajes al Provencio y esta población a ver su familia, no siéndome repugnante su ocupación como emisario de don Bibiano Hellín, pero no tengo datos positivos en qué apoyarlo, que el Hellín estuvo efectivamente en el mes de marzo o abril en la Roda, a curarse de un brazo, pero no con pasaporte mío, porque como militar cuya impurificación en 2ª instancia no se me ha comunicado todavía de oficio, depende de la autoridad militar, y por entonces llegué a entender, que este comandante de armas le dio un pase al indicado objeto; que ningún pasaporte he librado a vecino alguno de este pueblo para la Mota del Cuervo a curarse de un brazo, cuyo hecho tal vez sea una equivocación y aplicable al don Bibiano Hellín, por lo que dejo referido, que aunque ha sido la conducta que este ha observado, ha sido muy política y recatada, siempre es tenido como sospechoso y decidido por el sistema abolido, en cuyo caso, a el primero, el de haber sido comunero y pertenecido al Escuadrón Franco de Cuenca sin que dejaren las armas a la secreta que ya se disolvió, se hallan también José Mª Roldán, Julián Montero Moreno, Proceso y Juan Girón, con Doroteo y Cayetano Montero, que don Diego de Haro, José Martínez Cabrera, don Manuel Camuñas, Juan Francisco Calvo, Francisco Maldonado, don Sebastián Martínez, José Clemente Villanueva, Antonio López el Dragón y José Cantero fueron voluntarios nacionales decididos con exaltación por el abolido sistema, pues aun cuando hubo otros, algunos de ellos no manifestaron tal adhesión y los demás se inscribieron por conservar el buen orden y tranquilidad pública amenazada por los que componían el Tercio que en un principio hubo, contrarrestando su fuerza, con la que casi en un día se aumentó quitando el mando al comandante que tenían, cuya disposición proyectada por personas adictas a Nuestro Soberano tuvo los mejores resultados, sin que pudiera puntualizarse sus nombres, con motivo de que a virtud de real orden se remitieron a la Junta reservada de Estado los libros de acuerdos de el Ayuntamiento y todos los papeles correspondientes al gobierno llamado Constitucional y que aun cuando don Isidoro López Denia, don Joaquín María y don Joaquín Melgarejo don Ramón Pradas, don Pedro José Risueño, Nicolás Mateo, Bartolomé y Marcos Girón, Veremundo Medrano, son tenidos por adictos al abolido sistema, no se han pronunciado con hechos que puedan corroborar tal opinión, desde que aquel fue extinguido.

Único que con la verdad que me es propia puedo y debo informar

Dios guarde a V.M., a San Clemente, 22 de julio 1831

Ignacio Mariano de Mendoza, Sr. Comisionado en Causa de Estado

AMSC, CORREGMIENTO, Leg. 7/10


martes, 12 de octubre de 2021

HERNANDO DEL CASTILLO E INESTROSA CONTRA JUAN ROSILLO, ESCRIBANO

 

Hernando del Castillo e Inestrosa vivía en 1549 el cénit de su poder y poco hacía presagiar las desgracias familiares que llegarían a él y sus hermanos en la década siguiente. Hernando era señor de Valera de Yuso y La Losa y regidor perpetuo de San Clemente, pero sus enemigos ya andaban al acecho. La Losa no dejaba de ser un paraje junto al río Júcar en torno a los molinos familiares. Los Castillo habían fracasado en su intento, ya desde el abuelo el alcaide de Alarcón, de apropiarse un territorio adehesado y perdido en 1528 el pleito con la villa de Alarcón. Ahora, los enfrentamientos eran con Vara de Rey, que había conseguido el villazgo en 1537. Martín de Buedo, alcalde de Vara de Rey, como acompañado del juez de mestas, Antonio Carrascal, habían sentenciado que un terreno que intentaba apropiarse Hernando del Castillo, junto a las vertientes del río Júcar, era vereda de paso y abrevadero de los ganados mesteños. El pleito de Hernando del Castillo se remontaba a 1547 e iba referido al que mantenía con los alcabaleros de Vara de Rey por el pago de alcabala por las moliendas del molino de la Losa y la pretensión del concejo de Vara de Rey para cobrar esa alcabala. Hernando del Castillo había buscado el amparo del concejo de San Clemente, asentando con dicho concejo el pago de alcabala y no con el de Vara de Rey. A pesar de este asiento, Hernando del Castillo sería condenado a pagar cuarenta mil mrs. por el concejo de Vara de Rey, mientras el concejo de San Clemente olvidaba sus compromisos. Confluían en este pleito tanto las necesidades financieras de Vara de Rey, tras la compra de su villazgo y de la aldea de Sisante, como el recelo que inspiraba Hernando del Castillo y su control de la política concejil sanclementina.

En San Clemente, el recelo contra Hernando iba en aumento, se veía con desconfianza su proximidad a los gobernadores del marquesado. Los Rosillo no habían olvidado sus odios a esta familia de conversos, en especial Juan Rosillo, escribano del ayuntamiento, al que Hernando acusaba de perder, en su oficio, los papeles de los pleitos en los que Hernando estaba implicado con el concejo de San Clemente, que le debía en concepto de alcabala 40000 maravedíes. Hernando del Castillo ganó sentencia favorable que obligaba a Juan Rosillo a pagarle los 40000 maravedíes que le debía el concejo. La razón era que el pleito entendido por el alcalde mayor hacía dos años obraba en los papeles de la escribanía de Rosillo, que ahora se negaba a entregarlos ante el nuevo alcalde mayor para hacer cumplir la sentencia. Sin papeles no había pleito, sin pleito no había sentencia definitiva y sin sentencia no había reparación en su derecho para Hernando del Castillo. El problema no era menor, pues los gobernadores y alcaldes mayores entendían en primera instancia, violando aquella que por privilegio tenían los alcaldes ordinarios, pero los pleitos llevados ante los escribanos de las villas por donde pasaban quedaban en su poder, quedando los pleitos inconclusos.

El pleito se había desarrollado en junio de 1547, ante Juan Rosillo, pero había desaparecido de su poder. La pérdida de pleitos por escribanos no era algo nuevo. Los escribanos lo eran del número, es decir, para dar fe en asuntos entre particulares, pero, cuando eran nombrados, también lo eran del concejo, pasando ante ellos los pleitos en los que entendían los alcaldes ordinarios y justicia del marquesado. Era normal que los escribanos confundieran entre los papeles de su oficio y esos otros generados en la acción judicial, saliendo los pleitos de los ayuntamientos de las villas, aunque, al menos en este caso, lo que ocurrió es que se sacó del ayuntamiento y su archivo el pleito original para que diera su parecer el bachiller Rodríguez, letrado de prestigio en San Clemente, aunque el pleito volvió al ayuntamiento y a poder de su escribano, Juan Rosillo, posteriormente sería entregado por este al licenciado Perona, letrado de Hernando del Castillo. A partir de aquí, nadie sabía dónde paraban los papeles.

El pleito, apelado por Juan Rosillo, acabaría el año 1550 en la Chancillería de Granada, donde quedaría inconcluso

 

Testigos:

Francisco Huerta, 35 años, lleva los negocios de Hernando del Castillo

Francisco Jiménez, 49 años, regidor

Licenciado Perona, 49 años

Bachiller Avilés, 36 años, abogado por la villa de San Clemente en el pleito

Cristóbal de Tébar, 53 años, regidor

Alonso García, 42 años

Ruy González de Ocaña

Alonso de Belmonte y Francisco de Ocaña, 30 años, procuradores de la villa de San Clemente


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA, PLEITOS, 13986-7