El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

viernes, 17 de julio de 2020

Juan Rabadán, solicitador en Villarta


Josefa Pérez era mujer casada de Villarta, de 27 años, moradora en Villapardo. Para San Mateo de 1734 acudió a confesarse a la iglesia del pueblo de Villarta, ante el monje dominico Juan Rabadán. Poco pudo hablar la mujer en el confesionario, pues el clérigo la asaltó declarándole su amor y unos deseos libidinosos, a los que la mujer no había de temer, pues para eso estaba el clérigo: para absolver sus pecados. Rabadán ya había puesto sus ojos en la mujer, cuando Josefa acudió a cumplir su obligación del precepto anual de la confesión para Pascua; desde ese momento, inició un atosigamiento continuo con la mujer, buscando unos favores no correspondidos, pero suficiente para desestabilizar a una débil Josefa, que para San Mateo acudió de nuevo al confesionario con sentimiento de culpa por despertar los deseos sexuales del religioso y esperando del mismo su absolución. Fue la oportunidad esperada por José Rabadán que expresó sin tapujos sus deseos: “y acusándose de sus culpas la dijo no se admiraua della, porque él era hombre y tenía los ojos puestos en ella y que se hauía de aprovechar della incitándola a cosas torpes y deshonestas”. La conseguiría en su casa o en la sacristía añadió, ante la pusilánime mujer que invocaba su honradez.
No se arredró el viejo cura rijoso, sesenta y cinco años de edad, que dos meses después asaltó a Josefa en su casa besuqueándola, mientras se deshacía del marido mandándolo a unos recados en Valencia. El monje tenía ya un currículum sólido como solicitador de mujeres en su convento de la ciudad de Alcaraz. Allí, en el confesionario, ofreció su manga a una tal Vicenta Guerrero para que la besara, aprovechando para tomar su cuerpo. La mujer casada, de veintitrés años había acudido a confesar no sus pecados sino su necesidad de conseguir ocho reales para desempeñar una prenda. Juan Rabadán se aprestó a dárselo de las limosnas, aconsejando a la joven, “que más valía ser mala de cuerpo que hurtar”. No paraba el monje, ducho en juegos eróticos: estando invitado con otro monje en la casa de Vicenta por su marido, aprovechaba para acariciar con su pie entre las faldas la entrepierna de Vicenta.
Las aventuras del monje acabaron cuando Josefa Pérez de denunció a un compañero suyo de convento, que traslado la denuncia a la Inquisición. Terminaron así las andanzas de Juan Rabadán, el monje alcaraceño que andaba por las aldeas de Iniesta buscando el favor de jovenzuelas casadas.

Archivo Histórico Nacional, INQUISICIÓN,3728,Exp.41


domingo, 7 de junio de 2020

Cañadas mesteñas

Tomo 12 de Apeos de Cañadas. 

Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-MESTA,387,N.1


   








1.- Cañada de la Roda, Vara de Rey, Sisante (noventa varas)

La Roda

Desde el sitio de la casa de Torrecillas o Mondragona hasta dar entre la Carrasquilla y la casa del Fiel, prosiguiendo por cerca de la casa de la  Lobera, cruzando la manga que llaman de Minaya por entre la casa de Mojorne y la de la Lobera, desde allí se entra en el término de Alcaraz.

Vara de Rey

Otro ramal iba de los llanos de Juan López en Sisante hasta la Rodenada en Vara de Rey, de allí al sitio del Socarradillo, prosiguiendo junto al alto de Montoya por encima del Navarcón de Buedo y dar al haza de las Doncellas, por la parte de arriba de Sanchón, entrar en una hijuela estrecha de San Clemente y cerca de la casa de Torrecillas o Mondragona entrar en La Roda.


Sisante

La Cañada entraba por el puntal del Calvillo en Sisante, prosigue a la derecha del camino de La Mancha y llega al pino de Juana, hasta llegar en par de Casas Benítez y prosigue a dar vista al cerro de la Perra hasta el Carmen y el cerro del Cubo, luego por las lomas de las Torcas,  el vallejo del Galgo y cruzando el carril del Marañal hasta el sitio de la Lobera para entrar en término de Minaya hasta el sitio de la Reguera



2.- Cañadas de Buenache de Alarcón, Valera de Abajo, Albaladejo del Cuende y Valera de Arriba (noventa varas)


BUENACHE: Puente de don Juan>> Fuente Blanca>>Peña del Buey Rico>> Senda que va a Gascas>> La Tajada>>Camino que va a Olmedilla de Alarcón>> Villarejo>> El Candelar>> El Carril Blanco

VALERA DE ABAJO: Camino de Cuenca >> Boca del Carril

ALBALADEJO DEL CUENDE: Cerrillos Blancos>> El Caorzo>> El Alto Teresa>> El Roble>> El Padrón

VALERA DE ARRIBA: Pino del Carril>> Campo de la Torre>> La Lancha>> Pinos Altos>> Llueros de Cuenca



Buenache de Alarcón
 
De la ermita de San Sebastián por el carril Blanco, del puerto de Galeán al camino del Candelar hasta el camino del Villarejo, hasta el sitio del Palmero, camino de Olmedilla, hasta el sitio de la Tajada del Pozo, de aquí a la peña del Boyerizo,  a la par de senda de Gascas, y luego hasta la Fuente Blanca, de aquí a la boca del Arroyo Rubio, hasta llegar a la puente de don Juan "y entrar después de pasada en términos diferentes y por baldíos, pinares muy dilatados, no haber labores ni ocupaciones ningunas, respecto de ser tierra arenisca e infructífera.


Valera de Abajo

De la cañada de Albaladejo, en la heredad de Melchor Carrillo en el vallejo el Cuende,, desde allí adelante, prosiguiendo el camino real de Cuenca, hasta la boca del Carril, 

Albaladejo de Cuende

De la Boca del Carril a los cerrillos Blancos, de allí al sitio del Caorzo, hasta el alto de Teresa y el alto de Vallejo el Roble, y de allí al Padrón.

Valera de Arriba

Del sitio del Padrón(o el Paredón) hasta la majada de los Carniceros, luego hasta los sitios del Costar y el Pinos Altos, de aquí al campo de la Torre y al prado de la Torre, cerro de la Nava, pinos altos, entrando por unos montes llecos y baldíos de la ciudad de Cuenca

Cañada de Honrubia (Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-MESTA,368,N.1, Apeos y cañadas tomo II)

Del cerro Judío, hasta llegar al sitio de la Vuelta, hasta dar a la aldea de Valdespinar, para dar en la Fuente del Puerco y entrar en la jurisdicción de Tébar. 

3.- Cañada de La Alberca

Sitio del Garremaial, de allí a la Fuente del Caballero, de allí al sitio de las Casillas, hasta el puente de Santo Domingo, hasta entrar en término de Las Pedroñeras.


4.- Cañada de Iniesta

Campillo de Altobuey a Jorquera

Rincón de la Parra (en el límite con Iniesta)>>Casas de la Peraleja, >>y el lavajo que dicen casa de Don Pedro de Mirabueno,  >>y por la Calera al corral de Juan Ruiz, >>puntal de la Muela >>y Loma de Ledaña >>hasta el sitio que confina con el término de Jorquera

Iniesta

La Balsa o Balsilla, hasta el Horno y de allí al sitio del cerro del Gato, y camino de La Puebla, debajo del cerro Blanco,  hasta llegar al sitio del Viso del Retamal la Hoya, cruzando los caminos que vienen de la Puebla hasta la villa de Iniesta, hasta el cerro de las Llaves, por la casa de Rabades hasta llegar a la cañada de la Graja, hasta el sitio pasado el barranco la Raíz Alta, al Humilladero y al sitio de Moreno, a la vista de las casas de Villaharta, hasta los prados de la casa que llaman de Gordín, hasta el mojón Alto, a la vista del corral que dicen del Mal Tiempo, hasta límites  y senda que dicen de la villa de Jorquera, hasta llegar al sitio de la Ribera, hasta llegar al sitio de las casas del Castillo (?), a la Lomilla, adelante por el camino que viene de Villaharta a Ledaña, hasta el lugar que mataron al francés y de aquí al sitio de Casablanca, y al camino de Villamalea, hasta el barranco de la cueva del Agua, y a la ermita de San Roque, extramuros de Ledaña, de allí a las casas de Ledaña, en el pozo del Rincón, que es dentro del pueblo, 
    
5.- Cañada de Las Pedroñeras (Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-MESTA,368,N.1, Apeo de cañadas, Tomo II)

Viene de Villar de la Encina, pasa por la Herrada (la Rada), aldea de Villaescusa de Haro

Las Pedroñeras

Desde el pozo de Ramos entra en el término de Las Pedroñeras, hasta el sitio de la Losilla, y el corral de Piedraseca, hasta el alto del Rayo, de allí al sitio de Pinar y Losares, luego hasta el vallejo Largo, luego hasta la Boca del Pinar, de allí hasta la encrucijada de los Caminos cabo la cañada de las Varas, y al Donadío, de allí al cerro Mojón a vista del Calderón hasta el alto del Hijoso, hasta el camino real del Provencio, y llegar al cerro de Valcuerno, siguiendo por el carril de Valcuerno, avanzando la cañada de los Serranos y pasando el camino de Villarrobledo, hasta el sitio del Larguillo, cruzando el camino del Barbecho y llegando a la entrada de las Cañadas, hasta la casa de Ambrosio López, entrando en el término de las Mesas.

Las Mesas

Desde la casa de Ambrosio López, cruzando baldíos, atravesando el carril de Navato, continuando por el sitio de la Cabañuela, cruzando el carril del Pedernoso, hasta lo alto de la casa de Juan Herranz, junto al cerrillo del Aliagar, prosigue por el sitio de la Alista hasta el carril de la Raya, donde concluye el término y entra en el de Socuéllamos por las Hoyalejas y el Jaenal de los Frailes.



domingo, 24 de mayo de 2020

Pedro Cañavate, negador de la transubstanciación

La casa de Ávila era una alquería situada al norte de Casasimarro, junto a la ribera del río Júcar. Era propiedad de la familia Castillo, los herederos de Hernando, el alcaide de Castillo. Por el año 1547, el propietario era su nieto Hernando del Castillo y Toledo, que ostentaba el título de señor de Valera, en nombre de su hija.

En esta casa de campo, moraban algunos renteros que labraban las tierras del señor de Valera: eran los hermanos Diego del Cañavate y Alonso Martínez Cañavate, junto a su hija Catalina, y otro matrimonio formado por Francisco Gibel y su mujer Elvira Sánchez. Allí, poco antes de la Pascua de Navidad, en una velada nocturna, Diego del Cañavate disertó sobre cuestiones religiosas, obviando las implicaciones heréticas de su conversación. Con total naturalidad hablaba que no creía en la presencia de Cristo en la Hostia consagrada ni en cuerpo ni en alma, más allá de la semejanza y figura que dicha Hostia representaba. La afirmación era delicada por doble motivo: primero, por negar el dogma de la transubstanciación en la Eucaristía, por el que media Europa andaba dividida y a palos en la época; el segundo motivo, era proclamar tal herejía en casa de los Castillo, una familia conversa que ya se las había visto con varios miembros encausados en el tribunal del Santo Oficio. Sus compañeros de velada repararon en seguida en el peligro de las afirmaciones, le pidieron que se callase, pues el caso era Inquisición. Su propio hermano Alonso le amenazó con denunciarle.

dixo que no cree que en la Hostia que consagraba el sacerdote estaba el cuerpo de nuestro señor Ihesu Christo, sino que era su figura pintada y que esto era como una ymagen que traían los que pedían limosna que la podían tambien alçar

Diego del Cañavate había nacido hacia 1510 en la Ribera del Júcar, detrás de tal denominación se escondía un conjunto de casas aisladas o alquerías que no llegaron a formar un núcleo con entidad suficiente para formar una aldea y que acabaron girando en torno a otra alquería que nacida en el último tercio del siglo anterior tendría mayor fortuna: el lugar de Casasimarro. Diego del Cañavate, había nacido en una de estas casas aisladas, quizás en la de Ávila, propiedad de la familia y luego de los Castillo, y se había criado en Casasimarro, donde vivía con su padre en una casa alquilada. Hombre desclasado, había ejercido el oficio de carbonero, aprovechando los recursos del cercano pinar de La Losa, complementando este oficio con el de bracero al servicio de otros propietarios de tierras. Con veinte años se había empleado como labrador al servicio de Juan de Enguídanos, con cuya hija casó, viendo la oportunidad de labrar sus propias tierras, pero la mujer falleció tempranamente, y los sueños de este segundón se desvanecieron. Su segundo matrimonio fue más desdichado, por la poca aportación de bienes de su suegro; enlazando con María Navarra, hija de un alpargatero, Miguel Gómez y su mujer la Navarra. Con ella permaneció casado catorce años viviendo de trabajos esporádicos en el pinar,  en los campos ajenos de labranza y de las pocas ganancias del oficio de su suegro. Hasta que la mujer falleció y Diego se hallaba al servicio de Hernando del Castillo y Toledo.

Diego trabajaba a jornal las tierras de su amo. El trabajar a soldada era una deshonra para la época, y en el caso de Diego más todavía, pues las tierras que labraba habían sido propiedad de su abuelo y de su padre. En la persona de Diego se plasmaba el fracaso de toda una sociedad y los sueños de crear una república de labradores en la Mancha de Montearagón. Diego era nieto de labradores, Bartolomé Sáez Romo, por parte paterna, y Juan Cañavate, por parte materna. Los abuelos, habiendo vivido en el cambio de siglo, les tocó roturar las tierras del la ribera del Júcar, como muchos otros, en la ambición por conseguir el derecho a la propiedad, habían levantando, caso del abuelo materno, una casa propia, la de Ávila, más abajo del puente de San Benito y un poco más arriba de la que había levantado Fernán Simarro junto a la levantada por los Barriga de Vara de Rey. El padre de Diego, Bartolomé Sáez Romo, consiguió mantener la hacienda familiar, pero el nieto Bartolomé Sánchez Cañavate, y hermano de Diego, fue incapaz de mantener las tierras y casa heredada. No lo sabemos, pero presuponemos la situación. Los Castillo, y en este caso, Hernando que había heredado los censos familiares de su hermano Alonso, se había hecho con las propiedades de los Cañavate, por impago de los réditos de los censos. Aun así, creemos que se buscó una solución amistosa, pues el hermano mayor Bartolomé Sánchez Cañavate vendió las tierras a Hernando del Castillo, mientras que encontraba cobijo y seguridad personal como mayordomo de los señores de Minaya. La fortuna del hermano mayor fue la desgracia de los dos hermanos menores: Diego se empleaba como bracero en las propias tierras familiares; Alonso, aprovechando sus habilidades, marchó a Las Mesas a ejercer de herrero. Algún día sabremos de lo que pasó en los años veinte, mediada la década, pero la crisis y la peste quebrantaron las sociedades de Montearagón y lo que fue un episodio circunstancial, dio origen a una gran migración de hombres, camino de las tierras de Ciudad Real en busca de oportunidades. Alonso seguramente fue uno de esos hombres, que sin llegar a su destino final se quedó en Las Mesas.  


Genealogía de Diego del Cañavate

Padres: 

Bartolomé Sáez Romo, labrador, vecino de Villanueva de la Jara
Quiteria López, 

Abuelos por parte del padre

Bartolomé Sáez Romo, labrador, vecino de Villanueva de la Jara
Quiteria o Catalina Martínez, 

Abuelos por parte de madre

Juan del Cañavate, labrador, vecino de Villanueva de la Jara
Su mujer, no aparece nombre

Tíos, hermano de padre

Alonso Martínez Romo, pastor

Tíos hermano de madre

Juan del Cañavate, labrador y carretero, que vive en Caravaca
Antón López del Cañavate, trabajador
Lucía López, vecina de Caravaca

Hermanos de Diego

Bartolomé Sáez del Cañavate, mayordomo de don Francisco Pacheco, señor de Minaya
Alonso del Cañavate, herrero y hortelano en Las Mesas

Hijos con su segunda mujer

Quiteria López, diez años
Ana Sáez, siete años
Lucía López, cinco años


TORMENTO Y SENTENCIA

AUTO DE LOS INQUISIDORES

Fallamos atentos los actos y méritos deste dicho parte que debemos mandar y mandamos poner a quistión de tormento al dicho Diego del Cañabate para que en él diga la verdad de las cosas de que ha seydo amonestado, el qual dicho tormento mandamos le sea dado por tanto tiempo y espacio quanto a nos bien visto fuere y con protestaçión que le hazemos que sy en él muriere o se trujiere efusión de sangre o detruncación de miembro sea a su cargo y culpa e no a la nuestrea y por esta nuestra sentencia juzgando asi lo pronunciamos y mandamos en estos escritos y por ellos (firma de los dos inquisidores y del fiscal, con presencia de los testigos)


CONTESTACIÓN DEL REO


El dicho Diego del Cañavate dixo que no tiene más que dezir de lo que tiene dicho


INTERROGATORIO BAJO TORMENTO




Inquisidores:


Y ansí les mandaron sus reverencias a la cámara del tormento donde sus reverencias también baxaron con él y estando en él, sus reverencias le dixeron que mire lo que se la ha dicho y se ponga en su libertad y con toda verdad declare la crehencia e intención que tuvo diziendo las dichas palabras de la proposición que se la ha referido dado no que le mandan desnudar


Reo:


Dixo que está a merced de us reverencias, que no tiene más que dezir de lo que tiene dicho


Inquisidores:


Y ansí fue desnudo hasta quedar en camisa y ansi desnudo le mandaron que diga la verdad, dado no que le mandar atar los braços por las muñecas con cordeles de cañamo flojamente 


Reo:


Dixo que no tiene más que dezir, syno que se encomienda en  Dios y su madre para que le dé esfuerço que en ello pueda sufrir


Inquisidores:


Sus reverencias mandaron al ministro le apriete los dichos cordeles por las muñecas


Reo:


Y estándole apretando dezía: Oh justo señor en vuestras manos me encomiendo y que es más pecador que otro alguno y que dicha tiene  la verdad


Inquisidores:


Sus reverencias, que sea cuerdo y no se querrá dexar maltractar, pues solamente se le demanda declare la verdad y dexándolo de hazer demás de querer perseverar en el pecado aún permite que su persona sea maltratada, que es cosa ajena de los hombres racionales 


Reo:


Dixo que él tiene confesada la verdad y que es pecador y que no tiene más que dezir de lo dicho y ansí mandaron al dicho ministro que continuase en el dicho tormento


Inquisidores: 


Sus reverencias dixeron que a ellos les parece que el tesón que tiene dexando de dezir la verdad sobre la intención que se le demanda debe ser más con la zozobra de apretarale con el dicho cordel que debe tener porque otra razón alguna y porque que confían que puesto en su libertad terná mejor cuidado de lo que hasta aquí para descargar su consciencia, hogaban de se la dar en lo que les es posible, con apercibimiento que le hazían e hizieron que no satisfaziendo a la dicha su esperança y dexando de hazer lo que es obligado le tornarán a mandar continuar el dicho tormento por quanto no le han por suficientemente fecho no conforme a lo que se debe


Reo: 
Dixo que ya tiene dicho a sus reverencias y a Dios y que hagan lo que mandaren y que no tiene más que dezir ni que hablar y ansí fue desatado y mandado a la cárcel 


Por ante mí, Juan de Ibañeta, notario.


Diego del Cañavate, el veintisiete de julio, volvió a negar las acusaciones por dos veces. El día 24 de agosto  de 1547 era condenado por los Inquisidores: 

que el dicho Diego del Cañavate salga al cadahalso con los otros penitentes el día del auto, donde le sea leyda la sentencia estando en cuerpo y sin cinto e sin bonete e descalço y con una mordaza a la lengua y abjure de vehementi y sea açotado públicamente en esta cibdad y si toviere algunos v bienes pague la costa... y fecho el dicho auto que subido a un asno y atados los pies y las manos e una soga a la garganta y desnudo fasta la cinta le sean dados cient açotes públicamente trayendo vergüença por las calles acostumbradas  de esta cibdad a voz de pregonero 

Un tormento inquisitorial

21 de julio de 1547: Diego del Cañavate es sometido a tormento para que declare su pecado: negar el sacramento de la Eucaristía por haber dicho que en la Hostia no está ni el cuerpo ni la sangre de Jesucristo sino una imagen de él y que la consagración de la Hostia por los sacerdotes tenía el mismo valor que la imagen pintada de aquellos pobres que pedían limosna.


AUTO DE LOS INQUISIDORES

Fallamos atentos los actos y méritos deste dicho parte que debemos mandar y mandamos poner a quistión de tormento al dicho Diego del Cañabate para que en él diga la verdad de las cosas de que ha seydo amonestado, el qual dicho tormento mandamos le sea dado por tanto tiempo y espacio quanto a nos bien visto fuere y con protestaçión que le hazemos que sy en él muriere o se trujiere efusión de sangre o detruncación de miembro sea a su cargo y culpa e no a la nuestrea y por esta nuestra sentencia juzgando asi lo pronunciamos y mandamos en estos escritos y por ellos (firma de los dos inquisidores y del fiscal, con presencia de los testigos)

CONTESTACIÓN DEL REO

El dicho Diego del Cañavate dixo que no tiene más que dezir de lo que tiene dicho

INTERROGATORIO BAJO TORMENTO


Inquisidores:

Y ansí les mandaron sus reverencias a la cámara del tormento donde sus reverencias también baxaron con él y estando en él, sus reverencias le dixeron que mire lo que se la ha dicho y se ponga en su libertad y con toda verdad declare la crehencia e intención que tuvo diziendo las dichas palabras de la proposición que se la ha referido dado no que le mandan desnudar

Reo:

Dixo que está a merced de us reverencias, que no tiene más que dezir de lo que tiene dicho

Inquisidores:

Y ansí fue desnudo hasta quedar en camisa y ansi desnudo le mandaron que diga la verdad, dado no que le mandar atar los braços por las muñecas con cordeles de cañamo flojamente 

Reo:

Dixo que no tiene más que dezir, syno que se encomienda en  Dios y su madre para que le dé esfuerço que en ello pueda sufrir

Inquisidores:

Sus reverencias mandaron al ministro le apriete los dichos cordeles por las muñecas

Reo:

Y estándole apretando dezía: Oh justo señor en vuestras manos me encomiendo y que es más pecador que otro alguno y que dicha tiene  la verdad

Inquisidores:

Sus reverencias, que sea cuerdo y no se querrá dexar maltractar, pues solamente se le demanda declare la verdad y dexándolo de hazer demás de querer perseverar en el pecado aún permite que su persona sea maltratada, que es cosa ajena de los hombres racionales 

Reo:

Dixo que él tiene confesada la verdad y que es pecador y que no tiene más que dezir de lo dicho y ansí mandaron al dicho ministro que continuase en el dicho tormento

Inquisidores: 

Sus reverencias dixeron que a ellos les parece que el tesón que tiene dexando de dezir la verdad sobre la intención que se le demanda debe ser más con la zozobra de apretarale con el dicho cordel que debe tener porque otra razón alguna y porque que confían que puesto en su libertad terná mejor cuidado de lo que hasta aquí para descargar su consciencia, hogaban de se la dar en lo que les es posible, con apercibimiento que le hazían e hizieron que no satisfaziendo a la dicha su esperança y dexando de hazer lo que es obligado le tornarán a mandar continuar el dicho tormento por quanto no le han por suficientemente fecho no conforme a lo que se debe

Reo: 
Dixo que ya tiene dicho a sus reverencias y a Dios y que hagan lo que mandaren y que no tiene más que dezir ni que hablar y ansí fue desatado y mandado a la cárcel 

Por ante mí, Juan de Ibañeta, notario.

Diego del Cañavate, el veintisiete de julio, volvió a negar las acusaciones por dos veces. El día 24 de agosto  de 1547 era condenado por los Inquisidores: 

que el dicho Diego del Cañavate salga al cadahalso con los otros penitentes el día del auto, donde le sea leyda la sentencia estando en cuerpo y sin cinto e sin bonete e descalço y con una mordaza a la lengua y abjure de vehementi y sea açotado públicamente en esta cibdad y si toviere algunos v bienes pague la costa... y fecho el dicho auto que subido a un asno y atados los pies y las manos e una soga a la garganta y desnudo fasta la cinta le sean dados cient açotes públicamente trayendo vergüença por las calles acostumbradas  de esta cibdad a voz de pregonero 


domingo, 17 de mayo de 2020

Alonso Rosillo, blasfemo



Signos de los escribanos de Villanueva de la Jara Francisco Navarro y Andrés Navarro y firma de Alonso Rosillo

Alonso Rosillo había nacido en la Navidad de 1527, en Villanueva de la Jara. Era un hombre sin oficio conocido; viviendo en casa de su padre, se limitaba a hacer lo que este le mandaba. En su familia, la educación era una prioridad y una obsesión por hacer de sus miembros unos buenos escribanos. Alonso Rosillo había estudiado las primeras letras en su pueblo de Villanueva de la Jara e incluso había recibido rudimentos de gramática. Pero el deseo de su padre de hacer de él un buen letrado al mandarlo a la Universidad de Alcalá se había traducido en un fracaso. Hacia 1546 llegó a Alcalá, donde estudió gramática durante dos años, pero tal vez mal estudiante, tal vez simple crápula, abandonó los estudios para volver a su pueblo, donde ayudaba a su padre en el oficio de escribano y en la administración de su hacienda. Su altivez le llevó a comienzos de 1551 ante el Santo Oficio por blasfemar en público. Su error blasfemar ante el alcalde mayor del Marquesado en el momento que se hacían ciertas cuentas de su padre, que para Alonso eran simples trampas que si no fuera Dios del Cielo otro no las podría averiguar o acabar. Una de tantas frases que se decían sin más importancia, pero no si alguien estaba dispuesto a denunciar. Fue el diablo quien le turbo la lengua, diría Rosillo entre lágrimas en su confesión ante la Inquisición. Decían los Inquisidores que las lágrimas del reo les habían conmovido, cosa improbable, pero sentimiento que anunciaba la sentencia benigna de nueve de marzo de 1551: simple advertencia. Este joven de veintitrés años ya había pasado su calvario particular, preso en la cárcel de su pueblo y en las del Santo Oficio en el Castillo de Cuenca. 

la familia de Alonso Rosillo era un ejemplo de superación, o al menos la mitad de ella, pues eran dos familias destacadas las que se habían encontrado: los Navarro y los Rosillo. Los Navarro, de sastres se convirtieron en labradores y escribanos. Los Rosillo, de origen incierto, de reductores del Marquesado de Villena en dilapidadores de su fortuna.



GENEALOGÍA DE ALONSO ROSILLO, en 1551


Padres


Francisco Navarro, escribano real y labrador que entiende en su hacienda en Villanueva de la Jara.
María López de Montoya, difunta

Abuelos paternos


Sebastián Navarro que fue sastre y luego vivió de su hacienda
Benita Simarro

Abuelos maternos


Alonso Rosillo, que vivió de su hacienda, fue hijodalgo y vivió en San Clemente
Mencía López

Tíos hermanos de padre

Andrés Navarro escribano, vecino de Villanueva de la Jara
Juan Navarro, labrador de Villanueva de la Jara
María Navarro, que fue mujer de García Gómez, herrero
Catalina Navarro, mujer de Francisco de Córdoba, labrador de Villanueva de la Jara
Isabel Navarro, mujer de Pedro Rodríguez, labrador de San Clemente

Tíos hermanos de madre

Juan Rosillo, labrador y vecino de San Clemente
Otro que fue casado con Isabel Navarro su tía
Teresa Rosillo, mujer que fue de Andrés Navarro

Hermanos

Francisco Navarro, que está estudiando en Salamanca

Hermanas

Mencía López, doncella
María López de Montoya, doncella
Benita Navarro, doncella


Mi agradecimiento a Julia Toledo por hacerme llegar este expediente