El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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Friday, May 30, 2025

Galeotes, héroes y la Armada Invencible

 El capitán Toribio de Caizedo levanta una compañía de soldados en los corregimientos de las diecisiete villas y de las nueve villas (1 de enero de 1588Archivo General de Simancas, GYM,LEG,229, 108)

Se describe cómo se reclutaban los galeotes para remar en las galeras. En este caso, dos presos de San Clemente son enviados a galeras al puerto de Cartagena, pero allí no son admitidos y devueltos a la cárcel de San Clemente. Los galeotes habían sido enviados por el corregidor Pedro de Castilla, el que escribe al Consejo de Guerra para ver qué hacer con ellos es Melchor Pérez de Torres, su sucesor como corregidor. Se decide que los forzados se envíen a Málaga o Gibraltar o Puerto de Santa María, pues hace dos años que no llegan las galeras a Cartagena. sus nombres Hernando Verdejo y Esteban Bustamante (Archivo General de Simancas, GYM,LEG,225, 193, a 4 de julio de 1588)


El establecimiento del corregimiento de las 17 villas el 20 de noviembre, recordó a las villas la finalidad militar de su establecimiento: el dos de enero de 1587, las villas se reúnen y acuerdan aportar cien soldados, para responder a la petición del rey del seis de diciembre anterior. El reclutamiento se mueve en la vieja tradición: los soldados se aportarán por dos meses y la expedición correrá a costa de los propios de las villas. Pero el siete de julio de 1588, el corregidor nuevo vuelve a ofrecer los cien soldados (Archivo General de Simancas, para entonces la Armada Invencible ya había partido para Inglaterra. (GYM,LEG,225, 290, a 7 de julio de 1588). Desde el Consejo de Guerra le contestarán que únicamente se quiere saber la gente de a pie y a caballo dispuesta para la guerra (GYM,LEG,231, 318, a 17 de julio de 1588)

La junta de dos de enero, según se nos dice en otro documento, empezó a reunirse un día antes, el de Año Nuevo. Las diecisiete villas andaban muy disconformes con las levas anteriores, con molestias y vejaciones. Ahora, se decide contar con los concejos de las villas, que envían a San Clemente dos regidores procuradores. Aquella reunión de Año Nuevo de 1587 debió ser muy tensa, con el corregidor Pedro de Castilla intentando convencer a unos regidores reacios a reclutar hombres, cuyo destino para la invasión de Inglaterra seguramente desconocían (leuantar y lleuar a la gente fuese a seruir con ella a la parte que v. mag. mandase). Pedro de Castilla propondrá el modelo andaluz: soldados aportados y costeados por las villas, pero las diecisiete villas del corregimiento de San Clemente imponen un límite de soldados, cien y en una campaña limitada a dos meses; más soldados o más duración, los gastos correrán a cargo de la Corona, pues las villas están cargadas con censos. Hay que tener en cuenta que las villas, ya embarcadas en préstamos, suman en este momento nuevos censos para la compra de trigo para alimentar a su vecindario (GYM,LEG,196, 13 y 14, a 5 de enero de 1587). 

La carta que envía el corregidor Pedro de Castilla al Consejo de Guerra, con fecha 5 de enero de 1587, viene precedida por otra de dos procuradores de la junta de las villas el Año Nuevo, en la que insisten es estado lastimero de las villas por las malas cosechas y la langosta y, temerosas de la acción de capitanes foráneos en la leva, piden que sea un capitán de la zona, don Alonso Ruiz de Alarcón, el que levante la compañía de cien soldados. Por correspondencia posterior sabemos que esta compañía no estaba levantada cuando la Armada Invencible naufraga en las costas inglesas, mientras se seguían con los intentos de levantar la citada compañía.

Si el corregimiento de las diecisiete villas no participó con compañías propias en la jornada de Inglaterra y la Armada Invencible, sí que contribuyó con soldados integrados en los Tercios. Uno de ellos, es el jareño Alonso López. Y es que si hay héroe digno de recordarse es este joven. Muerto su padre y quedando viuda su madre Catalina López, el joven Alonso buscó en la aventura militar la escapatoria de un hogar familiar apenas sostenido por la ayuda de su tío Gaspar Martínez y de un pueblo azotado por el gran catarro de 1580 y las malas cosechas de 1584. Llevado por la necesidad más que por la búsqueda de gloria acabó enrolándose en el Tercio de Nápoles. Nunca pasó por su cabeza las aventuras que le tocaron vivir cuando su compañía de 124 hombres fue enrolada en 1588 para la desastrosa aventura de la mal llamada Armada Invencible; la jornada de Inglaterra es cómo comúnmente la llamaban los coetáneos. Al mando de su capitán Gonzalo Monroy, los 124 soldados fueron embarcados en el navío la Anunciada de Bertendona. Desbaratada la nave por los "elementos", el barco intentó lo imposible bordear el mas islas británicas por el norte y regresar a España. Serán su tío y su madre los que hablen por el joven Alonso López, postrado y gravemente enfermo en la cama del domicilio familiar de Villanueva de la Jara. La Anunciada había conseguido hacer escala en las costas irlandesas, desde donde se había dirigido rumbo sur hacia España, llegando al puerto de Castro Urdiales.

casa de Catalina López dónde halló al dicho Alonso López en una cama al parecer muy malo el qual ante el dicho señor alcalde dixo que él fue soldado del capitán don Gonzalo Monroy y fue con él en la jornada que su magestad mandó hacer a Ynglaterra y que desembarcó en un paraje porque su nave donde él y su capitán yban quedó perdida hacia el puerto de Yrlanda y desembarcó en Castro Urdiales donde saltó en tierra muy enfermo y ansí a vendio de en ospital en ospital de limosna hasta a esta villa

 No había nadie para recibirlos ni contar su gesta. Cada uno de los soldados supervivientes emprendió el camino hacia el hogar familiar y Alonso lo haría hacia Villanueva de la Jara. Andando varios días por Castilla, de pueblo en pueblo, auxiliado por los hospitales de las villas que le dieron alimento y limosna, Alonso llegaría como un pordiosero hambriento a su hogar familiar. No tendría tiempo para descansar, a comienzos de 1589 el corregidor del partido de San Clemente transmite a los pueblos una cédula real por la que el rey exige bajo multas de quinientos ducados que los soldados que han abandonado sus compañías tras el desastre se reincorporen a sus unidades. El único soldado que encontrará el corregidor en su partido será el joven Alonso, que manifestó estar presto, si el señor le da salud. El soldado se vio obligado a un examen médico. Los dos médicos de la villa, licenciado Anguix y doctor Bravo visitaron al médico, que declararon que el joven estaba con calenturas, con la cara y los pies hinchados y con el mal francés según el doctor Bravo, es decir, nuestro héroe había contraído la sífilis. El corregidor ordenará siguiendo instrucciones del Consejo de Guerra que el joven permaneciera en su casa tomada como cárcel hasta su restablecimiento e incorporación a su compañía.

Archivo General de Simancas, GYM,LEG,269, 94

La Corona temía un ataque de Inglaterra, como ocurriría, al ver las costas del Atlántico desguarnecidas. Las compañías de los presidios de Portugal se habían vuelto a casa y los barcos que habían sobrevivido al desastre del mes de julio estaban fondeados en los puertos del Cantábrico