EL AÑO MIL SEISCIENTOS TRECE, CONTADO POR UN DIEGO LÓPEZ DE HARO
Diego López de Haro tenía cuarenta años en 1615, vivía en la calle Boteros que, por primera vez, la vemos denominada así y no calle Mayor. Era dueño de ganados cabríos y poseedor de una rica hacienda de viñas. En su memoria estaba impreso el recuerdo el año 1613, un año fatídico, seco y sin lluvias a partir del otoño y muy frío en el invierno. Estas son sus palabras:
"Que sabe y es cosa notoria que el otoño pasado de seiscientos y treze ubo por todas las partes de la comarca de la Mancha y casi en todo el reino grandísima sequedad y falta de lluvias por lo que ubo grandísima esterilidad y falta de yerua para los ganados de que causó grandísima mortandad en ellos pereciendo de hambre"
La narración continúa cómo al otoño siguió un invierno muy frio y de heladas; los pastores eran incapaces de detener sus ganados que entraban en las heredades y viñas en busca de pasto y de las pámpanas y comían los mugrones de los sarmientos de las viñas, arruinando las nuevas cepas.
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