El descubrimiento casual de tesoros en los campos de labranza fue algo normal en el pasado. Lo que eran involuntarias excavaciones arqueológicas, ya entonces, generaban pleitos sobre la propiedad de los descubrimientos. Algo de esto ocurrió en 1568, cuando en Villanueva de la Jara se descubrió un tesoro de oro y plata escondidos en el interior de una tinaja, sobre cuyos bienes el "Estado" hizo valer su propiedad.
Al parecer, y casualmente, entre ciertas personas se descubrió una tinaja soterrada, probablemente un enterramiento, al enterarse el regidor Llorente López de Tébar del descubrimiento se arrogó su propiedad por decir que estaban en tierras suyas. Con nocturnidad, y acompañado de tres o cuatro personas, el regidor desenterró la tinaja llena de oro, plata y otras cosas de valor y la llevó a su casa donde la guardó secretamente. Los verdaderos descubridores del tesoro, denunciarían a Llorente López de Tébar ante el Consejo Real que se arrogó la propiedad por estar bajo tierra. Probablemente, el descubrimiento fuera en Casas Ferrer, por entonces propiedad familiar de los López de Tébar; aunque lo único que se nos dice un año después es que las tierras estaban en término de Alarcón y que el descubrimiento correspondía a dos criados del regidor: Juan García y Alonso de la Roda.
Que en el término de Villanueua de la Jara en ese marquesado entre ciertas personas se descubrió y halló una tinaja soterrada y estándola descubriendo llegó un Lloreynte López vezino y regidor de la dicha villa que dixo ser suyo el sitio de donde se halló y no consintió que se acauase de descubrir y con engaño diziendo que volverían todos otros días a acauar de descubrir la dicha tinaja el dicho Lloreynte López secretamente y de noche con tres o quatro personas fue y sacó la dicha tinaja en la qual se a entendido auía plata y oro y otras cosas de valor la qual se llevó a su casa y la soterró y encubrió y encubre sin manifestar cosa alguna y por esta causa y no lo auer registrado pertenesce a nos todo ello
30 de abril de 1568
En 1572, el Consejo real seguía reclamando el tesoro
AGS. CCA. CED. 148, 224 y 149, 394