El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

Friday, April 25, 2025

Villarrobledo (1633)

 La langosta seguía siendo un problema a comienzos de 1633, se repartía entre los vecinos mil fanegas del canuto de la langosta aovada en los campos y que se temía aflorara en los campos para la primavera. La villa se quejará de los acopiamientos de sal ante el administrador de salinas Diego Gallo de Avellaneda, pues han cesado por el nuevo servicio de dos millones y medio que el Reino ha concedido.

Para el 23 de octubre se decide dar el trigo de las tercias a los labradores y vecinos necesitados. 

Tema de conflicto era el aprovechamiento de los montes. Los ganaderos villarrobletanos pedían el monopolio del aprovechamiento de las yerbas de las dehesas concedidas con motivo del donativo de 22200 ducados para las guerras de Italia. Por otro lado, los pueblos vecinos de San Clemente, El Provencio y Socuéllamos seguían talando los montes del Calaverón y la Bernagosa. Los sanclementinos formando cuadrillas de quince o veinte personas, fuertemente armados esquilmaban el monte del Calaverón: 

se juntan en quadrillas de quince, veynte y treynta hombres, viniendo de mano armada con sus escopetas y otras armas proybidas haciendo grandes resistencias y las dichas justicias (de Villarrobledo) a quien les prenda, quitándoles las prendas que les han tomado con lo qual a llegado a tanto su livertad  que al presente sin temor de la justicia hacen los dichos escesos

Thursday, April 24, 2025

La Melchora e Isabel de Pedrola

 Hubo un intento de una familia de crearse su pequeño señorío en las tierras al norte de San Clemente, en el pequeño lugar de El Cañavate. Eran los Pacheco, rama bastarda de los marqueses de Villena y alcaides de Belmonte. En 1499, el mayor de la saga, Rodrigo Pacheco, lo tenía todo: unas propiedades que se extendían por El Cañavate, sus aldeas, Tébar, Honrubia y La Alberca. Su padre Diego le preparó un gran patrimonio con su casamiento con María Vallo (la hija del arcediano Gómez Vallo, con bello sepulcro en la catedral de Cuenca), pero su mujer murió repentinamente. Se preparó un segundo matrimonio, esta vez con Isabel Pedrola, hija del comendador Tristán Muñoz (o Ruiz) Molina y Catalina Suárez, pero la mujer, aparte de aportar doce mil ducados al matrimonio, fue incapaz de aportar lo que se le pedía al matrimonio: los hijos. Rodrigo despreció a su mujer estéril, cayendo en los brazos de la cuñada de su mayordomo, Ana Muñoz o la muñoza; mientras la despreciada Isabel de Pedrola, mantenía las formas, que, en aquellos tiempos, era mantener el patrimonio heredado. La fortuna de Rodrigo, y la de su mujer, era envidiada por Diego Ruiz de Alarcón, su sobrino y señor de Buenache, y por su hermano Hernando Pacheco, alcaide de Belmonte. Mientras la muñoza urdía, no en vano tenía fama de sagaz, astuta y lisonjera, Isabel de Pedrola aguantaba los insultos de la advenediza y de su marido, para el que el matrimonio estaba consumido; pero Isabel mantenía y preservaba cada uno de los ducados de su dote matrimonial. 


El tiempo pasó, el ardor de los amoríos de Rodrigo Pacheco fueron apagados por la vejez, la enfermedad y la irremediable ceguera. Poco antes de morir, cuando solo era un títere en manos de la muñoza y del señor de Buenache, tuvo un momento de lucidez, dejando parte de su fortuna para la edificación de una nueva iglesia en El Cañavate, y garantizando, vía testamentaria los bienes de su repudiada mujer. Isabel de Pedrola siguió los pasos de su difunto marido, dejando los doce mil ducados de su fortuna para la fundación del convento de clarisas de San Clemente, donde ingresaría. 


Era el año 1539; la verdad es que el convento ya existía, pero no como lo conocemos hoy, pues las beatas se congregaban en torno a la casa que les había dejado Martín Ruiz de Villamediana, uno de esos hombres que forjó el San Clemente de 1500: mercader de Zamora, hidalgo sin guerras en las que luchar, noble por diferenciarse en algo de los demás y, sin saber cómo, líder de la rebelión comunera en San Clemente. Figura tan heterodoxa solo tiene su parangón en otra mujer llamada la melchora, que junto a otras dos beatas, las llamadas toledanas, fueron sin edificio que las cobijara las verdaderas fundadoras de las clarisas. Eran tiempos en los que dominaba la herejía, que es tanto como decir la libertad de pensamiento, entre el erasmismo y esos radicales llamados los alumbrados; hombres y mujeres que hicieron suyo el espíritu de pobreza que intentó infundir en la orden franciscana el gran Cisneros.


Pero una cosa era la pobreza y otra la irreverencia. La melchora era indomable; hasta San Clemente mandó la orden franciscana una sor Ana Sánchez, de Villanueva de los Infantes, para poner orden en aquel grupo en torno a la melchora que vivía la fe tan rudamente como los tiempos que les tocó vivir; el enfretamiento fue tan violento, que el Padre Provincial tuvo que intervenir para que la melchora no acabara con sor Ana. Triunfante, sor Ana, vivió veinte años de santidad, o eso nos dice el cronista de la orden padre Ortega, porque la vida de esta santa mujer ha sido barrida de la historia. La melchora, de hecho, despojada de sus hábitos conservaba aún el poder. La pobre sor Ana tuvo que emprender el camino de Villanueva de los Infantes. 


Es entonces cuando Isabel de Pedrola queda viuda e inicia su ministerio religioso. Es entonces cuando, con los doce mil ducados donados por Isabel, comienzan las obras de uno de los edificios más bellos de San Clemente: el convento de la Asunción.


Alguno de los lectores puede pensar que este clima de intrigas es similar al clima que se vive hoy en San Clemente, pero hay una diferencia: en aquellos tiempos pasados había mujeres, ... y hombres

EL OLVIDADO SIGLO XVI

 EL OLVIDO DE LA HISTORIA PASADA. Hay un desconocimiento profundo del siglo XVI, que se rellena con los datos de la época medieval, parcos de por sí, y esos otros ya del siglo XVIII. Es este, quizás, el peor presentismo de todos. El siglo XVI es ralo en fuentes. O tal vez no tanto, pues el problema es que, aunque mutiladas, las fuentes del siglo XVI ya ilusionan por mostrar testimonios que luego doscientos años después se generalizan.


El siglo XVI es un incomprendido. Quitas a los grandes reyes, el emperador Carlos y su hijo Felipe II, y parece no haber nada. Si vemos las recreaciones históricas de hoy, sobran soldados y faltan labradores; si nos aventuramos en otras recreaciones ya del siglo XVII, lo que abundan son los espacios cerrados, lo cual es más certero. El siglo XVI es un siglo de la calle, donde la clausura no tiene cabida, ni la religiosa ni la secular. Me decían, no hace mucho, que el intento de meter a las monjas canonesas de Zaragoza en clausura fue respondido por estas con procesiones por las calles de la ciudad expresando el malestar. Santa Teresa ha dejado una riada de fundaciones en sus conventos, pero ella tenía fama de andariega y de culo de mal asiento, sabedora que sus experiencias místicas, dejadas en manos ajenas podían derivar en libertinaje, y que ensoñaciones de diablos de su sierva Ana de San Agustín estaban mejor encerradas en conventos. Las primeras monjas sanclementinas de la Tercera Orden odiaban el encierro, y las reglas, y aguantaron todo lo posible, antes de ser encerradas en el monasterio de la Asunción, mientras que Nuestra Señora de Gracia era convento dúplice, con una coexistencia entre frailes y monjas que nos ha sido borrada de la memoria. Los mismos franciscanos andaban todo el día en la calle y sus pasillos y claustros era el lugar de encuentro de los primeros escarceos de los novios, por allí se movía todo el mundo. Incluso, los amores prohibidos tenían sus lugares tan secretos como públicos: el clérigo Tristán Pallarés alargaba sus encuentros enamoradizos con la viuda y rica Catalina García por los parajes de la ermita de Rus.


Todo era vida y todo era compartido. Las mozas se dejaban cortejar en los pozos de agua. Cuando Trento censuró estas prácticas, esos cortejos se trasladaron a las tiendas y sus compras y las más arriesgadas buscaron el amparo del lugar sagrado, ya fueran las moriscas y sus historias granadinas en la ermita del Remedio ya fueran esas libertinas, que la Inquisición catalogó de brujas y que se reunían junto a las ermitas.


Se temía a la noche, pero la oscuridad era transgredida. Los alguaciles se quejaban de que la prohibición de portar armas por la noche fuera negada por las luminarias de las casas que anunciaban bodas inexistentes o encuentros ilícitos con canciones y acompañamientos de guitarras. Los receptores de Granada llegaban a los pueblos para hospedarse en mesones, siendo sus cometidos profesionales comidilla de todos y cuando tomaban declaración a los testigos de probanzas, todos se salían del guion de las preguntas predispuestas: todos había oído decir algo novedoso, desvirtuado por las numerosas versiones que cada cual edulcoraba. Era una sociedad de múltiples relatos, ajena a los controles de la moral tridentina. Todo era posible: el delincuente podía ser soldado de fortuna; el labrador, regidor de su pueblo; el fraile, maestro de letras y ensayador de alquimista. 


Todo estaba lleno de vida y de desorden creativo: tratos comerciales, devaneos amorosos, enseñanzas no regladas, disputas no escondidas y muertes "celebradas" en familia.


POR ESA RAZÓN, HOY NO SE QUIERE SABER NADA DEL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA. PORQUE TODO ESTÁ TAN CONTROLADO COMO MUERTO Y SE QUIERE ESCONDER CON UN DÍA DE FESTIVIDAD LA ANODINA EXISTENCIA DE LOS TRESCIENTOS SESENTA Y CUATRO DÍAS RESTANTES DEL AÑO... LAS RUINAS DE UN CONVENTO QUE RECUERDAN ESA TRISTE REALIDAD MOLESTAN Y MUCHOS DESEAN SU HUNDIMIENTO CUANTO ANTES. ES LA MUERTE EN VIDA DE LOS QUE NOS PRESENTAN COMO JÚBILO LO QUE ES EXISTENCIA ANODINA.

Sunday, April 20, 2025

¿EL POR QUÉ DE LA VIRGEN DE RUS?

 ¿¿EL POR QUÉ DE LA VIRGEN DE RUS? Los orígenes a la devoción a la Virgen de Rus se pierden en el tiempo y en la leyenda. Don Diego Torrente daba como fecha de referencia el año 1528 y unas cuentas del regidor Miguel Muñoz. Esas cuentas, hasta donde yo sé, han desaparecido, pero, por mi parte, les doy bastante veracidad, pues cuentas similares existen en Villanueva de la Jara para ese año (entonces, bajo señorío como San Clemente de la emperatriz Isabel de Portugal). Juez fue enviado desde la Corte para entender en los desarreglos de unas haciendas municipales, descontroladas desde la época de las Comunidades. Hay una segunda razón para dar veracidad a dichas cuentas y es que cuatro años antes, en 1524, los sanclementinos se habían quedado sin el lugar de culto de la pequeña ermita de Santa Catalina en Majara Hollín, que ellos mismos habían destrozado un 16 de agosto en sus eternas peleas con los provencianos. ¿Y qué era de Rus en estos tiempos? Devoción mariana existía. Lope Rodríguez, macero real y un tahúr que dio con sus huesos en las cárceles de la Inquisición, tallaba con sus manos una imagen de la Virgen por 1490 y paseándola entre los labradores de Perona recogía huevos y otros presentes para dárselos a doña Juana Toledo (la madre del fundador del convento de Nuestra Señora de Gracia). Bueno, este Lope era un auténtico trilero, pues predicando por la Jara se ganaba unos buenos quesos. Rescatamos viejos tahúres que se aprovechaban de la devoción popular porque siempre han existido. Volvamos a Rus. La búsqueda de refugio espiritual en Rus de la segunda mitad de la década de 1520 no debió durar tanto, pues los sanclementinos, destruida la ermita de Santa Catalina, buscaron devoción a la santa en Sisante, donde también se profesaba devoción. Pero Sisante, desde 1537, cayó en manos de Vara de Rey y por allí no se quiso ver más a los sanclementinos que, en esa querencia por la violencia, destrozaban esta vez no ermitas sino el pinar de Azaraque. Muy propio de ellos: ¡o mío o de nadie! Curiosamente, en esa década de 1540 vuelve a surgir la noticia de una procesión a la Virgen de Rus (con otra a Santa Quiteria,... que los sanclementinos no lo tenían muy claro) y el intento de los sanclementinos de edificar una nueva ermita de Santa Catalina (mala conciencia tenían, pues habían destruido la anterior ermita), que no se pudo llevar a cabo por la oposición de los provencianos. Debemos recordar que la destrucción de El Provencio y de la ermita de Santa Catalina les costó a los sanclementinos setecientos juicios a otros tanto vecinos por la inquina de un emperador Carlos que ya estaba cansado de una villa que soñaba con destruir a sus vecinos y cuya fidelidad era bastante dudosa. Entre pérdidas de devociones y ausencias afloraba la devoción a la Virgen de Rus, para confundirse en lo que era una práctica habitual en toda la comarca al inicio del mes de mayo. La Pasión de Semana Santa recordaba a los pobres su propio sufrimiento, ni siquiera el colorido de los Monumentos servía para aliviar las penas. La vida era gris y esos intentos de colorar el mundo, que denunciará Luis Sánchez de Origüela, poco consolará a los afligidos, más, si pensamos, que a esa altura del año, ya faltaba el grano de la cosecha del año anterior. No es casualidad que en esos inicios de mayo (o finales de abril) coincidan varias festividades en Villarrobledo, Villarejo de San Nicolás, en Sisante, Santa Catalina o en Pozoseco y que en todas la finalidad es la misma: la comunidad, o los concejos en su nombre, daban limosna, o sea, trigo para que los pobres pudieran comer y aguantar hasta la cosecha del verano, donde los pobres recogían los granos remanentes del suelo (¿se acuerdan de la historia bíblica de Ruth?) Pero el culto de Rus, tal como nos ha llegado, es algo diferente. Hoy se han pagado 122000 euros por las andas de Rus. Los sanclementinos de 1600 hubieran visto esta postura como un escándalo... y mire usted que por la época eran comunes pujas o posturas y remates al mejor postor, con fianzas (que por eso hoy se da el dinero en metálico, que no todos los que pujaban antaño eran capaces de pagar después). Los primeros portadores de la Virgen de Rus eran los cofrades de la Sangre de Cristo, que, entre otras cosas, hacían lo que no quería nadie: recoger los cadáveres no reclamados para enterrarlos. La cofradía tuvo trabajo el año 1600, cuando las calles de San Clemente se llenaron de los cadáveres de los sanclementinos muertos por la terrible peste de ese año. Es 1600, cuando Enrique Fontes Fuster, haciéndose eco de la tradición y memoria oral, quiere ver el nacimiento de la devoción de Rus. Entonces, un pueblo desesperado por la peste y sin respuesta de sus autoridades, decide ir a Rus y traerse la Virgen (y es que éstos de San Clemente tenían precedentes en el asalto a santuarios). Traerán la Virgen al pueblo para sanar con sus milagros a los vecinos enfermos de la peste, pero las autoridades (seguramente el doctor Tébar y algún próximo a los Pacheco, pues don Juan andaba escondido en Perona, donde no había peste, cosa que los sanclementinos achacarían a la protección de la Virgen), pues bien decíamos que esas autoridades se plantarán a la entrada del pueblo, probablemente en la Herroyuela (donde hoy están las carmelitas) para negociar con los "ladrones" de vírgenes. Sería demasiado pensar que los raptores huyeron a la carrera con la Virgen, pues el resultado final sería llevar a la Virgen de Rus hasta Santa Ana, centro de apestados. Lo que está claro es que el rapto de la Virgen fue algo no querido, pues la celebración de Rus se venía celebrando para el mes de mayo y el rapto debió coincidir en la fase final de una peste que ocurrió desde junio a diciembre de 1600. Acabara la peste por "agotamiento" o por prodigio, los sanclementinos ligarían su suerte definitivamente a Rus. Hasta Sancho proclamaría su "voto a Rus"; lo del voto es o era un juramento de la comunidad de reconocimiento a perpetuidad de una obligación contraída con una Virgen que había salvado al pueblo. Además, la Virgen tuvo suerte, pues coincidió con nuevas formas de religiosidad que se iban imponiendo con el concilio de Trento, donde la imagen y la reliquia podían más que la fe interior. Así lo entendían las familias principales que no veían otra forma de controlar a un pueblo cada vez más harapiento que la taumaturgia de las imágenes. Así, la Virgen de Rus se iba imponiendo entre disputas (a cuchillada limpia) entre los Pacheco y los Ortega, que dominando Perona y Villar de Cantos, respectivamente, veían con recelo el santuario del medio: Rus. Los Pacheco tenían las de perder, todo el mundo sabía que eran los Castillo de antaño, los "perros judíos" para todos; los Ortega, se les presuponía cristiandad vieja, ya que nadie sabía bien de sus orígenes, y sus enlaces con los Origüela, eran "lavados" por el doctor Tébar con fundación jesuita. Pero, digámoslo así, los Ortega eran más "cabrones": supieron presentar a los Pacheco como enemigos de la villa de San Clemente , ya que pretendían quedarse con la jurisdicción de Perona. Con Perona debieron pensar se iría el seno materno de Rus, pero lo que se marchó, fue Villar de Cantos, finca de los Ortega y de la que dependía eclesiásticamente Rus. Que el pueblo no se fiaba ni de unos ni de otros es evidente. En 1620, un fulano Jareño se hacía eco de la procesión de Rus de ese año y del malestar popular, hasta el punto de decir que "o la villa salía con el pleito de Perona o las mujeres habrían de ir a Sevilla". O se ganaba a los Pacheco o se iría donde hiciera falta si la Virgen de Rus no abogaba por la villa. El pueblo de San Clemente ganaría el pleito, a su Virgen de Rus y perdería su tradición religiosa. Los Ortega, que, en 1626 se harán con Villar de Cantos (y controlarán la iglesia de Rus), pronto transigirían con la tradición de una "traída" que les beneficiaba políticamente, pero exigían un "rehén", que era la Virgen del Remedio, la misma que en la terrible peste de 1600 se había convertido en protectora de esos que el doctor Tébar llamaba "perros moros". Una Virgen, la del Remedio, que fue ganando en una popularidad que supliera la perdida de antaño con los nuevos pobladores del barrio del Duz o de los Duces, los marginados de los marginados. Los hortelanos se contaban con los dedos de las manos, pues para huerta la de los franciscanos, unos pasos más arriba o esas otras de familias con bastante abolengo... que una huerta entonces era algo más que cuatro hileras de judías y tomates. Viejas familias que recuperaban viejas devociones a la Virgen del Remedio, sin máculas de manchas de las viejas familias moriscas y recuperando devociones tradicionales apropiadas por los Ortega, una familia ajena al siglo XVI sanclementino, bien por estar recluida en Villar de Cantos bien porque la joven promesa, Rodrigo el mozo, fallece hacia 1540, un año después que su padre. Por fin, los Ortega encontraban su devoción y se reconciliaban con el pueblo. Estos Ortega, por no tener, no tenían ni capilla de enterramiento familiar, más allá de dos arcosolios en "los frailes" y tumbas compradas bajo el coro de los franciscanos. Y es que los sanclementinos no tenían en qué reconfortarse por el año 1600 y los Ortega supieron aprovecharse de ello. La Virgen del Remedio "en manos" de los moriscos; los franciscanos, monopolizadores del voto inmaculatista, pero que veían su altar mayor usurpado por una Virgen de las Angustias que presidía el retablo de su convento, y que era una Virgen de dolor y sufrimiento, y un Santiago matamoros en el centro del retablo de la iglesia de Santiago que expresaba bien el clima de una villa que se mataba a cuchilladas en sus rencillas internas. Solo quedaba la Virgen de Rus, la Virgen de rostro amable que hacía olvidar, aunque fuera por un día las pesadumbres. Su triunfo fue parejo a la desnudez de los atributos que le acompañaba: las limosnas y comidas de pobres fueron sustituidas por los ágapes familiares: unos ágapes festivos que se olvidaron de esos otros "aniversarios" donde la comida y el vino se compartía con los difuntos. Los cofrades de la Sangre de Cristo, expulsados por aquellos nuevos portadores que podían pagar el privilegio de llevar las andas. Caballeros y camareras por viejos ermitaños, que permitían la anarquía de una devoción espontánea,... viejas y toscas imágenes por otras "más andaluzas", como las que buscaban en Sevilla las mujeres sanclementinas allá por el año 1620.

Tuesday, April 15, 2025

Las dos líneas de los Herreros de San Clemente

 Los hijos varones de Miguel Sánchez de los Herreros fueron cuatro (Francisco, Bernardino, Antonio y Sancho), pero solo dos de ellos mantuvieron la línea varonil hasta entrado el siglo XVII, fueron los citados Francisco y Bernardino. Vaya aquí estas dos líneas con los datos recopilados por Valentín Casco  


MIGUEL SÁNCHEZ DE LOS HERREROS CASÓ CON TERESA LÓPEZ MACACHO, fundadores de la capilla de San Antón en la iglesia parroquial de Santiago de San Clemente


PRIMERA LÍNEA

1.- Francisco de los Herreros casó con Elvira Carrasco

    2.- Francisco de Herreros casó con María de Montoya

       3.- Jerónimo Carrasco de los Herreros casó con doña Jerónima Portero

          4.- Francisco de los Herreros, familiar y consultor del Santo Oficio, del Consejo de Hacienda (fue aprobado para entrar en suertes para procurador en Cortes por Madrid), casó con doña Luisa Solorzano

             5.- Don Alonso de los Herreros, pretendiente al hábito de Santiago (al igual que su hermano Francisco). Hay otras dos hermanas: María de los Herreros, monja en San Clemente, tuvo hechas pruebas para religiosa de Calatrava en Madrid) y doña Ana de los Herreros, se le hicieron pruebas mayores para ser mujer de oficial de la Suprema del Consejo de la Inquisición.


SEGUNDA LÍNEA

1.- Bernardino de los Herreros casó con Inés de Alarcón

    2.- Miguel de los Herreros casó con Catalina García 

       3.- El licenciado don Miguel de los Herreros casó con doña Inés Carrasco

          4.- Andrés de los Herreros ganó ejecutoria de hidalguía. Tenía un hermano llamado Julián cuyos hijos litigaron, junto a su tío Andrés, la ejecutoria de hidalguía ganada. 

Monday, April 14, 2025

VILLARROBLEDO (1632)

 La langosta estaba aovada en los campos Villarrobledo, pero asimismo en veinte leguas a la redonda de esta villa. Fray Pedro de Góngora, provincial de la provincia agustina de Andalucía, llega a la villa con la intención de fundar un convento en hospedería donde se puedan acomodar los dos o tres primeros frailes. La villa, aprovechando la cosecha anterior del año anterior y la previsible excelente cosecha venidera, veía como el precio del trigo por fin caía a quince reales la fanega. Buenas cosechas, pero una y otra vez se mencionaba la falta de agua y otros infortunios para justificar que llegado el mes de mayo había escasez de pan y se hacía necesario proveer a los vecinos con trigo para panadear del pósito... ¿movimientos especulativos?

Será en 1632, cuando se ejecuten los arbitrios aprobados en 1629 y en 1630, en contrapartida de los 22300 ducados en moneda de vellón aportados a la Corona para sostener el esfuerzo militar, aunque quien los recibía directamente era el factor de los Fúcares, en Villanueva de los Infantes: se consentía que el ganado pasara a las viñas para comer la pámpana, una vez alzada la uva, y a los agostaderos e invernaderos; el arrendamiento de dehesas. Era este último aspecto el que se estaba generalizando en todos los pueblos. Los arrendadores podían rozar las dehesas acotadas o permitir la entrada de ganados en esta tierra, pagando los ganaderos una oveja o doce reales, a su elección, por cada 22 almudes que sirvieran de pasto. Se concedía el monopolio a la villa para poner tiendas y estancar los productos por veinte años. Entre los que se gravaban, el azafrán (dos reales por libra) y el vino (un maravedí en cada azumbre de vino). Se gravaban también las ventas en el exterior de los granos (un real por fanega de trigo y medio real por fanega de cebada o centeno). Se añadían otras sisas sobre la carne y la lana. Los arbitrios se establecían por veinte años. Los nuevos arbitrios se unían a otros tomados desde 1616 para pagar la exención jurisdiccional de la villa o las nuevas necesidades de la Corona (el pescado o el aceite eran otros productos gravados o la octava del vino y el reciente estanco de la sal, que se denunciaba el excesivo acopiamiento hecho a la villa) y para la compra de la almotacenía y escribanía. Otros arbitrios concedidos por la corona eran la posibilidad de hipotecar sus propios y rentas, establecer nuevas tasas sobre las ventas de la tercera parte del trigo de su pósito, y la posibilidad de establecer repartimientos de dinero entre los vecinos

1000 fanegas de trigo para armar y el sueldo de 21 soldados de los presidios: Se reclutaban soldados y se hospedaban 65 galeotes de paso por la villa.

El año 1632 ha tenido también una pobre cosecha: que de causa de la esterilidad del tiempo y mucha langosta que a avido este presente año en la juridición desta villa los vecinos della son probísimos e impusibilitados de poder sembrar sus barbechos y pagar las deudas que se deben así al pósito como a personas particulares (19 de octubre). Sin embargo, dudamos de estas afirmaciones como rotundas, pues la fanega de trigo se vende por diecisiete reales en Navidad.


ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO, 1632

Friday, April 11, 2025

VILLARROBLEDO (1608)

 El año 1608, se inició con nuevas injerencias de la justicia del corregimiento en los asuntos de la villa. En este caso, en un proceso por las heridas recibidas en la cárcel por Juan Sánchez Ortiz y causadas por el capitán Francisco de Montoya o ese otro de las heridas causadas por Pedro de Vargas a Juan Ortiz de Funes. Aparte de la vulneración de la primera instancia, el asunto era una toma de partido del corregidor y su alcalde mayor, el doctor Fernando de Vera, por el capitán, partidario del poder central. Los encontronazos venían, sobre todo, con el alcalde mayor; por eso, en el ayuntamiento de 26 de febrero, se había decidido acudido a la Chancillería de Granada para que se respetase la primera instancia de la villa. Las disputas se centrarán el el regidor Pedro de Vargas, acusado por otros regidores de malversación del dinero de las tercias en el proyecto urbanístico que ha visto cómo se levantaban nuevas casas del ayuntamiento, carnicerías y pósito y cómo la plaza de la villa era ensanchada. Los poderes que Pedro de Vargas tenía para representar a la villa en la corte serán revocados a favor de Rodrigo de Llerena.

Las diferencias con San Clemente se agudizarán el mes de julio por la sacas de leña por los sanclementinos en el monte del Calaverón y la justicia parcial del alcalde mayor Francisco de Astudillo (que está ocupando el oficio, cuando los naturales están excluidos).

Seguían los problemas de abasto de trigo. De las 1500 fanegas pedidas por el pósito de Madrid, únicamente se habían allegado 500. El pósito, controlado por el corregidor, estaba lleno, pero el problema era que los labradores no tenían dinero en efectivo para comprar trigo y no acababan de terminar de sembrar. El estricto control del pósito para garantizar el abasto de la población provocaba muchos roces, pues los labradores que podían acudían por el trigo a los pueblos vecinos para garantizar la siembra. Los ganados de Villarrobledo también veían cómo sus pastos se reducían, pues tanto el Bonillo como Munera cerraban dos leguas de su término. Para junio se denuncia la presencia de unas compañías de soldados, cuyo hospedaje contribuye a agravar la situación de los más pobres y que será motivo de fricción con la corte en los próximos años, por negarse a pagar su alojamiento la villa.

El año 1608, a pesar de las dificultades de las actas, por las tintas corridas, debió aportar una cosecha aceptable. El pósito tenía en sus cámaras 12000 fanegas, de las cuales se dieron 4000 a los labradores para la siembra. Un año más, aunque desconocemos la cantidad, salió trigo de Villarrobledo para el pósito de Madrid.


ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO 1608-1609 (el año 1609 es ilegible)

VILLARROBLEDO (1607)

 El año 1607 comenzó con un concejo abierto, el día 14 de enero; el ayuntamiento se proponía comprar las tierras de los vecinos en el Calaverón y la Bernagosa.

La cárcel de la villa era antigua y se necesitaba una buena, pues "los presos no están seguros, principalmente los de consideración y calidad". Las obras de las carnicerías estaban acabadas y se debía pagar a Juan de la Serna, cien ducados. En junio se informa del paso de tres compañías de soldados por Villarrobledo, que han supuesto un gasto de 18452 mrs., aun así se le estaba debiendo 185633 de la obra, concretamente a su viuda Mari López, pues él era fallecido. El coste de la obra se elevaba a 1809433 maravedíes.

Para el quince de marzo se estaban cerrando con San Clemente y Belmonte, las ventas de trigo de la cosecha del verano. Ese mes de marzo se decían misas para rogar por un temporal de lluvias. Para finales de abril, la langosta está aovada en los límites con Socuéllamos. El 16 de julio se anuncia que no habrá problema para llenar el pósito, pero el tres de agosto, contradiciendo este parecer se habla de un año más de esterilidad y que los vecinos no podrán aportar más de mil fanegas de trigo a la tasa de 18 reales: que de causa de la poca cosecha que en esta villa a avido este presente año por la esterilidad del tiempo no se a podido emplear en trigo el dinero y caudal que el pósito desta villa tiene. Sin embargo, el corregidor exigía para su casa, 300 fanegas de trigo y 300 fanegas de cebada. Los problemas de abasto se vuelven a repetir el día siete de septiembre: que de causa de la poca cosecha de pan que obo en esta villa este presente año ay falta de pan cocido. Pero para finales de octubre se nos dice que el trigo del pósito es suficiente para las necesidades de la villa, aunque se muestran recalcitrantes a dar trigo al pósito de Madrid. De hecho, el pósito disponía de diez mil fanegas de trigo, pero se veía con muy malos ojos las diligencias del corregidor para cobrar 3000 fanegas y cinco mil reales de los deudores al pósito. Se alegaba la pobreza de los vecinos por la esterilidad de los tiempos, pero, en cualquier caso, no se veían bien estas injerencias. Pensamos que el concejo estaba mandando noticias contradictoria, cuya única finalidad era evitar la intromisión de la justicia de San Clemente, pues para final de año falta el pan cocido (se alega la lejanía de los molinos para obtener harina, sabemos que se acudía a los ingenios de la ribera del Júcar) y de nuevo se pedirá a la iglesia grano para acabar se sembrar.

Es evidente que el periodo de sequía ya iba para cuatro años y las lluvias no llegaban. el doce de noviembre se nos dice: que al presente por Dios nuestro señor es servido e ve que conviene a su santo servicio al presente en esta villa e su villa e juridición de muchos días a esta parte a auido y ay muy gran falta de agua estando la gente muy afligida y apretada. El grado de desesperación era muy grande y se pedía el auxilio divino con oraciones y otros actos de umildad para aplacar su yra. 

El cinco de julio, tenemos noticias por primera vez de que un grupo de regidores están negociando en los reales Consejos la exención de Villarrobledo de San Clemente: se sirva de hacer merced a esta villa de esentarla de la juridición del corregidor deste partido para que no pueda entrar en ella sino solamente una vez durante el tiempo de su oficio de cada corregidor a tomar quentas y residencia y que no pueda conocer en esta villa de causa alguna en primera ynstancia. No todos aceptaron esta decisión, propuesta por el alcalde ordinario Gabaldón. Entre los que se opusieron estaba Bartolomé Gallego, que alegaba que a un corregidor anterior Antonio López de Calatayud se le habían dado poderes de su majestad para intervenir en los asuntos de la villa y, sobre todo, que el intento de exención era un golpe de mano de algunos regidores y el síndico en un día que no era de reunión de ayuntamiento y en el que faltaban muchos de los 37 regidores. De hecho, la resolución resultante se trasladó a la carta de poder que había de llevar Pedro de Vargas Montoya a Madrid y a la corte y los reales Consejos, con el objetivo de contradecir la esención en primera instancia que el procurador síndico y algunos vecinos regidores e particulares desta villa tienen pedido para que sea esenta. La carta de poder iba firmada por nueve regidores. Es evidente que los regidores favorables, ausentes en ese ayuntamiento del cinco de julio habían tirado la piedra y escondido la mano. Entre los favorables al corregidor, apellidos como Pacheco, Montoya, Perea o Vargas. Familias muy importantes y enfrente un procurador síndico, Esteban López Parra, que, aunque los tiempos hubieran cambiado, tenía fama de defensa de los intereses del común. En cualquier caso, en torno al trigo se movían demasiados intereses y el corregidor intervenía en ellos hasta tal punto que un núcleo de propietarios agrarios no quería verlo más allá de una vez cada tres años. De momento, lo tuvieron que ver el día 30 de julio y con un mandamiento que no sería bien aceptado: el reparto obligatorio de trigo a aportar por los vecinos para llenar el pósito. 

El día 30 de julio, y con presencia del corregidor, se discutiría de nuevo la exención de Villarrobledo del corregimiento. Esta vez, defendería la permanencia en el corregimiento el regidor don Jerónimo Pacheco y Avilés, yendo más allá y proponiendo ofrecer dinero al rey, frente a los contrarios, agrupados en torno al síndico. Los regidores se fueron definiendo uno a uno, ganando la opción de continuar en el corregimiento por seis votos a cinco, pero faltaban una treintena de oficios concejiles.

  • Fernando Gabaldón, alcalde: a favor de la exención
  • Isidro Merchante, alcalde; en contra de la exención
  • Isidro Merchante, regidor: en contra de la exención
  • Bartolomé Diaz Morcillo, regidor: a favor de la exención
  • Francisco Romero Diaz, regidor: a favor de la exención
  • Francisco Plaza, regidor: a favor de la exención
  • Juan Jiménez Merchante, regidor: a favor de la exención
  • Don Jerónimo Pacheco Avilés, regidor: en contra de la exención
  • Juan Alonso de Aparicio, regidor: en contra de la exención
  • Francisco de Pera, regidor: en contra de la exención
  • Francisco de Minaya, regidor: en contra de la exención
El día siete de agosto, aprovechando que el corregidor no está presente, se hará nuevo ayuntamiento. Será el síndico el que defenderá personalmente la exención del corregimiento y la anulación de los poderes dados a Pedro Vargas Montoya, que está defendiendo la posición contraria en la corte. Los regidores rebeldes han hecho un ayuntamiento a su medida, forzando la ausencia de sus rivales. Entre los regidores díscolos y opuestos al regidor: el alférez Sebastián de Losa, Pedro Romero, Tomás Rodríguez, Gabriel de León, Bartolomé Gallego, que ha mudado de parecer, o Fernando del Lamo y veinte regidores más. Era una insubordinación de la mayoría de los regidores del ayuntamiento contra el corregidor. El 21 de agosto se persona en Villarrobledo el alcalde mayor para invalidar el ayuntamiento del día siete de agosto y denunciando las maniobras para hacer de Villarrobledo una villa de behetría, pero el pleno se tiene que suspender por las ausencias. Nuevo ayuntamiento se convocará el día siete de septiembre, con el alcalde mayor y revocando los poderes dados para tratar en la corte a los favorables a la exención. Es de destacar en este ayuntamiento el protagonismo de Diego Muñoz de la Calera, alguacil mayor de la villa y que se erige en portavoz de los defensores de la separación de corregimiento.


Los regidores díscolos del ayuntamiento del siete de agosto

ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO, 1607

LA CRISIS POLÍTICA DE 1607
El año 1607 fue decisivo para la cohesión interna del corregimiento de San Clemente. Ese año, la unidad del corregimiento se deterioró y con ella los intentos de la Corona de llevar a cabo una política centralizadora. Hubo dos detonantes para que se diera esta situación. La primera fue las graves crisis de carestía, muy profundas en los años 1604 y 1605 y, la segunda, la intervención del corregidor de San Clemente y su alcalde mayor en los pósitos de las diferentes villas. Aunque en el año 1605 se celebran juntas de partido en Iniesta para buscar el trigo que faltaba en tierras lejanas de Molina y de Aragón. Pasada la situación más grave de la crisis, las villas denunciarán la intromisión del corregidor de San Clemente en su política municipal. Recordando los privilegios de la primera instancia que las villas poseen: tenemos constatados los casos de Villarrobledo o Villanueva de la Jara (y de su aldea Casasimarro), pero la crisis es más profunda y afecta a todas las villas. El resultado será el debilitamiento de la autoridad del corregidor. Los intentos de exención de Villarrobledo se saldarán con la obtención de un privilegio que aunque no consigue la exención total del corregimiento, le dará una amplia autonomía. Situaciones similares se darán en Villanueva o Iniesta, aunque nuestro conocimiento sea menor. Asimismo, la pérdida de autoridad del corregidor no supuso un reforzamiento de las villas; arruinadas sus haciendas municipales, algunas tuvieron que enajenar las rentas reales en manos privadas o, caso extremo de Santa María del Campo, perdieron el realengo e independencia recientemente alcanzados.

Tuesday, April 8, 2025

VILLARROBLEDO (1606)

El quince de febrero de 1606 se dan por cerradas ante el corregidor de San Clemente las compras de trigo acordadas en la junta de Iniesta de 16 de octubre del año anterior. Junto al trigo comprado en el exterior, los labradores eran los paganos de una situación de carestía, pues el trigo que se les compró para el pósito fue fijado a un precio de catorce reales (22 reales por debajo del precio del mercado) y hubo necesidad de compensarles pues la misma tasa de granos se subió a 18 reales la fanega. La situación de la villa era penosa, tal como se reconoce el 26 de abril, cuando se decide fijar un salario de diez mil maravedíes a los médicos para compensar la asistencia que desprendidamente están dando a los vecinos pobres, pues a avido y ay muchos enfermos y los médicos desta villa an tenido cuydado y lo tienen de presente de visitarlos sin interés alguno. Para el 29 de abril se debe comprar nuevamente trigo para el pósito, esta vez en Consuegra. Se debe acudir al trigo de la iglesia para garantizar la limosna para pobres de la fiesta del primer jueves de mayo en el Villarejo de San Nicolás.

La villa se prepara para la próxima cosecha. Era habitual que los labradores villarrobletanos acudieran a San Clemente y Belmonte a vender su trigo y disponer así de liquidez en dinero. El tema no era baladí, porque a Villarrobledo se se le exigía el pago de sus impuestos en moneda de plata y esta moneda escaseaba. Ahora se pretendía que el caudal del pósito, 22000 reales, fuera íntegramente al pago del trigo de la cosecha de agosto y destinado a llenar sus cámaras. La cifra se elevará a 3000 ducados.

Si la necesidad era grande en Villarrobledo más lo era en el resto de la comarca. Durante los años 1605 y 1606 gente de los pueblos comarcanos, llevados de la necesidad, habían acudido a Villarrobledo y se habían asentado en el pueblo. El ayuntamiento del cinco de junio de 1606 ordenará su expulsión del pueblo: que las personas que oviere en esta villa que no fueren vecinos salgan fuera della se vayan a sus tierras con sus casas dentro del terzero día de la notificación atento que se an venido a ella este presente año y el pasado mucha gente de que se a seguido y sigue mucho daño a esta villa y sus vecinos y se espera mayor. 

La medida era radical y difícil de aplicar, pues ocho días después se reconoce que se espera y ya están llegando los peones para la siega. La presencia de esta mano de obra estacional agravará la falta de pan. La solución será subir el precio del pan a dieciséis mrs. la libra de catorce onzas. De cada fanega se extraerían 114 libras de pan, en lo que era evidente bajada de la calidad. Las preocupaciones del concejo es garantizar la alimentación de la población. Para aliviar la situación, la cosecha del verano ha sido  mediocre, pero las necesidades son muchas; la ciudad de Cuenca intentara comprar el site de agosto de seis a siete mil fanegas de trigo en Villarrobledo, pero esta villa aún no ha conseguido llenar su pósito. El corregidor de San Clemente intentará controlar la cosecha de ese año, garantizando el depósito diez mil fanegas que se han de poner en terceras personas. Es una decisión que soliviantará a Villarrobledo, ni la Corona se ha atrevido a estas medidas allá de situaciones de emergencia o de guerra. Además, se alega que la cosecha de 1606 ha sido la cuarta parte de la habitual otros años: por aver faltado los temporales que no se a cogido la quarta parte de pan que se esperaba respecto de la dicha falta de pan y de la poca siembra que ubo para la cosecha deste año. La falta de grano en el otoño anterior para la siembra ha limitado la cosecha del verano. Villarrobledo necesita 30000 fanegas de trigo para su abasto. La intromisión de la justicia de San Clemente para intentar frenar la especulación reiterada con motivo de las cosechas veraniegas, continuará cuando el alcalde mayor Cid, el 18 de agosto, hace cumplir las disposiciones del Consejo de Castilla y ordena que el pan cocido no supere el precio de seis maravedíes la libra (ha llegado a alcanzar los dieciséis mrs.), así como que se informe de con razón verdadera de cuál ha sido la cosecha del verano y cuáles las necesidades de la villa de Villarrobledo, tanto para consumo como para siembra. Necesidades que se reconoce no están cubiertas para pobres y pasajeros así como la imposibilidad de comprar trigo, pues el mayordomo de propios cesante ha dejado una deuda de dos mil ducados en las cuenta municipales. Poco después llegará Gaspar Fonseca para embargar trigo para llevar a la corte; se intentará llegar con él a un concierto para que no saque más de 2400 fanegas de trigo, pero las confiscaciones son la norma. La cantidad final subirá a tres mil fanegas. Las intromisiones del corregidor, por mandato del Consejo real, continuarán y el uno de noviembre se pide se informe del trigo existente en el pósito disponible para que los labradores puedan sembrar sus barbechos. Una vez, más se echará mano de la rentas pontificales para garantizar la siembra, pero las constantes intromisiones del corregidor en la política de granos de la villa será el germen del descontento que conducirá a Villarrobledo a pedir su exención del corregimiento unos años después.

Ese año 1606, el más rico del pueblo, excusado mayor para el cobro del diezmo, era Pedro Sánchez de Munera, y como excusado obrero o de la obra de la iglesia fue nombrado su hermano. La lonja, junto a las carnicerías, ya estaba finalizada. Juan de la Serna nos aparece como maestro de cantería de las carnicerías (de la obra principal), pues el 29 de junio recibe una libranza de 1000 reales.

Un hecho aparentemente ajeno a la zona venía a trastocar la vida en la zona. Nos referimos a la vuelta de la corte real a Madrid desde Valladolid. Cinco años después la corte volvía a Madrid. Entre idas y venidas el duque de Lerma se enriquecerá. A Villarrobledo se pidieron treinta carros de a tres mulas para le traslado de la corte. Ya en en viaje de ida de 1601, se calcula que acompañando al rey habían llegado a Valladolid 15000 personas. Ahora volvían de nuevo a Madrid el mes de marzo. La orden llegaba del alcalde de casa y corte Silva de Torres y cayó como un jarro de agua fría en Villarrobledo, donde en esta villa no ay ni se podrán hallar mulas para que puedan servir en la dicha jornada por estar todas ellas muy flacas y decaydas de causa de la grande falta de zebada (23 de febrero).Se pedirá se escuse a la villa de dicha aportación. La cifra será rebajada a veinticinco carros, pero para el uno de abril aún no han partido para Valladolid y se les apremia. Los dueños de los carros recibiría cuatrocientos reales por cada uno. El dos de abril, los carros están listos y se relacionan en las actas municipales. El cinco parecen dispustos para partir. Pero, un mes y medio después, el 21 de mayo, se piden quince carros más, mitad con tres mulas y mitad con cuatro.

ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO, 1606

Monday, April 7, 2025

VILLARROBLEDO (1605)

 Al empezar 1605, el edificio de las carnicerías se seguía levantado. A sus puertas de las carnicerías y en la plaza se pretendía levantar lonja para los tratos de los comerciantes, obras que estarán a cargo de Rodrigo de Aguirre, maestro de cantería. El 17 de enero, el concejo villarrobletano muestra su preocupación por la falta de pan en el pósito, consecuencia de la mala cosecha habida en toda la comarca. Se teme un aumento del precio del pan y de la necesidad; el trigo se buscará en la propia villa. Las previsiones del mes de septiembre pasadas sobre el trigo acumulado en el pósito, diez mil fanegas, se hacen insuficientes a comienzos de año, cuando las siembras se han realizado y el trigo consumido. Peor aún, se anuncia ya un pésimo año 1605 que ahondará la gravedad de la crisis: "porque en los vecinos se ve en cada día mayores nezesidades y están tan apretados con la mucha esterilidad que a sobrevenido que no solo la nezesidad es presente, pero yrá creciendo por la poca agua que a sobrevenido y por estar los sembrados mal nacidos". Lo más grave es lo que se decía a continuación: los más ricos compran el pan. Se decía que para su propia previsión, pero la consecuencia es que privaban de ese pan a los más pobres. El corregidor intervenía en los graneros y cámaras particulares, buscando el trigo que faltaba en las diecisiete villas del corregimiento. Las quejas villarrobletanas parecía fundadas esta vez y se anunciaba que, de no comprar trigo inmediatamente fuera en otras regiones, no se hallaría. "La necesidad que ya se ve se a de apretar" (31 de enero de 1605). Villarrobledo, una villa de dos mil vecinos o más, consumía sesenta fanegas de trigo al día. 

El Consejo Real se hará eco de la necesidad por cédula real de 24 de enero de 1605, donde requiere informe del trigo existente en los pósitos de la villa y se presenta un futuro muy aciago hasta la cosecha de 1606, pues la del presente año se considera perdida. Se pide al corregidor informe de las tierras que se han dejado de sembrar por falta de grano y de los remedios que puedan proveer las villas para mayor aumento de la agricultura. En el caso de Villarrobledo, las tierras de cereal se habían extendido al máximo, entrando en colisión con Alcaraz y su corregidor, por el rompimiento de tierras en la dehesa de la Berenguela. Para el 16 de mayo, se decide comprar trigos, que se espera a excesivos precios, pues ya se ve que la cosecha del verano va a ser muy poca. La desesperación llevará el 21 de mayo a hacer rogativas a la ermita de Villarejo de San Nicolás, pues se recuerda que ese era el motivo del primer voto que se hizo: y quando se hizo el dicho voto fue para suplicar a nuestro señor fuese servido dar los frutos de la tierra y en aquel tiempo esta villa era de hasta doscientos vecinos poco más o menos. Unos datos que, creemos nos llevan el origen de la procesión a comienzos del siglo XVI y las crisis de carestías de esos años. Más interesante es lo que se dice a continuación, pues coloca a Villarrobledo con una cifra de tres mil vecinos: y por la divina misercordia esta villa a ido en tanto augmento que se cuenta por de tres mil vecinos y respecto de lo qual con la dicha cantidad (seis mil maravedíes de limosna para los pobres) no se puede cumplir con la mitad del diezmo de la gente que acude de cuya causa los pobres y gente devota que suele acudir a las dichas prozesiones lo dexan de hacer. Se denunciaba más que la falta de fe, la quiebra de la sociedad villarrobletana, incapaz de mantener a sus pobres. Por eso se pedía aumentar las limosnas de 6000 a 40000 maravedíes. El mal no era solo villarrobletano, sino de las diecisiete villas del corregimiento de San Clemente: la pobreza era un problema estructural. Y la aparición de una masa de población flotante, sin residencia fija también. La cifra que se da para Villarrobledo de tres mil vecinos, supone 1150 vecinos más que en 1591. Algo similar ocurre en San Clemente, donde los más de dos mil vecinos contrastan con lo mil quinientos de 1591. Los censos fiscales no recogían los asentamientos de vecinos en los nuevos barrios y ni siquiera registrados en los vecindarios del ayuntamiento ni tampoco la población laboral flotante o los forasteros y gente de paso, en algunos casos, leguleyos o mercaderes, pero en otros, pobres en busca de oportunidades y cuyo sostén alimentario era un problema para los ayuntamientos. La pobreza se hacía visible en estas festividades, como el primer jueves de mayo en San Nicolás, cuando acudían pobres de toda la comarca. Las necesidades llevan a plantearse en el ayuntamiento de 8 de junio a solicitar un censo de veinte mil ducados para un pósito que está vacío y se prohibirá a los clérigos sacar o comprar trigo en la villa que no sea para abasto de la propia villa.

Se temía por las personas y se temía por los animales, pues la cosecha de cebada y centeno se esperaba muy mala: por vista de ojos se a visto y ve la esterilidad del año y principalmente en la zebada y zenteno que no se espera en esta villa ni en su comarca se cogerá alguna. Previendo la falta de grano para los animales se decide abrir la dehesa de la Bernagosa a los ganados mulares y caballares. 

La hacienda concejil estaba intervenida desde que el año 1600 tomó cuentas de propios, pósito y rentas el licenciado Santarén y cuya actuación fue precedente para que los corregidores intervinieran la hacienda villarrobletana. Se recordaba la intervención de cuentas del corregidor Diego de Mendoza y el alcalde mayor doctor Tomás Cid que fue acompañada de un juez de residencia de los oficiales villarrobletanos, con imposición de fuertes penas. Se debían al pósito 4900 fanegas de trigo y 6700, reales, a pesar de haberse cobrador 11000 fanegas en la cosecha de agosto. Igualmente, resultaba molesto el hecho de que el escribano de San Clemente Francisco Rodríguez Tudela interviniera en los autos de la villa. Ahora para el mes de junio, Villarrobledo se opondrá a que el corregidor tome cuentas a los oficiales de la villa. En cualquier caso, el treinta de junio, hay una colaboración entre el corregidor Mudarra Mendoza y los regidores villarrobletanos pues la situación es extrema, hasta tal punto que se pide el control del cobro de los diezmos y del trigo que han de devolver los labradores al pósito. Cuando los Inquisidores de Murcia piden mil quinientas fanegas de trigo, pues no encuentran trigo alguno en el Reino de Murcia, se buscarán excusas. Igual malestar provocará la pretensión de dividir el beneficio curado en varios y más en ese momento de crisis*. El once de julio, ya segadas las primeras mieses, los labradores no entregan trigo alguno al pósito, pues lo guardan para sus necesidades. Se habla de que la villa puede perderse y despoblarse. Para finales de julio se pide al obispo de Toledo poder disponer del diezmo de los despoblados pagando el trigo a la tasa como de la prestamera simple de Guadalajara y Belmonte, a cargo del prior del convento de San Lorenzo del Escorial. Mientras, se buscan los 24000 ducados a censo para dotar al pósito y se envían procuradores a buscar trigo, hasta Molina de Aragón, donde se esperan sacar de 8000 a 10000 fanegas. El precio de la fanega de trigo alcanza los 36 reales y el pan cocido diez maravedíes la libra para los vecinos y a catorce para los forasteros, cuyo abasto se presenta para la villa como un grave problema. El corregidor avisa de que se podrá comprar trigo en la ciudad de Cartagena para las villas, hemos de suponer traído desde Italia.

El trigo villarrobletano era el testimonio de la crisis de carestía vivida, pero también de las injusticias sociales. A la corrupción denunciada por jueces y corregidor en la toma de cuentas se unían ahora las peticiones de grupos que vivían del trigo villarrobletano: así, 150 fanegas de trigo para el cabildo de la colegiata de Belmonte o, lo que provocaba más odios en Villarrobledo, trescientas fanegas de trigo para la casa del corregidor y alcalde mayor y doscientas de cebada para sus caballos. Para mediados de septiembre se decidir embargar el trigo de las cuatro rentas pontificales, pues el trigo se necesita para la siembra, pero el arzobispado no entrega el trigo, a pesar de la insistencia de la villa sobre la sequía terrible de ese año. SE acabará embargando, entre protestas de la villa de Almagro, pues los arrendadores de las rentas pontificales de esa villa tenían derecho al cuarto del trigo decimal. Mientras, los poseedores del grano no sueltan el trigo si no es a precios excesivos y pagado en plata, no aceptando la moneda de vellón. La plata ha desaparecido de la circulación y se atesora al igual que el trigo.

El trece de octubre de 1605, por las actas de Villarrobledo, tenemos noticias de que el Consejo Real a través de su secretario Juan Gallo de Andrada decide intervenir ante la grave crisis de carestía, que, de Las Mesas a Iniesta, se extiende por las diecisiete villas que conforman el corregimiento de San Clemente. Se celebrará una junta de corregimiento en Iniesta, donde cada una de las diecisiete villas han de enviar un alcalde o regidor. La carta que ha mandado el Consejo Real es clara: "atenta la esterilidad general que a auido este año el pan por la poca cosecha que a auido y que en el Reyno de Aragón se entiende la a auido buena y que de allí se podrán sacar tres cientas mil fanegas de trigo para la provisión de esta tierra y Reyno de Toledo. Lo tratado en Iniesta (en una junta que probablemente se reunió el 16 de octubre, domingo) fue asentado por el escribano Francisco Rodríguez de Tudela. Un traslado del documento notarial sería presentado por el regidor Pedro Montoya Vizcarra y llevado a las actas del concejo de Villarrobledo. Estos serían los puntos:

  1. Se debieron decidir las cantidades de trigo para cada uno de los pósitos de la diecisiete villas, que deberían ser comunicadas por carta del corregidor a la corte. Para las diligencias se nombró a Pedro Durango, que recibiría un sueldo de 50 ducados, más cien reales por llevar las cartas
  2. Matar y destruir la langosta aovada en San Clemente y otras villas. Villarrobledo estará libre ese año de la langosta

El 21 de marzo se informa de que Ana Ruiz, viuda de Juan Cano Moragón, deja 700 ducados y sus casas para la fundación de un convento de frailes carmelitas descalzos, además una renta para cuatro capellanes para que lleven las varas del Santísimo Sacramento cuando sale a visitar los enfermos, dar alimento a los estudiantes y dotes a las huérfanas y una capellanía en dicho convento, y cien fanegas de trigo en cada año para que se den de limosna a los pobres en los meses de abril, mayo y junio. A pesar de las reticencias de algún regidor, la intervención del regidor Alonso Téllez fue clave para dar vía libre a dicho convento. La fundación no se llevaría a cabo.


*La unión y concordia que se hizo del dicho beneficio del beneficio curato y del beneficio simple que auía en esta villa y que se auía sacado y desnombrado del dicho beneficio curado y se volvió a juntar y unir  con voluntad de don Manuel de Reynoso beneficiado que fue del dicho beneficio y con lecencia de su santidad sobre lo qual ay y se dieron bulas apostólicas y otros papeles y recaudos en favor del dicho beneficio curato (8 de julio de 1605).

El 25 de noviembre toma posesión del beneficio curado de la villa el doctor Antonio de San Vicente, vicario del arzobispado de Toledo

JUBILEO Y RELIQUIAS

"dixeron que a este ayuntamiento se a dado noticia que el padre Baustista Pacheco religioso de la compañía de Jesús por conzesión de su santidad a traydo a España muchas reliquias de santos de la ciudad de Roma para poder colocar e poner en las yglesias que el quisiere en estos reynos y en las yglesias donde las pusiere en cada una se conzeden cada año cinco vezes jubileo plenísimo y remisión de pecados en cinco días diferentes" (actas Villarrobledo 25 de noviembre de 1605)


ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO, 1605