El año 1607 comenzó con un concejo abierto, el día 14 de enero; el ayuntamiento se proponía comprar las tierras de los vecinos en el Calaverón y la Bernagosa.
La cárcel de la villa era antigua y se necesitaba una buena, pues "los presos no están seguros, principalmente los de consideración y calidad". Las obras de las carnicerías estaban acabadas y se debía pagar a Juan de la Serna, cien ducados. En junio se informa del paso de tres compañías de soldados por Villarrobledo, que han supuesto un gasto de 18452 mrs., aun así se le estaba debiendo 185633 de la obra, concretamente a su viuda Mari López, pues él era fallecido. El coste de la obra se elevaba a 1809433 maravedíes.
Para el quince de marzo se estaban cerrando con San Clemente y Belmonte, las ventas de trigo de la cosecha del verano. Ese mes de marzo se decían misas para rogar por un temporal de lluvias. Para finales de abril, la langosta está aovada en los límites con Socuéllamos. El 16 de julio se anuncia que no habrá problema para llenar el pósito, pero el tres de agosto, contradiciendo este parecer se habla de un año más de esterilidad y que los vecinos no podrán aportar más de mil fanegas de trigo a la tasa de 18 reales: que de causa de la poca cosecha que en esta villa a avido este presente año por la esterilidad del tiempo no se a podido emplear en trigo el dinero y caudal que el pósito desta villa tiene. Sin embargo, el corregidor exigía para su casa, 300 fanegas de trigo y 300 fanegas de cebada. Los problemas de abasto se vuelven a repetir el día siete de septiembre: que de causa de la poca cosecha de pan que obo en esta villa este presente año ay falta de pan cocido. Pero para finales de octubre se nos dice que el trigo del pósito es suficiente para las necesidades de la villa, aunque se muestran recalcitrantes a dar trigo al pósito de Madrid. De hecho, el pósito disponía de diez mil fanegas de trigo, pero se veía con muy malos ojos las diligencias del corregidor para cobrar 3000 fanegas y cinco mil reales de los deudores al pósito. Se alegaba la pobreza de los vecinos por la esterilidad de los tiempos, pero, en cualquier caso, no se veían bien estas injerencias. Pensamos que el concejo estaba mandando noticias contradictoria, cuya única finalidad era evitar la intromisión de la justicia de San Clemente, pues para final de año falta el pan cocido (se alega la lejanía de los molinos para obtener harina, sabemos que se acudía a los ingenios de la ribera del Júcar) y de nuevo se pedirá a la iglesia grano para acabar se sembrar.
Es evidente que el periodo de sequía ya iba para cuatro años y las lluvias no llegaban. el doce de noviembre se nos dice: que al presente por Dios nuestro señor es servido e ve que conviene a su santo servicio al presente en esta villa e su villa e juridición de muchos días a esta parte a auido y ay muy gran falta de agua estando la gente muy afligida y apretada. El grado de desesperación era muy grande y se pedía el auxilio divino con oraciones y otros actos de umildad para aplacar su yra.
El cinco de julio, tenemos noticias por primera vez de que un grupo de regidores están negociando en los reales Consejos la exención de Villarrobledo de San Clemente: se sirva de hacer merced a esta villa de esentarla de la juridición del corregidor deste partido para que no pueda entrar en ella sino solamente una vez durante el tiempo de su oficio de cada corregidor a tomar quentas y residencia y que no pueda conocer en esta villa de causa alguna en primera ynstancia. No todos aceptaron esta decisión, propuesta por el alcalde ordinario Gabaldón. Entre los que se opusieron estaba Bartolomé Gallego, que alegaba que a un corregidor anterior Antonio López de Calatayud se le habían dado poderes de su majestad para intervenir en los asuntos de la villa y, sobre todo, que el intento de exención era un golpe de mano de algunos regidores y el síndico en un día que no era de reunión de ayuntamiento y en el que faltaban muchos de los 37 regidores. De hecho, la resolución resultante se trasladó a la carta de poder que había de llevar Pedro de Vargas Montoya a Madrid y a la corte y los reales Consejos, con el objetivo de contradecir la esención en primera instancia que el procurador síndico y algunos vecinos regidores e particulares desta villa tienen pedido para que sea esenta. La carta de poder iba firmada por nueve regidores. Es evidente que los regidores favorables, ausentes en ese ayuntamiento del cinco de julio habían tirado la piedra y escondido la mano. Entre los favorables al corregidor, apellidos como Pacheco, Montoya, Perea o Vargas. Familias muy importantes y enfrente un procurador síndico, Esteban López Parra, que, aunque los tiempos hubieran cambiado, tenía fama de defensa de los intereses del común. En cualquier caso, en torno al trigo se movían demasiados intereses y el corregidor intervenía en ellos hasta tal punto que un núcleo de propietarios agrarios no quería verlo más allá de una vez cada tres años. De momento, lo tuvieron que ver el día 30 de julio y con un mandamiento que no sería bien aceptado: el reparto obligatorio de trigo a aportar por los vecinos para llenar el pósito.
El día 30 de julio, y con presencia del corregidor, se discutiría de nuevo la exención de Villarrobledo del corregimiento. Esta vez, defendería la permanencia en el corregimiento el regidor don Jerónimo Pacheco y Avilés, yendo más allá y proponiendo ofrecer dinero al rey, frente a los contrarios, agrupados en torno al síndico. Los regidores se fueron definiendo uno a uno, ganando la opción de continuar en el corregimiento por seis votos a cinco, pero faltaban una treintena de oficios concejiles.
- Fernando Gabaldón, alcalde: a favor de la exención
- Isidro Merchante, alcalde; en contra de la exención
- Isidro Merchante, regidor: en contra de la exención
- Bartolomé Diaz Morcillo, regidor: a favor de la exención
- Francisco Romero Diaz, regidor: a favor de la exención
- Francisco Plaza, regidor: a favor de la exención
- Juan Jiménez Merchante, regidor: a favor de la exención
- Don Jerónimo Pacheco Avilés, regidor: en contra de la exención
- Juan Alonso de Aparicio, regidor: en contra de la exención
- Francisco de Pera, regidor: en contra de la exención
- Francisco de Minaya, regidor: en contra de la exención
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