Alonso Pacheco Guzmán, alférez mayor de la villa, intentaba hace valer los pretendidos derechos de su mujer Elvira Cimbrón del Castillo sobre la dehesa de Perona, que para el concejo sanclementino era la dehesa boyal de Perona y Villar de Cantos. Para los sanclementinos esta dehesa era para uso de las bestias de labor de la villa de San Clemente y sus aldeas de Perona y Villar de Cantos y otros pueblos pertenecientes al suelo de Alarcón. Se decía que los vecinos de El Cañavate o Vara de Rey, cuando eran fiestas o días festivos dejaban sus mulas en la dehesa. Un bien propio de la villa, que si se había rompido para labranza o arrendado para pasto había sido con ocasión de las licencias concedidas por la Corona como arbitrios por necesidades fiscales en los últimos años, aunque esa no era la norma de los tiempos pasados. Martín de Buedo Alarcón recordaba que dicha dehesa había sido concedida como arbitrio a la villa en 1592 para pago del servicio de millones y que esta la había arrendado a Gonzalo Martínez Ángel, Martín de Buedo Alarcón, Diego de Heredia el indiano, Alonso de Rojas y Diego de Agüero por tiempo de diez años. El dinero obtenido por la villa se ingresaba íntegramente en la tesorería de millones de Cuenca.
La zona era lugar de intereses encontrados, Juan Pacheco poseía heredades en Perona, llevadas al matrimonio por su mujer Elvira Cimbrón, y en Villar de Cantos tenían heredades Diego López de Haro y don Miguel Ortega, que era el principal hacendado y explotaba sus tierras con renteros. Miguel de Ortega reconocía que el pasto de la dehesa daba de comer a las bestias de labor de otros pueblos y, en la medida que se ahorraba la cebada para mulas, dejaba otras tierras libres para el cultivo de trigo.
La dehesa de Villar de Cantos y Perona, o vega de Perona, era descrita como un conjunto de tierras de quinientos almudes, de bondad y fertilidad, en veinte o cincuenta leguas a la redonda, según testigos. Separaba ambos pueblos, Villar de Cantos y Perona y lindaba con el río Rus, el carril de los Pastores, con antiguas tierras de los Castillo en Perona y, en la parte baja, con el camino murciano, que llaman "puente blanco" nos dirá un testigo.
"Las tierras sobre que se litiga que son las que llaman dehesa de Perona, linde por una parte con el río Rus y por otra con el carril de los pastores y con tierras de doña Elvira Cimbrón y por la parte de abajo con el camino que llaman murciano, que por otro nombre le llaman romano que va a Villar de Cantos, Vara de Rey derecho a Murcia y Alicante, esto responde"
Esta vega, el tiempo que fue arrendada por la villa de San Clemente, dio buenos frutos, tal que se decía que: "tuvo fertilísimas cosechas de trigos tan grandes que fue cosa de gran temeridad, salvo algunos pedazos que el agua los pudría y echaba a perder por estar los ríos mal hechos"
Alrededor de quinientos almudes, de las más fértiles de la zona, que, cuando se había arrendado por 650 ducados ("es tierra tan buena y fértil que se puede sembrar muchos años a reo sin que se le eche de ver el trabajo porque es de las mejores"). Unas tierras que se podían cultivar de continuo cuatro o cinco años sin barbechar. El matrimonio formado por Juan Pacheco de Guzmán y Elvira Cimbrón, propietario del heredamiento de los Villares en Perona, consideraban estas tierras de su propiedad y se arrogaban también la mitad de los diezmos tanto del lugar de Perona como de la mencionada dehesa. Para el matrimonio la dehesa cultivada producía hasta diez mil fanegas de trigo, que hubieran de ir a la familia como las quinientas fanegas una vez descontado el diezmo. Don Juan Pacheco Guzmán ya había intervenido en la zona, canalizando el río Rus, cuyo desbordamiento era causa de la inundación de las tierras anejas ("y si los ríos se abrieran y estuvieran hechos en la forma que estaban y puso el dicho don Juan Pacheco"). Por entonces, don Juan Pacheco Guzmán es un hombre enfermo a punto de morir, cuyos negocios llevan su mujer deña Elvira Cimbrón y su hijo Rodrigo Pacheco; el otro hijo Juan Pacheco y Alarcón llevará en nombre de su padre la presentación de los testigos para la probanza en apoyo de los intereses familiares.
Curiosamente, en las probanzas de 1625 los hombres ya no se definen por su condición de hombres llanos pecheros, por un lado, y hombres hidalgos, por otro, sino por tres condiciones diferenciadas: los que viven de su hacienda, los que son labradores y los que ejercen algún oficio bien de forma autónoma o bien a jornal. Destaca que el llamarse "don" ya no va asociado a la hidalguía sino a la riqueza. Así, se llamará don Miguel Ortega, que ufanamente se presentará como "hombre de plaza y república". Ese año, los hombres de San Clemente tampoco se definen, en primer lugar, como vecino de la villa sino por la parroquia a la que pertenecen, bien a la de Santiago o bien a las dos nuevas de San Sebastián y Santa Quiteria. Los hay, como Andrés López Gallego Tribaldos, que se definen como herederos de viñas, recordando la herencia recibida y que les permite vivir; claro que este nombre nos interesa más por el último apellido, el de Tribaldos, que hemos de suponer que llega a la villa de San Clemente por casamiento del padre Andrés López Gallego, letrado del concejo, con una mujer de ese apellido, mediada la década de 1540. Tras el apellido se esconde quizás la llegada de otros miembros del clan familiar de los Tribaldos a San Clemente que serán el origen de algún cronista famoso de Indias o algún fundador del Colegio de Manchegos en Alcalá de Henares
Don Juan Pacheco de Guzmán también hizo unas probanzas propias para rebatir a sus enemigos. Para marzo de 1625 recibe a su favor receptoría a su favor para realizar tales probanzas; por entonces, don Juan Pacheco Guzmán ha conseguido un poder inmenso y se auto intitula como señor de las villas de Valera y de la Losa, del heredamiento de Perona y de Sotuélamos.
Las probanzas hechas por el concejo de San Clemente, fueron encargadas a su procurador Francisco Gómez Campos, en abril de 1625, y se hicieron en la parroquia de Santiago. Los testigos presentados fueron
- Martín de Buedo Alarcón, vecino de San Clemente, vive de su hacienda, 60 años, casado en San Clemente hacia 1590 y natural de Vara de Rey
- Francisco López de Garcilópez, labrador, vecino de San Clemente. 70 años
- Diego López de Haro, vecino de San Clemente, vive de su hacienda de labranza y ganados. 44 años. Tiene heredad en Villar de Cantos
- Don Miguel de Ortega, vecino de San Clemente, 64 años, después de la reformación quedó consumido su oficio de regidor. Tiene heredad y renteros en Villar de Cantos
- Andrés López Gallego Tribaldos, heredero de viñas, vecino de San Clemente, 79 años. Es hijo del licenciado Andrés López Gallego, letrado del concejo de San Clemente
- Cristóbal Angel de Olivares, labrador de viñas y heredades, vecino de San Clemente, 50 años, hijo de Gonzalo Martínez Ángel (nacido en 1525)
- Melchor Rodríguez de Frutuoso el viejo, trata de labor de viñas, vecino de San Clemente. 79 años
- Ignacio López de Alarcón, labrador y ganadero, vecino de Santa María del Campo, 70 años
- Alonso de Sacedo, trabajador del campo, de Santa María del Campo. 73 años
- Pedro García Delgado, labrador de Santa María del Campo y pastor. 48 años
- Alonso de Domiguel, labrador de Santa María del Campo, 50 años
- Juan Fernández de Dios, oficio palero, de Santa María del Campo, antiguo pastor de Miguel Martínez Cañamares, 70 años
- Miguel Galindo, labrador y ganadero de Santa María del Campo, 50 años. Tenía un hato de ganado que pastaba en Casablanca
- Francisco García Gómez, trabajador y pastor de Santa María del Campo, 70 años
- Francisco de Bascuñana, labrador de Santa María del Campo. 60 años
- Martín López de Caballón, alférez mayor de la villa de El Cañavate, 75 años
- Domingo Jareño, labrador de El Cañavate, 52 años
- Juan López Arnedo, labrador de El Cañavate, 70 años
- Pedro Flomesta, labrador de El Cañavate. 50 años
- Miguel de Osma, regidor perpetuo de El Cañavate, 60 años
- Juan González, pastor de El Cañavate. 60 años
- Miguel Martínez, labrador de El Cañavate. 48 años
- Agustín Muñoz Piqueras, labrador de El Cañavate. 36 años
- Francisco de Zaldívar, carpintero y albañil de Vara de Rey, 54 años
- Fabián López, vecino de Vara de Rey, ciego (privado de la vista corporal), 80 años
- Juan Collado Zamora, pastor de Vara de Rey. 60 años
- García de Montoya, alcalde de la hermandad por los hijosdalgo. 52 años, fue regidor de San Clemente y es hijo de Diego de Montoya y Abengoza. Las propiedades se reparten entre Vara de Rey y Villar de Cantos. 60 años
- Julián Martínez el mayor, labrador de Vara de Rey, 60 años
- Juan Collado Cabañero el mayor, labrador de Vara de Rey, 60 años
- Fernando de Sevilla, labrador de Vara de Rey. 67 años
- Sebastián López, labrador, vecino de San Clemente, 60 años
- Pedro García Zamora, labrador, vecino de San Clemente, 62 años
- Cebrián Carrasco Zaragoza, vive de su hacienda, vecino de San Clemente. 70 años
- Martín de Corbera, labrador no tiene casa ni hacienda y asiste de presente en Villar de Cantos. 50 años
- Pablo de Carboneras, no tiene casa ni hacienda, labra en tierras de don Juan Pacheco en Perona. 50 años
- Francisco López Girón, vecino de Vara de Rey, reside en Perona y es labrador. 51 años
- Pedro Díaz de Segovia, vive en San Clemente y es labrador en tierras de don Juan Pacheco en Perona. 44 años
- Miguel de Ortega, vecino de Minaya, hortelano y labrador asiste en la casa de Ávila, que es en término de Alarcón. Labra una tierra de labor en la Losa, propiedad de Juan Pacheco. 60 años.
- Diego de Alarcón, vecino de El Cañavate, labrador. 50 años
- Pedro de Piqueras, labrador, vecino de El Cañavate, 48 años
- Pedro Saiz Valero, labrador, vecino de El Cañavate, 44 o 45 años
- Alonso Valero, labrador, vecino de El Cañavate, 60 años
- Cristóbal Carretero, morador en la Atalaya, lugar de El Cañavate; labrador y apeador de tierras, 62 años.
- Julián de la Membrilla, vecino de Santa María del Campo, de oficio aperador de hacer carros. 38 años
- Martín de Honrubia, vecino de Santa María del Campo, trabajador. 66 años
- Juan de Toro Ramírez, clérigo de Santa María del Campo. 52 años
- Juan García de Vico, labrador, vecino de Santa María del Campo, 63 años
- Juan de Alarcón, labrador, vecino de Santa María del Campo, 66 años
- Juan Ruiz de Linares, trabajador del campo, vecino de El Cañavate, 60 años
- Pedro Montesino, vecino de la villa de El Cañavate. 60 años
- Martín de Castro, vecino de la villa de El Cañavate, mesonero, 65 años
- Pedro López Izquierdo, vecino de la villa de El Cañavate, trabajador, ahora viejo impedido. 80 años
- Francisco de Araque, hijodalgo, vecino de El Cañavate y labrador al servicio de Juan Pacheco y su hijo. 60 años
- Julián García, labrador de El Cañavate, 62 años
- Alonso de Soria, vecino de El Cañavate, labrador. 60 años
- Francisco de Alarcón, vecino de El Cañavate, labrador, 48 años
- Francisco Redondo, morador de La Atalaya, labrador, 52 años
- Miguel Saiz de León, labrador, vecino de San Clemente, vive en Perona, 46 años
- Miguel Martínez Montalbo, vecino de San Clemente, trabajador. 60 años
- Blas Martín, vecino de San Clemente, labrador, 50 años