El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

martes, 5 de septiembre de 2023

LA DEHESA DE PERONA

 Alonso Pacheco Guzmán, alférez mayor de la villa, intentaba hace valer los pretendidos derechos de su mujer Elvira Cimbrón del Castillo sobre la dehesa de Perona, que para el concejo sanclementino era la dehesa boyal de Perona y Villar de Cantos. Para los sanclementinos esta dehesa era para uso de las bestias de labor de la villa de San Clemente y sus aldeas de Perona y Villar de Cantos y otros pueblos pertenecientes al suelo de Alarcón. Se decía que los vecinos de El Cañavate o Vara de Rey, cuando eran  fiestas o días festivos dejaban sus mulas en la dehesa. Un bien propio de la villa, que si se había rompido para labranza o arrendado para pasto había sido con ocasión de las licencias concedidas por la Corona como arbitrios por necesidades fiscales en los últimos años, aunque esa no era la norma de los tiempos pasados. Martín de Buedo Alarcón recordaba que dicha dehesa había sido concedida como arbitrio a la villa en 1592 para pago del servicio de millones y que esta la había arrendado a Gonzalo Martínez Ángel, Martín de Buedo Alarcón, Diego de Heredia el indiano, Alonso de Rojas y Diego de Agüero por tiempo de diez años. El dinero obtenido por la villa se ingresaba íntegramente en la tesorería de millones de Cuenca.

La zona era lugar de intereses encontrados, Juan Pacheco poseía heredades en Perona, llevadas al matrimonio por su mujer Elvira Cimbrón, y en Villar de Cantos tenían heredades Diego López de Haro y don Miguel Ortega, que era el principal hacendado y explotaba sus tierras con renteros. Miguel de Ortega reconocía que el pasto de la dehesa daba de comer a las bestias de labor de otros pueblos y, en la medida que se ahorraba la cebada para mulas, dejaba otras tierras libres para el cultivo de trigo. 

La dehesa de Villar de Cantos y Perona, o vega de Perona, era descrita como un conjunto de tierras de quinientos almudes, de bondad y fertilidad, en veinte o cincuenta leguas a la redonda, según testigos. Separaba ambos pueblos, Villar de Cantos y Perona y lindaba con el río Rus, el carril de los Pastores, con antiguas tierras de los Castillo en Perona y, en la parte baja, con el camino murciano, que llaman "puente blanco" nos dirá un testigo. 

"Las tierras sobre que se litiga que son las que llaman dehesa de Perona, linde por una parte con el río Rus y por otra con el carril de los pastores y con tierras de doña Elvira Cimbrón y por la parte de abajo con el camino que llaman murciano, que por otro nombre le llaman romano que va a Villar de Cantos, Vara de Rey derecho a Murcia y Alicante, esto responde"

Esta vega, el tiempo que fue arrendada por la villa de San Clemente, dio buenos frutos, tal que se decía que: "tuvo fertilísimas cosechas de trigos tan grandes que fue cosa de gran temeridad, salvo algunos pedazos que el agua los pudría y echaba a perder por estar los ríos mal hechos"

Alrededor de quinientos almudes, de las más fértiles de la zona, que, cuando se había arrendado por 650 ducados ("es tierra tan buena y fértil que se puede sembrar muchos años a reo sin que se le eche de ver el trabajo porque es de las mejores"). Unas tierras que se podían cultivar de continuo cuatro o cinco años sin barbechar. El matrimonio formado por Juan Pacheco de Guzmán y Elvira Cimbrón, propietario del heredamiento de los Villares en Perona, consideraban estas tierras de su propiedad y se arrogaban también la mitad de los diezmos tanto del lugar de Perona como de la mencionada dehesa. Para el matrimonio la dehesa cultivada producía hasta diez mil fanegas de trigo, que hubieran de ir a la familia como las quinientas fanegas una vez descontado el diezmo. Don Juan Pacheco Guzmán ya había intervenido en la zona, canalizando el río Rus, cuyo desbordamiento era causa de la inundación de las tierras anejas ("y si los ríos se abrieran y estuvieran hechos en la forma que estaban y puso el dicho don Juan Pacheco"). Por entonces, don Juan Pacheco Guzmán es un hombre enfermo a punto de morir, cuyos negocios llevan su mujer deña Elvira Cimbrón y su hijo Rodrigo Pacheco; el otro hijo Juan Pacheco y Alarcón llevará en nombre de su padre la presentación de los testigos para la probanza en apoyo de los intereses familiares.

Curiosamente, en las probanzas de 1625 los hombres ya no se definen por su condición de hombres llanos pecheros, por un lado, y hombres hidalgos, por otro, sino por tres condiciones diferenciadas: los que viven de su hacienda, los que son labradores y los que ejercen algún oficio bien de forma autónoma o bien a jornal. Destaca que el llamarse "don" ya no va asociado a la hidalguía sino a la riqueza. Así, se llamará don Miguel Ortega, que ufanamente se presentará como "hombre de plaza y república". Ese año, los hombres de San Clemente tampoco se definen, en primer lugar, como vecino de la villa sino por la parroquia a la que pertenecen, bien a la de Santiago o bien a las dos nuevas de San Sebastián y Santa Quiteria. Los hay, como Andrés López Gallego Tribaldos, que se definen como herederos de viñas, recordando la herencia recibida y que les permite vivir; claro que este nombre nos interesa más por el último apellido, el de Tribaldos, que hemos de suponer que llega a la villa de San Clemente por casamiento del padre Andrés López Gallego, letrado del concejo, con una mujer de ese apellido, mediada la década de 1540. Tras el apellido se esconde quizás la llegada de otros miembros del clan familiar de los Tribaldos a San Clemente que serán el origen de algún cronista famoso de Indias o algún fundador del Colegio de Manchegos en Alcalá de Henares

Don Juan Pacheco de Guzmán también hizo unas probanzas propias para rebatir a sus enemigos. Para marzo de 1625 recibe a su favor receptoría a su favor para realizar tales probanzas; por entonces, don Juan Pacheco Guzmán ha conseguido un poder inmenso y se auto intitula como señor de las villas de Valera y de la Losa, del heredamiento de Perona y de Sotuélamos.

Las probanzas hechas por el concejo de San Clemente, fueron encargadas a su procurador Francisco Gómez Campos, en abril de 1625, y se hicieron en la parroquia de Santiago. Los testigos presentados fueron

  • Martín de Buedo Alarcón, vecino de San Clemente, vive de su hacienda, 60 años, casado en San Clemente hacia 1590 y natural de Vara de Rey
  • Francisco López de Garcilópez, labrador, vecino de San Clemente. 70 años
  • Diego López de Haro, vecino de San Clemente, vive de su hacienda de labranza y ganados. 44 años. Tiene heredad en Villar de Cantos
  • Don Miguel de Ortega, vecino de San Clemente, 64 años, después de la reformación quedó consumido su oficio de regidor. Tiene heredad y renteros en Villar de Cantos
  • Andrés López Gallego Tribaldos, heredero de viñas, vecino de San Clemente, 79 años. Es hijo del licenciado Andrés López Gallego, letrado del concejo de San Clemente
  • Cristóbal Angel de Olivares, labrador de viñas y heredades, vecino de San Clemente, 50 años, hijo de Gonzalo Martínez Ángel (nacido en 1525)
  • Melchor Rodríguez de Frutuoso el viejo, trata de labor de viñas, vecino de San Clemente. 79 años
  • Ignacio López de Alarcón, labrador y ganadero, vecino de Santa María del Campo, 70 años
  • Alonso de Sacedo, trabajador del campo, de Santa María del Campo. 73 años
  • Pedro García Delgado, labrador de Santa María del Campo y pastor. 48 años
  • Alonso de Domiguel, labrador de Santa María del Campo,  50 años
  • Juan Fernández de Dios, oficio palero, de Santa María del Campo, antiguo pastor de Miguel Martínez Cañamares, 70 años
  • Miguel Galindo, labrador y ganadero de Santa María del Campo, 50 años. Tenía un hato de ganado que pastaba en Casablanca
  • Francisco García Gómez, trabajador y pastor de Santa María del Campo, 70 años
  • Francisco de Bascuñana, labrador de Santa María del Campo. 60 años
  • Martín López de Caballón, alférez mayor de la villa de El Cañavate, 75 años
  • Domingo Jareño, labrador de El Cañavate, 52 años
  • Juan López Arnedo, labrador de El Cañavate, 70 años
  • Pedro Flomesta, labrador de El Cañavate. 50 años
  • Miguel de Osma, regidor perpetuo de El Cañavate, 60 años
  • Juan González, pastor de El Cañavate. 60 años
  • Miguel Martínez, labrador de El Cañavate. 48 años
  • Agustín Muñoz Piqueras, labrador de El Cañavate. 36 años
  • Francisco de Zaldívar, carpintero y albañil de Vara de Rey, 54 años
  • Fabián López, vecino de Vara de Rey, ciego (privado de la vista corporal), 80 años
  • Juan Collado Zamora, pastor de Vara de Rey. 60 años
  • García de Montoya, alcalde de la hermandad por los hijosdalgo. 52 años, fue regidor de San Clemente y es hijo de Diego de Montoya y Abengoza. Las propiedades se reparten entre Vara de Rey y Villar de Cantos. 60 años
  • Julián Martínez el mayor, labrador de Vara de Rey, 60 años
  • Juan Collado Cabañero el mayor, labrador de Vara de Rey, 60 años
  • Fernando de Sevilla, labrador de Vara de Rey. 67 años
Testigos presentados por Juan Pacheco de Guzmán
  • Sebastián López, labrador, vecino de San Clemente, 60 años
  • Pedro García Zamora, labrador, vecino de San Clemente, 62 años
  • Cebrián Carrasco Zaragoza, vive de su hacienda, vecino de San Clemente. 70 años
  • Martín de Corbera, labrador no tiene casa ni hacienda y asiste de presente en Villar de Cantos. 50 años
  • Pablo de Carboneras, no tiene casa ni hacienda, labra en tierras de don Juan Pacheco en Perona. 50 años
  • Francisco López Girón, vecino de Vara de Rey, reside en Perona y es labrador. 51 años
  • Pedro Díaz de Segovia, vive en San Clemente y es labrador en tierras de don Juan Pacheco en Perona. 44 años
  • Miguel de Ortega, vecino de Minaya, hortelano y labrador asiste en la casa de Ávila, que es en término de Alarcón. Labra una tierra de labor en la Losa, propiedad de Juan Pacheco. 60 años.
  • Diego de Alarcón, vecino de El Cañavate, labrador.  50 años
  • Pedro de Piqueras, labrador, vecino de El Cañavate, 48 años
  • Pedro Saiz Valero, labrador, vecino de El Cañavate, 44 o 45 años
  • Alonso Valero, labrador, vecino de El Cañavate, 60 años
  • Cristóbal Carretero, morador en la Atalaya, lugar de El Cañavate; labrador y apeador de tierras, 62 años.
  • Julián de la Membrilla, vecino de Santa María del Campo, de oficio aperador de hacer carros. 38 años
  • Martín de Honrubia, vecino de Santa María del Campo, trabajador. 66 años
  • Juan de Toro Ramírez, clérigo de Santa María del Campo. 52 años
  • Juan García de Vico, labrador, vecino de Santa María del Campo, 63 años
  • Juan de Alarcón, labrador, vecino de Santa María del Campo, 66 años
  • Juan Ruiz de Linares, trabajador del campo, vecino de El Cañavate, 60 años
  • Pedro Montesino, vecino de la villa de El Cañavate. 60 años
  • Martín de Castro, vecino de la villa de El Cañavate, mesonero, 65 años
  • Pedro López Izquierdo, vecino de la villa de El Cañavate, trabajador, ahora viejo impedido. 80 años
  • Francisco de Araque, hijodalgo, vecino de El Cañavate y labrador al servicio de Juan Pacheco y su hijo. 60 años
  • Julián García, labrador de El Cañavate, 62 años
  • Alonso de Soria, vecino de El Cañavate, labrador. 60 años
  • Francisco de Alarcón, vecino de El Cañavate, labrador, 48 años
  • Francisco Redondo, morador de La Atalaya, labrador, 52 años
  • Miguel Saiz de León, labrador, vecino de San Clemente, vive en Perona, 46 años
  • Miguel Martínez Montalbo, vecino de San Clemente, trabajador. 60 años
  • Blas Martín, vecino de San Clemente, labrador, 50 años
ACHGR, C-9658-22

viernes, 25 de agosto de 2023

SISANTE VS. VARA DE REY

 Sisante nació de la ruina de Vara de Rey. Vara de Rey nunca pudo pagar los tres mil ducados que costó la compra de su aldea y muestra de ello es su iglesia inacabada. Si Vara de Rey fue incapaz de superar el coste para su economía del villazgo de 1537, más dura sería la separación y villazgo un siglo después de Sisante. En 1649, catorce años después de la separación, Vara de Rey intentará evitar lo inevitable: que Sisante se lleve con los nuevos términos las dehesas y pinares más ricos de su término, que van con esas dos leguas que se han dado a la nueva villa. El villazgo de Sisante se fechaba en 1635, tal como decían los testigos. El villazgo de Sisante fue caro, pues la nueva villa tuvo que pagar a la Corona nueve mil ducados, más otros dos mil ducados a Vara de Rey, que, hemos de entender, se correspondían con la cantidad que Vara de Rey arrastraba desde la década de 1540 por la compra de Sisante.

"que abrá catorce años poco más o menos que fue el tiempo quando esa dicha villa de Sisante se eximió de la jurisdición de Vara de Rei"

Sí, de ruina hemos de considerar para Vara de Rey la separación de Sisante y su correspondiente villazgo. Ruina económica y ruina social. En el privilegio de villazgo de 1635, concedido en un contexto de creciente belicismo en Europa y, por tanto, necesidades de Felipe IV, la Corona concedió a Sisante un término que se extendía hasta el río Júcar y dos leguas al oeste, cercenando los términos de Vara de Rey. La concesión planteaba problemas jurídicos y fue vista como un robo por los vararreyenses. Las dos leguas se justificaban, en lo que no era propiedad de particulares, como cesión de tierras de realengo a la nueva villa de Sisante. Vara de Rey, que ya andaba bastante preocupada por las pretensiones de los Ortega sobre su jurisdicción, protestó vehementemente, pleiteando con su antigua aldea y defendiendo que parte del término de Sisante arrebatado eran bienes propios de Vara de Rey, que anualmente arrendaba y le procuraban ingresos. La realidad era que Vara de Rey nunca poseyó como propias estas dehesas, pero sí gozaba de concesiones reales para su explotación que reportaban a sus propios setenta y dos mil reales, que iban bien a pagar las rentas reales, bien, paradójicamente, a pagar la deuda que arrastraba desde 1540 por la compra de Sisante, por el censo contraído con Diego del Álamo. Estos bienes tenidos como propios eran la dehesa de la Hoya de la Cierva y su ensanche, la dehesa del Carmen, la dehesa de los Riscos, la dehesa de la Planta, la dehesa de las Escobosas, la Muela de Tébar, amén de una buena parte del pinar de Azaraque. Junto a estas dehesas, que Vara de Rey conservó, consideraba injustamente arrebatados otros terrenos, algunos adyacentes a los mencionados, y cuya explotación había concedido la corona seguramente para el pago del servicio de millones en 1638, pero al concejo de Sisante: el pinar junto a la Muela de Tébar, el pinar de las Torcas y sierra Sestera, el carrascal de la cañada de Sisante y otras dehesas que la propia villa había creado nuevas como las de la Rada y Llanos del Concejo, la Losa, la Grajuela y la Hoya Chica y Grande.

Las dehesas de Vara de Rey, en su término, no planteaban más problemas jurídicos y esta villa las arrendaba a dueños de ganados de Casas de Guijarro como Juan de Araque o de Pozo Amargo como Antón López. Hay que tener en cuenta que Casas de Guijarro, en 1649 -según declaración del pastor Pedro López de Espinosa- nos aparece como lugar bajo la jurisdicción de San Clemente. Casas de Guijarro es un pueblo de pastores, donde se citan los ganados de Antón López o Jacinto Martínez. No obstante, Vara de Rey, antes de la exención de Sisante, ya había tenido problemas con los pueblos vecinos por el uso privativo de las dehesas, pues intentaba convertir en costumbre lo que eran concesiones del Consejo Real para explotar esas dehesas para el pago de arbitrios (y que los testigos elevaban de los 72000 reales mencionados a más de 80000). En fecha indeterminada (probablemente en 1645), el concejo de La Roda había ganado ejecutoria para poder disfrutar de las dehesas de Vara de Rey por considerarse de realengo o comunes, más bien por el segundo concepto, al pertenecer, tanto Vara de Rey como La Roda a un mismo suelo de Alarcón.

Por su parte, el concejo de Sisante, en la fecha señalada de 1638, había obtenido licencia real, previa prestación de 800 ducados, para que las dehesas arrendadas que habían quedado en su término fueran perpetuos. Esta licencia fue vista por Sisante como un segundo privilegio de confirmación a añadir al del villazgo, pues le confería el aprovechamiento de unas dehesas, ahora en su término, pero de cuyos usos había disfrutado Vara de Rey por licencias previas del Consejo Real. De tal hecho daba fe Luis de Alarcón, alférez mayor en el pasado en vara de Rey y dueño de la dehesa de la Olivilla en Sisante.

Los 800 ducados pagados por Sisante por el uso de las dehesas en 1638 se tenían por el segundo gran privilegio que había ganado la nueva villa (y que para los sisanteños fue título de propiedad sobre estos términos), pues el primero era obviamente el título de villazgo en 1635. Su precio: nueve mil ducados pagados a la Hacienda real, a lo que habría que añadir otros dos mil ducados que Sisante pagó a Vara de Rey para que este pueblo pudiera pagar de una vez la deuda que desde hacía cien años debía por la compra del entonces lugar de Sisante. La cuestión es que Vara de Rey también alegaba haber comprado a la Corona esas dehesas, treinta años antes, es decir, hacia 1619, defendiendo que esas dehesas (salvo una parte de la Muela de Tébar y la dehesa carnicera en la cañada de Sisante) eran bienes propios de la vieja villa. Vara de Rey se consumía como pueblo: los Ortega intentaban acaparar la jurisdicción de la villa desde la adquisición del oficio de alguacil mayor, San Clemente hacía suyos los términos al sur de Vara de Rey, donde el nuevo lugar de Casas de Guijarro nacía bajo la jurisdicción de los sanclementinos, que además conservaban los molinos del Concejo; por fin, ahora, las oligarquías sisanteña cumplían su sueño de tener una propia jurisdicción en el propio pueblo. Los herederos del doctor Pedro González del Castillo, conocidos como los Alarcones, tenían ahora su dominio bajo el nuevo apellido Girón.


Concejo de Sisante de15 de enero de 1649

Miguel de Moratalla y Sebastián Cavero, alcaldes ordinarios

Sebastián Cerezo, regidor

Jacinto Martínez Herrera, fiel ejecutor y regidor


ACHGR, pleitos civiles, c9911-16

martes, 22 de agosto de 2023

LÓPEZ MENESES DE VARA DE REY

 Bisabuelos: Hernán López y Catalina López

Abuelos: Hernán López y Juana López (el hermano de Hernán López, abuelo, es Pedro López de Huete (y otro hermano Miguel López de Huete) que ya plantean su hidalguía frente al concejo de Vala de Rey y obtienen carta ejecutoria de la Chancillería de Valladolid.

Padres: Hernán López y María de Honrubia (hermanos del padre, Pedro Díaz y Benito López)

Litigantes: Sebastián López de Meneses y Hernán López de Meneses

Hacia 1548, hay división de oficios, por mitad, entre pecheros e hidalgos: alcaldes, alcaldes de la hermandad, regidores, alguacil y mayordomo de la iglesia


Concejo de Vara de Rey en la sala del consistorio 1 de julio de 1548

Martín Alonso Palacios y Garci Sánchez de Jábega, alcaldes ordinarios

Hernando Buedo, Diego de Montoya, Rodrigo López y Pedro López de Alvar López, regidores

Andrés López de la Parra, alguacil mayor

García de Buedo y Martín Esteban, diputados

Concejo de Vara de Rey en la sala del consistorio 31 de diciembre de 1549

Fernando Rosillo y Alonso de Andújar, alcaldes ordinarios 

Pedro Alonso, Rodrigo Ángulo, Garci Hernández, Alonso de Andújar el mozo, regidores

Diego de Buedo, alguacil mayor

Diego de Montoya, Alonso López, diputados


Testigos

Alonso de Andújar el viejo, alcalde ordinario

Rodrigo López

Alonso de Andújar el mozo

Martín Alonso

Diego de Montoya, estante en Pozo Amargo. 85 años, hidalgo

Rodrigo de Moratalla, vecino de Vara de Rey, pechero de 84 años, natural de El Cañavate

Martín de Honrubia 85 años, pechero, vecino de Vara de Rey

Juan López de Honrubia, 78 años, pechero, vecino de Vara de Rey, 78 años

Hernán Sánchez de Gabaldón, hidalgo, vecino de Vara de Rey, 70 años

Miguel Gallego, pechero, vecino de Vara de Rey, 80 años

Gil Sánchez de Ortega, vecino de Vara de Rey, 70 años, hijo de Juan Sánchez de Ortega


ACHGRA, HIDALGUÍAS, 302-291-1

viernes, 18 de agosto de 2023

RUIZ DE ALMARCHA

Francisco Ruiz de Almarcha era hijo de Francisco Ruiz y Anastasia Requena y nieto de Alonso Ruiz de Almarcha y Ucenda Ruiz. La familia, aunque vecinos de Chinchilla, tenían sus heredamientos en Tobarra. El litigante había pasado veinte años en Baza para volver de nuevo a Chinchilla

 El padre de Francisco se había significado en la guerra del Marquesado, se conocía un desafío con otro hidalgo

en el tienpo que la çibdad de Chinchilla estava çercada por los Catholicos Rreyes don Fernando e doña Ysabel nuestros señores padres e abuelos que Santa Gloria ayan fizo un desafío como honbre fijodalgo con otro e lo vençió e truxo sus armas a la dicha çibdad

Otro testigo refiere así la historia

estando la dicha çibdad (de Chinchilla) çercada por los Rreyes Católicos fizo un desafío con uno que se dezía Belmonte en el arenal de la dicha çibdad y hera su padrino Belastegui y el otro el adelantado Pedro Fajardo e vençió su padre del que litigava e lo sacaron del canpo con mucha honrra e triunfo como a vençedor

Los Ruiz de Almarcha estuvieron comprometidos con los Reyes Católicos en la guerra del Marquesado

fue degollado un tío del que litigava hermano de su padre e al tienpo que querían fazer justiçia de él oyo dezir este testigo (Juan Rosillo, de 75 años) que sus parientes avían mostrado el previlegio que tenían de fijodalgo e que por aquello lo avían degollado como a fijodalgo

Ejecutoria de 10 de marzo de 1535 (ACHGR, HIDALGUÍAS, 30-10-25)

López Montañés o Cantero

 Pedro López Montañés era hijo de Juan López y Mari Gutiérrez Cantera y nieto de Juan López Somovilla y Elvira García. La familia procedía de Valle en el valle de Ruesga y tenía casa solar en Somovilla.

Las probanzas de testigos son de 1556. Pedro López Montañés reconoce haber llegado ocho años antes a Iniesta


Ejecutoria de 4 de septiembre de 1565 (EJECUTORIA DE HIDALGUÍA DE PEDRO LÓPEZ MONTAÑES, ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 301-38-11)


Los López Cantero era la familia más importante de la villa de Iniesta en el siglo XVII; hasta tal punto que las malas lenguas les acusaban de haber quemado la iglesia del pueblo para construirse otra a su gusto. Pero los López Cantero no eran naturales de Iniesta ni el apellido Cantero era apellido familiar. Por los testimonios, creemos que la familia había llegado a Iniesta a mediados de la década de 1540 (probablemente el año 1548). El que llegó fue Pedro López, procedente del valle de Ruesga. No tardaría mucho en pedir se respetase su condición de hidalgo, pues su abuelo decía era de la casa solar de Somovilla. La llegada de los López Cantero a Iniesta fue preparada por sus familiares los Gutiérrez Cantero (la madre de Pedro López, el primero que llega a Iniesta era Mari Gutiérrez la cantera). Destacar, pues, que toda la familia se movía en el ámbito de la construcción y la cantería, por lo que es probable que su llegada coincidiera con un nuevo impulso constructivo en la zona y, en particular, en San Clemente (donde se instalaron los Gutiérrez, que eran también carpinteros) y en Iniesta (donde se instalaron los López, que en un principio fueron considerados albañiles). Pedro López, aun no pasando de la condición de albañil debió hacer una enorme fortuna en poco tiempo, lo que da idea de actividad constructiva en las décadas de los cuarenta y cincuenta en Iniesta y en la comarca. Pareja a la riqueza vino la condición hidalga, frente al mote de albañil, Pedro López prefería llamarse Montañés y pronto adoptaría el de Cantero, que gozaba de más aceptación. Lo que sospechamos de la llegada de los Gutiérrez y López del valle de Ruesga es que contó con el apoyo de la familia Castillo de San Clemente, que aprovechó la llegada de estos montañeses para fabricarse una genealogía propia por esas tierras norteñas

jueves, 17 de agosto de 2023

DON DIEGO TORRENTE PÉREZ Y LA HISTORIA DE SAN CLEMENTE

"Y si el peor insulto que puede arrojarse contra una persona es llamarle "hijo de p...padre desconocido", y por contraste el mayor timbre de gloria para cualquier familia es presentar una larga serie de antepasados que llevaron, con la cabeza muy alta, el mismo apellido, igual ocurre en la vida de los pueblos" (Don Diego Torrente Pérez: Documentos para la Historia de San Clemente")


La historia de la villa de San Clemente comienza un 29 de enero de 1439, ese día, con la presencia de Hernán González del Castillo en el pueblo o para evitar sus intromisiones, se decide levantar acta de las reuniones del concejo o ayuntamiento. Hasta entonces poco más, alguna sentencia arbitral, algún acta de notario en tiempos de don Juan Manuel y referencias escasas posteriores, como esa de la donación de Rus. Luego desde mediados del siglo XV comienzan a abundar los papeles, si bien es verdad que son muy pocos los que se han conservado.

En San Clemente, una villa principal, pues era capital de uno de los ochenta y tres corregimientos de Castillo y cabeza de una de las pocas decenas de tesorerías de rentas reales, no hay historiador que cuente su historia o se haya preocupado por recopilarla a lo largo de los siglos. ¿Desidia o despreocupación? No. En la época de Carlos III hubo quien en el ayuntamiento se dedicó a encuadernar las actas municipales. Tal vez, aquí, los destrozos de la guerra de Sucesión no fueron tantos. Por el contrario, el archivo sí que debió sufrir con la guerra de la Independencia; hasta tal punto, en el ambiente historicista del siglo XIX, el secretario del ayuntamiento de San Clemente, don Lucio López, era el año 1852, redactó un inventario de la documentación que el archivo conservaba, dado el caos que reinaba entre tanto papel antiguo. Su labor será recogida en los años veinte por el cura Juan José Bautista, que mostró su preocupación por hacer que la historia del pueblo fuera reconocida. Con él se encontró don Enrique Fontes y Fuster, cuando en 1932 recaló en esta villa y, apoyándose en las notas de don Lucio López, redactó su "Resumen histórico de la villa de San Clemente (Cuenca)", una breve, pero certera crónica de la histórica villa. Este revival de la historia del pueblo se vio interrumpida por la guerra Civil y, lo que es peor, por la desaparición de 1000 kgs. de papel -histórico-, vendidos el año 1938 y de los apuntes que el padre Juan José Bautista había recopilado durante años. 

El desierto de la historia de San Clemente sería llenado por la investigación de don Diego Torrente Pérez. Antes, en 1959, Luis Astrana Marín, con una conferencia pronunciada en 1959, había colocada a la villa y su lugar de Rus en el centro de los estudios cervantinos. La presencia de don Luis fue aldabonazo anunciador de la obra de don Diego Torrente y el apoyo en ambos casos del alcalde Emiliano Fernández Ayuso el catalizador que devolvió  a su lugar a la historia de San Clemente. Don Diego era un cura que pacientemente desgranó cuatrocientos documentos del archivo histórico -y lo que quedaba de las actas concejiles- para recuperar los privilegios de la villa y pasear por los aspectos más variopintos de la historia de San Clemente. En el empeño no debió ser ajeno el apoyo brindado por el hijo de don Enrique Fontes y Fuster o del cura Tomás Redondo, como si el testigo fuera pasando de mano en mano para no olvidar un pasado que hoy parece despreciarse y que, en palabras de don Diego, era obra artesanal, realizado gota a gota.

Don Diego Torrente no llegó a abarcar la ingente cantidad documentación que el archivo conservaba ni a acabar sus planes de trabajo. Hemos de creer que fue don Abel López quien ha dado por acabada la obra que sobre la virgen de Rus don Diego comenzó. La documentación no consultada por don Diego fue conservada en treinta voluminosos legajos, envueltos en grueso papel y atados. Sobre lo que quedaba por investigar, si no ha desaparecido, basta consultar el inventario realizado por José Manuel Martínez Millán a la muerte del cura, y que a este que escribe correspondió desgranar documento a documento (en ocasiones, recomponer cual rompecabezas) hasta llegar a una descripción de cuatro mil entradas y otras tantas de sus correspondientes índices. De aquel trabajo (luego por otros corregido con una tabla de concordancias entre mi visión y la de don Diego), surgieron nuevos instrumentos de descripción y de trabajo para posibilitar futuras investigaciones y un nuevo cuadro de clasificación que colocaba a San Clemente como un centro nodal de la monarquía hispánica: política, fiscal y militar. Luego ha venido lo demás: el archivo como fuente de consulta para completar otros estudios, la realización de estudios locales (así, Victor de las Heras y la guerra de Sucesión) o, simplemente, aprovechar el acervo adquirido en la clasificación de los documentos para dar el salto a otros archivos e intentar un estudio de la Mancha alta conquense en la Edad Moderna en toda su integridad, caso en el que me hallo.

Los Ludeña

 Francisco y Diego de Ludeña (o Ludueña) habían nacido La Puebla de Almoradiel, pero al quedar viuda su madre se habían trasladado a Tresjuncos, un lugar pequeño de cien  a ciento veinte vecinos, donde se había casado con doña Guiomar de Alarcón, su padre Fernando de Ludueña, que hasta entonces vivía en la Puebla de Almenara, un pueblo de setenta vecinos a comienzos de siglo XVI. Anteriormente Fernando de Ludeña había casado con Urraca Méndez. El abuelo era Sancho de Ludeña, que era comendador de Santiago en la encomienda de la Mota. El abuelo Sancho, según testimonio de una de las familias de La Puebla, los Ortices, había casado con Juana de Carrión.

Esta es la descripción que nos daba Cosme García, un labrador de Tresjuncos, del comendador Sancho Ludeña, que había vivido entre Quintanar de la Orden y Mota del Cuervo. Sus últimos años los había pasado en La Puebla de Almoradiel, junto a su hijo Fernando, y donde murió.

"Hera un honbre seco y alto de cuerpo e traya en el capuz en el lado ysquierdo de él un lagarto colorado de la horden de Santiago e avía oydo desir que a la sazón que hera comendador de la Mota que hera de la hoden de Santiago".

Francisco de Ludeña establecerá su residencia en Belmonte


EJECUTORIA DE DIEGO DE LUDEÑA, 26 DE OCTUBRE DE 1549 (ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 301-20-22)

EJECUTORIA DE FRANCISCO DE LUDEÑA, 18 DE JUNIO DE 1550 (ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 301-21-11)

miércoles, 16 de agosto de 2023

LA FAMILIA HARO VISTA POR ALONSO ÁLVAREZ REBE Y LA REVUELTA DE ALCARAZ

 Alonso Álvarez Rebe es uno de los principales testigos de la historia de San Clemente en el último tercio del siglo XV. Aquí su testimonio con motivo de la hidalguía de Pedro de Haro, vecino de Alcaraz. En el momento de su declaración, mediada la década de 1530, dice tener noventa años o más.


Con más de treinta años, Pedro de Haro marcha a Alcaraz para casarse. Se nos dice que antes había andado en las guerras. Pedro de Haro era sobrino del sanclementino Hernán Vázquez de Haro el viejo. Era a su vez hijo de Francisco de Haro y Catalina Salazar y nietos de Diego López de Haro y Urraca López Ludeña. La familia procedía de Ocaña y un primo de Diego, Juan de Haro era señor de la villa de Villar del Saz. 

Alonso Álvarez Rebe llegó a conocer a don Juan de Haro, el primo hermano de Diego, de quien eran las villas de Villar del Saz e Revilla. La familia se había visto comprometida por su apoyo al marqués de Villena

que avía más de sesenta e çinco años en la çibdad de Alcaraz al dicho Juan de haro primo del dicho Diego de Haro e que vido que el dicho Juan de Haro avía enviado por el dicho Diego de Haro a la dicha villa de Sant Clemente el qual avía ido a la dicha çibdad de Alcaraz y este testigo con él y con Francisco Mendoça e otros escuderos e peones que fueron con ellos e que sabía este testigo que ydo el dicho Diego de Haro, el dicho Juan de Haro avía fecho justiçia de çiertos hidalgos que dezían que avían seydo traydores

El compromiso de Juan de Haro era con los Pacheco, pues en Alcaraz había sido durante cuatro años capitán, alcaide de la fortaleza y corregidor de esta ciudad. Su descendencia era por su hijo Diego López de Haro y su nieto Luis de Méndez de Sotomayor, señor de Carpio y Morente. En Alcaraz, los Haro no eran queridos, pues en la rebelión contra el marqués de Villena había degollado a tres sublevados, según contaba un testigo

Juan de Haro en la dicha çibdad de Alcaraz mucho tienpo, estando asy çiertos veçinos  de la dicha çibdad se avían revelado contra el dicho Juan de Haro e se sonava que el dicho Juan de Haro se quería alçar con la dicha fortaleça de la dicha çibdad e con la dicha çibdad e su tierra e çiertos veçinos de la dicha çibdad avían querido echalle della al dicho Juan de Haro e para ello se avían hecho juntar e por el dicho Juan de Haro sabido lo susodicho avía prendado a ciertos ellos e avía hecho degollar a tres dellos e que esto testigo oyo deçir entonçes al tienpo que se avía ydo a faser justiçia de las dichas tres personas que avían salido del alcaçar el dicho Diego de Haro armado en blanco para favoresçer para hazer de la justiçia de los susodichos e que asy se avían degollado e que el tienpo que lo susodicho pasó era en el tienpo que rreinava el señor don Enrrique

Otro testigo añadía que en ayuda de Juan de Haro habían acudido su primo Diego de Haro, Mendoza y un Coello

e venidos se prendieron los vesynos de la dicha çibdad que avían tomado en la dicha trayçión e dello se pudieron prender syno tres de ellos porque los otros avían huido de la çibadad y ansy vido como a las dichas tres personas las avían sacado a degollar a la plaça de la dicha çibdad y con ellos yba el dicho Diego de Haro en un caballo encubertado y él armado en blanco para que no se quitasen los dichos presos porque eran enparentados en la dicha çibdad e se habían tomado las calles para que no subiese gente e asy los avían degollado e este testigo los vido degollar en la plaça de arriba de la dicha çibdad e que deste modo lo vido e conosçió el dicho Diego de Haro en la dicha çibdad e porque dende entonçes a cabsa de lo susodicho el dicho Juan de Haro estava mal quisto en la dicha çibdad e el dicho Diego de Haro e los otros cavalleros acían estado con él aconpañándole fasta que el dicho Juan de Haro se le avía dado la encomienda de Caravaca que se avía de yr allá e este testigo avía ydo con él por su paje


Ejecutoria de marzo de 1541 (ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 301-15-14)


ANTÓN GORRI DE ESCORZA

 Antón Gorri de Escorza emplaza al concejo de San Clemente ante la Chancillería de Granada para que reconozca su condición hidalga

(En la tradición de canteros vascos)

20 de agosto de 1561


ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 304-587-118

martes, 15 de agosto de 2023

JUEGOS FLORALES DE SAN CLEMENTE

 

Don Luis Astrana Marín (en el centro) nombrando el paraje de Rus como lugar cervantino. De izquierda a derecha: Leandro de la Vega Gil, Federico Muelas, Luis Astrana Marín, Acacia Uceta y Enrique Domínguez Millán. El encuentro tuvo lugar al día siguiente de la conferencia de don Luis Astrana Marín en la Biblioteca Pública de San Clemente, el 18 de mayo de 1959.

Los Juegos Florales se celebraron durante dos años en el cine Rex