El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

Monday, March 24, 2025

Los Ramírez Ponce de León de las Mesas

 Los Ramírez de Las Mesas, en su ascendencia, nos llevan hasta la familia León, del poeta fray Luis. Antonio Ramírez Ponce de León era hija de Andrés Ramírez y de Ana Gaona (natural de Hontanaya, hija de Rodrigo de Escalante y nieta del comendador Gaona, de la orden de Santiago); el abuelo era Antonio Ramírez y la abuela Juana de Montoya, y el bisabuelo era Gómez de León (o Ponce de León). El origen de la familia era obviamente Belmonte, pero el abuelo Antonio Ramírez, hijo de Gómez de León, y su mujer Juana de Montoya se habían ido a vivir a Las Mesas, donde la familia León tenía una sustanciosa hacienda, y se había establecido en unas casas que hacia 1612 eran ya las cárceles públicas de la dicha villa de Las Mesas. Así mientras Lope de León, el padre de fray Luis, hacía carrera como oidor de la Chancillería de Granada, su hermano Antonio, ahora con el apellido Ramírez, mantenía parte de la hacienda familiar en Las Mesas.

La hacienda originaria de los León creemos ubicarla en Monreal, pero con Gómez de León (el añadido Ponce se tenía por falsario) se había incrementado enormemente a otros pueblos como Santa María de los Llanos, El Pedernoso, Tresjuncos, Belmontejo y El Provencio, además de la citada hacienda de Las Mesas.

Estos sucesores de Gómez de León habían procurado entablar alianzas matrimoniales con la nobleza regional: una hermana del litigante Antonio Ramírez había casado con Baltasar Inestrosa y otra con Martín de Espinosa y de las hermanas de Andrés Ramírez, una había casado con Alonso de Araque, otra con don Pedro de Olmos, otra con don Francisco Melgarejo y otra con Jerónimo de Céspedes. Deudos de la familia eran Juan Ponce de León, señor de Polvoranca, y el oidor Lope León.

ACHGR. HIDALGUÍAS, 302-330-8

ACHGR, HIDALGUIAS 301-107-12

TRES MOMENTOS DE SAN CLEMENTE

* 1503: San Clemente ha embargado el pan de las rentas decimales de Vara de Rey (su aldea), autorizados por una pragmática de los RRCC. En la carta de compromiso que el concejo de San Clemente llega con el canónigo de Cuenca  Gonzalo Sánchez de Inestrosa, este entrega el pan de la rentas decimales de Vara de Rey a pagar por el precio de la tasa. En el compromiso que se llega don Luis Pacheco es juez árbitro para garantizarlo. Gonzalo de Sánchez de Inestrosa actúa por sí mismo y en nombre de  Diego de Iniesta que es prior de Belmonte y arcipreste de Alarcón. Es un año de esterilidad y carestía que dará lugar a varios de crisis. El concejo se compromete en un concejo abierto.


Concejo de San Clemente de 12 de diciembre de 1503

Benito López y Alonso López de Perona, alcaldes ordinarios

Juan de Olivares, alguacil

Juan Sánchez de Andrés Sánchez, Francisco de los Herreros, Martín Sánchez de Monteagudo, regidores

Juan Sánchez de Olmedilla, procurador sindico de la villa

Miguel López de Perona, Pedro Sánchez de Origüela, Pedro Ruiz de Segovia, Francisco de Perona, Gil Fernández de Alfaro, Juan López, Martín López y muchos otros hombres buenos



*1510: Carta de casamiento entre Aldonza Xuárez, hija de Alonso González de Origüela, y Fernando de Molina, hijo de Alonso Núñez de Molina, escribano público de Cuenca. La dote de la novia será 70000 maravedíes, la mitad en dinero y la otra mitad en ajuar (Cuenca, 10 de julio de 1510).

Alonso González de Origüela tiene, además, por hijos a Pedro Xuárez y Hernando de Origüela (al que conocemos por Hernando de Origüela).

Los dos documentos anteriores se los debo a Julia Toledo (AHPCu)

*¿1516?: Notificaciones de un auto a diversos oficiales del ayuntamiento: Juan López de Perona el viejo, Miguel Muñoz, Alonso López de la Alberca, Diego Simón (todos ellos regidores y alcaldes del año pasado). Sancho Rodríguez,  Rosillo (testigos y procuradores). Ginés de Haro, Alonso Astudillo, Pascual Simón, Juan Ruiz, Miguel Sánchez de los Herreros, Francisco de Perona (regidores y alcaldes de este presente año.

Testigos: Juan de la Huerta, Pedro Fuero (?), Juan de Sandoval, Francisco de Carboneras, Jerónimo de Montoya, Alonso de las Mesas, Alberto García de Illana, Juan López Lencero, Francisco Sánchez, Juan de Illana.

El documento no está fechado, AHMSC. Ayuntamiento




La supresión de los alcaldes ordinarios de San Clemente

 La oposición de las villas a la intromisión del gobernador del marquesado de Villena en la impartición de justicia en primera instancia fue una constante. Ya sabemos como echaron atrás el establecimiento de un escribano de provincia ante quien pasaran los autos judiciales del gobernador. Un pleito que se desarrolló en la década de 1550. El establecimiento de los corregidores en 1586 mantuvo las fricciones, de tal manera que las villas fueron pagando y ganando sobrecartas de exención jurisdiccional y primera instancia para evitar el entendimiento del corregidor o su alcalde mayor en los pleitos. Pero en San Clemente, la situación fue diferente. Los regidores de la villa, dirigidos por el alférez de la villa Juan Pacheco de Guzmán solicitaron la supresión de los alcaldes ordinarios de San Clemente y que sus funciones fueran asumidas por el corregidor y el alcalde mayor. En la sesión municipal del 29 de septiembre de 1603, que había de elegir nuevos alcaldes, los dos salientes, Diego de Agüero y Gonzalo Ángel, entregaron sus varas de justicia al corregidor don Diego López de Mendoza, renunciando la villa así a la impartición de justicia con alcaldes propios. Juan Pacheco de Guzmán, ariete de los intereses de la Corona justificó la supresión en que la elección de alcaldes era motivo de bandos y parcialidades en la villa. Bandos manejados por hombres ricos para defender sus intereses particulares y sus haciendas. La acusación, que no era falsa, sí era chocante por venir de quien venía, el dueño de Perona. El panorama político, desde luego, era criticable: alcaldes ordinarios elegidos por regidores que habían comprado su oficio y que ponían hombres de paja a su servicio. Detrás de todo esto estaban las denunciaciones por talas y ocupación de montes, desiguales repartimientos de rentas o soldados y costosos juicios, inalcanzables para los pobres. 


AMSC, AYUNTAMIENTO, LEG. 42/41

Para la supresión de los alcaldes había una razón de peso y es que en los reinos de Castilla allí donde había corregidor este asumía las funciones de la villa donde residía, caso de San Clemente. Los deseos centralizadores de la Corona chocaron con los defensores de la vieja república pechera y sus constitución de 1445, que veían en los alcaldes una persistencia de las viejas libertades y en regidores como Juan Pacheco un traidor a los principios que había tenido que jurar para acceder al cargo. Los estratos medios de la sociedad sanclementina defendieron la continuidad de sus dos alcaldes ordinarios (uno pechero y otro hidalgo). Hasta trescientos sanclementinos se opusieron a la supresión, encabezados por Alonso de Iniesta Romero, el labrador Juan Martínez, Francisco González Gano, Francisco Ballestero, Antonio de Iniesta, el mesonero Juan Martínez y Juan Martínez Ángel. Un grupo medio que sabía de su capacidad de influencia en las decisiones de la política municipal y que intentó llevar el asunto por la Chancillería de Granada, sabedor de que el Consejo Real de Castilla encarnaba los intentos centralizadores. Este grupo conseguiría que el concejo de San Clemente y sus regidores, desdiciendo la decisión de 29 de septiembre de 1603, defendiera la permanencia de los alcaldes y dejara solo a don Juan Pacheco en su supresión. Sería este Consejo el que por auto dado en Valladolid el 27 de julio de 1604 suprimiera los oficios de alcaldes ordinarios, auto confirmado el 25 de septiembre. El 28 de mayo de 1605 se expedía ejecutoria.


Los dos alcaldes ordinarios se volverían a restablecer de nuevo en 1636, previa compra y aprovechando las necesidades financieras de la monarquía.

Sunday, March 23, 2025

RELIGIOSIDAD Y VIRGEN DE RUS

 LA VIRGEN DE RUS, ENTRE LA DEVOCIÓN POPULAR Y EL CONSERVADURISMO SOCIAL.

Decía don Luis Martínez Lorente que, en los días claros, desde Santa Quiteria en Tébar se podía ver el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Pozoamargo. Nos recordaba a Santa Quiteria como santa querida por los pastores, recordando estos santuarios colocados en atalayas como el lugar primitivo donde los pastores se sentaban para vigilar a su ganado allá en el llano. Sobre el viejo lugar donde descansaban los pastores se levantaron ermitas: refugios para las inclemencias del tiempo y lugares de sosiego para reflexionar sobre la existencia y la deidad en los largos tiempos muertos del rumiar de las ovejas. En estas tierras, Santa Quiteria debió disputar su primacía con otros santos, como San Nicolás o San Cristóbal, aunque entre todos ellos destacaba Santa Catalina. En lo alto de Majara Hollín, una pequeña ermita dedicada a Santa Catalina era lugar de reunión de pastores y hasta Sisante, lugar de paso de ganados, los sanclementinos iban en romería hasta la ermita de Santa Catalina. Los pastores, al menos los tradicionales, de cayado y pequeño hato de ganado desaparecieron, como lo hicieron sus veredas comidas por los campos, condenando a Santa Quiteria o Santa Catalina a ser un recuerdo del pasado. El idílico pasado del pastor con sus ovejas, tal "imitatio Christi" se dio de bruces con la nueva realidad. El labrador tan pronto imploraba al cielo como lo maldecía; la soledad del pastor fue suplantada por el bullicio de la ciudad y los tahúres que anidaban en sus calles. Lope Rodríguez es ya en 1490 un adelantado a su tiempo: juega con las supersticiones de los labradores, ya predica la Biblia por Villanueva de la Jara a cambio de un queso ya hace pasear improvisada imagen de la Virgen por Perona a cambio de una cesta de huevos.
El pastor, en su soledad, hablaba con Dios todos los días; el labrador habla de Dios con sus vecinos a diario y calla ante Dios en los oficios divinos del domingo. El labrador necesita una nueva espiritualidad y no sabe donde encontrarla: descerraja y destroza viejas ermitas, aplaude las condenas de los vecinos, que no considera sus iguales, por el Santo Oficio y hace de la imagen el fetiche sanador de sus desgracias. Luis Sánchez de Origüela denuncia a aquellos que quieren colorar el mundo con los monumentos de Semana Santa y él, denunciado, participa como víctima del espectáculo de las hogueras. La naturaleza florece en colores en la primavera y los hombres necesita colorar su mundo para olvidar amargas existencias.
La amargura de la existencia es presencia viviente de la muerte. En los campos y sus amplios horizontes se vive un presente de esperanza; en las villas urbanitas y el hermetismo de sus casas se padece la realidad de la muerte. Aquí, el hombre pasa del espacio cerrado de su casa a la cripta de la iglesia. Y es que las iglesias y sus cementerios anejos son "enclosures" de la muerte. De la apertura de los campos en la naturaleza que se regenera cada día a las iglesias del olor cadavérico, apenas ocultado por el incienso.
Los hombres quieren salir de la opresión de los pueblos y salen a las viejas ermitas olvidadas. Pero no a los santuarios de los pastores sino a esos otros ahora ya desvencijados. Confunden su necesidad con la ajena y temerosos de caer en la indigencia no olvidan a los que han caído en ella. A los mismos pobres, de los que se rehúye en los pueblos, se les acoge en santuarios apartados para darles limosnas en fechas señaladas. Quizás el caso más señalado es el de los jareños que se reúnen en Pozoseco. Los hombres pueden engañarse a sí mismo con la conmiseración de la pobreza, en la que todos pueden caer. Pero ¿cómo engañar a la muerte, que iguala a todos? La muerte es aceptada en los testamentos y teatralizada en los entierros, pero en el instante de enfrentarse a ella es horror insoslayable. La muerte a veces llega como amenaza para la existencia de misma comunidad en episodios epidémicos pestíferos. En Motilla del Palancar , se teme el fin de la comunidad de vivos. Es la llama de la lámpara del Santísimo Sacramento la que mantiene viva a la comunidad y es ese Santísimo Sacramento el que desprovisto de luz viaja hacia el hogar de los moribundos. Y es que, cuando los muertos son muchos e inabarcables nadie quiere saber nada de ellos. Cual flagelantes y sin rumbo fijo, es entonces cuando los cofrades de la Sangre de Cristo recogen cadáveres yacientes, que han perdido la vida y la filiación de esos otros familiares también muertos. ¿Qué fue entonces de aquellas deidades que habían surgido para la esperanza? ¿Qué fue de aquellas vírgenes, que, donde brotaba el agua, daban Remedio a los sedientos?
Los hombres y los pueblos quieren escapar de los espacios insoportables de las villas urbanizadas y volver a los campos. Recuperan viejos votos y juramentos en la fe ciega de una salvación milagrosa. Quieren sortear las cadenas del control social, aunque solo sea por un día y hacer posible la libertad en los campos que se les niega en su pueblo. Raptan imágenes y las pasean ante las autoridades, disfrutan de ágapes celebrando la vida y olvidando de esos otros de los aniversarios y comuniones con los muertos. Es el estallido de la vida y de la alegría, donde todos son iguales.
Los sueños, sueños son. Por un momento parece que la romería tiene algo de carnaval pero sin el corsé de las máscaras. Los nuevos ricos, tal Francisco Rodríguez Garnica, sufren las burlas del pueblo. Rus es lugar de irreverencias, donde los Pacheco salen mal parados. Pero allí donde unos se sienten libres un día al año, otros disponen de trescientos sesenta y cuatro para organizar la libertad ajena. Un día de jolgorio devendrá en cuarenta de rezos; una virgen suelta exigirá de otra rehén. No hay caballeros ni camareras aún, pero es cuestión de tiempo. Pero no es el final, ese fin llegará cuando los cofrades de la Sangre de Cristo dejen de llevar las andas de Rus. Ese día, al llegar, los hombres habrán olvidado la razón de ser de la fiesta. Olvidándose de los muertos, serán zombis errantes en la fiesta.

La cofradía de Santiago de la villa de Iniesta

 De la existencia de una cofradía de Santiago en Iniesta ya sabíamos el año 1572 con motivo del intento de la Corona de crear cofradías de hidalgos con fines militares. Entonces se planteaba que esta cofradía, muy antigua, estaba muy caída y cómo era apropiado crear la nueva cofradía, aprovechando lo que quedaba de la antigua. Nuevas noticias nos llegan de la cofradía de Santiago con motivo de una disputa por unas tierras el año 1611. La hermandad contaba con cuarenta cofrades y se reunía en la ermita del mismo nombre, a la salida del pueblo, que estaba bastante destartalada, por lo que la hermandad decidió vender en 1597 cuatro pequeñas hazas de su propiedad por las que sacó 56 ducados y reparar así el edificio. No obstante, la composición de la cofradía por una reunión de 1612 estaba formada por las personas principales de la villa de Iniesta:

  • Juan de Guzmán Castilblanque, prioste
  • Mayordomos: Alonso Martínez del Peral y Juan Risueño Soria
  • Cofrades presentes: el doctor Pedro López Cantero, Alonso Ponce, Andrés Monteagudo Ponce, Juan Polo, Julián Martínez del Peral, Antonio de Albarrilla, Martín de Cubas, Benito Pajarón Merchante, licenciado Jorge Lorca y Alonso Cano
Las hazas eran:
  • Una de cuatro almudes alinde de casa  y tierras de Alonso Martínez Sebastián
  • Una de un almud en la cañada del Encina cerca de tierra del licenciado Granero, alinda con haza de Juan Zapata
  • Otra de un almud donde dicen la Sangradera, linde de Alonso Garrido y herederos de Andrés Honrubia.
  • Un almud cebadal en la vega, bajo San Ildefonso y alinde de Julián Martínez del Peral
El pleito era entre el cabildo de Santiago y Catalina Martínez, viuda de Alonso Martínez Sebastián, y Martín Ibáñez Tórtola como marido de María Martínez, hija de Alonso.

la dicha ermandad es de legos y no goçan de los preuilegios que tienen las yglesias y bienes eclesiásticos quando se trata de enajenallos y vendellos y basta que todos juntos en su congregación unánimes y conformes acordaron que las dichas tierras se vendiesen por ser inútiles y de ningún provecho para su hermandad y cofradía y advocación que tenían del señor Santiago y porque eran más el gasto que hacían en las paredes y reparos por estar a la salida del pueblo y ansi dieron comisión a Andrés Merchante y Andrés de Santacruz para que las pusiesen en almoneda y las hiciesen vender y rematar en el dicho Alonso Martínez Sebastián en precio de cinquenta y seis ducados que rescibieron del comprador en nombre de la dicha hermandad y los impusieron a censo y convirtieron en utilidad y provecho de la dicha hermandad la qual a ydo rescibiendo los corridos del dicho censo y convirtiendo el precio en su utilidad y provecho lo qual le a sido de más utilidad y provecho que no las dichas tierras 

Se acusaba a la cofradía de no querer devolver los réditos de los censos y recuperar la propiedad de las hazas y esta alegaba que unas tierras y rentas destinadas al culto divino no se podían enajenar. Las tierras habían sido vendidas por dos cofrades en 1597, Andrés de Santacruz y Andrés Merchante, y ahora la cofradía pretendía dar por nula dicha venta. Si bien la cofradía obtuvo sentencia favorable de Pedro de Espinosa, alcalde ordinario, en 1612, la Chancillería de Granada revocaría esa sentencia, declarando válida la venta y dejando la posibilidad de la que cofradía pidiera cuentas a los herederos de los mayordomos de la cofradía que habían vendido las hazas. La cofradía apelará sin resultados, entre otras cosas dirá que fue un mal trato y que las hazas valían más de 200 ducados.


Sentencia contraria a la cofradía de Santiago


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. PLEITOS. C 356-16








Saturday, March 22, 2025

Cristóbal Gómez, sastre, viajero de Indias, natural de Barchín del Hoyo

 Barchín del Hoyo estaba a 84 leguas de la ciudad de Sevilla, pero hasta el pueblo llegó la noticia de la Casa de la Contratación que anunciaba en 1640 la muerte en 1636 y en el Perú de un vecino de la villa, Cristóbal Gómez, que había emigrado a Indias. Aunque la heredera es su hermana Juana García, al haber muerto los herederos serán sus sobrinos, un total de 990 pesos.

Cristóbal Gómez era un sastre, hijo de Hernán Gómez de la Jara y de Elvira de Liébana, vecinos de Barchín del Hoyo y emigrado a la Ciudad de los Reyes o Lima. En su testamento dejará como albaceas al almirante Andrés de las Infantas, del hábito de Santiago, al padre Jerónimo de Bohórquez y a Andrés Muñiz. Nombrará por heredera a su hermana Juana García, viuda de Cosme Peinado, y si fuere muerta a sus sobrinos Juan Gómez de Villanueva y Carmen Peinado. Si su herencia no fuera enviada a España a su alma.

Cristóbal Gómez era hermano  veinticuatro de la cofradía de la Concepción con capilla en el convento franciscano de Lima, donde pedirá ser enterrado y amortajado con el hábito franciscano. De las cuentas de sus deudores y lo que él debía se deduce que Cristóbal había conseguido una posición social e innumerable tratos con mercaderes. Vivía en una casa de alquiler en la calle llamada de los Mercaderes en la Ciudad de los Reyes (Lima).Para su servicio doméstico contaba con una esclava negra, Antonia; también tenía en la condición de esclavo a un criollo llamado Nicolás, que era oficial de sastre y le ayudaba en el oficio, y poseía además otros tres esclavos negros, dos hombres y una mujer. Circunstancialmente, trabajaban para él indios en la sastrería como el indio Juan Alonso.

Cristóbal Gómez tenía una vida llena de relaciones sociales. Su esclava negra, Gracia (y su cría Isidora), procedía de Angola. Su casa estaba repleta de todo tipo de objetos de plata y oro, muebles, ajuar, vestidos y armas. Adornada con cuadros de pinturas y esculturas: dos cuadros de emperadores romanos, una imagen de Cristo, un cuadro de la Concepción, otro de la Adoración, un cuadro del beato Francisco Solano y otro de San Francisco.

Gran parte de la fortuna se quedó en manos de los albaceas o de las misas encargadas tras su muerte, un total de setecientas. Para que nos hagamos una idea la almoneda de un esclavo negro y de la esclava negra y su niña se adjudicaron por 900 pesos de ocho reales, después de ser pregonada su venta por otro negro en la plaza de Lima.

Cristobal Gómez se había ido a Indias con treinta años, al morir su padre. Allí había hecho una gran fortuna y enviaba a su hermana, junto a las cartas, cantidades periódicas de dinero. En su pueblo de Barchín del Hoyo tenía fama de ser poderoso y rico



Archivo General de Indias, CONTRATACION,397B,N.3,R.26 y CONTRATACION,397B,N.3,R.26

Thursday, March 20, 2025

VILLARROBLEDO (1596-1597)

 El año comienza con la noticia de la iglesia de Villarrobledo y el remate de sus obras en los maestros canteros Juan del Ayna y Andrés Luis. La obra consistirá, valorándose en dos mil ducados "que podrán montar los quatro pilares qie se an de hacer de lo que se les entregare y que los hará en la forma y en las condiciones y traza que está rematada" (actas de 3 de enero de 1596). El 19 de febrero se reconoce que el maestro cantero Andrés Luis anda detrás de las obras de las casas del ayuntamiento, carnicerías y ensanche de la plaza, que también se rellenará pues se dice que está honda en la parte que da a la calle mayor. Para el mes de mayo de 1597, la falta de dinero impide la continuación de las obras, que no dandose el dinero a de zesar (la obra) y la madera que está comprada para la cubierta della no se puede traer respecto de la falta de dinero. El uno de octubre de 1597, sabemos que las obras siguen su curso.

La villa pagaba, además de los impuestos tradicionales, más de 700000 maravedíes del nuevo servicio de millones a pagar en Alcaraz. El encabezamiento de tercias y alcabalas para ese año suponían 1.963.010 maravedíes (las alcabalas se pagarán en Villanueva de los infantes, donde reside una de las nuevas tesorerías de rentas reales establecida en 1580, a cargo de don Pedro de Balbas). De servicio ordinario y extraordinario pagará cada año 226318 mrs. anuales. a pagar en Alcaraz. Es cierto que a finales de febrero redimirá el censo de 2100 ducados tomados de Sebastián de Haro para pagar la escribanía del ayuntamiento comprada. La buena cosecha de 1596 hace soñar a Villarrobledo, olvidando desgracias pasadas, pero la villa tiene problemas para pagar los impuestos de alcabalas y servicios. Pero la villa todavía puede hacer frente a sus deudas: en julio de 1597 redimirán dos censos, uno de 4000 ducados tomados del padre Amaro Navarro y otro de 2100 ducados tomados de Sebastián de Haro para la compra de las escribanías. Pero en realidad es un proceso de consolidación de deuda, pues a continuación esos 6100 ducados se toman de Gonzalo de la Peña en una operación en la que el interés pasa del 14 al 16 al millar (del 7.15 al 6,25% de interés). Algo similar ocurrirá con los 4000 ducados tomados a censo para el pósito al conquense Luis de Molina, que ahora se mudan a la condesa de Cifuentes con intereses similares a los dos anteriores.

En cuanto a la actividad ganadera de Villarrobledo se reconocerá en ayuntamiento de 26 de enero de 1596, que los señores de ganados de esta villa no son hermanos del concejo de la mesta y esta villa tiene ganada carta y sobrecarta de su magestad para que no paguen el dicho derecho (del pechuelo) sino es los que trasterminaren en suelo estraño e porque los que están en esta villa no trasterminan sino que están en su suelo estantes. El carácter estante del ganado hay que matizarlo, pues no hemos de olvidar los viejos usos comunales a los que Villarrobledo tenía derecho en el suelo de la tierra de Alcaraz. Ese carácter estante es el que ponía en peligro a los ganados cuando caía grandes nevadas como la anunciada el seis de febrero de 1596, está el suelo cubierto con más de media vara de nieve, privando del pasto a los ganados. En estas ocasiones, la solución era resguardar el ganado en los pinares, permitiendo su acceso. En el pasado se había amojonado majadas para el ganado, pero ahora se reconocía que los mojones habían desaparecido y que estas majadas estaban labradas y cultivadas. La nueva realidad forzará a la redacción de unas nuevas ordenanzas el año 1597, por considerarse "obscuras" las antiguas.

Los conflictos con la justicia del corregidor y alcalde mayor de San Clemente, en abril se enviará a Sebastián Gorri Escorza, regidor, a pedir que se respete el privilegio de primera instancia de la villa y que pleitos y presos sean remitidos a San Clemente.

El año 1596 será un buen año y con buena cosecha. El pósito, a pesar de la cosecha del año anterior, tenía trigo disponible y suficiente para sus vecinos y en el verano de 1596 se esperaba una gran cosecha. Incluso se venderán quinientas fanegas de trigo excedentes a 10 reales para aumentar el caudal del pósito. Para el mes de septiembre, se dice que no hay demanda (compradores) y que el trigo ha bajado a siete reales y medio la fanega, mientras que la cebada se vende a cuatro y un cuartillo. Sin embargo, 1597 vio en el mes de mayo la presencia de la langosta.

El 15 de julio de 1596, por primera vez se plantea, diez años después de su creación, la salida de Villarrobledo del corregimiento de las diecisiete villas. Villarrobledo ha acudido a la corte para ser considerada villa de behetría, exenta del corregimiento y libre para elegir su dependencia o no jurisdiccional: luego los dichos oficiales dixeron que a noticia deste ayuntamiento es venido que en corte su magestad por algunos oficiales del dicho concejo e vecinos particulares se pide que esta villa se haga behetría e se quite debajo de la jurisdición del partido de las diez e siete villas del qual resulta mucho daño a esta villa y sus vecinos y no se podrá conservar y se harán grandes excesos por los que la gobernaren de que si no es acudiendo para cada cosa a su magestad no se podrán remediar. El conflicto con San Clemente iba de más en más, el 29 de noviembre esa rivalidad no se esconde y Villarrobledo acusa de trato de favor de la Corona a San Clemente. Villarrobledo llegará a decir: por quererse hazer cabeza y pedir las cosas que a la dicha villa de San Clemente da gusto so color de que es cabeza del partido. Se pedirá que San Clemente ni hable ni presente escritos en nombre de Villarrobledo en el Consejo Real.

A comienzos de agosto, desde San Clemente se decide nombrar un teniente de alcalde mayor, Cristóbal de Montoya, entre quejas del concejo villarrobletano, que acusan al susodicho de talar los montes de Villarrobledo. Para finales de ese mes, otra pendencia con un tal Diego de Cañadas por medio se salda con la prisión del mismo y del alcalde ordinario Alonso Morcillo en San Clemente y para final de año son encausados algunos oficiales del concejo sobre ciertas compras para el pósito. La importancia de Villarrobledo venía de su trigo, que le hacía una gran potencia económica y la villa más populosa del corregimiento. La actividad económica de Villarrobledo daba lugar a una numerosa población, parte de la cual, recién asentada no estaba registrada en los padrones municipales. Sabemos de esa población "forastera" porque no pagaba el llamado repartimiento de la jurisdicción, es decir, Villarrobledo había comprado y ampliado su término y jurisdicción cuatro leguas en 1557 y el coste era repartido entre sus vecinos: en esta villa ay de presente más de ciento e cinquenta vecinos forasteros que tienen casas y familias y se aprovechan de los términos como sy estuvieran avecindados sin pagar jurisdición ni los demás pechos y porque es justo que estos paguen jurisdición y den fianzas de hacer la vecindad que son obligados y de pagar los demás repartimientos. Debemos tener en cuenta también la población flotante, ya no solo por la siega, sino también por mercados irregulares, como ese que se hacía como mesta de ganado y donde se vendían todo tipo de mercadurías, aunque es cierto que el concejo intentaba monopolizar la venta de algunos productos como el aceite y el pescado con ocho tiendas municipales. El 27 de octubre de 1597 se vuelve a resaltar que hay naturales de las villas comarcanas (San Clemente, EL Provencio, Socuéllamos o Minaya) residiendo en Villarrobledo, aprovechándose de sus términos y sin tomar vecindad.

Junto a los vecinos sin avecindar está el problema de los pobres, en noviembre de 1597 se recibe cédula real para que se tomen medidas contra los pobres y forasteros, mediante su reclusión en casas de hospital, a entender de los concejos, una práctica ya habitual. A ello se unía el problema de los pobres vergonzantes, para lo que se pedirá la ayuda de la iglesia y del cura doctor Uceda, al no disponer el concejo de rentas. En el concepto de pobres vergonzantes se recogían aquellos que tiempo atrás tenían una posición social cómoda y ahora habían caído en la pobreza; una muestra de los estragos de las sucesivas crisis padecidas y las consecuencias de marginalidad.

EL 20 de julio llega la noticia de la toma de Cádiz por los ingleses en 1596, se pide se haga alarde de la gente de guerra para embarcarse. La movilización no se llevará a cabo, aunque se hace un nuevo alarde para el 18 de agosto. La medida ya anuncia la creación de la milicia del Reino de dos años después. En este caso, y apoyándose en la vieja tradición del Reino de Murcia y las veinte leguas, se trata de crear un ejército interno para defender el Reino, y concretamente en este caso las costas mediterráneas ante un posible ataque exterior, que, ahora, va más allá del problema berberisco. El 13 de octubre habrá una junta de corregimiento, donde cada una de las diecisiete villas mandará un procurador que llevará un listado de todos los hombres de 18 a 48 años listos para la guerra. Para noviembre lo que se exige es dinero para la compra de armas, 363400 mrs. (es la parte que se asignan a Villarrobledo de seis mil ducados asignados a las 17 villas del corregimiento). El cuatro de enero de 1597, Villarrobledo hace una valoración de la gente de armas que puede aportar para la defensa del Reino, con levas precedentes: en otras ocasiones esta villa a servido a su magestad con número de doze o catorze hombres ynfantes que según el número de vezindad hara suficiente y visto el estado presente desta dicha villa que el número de vezinos no a crecido, dixeron que esta villa acudiendo a la nezesidad que su magestad representa terna aprestados para el tiempo que por su real zédula se manda veynte ynfantes armados de espada y daga y arcabuz. Para febrero se pide sacar los 363400 mrs. de la venta del trigo del pósito para evitar un repartimiento, aunque Villarrobledo se negará a aceptar el repartimiento en dinero, siguiendo el camino de la Alberca, que ha ganado provisión para no pagar. El domingo día 16 de febrero de 1597 se celebrará una junta de corregimiento para decidir las aportaciones de soldados pedidas por la Corona. En la junta se ofrecerán a la Corona, doscientos soldados de los que treinta corresponderán a Villarrobledo. Como depositario del dinero de las armas se nombró al regidor sanclementino Llanos de Tébar. Para 25 de julio de 1597, los soldados solicitados suben cincuenta más hasta doscientos cincuenta, según se ha ordenado por la Corona con fecha 17 de julio; a Villarrobledo se le añadirán siete más. Los treinta y siete deben estar listos dos días después bajo la bandera de su capitán en San Clemente, Alonso Ramírez Caballón. Diecisiete de estos soldados desertarán y han de ser sustituidos. Las villas había de costear el vestido de los soldados: ropilla, valones, medias, zapatos, sombrero y plumas. Además las villas deben dar un real de salario al día, durante los dos meses de la expedición. Los soldados se embarcarán en el puerto de Cartagena: se an de embarcar en Cartagena y están las galeras aprestadas para la embarcación. El once de agosto los soldados ya están prestos. El ocho de septiembre llega la orden para que la compañía parta de San Clemente; el diez, el corregidor manda que los soldados estén en San Clemente antes de las ocho del día once, pero, caso de Villarrobledo, los 37 soldados se dice que se han ausentado. EL día 12 se comisiona a dos corregidores para la entrega de los 37 soldados y 1530 reales para su sustento. El día 15, se reconoce que, llegados a San Clemente, faltan tres soldados, dos son casados y no se han de enrolar y uno se ha fugado, contra el que se pide el máximo rigor y prisiones. Villarrobledo no solo aporta soldados, sino que ve pasar otras compañía. El uno de octubre pasa la compañía del capitán Valdivieso, a la que se le dan ocho carros, luego llega su alférez con otros ochenta soldados y se le provee de otros tres carros. El camino es en dirección a Munera para seguir hacia Cartagena. El 18 de octubre llegan dos compañías más a Villarrobledo. A comienzos de 1598, Villarrobledo debe disponer tres carros en El Pedernoso para transportar 54 arrobas de salitre cada uno a la ciudad de Málaga.

El 14 de octubre echa a andar el monasterio de clarisas con sus primeras ocho monjas: la mayoría de ellas con el apellido Moragón. Se pedirá a Toledo licencia para fundar monasterio de monjas de Nuestra Señora de la Concepción en la ermita existente en esa villa bajo esa advocación.



Noticia del levantamiento de cuatro capiteles en la iglesia de San Blas


Firma de Sebastián Gorri Escorza, regidor y carpintero, autor de diversas obras de carpintería para armazones de edificios de Villarrobledo, San Clemente y El Provencio.

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SOBRE LA IGLESIA DE SAN BLAS

... como es notorio la yglesia del señor San Blas desta villa está derribada e incapaz para poder estar la gente que acuda a ella a los oficios divinos y conviene que se cubra e demás desto conviene que con toda presteza se hagan los pilares que están comenzados a hacer y los arcos para que se cubra la yglesia y que con tiempo se provea de madera para cubrir la dicha obra y para este efeto e por sy fuere necesario yr a Toledo sobre lo susodicho y sobre la cantería que se hace y lo que convenga a la obra nombraron por comisarios a Gabriel de León e Tomás Rodríguez, regidores (27 de mayo de 1596)
 

SOBRE EL ORIGEN DE CASAS DE LOS PINOS y EL MAESTRO DE CANTERÍA ANDRÉS LUIS
El nombre de Casas de los Pinos es tardío, de la segunda mitad del siglo XVII. Aún hoy, nos aparece como la integración de diversos núcleos tales los Estesos o los Luises. Es esta última mención la que nos aparece más temprano con motivo del viaje de Felipe II y su paso por San Clemente en marzo de 1586. El rey descansará en la llamada de la casa de Andrés Luis, camino de Minaya a San Clemente en unas tiendas que se levantarán para una comida de la comitiva. En la mismo año, nos aparece una viuda de Andrés Luis, como vecina de San Clemente, donde vive junto a sus dos hijos. Y por último, nos aparece un Andrés Luis, como maestro de cantería, en las obras que se realizan en la iglesia de San Blas en 1595 (¿Hijo del anterior ya fallecido?).
El núcleo de Casas de los Luises aparece consolidado hacia 1630 con doce vecinos, para acabar integrado en una nueva población en la segunda mitad del siglo XVII.
¿Hemos de considerar, pues, el nacimiento de Casas de los Luises y por ende Casas de los Pinos en una familia de canteros, apellidados Luis?

ACTAS MUNICPALES DE 1596-1597


HIDALGOS DE VILLARROBLEDO EL 10 DE FEBRERO DE 1597

Martín Alonso de Palacios
Pedro Alonso de Palacios
María Rosilla, viuda
Pedro de Montoya Jara
Beatriz Pérez de Vizcarra
Diego de Vizcarra
Hernando de Gabaldón
La de Francisco de Montoya
Isabel Montoya
Juan Pérez de Ávila
Pedro Villaseñor
La de Juan de Alarcón Rosillo
Alonso de la Torre
La de Diego Alonso de Palacios
Catalina Gómez, la de Fernando Alonso
Catalina Pérez, viuda de Martín Alonso
Juan Rosillo
Pablo de Buedo
Pedro de Montoya Vizcarra
María Pérez, viuda de Antón
Doña María, viuda de Cuéllar
Cristóbal de Montoya
Andrés de Peralta
Alonso Pérez de Ávila
Pedro de Montoya
Francisco Cano de Buedo
Don Jerónimo Pacheco y Avilés
La de Rodrigo de Angulo
Diego de Montoya Ortiz
María, hija de Martín Alonso
Antonio Moreno
Diego Muñoz de la Calera
Diego de Montoya, hijo de Martín de Montoya
Martín de Montoya
Diego de Montoya ...
María Sánchez, hermana de Diego Muñoz
Antonio Rosillo

(los Vargas son excluidos expresamente como hidalgos cuando lo piden y los Ortiz no son hidalgos)

El año siguiente se reconoce hidalguía a Llorente de Rueda y sus hermanos.

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EL NACIMIENTO DEL RECLUTAMIENTO MODERNO
No pretendemos dar una respuesta concluyente en esta pequeña presentación. Ya hemos hablado en otros lugares cómo partimos de la milicia general del Reino creada en 1598 y su movilización, fundamentalmente, en la guerra de 1640 para hablar de un ejercito permanente con base peninsular y sedente en territorio peninsular.
Pero el hecho desencadenante de estas formas modernas de "servicio militar obligatorio" es un acontecimiento que no tuvo grandes repercusiones a largo plazo. Hablamos de la toma inglesa de Cádiz del 30 de junio al 15 de julio de 1596. La Corona intentó una leva en los pueblos de Castilla con la aportación voluntaria de hombres. Cuando la orden llegó a los pueblos, los ingleses ya se habían ido de Cádiz, pero los esfuerzos de la monarquía continuaron y, esta vez, se pasó a la obligatoriedad. Las diecisiete villas del corregimiento de San Clemente fueron llamadas a una Junta en esta villa el domingo 16 de febrero de 1597 para aportar soldados y a un repartimiento de seis mil ducados para la compra de armas. Se repartieron doscientos soldados para una población que estimamos en unos quince mil vecinos (entre cincuenta y sesenta mil habitantes), que si tenemos en cuenta la población no registrada (los concejos reconocían entre un cinco y un diez por ciento de vecinos no empadronados), nos dan cifra superiores a veinte mil vecinos... amen de la población flotante por ocupaciones estacionales.

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El Rey

concejos, justicias y regidores, caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de las villas y lugares que se comprehenden en el corregimiento de las diez y siete villas y cada uno y qualquiera de vos. Don Hernando de Prado mi corregidor de esas dichas villas os dirá el servicio que conviene me hagáis en esta ocasión y os encargo y mando que no solo deis entero crédito a lo que de mi parte os dixere, quiero que acudáis a la execución y cumplimiento de él como lo confío del amor y celo que tenéis a mi servicio que en ello lo reciviré de vosotros muy particular; de San Lorenzo a diez y siete de julio de mill y quinientos y noventa y siete años. Yo el rey, por mandado del rey nuestro señor, Andrés de Prada.

Tuesday, March 18, 2025

La peste

 Ante mis ojos y en los papeles antiguos han pasado varios acontecimientos pestíferos, que son pequeña muestra de otros que se quedan ocultos. La peste de 1467-1468 quizás fue una de las peores pestes de la historia de España, vivida con resignación y sin cronista que contarla, forjó hombres que aprendieron a despreciar la vida o, al menos, a ser conscientes de la transitoriedad de la existencia. No es que los hombres devinieran mejores, simplemente quisieron ser libres en el sueño de despojarse de ataduras de un trayecto vital tan corto como azaroso, y lo hicieron en una guerra, mal llamada de Sucesión castellana; pues no fue sino contienda fratricida de unos hombres despojados de todo, que confiaban su destino a su valor personal y el ser o no ser a la fortuna cambiante de cada día. Pensamos en La Alberca esquilmada y empobrecida por la peste, tal como la encontró diez años después Jorge Manrique a finales de enero de 1479, y en aquellos alberqueños que desafiaron a don Diego López Pacheco y su capitán Pedro Baeza, levantando la horca, símbolo de su libertad, pagando su osadía con la humillación de ser llevados, encadenados y descalzos, con los pies ensangrentados, hasta Castillo de Garcimuñoz, donde el odio se transformó en compasión de unos frailes agustinos. 

Aquellos hombres salieron de una guerra para entrar en otra, la conquista de Granada, y de allí trajeron otra peste, quizás por esa funesta manía de arrojarse apestados los unos a los otros. El mal y el contagio fue llevado a los pueblos de Cuenca: Castillo de Garcimuñoz decía haber perdido población y Motilla se quejaba de no poder pagar sus deudas. Era 1492, mientras España se reunificaba, los soldados llegaban a unos pueblos míseros, apestados y rotos. Los hombres enfermos eran brazos inútiles para el campo, en unas villas dominadas por viudas, menores y viejos. Ligas y monipodios al servicio de cuatro afortunados actuaban como refugio de los miserables que vagaban por los pueblos; los pórticos de las iglesias eran escenarios improvisados de peleas y cuchilladas.

Y de nuevo, unos hombres harapientos, huyendo de la miseria, forjan el milagro de levantar sus casas de morada y roturar sus campos de labranza. La frontera ya no es el moro, sino la naturaleza inculta ante los ojos de estos guerreros condenados en ser campesinos. No pudo ser, la naturaleza podía más que los hombres: los años 1504 y 1505 establecieron la locura como gobernanza. Los inviernos alternaban los rosales en flor con los hielos permanentes de los arroyuelos, las lluvias torrenciales anegaban los campos, los granos de las cosechas eran raquíticos. Cuando los cuerpos de los hombres estaban más debilitados, el año 1507 ya anunció la llegada de un nuevo mal pestífero, que arribará en la primavera de 1508. Se culpará del mal a los moros granadinos, renegados, y ese recuerdo pervivirá cien años después, junto al de unos pueblos abandonados. El mal, sin embargo, llegará por los puertos, bien por Cádiz bien por Barcelona, que las opiniones son varias. La crueldad del mal es incontestable: la pequeña aldea de Torrubia pierde sus cuarenta familias para quedar únicamente tres. 

No sabemos nada de esta peste, más allá de intentar imaginar su recorrido, de Belmonte y por su camino llegaría a San Clemente; pero su narración es algo que se repite. Pueblos que se amurallan con improvisadas tapias y puertas cerradas, donde cuelgan bandos en papel, estigmatizando en relación acusatoria a aquellas otras villas apestadas; caballeros de sierra que expulsaban a los forasteros de los términos municipales; profanación de ermitas para expulsar a los refugiados, tal como hicieron los belmonteños con los pedroñeros acogidos en la ermita de Robledillo de Záncara; abandono masivo de los pueblos para instalarse en improvisadas tiendas al raso, mientras las lámparas de aceite seguían iluminando el Santísimo Sacramento en la Iglesia, que era este símbolo la única esperanza de los pueblos y sus vecinos y permanencia de las comunidades; si alguno quedaba en el interior de las poblaciones contagiadas asumía voluntariamente el papel de enterrador para cavar las tumbas de unos muertos que eran arrastrados a sus fosas con sogas atadas a sus cuellos o pies.

Aquellos hombres y mujeres se despojaban de sus vestidos para evitar el contagio y de sus pertenencias para comprar el grano que les faltaba. No pisaban sus pueblos pero sí acudían cada día a sus tierras con sus bueyes o mulas para cuidar de sus campos en la seguridad que era el mejor modo de cuidar de sus personas. Fue ese cuidado de los campos lo que procuró una excelente cosecha como nunca antes se había visto, casi una veintena de granos en cada espiga. Los hombres lo habían fiado todo a su esfuerzo y a la volubilidad de la naturaleza. Y ganaron; fue el origen de una de las mayores y más silenciosas revoluciones que ha vivido la Historia de España. Aquellos hombres no tenían casas para salir a ventanas donde aplaudir ni sanitarios que cuidaran de ellos, tampoco de imágenes para saciar su vanidad en las desgracias ajenas. Aquellos hombres luchaban por vivir a sabiendas que la muerte era un hecho rutinario.


Escrito el 27 de marzo de 2020


Ignacio de la Rosa Ferrer 

VILLARROBLEDO (1595)

 Los primeros ayuntamientos del año 1595 contaron con la presencia del corregidor Fernando del Prado o del alcalde mayor Francisco Pimentel de Prado. El primero de ellos pidió su salario anual: 7890 maravedíes correspondientes a la parte de Villarrobledo. La intervención de los corregidores en los ayuntamientos de estos primeros años del corregimiento es constante. Melchor Pérez de Torres, que había sido corregidor  en los últimos años de la década de 1580 había ordenado la celebración de ayuntamientos ordinarios todos los lunes. La presencia del corregidor, que vemos alargada en el mes de marzo, era especialmente odiada, por su intromisión en asuntos de granos. Este mes de marzo se inician acciones contra Andrés de Losa que adeuda 1500 fanegas de trigo al pósito, que ha adelantado a los panaderos anteriormente y ahora no ha devuelto.

Ser corregidor, a veces no era un premio. Fernando de Tuéjar tenía su hacienda y casas en tierras leonesas; más allá del carácter temporal de su oficio, decidió poner orden a su hacienda y traer y mudar su casa a estas tierras, el traslado de cien leguas acá en medio de lluvias y enfermedades supuso un coste adicional que tuvieron que soportar las villa en medio de protestas. El coste para las 17 villas del corregimiento fue de 200000 maravedíes adicionales a los 198000 mrs. anuales del salario del corregidor. Los roces con el corregidor llegaron a su paroxismo la noche del uno de mayo, cuando el alguacil del partido Tomás de Córdoba fue herido por el villarrobletano Diego Lozano Millan. Dos alguaciles del partido y un escribano se personaron en Villarrobledo para apresar al agresor entre protestas de la justicia de Villarrobledo y la defensa de su primera instancia. Para finales del mayo el que se llevan preso a la cárcel de San Clemente es al alcalde Juan Rosillo, para tiempo se dirá, por lo que se nombra nuevo alcalde.

Gastos y más gastos. Los pleitos que ahora comenzaban a ser numerosos, por el uso de las dehesas (a falta de los que estaban por venir relacionados con los préstamos que tomará la villa) supondrán nuevos gastos de solicitadores y procuradores. Así, el solicitador Blas Ortiz de Vargas tendrá un salario asignado de cien ducados.

Los deseos de embellecer las villas llegaban a Villarrobledo, acometiéndose el derribo del mesón de Andrés Mexía para facilitar el ensanchamiento de la plaza. En total, el mesón se tasó en nueve mil reales. Junto al ensanche de la plaza, estaban en obras las casas del cabildo, pósito y carnicerías (y la iglesia de San Blas).Es de destacar, que en el mandato del corregidor Fernando del Prado se iniciaron diversas obras públicas para embellecer los espacios públicos. A él se le debe también la cárcel de San Clemente y la actual torre del edificio del ayuntamiento sanclementino.

El 24 de abril se informa de la presencia de dos compañías de infantería en el pueblo y en días anteriores a cargo de los capitanes Juan de Vargas y Alcebo. La villa proveerá de algunos carros para los bagajes camino de Minaya. Aunque el principal problema con los soldados venía del alojamiento, que se dirá que ahora a diferencia de antaño es injusto: pasan y se alojan en esta villa muchos soldados y para hazer el alojamiento se gasta mucho tiempo respecto de no estar hecho como se solía antes de agora, de que se a seguido y siguen muchos daños. Se mandará confeccionar una lista y memorial de vecinos para alojamientos de soldados, incluidos los que pueden alojar capitanes, alféreces y sargentos, para evitar que los vecinos tengan que alojar soldados dos veces seguidas.

Ese año de 1595 es año de abundancia. De hecho, el pósito tiene 7000 fanegas de trigo que no se gastan. Pero también se denuncia por el regidor Diego de Vargas la intromisión del corregidor y sus alguaciles para ejecutar las deudas al pósito. Según el regidor Diego de Vargas, en declaración de 8 de mayo, los paganos eran los labradores pobres, incapaces de devolver el trigo prestado para sembrar y por el que debían pagar además una multa de un real por fanega. Si el año es bueno para la agricultura, no ocurre tanto para los ganados, al menos de carácter local, pues se informa el 30 de mayo del agotamiento del agua de los cuatro o cinco lavajos. Para finales de septiembre, próxima la siembra, se nos dice que la cosecha del año ha sido poca o flaca, por lo que los labradores no tienen grano para sembrar, se pide se saque del pósito que tiene catorce mil fanegas. No obstante, en la villa, no se espera necesidad. El pósito ha arreglado sus cuentas con el censo anterior tomado a un vecino de Cuenca, Luis de Molina.

A pesar de la crisis grave de 1584 y malas cosechas alternas de algunos años. Villarrobledo era un lugar agradable para vivir y en el pueblo se asentaban personas sin avecindarse: que a esta villa se a venido y viven en ella muchos vecinos de los pueblos comarcanos los quales gozan como los demás vecinos sin averse avezindado y averseles repartido cosa alguna para la jurisdición como a los demás vecinos.

EL 4 de diciembre de 1595 se comunica al ayuntamiento de que Diego Muñoz de la Calera ha sido nombrado escribano de comisiones del partido



                                        Firma de Fernando de Prado, corregidor de San Clemente

ACTAS DE VILLARROBLEDO (1595)


Sunday, March 16, 2025

VILLARROBLEDO (1594)

 A comienzos de 1594, el pan había alcanzado los 10 maravedíes la libra. Las últimas fanegas de trigo compradas para el pósito se habían hecho a precios excesivos de 30 y 33 reales. Todo ello, en un clima de necesidad, que había obligado al concejo a panadear 300 fanegas del pósito en pan cocido, bajando el precio a ocho maravedíes la libra (a razón de 110 libras la fanega) para satisfacer la necesidad de los pobres y con pérdidas para el pósito. EL clima de corrupción era generalizado, en el ayuntamiento del once de julio se habla de "pesos faltos", es decir, las ventas son fraudulentas por engaño en los pesos, tanto de pan como de carne y otros mantenimientos. A finales de julio, el alcalde mayor del partido Juan de la Fuente Hurtado está tomando las cuentas de los pósitos, mientras Villarrobledo busca trigo para sus pósitos en Jaén. Las intromisiones del corregidor se veían mal y se aprovechará la residencia hecha al corregidor Juan de Benavides para querellarse por no respetar la primera instancia. La intervención del corregidor era muy frecuente en diversos pleitos: contra un morisco por un cuero, sobre unos cordellates, sobre la muerte de Francisco Martínez y otros. La residencia del corregidor se alargará para concluir en noviembre con la exigencia al concejo villarrobletano que dé cuenta de los propios y pósito de los últimos diez años.

El 21 de febrero el concejo villarrobletano se queja de manera formal contra las intromisiones del corregidor de San Clemente por no respetar la primer instancia y llevarse los presos a la cárcel de San Clemente.

En abril, se pide a la iglesia de Toledo que repare la iglesia de San Nicolás de Villarejos, ya que es ella quien recibe las rentas decimales de este distrito decimal y diferenciado. El Villarejo de San Nicolás va ligado a la historia de Villarrobledo desde su misma fundación como núcleo originario y así se nos dirá: por ser como es voto antiguo fecho desde que se fundó en esta villa.(18 abril 1594).

Para noviembre se pide la revocación de las ordenanzas de las olivas,  aprobadas veinte años antes tanto para viñas como olivas (la razón es que los olivos se plantaban en medio de las viñas). Se reconoce  que, aunque se plantaron muchos olivos, según se mandaba bajo graves penas, no es tierra para el cultivo de olivos, porque se yelan los más años y no dan fruto ninguno. A pesar de ello, varios vecinos serán condenados por no plantar olivas en sus viñas el año 1595, como sabemos de condenas en tiempo del corregidor Benavides.

Ese año se estaba construyendo el convento de monjas en la ermita de la Concepción y las nuevas casas del ayuntamiento


ACTAS VILLARROBLEDO 1594