El año 1604 verá pasar "a la ligera" a las dos compañías de los capitanes don Francisco Luzón y Castro. Iban rápido, en Villarrobledo repondrán fuerzas: pan, vino y queso.
La cosecha del año 1604 sería nefasta: que este presente año en esta villa por causa de la esterilidad del tiempo y otros infortunios de yelos y tempestades de piedras y granizos que en este año an suzedido en esta villa y sus términos a auido muy poca cosecha de pan y los vecinos están muy alcanzados (30 de septiembre de 1604). Para remediar la escasez de trigo se pedirá al arzobispo de Toledo disponer del trigo de las rentas decimales. Para el 26 de octubre se reconoce que algunos labradores no tienen trigo para sembrar; se pide echar mano de un tercio del trigo del pósito, donde hay mucha cantidad. Pero pocos días después, el ocho de noviembre, se reconoce que, a causa de la poca cosecha habida en la villa y en toda la comarca, no hay suficiente trigo en el pósito para el abasto de vecinos y forasteros. El Arzobispo de Toledo acabará dando 800 fanegas de trigo y 1000 de cebada para sembrar, sacadas de los despoblados de Villarejo, Villavachos, Fuente el Espino y Sotuélamos. Es un regalo envenenado, pues se reconocen que esas propiedades están en manos de foráneos (caso de Sotuélamos, Juan Pacheco Guzmán) que no diezman en Villarrobledo y entregan el diezmo directamente en sus heredades. Se pedirá se saquen de las pontificales de Villarrobledo, a cambio los regidores han de embargar sus bienes como garantía. Finalmente se embargará el trigo de los despoblados perteneciente a las tercias, La realidad es que las adversidades climatológicas y la roturación constante de tierras (un alcalde entregador de la Mesta denunciará esos rompimientos) no garantizan ni la siembra ni el consumo de pan de los vecinos y viajeros.
ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO
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