Para comienzos de 1636, siguiendo las instrucciones de la Corona, Villarrobledo se prepara para la guerra. Adeuda aún tres soldados del año anterior para la dotación de presidios, pero ya tiene alistada una compañía de ciento trece hombres para resucitar la vieja milicia del Reino, al mando del capitán Pedro Lozano de Vargas y el alférez Martín de Montoya y como atambores Matías Arroyo y Francisco Romero, también hay un sargento, Antón de Nieves, pero casi todos los hombres están desarmados. En 1638, Villarrobledo alegará haber sacado, además cien soldados para presidios y sustituir a otros cincuenta jubilados en la milicia por haber prestado más de veinte años sus servicios.
La situación económica de la villa se presenta como mala, de necesidad, por las malas cosechas, y se pide echar mano del trigo de las rentas decimales del arzobispado de Toledo y del trigo de las tercias reales, después, para los labradores. La villa no ha pagado aún los 22.300.000 que tuvo que tomar a censo para a su vez prestarlos a la Corona para las guerra de Italia de finales de la década de1620. Ahora, se grabará el vino con ocho maravedíes la arroba y otros dos maravedíes la libra de carne y pescado. Del servicio de millones, la villa pagaba cuatro mil ducados anuales, que pagaba con el adehesamiento de la Bernagosa y una parte del término.
En 1638, la villa sigue incapaz de pagar sus deudas, tanto del dinero tomado a censo como de los nuevos impuestos de millones, con deudas, en este último caso, que se remontan a 1632 o del donativo para las guerras de Italia de finales de los veinte, del que se debían 1800 reales, que se sacaban del dinero que se dejaban de pagar de los censos de la exención. Nuevos arbitrios para hacer frente a los pagos de las deudas, que en este caso iban por el arrendamiento de tierras desde la raya de Socuéllamos hasta las tierras de Marcos de la Parra, en el paraje llamado de las Gangueras.
Este año se enviarán, para el mes de marzo, doce soldados a Alcaraz, para la dotación de presidios. La villa ha de pagar cuarenta reales por cada uno de ellos para su conducción. Para finales de abril, se adeudan 16400 maravedíes de dos tercios del salario del corregidor, que parece ausente, pero en cuyo partido sigue integrado San Clemente. El corregidor Alonso Yáñez de Mendoza sigue interviniendo en los asuntos de Villarrobledo por comisiones reales; este año en el cobro de la media anata que adeuda la villa. Hasta San Clemente iban los villarrobletanos a comprar el papel sellado exigido ahora para registrar los actos oficiales y concejiles.
Para comienzos de abril se lleva en procesión la imagen de la virgen de la Caridad hasta la parroquia de San Blas en procesión para rogar por las lluvias. El mes que está la imagen en la parroquial contribuye a aumentar la devoción a la imagen. A ello había contribuido la mucha agua caída el mes de abril que auguraba una gran cosecha; ahora, se devolvía la imagen en procesión solemne el diez de mayo a su ermita de la Caridad. Una nueva devoción ha surgido en esta década; es la de San Antonio de Padua, que se celebra en el convento franciscano para el último domingo de mayo, en agradecimiento por haber acabado con la langosta. El precio del pan cocido bajará a razón de diez maravedíes por libra y 102 libras por fanega, al mismo tiempo, el 21 de junio, el ayuntamiento prohíbe las ventas de trigo de particulares no controladas por el concejo y con precios superiores a la tasa: 18 reales la fanega. En este afán por regular se dan decretos para fijar la edificación de puestos para la venta en la plaza. Para el siete de mayo, Villarrobledo debe alojar una compañía de trescientos hombres a caballo.
La hacienda villarrobletana está en quiebra. Por decreto de 17 de abril se decide que los dos oficios de fieles ejecutores que la villa tiene en propiedad por merced real sean vendidos (con licencia previa del Consejo Real). De la operación se pretende sacar 60000 reales.
ACTAS DE VILLARROBLEDO, EL AÑO 1637 FALTA ENTERO Y 1636, DOS TERCIOS
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