El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

Sunday, September 7, 2025

MOTILLA DEL PALANCAR, SEGÚN TOMAS LÓPEZ (1787)

 Motilla del Palancar era una villa de setecientos vecinos en 1787. En el pueblo destacaba su iglesia parroquial, bajo la advocación de San Gil Abad, patrón del pueblo. Era iglesia de sólida fábrica, bella, espaciosa y buena arquitectura. Un beneficio curado y otro simple daban para el sustento de un cura y dos tenientes, si bien había otros clérigos para cumplir con las obligaciones mandadas en las diferentes capellanías y un cabildo eclesiástico bajo la advocación de San Pedro, presidido por el cura y con unas obligaciones fijadas en unas constituciones propias. A trescientos pasos al oriente del pueblo, destacaba la ermita de Nuestra Señora Concepción, que atraía la concurrencia y devoción popular. Hay también otras ermitas menores de San Lorenzo y San Cristóbal.

Se nos dice que el pueblo no es antiguo, por lo que su nombre tampoco lo es. Motilla se le hace derivar de Montilla o Montiña, por estar poblado de montes,... una puerilidad sin fundamento, reconocerá el autor de la descripción. Incluso en las constituciones sinodales de 1620, se le da le nombre de Montilla del Palancar, un error de imprenta. No hay memoria de su fundación, tan solo se sabe que el lugar que ocupa su término, antaño era jurisdicción de Alarcón, y que para el cultivo de sus tierras se fabricaron algunas casas para el abrigo de sus colonos, que, creciendo en número, se hizo población y aldea. De Alarcón pasó a ser propiedad del marqués de Villena hasta que se alzó por los Reyes Católicos, que la eximieron e hicieron villa. Sus armas reales estaban estampadas en las salas capitulares de la villa. En 1706 sufre los destrozos de la guerra; el archivo perderá muchos papeles con la historia de la villa.

 El pueblo no lo recorre río, pero el pueblo está dividido por una calle ancha y larga, llamada el Riato y plantada de árboles, olmos y álamos. Una preocupación por la presencia de árboles que se ha extendido a otras calles del pueblo. La mencionada calle del Riato recibe tal nombre, porque en tiempo de crecidas e inundaciones corre por ella el agua, haciéndose precisa una calzada y canalización del agua y un puente de tres ojos. Extramuros y a doscientos pasos hay una rambla de poca profundidad, sin apenas agua, pero que en invierno y tiempo de lluvias va acompañada de crecidas que ha hecho necesario la construcción de un puente de piedra con dos ojos para salvar el camino que de Madrid va a Valencia. No falta agua dulce en el pueblo, proveniente de pozos, destacando uno de ellos, y norias, aunque no hay fuentes, ausencia que se achaca a una mala política de gobierno.

El pueblo, como otros, es azotado por las enfermedades de la época: el tabardillo, dolores pleuríticos y, sobre todo, las tercianas que han afectado a doscientos vecinos. El mal de las tercianas se quiere ver fuera, en los arrieros y traficantes que lo traen al pueblo de otros foráneos, aunque no parece preocupar, pues se ha encontrado buen remedio en la quina. Hay un hospital o casa de piedad, cuyo patrono es el cura, y que acoge a enfermos y transeúntes, también se hace cargo de los entierros de los acogidos, costeados por el cabildo eclesiástico mencionado.

Entre las personas ilustres del pueblo don Dionisio Pérez de Escobosa, obispo de Mondoñedo desde 1662, y don Alonso Portillo y Cardos, canónigo de la iglesia de Toledo a fines del siglo XVII.

Motilla produce de 9000 a 10000 fanegas de trigo y otras 6000 a 7000 para el resto de cereales. Las legumbres de 300 a 400 fanegas. Hay cuatro huertas principales, auxiliadas por norias para el riego. De vino se cogen de veinte a treinta mil arrobas y de aceite de setecientas a ochocientos. Muy extendido está el cultivo de azafrán, muy util al vecindario y del que se recogen dos mil libras en seco o tostado. Las cabezas de ganado no pasan de quinientas a seiscientas cabezas ovinas o caprinas. Por el contrario, hay cantidad de colmenas, que producen doscientas arrobas de miel y ocho de cera.

Las manufacturas son domésticas, para surtido de sus vecinos: lienzos de cáñamo y algún telar de lana de poca consideración. El comercio se aviva en un mercado franco los lunes, aunque es de poca consideración e intercambio de algunos víveres.

Hay una escuela pública de niños para enseñar a leer, escribir y doctrina cristiana y otra escuela de niñas, donde aprenden además costura, sostenida por el cabildo eclesiástico y que acoge y sufraga algunas niñas pobres. El gobierno de la villa viene regido por un alcalde mayor, juez de letras, y veinticuatro regidores perpetuos con procurador síndico general y dos diputados del común. Privilegios, el mencionado mercado franco y los propios y rentas que posee como villa de realengo.


BNE, MSS. 7298 (H. 506-512)

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