El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

Monday, March 31, 2025

LA CAÑADA REAL DE VILLAESCUSA DE HARO A LAS MESAS, PASANDO POR PEDROÑERAS

 El apeo corresponde al año 1728


VILLAESCUSA DE HARO

  • Sitio donde llaman el molino Blanco, antes de llegar a él, donde concluye el término de Villar de la Encina
  • Por el camino real hasta el molino Blanco
  • Desde el molino Blanco siguiendo el camino real hasta el Hocino
  • Desde el Hocino hasta la Paranza de la Oveja y a la senda de los Vinateros
  • Desde la senda de los Vinateros hasta llegar al sitio que llaman de Navafría
  • La cañada entra en el término de la Rada
LA RADA (lugar de la jurisdicción de Villaescusa de Haro)
  • Desde Navafría al sitio que llaman de Entrecaminos por el colmenar de don Antonio Astrana, que está a mano izquierda llegando al cerro Carao
  • Por el camino adelante hasta pasar por las eras de pan trillar que llaman encima de la cueva de la Zorra
  • Desde la cueva de la Zorra se entra por medio del lugar continuando hasta el paso o fuente que está en sus afueras
  • Desde allí al sitio que llaman la Reposera
  • Desde la repostera hasta llegar al pozo de Ramos, donde da fin el término del lugar
LAS PEDROÑERAS
  • Desde el pozo de Ramos, en La Rada, por el camino adelante hasta llegar al sitio que llaman de la Zorilla
  • El camino adelante, dejando a la izquierda un corral de piedra seca, llegando al alto que llaman del Rayo
  • Por el sitio del Pinar y Losares, la cañada adelante el camino de por medio y por el vallejo Largo
  • Desde allí se prosiguió por algunos baldíos hasta llegar al sitio de la Boca del Pinar, caminando hasta el remate de la cañada de las Varas 
  • Desde allí prosigue hasta la encrucijada de los caminos, cabo de la cañada de las Varas y al sitio que llaman donadío del cerro mojón como se sale de la cañada de las Varas 
  • Se llega a lo alto de la senda a vista del donadío y por la falda del cerro Mojón a vista de Calderón y a lo alto del Yjoso
  • Y por junto el corral de Pedro Haro en lo del Provencio
  • Y por lo alto de Valcuervo, encima del cerro continuándose junto al corral de Valcuervo 
  • y por la cañada de los serranos por lo alto de la viña de Zamora, pasando el camino de Villarrobledo hasta llegar al sitio de Elguillo
  • Y por el camino que va a la dehesa, cruzando el camino que va a El Provencio y por la entrada de las cañadas va por diferentes baldíos y llecos hasta llegar a la Casa Caída que llaman de Ambrosio López donde da fin el término y entra en la villa de Las Mesas
LAS MESAS
  • Se da inicio en la casa de Ambrosio López,  término de Las Mesas
  • Caminando por baldíos, cruzando el camino o carril de Nava Tocón
  • Y desde allí al sitio de Cabañuelas al cruzar el carril del Pedernoso
  • Y de lo alto de la casa de Juan Ciraz al cerrillo del Aliagar, prosiguiéndose por el sitio de la Lista  al camino de la casa que llaman de Florencia la Cana, da abajo cruzando el camino que va a las viñas de Argel y al carril de la Raya, donde concluye este término, siendo baldíos y llecos los expresados sitios por donde pasa la cañada
  • Sigue por el sitio que dicen de las Oyalejas y al Jaenal  de los frailes de la dicha villa de Socuéllamos.

Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-MESTA,404,N.1. Apeos de cañadas, tomo 29 

Sunday, March 30, 2025

Ejecutoria de la Mesta contra Las Mesas

 El pleito entre el Concejo de la Mesta y la villa de Las Mesas había surgido en julio de 1589, cuando una manada del ovejas de la viuda Catalina Sánchez, vecina de El Provencio se había internado con una  manada de ovejas cerca del río Záncara, en el límite entre los términos de Las Mesas y Villarrobledo, y Cristóbal Hernández, vecino de Las Mesas, había tomado cinco ovejas, que luego serán subastadas por el alcalde ordinario de Las Mesas Andrés Gómez. Un alguacil de la Mesta procederá contra el citado Cristóbal y otros dos socios, Diego Romero y Juan Martínez (todos ellos caballeros de sierra) con embargo de bienes; a uno de ellos le embargarán una guitarra, aparte de tres espadas. Las ovejas tomadas se valoraban en catorce reales cada una.

Los términos de El Provencio y Las Mesas eran comunes, pero desde San Juan hasta Santa María de Agosto, durante siete semanas, los términos se cerraban y no se podía pasar con los ganados  abrevar y se embargaban con tal motivo cinco reses. La Mesta alegaba, por contra, que en veredas, cañadas y en dehesas, donde los provencianos habían hecho pujas, se podía pastar con el ganado en esas siete semanas e incluso en las once semanas de agostadero que era la costumbre antigua de la sierra de Cuenca. En virtud de ello, el licenciado Lázaro Cañas, alcalde entregador mayor, que tenía su audiencia en la villa de Santa María del Campo, dictará sentencia el 31 de octubre de 1589 a favor de su hermana Catalina Sánchez, imponiendo una multa a los adversarios de 1500 maravedíes y la devolución de las cinco reses tomadas. Las reses embargadas en total a los provencianos eran veinte carneros y cincuenta ovejas, que se tasaron a veinte reales los carneros y a diez reales las ovejas.

Concejo de Las Mesas en 1589

Alcalde ordinario: Esteban López Ortiz

Regidores: Cebrián Martínez y Francisco López

Concejo de las Mesas en 1588

Facundo Rodríguez y Miguel Gil, alcaldes ordinarios

Martín de Espinosa, Cebrián Martínez, Juan Ortiz, regidores

Contrato de arrendamiento de la dehesa de la Olmeda

  • Entre el concejo de Las Mesas y varios ganaderos provencianos (Julián de Grimaldos, Pedro Sanchez, Donato de Grimaldos y los hijos de Julián Grimaldos) de cinco o seis manadas.
  • A partir del día de San Martín
  • Se arrienda la dehesa de la Olmeda y los abrevaderos del Bernaldo, Taray y el pozo de don Pedro.
  • 24 de agosto de 1587,  empieza para el día de San Miguel por un año. Dos pregones previos en la plaza de Las Mesas el uno y el doce de agosto.
  • Remate en 30000 maravedíes.
Ejecutoria de 6 de mayo de 1596, favorable a la Mesta.

Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-MESTA,127,N.8

Saturday, March 29, 2025

El clérigo Rodrigo Sánchez de Luna, pasajero de Indias de Villanueva de la Jara

 El 9 de julio de 1617, domingo, y en la plaza de Villanueva de la Jara, se anunciaba la muerte en Indias del presbítero Rodrigo Sánchez de Luna. Sus bienes estaban depositados en la Casa de Contratación de Sevilla y se buscaban herederos que los reclamasen. La misma requisitoria sería leída en la iglesia durante la misa mayor por el sacristán a ruego del doctor Pedro Hervías, cura propio de la villa. El clérigo Rodrigo había muerte en las Indias, en la provincia de Charcas, donde había emigrado treinta años antes, mientras que su hermano Juan Sánchez permanecía en Villanueva de la Jara ejerciendo el oficio de zapatero.

Rodrigo Sánchez de Luna había dejado sus bienes a su hermano Juan o a sus herederos. Quienes se presentarían a recoger la herencia serían los nietos de Juan: los hermanos Francisco Sánchez, Miguel Sánchez y Roque García. Eran hijos de Roque García Sánchez y de María Granera. El presbítero Rodrigo se había marchado a Indias en la segunda mitad de la década de 1580. Desde allí había enviado dinero a su hermano Juan, casado con María Herrera, unos 500 reales.

La estancia de Rodrigo Sánchez de Luna en Indias había sido corta, pues había fallecido el 13 de abril 1595 apenas ocho años después de haber embarcado a Indias. Había muerto en Copachuncho, jurisdicción del partido de Mizque, en la provincia de Charcas. El clérigo poseía bienes, una casa, en San Bernardo de Tarija, ciudad, entonces villa, fundada en 1574 por don Luis Fuentes de Vargas, apenas trece años antes de la llegada del clérigo desde Villanueva de la Jara, y en una zona que estaban plantando los primeros viñedos, muestra de la reciente repoblación. En Tarija, el núcleo de la vida de la nueva villa era el convento de San Agustín, fundado un año después de la nueva villa por frailes dominicos, destinados a la evangelización de los indios chiriguanos. El pase a Indias de Rodrigo Sánchez de Luna es deudor de la necesidad de evangelización de una zona de reciente colonización. De hecho, las casas de nuestro presbítero estaban junto al nuevo convento, así como dos solares, y poseía un pedazo de tierra junto al fundador de la villa Luis de Fuentes, que cederá a la iglesia mayor de la villa, la de la Concepción. Es más, junto a estas casas estaban en construcción otras en una villa, en la llamada calle real, que se reconocía todavía de poca vecindad. La evangelización se estaba haciendo desde la ciudad de La Plata, sede de un arzobispado y distante dos mil kilómetros. La zona estaba en pleno crecimiento económico y desarrollo demográfico por la explotación del centro minero de Potosí, a más de trescientos kilómetros. Era una tierra de oportunidades, allí hará fortuna, también, el sanclementino Pedro González Galindo. Aun no pudiendo valorar su incidencia de forma global, no cabe duda que la repatriación de capitales de estos indianos, en vida o ya difuntos, contribuyeron a un pequeño esplendor de la Mancha conquense en las dos primera décadas del siglo XVII y a mitigar las carencias de las dos últimas décadas del siglo XVI.

El clérigo Rodrigo Sánchez había llegado a Indias ya con más de cincuenta años, pues a su muerte en 1595 contaba con sesenta, arriba o abajo, y había dejado en su testamento aparte de las casas un ajuar de vestimentas de calidad, una cubertería de plata, anillos de oro y esmeraldas y algunos libros religiosos, entre ellos, los últimos decretos del Concilio de Trento. Perl el clérigo era un hombre de mundo y se había labrado su fortuna con la venta de caballos a los pobladores que llegaban a la nueva villa. algunos de los cuales no había acabado de pagar a la muerte de Rodrigo. Señales de una sociedad nueva como lo era que no había escribano alguno para dar fe del testamento del clérigo.

Rodrigo Sánchez de Luna dejará como albacea de sus bienes al vicario Juan Cano Paredes. La subasta posterior de estos bienes suponía una mengua en los bienes legados. En total, 2857 pesos y seis tomines de plata, a los que había que descontar los gastos de subastas y venta de bienes, 2231 pesos y cuatro tomines, para resultar un suma total de 626 pesos y dos tomines más los bienes en especie, pero el proceso se alargó muchos más años y la herencia, entre posturas, ejecutores, probanzas de jueces y otras cosas fue menguando hasta los 754 pesos. A la Casa de Contratación llegaron 108180 maravedíes, algo mas de la mitad, que sin costas, fletes y averías se quedaron en 453 pesos y seis tomines de a ocho y que fue a recoger en nombre de los nietos el sanclementino Fernando de Alarcón Fajardo


Probanza de testigos de julio de 1617

Martín Granero, vº de Villanueva de la Jara, 

Antonio Martínez Beltrán, vº de San Clemente

Alonos Manzano, vº de San Clemente

Alonso de Tébar, vº de Villanueva de la Jara


Archivo General de Indias, CONTRATACION,331A,N.2,R.8

EXCOMUNIÓN

 Malditos sean los tales públicos excomulgados de Dios Nuestro Señor y de la Virgen Santa María su madre y de todos los santos y santas de la corte del Cielo, amén.

Malditos sean el pan, carnes, viandas que comieren, agua, vino, bebidas que bebieren, amén.

El sol de día, la luna de noche se les oscurezca, amén

Anden mendigando de puerta en puerta y no hallen quién bien les haga, amén.

Caigan en ellos y en cada uno de ellos las maldiciones contenidas en el salmo "deus laudem meam ne tacueris quia os peccatoris et os dolosi super me apertum est ", amén.

Y si en este tiempo murieren no les daréis eclesiástica sepultura.


ANATEMA DE EXCOMUNIÓN DEL ARZOBISPO DE LA PLATA EN 1595

 AGI, CONTRATACION,331A,N.2,R.8

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SALMO 109 DE DAVID


  1. No calles, oh Dios de mi alabanza;
  2. porque se han abierto contra mí la boca del impío y la boca del engañador; han hablado contra mí con lengua mentirosa.
  3. Me han rodeado también con palabras de odio, y han peleado contra mí sin causa.
  4. Por mi amor son mis adversarios; pero yo me entrego a la oración.
  5. Y me han pagado mal por bien, y odio por mi amor.
  6. Pon a un hombre malvado sobre él, y que Satanás se ponga a su diestra.
  7. Cuando sea juzgado, que sea condenado, y que su oración se convierta en pecado.
  8. Que sus días sean pocos, y que otro tome su oficio.
  9. Que sus hijos queden huérfanos de padre, y su esposa viuda.
  10. Que sus hijos sean vagabundos y mendigos continuamente; que busquen su pan lejos de sus desolados lugares.
  11. Que el extorsionista se quede con todo lo que tiene; y que los extraños saqueen su trabajo.
  12. Que no haya nadie que le tenga misericordia; ni que haya nadie que favorezca a sus hijos huérfanos.
  13. Que su posteridad sea exterminada; y que en la generación siguiente su nombre sea borrado.
  14. Que la iniquidad de sus padres sea recordada ante el SEÑOR; y que el pecado de su madre no sea borrado.
  15. Que estén ante el SEÑOR continuamente, para que él pueda borrar su memoria de la tierra.
  16. Porque no se acordó de mostrar misericordia, sino que persiguió al pobre y al necesitado, hasta el punto de matar al quebrantado de corazón.
  17. Como amó la maldición, que venga a él; como no se deleitó en la bendición, que se aleje de él.
  18. Como se vistió de maldición como de su vestido, que entre en sus entrañas como agua y como aceite en sus huesos.
  19. Sea para él como el vestido que lo cubre y como el cinto con el que se ciñe continuamente.
  20. Que esta sea la recompensa de mis adversarios de parte del SEÑOR, y de aquellos que hablan mal de mi alma.
  21. Pero tú por mí, oh DIOS, Señor, por amor de tu nombre: porque tu misericordia es buena, líbrame.
  22. Porque soy pobre y necesitado, y mi corazón está herido dentro de mí.
  23. Me voy como la sombra cuando declina: soy sacudido de arriba abajo como la langosta.
  24. Mis rodillas están débiles por el ayuno; y mi carne carece de gordura.
  25. También me convertí en un reproche para ellos: cuando me miraban sacudían la cabeza.
  26. Ayúdame, oh Señor, Dios mío: sálvame según tu misericordia:
  27. Para que sepan que esta es tu mano; que tú, Señor, lo has hecho.
  28. Que ellos maldigan, pero bendice tú; cuando se levanten, que sean avergonzados; pero que tu siervo se regocije.
  29. Que mis adversarios se vistan de vergüenza, y que se cubran con su propia confusión, como con un manto.
  30. Alabaré grandemente al Señor con mi boca; sí, lo alabaré en medio de la multitud.
  31. Porque él estará a la diestra del pobre, para salvarlo de aquellos que condenan su alma.


Friday, March 28, 2025

De sal y escribanos

 En 1610, Mateo Gabaldón estudiaba cánones en la universidad de Alcalá de Henares. Mateo era hijo de un escribano del mismo nombre en Barchín del Hoyo, su madre María era de la familia de los Ruipérez. De la herencia y del ejercicio del oficio se había hecho con una pequeña fortuna, parte de la cual había servido para el estudio de sus hijos. Las propiedades familiares se dispersaban por toda la comarca, de Gil García a Valhermoso.

Los problemas del padre Mateo Gabaldón venían de 1598. Ese año Simón Arcos, escribano perpetuo de Barchín había comprado 160 fanegas de sal a seis reales en el salero de Minglanilla en obligación contraída con su administrador Alejo de Segura. El pago se debía hacer en la Navidad de 1600. Al no poder pagar la sal, Simón había dejado en depósito como garantía de pago el oficio de su escribanía. Mateo Gabaldón actuaba como abonador de Simón Arcos y tenente de su escribanía y en quien recaería el pago inmediato de los 960 reales de la sal más otros 47 reales de gastos en al ejecución de la deuda. Mateo Gabaldón durante el año 1604 dará con sus huesos durante varios meses en las cárceles de Barchín y Motilla, por estas deudas de la sal, que acabará pagando )1682 reales para salir de la cárcel), pero que fruto de las demoras subirán a la cantidad de 5100 reales y que a la altura de 1612 cambiarán de deudor, por la compra de la escribanía de Barchín por Juan Lezuza.

Los escribanos constituían sagas familiares que saldrán de sus pueblos para desempeñar el oficio en otros pueblos. Juan de Lezuza venía de familia de escribanos de El Cañavate, y ahora tendrá el oficio en Barchín, comprado por 300 ducados en 1612. Simón de Arcos y Mateo Gabaldón procedían de Villanueva de la Jara y, en el caso de Mateo, había desempeado antes el oficio en Valhermoso. De un modo o de otro, estos escribanos mantenían relaciones entre sí, que iban más allá del oficio. Entre los citados en este expediente: Martín García de Valverde y Melchor de León, de Motilla; Pedro de Villarreal en Piqueras; Alonso Martínez, en Minglanilla. El ejercicio de la escribanía no estaba exento de polémicas. Así, Mateo Gabaldón, aunque se intitulaba escribano de Valhermoso, lo ejercía en el paraje de la Pedrosilla, término de Alarcón, sin duda para intervenir en los negocios de esta villa, más sustanciosos.

A las relaciones entre escribanos se unían los intereses locales y las intromisiones del corregimiento. Juan de Lezuza pasaba por ser un protegido de García de Buedo y de la justicia del corregimiento de San Clemente, actuando en materia de pósitos y rentas reales y quitando competencias a Mateo Gabaldón que entendía en estos temas como escribano del ayuntamiento que era. La pérdida de esta intromisiones, en la escribanía del ayuntamiento y en la escribanía de rentas reales, por tener arrendada esta escribanía para los asuntos de Barchín, se calculaban en 200 ducados para Mateo Gabaldón, además de los intereses privados en juego desempeñando oficio público.

El pleito se enredaba por viejas obligaciones, hacia 1600, Simón Arcos y su mujer Catalina de Marcilla habían hipotecado la escribanía a un censo de cien ducados a favor de Ruy Gómez de Espinosa, vecino de Alarcón, y luego a otro censo en 1599 a favor de Pedro Manuel, vecino de Belmonte, por 42698 mrs., que a su vez compró el censo anterior. Los réditos de los censos eran 600 reales, pero habían sido cedidos por Pedro Manuel al convento de trinitarios calzados de Fuensanta y fray Fernando Prieto, tras tomar los hábitos. El convento había vendido a su vez el oficio de escribano a Diego Gómez, vecino de Sisante. Diego Gómez vendería el oficio a García de Buedo, que, inmediatamente, lo vendió a su vez a Juan de Lezuza. En realidad, estas operaciones de préstamos o censos eras simuladas para esconder deudas. Pedro Manuel era mayordomo del marqués de Villena y aunque se llevó a cabo la firma de escritura de censo, Simón de Arcos no recibió ni un maravedí, pues un testaferro del dicho Pedro Manuel, Diego de Lorca Padilla fue el que hizo presente el dinero, que inmediatamente se le devolvió.


Contrato de compra de 100 fanegas de sal en el salero de Minglanilla, a seis reales la fanega en 1601. La administración de salinas en Castilla estaba en manos de dos tesoreros generales del Reino, dependientes del Consejo de Hacienda (Juan Palacios y Gaspar de Zarate para 1599-1600) con capacidad de nombrar ejecutores para la cobranza de los deudores y existían administradores de los diferentes distritos de salinas, en nuestro caso, un administrador general para las salinas de Cuenca y la Mancha y un administrador en cada salero.


Testigos probanzas de 1618

Juan Gómez, clérigo de Barchín, beneficiado, 58 años

Juan de Aranda, vecino de Barchín, 84 años

Pedro Cerrillo, vecino de Barchín, 56 años

Pedro Lucas de Olmeda, vecino de Barchín, 50 años. Posee los bienes heredados de sus padres y ha comprado un haza de 40 almudes en el camino de Buenache por 90 ducados, haza de doce almudes, camino de Alarcón, 2500 viñas en las Carboneras, que valen 1400 reales Posee casa en las llamadas cuatro calles, valor 40 ducados

Juan de Bustamante, vecino de Barchín , 60 años

Bernabé del Monte, vecino de Barchín, 53 años

Pedro del Salvador, vº de Barchín, 60 años

Francisco de Arcos, vº de Barchín, 59 años

Francisco Herraiz, vº de Barchín, 50 años

García de Buedo Gomendio, vº de Barchín, 41 años

Alonso Carretero, vº de Barchín, 60 años

Pedro de Piqueras, vº de Barchín, 46 años

Miguel Martínez Roldán, vº de Barchín, 60 años

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Licenciado Alonso de Oviedo Velázquez, cura de la iglesia de Santa Marta de Barchín


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Bienes de Simón de Arcos

  • Oficio de escribanía
  • Casas por valor de 60 ducados
  • Viñas en el camino que va a Casas de María Simarra (ya reciben el nombre de Casas de Santa Cruz en 1605 también), a mando derecha, 1200 vides y 80 olivas, valen 60 ducados. En este espacio hay viñas también de Pedro Pardo y de herederos de Ana Chumillas.

Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES,251,Exp.6

Wednesday, March 26, 2025

La correspondencia entre el obispo de Cuenca y el duque del Infantado

 En la correspondencia del Obispo de Cuenca Alonso Antonio de San Martín (hijo natural de Felipe IV) con el duque del Infantado Gregorio Silva de Mendoza por los años 1687 y 1690, el religioso relataba la falta de moral en todo su obispado. Denunciaba al escribano Pedro Garrido de Valdeolivas por estar amancebado con la viuda Josefa Izquierdo, ambos tenían escandalizado al pueblo y se pedía al duque que echara del pueblo a la mujer. El vicario de Iniesta se dedicaba a redezmar, obtener un nuevo diezmo adicional, aunque se mandó al provisor para traerlo preso y se le multó con veinte ducados, continuaba en Iniesta. El obispo, para abril de 1688, tenía pensado crearse un coto de conejos propio y pedía al duque sacara unos cuantos gazapos de las propiedades del duque en el soto de las Heras para repoblar su bosquecillo particular. El obispo ya tenía jaulas dispuestas, pero reconocía que le faltaba persona experimentada para echar las redes y cazar los gazapos. Más de trescientos gazapos le dio el duque para capricho del obispo. Los conejos, parece que tenían su contrapartida, pues el obispo prometía al duque del Infantado, un año después, en junio de 1689, su colaboración para "aliviar" la recaudación de las alcabalas de Motilla e Iniesta, enajenadas al duque. La verdad es que la caza de conejos, aunque se habían movilizado criados y hurones, únicamente había alcanzado a ciento setenta conejos, para desconsuelo del obispo que debió conformarse con esa cantidad, si bien ya había avisado al duque que donde había oportunidad de provisión de conejos era en el sitio real de Aranjuez.

Conseguidos en parte los conejos, el obispo continuó con su cruzada particular contra la falta de moralidad en los estados del duque. Seis mujercillas de pocas obligaciones y mala vida andaban escandalizando al pueblo de Salmerón, hasta tal punto que el obispo había tenido que apresar al cura del pueblo, que estaba implicado en las andanzas. La solución del obispo: el destierro de las desvergonzadas; eran las hermanas Domínguez. La magnanimidad del obispo llevaba a perdonar a la mayor de la hermanas, ya por la edad ajada, "y que no está en edad para dar que decir". En cualquier caso, el problema de Salmerón es el que ya se avisaba en 1684, que la hechura del retablo no avanzaba por las diferencias de la villa con el cabildo eclesiástico de ella. Las diferencias venían porque los eclesiásticos hacía tratos con los arrieros fuera del pueblo para no pagar la alcabala. Sí, mostraba el obispo desde Alcohujate su preocupación con el establecimiento de un convento de padres mercedarios en Gascueña. Los vecinos de Gascueña se oponían a la presencia de los mercedarios por "un caso escandaloso que sucedió en él por ocasión de estos padres". Los mercedarios ya regentaban hospicio en el pueblo.

El "quos ego" del obispo se detenía, sin embargo, ante el cura de la Puebla de Almenara y su amancebamiento, todo eran perdones, pues "la malicia humana ha llegado a prohijarle semejante delito". No se podía dudar de un religioso que había mostrado tanta probidad en la administración del hospital de San Juan Bautista en la localidad.



AHN, OSUNA, CT, 271, D. 200-234

Extinción cofradías de Iniesta

 En 1784, Iniesta era una villa de mil vecinos que apenas si podía atender a sus enfermos. Existía por entonces un hospital en una casa, de la que se dice "que su fábrica material es de bastantes anchuras". Este hospital se sustentaba con las limosnas, constaba de cuatro camas, para vecinos pobres de la villa o forasteros. El escaso dinero apenas si daba para medicinas de enfermos o para el reparo de las casas.

Ese año se propone como solución la supresión de las cofradías de la villa por su escasa utilidad. Estas cofradías, muy antiguas, están dotadas con 300 ducados sin que haya memoria de los que hicieron tales dotaciones o fundación y tan solo unas constituciones antiguas para su reglamento. Su única función es "servir de pompa y vanidad" en ceremonias religiosas inútiles de mucha cera, insignias y ornamentos y en entierros costosos y solemnes para los cofrades, que son ricos, "sin que al pobre se le admita por hermano". Se pide la dotación de sus caudales al hospital de pobres y que únicamente la cofradía hagan la fiesta de los patrones titulares y con moderación

Carta de Carlos de Machamalo, visitador del obispado y párroco de Iniesta, al obispo de Cuenca (23 de junio de 1784)


Archivo Histórico Nacional, CONSEJOS,7090,Exp.1

BUEDO DE BARCHÍN DEL HOYO

 Juan Girón de Buedo y Ruiz de Alarcón optará a la orden de caballería de Montesa en 1688


  • PADRES: FERNANDO DE BUEDO GIRÓN, natural de Barchín, y LORENZA RUIZ DE ALARCÓN, natural de Piqueras.
  • ABUELOS PATERNOS: GARCÍA DE BUEDO, natural de Barchín, y RUFINA GIRÓN, natural de Barchín y criada en Piqueras
  • ABUELOS MATERNOS: JUAN RUIZ DE ALARCÓN, natural de Albaladejo o de Piqueras, y ÁNGELA CERVANTES, natural de Madrid (hija de Pedro Cervantes y María de Rojas, nacida el 4 de junio de 1576).
OTROS DOCUMENTOS PROBATORIOS EN LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LOS ÁNGELES DE BARCHÍN DEL HOYO
  • Partida de bautismo de García de Buedo, 8 de febrero de 1577, hijo de Pedro de Buedo y Juana Gomendio
  • Partida de Bautismo de Rufina Girón, 20 de enero de 1582: hija de Fernando de Alarcón y María
  • Partida de bautismo de Fernando de Buedo, 20 de mayo de 1613
  • Partida de bautismo del pretendiente, Juan José, 28 de noviembre de 1639: hijo de Fernando de Buedo y Laurencia Ruiz de Alarcón
OTROS DOCUMENTOS PROBATORIOS EN LA IGLESIA DE PIQUERAS
  • Partida de bautismo de Juan Ruiz de Alarcón, 20 de diciembre de 1582, hijo de Fernando de Alarcón y doña María de Mendoza
  • Partida de bautismo de Laurencia Ruiz de Alarcón, 6 de enero de 1617, hija de Juan de Alarcón Mendoza y Ángela de Cervantes.
EJECUTORIA DE HIDALGUÍA DE PEDRO DE BUEDO de 26 de enero de 1594



CONCEJO DE BARCHÍN DEL HOYO EL AÑO 1583

Martín Cabronero, alcalde por los labradores
García Cabronero, don Pedro Girón de Alarcón, don Fernando Girón de Alarcón, Miguel de Piqueras y Cristóbal López, regidores perpetuos


Archivo Histórico Nacional, OM-CABALLEROS_MONTESA,Exp.234

Tuesday, March 25, 2025

UN CONFESIONARIO PARA SORDOS


 Bartolomé Belinchón era cura de la parroquia de Barchín del Hoyo, durante dos años sufrirá prisión por la delación de un feligrés. Las acusaciones eran graves; unas, de incumplimiento de sus obligaciones; otras, llevadas por el chisme. No cantar la salve, no decir maitines el día de Navidad, asistir con manteos en una procesión, pasear con su ama... y no tener confesionario para los sordos.

El acusador era Félix de Padilla, que era cuñado de Cristóbal de Perea, un principal del pueblo. Los hechos acontecieron en 1785. Es probable que al dicho Padilla no le gustará que no se guardará el secreto de confesión por su sordera, pero lo que es evidente es que el cura pasó su martirio particular de cárcel en cárcel por la inquina que le profesó el ordinario eclesiástico que llevó el caso.


AHN. CONSEJOS,31317,Exp.8

VILLARROBLEDO (1604)

 El año 1604 verá pasar "a la ligera" a las dos compañías de los capitanes don Francisco Luzón y Castro. Iban rápido, en Villarrobledo repondrán fuerzas: pan, vino y queso.

La cosecha del año 1604 sería nefasta: que este presente año en esta villa por causa de la esterilidad del tiempo y otros infortunios de yelos y tempestades de piedras y granizos que en este año an suzedido en esta villa y sus términos  a auido muy poca cosecha de pan y los vecinos están muy alcanzados (30 de septiembre de 1604). Para remediar la escasez de trigo se pedirá al arzobispo de Toledo disponer del trigo de las rentas decimales. Para el 26 de octubre se reconoce que algunos labradores no tienen trigo para sembrar; se pide echar mano de un tercio del trigo del pósito, donde hay mucha cantidad. Pero pocos días después, el ocho de noviembre, se reconoce que, a causa de la poca cosecha habida en la villa y en toda la comarca, no hay suficiente trigo en el pósito para el abasto de vecinos y forasteros. El Arzobispo de Toledo acabará dando 800 fanegas de trigo y 1000 de cebada para sembrar, sacadas de los despoblados de Villarejo, Villavachos, Fuente el Espino y Sotuélamos. Es un regalo envenenado, pues se reconocen que esas propiedades están en manos de foráneos (caso de Sotuélamos, Juan Pacheco Guzmán) que no diezman en Villarrobledo y entregan el diezmo directamente en sus heredades. Se pedirá se saquen de las pontificales de Villarrobledo, a cambio los regidores han de embargar sus bienes como garantía. Finalmente se embargará el trigo de los despoblados perteneciente a las tercias, La realidad es que las adversidades climatológicas y la roturación constante de tierras (un alcalde entregador de la Mesta denunciará esos rompimientos) no garantizan ni la siembra ni el consumo de pan de los vecinos y viajeros.

ACTAS MUNICIPALES DE VILLARROBLEDO

Monday, March 24, 2025

Los Ramírez Ponce de León de las Mesas

 Los Ramírez de Las Mesas, en su ascendencia, nos llevan hasta la familia León, del poeta fray Luis. Antonio Ramírez Ponce de León era hija de Andrés Ramírez y de Ana Gaona (natural de Hontanaya, hija de Rodrigo de Escalante y nieta del comendador Gaona, de la orden de Santiago); el abuelo era Antonio Ramírez y la abuela Juana de Montoya, y el bisabuelo era Gómez de León (o Ponce de León). El origen de la familia era obviamente Belmonte, pero el abuelo Antonio Ramírez, hijo de Gómez de León, y su mujer Juana de Montoya se habían ido a vivir a Las Mesas, donde la familia León tenía una sustanciosa hacienda, y se había establecido en unas casas que hacia 1612 eran ya las cárceles públicas de la dicha villa de Las Mesas. Así mientras Lope de León, el padre de fray Luis, hacía carrera como oidor de la Chancillería de Granada, su hermano Antonio, ahora con el apellido Ramírez, mantenía parte de la hacienda familiar en Las Mesas.

La hacienda originaria de los León creemos ubicarla en Monreal, pero con Gómez de León (el añadido Ponce se tenía por falsario) se había incrementado enormemente a otros pueblos como Santa María de los Llanos, El Pedernoso, Tresjuncos, Belmontejo y El Provencio, además de la citada hacienda de Las Mesas.

Estos sucesores de Gómez de León habían procurado entablar alianzas matrimoniales con la nobleza regional: una hermana del litigante Antonio Ramírez había casado con Baltasar Inestrosa y otra con Martín de Espinosa y de las hermanas de Andrés Ramírez, una había casado con Alonso de Araque, otra con don Pedro de Olmos, otra con don Francisco Melgarejo y otra con Jerónimo de Céspedes. Deudos de la familia eran Juan Ponce de León, señor de Polvoranca, y el oidor Lope León.

ACHGR. HIDALGUÍAS, 302-330-8

ACHGR, HIDALGUIAS 301-107-12

TRES MOMENTOS DE SAN CLEMENTE

* 1503: San Clemente ha embargado el pan de las rentas decimales de Vara de Rey (su aldea), autorizados por una pragmática de los RRCC. En la carta de compromiso que el concejo de San Clemente llega con el canónigo de Cuenca  Gonzalo Sánchez de Inestrosa, este entrega el pan de la rentas decimales de Vara de Rey a pagar por el precio de la tasa. En el compromiso que se llega don Luis Pacheco es juez árbitro para garantizarlo. Gonzalo de Sánchez de Inestrosa actúa por sí mismo y en nombre de  Diego de Iniesta que es prior de Belmonte y arcipreste de Alarcón. Es un año de esterilidad y carestía que dará lugar a varios de crisis. El concejo se compromete en un concejo abierto.


Concejo de San Clemente de 12 de diciembre de 1503

Benito López y Alonso López de Perona, alcaldes ordinarios

Juan de Olivares, alguacil

Juan Sánchez de Andrés Sánchez, Francisco de los Herreros, Martín Sánchez de Monteagudo, regidores

Juan Sánchez de Olmedilla, procurador sindico de la villa

Miguel López de Perona, Pedro Sánchez de Origüela, Pedro Ruiz de Segovia, Francisco de Perona, Gil Fernández de Alfaro, Juan López, Martín López y muchos otros hombres buenos



*1510: Carta de casamiento entre Aldonza Xuárez, hija de Alonso González de Origüela, y Fernando de Molina, hijo de Alonso Núñez de Molina, escribano público de Cuenca. La dote de la novia será 70000 maravedíes, la mitad en dinero y la otra mitad en ajuar (Cuenca, 10 de julio de 1510).

Alonso González de Origüela tiene, además, por hijos a Pedro Xuárez y Hernando de Origüela (al que conocemos por Hernando de Origüela).

Los dos documentos anteriores se los debo a Julia Toledo (AHPCu)

*¿1516?: Notificaciones de un auto a diversos oficiales del ayuntamiento: Juan López de Perona el viejo, Miguel Muñoz, Alonso López de la Alberca, Diego Simón (todos ellos regidores y alcaldes del año pasado). Sancho Rodríguez,  Rosillo (testigos y procuradores). Ginés de Haro, Alonso Astudillo, Pascual Simón, Juan Ruiz, Miguel Sánchez de los Herreros, Francisco de Perona (regidores y alcaldes de este presente año.

Testigos: Juan de la Huerta, Pedro Fuero (?), Juan de Sandoval, Francisco de Carboneras, Jerónimo de Montoya, Alonso de las Mesas, Alberto García de Illana, Juan López Lencero, Francisco Sánchez, Juan de Illana.

El documento no está fechado, AHMSC. Ayuntamiento




La supresión de los alcaldes ordinarios de San Clemente

 La oposición de las villas a la intromisión del gobernador del marquesado de Villena en la impartición de justicia en primera instancia fue una constante. Ya sabemos como echaron atrás el establecimiento de un escribano de provincia ante quien pasaran los autos judiciales del gobernador. Un pleito que se desarrolló en la década de 1550. El establecimiento de los corregidores en 1586 mantuvo las fricciones, de tal manera que las villas fueron pagando y ganando sobrecartas de exención jurisdiccional y primera instancia para evitar el entendimiento del corregidor o su alcalde mayor en los pleitos. Pero en San Clemente, la situación fue diferente. Los regidores de la villa, dirigidos por el alférez de la villa Juan Pacheco de Guzmán solicitaron la supresión de los alcaldes ordinarios de San Clemente y que sus funciones fueran asumidas por el corregidor y el alcalde mayor. En la sesión municipal del 29 de septiembre de 1603, que había de elegir nuevos alcaldes, los dos salientes, Diego de Agüero y Gonzalo Ángel, entregaron sus varas de justicia al corregidor don Diego López de Mendoza, renunciando la villa así a la impartición de justicia con alcaldes propios. Juan Pacheco de Guzmán, ariete de los intereses de la Corona justificó la supresión en que la elección de alcaldes era motivo de bandos y parcialidades en la villa. Bandos manejados por hombres ricos para defender sus intereses particulares y sus haciendas. La acusación, que no era falsa, sí era chocante por venir de quien venía, el dueño de Perona. El panorama político, desde luego, era criticable: alcaldes ordinarios elegidos por regidores que habían comprado su oficio y que ponían hombres de paja a su servicio. Detrás de todo esto estaban las denunciaciones por talas y ocupación de montes, desiguales repartimientos de rentas o soldados y costosos juicios, inalcanzables para los pobres. 


AMSC, AYUNTAMIENTO, LEG. 42/41

Para la supresión de los alcaldes había una razón de peso y es que en los reinos de Castilla allí donde había corregidor este asumía las funciones de la villa donde residía, caso de San Clemente. Los deseos centralizadores de la Corona chocaron con los defensores de la vieja república pechera y sus constitución de 1445, que veían en los alcaldes una persistencia de las viejas libertades y en regidores como Juan Pacheco un traidor a los principios que había tenido que jurar para acceder al cargo. Los estratos medios de la sociedad sanclementina defendieron la continuidad de sus dos alcaldes ordinarios (uno pechero y otro hidalgo). Hasta trescientos sanclementinos se opusieron a la supresión, encabezados por Alonso de Iniesta Romero, el labrador Juan Martínez, Francisco González Gano, Francisco Ballestero, Antonio de Iniesta, el mesonero Juan Martínez y Juan Martínez Ángel. Un grupo medio que sabía de su capacidad de influencia en las decisiones de la política municipal y que intentó llevar el asunto por la Chancillería de Granada, sabedor de que el Consejo Real de Castilla encarnaba los intentos centralizadores. Este grupo conseguiría que el concejo de San Clemente y sus regidores, desdiciendo la decisión de 29 de septiembre de 1603, defendiera la permanencia de los alcaldes y dejara solo a don Juan Pacheco en su supresión. Sería este Consejo el que por auto dado en Valladolid el 27 de julio de 1604 suprimiera los oficios de alcaldes ordinarios, auto confirmado el 25 de septiembre. El 28 de mayo de 1605 se expedía ejecutoria.


Los dos alcaldes ordinarios se volverían a restablecer de nuevo en 1636, previa compra y aprovechando las necesidades financieras de la monarquía.

Sunday, March 23, 2025

RELIGIOSIDAD Y VIRGEN DE RUS

 LA VIRGEN DE RUS, ENTRE LA DEVOCIÓN POPULAR Y EL CONSERVADURISMO SOCIAL.

Decía don Luis Martínez Lorente que, en los días claros, desde Santa Quiteria en Tébar se podía ver el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Pozoamargo. Nos recordaba a Santa Quiteria como santa querida por los pastores, recordando estos santuarios colocados en atalayas como el lugar primitivo donde los pastores se sentaban para vigilar a su ganado allá en el llano. Sobre el viejo lugar donde descansaban los pastores se levantaron ermitas: refugios para las inclemencias del tiempo y lugares de sosiego para reflexionar sobre la existencia y la deidad en los largos tiempos muertos del rumiar de las ovejas. En estas tierras, Santa Quiteria debió disputar su primacía con otros santos, como San Nicolás o San Cristóbal, aunque entre todos ellos destacaba Santa Catalina. En lo alto de Majara Hollín, una pequeña ermita dedicada a Santa Catalina era lugar de reunión de pastores y hasta Sisante, lugar de paso de ganados, los sanclementinos iban en romería hasta la ermita de Santa Catalina. Los pastores, al menos los tradicionales, de cayado y pequeño hato de ganado desaparecieron, como lo hicieron sus veredas comidas por los campos, condenando a Santa Quiteria o Santa Catalina a ser un recuerdo del pasado. El idílico pasado del pastor con sus ovejas, tal "imitatio Christi" se dio de bruces con la nueva realidad. El labrador tan pronto imploraba al cielo como lo maldecía; la soledad del pastor fue suplantada por el bullicio de la ciudad y los tahúres que anidaban en sus calles. Lope Rodríguez es ya en 1490 un adelantado a su tiempo: juega con las supersticiones de los labradores, ya predica la Biblia por Villanueva de la Jara a cambio de un queso ya hace pasear improvisada imagen de la Virgen por Perona a cambio de una cesta de huevos.
El pastor, en su soledad, hablaba con Dios todos los días; el labrador habla de Dios con sus vecinos a diario y calla ante Dios en los oficios divinos del domingo. El labrador necesita una nueva espiritualidad y no sabe donde encontrarla: descerraja y destroza viejas ermitas, aplaude las condenas de los vecinos, que no considera sus iguales, por el Santo Oficio y hace de la imagen el fetiche sanador de sus desgracias. Luis Sánchez de Origüela denuncia a aquellos que quieren colorar el mundo con los monumentos de Semana Santa y él, denunciado, participa como víctima del espectáculo de las hogueras. La naturaleza florece en colores en la primavera y los hombres necesita colorar su mundo para olvidar amargas existencias.
La amargura de la existencia es presencia viviente de la muerte. En los campos y sus amplios horizontes se vive un presente de esperanza; en las villas urbanitas y el hermetismo de sus casas se padece la realidad de la muerte. Aquí, el hombre pasa del espacio cerrado de su casa a la cripta de la iglesia. Y es que las iglesias y sus cementerios anejos son "enclosures" de la muerte. De la apertura de los campos en la naturaleza que se regenera cada día a las iglesias del olor cadavérico, apenas ocultado por el incienso.
Los hombres quieren salir de la opresión de los pueblos y salen a las viejas ermitas olvidadas. Pero no a los santuarios de los pastores sino a esos otros ahora ya desvencijados. Confunden su necesidad con la ajena y temerosos de caer en la indigencia no olvidan a los que han caído en ella. A los mismos pobres, de los que se rehúye en los pueblos, se les acoge en santuarios apartados para darles limosnas en fechas señaladas. Quizás el caso más señalado es el de los jareños que se reúnen en Pozoseco. Los hombres pueden engañarse a sí mismo con la conmiseración de la pobreza, en la que todos pueden caer. Pero ¿cómo engañar a la muerte, que iguala a todos? La muerte es aceptada en los testamentos y teatralizada en los entierros, pero en el instante de enfrentarse a ella es horror insoslayable. La muerte a veces llega como amenaza para la existencia de misma comunidad en episodios epidémicos pestíferos. En Motilla del Palancar , se teme el fin de la comunidad de vivos. Es la llama de la lámpara del Santísimo Sacramento la que mantiene viva a la comunidad y es ese Santísimo Sacramento el que desprovisto de luz viaja hacia el hogar de los moribundos. Y es que, cuando los muertos son muchos e inabarcables nadie quiere saber nada de ellos. Cual flagelantes y sin rumbo fijo, es entonces cuando los cofrades de la Sangre de Cristo recogen cadáveres yacientes, que han perdido la vida y la filiación de esos otros familiares también muertos. ¿Qué fue entonces de aquellas deidades que habían surgido para la esperanza? ¿Qué fue de aquellas vírgenes, que, donde brotaba el agua, daban Remedio a los sedientos?
Los hombres y los pueblos quieren escapar de los espacios insoportables de las villas urbanizadas y volver a los campos. Recuperan viejos votos y juramentos en la fe ciega de una salvación milagrosa. Quieren sortear las cadenas del control social, aunque solo sea por un día y hacer posible la libertad en los campos que se les niega en su pueblo. Raptan imágenes y las pasean ante las autoridades, disfrutan de ágapes celebrando la vida y olvidando de esos otros de los aniversarios y comuniones con los muertos. Es el estallido de la vida y de la alegría, donde todos son iguales.
Los sueños, sueños son. Por un momento parece que la romería tiene algo de carnaval pero sin el corsé de las máscaras. Los nuevos ricos, tal Francisco Rodríguez Garnica, sufren las burlas del pueblo. Rus es lugar de irreverencias, donde los Pacheco salen mal parados. Pero allí donde unos se sienten libres un día al año, otros disponen de trescientos sesenta y cuatro para organizar la libertad ajena. Un día de jolgorio devendrá en cuarenta de rezos; una virgen suelta exigirá de otra rehén. No hay caballeros ni camareras aún, pero es cuestión de tiempo. Pero no es el final, ese fin llegará cuando los cofrades de la Sangre de Cristo dejen de llevar las andas de Rus. Ese día, al llegar, los hombres habrán olvidado la razón de ser de la fiesta. Olvidándose de los muertos, serán zombis errantes en la fiesta.

La cofradía de Santiago de la villa de Iniesta

 De la existencia de una cofradía de Santiago en Iniesta ya sabíamos el año 1572 con motivo del intento de la Corona de crear cofradías de hidalgos con fines militares. Entonces se planteaba que esta cofradía, muy antigua, estaba muy caída y cómo era apropiado crear la nueva cofradía, aprovechando lo que quedaba de la antigua. Nuevas noticias nos llegan de la cofradía de Santiago con motivo de una disputa por unas tierras el año 1611. La hermandad contaba con cuarenta cofrades y se reunía en la ermita del mismo nombre, a la salida del pueblo, que estaba bastante destartalada, por lo que la hermandad decidió vender en 1597 cuatro pequeñas hazas de su propiedad por las que sacó 56 ducados y reparar así el edificio. No obstante, la composición de la cofradía por una reunión de 1612 estaba formada por las personas principales de la villa de Iniesta:

  • Juan de Guzmán Castilblanque, prioste
  • Mayordomos: Alonso Martínez del Peral y Juan Risueño Soria
  • Cofrades presentes: el doctor Pedro López Cantero, Alonso Ponce, Andrés Monteagudo Ponce, Juan Polo, Julián Martínez del Peral, Antonio de Albarrilla, Martín de Cubas, Benito Pajarón Merchante, licenciado Jorge Lorca y Alonso Cano
Las hazas eran:
  • Una de cuatro almudes alinde de casa  y tierras de Alonso Martínez Sebastián
  • Una de un almud en la cañada del Encina cerca de tierra del licenciado Granero, alinda con haza de Juan Zapata
  • Otra de un almud donde dicen la Sangradera, linde de Alonso Garrido y herederos de Andrés Honrubia.
  • Un almud cebadal en la vega, bajo San Ildefonso y alinde de Julián Martínez del Peral
El pleito era entre el cabildo de Santiago y Catalina Martínez, viuda de Alonso Martínez Sebastián, y Martín Ibáñez Tórtola como marido de María Martínez, hija de Alonso.

la dicha ermandad es de legos y no goçan de los preuilegios que tienen las yglesias y bienes eclesiásticos quando se trata de enajenallos y vendellos y basta que todos juntos en su congregación unánimes y conformes acordaron que las dichas tierras se vendiesen por ser inútiles y de ningún provecho para su hermandad y cofradía y advocación que tenían del señor Santiago y porque eran más el gasto que hacían en las paredes y reparos por estar a la salida del pueblo y ansi dieron comisión a Andrés Merchante y Andrés de Santacruz para que las pusiesen en almoneda y las hiciesen vender y rematar en el dicho Alonso Martínez Sebastián en precio de cinquenta y seis ducados que rescibieron del comprador en nombre de la dicha hermandad y los impusieron a censo y convirtieron en utilidad y provecho de la dicha hermandad la qual a ydo rescibiendo los corridos del dicho censo y convirtiendo el precio en su utilidad y provecho lo qual le a sido de más utilidad y provecho que no las dichas tierras 

Se acusaba a la cofradía de no querer devolver los réditos de los censos y recuperar la propiedad de las hazas y esta alegaba que unas tierras y rentas destinadas al culto divino no se podían enajenar. Las tierras habían sido vendidas por dos cofrades en 1597, Andrés de Santacruz y Andrés Merchante, y ahora la cofradía pretendía dar por nula dicha venta. Si bien la cofradía obtuvo sentencia favorable de Pedro de Espinosa, alcalde ordinario, en 1612, la Chancillería de Granada revocaría esa sentencia, declarando válida la venta y dejando la posibilidad de la que cofradía pidiera cuentas a los herederos de los mayordomos de la cofradía que habían vendido las hazas. La cofradía apelará sin resultados, entre otras cosas dirá que fue un mal trato y que las hazas valían más de 200 ducados.


Sentencia contraria a la cofradía de Santiago


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. PLEITOS. C 356-16








Saturday, March 22, 2025

Cristóbal Gómez, sastre, viajero de Indias, natural de Barchín del Hoyo

 Barchín del Hoyo estaba a 84 leguas de la ciudad de Sevilla, pero hasta el pueblo llegó la noticia de la Casa de la Contratación que anunciaba en 1640 la muerte en 1636 y en el Perú de un vecino de la villa, Cristóbal Gómez, que había emigrado a Indias. Aunque la heredera es su hermana Juana García, al haber muerto los herederos serán sus sobrinos, un total de 990 pesos.

Cristóbal Gómez era un sastre, hijo de Hernán Gómez de la Jara y de Elvira de Liébana, vecinos de Barchín del Hoyo y emigrado a la Ciudad de los Reyes o Lima. En su testamento dejará como albaceas al almirante Andrés de las Infantas, del hábito de Santiago, al padre Jerónimo de Bohórquez y a Andrés Muñiz. Nombrará por heredera a su hermana Juana García, viuda de Cosme Peinado, y si fuere muerta a sus sobrinos Juan Gómez de Villanueva y Carmen Peinado. Si su herencia no fuera enviada a España a su alma.

Cristóbal Gómez era hermano  veinticuatro de la cofradía de la Concepción con capilla en el convento franciscano de Lima, donde pedirá ser enterrado y amortajado con el hábito franciscano. De las cuentas de sus deudores y lo que él debía se deduce que Cristóbal había conseguido una posición social e innumerable tratos con mercaderes. Vivía en una casa de alquiler en la calle llamada de los Mercaderes en la Ciudad de los Reyes (Lima).Para su servicio doméstico contaba con una esclava negra, Antonia; también tenía en la condición de esclavo a un criollo llamado Nicolás, que era oficial de sastre y le ayudaba en el oficio, y poseía además otros tres esclavos negros, dos hombres y una mujer. Circunstancialmente, trabajaban para él indios en la sastrería como el indio Juan Alonso.

Cristóbal Gómez tenía una vida llena de relaciones sociales. Su esclava negra, Gracia (y su cría Isidora), procedía de Angola. Su casa estaba repleta de todo tipo de objetos de plata y oro, muebles, ajuar, vestidos y armas. Adornada con cuadros de pinturas y esculturas: dos cuadros de emperadores romanos, una imagen de Cristo, un cuadro de la Concepción, otro de la Adoración, un cuadro del beato Francisco Solano y otro de San Francisco.

Gran parte de la fortuna se quedó en manos de los albaceas o de las misas encargadas tras su muerte, un total de setecientas. Para que nos hagamos una idea la almoneda de un esclavo negro y de la esclava negra y su niña se adjudicaron por 900 pesos de ocho reales, después de ser pregonada su venta por otro negro en la plaza de Lima.

Cristobal Gómez se había ido a Indias con treinta años, al morir su padre. Allí había hecho una gran fortuna y enviaba a su hermana, junto a las cartas, cantidades periódicas de dinero. En su pueblo de Barchín del Hoyo tenía fama de ser poderoso y rico



Archivo General de Indias, CONTRATACION,397B,N.3,R.26 y CONTRATACION,397B,N.3,R.26

Thursday, March 20, 2025

VILLARROBLEDO (1596-1597)

 El año comienza con la noticia de la iglesia de Villarrobledo y el remate de sus obras en los maestros canteros Juan del Ayna y Andrés Luis. La obra consistirá, valorándose en dos mil ducados "que podrán montar los quatro pilares qie se an de hacer de lo que se les entregare y que los hará en la forma y en las condiciones y traza que está rematada" (actas de 3 de enero de 1596). El 19 de febrero se reconoce que el maestro cantero Andrés Luis anda detrás de las obras de las casas del ayuntamiento, carnicerías y ensanche de la plaza, que también se rellenará pues se dice que está honda en la parte que da a la calle mayor. Para el mes de mayo de 1597, la falta de dinero impide la continuación de las obras, que no dandose el dinero a de zesar (la obra) y la madera que está comprada para la cubierta della no se puede traer respecto de la falta de dinero. El uno de octubre de 1597, sabemos que las obras siguen su curso.

La villa pagaba, además de los impuestos tradicionales, más de 700000 maravedíes del nuevo servicio de millones a pagar en Alcaraz. El encabezamiento de tercias y alcabalas para ese año suponían 1.963.010 maravedíes (las alcabalas se pagarán en Villanueva de los infantes, donde reside una de las nuevas tesorerías de rentas reales establecida en 1580, a cargo de don Pedro de Balbas). De servicio ordinario y extraordinario pagará cada año 226318 mrs. anuales. a pagar en Alcaraz. Es cierto que a finales de febrero redimirá el censo de 2100 ducados tomados de Sebastián de Haro para pagar la escribanía del ayuntamiento comprada. La buena cosecha de 1596 hace soñar a Villarrobledo, olvidando desgracias pasadas, pero la villa tiene problemas para pagar los impuestos de alcabalas y servicios. Pero la villa todavía puede hacer frente a sus deudas: en julio de 1597 redimirán dos censos, uno de 4000 ducados tomados del padre Amaro Navarro y otro de 2100 ducados tomados de Sebastián de Haro para la compra de las escribanías. Pero en realidad es un proceso de consolidación de deuda, pues a continuación esos 6100 ducados se toman de Gonzalo de la Peña en una operación en la que el interés pasa del 14 al 16 al millar (del 7.15 al 6,25% de interés). Algo similar ocurrirá con los 4000 ducados tomados a censo para el pósito al conquense Luis de Molina, que ahora se mudan a la condesa de Cifuentes con intereses similares a los dos anteriores.

En cuanto a la actividad ganadera de Villarrobledo se reconocerá en ayuntamiento de 26 de enero de 1596, que los señores de ganados de esta villa no son hermanos del concejo de la mesta y esta villa tiene ganada carta y sobrecarta de su magestad para que no paguen el dicho derecho (del pechuelo) sino es los que trasterminaren en suelo estraño e porque los que están en esta villa no trasterminan sino que están en su suelo estantes. El carácter estante del ganado hay que matizarlo, pues no hemos de olvidar los viejos usos comunales a los que Villarrobledo tenía derecho en el suelo de la tierra de Alcaraz. Ese carácter estante es el que ponía en peligro a los ganados cuando caía grandes nevadas como la anunciada el seis de febrero de 1596, está el suelo cubierto con más de media vara de nieve, privando del pasto a los ganados. En estas ocasiones, la solución era resguardar el ganado en los pinares, permitiendo su acceso. En el pasado se había amojonado majadas para el ganado, pero ahora se reconocía que los mojones habían desaparecido y que estas majadas estaban labradas y cultivadas. La nueva realidad forzará a la redacción de unas nuevas ordenanzas el año 1597, por considerarse "obscuras" las antiguas.

Los conflictos con la justicia del corregidor y alcalde mayor de San Clemente, en abril se enviará a Sebastián Gorri Escorza, regidor, a pedir que se respete el privilegio de primera instancia de la villa y que pleitos y presos sean remitidos a San Clemente.

El año 1596 será un buen año y con buena cosecha. El pósito, a pesar de la cosecha del año anterior, tenía trigo disponible y suficiente para sus vecinos y en el verano de 1596 se esperaba una gran cosecha. Incluso se venderán quinientas fanegas de trigo excedentes a 10 reales para aumentar el caudal del pósito. Para el mes de septiembre, se dice que no hay demanda (compradores) y que el trigo ha bajado a siete reales y medio la fanega, mientras que la cebada se vende a cuatro y un cuartillo. Sin embargo, 1597 vio en el mes de mayo la presencia de la langosta.

El 15 de julio de 1596, por primera vez se plantea, diez años después de su creación, la salida de Villarrobledo del corregimiento de las diecisiete villas. Villarrobledo ha acudido a la corte para ser considerada villa de behetría, exenta del corregimiento y libre para elegir su dependencia o no jurisdiccional: luego los dichos oficiales dixeron que a noticia deste ayuntamiento es venido que en corte su magestad por algunos oficiales del dicho concejo e vecinos particulares se pide que esta villa se haga behetría e se quite debajo de la jurisdición del partido de las diez e siete villas del qual resulta mucho daño a esta villa y sus vecinos y no se podrá conservar y se harán grandes excesos por los que la gobernaren de que si no es acudiendo para cada cosa a su magestad no se podrán remediar. El conflicto con San Clemente iba de más en más, el 29 de noviembre esa rivalidad no se esconde y Villarrobledo acusa de trato de favor de la Corona a San Clemente. Villarrobledo llegará a decir: por quererse hazer cabeza y pedir las cosas que a la dicha villa de San Clemente da gusto so color de que es cabeza del partido. Se pedirá que San Clemente ni hable ni presente escritos en nombre de Villarrobledo en el Consejo Real.

A comienzos de agosto, desde San Clemente se decide nombrar un teniente de alcalde mayor, Cristóbal de Montoya, entre quejas del concejo villarrobletano, que acusan al susodicho de talar los montes de Villarrobledo. Para finales de ese mes, otra pendencia con un tal Diego de Cañadas por medio se salda con la prisión del mismo y del alcalde ordinario Alonso Morcillo en San Clemente y para final de año son encausados algunos oficiales del concejo sobre ciertas compras para el pósito. La importancia de Villarrobledo venía de su trigo, que le hacía una gran potencia económica y la villa más populosa del corregimiento. La actividad económica de Villarrobledo daba lugar a una numerosa población, parte de la cual, recién asentada no estaba registrada en los padrones municipales. Sabemos de esa población "forastera" porque no pagaba el llamado repartimiento de la jurisdicción, es decir, Villarrobledo había comprado y ampliado su término y jurisdicción cuatro leguas en 1557 y el coste era repartido entre sus vecinos: en esta villa ay de presente más de ciento e cinquenta vecinos forasteros que tienen casas y familias y se aprovechan de los términos como sy estuvieran avecindados sin pagar jurisdición ni los demás pechos y porque es justo que estos paguen jurisdición y den fianzas de hacer la vecindad que son obligados y de pagar los demás repartimientos. Debemos tener en cuenta también la población flotante, ya no solo por la siega, sino también por mercados irregulares, como ese que se hacía como mesta de ganado y donde se vendían todo tipo de mercadurías, aunque es cierto que el concejo intentaba monopolizar la venta de algunos productos como el aceite y el pescado con ocho tiendas municipales. El 27 de octubre de 1597 se vuelve a resaltar que hay naturales de las villas comarcanas (San Clemente, EL Provencio, Socuéllamos o Minaya) residiendo en Villarrobledo, aprovechándose de sus términos y sin tomar vecindad.

Junto a los vecinos sin avecindar está el problema de los pobres, en noviembre de 1597 se recibe cédula real para que se tomen medidas contra los pobres y forasteros, mediante su reclusión en casas de hospital, a entender de los concejos, una práctica ya habitual. A ello se unía el problema de los pobres vergonzantes, para lo que se pedirá la ayuda de la iglesia y del cura doctor Uceda, al no disponer el concejo de rentas. En el concepto de pobres vergonzantes se recogían aquellos que tiempo atrás tenían una posición social cómoda y ahora habían caído en la pobreza; una muestra de los estragos de las sucesivas crisis padecidas y las consecuencias de marginalidad.

EL 20 de julio llega la noticia de la toma de Cádiz por los ingleses en 1596, se pide se haga alarde de la gente de guerra para embarcarse. La movilización no se llevará a cabo, aunque se hace un nuevo alarde para el 18 de agosto. La medida ya anuncia la creación de la milicia del Reino de dos años después. En este caso, y apoyándose en la vieja tradición del Reino de Murcia y las veinte leguas, se trata de crear un ejército interno para defender el Reino, y concretamente en este caso las costas mediterráneas ante un posible ataque exterior, que, ahora, va más allá del problema berberisco. El 13 de octubre habrá una junta de corregimiento, donde cada una de las diecisiete villas mandará un procurador que llevará un listado de todos los hombres de 18 a 48 años listos para la guerra. Para noviembre lo que se exige es dinero para la compra de armas, 363400 mrs. (es la parte que se asignan a Villarrobledo de seis mil ducados asignados a las 17 villas del corregimiento). El cuatro de enero de 1597, Villarrobledo hace una valoración de la gente de armas que puede aportar para la defensa del Reino, con levas precedentes: en otras ocasiones esta villa a servido a su magestad con número de doze o catorze hombres ynfantes que según el número de vezindad hara suficiente y visto el estado presente desta dicha villa que el número de vezinos no a crecido, dixeron que esta villa acudiendo a la nezesidad que su magestad representa terna aprestados para el tiempo que por su real zédula se manda veynte ynfantes armados de espada y daga y arcabuz. Para febrero se pide sacar los 363400 mrs. de la venta del trigo del pósito para evitar un repartimiento, aunque Villarrobledo se negará a aceptar el repartimiento en dinero, siguiendo el camino de la Alberca, que ha ganado provisión para no pagar. El domingo día 16 de febrero de 1597 se celebrará una junta de corregimiento para decidir las aportaciones de soldados pedidas por la Corona. En la junta se ofrecerán a la Corona, doscientos soldados de los que treinta corresponderán a Villarrobledo. Como depositario del dinero de las armas se nombró al regidor sanclementino Llanos de Tébar. Para 25 de julio de 1597, los soldados solicitados suben cincuenta más hasta doscientos cincuenta, según se ha ordenado por la Corona con fecha 17 de julio; a Villarrobledo se le añadirán siete más. Los treinta y siete deben estar listos dos días después bajo la bandera de su capitán en San Clemente, Alonso Ramírez Caballón. Diecisiete de estos soldados desertarán y han de ser sustituidos. Las villas había de costear el vestido de los soldados: ropilla, valones, medias, zapatos, sombrero y plumas. Además las villas deben dar un real de salario al día, durante los dos meses de la expedición. Los soldados se embarcarán en el puerto de Cartagena: se an de embarcar en Cartagena y están las galeras aprestadas para la embarcación. El once de agosto los soldados ya están prestos. El ocho de septiembre llega la orden para que la compañía parta de San Clemente; el diez, el corregidor manda que los soldados estén en San Clemente antes de las ocho del día once, pero, caso de Villarrobledo, los 37 soldados se dice que se han ausentado. EL día 12 se comisiona a dos corregidores para la entrega de los 37 soldados y 1530 reales para su sustento. El día 15, se reconoce que, llegados a San Clemente, faltan tres soldados, dos son casados y no se han de enrolar y uno se ha fugado, contra el que se pide el máximo rigor y prisiones. Villarrobledo no solo aporta soldados, sino que ve pasar otras compañía. El uno de octubre pasa la compañía del capitán Valdivieso, a la que se le dan ocho carros, luego llega su alférez con otros ochenta soldados y se le provee de otros tres carros. El camino es en dirección a Munera para seguir hacia Cartagena. El 18 de octubre llegan dos compañías más a Villarrobledo. A comienzos de 1598, Villarrobledo debe disponer tres carros en El Pedernoso para transportar 54 arrobas de salitre cada uno a la ciudad de Málaga.

El 14 de octubre echa a andar el monasterio de clarisas con sus primeras ocho monjas: la mayoría de ellas con el apellido Moragón. Se pedirá a Toledo licencia para fundar monasterio de monjas de Nuestra Señora de la Concepción en la ermita existente en esa villa bajo esa advocación.



Noticia del levantamiento de cuatro capiteles en la iglesia de San Blas


Firma de Sebastián Gorri Escorza, regidor y carpintero, autor de diversas obras de carpintería para armazones de edificios de Villarrobledo, San Clemente y El Provencio.

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SOBRE LA IGLESIA DE SAN BLAS

... como es notorio la yglesia del señor San Blas desta villa está derribada e incapaz para poder estar la gente que acuda a ella a los oficios divinos y conviene que se cubra e demás desto conviene que con toda presteza se hagan los pilares que están comenzados a hacer y los arcos para que se cubra la yglesia y que con tiempo se provea de madera para cubrir la dicha obra y para este efeto e por sy fuere necesario yr a Toledo sobre lo susodicho y sobre la cantería que se hace y lo que convenga a la obra nombraron por comisarios a Gabriel de León e Tomás Rodríguez, regidores (27 de mayo de 1596)
 

SOBRE EL ORIGEN DE CASAS DE LOS PINOS y EL MAESTRO DE CANTERÍA ANDRÉS LUIS
El nombre de Casas de los Pinos es tardío, de la segunda mitad del siglo XVII. Aún hoy, nos aparece como la integración de diversos núcleos tales los Estesos o los Luises. Es esta última mención la que nos aparece más temprano con motivo del viaje de Felipe II y su paso por San Clemente en marzo de 1586. El rey descansará en la llamada de la casa de Andrés Luis, camino de Minaya a San Clemente en unas tiendas que se levantarán para una comida de la comitiva. En la mismo año, nos aparece una viuda de Andrés Luis, como vecina de San Clemente, donde vive junto a sus dos hijos. Y por último, nos aparece un Andrés Luis, como maestro de cantería, en las obras que se realizan en la iglesia de San Blas en 1595 (¿Hijo del anterior ya fallecido?).
El núcleo de Casas de los Luises aparece consolidado hacia 1630 con doce vecinos, para acabar integrado en una nueva población en la segunda mitad del siglo XVII.
¿Hemos de considerar, pues, el nacimiento de Casas de los Luises y por ende Casas de los Pinos en una familia de canteros, apellidados Luis?

ACTAS MUNICPALES DE 1596-1597


HIDALGOS DE VILLARROBLEDO EL 10 DE FEBRERO DE 1597

Martín Alonso de Palacios
Pedro Alonso de Palacios
María Rosilla, viuda
Pedro de Montoya Jara
Beatriz Pérez de Vizcarra
Diego de Vizcarra
Hernando de Gabaldón
La de Francisco de Montoya
Isabel Montoya
Juan Pérez de Ávila
Pedro Villaseñor
La de Juan de Alarcón Rosillo
Alonso de la Torre
La de Diego Alonso de Palacios
Catalina Gómez, la de Fernando Alonso
Catalina Pérez, viuda de Martín Alonso
Juan Rosillo
Pablo de Buedo
Pedro de Montoya Vizcarra
María Pérez, viuda de Antón
Doña María, viuda de Cuéllar
Cristóbal de Montoya
Andrés de Peralta
Alonso Pérez de Ávila
Pedro de Montoya
Francisco Cano de Buedo
Don Jerónimo Pacheco y Avilés
La de Rodrigo de Angulo
Diego de Montoya Ortiz
María, hija de Martín Alonso
Antonio Moreno
Diego Muñoz de la Calera
Diego de Montoya, hijo de Martín de Montoya
Martín de Montoya
Diego de Montoya ...
María Sánchez, hermana de Diego Muñoz
Antonio Rosillo

(los Vargas son excluidos expresamente como hidalgos cuando lo piden y los Ortiz no son hidalgos)

El año siguiente se reconoce hidalguía a Llorente de Rueda y sus hermanos.

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EL NACIMIENTO DEL RECLUTAMIENTO MODERNO
No pretendemos dar una respuesta concluyente en esta pequeña presentación. Ya hemos hablado en otros lugares cómo partimos de la milicia general del Reino creada en 1598 y su movilización, fundamentalmente, en la guerra de 1640 para hablar de un ejercito permanente con base peninsular y sedente en territorio peninsular.
Pero el hecho desencadenante de estas formas modernas de "servicio militar obligatorio" es un acontecimiento que no tuvo grandes repercusiones a largo plazo. Hablamos de la toma inglesa de Cádiz del 30 de junio al 15 de julio de 1596. La Corona intentó una leva en los pueblos de Castilla con la aportación voluntaria de hombres. Cuando la orden llegó a los pueblos, los ingleses ya se habían ido de Cádiz, pero los esfuerzos de la monarquía continuaron y, esta vez, se pasó a la obligatoriedad. Las diecisiete villas del corregimiento de San Clemente fueron llamadas a una Junta en esta villa el domingo 16 de febrero de 1597 para aportar soldados y a un repartimiento de seis mil ducados para la compra de armas. Se repartieron doscientos soldados para una población que estimamos en unos quince mil vecinos (entre cincuenta y sesenta mil habitantes), que si tenemos en cuenta la población no registrada (los concejos reconocían entre un cinco y un diez por ciento de vecinos no empadronados), nos dan cifra superiores a veinte mil vecinos... amen de la población flotante por ocupaciones estacionales.

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El Rey

concejos, justicias y regidores, caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de las villas y lugares que se comprehenden en el corregimiento de las diez y siete villas y cada uno y qualquiera de vos. Don Hernando de Prado mi corregidor de esas dichas villas os dirá el servicio que conviene me hagáis en esta ocasión y os encargo y mando que no solo deis entero crédito a lo que de mi parte os dixere, quiero que acudáis a la execución y cumplimiento de él como lo confío del amor y celo que tenéis a mi servicio que en ello lo reciviré de vosotros muy particular; de San Lorenzo a diez y siete de julio de mill y quinientos y noventa y siete años. Yo el rey, por mandado del rey nuestro señor, Andrés de Prada.

Tuesday, March 18, 2025

La peste

 Ante mis ojos y en los papeles antiguos han pasado varios acontecimientos pestíferos, que son pequeña muestra de otros que se quedan ocultos. La peste de 1467-1468 quizás fue una de las peores pestes de la historia de España, vivida con resignación y sin cronista que contarla, forjó hombres que aprendieron a despreciar la vida o, al menos, a ser conscientes de la transitoriedad de la existencia. No es que los hombres devinieran mejores, simplemente quisieron ser libres en el sueño de despojarse de ataduras de un trayecto vital tan corto como azaroso, y lo hicieron en una guerra, mal llamada de Sucesión castellana; pues no fue sino contienda fratricida de unos hombres despojados de todo, que confiaban su destino a su valor personal y el ser o no ser a la fortuna cambiante de cada día. Pensamos en La Alberca esquilmada y empobrecida por la peste, tal como la encontró diez años después Jorge Manrique a finales de enero de 1479, y en aquellos alberqueños que desafiaron a don Diego López Pacheco y su capitán Pedro Baeza, levantando la horca, símbolo de su libertad, pagando su osadía con la humillación de ser llevados, encadenados y descalzos, con los pies ensangrentados, hasta Castillo de Garcimuñoz, donde el odio se transformó en compasión de unos frailes agustinos. 

Aquellos hombres salieron de una guerra para entrar en otra, la conquista de Granada, y de allí trajeron otra peste, quizás por esa funesta manía de arrojarse apestados los unos a los otros. El mal y el contagio fue llevado a los pueblos de Cuenca: Castillo de Garcimuñoz decía haber perdido población y Motilla se quejaba de no poder pagar sus deudas. Era 1492, mientras España se reunificaba, los soldados llegaban a unos pueblos míseros, apestados y rotos. Los hombres enfermos eran brazos inútiles para el campo, en unas villas dominadas por viudas, menores y viejos. Ligas y monipodios al servicio de cuatro afortunados actuaban como refugio de los miserables que vagaban por los pueblos; los pórticos de las iglesias eran escenarios improvisados de peleas y cuchilladas.

Y de nuevo, unos hombres harapientos, huyendo de la miseria, forjan el milagro de levantar sus casas de morada y roturar sus campos de labranza. La frontera ya no es el moro, sino la naturaleza inculta ante los ojos de estos guerreros condenados en ser campesinos. No pudo ser, la naturaleza podía más que los hombres: los años 1504 y 1505 establecieron la locura como gobernanza. Los inviernos alternaban los rosales en flor con los hielos permanentes de los arroyuelos, las lluvias torrenciales anegaban los campos, los granos de las cosechas eran raquíticos. Cuando los cuerpos de los hombres estaban más debilitados, el año 1507 ya anunció la llegada de un nuevo mal pestífero, que arribará en la primavera de 1508. Se culpará del mal a los moros granadinos, renegados, y ese recuerdo pervivirá cien años después, junto al de unos pueblos abandonados. El mal, sin embargo, llegará por los puertos, bien por Cádiz bien por Barcelona, que las opiniones son varias. La crueldad del mal es incontestable: la pequeña aldea de Torrubia pierde sus cuarenta familias para quedar únicamente tres. 

No sabemos nada de esta peste, más allá de intentar imaginar su recorrido, de Belmonte y por su camino llegaría a San Clemente; pero su narración es algo que se repite. Pueblos que se amurallan con improvisadas tapias y puertas cerradas, donde cuelgan bandos en papel, estigmatizando en relación acusatoria a aquellas otras villas apestadas; caballeros de sierra que expulsaban a los forasteros de los términos municipales; profanación de ermitas para expulsar a los refugiados, tal como hicieron los belmonteños con los pedroñeros acogidos en la ermita de Robledillo de Záncara; abandono masivo de los pueblos para instalarse en improvisadas tiendas al raso, mientras las lámparas de aceite seguían iluminando el Santísimo Sacramento en la Iglesia, que era este símbolo la única esperanza de los pueblos y sus vecinos y permanencia de las comunidades; si alguno quedaba en el interior de las poblaciones contagiadas asumía voluntariamente el papel de enterrador para cavar las tumbas de unos muertos que eran arrastrados a sus fosas con sogas atadas a sus cuellos o pies.

Aquellos hombres y mujeres se despojaban de sus vestidos para evitar el contagio y de sus pertenencias para comprar el grano que les faltaba. No pisaban sus pueblos pero sí acudían cada día a sus tierras con sus bueyes o mulas para cuidar de sus campos en la seguridad que era el mejor modo de cuidar de sus personas. Fue ese cuidado de los campos lo que procuró una excelente cosecha como nunca antes se había visto, casi una veintena de granos en cada espiga. Los hombres lo habían fiado todo a su esfuerzo y a la volubilidad de la naturaleza. Y ganaron; fue el origen de una de las mayores y más silenciosas revoluciones que ha vivido la Historia de España. Aquellos hombres no tenían casas para salir a ventanas donde aplaudir ni sanitarios que cuidaran de ellos, tampoco de imágenes para saciar su vanidad en las desgracias ajenas. Aquellos hombres luchaban por vivir a sabiendas que la muerte era un hecho rutinario.


Escrito el 27 de marzo de 2020


Ignacio de la Rosa Ferrer