Cazar conejos salía caro, y si no, que se lo digan a Felipe Sánchez, un vecino de Las Pedroñeras que se internó en el término de este pueblo y cazó un conejo, siendo prendado, enviado a la cárcel de San Clemente y viendo embargadas cien fanegas de cebada, después de negarse a pagar seis mil maravedíes por el conejo. La caza según marcaban las ordenanzas, y las leyes del Reino, estaba permitida con perros y hurones, siempre que no se usaran redes, y en el tiempo que se alzara la veda.
Felipe Sánchez acusaba al alcalde Diego Hernández Peñalosa de actitud odiosa, una manera de recusar al juez, en aquellos tiempos, pues el asunto muy liviano se había reabierto once años después y le parecía excesivo el embargo de cien fanegas de cebada que valían una fortuna: cuatrocientos reales, algo así como el salario anual de un peón. Es más, Felipe Sánchez llevaba gastados en el pleito treinta ducados, o sea otros 330 reales. El conejo en cuestión estaba a punto de provocarle la ruina.
El caso es que Felipe Sánchez, tras largo pleito de doce años por el conejo cazado vio como se le daba la razón, después de apelar en la Chancillería de Granada, un Tribunal Supremo de la época. La denuncia contra Felipe Sánchez fue un tres de diciembre de 1556 ante el alcalde ordinario de Las Pedroñeras Francisco Martínez de don Sancho. Felipe Sánchez fue sorprendido cazando conejos en la dehesa de la Cabeza de Pinarejo con un podenco, un hurón y un azadón, cuando todavía no había amanecido. Felipe Sánchez iba acompañado de un provenciano en la caza y se negó a entregar el podenco, y azadón al guarda, o caballero de sierra, que los prendió. El 19 de diciembre, Felipe Sánchez estaba en la cárcel de Las Pedroñeras; en su confesión, afirmó llevar podenco o hurón y dijo estar en la dehesa de las Mesas, del pueblo del mismo nombre, y en compañía de un vecino de Villarrobledo llamado Juan de Cotillas. La denunciación pasaría ante el escribano local Andrés Velloso Morales. Trece años, sin que sepamos la causa Felipe Sánchez fue de nuevo procesado por la justicia del marquesado en San Clemente, pero la justicia local de Las Pedroñeras pidió el proceso de nuevo que junto al preso fue llevado a la cárcel de Las Pedroñeras. NO obstante, una vez en Las Pedroñeras y aprovechando un dicho anterior de un Francisco Barreda, la justicia del marquesado se metió de nuevo en el asunto y pidió una condenación del reo por la caza de 1556 que sumaba seis mil maravedíes.
Mientras se embargaban los bienes de Felipe Sánchez, este permanecía preso en la iglesia mayor de La Pedroñeras, pero las cien fanegas de cebada no encontraron quién pujara ni en Las Pedroñeras no en San Clemente ni en Vara de Rey ni en Quintanar.
ACHGR, PLEITOS, 2333-14
Testigos
Andrés Velloso, escribano de Las Pedroñeras, 55 años
Sebastián de los Llanos, escribano de Las Pedroñeras, 25 años
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