El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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Tuesday, December 30, 2025

Villarrobledo (1642)

 A comienzos de 1642, Villarrobledo seguía agobiada por las deudas. Todavía estaba hipotecada por los préstamos contraídos por la ensancha de la jurisdicción, los réditos de 24000 ducados pagados a Pablo de la Peña, y por la exención de San Clemente, los réditos de 20000 ducados pagados al marqués de Cañete y a otros vecinos de Madrid. A esto se sumaban otros censos tomados por el ensanche de la plaza, la compra de pinares y los donativos dados a la Corona por la guerra. Los bienes del concejo y de los vecinos estaban hipotecados, muchos de ellos había optado por abandonar el pueblo ante la insufrible carga impositiva y la esterilidad sucesiva de los años. Para conseguir que la villa pagase sus deudas y evitar que se despoblara se había decidido establecer una nueva carga, el llamado rediezmo, de cada cien fanegas de cereal cosechado por particulares se debía pagar una fanega para el pago de las deudas de la villa.

Las obligaciones militares continuaban; entre ellas, la leva de soldados de presidios. Diez nuevos soldados se habían pedido a Villarrobledo para conducir hasta Almansa. El diecisiete de febrero llega la orden del superintendente de milicias don Juan Santelices y Guevara pidiendo soldados. Se ha intentado cubrir el cupo con voluntarios, pero al no haberlos se tira de la antigua milicia del Reino. Los soldados han de estar listos en San Clemente para el 19 de febrero; Villarrobledo aportaba cien soldados de los quinientos del partido. En esta leva de trata de suplir sesenta soldados que faltan en el partido para los quinientos, ocho en Villarrobledo. Pero se anunciaban nuevos sacrificios y se pedía por Rodrigo Santelices el tres de marzo un padrón de todos los hombres de dieciocho a cincuenta años en el plazo de ocho días. El esfuerzo de Villarrobledo estaba siendo tremendo, en los últimos seis años (1636-1641), la villa había aportado más de quinientos hombres (si extrapolamos las cifras al partido de San Clemente, estaríamos hablando de más de 2500 hombres). Villarrobledo se estaba despoblando:

de auerle servido en seis años (al Rey) con más de quinientos hombres y particularmente con la gente de la compañía de milicia, causa que esta villa está despoblada  de mucha vecindad, mediante lo referido en el dicho tiempo an faltado mil vecinos.

Para el 25 de marzo son llamados los hidalgos de la villa a una jornada en Portugal. El ayuntamiento responde extrañado a este llamamiento militar, pues la milicia está en Cataluña y debe desconocer el levantamiento del reino vecino. Se llama a tres cuartos de los regidores a acompañar al rey en la jornada. Y por último, se establece una nueva leva de milicia para levantar cien soldados en el partido de San Clemente. Para el 23 de abril deben estar los hidalgos y regidores listos, pero los litados previos nos dicen que la mayoría se excusan del servicio militar. En el terreno de las milicias, los Santelices son sustituidos por un nuevo superintendente Pedro Morquecho, que el 29 de abril está en Villarrobledo procurando sacar dinero y trigo para una compañía levantada y que esta vez cogerá el camino de Requena, y no el tradicional de Molina, para dirigirse a Cataluña por el Mediterráneo. La compañía levantada en Villarrobledo será mandada por el capitán Francisco de Montoya, pero delegará en el alférez Bartolomé Gómez de Montoya. Una jornada en los Hinojosos para el mes de mayo exigirá de bastimentos a la villa. Los gastos se multiplican por todas partes, entre ellos, el llevar dos soldados de Las Mesas a San Clemente.

Este año coincide con la jornada real a Cataluña, al corregimiento de las diecisiete villas se le exigen 150 fanegas de trigo, 400 ducados en plata doble y trescientos ducados en vellón. La estrategia de Villarrobledo será protestar mandando procuradores para alegar que no puede cumplir compromisos una villa que ha aportado 500 hombres ya. 

El hecho era que los reclutamientos eran cada vez más impopulares y contaban con la oposición y complicidad de los pueblos. El 17 de junio se debe presentar en Villarrobledo el corregidor Antonio Sevillano para garantizar la leva de milicianos, pues muchos de los que han salido del pueblo tres meses antes han desertado y vuelto a su pueblo: los soldados que no an salido a seruir y aviendo salido se an vuelto y tiene muchos presos y va prendiendo.

Las quejas del ayuntamiento se resumieron así:

que esta villa se ofreció a seruir a su magestad por una vez con cien soldados de milicia armados, nombrándose en ella capitán y oficiales, en conformidad de lo qual su magestad le hiço merced y los a tenido para seruirle en la ocasión que le mandase y desde el año seiscientos y treynta y seis a esta parte para las ocasiones que se an ofrecido se an sacado en diferentes leuas más de quatrocientos soldados con los que se an sacado en tres ocasiones para las presentes guerras de Cataluña y la que últimamente sacó el señor don Pedro Morquecho del Consejo de su magestad por los últimos de abril deste año, acudiendo siempre esta villa a su seruicio con toda puntualidad y siendo ansi que su vecindad a venido a menos, que al presente no ay mil ochocientos vecinos y que su trato y granxería e la lauor no se halla en ella la gente necesaria para sus lauores y ganados y auiendo venido a la dicha villa el señor don Antonio Sevillano corregidor deste partido con comisión del señor don Joseph González del Consejo de su magestad, superintendente de milicias le apremia a que nueuamente conduzca otros sesenta ombres en que a puesto todos los medios posibles para seruirle y a proveydo muchos autos condenando a la justicia en muchas penas por no dar la dicha gente y prendiéndola por su persona asistiéndola toda esta villa por alentar dicho seruicio como lo pide la ocasión y esto a causado que los labradores y pastores se an dexado y dexan las lauores y ganados en los campos solos y no ay gente los guarde ni sirua y se teme una muy grande ruyna no puniendo remedio y para que los dichos años cesen y en todo su magestad se a seruido y tengan augmentos sus reales rentas... (19 de junio de 1642)

La villa seguía presentando un estado lastimero de la villa, que creemos exagerado pero muestra la ruina sobrevenida y lo que se temía: por aver venido esta villa en muy grande diminución de su vcindad porque al tiempo del ofrecimiento de la dicha compañía más de dos mil quinientos vecinos y al presente ay ochocientos y todos muy pobres y alcançados y que viendo que los señores superintendentes an procedido a sortear algunas plaças y por ellas apresó algunos se a ydo ausentando mucho gente dexando lauores y ganado solos y esto se a esperimentado en la ocasión presente que el señor corregidor de este partido está apremiando a que condugca más gente

La villa exageraba la catástrofe económica y demográfica (se habla de ochocientos, aunque en otros momentos se habla de la mitad de una población previa de 2500 vecinos) y ajustaba el número de soldados reclutados a 400, pues sus memoriales de queja iban al Consejo de Castilla, intentando poner en primer lugar la voluntariedad de la primera campaña de 1640, la única voluntaria, y, sobre todo, un exceso de la comisión del corregidor de San Clemente*. Ahora bien, la preocupación de la villa era natural si pensamos que la leva tenía lugar apenas medio mes antes de iniciarse la siega. Para el 25 de junio, Villarrobledo únicamente aporta 14 soldados esposados. Pero durante el mes de julio seguirá protestando, ligando la ruina de la villa a la de la hacienda real y de las rentas eclesiásticas: estar ymposibilitada de poder recoger sus panes, cultivar sus tierras que son de mucha consideración a causa de lo dicho de que se sigue grave daño al patrimonio real y rentas decimales

NO hay piedad, el 22 de julio se piden once nuevos soldados para levantar en Villarrobledo. En el partido de San Clemente, se piden 150 soldados y una cantidad de dinero en ducados de plata. Para esta vez, Villarrobledo ya tiene 28 mozos listos para la leva y sorteables. Al final, se mandan doce soldados el quince de agosto. La guerra traía consigo muertes de soldados y viudas desamparadas. Se debe improvisar, José González, de la Junta de Ejecución, decidirá que la viuda de Juan Perea, María Calera, reciba un real diario mientras mantenga su viudez y que el concejo le adelante de sus propios cincuenta reales. Más preocupante es que cuando se intenta hacer un padrón de los mozos solteros listos para la guerra, Villarrobledo solo aporta 44 mozos. ¿Verdad o fraude?

Los malos presagios se hacen realidad en octubre, apenas recogida, o dejada de recoger la cosecha, y se anuncia la falta de pan para los vecinos pobres y pasajeros. Las razones aducidas son dos: la bajada de la moneda (devaluación) y las pocas moliendas. Se adelanta así una situación de necesidad de abasto para la población en varios meses. Es más se avisa de que si no se moderan los precios, la devaluación provocará el cese del comercio.

1642 será el año de la ruina de los pueblos. Las levas de mozos se sucedieron hasta dejar sin brazos a los campos.

1642 acabará en Villarrobledo, cuando el clérigo licenciado Juan Romero interrumpa y deshaga la representación que se celebraba en el patio de comedias el día de la Cocepción ocho de diciembre.

*Completar con estudios de Cárceles de Gea... Desobediencia y fraude

Es difícil calcular el esfuerzo militar en hombres de la guerra de Cataluña de 1640 en sus años anteriores y posteriores. Los pueblos comenzaron a ser conscientes tras la elaboración de padrones de los hombres de 16 a 50 años en 1636. Es verdad que hubo dos formas principales de reclutamiento (a partir de 1642 se multiplicaron) con la dotación de presidios, que afectaba a pueblos de realengo y de señorío, y la milicia del Reino, circunscrita a los pueblos de realengo, con dos distritos diferenciados. Sabemos para el caso de Villarrobledo, que dependía de Alcaraz para los presidios y de San Clemente para la milicia, que en el periodo de 1636 a 1642 (o hasta mayo de 1642 para ser más concretos, pues hubo levas posteriores ese año), aportó más de 500 hombres y que en apenas seis años perdió mil vecinos, es decir, su población pasó de 2600 vecinos o familias a 1600 vecinos o familias. Aunque quizás haya que bajar en un quinto estas cifras, pues las del referencia del concejo de Villarrobledo fueron rebajadas en los memoriales al Consejo de Castilla.
El cataclismo demográfico se repitió en toda la zona, es ahora cuando se inicia, junto a la pérdida de población, la emigración masiva al Reino de Valencia y el fortalecimiento de las aldeas o casas frente a las villas. Si tenemos en cuenta que Villarrobledo suponía un veinte por ciento del esfuerzo exigido al corregimiento de las diecisiete villas podemos decir que de Las Mesas a Iniesta salieron de 2000 a 2500 reclutas en el periodo mencionado de seis años y que esta cifra se podría elevar a más de 3000 a 3500 reclutas con los pueblos de señorío. Estamos hablando de una zona que partía de 15000 vecinos o familias en su época de máximos demográficos. Si a esto añadimos la dispersión poblacional y la emigración, o la posterior peste de 1648 que afectó a pueblos como Barchín, es fácil entender las quejas de los pueblos presentando la situación como catástrofe. Por ejemplo, San Clemente pasará de máximos de 1800 vecinos a 900 en 1646, la mitad.