El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

Imagen del poder municipal
EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

Tuesday, October 28, 2025

Registro de caballos en El Pedernoso, en 1563

 El 26 de diciembre de 1563 se reúne el ayuntamiento de El Pedernoso para registrar el ganado caballar en la villa y tratar la posibilidad de adehesar espacios para la cría de potros para la guerra. El ayuntamiento estuvo presidido por Pedro de Villalgordo, alcalde ordinario, Diego Pacheco y Avilés y Miguel García, regidores, y Pascual López, alguacil mayor, se decide adehesar la parte del término llamado el Chaparral, en el camino que va hasta Santa María de los Llanos hacia la dehesa del Monte Viejo, que confina con los mojones que parten El Pedernoso con la Orden de Santiago. Una cantidad de tierra que se medía en tres mil pasos de largo y dos mil de ancho y que iba por la dehesa que se daba a los carniceros y por los mojones de los cotos de las viñas del río hasta dar con la mencionada dehesa del Monte Viejo. Se registraron un total de cerca de una docena de potros, caballos y yeguas, correspondientes a media docena de propietarios

AGS, CCA, DIV. 19,8

Monday, October 27, 2025

LA BARRERA DEL JÚCAR

 LA BARRERA DEL JÚCAR


El aldeanismo es el principal mal de estos tiempos. El miedo a lo ajeno nos lleva a aislarnos en nuestro pequeño rincón. El temor al conflicto, a negar al otro y a lo diferente. En estos tiempos que corren la obsesión es evitar el conflicto, sin entender que la historia ha avanzado con conflictos de intereses, sufridos partos de realidades confrontadas e imposiciones de modelos identitarios que han fagocitado otros. Es tal la obsesión por imponer unos paradigmas, bien desde el mantenimiento de los tradicionales bien desde la presentación de otros nuevos más transversales, que se hace difícil la libertad de expresión y la confrontación de ideas. Lo que no está encuadrado en los estrechos límites fijados por aquellos que tienen el control social no existe o, al menos, resulta difícil establecer lugares comunes de creación de nuevas identidades ajenas a las ya existentes.


Nada nuevo bajo el sol. Hemos resumido esta entrada bajo el nombre de la "barrera del Júcar". Los ríos crean espacios y los dividen: sobre el Júcar se asienta la ciudad de Cuenca, capital de un amplio alfoz, y sobre el Júcar se asentará Alarcón, un sueño imposible de una Tierra cuyos horizontes se perdía por pretender ir mucho más allá de la ribera del río y perderse en llanuras interminables. Esa marcha hacia el sur tuvo como barrera el propio río. Alarcón, con el tiempo, y antes de los compromisos políticos, nacidos de sus derrotas, tuvo que renunciar a la parte derecha de su ribera. El nacimiento de Castillo de Garcimuñoz es constatación del fracaso del alfoz alarconero y de lo duro que fue para los castilleros crear un espacio amplio de influencia cuando se hace sobre la llanura. Igual de duro fue para la pequeña fortaleza de Alarcón crear su espacio propio sobre la margen izquierda del río, claudicando ante unos labradores que ocupaban el espacio, haciendo del Fuero de Alarcón su propia ley que no respondía ante nadie.


Mientras la ciudad de Cuenca creía ser cabeza de un amplio espacio, en el sur del obispado se fraguaba un espacio a golpes. Quizás el dato más señalado sea el de la configuración de los espacios religiosos: las iglesias de Alarcón parecían hacer sombra al cabildo de la catedral conquense, pero la realidad era que según se repoblaba el espacio, las iglesias locales disponían de sus propias rentas decimales frente a unos y a otros; si bien es verdad que todos ellos claudicaron ante los beneficiados italianos. En lo social, el espacio abierto por Castillo de Garcimuñoz dio lugar a la "modernidad", pues qué si no era introducir este espacio a la historia del mundo. La apertura suponía nuevos y dinámicos grupos sociales: eso que hoy se llama el mundo converso, pero que es algo más complejo. El siglo XV fue castillero, o alguien dirá belmonteño, pero el gran impulso vino de San Clemente, que heredó dinamismos de minorías conversas castilleras e ínfulas nobiliarias llegadas de Belmonte. Nació en San Clemente una sociedad nueva y lo hizo "a hostias", una sociedad abierta, violenta en su rápido crecimiento, integradora de diversos grupos humanos y necesitada de una identidad, la cual intentó fijar por sí misma y concluyendo en un fracaso. Conocer la historia de San Clemente es embriagarse con la posibilidad de ver en esta villa una pequeña Albión en lo económico y una nueva Holanda en la libertad de pensamiento, para, a continuación, darse cuenta de las fuerzas regresivas que anidaban en su interior. Hoy, olvidamos lo primero y tapamos lo segundo. A veces me pregunto por qué mis libros tienen más éxito cuanto más alejados están sus lectores de San Clemente y me respondo que los sanclementinos no quieren mirarse en el espejo de sus fracasos pasados. Quizás el dilema de esta villa es que la luz de Trento ciega los destellos de esa luz natural (utilizamos términos de Spinoza) que irradiaban sus vecinos por el mil quinientos.


En la margen izquierda del Júcar está Villanueva de la Jara. Villanueva de la Jara es la heredera natural de Alarcón, es la otra constructora de nueva identidad. Villanueva, nacida pasada la mitad de la centuria del siglo XIV, dio sentido a un nuevo espacio desde la mentalidad del labrador que, arrinconado por el Júcar, se había imposibilitado en ser soldado. Villanueva de la Jara se comió a Alarcón y lo intentó con Iniesta. Pero, hablar de esto requiere nueva entrada.

Salitre de El Pedernoso

 La producción de salitre en El Pedernoso en 1557


Miguel Llanos, vecino y regidor de la villa del Pedernoso, dize que cumpliendo con lo que deue al seruicio de V. A. auisa que en la dicha villa que es en el prioradgo de San Juan ay xiii calderas y otros tantos obradores de hazer salitre, los quales que particularmente declara, podrían labrar en cada un año más de i (U) cc quintales de salitre y los quales los venden luego porque como es general que biue de su grangería, tienen necesidad de dinero luego de contado y si huuiese allí alguna persona con dineros que como se acauase de hazer el dicho salitre lo tomase se recogería la dicha cantidad porque aunque en nombre de V. A. van allí a tomarlo es de tarde en tarde y no ay persona allí que resida de ordinario.

Y que para que mejor y más salitre se pueda hazer conuernía dar cédula para que qualquier parte que quisiesen pudiesen tomar el atocha y el romero que para los hornos es menester porque van dos leguas por ello y los prendan.

AGS, GYM, LEG. 65, 246. Año 1557.

Desde 1578 se reconoce que el problema es la falta de atocha, por lo que se pide el adehesamiento de terrenos en Quintanar de la Orden y Villacañas para garantizar el abasto a las fábricas de El Pedernoso (AGS, GYM, Leg. 88, 141. Año 1577)

Sunday, October 26, 2025

Ortega Santa María del Campo

y preguntado que si sabe que un fulano de Sanclemente moro que hubo en esta villa como se decía dixo que se llamaba Fernando de Sanclemente y que tiene su sambenito en esta Iglesia Mayor de Santiago de esta villa que era moro i repreguntado si doña María Rosillo abuela paterna del pretendiente si tenía decendencia del dicho moro o algún parentesco con él= dixo que ni tenía parentesco ni decendencia de dicho moro porque aunque algunos parientes de la dicha doña María Rosillo son Sanclementes no son de los dichos de Fernando de Sanclemente ni tampoco toca a la dicha doña María Rosillo el apellido Sanclemente= como parece por la decendencia de Ana Martínez de Campos que casó en Santa María del Campo con Andrés Martínez Rubio i estos entre otros hijos tubieron a Lucía la Rubia que casó en San Clemente con Gonçalo de Sanclemente i a Pedro García de Campos que casó en Santa María del Campo con María Galindo i estos tubieron entre otros hijos a María Galindo que casó con Cristóval Rosillo, padres de la dicha doña María Rosillo

Ejecutoria Pedro González Galindo

Ejecutoria de Pedro González Galindo

Thursday, October 23, 2025

Heráldica de los Inestrosa en el convento de San Francisco de San Clemente

 Tan relevante como Alonso del Castillo y Toledo, fundador del convento franciscano de San Clemente, fue su mujer María de Inestrosa.


María era hija de Alonso Sánchez de Inestrosa, señor de Valera de Abajo e Inés de Alcaraz. El primero era caballero de la orden de Santiago , la segunda procedía de un linaje converso y principal de Castillo de Garcimuñoz. 


La heráldica que nos ha quedado de los fundadores responde a las armas de la familia de la mujer, pues a los Castillo nunca se les reconoció hidalguía alguna. 


Estás armas son dos leones correspondientes al linaje Inestrosa. A diferencia de escudos similares de la familia existentes en Belmonte, aquí las estrellas son sustituidas por una flor de lis. Más difícil de interpretar es un segundo escudo que simula una forma vegetal. Apostamos que tiene que ver con el apellido Iniesta, pues en realidad el apellido original del comendador Alonso, padre de María, es Alonso de Iniesta Sánchez de Inestrosa. Así el escudo respondería a una iniesta o ginesta o lo que comúnmente conocemos por retama. Pero a diferencia del escudo de la villa de Iniesta que representa la planta en su ramificación, en nuestro convento aparece en flor





ación.



Aunque el escudo está en la calle Boteros de San Clemente, en el número 24, otro similar y difícil de fotografiar (está tapado por una cruz) es el situado en lo alto del altar mayor del convento franciscano.

La interpretación del escudo sería: leones y flor de lis responde al apellido Inestrosa; los tiros de artillería sabemos que los portan en sus armas los Pacheco sanclementinos. Más difícil de interpretar son esas cabezas; apostamos por la posibilidad de que correspondan a los Cimbrón, un linaje de los llamados caballeros de Ávila, si bien no corresponde con las armas oficiales.

Obsérvese también el cordón franciscano (la familia era patrona del convento franciscano) y la rama de iniesta o ginesta o retama por el apellido original de la familia



Tuesday, October 21, 2025

Villarrobledo (1641)

 Las necesidades militares marcaban la política municipal de Villarrobledo en los comienzos de 1641. Gutiérrez Villegas como sargento mayor del corregimiento de San Clemente ordena el 4 de marzo tener listas las cuatro compañías militares en lo que se anuncia para una nueva campaña militar en Cataluña. Tener lista la milicia era financiarla y para ellos se sacaban y vendían setenta fanegas de trigo del pósito que se restaban de la finalidad original de estos almacenes de grano.

Dos días después, el seis de marzo, llega la orden de Rodrigo Santelices y Guevara, superintendente para la leva y conducción de milicias y capitán de honor del Rey, de tener preparada las compañías para ser conducidas a Molina de Aragón. Se llamaba a los soldados de la campaña anterior, pero se introducía un matiz, evitar los mayores de cincuenta años y los que tuvieran más de cuatro hijos, y, en cualquier caso, favorecer para el reclutamiento los mozos solteros o casados sin hijos. Los soldados, organizados en escuadras al mando de un cabo, debían encaminarse armados hacia Molina y los concejos debían aportar sesenta reales por cada soldado. Protestas en Villarrobledo hubo de nuevo en esta ocasión, que venían de las resistencias al nuevo reclutamiento, pero las condiciones de la leva fueron más duras. Los comisarios nombrados para tal efecto estuvieron de día y de noche en el campo y en la villa, prendiendo, eligiendo y sorteando los soldados y secuestrando sus bienes, hasta completar los cien soldados de la compañía. Los gastos totales de levantar la compañía, armamento de soldados, vestimenta y conducción se valoraban en 1400 ducados. Se tuvo que echar mano de empréstitos de particulares, como los mil reales prestados por Pedro Pellejero.

Rodrigo Santelices no daba tregua, primero aseguró la leva, luego cabos para la conducción y ahora el 13 de marzo mandó que en una hora a partir de la llegada de su orden se propusieran tres personas para capitán de la compañía, entre cuya terna él elegiría el candidato. La terna resultante fueron Francisco de Montoya Blázquez, Jerónimo Pacheco y Juan de Villanueva. El 14 de mayo, Rodrigo Santelices, presente en Villarrobledo, consigue levantar una compañía de sesenta soldados al mando del capitán Francisco de Montoya, además la compañía contara de oficiales, un paje de gineta, un alférez, un abanderado, un sargento, dos tambores y un capellán. El reclutamiento se ha hecho en un tiempo record. A estos soldados se sumarán los del ejercicio anterior de 1640, aún en activo. Se hecho se reconocería un mes después que Villarrobledo ha aportado 110 soldados para la guerra de Cataluña en esta nueva campaña de Cataluña, más los forzados se añadirá, quizás indicando que se ha vaciado la cárcel. Pero las necesidades no acaban, las exacciones impositivas son continuas y para el veinte de abril se piden 16 soldados más. La fórmula exigida es la practicada en la década de 1630, la dotación de presidios. Villarrobledo protestará. Para entender el sacrificio de las diecisiete villas del corregimiento hay que pensar en cifras: en los años 1640 y 1641, se sacaron de los pueblos del corregimiento de San Clemente un millar largo de soldados. Villarrobledo aportaría entre 200 y 250; San Clemente, entre 160 y 200; una cifra en torno a 150 la villa de Iniesta, algo más de cien soldados en pueblos como Tarazona, Quintanar o Villanueva de la Jara, mientras los pueblos pequeños se moverían entre 30 y 50 soldados. Esta cifra, que en conjunto excedía del millar de soldados, es cierto que debemos rebajarla en un tercio por los soldados que sirvieron dos campañas seguidas, pero también es cierto que se se siguió con las levas de dotación de presidios que venían de la década anterior e iban de cuatro a dieciséis soldados anuales por pueblo (desde Alcaraz para Villarrobledo y desde Cuenca para el resto de pueblos del corregimiento), que nuevas levas ad hoc se anunciaban, o que el desbarajuste en los pueblos fue total al perder a su población joven y en edad de trabajar: muertos, heridos o prófugos. De los soldados reclutados en marzo, algunos de ellos habían desertado y el seis de junio llegaban ordenes de Santelices para volver a sus compañías. A comienzos de agosto se ordena reponer diez soldados, ocho de ellos para suplir a otros tantos que han huido, los cuales deben ser conducidos a la plaza de Fraga. Para octubre se pide la prisión de los regidores, pues los soldados faltantes, esta vez de presidios, no han llegado a Alcaraz.

San Clemente, como cabeza del corregimiento, se estaba convirtiendo en el centro de la política militar de los austrias. Este mes de marzo había llegado a esta villa Antonio Miranda, como superintendente de órdenes y despachos reales, y que llamará a representantes de las diecisiete villas ante su presencia para el 30 de marzo. La intromisión directa de miembros comisionados por los Consejos, viene acompañada por la intromisión del corregidor a través de su alcalde mayor, licenciado Salazar en un asunto de heridas recibidas por un cobrador de la media anata. Nuevos repartimientos de tributos, como el uno por ciento, se sumaban y se requisaba trigo para los ejércitos, de tal modo, que se pide sacar el trigo para pan que falta en la villa de las prestameras y beneficio eclesiásticos. Villarrobledo pide que se quiten los ejecutores presentes para pagar sus deudas, por el estado de esterilidad de la villa, y porque tiene sentencia ganada para que solo haya un ejecutor en la villa para el cobro de los diversos impuestos. Se dice que las tres partidas de servicios de millones que se han impuesto a la villa han gravado a ésta con 12000 ducados. La villa padece necesidad y su vecindad es poca para afrontar cualquier nuevo repartimiento: como tiene al presente solamente mil quatrocientos vecinos y la mayor parte de ellos probres de solemnidad... y que se van muchos vecinos a otros lugares por no poder pagar los dichos repartimientos. A la necesidad se sumaba la desigualdad, el año 1629 algunos hacendados villarrobletanos habían recibido privilegios de fijodalgos y, por ende, de exención del impuesto ordinario y extraordinario. La villa calculaba que esas exenciones suponían siete mil reales menos.

La necesidad la padecía también la agricultura. La esterilidad reinaba en los campos y la cosecha de cereales del verano había sido escasa, de tal modo que solo se había podido sembrar la cuarta parte de los barbechos.


Actas municipales de Villarrobledo del año 1641


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Wednesday, October 15, 2025

CLEMENTES Y CAÑAVATES

 



AHN. ESTADO. CARLOS III, Exp. 2. Expediente de pruebas del caballero de la orden de Carlos III, Alfonso Clemente de Arostegui y Cañavete de la Cueva Garrido y Martínez Moragón, natural de Villanueva, Comisario general de Cruzada y del Consejo de Estado de Su Majestad; caballero Gran Cruz. 1772

CAPILLAS DE ENTERRAMIENTO FAMILIAR EN VILLANUEVA DE LA JARA

 CONVENTO DE SAN FRANCISCO

  • Capilla de los Alcocer, enfrente de la capilla de los Clemente
  • Capilla de Santo Tomás, fundada por Tomás Clemente, alférez mayor de Villanueva de la Jara, por testamento de 27 de septiembre de 1581, colateral de la parte de la epístola. Nombra como primer patrón a su hijo Andrés Clemente. y capilla de San Julián fundada por Leonisio Clemente.  Los Clemente, patrones del convento de San Francisco de Villanueva de la Jara. Se constituieron en esta Iglesia del Convento de Ntro. Padre San Francisco y capillas que en su crucero hay de San Julián Obispo de Cuenca y de Santo Tomás Apóstol, afectas las primeras al vínculo fundado por el licenciado don Dionisio Clemente y la segunda el que dotó el licenciado don Thomás Clemente... Antonio Clemente de Aróstegui, patrón de las dichas capillas, en las quales hay quatro retablos de madera dorada. Dos en la dicha de Sto. Thomas, que el uno es de Santa Silveria, y otros dos en la de San Julián, que el otro es el del Ángel de la Guarda, y reconocidos todos, se vio que el estremo de los citados retablos de San Julián y Sto. Thomás está puesto el escudo de armas de la nobleza de la casa de estos señores clementes, con esta forma: a mano derecha del dicho escudo, ay una esquadra bajo della una pera, y sobre esta dos estrellas y a la izquierda un pino con dos ardas en su tronco y dos perros siguiéndolas, cuyo escudo está cubierto por un morrión mirando a la derecha. Asimismo se reconoció que en el altar de Sta. Silveria está una urna dorada con cristales y dentro los huesos de dicha Santa (regalo de Benedicto XIV a Alfonso Clemente, embajador en Nápoles)
    AHN. OM CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 1980. p. 283-285

IGLESIA MAYOR 

  • Capilla de San Ildefonso, mandada hacer por Lorente López de Tébar el año 1582, junto a las gradas del altar mayor
  • Sin capilla, pero con sepultura junto a las gradas del altar mayor están los Moragones, Ortegas y Cañavates
  • Del primero de los Gómez, Martín, llamado el hijodalgo del Cañavate, sabemos que procedía de este lugar y cómo la fortuna le acompañó una vez establecido en Villanueva de la Jara. Su procedencia de Cañavate viene confirmada por las Relaciones Topográficas de Felipe II, donde nos aparecen varios hidalgos ejecutoriados con el apellido Gómez.
    auía sido vezino de la dicha villa de Vilanueua de la Xara e auía viuido en la dicha villa  con su casa pobladea e familia bienes e hazienda e que auía sido un hombre muy honrrado e principal en la dicha villa de Villanueua de la Xara e que como tal hombre principal auía dexado una capellanía en la yglesia parrochial de la dicha villa de Villanueva de la Xara a la mano derecha de la dicha yglesia que desçían la capilla de Sancta Catalina

    La capilla de Santa Catalina también se la conocía por la capilla de Martín Gómez. La fundación conjunta por Martín Gómez y Martín Gómez Prieto de esta capellanía tiene por fecha el 30 de junio de 1477 

  • En las Relaciones Topográficas de 1575 se dice que la iglesia de Villanueva de la Jara, de Santa María, se edifica de nuevo y se edifican nuevas capillas colaterales, una privada y el resto de la Iglesia
IGLESIA DE SAN BARTOLOMÉ EN TARAZONA DE LA MANCHA
  • Capilla de Nuestra Señora del Rosario, fundada en 1648 por  don Alonso Garrido y doña Catalina Clemente Arostegui
Clemente de Arostegui y Cañavate de la Cueva Garrido y Martínez Moragón, AlfonsoArchivo Histórico Nacional, ESTADO-CARLOS_III,Exp.2


Tuesday, October 14, 2025

ESCUDO DE ARMAS DE LOS CAÑAVATE

 En la de los Cañavates (casa) están puestas sus armas que se componen de un escudo de alto a abajo: en la parte derecha en campo de oro una águila negra con cabeza y corona de oro, volante, desplegadas las alas, con el pico abierto inclinado hacia abajo, y en la siniestra campo azul con estrellas de oro, todo cercado con una orla roja con ocho castillos; y sobre dicho escudo un yelmo o morrión de una faja retorcida y sale de él un águila con su corona (Clemente de Arostegui y Cañavate de la Cueva Garrido y Martínez Moragón, AlfonsoArchivo Histórico Nacional, ESTADO-CARLOS_III,Exp.2)


NO se conoce ejecutoria familiar que justifique escudo de armas

La Alberca de Záncara en 1787

 La Alberca fue aldea de la villa de Alarcón. A la altura de 1787 no conservaba el privilegio de villazgo (como tal no existía), por lo que se remite a los papeles que pudiera conservar el marqués de Villena. En realidad, el villazgo se dio por la concordia con don Jorge Manrique el 29 de enero de 1479. Era entonces una villa de 300 vecinos. Su parroquia está bajo la advocación de la Asunción. Hay un convento de carmelitas calzados y el patrono del pueblo es San Pedro de Verona mártir. Es un pueblo que no guarda memoria de su fundación, no tiene armas o escudo, no hay hombres ni hechos memorables y no hay castillos, fortalezas y torreones. Ni inscripción sepulcral.

La villa no está a la orilla de río alguno, pero sí recorre el río Záncara la parte de abajo del término. Sobre el río Záncara hay un puente donde llaman Santo Domingo, sin calzada ni antepecho y en tiempo de avenidas es muy peligroso. También hay una fuente al poniente, que desciende de la cuesta en que está la población y su derrame fecunda algunas huertas. El terreno es pedregoso,

Pueblo agrícola, produce cereales, vino, azafrán y mucha miel; no tiene industria,  feria o mercado ni hospital, ni seminario, colegio o estudios generales. La Alberca tiene un buen monte de mata rubia y mata parda y tomillos y romeros, pero, se dice, que no se le deja medrar.

En la epidemia de viruelas de 1786 murieron 37 niños, 33 niñas y 20 adultos.

La descripción que nos da el cura Diego Gaona y Hualde es muy pobre


BNE, MSS. 7298, fols 67-68

Inestrosa de Belmonte

 En 1573, se desarrolla el pleito en la Chancillería de Granada entre el licenciado Morales de Inestrosa y el concejo de Belmonte. El licenciciado Morales vio reconocida su hidalguía para ser negada a continuación en revista y volver a ser admitida como descendiente de la casa solar de los Inestrosa en las Encartaciones de Vizcaya. No obstante, el concejo de Belmonte siempre defendió la pechería de los Inestrosa, pues se conocía de antaño este apellido en Belmonte, como hombres llanos, y del apellido Zorita, al que los Inestrosa estaban ligados familiarmente. En una nueva probanza de testigos que se solicitó, el concejo de Belmonte pidió malévolamente que una de las preguntas acabara con un Digan de qué casta y generación son.

En la nueva probanza de testigos, ocho en total, pronto las acusaciones de pechería derivaron al origen converso. Aunque en la ocasión hubo incluso algún documento escrito de Racionero y Vicario de Belmonte, ratificando el carácter converso de Belmonte, la tacha de los testigos por el licenciado Belmonte fue considerada suficiente para que obtuviera ejecutoria de hidalguía en 1587. En la defensa del apellido Inestrosa se llega a decir: pues es cosa compatible que el licenciado Morales y sus deudos sean hidalgos por línea recta y conversos por otra parte. No obstante, era fama en Belmonte que los apellidos Inestrosa y Zorita pasaban por conversos en la villa de una misma cepa. Amador de Medina, vecino de Monreal, iba más allá en la acusación:

"Y oyó decir a Martín Sanz de Medina su padre y a otros muchos viejos de la dicha villa que si algunos confesos auía en ella de buen trato eran los Hinestrosas y les oía dezir toda su vida que los Zoritas eran confesos y descendientes de tales, y que en el tiempo que auían echado a los judíos de Castilla, auía pasado por la ducha villa una tía o hermana de Alonso de Zorita, y que la auía salido a rogar que se convirtiese, que estaua debaxo de una oliua aposentada, que está junto a la ermita de San Antón, procurándola convertir y que no auía podido".

La acusación iba contra la línea de flotación de la pureza de sangre de Zoritas e Inestrosas. Alonso Zorita era el padre de un colegial del colegio de Cuenca de la Universidad de Salamanca, Antonio Zorita (dicho colegio solo admitía cristianos viejos), que luego se graduó como licenciado. Dos descendientes directos de Alonso de Zorita habían obtenido ejecutorias de hidalguía en Granada. Dichas ejecutorias fundaban la hidalguía en remontarse a una ascendencia a las Encartaciones de Vizcaya a través de los Inestrosa. Alonso Zorita decía ser hijo del bachiller García de Inestrosa y nieto de Garci Sánchez de Inestrosa, que otorgó su testamento en 1428 y mandaba decir unas misas por la memoria de sus padres, Juan Sanz de Inestrosa y María del Castillo. A pesar de todo, otros testigos como Miguel Burillo se remontaba al testimonio de su madre para reafirmarse en el origen converso de unos y otros, Inestrosas y Zoritas. Juan de Castro iba más allá; nombraba a los Inestrosas como "honrados conversos" y a los Zorita como descendientes del único que se había convertido de una familia que había sido expulsada de Belmonte en 1492. Otro testigo, Garci Romero rebajaba el nombre del antepasado Garci Sánchez de Inestrosa a un tal Garci Sáez y ponía nombre a la judía del olivo: Bonesa Judía. A las acusaciones de judaísmo se unían las de pechería, diciendo que el licienciado Morales era descendiente de un Alonso Sánchez trapero.

Los testigos que declararon contra el licenciado Morales de Inestrosa fueron: 

1.- Francisco López del Toril, con amistad con Francisco Rodríguez, enemigo declarado del licenciado

2.- Juan Villaescusa, hombre bajo y vil, "duerme entre estiercol". Había tenido pleito con familia del licenciado

3.- El clérigo Miguel Lucas y Diego Ocaña, hermanos. Miguel Lucas había tratado cierto pleito con Antonio Morales, primo del licenciado en Roma

4.- Amador de Medina, hombre vil y bajo, pobrísimo

5.- Miguel Burrillo, acusado de tener gesto de moro

Estos cinco primeros testigos cambiaron su testimonio en la primera declaracíón, favorable al licenciado Morales por otra contraria una segunda vez. Además, otros tres testigos declararon en contra:

6.- Juan Castro, conocido por su capital enemistad con los hidalgos y ser maldiciente de ellos

7.- Garci Romero, pues un hermano suyo dijo que el padre del licenciado Morales era un zapatero

8.- Bartolomé de Aguilar por mentir en otro juicio

El licenciado Morales Inestrosa defendió una línea oficial que le llevaba al primer apellido y a Vizcaya: era hijo de Diego de Morales y nieto de Antonio de Morales y bisnieto de Diego Sainz del Castillo y Juana de Morales su mujer y tercer nieto de Garci Sanz de Inestrosa y Catalina González de Herriega su segunda mujer y cuarto nieto de Juan Sanz de Inestrosa y María del Castillo su mujer, vecinos de Castillo de Garcimuñoz, y quinto nieto de Juan Sanz de Inestrosa y Juana de Velasco su mujer, vecinos de las Encaragaciones de Vizcaya con casa solar. 44 testigos testificaron a favor del licenciado Morales (luego agregará otros 91), y también a favor de los apellidos Inestrosa y Zorita. Para salvar el apellido Morales, se afirmaba que el abuelo Antonio Morales era primo de los comendadores Alonso de Iniesta (o Inestrosa) y Alfonso Muñoz y de los priores de Belmonte, que eran Inestrosa.

LOS ELEMENTOS PROBATORIOS

1.- Testamento de Garci Sánchez de Inestrosa, vecino de Belmonte: del año 1428, dice que canten unos oficios en la villa de Castillo de Garcimuñoz por sus padres, Juan Sanz de Inestrosa, el primero que vino de la casa solar de Inestrosa a Castillo de Garcimuñoz, de donde fue alcaide, y su mujer María del Castillo. Este Garci Sánchez fue padre de Juana Sanz de Inestrosa, madre del comendador Alonso de Iniesta y de Juan de Inestrosa, padre de Gonzalo de Inestrosa, abuelo del secretario de cortes Baltasar de Inestrosa y bisabuelo de Juan de Inestrosa, que se agarrará a la ejecutoria del licenciado Morales para defender su hidalguía. Garci Sánchez de Inestrosa también fue abuelo de Alonso de Zorita.

2.- Testamento de Alonso Muñoz (año 1501), comendador de Manzanares, y después de Caracuel, del hábito de Calatrava, el cual era hijo del licenciado Muñoz, oidor en Valladolid, y de María Díaz de Inestrosa, hermana del comendador Alonso de Iniesta. En ese testamento manda que Diego García de la Inestrosa, su sobrino, compre cierto heredamiento.

3.- Comendador Alonso de Iniesta, caballero del hábito de Santiago, y señor de Valera, el cual era hijo de Gonzalo de Iniesta y Juana Sanz de Inestrosa, y Juan de Inestrosa hermano de esta Juana casó con Teresa Sánchez de Iniesta, de manera que casaron trueco hermano y hermana

4.- Provisión del año 1474 dada por la reina Isabel a Diego García de Inestrosa, que fue hermano de padre y madre de Gonzalo de Iniesta e Inestrosa, para que en nombre de la Reina recibiese juramento y reconocimiento de fidelidad como reina y señora a todos los grandes y concejos del Reino y se entregasen castillos y fortalezas a las personas que la Reina considerase. Este Diego García de Inestrosa hizo muchos favores a los RRCC y participó en la toma de muchas villas y ciudades del Reino de Granada

5.- Testamento de Diego García de Inestrosa de 1506, funda el hospital de Santo Tomé de Málaga y nombra por patrón a su sobrino Francisco, hijo de Gonzalo de Iniesta e Inestrosa

6.- Letrero en el hospital de Santo Tomé de Malaga: Este Hospital y Enfermeria, aduocación del bienauenturado apóstol samto Tomé mandó hacer en las casas de su morada el noble cauallero Diego García de Hinestrosa

7.- Patronazgo que el año 1515 otorgó Diego de Iniesta, hermano del comendador Alonso de Iniesta en una capilla de San Pedro y San Pablo de la colegiata de Bartolomé de Belmonte, dejando como patrón a Gonzalo Sanz de la Inestrosa, prior, y después a Juan de Inestrosa, nieto de Juan de Inestrosa su hermano, y hijo de Gutierre de Inestrosa, que vivía en Toledo y luego llama a Francisco de Inestrosa su sobrino y sus hijos, y a falta de estos a su primo Antonio de Morales

BNE. PORCONES/299(6). Informacion en derecho, por don Iuan de Hinestrosa. 1613



Fotografía: J. Diaz Arnal

Sunday, October 12, 2025

Primeras noticias del yacimiento de Fuente de la Mota (1656)

 Señor

En lo poco que se ha podido trabajar en descubrir la mina o caña tapada de piedra seca, que avisé a Vuestra Majestad, que se había hallado como a mitad del cerro, estos dos días por haber sido fiesta el uno y haber llovido el otro, se ha reconocido que las paredes que la acompañaban no prosiguen adelante y que se juntan un poco más arriba caminando la piedra seca por debajo, junto a la cual y aun casi debajo de ella se ha descubierto un pozo cuadrado de dos varas y media en cuadro, labrado de sillería y ciego y cubierto de piedra seca muy gruesa de que hasta ahora no se ha limpiado más de una vara, no creo que haya sido hecho para pozo de agua porque la fuente que hoy está al pie del cerro estaba antes, según dicen los vecinos de esta villa, donde ahora. Yo la he hecho abrir por tenerla más cerca para el gasto de los que trabajan que es muy cerca de este pozo y si no entrara derecho hacia el centro se pudiera decir era mina, si bien desde abajo podrá ser que doble hacia parte. Uno y otro se limpiará con toda diligencia para dar a Vuestra Majestad cuenta de lo que fuere.

Remito a Vuestra Majestad un dibujo de las paredes y cimientos que nuevamente se han descubierto, arrimado al edificio principal que está en la cumbre del cerro y la piedra que en el se halló antes que yo llegase, que se dice es esmeralda bruta, si bien no lo parece, porque no tiene lustre ni visos de tal, también remito un pie de un va.. que se topó quebrado, así como va entre estas ruinas porque está marcado con unas letras que podría dar noticia de su antigüedad, aunque creo que no hacen voz latina ni castellana. Van también veinte monedas que se han encontrado hasta hoy, casi todas entre la tierra que se ha vaciado de la cumbre y algunas abajo donde se ha descubierto la mina o caña de piedra seca: tres son de plata, cuatro de bronce y de cobre las demás y aunque se sacaban todas muy tomadas y cubiertas de orín, habiéndose limpiado parece que son de césares y emperadores romanos, léese en la mayor de bronce y en dos de cobre el nombre del emperador Claudio y todo el letrero del orbe de su efigie. Se ha de apuntar de este modo para su inteligencia: TI Claudius Caesar Aug. P. M. TR. P imp. y dice Titus Claudius César Augustus Pontifex Maximus Tribunus  pleuri imperator, que son títulos de que usaron los primeros emperadores de Roma.

Dios guarde, etc. Barchín y septiembre 19 de 1656

Don Carlos de Villamayor y Ribero

(Se transcribe con grafía actual)

BNE, MSS/10838(H.496R.-497R.)Carta a Felipe IV, sobre los descubrimientos arqueológicos de Barchín. Barchín, 19 de septiembre 1656 [Manuscrito]


BNE, MSS/13292


El mayorazgo de Valera de Yuso y La Losa

 El mayorazgo de Valera de Abajo fue creado por Elvira de Inestrosa, la hija mayor del comendador santiaguista Alonso Sánchez de Inestrosa. La creación corresponde al año 1545, dicho mayorazgo sería en favor de su sobrino Melchor Carrillo, con la condición de anteponer el apellido Inestrosa. Por azares matrimoniales e intrigas desde San Clemente, dicho mayorazgo acabaría en manos de la familia conversa de los Castillo, herederos del alcaide de Alarcón Hernando del Castillo.

Entre conversos andaba el juego. Elvira de Inestrosa era hija de Inés de Alcaraz, una conversa de Castillo de Garcimuñoz. La hermana de Elvira era María de Inestrosa, la esposa de Alonso del Castillo y Toledo, el fundador de convento franciscano de San Clemente. Un hijo de este, Hernando del Castillo e Inestrosa, aprovecharía el matrimonio de su hija María del Castillo (o Portocarrero por parte maternal) con Melchor Carrillo, para obtener nueva licencia real y modificar el mayorazgo creado por Elvira Inestrosa en 1545. El año 1549 incorpora al mayorazgo de Valera de Yuso, los enclaves de La Losa y Mezquitas. No solo eso; también cambia el orden del mayorazgo, favoreciendo a los familiares de su hija María Castillo.
Aún así, los Carrillo mantendrían el mayorazgo con Fernando Ruiz de Alarcón (el apellido viene del abuelo), pero al morir sin descendencia, el mayorazgo es objeto de ambición por Elvira Castillo e Inestrosa y Cimbrón, sobrina de Hernando del Castillo e Inestrosa, que junto a su marido Juan Pacheco Guzmán, alférez mayor de San Clemente, intentarán consolidar una gran hacienda en torno a este mayorazgo y la aldea de Perona, por muerte del primo hermano de Elvira Cimbrón, llamado Francisco Mendoza. Con la muerte de Francisco Mendoza, el patronazgo del convento franciscano de San Clemente pasa a Elvira Cimbrón, cuyas armas vemos hoy en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, en lo alto de su actual retablo. No obstante, la injerencia de Diego Melgarejo e Iniestrosa hará fracasar sus planes de momento. La tenuta y posesión del mayorazgo fue objeto de pleito en 1606 entre Elvira Cimbrón y Diego Melgarejo e Inestrosa, resolviéndose a favor de este último para acabar yendo a los descendientes de la primera.
Como ven, un galimatías, como tantos otros de mayorazgos. Mi opinión personal es que estos mayorazgos fueron negativos, en particular para la villa de San Clemente, pues las familias se alejaron de esta villa. Los Pacheco-Cimbrón a Valera de Yuso, los Piquinoti a la Roda,... los Pacheco de pata negra sanclementinos, negados por los condes de Fontanar, los Avileses englutidos por los marqueses de Agrópoli, los Herreros por los de Ayerbe, ...

El seis de enero de 1545, fecha del testamento de Elvira Inestrosa, hija primogénita del comendador de Santiago Alonso Sánchez de Inestrosa es la fecha de primera creación del mayorazgo de Valera. Elvira nombrará por sucesor del mayorazgo a su sobrino Melchor Carrillo, hijo de su hermana Constanza con Martín Ruiz de Alarcón, con la condición de que se llamase Melchor Carrillo e Inestrosa (manteniendo este segundo apellido) y que no enajenase ninguna de sus propiedades. Los problemas sucesorios al mayorazgo vendrán por el matrimonio de Melchor con María Castillo, la hija de Hernando del Castillo e Inestrosa y Elvira Portocarrero. El matrimonio venía recogido en el testamento de Elvira Inestrosa, que además recogía que Hernando del Castillo e Inestrosa sería el albacea para garantizar las mandas testamentarias. El 17 de noviembre de 1549, Hernando del Castillo y su mujer Elvira Portocarrero constituyen nuevo mayorazgo. El nuevo mayorazgo incluía los bienes de Valera más los de La Losa (posteriormente se incluirá la jurisdicción de La Losa y Mezquitas, que el matrimonio de Melchor y María compra), pero sobre todo incluía un orden sucesorio que sería motivo de conflictos en el futuro: el heredero del mayorazgo sería el hijo o hijas de Melchor y María, y caso de no haberlos, los hijos de anteriores matrimonios de Melchor y, por último, y esta es la novedad, los descendientes de los hermanos (Alonso y Francisco) de Hernando del Castillo e Inestrosa. El heredero del mayorazgo será Fernando Ruiz de Alarcón, hijo del matrimonio de Melchor y María, pero al morir sin hijos se entabla el pleito por la sucesión entre Elvira Cimbrón, hija de Francisco del Castillo e Inestrosa, y Diego Melgarejo e Inestrosa (que era hijo de Ana Carrillo, a su vez hija del primer matrimonio de Melchor Carrillo, y Juan Melgarejo). Diego Melgarejo e Inestrosa será el heredero del mayorazgo, tras ganar el pleito con don Juan Pacheco Guzmán y Elvira Cimbrón.

La sentencia definitiva del Real Consejo de 26 de enero de 1610, concedía a Diego Melgarejo Valera de Abajo con los frutos y las rentas existentes a la muerte de Fernando Ruiz de Alarcón y a don Juan Pacheco Guzmán, como marido de Elvira Cimbrón, la tenuta y posesión de La Losa con sus rentas. la sentencia se basaba en las disposiciones de fundación de mayorazgo de 1549 por Hernando del Castillo y Elvira Portocarrero, pero introducía una duda en la interpretación con estas palabras: y en quanto a la propiedad lo remitimos al presidente y oydores de la Real Audiencia y Chancillería de su Majestad que reside en la ciudad de Granada. Diego Melgarejo obtendría ejecutoria de dicha sentencia el 31 de marzo de 1610. El 16 d abril de 1610, Eugenio Fernández de la Sierra en nombre de Diego Melgarejo se presenta en el ayuntamiento de Valera de Abajo con la ejecutoria ganada, tomando posesión de la villa y todos sus bienes y frutos y rentas existentes a la muerte de Fernando Ruiz de Alarcón, así como de la jurisdicción de la villa. La toma de posesión se escenificó al día siguiente, partiendo el apoderado y una pequeña comitiva concejil, junto al vicario de la villa y el administrador real del mayorazgo, Francisco Martínez Argüello, desde la plaza hasta una fortaleza que en ella ay y que es una casa fuerte muy principal deste mayoradgo a surco de una calle y plaza que va a San Roque y por la espalda de la senda que va desde casa de Monforte y de la carnicería a la que está el higueral y a la puente de Santa Ana. A continuación se dirigieron al cercado de la fuente que es deste mayorazgo y que está a surco de la mano que viene del Olmeda por el egido a dar a Santana y del que va desta villa a la fuente y por la otra parte del río el Covo y hacia San Cristóbal tierra lleca del concejo y senda que para allí va la boca la Hoz. El gesto de pasar a este cercado era tomar pasar posesión de cuantos cercados, huertas, viñas, olivares, tierras, molinos y batanes formaban parte del mayorazgo en la villa. Por último, tomó posesión de la jurisdicción civil y criminal.

Así el mayorazgo vuelve a don Diego Melgarejo e Inestrosa, caballero de la orden de Calatrava. Es de suponer que su hijo Juan Melgarejo, caballero de la orden de Santiago, muere sin sucesión y sin llegar a disfrutar del mayorazgo y se acaba la línea. El mayorazgo volvería a la esfera de los Castillo. Hemos de presuponer que el mayorazgo vuelve a Rodrigo Pacheco, el hijo de Juan Pacheco Guzmán y Elvira Cimbrón. El sucesor natural debería haber sido su hijo Iñigo Pacheco, pero su temprana muerte, el mayorazgo pasará a la hija de Rodrigo Pacheco, María Josefa de Pacheco que casó con Juan de Inestrosa (hijo de Diego de Inestrosa, de Villar del Saz, e Isabel de Jaraba, de Cuenca, y en el matrimonio recayeron las villas de Valera, Villar del Saz y Olmeda. Era una fórmula de conveniencia para arreglar el litigio al acabar las dos líneas en disputa sin sucesión, pues aunque Rodrigo Pacheco, el hijo de Juan Pacheco Guzmán y Elvira Cimbrón, aparece como señor de Valera y La Losa (y Perona), su hijo Iñigo debe morir joven, por el que el mayorazgo de Valera recae en su hermana María Josefa.


BNE. MSS/17598. Pleito entre don Juan Pacheco Guzmán, alférez mayor de la villa de San Clemente, como marido de doña Elvira Castillo e Inestrosa y Cimbrón con don Diego Melgarejo e Inestrosa por la posesión y tenuta de los bienes mayorazgados de Valera de Abajo y La Losa, fols. 12-34.








RAH. Tabla genealógica de Henestrosa, señor de Valera de Abajo. [sign. 9/300, h. 75 (2ª foliación).]




En la creación del mayorazgo de 1549, estaban las casas familiares de los Castillo en la calle de las Almenas, que luego se venden con licencia real en 1578




RAH. Costados de Juan Francisco del Castillo y Fernández de Henestrosa, Campero y Pacheco, II marqués de Valera. [9/295, fº 331.]




Thursday, October 9, 2025

Un caso de estupro en 1622

 Isabel Pérez era moza de Rubielos Bajos. Pobre, pues no tenía un maravedí ni posibilidad de que sus padres se lo dejaran como dote para casarse. Era una niña huérfana de padres nacida el tres de julio de 1608, cuando fue estuprada por el hijo de su amo, un tal Juan Minaya por agosto de 1622. La relación con Juan se decía había empezado cuando Isabel aún no había cumplido trece años. O eso decía ella, pues sería echada cuando fue a casa de los padres de Juan a limpiar su nombre con la palabra de matrimonio dada, como era de rigor, pues una mujer medianamente honesta únicamente accedía al trato carnal bajo esta palabra de casamiento. 

¿Quién iba  a creer a una mujer pobre, pues para ciertas cosas con catorce años ya se había dejado la inocencia de la niñez? ¿Quién iba a dudar de la palabra de Juan Minaya, el joven virtuoso y honesto, perteneciente a una familia de labradores ricos? Isabel Pérez andaba de niña como sirviente de familias de labradores acomodados, comiendo de su olla; Juan Minaya aspiraba a un futuro que no fuera truncado por un matrimonio temprano con una desgraciada. Es más, cambiando los papeles entre ama y criado, Juan era el virtuoso José, despreciando a la nueva encarnación de la mujer de Putifar, y resistiendo los encantos de una joven que había llegado a él con ganas de sexo: "ingresus est ad me ut coiret mecum".

Los hechos eran más sórdidos, según narraba la joven y afirmaban los testigos, los hechos habían ocurrido en un carro, de noche y camino de las Casas de Santa Cruz, un mes de agosto, durante la siega. En el carro dormían las mujeres; cercanos, en el suelo, los hombres. Juan Minaya, aprovechando que las mozas dormían con los ojos entreabiertos, para enterarse de lo que no veían, "se echó en las faldas de Isabel", deshaciendo sus trenzas, Ginesa García creyó ver intenciones en ambos jóvenes que "se habían de revolver". Pero, Ginesa era una criada y las otras del carro no se atrevían a decir tanto.


BNE, PORCONES/1040(35). 

Por Iuan de Minaya vezino de Villanueua de la Xara con Ysauel Perez, vezina de los Rubielos bajos. Aviendose querellado Ambrosio Garcia cuarador de Ysabel Perez, por el estrupo de su menor ...




Wednesday, October 8, 2025

Los herederos de Fernán Muñoz, héroe iniestense de la Guerra del Marquesado

 El 11 de junio de 1476, los Reyes Católicos conceden exención de pedido, moneda forera y cualquier otro pecho a Fernán Muñoz, su mujer y descendientes y los cinco escusados que él nombrare. Como contrapartida el concejo de Iniesta y para resarcir esta exención  recibiría trescientos maravedíes por estos impuestos y otros trescientos en caso de imponérsele nuevos repartimientos.

Hacia 1577, todavía vivían los descendientes de Fernán Muñoz. Lope García Muñoz pleiteaba por su hidalguía y ver reconocida la herencia de su abuelo. Este Lope era hijo de Diego Muñoz, muerto mediada la década de 1560: Diego era a su vez hijo de Fernán Muñoz, que había muerto en la década de 1520.

Fernán Muñoz había casado con Catalina Herrera, el matrimonio había tenido por hijo a Diego Muñoz, que, a su vez, había casado en segundas nupcias con Inés García (hija de Lope García de la Cova). Fernán Muñoz era un hombre de unos setenta o setenta y cinco años hacia 1510, por lo que habría nacido hacia 1435 o 1440(aunque por otros testimonios su muerte acaece ya en la década de 1530, por lo que habría que retrasar las fechas una década). Era pues un poco posterior a la generación de los hombres de Juan Pacheco, Maestre de Santiago, o de Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón. En este mundo de intrigas se había movido, tomando partido por la Corona y teniendo un papel fundamental en la lucha contra el marqués de Villena en la guerra de Sucesión castellana, en la primera fase. Fernando el católico supo premiar esta fidelidad. Algunos testigos decían que se la había dado la escribanía de Iniesta y algunas rentas de un juro.

El padre Diego Muñoz había sido movilizado como hidalgo para la jornada de Perpignan de 1543 por ser hidalgo. Tuvo que comprar caballo y armas para tal aventura, en la que le acompañó un hijo del primer matrimonio, aunque llegado a Valencia se les hizo volver, como al resto al haberse hecho las paces.


Blas Rubio el viejo, 71 años

Juan de Olmeda, recuero, 75 años

Cristóbal de las Heras, 80 años, hijo de Aparicio García de las Heras, que había participado en las guerras del Marquesado

ACHGR, sign. ant. 301-74-29, 21 de mayo de 1587

Tuesday, October 7, 2025

EL conflicto de la primera instancia en Villanueva de la Jara

Don Diego de Mendoza y Mudarra, corregidor de las diecisiete villas, y su alcalde mayor, Fernando de Vera, provocaron fuertes enfrentamientos con las villas al intentar saltarse los privilegios de primera instancia que las villas disponían. Conocemos el caso de Villarrobledo, pero contemporáneo fue el caso de Villanueva de la Jara, cuyas elecciones de septiembre de 1607 dieron lugar a un grave conflicto con los oficiales del concejo jareño encerrados en la cárcel. El mandato del corregidor Diego López de Mendoza y Mudarra fue largo, comenzando en 1603 hasta 1609(?), y estuvo repleto de enfrentamientos con las villas. Le tocó vivir en unos años que fueron de los más duros por las crisis de carestía de esos años, que derivaron en profundas crisis políticas, y lidiar con unas élites locales a las que tuvo que destituir de sus cargos concejiles en varias ocasiones. Entre los cesados se citan Miguel González, Juan de las Cuevas Zapata, Pedro Montoya 

En el caso de Villanueva de la Jara se trataba de apartar a familias tradicionales (Ruipérez, Utiel, González, Valera, Saiz de Pozoseco o Bravo) con la incorporación de nuevos oficiales con intereses en la Jara pero residencia fuera de ella, como Juan de Alarcón. Una vez más, el motivo de intervención de la justicia de San Clemente fue motivada por la irregular administración del pósito. El doctor Fernando de Vera, alcalde mayor, ordenó la prisión como electores del mayordomo del pósito de Agustín de Utiel y Martín López de Valera. El citado mayordomo era  Pedro de Monteagudo. El alcalde mayor se presentaba como garante del bien común: quietud de aquella república y el aprovechamiento de los pobres e pósito. Los problemas eran de abastecimiento por la profunda crisis de carestías iniciada en 1604 y que afectaba, en especial, al lugar de Casasimarro, donde los problemas de alimentación de la población se habían agravado.

Villanueva de la Jara había acudido previamente a la Chancillería de Granada, pidiendo se mandase un escribano receptor para hacer cumplir la real provisión que recordaba la primera instancia de la que gozaba la villa. La real provisión fue presentada al alcalde mayor, pero éste, en vez de besarla y ponerla sobre su cabeza en gesto de acatamiento, se la metió en el pecho. La elección de oficios se haría ante el alcalde mayor y un escribano de San Clemente que le acompañaba, Miguel Sevillano, contraviniendo los privilegios locales que daban al escribano del ayuntamiento el derecho a levantar acta, así como al escribano real mandado desde Granada para testimoniar el cumplimiento de lo mandado por el alto tribunal granadino.

Había un conflicto de jurisdicciones. El corregidor de San Clemente Diego López Mendoza y Mudarra, junto a su alcalde mayor el doctor Fernando de Vera, intentaban imponer una política de control de abastos en los pueblos, inspeccionando los pósitos de las villas. En esta labor entraban en colisión con las oligarquías locales que controlaban tanto las regidurías perpetuas como los cargos añales de alcaldes. Si el corregidor y su alcalde mayor actuaban por mandado del Consejo Real, las villas acudían a la Chancillería de Granada en defensa de sus jurisdicciones propias. En el fondo, la corona trataba de imponer una política centralizadora, sería lo que se llama un estado absoluto, o, al menos intentarlo. Pero estas políticas centralizadoras no sólo fracasaron por la oposición de la periferia, sino también, en el interior de Castilla, por una fuerte oposición de las élites locales. Los conflictos más importantes, en esta época, fueron los del corregidor de San Clemente con ciertos regidores y familias de Villarrobledo y Villanueva de la Jara, pero sabemos de múltiples enfrentamientos en el resto de los pueblos. El centro de las disputas eran los pósitos y el comercio de granos. El corregidor Mendoza y Mudarra se refería a sus opositores como "los que comen de los pósitos", denunciando las irregularidades continuas en la compra de granos y el desfalco de sus caudales. Debemos tener en cuenta que la compra de trigo por las villas para alimentar su población alcanzaba la cifra de treinta y seis reales la fanega, cuando la tasa de granos estaba en doce reales. Sólo ciento cincuenta años después, proceso inflacionario por medio, se alcanzarían esas cifras, en los momentos de motines.

La visión que tenía el doctor Vera de Villanueva de la Jara era muy diferente a la que tenían sus familias tradicionales. Los que no respetaban las ordenanzas propias eran los jareños, pues un grupo reducidos de familias monopolizaban los cargos añales, saltándose la norma por la que se debían dejar tres años huecos para alcaldes y dos para regidores electos, es decir, una misma persona no podía ocupar los cargos de forma repetitiva en esos periodos. Además se exigía llevar dos años de vecindad y con casa y mujer en la villa. Los dardos iban contra varios regidores, y, en concreto, contra el doctor Bravo que monopolizaba el cargo de alcalde ordinario. Este monopolio de los oficios se traducía en la gestión irregular del pósito, que se remontaba a diecisiete años atrás, es decir, desde 1590: De diez y ocho mil que tiene de caudal el dicho pósito tomados a censo e hallado solo trescientos reales en dinero y ducientas fanegas de trigo e todo lo demás repartido en alcances de mayordomos y en poder de regidores y alcaldes y otras personas perdidas y quebradas.

El concejo jareño se defendió, querellándose contra el corregidor Mendoza Mudarra y los dos escribanos que habían entendido en su comisión (Miguel Sevillano y Cristóbal de Aguado, entre los encausados también aparece el escribano Francisco Rodríguez), pero las opiniones eran muy dispares en Villanueva de la Jara. Cuando en 1608 toma posesión como mayordomo del pósito Francisco Cardos, heredará del antiguo mayordomo un alcance de setenta mil reales en su contra. Lo peor era la situación de la villa, donde se reconoce que el año 1607 se había pasado hambre. Fue para evitar una hambruna anunciada que la justicia del corregimiento había tomado medidas extraordinarias de confiscaciones que habían entrado en colisión con las minorías rectoras locales. Estas medidas fueron acompañadas de otras más duras contra los regidores. Se había mandado ejecutor por el consejo de Hacienda que había puesto en la cárcel a los regidores jareños, pero las complicidades jugaban más. Con la complicidad de Juan Sánchez Ruipérez, alcalde ordinario ese año, los regidores se habían escapado de la cárcel y retraído a la iglesia, donde se les había puesto guardas de nuevo por el ejecutor, pero una vez ausente los regidores estaban libres y paseando por las calles del pueblo. El ejecutor de nuevo los había apresado, pero los nuevos alcaldes elegidos en septiembre, el doctor Bravo de Hervías y Pedro de Cuevas Zapata los habían vuelto a soltar. La muerte del ejecutor Domingo López, que era como se llamaba, había supuesto el envío de nuevo ejecutor, pero esta vez los oficiales jareños lo sobornaron, pagándole siete mil reales con dinero sacado del pósito. Es entonces cuando se comete al corregidor Mendoza y Mudarra la intervención del pósito de Villanueva de la Jara por comisión de 29 de marzo de 1608. Si ya la intromisión del alcalde mayor de San Clemente en la elección de 29 de septiembre de 1607 había generado un conflicto, ahora la intervención del corregidor supone una declaración de guerra total, pues acusará a los regidores jareños de un desfalco de 18000 ducados. El concejo de Villanueva de la Jara acudirá a la Chancillería de Granada que ordenará el 13 de abril de 1608 vaya a la villa a hacer información sobre los hechos.

Las acciones del corregidor fueron contra un grupo señalado de regidores y alcaldes, Andrés Sánchez de Pozoseco, Agustín de Utiel, el doctor Bravo y Ginés de Enguídanos, que viendo venir las acciones del corregidor se refugiaron en la iglesia de los franciscanos de la villa. Las actuaciones del corregidor iniciadas el 21 de abril se habían prorrogado sesenta días, pero a finales de junio pedía nueva prórroga pues apenas si se habían tomado cuentas de 6 años del pósito y cuatro de los propios, de los 17 años que se pretendía. Sus enemigos no se quedaron con los brazos cruzados y denunciaron al corregidor al la Chancillería de Granada que llamó a su presencia al corregidor, pero éste alego una enfermedad para no acudir. Entre las actuaciones del corregidor que habían causado malestar estaban el apresamiento del antiguo mayordomo del pósito, Pedro de Monteagudo, por un alcance de 36000 reales (aunque la acusación hablaba de 60000). 

Los jareños, que gozaban de mejores relaciones que el corregidor en la Chancillería de Granada habían conseguido que ésta se pronunciase el 28 de julio de 1608 nuevamente contra el corregidor y exigiese su presencia en el tribunal granadino a rendir cuentas en el plazo de ocho días y fianza de 150 ducados. El corregidor de nuevo se negaba a presentarse, pidiendo un plazo más largo y una rebaja de la fianza. Su petición era rechazada el cinco de agosto y se mandaba al escribano Juan Bautista de Cárdenas para tomar confesión al corregidor. A Diego Mendoza y Mudarra, pues diligencias parecidas estaba practicando la villa de Villarrobledo contra él.

 Por las preguntas del cuestionario del escribano Juan Bautista de Cárdenas podemos rehacer los hechos, aunque sea en la visión de los jareños:

1.- El corregidor Mendoza Mudarra mandó al alcalde mayor doctor Fernando de Vera en los días previos a San Miguel de 1607 para prender a los oficiales que no eran de su gusto para la elección de oficios y que no pudieran asistir al ayuntamiento de ese día.

2.- El concejo de Villanueva de la Jara se querella ante la Chancillería de Granada y gana provisión para que la elección de oficios se hiciese ante un receptor del alto tribunal y con presencia de todos los oficiales con derecho a voto. El alcalde mayor se niega a obedecer la provisión, se queda con el original y apresa a los oficiales que le requieren para que la cumpla.

3.- El concejo de Villanueva se vuelve a querellar ante la Chancillería e Granada que expide sobrecarta para que se cumpla la anterior y, en virtud de la cual, se procede a la elección de oficios el siete de noviembre de 1607, ante el receptor de Granada Francisco Díaz Bermúdez. Se eligen como alcaldes Pedro de la Cueva Montoya y el doctor Bravo Hervías y como alguacil mayor Juan Saiz de Pozoseco

4.- Los alcaldes encarcelan a Pedro de Monteagudo, mayordomo del pósito el año anterior, por una deuda de 50000 reales (otros elevaban el alcance a sesenta o setenta mil reales), así como a su fiador Miguel de Mondéjar. Se acusa al corregidor de parcialidad por soltarlo.

5.- El corregidor en marzo de 1608 quita las varas de justicia y despoja de sus oficios a los elegidos en noviembre de 1607, otorgando los oficios a Andrés de Alarcón, Pedro de Tébar (sin ser vecinos de Villanueva) y a Miguel Jiménez, arrendador de alcabalas. Dos días antes ha soltado de la cárcel a Pedro de Monteagudo y a Miguel de Mondéjar. Los hechos acontecen en la semana de Ramos. Los nuevos oficios se enseñorean de la plaza de Villanueva, paseándose armados e imponiendo su voluntad

6.- El corregidor procede a maltratar y meter en prisión a los cargos electos de noviembre y a cuantos regidores se le oponen, quitándoles las varas de justicia. El doctor Bravo se refugia en la iglesia de los franciscanos para evitar ser encarcelado. El corregidor hará todo lo posible por apresarlo y cuando marcha de la villa hacia Motilla dejará al alguacil Hernando Morales con el cometido de apresarlo.

7.- El corregidor hace autos con escribano forasteros a la villa, contraviniendo la primera instancia, para quitar las varas de justicia

8.- Se acusa al corregidor de maltrato a los receptores enviados desde Granada, en particular, a Pedro Bernal.

9.- Se acusa al corregidor de intromisión continúa en la elección de oficios para imponer gente de su parcialidad. Otra acusaciones se refieren a los excesivos salarios llevados y sacar dinero del arca de tres llaves, para pagarlos; así, cien ducados. Un caso es mencionado para demostrar el no respeto de la primera instancia. En un asunto de venta de un paño, el regidor Miguel Sánchez de Mondéjar es acusado por el mercader Juan Fernández de Salazar y es llevado preso a Iniesta, donde está el alcalde mayor, después de ser humillado en la plaza de Villanueva de la Jara.

Y estas fueron las contestaciones del corregidor Diego Mendoza Mudarra

1.- Desde el 15 de agosto estaba en Madrid, allí recibe, en su posada de la calle Carretas, al regidor jareño Bernardo Alcocer que le pide que escriba una carta para el alcalde mayor con el fin de la intervención en la elección de oficios, respetando la ejecutoria de la villa eligiendo personas que fuesen del servicio de Dios e de su magestad e del bien de los pobres. Posteriormente el corregidor pasa a Valladolid

2 y 3.- No se hallaba presente y no puede decir, pues estuvo ausente desde el quince de agosto hasta comienzos de enero de 1608 que fue llamado a Villarrobledo para la elección de oficios.

4.- Es cierto que soltó al mayordomo Pedro de Monteagudo a honra de las Pascuas (un indulto en Semana Santa), pero pasados los días feriados lo volvió a prender y está encarcelado hasta la fecha.

5.- Es cierto que quitó las varas de alcalde y alguacil a Pedro de Cuevas y Juan Saiz de Pozoseco por no ser vecinos de la villa y la vara de alcalde al doctor Bravo Hervías por haber ocupado cargo hacía año y medio. Los nuevos oficiales son vecinos de la villa desde hace cinco años al menos y se remite a los libros de vecindad y no tiene constancia que Miguel Jiménez sea recaudador

6.- Se remite en los malos tratos a los papeles de prisiones y dice que tenía razones pues los regidores habían usurpado los bienes de los propios y el pósito, dice que al llegar a Villanueva solo halló 23 fanegas de trigo y doscientos reales. En sus actuaciones el corregidor dice responder a las comisiones otorgadas por el Consejo Real.

7.- Se remite a los autos para ver los escribanos ante los que han pasado

8.- Niega malos tratos a los receptores de Granada

9.- Los regidores son perpetuos y por tanto poco puede intervenir. Reconoce haber suspendido de oficio a los alcaldes Juan de Cuevas Zapata y Miguel González, habrá dos años por haber sacado del pósito 400 ducados y no devolverlos.

En esta guerra, que más que bandos hemos de ver como intromisión del corregidor y el poder central en el poder concejil de Villanueva de la Jara, el hombre a batir era el doctor Bravo Hervías, los nuevos alcaldes nombrados eran enemigos suyos y, de hecho, anduvieron con sus parciales armados por la plaza de la villa dispuestos a matar al doctor y a quien se les opusiera, al igual que eran enemigos Francisco Cardos, nuevo mayordomo del pósito, y el nuevo ejecutor Hernando de Morales. Además, el corregidor o el alcalde mayor posaban en casa de Francisco Cardos. El modo de proceder del corregidor llevaba al conflicto, pues no dejaba resquicio para el entendimiento, así mandó prender en la cárcel al escribano Gaspar Prieto por requerirle con las provisiones del tribunal granadino y por negarse a la actuación de los escribanos foráneos. Era el corregidor un funcionario ejemplar al servicio del "absolutismo" del Consejo real; sus palabras lo delatan: que si los señores del Consejo lo mandaban enorabuena, que botaua a Dios que allí se auía de batir el cobre. En estos intentos de imponer una política centralizadora frente a los poderes locales, el corregidor contaba con los escribanos como Miguel Sevillano, Cristóbal Aguado o Francisco Rodríguez, o incluso con el villarrobletano Diego Muñoz de la Calera, escribano de comisiones del marquesado de Villena, pero éste llevaba un doble juego: lo que negaba a Villanueva de la Jara, su exención jurisdiccional, lo quería, y defendía en Madrid, para Villarrobledo.

Las intromisiones del corregidor iban acompañadas de lo que consideraban los jareños vejaciones, pues al ir acompañado de un séquito, se confiscaba lo necesario para su manutención y acomodo durante sus comisiones para tomar cuentas de los pósitos, que duraban diez o doce días. Así, en cierta ocasión se confiscaron veinte camas, que fueron llevadas a la casa de Francisco Cardos, posada del corregidor. Entre San Clemente y Villanueva de la Jara existía esa rivalidad de los pueblos comarcanos. Los sanclementinos se mofaban de Villanueva de la Jara  y sus privilegios, que creemos correspondían a reales ejecutorias de la Chancillería de Granada o a privilegios de primera instancia, alegados para defender su jurisdicción frente a las intromisiones del corregidor de San Clemente: que iban a San Clemente con la doradilla y la bajuela (o bayuela). El barbero Benito López nos describía ambas ejecutorias: los escriuanos (de San Clemente) les tienen puestos nombres, a la una la bajuela y a la otra la doradilla, porque la una tiene cubierta baja y la otra tiene una cubierta colorada con unas rosillas de oro. Es probable que uno de estos privilegios fueran concedidos por la emperatriz Isabel de Portugal el año 1534, cuando Villanueva fue parte de su señorío, pues sabemos (y transcribimos en su momento) esta documento, que sería traído a colación en las disputas entre Villanueva de la Jara y su antigua aldea de Quintanar del Marquesado.

La relación entre ambas villas era de odio y se confundían las actuaciones del corregidor y alcalde mayor de San Clemente como si fueran propios de los vecinos de esta última villa. Razones había, pues un regidor de Villanueva de la Jara, Miguel Sánchez de Mondéjar, después de deshonrarlo en la plaza pública ante sus vecinos, fue obligado a andar con grilletes hasta Iniesta, donde estaba el alcalde mayor Fernando de Vera. De éste se decía que quería destruir Villanueva de la Jara, pues en diciembre de 1607 había ido hasta Mahora, donde se hallaba un alcalde entregador para que impusiera a los vecinos de Villanueva de la Jara hasta dos mil ducados de condenaciones.  Y al corregidor se le atribuían estas palabras proferidas en Motilla: voto a Cristo que he de destruir Villanueva de la Jara. Al receptor Pedro Bernal lo había llevado preso hasta Madrid, en un gesto que hemos de ver un intento de primacía del Consejo Real sobre la Chancillería de Granada

Entre los jareños destacados enemigos de la justicia sanclementina, los había que dieron la cara en el proceso contra el corregidor Mendoza Mudarra. Uno de ellos era Pedro Clemente Arostegui, un mozo soltero e hijo del regidor Andrés Clemente que narraba los hechos y a su modo de ver la parcialidad del corregidor de San Clemente, apoyando a Pedro Monteagudo y su cuñado Miguel Mondéjar frente a los alcaldes doctor Bravo, Cuevas y el alguacil Saiz de Pozoseco. Lo que señalaba, al fin y al cabo, unas diferencias de bandos en Villanueva en la que los Clemente habían tomado partido por los segundos. Eran familiar que se cerraban a la presencia de nuevos aspirantes al poder; así, Andrés de Alarcón, que se decía tenía casa y familia en Buenache o Pedro de Tébar Mondéjar (era hermano de Miguel), morador en Cañada Ancha (un enclave de Alarcón, residual de lo que fue su alfoz y en medio de la Jara y sus antiguas aldeas).

El ambiente en Villanueva de la Jara estaba muy enrarecido. Pedro de Monteagudo recién liberado andaba retraído de iglesia en iglesia y en los cambios de templo iba con una escopeta dispuesto a disparar a quien lo prendiera para meterlo en la cárcel, de donde había escapado tras pegarle con un mástil de grillos a la mujer del alcaide, refugiándose después en la iglesia mayor, junto a otros huidos, como Antón López de Castillo, recaudador de alcabalas, o Juan de Ergueta, acusado por una mujer, hasta que sus aventuras acabaron por intervención y apresamiento por el corregidor. Otros testigos hablan que por las calles andaba un condenado a muerte acusado del asesinato de cuatro o cinco personas y otro delincuente condenado a galeras. Pero la cárcel de Pedro de Monteagudo tampoco fue bien vista, pues fue llevado a San Clemente, saltándose las ejecutorias de Villanueva, como escandaloso debió resultar el apresamiento del receptor granadino Pedro Bernal, que fue llevado a la cárcel de la corte en Madrid, donde estuvo tres meses, perdiendo seiscientos ducados en su apresamiento. La villa estaba revuelta con tales amaños... y escandalizada tras haber deshecho la última elección sin saber qué camino buscar.

La Chancillería de Granada era vista por los pueblos como un alto tribunal que defendía sus privilegios frente a las intromisiones de la monarquía polisinodial de los austrias. La llegada del receptor granadino Gaspar Mínguez junto a su criado Gabriel de Torres a Villanueva de la Jara en la noche del 29 de abril de 1608 fue vista como un libertador de la villa frente al corregidor sanclementino Diego Mendoza Mudarra, que, en palabras repetidas una y otra vez por los jareños, la quería destruir. En la percepción de la situación de la oligarquía de los jareños, la villa, al no respetarse sus privilegios de primera instancia, estaba alborotada. Como era habitual, el corregidor intentaba conseguir el apoyo de algunos vecinos para imponer la política del Consejo Real, que no era otra que el control de los granos para alimentar a la población y evitar situaciones pasadas de riesgo de hambre o que ese hambre fuera real, como debió ocurrir en pueblos tales como Casasimarro u Honrubia en 1607. La situación no era nueva, en la década de 1580, y en especial tras la desastrosa cosecha de 1584, ya se registraron las cámaras y graneros de los particulares (catas, en la jerga de la época) para evitar el acaparamiento de trigo. Ahora, una generación después, el remedio buscado entonces, la creación de nuevos pósitos para regular el abasto de granos, evitando la irregularidad de las cosechas, se había mostrado como un fracaso. Los pósitos eran almacenes de granos para prevenir la escasez y una especie de depósito bancario con caudal suficiente para la compra de granos si llegaba la ocasión. Prestaban además grano a los labradores para la siembra, que era devuelto con un pequeño interés en el momento de recogida la cosecha para el quince de agosto. Pero la realidad era que los especuladores se presentaban en las mismas eras para comprar el trigo para luego venderlo a precios más altos. Muestra de la situación es la sucesión de quejas de los frailes franciscanos, que tenían por costumbre acudir a las eras para pedir la llamada limosna del pan y que ahora no hallaban trigo para su sustento. Estos especuladores eran llamados en la época "los que comen de los pósitos", pues reteniendo el grano en sus cámaras, provocaban el alza desmesurada de los precios. 

Al llegar Gaspar Mínguez a Villanueva de la Jara, el día, 29, se dirige en primer lugar al convento de San Francisco, donde están retraídos el doctor Bravo Hervías, Agustín Utiel, Andrés Sánchez y el alcalde mayor Juan Sánchez. El receptor pretendía recoger una información de testigos en contestación a 22 preguntas, solicitada por los retraídos y que era una acusación contra el corregidor, su alcalde mayor, los escribanos de San Clemente y el ejecutor del pósito Morales, pero además la probanza iba contra los enemigos en la propia villa de Villanueva de la Jara: Pedro de Monteagudo Francisco Cardos, Miguel Mondéjar, Pedro de Tébar, Andrés de Alarcón el viejo y su nieto Juan de Alarcón, Juan del Barrio Córdoba y Francisco de Villena. En lo inmediato se acusaba al corregidor de quitar las varas de justicia a los elegidos en noviembre de 1607, pero las acusaciones se retrotraían a los últimos cinco años, con continuos incumplimiento de la ejecutoria de primera instancia que la villa tenía. La defensa de la primera instancia de la villa la encabezó el alcalde doctor Bravo Hervías, que contó con el apoyo y testimonio de familias de peso como los Clemente y otras recientes en el panorama político jareño como los Cuevas, vecinos dispuestos a declarar contra el corregidor y su alcalde mayor. El doctor Bravo encabezaba una facción que iba más allá de los elegidos en noviembre de 1607 y que recogía el poder de grandes familias el 21 de agosto de 1606: Miguel Sánchez de Mondéjar, Pedro López de Tébar, Juan Gacía de Ruipérez, Lorenzo Borgoño, Ginés González, Francisco Granero y el mismo doctor Bravo, todos ellos regidores perpetuos de la villa.





Grupo de oficiales jareños opuestos al corregidor, según carta de poder de 14 de septiembre de 1607

Juan Sánchez de Ruipérez, Martín López de Valera, Agustín de Utiel, Gabriel Martínez, Andrés Sánchez, Ginés González, Pedro de Ruipérez y Francisco de Garay


Testigos contra el corregidor de San Clemente

Benito López, barbero, de San Clemente

Pedro Clemente Arostegui, mozo soltero

Alonso Saiz de Pozoseco, 33 años

Albaladejo, arrendador de la correduría. 40 años

Lucas Solera, ha sido alguacil y es hombre del campo

Juan de Cuevas Zapata, hidalgo, 36 años. hidalgo de ejecutoria (es hijo de Diego Cuevas Montoya, ejecutoria de 1595, ganada por su madre en Las Pedroñeras, en nombre de su hijo)

Francisco Martínez, 

Miguel Sánchez de Mondéjar, vive de su hacienda y de unas viñas, 30 años

Pedro de Cuevas Montoya, hidalgo. 40 años

Andrés Clemente, no se define como hidalgo

...Sáez del Pozoseco

Pedro Montoya, 50 años, vive de su hacienda

ACHGR, C 736-5  El doctor Bravo y consortes contra el corregidor Diego Mendoza y Mudarra. 1607-1608



Monday, October 6, 2025

Los Cuevas, entre Tarazona y Las Pedroñeras

 La defensa de la hidalguía de Diego de Cuevas Montoya correspondió a su viuda Isabel Ruiz Zapata, que defendió la condición hidalga de sus hijos Juan de Cuevas Zapata, Pedro de Cuevas, Diego de Cuevas, Francisco de Cuevas, Isabel Zapata, Juana Zapata y Antonia Montoya.

Juan de Cuevas casado con Teresa Montoya, vecinos de Almendros. Tienen por hijos a Pedro de Cuevas, que se va a vivir a Las Pedroñeras, y Francisco de Montoya, que se va a vivir a Tarazona. Francisco de Montoya casará con Catalina de Escobar; del matrimonio nacerá Diego de Cuevas Montoya, casado con la referida Isabel Ruiz Zapata. EL matrimonio vivió entre Villanueva, Villalgordo y Tarazona, donde tenían casas y hacienda. Es de presuponer que, al quedar viuda Isabel, buscara la protección de sus hijos en la familia de las Pedroñeras, si bien los Cuevas están ocupando cargos concejiles en la primera década del seiscientos en Villanueva de la Jara


Testigos en 1590

Gonzalo de Valsalobre, hidalgo de Almendros, 80 años

Bachiller Ginés González, vecino de Villanueva de la Jara, 62 años. Hijo de Bartolo González fallecido hacia 1575-1580 con 80 años; su suegro es Lorencio Borgoño, de la misma edad que su padre


ACHGR, sign. ant. 301-87-24. Ejecutoria de hidalguía de los Cuevas de Las Pedroñeras

Thursday, October 2, 2025

Redención de censo, Tarazona

 María de Espínola, viuda de García de Tresjuncos, vecina de Tarazona, y heredera de Ana Espínola, la ciega, vecino de Villanueva de la Jara, concede su poder a Benito López Juncos, vecino de Tarazona, para que pueda cobrar los débitos de un censo tomado por Juan Cardos y que ahora quiere redimir de 600 reales (año 1653)


Imagen tomada de Todocolección, con el único fin de mantener estos documentos al alcance antes que desaparezcan en manos privadas



Venta de tierras por los Buedo

 venta de tierras de un haza trigal de veinte almudes en La Muela, camino de la casa de Rabadán, en Vara de Rey, por Martín de Buedo Gomendio y su mujer doña Ana Preceda Borgoño, vecinos de Vara de Rey, a favor de Lucio Pardo de Contreras, vecino de Villanueva de la Jara. 19 de enero de 1626


Manuscrito de venta en Todocolección en el momento de la recepción de datos








Friday, September 26, 2025

López Cantero vs. Espinosa

 Entre 1627 y 1629 se desarrolla un pleito entre Pedro Castañeda Espinosa y el doctor Pedro López Cantero, ambos vecinos de Iniesta sobre la propiedad de la Calera, en términos de El Peral e Iniesta. El primero se presenta como un pobre, cuyos bienes no llegan a tres mil maravedíes y solicita justicia gratuita.

El pleito lo que muestra es la ruina de los Espinosa en Iniesta y la usurpación de sus propiedades por el doctor Pedro López Cantero. Este era un letrado que ocupaba el cargo de alcalde mayor en Moya el año 1627. E Pedro Castañeda de Espinosa debería haber recaído la hacienda de la familia Espinosa de Iniesta, como heredero con beneficio e inventario de los bienes de su padre Jerónimo de Espinosa y de su tío Francisco de Espinosa. Esta herencia se concentraba en dos puntos: en la Calera, en los términos de El Peral e Iniesta, con una heredad de mil almudes de tierra calma de labor, con su casa, era y pozo, que llaman de Espinosa, y una viña de ocho mil vides, cercada de olivos, en el sitio llamado la Herrada (o La Rada), camino del santuario de la Consolación y en el término de Iniesta. Esta hacienda producía una renta anual de doscientos cincuenta ducados.

La forma de apropiación de las tierras por Pedro López Cantero se remontaba a cuarenta años atrás, aprovechando la muerte a finales de la década de 1580 de Jerónimo Espinosa y su hermano Francisco. Jerónimo había sido mayordomo del marqués de Moya, pero a la hora de rendir cuentas había sido alcanzado por numerosas deudas, fruto de ello fue el embargo de tierras de la Calera por impago de deudas. Pedro López Cantero, ante la posibilidad de que los Espinosa pudieran recuperar las tierras (las deudas se satisfacían anualmente con el pago de las rentas generadas hasta su liquidación), pasados 25 años, traspasó las tierras como donación a su hijo Juan López Cantero, ordenado sacerdote, pasando a tener la condición de manos muertas, aunque de disfrute familiar. Con el tiempo, los 150 almudes comprados en subasta por el doctor Pedro se ampliaron a mil (quinientos reconocía él) en clara usurpación. En cuanto a las tierras del camino de Consolación, propiedad de Francisco de Espinosa, el proceso de endeudamiento de éste le obligó a rematar sus propiedades en favor del doctor Pedro López Cantero, que pasados 25 años las cedíó como dote matrimonial a su hijo Miguel López Cantero, que se aseguraba a futuro las tierras al casar con una mujer del clan de los Espinosa, Meliana Espinosa. No lo sabemos, pero es probable que el pleito fuera inducido por la viuda, a la muerte temprana de su marido Miguel o, lo que es más probable, que esta entrará en colisión con su familiar Pedro Castañeda Espinosa.


ACHGR, C 5303-6


El primer tercio del siglo XVII es un periodo donde los vaivenes de la coyuntura nos hacen difícil ver la realidad. En los estudios pasados de un historiador económico se analizaban producciones de granos para concluir unas cifras similares al último tercio del siglo XVI. No obstante, lo que sabemos es que hubo periodos de profundas crisis de carestías alternas con años de crecimiento. Los datos poblacionales se hacen eco de estas alteraciones, proporcionando datos de difícil interpretación solo comprensibles en el marco de movimientos migratorios comarcales en busca de oportunidades.
La segunda parte constatable de estas tres primeras décadas del Seiscientos es la consolidación de una nueva oligarquía local por la concentración de la riqueza. Poco a poco, vamos conociendo cómo la ruina de unos ricos del pasado fue la fortuna de los ricos del futuro. Sabíamos del caso de los Ortega en San Clemente y su voracidad carroñera para hacerse con las propiedades de los Buedo, ahora tenemos constancia de los López Cantero y cómo fueron inmisericordes con la hacienda de los Espinosa para usurparla