El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

miércoles, 15 de enero de 2025

VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1612-1613)

 Muestra de la dependencia de Villarrobledo de San Clemente, a pesar del privilegio de primera instancia, es que, con motivo del nombramiento de un nuevo corregidor que sustituye a don Alonso de Carvajal y Mendoza, los villarroblenos deciden el 12 de marzo de 1612 enviar a San Clemente a dos regidores para darle la bienvenida. No obstante, las diferencias entre las dos villas se mantendrán el año 1612 por la presencia de un juez enviado por el Consejo real para intervenir en el contencioso de la jurisdicción, exigiendo un concejo abierto en Villarrobledo para ratificarla, y las disputas entre las dos villas por las dehesas y pinares limítrofes. El concejo no obstante era un constante motivo de pagos continuos para los gastos de la villa, impuestos, nuevos repartimientos (como el del puente del Pajazo en Cuenca, aunque al final se suspendió por protestas de los pueblos, pues se decía que lo debían pagar los beneficiarios del pontaje) o la tradicional limosna de San Nicolás. El primer jueves del mes de mayo era costumbre una procesión a la ermita de San Nicolás de Villarejo, donde se daba limosna a los pobres por un valor de seis mil maravedíes. Ese año de 1612, el siempre valioso trigo de Villarrobledo alcanzaba los doce reales la fanega, dos reales más que el año anterior. La realidad era que el trigo iba a pagar las deudas de la villa, aunque ese año la falta de agua contribuía a la escasez y alza de precios, en tanto que el concejo mandaba hacer una procesión a San Nicolás de Villarejo para que lloviera y el padre franciscano Villalba recibía tres ducados por sus intercesiones.

Pero ese marzo de 1612, Villarrobledo comienza a dar síntomas de flaqueza. Con motivo del repartimiento para el puente de Pajazo se dirá: muchas de las personas de las repartidas se an muerto  otras se an ausentado desta villa sin dejar bienes de donde cobrarlos, otras partidas de vecinos a causa de la mudanza del tiempo. Los censos contraídos por la villa y las nuevas exigencias del conde de Barajas para los pagos de sus tercias y alcabalas más gravosas que cuando la villa había estado encabezada los quince años anteriores. El trigo de Villarrobledo ya no es suficiente y se hacen malos negocios. En 1611se venden 1125 fanegas para abastecer el pósito de Madrid, a diez reales, pero los excedentes villarrobletanos no pueden hacer frente a esa cantidad y el trigo se ha de tomar de la prestamera y beneficio eclesiástico de Guadalajara, que exigía el pago, ¡18 reales la fanega!, mientras que el pósito de Madrid tardaba en saldar sus deudas. En total, se debían a la prestamera de Guadalajara más de 20000 reales, el doble del valor del trigo vendido al pósito de Madrid. No era la primera vez que ocurría, ya en 1608, Villarrobledo había enviado 6000 fanegas a Madrid, sacando más de 900 de ellas de dicha prestamera. La villa tiene que recurrir al trigo de las tercias reales (1400 fanegas de trigo) para pagar sus alcabalas al conde de Barajas, la mitad de esa cantidad, aunque esta vez la venta se hace a 17 reales. Para el mes de mayo, Sebastián de Losa, en un acto de cinismo, anuncia una gran cosecha para agosto como excusa para dar salida al trigo almacenado en el pósito, dos mil fanegas, y que es simple operación para especulativa: ceder el trigo, que ha de ser devuelto por los labradores y abonados con un margen de ganancia para el pósito. Entre pagos de réditos de censos, de impuestos y salarios de procuradores en los tribunales se iba toda la hacienda municipal y con ella la de los vecinos. Tan molesto como los pagos es que el corregidor de San Clemente intervenía en estas operaciones de envío de trigo a la corte.

En octubre de 1612 se hace patente la realidad que ocultaba el alférez Sebastián de Losa: que a causa de la poca cosecha de pan que ubo en esta villa este presente año los labradores e vecinos desta villa están muy alcanzados y no tienen trigo para poder acabar el sembrar sus barbechos en esta sementera. Se tendrá que sacar la tercera parte del trigo del pósito para facilitar grano para la siembra a los labradores. Avanzado el año venidero de 1613, se reconoce, sin embargo, la buena cosecha que se espera, año fértil se dirá, y se decide dar a los labradores, siempre que sean abonados, 2000 fanegas de trigo, a recuperar con la cosecha del verano. Pero la tragedia se ceba con Villarrobledo, poco antes de San Juan, la piedra acaba con lo mejor de las labranzas de ese año y con la cosecha. El concejo villarrobletano declarará que "esta villa queda totalmente destruida", las fanegas destruidas de siembras de trigo, centeno o cebada subieron a ochenta mil fanegas. Desesperadamente, la villa pedía a la iglesia de Toledo grano de sus tazmías para hacer fretne a la siembra del año siguiente. Viejos proyectos se consideraban fracasados, tales la roturación de Calaverón y Bernagosa. Siguiendo una real cédula de la Corona de 1601, ambas dehesas se habían plantado de pinos, pero llegado el año 1613, los árboles eran raquíticos y se pedían otros veinte años de veda para facilitar el crecimiento. Para el nueve de diciembre, muchos barbechos están sin sembrar por falta de trigo, se decide entonces lo que se había planteado el 16 de noviembre, dar las 2760 fanegas de trigo restantes en el pósito para hacer posible la sementera.

La ruina de la villa venía certificada por los impagos a quién era su principal deudor, Pablo de la Peña y Carvajal, vecino de Toledo. Además de otros censos, ya referidos, don Pablo había prestado a la villa 25200 ducados. La finalidad de estos censos era, tal como se reconocía en 16 de noviembre de 1613, era la compra de la jurisdicción, de la escribanía y las necesidades del pósito de la villa. El interés de los censos era del 16 al millar (poco más del 6%), pero la villa pagaba un 5% de interés, apoyándose en una pragmática

Las diferencias entre San Clemente y Villarrobledo continuaban. Para el uno de febrero de 1613, se reconoce que hay 550 soldados en las milicias del corregimiento de diecisiete villas y dos capitanes al frente de las dos compañías existentes. Dada la aportación de Villarrobledo a la milicia y el excedente de soldados (se aconseja 200 por compañía) se da licencia a Villarrobledo para tener una compañía propia de cien soldados y el nombramiento de un capitán de la terna que proponga. El acceso a capitán se hace con unos servicios previos de diez años como soldado o ser alférez. Villarrobledo se comprometía a tener cien soldados armados a su costa. Finalmente el capitán sería Diego Muñoz de la Calera, nombrado el 7 de marzo, no sin protestas, de nuevo, de la villa de San Clemente ante el Consejo de Guerra. El 21 de noviembre se completaba la compañía de Villarrobledo con sus 100 soldados.

Del terreno militar las diferencias se trasladaban a las escribanías. Los escribanos de San Clemente, encabezados por Cristóbal Aguado, pedían al consejo de Hacienda un acrecentamiento de un escribano de comisiones y visitas. Aunque el punto de mira de los escribanos sanclementinos estaban en los pleitos fiscales y su extensión al partido de abajo o de Chinchilla y en la visita de pósitos y cuentas a cargo de los mayordomos de las villas, como se había intentado a finales de la década de 1590; Villarrobledo protestaría de nuevo, el privilegio conseguido en 1610 decía que cualquier auto del corregidor debía pasar ante los escribanos de la villa.



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El ocho de enero de 1613 se plantea hacer un puente sobre el río Záncara en el camino que va a Las Mesas y Las Pedroñeras. Se pide a estos concejos que contribuyan  a la construcción de un puente de cantería, pues es necesario actualmente dar un rodeo de más de dos leguas.

el río Çáncara que pasa por la mojonera y límites de los términos desta villa y las del Provencio y Pedroñeras y Mesas a crecido mucho y el paso que ay para la villa de las Mesas y la de las Pedroñeras es muy necesario y los vados de ellos se an ahondado por ser el río muy llano y tener poca corriente y ser muy cenagoso no se puede pasar por ellos ...

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término y siembra de los vecinos de esta villa que se apedreó en veynte y uno y veynte y dos días del mes de junio pasado deste año que es desde más arriba de las Pelayas y aquellos llanos bajando del río de Córcoles y fueron prosiguiendo las nubes haciendo daños muy notables derecho al cerro Harcón y pasando muy más adelante mucho dividiéndose en partes que llevó por partes de más de una legua de ancho y por partes menos y más de tres leguas cojiendo mejores panes de la siembra de esta villa y sus vecinos que ubo ombres que les quitó a dos mil y quinientos fanegas y a otros a mil y a otros más y a otros menos y a otros labradores que tenían grandes siembras y buenos panes se la quitó toda


VILLARROBLEDO. ACTAS DE 1612-1613

lunes, 13 de enero de 2025

La reforma de la milicia del Reino en 1611

 Durante los años 1611 y 1612, se reorganiza la milicia del Reino creada en 1598. En lo que atañe al corregimiento de las 17 villas, sería nombrado Luis Díaz Navarra como sargento mayor de milicias y se dotaría de una nueva organización 

El encargado de establecer y mantener la milicia del Reino era el corregidor de San Clemente que recibió las siguientes instrucciones (dadas en Segovia a 15 de agosto de 1609)

  1. Hombres de 18 o 20 años a 44 años, entendiendo una flexibilidad que podía llegar hasta los 50, por las dificultades de saber la edad
  2. Concesión de preeminencias y exenciones para la gente de milicia
  3. Lectura de esta instrucción en los ayuntamientos y pregón de la misma con las libertades y preeminencias que recogen para los milicianos
  4. Revisión de las listas para henchirlas, partiendo de cada diez hombres uno, pero ahora de 18 a 50 años
  5. Sustitución de los soldados que se ausentaren por otros
  6. Sustitución de los soldados de milicia en el caso de ser llamados. Los soldados sustitutos deben estar preparados en el manejo de las armas
  7. Exclusión de los hidalgos, pero necesidad de un registro de los mismos disponible para cuando fueran llamados a la guerra
  8. Obligación de los concejos de armar a los soldados
  9. Propuesta de las villas de una triada por capitanes, de las cuales la corona elegirá del capitán de cada compañía. Las compañías se dividirán en escuadras de 25, al mando de cada una habrá un cabo nombrado por las villas.
  10. Las compañías serán de 200 soldados
  11. Obligación por los concejos de honrar a estos milicianos en los actos públicos
  12. Inscribir cédula e instrucciones de la milicia en los libros de los ayuntamientos
  13. Se informe de lo que se ha de proveer si es el caso
Orden e Instrucciones recibidas por Luis Díaz Navarra, sargento mayor de la milicia general en el reino de Murcia, excepto de lo comprendido en las doce leguas del mar, corregimiento de la diecisiete villas, y partido de Caravaca y de los otros lugares eximidos (instrucción dada en El Escorial a 10 de septiembre de 1611)
  1. Presentación de las cartas reales a los corregidores
  2. Se informe del estado actual de la milicia del reino
  3. Se nombren capitanes y se hinche la milicia hasta llegar a la relación uno de diez
  4. Formar compañías de doscientos hombres
  5. De las listas de soldados una copia ha de quedar en mano de los corregidores y otra en mano del escribano de los concejos
  6. Una vez alistados los voluntarios a la milicia, no se pueden dar de baja
  7. La milicia ha de estar ejercitada y habilitada para la guerra. El ejercitarse se hará en domingo, cuando menos falta hace a sus labores y cultura de la tierra.
  8. Cada compañía ha de ejercitarse de donde son naturales sus hombres.
  9. Alardes a cargo de corregidores en el punto que estos señalen con presencia del sargento mayor
  10. Obligación de dar posada al sargento mayor cuando acuda a los alardes
  11. Velar porque se respeten las exenciones exclusivamente a los milicianos
  12. Que las banderas se guarden cogidas y solo se arbolen cuando se junten las compañías
  13. Por parte de la real hacienda se darán las armas que faltaren, pero mientras tanto se usen los arcabuces y picas de que dispongan en las villas
  14. El sargento mayor estará subordinado a la jurisdicción de gobernadores y alcaldes mayores , donde no hubiere corregidores en su presencia 
  15. El ejercitarse de las compañías corresponde a capitanes y soldados, bajo la supervisión del sargento mayor
  16. Los milicianos han de disponer de una cédula expedida por el corregidor para no ser molestados en las rondas que se hagan de noche, para limpiar con esto la tierra de vagabundos y gente de mal vivir
  17. Cumplimiento de de estas instrucciones


25 de agosto de 1611, nombramiento de sargento de milicias de Luis Díaz Navarra

domingo, 12 de enero de 2025

VILLARROBLEDO VS. SAN CLEMENTE (1610-1611)

 Las intromisiones de la villa de San Clemente en la vida política de Villarrobledo era abrumadora ese año de 1610, tanto como las protestas de los villarrobletanos. La intervención era en el plano militar, aprovechando la milicia del Reino creada en 1598. Miguel Herreros, nombrado capitán de esa milicia en una junta de las dieciséis villas, nombraba a su vez por sargento de esa milicia a Bernal de Almansa. Si bien la milicia era un cuerpo inoperativo, la corona confiaba más en el reclutamiento voluntario de hombres: cuatro compañías de soldados tuvo que alojar Villarrobledo en octubre de 1610. Ese año de 1610 los problemas se acumulaban, la villa se estaba abasteciendo de la sal de piedra de las salinas de Minglanilla, entre protestas del administrador de la sal de Pinilla, que ahora perdía el mercado villarrobletano.

Pero la intervención era en el plano de la justicia civil y criminal. El corregidor Alonso de Carvajal y Mendoza se llevaba preso al villarrobletano Pedro de Vargas a la cárcel de San Clemente a comienzos de octubre de 1610, entre protestas del ayuntamiento villarrobletano que ni concedía primera instancia al corregidor ni derecho de apelación a las sentencias de sus alcaldes. El asesinato de un criado de Pedro Vargas y la muerte de Catalina Martínez, mujer de Juan García Vargas eran asuntos que implicaban a varios principales de la villa, que veían con malos ojos la intromisión del corregidor. Molestaba más la intromisión del corregidor en la administración del pósito y que tocase el trigo villarrobletano. El tema se llevó a la corte, aprovechando que el síndico de la villa, Diego Muñoz de la Calera, estaba allí. Diego Muñoz ya estaba en Villarrobledo el 24 de diciembre para asistir al pleno del ayuntamiento donde se recibió la ejecutoria por la que la villa gozaría del privilegio de la primera instancia en materia civil y criminal y limitaba los juicios de residencia del corregidor a los oficiales locales a un máximo de diez días. La sesión fue un acto de patriotismo local, pues lo que era común en otras villas -el reconocimiento de la independencia jurisdiccional y la no intromisión del corregidor-, aquí fue solemne declaración de exención, llegándose a decir que la villa quedó desincorporada del corregimiento de San Clemente. Algo que no se haría realidad, a pesar de los deseos y afirmaciones de la historiografía local posterior. En el concejo del día veinticuatro se nombrarían diputados para acudir a San Clemente a comunicar la "desincorporación de Villarrobledo del corregimiento". Recibidos por el alcalde mayor de San Clemente, éste desobedeció la cédula del rey que se le presentaba y ordenó la prisión del escribano y procurador villarrobletanos: Francisco Rodríguez de Arce y del procurador Juan Ortiz. Los villarrobletanos decidieron acudir entonces al alcalde mayor de Chinchilla y Albacete para hacer obedecer la cédula real, mandando a su síndico Diego Muñoz de la Calera y otro procurador, Juan Lozano. Y otorgaban poderes especiales a Juan Ortiz y Juan de la Torre para acudir a San Clemente y requerir al corregidor y al alcalde mayor para que obedecieran la ejecutoria real, aunque a uno de enero de 1611 los encargados de requerir a las autoridades del corregimiento serían Sebastián de Losa, alférez mayor de la villa, Francisco Plaza, regidor, el licenciado Perona, abogado, y el mencionado Juan Ortiz, procurador. El alcalde mayor, doctor Vázquez, mandaría meter en el calabozo al escribano de Villarrobledo Rodríguez de Arce, apresar a los otros cuatro y en todo momento evitó que se levantara testimonio de la notificación de la cédula real. 51 días los tendrá presos. EL concejo de Villarrobledo decidió ir a querellarse contra el corregidor y su alcalde mayor, el doctor Vázquez, a la Chancillería de Granada y prorrogaba el seis de enero de 1611 como síndico al capitán Diego Muñoz de la Calera, mientras que el corregidor intervenía de nuevo en asuntos de talas, cortas o alcabalas de Villarrobledo. La villa se metía en un laberinto que contribuirá a su ruina, a ello se venía a sumar la pretensión, llegada al ayuntamiento de siete de enero, del conde de Barajas para comprar las alcabalas y tercias de Villarrobledo y su tierra, algo que se haría realidad y reconocido en ayuntamiento de 26 de enero y que, hoy, la historiografía local confunde con señorío jurisdiccional de la villa, cuando fue simple salida de la tesorería de rentas reales de Alcaraz. La villa hará valer los privilegios de los Reyes Católicos después de la guerra de Sucesión Castellana de no ser enajenada de la Corona real, pero en vano, pues perdía la autonomía de recaudación fiscal a través del encabezamiento. Nuevo pleito para la Chancillería de Granada. Más pleitos y más gastos para unos vecinos, que debieron aportar doscientas fanegas de trigo para costear los pleitos. Unos días después eran 144 fanegas de trigo más; luego trescientos ducados. Así, sucesivamente, hasta reconocer que la villa estaba perdida, El 15 de abril de 1611, entre protestas, pagará salario al corregidor. Villarrobledo se seguirá quejando de la intromisión de la justicia del corregimiento; a comienzos de 1612, se reconoce que los pleitos criminales no son conocidos por la justicia del lugar, sino por el licenciado Casillas, juez de comisión enviado por la corte, acusado de connivencia con la justicia del corregimiento.

El privilegio de primera instancia no había salido gratis a Villarrobledo, era la contrapartida de 14300 ducados que la villa había pagado por un servicio a la Corona. El dinero, tomado a censo, había sido pagado en San Lorenzo del Escorial el seis de noviembre de 1610 y la villa pagaría los réditos del censo de nuevos arbitrios sobre el pescado fresco y salado y de las tercias y propios y arar para labor de pan la dehesa que está en los caminos que salen de esta villa hacia Munera y Bonillo y ciudad de Alcaraz. La dehesa se arrendaría en lotes de veinte almudes como máximo. El padre Caballería nos dirá que el precio de la primera instancia fue de 20000 ducados y damos por buena esa cifra, pues en ayuntamiento de diez de abril de 1611 se exigen desde la corte seis mil ducados más. Nueva necesidad de tomar dinero a censo (seis mil ducados tomados del segoviano Gonzalo de Heredia, que se sumaba a otro censo de 4274 ducados tomados a la viuda de Miguel Vázquez, Catalina Cernúsculo, vecina de Madrid y los primeros catorce mil ducados para el pago de la primera instancia, creemos que prestado por Gabriel de Cárdenas, vecino de Madrid, amén de otro préstamo del que era censatario Pablo de la Peña, que era el principal prestamista de la villa con 25000 ducados) y petición de licencias para arrendar dehesas como las de Calaverón, aunque también se entraba en conflicto con Lezuza y Bonillo por acotar tierras que eran de uso común. Nuevas exigencias se comían la hacienda municipal y, entre ellas, 920000 maravedíes anuales del servicio de millones, mientras que el conde de Barajas exigía 800000 mrs. por sus alcabalas y tercias.

Villarrobledo quería desligarse de San Clemente y no podía. Las exigencias de la monarquía no lo hacían posible. El 27 de marzo de 1611 se le piden sesenta y tres hombres, los que integraban la milicia del reino, ante el peligro berberisco y otros ciento diez más. La orden venía del corregidor de San Clemente, pero se obvia darle tal título, y la villa los había de poner bajo las órdenes del capitán sanclementino Pedro de Valenzuela, pero Villarrobledo, una vez más, trata de saltarse la capital del corregimiento y protestará ante el adelantado de Murcia, Luis Fajardo, capitán general para la expedición. La villa se lo tomará como venganza del corregidor. Se piden 800 soldados al corregimiento de San Clemente (que por obligación ha de disponer de 440 para la milicia del reino); el reparto no es equitativo.


SENTENCIA DE MUERTE CONTRA SEBASTIÁN MERCHANTE Y FRANCISCO MORENO EL MOZO POR LA MUERTE DE MARCOS DE LARA, CRIADO DE PEDRO VARGAS, VECINOS TODOS ELLOS DE VILLARROBLEDO

"Fallo atento los autos de este proceso, culpa y rebeldía que de él resultar contra los dichos Sebastián Merchante y Francisco Moreno que los debo de condenar y condeno a que de qualquiera parte que fueren hallados sean presos y traydos a la cárcel pública desta villa, de donde mando sean sacados en forma de justicia con voz de pregonero que manifieste el delito aleve que cometieron en la muerte del dicho Marcos de Lara y traydos por las calles acostumbradas desta villa caballeros en sendas bestias de albarda con sogas de esparto al pescueço y llevados a la parte y lugar donde cometieron el dicho delito, que son las casas de Pedro de Vargas y fronteras de ellas estará una horca hecha por mi mandado de la qual sean ahorcados de los pescueços los pies altos del suelo hasta que ayan muerto naturalmente de lo qual ninguna persona sea osado de los quitar sin mi licencia y mando so pena de muerte y mando que en dos palos fijados en tierra uno frontero de las dichas casas y otro en la plaça pública desta villa sean puestas las cabeças de los susodichos y ninguno sea osado en tiempo alguno a quitarlas so la dicha pena" (dictada en Villarrobledo el uno de diciembre de 1611 por el juez de comisión licenciado Casillas)

Por supuesto, los dos criminales habían huido

(ACTAS MUNICPALES DE VILLARROBLEDO 1610-1611)

SARGENTO DE MILICIAS

25 de agosto de 1611, nombramiento de sargento de milicias de Luis Díaz Navarra

jueves, 9 de enero de 2025

Los sucesos de Tarazona de 1627

 Los conflictos por las elecciones de oficiales del concejo llegaban hasta pueblos tan apartados como Tarazona de la Mancha. Eran tales las disputas, que el procurador síndico de la villa había acudido hasta la Chancillería de Granada a exigir la venida de un receptor que garantizara la limpieza de las elecciones para San Miguel de 1627. No sería bien recibido el receptor, pues el día anterior a las elecciones, día 28 de septiembre, sería sacado de la cama para conminarle en nombre de la justicia que no se presentara a la elección del oficios del día siguiente de San Miguel, pues tenían otra provisión del corregidor de San Clemente para hacer la elección de oficios concejiles en su presencia. Detrás de esta colisión de jurisdicciones se escondía la lucha por el poder local entre facciones. El resultado fue que las elecciones se hicieron ante el corregidor de San Clemente, Diego del Castrillo y Guzmán, en una alborotada sesión del ayuntamiento entre insultos, empujones, apresamiento de antiguos oficiales y retención del receptor granadino en su posada por cuatro guardas.

¿Era el sindico personero Cristóbal Lozano un defensor de los intereses populares en esta algarabía? ¿Por qué el corregidor de San Clemente había acudido con escribano y varios alguaciles a imponer la elección del día 29 de septiembre?

La "rebelión" contra el receptor enviado desde Granada fue encabezada por Martín de Segovia y Alonso Garrido y ejecutada por sus hijos Juan Navarro y Francisco Mondéjar, que fueron los que amedrentaron al granadino en su posada, sita en la plaza del pueblo y propiedad de la viuda María Briz. No se dejaría intimidar el receptor granadino que fue a ver al corregidor de San Clemente (llegado a Tarazona, acompañado de cinco alguaciles y un escribano) y que se alojaba en la casa de Martín de Segovia. Lo que se pretendía un arreglo entre caballeros, y entre jurisdicciones, no acabó bien, pues el corregidor rompió con sus manos la provisión de la Chancillería que le mostró el granadino y ordenó su apresamiento en la posada. El receptor, que tenía por nombre Jerónimo Ruiz Muñoz, sin embargo, estaba dispuesto a llevar su misión hasta el final y por esa razón, rompiendo su arresto domiciliario, se presentó en la sala del ayuntamiento donde se iban a celebrar las elecciones. Lo que allí encontró fue a los dos alcaldes salientes, Sebastián de Frías Luján y Damián Risueño, y a un corregidor encolerizado que ordenó su prisión, esta vez en al cárcel, si bien, arrepentido o temiendo las consecuencias de su acción el corregidor ordenaría el arresto domiciliario en la posada. Muestra de que el corregidor intentaba guardar las apariencias legales es que, considerando que la ley estaba de su parte, mandaba que el escribano testimoniase cada uno de sus actos. El mencionado escribano era Cristóbal Ángel, de una de las principales familias de San Clemente y que sin duda un poco crecido, pues sus parientes copaban los puestos del tribunal del Santo Oficio, acalló con prepotencia al receptor granadino con estas palabras: "voto a Dios que han de ser más (los guardas), si de cuatro se espanta". Las bravuconadas de los sanclementinos iban más allá, difícilmente entendibles si no consideramos los apoyos que debían tener entre un sector amplio de los tarazoneros, y poco después del incidente mencionado, un mozalbete imberbe que acompañaba al corregidor daría una paliza al síndico personero de Tarazona por intentar hacer valer en el ayuntamiento la misión del alto tribunal granadino. El receptor sería soltado de la prisión de su posada al día siguiente de la elección por invitación del corregidor que lo acompañó a misa dominical y cortésmente le indicó el camino de vuelta a Granada. Aún así, el receptor, un funcionario ejemplar, estaba dispuesto a cumplir su misión, dando fe de ella, haciéndose acompañar del licenciado Pedroñeras, escribano de Tarazona, para dar fe de lo ocurrido, pero antes del llegar al río Júcar fue sorprendido por el alguacil del corregimiento Alejo Martínez y el escribano tarazonero Ginés de Argeta, que se llevaron al licenciado Pedroñeras preso. La elección de los nuevos oficios se había realizado ante uno solo de los antiguos oficiales, el regidor Benito López.

Quien no estaba dispuesta a tolerar las afrentas del corregidor, y menos ver menospreciadas sus competencias jurisdiccionales era la Chancillería de Granada, que el uno de noviembre mandará de nuevo a otro receptor, Diego de Araque. El siete de noviembre y tras recorrer las cincuenta y cuatro leguas de distancia llegará a Tarazona de la Mancha. 

La presencia del receptor de Granada había sido muy mal vista en Tarazona por un sector de la población, que había pedido al intervención del corregidor de San Clemente como juez de comisión del Consejo Real para entender en la elección de oficios y que incluso había conseguido la prisión de un opositor, Alonso Garrido. El corregidor Diego del Castrillo se había presentado apresuradamente en la villa de Tarazona la medianoche, víspera de de San Miguel de 1627, y su llegada había sido recibida con alborozo por algunos vecinos. Su primera medida fue encarcelar a los alcaldes ordinarios salientes en la sala del ayuntamiento. Los más jóvenes de los vecinos, sin duda empujados por el grupo de Martín Segovia, se habían personado en la posada del pueblo, sito en la plaza, donde se hospedaba el receptor. Fue una irrupción llena de alborotos y voces: "cabrones, cornudos, pícaros, bergantes, infames ya a benido el correxidor de San Clemente por juez del Consejo para la elezión no a de ser como pensábades y a vuestro receptor lo abemos de fornicar" o "os avemos de fornicar a vosotros y a todos los que os ayudan y nos limpiamos con vuestras provisiones las partes suzias". Los jóvenes hacían ademanes de torear a la puerta de la posada, berreando como toros (en insulto de "cabrón" al receptor granadino). Con su actitud prepararon la llegada del escribano y regidores sanclementinos para comunicar al receptor granadino que cesara en su comisión. A lo cual no parece que hiciera mucho caso a pesar de las amenazas, manteniéndose firme en su intención de entrevistarse con el corregidor, cosa que haría la mañana siguiente. El encuentro estuvo rodeado de insultos, empujones y encarnizamiento con la provisión que llevaba el receptor de su comisión que fue agujereada para mostrar su nulidad. El más beligerante fue el escribano de San Clemente Cristóbal Ángel que vino a decir que la "provisioncilla" valía seis mierdas y que en la Chancillería de Granada se daban provisiones a maravedí. 

La tangana continuaría después. El corregidor, rodeado de sus alguaciles y algunos fieles entre los vecinos de Tarazona, se presentó en la plaza del pueblo, donde se habían reunido algunos vecinos del pueblo para estar presentes en la elección de oficios del día 29 de septiembre y repartiendo palos a diestro y siniestro (el corregidor con su vara de justicia o la prestada por un alguacil e incluso en la iglesia delante del Santísimo Sacramento) habían disuelto la reunión y reducido a prisión domiciliara al receptor granadino y a la cárcel pública a varios oficiales del concejo salientes. El pleno se celebraría mientras el receptor permanecía preso en su posada, guardado por alguaciles tras serle comunicado su arresto por el escribano Hergueta y mientras que el síndico personero Lozano era zarandeado para impedir se entrevistara con el receptor. No parece que se amilanasen los de Tarazona, pues mientras el corregidor iba al ayuntamiento a hacer la elección, los vecinos se volvían a reunir en la plaza, después de haberse refugiado en al iglesia, esta vez para ver cómo los oficiales díscolos, y que se habían librado de la cárcel, que pretendían intervenir en la elección eran expulsados de la sala de reuniones. Tal era el caso de Julián Picazo por deber 23 reales al pósito o el de Damián Risueño. Únicamente el regidor Benito López aceptó la elección.

Elegidos por alcaldes Martín Segovia y Juan Sánchez González, en los días siguientes, se inició una caza de brujas de sus enemigos políticos, encarcelando a algunos de ellos y poniendo guardas en la entrada del pueblo para evitar que recibieran ayuda de fuera de la villa y que salieran correos a otros lugares para comunicar los incidentes. De esta guisa fue apresado Miguel Clemente cuando se dirigía a la Chancillería de Granada a comunicar lo sucedido. Mientras el receptor huía a La Roda, junto al abogado licenciado Pedroñeras para dar fe de lo ocurrido en esta villa. Para llegar a La Roda en aquel entonces había que pasar el río por donde estaba situados los molinos de esta villa y se hacía con una barca. A caballo y detrás de ellos fueron el alguacil Alejo Martínez y el escribano Hergueta, que acabaron apresando al licenciado Pedroñeras en los alcores del Júcar y llevándolo a la cárcel de Tarazona, donde estuvo cinco días (los que estuvo el corregidor en Iniesta). Como se ve, fuera cuál fuera la actuación, un escribano siempre estaba presente para dar fe de los hechos. Legalidad ante todo.

La colisión de jurisdicciones entre el corregidor y el receptor granadino hay que verla en su contexto. En un principio, el receptor granadino se presenta como defensor de las viejas constituciones de la villa. De hecho, su primera medida es acudir al archivo de la villa, de donde saca copia de las ejecutorias que la villa tiene para la elección de sus oficios concejiles. El intrusismo del corregidor hay que verlo en el contexto de la política centralizadora de la Corona, pues su intervención a falta de competencias, ya que las villas conservaban la primera instancia judicial, ha de ser por comisión del Consejo de Castilla. Ahora bien, la acción del corregidor, por este y otros casos, se está apoyando en las nuevas oligarquías locales. En el caso de Tarazona, la familia de futuro serán los Garrido, que ya han enlazado familiarmente con la vieja familia de los Mondéjar. Las formas definen a unos y otros, mientras que el receptor granadino es muy escrupuloso en la defensa de la legalidad, el corregidor actúa con violencia: manda a alguaciles a intimidar al receptor, encarcela a opositores, golpea a los vecinos con su vara de justicia, aporrea al síndico personero y ordena apresar al licenciado Pedroñeras para impedir que el receptor levante testimonio del calvario sufrido. Son las viejas formas, legalismo y respeto a viejas constituciones o búsqueda del amparo y protección de la iglesia por los vecinos golpeados frente a una actuación llevada por el único interés de imponer la autoridad del Estado (de hecho y contra justicia hizo la elección, dirá alguno de los testigos). El corregidor, en el momento que se leen las dos reales provisiones, la del Consejo y la de la Chancillería de Granada (su comisión hera de superior tribunal), le recordará al receptor la superioridad jerárquica del Consejo Real sobre la Chancillería de Granada. En esta nueva política, el corregidor se apoya en familias ascendentes como los Garrido, pero también en letrados como Cristóbal Ángel de San Clemente o el abogado Muñoz de Quintanar.

La presencia de un síndico personero en fecha tan tardía y la presencia del grupo de labradores y estratos medios, tanto entre los testigos como entre los pocos oficiales salientes conocidos nos da idea de la parte contraria como defensora de una vieja república de labradores. A destacar la poca edad de estos testigos, todos ellos gente joven y muchos menores de edad. Entre los que apoyaron al receptor estaban Pedro de Toledo, regidor, Miguel Picazo y don Sebastián Abril y los oficiales del viejo concejo: Sebastián de Frías Luján, Damián Risueño, alcaldes, o Juan Picazo y Pedro Toledo, regidores y el escribano del ayuntamiento Juan Lozano. Ahora bien entre los nombres aparecen algunos con resonancias hidalgas, entre ellos, Sebastián Frías que será uno de los que mueva todo el proceso y contra el que se ensañarán, preso en la cárcel con grillos y cadena; es más, el corregidor llegaría a exclamar en algún momento: yo vengo a dar los oficios a xente pañería de la tierra y no a pelados hidalgos. Nos podemos hacer una idea del partido opositor, con las personas que acompañaron al receptor para entrevistarse con el corregidor el día de San Miguel por la mañana: el licenciado Pedroñeras, don Sebastián Abril, Pedro de Toledo, Juan de Urrea Ruipérez


CÓMO APALEÓ EL CORRGIDOR A LOS TARAZONEROS

... como vino el corregidor a la elezión y a el entrar en la plaza dio a correr tras de la xente con una vara gorda que quitó a un alguazil y los arrinconó a todos a la puerta de la yglesia dándoles de palos a hombres muy viexos honrados sin reparar en nada y entró tras de la xente a la yglesia y dentro de ella les apaleó haziéndoles huyr por otra puerta y a un hombre muy viexo que se llama Alonso García Guilleme le asió de la pretina y tiró dél abiendo quebrado la vara a palos y dio dél un tirón que se quedó con la pretina en la mano y el pobre viexo cayo de espaldas

Otra versión de los hechos: como el correxidor entraba en la plaza y venía a hazer la elezión con la espada quitada de los tiros en la mano yzquierda y en la mano derecha una vara gorda y comenzó de correr tras la xente que abía en la plaza y se retiraron a la yglesia todos quietos y sosegados y les dio muchos palos a todos diziéndoles pícaros, bordoneros y no respetando canas de hombres viexos prinzipales que aún dentro de la yglesia los apaleó y un pobre viexo honrado que se llamaba Alonso García Guilleme estaba rezando, puesto de rodillas delante del Santísimo Sacramento, y como la xente le huyó por la otra puerta y no halló otro con quien chocar le dio de puntillazos y le asió de la pretina y se la quebró y le hizo dar de espaldas en el suelo

Una vez acabó de dar palos, el corregidor tiró la vara en la plaza. La vara sería recogida por Bartolomé Saiz Simarro, un joven de 15 años, que se la daría a Juan Picazo que la usó como baqueta para su tambor. 

El corregidor luego se vanagloriaría de su acción ante la mujer de Martín Segovia, el recién elegido alcalde ordinario: señora Isabel de Sancho ya se ha hecho lo que vmd. me mandaron muy bien, que les pareze como se los tengo a todos y que lindos palos di en la yglesia y en la plaza a la xente y la dicha Isabel de Sancho, muxer del dicho Martín Segovia le dixo v. md. lo a hecho como quien es y a cumplido su palabra.

... y se fue a la casa del cura donde este testigo le vido entrar y luego salió de allí a poco y se dixo abía ido a que lo absolviese

CÓMO ARREBATÓ EL CORREGIDOR LA PROVISIÓN QUE PORTABA EL RECEPTOR DE GRANADA

y arremetió al dicho receptor y le asió de la dicha real provisión de los dichos señores de la real auduencia diziendo suéltela suéltela y el dicho Jerónimo Muñoz comenzó a defender la dicha real provisión quexándose y el dicho correxidor comenzó a dar bozes diziendo quiténsela fabor al rey a lo que luego el dicho Cristóbal Anxel escribano asió al dicho receptor con una mano de los cabezones y con la otra asió la dicha real provisión por enmedio de la mano del corregidor y del receptor que la tenía asida y tiró hazia la parte del dicho corregidor y el dicho Alexo Martínez alguazil y Pedro Antique Navarrete ansimismo asieron al dicho receptor y lo levantaron del suelo con mucha violenzia y le quitaron la dicha real provisión la qual salió muy arrugada y maltratada

EL CORREGIDOR Y SUS HOMBRES

Diego del Castrillo Guzmán, corregidor y juez comisionado por el Consejo real

Alejo Martínez, alguacil mayor del corregimiento

Alonso de Cañizares y Pedro Antique Navarrete, vecinos de Villanueva de la Jara y Tarazona, alguaciles del corregimiento

Nicolás, un joven de 19 años imberbe al servicio del corregidor como criado y alguacil

Cristóbal Ángel, escribano de San Clemente y de la comisión del corregidor

Bachiller Muñoz, abogado de la villa de Quintanar


TESTIGOS NOVIEMBRE 1627

Alonso de Torralba, sastre, 49 años

Juan Serrano, trabajador, 28 años

Bartolomé Martínez, hijo de Hernán Moraga, labrador, 20 años

Diego González Moraga, sastre, 26 años

Antón García, labrador, 35 años. 9 días presos por actuar como testigo con el receptor y llevarle comida

Juan López de Araque, hijo de Lope de Araque, cerrajero, 22 años

Luis Caballero, mozo labrador, 30 años

Francisco Jiménez, hijo de Bernabé González, labrador. 22 años

Sebastián González, soltero, labrador, hijo de Gil González, 26 años

Alonso Parreño, vive de su hacienda, 28 años

Juan de Aroca, hijo de Juan de Aroca, labrador, 22 años

Julián López, mozo, hijo de Julián López, 23 años

Juan Parreño, hijo de Alonso Parreño, 30 años

Alonso de Espinosa, labrador, 38 años

Miguel Simarro, hijo de Bartolomé Saiz Simarro, aperador, 15 años

Don Sebastián Abril Collado, labrador, 33 años

Sebastián Picazo, hijo de Diego Gómez Guijarro, alpargatero, 21 años

Francisco del Olmo, cardador, 36 años    

Gregorio Martínez, labrador, 

Mateo Sánchez, sastre, 30 años

Licenciado Tomas de Pedroñeras, abogado y regidor de La Roda, 38 años




ACHGR, PLEITOS, C 9689-1

lunes, 6 de enero de 2025

Fajardo Alarcón (Granero)

Está entrada se la debo a Francisco Martínez Montoya. Se trata de dos escudos insertos en el convento de carmelitas descalzas de San Clemente. Creemos que se trata de piedras reutilizadas para la construcción de los muros.
Son los escudos de los Fajardo y los Alarcón, apellidos que adoptarían por enlaces familiares el linaje de los Granero en San Clemente. La explicación ha sido posible por las aportaciones en su día de Santi Granero y David Gómez de Mora.
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