Juan Piñán del Castillo, vecino de Illescas, había obtenido ejecutoria de hidalguía el año de 1557. Dicha condición de hidalgo la supo mantener y ver reconocida cuando se desplazó a Santa María del Campo Rus, donde casaría. Sin embargo su hijo vería negada su hidalguía por el concejo de Santa María del Campo. Si bien en un primer momento fue incluido en la elección de oficios por los hidalgos; posteriormente, se le negaría la refacción en las sisas de carne y pescado del servicio de millones y se le incluiría en los repartimientos de bastimentos y en el padrón de los hombres llanos. Hernando Piñán del Castillo se vería así obligado en 1599 a iniciar un pleito en la sala de los hijosdalgo por ver reconocida su hidalguía, presentando la ejecutoria que había ganado su padre Juan.
Juan Piñán del Castillo había iniciado el proceso para ver reconocida su hidalguía en 1548, se presentaba como hombre hijodalgo notorio de padre y de abuelo, de solar conoscido, devengar quinientos sueldos según fuero de España. Añadía que su hidalguía no era debida a merced del duque de Escalona (marqués de Villena) ni por haber sido criado o allegado de él. Como le ocurriría a su hijo en Santa María del Campo, cincuenta años después, el concejo de Illescas le había empadronado con los pecheros, alegando que participaba de esta condición y si alguna vez él o su familia no habían pagado pechos era porque abría sido por ser pobres, y no tener de qué pechar o por tener algún oficio de concejo que los exsimiese o por tener armas y cauallo al fuero de león. Juan Piñán del Castillo se vería obligado a presentar una larga lista de testigos en favor de su hidalguía (1).
Juan Piñán del Castillo, era nieto de Hernando del Castillo del Arzobispo y Elvira de Piñán, vecinos de Castillo de Garcimuñoz, que habían fallecido a comienzos del quinientos. Del matrimonio había nacido Alonso Piñán del Castillo, padre de Juan, que casado en Molina, había ido a vivir a Tresjuncos, donde los Piñán Castillo tendrían una hacienda familiar de cierta importancia. Viudo, casaría de nuevo en Illescas con Isabel de Padilla, donde viviría hasta su muerte, acaecida hacia 1537. Los actos positivos se conocían sobre todo del abuelo Hernando, que había vivido toda su vida en el Castillo, donde disfrutaba de las rentas de un heredamiento explotado por renteros de Montalbanejo:
conosció dos hermanos del dicho hernando del castillo que se dezían el uno dellos juan del castillo y el otro pedro del castillo a los quales vio algunas vezes en el castillo de garcimuñoz en casa del dicho hernando del castillo y se tratauan y llamauan hermanos los unos a los otros y vio este testigo que se tratauan como caualleros teniendo sus cauallos y moços despuelas y paxes y otros criados con autoridad de personas principales y que conosció a juan del castillo hijo de hernando del castillo, abuelo del que contendía que fue casado y vezino del castillo de garcimuñoz, y a otro alcayde de la fortaleza y castillo que se llamó francisco del castillo y asimismo conosció a otro hermano de los susodichos que se llamó del castillo
Los Piñán Castillo se habían hecho con una hacienda de bienes raíces en Tresjuncos, Montalbanejo y Megina, aldea de Molina. Los bienes pasaban íntegramente al hijo mayor por estar vinculados a mayorazgo. Además al familia poseía capilla propia para enterramientos de miembros de la familia en la iglesia mayor del Castillo, aunque dicha capilla era propiedad del duque de Escalona y Marqués de Villena. Su ascenso social fue unido a lealtad y servicio al marqués de Villena; como dirá algún testigo, hablando de Hernando Castillo, caballero principal que tenía bando con el marqués de Villena. Este testimonio casaba mal con la afirmación de de Juan Piñán del Castillo de no deber su hidalguía por su servicio al marqués y con el hecho de que su hermano Pedro había sido alcaide de la fortaleza del Castillo de Garcimuñoz. La notoriedad que alcanzó Hernando era reafirmada por algunos testigos que le recordaban como persona principal con muchos criados y tres o cuatro escuderos y otros tantos caballos, así como unas casas principales, donde había vivido hasta su muerte hacia 1517 en un viaje a Cuenca. Hernando se había instalado en Castillo de Garcimuñoz, a diferencia de sus hermanos Juan y Pedro, que mantuvieron la residencia en el hogar paterno de Molina y una aldea llamada Pradilla.
Las dudas de la limpieza de sangre e hidalguía de los Piñán Castillo surgían con el bisabuelo Alonso del Castillo, vecino primero de Molina de Aragón y luego regidor de Cuenca, sobre el que recaían sospechas de ser pechero y converso. Se intentó soslayar la primera acusación con la sentencia de 1551 que ratificaba la hidalguía de Juan Piñán del Castillo frente a las acusaciones del concejo de Illescas. Además un hermano del bisabuelo Alonso, llamado Diego se tenía por caballero de la orden de Santiago y señor de Arquillos. Más preocupantes eran las acusaciones de origen converso. El profesor Parelló nos presenta a Alonso Castillo, como innegable converso, pues en su opinión era hermano de Violante González, alias Blanquilla, la madre de Hernando del Castillo, alcaide de Alarcón. Alonso, Violante y el citado Diego serían hijos de un fulano Enrique, sir inglés, y una fulana Castillo. De ser así Hernando del Castillo del Arzobispo y el alcaide de Alarcón Hernando del Castillo serían primos hermanos. El origen judío era claro en la abuela Elvira Piñán, que había sido condenada, al igual que lo fueron su madre y abuela, a una pena, en su caso, de 50.000 maravedíes por el Santo Oficio, y nada ayudaba el parentesco de los Piñán Castillo con un familiar llamado Hernando del Castillo de Molina, condenado por el Santo Oficio, y al que la propia familia para evitar entrar en otros debates de más calado consideraba loco y mentecato.
El caso es que Juan Piñán Castillo vería ratificada su hidalguía por carta ejecutoria dada el 23 de diciembre de 1557. Su hijo, Hernando Piñán del Castillo se vería obligado a litigar de nuevo por su hidalguía con el concejo de Santa María del Campo Rus, donde se había trasladado a fines de siglo, dejando su residencia en Madrid. Allí contaría con el testimonio favorable de uno solo de los principales del lugar, llamado don Diego Pérez, regidor perpetuo. Hernando había casado con Juana Melgarejo. Debía vivir desde 1585 en Santa María del Campo Rus, donde había sido elegido como alcalde ordinario por el estado de los hijosdalgo. En esta villa había establecido su casa familiar, dejando la de Madrid, que suponemos que es la que su hijo Pedro tenía en la calle de Caballero de Gracia. El matrimonio había tenido una prolífica descendencia con varios hijos de nombres Pedro, Fernando, Francisco, Juan, Diego, Inés y Antonia.
Desconocemos la razón del establecimiento de Hernando en Santa María del Campo Rus, pero contaba en el pueblo con una importante hacienda, tal vez fruto de su matrimonio. Su llegada al poder en Santa María del Campo le procuro muchos enemigos, con multitud de roces con los vecinos principales de la villa. Con el también alcalde ordinario Pedro Galindo Puerto entró en disputas por las preferencias de asiento en la iglesia y una capilla destinada a sepultura que pretendían ambos litigantes. Hernando había procedido contra el regidor Diego González por haber vendido trigo a más precio de la tasa y contra el alguacil mayor llamado Pedro de Chaves por obstaculizar la acción de un alguacil, Hernando prácticamente se había enemistado con todos los oficiales del concejo, que sin duda, recelaban de su riqueza y poder. Entre sus enemigos, además de los referidos estaban Jerónimo de Toro, el licenciado Villodre, Alonso Galindo Castillo y Miguel López de Alarcón. Todos ellos se pondrían de acuerdo para empadronar a Hernando Piñán del Castillo con los pecheros, viéndose obligado a que la Chancillería de Granada sentenciara a favor el 29 de enero de 1600 y concediera sobrecarta de la ejecutoria de su padre el seis de mayo. Se unía la condena de todos sus enemigos con fuertes penas; se unían a los citados, sus sucesores en los oficios municipales: Martín de Buedo Hermosa, alcalde ordinario, los regidores Juan Rubio, Juan de Villar de Sáez, Alonso de Polán, Juan de Herráinz, Domingo Pérez, Francisco Rubio Montejano y Alonso Montejano, y el alguacil mayor Nicolás López.
El 17 de febrero de 1601, don Hernando Piñán del Castillo se presentaba con la sobrecarta de la ejecutoria que confirmaba su hidalguía, haciéndola valer ante los alcaldes y regidores de Santa María del Campo Rus, que la obedecieron. Todos sus enemigos estaban presentes: los alcaldes ordinarios Alonso Montejano y Agustín Juárez, el alférez mayor Pedro Galindo Puerto, los regidores Miguel López de Alarcón, Alonso Galindo, Antonio de Villagarcía, Jerónimo de Toro, Juan Herráinz, Francisco Pérez de Ortigosa, y el alguacil mayor Andrés Ramírez. Su derrota era la de una villa que apenas hacía veinte años se había eximido de los Portocarrero y que unos pocos años después acabará cayendo en manos de los Ruiz de Alarcón. El devenir de los Piñán Castillo no sería más halagüeño, Pedro, el hijo de Hernando, compraría el señorío de Carrascosilla de Huete, pero tendría que renunciar a la compra por ser incapaz de pagarla. Sería prestamista del concejo de San Clemente y un Manuel Fernando Piñán estaría presente en el colegio de electores de alcaldes de la hermandad, pero su presencia ni adquiere notoriedad ni protagonismo en esta villa.
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, PERGAMINOS, CAJA, 12, 1, Sobrecarta de carta ejecutoria de hidalguía (1557, diciembre, 23. Valladolid) a favor de Juan Piñán Castillo, vecino de Illescas (Toledo), expedida a Hernando de Piñán Castillo, vecino de Santa María del Campo Rus (Cuenca)
(1) Estos testigos eran: Francisco Galán, natural de Tresjuncos y morador de Almaguer, lugar de la mesa maestral de Santiago; Juan del Olmo, Pedro de Valera y Diego Pinedo, vecinos del lugar de Montalbanejo, aldea de Alarcón; Alonso Carrillo, Lope de Cuéllar, Hernando de Villanueva, Gaspar Núñez de Guzmán, vecinos de la villa de Illescas; Pedro Sanz Ramiro, Juan García el viejo, Juan García el mozo y Miguel Hernández, vecinos del lugar de Mecina, tierra de Molina; Felipe Martínez, vecino del lugar de Tresjuncos, aldea de Belmonte, y Diego de Velasco, vecino de Fuencarral, aldea de Madrid.
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