La iconografía del edificio renacentista del ayuntamiento de San Clemente quiere verse como representación de aquellas virtudes del buen gobierno. Sin embargo, que nadie busque ese carácter religioso de las siete virtudes, bien teologales bien cardinales, que han de ser la guía de todo buen gobernante frente a sus parejos pecados capitales´
Visitando hace poco el ayuntamiento de Uncastillo en el norte de la provincia de Zaragoza vi representado ese buen gobierno en la representación de los relieves que mostraban la fe, esperanza, caridad y templanza. Presidiendo la fachada del ayuntamiento de Uncastillo, la Justicia, y a su lado dos medallones en los que se quiere ver los relieves del emperador Carlos y su mujer Isabel de Portugal, que para otros son sendas imágenes de la sabiduría y la belleza, algo más en consonancia con la cronología del edificio.
No ahondaremos en la discusión sobre la época de construcción del edificio renacentista de San Clemente, aunque siempre hemos dudado que la leyenda que nos habla del gobernador Zapata Cisneros y el año 1558 sea la fecha de edificación y corresponda más a una reforma y afianzamiento del edificio. Fechas posteriores aparecen en el reloj solar o esa otra del reinado de Carlos II.
Sí creemos que no hemos de ver en los relieves de la fachada plateresca del edificio imágenes alegóricas del buen gobierno. Imágenes de gobierno, pero no moralizantes. Imágenes de orgullo del poder pechero sanclementino y símbolos incontestable del poder de unas familias pecheras que dominan la vida del pueblo y libres del poder señorial del marqués de Villena y sus criados. El único límite a su poder es la obediencia debida a la Corona.
De las imágenes detalladas que me pasó hace tiempo Jesús Pinedo me detendré en dos: la del hombre que sujeta con fuerza unas cuerdas y la de ese otro con un libro en la mano. Creí ver en el primero, un hombre barbudo, y sujetando en su mano una soga, y con ella el símbolo de la independencia jurisdiccional de la horca, pero lo que tiene el hombre es un manojo de tres llaves. Las llaves eran el símbolo del poder jurisdiccional; con las llaves se abría el ayuntamiento y sus salas y con las llaves, en número de tres, se abrían las cerraduras del arca donde se guardaban los privilegios de la villa. Cuando los enviados de la emperatriz Isabel toman la posesión de la villa en acto lleno de simbolismo, tomarán para sí las siete varas de justicia de los oficiales del concejo y a continuación las llaves del ayuntamiento y su archivo, expulsando del interior del edificio a los oficiales sanclementinos para tomar posesión de su justicia y su villa en nombre de la nueva señora. Un edificio, que en su estructura es similar al que hoy se nos conserva. Otro detalle, el hombre barbudo, es un pechero, ataviado con la gorra o bonete común a estos patricios urbanos y esa gorra pende de su mano izquierda. El hecho de descubrirse la cabeza era algo común entre los oficiales concejiles a la hora de aceptar las órdenes reales: después de quitarse sus bonetes, los oficiales ponían las cartas reales sobre sus cabezas y las besaban en gesto de acatamiento. Creemos que nuestro protagonista es representación del poder pechero, únicamente supeditado a la Corona, más que sujeción a cualquier señorío por muy regio e imperial que fuera.
El segundo relieves es el de un hombre con un libro. Por el hecho de llevar en su cintura una espada, se ha querido ver como un antecedente del discurso cervantino de las letras y de las armas. Pero no, nuestro personaje lo que nos muestra es la fuente del poder concejil de la villa, nacida de sus privilegios, representados en el libro que sujeta en su mano. Uno y otro, con sus llaves y con su libro, son hombres armados con espadas, pues el poder otorgado en privilegios no es concesión señorial sino que se ha ganado en la guerra. No lo olvidemos, hasta que el emperador Carlos decidió acabar con esa fuerza militar, tras la destrucción de El Provencio en 1524, San Clemente era capaz de levantar cuatrocientos hombres armados, a caballo y a pie, auxiliados con piezas de artillería.
Imágenes de Jesús Pinedo Saiz
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