No sabemos cuántos eran los vecinos de Cañada Juncosa en 1541, pero sí sabemos que la mayoría de ellos estaban presentes cuando decidieron defender la dehesa del lugar frente a la villa de la que dependían. El pleito se sustanció en un primer momento en San Clemente ante el gobernador del marquesado de Villena, licenciado Mercado, y su alcalde mayor, bachiller Saavedra a finales de 1540, aunque se dictaría sentencia en el mes de marzo de 1541, con el alcalde mayor Graciano Sánchez, en Villanueva de la Jara. Pero el pleito venía de antes, cuando varios moradores de Cañada Juncosa habían presentado una petición ante el alcalde mayor del marquesado Juan Ruiz de Almarcha el 25 de febrero de 1539, pidiendo el uso exclusivo de la dehesa boyal de ese lugar en favor de sus moradores. Los peticionarios eran Gonzalo de Araque, Juan de Alarcón, Francisco Gómez, Alonso de Villora y Francisco Sánchez. El viejo uso como dehesa boyal estaba siendo negado por los cañavateros, cuyo concejo estaba vendiendo la dehesa para obtener ingresos y dar salida a la falta de tierras de sus vecinos.
La dehesa boyal estaba situada "alinde del camino que va desta villa del Cañavate a la villa de Alarcón con la vega abaxo hasta una pontezilla que dizen de Cañada Yncosa"; entre los caminos de Alarcón y el del Molino, se decía que el camino de Alarcón era lo único que separaba a las casas de los vecinos de la dehesa. El alcalde mayor Juan Ruiz de Almarcha, creyendo el conflicto menor, comisionó al escribano Juan de Blasco, vecino de El Cañavate, para entender en el asunto, que escuchó las alegaciones de El Cañavate, la dehesa era, como el lugar de Cañada Juncosa, de su señorío, y de los moradores de Cañada Juncosa, el lugar tenía derechos previos a su integración como aldea de El Cañavate en la guerra del marquesado. Es más, los moradores de Cañada Juncosa afirmaban su derecho a echar de su dehesa a los cañavateros y no reconocerles el derecho de arrendamiento y venta de la misma.
Cañada Juncosa era una aldea que se estaba quedando pequeña, se decía en 1539, que, de dos o tres años a esta parte, el pueblo había aumentado en población. Hemos de creer que quizás el incremento demográfico se debiera a la presencia de nuevos vecinos de Castillo de Garcimuñoz como colonos en el lugar. La aldea había pasado de cinco, seis o diez vecinos a veinticinco vecinos, todos ellos labradores. Una constante en estos años, El Castillo se despuebla, los pueblos vecinos crecen a su costa. Los apellidos que defendieron la causa de los de Cañada Juncosa así lo delatan: Gonzalo de Araque y el bachiller Francisco Melgarejo de Mula (al que costaba desprenderse de su segundo apellido). Aunque Juan de Barchín señala la llegada de pobladores procedentes de Buenache de la Sierra y Almodóvar del Pinar:
que se vienen e an venydo de la sierra que es de Buenache e de Almodóvar e de otros lugares a vivir al dicho Cañada Yncosa
En Cañada Juncosa vivía hasta la época de las Comunidades un hidalgo y uno de los principales de la villa de El Cañavate, Arias de Tébar, y al que perdemos la pista después del movimiento comunero. Y en el momento del pleito, en 1541, un hombre de armas llamado Villarroel.
El Cañavate tenía varias dehesas y casi todas ellas de uso común para sus vecinos y los de sus aldeas de Atalaya y Cañada Juncosa: el Torrejón, el Atalaya, la Vega Mayor, la Saceda, la de Nuestra Señora, la del Molinillo, y la que estaba a ojo de la villa. A ellas había que añadir la dehesa Cerrada, que no era de uso comunal. Existían también los llamados cotos: los cotos de las viñas del Retamal , los cotos de las viñas del Castillo y los cotos del Gachero. Los cotos se cedían a los carniceros para el abasto de carne de los vecinos. Al igual que las dehesas de EL Cañavate, la dehesa de Cañada Juncosa pagaba un tributo anual de doscientos cincuenta maravedíes a los caballeros de Alarcón por la guarda. A mediados de la década de 1530, aprovechando una provisión real que facilitaba el arrendamiento de bienes comunales si esas rentas iban a sufragar un empréstito a la Corona, la dehesa de Cañada Juncosa se arrendará a particulares por el concejo de Cañavate desde enero a marzo y desde san Juan a San Miguel; hasta seiscientas cabezas de ganado comían las yerbas de esta dehesa. Los testigos también mencionan la labranza de heredamientos por sus señores.
Concejo de El Cañavate de 22 de marzo de 1541
Juan Martínez de Piqueras y Alonso Piqueras Escribano, alcaldes ordinarios
Francisco de Lozuza, alguacil
Diego Martínez Bermejo, regidor
Andrés Martínez, Alonso Piqueras, Francisco Jareño, Cristóbal Prieto, Francisco de Flomesta, Juan Prieto Escribano, Martín López de Pascual López, Alonso López, Juan de Blasco, todos oficiales diputados.
Concejo de El Cañavate de 6 de octubre de 1538
Martín López de Pascual López, Martín Martínez Bermejo, alcaldes ordinarios
Miguel Cañete, alguacil
Juan Martínez de Piqueras, Diego Martínez Bermejo, Alonso López Cañavate, regidores
Esteban Sánchez de Alarcón, Juan Sánchez del Ramo, Mateo Sánchez de Santiago, Alonso López de Pascual López, Juan López del Toro, Alonso Martínez de Piqueras, Marco Jareño, Pedro de Lomas, Juan De Blasco, Diego Martínez Cañavate, Juan Gómez Herrero; diputados
Testigos favorables a Cañada Juncosa en 1539
Juan García de Olivares, vecino de El Cañavate, 75 años
Cristóbal de Alarcón, vecino de El Cañavate, 60 años
Lope de Alarcón, vecino de El Cañavate, 68 años
Martín Sánchez de Honrubia, vecino de Vara de Rey, 75 años
Juan de Barchín, 50 años
Juan Martínez Serrano, 65 años
Alonso de la Jara, vecino de El Cañavate, 70 años
Pedro de Cuenca, vecino de El Cañavate, 60 años
Andrés López de la Roda, vecino de El Cañavate, 65 años
ACHGR, Pleitos civiles, 12064-11
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