El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

sábado, 24 de diciembre de 2022

Sobre los canteros vascos

 UNA BREVE RELACIÓN DE CANTEROS VASCOS O A LA BÚSQUEDA DE LOS AUTORES DE LA IGLESIA FRANCISCANA DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA DE SAN CLEMENTE

Mota del Cuervo era lugar de asentamiento de canteros. Hemos hablado de Pedro López de Chavarrieta y los canteros procedentes del valle de Ispaster. La casa de Urneta (actual Urnieta) era dependiente del lugar de Lequerica, donde había ocho casas solariegas más e incluida en la anteiglesia de Nava Ruiz (hoy Nabarniz), salieron varios maestros canteros hacia la Mancha de Aragón. En Mota del Cuervo se asentó Machín de Lequerica (o Martín Sanchez de Urneta) y un primo de Fernando Uribarri. Este Fernando de Uribarri había ido hasta Mota del Cuervo, hacia 1510, para visitar a un primo suyo que vivía allí, y que coincidió en el tiempo con Machín de Lequerica. Machín Lequerica, como hemos dicho, sabemos que labró piedra tanto en Mota del Cuervo como en San Clemente, donde moriría, tal vez en la década de 1520 o en la década de 1530, ¿quizás en el ejercicio de su oficio en Santa María de Gracia?. Otras de las casas solariegas de Lequerica era la de los Arteaga, de donde salió hacia Calahorra Juan de Arteaga a labrar la piedra y la de los Zabala, de donde salió el maestro cantero Pedro de Zabala, que fue a ejercer el oficio en Vélez, donde era conocido por Veléndez, y los últimos de los que tenemos datos son los hermanos canteros, Oma (aunque los testigos de la época integran la casa de Oma en la anteiglesia de Cortezubi), Pedro y Martín, el primero actúa en San Clemente y el segundo en Belmonte.
En cualquier casa hubo lo que hoy llamaríamos un efecto llamada o de contagio; a la salida de los primeros canteros siguieron los de sus vecinos. Así lo demuestra la proximidad de las anteiglesias de Nabarniz, Kortezubi e Ispaster. Tal vez los primeros que salieran de tierras vascas, fueron los Oma. Nuestra hipótesis es que perfeccionaron su formación de canteros en la catedral de Burgos (en fin, todo es cuestión e datar un documento, que solo conozco por la comunicación de una técnica de archivo, pero que creo que es anterior cien años a lo que se me dice, pues hablamos de una copia posterior). Los Oma, como tantos otros, participarían en la fase final de la guerra de Granada, como soldados, y acabada la guerra, en 1492, los vemos en esa década obrando en la iglesia de Jumilla, para pasar a tierras de Alarcón posteriormente y asentarse, en el caso de Pedro, en San Clemente.
Una segunda ola se produce hacia 1500-1508, posiblemente coincidiendo con el cataclismo y desestructuración de la peste de ese año, que coincidiría con la llegada a Mota del Cuervo de varios canteros desde las feligresías de Ispaster, los Chavarrieta, y Nabarniz, los Urneta de Lequerica y los Uribarri también de Lequerica, que probablemente se trasladaran luego a Granada a trabajar con Siloé (El único maestro cantero que hemos localizado con el apellido Uribarri es Sancho Huribarri que labra piezas para la catedral de Granada en 1531). En relación con este segundo momento, vemos la llegada a la Mancha de la familia Albiz (Pedro de Albiz de la mano de su tío Juan, que no hermano), que trabajan en Alarcón y La Roda, antes de asentarse en Cuenca, dada la proximidad a Ispaster y Nabarniz, de Mendata y la casa de Albiz, en la comarca de Busturia. También de esta zona viene otra saga de canteros que interviene en el sur de Cuenca desde comienzos de siglo: son los Legarra, que llegaron por estas fechas con Sancho de Legarra (posiblemente sea su hijo el que nos aparece mediado el siglo obrando en la iglesia de Santiago de San Clemente), que venía acompañado de un hijo de Juan Ruiz de Guizaburuaga; ambos eran procedentes de Aulestia. Las poblaciones de esta comarca estaban sometidas al fuero de Busturia, a la justicia del alcalde de Garnica y participaban en las Juntas Generales de Vizcaya.
Una tercera ola de canteros llega desde el valle de Errezil (o Regil o Arregil), algo más distante del núcleo anterior. El primero que llega es Domingo de Arregil, que había perfeccionado el oficio en tierras de Navarra y Logroño. Domingo había llegado con Juan de Iraola y habían labrado la piedra en Barchín del Hoyo. Serían el reclamo para la llegada de otros canteros que luego adquieren notoriedad en otros lugares de Cuenca como maese Hereceta, el más conocido Pedro de Loyde o Loidi y los hijos de los citados Arregil o Iraola.

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